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LA DINÁMICA Y CAMBIO SOCIAL

¿QUE ES LA SOCIALIZACION?

1. Los pensamientos, sentimientos y acciones de los seres humanos no


están determinados por instintos biológicos, sino que la conducta
humana es resultado de una cultura creada por la gente, que es
transmitida a los nuevos miembros de la sociedad. Esta trasmisión de la
cultura se realiza por la socialización, que es el proceso mediante el
cual los miembros de una sociedad aprenden a participar en la vida del
grupo y adquieren las características que conforman la idea de ser
"humano". Si los hombres deben aprender a participar en las
estructuras sociales y adquirir características humanas, tendrán que
experimentar una interacción social prolongada e intensa. Esta
definición de socialización indica que muchas de las características
"humanas" y la capacidad de participar en la vida social son
aprendidas, antes de ser heredadas biológicamente. Examinemos con
mayor detalle estos dos aspectos de la socialización.
Casi todas las actividades sociales que consideramos naturales y
normales son aprendidas. Por ejemplo, ¿cómo se supone que uno debe
comportarse en una reunión? Sin duda se espera que beba algo. ¿Pero
qué clase de bebida? Por costumbre suele ser alguna bebida alcohólica.
Si alguien pide un refresco, en vez de alguna bebida alcohólica,
probablemente dará pie a que alguien haga algún comentario burlón. Si
alguien pidiera en serio una cuba con sangre fresca de vaca ocasionaría
signos de desaprobación social. No obstante, a algunas tribus africanas
la sangre de vaca les resulta deliciosa. La preferencia por sangre de
vaca o por martinis, al igual que casi todos los aspectos de la vida
social, se aprenden durante el proceso de socialización. El aprendizaje
de los incontables aspectos de la vida social de una sociedad empieza
con el nacimiento y continúa durante toda la vida. Para citar sólo
algunos ejemplos a un niño pequeño de nuestras familias, se le
enseñará a comer ciertos alimentos, a dormir a determinada hora y a
sonreír ante ciertos sonidos que emitan sus padres. Pero la
socialización no queda restringida a los primeros años de vida, sino que
es un proceso continuo. La socialización ocurre siempre que la gente
empieza a participar en estructuras sociales que le resultan nuevas.

Para que el presidente de los Estados Unidos funja como tal, debe
haber socialización; lo mismo para que un cadete sobreviva en una
academia militar; y de igual manera para que un anciano se amolde a
su nueva vida en el asilo. Una buena socialización hace que cada
persona encaje en los diversos grupos sociales, desde la familia a la
oficina o fábrica. Aquel aspirante a ejecutivo que prefiriera sangre
caliente de vaca en vez de un buen vino, se lo debería guardar para sí, o
mejor que se desentienda de sus aspiraciones. La investigación indica
que las características que asociamos con el hecho de ser humanos no
aparecen de inmediato en las personas privadas de algún trato
prolongado e intenso con otros seres humanos.

Los casos de niños muy aislados socialmente revelan que la ausencia


de ese trato social prolongado e intenso los priva de cosas tales como
caminar, hablar y amar. Uno de esos ejemplos es una muchacha
llamada Isabel, hija ilegítima que fue mantenida en aislamiento con su
madre, por temor a la ira del abuelo:" Al haber sido criada durante seis
años en un cuarto oscuro, donde sólo estaba su madre sordomuda, la
niña no sabía ni hablar ni caminar normalmente, y ante la vista de
extraños expresaba temor y hostilidad, como si fuera un animal salvaje.
Al ser descubierto el caso, fue puesta bajo atención especial, y para los
catorce años de edad era tan "normal" como las otras chicas de su edad.

Nuestra herencia biológica nos da la capacidad de desarrollar


características humanas, aunque esa capacidad requiere de cierta
interacción social para que logre aflorar.

Esta conclusión proviene también de los estudios con niños en


orfanatorios. Aunque tengan buena atención física, como alimentación,
descanso, aire libre e instalaciones aseadas, aquellos niños que no son
tratados con cariño y atención, o bien se desarrollan lentamente o se
vuelven retrasados. En los casos extremos, si no son queridos ni se
juega con ellos, llegan a morir. La falta de una interacción social
intensa y prolongada en algunos orfanatos explica que el índice de
mortalidad sea tan alto en esas instituciones.

El concepto de sí mismo es uno de los atributos más importantes que se


adquieren durante el proceso de la socialización.

