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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular Para la Defensa.


Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas.
UNEFA-Núcleo Caracas.
Carrera: CINU Mecánica Dental.
Sección: 00S-0510-D1.
Turno: Diurno.
Materia: Lenguaje y Comunicación
Módulo IV

PACTO DE PUNTO FIJO E INSTAURACION DE LA


DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.
CARACAZO-REBELIONES POPULARES.

Tutor(a):                                                                                          Autor(a):
Prof.Iraida Fortoul                                               Fátima Ferreira      C.I 29.832.878
                                                                                       Katherine Mujica      C.I 30.507.539
                                                                                      Osdaily Fernández    C.I 30.552.093
                                                                                       Luisana Lisboa        C.I 31.071.950
                                                                                        Daniela Ramos     C.I 31.117.623
                                                                                                                                                                 
                                                                  
Caracas, 17 de Noviembre del 2022
Introducción
PACTO DE PUNTO FIJO.
En la actualidad nos referimos al “puntofijismo” de manera ofensiva, como un
mecanismo que permitió la estabilidad del sistema político venezolano por espacio
de 40 años, pero dicho acuerdo se dirigió a circunstancias históricas muy
específicas. Traspasar el derrumbe de régimen de Marcos Pérez Jiménez, el 23
enero de 1958, el miedo de una nueva dictadura militar se convirtió en un peligro
permanente para la instalación de la democracia. Al respeto la junta del gobierno
predominada por Wolfang Larrazábal, tuvo que enfrentar dos intentos fallidos de
golpe de estado. El primero en el 23 de julio de 1958 por Jesús María Castro León
ministro de defensa y el segundo liderado por los oficiales José Ely Mendoza y
Juan de Dios Moncada Vidal el 7 de septiembre de 1958, este último intentaba
impedir las elecciones de fines de ese mismo año.
A tal efecto, Rómulo Betancourt propone el “ de punto fijo” con Caldera y
Villalba, durante su éxito, con el fin de garantizar un compromiso entre AD, COPEI
y URD para gobernar.
El 31 de octubre 1958, firma en la quinta “punto fijo” la cuál es la propiedad de
Rafael Caldera, el acuerdo entre los partidos anteriormente mencionados aquí
excluyendo a PCV.
Perdón hombre del pacto de punto fijo se comprometían accionar conjunta y
social solidariamente en estos tres aspectos:
1. Defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme el
resultado de electoral.

2. Gobierno de unidad nacional.

3. Los tres partidos se comprometerían a presentar ante el electorado un


programa mínimo común.

Tras la firma del acuerdo celebrado en la quinta de Caldera con el nombre de


Punto Fijo, el país experimentó cuatro décadas en la que dos partidos ejercieron el
dominio del Estado. El primero en gobernar fue Betancourt quien lo hizo con las
garantías suspendidas. Allanó en múltiples oportunidades la Universidad Central
de Venezuela e impuso políticas económicas consultadas en primera instancia con
el gremio empresarial agrupado en Fedecámaras que produjo la primera
devaluación del Bolívar tras años de estabilidad.
Con Raúl Leoni se inauguró la política de desapariciones de dirigentes políticos
que contabilizaron 10.071 víctimas entre 1958 y 1998, según cifras de la Comisión
por la Justicia y la Verdad de Venezuela entregado en 2017.

INSTAURACIÓN DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.


El Pacto de Punto fijo fue un acuerdo de gobernabilidad entre los partidos
políticos venezolanos AD, Copei y URD, firmado el 31 de octubre de 1958 para
una vida democrática, pocos meses después del derrocamiento de Marcos Pérez
Jiménez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo año. Este pacto
permitió la estabilización en los primeros años del sistema democrático
representativo, el cual duraría 4 décadas. El acto se firmó en la residencia de
Rafael Caldera llamada “Punto fijo” ubicada en la ciudad de Caracas, en el sector
de Sabana Grande. En 1962 la Unión Republicana Democrática se retira del
pacto mientras que COPEI hizo lo propio durante el gobierno de Raúl Leoni.

