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Tutor(a): Autor(a):
Prof.Iraida Fortoul Fátima Ferreira C.I 29.832.878
Katherine Mujica C.I 30.507.539
Osdaily Fernández C.I 30.552.093
Luisana Lisboa C.I 31.071.950
Daniela Ramos C.I 31.117.623
Caracas, 17 de Noviembre del 2022
Introducción
PACTO DE PUNTO FIJO.
En la actualidad nos referimos al “puntofijismo” de manera ofensiva, como un
mecanismo que permitió la estabilidad del sistema político venezolano por espacio
de 40 años, pero dicho acuerdo se dirigió a circunstancias históricas muy
específicas. Traspasar el derrumbe de régimen de Marcos Pérez Jiménez, el 23
enero de 1958, el miedo de una nueva dictadura militar se convirtió en un peligro
permanente para la instalación de la democracia. Al respeto la junta del gobierno
predominada por Wolfang Larrazábal, tuvo que enfrentar dos intentos fallidos de
golpe de estado. El primero en el 23 de julio de 1958 por Jesús María Castro León
ministro de defensa y el segundo liderado por los oficiales José Ely Mendoza y
Juan de Dios Moncada Vidal el 7 de septiembre de 1958, este último intentaba
impedir las elecciones de fines de ese mismo año.
A tal efecto, Rómulo Betancourt propone el “ de punto fijo” con Caldera y
Villalba, durante su éxito, con el fin de garantizar un compromiso entre AD, COPEI
y URD para gobernar.
El 31 de octubre 1958, firma en la quinta “punto fijo” la cuál es la propiedad de
Rafael Caldera, el acuerdo entre los partidos anteriormente mencionados aquí
excluyendo a PCV.
Perdón hombre del pacto de punto fijo se comprometían accionar conjunta y
social solidariamente en estos tres aspectos:
1. Defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme el
resultado de electoral.
En primer lugar
Establecer unas pautas de convivencia basadas en el mutuo respecto,
inteligencia y cooperación entre las diversas fuerzas políticas, sin perjuicio de la
autonomía organizativa de cada una de ellas o de sus características ideológicas.
Estas pautas de convivencia, se consideraron como una garantía para no romper
el frente unitario que ellas implicaban, y buscaban prolongar la tregua política que
se había establecido luego de la caída de Pérez Giménez, despersonalizar el
debate y erradicar la violencia partidista.
En segundo lugar
Ese esfuerzo de cooperación entre las fuerzas políticas democráticas tenía
un fin inmediato: lograr, entre todos, que se desarrollase el proceso electoral de
diciembre de 1958, y que los poderes públicos que resultaren electos de ese
proceso, respondieran a pautas democráticas. Se trataba, por tanto, de un
acuerdo para el establecimiento de un sistema democrático.
En tercer lugar
Como principio general del Pacto se adquirió el compromiso de que se
estableciera como resultado de las elecciones un gobierno y unos cuerpos
representativos que agruparan equitativamente a todos los sectores de la
sociedad interesados en la estabilidad de la República como sistema popular del
gobierno. Por tanto, en este aspecto, el Pacto fue más allá del acuerdo de respeto
mutuo y de cooperación, y se convirtió en un acuerdo para lograr la participación
de todos los sectores interesados en la formación del nuevo gobierno democrático,
lo cual se hizo realidad, no sólo en la estructuración del primer gobierno de
Rómulo Betancourt en 1959, con participación ministerial de los tres principales
partidos democráticos, sino por el establecimiento del principio de la
representación proporcional de las minorías, para lograr la “equitatividad” en la
representación en los cuerpos deliberantes, de manera que todos los sectores de
la sociedad interesados en la estabilidad republicana estuviesen representados en
ellos, sin que quedasen algunos de aquéllos fuera del juego político. Por supuesto,
se trataba de un acuerdo “de todos los sectores de la sociedad interesados en la
estabilidad republicana”, por lo que quedaron fuera del Pacto aquellos sectores
que no estaban interesados en esa estabilidad, representados por los sectores del
perezjimenismo y de la conspiración militar, y por el Partido Comunista de
Venezuela, el cual tampoco estaba interesado en la estabilidad republicana, como
quedó demostrado por la lucha subversiva interna que se desarrolló en el país
durante más de un lustro, a partir de esa fecha.
