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Expediente 2848-2008

APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 2848-2008
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, veintiséis de marzo de dos mil
nueve.
En apelación, y con sus antecedentes, se examina la sentencia de siete de julio de
dos mil ocho, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio,
en la acción constitucional promovida por la entidad Construcción Urbanización e Inversión
Inmobiliaria, Sociedad Anónima, por medio de su Gerente General y Representante Legal,
Milton Estuardo Leiva Silva, contra la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo
Civil y Mercantil. La entidad postulante actuó con el patrocinio del abogado Roberto
Siekavizza Álvarez.
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
A) Interposición y autoridad: presentado el diecisiete de diciembre de dos mil cinco,
en el Juzgado Primero de Paz de Turno del Ramo Penal, que lo remitió a la Corte Suprema
de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto reclamado: resolución de catorce
de octubre de dos mil cinco, por la que la autoridad impugnada revocó la sentencia
dictada por el Juez Décimo de Primera Instancia Civil del departamento de Guatemala,
declaró con lugar la demanda y fija a la entidad amparista el plazo de tres días para que
otorgue la correspondiente escritura traslativa de dominio, en el juicio ejecutivo especial
de obligación de escriturar promovido en su contra por Olga Violeta Caballeros López de
Patzán. C) Violaciones que denuncia: al derecho de defensa y los principios jurídicos
del debido proceso y legalidad. D) Hechos que motivan el amparo: D.1) Producción
del acto reclamado: lo manifestado por la accionante y de los antecedentes se resume:
a) prometió en venta un bien inmueble a Olga Violeta Caballeros López de Patzán, quien
debía pagar el precio del mismo mediante ciento veinte pagos mensuales y consecutivos,
incluyendo los intereses correspondientes; con motivo de atraso en el pago, dicha persona
inició diligencias de consignación de diecinueve cuotas, las que fueron aceptadas y en
consecuencia se tuvo por bien hecho el pago; sin embargo, no se había cancelado la
totalidad de la obligación, pues aún se encontraban pendientes cuarenta cuotas; b) la
compradora promovió en su contra juicio ejecutivo especial de obligación de escriturar, el
que se tramitó en el Juzgado Décimo de Primera Instancia Civil del departamento de
Guatemala, habiendo ella presentado oposición e interpuesto, entre otras excepciones, la
de falta de pago total de la obligación contraída por la parte actora; c) en sentencia de
veintiséis de agosto de dos mil cinco, el Juez declaró con lugar la excepción y sin lugar la
ejecución especial; d) ambas partes apelaron y, al conocer la Sala Tercera de la Corte de
Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, en sentencia de catorce de octubre de dos mil
cinco –acto reclamado-, revocó el fallo, declaró sin lugar la excepción y con lugar la
demanda y le fijó el plazo de tres días para que otorgue la correspondiente escritura
traslativa de dominio. D.2) Agravios que se reprochan al acto reclamado: considera
que con el acto reclamado se incurre en las violaciones denunciadas por cuanto que en
autos obra certificación de las diligencias de consignación que la propia actora aportó
como titulo ejecutivo, pero el mismo no puede ser reconocido como tal porque no acredita
que la obligación se encuentre totalmente cancelada y tampoco implica ninguna obligación
de escriturar; además, en la decisión cuestionada se omitió analizar todos los extremos
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impugnados al apelar, incluyendo lo relativo a las condiciones pactadas en el contrato de


