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CONTRATOS - UNIDAD 4

Capacidad e inhabilidad para contratar


1. Capacidad para contratar

La capacidad es la aptitud de la persona, por un lado, para ser titular de derechos y deberes jurídicos, y por otro
lado, para ejercer por sí mismo los derechos o el cumplimiento de los deberes.
La capacidad no es considerada un elemento esencial del contrato, sino un presupuesto del consentimiento

Capacidad de derecho
Se entiende por capacidad juridica o de derecho a la aptitud que tiene una persona para ser titular de
derecho y deberes. Es un atributo inseparable de la noción de persona, sea física o jurídica, pues
configura el rasgo esencial que sirve para definirla. Su falta absoluta importa, necesariamente, la
negación de la calidad de persona. La capacidad juridica representa la posición que ocupa el sujeto de
derecho para ser destinatario de efectos jurídicos.
Alcance. Tal aptitud reconoce a las personas humanas en igual grado y sin discriminación por razones
de raza, nacionalidad, religión, sexo, etc.
El CCC, en esta misma línea de pensamiento, dispone en el art 22 que toda persona humana goza de la
aptitud para ser titular de derecho y deberes jurídicos.
Las personas jurídicas también tienen capacidad de derecho pero, en principio, limitada a los fines de
su institución: esto es, son capaces para todos los actos y contratos compatibles con los fines que
persiguen.
Limitaciones. Esta aptitud existe dentro de los alcances que fija la ley. Por consideración de orden
superior, el derecho la limita en casos concretos previstos expresamente; prescribe así, que
determinadas categorías o clases de personas –sean padres, tutores, curadores, esposos, albaceas,
empleados y funcionarios públicos, jueces, etc.-, en ciertas situaciones, no pueden ser titulares de
específicos derechos. Estas prohibiciones particulares para la realización de determinados actos,
configuran lo que se denominaba incapacidad de derecho.
El párrafo 2° del art 22 del CCC, hace la salvedad que la ley puede privar o limitar la capacidad de
derecho respecto de hechos, simples o actos jurídicos determinados. A las restricciones que se
establecen de materia contractual, el CCC les asigna la denominación de inhabilidades.
Capacidad de ejercicio
Noción. La capacidad de ejercicio, por su parte, es la aptitud de las personas humanas para actuar por
si mismas en la vida civil. Tal aptitud supone la existencia de la persona, es decir, de la capacidad de
derecho, a la que se le suma un grado de madurez suficiente y un estado físico-mental que permita dicho
obrar. Esta capacidad de hecho la tienen las personas de existencia física que son mayores de edad y
que no padezcan demencia (art 24 y 25).
De acuerdo al Código Civil y Comercial en su artículo 24 son incapaces de ejercicio:
a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance dispuesto en la Sección 2ª de este
Capítulo;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa decisión.

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Las personas jurídicas y de existencia física que son incapaces de hecho, para adquirir derechos y
ejercerlos, asi como para contraer obligaciones y para pagarlas válidamente, requieren la actuación de
un representante (art 26 y 158).
El Código Civil y Comercial estableció un sistema de adquisición de la capacidad de ejercicio en forma gradual
y flexible que toma en cuenta la “edad y grado de madurez” del menor y así se puede diferenciar:

- Menores que no cuentan con edad y grado de madurez suficiente: no pueden ejercer por si
mismos sus derechos y solo pueden hacerlo por medio de sus representantes legales (padres
o tutores, según el caso).
- Menores que cuentan con edad y grado de madurez suficiente: podrán ejercer por si mismos
los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. Por ejemplo: en materia de
apellido puede pedir agregarse el apellido del otro progenitor (art 64 CCyC), en materia de
adopción tiene derecho a conocer los datos relativos a su origen y puede acceder al expediente
en el que se tramitó su adopción (art 596), pueden demandar a sus progenitores por prestación
de alimentos y por sus propios intereses (art 661 y 679). En situaciones de conflicto de
intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada.

Pequeños contratos: la cuestión de los pequeños contratos celebrados cotidianamente por los menores,
como ser: comprar cosas en quioscos, almacenes, etc, son validos porque se presumen realizados con la
conformidad de los progenitores (art 684).

Menor emancipado por matrimonio: puede celebrar contratos.

Menor de edad con titulo profesional habilitante: puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa
autorización. Tiene la administración y disposición de los bienes que adquiere con el producto de su profesión
y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.

