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20410 Derecho Constitucional

TEMA 18. Las garantías de los derechos y libertades: garantías jurisdiccionales

TEMA 18
Las garantías de los derechos y libertades:
garantías jurisdiccionales
En el sistema constitucional español, las garantías jurisdiccionales se configuran como piedra
angular y elemento fundamental, complejo y acabado, de la protección de los derechos y
libertades.

Pensemos, en primer lugar, que los jueces y tribunales son los encargados de ofrecer a todas
las personas tutela efectiva en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos. Lo cual
significa que el juez ordinario se convierte en juzgador natural de los derechos constitucionales,
en el sentido que a él le corresponde la función de resolver los conflictos entre particulares o
entre particulares y los poderes públicos.

Además, el artículo 53.1 de la CE establece la vinculación de los derechos y libertades del


Capítulo Segundo del Título I para todos los poderes públicos. Por su parte, el punto 2 del
citado precepto prevé expresamente la tutela jurisdiccional reforzada en materia de derechos
fundamentales a través de dos cauces específicos: el procedimiento preferente y sumario,
ante la jurisdicción ordinaria; y el recurso de amparo, ante el Tribunal Constitucional.

1. ANTE LA JURISDICCIÓN ORDINARIA: LOS PROCEDIMIENTOS PREFERENTES Y


SUMARIOS

1.1 Regulación del procedimiento previsto en el artículo 53.2 CE

Las garantías jurisdiccionales de los derechos y libertades parten del artículo 53.1 CE, que
establece su vinculación para todos los poderes públicos y, por lo tanto, los configura como
auténticos derechos subjetivos susceptibles de ser protegidos a través del acceso a los tribunales.
Pero, además, de manera más específica, el artículo 53.2 CE prevé un procedimiento
preferente y sumario ante los tribunales ordinarios para la tutela de los derechos y libertades
de la Sección Primera del Capítulo II del Título I, así como de la igualdad ante la ley del
artículo 14. A través de este procedimiento el Poder Judicial actúa como garante de tales
derechos a nivel cuasi constitucional.

El procedimiento preferente y sumario instituido en el artículo 53.2 CE fue inicialmente


desarrollado por la Ley 62/1978 de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales
de la persona, hoy derogada. En la actualidad, son las respectivas leyes procesales las que
regulan el procedimiento preferente y sumario en el orden jurisdiccional correspondiente.

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1.2 Notas que caracterizan el procedimiento del artículo 53.2 CE

El procedimiento preferente y sumario previsto en el artículo 53.2 CE se caracteriza por una


serie de notas que, básicamente, se pueden concretar en las cinco siguientes:

● Es un procedimiento de excepción, porque:

○ Es diferente de los procedimientos ordinarios.


○ Tiene un objeto material concreto y limitado: la protección de los derechos
fundamentales.
○ Implica una serie de ventajas procesales en relación con los procedimientos
ordinarios.

● Es un procedimiento sumario. Con ello, la Constitución quería configurar un


proceso acelerado, urgente y especialmente rápido.

● Es un procedimiento preferente. Es decir, los órganos judiciales habrán de tramitar


en primer lugar las demandas que se presenten por esta vía reclamando la protección
de un derecho fundamental.

● Es un procedimiento alternativo en relación con los procedimientos ordinarios.


Tal alternatividad significa que la Constitución ofrece una vía excepcional que se
distingue, entre otras ventajas, por la rapidez. La Constitución, pues, posibilita dicho
procedimiento preferente y sumario, pero no lo impone; por lo tanto, el interesado
puede optar por recurrir a él o, en cambio, por seguir la vía ordinaria.

● Es un procedimiento de cobertura total, ya que acoge todas las pretensiones, sea cual
sea su fundamento sustantivo, siempre que se basen en la conculcación de derechos
fundamentales.

1.3 Objeto del procedimiento

Los derechos que, en principio, son susceptibles de protección por este procedimiento son,
en virtud de lo que establece el artículo 53.2 CE, los reconocidos en el artículo 14 y en la
Sección Primera del Capítulo II; es decir, los derechos y libertades de los artículos 14 a 29
CE. No obstante, esta vía procesal ha sido ampliada a la protección del asilo, el refugio y la
objeción de conciencia.

1.4 Legitimación

La legitimación para iniciar esta vía viene reconocida por la legislación tanto a las personas
físicas como jurídicas, en la medida en que también son titulares de derechos fundamentales.

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2. ANTE LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL: EL RECURSO DE AMPARO

2.1 Concepto

El artículo 53.2 CE señala que los derechos reconocidos en los artículos 14 a 29 CE, así
como la objeción de conciencia consagrada en el artículo 30, son protegibles, además de por
el procedimiento preferente y sumario ante los tribunales ordinarios, mediante el recurso de
amparo ante el Tribunal Constitucional.

En este sentido, podemos afirmar que el amparo constitucional es un recurso a través del cual se
solicita del TC la preservación o, en su caso, el restablecimiento de un derecho fundamental
que se entiende conculcado.

2.2 Funciones

El objeto primario del amparo constitucional es ofrecer una garantía más a los derechos
fundamentales, o sea, proporcionar a los ciudadanos un medio adicional con el que reaccionar
contra las vulneraciones de derechos fundamentales de que hayan podido ser objeto.

