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HABILIDADES SOCIALES.

Los humanos somos seres sociales; seguramente, somos la especie más social.

Las habilidades sociales se entienden, a partir de la separación de las palabras que la


forman. La palabra social significa como nos llevamos con los demás, incluyendo a
cualquier persona del día a día. En el caso de la palabra habilidad, hacemos referencia
a la capacidad que hemos aprendido y desarrollado al practicar algo cada vez mejor.
Por tanto, son una serie de conductas observables, pero también de pensamientos y
emociones, que nos ayudan a mantener relaciones interpersonales satisfactorias, y a
procurar que los demás respeten nuestros derechos y no nos impidan lograr nuestros
objetivos. Son pautas de funcionamiento que nos permiten relacionarnos con otras
personas, en forma tal, que consigamos un máximo de beneficios y un mínimo de
consecuencias negativas, tanto a corto como a largo plazo.

Definiciones:

“La habilidad de buscar, mantener o mejorar el reforzamiento en una situación


interpersonal a través de la expresión de sentimientos o deseos cuando esa expresión
se arriesga a la pérdida de reforzamiento o incluso al castigo” Rimm, 1974.

“La conducta que permite a una persona actuar según sus intereses más importantes,
defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o
ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los demás” Alberti y
Emmons, 1978.

Puede surgir la confusión al pensar en competencia social y habilidades de interacción


social (hhss). Para marcar la diferencia, debemos tener en cuenta que la competencia
social hace referencia a un juicio valorativo que hace un sujeto sobre la idoneidad del
comportamiento social de otro individuo. Por otro lado, en el caso de las habilidades
sociales, nos referimos a conductas específicas para ejecutar competentemente una
tarea interpersonal. Cabe tener en cuenta, que la habilidad social debe considerarse
dentro de un marco cultural determinado y los patrones de comunicación varían
ampliamente entre culturas y dentro de una misma, depende de factores como la
edad, el sexo, la clase social y la educación. Por tanto, no puede haber un criterio
absoluto de habilidad social.

Para Van Hasselt y cols (1979), tres son los elementos básicos de las HHSS:

 Las HHSS son específicas a las situaciones. El significado de una determinada


conducta variará dependiendo de la situación en que tenga lugar.
 La efectividad interpersonal se juzga según las conductas verbales y no
verbales mostradas por el individuo. Además, estas respuestas se aprenden.
 El papel de la otra persona es importante y la eficacia interpersonal debería
suponer la capacidad de comportarse sin causar daño (verbal o físico) a los
demás.

Tipos de habilidades sociales

Podemos encontrar habilidades sociales básicas y otras más complejas, se clasifican


en seis grupos y algunas de ellas son las siguientes:

 Primeras habilidades sociales: escuchar, iniciar una conversación, formular


una pregunta, dar las gracias, hacer un cumplido.
 Habilidades sociales avanzadas: pedir ayuda, participar, dar instrucciones,
disculparse, convencer a los demás.
 Habilidades relacionadas con los sentimientos: conocer los propios
sentimientos, expresarlos, comprender los sentimientos de los demás,
autorecompensarse.
 Habilidades alternativas a la agresión : Pedir permiso , compartir algo,
negociar, emplear el autocontrol, defender los propios derechos.
 Habilidades para hacer frente al estrés: formular una queja, resolver la
vergüenza, defender a un amigo, hacer frente a las presiones del grupo.
 Habilidades de planificación: tomar iniciativas, establecer un objetivo,
recoger información, tomar una decisión.

LA ASERTIVIDAD.

La asertividad es una parte esencial de las HH SS. Podemos definirla como una
actitud de autoafirmación y defensa de nuestros derechos personales, que incluye la
expresión de nuestros sentimientos, preferencias, necesidades y opiniones, en forma
adecuada; respetando, al mismo tiempo, los de los demás. Pretende ayudarnos a ser
nosotros mismos, a desarrollar nuestra sana autoestima y a mejorar la comunicación
interpersonal, haciéndola más directa y honesta.
Galassi considera que la asertividad incluye tres áreas principales:

• La autoafirmación, que consiste en defender nuestros legítimos derechos, hacer


peticiones y expresar opiniones personales.

