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EXICANA
ESTUDIO
SOBRE
SEÑORES ACADÉMICOS:
II
III
IV
Los nombres genéricos van siempre acompañados del
artículo, ya sea que se tomen en cuanto á toda su exten-
sion, ó que ésta se limite por uno ó más términos con-
notativos expresos ó sobrentendidos. Cuando decimos:
«el hombre desea su felicidad,» el sujeto de la proposi-
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v
Señaladas las funciones que ejerce el artículo, es fácil
convencerse de que ninguna de ellas le está encomen-
dada á la partícula lo; como procurarémos demostrar,
otros son sus oficios y otros sus usos. De estos algunos
son modismos difíciles de analizarse; pero en ninguno
de ellos se le verá desempeñar funciones de artículo.
Júntase más comunmente con adjetivos de terminacion
neutra; de esta union resultan locuciones como las si-
guientes: lo justo, lo b'ueno, lo bello, que algunos confun-
den con las voces abstractas bondad, justicia y belleza.
Mas entre estos nombres y aquellas locuciones hay se-
ñaladas diferencias: belleza, por ejemplo, significa cua-
lidad; pero sin ninguna relacion de inherencia, y por
esto es nombre abstracto; expresa cualidad susceptible
de grados y de diversos modos de ser, y por esto es nom-
bre genérico que denota muchas maneras de belleza;
connota, en fin, determinada cualidad, y por esto es tér-
mino definido. Lo bello, al contrario, connota la belleza
como inherente á las cosas; denota el conjunto de todos
los objetos bellos, y lo denota vagamente, sin determi-
nar ninguno; preciso es que en esta locucion haya una
voz sustantiva que reuna los caractéres de concreta, co-
lectiva é indefinida.
N o se necesita de riguroso y profundo análisis para
cerciorarse de que el adjetivo bello no puede ser esa voz
sustantiva. Sin grande esfuerzo se descubre que la par-
tícula lo expresa todo aquello de lo cual puede afirmarse
la belleza, y ocupa el lugar de algun nombre tan gené-
121
VI
Del pronombre indefinido.lo pasemos al adjetivo uno,
una, unos, unas, tambien indefinido, y clasificado entre
los artículos por casi todos los gramáticos. N o ha fal-
tado quien sólo vea en él un adjetivo numeral cardinal; .
pero por autorizada que sea esta opinion, no podriamos
seguirla sin desentendernos de la notable diferencia que
hay en el sentido de locuciones como las siguientes: Un
criminal mancilla la honra de su familia; en la cárcel sólo
hay actualmente un criminal: en el primer caso, la partícu-
la un no puede desempeñar más oficio que el de artícu-
lo; fija nuestra atencion en el término criminal tomado
aquí sin ninguna restriccion, pues decir que ~tn criminal
mancilla la honra de su familia, vale tanto como afirmar
que todo criminales vergüenza é ignominia de los suyos. En
el segundo caso, uno tiene por único objeto contar los
criminales actualmente detenidos en determinada pri-
sion. Miéntras en el primer caso el atributo de la pro-
posicion se afirma de todo criminal; en el segundo, el
hecho de estar en la cárcel se afirma de uno sólo. Mas
el artículo no tiene por objeto contar. A este propósito
dice el gran filósofo español D. Jaime Balmes: «Una
«persona dirá leí manuscritos; leí unos manuscritos; leí
«los manuscritos; aunque se refiera á un mismo número
«de ellos. N o alcanzo en qué pueda fundarse la opinion
«de los que cuentan entre los artículos á los números
«cardinales, cuando en realidad no son más que nom-
« bres expresivos de una propiedad colectiva. Los lados
«del pentágono son cinco; ¡,quién duda de que cinco es
«aquí un verdadero predicado ~ »
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LA SERoRA
SEÑORES ACADÉMICOS:
-Hija, no Illurmures.-Nó,
Madre, que no es murmurar
La felicidad llorar
Que el mismo cielo nos di6.
-El Sefior te destinaba
La dicba de ser su esposa,
y esa prueba dolorosa
A tu corazon guardaba.
No se obtienen las divinas
Prendas del amor divino
Sino siguiendo un camino
Todo sembrado de espinas.
Aq ni encontrarás la paz
Que tu alma agitada ansía,
y olvidarás, hija mia,
Un mundo ingrato y falaz.
-Madre, un árido desierto
Es en mi dolor pl'ofundo
Tan solo para mi el mundo,
Puesto que Gustavo ha muerto.
¡Muerto! ¿Y puede el pensamiento
Concebir esa palabra,
Sin que otro sepulcro abra
La fuerza del sufrimiento !
-Hija, debes domiuar
Ese dolor exaltado ....
-Si algun dia habeis amado,
Madre, dejadme Uorar.
Dejad que alivie mi llanto,
En esta lucha violenta.,
Mi corazon que revienta ... .
¡Dios mio! le amaba tanto ... . »
Hubo una pausa angustiosa;
Rienda á sus pesares dando,
Cubri6 el rostro, sollozando,
Con ambas manos la hermosa ;
Ocultando á la abadesa,
Entre inquieta y sorprendida,
La dulce faz oprimida
Que tanto dolor expresa.
