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RESUMEN: LIBRO LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO

Frege, “Sobre sentido y referencia” (pp. 29-49)

En este capítulo, se explora el concepto de igualdad y su relación con el sentido y la


referencia. Plantea preguntas sobre si la igualdad es una relación entre objetos o entre
nombres o signos de objetos. Frege argumenta que la igualdad tiene diferentes valores
cognitivos. La igualdad de la forma "a = a" es considerada una proposición analítica y se
conoce a priori. Por otro lado, las proposiciones de la forma "a = b" a menudo amplían
nuestro conocimiento y no se pueden establecer a priori. Utiliza el ejemplo astronómico del
Sol para ilustrar cómo el descubrimiento de que el Sol es el mismo todos los días ha
enriquecido nuestro conocimiento. El autor sugiere que si consideramos la igualdad como
una relación entre los objetos a los que se refieren los nombres "a" y "b", entonces "a = b"
no sería diferente de "a = a" si "a = b" es verdadera. Esto implicaría una relación en la que
cada cosa está consigo misma pero no mantiene una relación con otra cosa distinta. Frege
argumenta que esto no captura completamente el significado de la igualdad.

Frege propone que los signos o nombres están relacionados no solo con lo que designan,
sino también con su sentido, que incluye el modo de presentación. Utiliza el ejemplo de dos
expresiones que se refieren al mismo punto de intersección en un triángulo para ilustrar
cómo diferentes nombres tienen distintos sentidos debido a su modo de presentación. Según
Frege, el sentido de un signo es lo que le da su conocimiento efectivo. Se sostiene que los
signos tienen tanto referencia como sentido. La referencia se refiere a lo que designan,
mientras que el sentido se refiere al modo de presentación. Frege distingue entre nombres
propios y otros tipos de designaciones, y argumenta que el sentido de un nombre propio es
comprendido por aquellos que conocen el lenguaje o las designaciones a las que pertenece,
mientras que la referencia, si existe, está vinculada a un objeto específico.

Russell, “Descripciones” (pp. 50-60)

En el capítulo "Descripciones", se menciona a el filósofo y lógico británico Bertrand


Russell quien aborda el problema del significado y la referencia en relación con las
descripciones definidas, como "el", "la", "un", etc. Russell examina cómo se utilizan estas
descripciones en el lenguaje y cómo se refieren a objetos particulares en el mundo.
Argumenta que las descripciones definidas no son simplemente nombres propios ni
términos singulares, sino que tienen una estructura lógica más compleja.

Para evitar problemas de referencia ambigua o indefinida, Russell propone un análisis


lógico de las descripciones definidas. Según su análisis descriptivista, una descripción
definida como "el gato negro en el jardín" se interpreta como una afirmación sobre la
existencia y la unicidad de un objeto que cumple con ciertas condiciones descriptivas.
Russell sostiene que el significado completo de una descripción definida no se agota solo
en las características descriptivas, sino que también implica una referencia específica a un
objeto en el mundo. Para él, el significado de una descripción definida es capturado por una
fórmula lógica que representa tanto las condiciones descriptivas como la existencia y
unicidad del objeto referido. Bertrand Russell aborda el tema de las descripciones definidas
e indefinidas y su importancia en el análisis filosófico y matemático. El autor explora cómo
las descripciones indefinidas, como "un tal-y-tal", pueden generar proposiciones
significativas aunque no necesariamente describan algo real. Por ejemplo, la afirmación
"Me encontré con un unicornio" tiene significado aunque los unicornios no existan en la
realidad concreta. El autor critica la noción de objetos irreales defendida por algunos
lógicos, como Meinong, quienes argumentan que se puede hablar sobre objetos como "la
montaña de oro" o "el cuadrado redondo" y hacer proposiciones verdaderas sobre ellos.
Russell sostiene que esto se debe a una confusión entre el significado lingüístico y la
existencia real. Según su perspectiva, solo existe un mundo real y la ficción, la imaginación
y los pensamientos forman parte de este mundo, pero no generan objetos reales
independientes. Se hace énfasis en la importancia de mantener un sentido sólido de la
realidad al analizar proposiciones sobre objetos pseudoexistentes, como unicornios o
cuadrados redondos. Insiste en que en el análisis de las proposiciones no se debe admitir
nada irreal y que atribuir significado a grupos de símbolos que carecen de significado
conduce a aceptar irrealidades como objetos descritos. Se explora las descripciones
definidas e indefinidas y su relación con la realidad y el significado lingüístico. El autor
cuestiona la existencia de objetos irreales y destaca la importancia de mantener un sentido
de la realidad al analizar proposiciones sobre objetos ficticios o pseudoexistentes.

