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TEMA III.

DERECHOS FUNDAMENTALES EN SENTIDO ESTRICTO (II): La libertad de


expresión y la libertad de información. Los derechos de reunión y manifestación. El derecho de
asociación. Los derechos de participación política y de acceso a los cargos y funciones públicas. El
derecho a la tutela judicial efectiva. La irretroactividad de las normas sancionadoras. Las penas
privativas de libertad y la reinserción social. El derecho a la educación y la libertad de enseñanza.
La libertad sindical. El derecho de huelga. El derecho de petición.

La libertad de expresión y libertad de información (art. 20 CE):


• La libertad de expresión consiste en la libre transmisión o divulgación de opiniones.
• La libertad de información consiste en la libre transmisión o divulgación de hechos.
La libertad de información está sujeta al requisito de la veracidad, requisito no aplicable a la
libertad de expresión debido a que las opiniones no son verdaderas ni falsas. La información veraz
es aquella que está suficientemente contrastada, de modo que quien transmite el hecho ha realizado
una labor de investigación para comprobar que lo que se va a difundir es cierto. La información no
deja de ser veraz aunque contenga errores.
Se trata de un derecho de todos los ciudadanos, siendo sujetos titulares del derecho y teniendo,
por tanto, el derecho a transmitir y recibir información veraz.
Los particulares no poseen la obligación de suministrar información. De hecho al publicar
información, los periodistas deben respetar los derechos del art.18 CE, especialmente el honor y la
intimidad. En cambio, los poderes públicos sí tienen obligación de cooperar, debido al principio de
publicidad de la acción del Estado. Estado y poderes públicos actúan con transparencia, cuyos
límites se encuentran en el art. 105. b CE:
- Todo aquello que afecte a la seguridad y defensa del Estado.
- Información relacionada con la averiguación de delitos (ej. investigación criminal).
- Todo aquello que afecte a la intimidad de las personas (ej. expedientes administrativos).
Está prohibido realizar censura previa, es decir, ninguna autoridad puede exigir a un periodico que
emita un artículo a las autoridades antes de ser publicado. El secuestro de publicaciones, retirada
del mercado o eliminación de alguna publicación es posible, pero siempre a posteriori y por
orden de un juez.

Los derechos de reunión y de manifestación (art. 21 CE):


El art. 21.1 CE no plantea ningún problema de reuniones en lugares que no sean de tránsito
público. El único requisito es que la reunión sea pacífica y sin armas.
Sin embargo, las reuniones en lugares de tránsito público o manifestaciones (art. 21.2 CE) tienen
como requisito comunicar previamente la reunión a las autoridades. Las manifestaciones se tienen
que avisar, pero no requieren autorización ni contestación del escrito.
Se tiene que comunicar por escrito y debe contener quiénes son los convocantes, fecha, hora, lugar
e itinerario (si lo hay) de la manifestación, así como las medidas de seguridad que se necesiten.
Cualquier manifestación implica supervisión policial como medida de protección, pudiendo ser
solicitada una especial medida de protección si se prevé represalias de grupos opuestos a la
manifestación. El escrito debe presentarse en un plazo mínimo de 10 días antes de la manifestación
y máximo 30 días. Es posible convocar una manifestación 24 horas antes de la realización si se trata
de un caso de urgencia. La urgencia hace referencia a una reacción frente a un supuesto imprevisto.
La autoridad puede prohibir la realización de una manifestación: cuando existan razones
fundadas de alteración del orden público con peligro para personas o bienes. No se puede
entender como razones de alteración del orden público el que la manifestación vaya a ser molestia.
Las manifestaciones son y tienen que ser molestas. El Tribunal Constitucional ha establecido en
qué casos se puede considerar que efectivamente hay alteración del orden público:
1. Cuando la manifestación deje aislado durante mucho tiempo un barrio o una zona de la ciudad.
2. Manifestaciones que puedan tener carácter intimidatorio, es decir, contramanifestaciones, pues
producen violencia (ej. grupo de extrema izquierda organiza una manifestación, y extrema
derecha convoca otra manifestación el mismo día a la misma hora y en un lugar cercano).
La Ley Orgánica 9/1983 del derecho de reunión regula los requisitos existentes para convocar
manifestaciones.

