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PRÁCTICA EN REHABILITACIÓN CARDIOPULMONAR

ADAPTACIONES CARDIOVASCULARES EN EL EJERCICIO

DANIEL AGREDO MONTENEGRO


JEYSON EDUARDO MEDINA
SEBASTIAN TUPAZ
CAROLINA YALANDA
EDUARD ALEXIS LIZ SILVA

PRESENTADO A:
FT.ISABELLA TORRES

UNIVERSIDAD DEL CAUCA


FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD
PROGRAMA DE FISIOTERAPIA
POPAYÁN-CAUCA
2022
PLANILLA DE REGISTRO

Nombre: DANIEL MAURICIO ÁGREDO Edad: 24 Sexo:__MASCULINO_______ Grupo de Rote: 2A

1. Calcular la FC de entrenamiento que debe alcanzar para cada momento del recorrido, conforme se explica en la guía.

● Fórmula de Haskell (ACSM)


FC max = 220 - edad.=196 lpm
● Fórmula Frecuencia cardiaca de entrenamiento
FCE = (FCmáx - FC reposo)* %intensidad + FC reposo

Estación % Intensidad FC entto. FC FR TA SatO2% Borg

1. Basales: antes del inicio de la — — 80 14 120/80 98 0


actividad

2. Posterior a la caminata suave 50% 50% 132 114 16 122/85 95 1

3. Posterior a la caminata rápida 60% 60% 145 134 26 135/95 95 3

4. Posterior al trote suave 60-70% 60-70% 145-158 153 41 125/70 92 4

5. Posterior al trote rápido 70-80% 70-80% 158-170 160 47 100/70 92 8

6. Posterior al pique 80-90% 80-90% 170-183 153 49 130/70 100 9

7. Recuperación a los 3 minutos — — 118 36 118/80 95 5

8. Recuperación a los 5 minutos — — 105 20 120/80 95 2


PRIMERA ESTACIÓN: Para la prueba, quien la realiza es el participante Daniel Mauricio Ágreso, de sexo masculino de 24 años de edad, se
procede a calcular su frecuencia cardiaca máxima para poder medir la intensidad del ejericio, se hace a través de la fórmula de Haskell de la
siguiente forma:

FC max = 220 - edad


FC max = 220 - 24
FC max = 196 lpm

Ahora se procede a hallar la frecuencia cardiaca de entrenamiento para cada una de las pruebas y, seguidamente se toman los signos basales
de los cuales se parte para valorar primero alguna anomalía y segundo para tener un punto de partida de comparación durante el ejercicio. Los
signos vitales antes de la prueba que se encontraron fueron los siguientes: FC de 80 lpm, FR de 14 rpm, TA de 120/80 mmHg, una SatO2 de 98%
y una calificación de 0 en la escala Borg que índica un estado de reposo. Con esto nos damos cuenta que el participante presenta unos signos
vitales normales y se comienza entonces a realizar la prueba.

SEGUNDA ESTACIÓN: En este punto de la estación, después de haber realizado la caminata al 50% de la frecuencia cardiaca máxima (zona 1:
zona de actividad moderada) los mecanismo reguladores de la respuesta cardíaca al ejercicio de tipo nervioso, hormonales-humorales e
hidrodinámicos empiezan a actuar. En esta fase el participante trabaja con una intensidad del 50% de su frecuencia cardíaca máxima, es decir
su frecuencia cardiaca debe oscilar alrededor de 132 latidos por minuto. Al llegar a la estación el participante refiere encontrarse en buen
estado. Se continua con la toma de signos vitales y se encuentra que su frecuencia cardíaca es de 114 latidos por minuto, la cual se encuentra
por debajo de la esperada según la intensidad del ejercicio, se encuentra con una respiración de 16 por minuto, tensión arterial dentro de los
rangos normales 122/85 mmHg, una saturación de oxígeno de 95% y el usuario no presenta dificultad al esfuerzo físico, calificado como muy
muy ligero, cuantitativamente 1 según la escala de esfuerzo de BORG, estos leves cambios se relacionan ya que no está presentando un
esfuerzo elevado por la zona en la que se encuentra a su vez el reclutamiento de grupos musculares y el aumento de la demanda energética es
aún leve siendo este suplido por las reservas energéticas propias del músculo produciendo así pocos cambios a nivel sistémico.

