Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sección :A
Huánuco, Perú
2022
Neurociencia, ¿una aliada para mejorar
la educación?
Las investigaciones de la Neurociencia han cobrado cada vez más interés en
el mundo docente, dado que esta disciplina permite dilucidar cómo
aprende, recuerda y olvida el cerebro, procesos importantes en el proceso
de enseñanza- aprendizaje, según expertos en la materia.
El cerebro es un órgano social que aprende de otros y con otros. Por ello es
importante impulsar el trabajo cooperativo en clase. Para lograrlo se puede
cambiar la disposición del aula tradicional a una que propicie la cooperación
entre iguales, como sería formar grupos de 4 o 5 estudiantes.
REFERENCIA:
educaweb (Enero 2019) Neurociencia, ¿una aliada para mejorar la
educación?
https://www.educaweb.com/noticia/2019/01/10/neurociencia-aliada-mejorar-educacion-
18676/#:~:text=La%20Neurociencia%20educativa%20%22nos%20ayuda,sea%20m%C3%A1s%20eficaz
%20y%20%C3%B3ptimo.
NEUROCIENCIA
¿QUÉ ES LA NEUROCIENCIA?
Las neurociencias son un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura y la
función, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología, y la patología del sistema nervioso y
de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la
conducta
NEUROCIENCIA
Función de la Neurociencia
La neurociencia como disciplina integral intenta comprender, trata de penetrar
el misterio de la relación entre la mente, la conducta y la actividad propia del
tejido nervioso.
Es decir, que, a partir del estudio a distintos niveles: molecular, neuronal, redes
neuronales, conductual y cognitivo, la neurociencia trata de desentrañar la
manera de cómo la actividad del cerebro se relaciona con la psiquis y los
comportamientos.
Neurociencia: una perspectiva desde el aprendizaje y la educación
Los estudios neurobiológicos de la conducta, que se llevan a cabo en nuestros
días, cubren la distancia entre las neuronas y la mente. Existe una llana
preocupación por cómo se relacionan las moléculas responsables de la
actividad de las células nerviosas con la complejidad de los procesos mentales.
Carnine (1995), hace algo más de diez años atrás, ya se aventuraba a pensar
que la investigación sobre el cerebro tendría repercusiones directas en la
educación y basándose en el trabajo del Premio Nobel de Medicina de 1972,
Gerald Edelman, sobre la capacidad del cerebro humano para categorizar,
postuló que esta capacidad podía ser la clave para comprender las diferencias
individuales.
La tarea central de las llamadas neurociencias es la de intentar explicar cómo
es que actúan millones de células nerviosas individuales en el encéfalo, para
producir la conducta y cómo a su vez, estas células están influidas por el medio
ambiente, incluyendo la conducta de otros individuos (Jessel, et al. 1997).
Precisamente, las neurociencias están contribuyendo a una mayor
comprensión y en ocasiones a dar respuesta a cuestiones de gran interés para
los educadores; por ejemplo, hay evidencias según lo muestran las
investigaciones de que tanto un cerebro en desarrollo como uno ya maduro, se
alteran estructuralmente cuando ocurren los aprendizajes. (Bransford, et al,
2003)
Hay que destacar además la importancia del rol que juega la experiencia en la
construcción de la estructura de la mente. El desarrollo no es solamente un
despliegue, por decirlo de algún modo, de patrones preprogramados; hay
convergencia en un conjunto de investigaciones sobre algunas de las reglas
que gobiernan o dirigen el aprendizaje, una de las más simples, por ejemplo, es
que la práctica incrementa el aprendizaje: en el cerebro, hay una relación
similar entre la cantidad de experiencia en un ambiente complejo y el monto de
cambio estructural (Posner y Rothbart, 2005).
