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Si en lugar de esos interrogantes nos preguntáramos «¿qué es la libertad?», «¿qué es el amor?», «¿qué
es el tiempo?» o «¿qué es la felicidad?», estaríamos ante ejemplos de preguntas radicales.
Características de las preguntas radicales
➔ No pretenden encontrar respuestas concretas con objeto de alcanzar una aplicación práctica sino
conocernos mejor a nosotros mismos, en particular, y al ser humano en general.
➔ Las posibles respuestas no anulan el interés por la cuestión concreta sino que más bien lo
acrecientan.
Así, si entendemos que la libertad es ausencia de impedimentos para realizar nuestros deseos, nos
estaremos acercando a una visión del ser humano centrada en su acción exterior y no tanto en su
interioridad. Al mismo tiempo, esa definición de libertad -y una vez analizados sus posibles inconvenientes-
nos impulsará a seguir buscando nuevas posibilidades argumentativas.
Las preguntas radicales, como indica Fernando Savater (Filósofo español), «son preguntas que nos van a
acompañar toda la vida, que no vamos a contestar nunca, definitivamente, pero que nos hacen de alguna
manera vivir a propósito, vivir conscientemente>>.
Con las preguntas radicales pretendemos conocernos mejor a nosotros mismos y al ser humano en
general.
ACTIVIDADES
1. ¿Qué nuevas preguntas radicales pueden plantear con respecto a la realidad?
2. Señala las diferencias fundamentales entre preguntas instrumentales y preguntas radicales.
3. Lee con atención el siguiente texto extraído de una entrevista realizada al filósofo español Fernando
Savater en la Feria Internacional del Libro en Santiago de Chile en 2012.
Si yo me pregunto «qué es la libertad» y luego leo On liberty de John Stuart Mill eso no me
desinteresa de la libertad, sino al contrario: me despierta mayor interés para profundizar en ella. Y
así ocurre con todas las preguntas de la filosofía. Son preguntas que nos van a acompañar toda
la vida, que no vamos a contestar nunca, definitivamente, pero que nos hacen de alguna manera
vivir a propósito, vivir conscientemente.
● ¿Qué medios empleamos para intentar resolver las preguntas radicales que puedan surgirnos:
lectura, ver un reportaje, preguntar al profesor?
● ¿Qué implicaría, para nuestra existencia, no buscar ninguna respuesta a ese tipo de interrogantes?
No obstante, esta primera aproximación a lo que deba entenderse por realidad resulta insuficiente si
profundizamos en la cuestión y la sometemos a la reflexión filosófica.
EJEMPLO:
A este libro de texto le otorgamos realidad porque existe.
● ¿Por qué sabemos que existe?, ¿porque así nos lo dicen nuestros sentidos?, ¿y si los sentidos
nos engañan?
Supongamos que los sentidos no nos engañan y que el libro está realmente en nuestras manos.
● ¿Es realmente el libro tal y como nos lo presentan los sentidos?
Compliquemos aún más la cuestión.
● ¿Soy real?, ¿cuál es mi yo real?
● Las preguntas no son triviales si las enfocamos desde la siguiente óptica: ¿soy acaso el mismo
que hace diez años?, ¿seré el mismo dentro de otros diez?
Toda la realidad -todo lo que existe- parece estar sometida al cambio. Por tanto, ¿en qué sentido puedo
afirmar que algo es real si está sujeto a una modificación continua?
Exponemos una definición de realidad más adecuada para nuestra disciplina, que recoge en sí todas esas
posibilidades argumentativas.
Realidad: el modo en que las cosas son, en oposición a su mera apariencia. (Diccionario Akal de Filosofía).
La apariencia, en sentido filosófico, hace referencia a cómo se nos presentan las cosas a los sentidos. En
este modo de presentarse a los sentidos, se incluye también la problemática referida al cambio.
Abordaremos el problema del concepto de realidad realizando un breve recorrido histórico centrado en las
aportaciones filosóficas de la Edad Antigua: presocráticos, Platón y Aristóteles.
ACTIVIDADES
4. ¿En qué sentido lo soñado no es real?