El objetivo del pacto era conseguir la sostenibilidad de la recién instaurada


democracia, mediante la participación equitativa de todos los partidos en el
gabinete ejecutivo del partido triunfador, excluyendo al Partido Comunista de
Venezuela y a los sectores afines a la derrocada dictadura de Marcos Pérez
Jiménez. Durante el año 1958 se llevaron a cabo varios intentos de golpes de
Estado contra la Junta de Gobierno. Los peligros concretos de una regresión
militar llevan a la formación de un frente civil para encauzar el camino a la
normalización democrática.

Entre el golpe de estado perpetrado por Carlos Delgado Chalbaud y Marcos


Pérez Jiménez contra el presidente electo Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre
de 1948, y el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez el 23 de
enero de 1958, median 10 años de exilio para los dirigentes de Acción
Democrática, cerca de la mitad para los dirigentes principales de Unión
Republicana Democrática, y unos cuantos meses para algunos de COPEI, de
modo que espacio y tiempo para la reflexión hubo para los futuros firmantes del
pacto.

Los partidos eran conscientes de que, si uno de ellos cuestionaba los


resultados de las elecciones pendientes, solo dañaría al país dada la inestabilidad
económica y la volatilidad que había resultado de la caída de los precios del
petróleo y la atmósfera posterior al golpe. El pacto fue una forma de que los
partidos aseguraran la cooperación y el cumplimiento de los resultados
electorales. Esto permitiría la transición a la democracia.
El Pacto de Punto Fijo, en efecto, fue un acuerdo de convivencia entre los
partidos democráticos para garantizar el desarrollo de un proceso electoral de
1958, de manera que condujera a la formación de un gobierno democrático con
participación de los diversos sectores políticos.
Para lograrlo, los partidos políticos democráticos acordaron:

En primer lugar
Establecer unas pautas de convivencia basadas en el mutuo respecto,
inteligencia y cooperación entre las diversas fuerzas políticas, sin perjuicio de la
autonomía organizativa de cada una de ellas o de sus características ideológicas.
Estas pautas de convivencia, se consideraron como una garantía para no romper
el frente unitario que ellas implicaban, y buscaban prolongar la tregua política que
se había establecido luego de la caída de Pérez Giménez, despersonalizar el
debate y erradicar la violencia partidista.
En segundo lugar
Ese esfuerzo de cooperación entre las fuerzas políticas democráticas tenía
un fin inmediato: lograr, entre todos, que se desarrollase el proceso electoral de
diciembre de 1958, y que los poderes públicos que resultaren electos de ese
proceso, respondieran a pautas democráticas. Se trataba, por tanto, de un
acuerdo para el establecimiento de un sistema democrático.
En tercer lugar
Como principio general del Pacto se adquirió el compromiso de que se
estableciera como resultado de las elecciones un gobierno y unos cuerpos
representativos que agruparan equitativamente a todos los sectores de la
sociedad interesados en la estabilidad de la República como sistema popular del
gobierno. Por tanto, en este aspecto, el Pacto fue más allá del acuerdo de respeto
mutuo y de cooperación, y se convirtió en un acuerdo para lograr la participación
de todos los sectores interesados en la formación del nuevo gobierno democrático,
lo cual se hizo realidad, no sólo en la estructuración del primer gobierno de
Rómulo Betancourt en 1959, con participación ministerial de los tres principales
partidos democráticos, sino por el establecimiento del principio de la
representación proporcional de las minorías, para lograr la “equitatividad” en la
representación en los cuerpos deliberantes, de manera que todos los sectores de
la sociedad interesados en la estabilidad republicana estuviesen representados en
ellos, sin que quedasen algunos de aquéllos fuera del juego político. Por supuesto,
se trataba de un acuerdo “de todos los sectores de la sociedad interesados en la
estabilidad republicana”, por lo que quedaron fuera del Pacto aquellos sectores
que no estaban interesados en esa estabilidad, representados por los sectores del
perezjimenismo y de la conspiración militar, y por el Partido Comunista de
Venezuela, el cual tampoco estaba interesado en la estabilidad republicana, como
quedó demostrado por la lucha subversiva interna que se desarrolló en el país
durante más de un lustro, a partir de esa fecha.
Como vemos, el contexto en el que va a tener lugar el pacto es el de la
reconstrucción de una democracia de partidos, de naturaleza representativa, que
tiene en la acera de enfrente un poder militar que viene siendo decisivo desde los
tiempos del general Gómez, y que de manera directa ha ejercido el poder desde el
24 de noviembre de 1948. Para colmo de adversidades, los partidos firmantes del
pacto vienen de diez años de persecuciones (AD) o de muy poco crecimiento en
un ambiente poco propicio (Copei), de modo que no son organizaciones
enraizadas en el país, sino profundamente débiles en el tejido social, lo que las
hace agrupaciones con un proyecto claro y adversarios nada desdeñables: su
propia debilidad, el estamento militar, y un enemigo entonces no previsto: la
extrema izquierda en armas en busca del poder, pero esto último va asomar su
cabeza, como veremos, algún tiempo después.
Al iniciar la nueva configuración democrática en Venezuela se muestra que
la preocupación principal para el nuevo gobierno era el mantenimiento y
consolidación de las reglas democráticas. El gobierno de Punto Fijo tuvo como
primer paso, la estimulación del sector industrial y el impulso de la sustitución de
importaciones; con esta primera maniobra, el Estado adquirió rápidamente un rol
protagónico en la economía. Así se iniciaron una serie de maniobras para la
estabilización del país, dentro de las cuales se encuentra el semi-corporativismo,
medida que pretendía fortalecer el nuevo gobierno modelado por los grandes
partidos políticos.
El Pacto de Punto Fijo es visto por los actores políticos como un mecanismo
de estabilidad y pacificación. Luego del perezjimenismo, la prioridad para los
actores políticos era la legitimación de la democracia y la estabilidad política. Si a
los inicios de la democracia, la amenaza venía de los sectores conservadores que
venían con poco agrado el ascenso de AD, la fragilidad de la experiencia
democrática que se vivió en el Trienio Adeco y la Revolución Cubana junto a la
insurrección armada, colocó a los partidos políticos venezolanos frente al reto de
lograr, antes que cualquier cosa, un acuerdo para estabilizar la democracia. El
aprendizaje del Trienio era que la conducción sectaria y el enfrentamiento con los
sectores conservadores no era la vía para la estabilidad; todo lo contrario, era la
fórmula para generar el clima perfecto para la aparición de la figura militarista.
Hemos dicho, que entre los principios generales que motivaron el Pacto
entre los partidos políticos, estuvo el de garantizar entre todos, que no se rompiera
el frente unitario que se había establecido, y que la tregua política que se había
logrado con motivo de la Revolución democrática de 1958, fuera prolongada. Es
decir, prolongar la tregua política, no romper el frente unitario, despersonalizar el
debate y erradicar la violencia partidista, fueron los principios generales que están
en la base del Pacto de Punto Fijo, y que fueron los que provocaron el
establecimiento de tres compromisos formales entre los partidos signatarios.
Estos compromisos fueron los siguientes:
1. Defensa de la constitucionalidad y del orden democrático
En primer lugar, la defensa de la constitucionalidad y del derecho a
gobernar conforme el resultado electoral, lo cual, en definitiva, se configuró como
un acuerdo de unidad popular defensivo del sistema constitucional, del sistema
democrático, y de las elecciones que se iban a realizar.
Ahora bien, este compromiso implicaba ir a elecciones y respetar el
resultado de las mismas, por lo que el Pacto configuró una “unidad popular
defensiva” del sistema constitucional y del resultado de las elecciones.
Para lograr este primer objetivo del Pacto de Punto Fijo, en su texto se
establecieron una serie de compromisos concretos:
En primer lugar, el compromiso político de que los Poderes Públicos para el
período 1959- 1964 serían los resultantes de las elecciones; en segundo lugar, el
que todas las fuerzas políticas consideraban como un delito contra la patria, la
intervención por la fuerza contra las autoridades electas, en virtud del compromiso
de respetar el resultado electoral; en tercer lugar, la obligación general de las
fuerzas políticas de defender las autoridades constitucionales contra todo intento
de golpes de Estado que se pudieran producir; compromiso que asumieron las
fuerzas políticas, aun cuando no estuviesen participando en el futuro gobierno y
estuviesen, en lo que se llamó en el Pacto, “en una oposición legal y democrática
al Gobierno” o sea, dentro del mismo juegodemocrático; y en cuarto lugar, así
como se estableció que se consideraba delito contra la patria la intervención por la
fuerza contra las autoridades electas, se estableció, también, como un “deber
patriótico,” la resistencia contra la fuerza o contra todo hecho subversivo.
Como consecuencia, también se consideró como un delito contra la patria,
la colaboración con las fuerzas y con los hechos subversivos, que pudieran
provocar la ruptura de la estabilidad constitucional y democrática que resultara de
las elecciones.
2. La constitución de un gobierno de unidad nacional
El segundo compromiso político establecido en el Pacto fue el de la
constitución de un gobierno de unidad nacional, como exigencia para darle
estabilidad al Estado de Derecho.
Por tanto, no sólo se trató de un acuerdo político para establecer una
unidad popular defensiva del sistema democrático, sino, además, de un pacto para
convertir dicha unidad, dentro del sistema constitucional y como producto del
hecho electoral, en un gobierno unitario nacional. Este compromiso político no
tenía, además, límite temporal: la idea de establecer el gobierno unitario fue un
compromiso que se adquirió por tanto tiempo como perdurasen los factores que
amenazaban el ensayo republicano.
Por otra parte, el establecimiento de un gobierno de unidad nacional se
consideró como el camino para canalizar las energías partidistas, para evitar que
la oposición sistemática debilitara el movimiento hacia la democracia, y por
supuesto, para evitar la discordia interpartidista.
Por último, otro elemento fundamental de este compromiso de búsqueda de
un gobierno de unidad nacional, fue el de declarar que no debía haber hegemonía
en el Gabinete Ejecutivo que resultara designado una vez que se produjeran las
elecciones y, por tanto, que las corrientes políticas democráticas nacionales
estarían representadas en él, junto con los sectores independientes, a los efectos
de garantizar la participación de todos los actores en el proceso político.