Strawson, “sobre el referir” (pp. 61-84)


En el capítulo "Sobre el referir", se menciona el problema del referir en el lenguaje y critica
el análisis descriptivista de Russell sobre las descripciones definidas. Strawson sostiene que
el referir no depende solo de la descripción que se utilice, sino de la intención y el contexto
en el que se emplea la expresión. Argumenta que el significado y la referencia están
inextricablemente ligados y que el análisis descriptivista de Russell no captura
completamente la complejidad del referir. Para Strawson, el referir no se basa en una
relación directa entre las palabras y los objetos, sino que implica una relación triádica entre
el hablante, la expresión lingüística y el objeto al que se refiere. Argumenta que la
referencia depende del uso y la intención comunicativa del hablante, así como del contexto
en el que se emplea la expresión referencial.

También introduce el concepto de "uso referencial" y argumenta que el referir es un acto de


lenguaje que implica una forma especial de intencionalidad por parte del hablante. Sostiene
que el referir exitoso depende de la cooperación comunicativa y las convenciones
lingüísticas compartidas dentro de una comunidad lingüística. El autor también menciona
que estas expresiones pueden tener otros usos distintos al referencial singularizador. Por
ejemplo, la expresión "la ballena" puede usarse para mencionar una ballena en particular,
pero también puede usarse de manera más general en oraciones como "La ballena es un
mamífero" donde no se está refiriendo a una ballena específica. Se menciona que la teoría
de las descripciones de Russell, que aborda expresiones de la forma "el tal-y-tal" (por
ejemplo, "el rey de Francia"), es ampliamente aceptada entre los lógicos como una
explicación del uso de esas expresiones en el lenguaje ordinario. Sin embargo, el autor
sostiene que esta teoría contiene errores fundamentales. Uno de los problemas que la teoría
de las descripciones intenta abordar es cómo una oración como "El rey de Francia es sabio"
puede tener significado, incluso si no existe un rey de Francia en la realidad. Strawson
plantea que esta pregunta busca entender cómo una oración con una descripción vacía
puede ser significativa.

Searle, “Nombres propios y descripciones” (pp. 105-114)

Se trata el problema del status de los nombres propios en la filosofía, cuestionando si tienen
sentido de la misma manera que los adjetivos, nombres comunes y descripciones definidas.
Existen dos teorías principales sobre los nombres propios: la teoría clásica del no-sentido y
la teoría fregeana del sentido y la referencia. Según la teoría clásica, los nombres propios
representan objetos sin tener ningún otro sentido o significado. En cambio, la teoría
fregeana sostiene que los nombres propios tienen sentido y referencia. Según Frege, además
de los nombres y los objetos a los que se refieren, existe un tercer elemento llamado
sentido, que es lo que permite que los nombres se refieran a los objetos. Para Frege, todos
los nombres propios tienen sentido de la misma manera que las descripciones definidas.

Ambas teorías tienen argumentos a favor y en contra. Desde el punto de vista del sentido
común, los nombres propios parecen carecer de sentido y ser simplemente etiquetas para
objetos. Sin embargo, la teoría del no-sentido no puede explicar la presencia de nombres
propios en enunciados de identidad o existenciales. La teoría fregeana, aunque más
compleja, aborda estas dificultades al postular que los nombres propios tienen sentido y
referencia. Sin embargo, esto plantea la cuestión de cómo explicar la existencia del objeto
al que se refiere un nombre propio. Wittgenstein adopta una conclusión metafísica,
argumentando que los objetos forman la sustancia del mundo, mientras que Anscombe
propone una salida lingüística, afirmando que solo las expresiones que tienen portadores
son nombres propios genuinos. En síntesis, el debate sobre los nombres propios se centra en
si tienen sentido o son meras etiquetas para objetos. La teoría del no-sentido sugiere que los
nombres propios carecen de sentido, mientras que la teoría fregeana argumenta que tienen
sentido y referencia. Ambas teorías presentan ventajas y desventajas, pero la teoría fregeana
aborda mejor la presencia de nombres propios en enunciados informativos y existenciales