promesa, en el cual se fijó la obligación de pago de intereses. D.3) Pretensión: solicitó
se le otorgue amparo, se deje en suspenso el acto reclamado y se ordene a la Sala
responsable resolver conforme a derecho. E) Uso de recursos: aclaración y ampliación.
F) Casos de procedencia: invocó los contenidos en los incisos a), b) y h) del artículo 10
de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad. G) Leyes violadas:
citó los artículos 2º, 12 y 203 de la Constitución Política de la República de Guatemala; 16
de la Ley del Organismo Judicial; 329 del Código Procesal Civil y Mercantil; 1387 y 1407
del Código Civil.
II. TRÁMITE DEL AMPARO
A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Tercera interesada: Olga Violeta Caballeros
López de Patzán. C) Remisión de antecedentes: a) Expediente número C dos – dos mil
cuatro – dos mil setecientos noventa y cinco (C2-2004-2795), del Juzgado Décimo de
Primera Instancia Civil del departamento de Guatemala; y b) expediente número
doscientos ochenta y ocho – dos mil cinco (288-2005), de la Sala Tercera de la Corte de
Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil. D) Pruebas: a) fotocopia legalizada del acta
notarial de nombramiento, autorizada por el notario Roberto Siekavizza Alvarez el treinta y
uno de mayo de dos mil dos; b) copia de la sentencia de catorce de octubre de dos mil
cinco, dictada por la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, en
el expediente identificado anteriormente; c) cédula de notificación practicada el dieciocho
de noviembre de dos mil cinco, dentro del expediente antes relacionado; d) fotocopia de
la escritura pública número doscientos cinco, autorizada por el notario Alfonso Leonardo
Álvarez el siete de diciembre de mil novecientos noventa y dos; e) escrito de veintiuno de
noviembre de dos mil cinco, presentado por la entidad postulante ante la Sala Tercera de
la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, en el expediente antes relacionado; f)
cédula de notificación practicada el seis de marzo de dos mil seis, dentro del expediente
antes relacionado; y g) presunciones legales y humanas. E) Sentencia de primer
grado: el Tribunal consideró: “...Esta Cámara del estudio de los antecedentes del
proceso, la acción de amparo y las normas aplicables al caso concreto arriba a la
conclusión que la presente acción de amparo presentada por Construcción, Urbanización e
Inversión Inmobiliaria, Sociedad Anónima, debe otorgarse, toda vez que la Sala Tercera de
la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil al emitir la sentencia de fecha catorce
de octubre de dos mil cinco violó el derecho del debido proceso, de defensa y principio de
legalidad, porque ignoró la intención de las partes contratantes, contenida en la escritura
pública número doscientos cinco de fecha siete de diciembre de mil novecientos noventa y
dos autorizada en esta ciudad por el Notario Alfonso Leonardo Álvarez y que contiene el
contrato de promesa de venta de la finca número dos mil setenta y cuatro, folio ochenta y
cuatro del libro dos mil trescientos ochenta y ocho, en la cual se establece claramente que
la obligación de la promitente compradora es efectuar el pago en la forma, modo, lugar y
tiempo señalados en dicho instrumento, entre cuyos requisitos se encuentra el pago la
cantidad pactada de veinte mil quetzales mediante ciento veinte cuotas mensuales y
consecutivas de quinientos ocho quetzales cada una, en las cuales se incluye el capital, e
intereses del veintiocho por ciento anual, en cuotas niveladas, mas un porcentaje por
administración de deuda y ha quedado establecido que la promitente compradora no ha
completado el pago de la cantidad de cuotas a que se obligó. En todo caso el cambio de
las condiciones originalmente pactadas pudo darse, como cualquier modificación de
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contrato, pero dicho acuerdo modificatorio tuvo que ser de mutuo consentimiento y debió
plasmarse en un documento en el que se consignaren las nuevas condiciones, incluyendo
lo relativo a las cuotas y a los intereses. Sobre la base anterior es oportuno señalar que en
proceso de amparo, las pretensiones del solicitante deben encaminarse a denunciar
violación concreta y directa de preceptos constitucionales o legales, lo que fue observado
y cumplido por la postulante. Lo anterior señalado denota la existencia de una tesis
fundada en la que la acción de amparo se pueda sustentar para otorgar la protección
constitucional, por cuanto que se evidencia que con el actuar de la autoridad recurrida se
está vulnerando el debido proceso, por lo que el actuar de la Sala reclamada se encuentra
al margen de las atribuciones que las leyes le otorgan. Para el caso que ahora se resuelve,
la autoridad impugnada, al realizar las actividades contenidas en el artículo 203 de la
Constitución Política de la República de Guatemala, tales como la potestad de juzgar y
promover la ejecución de lo juzgado, concluyó en la improcedencia del recurso de
apelación interpuesto por la ahora amparista, revocando lo resuelto en la sentencia del
veintiséis de agosto de dos mil cinco que declaró con lugar la excepción de falta de pago
total de la obligación contraída por la parte actora, sin lugar las excepciones de demanda
defectuosa, excepción de ineficacia del título que sirve de base a la presente ejecución,
excepción de caducidad de la acción, excepción de falta de cumplimiento de la condición a
que se encuentra sujeto el derecho que se hace valer, excepción de demanda existente de
la resolución del contrato de promesa de compraventa, excepción de prescripción y
excepción de incompetencia por razón de la cuantía, y declarando sin lugar la ejecución,
pero al hacerlo violó los derechos denunciados por la amparista. Por lo anteriormente
considerado el amparo solicitado resulta procedente, toda vez que se advierte restricción y
limitación de los derechos que la Constitución Política de la República y demás leyes
garantizan; en consecuencia, debe otorgarse, haciendo las demás declaraciones que
legalmente corresponden....” Y resolvió: “...OTORGA el amparo solicitado por
Construcción, Urbanización e Inversión, Sociedad Anónima a través de su Gerente General
y Representante Legal Milton Estuardo Leiva Silva. En consecuencia: a) deja en suspenso,
en cuanto a la reclamante, la sentencia de fecha catorce de octubre de dos mil cinco,
dictada por la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, dentro
del expediente de apelación número doscientos ochenta y ocho – dos mil cinco; b)
restituye a la postulante en la situación jurídica anterior a esa resolución; c) ordena a la
autoridad impugnada resolver conforme a derechos y a lo aquí considerado, respetando
los derechos y garantías de la postulante, bajo apercibimiento de imponer la multa de
quinientos quetzales a cada uno de los Magistrados, en caso de no acatar lo resuelto
dentro del plazo de tres días siguientes de haber recibido la ejecutoria y sus antecedentes,
sin perjuicio de las responsabilidades legales correspondientes. II) No hay condena en
costas…Notifíquese...”
III. APELACIÓN
Olga Violeta Caballeros López de Patzán, tercera interesada, apeló.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA
A) La entidad accionante manifestó que se debe confirmar la sentencia apelada, pues
la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, cuando dicto la
sentencia de segundo grado dentro del trámite de proceso de ejecución, violó una serie de
derechos constitucionales, toda vez que el contrato de promesa de venta no se modifico.
Considera que la autoridad impugnada actúo al margen de las atribuciones que la leyes le
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otorgan. Solicitó que se dicte la sentencia que en derecho corresponde, confirmando la