5. Las apariencias ¿ocultan la realidad o más bien la muestra? Justifica la respuesta.
6. Si accedemos a la realidad a través de los sentidos y estos no son capaces de mostrarnos la realidad
tal cual es, ¿cómo podemos responder, entonces, a la pregunta qué es lo real?
La pregunta por la realidad es uno de los interrogantes que más ha ocupado la atención de la reflexión
filosófica desde sus orígenes. Los primeros filósofos se preguntaron por el origen de lo real -el arché-
entendiendo lo real como el conjunto de todo lo existente, es decir, la Naturaleza.
Presocráticos como Parménides y Heráclito profundizaron en la cuestión al interrogarse no solo por el
origen de esa Naturaleza, sino también sobre «qué significa ser». Por este motivo, su pensamiento se
puede considerar, en sí, como una metafísica.
Las tesis de estos dos autores nos ayudarán en dos sentidos:
➔ Por una parte, a comprender la radicalidad de dicho interrogante.
➔ Por otra, a visualizar cómo dicha cuestión -retomada después por Platón y Aristóteles- constituirá
el eje vertebral de la discusión filosófica -metafísica- desde esos inicios.
Adentrémonos en las tesis de Parménides y Heráclito enunciadas por el propio Heráclito y recogidas por
Platón en su obra Crátilo.
Heráclito dice en alguna parte que todas las cosas se mueven y nada está quieto, y comparando
las cosas existentes con la corriente de un río dice que no te podrás sumergir dos veces en el
mismo río.
<<No te podrás sumergir dos veces en las aguas del mismo río>>.
El motivo es el siguiente: el río nunca es idéntico a sí mismo. Tampoco nosotros. ¿Por
qué? Porque todo está sometido al cambio. Lo mismo ocurre con la realidad en su
conjunto.
Basta con observar unos segundos el cauce de un río para constatar que está en un
continuo devenir Basta con observar diversas fotografías nuestras -con distintas edades-
para evidenciar que cambiamos de continuo.
El problema que plantea estas consideraciones es el siguiente: si nada es igual a sí mismo nunca, ¿qué
es, entonces, lo real? Dicho de otra manera, y siguiendo el ejemplo:
➔ ¿Qué es el río?, ¿existe como tal si siempre está cambiando?
➔ ¿Quién soy yo?, ¿existo -soy real- si estoy sometido a un continuo devenir?
*VOCABULARIO
Devenir: llegar a ser, cambio, acaecer.
La propuesta de Parménides, por tanto, da explicación de la realidad (el Ser) pero no ofrece una explicación
plausible del cambio.
3.2. La propuesta de Heráclito
Heráclito (544-484 a. C.) propondrá tesis contrarias a las defendidas por Parménides. El ser de cada cosa
consiste en dejar de ser lo que es para pasar a ser otra cosa distinta.
El cambio es el modo de ser de las cosas y de la realidad considerada en su conjunto. No existe ese
Ser propuesto por Parménides sino el puro y continuo devenir.
Su propuesta, por tanto, da razón del cambio pero no ofrece una explicación plausible acerca de la realidad,
sobre qué sea lo real.
Esta discusión filosófica entre realidad y cambio será retomada por Platón, autor que proporciona una
respuesta integradora de dicha dicotomía.
La paradoja de Zenón
El más rápido de los hombres, Aquiles, no podrá alcanzar nunca al más lento de los animales, la
tortuga, si se da a esta una venta- ja inicial en una carrera. Pues, mientras Aquiles recorre el
camino que la tortuga llevaba recorrido, por la mencionada ventaja inicial, la tortuga habrá
caminado otra porción, aunque más pequeña. Cuando Aquiles haya llegado a recorrer esta última
porción de ca- mino, la tortuga habrá avanzado otra porción más pequeña, y así la tortuga llevará
siempre la ventaja, hasta en espacios infinitamente pequeños, con lo cual, Aquiles no podrá
alcanzarla nunca.
EJEMPLOS
➔ Si el río cambia, deja de ser, pasa a ser nada. No es posible esa nada ya que es imposible que lo que es no
sea.
➔ Imaginemos un aula sin puertas ni ventanas. Dentro, existe el cambio: personas que se mueven, sillas que
varían de sitio, voces y silencios. Sin embargo, vista desde fuera es inmutable: no hay cambio alguno. El Ser
-el Uno y eterno- de Parménides sería esa aula observada desde fuera.
