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TEMA 3. EVALUACIÓN DE NECESIDADES.

1. Características de la evaluación de necesidades.


El proceso de intervención social debe comenzar por un análisis de necesidades ya que
cualquier acción social que se plantee debe responder a las necesidades de los grupos
de población a los que se dirige. La primera cuestión que hay que resolver es la
definición de necesidad. La definición clásica de Mckillip (1989) señala que la
necesidad debe entenderse como: “Un juicio de valor de que un grupo de población
tiene un problema que puede ser solucionado”. En esta definición hay cuatro
aspectos fundamentales:
1. Identificar una necesidad implica un juicio de valor. Personas con diferentes valores
reconocerán necesidades diferentes.
2. Las personas identifican las necesidades en relación con unas circunstancias
concretas. La definición de la población objetivo y las características del entorno
constituyen dos elementos fundamentales.
3. Un problema es un resultado inadecuado, es un resultado que no se ajusta a las
expectativas.
4. Identificar la necesidad conlleva la búsqueda de soluciones potenciales.

2. Tipos de necesidades.
Según las expectativas Bradshaw (1972) identifica cuatro tipos de necesidades:
a) Necesidad normativa: la expectativa se basa en la definición que realizan expertos
sobre los resultados que deben obtenerse (v.g., comité de expertos en
drogodependencias).
b) Necesidad percibida: se refiere a la expectativa de los miembros de la población y
dependen de la percepción que la población tenga de sus problemas (v.g., encuestas
de población)
c) Necesidad expresada: esta necesidad se fundamenta en los resultados obtenidos
del análisis del comportamiento de la población objeto de estudio (v.g., grado de
participación en un programa).
d) Necesidad comparativa: las expectativas se centran en la comparación de la
población objetivo con otro grupo de población (v.g., necesidades educativas).

3. Modelos de evaluación de necesidades.


Existen diferentes modelos que guían el proceso de evaluación de necesidades. A
continuación, se hace una descripción de los más importantes.

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3.1. Modelo de discrepancia.
Kauffman (1979) desarrolla un modelo de evaluación que se fundamenta en las
expectativas normativas y establece tres fases:
1. Definición de objetivos: “lo que debería ser”.
2. Evaluación de la situación actual: “lo que es”.
3. Identificar las discrepancias entre “lo que es y lo que debería ser”.
La definición de discrepancias depende de la valoración de expertos que identifican las
necesidades.

3.2. Modelo de marketing.


Algunos autores (Kotler, 1982; Nieckems, Purga y Noriega, 1980) proponen un modelo
con base en el concepto de intercambio, y con un abordaje derivado del análisis
oferta-demanda. Este modelo se plantea la evaluación de necesidades como un
proceso de feedback en el que la oferta de intervenciones sociales, entendida como
bien de consumo, trata de adaptarse a la demanda real del mercado, integrado por los
potenciales beneficiarios de esas intervenciones. Kotler (1982) defiende este
planteamiento de mercado al insistir en el hecho de que será la oferta de unos
servicios ajustados a las necesidades de los ciudadanos lo que permita la permanencia
y crecimiento de las organizaciones que ofrecen esos servicios, en este caso, de
intervención social. Se podría decir que la evaluación de necesidades desde esta
perspectiva cumple una función instrumental en la detección de las carencias y deseos
de la ciudadanía para, posteriormente, satisfacerlos a través del diseño y prestación de
servicios y programas viables. En este sentido, esta viabilidad deberá quedar reflejada
en las tasas de utilización del servicio por parte de los destinatarios del mismo.
Las fases que se siguen desde este modelo en la adecuación a las necesidades reales
de la población objetivo son las siguientes:
a) Determinar inicialmente la población real o potencial que podría requerir unos
determinados servicios, atendiendo a sus características y déficits que presenta.
b) Establecer el grado en que la oferta actual de servicios satisface esta demanda,
distinguiendo los servicios que se pretende ofrecer de los ya facilitados por otras
instituciones públicas o privadas.
c) Desarrollar una estrategia efectiva de marketing. De acuerdo con esta estrategia,
se seleccionarían aquellas prestaciones y servicios que vayan a ofrecer una tasa de
utilización lo suficientemente alta como para garantizar su utilidad y, por tanto, su
viabilidad económica.