Las investigaciones han demostrado que, durante el desarrollo de nuevas vías
neuronales, (Dostsch, 2005 y Shinder, 2002), nuestras sinapsis cambian todo
el tiempo y es así como recordamos una y otra experiencia o vivencia. Hay
quienes hablan ya de neuroeducación, entendida como el desarrollo de la
neuromente durante la escolarización,
(Battro, 2002), no como un mero híbrido de las neurociencias y las ciencias de
la educación, sino como una nueva composición original.
Battro (2002) señala que por razones históricas, los caminos de la
neurobiología y la educación tuvieron pocas ocasiones de encontrarse; por
primera vez lo hicieron al buscar las causas de la debilidad mental y también en
la indagación del talento excepcional. Lo interesante del asunto es que se
afirma que la neuroeducación no ha de reducirse a la práctica de la educación
especial solamente, sino que ha de constituirse en una teoría incipiente del
aprendizaje y del conocimiento en general, y sobre todo es una oportunidad de
ahondar en la intimidad de cada persona y no una plataforma para uniformizar
las mentes.
Se ha encontrado suficientes antecedentes de que tanto los neurotransmisores
dopamina y acetilcolina, incrementan los aprendizajes en los estudiantes.
Cuando podemos
ordenar una nueva información en una conexión ya existente, es decir aprender
algo nuevo, estos dos agentes no solo refuerzan nuestra concentración, sino
que proporcionan además satisfacción y tal como afirmaba Comenius, allá por
el siglo: XVIII todo aquello que nos produce complacencia, agrado o contento
en nuestras instancias de aprendizaje, queda reforzado en nuestra memoria.
Podemos remarcar entonces la importancia no solo de los conocimientos
previos sino también de lo valioso que es estudiar algo que agrade.
La Neuropsicología, como disciplina que estudia las relaciones entre cerebro y
conducta, se interesa más precisamente por las bases neuroanatómicas de los
comportamientos superiores llamados funciones corticales superiores y las
patologías que de ellas se derivan.
Estas funciones son las que cualitativamente tienen un desarrollo mayor en los
seres humanos: el lenguaje, la memoria, la orientación espacio temporal, el
esquema corporal, la psicomotricidad, las gnoxias, las praxis y las asimetrías
cerebrales. Lo cierto es que el cerebro tiene un funcionamiento global y que, si
bien es viable que para determinadas funciones existen áreas cerebrales
anatómicamente delimitadas, las funciones corticales superiores dependen en
mayor medida del procesamiento cerebral en su conjunto, en su totalidad;
consecuentemente, cuanto mayor es la complejidad de una función cerebral,
más áreas cerebrales estarían involucradas.
Desde una perspectiva actual de integración y diálogo, entre la educación y la
investigación en neurociencia cognitiva, Ansari y Coch (2006), afirman que el
campo emergente de lo que es educación, cerebro y mente, deberían
caracterizarse por metodologías múltiples y niveles de análisis en contextos
múltiples, ya sea en la enseñanza como en la investigación.
Sostienen que solamente a través de una conciencia y comprensión de las
diferencias y las similitudes en ambas áreas tradicionales de investigación,
tanto en la educación como en la neurociencia cognitiva, será posible lograr
una fundamentación común necesaria para una ciencia integrada de la
educación, el cerebro, la mente y el aprendizaje.
Importancia de la Neurociencia
Una neurociencia forma parte de un conjunto de disciplinas abocadas al
estudio del sistema nervioso y como en la mayoría de los casos se trata de un
estudio y abordaje multidisciplinar, entre varias disciplinas, quizás sea correcto
hablar de neurociencias, en plural. Estas ciencias engloban desde el estudio a
nivel molecular, es decir, de la conformación puramente física del sistema
nervioso hasta lo que hace referencia a lo conductual y cognitivo, que se refleja
en las actitudes y acciones de cada individuo para con el exterior. Asimismo,
las neurociencias se encargan no sólo de lo referente a la
patología a estudiar, sino también del desarrollo de fármacos orientados al
tratamiento de estas patologías relacionadas con la psiquis humana.
