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TEMA 9
Los derechos de ámbito político (III)
Es aquella que llevan a cabo los ciudadanos sin ninguna clase de intermediarios; responde a
la vieja idea anarquista de que los hombres se autogobiernan sin necesidad de representantes.
Es aquella que se lleva a cabo por representantes libremente elegidos en elecciones periódicas.
Estos representantes actúan en nombre de los ciudadanos.
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El sistema representativo se basa en la sustitución del pueblo, como teórico soberano, por
minorías que actúan en su nombre, en virtud de un procedimiento electivo. El fundamento
de dicho sistema consiste en identificar la voluntad de los representados con la de los
representantes. El sistema político español está basado esencialmente en el principio
representativo.
Esta opción del Constituyente español comporta que el juego político queda prácticamente
monopolizado por los partidos políticos.
Por otra parte, hay que subrayar que los representantes deben ser elegidos por “sufragio
universal”. El sufragio universal, que se opone al concepto de sufragio restringido, es aquel
que se atribuye a todo ciudadano por el hecho de serlo, al margen de su capacidad económica
o de su nivel de educación.
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2.3 Alcance del sufragio activo
El artículo 23 CE atribuye el derecho de sufragio activo a los ciudadanos, pero tal previsión
ha de interpretarse en relación con otros dos preceptos constitucionales: el art. 13 y el art.
93. Se prevén así dos supuestos de sufragio activo por extranjeros: en las elecciones
municipales y en las elecciones al Parlamento europeo.
- Por un lado, en virtud de tratados bilaterales, cuando la otra parte permita el voto de
los españoles en las correspondientes elecciones municipales.
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Por otra parte, debemos indicar que carecen del derecho de sufragio los condenados por
sentencia judicial firme a la pena principal o accesoria de privación del derecho de sufragio
durante el tiempo de su cumplimiento.
Además, la LOREG dispone que toda persona podrá ejercer su derecho de sufragio activo,
consciente, libre y voluntariamente, cualquiera que sea su forma de comunicarlo y con los
medios de apoyo que requiera.
- El derecho a ocupar puestos públicos a cubrir mediante elección, esto es, cargos
públicos (es lo que se llama el derecho de sufragio pasivo).
Lo primero que debe subrayarse de este precepto es que establece unos derechos de
configuración legal: en efecto, estos derechos se reconocen con los requisitos que señalen las
leyes. Por tanto, el legislador podrá establecer requisitos concretos para poder acceder a un
cargo o función pública. Con lo cual, se restringirá el número de ciudadanos que podrán
aspirar a los mismos.
Esta configuración legal, sin embargo, se ve limitada, en el mismo artículo 23 CE, por una
exigencia: que se mantenga el principio de igualdad. El legislador podrá, pues, establecer un
conjunto de condiciones o requisitos para poder ser candidato a unas elecciones o para ser
funcionario público, pero estas condiciones o requisitos habrán de formularse de forma
genérica, prohibiéndose aquellos que sean discriminatorios o arbitrarios. El artículo 23 CE
no reconoce una igualdad entre todos los ciudadanos, sino sólo entre aquellos que cumplan
los requisitos previstos por la ley.
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3.2 Alcance y contenido del derecho de sufragio pasivo o derecho a ocupar cargos públicos
Por lo que se refiere a la titularidad del derecho de sufragio pasivo, el art. 23 CE lo predica
de “los ciudadanos”. Pero esta afirmación debe armonizarse con los artículos 13 y 93. Se
establecen así dos supuestos de sufragio pasivo por extranjeros: en las elecciones municipales
y en las elecciones al Parlamento Europeo.
El artículo 13 CE prevé que los extranjeros sean titulares de los derechos de sufragio activo y
pasivo en las elecciones municipales. A partir de este momento, ya pueden ser concejales y
alcaldes los extranjeros comunitarios residentes en España. Esta posibilidad de ser titulares
del derecho de sufragio pasivo no sólo es aplicable a ciudadanos de la UE, sino también en
casos de acuerdos bilaterales con países extracomunitarios, que prevean la extensión del
derecho de sufragio a sus nacionales residentes en España.
El contenido del derecho a ser elegido va más allá del derecho a presentar la candidatura y, si
se obtienen los votos necesarios, a ser proclamado electo. De acuerdo con el Tribunal
Constitucional, el derecho de sufragio pasivo comprende también el de mantenerse en el
cargo para el que se fue elegido, durante el periodo correspondiente, y el de ejercer las
funciones inherentes a ese cargo.
