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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Bolivariana de Venezuela

Dirección General de la Producción y Recreación de Saberes

Programa de Formación Avanzada

“Maestría en Derechos Humanos”

EL PROCESO CONSTITUYENTE VENEZOLANO DE 1999

Elaborado por: Víctor Silva

Wilfredo Rivas

Saúl González

Profesor: Igle Fernández

Noviembre 2022
Índice

1. Introducción.
2. Proceso Constituyente Venezolano de 1999.

2.1 Origen.
2.2 Fundamentos y Finalidad.
2.3 Proceso y Desarrollo.
2.4 Obstáculos y Resistencias.

3. Tesis Progresistas y Revolucionarias Contra Argumentos Jurídicos.

3.1 Conservadores y Liberales.

4. Proceso Constituyente Permanente.


Introducción

El objetivo de trabajo consiste en el estudio del proceso constituyente


venezolano de 1999, desde una perspectiva amplia y comprensiva, cuyo propósito
ha sido realizar una comparación de nuestro sistema político en dos tiempos:
1972-2002, hemos partido del análisis de los antecedentes histórico-políticos que
reclamaron la revisión de la Constitución de 1961 y terminaron desencadenando
una dinámica que desembocó en la convocatoria de la Asamblea Nacional
Constituyente. Asimismo se analizan los obstáculos jurídicos aparecidos en el
camino y su definitiva superación gracias a decisiones clave de la Corte Suprema
de Justicia. Igualmente se examina el desenvolvimiento de la Asamblea, los
desafíos impuestos y el producto final: se conoce como proceso constituyente el
inicio de la democracia de un país, y tiene como propósito formar una constitución
que se aplique a las necesidades actuales de la población. Se realiza de una
forma pacífica y trabajando en equipo para lograr un nuevo diseño institucional del
Estado y regido por la voluntad popular. Se caracteriza por tener en cuenta dos
dimensiones, una, es lo complejo del proceso democrático ya que consume una
gran cantidad de tiempo, genera numerosas discusiones, las cuales producen los
avances o retrasos que llevarían a la segunda dimensión, la constitución o un
nuevo orden social en el que la población tome conciencia por parte propia y no
tener el modelo adecuado solo como una propuesta la cual muy pocos o la mitad
seguirán.

El proceso constituyente tiene tres momentos básicos para lograr un


desarrollo, no tienen que ser tomados de manera consecuente, son
indispensables ya que deben formar parte del juego en el tiempo. Principalmente
se debería conocer las prioridades del país, llegar a acuerdos entre los actores
sociales ya sean funcionarios o ciudadanos, un proyecto nacional de base en la
cual surjan consensos, para conseguir una agenda en la que una Asamblea
Nacional se encargue de seguirla y sus integrantes sean voceros de la misma. El
segundo momento es la instalación, funcionamiento y culminación por parte de la
Asamblea Nacional luego de haber observado no solo a través de los medios de
comunicación, sino también por parte de los intercambios hechos por los
diputados y sus votantes, los problemas que ocurren en el país, como conseguir
un mejor funcionamiento en el sistema económico, jurídico, educativo, cultural,
religioso incluso, para el beneficio de la sociedad. Luego de todo ese transcurso,
se llega al trabajo más importante, complicado y largo, comienza cuando la
Asamblea Nacional ha cumplido con su trabajo, es la puesta de todas las leyes y
la creación de organismos con el fin de difundir las ideas.
2. Proceso Constituyente Venezolano de 1999.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 30 de diciembre de