• La expresión de sentimientos positivos, como hacer o recibir elogios y expresar


agrado o afecto.

• La expresión de sentimientos negativos, que incluye manifestar disconformidad o


desagrado, en forma adecuada, cuando está justificado hacerlo.

DESARROLLO.

No hay datos definitivos sobre cómo y cuando se aprenden las HHSS, pero la niñez es
sin duda un periodo crítico. Se ha hablado de que los niños nacen con un sesgo
temperamental y que su manifestación conductual se relacionaría con un sesgo
fisiológico heredado que podría mediar la forma de responder. De este modo, las
primeras experiencias de aprendizaje podrían interaccionar con predisposiciones
biológicas para determinar ciertos patrones relativamente consistentes de
funcionamiento social en, por lo menos, algunos jóvenes y en, al menos en una parte
significativa de su infancia. Lo que sí queda claro por tanto, es que “las habilidades
sociales se adquieren a través del aprendizaje, por lo que la infancia es una etapa
crítica para la enseñanza de éstas” y que además su desarrollo y afianzamiento está
directamente relacionado con el reforzamiento social, pues están influidas por las
características del entorno, tal y como plantearon Michelson, Sugai, Wood y Kazdin
(1987) (Citados en Lacunza y Contini de González, 2011, p. 164). Bellack y Morrison
(1982). Así mismo, se ha señalado que la teoría del aprendizaje social (Bandura, 1987;
Bandura & Walters, 1978) brinda la explicación más aceptable del desarrollo de la
conducta social a temprana edad, en el cual el “modelado” cumple un papel
fundamental.

Teoría del aprendizaje social: Esta teoría explica los factores internos y externos que
influyen en los procesos humanos del aprendizaje, los identifica, los explica, categoriza
y los describe. Como principio de esta teoría se tiene que el aprendizaje directo no
es el principal mecanismo de enseñanza, sino que el elemento social da la base de
un aprendizaje nuevo en los individuos, esta teoría resulta útil para explicar
cómo las personas aprenden y desarrollan nuevas formas de conducirse
mediante la observación a otros individuos.
El primer contexto en el que se producen el desarrollo de la socialización es la familia,
ya que esta proporciona a los niños modelos de repertorios para sus conductas
sociales, tales como escuchar, mantener una conversación etc. Este bagaje se amplía
conforme la persona crece y tiene contacto con otros círculos de acción, a través de
mecanismos como, el aprendizaje por observación, aprendizaje verbal, por experiencia
directa y feedback interpersonal, hasta alcanzar cierto establecimiento en la
adolescencia.

Paralelamente al adiestramiento social que se experimenta en la familia, se tiene la


influencia del sistema educativo al que los niños ingresan cuando aún no han
consolidado sus patrones de actuación. La integración al ámbito escolar implica el
desprendimiento del primer mundo conocido para proponer interrelaciones a lograr con
personas nuevas y ajenas al círculo parental, lo que demandará nuevas habilidades,
encaminadas a lograr la aceptación entre iguales. El desarrollo de hhss durante la
época escolar contribuye a disminuir también otras situaciones problemáticas
presentes en las aulas, como: problemas de relación con los demás compañeros, el
aislamiento, falta de solidaridad, agresividad, desmotivación etc.

