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tema 10

Conceptos y Teorías Sociológicas Contemporáneas

Actividad No. 10
1. Nos organizamos en grupos,
2. Leemos crítica y reflexivamente las páginas 53 – 63 del dossier.
3. Simultáneamente extraemos las ideas más importantes
4. Realizamos un escrito acerca de Las Teorías sociológicas contemporáneas.
Positivismo

¿Qué es el positivismo?
El positivismo es una corriente filosófica que sostiene que el conocimiento
científico es el único conocimiento auténtico. Representa una actitud crítica hacia
la filosofía tradicional, en especial la metafísica y la ontología.

Heredero del empirismo y la epistemología, el positivismo nació a mediados del


siglo XIX y se consolidó a partir del pensamiento de Henri Saint-Simon (1760-
1825) y Auguste Comte (1798-1857). Sostuvo que el único conocimiento auténtico
al que se puede aspirar es el que surge de la aplicación del método científico.

Para el positivismo hay dos tipos de conocimiento genuino:

Conocimiento positivo. Es el conocimiento dado a posteriori, y se deriva


exclusivamente de la experiencia natural, sus propiedades y relaciones.
Conocimiento verdadero por definición. Es el conocimiento analítico y tautológico,
y se desprende de premisas anteriores ya consideradas verdaderas. Es
independiente a la experiencia.

Sin embargo, las limitaciones propias de esta perspectiva generaron una reacción
negativa conocida como “antipositivismo” o “negativismo”, que negó el uso del
método científico en las ciencias sociales. A la larga, este rechazo permitió el
surgimiento de enfoques de investigación cualitativos y no exclusivamente
cuantitativos, como era más común en el positivismo.

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Historia del positivismo
Algunos filósofos y científicos sostienen que el positivismo puede rastrearse a la
postura platónica respecto a la filosofía y la poesía. Esta disputa fue asumida por
Wilhelm Dilthey bajo la forma de ciencias naturales y humanidades.

Sin embargo, en términos formales, el positivismo nació en el siglo XIX de la mano


de Henri de Sain-Simon, Pierre-Simon Laplace y Auguste Comte. Estos
pensadores creían en el método científico, la observación como constatación de la
teoría y la poca fiabilidad de la metafísica para constituir pensamiento.

Comte describió la perspectiva epistemológica del positivismo en sus obras Curso


de filosofía positiva (1842) y Discurso sobre el espíritu positivo (1844). En ellas
desarrolló un análisis de los conocimientos científicos a la fecha, necesarios para
poder llevar el método científico a una nueva ciencia social, madre de todas las
ciencias.

La idea evolutiva del conocimiento era, para Comte, una serie de tres pasos:
conocimiento teológico, conocimiento metafísico y conocimiento positivo. Estos
consistían en el paso de la creencia por medio de la fe al uso de la razón, hasta
alcanzar el estadio en el que los seres humanos pudieran gobernarse a sí mismos.

Apoyándose en Comte, otros pensadores desarrollaron sus propias ideas del


positivismo. Entre ellos están Émile Zola, Emile Hennequin, Wilhelm Scherer y
Dimitri Pisarev. Este movimiento fue el que terminó por determinar la sociología tal
como la entendía Émile Durkheim.

Durkheim retomó el método de Comte y lo refinó al orientarlo a la sociología. Lo


mismo sucedió con el positivismo lógico, fundado por el Círculo de Viena, que dio
como resultado el trabajo de Otto Neurath y Rudolf Carnap, pensadores
ineludibles del movimiento.

Características del positivismo


El positivismo puede caracterizarse, de manera general y más allá de sus
variantes, por una serie de rasgos.

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Defendió el método científico como el único método posible para obtener
conocimiento válido, independientemente del tipo de ciencia del que se tratara.

Criticó y se alejó de cualquier forma de metafísica, subjetivismo o consideraciones


que no fueran objetivas en términos empíricos.

Su propósito central fue explicar causalmente los fenómenos del universo a través
de la formulación de leyes generales y universales.

Sostuvo que los métodos inductivos eran los únicos útiles para obtener
conocimientos. Valoró las pruebas documentales en contra de cualquier forma de
interpretación general.