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3.3. Modelo de toma de decisiones.
Desde este modelo se atienden simultáneamente distintas fuentes de información
para evaluar una misma necesidad (Edwards y Newman, 1982; Keeney y Rafia, 1976).
En este sentido, se entiende que ningún indicador ni criterio aislados permiten evaluar
adecuadamente la realidad o necesidad social, entendida como constructo complejo y
con numerosos matices. Como su nombre indica, este modelo va claramente
orientado a la toma de una decisión sobre qué necesidad o necesidades son
prioritarias de cara a la intervención social. Si bien, toda evaluación de necesidades
tiene una finalidad de planificación en la acción futura y, por tanto, de toma de
decisiones, a diferencia con los modelos anteriores, en éste se atiende especialmente a
los valores y percepciones de los usuarios. A éstos se les otorga explícitamente un
importante peso en el resultado final del proceso. Será la razón, aplicada sobre la
información procedente de distintas fuentes y perspectivas, la que permita llegar a esa
decisión efectiva. Igualmente, en línea con su carácter objetivo, el modelo permite
otorgar diferentes pesos a las distintas fuentes de información tenidas en cuenta en el
proceso.
Este modelo supone una adaptación al campo de la intervención social del conocido
como Análisis multiatributivo de utilidad (Edwards y Newman, 1982). En este proceso
de identificación de las necesidades prioritarias, se llevarán a cabo las siguientes
acciones:
1. Seleccionar las potenciales necesidades o aspectos de la realidad que pueden ser
especialmente problemáticos en la población sobre la que se pretende intervenir.
2. Elegir los métodos y técnicas de recogida de información que se van a emplear. En
este sentido, se establecen lo que se conoce como “atributos” (fuentes de información
que se tendrán en cuenta en el proceso de la toma de decisiones). Esas técnicas de
recogida de información serán, entre otras, por ejemplo, entrevista a informantes
claves, encuesta, empleo de grupos focalizados, etc. A éstas, se podrán sumar otras
como el análisis de la demanda de un servicio o, por ejemplo, datos acerca de la
incidencia real de una problemática en una comunidad (número de casos detectados).
3. Recogida de la información y ajuste de las puntuaciones obtenidas a una escala
común que permita su comparación. El resultado de este proceso será la obtención de
un índice para cada una de las necesidades evaluadas.
4. Toma de decisión de acuerdo con los índices de necesidad obtenidos. En este
sentido, se otorgará una posición más destacada en la prelación de necesidades en
orden a su intervención a aquella que obtenga un mayor índice.
Uno de los principales problemas de la evaluación de necesidades se centra en la
integración de la información, ya que se deben conjugar criterios de decisión muy
diferentes (por ejemplo, análisis de las demandas recogidas, necesidad percibida por la
población, opinión de los expertos, etc.). La tarea de integración será más complicada
cuanto mayor sea el número de métodos de recogida de información que se emplee.

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4. Métodos de evaluación de necesidades.
Algunos de los métodos más utilizados para el análisis de necesidades son los que
explicamos a continuación.