La adolescencia constituye un periodo especial del ser humano, caracterizado por


cambios biopsicosociales, transformándose en una etapa vulnerable para la
exposición a factores de riesgo. El contexto de la familia en la infancia es uno de los
más importantes en el desarrollo, a pesar de esto, en la adolescencia, los jóvenes se
enfrentan a diversas situaciones, que hacen de las interacciones sociales y de las
habilidades sociales necesarias, para el correcto ajuste y funcionamiento exitoso de
cada uno de los individuos en sociedad. Como ya sabemos, los jóvenes se enfrentan a
multitud de cambios durante esta etapa, entre los que se podría incluir el desarrollo de
la identidad, de los valores propios, derechos, obligaciones, cambios cognitivos, como
el pensamiento abstracto etc. Debido a dichos cambios, los comportamientos sociales
han tomado gran relevancia.

Anteriormente, se comentaron los mecanismos a través de los cuales desarrollamos


las hhss, de forma más extendida se encuentra:

 Aprendizaje por experiencia directa: la adquisición de conductas


interpersonales, se obtienen en función de las consecuencias aplicadas por el
entorno después del comportamiento social.
 Aprendizaje por observación: en este caso las conductas se aprenden tras
la exposición ante modelos significativos.
 Aprendizaje verbal: el individuo aprende a través del lenguaje hablado, es
decir, por preguntas, explicaciones etc.
 Aprendizaje por feedback interpersonal: es la explicación por parte del
observador, sobre cómo ha sido nuestro comportamiento, a través de dicho
feedback se colabora con la corrección propia.

A partir de lo comentado ahora, surge la duda acerca de si la asertividad y las


habilidades sociales son sinónimos. La realidad es que la asertividad engloba muchas
habilidades sociales diferentes y nace del hecho de otorgarnos nuestros propios
derechos para expresar nuestras propias opiniones y defenderlas, sin perjuicio de las
ideas o pensamientos de los demás y siempre en el marco de los derechos
fundamentales, haciendo valer la premisa de que debemos respetar para que nos
respeten. Somos asertivos cuando dejamos que los demás sepan lo que sentimos y
pensamos de una forma que no les ofenda, pero que al mismo tiempo permita
expresarnos.

La psicología científica ha abordado el estudio de las HH SS considerando tres


dimensiones: 1) la conducta motora observable externamente; 2) las cogniciones, es
decir, las creencias, pensamientos e imágenes mentales, y 3) lo emocional, más
vinculado a la fisiología.

Un postulado teórico comúnmente aceptado, a partir de los años sesenta (Lang,


1968), es que las personas socialmente habilidosas se diferencian de las no
habilidosas en dimensiones tanto conductuales como cognitivas y fisiológicas; lo
motor, lo fisiológico y lo cognitivo conforman un sistema de relaciones
interdependientes (Evans, 1986) por lo que, en orden a determinar qué tipo de
intervención habrá de ser la más adecuada, se plantea entonces la necesidad de
identificar cuál de dichos componentes está más alterado.

Las conductas observables —mirada, expresión facial, gestos, forma y contenido de


la comunicación verbal, etc.— son los componentes más obvios de las HH SS, por lo
que son los que más se han investigado.

Los componentes cognitivos de las HH SS son nuestros pensamientos y creencias


(nuestra forma de percibir y evaluar la realidad). Nos referimos a ellos en el capítulo 2.

Los componentes emocionales de las HH SS incluyen la capacidad de comprender


y regular las emociones propias y ajenas para facilitar las relaciones. Se han puesto de
relieve por enfoques actuales como la inteligencia emocional (apartado 1.7.2).
Los componentes emocionales de las HH SS incluyen también los cambios
fisioquímicos corporales relacionados con ellas; por ejemplo, la hiperactivación del
sistema nervioso simpático que se produce cuando experimentamos ansiedad o ira.
Esa hiperactivación puede dificultar el aprendizaje o la expresión de HH SS en
determinadas circunstancias. Por eso, en el entrenamiento en HH SS se utilizan
técnicas de control de la ansiedad, cuando la persona se pone nerviosa en una
interacción social (ver anexo I) y técnicas para controlar la ira excesiva o
contraproducente que tiende a aparecer en determinadas situaciones interpersonales
(ver capítulo 10).