El concepto de sí mismo es aquella parte de la personalidad que


comprende la imagen que tiene de sí mismo determinado individuo. Al
nacer, los infantes carecen de imagen de sí mismos. Por ejemplo,
cuando los infantes descubren por primera vez los dedos de sus pies,
no saben que les pertenecen. Para ellos son simplemente un objeto,
como son objetos, una pelota, un osito de peluche o el pecho de la
madre. Para que las personalidades de los infantes logren desarrollarse,
han de adquirir el concepto de sí mismo. Los humanos adquieren ese
concepto de sí mismo en el trato social con otros. En la sección
siguiente aparece una descripción de cómo se va desarrollando el
concepto de sí mismo mediante la interacción social.

2. DESARROLLO DEL CONCEPTO DE SI MISMO

El interaccionismo simbólico es una teoría de la socialización que subraya la


interacción social basada en símbolos (especialmente el lenguaje). Charles
Horton Cooley y George Herbert Mead, que fueron los primeros formuladores
de la teoría del interaccionismo simbólico, trataron de substituir la creencia
dominante de que la naturaleza humana está determinada por la biología, por
la idea de que es producto social.

La tesis del interaccionismo simbólico está constituida por cierto número de


conceptos. De ellos, aquí se examinarán los siguientes: símbolos, el yo
reflejado, otro significante, grupo de referencia, desempeño de un papel, otro
generalizado, etapa de juego y etapa de deporte. El interaccionismo simbólico
versa sobre la interacción social basada en los símbolos entendidos por la
gente. Los símbolos son cosas (objetos, colores, sonidos, muecas, ademanes)
que representan algo que está más allá de ellos mismos.

Aplaudir consiste en palmotear, peropara un actor o un político significa


aprobación. Los símbolos no están determinados por las cosas que
representan; el aplauso tiene distinto significado según las culturas. En una
cultura puede significar aprobación, mientras que en otra quizá signifique lo
contrario. Como el significado de los símbolos no está dictado por la cosa en
sí, entonces han de ser los miembros de un grupo los que acuerden dicho
significado. El lenguaje es un repertorio de símbolos vitalísimo para la
interacción social. Mediante los conjuntos de símbolos mutuamente
entendidos, que se conocen como lenguaje, los miembros de una sociedad
pueden interpretar las actitudes y conducta de otros. De esta manera, es
posible el trato de un modo recurrente y predecible. ¿Por- qué? Debido a que
la gente se influye recíprocamente (nuestra definición de interacción social)
han de compartir el entendimiento de los símbolos que utilizan. Sin símbolos
entendidos por unos y por otros, la interacción social o sería imposible o muy
confusa. Charles Horton Cooley hizo algunas observaciones acerca del
desarrollo del concepto de sí mismo con sólo observar el juego de sus hijos.
Cooley se dio cuenta de las distintas maneras en que los niños aprenden a
captarse la atención con sólo interpretar las reacciones de los demás ante su
conducta. Por ejemplo, los niños aprenden con rapidez que si arman algún
alboroto cuando hay adultos en la casa, serán ellos quienes llamen la atención
y no los visitantes. Con esa perspicacia, los niños aprenden a juzgarse de
acuerdo a la forma en que imaginan que los otros reaccionarán ante ellos. De
esa manera los demás vienen a ser como espejos que cada persona utiliza para
formar, mantener y alterar su concepto de sí mismo. Cooley expresó este
fenómeno denominándolo yo reflejado. El yo reflejado es el concepto que
tiene de sí una persona, basada en la apariencia que se imagina tener ante los
otros. Según Cooley, el yo reflejado era resultado de un proceso trifásico.
Primero, la persona imagina cómo aparece ante una o más personas; luego
cómo evalúan esa apariencia imaginada, y finalmente se evalúa a sí misma de
acuerdo a la forma en que juzgue que los demás la hayan evaluado.
El resultado del proceso reflejado son ciertos sentimientos positivos o
negativos respecto a uno mismo. Claro que no se trata de un proceso
consciente y que esas tres etapas ocurren en rápida sucesión en cualquier caso
dado. Nótese que todo esto sucede en la mente de la persona. Ya que la
evaluación de sí mismo que resulta al final del proceso reflejado es producto
de las interpretaciones de la propia persona, el espejo quizá esté distorsionado.
Esto es, este espejo quizá no refleje con precisión lo que los demás realmente
sienten y piensan. Los padres, por ejemplo, quizá lleguen a castigar al niño por
algún acto que en realidad les agrada. El niño que es enviado a su alcoba
porque ha tomado las galletas de la caja a una hora en que no debía comer,
quizá no se entere de lo mucho que les costó a sus padres ocultar sus ganas de
sonreír. El juicio del niño acerca de que sus padres lo consideran un "mal
chico" está equivocado.