Putnam, “Significado y referencia” (pp. 152-163)

En el ámbito de la filosofía del lenguaje, el filósofo Hilary Putnam ha abordado la relación


entre el significado y la referencia de las expresiones lingüísticas; discute la noción
tradicional de "significado" y plantea la cuestión de si los significados residen en la mente
de los hablantes o si están determinados por las características de los objetos a los que se
refieren las palabras. En primer lugar, se menciona la doctrina tradicional de que el
significado de un término es un concepto o entidad mental. Sin embargo, el autor señala
que esta concepción "psicologista" fue desafiada por filósofos como Frege, quien
argumentó que los significados son propiedades públicas y se identifican con entidades
abstractas en lugar de entidades mentales.
El autor también discute la distinción entre extensión e intención del significado. Menciona
el ejemplo de dos términos, "criatura con riñones" y "criatura con corazón", que pueden
tener la misma extensión pero diferir en intención. Sin embargo, se considera que es
imposible que dos términos difieran en extensión y tengan la misma intención. Esta
suposición refleja la creencia de filósofos antiguos y medievales de que el concepto
correspondiente a un término debe proporcionar una condición necesaria y suficiente para
caer dentro de su extensión;argumenta que estas nociones tradicionales no son
satisfactorias. Afirma que el significado de un término no es simplemente un estado
psicológico individual, y que el significado no determina automáticamente la extensión de
un término. Utiliza ejemplos de un planeta llamado "Tierra Gemela" para ilustrar su
argumento. En este planeta, el término "agua" se refiere a una sustancia diferente a H2O, lo
que demuestra que el significado de una palabra puede variar en diferentes contextos.

Finalmente se cuestiona la concepción tradicional del significado como entidad mental y


argumenta que el significado no determina automáticamente la extensión de un término.
Utiliza ejemplos de un planeta ficticio para ilustrar su argumento y sostiene que el
significado es más complejo y depende de varios factores contextuales.

Quine, “Dos dogmas del empirismo” (pp. 245-267)

Se desafía dos supuestos fundamentales del empirismo tradicional: la distinción entre


afirmaciones analíticas y afirmaciones sintéticas, y el principio de confirmación basado en
la reducción al sentido. Quine crítica la distinción entre afirmaciones analíticas y sintéticas
propuesta por los empiristas lógicos, argumentando que no es posible trazar una línea clara
entre ellas. Según Quine, todas las afirmaciones son sintéticas y están sujetas a revisión en
función de la evidencia empírica. Asimismo, Quine cuestiona el principio de confirmación
basado en la reducción al sentido, que sostiene que las afirmaciones individuales deben ser
verificables de manera directa para tener significado. Argumenta que la verificación directa
es problemática y propone en su lugar una visión holística de la significación, en la que las
afirmaciones están interconectadas en una red de creencias. Se hace una crítica dos dogmas
fundamentales del empirismo: la distinción entre verdades analíticas y verdades sintéticas,
y el reductivismo, que sostiene que todos los enunciados pueden ser reducidos a términos
que se refieren directamente a la experiencia. Quine argumenta que ambas concepciones
son problemáticas y propone abandonarlas. Afirma que la distinción entre verdades
analíticas y sintéticas carece de una definición clara y precisa, y que la noción de
significado también es problemática. Además, sostiene que el reductivismo es insostenible,
ya que no todos los enunciados pueden ser reducidos a términos puramente empíricos.

En cuanto a la analiticidad, Quine menciona que hay dos clases de enunciados analíticos.
La primera clase incluye las verdades lógicas, que son verdaderas en virtud de las reglas
lógicas y se mantienen verdaderas en cualquier interpretación de sus componentes. La
segunda clase incluye enunciados que pueden convertirse en verdades lógicas mediante la
sustitución de sinónimos por sinónimos. Quine también cuestiona la idea de que las
definiciones son fundamentos sólidos para establecer sinonimia. Señala que las definiciones
dadas por lexicógrafos, filósofos y científicos son en realidad informes sobre una sinonimia
observada previamente, basada en el uso lingüístico.

