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UNIVERSIDAD CATOLICA SEDES SAPIENTIAE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y


HUMANIDADES
EDUCACION SECUNDARIA – FILOSOFIA Y RELIGION
Ciclo 2023- 01
Cód. Estudiante: 2020200360
APELLIDOS Y NOMBRES: NEGREIROS HUAMAN, Maritza Pamela
CURSO: LITERATURA 1 : TEATRO

SEMIÓTICA TEATRAL - ANNE UBERSFELD


1.- LA RELACIÓN REPRESENTACIÓN - TEXTO
El teatro es el arte de la paradoja, en cuanto es una producción literaria capaz de
reproducirse en la realidad: a su vez, como representación es única,aunque se
ejecute cientos de veces, cada representación no se vuelve a repetir. El teatro,
como género literario no documenta la realidad, sino que la representa por medio
del lenguaje con pretensiones artísticas. Para ello el lenguaje se emplea de modo
especial. En el lenguaje predomina la connotación sobre la denotación.
El conjunto de los signos visuales auditivos y musicales creados por el director,
técnicos y actores tiene una pluralidad de sentido que supera al texto literario. No
puede haber una equivalencia semántica entre el texto y la representación, ya que
el espectador solo puede presenciar un intercepto de ambos aspectos. A mayor
coincidencia de los modos de escritura y de representación, mayor será la relación
representación- texto. Por lo que no es sano privilegiar el texto antes que la
representación, pues no le daría cabida a la creatividad y actualización del mismo.
Por otro lado, la vanguardia del siglo XX y XXI radicaliza la reducción del texto
privilegiando lo ceremonioso de la representación. Para sus defensores, el teatro
es básicamente representación, el cual puede carecer de texto. Esta actitud,
contraria a la anterior, nos mueve a identificar las relación entre ambos.
Cerrarse a distinguir las características propias que componen la dramática; es
decir, el texto y la representación, puede obstaculizar su correcto análisis. Los
signos textuales y los signos no verbales tienen su propio análisis en la sintaxis y
en la proxémica. Barthes señala “Nos hallamos ante una verdadera polifonía
informacional, eso es la teatralidad: un espesor de signos”(Barthes: Ensayo
crítico).
La teatralidad no es mera representación involucra al texto, manifiesto en la voz
actoral, incluso como una lectura narrativa. En un texto teatral se observan dos
componentes: el diálogo y las didascalias (acotaciones). Puede que en algunos
textos teatrales las didascalias sean mínimas, o al revés, como en el teatro
contemporáneo, son textos de gran extensión. Sin embargo, la parte didascálica
es de gran importancia. Ella nos remite los nombres de los personajes, sitúa el
lugar donde acontece el acto, brinda condiciones concretas del uso de la palabra,
en sí, preparan la representación. En las didascalias es el autor quien atribuye la
participación de los personajes indicando sus gestos y acciones. El autor se sirve
de la ficción para ser parte del contexto. En la escritura teatral, se encuentra
encubierta la palabra del autor detrás de las palabras del personaje.
El texto teatral posee como características la expresión linguística (palabras con
significado) y la lectura diacrónica y lineal, dispuesta en tabulación que permite
notarla organización. Supone también los signos no lingüísticos a los cuales
prestar atención porque aún ausente, se asume como mediador entre el texto y la
representación.
2.- EL SIGNO EN EL TEXTO
En la representación no se dan elementos equivalentes al signo lingüístico. Pero el
texto teatral puede ser analizado como objeto lingüístico según la misma
lingüística y el proceso de comunicación. Mientras que, la representación teatral
constituye un sistema de signos de naturaleza diversa de un proceso de
comunicación, en el hecho teatral se da una relación de signos verbales y no
verbales.
Para Saussure, el signo se compone del significante (Se) y significado (So). El
signo lingüístico es arbitrario, ya que no hay una relación visible, la linealidad por
que debe ser decodificada en forma sucesiva, y el referente, encuentra su
concreción física en el mundo. En el teatro los signos textuales y los no
lingüísticos son tratados de forma lingüística.
Luis Prieto hace una distinción entre los signos intenciones (señales) y los no
intencionales (indicios). Pierce, sin embargo, los clasifica como indicios, íconos y
símbolos.
● El indicio se relaciona con el objeto que remite
● El ícono es la semejanza entre el objeto denotado
● El símbolo es la relación preexistente entre el icono y el objeto, el cual se
somete a lo sociocultural.
Todo signo teatral es la vez indicio e ícono. A veces también símbolo, puesto que
es en el teatro cuando la representación adquiere su sentido. La representación,
como decía Barthes, es un “espesor de signos” verbales y no verbales. el mensaje
verbal se denota por los códigos lingüísticos y acústico. El mensaje teatral
involucra varios códigos que sean entendidos e interpretados incluso por quienes
no dominen los códigos. Los signos de la representación (código teatral) es el
repertorio de la equivalencia y paradigma de la cultura subyacente.
El código teatral se vuelve complejo en la coexistencia de diversos signos:
lingüístico, acústico, no verbal, etc. sino también en las relaciones que se
establecen entre ellos, como sustituciones y combinaciones. En cada
representación podemos sustituir un signo por otro, o el encadenamiento de uno
del otro, todo a fin de mejorar el sentido interpretativo. El “apilamiento vertical”, la
superposición de signos simultáneos en la representación permite el intercambio
entre ellos, ya que no se puede destacar un signo mínimo de representación. Hay
signos puntuales y otros presentes a lo largo de la representación. Todo signo
teatral puede ser reinterpretado por el espectador.
La polisemia en el signo teatral puede brindar otras significaciones además de la
denotativa. Todo signo verbal o no verbal conlleva otros significados o
connotaciones distintas del primer significado. La economía de los signos teatrales
puede privilegiar una red semántica subyacente de la principal en el intercambio
de signos en la representación.
El significado del signo textual y del signo de la representación serían
equivalentes, pero no en su totalidad, sino que se gana en información, en la
medida en que puede formar sistemas autónomos. El ideal de la representación es
lograr la coincidencia entre el significado y el significante. En la representación el
referente tiene un doble estatuto: se identifica con el referente textual y está
presente en la escena de forma concreta o figurada. La representación hace
visible al texto, así, el signo de la representación se encuentra en el texto
dramático, en sí mismo y en su referencia en el mundo.
Así el teatro es referente del mundo real, emplea signos concretos que lo
representan y está construido de tal forma que lo represente. El conjunto de
signos está construido por el sistema referente-textual. Por ello es que cada nueva
representación reconstruye el referente del texto, distinto en razón de su
actualidad.