Al fin, con ademan lento
Toc6 la rubia cabeza
La anciana, y con entereza
Y grave y solemne acento:
-.Debes desechar valiente
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Esos recuerdos profanos,
Que te persiguen insanos
Oscureciendo tu mente!
Pobre oveja descarriada,
Que tras sufl'imientos mil,
Vuelves de nuevo al redil
Por el buen pastor llamada;
Frágil é incierta barquilla
Que azotaba el mar furioso;
Si del puerto del reposo
Salva llegaste á la orilla,
Oye lae fieras bramar
Desde el aprisco cerrado,
y deja el mar irritado
Contra la playa azotar.
Feliz tú, que obedeciendo
Al mandato soberano,
Vas del bullicio mundano
Con planta ligera huyendo.
Dichosa tú, que abandonas
Un mundo de sin~abores,
y con las cúndidas fiores
De la virtud te coronas.
i Por qué ese triste gemirf
¡Por qué tan amargo duelo
C nando á las puertas del cielo
Vienes abrigo á pedir'
Lloras de Ehrenfels la muerte,
:Sin pellsar, en tu culpable
Afiiccion, cuán envidiable
Es tu venturosa suerte.
¿Por qué ese dolor1 ¡Por qué
Su fin glorioso te espanta f
:el ha muerto en Tierra S~nta
Combatiendo por la fe.
:el te ha dado un noble ejemplo
A Dios su vida inmolando,
y tú llegas murmurando
A los umbrales del templo.
-Madre mia.... -Ten valor,
Cercana al momento estás
En que el título obtendrús
De esposa del Salvador.
Ese instante por tí anhelo,
Que tan dulces alegrías
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2~6
II
E nt re los autores por los que Ül \"O especial prec1ileccioll Ja, Sra.
Prieto, debemos meucion al', en primer lug'al', á Ca.lderoll de la
Barca, Hil a de cn;yas comedias fué lo último que leyó poco <'t u·
tes de p erder el conocimiento. La ele\'acion de sentimientol:<, la
pnreza <le cos1'tllJlur('s, el lI Úmell gigallteseo <l el ('l1lilll:' llte llr,l ,
lDaturg'o español, 110 ponian méuos de (,lIcon t,l"l1,I' p rofnnda Silll-
243
I SADEL.- iFernan!
FEHNAN.- iIsabel!
ISADEL.- ¿ Qué tienes f
FF.H~AN.- ALa. imn.giuacioll Jne e llgaiia?
¡ Esta es la humilde caba,lia
Obj eto de mi s desdell es 'l
¡,De la suerte los yaiveues
!\le arrojan de nue\'o aquí1
¡Isaue!! ... ~ Ere" tú 1. . . Dí,
Habla, que me vuelvo loco .. . .
Dicha que aprecié tan poco
&Vuelve cariflosa á mí f
ISAllEL.- t Qué dices, Fernan f
FERNAN.- No sé
Si estoy despierto ó soflando .. ..
¡Vuelvo á verte! .. . " Cómo ó cuándo
Ingrato te abancloné f
ISAllEL.-- No te comprendo" ..
FERNAN.- ¡Solié!
ADóncl c estabas, viela mia,
Que á mi pesadilla impía
Con tu voz no me arral1cauasf
Isabel, ~e l1 ,lóude estabas,
Que tanto el [tima sufría ~
ISAIlEL.- Recorriendo el venl e prado,
Donde, · con ama.uta empelio,
Para. tí, mi a.mado uneflo,
Uu ram ill ete be formado,
lIlira., a.1 cl a vel encamado,
Emblema de ard ieute amor,
He unido est" dulce flo r,
(tue te pide 11n pensalll icnto
Con el armolli oso acento
De su aroma. elll bl'iagadoI'.
Junto á la humilde corola
De la tímirla violeta"
Que mi esperall z" illterpreta,
-Pero mi esperallz<t sola, -
Se '1'0 la roja amapola,
y el heliotropio cünstante
Que viene á ofrecerte amante
De mi amor el juramento,
De S11 perfnmado l1Jiento
EIl e l iu cieu $o fragante.
Ven; bello el so l aparece
Sourc l::t \'erde colilla;
De la a,r[¡oleda vecinl1
Lenta la SODl ur[o ,Icereee;
La brisl1 las tlores meee
Con soplo acaricia,]"r, .. .
y ese apacible I'nmor,
De eso so l la InDlbl'e pura,
y el arro yo qtte murmura,
Te ¡'au lan, Fernan , de mi amor.
Pero tocla la armoníl1
De ese Cauto del Euen,
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PÍNDARO
-l. La isla de Tera. (ántes Ca.li8ta) era sa.grada, porque Cadmo erigió en ella
un templo á Neptuno y Minerva.
G. eil'ene se construyó sobre una colina redonda de tierra blanca.
6. Era Arcesilao el octavo descendiente de Bato y décimoséptimo de Epafo.
7. Este vatici lli o confirma el de Medea, qne pocas líneas más abajo l·Cn e,.",
íntegro el poeta. Fné dirigido á Ba.lo, al consultar éste el orácnlo Délfico, acerca
.lel modo de cuml'SO del defecto qne tenia en la lengua y lo hacia tartamlldo .
