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Introducción 4
1. Las técnicas sociométricas 5
1.1. Origen 5
1.2. Los métodos y las técnicas sociométricas 6
1.3. Aplicación 7
1.4. Validez del test sociométrico 8
1.5. Ventajas e inconvenientes del test sociométrico 9
1.6. Estructuras sociométricas individuales más comunes 9
1.7. Estructuras sociométricas grupales más comunes 9
2. Acoso escolar (bullying) 11
2.1. Definición 11
2.2. Características 11
2.3. Participantes 12
2.4. Consecuencias 14
2.5. Claves para erradicarlo 14
3. Técnicas sociométricas para detectar el acoso y favorecer el liderazgo 16
4. IESOCIO, una herramienta para centros educativos 18
4.1. Descripción de la herramienta 18
4.2. Modo de empleo 19
Tablas
Figuras
En este tema trataremos la sociometría tanto como teoría general como técnica. Explicaremos el
término y para qué se utilizan estas técnicas. A raíz de esta técnica definiremos también la noción de
grupo sobre todo en relación a la conducta social. Veremos los diferentes objetivos a los que queremos
llegar para mejorar las relaciones humanas dentro de los grupos gracias a las técnicas sociométricas.
Estudiaremos las diferentes técnicas sociométricas como por ejemplo el psicodrama o el test
sociométrico centrándonos más en este último. ¿Qué se busca analizar con este test y cómo
procedemos para prepararlo y administrarlo?
Una vez definidas las técnicas, nos centraremos en su aplicación que se desarrolla en tres partes y
para qué se utilizan en el ámbito de la educación. Estas técnicas presentan una serie de ventajas y de
inconvenientes. En un grupo existen diferentes miembros por lo tanto diferentes tipos de relaciones
individuales y grupales.
En la segunda parte del temario, trataremos el acoso escolar (o bullying). Definiremos la noción y
veremos los diferentes tipos y características para poder identificar el acoso. En un acoso no sólo existe
el acosador y la víctima como se podría imaginar. Estudiaremos entonces las características de los
diferentes participantes y cómo poder tenemos que intervenir frente a una situación de acoso escolar.
Utilizaremos las técnicas sociométricas para poder detectar el acoso. Hoy en día el acoso no es sólo
en las escuelas sino que también por internet, por lo tanto es más difícil de detectar. Gracias a estas
técnicas podremos detectarlo y ayudar a que se reduzca.
Por último, presentaremos una herramienta para utilizar las técnicas sociométricas en centros
educativos (IESOCIO). Describiremos y veremos cómo se utiliza concretamente.
1.1. Origen
La orientación sociométrica fue creada en un intento de construir una teoría que midiera
adecuadamente las relaciones interpersonales; y la posibilidad de usar una serie de técnicas de
carácter dinámico para la intervención en la sociedad. Es una teoría de gran importancia en la
psicología social, pero ha quedado relegada a una técnica de medida.
Es una orientación dinámica, que trata de estudiar las relaciones humanas en cuanto que tienen un
carácter social o interdependiente, y que utiliza para ello la medida, es decir, una serie de técnicas
matemáticas.
Todos formamos parte de muchos grupos a lo largo de la vida. Las características que compartimos
con otros y que nos diferencian de otros constituyen nuestra identidad social.
La antropología, sociología y psicología social se han centrado en el estudio de los grupos. En los años
20 ya existía la tesis de que existía una “mente grupal”. La influencia de la teoría de la Gestalt, hace
que se conciba al grupo como un todo poseedor de realidad propia.
Surge la necesidad de estudiar la relación entre los individuos y los grupos y las influencias del grupo
sobre el comportamiento de los individuos. El grupo es la ubicación donde se desarrolla el
comportamiento de los individuos que forman parte de él. El conocimiento de los grupos es esencial
para analizar la conducta social (por ejemplo, el liderazgo). Los grupos son contextos en los que se
desarrollan otras formas de comportamiento social (agresión, atracción o conductas de altruismo).
Todos formamos parte de un grupo, sin deshacernos de nuestra historia personal como individuos.
Debemos entender el comportamiento intergrupal como el que se da siempre que los sujetos que
pertenecen a un grupo interactúan colectiva o individualmente con otro grupo o sus miembros, en
función de su identificación de grupo.