sentencia venida en grado. B) Olga Violeta Caballeros López de Patzan, tercera
interesada, expresó que entrar a conocer el fondo del asunto, como pretende la
amparista, implicaría sustituir a la autoridad impugnada en el ámbito de su competencia,
interviniendo en las funciones que corresponden con exclusividad a la justicia ordinaria y
no a un tribunal de orden constitucional, por lo que el amparo no puede convertirse en
una instancia revisora de lo resuelto por la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del
Ramo Civil y Mercantil; por tanto no se ha dado ninguna violación a los derechos de la
amparista, ya que el hecho de que la sentencia haya sido contraria a sus intereses, no es
causa suficiente para la procedencia del amparo. Solicitó que se declare con lugar la
apelación, se revoque el fallo y se declare sin lugar el amparo promovido. C) El
Ministerio Público consideró que, como afirma la entidad amparista y el tribunal de
amparo, en el presente caso se violó el debido proceso, toda vez que se ignoró el contrato
de promesa de venta, en el cual se establece la obligación de la promitente compradora
de efectuar el pago en la forma, modo, lugar y tiempo señalados. El cambio de
condiciones originalmente pactadas pudo darse, pero debió plasmarse en un documento
que hiciera constar el mutuo consentimiento, de ahí que se evidencia la violación al debido
proceso, situación ignorada por parte de la autoridad impugnada. El ejercicio del debido
proceso deriva en la tutela judicial efectiva, lo que no implica obtener una resolución
favorable, sino el acatar una resolución que esté motivada y fundamentada en las
disposiciones legales pertinentes y con la observancia de todas las actuaciones; pero si, so
pretexto de motivar una resolución, se consignan consideraciones inadecuadas, como en
este caso, se vulnera dicho principio. Como consecuencia de la situación puntual,
consistente en que el acceso a tribunales busca el derecho a la tutela judicial, que
comporta el pronunciamiento sobre el fondo de la pretensión deducida, exige que ese
pronunciamiento sea explicado y que se motive la resolución adoptada; en caso contrario,
como ocurre en el presente expediente, debido a las carencias de la resolución de la
autoridad impugnada, se deja a la amparista en estado de indefensión material y real; lo
que hace pertinente su otorgamiento. Solicitó que se declare sin lugar el recurso de
apelación interpuesto y, en consecuencia, se confirme la sentencia de primera instancia
que otorgó el amparo promovido.
CONSIDERANDO
-I-
Es función de la jurisdicción constitucional proteger por medio del amparo los
derechos que la Constitución y las leyes garantizan a las personas, misión para la cual se
ha establecido a la Corte de Constitucionalidad como un Tribunal último y superior,
conociendo de toda calificación jurídica realizada por los tribunales ordinarios que
desconozca o viole los derechos sustanciales y fundamentales. El amparo protege a las
personas contra las amenazas de violaciones a sus derechos o los restablece en el
ejercicio de éstos cuando la violación hubiere ocurrido. Procede siempre que las leyes,
disposiciones, resoluciones o actos de autoridad lleven implícito amenaza, restricción o
violación a los derechos que la Constitución y las leyes garantizan. En materia judicial
opera como contralor de la actuación de los órganos jurisdiccionales para que enmarquen
su conducta dentro del debido proceso y observen el derecho de defensa de los
particulares.
-II-
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En el presente caso, la postulante promueve amparo contra la Sala Tercera de la


Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, señalando como acto reclamado
resolución de catorce de octubre de dos mil cinco, por la que la autoridad impugnada
revocó la sentencia dictada por el Juez Décimo de Primera Instancia Civil del
departamento de Guatemala, declaró con lugar la demanda y fija a la entidad amparista el
plazo de tres días para que otorgue la correspondiente escritura traslativa de dominio, en
el juicio ejecutivo especial de obligación de escriturar promovido en su contra por Olga
Violeta Caballeros López de Patzán. Acusa violación al derecho de defensa y a los
principios jurídicos del debido proceso y legalidad, ya que en autos obra certificación de
las diligencias de consignación que la propia actora aportó como titulo ejecutivo, pero el
mismo no puede ser reconocido como tal porque no acredita que la obligación se
encuentre totalmente cancelada y tampoco implica ninguna obligación de escriturar;
además, en la decisión cuestionada se omitió analizar todos los extremos impugnados al
apelar, incluyendo lo relativo a las condiciones pactadas en el contrato de promesa, en el
cual se fijó la obligación de pago de intereses.
-III-
Esta Corte al examinar las actuaciones que figuran como antecedentes advierte
que se suscitaron los siguientes hechos: a) Olga Violeta Caballeros López de Patzán –
tercera interesada apelante en el amparo- promovió contra Construcción, Urbanización e
Inversión Inmobiliaria, Sociedad Anónima –postulante del amparo- “juicio ejecutivo
especial de la obligación de escriturar”, pretendiendo se otorgare a su favor escritura
traslativa de dominio del inmueble inscrito en el Registro General de la Propiedad de la
Zona Central como finca dos mil setenta y cuatro, a folio ochenta y cuatro del libro dos mil
trescientos ochenta y ocho de Guatemala, el cual le fue prometido en venta en escritura
pública doscientos cinco, autorizada el siete de diciembre de mil novecientos noventa y
dos por el notario Alfonso Leonardo Álvarez; b) la actora fundó su pretensión en lo
resuelto en el auto de uno de febrero de dos mil, dictado por el Juez Segundo de Paz Civil
de Guatemala en el incidente de consignación que promoviera contra la entidad mercantil
antes identificada, al que calificó en su demanda de título ejecutivo suficiente “…en virtud
de la confesión ficta que hace plena prueba en cuanto haber aceptado que el precio total
pactado del inmueble objeto del presente litigio es de veinte mil quetzales y en ningún
momento la parte demandada ha rendido prueba en contrario que pueda destruir la „ficta
confessio‟, sino más bien ha comparecido posteriormente allanándose a mi pretensión y
aceptó como bien hecho el pago que oportunamente le hice, extinguiendo así la obligación
a mi favor…”; c) al dictar sentencia, el Juzgador estimó que “…si se hace un análisis de la
prueba incorporada en el juicio, no se demuestra que se haya cancelado la totalidad de las
cuotas que se obligó pagar las ciento veinte cuotas y aparecen sesenta y un cuotas
pagadas por la parte actora así como lo manifestado en su demanda, circunstancias que
hacen pensar al juzgado que existe un saldo pendiente a favor del demandado por lo que
amerita declarar sin lugar la pretensión de la parte actora…” y, sobre tal base, declaró con
lugar una de las excepciones opuestas por la entidad demandada (falta de pago total de la
obligación contraída por la parte actora) y sin lugar la ejecución; y d) con motivo de la
apelación interpuesta por ambas partes, conoció la Sala señalada como autoridad
impugnada en este amparo que, en la sentencia que se individualiza como acto
reclamado, revocó lo resuelto y declaró sin lugar la mencionada excepción, con lugar la
demanda y, en consecuencia, fijó a la entidad demandada el plazo de tres días para
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otorgar la correspondiente escritura traslativa de dominio, bajo apercibimiento de hacerlo