Quine, “Significado y traducción” (pp. 268-291)

Se menciona la relación entre el lenguaje y la traducción, y cómo esto afecta nuestra


comprensión del significado de las palabras y las afirmaciones; argumenta que la
traducción no es simplemente un proceso de asignación de equivalencias entre palabras o
expresiones en diferentes lenguajes, sino que involucra una interpretación y comprensión
más amplia del significado y el contexto lingüístico. Según Quine, la traducción es un
proceso que implica la interpretación y reinterpretación de las afirmaciones y las estructuras
lingüísticas en un marco conceptual y cultural específico. No se puede lograr una
traducción perfecta o una correspondencia unívoca entre los términos y las expresiones de
diferentes lenguajes. Quine además afronta la idea de la indeterminación de la traducción,
argumentando que, debido a la falta de una correspondencia fija entre las palabras y las
referencias en diferentes lenguajes, siempre hay cierta ambigüedad e incertidumbre en el
proceso de traducción. También, Quine plantea el problema de la holophrasis, que se refiere
a la dificultad de traducir unidades lingüísticas más grandes que una sola palabra, como
frases o enunciados completos. Argumenta que la comprensión y la traducción de las
estructuras lingüísticas más complejas requieren un contexto y una interpretación más
amplios; explora el significado empírico de un discurso y cómo se puede despojar de la
verborrea para llegar a lo que tienen en común con las traducciones a otro idioma. El
objetivo es comprender el significado de una lengua desconocida a través de la traducción y
la comprensión de las proferencias de los hablantes nativos.

Quine describe la traducción entre lenguajes similares y no emparentados, y destaca que la


traducción radical de un idioma aislado puede revelar el significado empírico separado de
las palabras utilizadas. Para comprender el significado, el lingüista debe interactuar con el
informante nativo y someter las oraciones a su aprobación, reduciendo así las hipótesis
hasta llegar a la más satisfactoria. El lingüista puede hacer preguntas en diferentes
situaciones estimulativas para obtener información sobre las actitudes del nativo hacia
ciertas oraciones ocasionales. Se establece una distinción entre oraciones ocasionales y
oraciones fijas, definiendo el significado estimulativo de cada una. El asentimiento y el
disentimiento del nativo en respuesta a una pregunta son indicativos del significado
estimulativo de la oración en cada situación; se discute la naturaleza de las estimulaciones y
cómo se agrupan en clases para formar los significados estimulativos. Se enfoca en las
clases de estimulaciones que provocarían asentimiento o disentimiento, y se argumenta que
las estimulaciones deben considerarse tipos de eventos repetibles en lugar de eventos
particulares. Los significados estimulativos afirmativos y negativos de una oración son
mutuamente excluyentes, y el cambio en la respuesta del nativo indica un cambio en el
significado para él. La comparación entre los significados estimulativos completos puede
ser más útil para la traducción que simplemente comparar los significados estimulativos
afirmativos.

Davidson, “Interpretación radical” (pp. 374-388)

Sostiene que la interpretación del lenguaje implica atribuir creencias y deseos a los
hablantes, y que esta atribución se basa en una teoría general de la racionalidad. Argumenta
que comprender el lenguaje de otra persona requiere atribuirle una estructura mental
coherente y comprensible. El enfoque de la interpretación radical implica tratar de entender
las creencias y deseos de los hablantes en términos de una teoría global de la mente y la
racionalidad. Davidson argumenta que no podemos atribuir significado a las expresiones
individuales aisladas, sino que el significado se deriva de la estructura más amplia de las
creencias y deseos del hablante; seaborda el problema de la interpretación del lenguaje y
explora las condiciones necesarias para comprender y atribuir significado a las expresiones
lingüísticas de los demás.

Davidson comienza planteando la pregunta de qué conocimiento nos capacita para


interpretar las palabras de los demás. Destaca que, aunque podríamos tener conocimiento
que sea suficiente para la interpretación, no es obvio que exista algo que realmente sepamos
y desempeñe un papel esencial en la interpretación. Luego, él examina algunas propuestas
anteriores sobre la interpretación del lenguaje y critica su falta de éxito. Menciona las
teorías "causales" que intentan analizar el significado de las oraciones basándose en datos
conductistas, así como otras teorías que intentan conectar palabras con hechos no
lingüísticos. Argumenta que estas propuestas no logran explicar de manera satisfactoria
cómo se relaciona la evidencia con aquello para lo que es evidente. Davidson sugiere que el
intérprete debe tener la capacidad de entender cualquier oración que el hablante pueda
emitir. Reconoce que no es posible tener una teoría finita explícita para interpretar todas las
oraciones posibles en cualquier lenguaje. En cambio, propone que una teoría de la
interpretación debe ser apoyada por evidencia plausible disponible para el intérprete y que
no dependa de conceptos lingüísticos como significado e interpretación. El autor también
discute la idea de que un método de traducción del lenguaje podría ser suficiente para la
interpretación. Sin embargo, argumenta que un manual de traducción se ocupa de una
relación entre dos lenguajes y no aborda directamente la interpretación de uno en otro.