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El contenido del derecho de acceso a las funciones públicas presenta ciertas peculiaridades.
Por un lado, y como ocurría con el derecho de sufragio pasivo, se reconoce “con los
requisitos que señalen las leyes”: se trata, pues, de un derecho de configuración legal, lo que
supone un ámbito de libertad del legislador para fijar los requisitos que han de cumplirse
para acceder a la función pública. Ahora bien, esta libertad se ve limitada por otro precepto
constitucional, el artículo 103.3, que señala que la ley regulará “el acceso a la función pública
de acuerdo con los principios de mérito y capacidad”. El legislador, pues, podrá restringir
el ámbito de los ciudadanos que pueden acceder a la función pública: pero esa restricción
sólo podrá basarse en criterios de mérito y capacidad, y no en otros, por muy relevantes o
valiosos que pudieran ser.
El legislador, pues, se ve habilitado por el art. 103 CE para establecer los requisitos exigibles
para el acceso a la función pública. Y, desde esta perspectiva, es al legislador a quien compete
decidir qué requisitos son necesarios para una función determinada, así como establecer
requisitos distintos para funciones distintas.
No vulnera, pues, el derecho del art. 23 el que el legislador establezca unas condiciones para
el ingreso en un cuerpo del Estado, y otras diferentes para el ingreso en otro distinto. Ahora
bien, tales condiciones no son cualesquiera que el legislador estime conveniente. Así, no
puede establecer ninguna de las condiciones que el art. 14 considera discriminatorias y,
además, únicamente puede establecer las relacionadas con el mérito y capacidad de los
aspirantes.
Ahora bien, de conformidad con lo establecido en el art. 9 CE, que proclama la necesidad de
conseguir la igualdad real y efectiva de todas las personas y los colectivos en que se integran,
el TC ha admitido la acción positiva por parte de los poderes públicos para favorecer el
acceso a la función pública de colectivos tradicionalmente marginados, como es el caso de las
personas con discapacidad, mediante la reserva de plazas en las Administraciones Públicas.
Finalmente, debemos recordar que, igual que ocurría con el derecho de sufragio pasivo, el
derecho de acceso a la función pública supone también el derecho a permanecer en ella en los
términos previstos por las leyes. no pudiendo ser separado de la misma más que mediante los
procedimientos establecidos al efecto con carácter general.
5. EL DERECHO DE PETICIÓN
El derecho de petición puede definirse como “el derecho que permite al individuo dirigir, a
los órganos o poderes públicos, un escrito donde expone sus opiniones, demandas o quejas”.
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De esta definición se deduce claramente que el derecho de petición es, en buena medida, una
prolongación de las libertades de opinión y expresión: y también tiene cierto carácter de
derecho de participación en los asuntos públicos.
- Todas las personas tienen el derecho de petición individual o colectiva, por escrito, en
la forma y con los efectos que determine la ley.
- Por lo que se refiere a los sujetos del derecho de petición, hay que señalar que este
derecho reclama, por su propia naturaleza, una relación de bilateralidad: que se
expresa en la existencia de unos titulares y de unos destinatarios.
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- Lla LO se refiere a dos supuestos de inadmisión de las peticiones. Primero, cuando la
petición sea ajena a la atribución de los poderes públicos a que se dirija: y segundo,
cuando la resolución deba ser objeto de un procedimiento parlamentario,
administrativo o judicial.
- Por lo que se refiere al objeto del derecho de petición, la Ley afirma que las peticiones
podrán versar sobre cualquier asunto o materia comprendido en el ámbito de
competencias del destinatario,con independencia de que afecten exclusivamente al
peticionario o sean de interés colectivo o general.
Hoy en día, el derecho de petición, entendido como el derecho individual de formular quejas
o solicitudes, ha perdido mucha relevancia. Sin embargo, en nuestra opinión, la petición
colectiva puede tener gran importancia, por la presión política que puede comportar.
La Constitución, en su artículo 77, fija especialmente en las peticiones dirigidas a las Cortes
Generales. Su régimen jurídico se concreta en los siguientes puntos:
- Las Cámaras pueden remitir al Gobierno las peticiones que reciban. El Gobierno está
obligado a explicarse sobre su contenido, siempre que las Cámaras se lo exijan. De
esta forma, el ejercicio del derecho de petición puede motivar un acto parlamentario
de control del Gobierno. Pero la decisión es doblemente facultativa para la Cámara,
ya que, una vez recibida la petición, puede remitirla o no al Gobierno, y, en caso que
efectivamente la remita, puede exigirle o no una explicación sobre su contenido.