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ANALISIS SENTENCIA TC/0441/19

Esta sentencia, es relativo a la acción directa de inconstitucionalidad interpuesta por:

 El Partido Alianza País (ALPAIS),


 Partido Humanista Dominicano (PHD),
 Partido Dominicano por el Cambio (DXC),
 Frente Amplio (FA),
 Fuerza Nacional Progresista (FNP),
 Alianza por la Democracia (APD),
 Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD),
 Opción Democrática (OD) y la señora Soraya Aquino

En contra el artículo 8, numeral 12 del artículo 25, artículo 43 (parte capital), numeral 4 y 6
del artículo 44 así como su párrafo III; párrafo I, II y III del artículo 45, artículo 46 (parte
capital), artículo 47, numeral 3 del artículo 49 y artículos 57 y 58, todos de la Ley núm. 33-
18, sobre Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, de trece (13) de agosto de dos
mil dieciocho (2018).

Según el dispositivo Sentencia TC/0441/19, del 10 de octubre de 2019:

Artículo 8.- Causas de renuncia automática de afiliación. La afiliación a otro partido,


agrupación o movimiento político, el apoyo a otra candidatura contraria, la participación en
actividades de partidos contrarios o la aceptación de candidaturas por otro partido
implicarán la renuncia automática a toda afiliación anterior, cumpliendo con los requisitos
establecidos en el artículo 7 de la presente ley, previa comprobación de que cualquiera de
esas situaciones fuere con su aprobación o consentimiento”. Sin embargo, hacer
pronunciamientos en contra de candidaturas de elección popular postuladas por su partido,
deberá leerse de manera que se interprete en el sentido de que “dichos pronunciamientos
no producirán la renuncia automática de los militantes que así procedieren y que, en caso
de que la entidad política en que militan pretendiere sancionarlos, la sanción impuesta solo
será válida si fuere dictada con ocasión de un juicio disciplinario llevado a cabo con
observancia de las garantías del debido proceso”. (Sentencia TC/0441/19, del 10 de
octubre de 2019).
La Sentencia TC/0441/19, del 10 de octubre de 2019, además, declaró conforme a la
Constitución los artículos: 45, párrafo I; 46, 47, 57 y 58, así como no conforme con la
Constitución los artículos: 25, acápite 12; 43; 44, párrafo III; y 49, acápite 3, de Ley No.33-
18, del 13 de agosto de 2018, de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos.

La Ley Orgánica de Régimen Electoral No.15-19, del 18 de febrero de 2019. TÍTULO I:


PRINCIPIOS GENERALES: Artículo 2.- Definiciones. Para los fines de esta ley y su
aplicación, se asumen los siguientes conceptos:

TRÁNSFUGA: Se atribuye a aquellos representantes que, traicionando a sus compañeros


de partido, o apartándose individualmente o en grupo del criterio fijado por los órganos
competentes de las formaciones políticas que los han presentado, o habiendo sido
expulsados de estas, pactan con otras fuerzas políticas.

TRANSFUGUISMO: Especialmente en la vida política, actitud y comportamiento de quien


se convierte en tránsfuga.

Las personas que hayan sido nominadas para ser postuladas por un partido, agrupación,
movimiento político o alianza a la cual pertenezca el mismo, a un cargo de elección, no
podrán ser postuladas por ningún otro partido, agrupación, movimiento político o alianza,
en el mismo proceso electoral.

Nominación de candidatos. La nominación de los candidatos a cargos electivos que hayan


de ser propuestos por un partido político, deberá ser hecha por el voto afirmativo de la
mayoría de los concurrentes a las elecciones primarias, convenciones o mecanismos de
selección interna, que conforme con sus estatutos convoquen para tales fines las
autoridades correspondientes de conformidad con la ley.
El objetivo es que esta sentencia declare no conformes con la Constitución de la
República los textos legales precedentemente indicados. Sostienen al respecto que
los textos de referencia atentan contra los derechos a la libre expresión y difusión del
pensamiento, la libre asociación y la igualdad de condiciones, así como la vulneración de
los principios de razonabilidad, de asociación, de equidad, de democracia interna de los
partidos y sus militantes y el derecho de elegir y ser elegido.

