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TEMA 4. EL ESTRÉS.

1. La respuesta de estrés.
1.1. Concepto y tipos de estrés.
-Walter Cannon (1871-1945): el fisiólogo que criticó la teoría de James-Lange, introdujo el
término estrés para referirse a la reacción fisiológica que provoca la percepción de situaciones
aversivas o amenazantes. Utilizó el término homeostasis, lo relacionó con el estrés. Además,
introdujo la expresión respuesta de lucha o huida para designar las reacciones fisiológicas que
nos preparan para los esfuerzos extenuantes que se requieren para luchar o escapar. Ante
situaciones que causan estrés, activación sistema nervioso simpático generando adrenalina
para esa respuesta de lucha-huida (aumenta el ritmo cardíaco…).

-Hans Selye (1907-1982): fue el primero en estudiar el estrés como una conducta
desadaptativa que puede causar una enfermedad. Desarrolla el Síndrome General de
Adaptación (se divide en tres fases):

1) Reacción de Alarma: respuesta inmediata del organismo a una exposición a diversos


estímulos.

2) Fase de resistencia: adaptación del organismo a la situación anterior con la mejora y


desaparición de los síntomas. Eje hipotalámico hipofisiario adrenal.

3) Agotamiento o Extenuación: reaparición de los síntomas característicos de la situación de


alarma de forma más intensa, pudiendo darse la muerte del organismo.

Otra cosa que nos aportó es la relación con el eje hipotalámico-hipofisiario adrenal y los
glucocorticoides como respuesta al estrés.

Respuesta inespecífica del estrés: ¿?

PLANTEAMIENTOS PSICOLÓGICOS SOBRE EL ESTRÉS


Lazarus estudia:

-La variabilidad intra e interindividual: variabilidad entre personas.

-La mediación cognitivo-motivacional: motivación: (implicación que tu tengas con la situación


estresante) y evaluación cognitiva: qué grado de amenaza supone para ti la situación
estresante

-El afrontamiento: existe:

-Afrontamiento centrado en el problema: solucionar situación realizando algún tipo de


acción.

-Afrontamiento centrado en la emoción: se cambia la forma de evaluación cognitiva.

Lazarus añade cuatro variables: el estresor, evaluación cognitiva, estrategias de afrontamiento


y reacción de estrés.

Definición de estrés: “La situación en la que el sujeto percibe dificultades o incapacidad en sus
recursos para dominar o superar ciertas demandas, externas o internas, y que conlleva una
activación fisiológica y conductual características” (Sandi y cols., 2001).
Respuesta adaptativa: ventajas de la respuesta de estrés y desventajas de la respuesta de
estrés (causa de enfermedades).

CLASIFICACIÓN TIPOS DE ESTRÉS


Criterios de clasificación: origen, intensidad, duración y frecuencia.

Novedad, impredecibilidad, controlabilidad y amenaza.

Hay:

 Estresores físicos: el ruido alto, la temperatura alta, la altitud.


 Estresores biológicos: regulan nuestra propia regulación homeostática interna. El
hambre, la sed.
 Estresores psicológicos: con la evaluación cognitiva que hacemos de la situación. Ej: la
anticipación.
 Estresores sociales: pueden ser positivos o negativos. Comienzo de matrimonio
(positivo, genera un leve grado de estrés), pelearse con alguien (negativo), tener
problemas económicos (negativo).

Modelos animales:
Modulación de los criterios de clasificación:

 Físico: choque eléctrico, ruido.


 Biológico: ritmo circadiano.
 Psicológico: novedad, anticipación (por el condicionamiento, asociación de luz como
estímulo agresivo).
 Social: aislamiento, jerarquía.

Acciones fisiológicas inmediatas.


 Incremento tono cardiovascular.
 Activación inmune: estresor es leve la activación inmune es beneficiosa, si el estrés es
alto se produce inmunodepresión.
 Movilización energética.
 Pérdida de apetito.
 Incremento consolidación memoria.
 Incremento flujo cerebral/captación glucosa.
 Pérdida de la propiocepción, erección, receptividad.
 Vasoconstricción y retención renal.