Visión positivista de la historia del conocimiento

Auguste Comte entiende a la historia del conocimiento como el desarrollo


evolutivo de una creencia a un hecho. A grandes rasgos, divide la evolución del
conocimiento en tres grandes estadíos:

Conocimiento teológico. En el principio de la humanidad, las explicaciones para el


mundo estaban mediadas por la mitología, la teología y la creencia en lo
sobrenatural.

Conocimiento metafísico. En su punto medio, también llamado “Iluminación”, el ser


humano trasladó la respuesta de sus inquietudes al ámbito de la metafísica y la
filosofía especulativa. Este período se caracteriza por la búsqueda del “por qué”.

Conocimiento positivo. Es la madurativa del ser humano, que se caracteriza por el


uso del método científico, así como la confianza en la física y la biología para
explicar el orden del mundo.
Esta consideración de la ciencia como la perspectiva definitiva y absoluta sobre
las cosas es, justamente, la mirada positivista. Según ella, todo lo que no se ajuste
a estos preceptos debe ser considerado como pseudociencia.

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El positivismo dio origen a muchas corrientes en diferentes campos del saber,
como son, entre otros:

El iuspositivismo. Es una corriente de pensamiento jurídico que propone una


separación conceptual del derecho y de la moral, y rechaza cualquier vinculación
entre ambos. Plantea que el objeto exclusivo de estudio del derecho debe ser el
derecho positivo.

El conductismo. Es una corriente de pensamiento psicológico que propone el


estudio objetivo y experimental de la conducta. Sirvió de cauce para más de diez
variantes de conductismo surgidas entre el siglo XIX y el XX, que se alejaron más
o menos de conceptos como “mente”, “alma” y “conciencia”, para centrarse en la
relación entre los sujetos y su medio ambiente.

El empiriocriticismo. Es una corriente filosófica creada por el filósofo germano


Richard Avenarius (1843-1896), que plantea el estudio de la experiencia en sí
misma, sin atender a ninguna otra forma de pensamiento metafísico, es decir,
aspirando a una “experiencia pura” del mundo.

Materialismo histórico dialectico

El materialismo histórico y dialéctico son doctrinas de la filosofía de la historia y de


la metafísica, respectivamente. Fueron desarrollados dentro de la tradición
marxista y se refieren a las ideas encuentran en las obras de Karl Marx (1818 –
1883). Sin embargo, ninguno de los dos términos fue usado ni respaldado por él
explícitamente, y la relación entre esas doctrinas y sus escritos siempre ha sido
problemática. En los últimos años, la erudición ha aclarado considerablemente
estas cuestiones. Mientras que a finales del siglo XX el materialismo dialéctico
casi se desvaneció, el materialismo histórico ha tenido un renacimiento notable en
una forma “analítica”.

Engels y el marxismo
De Marx amigo y colaborador ocasional Friedrich Engels (1820 – 1895) acuñó el
término concepción materialista de la historia (luego abreviado como materialismo
histórico). En una revisión (1859) de la primera versión publicada de la crítica de
Marx a la ciencia económica contemporánea, Engels se esforzó por presentar a

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Marx al público como un poderoso intelecto y sistematizador polimático. En su
breve narración, Engels simplificó una selección de las ideas de Marx y las
presentó en forma doctrinal.

En el relato de Engels, se decía que Marx tenía un método que coincidía tanto con
la filosofía hegeliana como con la ciencia física contemporánea. En este último
punto, Engels identificó a Marx con un materialismo mecanicista de la materia en
movimiento, y en el primero con el pensamiento “dialéctico” que se decía reflejaba
este universal ontológico. Engels repitió esos puntos de vista de manera mucho
más famosa en su Anti-D ü hring (1878; extraído como Socialismo: utópico y
científico, 1880) y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1886).

El marxismo como una cosmovisión integral, supuestamente basada en estos


pilares gemelos del materialismo, se desarrolló solo después de la muerte de
Engels. Se decía que esta doctrina era aplicable a la historia humana y unificaba
el pensamiento filosófico con el científico. Atrajo a numerosos adeptos en el
mundo intelectual y atrajo a millones a movimientos políticos. Este proceso fue
instigado por versiones aún más simples, como las de Georgi Plekhanov, VI Lenin,
Nikolai Bukharin, Joseph Stalin y Mao Zedong.

