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2022

EL MUNDO SOCIAL:
LAS RELACIONES CON LOS
OTROS
DOCENTE: Mg.Maritza Hernandes Muños

LIC.VALERIA MARIATEGUI TERRY


LIC.KATYA CALVO CHALCOS
LIC.CORALY SILVA RIOS

DESARROLLO SOCIAL Y PSICOLÓGICO


EL MUNDO SOCIAL:

LAS RELACIONES CON LOS OTROS

Con el paso de los años se ha intentado determinar si el desarrollo social es innato o es


adquirido, sabemos que la influencia social afecta continuamente al individuo y que su conducta
inicialmente responde a sus necesidades biológicas pero a medida que va pasando el tiempo va
siguiendo las normas sociales.

Continuamente se vienen realizando investigaciones con el fin de determinar cuando aparecen


las conductas sociales, con el fin de precisar si son innatas o adquiridas, ya que los psicólogos
han detectado desde muy temprano predisposiciones sociales en el ser humano, algunos
autores señalan que muy pronto los niños diferencian los estímulos sociales de los no sociales.

Los niños inicialmente son capaces de expresar sus emociones, pero también dentro de los
primeros meses logran atender las expresiones emocionales de las madres, es así que desde
muy temprano se manifiesta la capacidad que tiene el niño de interactuar con los demás.
Inicialmente las madres desempeñan un papel único en la primera etapa del desarrollo pues
esto determina la supervivencia, esto va cambiando pasado un tiempo ya que el niño aprende a
interactuar con otros niños ampliándose así el ámbito de las relaciones sociales.

Es importante mencionar que un factor vital en el éxito del desarrollo de la especie humana es
la capacidad para cooperar con los otros, esto les permite hacer cosas de forma colaborativa y
ello permite el desarrollo de habilidades complejas.

Las relaciones de los niños con los adultos tienen un carácter muy distinto de las relaciones de
los niños entre sí, ya que de sus pares lo niños aprenden cosas que no podrían aprender
interactuando exclusivamente con adultos.

Bronson (1975) indica que la sociabilidad de los niños de esta edad se refiere primordialmente
a hacer cosas juntos más que a estar juntos. En este caso el objeto o juguete se vuelve el centro
de la atención a través del que se desarrolla la actividad social.

A partir de los 3 años existe presión social para que se hagan tareas típicas. Las niñas no juegan
al fútbol, los niños no juegan con muñecas. A partir de etapa, podemos afirmar que se van
imponiendo los estereotipos de género a través del aprendizaje en la socialización. Por ende los
niños y las niñas tienen que afirmarse en su identidad asumiendo roles “aceptados” socialmente
y rechazando a los del sexo contrario.

A partir de los seis a siete años empiezan los juegos de reglas y a través de ellos el niño se
descubre socialmente.

Durante la adolescencia se comienza a descubrir al otro sexo en lo que tiene de propio, así como
el sexo de uno mismo. Se experimenta el atractivo de las personas del sexo opuesto. Las
relaciones con el otro sexo son deseadas y temidas, porque suponen adentrarse en un territorio
poco conocido.

Existen dos tipos de relaciones sociales: la amistad y la agresión. En un extremo se pueden situar
las conductas de tipo prosocial, tales como ayudar, compartir, cooperar y, en el otro, las
conductas de tipo agresivo, que van dirigidas contra el otro.

Robert Selman (1981) ha estudiado el desarrollo y las etapas de la amistad entre los niños. En
donde observamos que en la etapa preescolar los vínculos de amistad son muy superficiales y
coyunturales y poco a poco hacia el inicio de la adolescencia se consolidan amistades más
autónomas, independientes y basadas en la confianza.

En el caso de la agresión, en los pequeños se originan por la posesión de objetos y son de corta
duración. Muchos estudios psicológicos demuestran relación de la agresividad con la
frustración, la cual se ve exacerbada por la cultura consumista propiciada por el sistema
capitalista.

Las relaciones sociales son importantes porque todos aprenden, y en segundo lugar porque dan
oportunidades de aprender, de construir por sí mismo. A finales del pasado siglo un psicólogo
americano. James Mark Baldwin, hablaba de la importancia del “socius” en la construcción de
nosotros mismos, y esa idea fue retomada más tarde por H. Mead (1934).

En ese sentido cooperar es una capacidad fundamental, producto del desarrollo social y ligada
al desarrollo cognitivo.

En cuanto a la relación con los padres la lectura nos presenta una postura contraria a la ya
conocida idea de los complejos de Edipo y Electra, en donde los niños tienen más afinidad por
la madre y las niñas por el padre. Se ha señalado que la personalidad del progenitor y la manera
de tratar al niño es muy importante para generar apegos.

Asimismo, la lectura nos confirma que vivir con un único progenitor afecta al niño/a, sobre todo
en una sociedad que ha tenido el modelo de dos progenitores. Del mismo modo señala que
existen diferencias entre el padre/madre ausente por separación y fallecimiento en cuanto a las
conductas antisociales de los hijos e hijas. También afirma que dependiendo del tipo de relación
que mantengan los padres luego de una separación, esta ayudará o perjudicará en el desarrollo
de las condutas y procesos de socialización de los hijos e hijas.

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