de oficio en caso se negare a ello; arribó a tal decisión luego de considerar que “…la
Excepción …es improcedente, derivado del hecho de que en el contrato de promesa de
venta celebrado entre las partes, se pactó que el precio total de la venta de la finca era de
veinte mil quetzales, pagaderos en ciento veinte cuotas de quinientos ocho quetzales que
incluían intereses y gastos de administración, está probado en autos que la actora cumplió
con el pago mediante sesenta y un cuotas que arrojan un monto de treinta mil
novecientos ochenta y ocho quetzales (Q. 30,988.00), según fotocopias de recibos
adjuntadas, y mediante consignaciones que fueron aceptadas por la demandada, a las
cuales se allanó, canceló la suma de nueve mil seiscientos cincuenta y dos quetzales (Q.
9,652.00) lo que suma ochenta cuotas por un total de CUARENTA MIL SEISCIENTOS
CUARENTA QUETZALES (Q. 40,640.00), lo que constituye no solo más del pago total del
precio pactado (veinte mil quetzales) sino más de la mitad de las cuotas establecidas
(ciento veinte), ante tales circunstancias es evidente que no existe falta de pago total de
la obligación; y si existiera un saldo insoluto la demandada tiene a su alcance los medios
procesales oportunos para reclamarlo y sí la existencia del derecho de la actora para
pretender la escrituración del inmueble…”.
-IV-
El Código Procesal Civil y Mercantil contempla dentro las llamadas Ejecuciones
Especiales la denominada Ejecución de la Obligación de Escriturar, al prescribir en su
artículo 338 que “Si la obligación consiste en el otorgamiento de escritura pública, al dictar
sentencia haciendo lugar a la ejecución, el juez fijará al demandado el término de tres días
para que la otorgue. En caso de rebeldía, el juez otorgará de oficio la escritura,
nombrando para el efecto al notario que el interesado designe, a costa de este último”. La
doctrina procesal reconoce al título ejecutivo como el documento auténtico que constituye
plena prueba, en cuyo contenido consta la existencia a favor del demandante y a cargo
del demandado, de una obligación expresa, clara y exigible, que además debe ser líquida
o liquidable si se trata del pago de sumas de dinero, y que reúna los requisitos de origen y
forma que determine la ley. El título ejecutivo es, pues, el presupuesto o condición general
de cualquier proceso de ejecución que se inste (nulla executio sine titulo), de manera que
para ser considerado como tal debe incorporar como características ineludibles (i) el hacer
prueba por sí mismo, sin necesidad de completarlo o complementarlo con algún
reconocimiento, cotejo o autenticación; y (ii) que mediante él se pruebe la existencia en
contra del demandado de una obligación determinada, líquida, vencida y exigible en el
momento que se insta el juicio.
Por otra parte, es oportuno resaltar que la doctrina clasifica, en atención al
carácter del título, entre las denominadas ejecuciones de título judicial o asimilado y las
ejecuciones de título no judicial, quedando comprendidas dentro de estas últimas, entre
otros, los supuestos comprendidos en los artículos 336 al 339 del Código Procesal Civil y
Mercantil, es decir, los casos de ejecuciones especiales. En ese sentido se sostiene que la
ejecución de obligación de escriturar se debe fundar en “…un título no judicial sino
contractual, es decir, se trata de actos jurídicos que se documentan notarialmente y a los
cuales la ley les atribuye fuerza ejecutiva. Lo esencial de estos títulos es que no
documentan únicamente obligaciones dinerarias, sino de otra gama de negocios
celebrados entre particulares. De tal suerte, que el título lo constituye, el testimonio de la
escritura pública, expedido con las formalidades legales por el Notario, aunque su
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naturaleza de „ejecutivo‟ proviene de la ley y no de la voluntad de las partes… En rigor