EJEMPLO
Si el río cambia deja de ser, en sentido estricto, ese mismo río para pasar a ser, en todo caso, un río distinto, es decir,
una realidad distinta a la inicial. Lo mismo ocurre con nuestra propia identidad: si cambiamos, dejamos de ser lo que
éramos.
ACTIVIDADES
7. Someted a crítica la afirmación de Heráclito en la que mantiene que nunca nos bañaremos dos veces
en las aguas del mismo río.
8. ¿Por qué el Ser de Parménides debe ser eterno? Justifica la respuesta.
9. ¿Cómo refutarías la paradoja de Zenón? ¿Qué crees que trata de refrendar este discípulo de
Parmenides?
Platón ejemplifica con este mito su visión dualista de la realidad (dualismo ontológico).
➔ El mundo que tomamos como real no lo es. A este mundo, Platón lo denomina mundo sensible.
Es el conjunto de todo lo que se nos presenta a los sentidos. Está sometido al cambio. El mito
sitúa este mundo en el interior de la caverna.
➔ La verdadera realidad está fuera de esa caverna y es necesario salir de ella para descubrirla. A
este mundo Platón lo denomina mundo de las Ideas.
Cada cosa del mundo sensible tiene su idea correspondiente en el mundo de las Ideas. Estas son
inmutables, es decir, no están sujetas al cambio.
La teoría de las Ideas es el tema central de la propuesta de Platón. La idea es una realidad extramental,
objetiva, representa el verdadero ser de las cosas y es el objeto del verdadero conocimiento.
EJEMPLO
Nuestro pupitre ¿es real o aparente?
● El pupitre que percibimos por los sentidos es apariencia de realidad. Este pupitre está
sometido al cambio.
● Lo real es la idea de pupitre. Esta idea:
- Es extramental: se encuentra en el mundo de las Ideas.
- Es objetiva: es la verdadera realidad del pupitre.
- Representa el verdadero ser del pupitre.
- Es inmutable.
Formulada la propuesta platónica, la dicotomía establecida entre Parménides -Ser-y Heráclito -devenir-
queda resuelta así: en el mundo sensible se producen los cambios: el devenir de Herá- clito; en el mundo
de las Ideas encontramos el ser verdadero de las cosas, el ser que no cambia, las ideas: el Ser de
Parménides.
¿Qué nos aporta esta composición hilemórfica de la sustancia? ¿Qué soluciones ofrece a la problemática
de la apariencia?
• Lo real está en las mismas cosas y no en otro mundo como sostenía Platón.
• Lo real de las cosas es su esencia: aquello que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa.
• Ciertamente, la apariencia está presente en la materia -que percibimos por los sentidos- pero
esta constituye el punto de inicio para alcanzar la verdadera realidad de las cosas, su esencia o
forma.
Tomemos este ejemplo para integrar en una misma explicación las tesis defendidas por Parménides,
Heráclito y Platón.
Filósofo Tesis
Parménides Sostendrá que ese cambio -de semilla a árbol- es aparente. Los sentidos nos engañan.
Solo existe el Ser que es Uno y eterno.
Heráclito Sostendrá que todo fluye y nada permanece. Ofrece, así, una cierta explicación de esa
transformación de semilla a árbol pero, en definitiva, no explica ni la realidad de la
semilla ni la del árbol.
Platón Situará en el mundo de las Ideas la verdadera realidad de esa semilla -idea de semilla-
y de ese árbol -idea de árbol-. Los cambios tendrán lugar en ese mundo sensible
Aristóteles Explicará el cambio partiendo de esa realidad que cambia: ser en potencia, ser en acto.
6 Metafísicas espiritualistas
y materialistas
Este recorrido realizado por las propuestas de Parménides, Herácli- to, Platón y Aristóteles nos permite comprender
que existen distintas maneras de concebir la realidad ya que cuestionarnos qué es lo real lleva implícito preguntarnos
por la razón de existencia de esa realidad. La tradición filosófica distingue, en este sentido, dos tipos principales de
metafísica: metafísicas espiritualistas y metafísicas materialistas.