(Goldstein y cols., 1989)

IMPORTANCIA DE LAS HHSS.

Puede que las habilidades sociales, sean consideradas únicamente un conjunto de


conductas que emergen en situaciones interpersonales, sin embargo, la influencia de
estas en el desarrollo de los jóvenes, abarca aspectos necesarios para la vida.
Muchos estudios, señalan que las habilidades sociales inciden en la autoestima, en la
adopción de roles, en el rendimiento académico y en la autorregulación del
comportamiento, es decir, la capacidad para manejar sus comportamientos, así como,
las emociones. Es por esto, por lo que, autores como Caballo (2009) consideran las
destrezas sociales, una parte esencial en la actividad humana, ya que la mayor parte
de nuestra vida está determinada por el rango de las HHSS.

Un déficit en habilidades sociales, significaría un gran obstáculo a la hora de adquirir


las conductas necesarias, para un funcionamiento social afectivo (O´Connor, 1969).
Los adolescentes que muestran problemas de comportamiento disruptivo e incluso
problemas como depresión, presentan un déficit de HHSS. Dicho déficit también se
encuentra relacionado con, el abuso de sustancias, ofensas sexuales, soledad,
problemas en la toma de decisiones etc. Ya sea por evitar dichas problemáticas en los
jóvenes, o por obtener beneficios para la autoestima y la satisfacción del adolescente,
las habilidades sociales se establecen como vitalmente necesarias.

Son muchos los problemas que se pueden definir en términos de déficit de habilidades
sociales, como señala Ovejero (1990) el ser humano es un ser social por naturaleza,
por lo tanto, resulta evidente la importancia de considerar la relación del individuo y su
ambiente; cualquier elemento que obstaculice esta relación impactará negativamente
en el desarrollo de la persona, llevándola a desarrollar posibles trastornos
psicopatológicos, debido a que se generan perturbaciones cognitivas y afectivas, que
inciden en la autoestima, en la regulación del comportamiento, en el rendimiento
académico y adopción de roles, entre otros aspectos, tanto en la infancia como en la
vida adulta. La influencia que tienen las habilidades sociales con otras áreas de
desenvolvimiento según, Amaral, Maia y Bezerra (2015) manifiestan, que la carencia
de estas favorece a la aparición de comportamientos disfuncionales, en los niños en el
ámbito familiar y escolar, en los adolescentes puede incidir negativamente en la
formación de su identidad, fracaso escolar, delincuencia en la infancia y en la
adolescencia. Mientras que la ausencia de habilidades en un adulto puede acarrear
múltiples y serios problemas de ajuste psicológicos, entre los más destacados según
Ruiz et al. (2012) problemas de aislamiento social, ansiedad social, depresión,
problemas de pareja o dificultad para establecer relaciones íntimas y esquizofrenia,
entre otros.

A continuación, mediante una amplia investigación se mencionan algunos factores que


pueden obstaculizar el ajuste social; en el área personal, según Pucheu (2014) se
debe a la necesidad de consecución de logros, demandas exageradas de desempeño,
temor a equivocarse, necesidad desmedida de control, impaciencia, irritabilidad, baja
tolerancia a la frustración, actitudes de autoridad, baja capacidad de resolver
conflictos, agotamiento emocional, expresiones de hostilidad, pensamientos
pesimistas, irracionales y catastróficos. Asimismo, en lo social, por la necesidad
desmedida de aprobación, distancia psicológica de los demás, dificultad de
comunicación, poca autonomía, falta de empatía, poco tiempo libre, inseguridad,
dificultad de socialización, etc., mientras en lo laboral, puede ser por la falta de
iniciativa en el trabajo, incapacidad de manifestar su punto de vista, falta de apoyo
entre los trabajadores, baja satisfacción laboral, presión laboral, frustración
profesional, deficientes relaciones laborales, agotamiento físico, estrés psicológico,
etc. (Reyes, 2015). Por último, en lo familiar y de pareja se manifiesta, aspectos
formativos, éticos, afectivos, económicos, culturales, ideológicos, intelectuales y
morales. Como también percepción, decepción familiar, divorcios, violencia, límites,
reglas de comunicación, roles, inseguridades, dificultad para controlar y expresar
emociones, presión por parte de la pareja, entre otros (Puello, Silva, y Silva, 2014).