Los legitimados que pueden solicitar la declaración de incapacidad o de capacidad restringida se encuentran
en el artículo 33 del Código Civil y Comercial y son:

a) el propio interesado;
b) el cónyuge no separado de hecho y el conviviente mientras la convivencia no haya cesado;
c) los parientes dentro del cuarto grado; si fueran por afinidad, dentro del segundo grado;
d) el Ministerio Público.

Esta enumeración en principio es taxativa, o sea que no podrá pedir la declaración ninguna persona que no
este enumerada. Sin embargo, nada impide que cualquier pesona se presente ante el Ministerio Publico para
que este evalue la situacion y pida la declaración.

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La sentencia debe ser inscripta en el registro del estado civil y capacidad de las personas y se debe dejar
constancia al margen del acta de nacimiento.

La restricción de actos tendrá efectos contra terceros recién a partir de la fecha de inscripción en el registro,
sin perjuicio de lo dispuesto por el art 45 para los actos anteiores al registro. Si desaparecen las restricciones,
se procede a la inmediata cancelación registral (art 39).

Inhabilidades para celebrar determinados contratos

A determinadas personas se les prohíbe contratar con ciertas personas o sobre determinados objetos.
La razón es evitar que una persona aproveche determinada situacion de poder para sacar ventajas. Se
tiende a evitar un conflicto de intereses.
Los contratos cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados
por interpósita persona.
ARTÍCULO 1001. Inhabilidades para contratar No pueden contratar, en interés propio o ajeno, según sea el caso, los
que están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los contratos cuya celebración está
prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona.

Las inhabilidades se traducen en la falta de aptitud para ser titular de determinadas relaciones jurídicas.
Las inhabilidades encuentran su fundamento en razones de índole predominantemente moral e
impiden que ciertas categorías de personas puedan celebrar determinados actos en precisas
situaciones. Se instituyen en contra de estas, para impedir las incorrecciones en la vida de relación que
pueden derivarse de la realización del acto prohibido. Tales inhabilidades son, por tanto, insubsanables,
en cuanto el impedimento no es susceptible de eludirse.
Se ha aclarado que la capacidad de derecho puede tener restricciones y el sentido que ellas tienen. Cabe
reiterar que dichas restricciones reciben el nombre de inhabilidades en el CCC. Tales restricciones
pueden estar establecidas en disposiciones especiales de los diferentes contratos. Como ellas son
irremediables, impiden contratar en interés propio y ajeno. Finalmente, los contratos cuya celebración
este prohibida a determinados sujetos, tampoco pueden ser concluidos por interpósita persona, agrega
el precepto citado.
Ejemplo de inhabilidades especiales. Puede señalarse como ejemplo, lo dispuesto por el art 689 del
CCC: “Los progenitores no pueden hacer contrato alguno con el hijo que está bajo su responsabilidad,
excepto lo dispuesto para las donaciones sin cargo previstas en el art 1549…”. Asimismo conforme
prescribe el precepto, dichos progenitores “… no pueden ni aun con autorizacion judicial, comprar por si
ni por persona interpuesta, bienes de su hijo ni constituirse en cesarionarios de créditos, derecho o acciones
contra su hijo; ni ahcer partición privada con su hijo de la herencia del progenitor prefallecido, ni de la
herencia en que sean con él coherederos o colegatarios; ni obligar a su hijo como fiadores de ellos o de
terceros”. La prohibicion se extiende a los tutores (art 120) y a los curadores (Art 138).
En resguardo del orden público y para evitar que determinados sujetos puedan aprovecharse de las
ventajas que puede darle una posición pública o privada con relación a intereses ajenos, se establecen
supuestos específicos de inhabilidades para contratar. Ellas pueden considerarse comprendidas en el
concepto amplio de la habitualmente denominada “incapacidad de derecho”, expresión sin adecuado
rigor técnico que da cuenta de un supuesto en el que una persona que no padece ninguna limitación
para actuar y decidir por sí lo mejor para sus intereses, se ve impedida de hacerlo en determinados
supuestos concretos.
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Lo que se persigue es evitar que determinados sujetos, que se encuentran en una posición que les da
alguna ventaja concreta frente a otros intereses con los que se encuentran vinculados o por los que
deben velar, se aprovechen de la situación para obtener una ventaja particular.
La norma apunta a una relación de intereses en conflicto, por lo que para restarle eficacia a un
determinado acto no se atiende solo a la identidad de la persona que lo realiza, sea humana o jurídica,
sino al interés por el que actúa; por lo que el acto se verá privado de efectos si sus consecuencias
resultan finalmente imputables a un sujeto de derecho que no podría realizarlo por estar alcanzado por
una inhabilidad legal.
“Artículo 1002. Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio:
a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o han estado
encargados;

b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes
relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido;
c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que intervienen o han intervenido;

d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.

Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los bienes de las
testamentarias que estén a su cargo.”

Como se ha visto, el enunciado de supuestos de inhabilidades especiales para contratar, contenido en


el art. 1002 ccyc, no tiene carácter taxativo, pues disposiciones similares, referidas a diversas relaciones
jurídicas, surgen de una pluralidad de normas que integran el ordenamiento jurídico argentino.
Todos los incisos presuponen la posibilidad de aprovechamiento de una determinada posición de
ventaja o de poder.
a) Funcionarios públicos en general: el primero de los supuestos se refiere a la inhabilidad
establecida respecto de los funcionarios públicos, en sentido general, a quienes se les impide
contratar respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o han estado
encargados. La norma alcanza a todo funcionario público, cualquiera sea el poder en el que
desempeñe funciones, por lo que no solo cabe considerar alcanzados por esta prohibición a los
dependientes del Poder Ejecutivo del que se trate —es una disposición de derecho común y, por
ello, se aplica en todo el país, a funcionarios públicos de todos los niveles y estructuras— sino
también a los que cumplen funciones en el ámbito legislativo o judicial, ello sin perjuicio de lo
dispuesto en el inciso siguiente.
b) Sujetos vinculados con la administración de justicia: con un mayor nivel de especificidad, en el
segundo inciso se impide a un conjunto de servidores del sistema de justicia celebrar contratos respecto
de bienes relacionados con procesos en los que han tenido intervención; prohibición que comprende
también a los abogados y procuradores, mencionados en el tercer inciso, y a los albaceas que no son
herederos, quienes no pueden celebrar contrato de compraventa sobre bienes que integran el acervo
hereditario de las sucesiones testamentarias en las que intervienen, según se establece en el último
párrafo de la norma.
c) Cónyuges bajo el régimen de comunidad: en el cuarto inciso se impide a los cónyuges que adoptaron
el régimen patrimonial de comunidad de bienes, celebrar contratos entre sí. El de comunidad de bienes
es el régimen básico, de aplicación en caso de no optar los cónyuges por el de separación de bienes
(conf. art. 463 CCyC); supuesto este en el que no existe impedimento para que los integrantes de la
unión matrimonial celebren contratos entre sí.
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- El consignatario no puede comprar ni vender para sí las cosas comprendidas en la consignación (art
1341)
- El corredor no puede adquirir por si o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha sido
encargada (1348).
- Los padres no pueden hacer contrato alguno con el hijo que esta bajo su responsabilidad (art 689), no
pueden ni aun con autorización comprar por si ni por persona interpuesta, bienes de su hijo, ni
contistuirse en cesionarios de créditos, derechos o acciones contra su hijo, ni hacer partición privada
con su hijo de la herencia del progenitor prefallecido, ni de la herencia en que sean con él coherederos
o colegatarios, ni obligar a su hijo como fiadores de ellos o de terceros. Excepcion: lo dispuesto para las
donaciones sin cargo previstas en el art 1549.
- El tutor no puede ni con autorización judicial, celebrar con su tutelado los actos prohibidos a los padres
respecto de sus hijos menores de edad (art 120 y 138): lo mismo para el curador respecto del incapaz,
ya que la curatela se regie por las reglas de la tutela.
- No pueden celebrar contrato de comodato: los tutotes, curadores y apoyos respecto de los bienes de
las personas incapaces o con capacidad restringida, bajo su represntacion. Los administradores de
bienes ajenos, públicos o privados, respecto de los confiados a sus gestiones, excepto que tengan
facultades expresas.
- El fiduciario no puede adquirir para si los bienes fideicomisados (art 1676).
Régimen de los contratos celebrados por incapaces
La incapacidad de ejercicio consiste en la falta de aptitud del sujeto para ejercer por si mismo actos de
la vida civil.
La incapacidad de ejercicio se da en razon de una insuficiencia psico-fisica del sujeto sobre el que recae,
con el fin de ampararlo e impedir la realización de actos susceptibles de perjudicarlo. Se trata entonces
de una incapacidad remediable. Supone que el incapaz no puede actuar obrando por si mismo en la vida
de relación. Empero, puede ser titular de los efectos jurídicos de tales actos por medio del instituto
jurídico de la representación, que suple el defecto de capacidad, mediante la interposición de otra
persona que actua en lugar del incapaz, en su nombre y representación. En otros supuestos, la
incapacidad se subsana con la simple cooperación de otra persona que actua conjuntamente en apoyo
del incapaz, como ocurre con las hipótesis de capacidad restringida, en especial la inhabilitación (art 43
y 48 CCC).
Finalmente, en otras hipótesis, determinadas incapacidades de ejercicio para la realización de ciertos
actos mediante el propio obrar de la persona sobre quien pesan, pueden ser superadas con una
autorizacion.
Sanción. Cuando una persona lleva a cabo un acto jurídico para cuya realización carece de capacidad
de hecho, la sanción es la nulidad. Tal invalidez, invariablemente, tiene un carácter relativo, porque la
finalidad tuitiva del interes particular comprometido predomina sobre las consideraciones de orden
publico.
En cambio, el quebramiento de las prohibiciones que configuran incapacidades de derecho puede dar
lugar a nulidades absolutas, porque es dable que este comprometido, de modo fundamental, el orden
publico.
ARTÍCULO 1000. Efectos de la nulidad del contrato. Declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con
capacidad restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha pagado o gastado,
excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad restringida y en cuanto se haya enriquecido.
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La norma regula los efectos que se siguen a la declaración de nulidad de un contrato, por haber sido
otorgado por persona incapaz de hecho o con capacidad restringida.
Con relación a la declaración de nulidad a la que se alude, dispuesta en protección de los intereses del
incapaz, deben distinguirse dos supuestos, según que la celebración del contrato sea:
1) anterior a la inscripción en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas de la sentencia que declara
la incapacidad, caso en el que pueden ser declarados nulos los actos en los que a la existencia de perjuicio al
incapaz se sume alguno de los siguientes factores: a) enfermedad mental ostensible al tiempo del otorgamiento;
b) mala fe del otro contratante; o c) acto a título gratuito (art. 45 CCyC); y