3. La adopción de un programa electoral mínimo común


En tercer, lugar, para constituir ese gobierno de unidad nacional se llegó a
un tercer compromiso político del Pacto, que fue establecer un programa mínimo
común para concurrir al proceso electoral.
Si se trataba de un compromiso de cooperación interpartidista para
mantener el régimen democrático, y para formar un gobierno de unidad nacional,
era lógico que se estableciese un programa mínimo común entre los partidos
participantes. Por ello, las fuerzas políticas se comprometieron a acudir al proceso
electoral con un programa mínimo común.
Como consecuencia de este compromiso político, se acordó que ninguno
de los partidos debía incluir en sus programas puntos contrarios al programa
mínimo común, lo que desde el punto de vista práctico implicaba, hasta cierto
punto, la renuncia por los partidos políticos participantes del Pacto, de ir contra el
programa mínimo común en sus respectivos programas electorales.
Por supuesto, no se trataba de una renuncia a tener puntos discordantes,
sino a ponerlos en sus programas de gobierno. Podía, por tanto, haber discusión
sobre los puntos no incorporados en el programa mínimo común y los puntos no
comunes, pero se estableció el compromiso (y este fue otro de los puntos
centrales del Pacto, de los más importantes) de que la discusión pública de los
puntos que no estuvieran en el programa mínimo común, debía mantenerse dentro
de “los límites de tolerancia y mutuo respecto”, a lo cual los obligaban los intereses
superiores de la “unidad popular y de la “tregua política”.
Aquí, de nuevo, se insistió en el elemento central de la unidad popular, de la
tregua política y del mutuo respeto, qué fue lo que motivó, básicamente, este
ensayo de establecer unas nuevas reglas de juego para el sistema político
democrático.
Estos tres fueron, sin duda, los tres puntos básicos del Pacto; luego vinieron otros
tres puntos de implementación que también se configuraron como compromisos
políticos.

