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Tema 3 Pensamiento..
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2ª EVALUACIÓN
Tema 4. PENSAMIENTO.
1. EL SER HUMANO COMO SER RACIONAL
1.1 Conocimiento sensible y conocimiento inteligible maginar,
recordar, aprender, relacionar, planificar, tener ideas y tantas otras
capacidades son lo que en conjunto llamamos pensamiento. Cuando
dices algo, cuando recuerdas el pasado, aprendes algo nuevo o hac
1.2 es planes, estás pensando.
Algunas de esas capacidades también las tienen muchos animales, que son
capaces de aprender, de relacionar, de recordar, etc., así que podemos decir
que, además de los humanos,hay-otros animales que piensan. Sin embargo, hay
algo que nos hace diferentes a todos los demás. Aristóteles definía al ser
humano como animal racionab(ζφονλογικόν, -Zoón logikón-), como un animal
que está dotado de logos. En griego clásico logos significaba a la vez razón
ypąłābra, algo así como las palabras racionales o la racionalidad lingüística. Eso
es, según Aristóteles, lo específicamente humano que somos capaces de pensar
racionalmente, porque somos los únicos animales que utilizamos palabras para
pensar. Y como lás palabras son símbolos, podemos decir que nuestra
racionalidad es simbólica; que va más allá de lo que está presente y de lo que
captan los sentidos.
El conocimiento sensible
Los seres humanos, como los animales, tenemos contacto con el mundo exterior a través
de los sentidos: vemos, oímos, tocamos gracias a que nuestros órganos sensoriales (los
ojos, los oídos, etc.) se alteran con ciertos estímulos (la luz, las ondas sonoras, etc.) y esa
alteración provoca un impulso eléçtrico que se desplaza por el sistema nervioso hasta el
cerebro. Hablando con rigor, podemos decir que vemos à través de los ojos, pero que
realmente «vemos con el cerebro», que es donde se descodifica y se dota de sentido el
mensaje sensorial. Eso quiere decir que tenemos tantos sentidos como órganos
sensoriales. Habitualmente se habla de cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto)
pero, desde el punto de vista de los órganos sensoriales y las energías que los estimulan,
hay al menos otros cinco (algésico, térmico, cinestésico, cenestésico y equilibrio).
Si la percepciónjes(subjetiva, el conocimiento racional pretende ser verdadero y, por tanto, objetivo y universal, válido para
todos. Que la suma de dos más dos es igual a cuatro, es universalmente verdadero; tan verdadero como que la temperatura
de ebullición del agua es de 100° C en condiciones normales./ Pero ;la racionalidad es capaz de conocer y descubrir todas
las verdades? zLa verdad solo se puede conocer mediante la racionalidad? Cualquier conoci-miento irracional es falso? O lo
que es lo mismo, ¿cuáles son los limites de la razón?
El racionalismo de Descartes
En el siglo xVII, René Descartes quiso crear un sistema filosófico que fuera capaz de descubrir todas las verdades y de
tener certeza de ellas, esto es, de saber con seguridad que efectivamente son verdades. Para ello tomó como mo-delo las
matemáticas, la ciencia más rigurosa y exacta. Igual que el método de las matemáticas está sometido a reglas muy
estrictas, la filosofía debía encontrar sus propias reglas y someterse a ellaș:. Tras varios intentos fallidos, por fin creyó
encontrar las reglas del método: la evidencia, el análisis, la síntesis y la enumeración.
La primera regla (la evidencia) se concreta en la duda metódica, esto es, en utilizar la duda como método para averiguar la
verdad; dudar de todo lo que admita la más mínima duda; admitir solo como verdadero lo absolutamente indudable.
Descartes no duda realmente (no es un escéptico),sino que usa la duda como método para conocer la verdad.
Aplicando las cuatro reglas, Descartes duda de lo que percibe a través de sus sentidos, porque pudiera ser que lo percibido
no fuese real sino un sueño, Y llega incluso a dudar de las evidencias matemáticas, porque pudiera haber un genio maligno,
una especie de dios malo y engañador, que nos hiciera pensar como evidente lo que en realidad fuese falso. Aplicando,
pues, estrictamente la duda, parece que no es posible conocer la verdad. Sin embargo, la propia duda le descubre algo
absolutamente indudable: que duda.
Descartes resume esa evidencia en una idea abso-lutamente verdadera: «soy una cosa que piensa; pienso, luego existo».