esta clase de obligaciones también se encuadra doctrinariamente dentro de las de hacer,
puesto que esto es lo que se busca del ejecutado, el otorgamiento del instrumento público
que voluntariamente se ha negado a suscribir…” [Procesos de Ejecución, Chacón Corado,
Mauro, Guatemala, 2008. pags 230 y 231].
Corresponde entonces al juzgador el deber legal de examinar incluso de oficio la
idoneidad y ejecutividad del título, no solo al admitir a trámite la ejecución sino al dictar
sentencia, se haya o no hecho valer alguna excepción por parte del demandado, en tanto
que el reunir la calidad de título ejecutivo constituye –como se ha señalado- un
presupuesto procesal.
Como ha quedado puntualizado, en el caso subjudice la pretensión de la actora
(fijar plazo a la demandada para otorgar la escritura traslativa de dominio), se fundó en el
título ejecutivo consistente en el auto de uno de febrero de dos mil, dictado por el Juez
Segundo de Paz Civil de Guatemala en el incidente de consignación que la primera
promovió contra la segunda “…en virtud de la confesión ficta que hace plena prueba en
cuanto haber aceptado que el precio total pactado del inmueble objeto del presente litigio
es de veinte mil quetzales…”.
Conforme lo antes reseñado, correspondía al Juez examinar si el título presentado
por el actor efectivamente constituye titulo ejecutivo suficiente para que proceda la
consecuencia prevista en la indicada norma (fijar plazo al demandado para que otorgue la
escritura traslativa de dominio de un inmueble, bajo el apercibimiento que contempla el
artículo 338 ibidem). La entidad demandada opuso, entre otras, la excepción de “falta de
pago total de la obligación contraída por la parte actora”, argumentando que en la
escritura pública que contiene el contrato de promesa de venta se pacto un precio de
veinte mil quetzales, ha ser cancelado por medio de ciento veinte cuotas o pagos
mensuales y consecutivos de quinientos ocho quetzales cada una, lo que incluía los
intereses correspondientes y un porcentaje de administración de deuda, lo que no ha sido
cumplido totalmente por la parte actora ya que, como ella misma lo reconoce en su
demanda, efectuó el pago de sesenta y un cuotas y, posteriormente, mediante incidente
de consignación, abonó el monto equivalente a diecinueve cuotas más, es decir,
solamente de ochenta cuotas de las ciento veinte pactadas. Esta excepción, declarada con
lugar en el fallo de primer grado, fue desestimada por la Sala impugnada mediante la
sentencia reclamada, exponiendo las consideraciones que fueron ya transcritas, y
declarando con lugar la ejecución especial de escritura promovida.
Lo anterior denota con suficiente claridad, que lejos de cumplir con el deber legal
de examinar debidamente si el documento en que se apoyaba la pretensión constituye o
no un título ejecutivo que la haga procedente, el Tribunal de alzada centro su análisis en
determinar que se había hecho efectivo, si bien no la totalidad de las cuotas pactadas, sí
una suma mayor al precio total en que se había prometido en venta el inmueble en el
contrato ya relacionado. De haber procedido en forma ajustada a derecho, la Sala no
hubiera podido llegar a otra conclusión que la de desestimar la ejecución al no
evidenciarse en el documento presentado como título la concurrencia de las dos
características que debía reunir para ser calificado de “ejecutivo”, como lo son –traducidas
al caso concreto- en, hacer plena prueba por sí mismo (sin necesidad de apoyarse en
otros documentos) de la obligación reclamada y, segundo, que tal obligación se constriñe
estrictamente a otorgar una escritura traslativa de dominio de un inmueble. Se confirma lo
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anteriormente aseverado, al destacar que el documento expresamente señalado por la