Otros millones aprendieron este tipo de marxismo de los antimarxistas que


persiguen una política opuesta. Sin embargo, Marx y Engels no eran cantidades
completamente conocidas porque otras obras de ambos aparecieron
póstumamente durante el siglo XX, y las obras completas aún no se han publicado
en su totalidad. Cuadernos de Engels sobre “dialéctica”Dialéctica de la Naturaleza,
y se decía que explicaban la naturaleza de una manera consistente con el trabajo
que había dejado sobre la historia (resumida como materialismo histórico) y sobre
el pensamiento mismo (una reelaboración enormemente simplificada de la lógica
hegeliana).

El materialismo dialéctico (o “dialéctica” o diamat) fue así dicho por la década de


1930 como la doctrina maestra del marxismo, resumida en tres leyes:
transformación de cantidad en calidad, interpenetración de opuestos y negación
de la negación. En general, era una doctrina de “devenir” en lugar de “ser” en un
sentido fijo y estático, y que enfatizaba el desarrollo y el progreso a través de
contradicciones, ya sea en las relaciones lógicas o en las luchas políticas. El
materialismo histórico fue un ejemplo especialmente interesante de esta visión
general, dado su carácter directamente político.

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La teoría comprensiva

¿Qué es la teoría comprensiva de Weber?


En sociología, se conoce como teoría comprensiva a la corriente de pensamiento
propuesta en la obra del alemán Max Weber (1864-1920), uno de los grandes
clásicos del pensamiento sociológico. En ella se aborda la sociedad desde un
punto de vista dejado a un lado tanto por la escuela marxista como por los
seguidores de Emile Durkheim: las decisiones individuales, la subjetividad y las
acciones racionales.

Según la teoría de Weber, la conducta de las personas está determinada en gran


medida por la imitación o el antagonismo respecto de la conducta ajena, pero no
enteramente, ya que existen factores individuales, tanto racionales como
emocionales, que la determinan.

Sin embargo, cuando los sujetos le otorgan a su conducta individual un significado


subjetivo en relación directa con la conducta de los demás, o sea, cuando su
conducta individual pasa a formar parte de un sentido comunitario, forman lo que
Weber llamó “acción social”.

Así, las acciones sociales adquieren un significado público que determina nuestra
experiencia de ellas: casarse, por ejemplo, es un acto individual en nuestras vidas,
pero está conectado con toda una serie de consideraciones sociales, culturales,
incluso religiosas que están determinadas en gran medida por el colectivo. Los
actos individuales, pues, son privados, pero las acciones sociales son colectivas.

Weber, a partir de allí, concluye que la sociedad es un conjunto de acciones


significativas que se experimentan tanto individual como colectivamente. Para
entenderla en su conjunto es necesario prestar atención a las motivaciones de las
personas y al significado que tienen para ellas las acciones sociales.

En esto la teoría comprensiva de Weber se aleja del marxismo, por ejemplo, que
supone la acumulación de bienes materiales y de poder como la motivación
fundamental de las acciones de las personas.

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Esta teoría fue publicada por Weber en su libro Economía y sociedad. Esbozo de
Sociología Comprensiva de 1922, considerado entre los textos más importantes
en la sociología del siglo XX.

Sin embargo, este libro permaneció inacabado pues la muerte sorprendió a Weber
en 1920, hasta que su viuda, la socióloga e historiadora del derecho Marianne
Schnitger, lo completó parcialmente. De allí que el libro carezca de una unidad
global y que sea interpretado de muchas maneras distintas por los seguidores de
Weber.

Es importante recordar, por último, que Weber defendía una consideración de la


sociología como una ciencia interpretativa, es decir, una ciencia que podía
únicamente interpretar su objeto de estudio, y no dar con conclusiones objetivas
demostrables, algo a lo que aspiraba el positivismo de la época.

Por eso, a pesar de que las acciones sociales generan consecuencias medibles
empíricamente, el significado que poseen dentro de la sociedad es enteramente
subjetivo, y está sujeto a variantes de tipo étnico, climatológico, religioso, etc.

Max Weber se desempeñó como abogado y como docente universitario.


Max Weber es considerado uno de los padres fundadores de la sociología
moderna. Nacido en Erfurt, Prusia, en 1864, estudió derecho, economía, filosofía e
historia y se desempeñó como abogado y como docente universitario en la cátedra
de economía política de las universidades de Friburgo y Heidelberg.