Grice, “Las intenciones y el significado del hablante” (pp. 491-519)

La teoría de la implicatura conversacional y explora cómo las intenciones comunicativas y


el significado del hablante interactúan en la comunicación verbal. Grice propone que la
comunicación efectiva se basa en una serie de principios cooperativos que los hablantes y
oyentes siguen en la conversación. Estos principios incluyen la máxima de cantidad
(proporcionar la información suficiente pero no demasiada), la máxima de calidad (decir la
verdad), la máxima de relevancia (ser relevante) y la máxima de manera (ser claro y
ordenado). Conjuntamente de estos principios cooperativos, Grice introduce el concepto de
implicaturas conversacionales, que son inferencias adicionales que los oyentes realizan más
allá del significado literal de las palabras utilizadas por el hablante. Estas implicaturas se
derivan de la presuposición de que el hablante sigue los principios cooperativos y, por lo
tanto, buscan interpretar el significado más completo y relevante de lo que se dice.

Se emprende la distinción entre diferentes formas de significado en el contexto de la


comunicación. Grice propone cuatro formas principales de especificaciones de significado:

Especificación de significado atemporal de una proferencia-tipo completa o incompleta: Se


refiere a la especificación del significado general de una expresión o frase, ya sea completa
o incompleta.

Especificación de significado atemporal aplicado de una proferencia-tipo completa o


incompleta: Se refiere a la especificación del significado de una expresión o frase en un
contexto particular.

Especificación de significado ocasional de una proferencia-tipo: Se refiere a la


especificación del significado de una proferencia-tipo en una ocasión específica, teniendo
en cuenta las intenciones del hablante.

Especificación de significado ocasional del hablante: Se refiere a la especificación del


significado de una proferencia-tipo en función de las intenciones del hablante al proferirla.

Grice argumenta que el significado ocasional del hablante puede explicarse en términos de
la noción de intención del hablante. Proporciona una definición provisional que vincula la
intención del hablante con la proferencia y el efecto buscado en la audiencia. Continúa
explorando las implicaciones de estas formas de especificación de significado y discute
posibles objeciones y limitaciones de la definición propuesta. Cabe destacar que este
fragmento es solo una parte del ensayo completo, y se requiere el contexto completo para
comprender completamente los argumentos y conclusiones de Grice.

RESUMEN ARTÍCULOS

“Leibniz y las ciencias del lenguaje” (pp. 53-62)

El artículo titulado "Leibniz y las ciencias del lenguaje" fue escrito por Manuel Luna
Alcoba y se publicó en el número 29 de la revista "Thémata: Revista de Filosofía" en el año
2002. En este artículo, el autor busca establecer un diálogo con las diferentes
investigaciones realizadas en España sobre las ciencias del lenguaje en Leibniz durante los
últimos treinta años. El artículo destaca que aunque la producción española sobre este tema
no ha sido muy abundante en términos de cantidad, sí ha sido de gran calidad. Se
mencionan algunas publicaciones y conferencias realizadas por investigadores españoles
que han contribuido a centrar y matizar los análisis sobre las ciencias del lenguaje en
Leibniz. El autor señala que, para Leibniz, el lenguaje es simplemente una herramienta
necesaria para llegar a otras disciplinas como la ética, la ciencia y la lógica. Sin embargo,
debido al giro lingüístico que experimentó la filosofía a finales del siglo XX, los estudios
sobre este tema están abriendo nuevos caminos. Se destaca la coherencia existente entre los
diferentes estudios, aunque aún haya espacios que necesiten ser explorados.

Este texto presenta algunos ejes temáticos que articulan las investigaciones en el campo de
las ciencias del lenguaje en Leibniz:

La identidad de los conceptos: Leibniz considera que los conceptos son los elementos
últimos e indivisibles que pueden relacionarse con otros conceptos. Los conceptos son
distribuidores de enunciados y subyacen a expresiones múltiples. Además, se menciona el
interés de Leibniz tanto por una lengua universal como por el estudio de las lenguas
naturales.