Sin embargo, el hecho de que alguien interprete mal lo que otros piensen, no
significa que el proceso reflejado haya dejado de cumplirse. El hecho de que
el niño piense que sus padres lo consideran un mal chico, es tan real para él
como si esa fuera la opinión que aquellos se hubieran formado. No en todas
las personas influye de una manera similar el concepto que cada uno tiene de
sí mismo. Aquellos individuos cuyos juicios imaginados son muy importantes
para el concepto de sí mismo de una persona se pueden llamar otros
significantes. La niñera que envía al niño a su alcoba porque-ha tomado del
jarro las galletas a deshora, probablemente no influirá mucho en el concepto
que el niño tenga de sí mismo. Pero el otro significante, como es la madre o el
padre, con seguridad tendrá influencia, para el niño, las otras significantes
serán la madre, el padre, los abuelos, los profesores y sus compañeros de
juego. Los adolescentes dan gran importancia a sus iguales.
Cuando se trata de adultos aún es mayor la variedad de otros significantes,
entre los que pueden estar los padres de uno, el sacerdote o el patrón. Además,
se puede emplear a los grupos para evaluarse a uno mismo y adquirir las
actitudes, valores, creencias y normas. Los grupos que se usan de esa manera
se llaman grupos de referencia. No es preciso ser miembros de un grupo de
referencia. Por ejemplo, no es preciso que forme usted parte de las fuerzas
armadas para tener a los militares como grupo de referencia. Basta con que la
persona se evalúe a sí misma, al menos en parte, por los estándares del grupo
de referencia, y acepte muchas de sus creencias valores y normas. Dado que el
ser humano tiene la capacidad tanto de pensar como de imponerse símbolos
significantes puede llevar a cabo conversaciones internas; es decir, la persona
se indica algo a sí misma y se da una respuesta interna. Esta capacidad es
trascendental para anticiparse a la conducta de otros. Por la conversación
interna podemos imaginar los pensamientos, emociones y conducta de otros
en una situación dada. Como advirtiera George Herbert Mead, las
conversaciones internas permiten el desempeño de los papeles prescritos, que
es el proceso de suponer con la imaginación el punto de vista de otra persona,
y luego responder mentalmente a partir de ese punto de vista imaginado.

El desempeño de los papeles prescritos es un proceso mental que evita el


método del ensayo y error, que resultaría si no pudiéramos anticiparnos
mentalmente a la conducta de los demás. Pongamos por ejemplo que usted
desea pedir un aumento a su patrón. Si mentalmente no lograra colocarse en el
lugar de su jefe, no podría hacerse una idea de cuál podría ser el momento más
adecuado. Quizá lo pidiera en el momento más oportuno, quizá no, o a lo
mejor daría en el clavo después de repetidos intentos. Sin embargo, si
mentalmente se imagina la respuesta a tal petición, entonces tomará en cuenta
muchos de los aspectos del caso. Quizá se ponga a considerar qué
afianzamiento tiene la empresa, qué opinión le merece el trabajo de usted, cuál
es el margen de beneficios actual o incluso cómo su jefe se lleva con su
esposa.

En resumen, calibrando bien la situación, mediante el desempeño de los


papeles prescritos es posible evitar ciertas equivocaciones de carácter social.
Quizás usted haya notado la semejanza que existe entre el proceso reflejado de
Cooley y el desempeño de los papeles prescritos de Mead. Son muy
semejantes cuando se aplican al desarrollo, mantenimiento y alteración del
concepto de sí mismo. No obstante, el desempeño de los papeles prescritos es
un concepto mucho más amplio, porque va más allá del concepto de sí mismos
y abarca la interacción social, de cualquier tipo que sea. Según Mead, el sí
mismo y la facilidad de desempeño de los papeles prescritos son producto de
un proceso de dos-etapas, la primera de juego y luego la de deporte. Hacia los
tres o cuatro años de edad, los niños son capaces de asumir posiciones
específicas de otras personas y actuar de acuerdo con las actitudes y conducta
de dicha persona. Es así como se ve a los niños pequeños "Jugar" a ser mamá,
papá, policía, vaquero o astronauta. En cualquier caso, el juego del niño
consiste en actuar y pensar como según imagina, lo que haría la otra persona.
Esto es lo que Mead llamó etapa de juego, fase durante la cual los niños
desempeñan los papeles prescritos de otras personas, pero un papel a la vez.