Son procedimientos sencillos aplicables a grupos reducidos o medios, en los que los miembros se
conocen entre sí, y sirven para medir adecuadamente las relaciones interpersonales e intervenir en la
sociedad.
Para medir las relaciones interpersonales dentro de los grupos, y lograr los siguientes objetivos:
El psicodrama: método sociométrico que busca “la verdad” mediante el drama. La atención del
director y el equipo se centra en el individuo y sus problemas personales.
El sociodrama: método de investigación sobre las relaciones entre grupos y sobre ideologías
colectivas. Es el grupo el que ocupa la escena para desvelar sus problemas.
El test del rol: mide el comportamiento dramático de un sujeto, revela el grado de diferenciación
a la que ha llegado una cultura determinada en ese individuo, y su interpretación de esa cultura
(la influencia de una cultura se refleja en la personalidad de sus componentes, y se traduce en
la diversidad de roles que cada uno puede asumir).
Para preparar el test sociométrico hay que conocer al grupo: su tamaño (influye en el carácter
compacto o diluido de las relaciones); su antigüedad (influye en extensión y profundidad de
relaciones entre sus miembros); la fecha de incorporación de sus miembros (indica integración
en el grupo) y objetivos del grupo (condicionan los objetivos del test).
Pasos de la preparación:
Preguntas del test: redacción sencilla y clara, en consonancia con los objetivos fijados.
La administración del test se realizará de forma individual, pero con el grupo reunido, y
preferiblemente lo aplicará alguien de confianza para el grupo. Es necesario que los miembros
del grupo se conozcan entre sí, y que el grupo tenga cierta permanencia a lo largo del tiempo.
Los datos que se obtengan de la aplicación deben analizarse. La base de análisis son sociomatrices
(matrices cuadradas con el mismo número de filas y columnas, donde cada una de las cuales
corresponde a un miembro del grupo). Los índices sociométricos son coeficientes numéricos que cifran
cuantitativamente diversas propiedades y características del grupo.
1.3. Aplicación
Se desarrolló en tres formas principales:
Campos de aplicación
En el ámbito pedagógico y terapéutico, con estas técnicas se intentan enderezar posibles desviaciones
grupales o personales. Las más importantes son el sociodrama, el psicodrama y el role-playing.
El uso más habitual es el del test sociométrico en el ámbito educativo, pues ayuda a:
Inconvenientes
No explica por qué se dan un tipo de relaciones y no otras (podrían ser circunstanciales).
No dicen cuáles son las motivaciones de las relaciones que se dan.
No predice el tiempo que durarán las relaciones.
Debe completarse con otras técnicas como la entrevista, la autobiografía...
Requiere: disponibilidad y un conocimiento mínimo de los miembros del grupo.
No se da información sobre las elecciones y rechazos.
Carácter esencialmente descriptivo.
No tiene en cuenta procesos atencionales, perceptivos, actitudinales, etc que podrían explicar
la formación de estructuras sociométricas.
La información que ofrece depende sólo de la percepción del sujeto.
Puede no resultar válido para otras culturas.
En la siguiente figura observamos las elecciones entre miembros de un grupo, y las estructuras
grupales e individuales que se forman.
2.1. Definición
Dan Olweus fue el primero en definir el maltrato entre iguales como una conducta de persecución física
y/o psicológica que realiza un/a alumno/a en contra de otro, al que elige como víctima de repetidos
ataques. Esta acción, que es negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que
difícilmente puede escapar por sus propios medios.
Para hacer una clasificación de las formas que puede tomar el acoso escolar, además de la clasificación
en físico o emocional que ya mencionó Olweus, puede ser también activo/directo (como los abusos) o
pasivo/indirecto (como el abandono).
Todas estas formas de acoso son muy perjudiciales para la víctima, pero las indirectas en ocasiones
pueden serlo aún más, ya que en ellas no siempre se puede identificar bien al acosador e incluso la
víctima puede dudar si las agresiones son reales o son fruto de su imaginación. Esto puede implicar
que la víctima no sea capaz de formarse las defensas adecuadas para hacer frente a la situación, e
incluso se llegue a casos de indefensión aprendida.
