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TEMA 1. CARACTERÍSTICAS Y MODELOS.

1. Definición de comunidad (Krause Jacob 1999; 2001).


- Personas que se identifican o se sienten parte de un grupo (pertenencia). Esto va
relacionado con la parte subjetiva y relacionado con el “sentido de comunidad”
(valores, ideas y metas).
- Personas que mantienen contacto entre sí, aunque sea virtual (interrelación).
Relacionado con la comunicación y la mutua influencia/dependencia.
- Personas que comparten una visión similar de la vida cambiando y reconstruyéndose
con el paso del tiempo (Cultura común). Relacionado con los significados compartidos
(valores, ideales metas) y la visión del mundo.
Ejemplo: desde los vecinos de un barrio de Málaga a los integrantes de una comunidad
virtual para adultos mayores.

2. Origen de la Psicología comunitaria.


La psicología comunitaria emerge a mediados de los años sesenta tras un periodo de
gran efervescencia en toda la sociedad. Ésta nace en un momento en el que se
producen cambios importantes dentro de muchas instituciones de la sociedad y el
concepto de Estado de bienestar está en pleno apogeo. El movimiento de reforma
social de los años sesenta incrementó la conciencia de la sociedad acerca de los
problemas sociales y la discriminación. Se trata de una sociedad que aspira a una
mejora de la calidad de vida y en la que la salud ocupa un lugar central. Se produce un
aumento del interés social y legislativo por los problemas de salud mental, crece la
idea de que el tratamiento temprano debe prestarse lo antes posible. La forma en que
están organizados y administrados los servicios de salud fueron también objeto de
críticas, se vio la necesidad de prestar ayuda a las personas en su propia comunidad y
de distribuir los servicios de forma más equitativa.

Algunos estudios de la época mostraron que los servicios de salud estaban


desigualmente distribuidos y que existía una importante relación entre clase social y
enfermedad mental: las clases sociales bajas cuentan con menos recursos y
manifiestan más problemas de salud. Hay una clara evidencia de que el modelo de
prestación de servicios es inadecuado, un modelo basado en la espera y en el
tratamiento individualizado resulta insuficiente para cubrir todas las necesidades
relacionadas con la salud. Así en 1963 el Presidente J. F. Kennedy firma el Acta de
Creación de los Centros de Salud Mental. El objetivo principal de estos centros era
crear un nuevo sistema de distribución de servicios de salud mental en la comunidad
local para asegurar la intervención temprana. La psicología comunitaria y el
movimiento de salud mental comunitaria comparten su desarrollo histórico. Se va
perfilando un nuevo concepto de salud del que la psicología comunitaria se hace
partícipe, se prefieren métodos preventivos para abordar la solución de los problemas
a gran escala en la comunidad, se tiende hacia un concepto de salud positiva y se
asume la influencia directa del contexto en la aparición de los problemas de salud.

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Otro de los acontecimientos que se consideran claves para el nacimiento de la
psicología comunitaria tiene que ver con el desarrollo de teorías que incorporan el
ambiente como elemento fundamental para explicar el comportamiento humano. Un
ejemplo lo constituyen las teorías del estrés, cuyo concepto está incluido en modelos
explicativos de la psicología comunitaria y relacionado con otros conceptos tan
importantes como el apoyo social.

También en la psicología social numerosas concepciones han ayudado al desarrollo de


la psicología comunitaria, entre las que cabe destacar los trabajos de Asch (1956) sobre
los efectos de la presión grupal, los trabajos de Tajfel (1959) sobre identidad social o la
concepción gestáltica de Lewin (1946, 1947).