Las neurociencias tienen como objeto de estudio nada más ni nada menos que
comprender el complejo sistema mediante el cual funciona la mente humana,
abordando ese estudio de manera científica. Las células del cerebro, llamadas
neuronas, se encuentran ampliamente influenciadas por el entorno en el cual el
individuo se relaciona con ese mismo entorno y con las demás personas, y es
por eso que las neurociencias también tienen disciplinas como el caso del
psicoanálisis, que está enfocado en el estudio de la conducta humana para
develar los rasgos actitudinales de cada persona. También, se encargan de
desentrañar cómo es que se produce el proceso de aprendizaje, del archivado
de información en el cerebro, y los procesos biológicos que tienden a facilitar el
proceso de aprendizaje.
Los profesionales de las neurociencias son todos aquellos psicopedagogos,
psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas que han sido formados y preparados
para abordar diferentes casos en relación al análisis conductual de las
personas y que a su vez, pueden estar autorizados para el recetado de
psicofármacos (en el caso de los psiquiatras). Además, también están los
neurocirujanos, que son aquellos cirujanos que se especializan exclusivamente
en operaciones quirúrgicas en el área del cerebro.
En la actualidad, las neurociencias han tenido una gran tarea en la medida que
muchas personas padecen trastornos del sueño, de ansiedad, de angustia,
estrés, debido a la aceleración del ritmo en el cual estamos inmersos y que es
el tiempo que nos imponen todas nuestras obligaciones diarias, que muchas
veces dejan a las personas con poco tiempo para la relajación de la mente y el
exceso de responsabilidades y de tareas, muchas de ellas que se deben
realizar casi al mismo tiempo, juegan en contra para la salud mental.
Habilidades cognitivas
“Formar una habilidad consiste en lograr el dominio de un sistema complejo de
operaciones encargadas de la elaboración de la información obtenida del
objeto y contenida en los conocimientos así como de las operaciones tendentes
a revelar esta información”
Hablar de habilidades cognitivas, aunque sea brevemente, nos remite al ámbito
de las aptitudes e implica, en primer lugar, introducirnos en el estudio del
pensamiento, como proceso o sistemas de procesos complejos que abarcan
desde la captación de estímulos, hasta su almacenaje en memoria y su
posterior utilización, en su evolución y su relación con el lenguaje; abordar el
estudio de la inteligencia y su evolución, como herramienta básica del
pensamiento; y profundizar en el estudio del aprendizaje, como cambio
relativamente estable del comportamiento producido por la experiencia.
Para, en segundo lugar, con mayor profusión y especificidad, pasar al estudio
del binomio cognición-metacognición y su relación con aquellas variables que
más le afectan, como es el caso de las afectivas, tales como: la motivación, el
autoconcepto, la autoestima, la autoeficacia, la ansiedad, etc. De manera que
los términos “aprender a pensar”, “aprender a aprender” y “pensar para
aprender”, cada vez nos sean menos ajenos.
Aprender a aprender y aprender a pensar ha sido y son propósitos
irrenunciables de la enseñanza. Los docentes pueden, desde las diferentes
disciplinas, formar y desarrollar las habilidades del pensamiento a partir de la
enseñanza de estrategias de aprendizaje.
Actualmente estamos sumergidos en la era de la revolución tecnológica y, por
ello, el número de conocimientos culturales y técnicos, de teorías y habilidades,
de modelos y estrategias, etc., aumentan de modo exponencial; por lo que la
educación se enfrenta al gran
reto de transmitirlos, relacionando a la vez lo teórico con la vida real, problema
cada vez más difícil de solucionar. Además, curiosa y paradójicamente,
hallándonos de pleno en la era de la comunicación social, nos encontramos
con los niveles más altos, históricamente hablando, de incomunicación
personal; lo que agrava sobremanera esta problemática.