1.2. Sistemas activados durante la respuesta de estrés.

Reacción rápida del sistema nervioso autónomo.

Se activa sistema simpático y parasimpático.


Por otro lado, hay una respuesta del sistema simpático-adrenomedular, que va directamente
a la médula adrenal que libera catecolaminas, que regula la actividad simpática de otros
órganos a un mayor nivel.

Respuesta neuroendocrina eje HHA.


Núcleo paraventricular del hipotálamo libera hormona liberadora de corticotropina, que llega
a la adenohipófisis (a través del sistema porta), secretando corticotropina, que viaja hacia la
glándula suprarrenal, en la corteza adrenal, donde se activa la capa fascicular, generando
glucocorticoides, que van a órganos y tejidos.

La capa glomerular produce aldosterona.

Otras hormonas son inhibidas como la del crecimiento y la de la reproducción. Y otras se


activan como la b-endorfina (dolor, por eso cuando estamos en estrés sentimos menos el
dolor).

La hormona corticotropina llega a la neurohipófisis y se produce vasopresina.

Los receptores de glucocorticoides son los MR (mineralocorticoides) Y GR (glucocorticoides).


Los glucocorticoides tienen más afinidad al MR. Si hay pocos glucocorticoides se unen al MR
antes que al GR.

¿Cómo funcionan los receptores GR Y MR?


Los glucocorticoides atraviesan membranas plasmáticas de las células, los glucocorticoides se
unen a los receptores GR o MR (que están en el citoplasma), que están inactivados. Una vez
unido el glucocorticoide al receptor, SE ACTIVA, y se va a sitios específicos del AND, y lo regula
produciendo más o menos síntesis de proteínas.

Cuando aumentan los niveles de glucocorticoides por encima de los niveles basales, se activan
los receptores de GR y se unen a ellos.

Regulación negativa del eje HHA: Implicación hipocampal.


Inhibición de glucocorticoides:

 Vía rápida: los glucocorticoides


inhiben directamente hipotálamo y
la hipófisis (feedback negativo).
 Vía lenta: los glucocorticoides se
unen a los receptores GR que hay
en la hipófisis y el hipótalamo, que
hace que se libere luego menos
glucocorticoides inhibiendo la
propia hipófisis e hipótalamo.
 -Vía: Los glucocorticoides inhiben
al hipotálamos a través de la unión
de un receptor GR en el
hipocampo.
Regulación Cerebral de la Respuesta de Estrés
 Estresor sistémico: conllevan una amenaza al organismo, pone en peligro la integridad
física (hemorragia). Se activa el núcleo paraventricular, que activa el locus coeruleus y
el núcleo del tracto solitario, que activan al hipotálamo y se ponen en marcha la
activación endocrina, autónoma y conductual.

 Estresor procesal: no supone peligro para la integridad física. se procesa a un nivel


consciente. Se procesa en la corteza de asociación y se van a regiones límbicas, como
la amígdala y el hipocampo y éstos activan o inhiben al hipotálamo. La amígdala activa
y el hipocampo inhibe.

APUNTES PROFESORA. RESPUESTA AUTONÓMICA Y NEUROENDOCRINA.


La respuesta fisiológica al estrés consiste en una serie de cambios autonómicos y
neuroendocrinos que se desencadenan cuando el individuo percibe una situación adversa
(estresor).

Estos cambios, están controlados por numerosas estructuras del sistema nervioso central
entre las que destaca el hipotálamo, y concretamente el núcleo paraventricular (NPV)
hipotalámico, por su importante papel para iniciar esta respuesta.

Así, el hipotálamo integra información sensorial y visceral procedente de otros centros


nerviosos, y si ésta indica la presencia de una amenaza, el NPV desencadena la respuesta
de estrés. La respuesta de estrés consistirá, en primer lugar, en una reacción rápida cuyo
fin es preparar al organismo para enfrentarse de manera inmediata al estresor, y que
depende del sistema nervioso autónomo.