Esta sentencia prohíbe a los partidos, agrupaciones y movimientos políticos:Concurrir


aliados en el primer proceso electoral ante el cual se presentan, debiendo entonces
postular candidaturas propias en ese certamen, de cualquier nivel que se trate.La
disposición citada fija una prohibición de alianzas a las organizaciones políticas que
participen en su primer proceso electoral, obligándoles a presentar candidaturas
propias en cualquier nivel que se trate.Tal y como se expone en la acción directa en
inconstitucionalidad, la disposición citada introduce un trato diferenciado a sujetos que
tienen los mismos derechos y rango constitucional.

Todo lo expuesto nos conduce irremisiblemente a concluir, además, en que jamás el


constituyente dominicano se propuso viabilizar una acción popular mediante el
ejercicio de la acción directa de inconstitucionalidad; en realidad, dicho constituyente
obró en sentido contrario y tan solo quiso que imperara el espíritu y la letra del numeral 1
del artículo 185 de la Ley núm. 137-11, Orgánica del Tribunal Constitucional y de los
Procedimientos Constitucionales, de trece (13) de junio de dos mil once (2011).

La posición jurisprudencial que el Tribunal Constitucional había consolidado debió ser


mantenida, toda vez que las partes que habían accionado en inconstitucionalidad durante
los más de siete años de existencia de funcionamiento de este colegiado.
INMUNIDAD PARLAMENTARIA

La inmunidad de proceso es aquella que constituye una garantía que protege la función
legislativa y evita que el legislador sea sometido a un proceso judicial sin la previa
autorización del órgano al cual pertenece. Esto no quiere decir que la figura persiga la
exención del hecho cometido, sino evitar que detrás de la acusación penal esta se
convierta en mecanismo para contrarrestar intereses políticos e impedir que se realicen las
funciones que como representante popular le corresponde ejercer, excepto cuando sean
sorprendidos infraganti delito.

El objeto de este análisis es describir cuál es el régimen constitucional que regula la


inmunidad parlamentaria en República Dominicana, con una mirada general a países de
Latinoamérica, y cuál es su lógica o utilidad en un Estado social y democrático de derecho,
enfocándose específicamente sobre quién recae esta prerrogativa.

Inmunidad parlamentaria en República Dominicana

La primera vez que se estableció la inmunidad en República Dominicana fue en 1819, con
la Ley de Organización de Tribunales, la cual disponía que los jueces del Tribunal de
Casación “no podían ser sustituidos ni sometidos de no ser por disposición del Alto
Tribunal de Justicia hecha por el Senado” (Vega, 1996, p. 132). Desde entonces, todas las
constituciones dominicanas han contenido esta prerrogativa.

Según plantean José Chez Checo y Mu-kien Adriana Sang Ben (2010), en el libro Historia
del Congreso Nacional, en octubre de 1966 se generó la mayor discusión en torno a esta
figura. Durante este período se contemplaba que los diputados y senadores podrían ser
enjuiciados durante el período para el cual fueron elegidos, pero no podrían cumplir
sentencia mientras estuviesen desempeñando su función legislativa. A partir de allí,
comenzaron a surgir las diferencias cuando un legislador de oposición pidió extender los
límites de esta prerrogativa penal más allá del período para el cual fuera electo, lo cual fue
debatido enérgicamente.
La Constitución de 2002 mantuvo el régimen de inmunidades en los artículos 31 y 32. Con
dichos artículos el debate se llevó sobre la base de que la inmunidad debía establecer un
régimen especial de exención de la privación de libertad absoluta y de imposibilidad de
juzgamiento para los delitos penales y civiles. Finalmente, no pudo normalizarse en ese
sentido y quedó vigente el sistema anterior, que permite el arresto en caso de flagrante
delito.

La reforma constitucional de 2010 logró esclarecer aún más la figura de la inmunidad al


presentar una definición más llana y plantearla como una prerrogativa del parlamento, no
como un privilegio personal. De igual forma, estableció el alcance y los límites a los que
este privilegio se encuentra sujeto, tal como aparecía en las constituciones anteriores.

El artículo 86 de la Constitución dominicana de 2010 (Protección de la función legislativa)


establece lo siguiente:

(…) ningún senador o diputado podrá ser privado de su libertad durante la legislatura, sin
la autorización de la cámara a que pertenezca, salvo el caso de que sea aprehendido en el
momento de la comisión de un crimen.