A. Observación participante.
Las diversas técnicas e instrumentos diseñados para realizar la observación suelen
medir la forma, la duración, la frecuencia, los antecedentes y las consecuencias de los
comportamientos sociales, estructuras sociales y relaciones entre comportamientos
y estructuras sociales.
Una de las modalidades de observación es la participante, ésta se define como la
investigación que involucra la interacción social entre el investigador y los informantes
durante la cual se recogen datos de modo sistemático y no intrusivo. Según el tipo de
participación del observador y el conocimiento que los miembros del grupo tienen de
él, se derivan cuatro tipos de observación participante:
1. El investigador social es conocido como tal por la comunidad en la que se
encuentra.
2. El investigador adopta el punto de vista de uno más en el contexto, aunque todos
saben que es un investigador interesado en conocer la realidad social.
3. El investigador actúa ocultando su verdadera identidad, aunque adopta un papel
que le permite recoger información del grupo sin levantar sospechas (v.g., periodista).
4. El investigador participa como uno más del grupo ocultando que se encuentra
recabando información.
Desventajas
Sin embargo, a pesar de todas las ventajas que aporta a la investigación comunitaria la
observación participante requiere un gran entrenamiento y cuenta con algunas
limitaciones derivadas del grado de implicación del investigador en la comunidad.
Un serio problema estudiado es que la observación participante produce cambios en la
conducta del grupo bajo estudio, el efecto que un observador tiene sobre un grupo es
difícil de determinar. Para reducir este efecto se aconseja que el observador sea
sensible a los efectos de su presencia sobre la vida del grupo y que los datos se
comiencen a recoger después de que haya transcurrido un tiempo del investigador
dentro del grupo.
Otro peligro de la observación participante es que el investigador se involucre tanto
que le afecte a su habilidad para desarrollar hipótesis, es decir, se corre el riesgo de
que el investigador abandone su rol de observador para convertirse en un miembro
más del contexto que está estudiando. Por otro lado, los datos del observador pueden
estar sujetos a una percepción selectiva de los hechos. Los observadores se centran en
aquellas conductas que quieren o esperan ver. Para tratar con estos problemas se

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aconseja utilizar más de un observador para determinar la fiabilidad interjueces;
utilizar más de una técnica de recogida de datos, usando una aproximación
multimétodo y finalmente utilizar estudios piloto para el entrenamiento de los
observadores.

B. Encuestas.
La encuesta es “una investigación realizada sobre una muestra de sujetos
representativa de un colectivo más amplio, que se lleva a cabo en el contexto de la
vida cotidiana, utilizando procedimientos estandarizados de interrogación, con el fin
de obtener mediciones cuantitativas de una gran variedad de características objetivas
y subjetivas de la población”.
En teoría, es uno de los métodos más objetivos y globales, pues proporciona una
información muy amplia, general, representativa y cuantitativamente muy rigurosa. En
contrapartida es muy costosa, requiere un análisis y una planificación muy cuidadosos.
Están plenamente indicadas para el estudio de actitudes, valores, creencias y motivos;
son especialmente recomendables para recuperar información sobre hechos que ya
han pasado y bien estructuradas tienen una gran capacidad para estandarizar datos, lo
que facilita su posterior análisis estadístico.
Un aspecto fundamental en la técnica de encuesta es el muestreo que, básicamente,
se puede hacer según tres métodos:
1. Muestreo al azar: sin conocer las características demográficas de la población.
2. Muestreo estratificado: estableciendo las características generales de la población
(edad, sexo, nivel de estudios, etc.) para que, en la misma medida, aparezcan
reflejadas proporcionalmente en la muestra.
3. Muestreo por conglomerados: en este caso, la población se agrupa en agregados
que no están relacionados con las variables (por ejemplo, conjunto de viviendas,
barriadas, escuelas, etc.).
Existen diversas formas de recoger la información. Los métodos de encuestas más
utilizados en el análisis de necesidades son:
- La encuesta personal: es aquella que se realiza en forma de entrevista personal. Es el
método idóneo, pero tiene inconvenientes como el coste económico, la preparación
de entrevistadores y la presencia del entrevistador puede restar confidencialidad.
- La encuesta telefónica: sustituye la interacción personal por la comunicación
telefónica, en comparación con la encuesta personal, disminuye los costes económicos
y permite acceder a lugares muy lejanos.
- La encuesta por correo: se envían por correo esperando que el encuestado devuelva
sus respuestas por correo.
- La encuesta por correo electrónico.