Esta respuesta autonómica al estrés es la responsable de las sensaciones: se acelera el


latido del corazón, aumenta la temperatura corporal y sudamos, sentimos un nudo en el
estómago, se nos seca la boca, … El sistema nervioso autónomo o vegetativo está formado
por nervios periféricos controlados por centros nerviosos en el tronco cerebral y la
médula, y se compone de las ramas simpática, parasimpática y entérica. Mientras que el
sistema nervioso motor o somático se encarga de controlar la musculatura esquelética y
los movimientos voluntarios, el sistema nervioso autónomo inerva las glándulas, vísceras y
musculatura lisa, ocupándose de regular las funciones viscerales y reflejas del organismo
de manera involuntaria o inconsciente.

Concretamente, la rama simpática activa el sistema para la lucha o huida, mientras que la
rama parasimpática se encargaría de producir una respuesta opuesta de reposo y
mantenimiento. Por tanto, en situaciones de estrés se iniciará una respuesta autonómica
de activación simpática.

El NPV envía información por vías descendentes a regiones del tronco cerebral y
directamente a las eferencias autónomas de la médula. Estas neuronas (neuronas
preganglionares simpáticas), proyectan aferencias colinérgicas sobre motoneuronas
localizadas en ganglios específicos fuera del sistema nervioso central (neuronas
postganglionares simpáticas), que a su vez liberan noradrenalina sobre los distintos
órganos, que poseen receptores adrenérgicos.

Algunos efectos de la activación simpática son la aceleración de la respiración


(permitiendo un mayor aporte de oxígeno a la sangre), el incremento de la producción de
glucosa en el hígado), el incremento del ritmo cardíaco, vasoconstricción en órganos no
necesarios para la respuesta de estrés (como la piel o el sistema digestivo, de manera que
el aporte sanguíneo se redistribuye dirigiéndose hacia otros órganos), aumento de la
tensión muscular) y sudoración.

Además, la activación simpática conlleva una respuesta neuroendocrina. Las neuronas


preganglionares simpáticas inervan directamente las glándulas adrenales o suprarrenales,
que se localizan sobre los riñones (Sistema simpático-adreno-medular). La médula adrenal,
que es la parte interior de estas glándulas, posee células cromafines que sintetizan
catecolaminas (principalmente adrenalina y en menor medida noradrenalina) y las liberan
a la sangre.

Estas hormonas actuarán sobre los distintos órganos potenciando los efectos fisiológicos
y metabólicos que se han mencionado anteriormente. Incluso, circulando a través de la
sangre, las catecolaminas podrán estimular órganos y tejidos que no eran inervados
directamente por el sistema nervioso simpático.

Finalmente, el sistema parasimpático inhibirá estos efectos de manera coordinada,


atenuando la respuesta autonómica de estrés. Mientras que la activación del sistema
nervioso simpático es la respuesta más rápida al estrés, si el estímulo estresante
sobrepasa una determinada intensidad y/o duración, se pondrá en marcha la respuesta
neuroendocrina del eje hipotálamo-hipofisarioadrenal (HHA).

El eje HHA está compuesto de tres estructuras cuya funcionalidad está estrechamente
relacionada: el hipotálamo, la hipófisis o glándula pituitaria (principalmente la
adenohipófisis) y la corteza de las glándulas suprarrenales (mientras que la médula
constituye la parte interior de la glándula, la corteza es la parte externa).
Al igual que sucedía con la respuesta autonómica al estrés, la activación del eje HHA
también se inicia en NPV del hipotálamo. En el NPV, se encuentran neuronas
neurosecretoras parvocelulares, que en respuesta a un estresor segregan la hormona
liberadora de la corticotropina (CRH, de corticotropin releasing hormone). La CRH se
transporta hasta la eminencia media, donde es liberado y que alcanzará el lóbulo anterior
de la hipófisis a través del sistema portal.