La verdad es que, en general, nuestros alumnos dedican muy poco tiempo al
trabajo autónomo, especialmente a las consultas, y su actividad se reduce casi
exclusivamente, en la mayor parte de los casos, a escuchar (no oír siquiera) al
profesor, empleando como única habilidad cognitiva, tomar notas y memorizar
los apuntes para los exámenes; lo cual denota interés por las clases de tipo
expositivo, una alta orientación en sus actividades de trabajo y un
procesamiento pasivo de la información.
Por otra parte, no sólo se trata de una cuestión de índole práctica, sino que es
una imposición de la perspectiva cognitiva frente a la conductista, interesada
por el procesamiento de la información y su almacenamiento en memoria,
destacando cómo los resultados del aprendizaje no dependen exclusivamente
del modo en que el profesor presenta la información; sino, además, del modo
en que el alumno la procesa, la interioriza y la guarda.
REFERENCIA
Grandes,M (2022) Módulo de Neurociencias aplicada a la educación
¿Qué aporta la neurociencia a la
educación?
¿Alguna vez te has preguntado por qué un alumno motivado aprende antes
que un alumno desmotivado?
Seguramente ya seas consciente de la importancia de la motivación, del
aprendizaje personalizado, de aprender a aprender y de un sin fin de términos
y metodologías educativas.
Ya sabemos que funciona.
Pero, ¿por qué funciona?
Ese es el reto (y la aportación) de la neurociencia a la educación:
Descubrir cómo funciona el cerebro para ofrecer pistas a la pedagogía (o
confirmar lo que ésta ya había acertado a intuir).
Neurociencia y educación
La neurociencia, en muchos casos, constata científicamente lo que la
pedagogía ya sabía y ponía en práctica.
Y no por ello pierde importancia.
Saber que lo que se hace en pedagogía es consonante con la neurociencia es,
cuanto menos, interesante. Además de un buen refuerzo a determinadas
prácticas y un conocimiento más a tener en cuenta.
Antes de empezar a tratar algunos puntos esenciales de la neuroeducación o
neurociencia educativa aclarar que no es una solución educativa, no es una
metodología, ni ninguna receta mágica para solucionar problemas en
educación.
La neurociencia “únicamente” nos permite entender un poco mejor el proceso
de aprendizaje para comprender por qué algunas acciones de la pedagogía
funcionan tan bien (y otras no).
Eso sí, y antes de seguir, aclarar que comprender mejor el proceso de
aprendizaje desde un punto de vista biológico no implica tener respuestas para
todo, ni de lejos.
Las preguntas siguen superando a las respuestas y la neurociencia no se
puede considerar una hoja de ruta para “enseñar mejor”.
Eso no quita que la neurociencia, neuroeducación o como queramos llamarlo
no sea un fantástico aliado de la educación, dado que nos da claves sobre
cómo enfocar el proceso de aprendizaje.
Al fin y al cabo, cómo aprendemos, sentimos, nos relacionamos y, en definitiva,
vivimos, depende del cerebro.
Una vez explicado qué es y cómo puedo ayudarnos, vamos con algunos blogs
y webs dónde estar al día en neuroeducación.
Parece que hay un cierto auge de la neurociencia entre los profesionales
dedicados a la formación, dando lugar a diferentes blogs y perfiles que es más
que interesante seguir.
Así que no he podido evitar realizar una pequeña recopilación de algunos
básicos a seguir para estar al día:
Escuela con cerebro
Se trata de un blog sobre neurodidáctica gestionado por Jesús C.Guillén que
alberga multitud de entradas de gran calidad de contenido sobre aprendizaje y
su conexión con el cerebro.
Nueces y neuronas
Un blog sobre psicología y educación donde encontrar publicaciones que
ayudan a conocer un poco mejor la complejidad del cerebro y su relación con el
aprendizaje.