No sabe si existe el mundo que le rodea, ni si êl mismo tiene cuerpo, ni si está soñando o si hay un dios engañador o no,
pero sabe que, dormido o despierto, engañado o no, él duda. Y sabe que esa idea no la ha deducido de otras ni la ha
aprendidò, sino que es una idea innata. De esa verdad intenta deducir todas las demás verdades.
El pensamiento racional, deductivo y riguroso desde la propia conciencia es lo que, según Descartes, permite conocer la
verdad, por eso esta filosofía se llama racionalismo.
El empirismo de Hume
El empirismo es la filosofía que afirma que todo conocimiento procede, de la experiencia, que no hay ideas innatas, que la mente del
recién nacido es una página en blanco (fabula rasa) que se va llenando con la experiencia. El filósofo escocés David Hume, en el
siglo xv fue quien llevó hasta las últimas consecuencias las ideas empirista-tas. Para él, todo conocimiento procede de la
percepción, que es de dos tipos: las impresiones (lo que se entiende normalmente por sensaciones tanto externas como
internas y las ideas que son representaciones mentales de esas impresiones Por eso, cualquier idea que no proceda de una
impresión es, según él, falsa, Las ideas y los conceptos propios de la metafísica (yo, Dios, mundo, sustancia, etc.) son dogmáticos,
pues ni son demostrables, ni aportan conocimiento alguno; por eso, los principios lógicos (la impresiones;. causalidad, la identidad,
etc.) son solo asociaciones que hace la mente del sujeto gracias a la memoria y a la experiencia: no tenemos impresión de la causa
sino de acontecimientos sucesivos, y es la mente la que establece tal causa.
Idealismo trascendental de Kant
Immanuel Kant es, sin duda, uno de los filósofos más importantes de toda la historia de la filosofía y su sistema filosófico es de
los más influyentes en todo el pensamiento desde la Ilustración. Kant fue un filósofo racionalista hāsta que leyó los textos de
Hume («me abrió los ojos», dice Kant de esas lecturas) y se propuso una tarea que parecía imposible: sintetizar en un único
sistema el racionalismo y el empirismo, ô' lo que es lo mismo: que hayídeas innatas y que no hay ideas innatas; que todo
conocimiento es ajeno a la experiencia y pro-cede de la conciencia del sujeto, y que todo conocimiento procede de la experiencia.
En su Crítica de la razón pura, Kant expone que no existen ideas innatas, como pensaban los racionalistas, pero sí unas
operaciones presentes en todo ser racional/unas estructuras a priori -vacías de contenido y previas a toda expériencia-: unas
formas a priori de là sensibilidad (el espacio y el tiempo)'y unos conceptos a priori del entendimiento (las doce categorías).
Sin esas estructuras sería imposible la experiencia y por ello el conocimiento mismo. Sin la experiencia, esas estructuras están
vacías, lo mismo que la experiencia sería ciega sin ellas. Solo puede haber conocimiento científico si se produce la síntesis de los
conceptos a priori y los datos de la experiencia, lo que él llama fenómeno; el noúmeno (las ideas metafísicas, «el ser en sí») no
puede ser objeto de la ciencia porque no forma parte de la experiencia (y por tanto es imposible la síntesis).
El irracionalismo de Nietzsche
En los tres casos anteriores, los límites de la racionalidad vienen dados por lo que podemos conocer: lo que podamos deducir
exactamente del yo pensante cartesiano; lo que procede de la percepción del empirismo; y los fenómenos que permiten unir las
operaciones a priori y la experiencia al modo kantiano. Pero y si el límite de la racionalidad está en la propia realidad? Y si la
realidad misma es irracional?
Friedrich Nietzsche en Sobre verdad y mentira en sentido extramural, expone que el único conocimiento verdadero es la intuición*
sensible y particular de una persona: lo que siente, cómo afecta a uno lo que captan sus sentidos inmediatamente. El problema es
que la intuición es en sí misma absolutamente in-efable, incomunicable, no se puede explicar. Si queremos expresarla tenemos que
utilizar palabras que nos hemos inventado para referirnos a las cosas, términos que ponemos en lugar de lo que sentimos y, por
tanto, metáforas*.Pero el lenguaje, las metáforas, falsean la realidad de la intuición: si, por ejemplo, digo «me duele la cabeza», mi
oyente no puede saber nada de lo que para mí es dolor; sabe de su propio dolor, pero no puede sabe r del mío (ni si son iguales o
parecidos). Y peor aún, si las palabras, además, se transforman en conceptos abstractos: bien, belleza, verdad, etc. Los conceptos
universales son metáforas de las metáforas, o sea, resultan doblemente falsas.