Una vez en la hipófisis anterior, la CRH actúa sobre las células corticotropas que sintetizan
y liberan la corticotropina a la circulación sanguínea. En este punto cabe mencionar que la
liberación de ACTH también se regula por otras neurohormonas como la vasopresina y la
oxitocina, que también se sintetizan en las neuronas magnocelulares del NPV y que una
pequeña cantidad alcanza la circulación portal hipofisaria, llegando a la hipófisis anterior y
modulando también la liberación de ACTH (recuérdese que principalmente, la vasopresina
y la oxitocina sintetizadas en los núcleos NPV y supraóptico del hipotálamo, se liberan a la
circulación a nivel de neurohipófisis).

Finalmente, la ACTH liberada en sangre llegará a la corteza de las glándulas adrenales


(capa fasciculada), donde estimula la producción y liberación de hormonas
glucocorticoides. Los glucocorticoides son hormonas esteroides derivadas de la molécula
de colesterol. En humanos, la principal hormona glucocorticoide es el cortisol, mientras
que, en los roedores usados para experimentación, es la corticosterona.

Puesto que son moléculas lipofílicas (solubles en lípidos y no en agua), los glucocorticoides
se unen a proteínas transportadoras como la proteína transportadora de glucocorticoides
y la albúmina para viajar por el torrente sanguíneo hasta los órganos periféricos y el
cerebro, atravesando fácilmente la barrera hematoencefálica.

Una vez que alcanzan la célula, los glucocorticoides ejercen sus funciones a través de
mecanismos genómicos (regulando la expresión de genes), gracias a su unión a receptores
específicos que están presentes en la mayoría de las células del organismo. Existen dos
receptores para los glucocorticoides, el receptor tipo I o de mineralocorticoides (MR) y el
receptor tipo II o de glucocorticoides (GR). En su estado inactivo, estos receptores se
encuentran en el citoplasma unidos a otras moléculas (proteínas chaperonas) pero, tras
unirse al glucocorticoide (que al ser lipofílico atraviesa la membrana celular), los
receptores se activan formando un complejo que se transloca al núcleo de la célula, donde
regulan la expresión génica.

Cabe mencionar que los glucocorticoides también pueden ejercer acciones no-genómicas.
Estas acciones son más rápidas y podrían no estar mediadas por los receptores MR y GR,
no obstante, aún no se han identificado los receptores que median estos efectos no
genómicos.

Volviendo a las acciones genómicas, es importante mencionar que cada tipo de receptor
de glucocorticoides tiene características y funciones diferentes. El receptor MR se
caracteriza por tener una alta afinidad por los glucocorticoides y por tanto se encuentra
activado, aunque los niveles de glucocorticoides no sean elevados, presentando un 70- 80
% de ocupación en situaciones basales.

En situaciones basales, los niveles de glucocorticoides son bajos y su liberación fluctúa


siguiendo un ritmo circadiano, con un pico de secreción que en la mayoría de las especies
coincide con el inicio de la vigilia, por la mañana en humanos y por la tarde en roedores. En
el cerebro, el receptor MR se expresa principalmente en el hipocampo y en la amígdala, y
parece importante para regular el funcionamiento normal de estas estructuras y la
actividad basal del eje HHA.

Por otra parte, el receptor GR tiene una afinidad por los glucocorticoides hasta diez veces
menor que la del receptor MR, y por tanto sólo se encontrará activado cuando los niveles
de glucocorticoides sean elevados, como en su pico diario de liberación o en situaciones de
estrés.

En situaciones de estrés, los glucocorticoides alcanzan una alta concentración en sangre


que es máxima a los 30-60 minutos desde del inicio del estresor, cuando ocuparán en
mayor grado los receptores GR, tras lo cual su liberación disminuirá progresivamente por
la acción de mecanismos inhibitorios.

A diferencia de los receptores MR, los receptores GR se expresan de manera muy


abundante por todo el cerebro, incluyendo el NPV, la hipófisis y numerosas estructuras
que participan en la regulación de la respuesta de estrés, como el hipocampo, la amígdala,
la corteza prefrontal, el locus coeruleus, … De hecho, la función principal de los receptores
GR parece ser la de ejercer un control negativo del eje HHA y finalizar la liberación de
glucocorticoides desencadenada en la situación estresante.