2.2. Características
El acoso escolar cuenta con una serie de características, como son:
2.3. Participantes
En estas situaciones, el acosador o los acosadores llevan a cabo sus conductas de forma intencional,
y están siempre dirigidas a un sujeto o a un número reducido de sujetos. Pero acosador y víctima no
son los únicos que participan en esta situación, ya que el resto del grupo también está implicado. Así
podríamos distinguir:
Características
• Seguidores: grupo de personas que apoyan al agresor. Se les puede englobar dentro
del grupo de acosadores, pero hemos querido hacer una distinción entre aquellos que
empiezan directamente el acoso (acosadores) y los que lo continúan y mantienen. Así,
a pesar de no ser quienes empiezan el acoso, pueden tomar parte activa imitando el
comportamiento del acosador para conseguir su favor, o no tomar parte activa pero
animarle a continuar la situación de acoso.
• Víctima: soporta las agresiones físicas y/o psicológicas del agresor. En ocasiones se
vuelven agresivas, y suelen mostrarse retraídas ante las intimidaciones y no responder
a las agresiones. A veces creen que la situación no va a cambiar nunca, e incluso que
la merecen.
Características
La víctima es quién sufre las consecuencias más graves, ya que en muchos casos la situación
de acoso le lleva a fracasar en sus estudios y a tener menores expectativas de éxito, su
autoestima y su autoimagen son más negativas, y suele tener altos niveles de ansiedad.
También habría que señalar que suele perder la confianza no sólo en los demás, sino también
en sí misma. Además, como ya se ha indicado, en casos muy graves puede desarrollar
indefensión aprendida e incluso llevar a cabo conductas autodestructivas.
El acosador puede aprender a usar la violencia como medio para conseguir sus objetivos, y si
obtiene buenos resultados puede generalizar esas conductas violentas a otros ámbitos, lo que
le llevaría a delinquir en los casos más extremos. Además se puede dar una disminución de su
empatía, incrementándose así su identificación con el modelo de dominancia-sumisión.
Por último, habría que destacar también que estas situaciones se dan en contextos en los que los
adultos pueden estar presentes, pero muchas veces no son conscientes de lo que ocurre. Esto puede
deberse a que realmente no lleguen a tener conocimiento nunca de la situación porque se produce en
un ambiente de silencio (silencio desde el agresor a la víctima, pasando por espectadores y
seguidores), o a que no se impliquen por considerarlo “cosas de niños”.
Los estudios con adolescentes muestran que, frente a la violencia, el grupo de espectadores puede
subdividirse en varias categorías. Además, hay un grupo importante de alumnos que refieren
intervienen o creen que deberían intervenir para detener la violencia.
Entre quienes intervienen, encontramos un perfil que destaca sobre los demás: son sobre todo
alumnas, con buena popularidad en el grupo.
Sentir que tienen la aceptación y el apoyo de sus compañeros les permite atreverse a defender a la
víctima sino temer represalias o sin temer pasar a ser ellas quienes ocupen dicha situación. Identificar
a estas alumnas que ejercen su liderazgo de forma tan positiva, puede ser de gran ayuda para los
profesores. Motivar e incentivar este tipo de conductas y actitudes en el mayor número de alumnos del
grupo será también importante.
El acoso entre iguales es un problema bastante extendido, que afecta aún al 3,8% de los escolares y
que se da, aunque cada vez con menos frecuencia, en un ambiente de silencio por la vergüenza a
contarlo que suelen sentir las víctimas. Por todo ello, es necesario continuar con los programas de
mejora de la convivencia escolar, desarrollar métodos más sofisticados para detectar el acoso, y dar
una solución a ese porcentaje de personas que siguen sufriéndolo. El liderazgo educativo debe
considerar el acoso escolar como uno de los obstáculos que (con certeza) debe enfrentar y tratar de
solucionar.
A partir del Estudio Estatal de la Convivencia Escolar (Díaz Aguado, M.J., Martínez, R. y Martín, J.,
2008), basado en autoinforme se detectan un 3,8% de víctimas y un 2,4% de acosadores. Aunque se
esté avanzando en erradicación de las condiciones de riesgo, sigue siendo un porcentaje elevado de
alumnos el que (en cuestionario anónimo e individual) se reconoce como víctima.
Las nuevas tecnologías, además, han introducido nuevos formatos de acoso que hacen que la
continuidad de este sea aún mayor (puesto que ya no se da únicamente en el colegio o en el trayecto
Sabemos también que el acoso se produce en todo tipo de centros (públicos y privados, de todas las
regiones, con alumnos de todas las clases sociales, etc). Y sabemos también que los adultos, por lo
general, siguen sin tener conocimiento, en muchas ocasiones, de lo que sucede.