El derecho de asociación (art. 22 CE):


El derecho de asociación es la libre disponibilidad de los ciudadanos para constituir formalmente
con otros ciudadanos agrupaciones permanentes encaminadas a perseguir fines específicos no
lucrativos.
Necesitan de una constitución formal y permanente, lo que diferencia a la asociación de una mera
reunión. Se necesita un acta fundacional, en el que un grupo de ciudadanos manifiesta su voluntad
de crear la asociación. Simultáneamente, hay que aprobar unos estatutos (normativa externa que
rige el funcionamiento de la asociación). El tercer paso es nombrar los cargos de la asociación.
La asociación está encaminada a conseguir fines específicos no lucrativos. La asociación debe
tener una finalidad, no son creadas para ganar dinero. Esto es lo que diferencia una asociación de
una sociedad, pues las sociedades mercantiles tienen finalidad lucrativa. Las asociaciones pueden
desarrollar una actividad económica que les genere beneficios, estos serán invertidos en la finalidad
de la asociación, no repartidos entre los asociados. Las sociedades mercantiles están reguladas en
el art. 38 CE, que reconoce la libertad de empresa.
El derecho de asociación implica el derecho de los ciudadanos a:
- Crear asociaciones.
- Adherirse a asociaciones ya creadas.
- No adherirse a una asociación, si uno no quiere.
Requisitos que debe cumplir una asociación:
- Deben inscribirse en un registro público de asociaciones. La inscripción no es obligatoria,
pero es la que permite desplegar todos los derechos que le concede el ordenamiento jurídico. La
inscripción dota a la asociación de personalidad jurídica propia.
- La organización y el funcionamiento tiene que ser democrático. Este requisito no es exigido
en la constitución, solo lo exige para determinadas asociaciones como sindicatos, partidos
políticos y colegios y asociaciones profesionales. El art. 22 CE es desarrollada en la Ley
Orgánica 1/2002, reguladora del derecho de asociación, donde se exige que todas las
asociaciones tienen que tener un funcionamiento democrático.
Límites del derecho de asociación:
- Asociaciones que tengan fines o medios delictivos (ej. mafia, crimen organizado), así como las
asociaciones con fines lícitos, pero que utilicen medios delictivos (ej. terrorismo).
- Asociaciones paramilitares, es decir, aquellas que utilizan métodos militares y desarrollan
actividades militares.
- Asociaciones secretas. No son aquellas no inscritas, sino aquellas que plasman su voluntad de
no ser conocida, de ocultar sus fines o la identificación de sus miembros. Las asociaciones
secretas son disueltas, exclusivamente, por los jueces mediante resolución motivada,
suspendiendo sus actividades o disolviéndola directamente.

El derecho a participar en los asuntos públicos (art. 23 CE):