Así, los glucocorticoides inhibirán su propia liberación actuando directamente sobre


receptores GR en el NPV, la hipófisis y en otras estructuras cerebrales reguladoras,
inhibiendo la secreción de CRH y ACTH. Por tanto, ejercerán un feedback o control
negativo que finaliza la respuesta de estrés del eje.

Las funciones de los glucocorticoides son importantes y variadas. A corto plazo, sus
acciones son beneficiosas para el organismo. En los tejidos periféricos, los glucocorticoides
tienen una función metabólica, incrementando los niveles de lípidos, proteínas y glucosa
en sangre (estimulando la glucogénesis hepática e inhibiendo el almacenamiento de
glucosa en tejidos periféricos).

Además, potencian los efectos del sistema nervioso simpático como la vasoconstricción.
En este sentido, las funciones de los glucocorticoides son esenciales para la supervivencia,
puesto que los animales adrenalectomizados muestran hipoglucemia e hipotensión y
mueren ante la presencia de un estímulo estresante.

En el cerebro, además de inhibir la actividad del eje HHA, los glucocorticoides regulan
funciones emocionales y cognitivas, como la memoria, actuando sobre las regiones
límbicas (que, como se ha comentado, poseen un gran número de receptores para estas
moléculas) y produciendo cambios a nivel celular.

Sin embargo, si la respuesta de estrés no se inhibe o se produce repetidamente (estrés


crónico), la acción prolongada o a largo plazo de los glucocorticoides tendrá repercusiones
negativas para la salud. Por ejemplo, se produce la supresión prolongada del sistema
inmune y una profunda reestructuración en el cerebro (muerte celular, inhibición de
neurogénesis, modificación de sinapsis, desregulación del número y afinidad de los
receptores de glucocorticoides, …).

2. Consecuencias a largo plazo del estrés.


Estrés impredecible e incontrolable y estrés intenso y/o crónico. Los efectos que tienen estos
estresores son:

1. Sistema cardiovascular: hipertensión y enfermedades coronarias.

2. Sistema inmunitario: inmunodepresión.

3. Sistema digestivo: peso y alimentación. El estrés aumenta la probabilidad de tener diabetes.


Además, se pueden producir úlceras.

4. Sistema reproductor y sexualidad: reducción de testosterona y estradiol.

5. Efectos sobre el cerebro: hipocampo y memoria.

Hans Selye, sugirió que la mayoría de los efectos perjudiciales de este se debían a la secreción
prolongada de glucocorticoides. Aunque los efectos a corto plazo de los glucocorticoides son
necesarios, sus efectos a largo plazo son perjudiciales. Estos efectos incluyen aumento de la
tensión arterial, daño del tejido muscular, diabetes esteroide, infertilidad, inhibición del
crecimiento, inhibición de la respuesta inflamatoria y supresión de la respuesta inmunitaria.

2.1. Estrés, hipocampo y memoria.


La investigación con animales ha demostrado que la exposición prolongada a glucocorticoides
daña a neuronas localizadas en el campo CA1 de la formación hipocámpica: al parecer, la
hormona destruye las neuronas disminuyendo la entrada de glucosa y la recaptación de
glutamato. Ambos efectos hacen que las neuronas sean más vulnerables ante episodios
potencialmente dañinos, como la reducción del flujo sanguíneo, lo que a menudo ocurre como
resultado del proceso de envejecimiento.

La elevada cantidad de glutamato extracelular permite que el calcio penetre a través de los
receptores NMDA. (Recordemos que la entrada de cantidades excesivas de calcio puede
destruir las neuronas). Quizá entonces, los factores estresantes a los que están sometidas las
personas a lo largo de la vida aumenten la probabilidad de padecer problemas de memoria
cuando envejecen.