Centre for Neuroscience in Education
Colección de recursos e información de interés sobre neurociencia en
educación de la Universidad de Cambridge.
Además, permite acceso a los últimos avances en investigación en
neuroeducación.
Conclusiones
“Las escuelas se parecen a las fábricas” Ken Robinson
Ken Robinson, experto educación de reconocimiento mundial, basa muchos de
los errores del sistema educativo actual en el hecho de mantener el diseño
educativo de la Revolución Industrial. Entonces se buscaban trabajadores
encargados de repetir una y otra vez el mismo patrón. El objetivo ha cambiado,
la escuela también debe hacerlo.
El cambio en las aulas ya ha empezado. Hay muchos docentes trabajando por
y para ello, con resultados esperanzadores.
Y aunque sería lo que ahora cabría esperar decir, no, no ha sido gracias a la
neuroeducación. No podemos atribuir el mérito más que al trabajo y voluntad
de cambio de una parte cada vez mayor de la comunidad educativa.
Eso sí, los conocimientos sobre neurociencia respaldan pasos dados por la
pedagogía y conocer cómo funciona el cerebro constituye una herramienta
excelente para enseñar mejor y contribuir al cambio del sistema educativo.
No podía finalizar esta entrada sin recomendarte algunos de los libros que,
para mi, son indispensables en cuando a neurociencia y educación:
Neurociencia para educadores.
En términos de divulgación en neurociencia enfocada a docentes, este libro es
sin duda uno de los que destacaría sin dudarlo.
David Bueno, biólogo y divulgador científico de gran renombre, se encarga de
hacer fácil la complejidad del cerebro para que cualquiera pueda comprenderlo.
Relaciona los conocimientos sobre neurociencia con la docencia, mediante un
lenguaje claro y el uso frecuente de metáforas.
Una lectura que merece, y mucho, la pena.
Neuroeducación en el aula. De la teoría a la práctica (Disponible también en
versión e-book)
Libro de Jesús C. Guillén, uno de los autores del blog Escuela con cerebro, que
realiza una revisión y análisis de los conocimientos actuales en neuroeducación
desde un punto de vista práctico. En este caso, con un enfoque en educación
socioemocional y sus implicaciones en el aula.
Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama. (Disponible
también en versión e-book.)
Uno de los primeros libros sobre neuroeducación, escrito por uno de los
referentes en el área, Francisco Mora.
Trata la neurociencia y su implicación para propiciar un cambio educativo ya en
marcha. Se tratan diferentes aspectos de importancia en el binomio
neurociencia – pedagogía, como la importancia de las emociones, empatía y
curiosidad, o qué mecanismos rigen la atención, el aprendizaje o la memoria.
REFERENCIA:
Marta Caparrós (2018). ¿Qué aporta la neurociencia a la educación? Tres
puntos elearning.
https://www.trespuntoelearning.com/neurociencia-educacion/
Neurociencia educativa
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Neuromitos[editar]
El término "neuromitos" fue por primera vez usado en el reporte de la OCDE
sobre el entendimiento del cerebro.93 El término se refiere a la traducción de
descubrimientos científicos en información incorrecta con respecto a la
educación. El reporte de la OCDE resalta tres neuromitos en los que hay que
prestar mayor atención, a pesar de que los investigadores, como Usha
Goswani, han identificado muchos más.
REFERENCIA:
Colaboradores de Wikipedia. (2022, 22 mayo). Neurociencia educativa.
Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Neurociencia_educativa
Cómo ser mejor docente gracias a la
neurociencia
La neurociencia estudia el comportamiento humano desde su base biológica,
así como la propia cognición. Su propósito es investigar el funcionamiento del
cerebro y ayudar a justificar y fundamentar de forma científica un cambio en la
pedagogía tradicional.