Sin embargo, uno de los aspectos esenciales que contribuyen al desarrollo de la


psicología comunitaria es que durante la década de los 60 se comienza a gestar dentro
de la psicología social una gran preocupación por la relevancia social de los estudios.
Esta preocupación de la psicología social por lo aplicado favorece el desarrollo de áreas
de conocimiento que parten de un interés por los problemas y las necesidades
sociales. La psicología comunitaria nace con una vocación aplicada e intenta garantizar
la relevancia del conocimiento a través de la unión entre el conocimiento práctico-
teórico y el conocimiento básico-aplicado. En este sentido, la obra de Lewin (1988) es
fundamental para el desarrollo de la disciplina ya que desde esta perspectiva la teoría,
la investigación y la práctica deben mantener una continua interrelación. Es por ello,
que la psicología comunitaria se plantea entre sus principales objetivos la relevancia
social de sus estudios y la promoción de la calidad de vida.
En mayo de 1965 una treintena de psicólogos se reunió en Swampscott (Boston) para
tratar el papel del psicólogo en la comunidad y como consecuencia definieron el área
de actuación de la psicología comunitaria. La Conferencia de Boston supuso un avance
importante de la disciplina, se produjo el cambio de denominación, se perfilaron
algunas líneas de actuación y se abordó el tema de la formación del psicólogo
comunitario que desde un principio ponía el acento en la formación interdisciplinar.

3. Características de la intervención comunitaria.


-Las causas de los problemas. Se sitúan en la relación de interacción que se produce
entre las personas, el entorno y los sistemas sociales.
-Niveles de análisis. Desde el micronivel al macronivel: del individuo a la comunidad.
-Métodos de investigación. Tiene preferencia por el uso de metodología cuasi-
experimental, investigación cualitativa, acción- investigación y estudio de casos.
-Localización de la intervención. Tan cerca como sea posible de lo relevante y del
contexto social cotidiano
-Prestación de servicios. Sigue un modelo proactivo, de búsqueda, evaluación de
necesidades y en especial se centra en las comunidades de riesgo.

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-Énfasis en la prevención. Busca la prevención y la potenciación de habilidades y
competencias en la comunidad
-Fomenta la participación. La intervención comunitaria estimula la participación social
y las redes de apoyo social
-La perspectiva ecológica. La intervención analiza la mutua interdependencia entre el
contexto social y los individuos
-El desarrollo de recursos. Se dirige a fortalecer la calidad de vida al mejorar los
recursos sociales y las competencias personales.
-Los problemas sociales y las necesidades de la comunidad. La intervención se sitúa
en el contexto social donde surgen los problemas y en las necesidades de los
individuos.
La psicología comunitaria es una disciplina formal que se caracteriza por una forma de
abordar los problemas que refleja ciertos valores, entre ellos y quizás el más
importante hacer una psicología del interés público, que actúa en consonancia con las
necesidades sociales y nunca de espaldas a la comunidad. Se plantea una unión
indisoluble entre lo básico y aplicado y su objetivo es la promoción de la calidad de
vida. Por ello, en la mayoría de los estudios existe un interés por la utilización de
variables de marcado carácter psicosocial.
Los estudios se realizan en contextos naturales, utilizando una metodología acorde con
los objetivos de la investigación, lo que refleja los esfuerzos de los psicólogos
comunitarios por estudiar los problemas en el contexto y sin olvidar un adecuado
marco teórico referencial. En definitiva, con todo lo expuesto podemos afirmar con
Murrell (1973) que la psicología comunitaria puede definirse como el campo de la
ciencia psicológica que estudia las transacciones entre sistemas sociales, poblaciones e
individuos; que desarrolla y evalúa métodos de intervención que propician las
adaptaciones entre las personas y sus ambientes; que diseña y evalúa nuevos sistemas
sociales; y que a partir de dicho conocimiento y cambio pretende incrementar la
cantidad de recursos psicológicos que se ofrecen al individuo y a la comunidad.

4. MODELOS.
El desarrollo de la disciplina ha dado lugar al surgimiento de distintos marcos teóricos
que comparten una serie de características: todos ellos tienen un importante carácter
aplicado, se centran en conceptos claves de la psicología comunitaria y proponen
pautas para la intervención en la comunidad.

