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DERECHOS POLÍTICOS.
1. El derecho de participación en los asuntos públicos (derecho de sufragio activo). 2. El derecho de ac-
ceso a cargos y funciones públicas. 3. Formas de participación política: participación directa y participa-
ción indirecta o representativa. 4. El derecho de petición. 5. Los partidos políticos
A. Concepto
El art. 23.1 CE reconoce expresamente a los ciudadanos el derecho a
participar en los asuntos públicos, directamente o a través de los procesos
electorales. Es el denominado sufragio activo.
El derecho fundamental de los ciudadanos a participar en los asuntos
públicos, directamente o por medio de representantes, está en directa entre el
principio estructural del carácter democrático del Estado.
Responde a la exigencia constitucional dirigida a los poderes públicos
para que faciliten la participación de los ciudadanos en la vida política, econó-
mica, cultural y social (art. 9.2 CE).
La participación da unidad al sistema democrático, siendo fundamento
del propio sistema.
El que hoy denominamos derecho de participación ha estado en la base
de los grandes movimientos revolucionarios que han cimentado los actuales
sistemas democráticos. La idea de participación va unida a la de limitación jurí-
dica del poder y a la aparición y consolidación del modelo de Estado de dere-
cho.
El derecho de participación es un derecho fundamental que articula el
sistema democrático de un Estado social y democrático de derecho consagra-
do en el art 1.1 de la CE y es la forma de ejercitar la soberanía y, como expre-
samente figura en el mismo, reside en el pueblo español del que emanan todos
los poderes del Estado.
En cuanto al ámbito material de este derecho, se refiere a asuntos públi-
cos, expresión que parece aludir a la participación política, aunque no agota
aquí su contenido, ya que deben incluirse en este ámbito otras modalidades de
participación social, económica, cultural, judicial siempre que tengan carácter o
relevancia pública.
B. Titularidad
El sujeto del derecho corresponde a los ciudadanos, término que alude
de manera directa a la persona física (STC 51/1984).
La participación de los ciudadanos se instrumenta a través de elecciones
periódicas, mediante un sufragio universal, libre, igual, secreto y directo.
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Es la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral Gene-
ral (LOREG) la que desarrolla el derecho de sufragio activo y pasivo en todo
proceso electoral; estableciendo también normas relativas a los diferentes tipos
de elecciones políticas.
La LOREG establece que el sufragio corresponde a todos los españoles
mayores de edad que estén en pleno uso de sus facultades (art. 2). Carecen
de derecho de sufragio: a) Los condenados por sentencia judicial firme a la pe-
na principal o accesoria de privación del derecho de sufragio durante el tiempo
de su cumplimiento. b) Los declarados incapaces en virtud de sentencia judicial
firme, siempre que la misma declare expresamente la incapacidad para el ejer-
cicio del derecho de sufragio. c) Los internados en un hospital psiquiátrico con
autorización judicial, durante el período que dure su internamiento siempre que
en la autorización el Juez declare expresamente la incapacidad para el ejerci-
cio del derecho de sufragio (art. 3).
Puesto que estamos ante un derecho de naturaleza política, su titulari-
dad viene ligada a la nacionalidad: por ello el derecho de sufragio de los ex-
tranjeros estará condicionado por el tipo de comicios, estableciendo el art. 13
que solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el
artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda estable-
cerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elec-
ciones municipales.
El protagonismo de los partidos políticos respecto del derecho de parti-
cipación y su reconocimiento como instrumento fundamental de la participación
política ha sido reconocido por el TC en STC 21/1990, si bien, a los partidos
políticos no se les reconoce la titularidad del derecho de participación, aunque
se les atribuye un interés legítimo a que se respeten las condiciones para el
ejercicio del sufragio.
También ha señalado el TC que se vulneraría el derecho de los ciuda-
danos a participar en los asuntos públicos a través de representantes, si se
reconociera la facultad al partido político de privar de su condición de represen-
tante a quien ha sido expulsado del partido político. Una vez elegidos los re-
presentantes, éstos representan a todo el cuerpo electoral.
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■ Derecho a permanecer en el cargo representativo: quien ha sido
elegido por los electores no puede ser despojado de su cargo.
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elegidos se integran y que ellos mismos constituyen, en la medida en que re-
sulten menoscabados sus derechos (STC entre otras, 5 y 10/1983).
Finalmente, respecto del acceso a cargos no representativos (fun-
ción pública profesional), hemos de señalar que el artículo 23.2 CE no confi-
ere el derecho a ocupar determinadas funciones y cargos públicos; sino que
reserva a la Ley la regulación de las condiciones de su ejercicio; lo que entraña
una garantía de orden material que se traduce en la imperativa exigencia de
predeterminar cuáles hayan de ser las condiciones para acceder a la función
pública de conformidad con los principios constitucionales de igualdad, mérito y
capacidad (art. 103 CE), (por todas, STC 130/1990).
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3.2 Participación directa
Algunos institutos de democracia directa coexisten con el sistema repre-
sentativo que acoge la CE.
La CE, los Estatutos de Autonomía y otras leyes de desarrollo han reco-
nocido la participación directa en tres ámbitos: ámbito nacional, el ámbito re-
gional y el ámbito municipal.