La segunda fase en la que se desarrolla la capacidad- de desempeñar los


papeles prescritos recibe en Mead el nombre de etapa de deporte. Al cabo de
unos cuantos años de la etapa de juego, los niños empiezan a considerar
simultáneamente el desempeño de los papeles de varias personas. En la etapa
de deporte ya no basta el desempeño de un solo papel a la vez, porque en el
deporte hay varios participantes y reglas específicas que aseguran el ajuste
perfecto de la conducta de éstos. En un juego de equipo, todos los
participantes saben qué deben hacer y qué se espera de los demás. Imagínese
la confusión que reinaría en un partido de base-hall si el jugador de primera
base no dominara la idea de que si hace un "Hit" dirigido hacia uno de los
jardineros de su equipo, la pelota siempre será lanzada hacia él, y siempre y
cuando el equipo contrario no tiene ningún jugador en base. En la etapa de
juego, el niño quizá quiera ser el jugador de primera base en un momento y el
jugador que corre hacia una base del diamante en el siguiente. Pero en la etapa
de deporte el jugador de primera base tira su manopla y corre a la segunda
base permanecerá en el encuentro por mucho tiempo mientras que el jugador
del equipo contrario le pega a la pelota. Durante la "etapa de deporte", el niño
aprende a comportarse en relación a las expectativas de otros en determina
concepto de sí mismos mediante el aprendizaje de los papeles desempeñados
por otros. Las ''personas significantes" son aquéllos cuyos juicios reales o
imaginados por nosotros son trascendentes para el concepto de nosotros
mismos. Durante "la etapa de deporte" la fuente del concepto de sí mismo de
las actitudes, de las creencias, valores y normas del niño, se relaciona cada vez
menos a personas específicas y más al concepto generalizado de una
individualidad. La idea de ser una persona honesta ya no se vincula con ser
algún "otro significante", como puede ser la madre, el padre o el sacerdote,
sino que, simplemente, ''parece mal" ser deshonesto. A medida que ocurre
esto, va surgiendo el otro generalizado que es un concepto integrado de las
actitudes, valores, normas y creencias de la propia comunidad o sociedad.

3. HASTA QUE GRADO, ES INTEGRA LA SOCIALIZACION?


Diríase que los sociólogos opinan que el ser humano es lo que es, sólo
como resultado de la socialización. En realidad no ocurre tal cosa. Los
partidarios del interaccionismo simbólico no piensan que todo en la
persona sea socialización, sino que admiten la individualidad y la
espontaneidad. De acuerdo con Mead, la personalidad humana es más
que un producto social. -Según este autor, el sí mismo está compuesto
por dos partes analíticamente separables: el "mí" y el "yo". El "mí" es
aquella parte del sí mismo que se forma por socialización.

Por su naturaleza de carácter social, el "mí" permite la predictibilidad y


la conformidad. No obstante, gran parte de la conducta humana es
espontánea e impredecible. A esa parte no socializada de la persona,
causante de esa conducta espontánea e impredecible, Mead la llamó
"yo". El "yo" interactúa constantemente con el "mí" durante la
participación en la vida social. Más aún dijo Mead, los impulsos
iniciales del "yo" se encauzan por mediación del "mí" hacia una
dirección socialmente aceptada. En general, la parte del "yo" de la
persona tiende a tomar en cuenta al "mí" antes de actuar. Sin embargo,
la exclusividad y predictibilidad y creatividad que se observa en la
conducta humana indica que el lado del "mí" no logra controlar por
completo el aspecto del "yo", de sesgo innovador. Los interaccionistas
simbólicos conceden que las personas poseen ciertas características
exclusivas que no tienen origen social, pero Sigmund Freud pensaba
que la mayor parte de la conducta humana era producto de una
oposición básica entre las fuerzas inconscientes y asocializadas de cada
persona, y las exigencias sociales que se le imponen durante el proceso
de socialización. Mientras que los interaccionistas simbólicos se
centran en el aspecto social del hombre, Freud destacó el aspecto
biológico. De acuerdo con Freud, la personalidad humana tiene tres
partes: el super-yo y el yo.* El ello es aquella parte de la personalidad
que es instintiva, asocializada, agresiva, egoísta y antisocial.