4.1 Modelo de estrés psicosocial. Dohrenwend (1978).


El modelo se construye en torno al concepto de estrés psicosocial; incluye la dimensión
temporal y permite analizar la conducta atendiendo a la interacción de elementos
personales y ambientales. La autora conecta el estrés psicosocial con el proceso
psicopatológico y diferencia la respuesta emocional inmediata de estrés de la

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respuesta psicopatológica: la primera aparece como una reacción normal ante un
suceso anormal, mientras que la respuesta psicopatológica es el resultado de una
combinación de aspectos psicológicos individuales (estrategias y habilidades) y de
factores ambientales (v.g., apoyo social disponible).
El modelo se explica atendiendo a los siguientes momentos:
1. Los eventos vitales estresantes vienen determinados por las características
psicológicas de la persona en la situación (características que se han formado a partir
de componentes educativos y de socialización) y por los elementos ambientales (que
dependen del contexto social).
2. Ante la presencia de los eventos vitales estresantes se produce una reacción de
estrés transitoria influida por mediadores situacionales (son agentes externos como el
apoyo social) y mediadores psicológicos (aspiraciones, habilidades, estrategias de
afrontamiento).
3. La reacción de estrés transitoria interactúa con los factores ambientales y
personales para producir uno de estos tres tipos de experiencias:
a) El individuo domina la situación y se produce un crecimiento psicológico, es decir,
supone una experiencia enriquecedora.
b) No se produce ningún cambio psicológico sustancial.
c) Aparece la respuesta psicopatológica definida como reacción disfuncional continua y
persistente. Por tanto, es un modelo de estrés psicosocial que pone el acento tanto en
las circunstancias de la vida como en los recursos del individuo (psicológicos,
materiales y sociales) disponibles para hacer frente a tales demandas.
4. Intervención.
a) Terapias correctivas. Dirigida a buscar soluciones cuando el problema está
instaurado. Esta intervención se correspondería con la prevención terciaria y la
prevención de recaídas.
b) Intervención en crisis. Su actuación se centra sobre la reacción transitoria de estrés
de forma temprana para evitar la respuesta psicopatológica. La intervención temprana
de los eventos estresantes es más efectiva cuando se trabaja con un concepto de
estrés vital, que permita predecir a lo largo de la vida, una serie de eventos vitales
sobre los que actuar para prevenir la respuesta psicopatológica (v.g., la etapa
adolescente, etapa de jubilación, etc.). Habría que planificar una intervención en crisis
que diera respuesta a las cuestiones de dónde, cuándo, cómo y sobre quién intervenir.
Todas las actividades centradas en la reacción transitoria de estrés se realizarían
principalmente a través de terapias breves e intervención en crisis. Esta intervención
se correspondería con la prevención secundaria y la intervención en grupos y
situaciones de riesgo.

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c) Prevención. La prevención se dirige hacia los mediadores psicológicos y
situacionales. La intervención sobre los mediadores psicológicos se centra en el
entrenamiento de estrategias individuales de afrontamiento para alcanzar un nivel
óptimo de habilidad. Algunos ejemplos, los encontramos en conocidos programas
dirigidos a poblaciones infantiles para proporcionarles un adecuado ajuste psicosocial
en las etapas del desarrollo. Es el caso de los programas escolares elaborados para
enseñar estrategias de solución de problemas interpersonales. Estos programas
insertos dentro del currículo escolar, u otro tipo de programas dirigidos a la población
general (v.g., programas de educación para la salud), dotan a las personas de
competencias y estrategias de afrontamiento para prevenir situaciones de riesgo.
La intervención en los mediadores situacionales se encamina a incrementar o
proporcionar todos aquellos recursos que son necesarios para afrontar los problemas.
Uno de los recursos más conocidos es el apoyo social. La intervención supone la
creación de redes de apoyo, el fortalecimiento del sentimiento de comunidad, y en
definitiva la identificación de todos aquellos recursos emocionales, materiales e
instrumentales que conlleven la mejor adaptación al medio. En muchos casos, la
intervención ha de situarse en la creación de las condiciones de vida necesarias para
mejorar la situación social de los grupos riesgo. Según Dohrenwend hay que
desarrollar programas que eliminen las circunstancias que producen los eventos vitales
estresantes. Un ejemplo lo forman los programas dirigidos al fortalecimiento del
sentido de comunidad y del apoyo social. Esta intervención se correspondería con la
prevención primaria.