1999 fue producto de la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el
Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, luego de que la Corte Suprema
de Justicia, mediante sentencias de 19 de enero de 1999 dictadas en Sala Político
Administrativa, admitiera la posibilidad de que, mediante referendo consultivo, el
pueblo pudiera crear dicha instancia política no prevista ni regulada en la
Constitución de 1961, para revisar la Constitución. Ese proceso fue producto del
momento constituyente que ha venido viviendo el país desde hace algunos años,
con motivo de la crisis terminal del sistema político-constitucional del Estado
centralizado de partidos que se consolidó al amparo de la Constitución del 23 de
enero de 1961, sancionada con la participación de todos los partidos políticos
como consecuencia del denominado Pacto de Punto Fijo de 1958, en el cual la
élite política del momento acordó hacer todos los esfuerzos por consolidar en el
país un régimen democrático representativo. Dicho Pacto, firmado por los líderes
de los tres partidos políticos fundamentales de la época (Acción Democrática,
Copei y Unión Republicana Democrática) fue producto, por una parte, del fracaso
de dicha élite en haber logrado establecer un régimen democrático a partir de
1945, montado sobre la hegemonía de un partido político dominante, exclusivista y
excursionista, sin tener en cuenta que toda democracia debe construirse sobre el
pluralismo partidista, donde el diálogo, la tolerancia, la negociación y la
conciliación sean instrumentos de acción; y por la otra, de la consecuencial y
dolorosa experiencia del régimen militar que sucedió a dicho fracaso en la década
1948-1958. La lección aprendida condujo a la inmodificable voluntad del liderazgo
político, en 1958, de implantar un régimen democrático en Venezuela, país que en
esa época era de los que menos tradición y cultura democrática tenía en toda
América Latina.

2.1 Origen.

Antecedente histórico y político.

Si bien de lo dicho anteriormente el proceso constituyente de 1999 tiene su hito


decisivo de inicio con la elección del teniente coronel (r) Hugo Chávez Frías como
Presidente de la República el 6 de diciembre de 1998, sus antecedentes se
remontan a los acontecimientos sangrientos, que sacudieron principal aunque no
únicamente a la ciudad capital (y conocido desde entonces como el “Caracazo” los
días 27 y 28 de febrero del año 1989). Una frase célebre del discurso del para
entonces senador vitalicio Rafael Caldera, pronunciado en el Congreso el día 1°
de marzo de dicho año es sintomática de la relevancia de la fecha para el futuro
inmediato del sistema político laboriosamente construido a partir del año 1958:
“Venezuela ha sido una especie de país piloto. En este momento es lo que los
norteamericanos llaman show window, el escaparate de la democracia en América
Latina. Ese escaparate lo rompieron a puñetazos, a pedradas y a palos, los
hambrientos de los barrios de Caracas” (Caldera, 1992:24).

El “Caracazo” remeció la conciencia de la clase política al obligarla a interrogarse


sobre las causas de tan perturbadora explosión social, inédita en los seis lustros
de estabilidad democrática ininterrumpida. La interrogación no se circunscribió al
fenómeno, pues abarcó un descarnado debate en torno al agotamiento del
sistema político y su creciente incapacidad de dar respuestas satisfactorias a las
expectativas y demandas de la sociedad. Entre los factores más discutidos
aparecía la corrupción, estimulada por la impunidad y la ineficacia de los controles
para combatirla; igualmente la llamada partidocracia, identificada con la excesiva
presencia de los partidos no sólo en la vida política, sino en los intersticios de la
sociedad, impidiendo el sano desarrollo de una sociedad civil con legítimas
pretensiones de autonomía. A los partidos se les reprochaba al unísono su
organización rígidamente verticalista y de férreo control cupular (los llamados
“cogollos”) de su dinámica decisional. Otro factor reiteradamente presente lo
constituía, desde el punto de vista institucional, la incapacidad de erigir un Poder
Judicial autónomo e independiente que garantizara la efectividad del Estado de
derecho; por último, no por ello menos importante, el agrandamiento de la brecha
entre ricos y pobres, la iniquidad de un sistema que reproducía la pobreza y la
marginalidad, tanto que algunos lo llegaron a denominar como neomalthusiana

. La retrospectiva histórica revela que la convocatoria constitucional es la


culminación de la primera etapa del proceso constituyente iniciado en el país con
los dolorosos sucesos del fine de febrero del año 1989. (Combellas, R -1999) En
este sentido el origen del proceso constituyente nace de la acción de la sociedad
misma, cuando ella manifiesta su descontento contra el agotado y desvalorizado
proyecto político nacido el 1961 conocido como el "Pacto de Punto Fijo.
(Manifiesto publicado en la prensa de circulación nacional de fecha 30 de junio
1990 por el grupo denominado "Frente Patriótica" liderado por: Manuel Quijada,
Juan Liscano y Manuel Alfredo Rodríguez