8. Aludo al milagroso ferró" de que se hahla más a,delant~.
!J. LiLia.
10. Hefiél'ese á Libia entera, consa.grada á Júpi ter.
11. Lago situado en Africa, cerca del Mediterráneo, COIl el enal comunicaba.
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SA L~ON ÉO
NIl:PT UNO_ Tlko E'iO:-l FKRES AMI~AO::-;
PELlAS
I I I
JAs6N ADMETO MELAMP O
251
17. Eran hijos de Aloéo é Ifimedia, y it los nneve años t.enían ya nneve va-
ras de alto y nueve eodo~ de ancho. Declararon la guerra á los Dioses y enca-
denaron á Marte, pero fueron muertos por Apolo.
18. Diana, llamada por los griegos Artemis, mató al gigante Tieio por haller
osado requerir de aWOl"es á Latona..
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La sandália fatal cuando descubre,
Que el pié derecho solitaria cnbre. 19
Tranqnilidad el mísero aparenta,
y así se expresa: «A la roen tira ajeno,
¡Oh peregrino! dime ¡,qué opulenta
Patria produjo lidiador tan bueno f
lo Cuál es la madre que ('11 el mundo cuenta
Que hijo tan grande cobijó su seuo~
Sin vacilar reyéla.Jllelo todo.»-
Se anima el jóven y habla de este modo:
«Oíd: de la caverna
De Caricléa veIJgo~O
(Sostén de mi edad tierna)
y á dicha grande tengo
Haber sido discípulo
Del Centauro Quirón.
« Cuidároume las puras
Hijas del varón sábio;
Ni palabras impuras
Decir supo mi lábio,
Ni en cnatro lustros mi ánima
Manchó perversa acción.
«En mis pátrios hogares
Mayor de edad, penetro
A recobrar mis lares
y el usurpado cetro
Que al gran Éolo, Júpiter,
y á sus hijos donó.
« Segun veraz noticia
Robó P élias insano,
Contra toda justicia,
El reino soberano
De que dueños legítimos
Somos mi padre y yo.
«No bien mis tristes ojos
19. Perdi6 Jas6n una sandalia al cruzar el rio Anauro, cerca de JÓlcos.
20. Esposa de Quir6n.
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21. Vínole este epíteto de Petra, ciudad de Tesalia, donde era honrado con
juegos.
255
2:.l. Frixo, hijo de Atamaute, perseguido por Iuo, su madrastra, huyó cou sn
hermana Héle so ure un carnero de vellón de oro, y se refugió cerca de :¡;;tas,
256
« Que saque, me pide, del alcázar de Éta¡;
Su espíritu triste, y el vellón dorado
Por que fué salvadó,
Ya de las saetas
De infame madrastra, ya del ronco mar.
«Gusté de Castália la límpida fuente
A Apolo pidiendo su luz veneranda ;
y el N (uuen me manda
Que el ponto inclemente
En rápida nave me atreva á cruzar.
« La empresa difícil que yo no acometo
Porque de los arros el peso me doma,
Tú atrevido toma,
Que fiel te prometo
El cetro en tu diestra sin falta poner.
«A Júpiter sumo, que orígen proclamo
Del lazo de sangre que me une contigo,
Cual santo testigo
De mi voto llamo.
j Él mira mi franco, leal proceder! »
rey de Cólquide, por quien fué muerto. Finge Pélias que el Oráculo Délfico le
manda aplacar los manes de Frixo, y rescatar el vellocino de oro. Los antiguos
tenian cierta idea de que el alma se enterraba con el C11erpo.
23. Hércules.
24. Cástor y P6lux.
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y bogan apresurados,
Obedientes al Piloto,
y empiezan del fresco Noto
Las áuras á respirar;
y al llegar los denodados
Á la boca del Axino,25
Á Neptuno, dios marino,
Erigen templo y altar.
En el ara sacrifican,
Implorando su alta gracia,
Rojo toro, que de Trácia
Les da la copiosa grey;
y que los libre, suplican,
26. Eran dos rocas flotantes en el estrecho del Ponto Euxino. Envueltas en
continua niebla y agitadas por los vientos, se juntaban á menndo, aplastando
cuanto entre ellas se encontraua. El ..4."90 pasó por en medio, aunque con al-
guna~ averías, y desde entónces los islotes quedaron inmóviles.
27. linge era nna ninfa, hijo, de Eco, que por medio <le encantos hizo ena-
morar á Júpiter de lo. La celosa Juno la trasformó eu el bullicioso pajarillo
llamado pezpita. .~ j
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La reina inspírase
De amor tan tierno,
Que el arte quiere,
Con que el paterno
Lazo supere,
Dar á Jasón.
Mezcla un antídoto
Con sua,e aceite,
Que los dolores
Torna en deleite,
y con mil flores
Forma una unción;
y jura á Esónides
Que el himeneo,
De sus certámenes
Será el trofeo,
Yen cambio pídele
Su corazón.
Pasta cartoné.