Metafísicas espiritualistas
La realidad, objeto de estudio de la metafísica, puede ser entendida y explicada a partir de una instancia superior que
dé razón de ella. Esta instancia puede ser inmaterial o espiritual.
EJEMPLO de metafísica espiritualista
Es la propuesta de René Descartes (1596-1650), máximo re- presentante del racionalismo y considerado el primer
pensador moderno.
Para este autor, Dios -realidad espiritual- es el fundamento último de la realidad y del conocimiento cierto.
Metafísicas materialistas
La realidad, objeto de estudio de la metafísica, puede ser entendida y explicada desde la propia realidad -materia- sin
que sea necesario recurrir a ninguna instancia espiritual o inmaterial para dar explicación de la misma.
EJEMPLO de metafísica materialista
Es la propuesta de Karl Marx (1818-1883).
Para este pensador, toda la realidad es material. Esta realidad, en su conjunto, no está puesta ante el hombre para
que la contemple o se interrogue sobre ella. Está ahí para ser trans- formada.
Esta transformación se da en el tiempo, en la historia. Esta es la razón por la que la propuesta de Marx recibe el
nombre de <<materialismo histórico>>.
ACTIVIDADES
6 15> Actividad cooperativa.
• Concretad tres ejemplos en los que se evidencie la relación que existe entre la realidad de algo y la razón de
existencia de ese algo.
Ejemplo: realidad del amor y la razón de su existencia.
⚫ Justificad por qué habéis propuesto esos ejemplos.
unidad 2
7.2. Universo y finalidad
El concepto de <<finalidad»> nos remite a aquello que posee un propó- sito, es decir, que está orientado hacia la
consecución de un fin. Así, la finalidad de un bolígrafo es escribir y la de un reloj dar la hora. ¿Sucede lo mismo con
el universo? ¿Posee algún propósito o finalidad?
Como indica el astrofísico estadounidense Neil deGrasse Tyson, afirmar que el universo tenga finalidad implicará
afirmar que posee intención. Esta implica un resultado deseado. ¿Qué o quién puede inferir esa intención?
La respuesta nos remite a la cuestión de Dios -desde el punto de vista teológico, y desde el filosófico- ya que la
intencionalidad no puede surgir de la propia materia -si suponemos el big bang como origen y causa última del
universo- ni del azar -sin causa, no hay finalidad-. Planteemos la cuestión de Dios de este otro modo: ¿por qué algo
en vez de no existir nada? Según el profesor Javier Sánchez Cañizares, investigador en ciencia y religión, filosofía de
la naturaleza, filosofía de la física e interpretación de la mecánica cuántica:
... si pretendemos responder a esa pregunta recurriendo a las leyes naturales no encontraríamos una respuesta porque
podríamos seguir preguntando: ¿y por qué existen esas leyes?
Este razonamiento abre la puerta a la necesidad de considerar que el universo necesita una explicación que esté fuera
de sí mismo ya que las leyes científicas no ofrecen una respuesta plausible.
La ciencia nos aporta una certeza: el origen del universo reside en el big bang, en la gran explosión de ese átomo
primigenio.
Este átomo primigenio no pudo crearse a sí mismo ya que aque- llo que no-es no puede darse el ser a sí mismo.
Al mismo tiempo, la teoría del big bang otorga al universo un principio por lo que no es eterno.
Ambas premisas quizás no evidencien una certeza científica sobre la mano de un Dios creador, pero tampoco la
niegan.
La filosofía encuentra en esta posibilidad un interesantísimo campo para la especulación metafísica desde la
radicalidad y sin cerrar, de antemano, posibilidades a lo real.
La finalidad de un reloj es dar la hora. ¿Posee el universo algún propósito o finalidad?
ACTIVIDADES M
16 > ¿En qué sentido las cuestiones metafísicas referidas al origen del universo se relacionan con una metafísica
espiritualista o materialista?
17 > ¿Qué implica no admitir el instante cero del universo con respecto a la visión metafisica?
18 > ¿Por qué el átomo primigenio -big bang- no podría surgir de la nada según las tesis de Parménides? ¿Significa
eso que fue creado? Justifica la respuesta.
19 > El ser humano, ¿posee finalidad? ¿En qué sentido depende la respuesta de la posible fina- lidad del universo?
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