Los contrafácticos: Se aborda la distinción entre verdades de razón y verdades de hecho


propuestas por Leibniz. Se señala que los contrafácticos del tipo "si fuese el caso A,
entonces podría ser el caso B" permiten distinguir entre enunciados verdaderamente
causales y meras correlaciones. La causalidad se fundamenta en el principio de razón
suficiente, que no varía de un mundo posible a otro.

El mundo y su ética: Se analiza la noción de mundo en Leibniz, que no es concebido como


algo cerrado y terminado, sino como una "universalidad" o agregado de cosas. Se destaca
que algunas cosas solo pueden relacionarse de un modo concreto, al igual que algunos
conceptos solo pueden tener ciertos tipos de relaciones. También se menciona la
importancia de la ética en la concepción de Leibniz sobre el mundo.
En resumen, el artículo examina la investigación realizada en España sobre las ciencias del
lenguaje en Leibniz en los últimos treinta años. Se abordan temas como la identidad de los
conceptos, los contrafácticos y la noción de mundo, resaltando la contribución de los
investigadores españoles y la coherencia existente entre los estudios realizados.

Kant, “¿Qué es la Ilustración?” (pp. 1-5)

Es la respuesta de Immanuel Kant a la pregunta "¿Qué es la Ilustración?" en 1784. En este


ensayo, Kant aborda el concepto de la Ilustración y su importancia para la emancipación
intelectual del individuo. Kant comienza explicando que la Ilustración es la salida del
hombre de su "autoculpable minoría de edad". La minoría de edad se refiere a la
incapacidad del individuo de pensar por sí mismo sin depender de la guía de otros. Según
Kant, la minoría de edad no se debe a la falta de entendimiento, sino a la falta de decisión y
valor para utilizarlo de manera independiente. El filósofo critica la pereza y la cobardía que
llevan a muchos hombres a permanecer cómodamente en la minoría de edad, renunciando a
la responsabilidad de pensar por sí mismos. Kant argumenta que aquellos que asumen el
papel de tutores se encargan de mantener a las personas en esta condición, haciéndoles
creer que es peligroso intentar caminar solos.

Sin embargo, Kant sostiene que es posible que el público se ilustre a sí mismo si se le
permite ser libre. Afirma que siempre habrá individuos que piensen por sí mismos y
difundan el espíritu de valorar el propio entendimiento y la vocación de cada persona para
pensar de manera independiente. Sin embargo, señala que a menudo los tutores incapaces
de alcanzar la Ilustración incitan al público a mantenerse en la minoría de edad. Kant
destaca la importancia de la libertad en la Ilustración y sostiene que el uso público de la
razón debe ser siempre libre. Menciona que el uso privado de la razón puede estar limitado
en ciertas circunstancias relacionadas con el interés público, pero eso no debe obstaculizar
el progreso de la Ilustración. El filósofo distingue entre el uso público y privado de la
razón. El uso público se refiere al ejercicio de la razón en la esfera pública, como el
discurso público y la escritura, mientras que el uso privado se refiere al ejercicio de la razón
en un puesto o función pública. Kant defiende la libertad ilimitada del uso público de la
razón y sostiene que incluso los tutores del pueblo, como los sacerdotes, deben tener la
libertad de expresar públicamente sus pensamientos y críticas, aunque estén sujetos a
ciertas restricciones en el uso privado de la razón en su función oficial; argumenta en contra
de cualquier intento de establecer acuerdos inmutables que limiten la Ilustración futura y
sostiene que ninguna época puede obligarse a sí misma a no ampliar sus conocimientos y
progresar en la Ilustración. Afirma que la posteridad tiene el derecho de rechazar tales
acuerdos y buscar leyes mejores que promuevan la libertad y el progreso intelectual.

En síntesis, en su respuesta a la pregunta "¿Qué es la Ilustración?", Immanuel Kant


defiende la emancipación intelectual del individuo, la importancia de pensar por sí mismo y
la necesidad de la libertad en el uso público de la razón para alcanzar la Ilustración.