CRISIS DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA


República Bolivariana de Venezuela se constituye en un Estado democrático y
social de derecho y de Justicia que, "propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad,
la solidaridad, respeto, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político". Según el
Artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Los cambios de la última década en el sistema político venezolano y las
manifestaciones de crisis de los años recientes cobijan tendencias contradictorias.
En la crítica al modelo vigente desde 1958 hay indicios de maduración
democrática en la ciudadanía y ciertas organizaciones - nuevas y viejas - que
apuntan a la búsqueda de un orden justo y pluralista. Diversos intentos de reforma
socioeconómica e institucional apuntan en ese sentido, junto con la aparición de
nuevas organizaciones societales. No obstante, la crítica a las reglas
comportamientos y estructuras que sirvieron de soporte al llamado sistema
populista de conciliación de élites ha llevado al cuestionamiento de la democracia
per se y a la búsqueda, de manera más o menos abierta, de opciones no
democráticas. Los intentos golpistas y las expresiones de simpatía que recibieron
forman parte de esta tendencia, aunque aún en tales casos el discurso
predominante reconoce la democracia como el régimen político más valioso y
deseable.
Los aspectos más resaltantes en materia de organización del Estado y el sistema
político contemplado en la Constitución de 1999 (Asamblea Nacional
Constituyente, 1999) se mencionan a continuación:

 Se define a Venezuela como un Estado democrático y social de derecho y


de justicia.7 De esta manera queda plasmado en el texto la democracia
como primer valor del constitucionalismo, ejerciéndose la soberanía a
través de mecanismos de democracia directa y representativa.
 Se considera al país en la exposición de motivos de la Constitución como
un Estado federal descentralizado, que contempla la transferencia de
competencias a los municipios a fin de que los mismos generen y
administren los recursos percibidos, incorporándose en el texto
constitucional elementos contemplados en la Ley Orgánica de
Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder
Público (Congreso de la República Bolivariana de Venezuela, 1989).
 Se añade a la tradicional división tripartita del poder público nacional
(legislativo, ejecutivo y judicial) el poder ciudadano representado por la
Contraloría General, la Defensoría del Pueblo y la fiscalía general de la
República y el Poder Electoral dirigido por el Consejo Nacional Electoral.
Sin embargo, para Brewer (2008) lejos de una separación de poderes se
evidencia en la práctica una sujeción a la Asamblea Nacional y de ésta al
presidente de la República.
 Se introducen nuevos mecanismos de participación ciudadana en materia
política, social y económica, tales como: el referendo, la consulta popular, la
revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y
constituyente, la asamblea de ciudadanos, la autogestión, cogestión, las
cooperativas, las cajas de ahorro, entre otras (Artículo 70) (Asamblea
Nacional Constituyente, 1999).

Por otra parte, el artículo 62 de la Constitución contempla el derecho político de


los ciudadanos “a participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por
medio de sus representantes elegidos” (Asamblea Nacional Constituyente, 1999).
De lo anterior se deriva que el derecho a la representación política ejercido de
manera indirecta, se vincula a la democracia representativa, en donde los
ciudadanos eligen a sus representantes a nivel local, estadal, nacional y
parlamentario a través del sufragio. Por su parte, el derecho a la participación
política ejercido directamente se encuentra asociado a la democracia participativa.
El rol activo y participativo de la sociedad civil en los asuntos políticos, está
conformando una nueva dimensión de la democracia aunada a las formas
tradicionales de ejercicio del poder a través de gobiernos representativos. Se debe
dar inicio a una era post representativa, a través de la verdadera puesta en
práctica del término “democracia participativa” que busca incorporar diversas
formas de participación ciudadana en los asuntos públicos, incluyendo de manera
plural las distintas tendencias e ideologías políticas, fortaleciendo la legitimidad de
los representantes elegidos a través del sufragio, por medio de la sinergia entre la
esfera política y la sociedad civil.
El 23 de enero de 1958, el pueblo de Venezuela, en unión cívico-militar, se levantó
contra el gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, con la bandera
de recuperar su libertad y la democracia en el país.
Los hechos acaecidos en esa histórica fecha hicieron que Pérez Jiménez
abandonara el país rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial
llamado la Vaca Sagrada.
Dirigentes políticos y personalidades se dieron cita en el Palacio de Miraflores,
donde nombraron una Junta de Gobierno Provisional que convocó a elecciones
para diciembre de ese mismo año (1958).

