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El frío aumenta la presión arterial, el colesterol y los coágulos sanguíneos

Un estudio publicado en el North American Journal of Medical Sciences, concluye que la


incidencia de las enfermedades cardiovasculares varía según la estación del año y aumenta
durante los meses de más frío.

Las bajas temperaturas activan el sistema simpático nervioso y aumentan la secreción de la


catecolamina, una hormona responsable del incremento de la frecuencia cardiaca y por tanto,
del gasto cardiaco. Esto provoca un cambio en la composición sanguínea, aumentando la
presión arterial, el colesterol y el fibrinógeno en sangre, una proteína responsable de la
formación de coágulos. El Dr. Alejandro Berenguel Senén, miembro de la Fundación Española
del Corazón (FEC) y vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de
la Sociedad Española de Cardiología (SEC) afirma que, "el incremento de la presión arterial y el
colesterol, junto con una vasoconstricción de las arterias coronarias y de los vasos del cerebro
provocada por el frío, puede desencadenar un infarto o ictus, dependiendo de la zona
obstruida".

Además, el aumento de estos factores de riesgo cardiovascular se ve agravado por factores


medioambientales y de estilo de vida, tales como la contaminación del aire, la falta de
actividad física, el cambio de los hábitos alimentarios o la facilidad para contraer infecciones.

En este sentido, el frío disminuye las defensas del organismo y reduce la capacidad de
respuesta ante cualquier complicación. La revista BMC Cardiovascular Disorders ha publicado
un trabajo que concluye que los pacientes hospitalizados por causa cardiovascular que
presentan, además, alguna complicación respiratoria (como gripe o neumonía) empeoran su
pronóstico y aumentan un 20% el riesgo de fallecimiento por causa cardiovascular. "En
general, las infecciones respiratorias altas se asocian a un mayor riesgo de mortalidad cardíaca
y accidentes cardiovasculares. Un ejemplo de ello es la insuficiencia cardiaca que, precedida
por un episodio de gripe puede aumentar casi un 1,8 veces el riesgo de muerte cardiovascular
en comparación con las ocasionadas en ausencia de cualquier infección respiratoria", matiza el
Dr. Berenguel.

Cambio de hábitos durante el invierno

El aumento de los factores de riesgo provocados por el frío se ve acentuado por un cambio en
los estilos de vida durante la época invernal, como la falta de cualquier tipo de actividad física y
el aumento de grasas en la alimentación. "La ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas
provoca que se acumule una mayor cantidad de sangre en el estómago durante la digestión.
Esto conlleva una reducción del riego sanguíneo en otras partes vitales del organismo, como el
corazón o el cerebro, lo que aumenta el riesgo de padecer una angina de pecho o un infarto,
especialmente las personas que presentan unos elevados niveles de colesterol y que ya han
padecido o padecen una enfermedad cardiovascular", explica el doctor.

Ante esta evidencia, la FEC aconseja mantener una dieta saludable y rica en vitamina D, ya que
su deficiencia aumenta el riesgo de hipertensión y diabetes, y controlar el consumo de
alimentos ricos en grasas saturadas, causantes del incremento del colesterol en sangre y en
consecuencia, de la aparición de arteriosclerosis. Por otro lado, también recomienda evitar los
cambios bruscos de temperatura y abrigarse bien en invierno, así como practicar ejercicio
físico al menos una media de 30 minutos al día.

El metabolismo basal es el valor mínimo de energía necesaria para que la célula subsista.
Esta energía mínima es utilizada por la célula en las reacciones químicas intracelulares
necesarias para la realización de funciones metabólicas esenciales, como es el caso de la
respiración. El metabolismo basal depende de varios factores, como sexo, talla, peso,
edad, etc. El metabolismo basal es una propiedad de todo ser vivo. En humanos, un claro
ejemplo del metabolismo basal está el caso del coma. La persona «en coma», está
inactiva, pero tiene un gasto mínimo de calorías, razón por la que hay que seguir
alimentando al organismo.
El metabolismo basal es el gasto energético diario, es decir, lo que un cuerpo necesita
diariamente para seguir funcionando. A ese cálculo hay que añadir las actividades extras
que se pueden hacer cada día. La tetraiodotironina (T4) o Tiroxina estimula el metabolismo
basal aumentando la concentración de enzimas que intervienen en la respiración
aumentando el ritmo respiratorio de las mitocondrias en ausencia de ADP.
La tasa metabólica disminuye con la edad y con la pérdida de masa corporal. El aumento
de la masa muscular es lo único que puede incrementar esta tasa. Al gasto general de
energía también pueden afectarle las enfermedades, los alimentos y bebidas consumidos,
la temperatura del entorno y los niveles de estrés. Para medir el metabolismo basal, la
persona debe estar en completo reposo pero despierta. Una medida precisa requiere que
el sistema nervioso simpático de la persona no esté estimulado. Una medida menos
precisa, y que se realiza en condiciones menos estrictas, es la tasa metabólica en reposo.
Los siguientes factores aumentan el metabolismo basal:

 Mayor masa muscular


 Mayor superficie corporal total
 Género masculino (Los varones casi siempre tienen mayor masa corporal magra que
las mujeres)
 Temperatura corporal, (fiebre o condiciones ambientales frías)
 Hormonas tiroideas (un regulador clave del metabolismo basal las concentraciones
altas aumentan la BMR)
 Aspectos de la actividad del sistema nervioso (liberación de hormonas de estrés)
 Etapas de crecimiento en el ciclo vital
 Consumo de cafeína o tabaco (no se recomienda el uso de tabaco para controlar el
peso corporal ya que aumenta demasiado los riesgos a la salud).
El metabolismo es un proceso químico complejo, por lo que no es de extrañar que mucha
gente tienda a simplificarlo, concibiéndolo meramente como algo que determina la facilidad
con que nuestro cuerpo gana o pierde peso. Es aquí donde entran en juego las calorías.
Una caloría es una unidad que mide cuánta energía proporciona al cuerpo un alimento en
concreto. Una barrita de chocolate tiene más calorías que una manzana, lo que significa
que aporta al cuerpo más energía –y a veces más de la que este necesita. Del mismo
modo que un coche almacena la gasolina en el depósito hasta que la necesita para
alimentar al motor, el cuerpo almacena calorías –principalmente en forma de grasa. Si
llenas excesivamente el depósito de gasolina de un coche, esta desbordará el depósito y
se derramará sobre la calzada. Del mismo modo, si una persona ingiere demasiadas
calorías, estas "se desbordarán" en forma de exceso de grasa corporal.
La cantidad de calorías que quema una persona en un día está influida por la cantidad de
ejercicio físico que hace, la cantidad de grasa y músculo que contiene su cuerpo y su
metabolismo basal. El metabolismo basal es una medida de la velocidad a la que una
persona “quema" energía, en forma de calorías, en estado de reposo, es decir, mientras
descansa. El metabolismo basal puede desempeñar un papel en la tendencia de una
persona a ganar peso. Por ejemplo, una persona con un metabolismo basal lento (es decir,
que quema pocas caloría mientras duerme) tenderá a ganar más peso que una persona de
la misma talla con un metabolismo basal promedio que coma la misma cantidad de
alimento y haga la misma cantidad de ejercicio.

¿Qué factores influyen en el metabolismo basal de una persona? Hasta cierto punto, el
metabolismo basal se hereda –se transmite de padres a hijos a través de los genes. Pero
a veces los problemas de salud pueden repercutir sobre el metabolismo basal (ver más
adelante). Pero, de hecho, una persona puede modificar hasta cierto punto su
metabolismo basal de varias formas diferentes. Por ejemplo, si una persona empieza a
hacer más ejercicio, no solo quemará más calorías directamente a través de la actividad
física sino que el hecho de estar más en forma también acelerará su metabolismo basal. El
metabolismo basal también está influido por la composición corporal –las personas que
tienen más músculo y menos grasa suelen tener un metabolismo basal más rápido.
La presión arterial y el metabolismo

Para empezar este trabajo, se nos indicó que nos midamos la presión arterial en estado
de reposo al despertar y al entrar en contacto con el frio, donde pude obtener que mi
presión arterial era de 72 latidos por minuto (luego de despertar y sin entrar en contacto
con el frio) y de 88 latidos por minuto al entrar en contacto con el frio (cabe resaltar que
no hice ningún esfuerzo físico).
El cuerpo al entrar en contacto con el frio, estimula a que el corazón bombee más rápido
la sangre para así poder producir más energía y calor corporal para mantener una
homeostasis interna.
Podemos concluir así que el frio estimula dos puntos importantes en el organismo de
una persona, el metabolismo basal y también la presión arterial.
Las bajas temperaturas activan el sistema simpático nervioso y aumentan la secreción de
la catecolamina, una hormona responsable del incremento de la frecuencia cardiaca y,
por tanto, del gasto cardiaco. Esto provoca un cambio en la composición sanguínea,
aumentando la presión arterial, el colesterol y el fibrinógeno en sangre, una proteína
responsable de la formación de coágulos.
El gasto cardiaco requiere de energía, y allí es donde entra a tallar el metabolismo del
cuerpo.
El metabolismo es un proceso químico complejo, por lo que no es de extrañar que
mucha gente tienda a simplificarlo, concibiéndolo meramente como algo que determina
la facilidad con que nuestro cuerpo gana o pierde peso. El metabolismo basal es una
medida de la velocidad a la que una persona “quema" energía, en forma de calorías, en
estado de reposo, es decir, mientras descansa.
Hasta cierto punto, el metabolismo basal se hereda –se transmite de padres a hijos a
través de los genes. Pero a veces los problemas de salud pueden repercutir sobre el
metabolismo basal.
El metabolismo basal depende de varios factores, como sexo, talla, peso, edad, etc. El
metabolismo basal es una propiedad de todo ser vivo. En humanos, un claro ejemplo del
metabolismo basal está el caso del coma. La persona «en coma», está inactiva, pero
tiene un gasto mínimo de calorías, razón por la que hay que seguir alimentando al
organismo.
Para medir el metabolismo basal, la persona debe estar en completo reposo, pero
despierta.
Los siguientes factores aumentan el metabolismo basal:
• Mayor masa muscular
• Mayor superficie corporal total
• Género masculino (Los varones casi siempre tienen mayor masa corporal magra
que las mujeres)
• Temperatura corporal, (fiebre o condiciones ambientales frías)
En conclusión, tanto el metabolismo y la presión arterial están relacionadas con la
temperatura. A menor temperatura, mayor presión arterial y mayor el metabolismo.

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