Los seis lustros de la experiencia democrática venezolana mostraban, no


obstante orgullosamente una Constitución como la de 1961, aprobada
consensualmente, de excepcional duración en nuestra traumática vida
constitucional, y que había logrado cobijar bajo su programa prácticamente a
todas las fuerzas políticas, independientemente de su acervo ideológico,
expresado todo ello en la manida frase: el reto está en aplicar el programa
democrático-social de la Constitución. Incluso en un año tan reciente como 1984
se había creado una comisión sui géneris, la Comisión Presidencial para la
Reforma del Estado (mejor conocida por su acrónimo Copre), cuya misión se
circunscribía en lo fundamental en llevar adelante el en parte diferido o no
adecuadamente realizado programa constitucional.

Significa que de lo antes expuesto, en 1989 entonces es un año de inflexión,


donde comienza a discutirse incluso la posibilidad de revisar el texto fundamental
de la República, a fin de si no re legitimar sí airear el sistema político, gracias a la
modificación de algunos artículos constitucionales, y prioritariamente en dos
aspectos: el sistema judicial y la inclusión de instituciones de participación popular
(el referéndum).

2.2 Fundamentos y Finalidad.

El fundamento aunado a lo anterior, Los rebeldes del 4 de febrero, identificados


como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), habían planteado en
un manifiesto hecho público el 24 de junio de 1992, la revocación del mandato de
los poderes públicos, gracias a la convocatoria de un referéndum que devolviera al
pueblo su soberanía y autorizara a su vez la convocatoria de una ANC, “en la cual
se defina a través de una nueva Carta Magna, el modelo de la sociedad hacia el
cual deba enrumbarse la nación venezolana y según ellos, en la cual no pueden
participar ninguno de los responsables de la destrucción de la República”.6 En
resumen, el debate constituyente giraba el año 1992 en torno a tres posiciones
claramente deslindadas entre sí. Ellas eran: Primera posición: Asumida por la
Comisión Bicameral sostenía la conveniencia de reformar la Constitución de
acuerdo con el procedimiento establecido en el artículo 246 de la Constitución de
1961, donde se incluyera como institución futura de revisión constitucional la ANC.
Segunda posición: Sus representantes más conspicuos fueron el Frente Patriótico
y el MBR-200. Argüía la conveniencia de devolver al pueblo el ejercicio de la
soberanía con la convocatoria de una Constituyente originaria y radical que
desplazara la clase dirigente y erigiera las bases de un nuevo sistema político.
Tercera posición: Pecaríamos de injustos si no hiciéramos mención al aporte de
un grupo de constitucionalistas liderados por Allan Brewer Carías y de sectores de
la sociedad civil (el prestigioso Centro Gumilla de los jesuitas y el Centro al
Servicio de la Acción Popular, Cesap), que junto al gobernador del Estado Zulia,
Oswaldo Álvarez Paz, propusieron una reforma puntual de la Constitución con el
único cometido de contemplar y al unísono convocar la ANC.

La Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela de 1999 fue la Asamblea


Constituyente creada con la finalidad de redactar una nueva Constitución para
Venezuela, asumiendo facultades plenipotenciarias por encima de todos los
poderes existentes. Dicho poder constitucional es la denominación del poder que
tiene la atribución de establecer la norma fundamental de un ordenamiento
jurídico, definiendo la forma de gobierno o la forma de estado de un estado

2.3 Proceso y Desarrollo.

Para agilizar el proceso de redacción de la nueva constitución, Al hablarse de


procesos constituyentes mixtos la idea de poder constituyente aparece mediante
un pacto explícito o implícito, entre el monarca y el pueblo, y más actualmente
entre los gobernantes y una determinada clase política, que convienen en redactar
el texto constitucional y someterlo posteriormente al pueblo. Aquí subsiste una
idea de titularidad compartida de aquel poder originario

Los procesos constituyentes democráticos presuponen, sin embargo, una


pertenencia exclusiva del poder constituyente al pueblo, pues "solo él puede darse
una nueva Constitución" El análisis de este tipo de proceso de elaboración
constitucional se vuelve más profundo si se tiene en cuenta que para que este sea
verdaderamente democrático deben cumplirse una serie de requisitos, a decir:

 Que el pueblo goce de razonables posibilidades de estar informado y


conocer el contenido y alcance del texto constitucional a elaborar.

