Está en la página 1de 1

TAREA DEL TEMA 4: EL DOCENTE Y LA ESCUELA

NOMBRE: Ingrid Romero Sánchez FECHA: 20/07/2020

ACTIVIDAD: Con base, a la propuesta de Cristina Carriego sobre ideas respecto de la Escuela que Soñamos, en las
páginas 18 – 19; describe la escuela que sueñas, tomando como referente, las dimensiones de los estándares de
gestión escolar: Gestión Administrativa; Gestión Pedagógica; Convivencia, participación escolar y cooperación y;
Seguridad Escolar. Para tal efecto, elabora características que conjuguen cada dimensión y las seis ideas propuestas.

LA ESCUELA DE MI SUEÑO
La escuela de nuestros sueños. La escuela de mis sueños es aquella donde el conocimiento no sea una obligación
sino un deleite, donde los niños sean libre para aprender e imaginar, donde se les potencien sus habilidades y
destrezas, donde el maestro sea libre de pensar. La escuela de mis sueños es donde los niños sonrían todos los días,
canten y jueguen sin ningún temor, donde el aprendizaje sea divertido y motivante para ellos, donde no haya
violencia, ni carencia de afecto, donde los niños imaginen ser doctores, astronautas, profesores y policías, donde sus
caras sean llenas de vida y donde el maestro aprenda igual que ellos. Mi escuela ideal, es donde formemos a
personas en valores y proyectivas para el mundo, donde nos enfaticemos en los proyectos de vida de cada
estudiante y logremos que ellos lo alcancen, donde enseñemos con calidad y no por cantidad.

Personalizar la educación desde el papel del docente puede adoptar infinitas formas pero quizás sea útil destacar
algunas de ellas. Propongo tres ámbitos para esta diversificación: el de los contenidos, el de los procesos y el de los
resultados.

Diversificar los contenidos significa, simplemente, que no todo el mundo aprende lo mismo. A diferente contenido,
diferente grado de complejidad, diferente contextualización, diferente acompañamiento… Es tan simple como
aprender a leer leyendo libros diferentes, a interpretar tocando canciones diferentes, a redactar escribiendo textos
sobre temas diversos. Se trata de abordar el currículo de forma selectiva estableciendo prioridades según las
necesidades personales.

A diferentes procesos, diferentes caminos: trabajo individual, en pareja, en pequeño grupo… A partir de múltiples
ejemplos, presentados abierta y libremente, o explorando una idea o un concepto para hacerlo tangible. Ir de lo
general a lo específico, de lo concreto a lo abstracto, de lo conocido a lo ignorado, de la hipótesis personal al
conocimiento científico. Permitir la autorregulación y la toma de decisiones sobre cómo aprender.

A los niños les gusta trabajar en grupo, socializarse; propongámosles retos a todos y ayudemos a construir equipos
donde solamente hay grupos. Diversificar los procesos puede ser combinar amistades, promover asociaciones
dispares o afrontar la complejidad desde lo heterogéneo y no desde lo uniforme. Y puede ser, también, respetar la
soledad (algo muy difícil en la escuela actual) pues los niños también gozan con el ensimismamiento, con la reflexión
silenciosa, en retiro. Dejemos tiempos y espacios de libertad para que cada persona explore, reflexione o juegue; en
la escuela, en casa… en cualquier escenario.

Y, finalmente, diversificar los resultados esperados: los productos, las realizaciones, los proyectos… todo lo que nos
permite visibilizar el aprendizaje, pues sin producción el aprendizaje es algo mental, esquivo e invisible. ¡No
convirtamos un convencional ejercicio escrito en la forma principal de evaluar lo aprendido! Aceptemos la
creatividad en los productos, la versatilidad y la diferencia. Busquemos una evaluación que sirva para demostrar lo
aprendido, no para sancionar lo que se ignora.

También podría gustarte