2) posterior a la inscripción de la sentencia en ese registro, caso en el que el acto es nulo sin necesidad de verificar
la concurrencia de los factores antes mencionados (art. 44 CCyC).

En este código, la determinación de la incapacidad psíquica o mental se hace con relación a


determinados actos y respecto de personas mayores de trece años que padecen una adicción o una
alteración mental permanente o prolongada grave, siempre que se estime que del ejercicio de su plena
capacidad puede resultar un daño a su persona o a sus bienes (art. 32 ccyc y conc.).
En el diseño del código, los riesgos de la declaración de incapacidad derivados de estos casos se
trasladan a la parte capaz; pues, en el artículo se dispone que, verificado el otorgamiento de un acto por
una persona incapaz, en cualquiera de los supuestos antes mencionados la parte capaz debe, en
principio, asumir las consecuencias patrimoniales de esa declaración de incapacidad, viéndose en
principio privada de la posibilidad de exigir la restitución o el reembolso de lo pagado o gastado; salvo
que, por el contrato, la parte incapaz se haya visto enriquecida, supuesto en el que el reembolso operará
en la medida del enriquecimiento.
No obstante lo que a primera vista parece desprenderse de la norma, si como consecuencia de la
celebración del contrato el incapaz incorporó a su patrimonio bienes que subsisten en él al tiempo de
la declaración de nulidad, corresponderá la restitución, pues su posesión determina un enriquecimiento
objetivo con relación a la situación anterior.
Al estar el contrato viciado de nulidad, el efecto lógico seria que ambas partes se restituyan todo lo
recibido (art 390), sin embargo el articulo 1000 del código establece un privilegio a favor del incapaz
estableciendo que la parte capaz no tiene derecho para exigirle la devolución de lo que ha pagado,
excepto si el contrato enriquecio a la parte incapaz o con capacidad restringida y en cuanto se haya
enriquecido.
En efecto, si la parte incapaz o con capacidad restringida se vio enriquecida por el contrato esta obligada
a restituir en la medida en que se haya enriquecido, de no hacerlo habría un enriquecimiento sin causa.
Tambien estará obligado a restituir la persona incapaz o con capacidad restringida que contrató
obrando con dolo (art 388).
Persona fallecida: luego del fallecimiento de la persona protegida, los actos entre vivos anteriores a la
inscripción de la sentencia no pueden impugnarse, excepto que la enfermedad mental resulte del acto
mismo, que la muerte haya acontecido después de promovida la accion para la declaración de
incapacidad o cap restringida, que el acto sea a tit gratuito o que se pruebe que quien contrato con ella
actuo de mala fe.
Carácter de la nulidad