Otras de las acciones fue la liberación de los presos políticos, se amplío la Junta
Patriótica con sectores independientes.

A partir de allí se erigió una nueva etapa en la historia de la Venezuela


contemporánea.

Los venezolanos exigieron otro sistema de gobierno, que les permitiera elegir sus
autoridades, se respetara el Estado de Derecho, la libertad, la vida, la pluralidad
del pensamiento.

Sin embargo, los representantes de Fedecámaras, Acción Democrática, Copei,


entre ellos, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, JovitoVillaba, acompañados de
militares de derecha y personeros de la embajada de Estados Unidos, traicionaron
esas esperanzas. 

La lucha que unió a adecos, copeyanos, socialistas y comunistas, duró poco, ya


que adecos y copeyanos hundieron lo que se denominó como democracia
representativa en un pacto de entrega de la patria a las transnacionales, un pacto
para sumir al pueblo en la pobreza, un pacto de persecución y muerte a la
disidencia, un pacto de muerte y hambre: el pacto de Punto Fijo.

A partir de los sucesos del 1 de enero y ante la manifiesta crisis política y militar
del régimen perejimenista, comenzaron a publicarse diversos manifiestos en
contra del gobierno tambaleante, firmados por hombres y mujeres de diferentes
campos de la actividad económica, profesional y cultural, así como
pronunciamientos públicos de instituciones nacionales como el Colegio de
Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federaciones obreras y
sectores empresariales que hasta ese momento no habían manifestado
abiertamente su repudio a la dictadura.

Todas las acciones de calle en contra del régimen dictatorial de Pérez Jiménez,
tuvieron su momento cumbre en la huelga general del 21 de enero, movilizada por
la Junta Patriótica (unión de los diversos partidos políticos), junto a estudiantes,
empresarios y las masas populares, la cual tomó un carácter unitario que prestó el
apoyo necesario a los oficiales alzados.