A lo largo de los años, se ha comprobado diferencias en distintos niveles de los


individuos socialmente habilidosos y no habilidosos. Estos individuos difieren en una
serie de elementos conductuales, cognitivos y fisiológicos. A pesar de que aún no se
encuentran establecidos todavía los componentes básicos de una conducta habilidosa,
el hallazgo de esos elementos puede ser esencial para la evaluación y el
entrenamiento de las HHSS.

Fisiológico: pocas diferencias fisiológicas se han encontrado entre individuos de alta y


baja habilidad social y algunas de ellas son contradictorias. Por ejemplo, en un estudio
realizado por Borkovec y cols (1974) se encontró que la tasa cardíaca era
significativamente mayor en hombre heterosocialmente ansiosos que en hombres no
ansiosos durante una interacción social de tres minutos. Investigadores ingleses han
tendido a encontras notables diferencias de sexo en los déficits en hhss, siendo los
hombres significativamente más inadecuados socialmente que las mujeres.

Asimismo, se han detectado niveles deficitarios de HHSS en adolescentes en


riesgo de exclusión, atribuidos a un pobre reforzamiento social positivo y a la carencia
de un entorno familiar equilibrado (Melendro, De-Juanas y Rodríguez, 2017). Entre las
habilidades deficitarias del colectivo se encuentran: la timidez, el miedo, la incapacidad
para expresar sentimientos u opiniones, la agresividad y el desafío y desacato
a la autoridad. Este colectivo con sus conductas antisociales y agresivas
dificultan el equilibrio social de las personas que se encuentran en su entorno
próximo

EVALUACIÓN.

A pesar de no poseer un instrumento adecuadamente validado, las técnicas


empleadas en la evaluación de las HHSS se han utilizado ampliamente en otras áreas
de la terapia de conducta. Estas técnicas de medición se han aplicado, generalmente,
a lo largo de 4 fases.

1. Antes del tratamiento

2. Durante el tratamiento

3. Después del tratamiento

4. Periodo de seguimiento

En la primera etapa, se suele llevar a cabo un análisis conductual para determinar los
déficits en HHSS del paciente. También es frecuente evaluar las cogniciones que
puedan interferir con la expresión de la conducta socialmente habilidosa, como
creencias poco racionales, auto verbalizaciones negativas etc.
La entrevista se convierte frecuentemente en la principal herramienta de análisis
conductual y, en la práctica clínica, suele ser un instrumento indispensable. El paciente
es la mejor, y a veces la única, fuente de información sobre su experiencia
interpersonal, y sobre los pensamientos y emociones asociados con esa experiencia.
Por otro lado, las escalas de autoinforme constituyen, probablemente, la estrategia de
evaluación más ampliamente empleada en la investigación de las HHSS. La utilización
de cuestionarios, inventarios o escalas puede sernos de gran ayuda tanto en la
investigación como en la práctica clínica.

Entre los cuestionarios para evaluar las HHSS, encontramos,

 El inventario de asertividad de Rathus (para medir la habilidad social,


asertividad)
 La escala de autoexpresión Universitaria (CSES)
 Escala multidimensional de expresión social (EMES-M)
 Inventario de situaciones sociales (SSI)

Se ha considerado con cierta frecuencia que la ansiedad social está muy relacionada
con la falta de habilidad social. Por ello, a menudo se han utilizado instrumentos que
medían ansiedad social en vez de inventarios de HHSS. Como puede ser el SAD, o el
IAAS.

NECESIDAD DE UN AF DE LA CONDUCTA.