REFERENCIA:
REFERENCIA:
REFERENCIA:
Resumen
INTRODUCCION
En cuarto lugar nos referiremos a cuál debe ser la actitud a asumir en el ámbito
educativo frente a la Neurociencia, o a los resultados de la investigación del
cerebro y, en consecuencia, cómo afrontar el desafío que les plantea a los
educadores la investigación del cerebro. Y terminaremos con una conclusión.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la Neurociencia se caracteriza por
un cierto tipo de reduccionismo. Así, por ejemplo, se lee en una página Web del
Center for Neuroscience, Mind y Behavior (2000) que su principal objetivo de
investigación en Neurociencia es ofrecer una comprensión mecanicista de la
conducta de todo el organismo, un nivel de análisis más allá de las moléculas,
células o circuitos individuales. Es que, como sostienen Caine y Caine (1998),
los investigadores en Neurociencia trabajan a un nivel mecanicista y
reduccionista. Pero también abordan mecanismos, funciones o conductas
cognoscitivas. Aquí figuran la sicología cognoscitiva, la lingüística, la
antropología física, la filosofía y la inteligencia artificial (Sylwester 1995).
3. Diferentes partes del cerebro pueden estar listas para aprender en tiempos
diferentes.
· El cerebro que crece: el cerebro humano puede hacer crecer nuevas células.
>
Sylwester (1995), al hablar de los modelos del cerebro que están más en boga,
trae a colación el pensamiento de Edelman al respecto. Si bien, dice Sylwester,
el modelo más prevalente y atrayente del cerebro que existe es el computador,
según Edelman; empero, el computador no es el modelo apropiado de cerebro,
porque es desarrollado, programado y funciona con una fuerza externa. Las
razones que arguye para rechazar este modelo son que muchas memorias se
almacenan en los mismos sitios donde se realizan las operaciones actuales.
Además, el poderoso rol de las emociones y la preponderancia del
procesamiento en paralelo de nuestro cerebro le sugirieron a Edelman que el
modelo útil para nuestro cerebro debe provenir de la biología y no de la
tecnología. Ateniéndose a este enfoque, en consecuencia, declara que la
dinámica electroquímica del cerebro se parece a la ecología de un ambiente
selvático. Este no instruye a los organismos sobre cómo deben actuar. La
evolución actúa por selección, no por instrucción.
Según Sprenger (1999), hace más de 25 años que los educadores han estado
buscando una teoría que pueda traducirse en una aplicación práctica en la sala
de clases. La primera teoría de la investigación del cerebro fue la del cerebro
derecho/cerebro izquierdo, la que para los educadores fue por largo tiempo
equivalente a todo lo que se sabía sobre el cerebro (Dickinson 2000-2002). Sin
embargo, hace ya 17 años, Hart (1986) sostenía que hasta ese entonces la
educación nunca había tenido una teoría adecuada del aprendizaje. Según ella,
tal teoría debería referirse al cerebro, y sólo en esos últimos años se había
llegado a una comprensión holística necesaria del cerebro para establecer tal
teoría. En base, pues, a esos conocimientos, planteó ella la teoría del
aprendizaje compatible con el cerebro.
Pero no todos están de acuerdo con que se usen los términos "aprendizaje
basado en el cerebro", pues según Cohen (1995) y Yero (2001-2002) el
aprendizaje siempre ha sido "basado en el cerebro"; todo aprendizaje, de
cualquier tipo en la escuela, está "basado en el cerebro", de tal modo que el
término como tal no tiene sentido. En consecuencia, es mejor y no se presta a
equívocos utilizar los términos de "compatible con el cerebro". Y así se puede
hablar de enseñanza escolar, de currículo o de evaluación compatibles con el
cerebro o no.
La lista que figura a continuación, que fue publicada por primera vez por Caine
y Caine en 1989, ha sido extraída de una publicación de dichos autores del año
1997; esta lista, sin embargo, se ha ido reformando, reestructurando y
poniendo al día periódicamente. En razón de la brevedad, hemos preferido
mantener la lista de años atrás.