El conocimiento, científico o filosófico, no es más que una forma de falsear el mundo que es irracional de por sí.
2Como sabes, Aristóteles definía al ser humano como animal racional (que tiene logos-razón, palabra-).Platón, otro de los filósofos más
importantes de la Antigüedad, definía al ser humano como bípedo implume (que camina sobre dos pies y no tiene plumas).
a. iAmbas definiciones son verdaderas, es decir, describen bien lo que somos los humanos?
La razón de que el hombre sea un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es clara. La
naturaleza, pues, como decimos, no hace nada en vano. Solo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es una
indicación del dolor y del placer; por eso la tienen los otros animales. (Ya que por su naturaleza han alcanzado hasta tener
sensación del dolor y del placer e indicarse estas sensaciones unos a otros). En cambio, la palabra existe para manifestar lo
conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer
de modo exclusivo el sentido de lo bueno y de lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones.
ARISTÓTELES,Pelitica.Alianza Editorial,2015
esto es, que la conclusión se derive de las premisas, y que si las pre-misas son verdaderas
Descartes buscaba una verdad indudable para deducir de ella todas las demás verdades;
veíamos que las ciencias empíricas necesitan verificar, o sea, comprobar que lo que
afirman es verdadero. pero iqué es la verdad? :A qué nos referimos cuando decimos que algo es verdad
La palabra verdad a veces se usa en un sentido moral, como lo opuesto a la, mentira,
información que da, Otras veces se utiliza como lo opuesto a lo falso y en este caso, al
menos, se usa de dos maneras distintas:
-Como lo opuesto a la ápariencia, esto es, como sinónimo de auténtico, de real. Cuando
decimos, por ejemplo, «estas flores son de verdad», lo que estamos diciendo es que son flores
auténticas, no imitaciones, que son reales. En este caso, la verdad se entiende como una
propiedad o cualidad de la realidad, y se llama verdad ontológica o metafísica
A-.Verdad material y verdad formal. La verdad material se refiere al conte-nido de un juicio, esto es, a lo que se
afirma o niega en él, mientras que la verdad formal se refiere a la correcta estructura de un juicio o un razona-miento,
esto es, si están bien construidos o no, independientemente de su contenido. Esta verdad formal es lo que antes
B- Verdad absoluta y verdad relativa. La verdad absoluta es una verdad que no cambia ni puede cambiar, algo es
verdadero en todos los casos, en todos los tiempos, en todas las mentes. Por ejemplo, el juicio «A es igual a A» (A
=A) es verdadero en todos los casos, como lo son todos los juicios cuyo predicado está contenido en el sujeto. A
este tipo de proposiciones desde el punto de vista formal también se las llama tautologías, y desde el punto de vista
se-mántico (del significado de su contenido) a veces se las llama proposiciones analíticas. Las verdades absolutas
son, pues, universales (se dan en todos los casos) y necesarias (no pueden ser de otra manera). La verdad relativa,
en cambio, sería una verdad que lo es dentro de un sistema determinado o desde un determinado punto de vista.
Por ejemplo, la proposición «no se puede golpear el balón con la mano» es verdadera si nos referimos al fútbol, pero
C- Verdad objetiva y verdad subjetiva. La verdad objetiva es la que está f undamentada en el objeto, no en el
sujeto y, por tanto, es independiente de él. Las proposiciones científicas, por ejemplo, tienen que ser objetivas y
describir la realidad evitando la opinión del científico. Cuando se afirma, por ejemplo, que «el agua hierve a 100° C
en condiciones normales», se está des-cribiendo un hecho que objetivamente puede ser verificado. La verdad
enuncia. Decir, por ejemplo, que «Álvaro es muy guapo» o que «me gusta Eva» solo informa de la opinión y el
De todos estos usos y tipos (y otros que podríamos citar: verdades de razón y verdades de hecho, verdades
necesarias y verdades contingentes, etc.), los que nos interesan aquí son los dos primeros y, particularmente, la
verdad epistemológica.
La palabra griega verdad (alêtheia; a-lêtheia) significa literalmente des-cubrir. des-tapar, des-velar, de manera que la
verdad (la verdadera verdad, la verdadera realidad) tiene que ser descubierta porque está oculta bajo una verdad
aparente: la realidad que percibimos con los sentidos. Para descubrir esa ver-dad oculta el instrumento adecuado es
la razón)que va más allá de lo aparente. de lo que se ve.