La sanción de los actos realizados por los incapaces de ejercicio es la nulidad. Dicha nulidad tiene los
rasgos inequívocos de la nulidad relativa, pues la ley impone esta sanción en protección del interes de

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los incapaces (Art 386 CCC). En el CCC, no cabe dudar del carácter relativo de la nulidad cuando media
una incapacidad de ejercicio.
Las nulidades en materia de contratos están previstas con la finalidad de privar de eficacia a los actos
realizados en contra del orden público, la moral o las buenas costumbres o con afectación de los
intereses de una persona incapaz (art. 386 ccyc). Se trata de supuestos con un régimen distinto, pues
mientras aquellos deben ser siempre privados de efecto, estos lo serán de verificarse determinadas
circunstancias. Pero lo relevante es que, como ocurre en general en materia de actos jurídicos, no todo
vale ni puede subsistir en el medio económico y social en el que las personas desarrollan sus vínculos,
sino que el derecho procura que perduren los vínculos sanos, que no afecten ni el interés de la
comunidad ni los derechos de sujetos en situación de vulnerabilidad.
En materia de contratos, vemos el principio de nulidad con efecto retroactivo que vuelve las cosas al
mismo o igual estado en que se hallaban antes del acto anulado y las partes deben restituirse
mutuamente todo lo que hayan percibido o recibido en virtud o por consecuencias del acto anulado,
esto se encuentra en el artículo 390 del CCyC. El artículo 388 del Código Civil y Comercial limita el efecto
retroactivo de la nulidad del contrato para proteger los intereses de la persona incapaz o con capacidad
restringida, que podrá solicitar la nulidad del acto con fundamento en su incapacidad si no obró con
dolo.

Legitimación activa (estar facultado para actuar o accionar)

Si se trata de un acto viciado de nulidad relativa solo procede a petición del incapaz o de su representante legal
o apoyo.

En cambio, si el acto estuviese viciado de nulidad absoluta estarán legitimados el ministerio publico y cualquier
interesado, siempre y cuando no invoque su propia torpeza para sacar un provecho. El juez podrá decretarla de
oficio si la nulidad fuera manifiesta.

Ausencia de legitimación. Efectos.

Cada sujeto solo puede pretender con un negocio contractual que es expresión de su autonomía, gobernar los
intereses que le son propios y no los de otros. Cada persona tiene una esfera de intereses que le pertenece y a la
que se ciñe su competencia dispositiva.

Por via de regla, debe haber una coincidencia entre los sujetos que celebran el contrato y los sujetos titulares de
los respectivos intereses que se reglamentan. En este orden de ideas, las personas solo pueden enajenar las cosas
propias; renunciar a los derechos propios; transferir los que tienen tal carácter, asumir obligaciones para si,
confirmar, rescindir, revocar o resolver los negocios de los cuales son parte, etc.

Excepcionalmente, puede ocurrir que el titular de ciertos intereses no este legitimado para realizar negocios en
los que se disponga de ellos. Como en el caso del art 470 en donde hay una limitación a la libre gestión de cada
uno de los cónyuges respecto de los bienes gananciales que ha adquirido y de los que tiene la administración y
disposicion. El precepto establece que es necesario el asentimiento del otro cónyuge para enajenar o gravar los
bienes que menciona.

Efectos de la nulidad por incapacidad

Es un principio que la nulidad de un acto “tiene por via de regla un efecto retroactivo: vuelve las cosas al mismo
o igual estado en que se hallaban antes del acto anulado y las partes deben restituirse mutuamente todo lo que
hayan percibido o recibido en virtud o por consecuencia del acto anulado. El art 1000 limita el efecto retroactivo
de la nulidad del contrato para proteger los intereses de las personas incapaz o con cap restringida, que podrá
solicitar la nulidad del acto con fundamento en su incapacidad si no obró con dolo.
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Tratándose de un contrato celebrado por una persona capaz con una persona incapaz o con capacidad
restringida, declarada la nulidad, el contratante capaz no podrá reclamar la restitución de lo pagado o gastado,
salvo si derivó en enriquecimiento del patrimonio de la parte incapaz o con capacidad restringida. El fundamento
es evitar que se genere un enriquecimiento sin causa y la ley limita el alcance de los derechos de la parte capaz
solo a la medida de tal enriquecimiento. De esta manera, si el incapaz hubiere recibido alguna suma de dinero…no
solamente estará obligado a restituirla cuando esa suma haya permanecido en su patrimonio sino también
cuando le haya dado un empleo útil que signifique un incremento patrimonial o un ahorro de gastos.

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