· Principio 12. Cada cerebro está organizado de manera única: todos tenemos
el mismo conjunto de sistemas y, sin embargo, todos somos diferentes.
Algunas de estas diferencias son una consecuencia de nuestra herencia
genética. Otras son consecuencia de experiencias diferentes y entornos
diferentes. Las diferencias se expresan en términos de estilos de aprendizaje,
diferentes talentos e inteligencias, etc. Un importante corolario es apreciar que
los alumnos son diferentes y que necesitan elegir, mientras están seguros que
están expuestos a una multiplicidad de inputs. Las inteligencias múltiples y
vastos rangos de diversidad son, por lo tanto, características de lo que significa
ser humano.
Lackney (1998), como corolario de los principios del aprendizaje del cerebro
recién expuestos, plantea una serie de principios para diseñar la escuela, a fin
de que ésta sea compatible con el cerebro:
Sugiere que los profesores deben ayudar a los alumnos a que tengan
experiencias apropiadas y saquen provecho de esas experiencias.
Caine y Caine (2003) dicen que para pasar de la teoría de la investigación del
cerebro a la práctica escolar, lo primero que hay que hacer es partir
repensando la escuela: repensar todos los aspectos de la educación, desde el
rol del profesor a la naturaleza de la evaluación.
Los programas extracurriculares acercan más al mundo real que cualquier otra
cosa en la escuela. Usan metáfora, juego, una moderada dominación de un
adulto, en un medio no amenazante e informal para explorar las dimensiones,
tácticas y estrategias de solución de problemas.
El ambiente solitario: las ratas necesitaban interactuar con otras ratas para
aprender a cómo resolver los problemas de las ratas. La situación es igual con
los estudiantes: un ambiente social estimulante entrega el único ambiente
apropiado para dominar las habilidades sociales. ¿Cuál es el ambiente normal?
La base de nuestra profesión está más cerca del folclore que del conocimiento
científico. Podemos predecir lo que ocurre en clase, pero no sabemos por qué
ocurre. El centrarse en la conducta externa puede llevar a conclusiones
inapropiadas.
Ahora bien, el entender los mecanismos y procesos del cerebro añade una
dimensión excitante a lo que pensamos sobre nuestra profesión. Sólo a través
de nuestro conocimiento de la investigación y de las chapucerías de nuestra
profesión comenzaremos a descubrir las aplicaciones útiles de la teoría del
cerebro.
El desafío para los educadores, prosiguen Caine y Caine (1998), es que hay
que tomar en serio la investigación del cerebro. Eso significa cambiar nuestro
pensamiento y práctica a base de lo que sabemos del aprendizaje compatible
con el cerebro.
Madigan (2001) pone una nota, hasta cierto punto negativa, a propósito de ese
innegable entusiasmo por la investigación basada en el cerebro, cuando dice:
"No hay nada malo en la lógica de querer saber cómo trabaja el cerebro; eso
podría ayudarnos a entender cómo aprende la gente". De hecho, hay una gran
cantidad de investigación preliminar en esta área. El problema es que algunos
profesores están extrapolando pieza por pieza de algunos hallazgos y creando
especificaciones curriculares sin una investigación real que las sustente. El uso
del término "basado en el cerebro" ha llegado a estar de moda, pero,
desgraciadamente es sólo eso una moda que puede realmente dañar la
investigación seria en un campo tan complejo.
Caine y Caine (1998) aconsejan también actuar con cautela cuando se trata de
aplicar la investigación del cerebro a la clase. La investigación del cerebro,
afirman, deja muchas cosas sin responder, pero también influye en cómo
educamos. Por lo tanto, los resultados y conclusiones de los biólogos deben
ser filtrados. Los educadores deben aprender a cómo pensar sobre la
investigación del cerebro, porque nadie trabaja más íntimamente con los
cerebros vivos que ellos. Reducir la investigación en neurociencia a
prescripciones de estrategias de enseñanza minimiza la inmensa promesa de
esa investigación para los educadores.