Su pensamiento, de corte antipositivista, se adentra en el terreno económico tanto


como en la religión y el gobierno. Particularmente su libro La ética protestante y el
espíritu del capitalismo (1905) explica la importancia del protestantismo en el
surgimiento del capitalismo, de la mano de la burguesía europea.

Teoría crítica

¿Qué es la teoría crítica?

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Puede entenderse la teoría crítica como una forma de teorización o de reflexión en
torno a la sociedad, la política y la moral, que persigue la liberación del individuo
de las fuerzas que lo oprimen y que lo explotan, es decir, una visión crítica de los
funcionamientos del capitalismo moderno. En ese sentido, toda teoría crítica busca
distinguirse de las teorías consideradas “tradicionales”.

Este concepto surgió en la Europa del período entreguerras del siglo XX, y está
históricamente asociado a la Escuela de Frankfurt, un grupo de investigación muy
importante en el pensamiento occidental del siglo XX, constituido en la
Universidad de Frankfurt. Adhería a las teorías de Hegel, Marx y Freud sobre la
sociedad y la historia.

El término “teoría crítica” proviene del ensayo de Max Horkheimer titulado Teoría
tradicional y teoría crítica (1937), considerado como una de las principales
aportaciones de este grupo intelectual, bajo la premisa de construir un “marxismo
heterodoxo”, que combinara a Marx y a Freud. Dicho en términos simples, la teoría
crítica se proponía, más que sólo interpretar el mundo, ayudar a transformarlo.

Así, por ejemplo, la teoría crítica acusaba al pensamiento científico de servir como
una herramienta encubierta de opresión, por lo que alertaban sobre la fe ciega o
excesiva en el progreso científico. Argumentaban que el saber científico no debe
ser un fin en sí mismo, sino que debe estar orientado hacia la emancipación
humana.

A pesar de que el advenimiento del nazismo y la Segunda Guerra Mundial acabó


con la Escuela de Frankfurt y con la vida de muchos de sus autores, la teoría
crítica fue retomada en 1949 tras el restablecimiento del Instituto para la
Investigación Social, encabezado por Theodor Adorno y Max Horkheimer.
Además, desde 1970, ha sido enormemente influyente en el estudio legal, literario,
histórico y de la mayoría de las ciencias sociales.

Principales representantes de la teoría crítica


Los principales autores asociados a la teoría crítica son:

Theodor W. Adorno (1903-1969). Filósofo alemán de orígenes judíos, cuya obra


abarcó campos tan distintos como la musicología, la psicología y la sociología, es

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uno de los máximos exponentes de la Escuela de Frankfurt y uno de sus
refundadores tras la Segunda Guerra Mundial.
Walter Benjamin (1892-1940). Uno de los grandes nombres de la Escuela de
Frankfurt y un ensayista y pensador cuya obra hoy en día sigue siendo muy
valorada, fue un filósofo, crítico literario, traductor y escritor alemán de orígenes
judíos. Se suicidó en 1940, tras huir desesperadamente de la persecución de los
nazis a través de los Pirineos franceses, en un pueblo fronterizo español.
Max Horkheimer (1895-1973). Filósofo, psicólogo, sociólogo y pensador alemán
de origen judío, fue otro de los grandes nombres asociados a la Escuela de
Frankfurt. Tras huir a los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, se
refugió en la Universidad de Columbia, donde varios miembros de la Escuela de
Frankfurt recibieron auxilio.
Herbert Marcuse (1898-1979). Filósofo y sociólogo alemán de orígenes judíos,
huyó del nazismo hacia Estados Unidos, en donde se nacionalizó en 1940. Fue un
importante filósofo político y fue tenido como referente teórico de los grupos
estudiantiles y juveniles de protesta, como el movimiento hippie.
Jürgen Habermas (1929-). Formado académicamente en historia, filosofía,
psicología, literatura alemana y economía, este filósofo y sociólogo alemán posee
una obra de renombre en el mundo entero, especialmente importante en la
filosofía del lenguaje, la filosofía política, la ética y la teoría del derecho. Formó
parte de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt.
Erich Fromm (1900-1980). Psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de
origen judío-alemán, fue un gran defensor del marxismo democrático y miembro
de la Escuela de Frankfurt, aunque a finales de la década de 1940 se alejó del
grupo debido a diferencias interpretativas respecto a la teoría de Freud. Fromm es
considerado uno de los principales renovadores del psicoanálisis a mediados del
siglo XX