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C. Indicadores sociales.
Los indicadores sociales son fundamentales en la evaluación de necesidades.
Son medidas objetivas de comparación que se utilizan para evaluar o valorar cambios
y permiten operacionalizar de forma cuantitativa las variables objeto de estudio.
Expresan una situación determinada que se compara con situaciones pasadas o con
aquellas que se espera alcanzar. En muchas ocasiones se obtienen fácilmente de las
estadísticas oficiales (v.g., número de habitantes) y hacen posible realizar
comparaciones normativas. Una característica importante del indicador social es que
son medidas de intervalos de tiempo regulares, que expresan la tendencia y la
fluctuación de un hecho dado, por ejemplo, permiten analizar la proporción de
divorcios en un periodo de tiempo determinado, o examinar si la proporción de
desempleo varía entre hombres y mujeres. Constan de cinco componentes: clase de
sujetos, periodo de tiempo, propiedad de los miembros de la clase, medida
estadística y lugar (v.g., tasa del consumo de drogas en adolescentes en un año en
Málaga).

D. Informantes clave.
La técnica de informantes claves es una técnica sencilla y de bajo coste que consiste en
recabar información de personas que poseen un amplio conocimiento de las
necesidades estudiadas. Suelen ser profesionales con información relevante, líderes
de la comunidad y técnicos que trabajan en el ámbito de estudio donde se realiza la
investigación: director del centro de salud; director colegio/instituto; presidente
cofradías, peñas, asociaciones, club de mayores, párroco, etc.
Los pasos para aplicar la técnica son los siguientes:
a) Definir los objetivos de estudio.
b) Seleccionar a los informantes en función de los objetivos definidos. En esta fase
suele utilizarse la técnica de la bola de nieve que consiste en pedir a cada informante
clave una lista de personas que puedan aportar información relevante.
c) Diseño del instrumento. La forma más habitual de obtener la información suele ser
la entrevista abierta o semiestructurada. Es recomendable que en la entrevista
aparezcan preguntas generales sobre las necesidades que se están evaluando,
similares para todos los informantes y otras específicas en función del área, ámbito y
funciones que represente cada informante. También es importante introducir
cuestiones que permitan a los informantes aportar diversas soluciones a los problemas
planteados, esto permite además contrarrestar uno de los principales inconvenientes
de esta técnica que es el sesgo de los informantes que se centran más en los
problemas que en las posibles soluciones.

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d) Una vez recogida la información se elabora un informe y se intenta reunir a todos
los informantes para discutir los resultados.

E. Grupos estructurados.
Los grupos estructurados son un método de detección que consiste en reunir un grupo
de la comunidad para que identifique sus necesidades. Existen diversas técnicas de
grupos estructurados.

1. Grupos focales.
El objetivo del grupo focal es obtener de los miembros del grupo su opinión sobre la
problemática social que se analiza y se suele utilizar cuando los evaluadores no
pertenecen a la población estudiada.
Los moderadores pueden ser uno o dos, dirigen la discusión y deben conocer los
problemas que se analizan. Su papel es conseguir que los miembros del grupo centren
su atención en sus sentimientos y creencias sobre el problema.
Los participantes, entre 8 y 10, deben representar a la población objetivo y la principal
característica es que los grupos deben ser homogéneos para facilitar la detección de
necesidades y la interacción entre los miembros. Si queremos utilizar los grupos
focales para evaluar las necesidades en un barrio podemos decidir crear grupos de un
estatus social similar (grupos de parados, grupos de amas de casa, etc.), o atendiendo
a las diferencias de edad (grupos de jóvenes, grupos de personas mayores, etc.), para
que identifiquen las necesidades de la población que representan. Se formarán tantos
grupos como sean necesarios en función de los objetivos, del tamaño de la población y
del grado de consenso.
El desarrollo de las sesiones puede variar entre 1 y 2 horas y sigue dos fases:
- Presentación del tema por parte del moderador con una pregunta general planteada
de forma objetiva para fomentar que los miembros del grupo expresen sus
necesidades.
- Registro de las opiniones e ideas buscando el consenso de la comunidad.