El derecho a participar en los asuntos públicos es una consecuencia de la democracia, así como
de la soberanía nacional (art. 1.2 CE), debido a que implica que el poder reside en el pueblo, por lo
que el ciudadano debe participar en la formación de la voluntad del Estado.
El art. 23.1 CE regula el sufragio activo o derecho al voto, definido en la Constitución como el
derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente
elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. Se deben tener en cuenta dos requisitos:
ser mayor de edad y ser español.
En España, el voto es un derecho, pero no un deber, por lo que cada ciudadano es libre de votar a
quien quiera y de no votar si no lo desea. Los poderes públicos potencian el voto, dada su función
esencial en una democracia.
Dentro de la participación directa, encontramos dos fórmulas:
- Referéndum. Supone la adopción inmediata de decisiones políticas por los ciudadanos.
- Concejo abierto (art. 140 CE). Previsto para la administración local (ayuntamiento), se trata de
un régimen de toma de decisiones que se utiliza en municipios pequeños. En las elecciones
municipales se elige solo al alcalde, no hay concejales, pues las decisiones del ayuntamiento se
van a tomar directamente en asambleas por los vecinos.
La participación indirecta se realiza a través de representantes. En este caso, los ciudadanos eligen
a sus representantes, que adoptarán las decisiones en las asambleas correspondientes. En esta línea,
se encuentran las elecciones generales, donde se eligen los representantes del Parlamento
(Congreso y Senado); las elecciones autonómicas, donde se deciden los representantes que van al
Parlamento Autonómico; y las elecciones municipales, donde se eligen a nuestros representantes,
que son los concejales.
El art. 23.2 regula el acceso a funciones y cargos públicos. En este derecho, se distinguen dos
posibilidades:
1. Los cargos electos, elegidos por los ciudadanos (temporal). Se trata de un sufragio pasivo, es
decir, de la posibilidad de presentarse a la elecciones como candidato. Esto implica el derecho,
no solo a presentarse, sino también a permanecer en el cargo mientras dure el mandato.
- La elección se configura a favor del candidato y no del partido, pues se vota a personas
físicas y no a partidos. El partido político no puede cesar al candidato ni sustituirlo por otro,
incluso en el caso de que el candidato elegido deje de pertenecer al partido o fiche por otro
partido. Un partido político no puede imponer al candidato elegido cuál va a ser el sentido
de su voto o de su actuación.
- La disciplina de voto son las instrucciones que impone el partido a sus candidatos electos.
En ocasiones, no se impone debido al voto en conciencia, es decir, que los candidatos voten
lo que consideren oportuno sin que el partido adopte medidas disciplinarias.
2. El acceso a la función pública, convirtiéndose en funcionarios.
- Los requisitos para convertirse en funcionario son de carácter legal y se regulan en la ley.
Siempre deben responder a los principios de mérito y capacidad (art. 103.3 CE).
- El Tribunal Constitucional establece dos requisitos: las condiciones de acceso no deben
producir discriminaciones ni predeterminar el resultado del proceso de selección a favor de
una persona determinada. No puede ocurrir que haya una persona que de antemano cumpla
con todos los requisitos (como si el cargo hubiese sido hecho para él).

La tutela judicial efectiva (art. 24 CE):


Se trata de uno de los pilares del Estado de derecho. La tutela judicial efectiva consagra el
derecho de todos los ciudadanos a acceder a los órganos jurisdiccionales para la defensa de los
propios derechos e intereses. Se puede decir que es una consecuencia de la reserva al Estado del
monopolio del uso legítimo de la fuerza.
La tutela judicial efectiva consiste en el derecho a tener acceso al sistema judicial y a obtener una
resolución fundada en derechos, amparada por el ordenamiento jurídico. Esa resolución puede ser
también de inadmisión, siempre que exista una causa legal para ello.
El art. 24.1 añade el derecho a no sufrir indefensión o derecho de defensa, lo que significa que
toda persona tiene la facultad de actuar en el proceso judicial en apoyo de la propia decisión,
ejerciendo todas las facultades previstas y legalmente reconocidas.
El proceso judicial se articula en torno al derecho de defensa. El hecho de que se garantice el
derecho de defensa como un derecho fundamental tiene como consecuencia que las normas
procesales deben interpretarse de forma favorable, a facilitar y permitir la participación en el
proceso. El Tribunal Constitucional ha marcado una línea antiformalista (mayor flexibilidad en el
cumplimiento del proceso) en la interpretación de los requisitos procesales, debido a que las normas
procesales son un instrumento para posibilitar el derecho de defensa, y no un fin en sí mismas.
El derecho a la ejecución de la resolución de fondos obtenidos es el derecho de quien ha
resultado favorecido por la resolución judicial a ser repuesto en sus derecho y/o compensado por el
daño sufrido.
En el art. 24.2, encontramos una serie de derechos procesales, como la presunción de inocencia,
que consiste en que nadie puede ser condenado sin una actividad probatoria suficiente.