 Que las masas populares puedan participar en la discusión del proyecto de


Constitución.

 Que se convoque un órgano constituyente con el único fin de elaborar la


Constitución, previo análisis y discusión de su contenido.
 Que el texto constitucional sea ratificado popularmente mediante
referéndum.

Cuando estas exigencias se cumplen puede hablarse, en puridad, de un proceso


constituyente democrático. Sobre la base de estos requisitos la teoría
constitucional ha estudiado a profundidad dos de sus institutos más importantes: la
Asamblea Constituyente y el referéndum popular, de los cuales se dieron algunos
atisbos en páginas preliminares de este trabajo. De los que se deduce, además, el
carácter de esencial que guardan ambos, especialmente el referéndum popular,
del cual se estima traduce esa participación del pueblo sin la cual sería
impensable un proceso de creación constitucional verdaderamente democrático.

2.4 Obstáculos y Resistencias.

Desde el establecimiento del Estado Democrático Social de Derecho y de Justicia,


descrito en el artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, constan varios intentos de modificación al contenido de la Carta
Magna, que de manera directa o indirecta cuestionan aspectos relacionados con la
democracia. En el año 2001, en el marco de una Ley Habilitante aprobada por la
Asamblea Nacional, el Ex presidente de la República Hugo Chávez, dictó 49 leyes.
Tópicos desde lo institucional a lo económico se abarcaron en ese conjunto de
normas, que despertó una ola de protestas en sectores económicos y sociales por
entender que esa actuación formaba un “ejercicio arbitrario del poder que
violentaba derechos consagrados, e iban en detrimento de las fuentes
fundamentales de creación de riqueza.” El entonces Presidente, presentó en el
año 2007 ante la Asamblea Nacional un proyecto de reforma constitucional, con el
ofrecimiento de un Estado Socialista, la reelección presidencial, la centralización
del poder y la limitación de los derechos económicos, luego ampliado a otros
aspectos como iniciativa conjunta con la Asamblea Nacional. Por vía del voto
popular, a través de referendo la mayoría reprobó el contenido de la reforma
constitucional.

No obstante, luego de haberse negado la totalidad del proyecto de reforma


constitucional, nuevamente Hugo Chávez como Presidente de la República en el
año 2009, propuso un cambio en la Constitución a través de la enmienda
constitucional, esta vez impulsando la reelección indefinida para todos los cargos
de elección popular. Vía referendo esta vez la mayoría aprobó dicha enmienda.
Luego de una presencia mayoritaria de la oposición en la Asamblea Nacional a
través del proceso de elecciones del año 2015, declarada en desacato por el
Tribunal Supremo de Justicia y el frustrado intento de convocatoria de referendo
revocatorio presidencial pautado para el año 2016; en el año 2017 se conformó la
autodenominada Asamblea Nacional Constituyente, en medio de una cuestionada
convocatoria y bases comiciales, con el fin de hacer modificaciones a la
Constitución. Esa Asamblea Nacional Constituyente a tres años de su instalación,
en pleno desarrollo de la pandemia Covid-19, emite un texto denominado “Ley
Constitucional Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la Garantía de los
Derechos Humanos”, bajo el supuesto de contrarrestar los efectos de las
sanciones internacionales impuestas a Venezuela.

3. Tesis Progresistas y Revolucionarias Contra Argumentos Jurídicos.

El progresismo, es una doctrina política y social orientada, en general, hacia el


desarrollo de un Estado bienestar, la defensa de derechos civiles, la participación
ciudadana y cierta redistribución de la riqueza. En este sentido, el progresismo
defiende, en líneas generales, más equidad económica y social, así como también
lo que se consideran mayores avances o progresos en materia sociocultural.

