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¿Qué sucede en la escuela con las prácticas de lectura y escritura en tiempos en que
Ibagué
2020
Según el ministerio de las TIC, para finales de 2019 Colombia alcanzó 65 millones de
líneas de telefonía móvil y para el 2020, luego del confinamiento provocado por la
pandemia, que ha motivado al país y a los diferentes sectores económicos e instituciones
educativas en todos los niveles, a aumentar el acceso a internet a un gran porcentaje de la
población, para mantener sus funciones en medio de la crisis de salubridad que enfrenta
al mundo. Hablar de la efectividad en términos de conectividad, accesibilidad y la
eficacia de los dispositivos electrónicos de la población colombiana no es el tema que nos
compete hoy. Sin embargo, lo que sí hay que dejar claro independientemente de la
calidad de la tecnología, de los aparatos tecnológicos y la red, es que un gran porcentaje
de la población colombiana a pesar de ser un país del tercer mundo cuenta con acceso a
dispositivos tecnológicos de diferentes gamas. Además, este mismo reporte manifestó que
las aplicaciones más usadas por los colombianos. Encabeza la lista: WhatsApp, seguido
por Facebook, Instagram y Messenger, es decir aplicaciones móviles que motivan y
posibilitan la comunicación y el uso de información de manera asertiva
Los niños y niñas y adolescentes no podían quedarse atrás, según el DANE Como
parte de la más reciente encuesta de calidad de vida realizada en 2017 (no existen
reportes más recientes) reveló que "en 2017 el 73,2% de las personas de 5 años y más
manifestó tener teléfono celular. En las cabeceras la proporción fue 76,6% y en los
centros poblados y rural disperso 60,9%". Por último, reveló que el 95 por ciento de los
niños en Colombia tiene hoy un perfil de Facebook, la gran mayoría lo utilizan para
hablar con sus mamás y resto para compartir con sus amigos.
Si empezamos a mirar con lupa todos estos porcentajes en relación con la realidad en
la que nos desenvolvemos hoy en día, de inmediato se generan muchas reflexiones y más,
si nos ubicamos desde la mirada educativa y el futuro de la misma, por eso nos surge la
siguiente interrogante: ¿Qué sucede en la escuela con las prácticas de lectura y
escritura en tiempos en que la aplicación de la tecnología no limita su uso?
Es llamativo observar la naturalidad con la que cualquier niño de escasa edad coge
entre sus manos y maneja, sí maneja, cualquier elemento tecnológico. Adquiere hábitos y
gestos con gran facilidad en el uso de pantallas táctiles, hasta el punto que uno llega a
pensar que traen de serie algún gen que en nuestra generación no existía. Es como si sus
manos estuvieran preparadas para el uso de cualquier gadget. Estos “nativos digitales”
siguen descubriendo los maravillosos usos de las plataformas tecnológicas, estas les
permiten informarse, conectarse e interactuar, ejecutar y desarrollar muchas de las
actividades académicas que en otra década requería de un tiempo más extenso para
indagar, informarse y comprender aquellas tareas asignadas en el campo educativo.
La lectura y la escritura como práctica social hoy día, pretenden dar cuenta de manera
relevante sobre los contextos donde se desarrolla, pues desde la singularidad de los
individuos pone en práctica métodos y procesos para su enseñanza. Pero, desde nuestro
punto de vista, gracias a las observaciones que se hacen en el campo educativo, esta
enseñanza presenta falencias. Estas son notorias al intentar vincular a todo el grupo que
desarrolla dichas prácticas, pero por razones de entorno y contexto no cumplen a
cabalidad su objetivo. Cada educando debe comprender y reflexionar acerca de su
proceso de aprendizaje y cómo éste reconstruye su entorno dado a los aprendizajes que
han querido.
Entonces la educación debe tratar de develar algunas circunstancias que han llevado a
las prácticas de lectura y escritura a ajustarse a los nuevos tiempos, porque “cuando el
mundo está en constante cambio, la educación debe ser lo bastante rápida para acoplarse
a esta, estamos ante la educación líquida” (Bauman, 2008). la tecnología ha ofertado un
sin número de información de manera fácil y rápida, lo que ha llevado a los jóvenes a
naufragar en “aguas turbulentas”, y es que no es de gratis, cada vez nos vamos dando
cuenta que, a pesar de las herramientas que nos da la tecnología para sacar un máximo
provecho, se utilizan estos medios para simplemente salir del paso, es por esto que nos
vemos motivados a reflexionar sobre este tema.
mismo, sino para lograr una actividad social concreta: uno lee una receta de cocina para
cocinar, escribe una carta para mantener una amistad, entrega una solicitud para ejercer
un derecho ciudadano, lee el periódico para informarse, escribe una lista para organizar
su vida, etc.