Como vemos, el contexto en el que va a tener lugar el pacto es el de la
reconstrucción de una democracia de partidos, de naturaleza representativa, que
tiene en la acera de enfrente un poder militar que viene siendo decisivo desde los
tiempos del general Gómez, y que de manera directa ha ejercido el poder desde el
24 de noviembre de 1948. Para colmo de adversidades, los partidos firmantes del
pacto vienen de diez años de persecuciones (AD) o de muy poco crecimiento en
un ambiente poco propicio (Copei), de modo que no son organizaciones
enraizadas en el país, sino profundamente débiles en el tejido social, lo que las
hace agrupaciones con un proyecto claro y adversarios nada desdeñables: su
propia debilidad, el estamento militar, y un enemigo entonces no previsto: la
extrema izquierda en armas en busca del poder, pero esto último va asomar su
cabeza, como veremos, algún tiempo después.
Al iniciar la nueva configuración democrática en Venezuela se muestra que
la preocupación principal para el nuevo gobierno era el mantenimiento y
consolidación de las reglas democráticas. El gobierno de Punto Fijo tuvo como
primer paso, la estimulación del sector industrial y el impulso de la sustitución de
importaciones; con esta primera maniobra, el Estado adquirió rápidamente un rol
protagónico en la economía. Así se iniciaron una serie de maniobras para la
estabilización del país, dentro de las cuales se encuentra el semi-corporativismo,
medida que pretendía fortalecer el nuevo gobierno modelado por los grandes
partidos políticos.
El Pacto de Punto Fijo es visto por los actores políticos como un mecanismo
de estabilidad y pacificación. Luego del perezjimenismo, la prioridad para los
actores políticos era la legitimación de la democracia y la estabilidad política. Si a
los inicios de la democracia, la amenaza venía de los sectores conservadores que
venían con poco agrado el ascenso de AD, la fragilidad de la experiencia
democrática que se vivió en el Trienio Adeco y la Revolución Cubana junto a la
insurrección armada, colocó a los partidos políticos venezolanos frente al reto de
lograr, antes que cualquier cosa, un acuerdo para estabilizar la democracia. El
aprendizaje del Trienio era que la conducción sectaria y el enfrentamiento con los
sectores conservadores no era la vía para la estabilidad; todo lo contrario, era la
fórmula para generar el clima perfecto para la aparición de la figura militarista.
Hemos dicho, que entre los principios generales que motivaron el Pacto
entre los partidos políticos, estuvo el de garantizar entre todos, que no se rompiera
el frente unitario que se había establecido, y que la tregua política que se había
logrado con motivo de la Revolución democrática de 1958, fuera prolongada. Es
decir, prolongar la tregua política, no romper el frente unitario, despersonalizar el
debate y erradicar la violencia partidista, fueron los principios generales que están
en la base del Pacto de Punto Fijo, y que fueron los que provocaron el
establecimiento de tres compromisos formales entre los partidos signatarios.
Estos compromisos fueron los siguientes:
1. Defensa de la constitucionalidad y del orden democrático
En primer lugar, la defensa de la constitucionalidad y del derecho a
gobernar conforme el resultado electoral, lo cual, en definitiva, se configuró como
un acuerdo de unidad popular defensivo del sistema constitucional, del sistema
democrático, y de las elecciones que se iban a realizar.
Ahora bien, este compromiso implicaba ir a elecciones y respetar el
resultado de las mismas, por lo que el Pacto configuró una “unidad popular
defensiva” del sistema constitucional y del resultado de las elecciones.
Para lograr este primer objetivo del Pacto de Punto Fijo, en su texto se
establecieron una serie de compromisos concretos:
En primer lugar, el compromiso político de que los Poderes Públicos para el
período 1959- 1964 serían los resultantes de las elecciones; en segundo lugar, el
que todas las fuerzas políticas consideraban como un delito contra la patria, la
intervención por la fuerza contra las autoridades electas, en virtud del compromiso
de respetar el resultado electoral; en tercer lugar, la obligación general de las
fuerzas políticas de defender las autoridades constitucionales contra todo intento
de golpes de Estado que se pudieran producir; compromiso que asumieron las
fuerzas políticas, aun cuando no estuviesen participando en el futuro gobierno y
estuviesen, en lo que se llamó en el Pacto, “en una oposición legal y democrática
al Gobierno” o sea, dentro del mismo juegodemocrático; y en cuarto lugar, así
como se estableció que se consideraba delito contra la patria la intervención por la
fuerza contra las autoridades electas, se estableció, también, como un “deber
patriótico,” la resistencia contra la fuerza o contra todo hecho subversivo.