4.2. Modelo de competencia de Elias (1987).


El modelo se centra en el desarrollo de la competencia de individuos, grupos y
contextos. El desarrollo de la competencia o, por el contrario, la aparición de
problemas es una razón variable entre la existencia de estresores y factores de
protección. En la medida en que aumentan los factores de protección (recursos de
apoyo social, recursos económicos, vínculos positivos) y disminuyen los estresores
(enfermedades, problemas económicos, conflictos familiares), los individuos y grupos
sociales tendrán menor riesgo de enfrentarse a situaciones problemáticas, serán
menos vulnerables y por tanto más competentes. La fórmula que plantea es la
siguiente:

El modelo ofrece pautas para la prevención ya que los profesionales pueden intervenir
en determinados contextos para reducir los factores de riesgo. Por ejemplo, en el
contexto familiar se pueden definir una gran cantidad de estresores: divorcio de los
padres, nacimiento de un hijo con discapacidad, la presencia de un familiar
dependiente, enfermedades, etc., y también se pueden diseñar factores de protección
como: fomentar la comunicación, las relaciones de afecto, el apoyo social, etc., con el
fin de aumentar la competencia de la familia y prevenir situaciones problemáticas.

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4.3. Modelo de bienestar (Lin y Ensel, 1989).
Este modelo analiza el papel desempeñado por los factores sociales, psicológicos y
físicos sobre el bienestar. Para los autores, el estrés viene determinado por tres
contextos: social, psicológico y fisiológico. Cada uno de estos contextos dispone de
recursos y estresores que inciden en el bienestar de las personas (ver cuadro)

La propuesta integradora de Lin y Ensel permite definir al profesional los contextos


más vulnerables y diseñar estrategias de intervención eficaces dirigidas a la
optimización de recursos vinculados con cada contexto.
El modelo tiene un importante valor práctico y facilita la especificación de hipótesis, la
secuenciación causal de conceptos y el análisis simultáneo de diferentes hipótesis.

4.4. Principios de la perspectiva ecológica (Levine y Perkins, 1987).


Para Rappaport (1986) la perspectiva ecológica es la que mejor sirve a los intereses de
la intervención comunitaria. El principio que mueve la perspectiva es que el contexto
ejerce una influencia importante sobre las personas y que éstas pueden llegar a tener
un mayor control sobre su comportamiento a través de un conocimiento más
exhaustivo de las influencias ambientales. La perspectiva ecológica estudia la relación
de la persona con el ambiente y se centra principalmente en la evaluación de las
variables del contexto social; quiere conocer los principios bajo los que operan los
ambientes y analiza el ambiente y los sistemas en los que actúan las personas. Levine y
Perkins, (1987) indican una serie de principios que guían esta perspectiva:
1. Interdependencia. Los cambios en un componente del ecosistema producirán a su
vez cambios en otros componentes del sistema. La interdependencia se refiere no solo
a una influencia mutua entre los componentes comunitarios sino también a una
interacción dinámica todo el tiempo. Por ejemplo, la interacción positiva entre el
contexto escolar y el contexto familiar favorecerá la adaptación y el éxito escolar. El
principio de interdependencia asume además que la unidad de análisis en la
intervención es precisamente la comunidad más que los sujetos individuales.