Lackney (1998) coincide con los autores citados, pero acicatea a seguir
adelante: hay que ser cautos al aplicar los resultados de la investigación
basada en el cerebro, pero simultáneamente hay que seguir adelante con lo
que sabemos. No podemos esperar, hay que actuar.
Jensen (2000b) responde a esta pregunta diciendo que si bien las escuelas no
deberían funcionar basadas únicamente en la biología del cerebro, ignorar, por
lo demás, lo que sabemos sobre el mismo es una irresponsabilidad. El
aprendizaje basado en este órgano ofrece sugerencias a los profesores que
quieran una enseñanza más informada. Ofrece la posibilidad de menos
corazonadas o equívocos en clase.
En otro de sus libros, The Brain Revolution (1998), Sylwester concluye diciendo
que entender cómo trabaja el cerebro es algo muy importante para los
educadores, porque una profesión desinformada es vulnerable a las modas
seudocientíficas, a generalizaciones inapropiadas y a programas dudosos.
Cuesta imaginarse por qué una persona que educa cerebros no quiera
entenderlos ni explorar las maneras cómo aumentar su efectividad, ahora que
la información está disponible.
Sousa (2001) es categórico al decir que, si bien los profesores tienen todavía
mucho que aprender de la psicología conductista y cognoscitivista, tienen
mucho más que descubrir aún en la excitante área de la biología, incluyendo la
investigación en neurociencia. A medida que examinamos las pistas que esta
investigación está produciendo acerca del aprendizaje, reconocemos su
importancia para la profesión docente... Los profesores tratan de cambiar el
cerebro humano cada día. Mientras más sepan de cómo él aprende, más
exitosos pueden ser. El conocimiento es poder.
CONCLUSIONES
Resumen extenso
La neurociencia está de moda, y especialmente la así llamada “neurociencia
cognitiva”, la parte de la neurociencia que se dedica específicamente al estudio
de las relaciones entre el sistema nervioso y la cognición humana ( Gazzaniga
et al., 2002 ). Es lógico. Hasta hace unos 20 años, toda evidencia científica
acerca de las bases cerebrales o neurales de nuestro comportamiento venía del
estudio de cerebros con alguna anomalía, bien por lesión, bien por alteraciones
no del desarrollo cerebral o en el transcurso de una operación a cerebro abierto.
En las últimas décadas, coincidiendo en gran medida con el desarrollo de la
tecnología informática, también llamada “la tercera revolución industrial”, las
técnicas de neuroimagen han supuesto un impresionante impulso para el estudio
del cerebro vivo, sin tocarlo, mientras la persona realiza todo tipo de actividades
mentales o cognitivas.
Pero por muy cuantioso que sea el número de trabajos realizados hasta la fecha
mediante estas técnicas –y está habiendo en estos momentos una verdadera
explosión– estamos sólo al principio. Este dato es importante a la hora de
adentrarnos en el campo que aquí nos ocupa, la neurociencia aplicada a la
educación, y entender algunas de las discusiones actualmente en boga.
En este sentido existe un enconado debate, abierto desde hace años, respecto
a si realmente es útil la neurociencia para la educación, si aquélla aporta algo de
utilidad para ésta ( Ansari et al., 2011 ). El debate no está cerrado del todo pero,
como tendremos ampliamente la oportunidad de comprobar en este
monográfico, se podría ir dando por zanjado. La neurociencia tiene mucho que
aportar a la educación, y en el futuro aún tendrá mucho más que aportar a este
campo tan importante del desarrollo social, cognitivo y emocional del ser
humano. Para alguien como este autor, que lleva más de una década enseñando
nociones básicas de neurociencia a estudiantes que serán futuros maestros, el
alcance y la solidez de nuestros argumentos resultan de crucial importancia.
https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/docente-neurociencia/