3.- TEATRO Y COMUNICACIÓN


La actualización teatral se constituye de signos articulados: el texto y la
representación, están inscritos en un proceso de comunicación. La comunicación
teatral es intencional en su conjunto, por lo que es comunicativa.
La actividad teatral constituye un proceso de comunicación. Las seis funciones de
Jakobson son pertinentes para los signos del texto, como para los signos de la
representación.
● Función emotiva: remitido al emisor, quien con sus medios físicos y vocales
disponen, junto con el director y la escenografía en los elementos
escénicos.
● Función conativa: dirigida al destinatario- actor (personaje) y al destinatario-
público a tomar decisiones.
● Función referencial: El espectador tiene siempre el contexto histórico,
social, político y psíquico de la comunicación referido a la realidad.
● Función fática: las condiciones de la comunicación interrumpen el contacto
entre el emisor y el receptor.
● Función metalingüística: es la función del lenguaje que por medio del
código teatral define las palabras que utiliza.
Función poética: El funcionamiento teatral es de naturaleza poética, como
proyección del paradigma sobre los sintagmas.
El espectador participa del teatro aferrándose la estructura narrativa, induciendo a
una acción posible por medio de signos débiles, tales como silbidos, pataleos,
murmullos y risitas disimuladas, percibibles por los actores; y percibe los signos
teatrales tomando distancia de ella para su mejor apreciación.
El público receptor conoce el mensaje ficticio del teatro. Todo cuanto ocurre en
escena es una realidad concreta, pues existe, pero marcado por la negatividad, ya
que no existe en la realidad cotidiana. Se construye un real concreto, el
espectador presencia el cumplimiento de sus anhelos, temores o deseos. Se
deniega a sí mismo su participación en la realidad. No existe la ilusión teatral, sino
una denegación de la realidad, las cuales pueden estar inscritas en las
didascalias, los vacíos textuales y el absurdo.
El funcionamiento teatral no es un acto comunicativo pasivo, sino que se da en la
totalidad poética de la representación. El teatro estimula la reflexión, la emotividad,
el despertar y la toma de conciencia.

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