El principio de legalidad (art. 25 CE):


El principio de legalidad establece que nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u
omisiones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa,
según la legislación vigente en aquel momento.
El art. 25 CE afecta a las condenas penales que impone la institución penal y que, en muchos
casos implica la privación de libertad, y también se aplica a la actividad sancionadora de la
administración. La sanción es un castigo, mientras que la indemnización es la reparación del daño.
La aplicación en Derecho penal. Este principio de legalidad tiene tres exigencias:
1. El hecho sancionado tiene que estar establecido en una norma con rango de ley (reserva de ley).
La ley en cuestión es el Código Penal.
2. La ley tiene que describir el supuesto de hecho sancionado, es decir, la conducta que traerá la
consecuencia de la sanción. El tipo penal es la descripción de la conducta sancionable.
3. Esa ley que describe la conducta sancionable tiene que estar en vigor en el momento de la
comisión del hecho (irretroactividad de las leyes penales no favorables). Esta irretroactividad
de la ley penal solamente se aplica si va en contra del reo. Cuando la ley penal es favorable sí
es retroactiva.
El art. 25.2. CE afirma que las penas privativas de libertad están orientadas hacia la reeducación
y reinserción social, y nunca deben consistir en trabajos forzados. Cuando el Estado tiene a un
recluso en la cárcel tiene la obligación de intentar reinsertarlo, a través de la educación, el trabajo…
En general, a la potestad sancionadora de la administración (art. 25.3) se aplican los mismos
principios que para el Derecho penal, ya que el art. 25 hace una referencia expresa en la infracción
administrativa. No obstante, existe una diferencia en lo concerniente a la reserva de ley: en materia
penal la reserva de ley es absoluta, pero en materia administrativa es solamente relativa.
La reserva de ley existe porque cualquier actividad sancionadora de la administración debe estar
reconocida en una norma con rango de ley que le dé cobertura. Ahora bien, cuando nos referimos a
la tipicidad de la conducta sancionadora no es necesario que esté descrita en una norma con
rango legal, pero puede aparecer en normas con rango reglamentario.
La actividad sancionadora de la administración tiene una serie de límites:
1. Las sanciones administrativas nunca pueden implicar penas privativas de libertad.
2. El procedimiento sancionador debe respetar el derecho de defensa, el cual se manifiesta en tres
consecuencias para la administración:
- La obligación de informar de la tramitación del procedimiento.
- La obligación de informar de los motivos del procedimiento.
- La obligación de dar audiencia al interesado (alegaciones y aportación de pruebas).
3. La resolución está sometida a revisión jurisdiccional. Los conflictos entre los ciudadanos y
administración pública se resuelven mediante los tribunales contenciosos administrativos.
4. La superioridad de las resoluciones judiciales. Esto nos lleva al principio general del derecho
sancionador que es ne bis in idem, lo que significa que una misma conducta infractora no puede
castigarse dos veces. En ocasiones, surge el problema de que una misma conducta implica una
sanción administrativa y una sanción penal.

Los Tribunales de Honor (art. 26 CE):


Los Tribunales de Honor actualmente no existen.

El derecho a la educación (art. 27 CE):


El derecho a la educación es un derecho de prestación, es decir, permite reclamar al Estado un
servicio. Constituye un derecho fundamental. Su objeto es el acceso a las enseñanzas regladas, es
decir, aquellas enseñanzas programadas por los poderes públicos que integran el sistema educativo.
Además de ser un derecho, la educación es una obligación en cuanto a las enseñanzas básicas (10
años; 6-16 años), pero a partir de las enseñanzas básicas el derecho a la educación ya no es
universal sino que depende de las aptitudes y vocación del estudiante.
La gratuidad de la enseñanza básica es la ausencia de tasas académicas, pero no incluye ni el
transporte, ni el comedor escolar, ni los libros y materiales.
Instrumentos con los que cuenta el Estado para garantizar el derecho a la educación:
- Creación y surgimiento de centros públicos.
- Ayudas públicas a centros privados.
La libertad de enseñanza implica la exclusión del monopolio estatal en materia de enseñanza. Es
un principio necesario para garantizar el pluralismo político y el funcionamiento de una sociedad
democrática.
La libertad de enseñanza supone dos derechos distintos:
- El derecho a crear instituciones.
- El derecho a desarrollar personalmente la labor educativa en libertad, lo que nos lleva a otro
derecho, libertad de cátedra (art. 20.1 CE), que afecta tanto a la libertad de expresión como a
la libertad de enseñanza. La libertad de cátedra es la determinación autónoma por parte del
profesor del contenido y metodología de la investigación y la enseñanza, siendo más amplia
cuanto mayor es el nivel de enseñanza (más restricciones en niveles inferiores).
En cuanto a las consecuencias de la libertad de cátedra, conviene distinguir entre:
- Centros privados. Pueden tener un ideario o una ideología propia (ej. colegios religiosos). La
existencia de un ideario no obliga al profesor a doctrinar a los alumnos en ese ideario. No
obstante, el profesor tampoco puede combatir ese ideario, pues si lo hace es causa de despido.
- Centros públicos. Deben estar marcados por la neutralidad, por lo que los profesores deben
renunciar a cualquier adoctrinamiento ideológico. El objetivo tiene que ser la enseñanza.