El neopositivismo

¿Qué es el neopositivismo?
El neopositivismo, también conocido como positivismo lógico, empirismo lógico o
empirismo racional, es una corriente filosófica desarrollada durante el siglo XX que
buscaba superar el positivismo. Los principales autores de este movimiento fueron
los autores del denominado Círculo de Viena, fundado por Moritz Schlick en 1921
y disuelto finalmente en 1936. Si bien el positivismo defendía la idea de que
solamente era válido el conocimiento obtenido a través del método científico, el

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neopositivismo sostiene que el método científico debe limitarse a lo verificable
empíricamente.

Una de las proposiciones más conocidas de esta corriente es aquella que afirma
que solo es cognitivamente significativo aquel enunciado que es analítico y que
puede verificarse por la vía empírica. Así, mientras las matemáticas y la lógica
cumplen con el primer requisito, las ciencias empíricas cumplen con el segundo;
pero los enunciados filosóficos no cumplen con ninguno. Es por esto que los
neopositivistas se esforzaron por hacer de la filosofía un método lógico de análisis
de los enunciados científicos y no un sistema de supuestos. Varios de sus
pensadores luego se trasladarían a una nueva disciplina: la filosofía de la ciencia.

La historia del neopositivismo se remonta a 1924 cuando Moritz Schlick funda en


la capital austríaca el Círculo de Viena, un grupo de filósofos y científicos que se
reunían periódicamente para desarrollar una filosofía que fuera capaz de distinguir
lo que era ciencia y lo que no, y capaz de elaborar un lenguaje que fuera común a
todas las disciplinas científicas. Tradicionalmente se mencionan como precursores
de este movimiento filosófico a David Hume, John Locke, Karl Marx, Gottfried
Leibniz y movimientos como el positivismo del siglo XIX, la metodología empírica y
la lógica simbólica. Sin embargo, el pensamiento del grupo estuvo fuertemente
influenciado por las ideas del primer Wittgenstein y su cómo Tractatus lógico-
philosophicus. El neopositivismo defendía la idea de que los enunciados sólo eran
significativos en tanto podían verificarse empíricamente, como ocurre en las
ciencias, o eran analíticos, como ocurre en las matemáticas.

De esta forma, los principales problemas de la metafísica y de la filosofía en


general, relacionados con concepciones abstractas como el ser y la nada, fueron
catalogados como psudoproblemas y pseudoproposiciones, en tanto no hacían
referencia a sujetos y situaciones que pudieran ser comprobados empíricamente.
De tal manera que estos debían resolverse por medio de un análisis lógico del
lenguaje, que terminaría revelando que más que cuestiones reales o problemas de
la realidad, todo este tiempo se estuvieron considerando problemas lingüísticos
provocados por el empleo del lenguaje. En consecuencia, se definió que el sentido
de toda proposición venía determinado por su comprobación empírica y se
propuso que los conceptos metafísicos de ramas filosóficas como la ética y la
estética deberían ser eliminados y que estas ramas deberían migrar a disciplinas
con comprobaciones científicas, como la psicología.

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Más tarde, los preceptos del neopositivismo fueron criticados por el mismo Ludwig
Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas, por Karl Raimund Popper en La
lógica de la investigación científica, por Willard Van Orman Quine en Desde un
punto de vista lógico, y por los mismos miembros del Círculo de Viena, que
terminó disolviéndose en 1936. Así, se criticaba que, desde una posición
completamente lógica, era imposible extraer un enunciado general a partir de
enunciados particulares porque antes deberían verificarse todos los posibles
escenarios de un problema, lo cual es imposible. De forma que las teorías podrían
ser falsas en la medida en que una sola de sus muchas predicciones fuera falsa.
Por su parte, Imre Lakatos defiende el Anarquismo metodológico, defendiendo la
idea de múltiples juicios para abordar un problema, más allá de la búsqueda de
una sola verdad. Por otro lado, David Deutsch critica que el neopositivisimo se
contradice dentro de sus propios términos, pues está sustentado en predicados
que no pueden ser verificados empíricamente ni son analíticos.

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