actora como título fundamente de su demanda ejecutiva consistió en el auto de uno de
febrero de dos, contenido en la certificación expedida de las diligencias de consignación
cuatrocientos cincuenta y uno – noventa y tres del Juzgado Segundo de Paz Civil de
Guatemala [véase folio cincuenta y tres de la pieza I del proceso correspondiente], cuyo
contenido no permite por sí solo derivar aquellas dos características ineludibles. En efecto,
en el referido auto se declaró confesa a la entidad Construcción, Urbanización e Inversión
Inmobiliaria, Sociedad Anónima en las posiciones dos, tres, cuatro, cinco, seis, nueve,
once, doce, trece, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve del respectivo pliego
de posiciones; sin embargo, es necesario remitirse al contenido de ese pliego para
determinar el alcance de aquella ficta confessio; además, su lectura no conlleva tampoco
la consecuencia que la actora le endilga, como lo es que se ha cumplido a cabalidad con lo
pactado en el contrato de promesa de venta de inmueble y que, en consecuencia, aquella
entidad mercantil se encuentra obligada a otorgar la correspondiente escritura traslativa
de dominio: la posición número dos, se refiere a haber celebrado ambas partes contrato
de promesa de compraventa de bien inmueble; la número tres, se refiere a la
identificación registral del inmueble en el Registro correspondiente; la número cuatro, a la
nomenclatura que corresponde al inmueble dentro de Residenciales Los Eucaliptos, en
jurisdicción de San Miguel Petapa, este departamento; la numero cinco, a si el precio
pactado fue de veinte mil quetzales; la número seis, a que a la fecha de la diligencia la
promitente compradora ha efectuado sesenta y un amortizaciones a favor de la
promitente vendedora; la número nueve, a si el inmueble se encuentra hipotecado a favor
del Banco del Ejército, Sociedad Anónima al siete de diciembre de mil novecientos noventa
y dos; la número once, a si la actora ha solicitado a la demandada acepte el pago de
diecinueve amortizaciones; la número doce, a que la demandada se niega aceptar el pago
de diecinueve amortizaciones; la número trece, a que la entidad mencionada ha propuesto
a la consignataria, a cambio de aceptar las diecinueve amortizaciones, una renegociación
sobre el mismo inmueble; la número quince, a que la indicada renegociación propuesta
consiste en pagar sesenta mil quetzales en ciento veinte amortizaciones sobre el mismo
inmueble; la número dieciséis, a si el nuevo precio que se propone es de sesenta mil
quetzales; la número diecisiete, se refiere a que la entidad mercantil ha iniciado acciones
judiciales en contra de la consignante para rescindir el contrato de promesa de venta; la
número dieciocho, a que la indicada entidad mercantil cobra dos veces la mensualidad
correspondiente a diciembre de mil novecientos noventa y cinco; y, finalmente, la número
diecinueve, se refiere a la pretensión de la entidad mercantil de desalojar a la consignante
del inmueble en mención.
Al tenor lo precedente, puede concluirse en que al ejercer la potestad que le asigna
la Constitución Política de la República de juzgar y promover la ejecución de lo juzgado, la
autoridad impugnada no impartió justicia de conformidad con la norma fundamental y las
leyes de la República infringiendo así el principio constitucional del debido proceso que,
como lo ha reiterado en sus fallos esta Corte, no solo implica observar el conjunto de
actos y etapas procesales que establece la ley, sino también impone garantizar que los
pronunciamientos que se hagan sobre la cuestión sometida a discusión se dicten
atendiendo los postulados propios de la materia que recoge el ordenamiento jurídico
interno y el Derecho en general, es decir, que se resuelva la litis conforme a derecho.
En tal virtud, se concluye en que el acto reclamado provoca el agravio denunciado
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por la entidad postulante puesto que el documento presentado en el proceso de marras no


acredita la extinción de la obligación de ésta ni tampoco permite establecer la obligación
de escriturar que se pretende en su contra; de ahí que se estima que el amparo solicitado
por la entidad postulante es procedente, por lo que habiendo sido concedida la tutela
constitucional por el Tribunal a quo, debe declararse sin lugar el recurso de apelación
interpuesto y confirmarse el fallo examinado en grado, pero por las razones aquí
consideradas.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y 265, 268 y 272 inciso c) de la Constitución Política de la
República de Guatemala; 8º, 10, 42, 43, 49, 52, 53, 60, 61, 66, 67, 149, 163 inciso c) y
185 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y Constitucionalidad; y 17 del Acuerdo 4-89
de la Corte de Constitucionalidad.
POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad, con base en lo considerado y leyes citadas,
resuelve: I) Sin lugar el recurso de apelación y, en consecuencia, se confirma la sentencia
impugnada. II) Notifíquese y, con certificación de lo resuelto, devuélvase los
antecedentes.

GLADYS CHACÓN CORADO


PRESIDENTA

JUAN FRANCISCO FLORES JUÁREZ ROBERTO MOLINA BARRETO


MAGISTRADO MAGISTRADO

ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE CARLOS ENRIQUE LUNA VILLACORTA


MAGISTRADO MAGISTRADO

HILARIO RODERICO PINEDA SÁNCHEZ JORGE MARIO ÁLVAREZ QUIRÓS


MAGISTRADO MAGISTRADO

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

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