Son esos impulsos y deseos que, según Freud, eran biológicamente


heredados. Hay que controlar al ello: esa función controladora era
realizada por el superyó. El superyó se compone de valores, normas,
creencias y actitudes que las personas aprenden mediante la
socialización. El superyó se puede considerar como la conciencia de
cada uno. Como la expresión de los impulsos sexuales, agresivos y
otros del ello se deben controlar en la vida social, existe una batalla
continua entre el ello y el superyó. El yo es la parte consciente y
racional de la personalidad, cuyo cometido es mediar en el conflicto
entre el ello y el superyó. El yo da razones en la lucha entre el ello y el
superyó, tratando de que la conducta se mantenga dentro de los límites
establecidos por el superyó. Para poner un ejemplo sencillo: un hombre
puede sentir el impulso de violar a una mujer, aunque sabe que está
prohibido socialmente. Entonces el yo mediaría en esa pugna entre el
ello y el superyó, proporcionando la reflexión racional de las posibles
consecuencias de tal acto. Dado que existen las violaciones y los
asesinatos, por ejemplo, es obvio que el ello no siempre está
controlado. A veces, los impulsos del ello se desvían y entonces buscan
expresión indirecta. Por temor a las consecuencias legales, una persona
quizá no cometa la violación, pero tendrá un coito muy agresivo con su
esposa, con su amante o bien con una prostituta. En la página siguiente
se enumeran las partes de la personalidad, según Mead y Freud. Haga
corresponder esos conceptos según la descripción correspondiente de la
conducta humana.

4. SOCIALIZACION ANTICIPANTE Y RESOCIALIZACION

Hay dos tipos de socialización que aún no se han mencionado. Hay


socialización anticipante cuando la gente se anticipa a su propia
participación en una circunstancia social, observando cómo las demás
personas piensan, sienten y se comportan. La resocializadón es
aprender nuevas maneras de pensar, sentir y comportarse que son del
todo distintas de las anteriores. El alumno de último año de escuela
preparatoria aprende sobre la vida universitaria, para saber la manera
apropiada de pensar, sentir y comportarse al entrar a la universidad,
Una pareja de recién casados dedica parte del tiempo a aprender sobre
la paternidad, antes del nacimiento del hijo. Tanto el alumno como
esos futuros padres realizan una socialización anticipante, debido a que
se adelantan a su propia participación en una situación social,
observando cómo se comportan los que ya están en ella. La
socialización anticipatoria facilita la entrada y participación en una
situación social nueva para ellos. Como ya se ha hecho notar, la
socialización no queda confinada a la niñez. En los diversos estadios de
la vida, aparece la necesidad de aprender nuevas actitudes, creencias,
valores y normas.

Los universitarios han de aprender el estilo de vida de la universidad, y


los padres noveles han de aprender a tratar a sus hijos, mientras que los
militares retirados se han de ajustar a la vida civil. Sin embargo, hay
muchos casos de socialización posterior que no exigen cambios
fundamentales. Así, los alumnos, los padres y las personas jubiladas no
necesitan aprender un estilo de vida del todo nuevo. Todavía es
aplicable la socialización anterior. Sólo han de aprender ciertas nuevas
maneras de pensar, sentir y comportarse, que de ordinario se ajustan a
su pasado. En cambio, la resodalización exige aprender nuevas
maneras de pensar, sentir y comportarse, por completo distintas de las
maneras anteriores. Esos nuevos modos pueden incluso ser contrarios a
la experiencia previa. Ejemplos de resocialización se tienen cuando
ingresa en la cárcel un prisionero nuevo, cuando se lava el cerebro a los
prisioneros de guerra y cuando a los civiles se los convierte en
soldados. El lavado de cerebro es una forma extrema de resocialización
porque exige alterar por la fuerza toda la perspectiva y concepto de sí
mismo de una persona. Hacer soldados de personas civiles es un tipo
menos extremo de resocialización, pero incluso en ésta hay un intento
de alterar radicalmente algunos aspectos importantes del concepto de sí
mismo y de la perspectiva social de la persona. La resocialización en
los militares empieza en los campamentos de instrucción, donde se
emplean medios extremos para substituir la mente civil por la militar.
A este efecto, se aísla de la 'vida civil a los reclutas, se les da a todos
una apariencia semejante vistiéndolos de uniforme y cortándoles el
pelo, y se castiga a quienes se oponen a hacer las cosas a lo militar. Al
mismo tiempo se les niega el contacto con su anterior forma de vida, y
a su tiempo se les presentan nuevas maneras de pensar, sentir y
comportarse. La investigación ha demostrado que los militares por lo
general logran la resocialización. Consiguen tomar a un grupo
heterogéneo de personas y convertirlas, al menos en la apariencia
externa, a la vida militar. Sin duda, esa resocialización suele ser sólo
temporal, pues la mayor parte de los reclutas vuelven a sus vidas
anteriores.

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