Los progresistas persiguen principalmente la libertad personal, muchas veces


privilegiando las sobre la libertad económica de mercado; por ello, fomentar
reformas en lo social, lo económico, lo político y lo constitucional, con lo cual
pretenden profundizar en la libertad del individuo ampliando sus capacidades
dentro de la sociedad ( libertad positivo). De esta manera, en lo socioeconómico,
el progresismo propone que el Estado o la misma sociedad generen condiciones
que permitan a las personas superar la desigualdad social a través del proceso de
inclusión social.

Los términos progresistas y progresismos nacieron en el contexto de la revolución


liberal del siglo XIX, para designar a los reformistas o revolucionarios, partidarios
de la idea de progreso en el plano político, institucional, el cambio social y las
transformaciones económicas e intelectuales, frente a los conservadores,
partidarios del mantenimiento del orden existentes, tanto los reaccionarios
partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen, los conservadores o moderados,
partidarios de distintas formas de compromiso entre lo viejo y lo nuevo.
En cuanto a la relación entre los conceptos de revolucionarios y progresistas, sí
bien eran plenamente vinculante en la primera mitad del siglo XIX, fueron
alejándose a medida que se imponían la Revolución Industrial, el capitalismo y la
sociedad de clases presidida por la Burguesía (Revolución Francesa). De hecho,
fue a partir de la Revolución de 1.848, cuando se definió con claridad la nueva
oposición social entre burguesía y proletario (organizado en el movimiento obrero).

Contra los Argumentos Jurídicos:

El sistema democrático instaurado en Venezuela en 1958, comenzó su


resquebrajamiento, desbordamiento y des consolidación a comienzos de los años
noventa. Su ruptura definitiva (aunque gradual) se produjo entre 1998 y 1999, con
la instauración de un gobierno de carácter revolucionario (rebautizado con el
nombre de “Quinta República”, en clara alusión a una ruptura con el pasado) y con
la elaboración de un nuevo texto constitucional, sustituyendo a la que Hugo
Chávez denominó, en su juramento presidencial en febrero de 1999, “Constitución
moribunda”. Lo anterior provocó un replanteamiento de los supuestos y pautas
democráticas del sistema político y económico que prevaleció en Venezuela
durante cuarenta años.

Algunos de los elementos de cambio más significativos son: la retirada de


Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el ingreso en el
MERCOSUR (que muchos consideran, se realizó para reformar sus lazos con
Brasil); el impulso a proyectos como Telesur, el Banco del Sur o, incluso, la
creación de un Consejo regional de defensa (llamado por algunos, una “OTAN
Sudamericana” y que nace de una iniciativa presentada por Hugo Chávez en 2003
y que no llegó a prosperar de crear un Consejo Atlántico del Sur, OTAS); una
retórico antiestadounidense y su alineamiento a escala continental con Cuba
(cuyas relaciones se estrecharon, de forma especial, a partir de la creación de la
Comisión Mixta de Cooperación Cubano-Venezolana) y Bolivia (conformando, tras
la firma del ALBA por parte de La Paz, en abril de 2006, el llamando “eje del bien”,
junto con La Habana); la compra de armamento a Rusia y Bielorrusia; y los
contactos y creciente deseo de profundizar sus relaciones exteriores y
comerciales, entre otros, con China, Irán y Siria.

Contra los Argumentos Jurídicos:

El sistema democrático instaurado en Venezuela en 1958, comenzó su


resquebrajamiento, desbordamiento y des consolidación a comienzos de los años
noventa. Su ruptura definitiva (aunque gradual) se produjo entre 1998 y 1999, con
la instauración de un gobierno de carácter revolucionario (rebautizado con el
nombre de “Quinta República”, en clara alusión a una ruptura con el pasado) y con
la elaboración de un nuevo texto constitucional, sustituyendo a la que Hugo
Chávez denominó, en su juramento presidencial en febrero de 1999, “Constitución
moribunda”. Lo anterior provocó un replanteamiento de los supuestos y pautas
democráticas del sistema político y económico que prevaleció en Venezuela
durante cuarenta años.