El ejemplo más claro de esta forma de entender la verdad es la filosofía de Platón, para quien había dos niveles de
realidad, dos mundos: un mundo superior -el mundo de las ideas-, que es la verdadera realidad, y que está
constituido por las ideas perfectas, eternas, exactas, que son los modelos de todo lo que hay; y nuestro mundo -el
mundo sensible-, el de los seres mate-riales, que solamente son (somos) copias imperfectas de las ideas. Esta
realidad que conocemos con los sentidos es para Platón una realidad aparente, que cambia ,perecedera.La
verdadera realidad, que son las ideas universales y perfectas del mundo de las ideas, solo se puede conocer por
medio de la razón.
La verdad epistemológica
La verdad lógica o epistemológica es la verdad entendida como una propiedad de los juicios: lo verdadero o falsó es
lo que se dice acerca de la realidad, el juicio que afirma o niega algo, pues lo real en sí mismo no es ni verdadero n
falso, simplemente es real, es parte de la realidad.
Aristóteles seguramente fue el primero en darse cuenta de ello, aunque no lo formuló con claridad. En su Metafísica
escribe: «dice la verdad el que juzga que lo separado está separado y que lo unido está unido, y dice falsedad aquel
cuyo juicio está articulado al contrario que las cosas. (...) Tú no eres blanco porque sea verdadero nuestro juicio (...)
sino al contrario, porque tú eres blanco, nosotros decimos algo verdadero al afirmarlo». La verdad, como se ve, está
en lo que se dice, pero lo que hace que el juicio sea verdadero es que se ajusta a lo que es.
1. Inteligibilidad: para que la comunicación sea posible es necesario que lo que se dice sea comprensible (inteligible)
para los demás.
2. Verdad de lo que se dice: el contenido de lo que se dice tiene que estar relacionado adecuada-mente con lo real.
3. Rectitud: lo que se dice debe atenerse a un con-texto normativo, a un conjunto de normas aceptadas por todos.
4. Veracidad: se presupone que lo que se dice es expresión de lo que piensa el hablante, pues si se miente no existe
propiamente comunicación
Según Ortega y Gasset, cada época histórica nos proporciona una perspectiva parcial, pero verdadera, de
la realidad.
3.La inteligencia
Cuando hablamos de inteligencia, de nuevo nos encontramos con un término equívoco, en el que ni
siquiera los especialistas se ponen de acuerdo. Hasta en su etimología hay discrepancias: la palabra
procede del latin intelligentia, pero mientras para unos es un término compuesto por intus (dentro) y legere
(leer o escoger) y sería algo así como leer dentro (de uno mismo) o escoger (la mejor opción) desde
dentro, para otros procede de inter (entre) y legere (escoger): escoger (lo mejor) entre (varias opciones).
Tampoco hay acuerdo sobre si es una capacidad aplicable a distintos procesos o si es un conjunto de
capacidades más o menos relacionadas entre sí. Y, por supuesto, no hay una definición aceptada por
todos.
Si se puede decir que la inteligencia, sea lo que sea, tiene que ver con las habilidades para razonar y
emplear la lógica; para plantear y resolver problemas; para pensar de manera abstracta; pára comprender
ideas complejas y el propio entorno; para asimilar y elaborar información; y para aprender tanto de la
teoría como de la experiencia.Tampoco hay acuerdo cuando se plantean otros problemas relacionados
con la inteligencia: si es heredada o adquirida, o en parte heredada y en parte adquirida; si se puede
desarrollar y perfeccionar; si se puede medir y cuantificar, etc.
Todas estas discrepancias significan que desde principios del siglo xx se han propuesto distintas teorías y
clasificaciones que intentan describir la inteli-gencia e incluso medirla científicamente.
En 1899 el Gobierno de Francia estableció la enseñanza obligatoria entre los seis y los catorce años, y el
Ministerio de Educación quiso conocer de la forma más precisa posible las capacidades de los alumnos
para detectar posibles re-trasos. Para ello encargó a Alfred Binet, entre otros, la elaboración de pruebās
que permitiesen identificar a los alumnos que necesitarían algún refuerzo es-pecial.
