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Los humanos somos seres sociales; seguramente, somos la especie más social.
Definiciones:
“La conducta que permite a una persona actuar según sus intereses más importantes,
defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o
ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los demás” Alberti y
Emmons, 1978.
Para Van Hasselt y cols (1979), tres son los elementos básicos de las HHSS:
LA ASERTIVIDAD.
La asertividad es una parte esencial de las HH SS. Podemos definirla como una
actitud de autoafirmación y defensa de nuestros derechos personales, que incluye la
expresión de nuestros sentimientos, preferencias, necesidades y opiniones, en forma
adecuada; respetando, al mismo tiempo, los de los demás. Pretende ayudarnos a ser
nosotros mismos, a desarrollar nuestra sana autoestima y a mejorar la comunicación
interpersonal, haciéndola más directa y honesta.
Galassi considera que la asertividad incluye tres áreas principales:
DESARROLLO.
No hay datos definitivos sobre cómo y cuando se aprenden las HHSS, pero la niñez es
sin duda un periodo crítico. Se ha hablado de que los niños nacen con un sesgo
temperamental y que su manifestación conductual se relacionaría con un sesgo
fisiológico heredado que podría mediar la forma de responder. De este modo, las
primeras experiencias de aprendizaje podrían interaccionar con predisposiciones
biológicas para determinar ciertos patrones relativamente consistentes de
funcionamiento social en, por lo menos, algunos jóvenes y en, al menos en una parte
significativa de su infancia. Lo que sí queda claro por tanto, es que “las habilidades
sociales se adquieren a través del aprendizaje, por lo que la infancia es una etapa
crítica para la enseñanza de éstas” y que además su desarrollo y afianzamiento está
directamente relacionado con el reforzamiento social, pues están influidas por las
características del entorno, tal y como plantearon Michelson, Sugai, Wood y Kazdin
(1987) (Citados en Lacunza y Contini de González, 2011, p. 164). Bellack y Morrison
(1982). Así mismo, se ha señalado que la teoría del aprendizaje social (Bandura, 1987;
Bandura & Walters, 1978) brinda la explicación más aceptable del desarrollo de la
conducta social a temprana edad, en el cual el “modelado” cumple un papel
fundamental.
Teoría del aprendizaje social: Esta teoría explica los factores internos y externos que
influyen en los procesos humanos del aprendizaje, los identifica, los explica, categoriza
y los describe. Como principio de esta teoría se tiene que el aprendizaje directo no
es el principal mecanismo de enseñanza, sino que el elemento social da la base de
un aprendizaje nuevo en los individuos, esta teoría resulta útil para explicar
cómo las personas aprenden y desarrollan nuevas formas de conducirse
mediante la observación a otros individuos.
El primer contexto en el que se producen el desarrollo de la socialización es la familia,
ya que esta proporciona a los niños modelos de repertorios para sus conductas
sociales, tales como escuchar, mantener una conversación etc. Este bagaje se amplía
conforme la persona crece y tiene contacto con otros círculos de acción, a través de
mecanismos como, el aprendizaje por observación, aprendizaje verbal, por experiencia
directa y feedback interpersonal, hasta alcanzar cierto establecimiento en la
adolescencia.
Son muchos los problemas que se pueden definir en términos de déficit de habilidades
sociales, como señala Ovejero (1990) el ser humano es un ser social por naturaleza,
por lo tanto, resulta evidente la importancia de considerar la relación del individuo y su
ambiente; cualquier elemento que obstaculice esta relación impactará negativamente
en el desarrollo de la persona, llevándola a desarrollar posibles trastornos
psicopatológicos, debido a que se generan perturbaciones cognitivas y afectivas, que
inciden en la autoestima, en la regulación del comportamiento, en el rendimiento
académico y adopción de roles, entre otros aspectos, tanto en la infancia como en la
vida adulta. La influencia que tienen las habilidades sociales con otras áreas de
desenvolvimiento según, Amaral, Maia y Bezerra (2015) manifiestan, que la carencia
de estas favorece a la aparición de comportamientos disfuncionales, en los niños en el
ámbito familiar y escolar, en los adolescentes puede incidir negativamente en la
formación de su identidad, fracaso escolar, delincuencia en la infancia y en la
adolescencia. Mientras que la ausencia de habilidades en un adulto puede acarrear
múltiples y serios problemas de ajuste psicológicos, entre los más destacados según
Ruiz et al. (2012) problemas de aislamiento social, ansiedad social, depresión,
problemas de pareja o dificultad para establecer relaciones íntimas y esquizofrenia,
entre otros.
EVALUACIÓN.
2. Durante el tratamiento
4. Periodo de seguimiento
En la primera etapa, se suele llevar a cabo un análisis conductual para determinar los
déficits en HHSS del paciente. También es frecuente evaluar las cogniciones que
puedan interferir con la expresión de la conducta socialmente habilidosa, como
creencias poco racionales, auto verbalizaciones negativas etc.
La entrevista se convierte frecuentemente en la principal herramienta de análisis
conductual y, en la práctica clínica, suele ser un instrumento indispensable. El paciente
es la mejor, y a veces la única, fuente de información sobre su experiencia
interpersonal, y sobre los pensamientos y emociones asociados con esa experiencia.
Por otro lado, las escalas de autoinforme constituyen, probablemente, la estrategia de
evaluación más ampliamente empleada en la investigación de las HHSS. La utilización
de cuestionarios, inventarios o escalas puede sernos de gran ayuda tanto en la
investigación como en la práctica clínica.
Se ha considerado con cierta frecuencia que la ansiedad social está muy relacionada
con la falta de habilidad social. Por ello, a menudo se han utilizado instrumentos que
medían ansiedad social en vez de inventarios de HHSS. Como puede ser el SAD, o el
IAAS.
NECESIDAD DE UN AF DE LA CONDUCTA.
Cabe mencionar, por último, los autorregistros. Este se considera otro método de
evaluación para observar y registrar la conducta tanto manifiesta como encubierta. Se
puede pedir, que se registren los antecedentes y consecuentes que acompañan a la
conducta de interés.
ENTRENAMIENTO EN HHSS.
El entrenamiento/enseñanza de las habilidades sociales es el tratamiento de elección
para los sujetos que carecen o poseen un pobre repertorio de conductas sociales, pero
en los casos en los que la dificultad interpersonal sea resultado de creencias
irracionales o de elevado nivel de ansiedad están indicadas las técnicas de
reestructuración cognitiva y de reducción de ansiedad.
La persona socialmente hábil busca su propio interés, pero también tiene en cuenta
los intereses y sentimientos de los demás, y cuando entran en conflicto trata de
encontrar, en lo posible, soluciones satisfactorias para ambas partes.
Etc.
El trabajo en grupo frente al individual parece presentar una serie de ventajas que
ayudan a potenciar el entrenamiento y el aprendizaje de habilidades, entre ellas cabe
destacar:
• El grupo situación social de interacción con los diferentes miembrosa la par que
proporciona diferentes tipos de personas para crear representaciones de
papeles y mayor rango de retroalimentación.
• •Cada miembro del grupo se convierte en modelo de actuación para los otros,
destacándose como una relación de iguales con modelos cercanos en cuanto a
características en común con el observador.
Freire Procel, K. A. (2019). Plan de intervención para adultos con déficit de habilidades sociales
desde la terapia racional emotiva.