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2. Reutilización de los recursos. La intervención supone la identificación de los
recursos; para ello se deben conocer los recursos propios de cada comunidad y la
forma en que se prestan y son aprovechados. Los recursos se definen generalmente
como aquellas estrategias, cualidades, estructuras o acontecimientos que pueden ser
puestos en marcha en una comunidad dada, para resolver un problema específico o
contribuir al desarrollo de la misma. Por ejemplo, el proceso de desinstitucionalización
de los hospitales psiquiátricos, con el tiempo se ha comprobado que una falta de
previsión sobre los recursos necesarios para esta población ha hecho fracasar en gran
parte el proceso de reinserción de los enfermos mentales en la comunidad.
3. Adaptación. La adaptación se describe como el proceso por el cual los individuos
varían sus conductas en función de los recursos disponibles. La intervención se debe
centrar en la selección de los recursos y de las estrategias más adaptativas. Cuanto
mayor sea el número de habilidades y estrategias que desarrolla el individuo mayor
será su capacidad de adaptación. Por ejemplo, los programas dirigidos a la enseñanza
del idioma en la población inmigrante amplían la capacidad de éstos para enfrentarse
a nuevas situaciones y mejoran las estrategias adaptativas en el nuevo contexto.
4. Sucesión. El ambiente no es estático, está en continuo cambio. El principio de
sucesión se refiere al universo de alternativas que ofrecen los recursos y a la
posibilidad de intercambio de los mismos. Los grupos de autoayuda son un buen
ejemplo de cómo diferentes personas que comparten una misma situación llegan a
beneficiarse a través del intercambio mutuo de recursos.

4.5. Modelo ecológico del desarrollo humano (Bronfenbrenner, 1995,


2005).
Según el modelo, el desarrollo humano se produce a través de procesos de interacción
complejos entre la persona, el ambiente inmediato y otros contextos de cuya
influencia a veces no somos conscientes, como los valores de la cultura en la que
estamos inmersos. Para el autor los sistemas sociales en los que se integran los
individuos forman un conjunto de estructuras anidadas, cada una dentro de la
siguiente, como un juego de muñecas rusas. En el centro de dicha estructura se
encuentra el individuo que está influido en mayor o menor grado por los entornos más
inmediatos y los más distantes. Todos los sistemas sociales están en continua
interacción, constituyendo un sistema dinámico de tal forma que lo que sucede en los
distintos sistemas sociales influye en el individuo. A estas estructuras anidadas las
denomina:
a) Microsistema: se define como el conjunto de actividades y relaciones
interpersonales que la persona va desarrollando en sus entornos inmediatos como la
familia, que es el principal microsistema, y comprende la interacción con los padres,
hermanos y otros familiares; y la escuela que comprende la interacción con profesores
y grupo de iguales. Al microsistema llega la influencia del resto de los sistemas.
b) Mesosistema: se define por la interacción entre dos o más microsistemas. Aquello
que ocurra en un sistema puede influir en otro y viceversa. Por ejemplo, las
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interrelaciones entre el grupo de iguales, los profesores y los progenitores hay que
analizarlas para explicar los problemas de desadaptación escolar.
c) Exosistema: se define como una extensión del mesosistema que representa las
estructuras sociales formales (v.g., el trabajo) y las informales (v.g., red de relaciones
sociales). El exosistema no incluye a la persona en desarrollo como participante, pero
influye de manera indirecta. Por ejemplo, un problema con la justicia de un miembro
de la familia repercutirá en el resto de los familiares.
d) Macrosistema: este nivel se refiere al patrón cultural, los valores dominantes y las
creencias que caracterizan el entorno cultural en el que se encuentra el individuo y
que puede afectar al resto de los niveles. Por ejemplo, las diferencias culturales entre
parejas mixtas o interculturales pueden producir conflictos en la pareja cuando no se
utilizan mecanismos adecuados para regular estas diferencias. EFECTO MATILDA:
creencia de que las mujeres no sirven para la ciencia, por eso se les ha otorgado el
mérito a los hombres por descubrimientos en mujeres.
e) Cronosistema: el tiempo se incorpora al desarrollo de las personas ya que el manejo
de las situaciones cambia a lo largo del ciclo vital. Algunos ejemplos son las etapas de
crisis económicas, los cambios laborales, la transformación de la familia, etc.
El modelo proporciona pautas importantes para intervenir sobre problemáticas
sociales en las que están interrelacionados todos los contextos descritos (v.g.,
consumo de drogas, violencia contra las mujeres, acoso escolar, etc.)