La importancia de la relación entre la conducta y sus consecuencias y los patrones


únicos que pueden provenir de determinadas clases de relaciones exige una
búsqueda cuidadosa de las consecuencias que mantienen las conductas no
deseables, así como de las conductas deseables que podrían ser reforzadas. Si una
conducta deseada no se manifiesta, en una situación determinada, existen varias
posibilidades que puedan explicarlo, incluyendo el reforzamiento poco frecuente, el
castigo de la conducta, o un fracaso para desarrollar las conductas.

Cabe mencionar, por último, los autorregistros. Este se considera otro método de
evaluación para observar y registrar la conducta tanto manifiesta como encubierta. Se
puede pedir, que se registren los antecedentes y consecuentes que acompañan a la
conducta de interés.

ENTRENAMIENTO EN HHSS.
El entrenamiento/enseñanza de las habilidades sociales es el tratamiento de elección
para los sujetos que carecen o poseen un pobre repertorio de conductas sociales, pero
en los casos en los que la dificultad interpersonal sea resultado de creencias
irracionales o de elevado nivel de ansiedad están indicadas las técnicas de
reestructuración cognitiva y de reducción de ansiedad.

La persona socialmente hábil busca su propio interés, pero también tiene en cuenta
los intereses y sentimientos de los demás, y cuando entran en conflicto trata de
encontrar, en lo posible, soluciones satisfactorias para ambas partes.

El entrenamiento se encuentra entre las técnicas más potentes y más frecuentemente


utilizadas para el tratamiento de los problemas psicológicos, para la mejora de la
efectividad interpersonal y para la mejora general de la calidad de vida. el EHS se
puede definir como un enfoque general de la terapia dirigido a incrementar la
competencia de la actuación en situaciones críticas de la vida o como un intento
directo y sistemático de enseñar estrategias y habilidades interpersonales a los
individuos con la intención de mejorar su competencia interpersonal individual en
clases específicas de situaciones sociales.

¿A qué se debe que un individuo actúe de manera socialmente inadecuada? Factores:

1. Las respuestas habilidosas necesarias no están presentes en el repertorio de


respuestas de un individuo.
2. El individuo siente ansiedad condicionada que le impide responder de manera
socialmente adecuada.
3. El individuo contempla de manera incorrecta su actuación social,
autoevaluándose negativamente, con acompañamiento de pensamientos
autoderrotistas.
4. Falta de motivación para actuar apropiadamente en una situación determinada,
pudiendo darse una carencia de valor reforzante por parte de las interacciones
interpersonales.
5. El individuo no sabe discriminar adecuadamente las situaciones en las que una
respuesta determinada probablemente sea efectiva.
6. El individuo no está seguro de sus derechos o no cree que tenga el derecho de
responder apropiadamente.
7. Efectos de la institucionalización en paciente psiquiátricos.
8. Obstáculos ambientales restrictivos que impiden al individuo expresarse
apropiadamente o que incluso castigan la manifestación de esa conducta
socialmente adecuada.

El proceso de EHS debería implicar, en su desarrollo completo, cuatro elementos de


forma estructurada.

1. Entrenamiento en hhss, donde se enseñan las conductas específicas y se


practican y se integran en el repertorio conductual del sujeto. Elemento básico.
2. Reducción de la ansiedad en situaciones problemáticas. Técnica de relajación
y/o desensibilización sistemática.
3. Reestructuración cognitiva, en donde se modifiquen los valores, creencias,
cogniciones y/o actitudes del sujeto.
4. Entrenamiento en solución de problemas, en donde se enseña al sujeto a
percibir adecuadamente los valores de todos los parámetros situaciones
relevantes, a procesar los valores de estos parámetros para generar
respuestas potenciales, a seleccionar una de esas respuestas y a enviarla de
manera que maximice la probabilidad de alcanzar el objetivo que impulsó la
comunicación interpersonal.