“El uso y la constitución de la lengua alemana” (pp. 107-125)

El artículo menciona las contribuciones de Johann Gottlieb Fichte en el campo de la lengua


alemana, tanto en relación a su uso en la construcción de la nación alemana como en la
constitución de la propia lengua. Se analizan dos de sus escritos relevantes sobre estos
temas: "Reden an die deutsche Nation" (Discursos a la nación alemana) y "Von der
Sprachfähigkeit und dem Ursprung der Sprache" (Sobre la capacidad y el origen de la
lengua). Fichte, filósofo alemán del siglo XVIII y precursor del idealismo alemán,
desarrolló su pensamiento en medio de figuras influyentes como Kant y Hegel.
Inicialmente, sus aportaciones filosóficas no recibieron un reconocimiento significativo,
pero a partir de la segunda mitad del siglo XX su figura ha sido revalorizada.

El artículo sitúa el pensamiento de Fichte sobre la lengua en el contexto filosófico, histórico


y político en el que vivió. Su obra principal, "Grunlage der gesammten Wissenschatslehre"
(Fundamento de toda la doctrina de la ciencia), expone su sistema filosófico idealista, en el
cual el ser del mundo es resultado de la actividad y libertad del yo. En cuanto al contexto
histórico y espacial, se destaca la influencia de Kant en la trayectoria filosófica de Fichte,
así como su preocupación por los problemas y la realidad de su tiempo. Sus escritos
abarcan diversos campos, como la política, el derecho, la economía, la historia y la
sociología, y en todos ellos se refleja la importancia de la lengua en la articulación de la
sociedad. En los Discursos a la nación alemana, Fichte aborda diferentes temas desde
perspectivas políticas, jurídicas e históricas, pero siempre mediadas por su visión filosófica.
El objetivo principal de esta obra es levantar el ánimo del pueblo alemán y reivindicar la
dignidad de la nación alemana en un momento en el que se encontraba ocupada y
amenazada de desintegración.

Fichte considera que la educación y la lengua son dos instrumentos fundamentales para la
reconstrucción de la nación alemana. Propone que la educación juegue un papel importante
en la formación de los alemanes y en la superación del egoísmo y la falta de unidad y
autonomía presentes en la sociedad. Asimismo, destaca el valor de la lengua como medio
de comunicación y expresión de la identidad nacional. Este texto examina las
contribuciones de Fichte a la lengua alemana, tanto en su uso para la construcción de la
nación alemana como en la constitución misma de la lengua. Se analizan sus escritos sobre
estos temas, destacando su visión filosófica idealista y su preocupación por la educación y
la lengua como elementos clave para la regeneración de la nación alemana.

Herder, “Ensayo sobre el origen del lenguaje” (pp. 1-46)

En el ensayo "Ensayo sobre el origen del lenguaje" de Johann Gottfried Herder, se aborda
la cuestión fundamental de cómo surgió el lenguaje humano y cuál es su función en la
sociedad. Herder, filósofo y escritor alemán del siglo XVIII, se interesó por el lenguaje
como expresión única de la cultura y la identidad de los pueblos. En su ensayo, Herder
rechaza la idea de que el lenguaje humano se desarrolló de forma puramente racional o por
imitación de sonidos naturales. En cambio, argumenta que el lenguaje es una creación
orgánica de la humanidad, que surge de la necesidad de comunicarse y expresar
pensamientos y emociones. Herder sostiene que cada pueblo y cultura tiene su propio
lenguaje, que es una manifestación única de su espíritu colectivo y de su experiencia
histórica y cultural. El lenguaje refleja la identidad de un pueblo y su modo de ver y
comprender el mundo.

Además, Herder destaca la estrecha relación entre el lenguaje y la cultura. El lenguaje no


solo es una herramienta de comunicación, sino que también influye en la forma en que
pensamos y percibimos el mundo. Cada idioma tiene su propia estructura y vocabulario, lo
que da forma a la manera en que conceptualizamos y entendemos la realidad; también
enfatiza la importancia de preservar y valorar la diversidad lingüística. Herder defiende la
idea de que cada idioma es valioso y único en sí mismo, y que la diversidad de lenguas en
el mundo enriquece la experiencia humana y promueve la comprensión intercultural.
“Nietzsche y el lenguaje” (48-58)