La libertad sindical y el derecho a la huelga (art. 28 CE):


Los sindicatos tienen una función básica de defensa y promoción de los intereses económicos y
sociales (art. 7 CE). Su actividad no solo está orientada a los derechos laborales, sino que se ocupa
también de problemas de índole social. Su organización y funcionamiento tienen que ser
democráticos. La Ley Orgánica 11/1985 regula la libertad sindical.
En el ámbito subjetivo, la CE establece que todos tenemos derecho a sindicarse libremente
(españoles y extranjeros, funcionarios), pero con algunas excepciones:
- Los jueces, magistrados y fiscales no pueden afiliarse a un sindicato (art. 127 CE). Se trata de
garantizar la independencia en la labor jurisdiccional.
- La ley excluye a las fuerzas armadas (ejército) del derecho a sindicarse. La guardia civil tiene
estructura militar, no pueden ejercer el derecho de la libertad sindical, pero existen asociaciones
de guardias civiles.
- Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (policía), pero tienen una normativa más
restrictiva. Los policías solo pueden sindicarse a sindicatos formados por miembros de su
propio cuerpo policial.
- Los autónomos, jubilados y parados pueden afiliarse a sindicatos generales, pero no pueden
crear un sindicato específico para la defensa de sus intereses.
Desde un punto de vista individual del ciudadano, la libertad sindical supone el derecho a fundar
sindicatos, a afiliarse a los sindicatos ya existentes, y a no afiliarse a un sindicato si uno no quiere,
así como a separarse libremente de un sindicato.
El despido por actividad o afiliación sindical es nulo. Un despido improcedente es aquel en el
que la empresa tiene que indemnizar al trabajador; mientras que en un despido nulo es el trabajador
el que elige, por lo que si desea reincorporarse a trabajar lo hará.
La libertad sindical implica el derecho de los sindicatos al libre ejercicio de su actividad. La CE
habla del derecho a formar confederaciones, a asociarse y crear organizaciones sindicales
internacionales.
Entre las vías que ofrece el ordenamiento para la defensa de los derechos de los trabajadores:
- La convocatoria de huelgas.
- La organización colectiva: regulación de las condiciones laborales, el ordenamiento les otorga
fuerza de ley.
- Medidas de conflicto colectivo: cualquier medida de presión que puedan adoptar los
trabajadores.
- Participar en elecciones sindicales: la elección de los delegados de personal, si se trata de
empresas pequeñas, y los miembros de comité de empresa, para empresas grandes, que son los
representantes de los trabajadores ante la empresa. Los representantes se pueden presentar bajo
las siglas de un sindicato, pero no necesariamente.
La participación institucional consiste en todas aquellas actividades que van más allá de la
defensa de los intereses de los miembros de interés sindical. Forma parte de esta participación la
posibilidad de participar en la elaboración de la normativa laboral. El gobierno tiene la obligación
de informar y someter a consulta de los sindicatos los proyectos relacionados con la normativa
laboral. Esta participación está reservada solo a los sindicatos más representativos, que son
aquellos que tiene un número mayor de delegados de personal y miembros de comité de empresa.
Derecho de petición (art. 29 CE).

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