Como principal hallazgo encontramos el aumento de la frecuencia cardíaca, debido a que el ejercicio desencadena un aumento de la actividad
simpática, así como la inhibición del control parasimpático, A intensidades bajas de ejercicio, el aumento de la FC es casi el único responsable
del aumento del GC, pues el volumen sistólico apenas se modifica. Al incremento del VO2, el corazón debe contribuir con el aumento del gasto
cardiaco y ello es posible gracias al incremento de la frecuencia cardiaca y el volumen sistólico. Se presenta un pequeño aumento de la tensión
arterial sistólica y diastólica debido a que a intensidades moderadas de ejercicio encontramos mayor retorno venoso y mejor llenado
ventricular, que se manifiesta en un mayor volumen telediastólico sin modificación apreciable de la fracción de eyección. Las adaptaciones
cardiovasculares fueron suficientes para satisfacer la demanda energética del cuerpo durante el ejercicio, cabe destacar que el participante
estuvo por debajo de la frecuencia cardíaca esperada según la intensidad del ejercicio, por lo cual no se cumple con la intensidad esperada en
la realización del ejercicio y no arroja mayores cambios.

TERCERA ESTACIÓN TROTE RÁPIDO:


En este punto de la estación, después de haber realizado la caminata rápida al 60% de la frecuencia cardiaca máxima (zona 2: zona de actividad
moderada) los mecanismo reguladores de la respuesta cardíaca al ejercicio siguen cumpliendo su función. En esta fase el participante trabaja
con una intensidad del 60% de su frecuencia cardíaca máxima, es decir su frecuencia cardiaca debe aproximarse alrededor de 145 latidos por
minuto. Al llegar a la estación el participante refiere encontrarse en buen estado. Se continua con la toma de signos vitales y se encuentra que
su frecuencia cardíaca es de 134 latidos por minuto, la cual se encuentra por debajo de la esperada según la intensidad del ejercicio, se
encuentra con una respiración de 26 por minuto, tensión arterial dentro de los rangos normales 135/95 mmHg, una saturación de oxígeno de
95% y el usuario no presenta dificultad al esfuerzo físico, calificado como ligero, cuantitativamente 3 según la escala de esfuerzo de BORG,
estos leves cambios se relacionan ya que no está presentando un esfuerzo elevado por la zona en la que se encuentra a su vez el reclutamiento
de grupos musculares y el aumento de la demanda energética que es moderada siendo este suplido por las reservas energéticas propias del
músculo produciendo así pocos cambios a nivel sistémico.