NUMEROSOS EFECTOS SOBRE EL APRENDIZAJE Y LA MEMORIA DEPENDEN DE LA MAGNITUD


DEL ESTRESOR.

 NIVEL DE ESTRÉS LEVE: Ciertos sistemas neuroquímicos (por ejemplo, catecolaminas,


opioides y glucocorticoides) pueden afectar al aprendizaje. Relación estrés-memoria.
 A MEDIDA QUE EL ESTRÉS SE INCREMENTA (duración y/o intensidad): aparecen
numerosos cambios permanentes y transitorios en el hipocampo, incluyendo
modificaciones en la plasticidad, cambios morfológicos, supresión de la neurogénesis,
muerte celular y reducción de volumen. Cuando el nivel de glucocorticoides es bajo, no
hay consolidación, cuando el nivel es medio la consolidación va a ser mejor y cuando el
nivel es muy alto la consolidación del recuerdo es peor.

Estos cambios asociados con el estrés en el cerebro pueden influir potencialmente en los
procesos de aprendizaje y memoria.

2.1.1 Hipocampo-memoria: Estrés agudo intenso y plasticidad


Una rata sin exposición previa a un gato muestra un “freezing” innato en presencia del gato.
depende de cómo diseñes la tarea, la memoria de referencia puede depender o no del
hipocampo.

Las ratas ejecutan perfectamente una tarea de memoria hipocámpico-dependiente en el


laberinto radial de agua (WM-Home). Pero si se las expone al estresor se deteriora gravemente
(WM-Cat). El estresor no afecta en este caso a una tarea no dependiente de la función
hipocampal (RM-Cat).

2.1.2. Hipocampo-memoria: Estrés crónico y atrofia dendrítica


ESTRÉS Y GLUCOCORTICOIDES se han asociado con cambios reversibles e irreversibles en el
hipocampo: ATROFIA EN LAS DENDRITAS APICALES CA3.

Brunson y cols. (2005) confirmaron que el estrés en etapas tempranas de la vida puede causar
deterioro de las funciones normales del hipocampo en etapas posteriores de aquella. Durante
la primera semana posterior al parto, los investigadores situaron a ratas hembra y sus crías
recién nacidas en jaulas con pavimento duro y solo una pequeña cantidad de material para
construir un nido.

Cuando se examinó a los animales a los cuatro-cinco meses de edad, su conducta fue normal.
Sin embargo, cuando se les examinó a los 12 meses de edad los investigadores observaron
disminución del rendimiento en la tarea del laberinto acuático de Morris, así como desarrollo
deficiente de la potenciación a largo plazo en el hipocampo. También encontraron atrofia
dendrítica en el hipocampo, lo cual podría justificar la disminución de aprendizaje espacial y
de plasticidad sináptica.

2.1.3. Hipocampo-memoria: Neurogénesis.


En un estudio de Thomas, Hotsenpiller y Peterson (2007) se observó que el estrés breve
disminuía la supervivencia a largo plazo de las neuronas hipocámpicas producidas en el
proceso de neurogénesis. La alteración de la neurogénesis hipocámpica al parecer favorece la
tendencia a la depresión.

2.2. Experiencias tempranas, estrés y consecuencias en edad adulta.


El entorno prenatal y postnatal temprano influyen profundamente sobre el desarrollo y
modula la conducta exhibida en la edad adulta.
Mayor reactividad emocional, alteraciones cognitivas, mayor propensión a la
autoadministración de drogas, alteraciones endocrinas del eje HHA (reducida capacidad de
habituación a la presentación de estresores homotípicos), predisposición al desarrollo de
trastornos psiquiátricos, alteraciones hipocampales, amigdalinas etc.

2.2.1. Experiencias tempranas y estrés: Período Postnatal.


Brunson y cols. (2005) confirmaron que el estrés en etapas tempranas de la vida puede causar
deterioro de las funciones normales del hipocampo en etapas posteriores de aquella. Durante
la primera semana posterior al parto, los investigadores situaron a ratas hembra y sus crías
recién nacidas en jaulas con pavimento duro y solo una pequeña cantidad de material para
construir un nido.