Los profesores tienen dificultad (por falta de tiempo, por cantidad de alumnos, por atender al
currículum y al temario…) para identificar situaciones de acoso que se producen frente a ellos.
Incluso cuando se detectan (y esto suele ser porque son casos graves donde la violencia es
explícita y está tan legitimada que ni siquiera hay un esfuerzo por ocultarla), no siempre se
cuenta con las herramientas necesarias para abordarlo y erradicarlo.
Los alumnos no confían en los profesores para contarles lo que ocurre. Esto se explica por la
naturaleza del acoso escolar (culpa y vergüenza de las víctimas, miedo a represalias de los
espectadores), pero también porque los profesores no se perciben como figuras adultas de
referencia en las que se puede confiar.
Los casos que llegan al equipo directivo suelen ser los más graves, generalmente no llegan a
través de los alumnos, y no existe correlación con el acoso evaluado a través del alumnado.
Entonces, podemos concluir que es necesario utilizar procedimientos que permitan conocer la
estructura de relaciones entre estudiantes, sus fortalezas y debilidades, para erradicar el acoso y la
exclusión. Las técnicas sociométricas, que hemos estudiado en el punto 3 de este tema, son la
herramienta perfecta para esta finalidad.
Desde un punto de vista preventivo, puede ser muy interesante contar con esta información, para poder
actuar antes de que las relaciones entre alumnos se degraden: apoyarse en los líderes positivos y
reforzar su liderazgo, proporcionar habilidades y estrategias a los alumnos en riesgo social, trabajar la
convivencia en el aula, etc.
Debido a que el uso de los tests sociométricos se rebela muy interesante, pero su elaboración,
aplicación y análisis es complejo y costoso, se presenta en esta última parte del tema la herramienta
Iesocio, creada por el investigador Javier Martín Babarro. Este test sociométrico puede aplicarse desde
un ordenador, y sus resultados se generan de automáticamente. La presentación de los datos
obtenidos para el posterior análisis de los profesores se hace de forma gráfica y visual, por lo que es
muy sencillo de comprender. Además, es una herramienta de libre acceso, disponible para todos los
centros educativos de Educación Secundaria.
– Programa para introducir los datos del cuestionario (un cuestionario online que los alumnos
rellenan en los ordenadores del centro).
– Programa de ver los resultados (con gran detalle, dirigido al Departamento de Orientación,
que será quien mejor pueda analizar los datos.
– Programa para ver los resultados versión Tutor (versión reducida, con menos resultados que
la destinada a los orientadores).
– Programa de administración para gestionar tanto los programas anteriores como la base de
datos.
• Método de valoraciones
• Método de nominaciones
Las preguntas tienen que ver con diversos aspectos sociométricos, con heteroatribuciones y con
conductas agresivas que se producen en grupo. Esto permite detectar a los alumnos más vulnerables,
ya sea por aislamiento o por rechazo del resto de compañeros.
Los alumnos realizan el cuestionario en el ordenador. Las preguntas aparecen en la parte superior, y
en el centro de la pantalla aparecen los compañeros (icono o fotografía) de la clase, para seleccionarlos.
Paso 2
Se pueden extraer resultados simplificados (con menos indicadores, o sobre alumnos concretos) para
los tutores.
Paso 3
En función de los resultados obtenidos, los educadores pueden tomar medidas diversas dirigidas a
mejorar la convivencia. Desde el propio programa se hacen algunas propuestas de prevención a partir
de la colocación de la clase y la ayuda entre iguales.
Bibliografía básica:
Martín, J., Martínez, R., y Díaz-Aguado M.J. (2008). Programa ieSocio para la prevención del acoso
escolar. Psicología Educativa, 14(2).
Díaz-Aguado, M. J. (2006). Del acoso escolar a la cooperación en las aulas. Madrid: Pearson.
Díaz-Aguado, M. J., Martínez, R., y Martín, J. (2010). Estudio estatal sobre la convivencia escolar en la
Educación Secundaria Obligatoria. [Documento en Pdf]. Recuperado el 30 de agosto de 2019 de:
https://sede.educacion.gob.es/publiventa/detalle.action?cod=13567
Bibliografía recomendada:
Díaz-Aguado, M.J. (1996). El desarrollo socio-emocional de los niños maltratados. Madrid: Ministerio
de Asuntos Sociales.