Los procedimientos empleados en el EHS han sido en su mayoría elementos


conductuales de terapia. Se han incluido una gran variedad de ellos en los paquetes
del EHS. Entre los procedimientos utilizados están:

1. Ensayo de conducta (Role playing)


2. Modelado
3. Reforzamiento
4. Feedback
5. Instrucciones
6. Tareas para casa
7. Llevar un diario
8. Reestructuración cognitiva
9. Autoinstrucciones
10. Desensibilización

Etc.

A pesar de la variedad de elementos, el paquete básico del EHS ha implicado


típicamente los siguientes procedimientos: instrucciones, modelado, ensayo de
conducta, retroalimentación y reforzamiento.
A partir de este marco teórico, se presenta un plan de intervención racional emotivo,
que consta de 16 sesiones, con una duración aproximada de 50- 70 minutos, en un
periodo de 4 meses, para conseguir una reestructuración cognitiva, favorecer la
resolución de problemas y fortalecer las habilidades sociales en personas adultas (Ver
Anexo 1).

Sesión 1 y 2: Psicoeducación y Relación

Sesión 3, 4 y 5 Métodos de identificación ante creencias irracionales

Sesión 6, 7 y 8: Debate de las creencias irracionales

Sesión 9, 10 y 11 Entrenamiento en solución de problema

Sesión 12, 13 y 14 Entrenamiento en habilidades Sociales: Mediante las técnicas


conductuales para entrenar habilidades sociales se trata de ir adentrando poco a poco
al paciente a la situación que le genera malestar o incomodidad, para ello se
aprovecha de los refuerzos y feedback, intentando en todo momento evitar la crítica.
Por último, se le pide que ponga en práctica lo realizado en terapia (Ver Anexo 1)

Sesión 15 y 16 Retroalimentación y Seguimiento

El trabajo en grupo frente al individual parece presentar una serie de ventajas que
ayudan a potenciar el entrenamiento y el aprendizaje de habilidades, entre ellas cabe
destacar:

• El grupo situación social de interacción con los diferentes miembrosa la par que
proporciona diferentes tipos de personas para crear representaciones de
papeles y mayor rango de retroalimentación.

• •Cada miembro del grupo se convierte en modelo de actuación para los otros,
destacándose como una relación de iguales con modelos cercanos en cuanto a
características en común con el observador.

• La situación social en las que se desarrolla el entrenamiento en grupo potencia


o facilita la generalización del entrenamiento al ambiente natural y situaciones
reales ya que las situaciones representadas en los role-playing en grupo
parecen destacarse como más naturales y reales que los entrenamientos
individuales donde la representación parece más simulada.
• En cualquier caso, y atendiendo a las necesidades de cada sujeto, podrá
optarse por la realización de entrenamientos individuales que complementen al
entrenamiento en grupo, si el caso así lo exigiese.

• •El grupo es el primer lugar de socialización donde los usuarios se pueden


conocer y con quienes pueden practicar las habilidades aprendidas; de este
modo proporciona la posibilidad de ir aumentando el numero de interacciones
sociales y un posible establecimiento de relaciones nuevas o consolidación de
otras previas, ya que se encuentran en un grupo de personas con una posición
similar a la suya, sintiéndose menos intimidados.

• permitan disfrutar de un mejor desenvolvimiento social.

Freire Procel, K. A. (2019). Plan de intervención para adultos con déficit de habilidades sociales
desde la terapia racional emotiva.

Caballo, V.E. (2009) Manual de evaluación y entrenamiento de las habilidades


sociales, Madrid: Siglo XXI.

Goldstein, A.P., Sprafkin, R .P., Klein, P. (1989).Habilidades sociales y autocontrol en


la adolescencia. Un programa de enseñanza. Barcelona: Ediciones Martínez Roca.

O'Connor, R. D. (1969). Modification of social withdrawal through symbolic modeling.


Journal of Applied Behavior Analysis, 2, 15-22.

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