Hace 64 años de esa histórica fecha, la mayoría del pueblo venezolano se


moviliza en unión bajo la consigna leales siempre, traidores nunca, para apostar
por la paz, la soberanía y reivindicar las conquistas sociales que desde la llegada
de la Revolución Bolivariana disfruta el pueblo, más allá de los intentos imperiales
de socavar la Patria.
Caracazo (1989)
Hace 30 años Venezuela vivió una revuelta que terminaría pasando a sus libros de
historia. El 27 de febrero de 1989 se inició en las afueras de Caracas una oleada
de protestas que después se extendieron por toda Venezuela y generaron grandes
disturbios.
Pasó a la posteridad con el nombre del Caracazo
El “boom” petrolero de los años 1970, generó en Venezuela un endeudamiento tal
que provocó la caída de la economía del país y por consiguiente una caída
paulatina a medida que el Estado venezolano aumentaba su recaudación y
gastos. Esto trajo consigo una devaluación de la moneda en el año 1983. A partir
de ese momento las políticas económicas de los gobiernos de entonces no fueron
capaces de frenar las espirales inflacionarias, creando desconfianza en las
inversiones y pérdida de credibilidad en la moneda nacional. Situaciones que
incrementaron la desinversión privada, generando una escasez gradual.
El 16 de febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez anunció al país estas medidas
económicas, que comprendían decisiones sobre política cambiaria, deuda externa,
comercio exterior, sistema financiero, política fiscal, servicios públicos y política
social. No obstante, la liberación de precios y la eliminación del control de cambio,
generó un reajuste demasiado violento para las personas de menores ingresos. El
pueblo estaba azotado por la escasez de alimentos, el acaparamiento y los altos
precios de productos básicos como la harina de maíz, la leche y el café. Sin
embargo, sólo días antes habían sido testigos, no de forma presencial, pero si a
través de los medios de comunicación de un acto que fue de todo menos austero,
que en nada estaba en sintonía con la difícil situación económica que atravesaba
la nación. Venezuela registraba para 1988, un déficit público cercano a los 60 mil
millones de dólares, equivalente al 7% del PIB.A pesar del alto endeudamiento el
gabinete económico de Carlos Andrés Pérez dejo de cancelar tanto intereses
como capital de esta deuda externa, con las reservas internacionales casi
agotadas, la nación sufría una real debacle financiero.
La liberación de precios, el aumento de la gasolina, el desabastecimiento, la
liberación de la tasa de cambio del bolívar, el incremento de las tarifas de servicios
públicos como agua, luz, gas doméstico y telefonía fueron los ingredientes de una
bomba popular que estallo con “la bajada de los cerros” y una rebelión popular que
dejo cicatrices imborrables. Las protestas se iniciaron en Guarenas (una ciudad
cercana a Caracas), la mañana del lunes 27 de febrero de 1989, cuando pasajeros
molestos por el aumento en las tarifas de la ruta Guarenas-Caracas protestaron
una medida que consideraron arbitraria e injusta. La mecha encendida se extendió
a Caracas, de forma espontánea los pobres decidieron que era su momento.
Comenzaron los saqueos, puertas de supermercados, abastos y carnicerías
fueron arrancadas, los pobres tomaban lo que por mucho tiempo le fue negado.
Rápidamente se extendieron también a varios estados de Venezuela: Miranda,
Valencia, Mérida, Bolívar, Vargas y otras ciudades más. hubo destrucción y
quema de camionetas, saqueos, y tumultos en los que murieron muchos
inocentes. Se suspendieron las garantías y era necesario tener un salvoconducto
a partir de cierta hora, con peligro de muerte si no se tenía. El toque de queda
comenzaba a las 6 de la tarde, a esa hora iniciaba el tiroteo de perdigones y
armas de fuego y los gritos de las personas se oían en todas partes. El pueblo
auxilió a los heridos
En la ciudad de Caracas se activó el "Plan Ávila", el cual confería al Ejército la
custodia de la ciudad, habilitándolos para el uso de armas de guerra al momento
de contener las manifestaciones. Algunos utilizaron armas de fuego para
defenderse o atacar a los militares, pero las muertes de policías y militares fueron
incomparables con las muertes de civiles. En esos días, fue común escuchar en
las escaleras o callejones de las barriadas que muchos salieron de sus casas y no
regresaron. La represión fue especialmente dura en los barrios pobres de la
capital (los cerros). Durante varios días la ciudad de Caracas vivió sumida en el
caos, las restricciones, la escasez de alimentos, la militarización, los
allanamientos, la persecución y el asesinato de personas inocentes. Después de 6
días de matanza se decidió retirar a los militares, a la Policía Metropolitana (PM) y
a la Guardia Nacional (GN) y se decretó levantar el toque de queda. El Estado se
comprometió a indemnizar a las víctimas, promesa que no se cumplió. Los
muertos sin nombre fueron llevados a La Peste, un lugar apartado del Cementerio
General del Sur, anónimos, sin rostro fueron tirados allí, tratando de ocultar la
masacre. Tirados en una fosa común fueron encontrados los restos de algunos de
los desaparecidos durante los sucesos. La explotación, exclusión, corrupción y
abandono fueron las causas fundamentales que sumergieron a Venezuela en una
crisis económica, política y social que hizo detonar el 27 de febrero de 1989 la
sorpresiva manifestación popular que históricamente se conoce como “El
Caracazo”. Los venezolanos reaccionaron ante un conjunto de políticas,
accionadas durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, entre las que destacó la
subida del precio de la gasolina, estas medidas estaban enmarcadas dentro del
paquete de corte neoliberal coordinado por el Fondo Monetario Internacional
(FMI).Las medidas impuesta por cúpulas económicas para hacer frente a la crisis
que afectaba al país, principalmente el incremento de los precios del transporte
público, generó estos hechos manifestados en intensa rebelión popular.
REBELIONES POPULARES DEL (04/02/1992 – 27/11/1992)

La República Bolivariana de Venezuela conmemora el 30 aniversario de la


Rebelión Militar del 4 de febrero de 1992, cuando un grupo de patriotas,
encabezados por el entonces el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, se alzó
contra el control imperialista de Estados Unidos en el país y las políticas
neoliberales aplicadas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, que arrastraban las
secuelas de tres décadas del puntofijismo.