4.6. Modelo de Empowerment.


El concepto de empowerment o potenciación se considera un constructo muy
importante en el desarrollo de la psicología comunitaria. Rappaport (1987) desarrolla
el concepto de empowerment con la intención de ampliar el campo de actuación de la
intervención comunitaria y su desarrollo teórico.
El autor llega a escribir que “El objetivo propio de la teoría en Psicología Comunitaria
puede ser resumido, en una palabra, empowerment” (Rappaport, 1987, p. 129). El
empowerment debe entenderse como el proceso a través del cual los individuos,
grupos y comunidades llegan a tener la capacidad de controlar sus circunstancias y
de lograr sus propios objetivos para conseguir una mayor calidad de vida. Este
proceso opera desde un punto de vista ecológico en los niveles, individual, familiar,
grupal, organizacional y comunitario y en los diferentes ámbitos de la vida de las
personas. A partir del concepto se derivan diferentes modelos de intervención.

4.6.1. Modelo multinivel de Zimmerman (1995).


El autor define diferentes niveles de análisis interdependientes unos con otros: nivel
individual, organizacional y comunitario. Los presupuestos de los que se parte son los
siguientes:

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- El empowerment toma diferentes formas para diferentes personas. Los distintos
grupos de población tienen diferentes características sociodemográficas (edad, sexo,
estatus socioeconómico, etc.) y diferentes necesidades. Por tanto, las estrategias o
habilidades que necesita desarrollar una persona que acaba de perder un empleo no
son las mismas que las de un adolescente que ha empezado a consumir drogas.
- El empowerment toma diferentes formas en diferentes contextos. Las
características del contexto determinan el tipo de actuación que se debe desarrollar.
En cada contexto (familia, trabajo, amigos) necesitamos unas estrategias diferentes.
Podemos sentimos desplazados en el trabajo y absolutamente competentes en el
contexto familiar.
- El empowerment es dinámico y cambia continuamente. No es un rasgo estático; los
individuos no desarrollan un sentido de empowerment de forma permanente, este va
a cambiar dependiendo de las necesidades de los sujetos y de las características de los
diferentes contextos.
Para el autor es importante establecer diferencias entre el empowerment o
potenciación como proceso y como resultado. En el proceso de potenciación hay que
analizar cómo las personas, las organizaciones y comunidades acceden a los recursos,
cómo desarrollan habilidades, cómo participan en organizaciones, etc. El resultado del
empowerment se refiere a las consecuencias de este proceso. Por ejemplo, si los
profesionales quieren conseguir el empowerment de la comunidad como resultado de
su intervención, el proceso de intervención habrá de caracterizarse por: hacer
participar a los miembros de la comunidad en el desarrollo, ejecución y evaluación de
la intervención; desarrollar el sentido de identidad y pertenencia al grupo; asumir el
papel de colaborador en la intervención y desarrollar estrategias entre los sujetos para
que ellos mismos sean capaces de dar solución a los problemas sin sentirse
dependientes de los profesionales.

En relación con esto, es interesante anotar que el profesional, para conseguir


potenciar el nivel individual, ha de tener en cuenta la interacción de estos tres
componentes: intrapersonal (cuando la persona se cree capaz de influir en un
contexto dado); interactivo (cuando la persona comprende y participa en la

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organización de un contexto dado) y comportamental (cuando la persona desarrolla
conductas para controlar el contexto).
El componente intrapersonal se refiere a cómo las personas se ven a sí mismas
respecto a su percepción de control, de autoeficacia, de dominio, de competencias o
habilidades para influir en diferentes esferas de su vida como en la familia, el trabajo,
las organizaciones, etc. El componente interactivo se refiere a la idea que las personas
tienen de su comunidad y a la capacidad de poder ejercer control sobre su ambiente,
lo que implica compartir normas y valores en un contexto determinado, desarrollar
una conciencia crítica de su propio ambiente, movilizar recursos y tomar decisiones
para solucionar problemas. El componente comportamental se refiere a actuaciones
concretas y directas encaminadas a conseguir unos objetivos que favorezcan la
potenciación. Estas actuaciones pueden ser tanto estrategias de afrontamiento al
estrés como el desarrollo de habilidades para adaptarse a los cambios. Dependiendo
de las necesidades de los sujetos las actuaciones requeridas van a variar. Por ejemplo,
las conductas que favorecen el incremento de poder en personas que padecen
enfermedades crónicas pueden ser la decisión de formar o participar en grupos de
auto ayuda, mientras que para un adolescente puede ser participar en una asociación
juvenil
Un ejemplo de cómo pueden aparecer estos tres componentes en un contexto
determinado se puede ver si analizamos la estructura y desarrollo de los grupos de
ayuda mutua. El componente intrapersonal lo encontramos en la percepción de
control y de competencia para afrontar los problemas que tienen cada miembro del
grupo. El componente interactivo lo encontramos en la comprensión y aceptación de
las normas del grupo, la colaboración entre los miembros y la ayuda mutua. El
componente comportamental guarda relación con el diseño de estrategias de
afrontamiento y con la toma de decisiones concretas respecto a la marcha del grupo,
definición de roles, nivel de participación, etc. Aunque los contenidos de cada uno de
estos componentes variarán de un contexto a otro.