Binet Junto con su ayudante Théodore Simon, confeccionó una serie de pruebas que consistían en tareas
ordenadas de acuerdo con la edad a la que correspondían (de tres a doce años). Estas pruebas indicarían
la edad mental del niño, esto es, si los resultados obtenidos correspondían a su edad cronológica (que un
niño de siete años, por ejemplo, resuelva correctamente los problemas que debe saber resolver un niño de
siete años) o si correspondían a una edad mayor o menor (que el niño se siete años, sea capaz de
resolver problemas pro-pios de los ocho o los nueve años, o, al contrario, que solo sea capaz de resolver
los previstos para una edad inferior). Estas pruebas, establecidas en 1905 y re-visadas en 1908 y 1911,
que se conocen como el test de Binet-Simon, incluían realización de tareas manuales, ejercicios
numéricos, comprensión de frases, memorización de palabras, dibujar, diferenciar objetos, etc.
En 1911, el psicólogo alemán William Stern propuso el cociente intelectual (CI; 1Q según las siglas en
inglés) como método para puntuar los test de inteligencia de Binet. El Cl es un cociente (no un coeficiente),
esto es, una cifra,que se obtiene dividiendo la edad mental entre la edad cronológica y multiplicando el
resultado por 100:
Evidentemente, si la edad mental es mayor que la edad cronológica, el resul-tado será mayor que 100, y al
contrario, si es menor, el resultado será un nú-mero menor que 100. Si ambas coinciden, el resultado será
exactamente 100.
Y en 1916, Lewis Terman de la Universidad de Stanford, revisó y modificó los test de Binet estableciendo
un nuevo test y una nueva escala, varias veces re-visada desde entonces, que se conoce como test de
Stanford-Binet. La quinta clasificación propuesta es la siguiente:
130-144 Avanzados
120-129 Superior
90-109 Promedio
70-79 Limite
Gardner:inteligencias múltiples
Howard Gardner, profesor en Harvard, distingue ocho inteligencias distintas y relativamente autónomas,
presentes en todas las personas, aunque no con la misma intensidad:
·Lingüística. Relacionada con leer, escribir, hablar (y es-cuchar), es la habilidad en el uso del lenguaje
oral o escrito. Es la inteligencia propia de abogados, profesores, escritores,etc.
· Matemática. Es la capacidad de usar los números eficaz-mente, analizar problemas lógicamente e
investigar problemas científicamente. Es la propia de los matemáticos, los científicos, los ingenieros y los
lógicos.
Corporal-kinestésica.Relacionada con las destrezas físicas, es la capacidad de usar el cuerpo para
expresar ideas, aprender, resolver problemas, realizar actividades o crear productos. Es la inteligencia de
los atletas, los bailarines, los actores, los cirujanos, los artesanos, los inventores o los mecánicos.
Espacial. Es la capacidad de formar e imaginar dibujos en dos y en tres dimensiones, de comprender,
manipular y modificar figuras en el espacio. Es la inteligencia de los arquitectos, los pilotos, los
navegantes, los ajedrecistas, los cirujanos, los pintores, los artistas gráficos y los escultores.
Musical. Relacionada con la sensibilidad para el ritmo, las cadencias, el tono y el timbre, es la facilidad
para la composición musical, para la interpretación y la valoración de la música y los sonidos. Es propia de
compositores, músicos, cantantes, ingenieros de sonido, etc.
Intrapersonal. Es la capacidad de conocerse a uno mismo, de entender, explicar y discriminar los
sentimientos propios. Es la inteligencia de teólogos, maestros, psicólogos y consejeros en general.
Interpersonal. Es la capacidad de percibir las cosas importantes para otras personas acordándose de sus
intereses, sus motivaciones, su perspectiva, su historia personal, sus intenciones, y muchas veces
prediciendo las decisiones, los sentimientos y las acciones de otros. Es la inteligencia de políticos,
maestros, terapeutas, vendedores y líderes religiosos.
·Naturalista. Es sensibilidad para las formas y las características de la naturaleza (las plantas, los
animales, las nubes, etc.); incluye la habilidad de distinguir y clasificar los detalles y los elementos del
ambiente urbano o rural. Es la inteligencia de los científicos naturales y sociales, los poetas y los artistas.
No todos los psicólogos aceptan la existencia real de una inteligencia emocional, porque entienden que
solo es una hipótesis, un modelo teórico que no es posible medir: no ha sido posible establecer con rigor
un cociente emocional similar al cociente intelectual. Sin embargo, sí hay unanimidad en la importancia
cada vez mayor de las competencias emocionales básicas que son especialmente útiles para la vida
escolar, las relaciones laborales, las relaciones familiares e incluso para la salud de las personas.