2. Grupos nominales.
La técnica del grupo nominal se utiliza para la identificación de problemas y la
búsqueda de soluciones evitando los problemas derivados de las dinámicas de grupo.
Se reúnen entre 6-9 participantes relacionados con el problema durante 2-3 horas.
Las etapas son:
- Planteamiento del problema: se formulan preguntas abiertas sobre las dimensiones
del problema que hagan pensar a los participantes en diferentes soluciones.

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- Generación de ideas: cada participante escribe de forma individual las alternativas y
soluciones que considera más adecuadas durante 10-15 minutos.
- Registro de ideas: las ideas de cada participante se exponen individualmente por
tumo sin permitir la discusión, cada miembro ordena de forma individual las cinco
ideas con las que más se identifique. El moderador recoge en un listado todas las ideas
expuestas.
- Discusión: cada miembro del grupo puede aclarar cualquiera de sus ideas y se inicia
la discusión sobre las ideas expuestas.
- Elección de ideas: cada componente del grupo elige nuevamente las cinco ideas que
considera más importantes y el coordinador integra las más votadas.
- Integración: se repite el mismo proceso para cada cuestión planteada y se integran
las votaciones de los diferentes subgrupos.

3. Técnica Delphi.
Con esta técnica se analiza la opinión de varios expertos sobre un mismo tema y se
utiliza cuando tenemos que identificar necesidades ante un proceso de cambio,
estimar el impacto de un programa, calibrar la reacción frente a las líneas de actuación
o diseñar un plan de intervención.
El procedimiento combina la recogida anónima de información, retroalimentación para
los informadores y posibilidad de modificar las respuestas.
La recogida de información se aplica a través de cuestionarios que adoptan la forma de
diálogo estructurado entre varias personas que responden de forma anónima y que
en ningún momento llegan a reunirse por lo que se evita la presión grupal a la hora de
realizar las valoraciones individuales.
Los pasos de la técnica Delphi son los siguientes:
- Formulación del problema: hay que definir de forma objetiva la información que
queremos recoger de los expertos.
- Selección del grupo de expertos: la selección se realiza en función de los
conocimientos profesionales y del ámbito específico que cada experto represente. El
número de expertos variará en función de los objetivos y grado de consenso
alcanzado, este número fluctúa entre 10 y 30 expertos.
- Diseño y aplicación de cuestionarios: se diseña un cuestionario con preguntas,
generalmente de elección múltiple y donde se exige una valoración numérica en el que
se valoran los problemas que se van a tratar. El cuestionario se distribuye entre los
expertos asignándoles un código para garantizar el anonimato y la confidencialidad de
las respuestas. Los expertos remiten los cuestionarios y se analizan las respuestas
calculando la distribución de las contestaciones a cada pregunta, generalmente se
calcula la diferencia intercuartil. En el siguiente cuestionario aparecen las
contestaciones originales y los estadísticos de cada pregunta, se le da la opción de

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cambiar las respuestas y si hay mucha desviación en alguna pregunta respecto a la
tendencia central se le pide que justifique su opinión. Se vuelven a analizar las
respuestas y se distribuye el cuestionario por tercera vez con los datos estadísticos y
los argumentos de las opiniones más alejadas. Generalmente en este cuestionario se
ordenan las respuestas indicando si hay consenso, mayoría o desacuerdo. Se puede
cambiar otra vez de respuestas y el proceso continúa hasta que se consigue un
equilibrio entre el grado de consenso y las discrepancias de los expertos
seleccionados.

4. Foros comunitarios.
Los foros se utilizan para conseguir una gran implicación de la comunidad en el
análisis de necesidades y cuando éste depende del consenso entre diferentes grupos
sociales.
Los pasos a seguir son los siguientes:
- Se seleccionan los miembros de un comité de tal manera que estén representados
todos los grupos sociales que participan en el estudio.
- Se seleccionan “testigos” o personas implicadas en los problemas que se estén
tratando y se les explica el funcionamiento.
- Se planifica una audiencia a la que están invitados todos los miembros de la
comunidad, aunque únicamente intervienen los miembros del comité y los testigos.
- Se elabora un informe y se comunican los resultados.

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