Ese día, el “Por Ahora” del Comandante Chávez despertó a un pueblo digno
e hizo resurgir la esperanza. El 4 de febrero de 1992 cambió por completo el rumbo
político del país y la vida de los venezolanos y las venezolanas, marcando el rumbo
para la construcción de una verdadera democracia y el nacimiento de una
revolución, la Bolivariana.

“Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos


no fueron logrados en la ciudad capital”, manifestó el líder revolucionario tras
conocer que resultó frustrado el intento de la toma de Caracas, y ordenó a los que
aún luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran, «para evitar mayor
derramamiento de sangre”.

Con esas palabras de valentía, coraje y liderazgo, el Comandante Chávez


asumió la responsabilidad del movimiento militar, que abrió el sendero de la
Revolución Bolivariana y adelantó la entrada de Venezuela al siglo XXI.

“Aquella jornada memorable partió en dos el tiempo histórico venezolano y


señaló el sendero de la Revolución Bolivariana, de la Revolución Socialista”,
enfatizó el Comandante durante un acto conmemorativo de esta importante fecha,
al tiempo que instó a ser consecuente con ese sueño que dio pie a la Patria Libre,
independientemente el puesto “que nos toque ocupar en el proceso bolivariano”.
27 de noviembre de 1992, una fecha que quedará en la historia política
revolucionaria como otro intento de los militares patriotas que buscaron cambiar la
historia en el país para que el pueblo cumpliera sus ansias de justicia social e
igualdad que 6 años después lograría el Comandante Hugo Chávez al llegar a la
Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.

En ese entonces quien manejaba los hilos del país era el imperialismo
estadounidense con su presidente en el país, Carlos Andrés Pérez, quien se había
mantenido en el poder despúes del 4 de febrero de 1992. 

Los nombres más destacados de este intento rebelde fueron Hernán


GrüberOdremán, Luis Enrique Cabrera Aguirre, Luis Reyes Reyes, Francisco
Visconti Osorio; y los partidos políticos Bandera Roja y Tercer Camino.

El movimiento de las tropas rebeldes se inició a las 11pm del día anterior,
jueves 26 de noviembre, con el objetivo principal de capturar a Carlos Andrés
Pérez, y de establecer una junta cívico-militar como gobierno de transición.
También estaba planeado liberar al Comandante Chávez.

La sede de Venezolana de Televisión (VTV), así como las antenas


repetidoras de Radio Caracas Televisión y Venevisión fueron tomadas por el
entonces teniente Jesse Chacón, quien tenía órdenes de transmitir un video
grabado en el cual se explicaba el por qué de la rebelión y llamaban a las Fuerzas
Armadas a unírseles.

Vale acotar que en la Base Aérea La Carlota aviones OV-10 Bronco fueron
piloteados por militares patriotas para atacar diversos objetivos estratégicos y
lograr de esa manera la rendición del gobierno adeco de CAP.

Entre los objetivos estaban el Palacio de Miraflores, El Helicoide y la Base


Aérea Generalísimo Francisco de Miranda, en Caracas.

En la noche, aunque la situación se encontraba controlada en el plano


militar, se reportaron enfrentamientos entre la policía y el pueblo en rebelión en las
parroquias caraqueñas de Caricuao y 23 de enero. En el retén de Catia ocurrió un
motín y varios presos lograron escapar, muriendo decenas de ellos en
enfrentamientos con la Guardia Nacional de Venezuela.

Al final, no lograron el objetivo de que Carlos Andrés Pérez renunciara pero


si lograron conquistar el corazón de los venezolanos que estaban anhelando un
cambio profundo en el sistema de gobierno para lograr mayor equidad, justicia y
dignidad, algo que han conseguido en la Revolución Bolivariana.

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