Si un legislador o legisladora hubiere sido arrestado, detenido o privado en cualquier otra


forma de su libertad, la cámara a que pertenece, esté en sesión o no, e incluso uno de sus
integrantes, podrá exigir su puesta en libertad por el tiempo que dure la legislatura. A este
efecto, el presidente del Senado o el de la Cámara de Diputados, o un senador o diputado,
según el caso, hará un requerimiento al procurador general de la República y, si fuese
necesario, dará la orden de libertad directamente, para lo cual podrá requerir y deberá
serle prestado todo el apoyo de la fuerza pública.

El artículo 87 (Alcance y límites de la impunidad) expresa el alcance y los límites de esta


figura. Plantea que la inmunidad no es un privilegio personal conferido al congresista, sino
que es una prerrogativa que busca proteger la función que desempeña el legislador.
La inmunidad parlamentaria consagrada en el artículo anterior no constituye un privilegio
personal del legislador, sino una prerrogativa de la cámara a que pertenece y no impide
que al cesar el mandato congresual puedan impulsarse las acciones que procedan en
derecho. Cuando la cámara recibiere una solicitud de autoridad judicial competente, con el
fin de que le fuere retirada la protección a uno de sus miembros, procederá de
conformidad con lo establecido en su reglamento interno y decidirá al efecto en un plazo
máximo de dos meses desde la remisión del requerimiento.

Recientemente, algunos legisladores se expresaron con relación al tema de la inmunidad.


El exvocero de la Cámara de Diputados por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD),
José Altagracia González, aseguró que la inmunidad parlamentaria no es un privilegio
personal del legislador. Expresó que de lo único que protege la inmunidad “es del hecho de
decir algo dentro de las cámaras que afecte a otras personas y que esas personas
pudiesen someterlos a la justicia”. También mencionó que durante un tiempo planteó que
se renunciara a esta figura (Crispín y Batista, 2014).

Asimismo, el actual vocero de la Cámara de Diputados por la bancada del Partido de la


Liberación Dominicana (PLD), Rubén Maldonado, enunció que la inmunidad “no es un
privilegio, es un castigo”. (Crispín y Batista, 2014). También mencionó que “la inmunidad
no les ofrece ningún beneficio, por el hecho de que solamente se tiene una única instancia
para ser juzgados, a pesar de esto entiende que la inmunidad es necesaria”.

En los últimos 14 años se han conocido en República Dominicana 25 casos donde


legisladores se han visto relacionados en escándalos públicos. A 17 de estos casos no se
les retiró la inmunidad parlamentaria, por lo que fueron conocidos bajo la jurisdicción
privilegiada1. Solo a dos legisladores se les retiro la prerrogativa. Radhamés Ramos
García “el diputado de los chinos” y Ramón Fernández Martínez, ambos fueron
encarcelados y recibieron condenas que van desde un año hasta un año y seis meses de
prisión.
La necesidad de que el régimen de inmunidades permanezca para lograr el normal
funcionamiento del órgano legislativo, en países donde a diario se viven intensos conflictos
entre los partidos políticos resulta evidente. En ese sentido, es donde se justifica la utilidad
y permanencia de este figura constitucional.

Resulta importante especificar los límites contra la misma prerrogativa y se cree una
comisión especial competente para hacer frente a los casos cuando sea necesario, ya que
la degeneración institucional pudiera entenderse como una oportunidad del encubrimiento
del ilícito y de esa forma aumentaría la crisis de la representatividad por la que atraviesan
algunos países latinoamericanos.

Es evidente que en los últimos años los ciudadanos se han dedicado a observar con
mayor detenimiento la forma de proceder de las instituciones gubernamentales y han
aumentado las exigencias de mayor participación y mayor transparencia en los órganos
legislativos. Independientemente de los debates que se han originado en torno al tema, la
figura se ha mantenido en Latinoamérica y República Dominicana.

Referencias

Berlín, F. (1998). Diccionario universal de Términos Parlamentarios. México: Miguel Ángel


Porrúa Grupo Editorial.

Bielsa, R. (1959). Derecho constitucional. Argentina: Depalma.

Chez Checo, J. y Sang Ben, M. (2010). Historia del Congreso Nacional. Tomo I. Santo
Domingo: Búho

Chirinos, E. y Chirinos, F. (1994). Constitución de 1993. Lectura y comentario. Lima:


Nerman.

Fundación Interamericana de Abogados. (2007). Inmunidades y prerrogativas en


Latinoamérica. Lima: Autor.

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