Pero ¿qué pasa con la lectura? En medio de esta era digital se pone un objetivo, a
nivel nacional, de incrementar los índices de lectura. En un diálogo reciente que tuvimos
con Carlos Gálvez, coordinador de la red departamental de bibliotecas públicas,
menciona que el objetivo es pasar de los 2,4 libros anuales por persona (índice actual) a 5
libros anuales por persona; y en estos momentos de aislamiento, se han realizado, de
producción tolimense, una grabación masiva de audiolibros como herramienta para que la
literatura llegue a más personas. Pero ¿es un audiolibro realmente una forma de
lectura? existen varias posturas al respecto.
Sin embargo, es necesario ver la otra cara de la moneda. El hecho de que estos
audiolibros se hayan convertido en una herramienta de libre distribución ha traído
reacciones que van en contra de los mismos. Tuvimos la oportunidad de hablar con
diferentes maestros del área de Literatura y Lengua Castellana como Luz Myrian Prías,
que ejerce su labor docente en la Institución Educativa Félix Tiberio Guzmán del
municipio del Espinal. Ella, trata regularmente de que sus estudiantes, de 9° a 11°,
realicen diferentes lecturas a lo largo del año escolar, encontrándose con el hecho de que
sus estudiantes hacen uso del audiolibro para este objetivo. “Está muy bien si el objetivo
es simplemente hacer la tarea y conocer la historia que trae consigo el libro, pero es muy
diferente escuchar una historia a leer un libro. la lectura trae consigo un ejercicio que se
nutre en reciprocidad con la escritura y enriquece el glosario del lector” (L. Prías,
comunicación personal, 10 de noviembre de 2020).
Y es que en su clase con estudiantes de grado 11°, donde están llevando a cabo la
lectura de La Metamorfosis de Franz Kafka, hizo un ejercicio que demuestra lo anterior.
Entre las primeras frases del libro encontramos la palabra “Alféizar”. Preguntó entonces a
sus alumnos quiénes habían hecho uso del audiolibro para realizar la “lectura” y en un
rápido ejercicio pidió que, a través del chat de la clase, escribieran esa palabra,
encontrándose con que ninguno de ellos la escribió de forma correcta y que, de hecho, no
sabían qué significaba. Incluso, algunos no recordaban en qué momento apareció.
retomamos nuevamente la pregunta que surgió, teniendo en cuenta las prácticas de lectura y
escritura contextualizadas ¿Qué sucede en la escuela con las prácticas de lectura y escritura en
tiempos en que la aplicación de la tecnología no limita su uso? la resaltamos porque sabemos
que el ejercicio que se tiene en la escuela con los procesos de lectura y escritura son
imparables. Pero el objetivo del ejercicio de esta enseñanza en la era de digitalización y acceso
en las generaciones educativas sería demostrar cómo estas herramientas no están lejanas en las
prácticas en lo que al trabajo escolar de lectura y escritura concierne. hacer de la literacidad una
práctica consciente en la escuela con los educandos reconfigurando nuestro saber pedagógico a
través de estas prácticas se permitiría de manera acertada mejorar la enseñanza de lectura y
escritura en la escuela, situando a los estudiantes desde sus contextos en estas.
“Es importante que reconozcamos la importancia del contexto, la identidad y la práctica en la
lectura y escritura y que prestemos atención a la manera en que la gente le confiere sentido a su
vida a través de prácticas letradas cotidianas que no suelen ser reconocidas en el discurso
hegemónico acerca de la literacidad. Aunque no se trate de sustituir las prácticas letradas
escolares por las cotidianas, habría que acercar más la escuela a las necesidades de la gente y
esto implica preguntarnos qué tipo de lectores y escritores queremos producir y para qué
propósitos. Para contestar a esta pregunta no nos queda sino reconocer la multiplicidad de
literacidades e incorporar a nuestra experiencia docente esta dimensión de lo leído que se
interesa por lo que la gente hace con los textos” Zavala.
Referencias Bibliográficas:
de http://www.udea.edu.co/wps/wcm/connect/udea/28b1862b-59a7-4eb8-8d1a
bd3eff425b5c/doc-guia-lengua-literatura. pdf?MOD=AJPERES