Centrándonos en el ámbito nacional, la CE ha reconocido dos institu-
ciones de democracia directa: el referéndum y la iniciativa legislativa popular.
A. El referéndum
Es un instrumento de participación directa que permite someter al pueblo
una consulta concreta o un texto normativo legislativo: en este último supuesto
recibe el nombre de referéndum legislativo o constituyente cuando versa acer-
ca de la CE o sus reformas.
El mandato constitucional ha sido desarrollado mediante la LO 2/1980, so-
bre regulación de las distintas modalidades de referéndum.
En todos los casos, el referéndum se celebra por sufragio universal, igual,
directo, libre y secreto.
La CE recoge dos tipos: el referéndum consultivo (art 92 CE) y el referén-
dum de reforma constitucional (art 167.3 y 168.3)
El referéndum consultivo
Recogido en el art. 92 CE, conforme al cual las decisiones políticas de es-
pecial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos
los ciudadanos.
Es convocado por el Rey a propuesta del Presidente del Gobierno previa
autorización del Congreso de los Diputados adoptada por mayoría absoluta.
En términos generales el referéndum se somete al régimen electoral ge-
neral en lo que no se oponga a la LO 2/1980.
En cuanto al contenido de la pregunta, la CE señala que ésta versará
sobre decisiones políticas de especial trascendencia. En principio pues, queda
excluida la posibilidad de someter al pueblo un texto legislativo.
En definitiva, el artículo 92 de la CE configura un referéndum potestativo
y consultivo desde el punto de vista jurídico, aunque de consecuencias decisi-
vas desde el punto de vista estrictamente político.
Por último reseñar con carácter ilustrativo que, para un sector doctrinal,
el resultado de la consulta debería ser vinculante para el Gobierno, dada la te-
sis de atribución de soberanía del pueblo en el art 1.2 CE. En este sentido, co-
mo ha puesto de manifiesto el Profesor Torres del Moral, «está fuera de lugar
que al pueblo se le asigne una función de consejo. Cuando el pueblo habla, no
aconseja ni recomienda: decide».
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El referéndum de reforma constitucional
La CE ha establecido dos procedimientos de reforma constitucional: El
procedimiento ordinario y el procedimiento agravado. Éste último se aplica a las
revisiones totales del texto constitucional y a las modificaciones que afecten al
Título preliminar, a la sección primera del Capítulo II, del Título I y al Título II.
Conforme el art 168.3 CE, aprobada una reforma constitucional por el
procedimiento agravado, será sometida a referéndum para su ratificación. Esta
consulta tiene, pues, carácter necesario y vinculante.
La aprobación del proyecto de reforma por el sistema agravado y la ne-
cesidad de celebrar el referéndum debe ser comunicada por las Cortes Gene-
rales al Presidente del Gobierno que queda obligado a tramitar dicha convoca-
toria dentro del plazo de 30 días y a su celebración dentro de los 60 días si-
guientes.
El resto del articulado de la CE no comprendido en las materias propias
de la reforma agravada, queda sujeto al procedimiento de reforma ordinario.
Según art 167.3 CE, aprobada la reforma por las Cortes Generales, será
sometida a referéndum cuando así lo soliciten, dentro de los 15 días siguientes
a dicha aprobación, al menos 1/10 parte de los miembros de cualquiera de las
cámaras. Se trata pues de un referéndum facultativo para los parlamentarios.
Si los parlamentarios no solicitan el referéndum en el plazo citado, la
reforma se considera concluida.
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4. EL DERECHO DE PETICIÓN
Artículo 29 CE: 1. Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva,
por escrito, en la forma y con los efectos que determine la ley. 2. Los miembros de las Fuerzas
o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a disciplina militar podrán ejercer este dere-
cho sólo individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su legislación específica.
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de participación o de garantías de derechos. Tal es así que a la Ley de 2001,
en el artículo 8, establece como criterio para la inadmisión de peticiones aque-
llas "cuya resolución deba ampararse en un título específico distinto al estable-
cido en esta Ley que deba ser objeto de un procedimiento parlamentario, ad-
ministrativo o de un proceso judicial". O las peticiones sobre "cuyo objeto exista
un procedimiento parlamentario, administrativo o un proceso judicial ya inicia-
do, en tanto sobre los mismos no haya recaído acuerdo o resolución firme".
Por las funciones públicas que tienen que desempeñar y por la confor-
mación de las actuales democracias como democracias representativas (no
directas) se tiende a pensar que los partidos políticos son asociaciones públi-
cas o bien órganos del Estado. No obstante, y a pesar de que hablemos del
Estado como un Estado de partidos, los partidos políticos son asociaciones
privadas, que sirven de intermediarios y se posicionan entre el Estado y la So-
ciedad.
Los partidos políticos pueden ser ilegalizados, siempre por medio de una
resolución judicial, bien por ser asociaciones ilícitas (prohibición penal) o bien
porque incumplan de forma reiterada y grave la normativa sobre la exigencia
de la democracia interna o por vulneración grave y reiterada de los principios
democráticos (disolución y suspensión extrapenal).