Algunos de los elementos de cambio más significativos son: la retirada de


Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el ingreso en el
MERCOSUR (que muchos consideran, se realizó para reformar sus lazos con
Brasil); el impulso a proyectos como Telesur, el Banco del Sur o, incluso, la
creación de un Consejo regional de defensa (llamado por algunos, una “OTAN
Sudamericana” y que nace de una iniciativa presentada por Hugo Chávez en 2003
y que no llegó a prosperar de crear un Consejo Atlántico del Sur, OTAS); una
retórico antiestadounidense y su alineamiento a escala continental con Cuba
(cuyas relaciones se estrecharon, de forma especial, a partir de la creación de la
Comisión Mixta de Cooperación Cubano-Venezolana) y Bolivia (conformando, tras
la firma del ALBA por parte de La Paz, en abril de 2006, el llamado “eje del bien”,
junto con La Habana); la compra de armamento a Rusia y Bielorrusia; y los
contactos y creciente deseo de profundizar sus relaciones exteriores y
comerciales, entre otros, con China, Irán y Siria.

3.1 Conservadores y Liberales.

Liberalismo, es una doctrina política social y económica. En lo social defiende la


libertad individual, la libertad ante la ley y la limitación de los poderes del Estado.

En la economía propugna la iniciativa privada y el libre mercado. Como actitud


viral propone la tolerancia.

El liberalismo contemporáneo surgió en la ilustración y se popularizó rápidamente


entre muchos filósofos y economistas europeos y más tarde en la sociedad en
general, especialmente entre la burguesía. Los liberales buscaban eliminar la
monarquía absoluta, los títulos nobiliarios, la confesionalidad del Estado y el
derecho divino de los Reyes y fundar un nuevo sistema político basado en la
Democracia Representativa y el Estado de Derecho. Los liberales acabaron con
las políticas mercantilistas y las barreras al comercio promoviendo el comercio
libre y la libertad de mercado.

Los liberales tienen varias ramificaciones. Las ideas del liberalismo clásico de los
siglos XVII al siglo XIX. El objetivo clásico fue agregado a posteriori por teóricos
políticos luego del declive a finales del siglo XIX, de este liberalismo de libertades
individuales y economías de libre mercado, fueron recuperados en el siglo xx, por
los libertarios, quienes están presentes principalmente en los Estados Unidos y el
resto de América.

En Europa, los llamados liberal-conservadores, que llaman así por abogar por
reformas menos moderadas, suelen ser unas de las ramas menos notables.

En términos generales, podemos referirnos al término Oligarquía como al gobierno


ejercido exclusivamente por algunos grupos poderosos. Con relación a nuestro
pasado, tenemos que fue el historiador José Gil Fortoul quien denominó como
«oligarquías Conservadoras y Liberales», a aquellos sectores que detentaron el
poder en diferentes momentos de nuestra historia. En cuanto a los conservadores,
de acuerdo con dicho autor fue el círculo gobernante, esencialmente identificado
con el sector económico de los comerciantes, que dirigió los destinos de
Venezuela entre 1830 y 1847. Durante este período ejercieron sucesivamente la
Presidencia de la República: José Antonio Páez (1830-1835); José María Vargas
(1835-1836), cuyo mandato constitucional fue completado por el vicepresidente
Andrés Narvarte (1836-1837), primero y, luego, por el vicepresidente Carlos
Soublette (1837-1839); de nuevo José Antonio Páez (1839-1843) y Carlos
Soublette (1843-1847). El personaje política y militarmente más influyente en esta
etapa fue el general Páez. En los primeros meses del mandato del presidente
José Tadeo Monagas, a partir de marzo de 1847, ese círculo fue paulatinamente
marginado del poder, hasta quedar completamente derrotado después de su
enfrentamiento con el presidente Monagas en enero de 1848. Historiadores como
Augusto Mijares han llamado al lapso 1830-1847 «Gobierno Deliberativo»,
basándose en el hecho de que durante el mismo hubo una abierta discusión de los
problemas nacionales y cierto equilibrio entre las ramas Ejecutiva y Legislativa del
Poder Público.