Pero, además, este instrumento sirve para que el TC pueda ejercer un control sobre la forma
en que los jueces y tribunales ordinarios aplican los preceptos constitucionales que consagran
derechos fundamentales.

De este modo, cuando el TC resuelve un recurso de amparo no sólo preserva o restablece a


un ciudadano en el derecho fundamental violado, sino que realiza, además, una función de
alcance general, al determinar la forma en que los jueces y tribunales ordinarios han de actuar en
este tipo de supuestos.

2.3 Características

● Es un recurso extraordinario. Esto significa que, para tener acceso al amparo


constitucional, no basta la mera insatisfacción sobre la resolución recurrida y el
consecuente deseo de que ésta sea revocada, sino que es preciso, además, que se den
los supuestos concretos expresamente tasados en la Constitución y en la LOTC.

● El amparo constitucional es, además, un recurso subsidiario, porque para poder


accionar tenemos que haber agotado las vías judiciales procedentes.

● El amparo constitucional sólo es posible contra los actos procedentes de los poderes
públicos; por lo tanto, la protección contra los actos de los particulares está, en
principio, excluida de esta vía.

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● El recurso de amparo es un recurso de objeto limitado, porque no se pueden hacer
valer cualquier tipo de pretensiones, sino sólo aquellas dirigidas a preservar o restablecer
los derechos fundamentales reconocidos en los artículos 14 a 29, además de la objeción
de conciencia.

3. ANTE LA JURISDICCIÓN INTERNACIONAL: EL RECURSO ANTE EL


TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS

El grado de internacionalización de la vida política ha llevado a que sean, precisamente, los


derechos y libertades una de las materias en las que la integración supranacional se ha
manifestado de forma más intensa, permitiendo que la protección de los derechos humanos
no se detenga en el ámbito interno.

A pesar de que, en muchos casos, la protección de los derechos humanos en la esfera


internacional sea casi ficticia, cabe poner de manifiesto que la Constitución de 1978 deja
abierta la vía a la protección internacional al establecer en el artículo 96.1 que los tratados
internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán
parte del ordenamiento interno.

Por lo tanto, los medios internacionales de protección de derechos y libertades serán


efectivos de acuerdo con los tratados que sobre la materia se puedan ratificar.

En este sentido, cabe destacar que entre los pocos instrumentos eficaces de protección
internacional se encuentra el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y Libertades Fundamentales. Este Convenio instituyó el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.

Conforme al artículo 26 del Convenio, la protección europea sólo podrá ser instada,
agotadas las vías jurisdiccionales internas, en el plazo de seis meses a partir de la fecha en que
la decisión estatal sea firme. De acuerdo con esta disposición, parece claro que, en el caso de
España, las vías previas que han de ser agotadas antes de acudir ante los organismos del
Consejo de Europa son las del artículo 53.2 CE, es decir, el procedimiento preferente y
sumario ante los tribunales de justicia, en sus diversas instancias, y el recurso de amparo ante
el Tribunal Constitucional.

Finalmente, debemos hacer referencia al valor de los tratados internacionales sobre los
derechos humanos en el Derecho español. Así, con la disposición del artículo 10.2 CE se
pretende una autovinculación de la Constitución a la interpretación de los derechos y libertades
llevada a cabo por los tribunales internacionales; y, más concretamente, a la interpretación
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

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Esto supone, por un lado, la posibilidad de invocar ante los tribunales españoles la
jurisprudencia del Tribunal Europeo y, por otro, la posibilidad de fundamentar la
inconstitucionalidad de una ley en la presunta vulneración que ésta pueda hacer de la
interpretación llevada a cabo por los tribunales internacionales. Sin embargo, recordemos
que el TC entiende que los derechos fundamentales son solo los de la Constitución y que los
tratados internacionales y la doctrina que de ellos deriva son parámetros interpretativos.

En cualquier caso, observamos que esta solución plantea problemas en cuánto a la efectividad
práctica de estas resoluciones. Las sentencias del TEDH no son por sí mismas ejecutivas, de
forma que el Tribunal Europeo no puede revertir las actuaciones que han causado en el
ámbito interno una concreta lesión; pero el Estado sí tiene que hacerlas ejecutivas. Puede
entenderse que la obligación constitucional de ejecutar las sentencias del TEDH tiene un
doble anclaje. De un lado, el artículo 96.1 de la CE, por el cual el Estado se compromete a
cumplir con las obligaciones y exigencias de ese tratado. Y, por el otro, el artículo 24 de la
CE, respecto al derecho a la tutela judicial efectiva, que exige la ejecución de las sentencias
y resoluciones firmes.

En España no se ha articulado hasta fecha reciente un sistema específico para la ejecución de


las sentencias condenatorias del TEDH. Hay que decir que no plantean problemas las
condenas pecuniarias. En cambio, las Sentencias del TEDH que exigían una revisión de un
pronunciamiento jurisdiccional han dado lugar a soluciones diversas y claramente insuficientes.

Para terminar con la incertidumbre sobre cómo ejecutar decisiones tan sensibles se aprueba
la Ley Orgánica 7/2015 por la que se habilita el recurso de revisión en los cuatro órdenes
jurisdiccionales. En concreto, la norma articula un mecanismo específico para la ejecución
interna del TEDH, que deberá ser promovido por aquellos que quieran beneficiarse de la
decisión del Tribunal Europeo, cuando en ella se haya declarado que se ha violado alguno de
los derechos reconocidos en el Convenio.

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