Como principal hallazgo encontramos el aumento de la frecuencia cardíaca, debido a que el ejercicio desencadena un aumento de la actividad
simpática, así como la inhibición del control parasimpático, debido a las intensidad moderada del ejercicio, el aumento de la FC es casi el único
responsable del aumento del GC, pues el volumen sistólico apenas se modifica. Al incremento del VO2, el corazón debe contribuir con el
aumento del gasto cardiaco y ello es posible gracias al incremento de la frecuencia cardiaca y el volumen sistólico.
Se presenta un pequeño aumento de la tensión arterial sistólica y diastólica debido a que a intensidades moderadas de ejercicio encontramos
mayor retorno venoso y mejor llenado ventricular, que se manifiesta en un mayor volumen telediastólico sin modificación apreciable de la
fracción de eyección, Este aumento de la actividad simpática liberan noradrenalina al corazón ocasionando un aumento de la fuerza de
contracción cardiaca, dando lugar a un aumento del volumen sistólico y de la fracción de eyección, que en últimas ocasiona un aumento en la
tensión arterial de los vasos sanguíneos Las adaptaciones cardiovasculares fueron suficientes para satisfacer la demanda energética del cuerpo
durante el ejercicio, cabe destacar que el participante estuvo por debajo de la frecuencia cardíaca esperada según la intensidad del ejercicio,
por lo cual no se cumple con la intensidad esperada en la realización del ejercicio y no arroja mayores cambios.
CUARTA ESTACIÓN TROTE RÁPIDO: continuando con este punto de la estación, los mecanismo reguladores de tipo nervioso,
humorales-hormonales e hidrodinámicos siguen actuando en respuesta a la adaptación cardiaca durante el ejercicio. En esta estación, el
participante trabaja con una intensidad del 70 al 80% de su frecuencia cardiaca máxima, es decir que su frecuencia cardiaca debe fluctuar entre
158 a 170 latidos por minuto. Al finalizar esta prueba de trote rápido, el participante refiere mareo y malestar general. Se procede a tomarle los
signos vitales y encontramos que su frecuencia cardiaca es de 160 latidos por minuto, la cual se encuentra dentro del rango esperado según la
intensidad del ejercicio, una taquipnea, esperada también a causa del ejercicio, de 47 respiraciones por minuto, sin embargo, percibimos una
hipotensión con un valor de 100/70 mmHg, una saturación de oxígeno de 92% y el usuario refiere una dificultad al esfuerzo físico y una disnea,
ambas de tipo severo calificado cuantitativamente en 8 según la escala de esfuerzo de BORG y físicamente se nota con disnea, fatiga y palidez.
Seguido de esto se deja descansar al usuario para que se pueda recuperar y seguir con la siguiente prueba.