Cuando se examinó a los animales a los cuatro-cinco meses de edad, su conducta fue normal.
Sin embargo, cuando se les examinó a los 12 meses de edad los investigadores observaron
disminución del rendimiento en la tarea del laberinto acuático de Morris, así como desarrollo
deficiente de la potenciación a largo plazo en el hipocampo. También encontraron atrofia
dendrítica en el hipocampo, lo cual podría justificar la disminución de aprendizaje espacial y de
plasticidad sináptica.

Incluso una exposición breve al estrés puede tener efectos adversos en el normal
funcionamiento del cerebro. Diamond et al. metieron a ratas en cajas individuales de plexiglás
y luego colocaron las cajas en una jaula con un gato durante 75 minutos. Aunque el gato no
podía dañar a las ratas, su presencia (y su olor) claramente les alarmó y les produjo una
respuesta de estrés: los glucocorticoides en sangre de las ratas estresadas aumentaron unas
cinco veces respecto a su valor normal. Los investigadores hallaron que este estrés a corto
plazo afectó el funcionamiento del hipocampo del animal. La capacidad de las ratas estresadas
para aprender una tarea espacial estaba afectada, al igual que la potenciación sensibilizada
por descarga (un tipo de potenciación a largo plazo) en secciones hipocámpicas obtenidas de
estas ratas.

2.2.2. Experiencias tempranas y estrés: Período Prenatal.


El estrés prenatal puede causar disfunciones de larga duración en el aprendizaje y la memoria
al interferir el desarrollo normal del hipocampo.

Son y cols. (2006) sometieron a ratas preñadas a estrés causado por confinamiento periódico
en una pequeña jaula, y encontraron que ese tratamiento interfería el establecimiento de la
potenciación a largo plazo hipocámpica en la descendencia de las ratas hembra estresadas,
junto con disminución del rendimiento en una tarea de aprendizaje espacial que requiere la
participación del hipocampo.

Salm y cols. (2004) encontraron que el estrés prenatal moderado puede afectar el desarrollo
del cerebro y producir cambios que perduran toda la vida del animal. Una vez al día durante la
última semana de gestación, movieron a ratas preñadas de sus jaulas y las inyectaron una
pequeña cantidad de suero salino estéril —procedimiento que duraba menos de cinco minutos
—. Este estrés moderado alteró el desarrollo de la amígdala. Los investigadores encontraron
que el volumen del núcleo lateral de la amígdala, medido en la edad adulta, había aumentado
aproximadamente un 30 por ciento en los animales sometidos a estrés prenatal moderado.

El estudio de Fenoglio, Chen y Baram (2006) halló que las experiencias que tienen lugar en
etapas tempranas de la vida pueden reducir la respuesta a situaciones estresantes durante la
vida adulta. Tomaron a crías de rata de sus jaulas, las manipularon durante 15 minutos y
posteriormente las devolvieron a las jaulas. Las madres comenzaron inmediatamente a lamer y
asear a las crías. Esta conducta de crianza activó varias regiones del cerebro de las crías,
incluyendo el núcleo central de la amígdala y el núcleo paraventricular del hipotálamo,
donde se encuentran neuronas que segregan CRH. El resultado fue que se redujo la
producción de CRH en respuesta a estímulos estresantes, lo que confirió una atenuación.

Como han demostrado los experimentos anteriores, el estrés prenatal aumenta el temor en
un ambiente nuevo. Puede ser que el aumento de tamaño de la amígdala contribuya a ese
temor. Barbanzages y cols. (1996) Encontraron que las ratas estresadas prenatalmente
mostraban una secreción prolongada de glucocorticoides cuando se les sometía a estrés por
confinamiento. Sin embargo, si se habían extirpado las glándulas suprarrenales de la madre de
modo que el nivel de glucocorticoides no pudiera aumentar durante la situación de estrés, la
descendencia reaccionaba normalmente en la edad adulta.

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