Como consecuencia, también se consideró como un delito contra la patria,
la colaboración con las fuerzas y con los hechos subversivos, que pudieran
provocar la ruptura de la estabilidad constitucional y democrática que resultara de
las elecciones.
2. La constitución de un gobierno de unidad nacional
El segundo compromiso político establecido en el Pacto fue el de la
constitución de un gobierno de unidad nacional, como exigencia para darle
estabilidad al Estado de Derecho.
Por tanto, no sólo se trató de un acuerdo político para establecer una
unidad popular defensiva del sistema democrático, sino, además, de un pacto para
convertir dicha unidad, dentro del sistema constitucional y como producto del
hecho electoral, en un gobierno unitario nacional. Este compromiso político no
tenía, además, límite temporal: la idea de establecer el gobierno unitario fue un
compromiso que se adquirió por tanto tiempo como perdurasen los factores que
amenazaban el ensayo republicano.
Por otra parte, el establecimiento de un gobierno de unidad nacional se
consideró como el camino para canalizar las energías partidistas, para evitar que
la oposición sistemática debilitara el movimiento hacia la democracia, y por
supuesto, para evitar la discordia interpartidista.
Por último, otro elemento fundamental de este compromiso de búsqueda de
un gobierno de unidad nacional, fue el de declarar que no debía haber hegemonía
en el Gabinete Ejecutivo que resultara designado una vez que se produjeran las
elecciones y, por tanto, que las corrientes políticas democráticas nacionales
estarían representadas en él, junto con los sectores independientes, a los efectos
de garantizar la participación de todos los actores en el proceso político.
Otras de las acciones fue la liberación de los presos políticos, se amplío la Junta
Patriótica con sectores independientes.
Los venezolanos exigieron otro sistema de gobierno, que les permitiera elegir sus
autoridades, se respetara el Estado de Derecho, la libertad, la vida, la pluralidad
del pensamiento.
A partir de los sucesos del 1 de enero y ante la manifiesta crisis política y militar
del régimen perejimenista, comenzaron a publicarse diversos manifiestos en
contra del gobierno tambaleante, firmados por hombres y mujeres de diferentes
campos de la actividad económica, profesional y cultural, así como
pronunciamientos públicos de instituciones nacionales como el Colegio de
Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federaciones obreras y
sectores empresariales que hasta ese momento no habían manifestado
abiertamente su repudio a la dictadura.
Todas las acciones de calle en contra del régimen dictatorial de Pérez Jiménez,
tuvieron su momento cumbre en la huelga general del 21 de enero, movilizada por
la Junta Patriótica (unión de los diversos partidos políticos), junto a estudiantes,
empresarios y las masas populares, la cual tomó un carácter unitario que prestó el
apoyo necesario a los oficiales alzados.
Ese día, el “Por Ahora” del Comandante Chávez despertó a un pueblo digno
e hizo resurgir la esperanza. El 4 de febrero de 1992 cambió por completo el rumbo
político del país y la vida de los venezolanos y las venezolanas, marcando el rumbo
para la construcción de una verdadera democracia y el nacimiento de una
revolución, la Bolivariana.
En ese entonces quien manejaba los hilos del país era el imperialismo
estadounidense con su presidente en el país, Carlos Andrés Pérez, quien se había
mantenido en el poder despúes del 4 de febrero de 1992.
El movimiento de las tropas rebeldes se inició a las 11pm del día anterior,
jueves 26 de noviembre, con el objetivo principal de capturar a Carlos Andrés
Pérez, y de establecer una junta cívico-militar como gobierno de transición.
También estaba planeado liberar al Comandante Chávez.
Vale acotar que en la Base Aérea La Carlota aviones OV-10 Bronco fueron
piloteados por militares patriotas para atacar diversos objetivos estratégicos y
lograr de esa manera la rendición del gobierno adeco de CAP.