El período que se extiende entre marzo de 1847 hasta marzo de 1858,


corresponde según José Gil Fortoul al lapso en el que la llamada «Oligarquía
Liberal» dominó el escenario político venezolano de mediados del siglo XIX.
Durante este tiempo ocuparon la Presidencia de la República, José Tadeo
Monagas (1848-1851), José Gregorio Monagas (1851-1855) y de nuevo José
Tadeo Monagas (1855-1858). Aunque los hermanos Monagas (en especial José
Tadeo Monagas durante su primera Presidencia) tuvieron el apoyo del Partido
Liberal o de prominentes miembros del mismo, no fue este partido el que gobernó
durante la denominada Oligarquía Conservadora.

4. Proceso Constituyente Permanente.

Hace 22 años, el 25 de abril de 1999, el pueblo venezolano aprobó en referéndum


la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Fue ese el primer paso
aprobatorio del proceso constituyente que en aquel momento apenas se iniciaba,
conducido por el Comandante Supremo Hugo Chávez. Convocar al Poder
Constituyente del pueblo soberano estuvo siempre en el centro del Proyecto
Nacional Simón Bolívar, desde sus formulaciones primigenias en el “Libro Azul”,
en el programa que levantaron los y las militares rebeldes –comandados por
Chávez- el 4 de febrero de 1992, en la campaña electoral que lo condujo a la
Presidencia de la República en 1998 y en el segundo decreto que firmó como
presidente en funciones el 2 de febrero de 1999. Después del 25 de abril vendría
la elección de los y las Constituyentes y la posterior instalación de la Asamblea
Nacional Constituyente el 4 de agosto de 1999. Pasaron apenas 6 meses desde el
momento de la toma de posesión del Comandante hasta la instalación de esa
primera Constituyente y menos de 4 meses desde el momento en que fue
convocada por el pueblo en referéndum. Se iniciaba la refundación de la Patria,
que se hizo Constitución Bolivariana el 15 de diciembre de ese año, es decir, 10
meses después de que el Comandante Chávez asumiera la Presidencia de la
República Bolivariana de Venezuela.

Desde entonces, hemos avanzado combatiendo la agresión de los enemigos


imperialistas y de sus lacayos, construyendo nuestro modelo soberano,
independiente, de igualdad, justicia y paz, profundamente democrático; nuestro
socialismo bolivariano y chavista. Y lo hemos hecho continuamente con el
protagonismo del pueblo. La Revolución Bolivariana ha tenido y sigue teniendo, el
desafío de la renovación permanente, el reto de “revolucionarse” todos los días
para resistir y avanzar y no hay otra manera que con la expresión diaria, cotidiana
del Poder Constituyente del Pueblo a través de los muy diversos órganos del
Poder Popular. Y cuando ha sido necesario –como lo fue en 1999 y lo fue en el
2017- hemos convocado a ese Poder Constituyente a asamblea, a Asamblea
Nacional Constituyente. La de 1999 inició el proceso de refundación de la
República burguesa y pro imperialista a la República Bolivariana, antiimperialista y
socialista; la del 2017-2020 fue un anillo fundamental de la resistencia y la
protección del gobierno Bolivariano del presidente Nicolás Maduro y del pueblo, al
tiempo que profundizó las transformaciones revolucionarias. A 22 años de aquel
abril, seguimos en constituyente para seguir en revolución. Seguimos venciendo.

Por lo general, el procedimiento de reforma −o enmienda, como suele también


llamársele− se trata de un proceso agravado, solemne y con más requisitos que
los que la constitución exige para los procesos legislativos ordinarios. La Teoría de
la Constitución explica y justifica la existencia del poder revisor de la constitución,
en la necesidad de mantener actualizado el contenido de las disposiciones
constitucionales con respecto a la realidad social siempre cambiante y la
pretensión de protegerlo a través del tiempo. Reformar una constitución implica
cambio, modernidad, actualización, ya que no es posible obligar a las
generaciones futuras a sujetarse a esquemas que tal vez en otros tiempos
correspondieron a la realidad. Y es precisamente el poder revisor de la
constitución el órgano encargado de esa trascendente misión.

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