El texto expone la idea general de Nietzsche sobre el lenguaje como medio para encubrir la
realidad. Nietzsche sostiene que la comunicación en los medios tiende a ocultar la verdad y
que los mensajes se prestan a malentendidos. El lenguaje, según Nietzsche, tiene dos
aspectos: el lenguaje en sí mismo y el análisis del lenguaje que utiliza. Se menciona que el
estilo en el discurso nietzscheano no es simplemente literario, sino vital, y corresponde a
una forma de ser y un estilo de existencia. El autor destaca la influencia de los clásicos
griegos y romanos, así como de Arthur Schopenhauer, en el pensamiento de Nietzsche. Se
plantea que la cuestión del lenguaje no es exclusiva de los filósofos, pero algunos filósofos
han abordado el lenguaje desde diferentes perspectivas, como la lógica, el arte y el
conocimiento. El desarrollo del conocimiento y las ciencias de la comunicación ha llevado
al surgimiento de especialistas en el lenguaje.

Nietzsche sostiene que el pensamiento consciente solo es posible a través del lenguaje, y
que incluso el conocimiento filosófico está formulado en términos de lenguaje. Nietzsche
también plantea que el desarrollo del pensamiento consciente es perjudicial para el
lenguaje, y que la decadencia del lenguaje ocurre cuando la cultura avanza. El origen del
lenguaje es un tema de interés para Nietzsche, y plantea si surge como una institución
basada en un contrato o si depende de la formación arbitraria de sonidos y conceptos.
Nietzsche considera que el lenguaje es un impulso interno y una necesidad, y su génesis
está relacionada con los instintos. El lenguaje es visto como un medio de comunicación y
como un arte que puede comportar retórica y persuasión. El filósofo argumenta que el
lenguaje es una expresión sonora del alma común y que la comunicación es fundamental
para establecer relaciones interhumanas. Además, destaca que el diálogo interno y la
reflexión requieren del lenguaje, y que el silencio forzoso empobrece y empequeñece el
alma. Nietzsche considera que el lenguaje puede encubrir la realidad y que la comunicación
en los medios suele distorsionar la verdad. El lenguaje desempeña un papel fundamental en
el pensamiento consciente, la comunicación y el establecimiento de relaciones humanas.
Además, Nietzsche aborda la relación entre el lenguaje y la retórica, así como el origen y la
naturaleza del lenguaje.
Schopenhauer, Libro Pensamiento, palabras música. Solo el capítulo: “El lenguaje y
las palabras” (pp. 67-86)

"El lenguaje y las palabras" escrito por Arthur Schopenhauer, un filósofo alemán del siglo
XIX. En este ensayo, Schopenhauer reflexiona sobre el lenguaje humano y su relación con
el pensamiento y la comunicación. Schopenhauer señala que la voz humana tiene la
capacidad de expresar conocimiento, a diferencia de la voz de los animales que
principalmente expresa voluntad. Además, menciona que las interjecciones fueron el origen
del lenguaje humano y que gradualmente se desarrollaron diferentes tipos de palabras como
sustantivos, verbos, pronombres, entre otros. El autor destaca la importancia de las palabras
en el lenguaje humano, ya que considera que son el material más duradero. Cuando un
poeta elige las palabras precisas para expresar una impresión fugaz, esas palabras pueden
perdurar durante muchos siglos y renovarse en cada lector.

Schopenhauer también menciona que las lenguas, especialmente en términos de gramática,


tienden a deteriorarse con el tiempo. Esto va en contra de las teorías optimistas sobre el
progreso constante de la humanidad. Sin embargo, reconoce que es un problema difícil de
resolver. El filósofo plantea la hipótesis de que el lenguaje fue descubierto instintivamente
por los primeros seres humanos, y que ese instinto se va perdiendo gradualmente en las
generaciones posteriores. Considera que el lenguaje original tenía una alta perfección,
comparable a las obras del instinto en otras especies, y que la gramática surgió
posteriormente para estudiar y reflexionar sobre esa perfección.

Schopenhauer también menciona la importancia de aprender otros idiomas como una forma
de educación, ya que cada idioma tiene conceptos y palabras que no tienen una
equivalencia exacta en otros idiomas. El aprendizaje de nuevos idiomas no solo implica
aprender palabras, sino también adquirir nuevos conceptos y esferas de pensamiento. El
autor destaca la dificultad de traducir de manera precisa un texto, especialmente cuando se
trata de poesía. Considera que las traducciones son siempre imperfectas y que solo se
domina verdaderamente un idioma cuando uno puede expresarse directamente en él sin
recurrir a la traducción.

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