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El objetivo principal de Searl en los Nombres Propios es examinar entre los nombres
propios y sus referentes de tal manera que se demuestre como ambos tipos de enunciados
de identidad son posibles y, al proceder así, demostrar en qué sentido un nombre propio
tiene sentido.
Para dicho cometido empieza referenciando a Frege, en relación a la pregunta ¿tienen
sentido los nombres propios? ¿de qué manera los enunciados de identidad pueden
diferenciarse de lo trivialmente analítico? Se plantea a siguiente pregunta ¿Cómo un
enunciado de la forma a=b puede, si es verdadero, diferir en valor cognitivo de a=a?, su
respuesta es, aunque “a” y “B” tienen el mismo referente, tienen o pueden tener diferentes
sentidos, esta respuesta es una en la que ambas son descripciones definidas y no sinónimo
o donde una es una descripción y otra un nombre propio y no ambos son nombres propios.
Si esto es así:
Entiende que eso no es razonable. Por cuanto piensa que los nombres propios no tienen
sentido del modo que sí lo tiene los predicados. Los enunciados analíticos son verdaderos
en razón de las reglas lingüísticas, tal como el ejemplo anterior de Tulio, pero estas no
contienen contenidos descriptivos. De tal modo que no es posible seguir las soluciones
propuestas por Frege y para resolver su propuesta establece primero que los nombres no
so descripciones abreviadas.
Estable que “Tulio= Cicerón se usan para expresar la identidad del mismo objeto y que
(a) y (b) puede usarse para enunciados analíticos sin seguir la solución de Frege.