Con respecto a los hallazgos anómalos encontrados en esta parte de la estación, podemos decir que hay una gran diferencia en comparación
con los signos vitales monitorizados en la anterior prueba, donde encontramos diferencia en la tensión arterial que es lo que más preocupa, lo
que nos indica que las adaptaciones cardiovasculares durante el ejercicio del participante no fueron suficientes para satisfacer la demanda
energética del cuerpo al momento del ejercicio, debido a una hipotensión arterial. Esto se explica seguramente por un lado, por el mecanismo
nervioso de tipo periférico donde actúan los barorreceptores, encargados de regular el flujo sanguíneo y la tensión arterial. Estos
barorreceptores, que se encuentran ubicados en el arco aórtico y en el seno carotídeo, actúan en respuesta a un aumento de presión en las
grandes arterias provocando vasodilatación como medida protectiva ante incrementos de la presión arterial. Lo anterior, muy seguramente
ocurrió por la alta demanda a la que estaba enfrentado el corazón ante el esfuerzo físico del cuerpo durante el trote rápido, esa alta demanda
física del corazón a la que nos referimos se debe por la necesidad de suplir con las demandas energéticas provenientes de: músculos
esquelético y cardiaco, del sistema respiratorio y el Sistema Nerviosos Central (SNC). Siendo así, aumenta la fuerza de contracción del corazón
gracias al aumento de la actividad simpática, que se aumenta debido a: mayor temperatura que estaba presente en el día de la prueba, y por la
altura, que disminuye la presión parcial de oxígeno, instaurando una hipoxia relativa y produciendo mayor actividad simpática. Este aumento
de la actividad simpática liberan noradrenalina al corazón ocasionando un aumento de la fuerza de contracción cardiaca, dando lugar a un
aumento del volumen sistólico y de la fracción de eyección, que en últimas ocasiona un aumento en la tensión arterial de los vasos sanguíneos,
captado por los barorreceptores y enviada esa información al núcleo ventrolateral del bulbo raquídeo (centro vasomotor) y este último como
respuesta protectiva genera una vasodilatación para evitar daños a los vasos sanguíneos, que se traduce en hipotensión, sin embargo, esta
última no permite que los órganos distales se oxigenen de forma efectiva y entonces como reacción del participante podemos observar disnea,
fatiga, palidez e hipotensión una vez finalizada la prueba.
QUINTA ESTACIÓN PIQUÉ: en esta fase se buscaba llegar a los valores teóricos entre el 80% y 90% de la frecuencia de entrenamiento la cual se
ubicaba entre 170-183 ppm, al aplicar la prueba nuestro sujeto inicia con una FC de 160 y alcanzó una FC de 153 ppm siendo este valor próximo
a un 70% de la FCE teórica, esto producto que al final de la cuarta etapa el sujto presentó un mareo donde tuvo que realizar una pequeña
pausa para iniciar con el último ejercicio de correr, los datos finales de la FC se relaciona con el progresivo aumento de la intensidad en las
anteriores fases donde se produce una adaptación aguda a estos estímulos pero entendiendo que estas adaptaciones aumentan en
conformidad con las intensidades de los ejercicios y las demandas energéticas producto del reclutamiento de mayor grupos musculares, sin
embargo, después de determinada elevación llega a una fase de estancamiento donde los cambios a nivel cardiovascular son menos evidentes,
en nuestro caso se presenta una similitud en los valores encontrados a partir de la 3ra fase, deduciendo que nuestro deportista alcanzó su nivel
submáximo de adaptaciones rápidas al ejercicio.
A esto se le suma la acumilacion de fatiga y estres producido por las anteriores fases, lo que produce un aumento de la FR pasando de tener
una FR de 47 para obteniendo 49 rpm al final de la prueba producto de la necesidad de aire que presentaba, aunque es un ejercicio de
velocidad que en teoría sería un ejercicio anaeróbico, la intensidad demandada, el aumento de las necesidades metabólicas ya mencionadas en
las anteriores fases y el nivel de condición física del individuo hace que estos valores sean elevados; por su parte la TA se encuentran valores de
130/70 mmHg estando esta en valores normales y sus modificaciones están en relación a la demanda metabólica de los grupos musculares de
los MMII en su mayor parte por lo que debe aumentar la fuerza de contracción del corazón, la presión sistólica aumenta para aumentar la
velocidad del flujo sanguíneo y de esta forma garantizar que llegue a las áreas más periféricas del cuerpo, aunque estos valores son mayores en
relación a la fase anterior donde presento un desenso de la TA con valores de 100/70 donde se presentó un descenso de la misma producto del
sobreesfuerzo realizado en esa fase que se relaciona con el mareo que presento. La saturación al inicio de la prueba es de 95% y al final
presento 100% esto puede relacionarse con la compensación del aumento de la FR y el tipo de actividad realizada la cual por su corta duración
y predominio energético no realiza una un excesivo uso del oxígeno lo que permite el aumento de la concentración del mismo. Finalmente
como era de esperarse según la escala de Borg para la percepción del esfuerzo físico se encuentra una calificación de 9 estando esta en rangos
de una actividad muy dura llegando ya a relacionarse con un esfuerzo máximo.

SEXTA FASE DE RECUPERACIÓN: Esta fase se realiza para poder observar el nivel de recuperación y capacidad del organismo para volver a
valores “normales” posteriormente a un esfuerzo físico donde se realizan tomas a los 3 minutos luego del último esfuerzo, encontrando así los
siguientes datos: FR: 36 rpm; FC 118 ppm; TA 118/80 mmHg; Saturación 95%; Borg de 5; observando descenso de los valores en comparación a
la quinta fase, siendo los valores de FR y FC los que aún se encuentran por encima de los valores basales esto junto a la escala de Borg donde
aún se tiene una percepción de cansancio de una actividad dura con tendencia a bajar a una actividad poco dura lo que se relaciona más
directamente con el nivel de condición física de la persona la cual realizó una actividad submáxima considerable. Para la toma de signos a los 5
minutos se encontraron los datos de FR: 20; FC 105; TA: 120/80, saturación 95% y Borg de 2, observando aún más su descenso lo que explica
que el organismo está volviendo a sus niveles basales realizando una redistribución nuevamente del gasto cardíaco hacia los demás órganos
que en actividades de estrés físico su suministro sanguíneo es disminuido, de esta misma forma la percepción del ejercicio es menor producto
de la recuperación que ha tenido en este tiempo.

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