4.6.2. Modelo de empowerment de Fawcett et al. (1994).


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Es un modelo ecológico que parte de la comprensión del empowerment como
resultado de la interacción de los factores ambientales y comportamentales y también
puede desarrollarse en diferentes niveles: individuo, familia, barrio, ciudad, sociedad.
El aspecto más relevante del modelo es que introduce el análisis de recursos y
barreras que facilitan o impiden el desarrollo del empowerment.
Los elementos facilitadores y las barreras en el área personal y familiar pueden variar
de acuerdo con la etapa y contexto en el que se encuentran los individuos. El papel del
profesional se ha de centrar en identificar las barreras para desarrollar estrategias
alternativas que fortalezcan a las personas y en identificar los recursos facilitadores
para potenciarlos.

En general, los modelos de empowerment aportan elementos de análisis orientados a


incrementar los recursos de las personas y comunidades de una forma dinámica a
través de la participación activa de los sujetos. Desde el modelo, el objetivo del
interventor comunitario es hacer posible que la propia comunidad descubra que posee
recursos para ser su propio agente de cambio y procuren resolver sus problemas. Más
que dar solución a los problemas habría que dar estrategias para que los sujetos
aprendan a resolverlos por sí mismos. A medida que el interventor aumenta la
accesibilidad y disponibilidad de recursos, los sujetos se sienten menos vulnerables y
más capaces de afrontar las distintas circunstancias que le rodean. La información, la
autonomía y la adecuada organización del entorno son algunas de las estrategias
utilizadas para el desarrollo del poder en la comunidad.
El acercamiento a los recursos tiene importantes implicaciones en la intervención
comunitaria pues supone una mayor participación de los usuarios en la práctica del
trabajo comunitario. Lejos de una actitud paternalista centrada en un modelo de
déficits desde el modelo de potenciación los individuos y grupos se consideran con
suficientes recursos y habilidades como para ayudar y ser ayudados. Desde esta
perspectiva, el profesional adopta un rol de colaborador y se plantea como objetivo
último el cambio social. En relación con esto, algunas de las intervenciones propuestas

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para facilitar el empowerment de un grupo de población con unas necesidades
específicas como, por ejemplo, las personas mayores, son:
• Analizar las necesidades económicas, de apoyo y los temas de interés de las personas
mayores.
• Crear cooperativas, clubes, asociaciones que canalicen la participación.
• Desarrollar actividades de interés común que propicien la autoayuda.
• Desarrollar oportunidades de empleo en el cuidado de niños, cuidado del entorno
del barrio, etc.
• Promover actuaciones que sirvan para mejorar la salud física (programas de
educación para la salud) y mental (formación de grupos de apoyo sociales
• Desarrollo de estrategias y habilidades que les permitan ser líderes de grupos o
asociaciones dentro de la comunidad.
En la actualidad, los modelos de empowerment o potenciación tienen una gran
aplicación en el marco de la intervención comunitaria. Un ejemplo lo constituye la
puesta en marcha, en diversas instituciones gubernamentales, de los presupuestos
participativos. Esta actuación requiere un proceso de empowerment y de participación
de los ciudadanos que tiene como resultado la toma de decisiones activa y el
fortalecimiento de la comunidad.

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