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PROCESOS QUIMICOS EN LA SANGRE DE UN ATLETA

Cuando comenzamos a entrenar, sin que seamos consciente, en nuestro organismo se producen
cambios para hacer frente de situación de “estrés”.

Estas modificaciones engloban adaptaciones metabólicas, cardiocirculatorias, respiratorias, en la


composición de la sangre y de nuestro medio interno, que han de estar coordinadas en todo el
organismo para la consecución de la actividad y la vuelta al reposo (vuelta a la calma).

Cómo consigue nuestro organismo inducir estas modificaciones

El sistema nervioso y el endocrino trabajan coordinadamente para iniciar y controlar todos los
procesos.

El hipotálamo es una región cerebral que se relaciona íntimamente con la hipófisis, que es una
glándula endocrina ubicada en la base del cerebro. La hipófisis, además de producir hormonas que
tienen una función determinada, desempeña una función reguladora del funcionamiento de otras
glándulas endocrinas.

Las glándulas endocrinas son órganos que forman y segregan hormonas a la sangre. Las principales
son la hipófisis, las glándulas suprarrenales, el tiroides, las paratiroides, el páncreas, los testículos,
los ovarios… No obstante, hay órganos que también produce hormonas como los riñones, los
pulmones o el intestino.

Las hormonas son los mensajeros del organismo que llevan señales específicas a órganos o
sistemas particulares.

¿Qué órganos están implicados y qué tipo de cambios suceden al


practicar deporte?

Con la actividad física realizamos contracciones musculares, así los músculos se convierten en el
sistema más demandante de energía y oxígeno. En períodos de reposo los músculos almacenan
sustancias nutritivas para iniciar y mantener el ejercicio hasta que se movilizan las reservas, pero
no tienen capacidad de almacenar oxígeno.
Los combustibles que consume el músculo son los depósitos de glucosa que contiene glucógeno
muscular, la glucosa sanguínea liberada principalmente desde el hígado, glucógeno hepático y los
ácidos grasos (liberados desde depósitos grasos). Un recurso que se pretende reservar son los
aminoácidos que se obtienen de destruir proteínas.

Las glándulas suprarrenales segregan multitud de hormonas, entre ellas las catecolaminas,
adrenalina y noradrenalina.

Las gónadas producen testosterona en el hombre y estrógenos en la mujer, desarrollando los


caracteres sexuales secundarios, entre ellos, el desarrollo de la masa muscular.

¿Qué es el sobre entrenamiento (SEE)? ¿Qué hormonas se alteran?

Se considera síndrome de sobre entrenamiento a un desajuste entre la demanda que supone la


práctica de ejercicio y la adaptación a este que se produce en una persona entrenada. Acaba
provocando fatiga crónica y la consecuente disminución de su rendimiento deportivo.

El ejercicio crónico (entrenamiento) provoca modificaciones en la función endocrina, tales como


aumento del tamaño de las glándulas suprarrenales, una mejor sensibilidad de los diferentes
órganos a las hormonas… Cuando se llega a un estado de SEE existen alteraciones en estas
adaptaciones endocrinas. Las investigaciones se han centrado en las catecolaminas y en el
cociente testosterona/cortisol.

Se ha observado que los sujetos sometidos a sobre entrenamiento presentan niveles disminuidos
de catecolaminas que aumentan tras los periodos de recuperación.

Así, las concentraciones de catecolaminas en reposo o tras esfuerzo parecen reflejar el grado de
adaptación al entrenamiento, pero aún no se han establecido valores que permitan diagnosticar el
SEE.

Otro parámetro sobre el que se está estudiando es el cociente testosterona/ cortisol, refleja el
equilibrio entre anabolismo (procesos metabólicos de formación) y catabolismo (procesos
metabólicos de destrucción) necesario para mejorar el rendimiento.

En sujetos sobreentrenados se produce una disminución del cociente con un predominio de los
procesos de destrucción, sin embargo, de momento tampoco es posible hacer un diagnóstico de
SEE con este marcador.

A pesar de la información actual sobre el sistema endocrino y el sobre entrenamiento, los datos de
los que disponemos no permiten distinguir entre los atletas que se adaptan correctamente y los
que lo desarrollan.
Los cambios bioquímicos en la sangre producida por las actividades físicas son el resultado de las
adaptaciones metabólicas que ocurren en el organismo cuando se realiza un ejercicio. Algunos de
estos cambios son:

Aumento de la glucosa y el ácido láctico en el plasma, debido a la mayor demanda de energía por
parte de los músculos.

Aumento de la concentración de hormonas como la adrenalina, el cortisol y la hormona del


crecimiento, que regulan el metabolismo y la respuesta al estrés.

Aumento de la producción de eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos y mejora


el transporte de oxígeno.

Aumento de la eliminación de sustancias de desecho como el dióxido de carbono, el amoníaco y la


urea, que se filtran por los riñones y se excretan por la orina.

Estos cambios bioquímicos pueden variar según el tipo, la intensidad y la duración del ejercicio, así
como el nivel de entrenamiento y la condición física de la persona. Para profundizar más en este
tema, puedes consultar las siguientes fuentes: Metabolismo y actividad física Cambios bioquímicos
en el organismo humano durante la actividad deportiva.

Cuáles son los cambios bioquímicos en la sangre durante el ejercicio

Uno de los cambios bioquímicos más evidentes que ocurren en la sangre durante la actividad física
es el aumento de la glucosa y el ácido láctico en el plasma. La glucosa es el principal combustible
que utilizan los músculos para obtener energía, por lo que su demanda se incrementa cuando se
realiza un ejercicio. El organismo puede obtener glucosa de varias fuentes, como el glucógeno
almacenado en el hígado y los músculos, los ácidos grasos y los aminoácidos. Sin embargo, cuando
el ejercicio es de alta intensidad y corta duración, el organismo no puede suministrar suficiente
oxígeno a los músculos para que la glucosa se degrade completamente, por lo que se produce
ácido láctico como producto residual. El ácido láctico se acumula en el plasma y en los músculos,
provocando una disminución del pH y una sensación de fatiga y dolor. El ácido láctico puede ser
reutilizado como fuente de energía o eliminado por el hígado, pero este proceso requiere tiempo y
oxígeno. Por eso, es importante regular la intensidad y la duración del ejercicio, así como la ingesta
de carbohidratos, para evitar una hiperglucemia o una hipoglucemia, y para facilitar la
recuperación muscular.

Los cambios bioquímicos que se producen en la sangre durante la actividad física es el aumento de
la concentración de hormonas como la adrenalina, el cortisol y la hormona del crecimiento. Estas
hormonas son liberadas por el sistema endocrino como parte de la respuesta al estrés que genera
el ejercicio. La adrenalina es una hormona que prepara al organismo para la acción, aumentando
la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y la liberación de glucosa y ácidos grasos
en la sangre. El cortisol es una hormona que regula el metabolismo de los carbohidratos, las
proteínas y las grasas, favoreciendo la movilización de las reservas energéticas y la síntesis de
glucosa. La hormona del crecimiento es una hormona que estimula el crecimiento y la reparación
de los tejidos, especialmente de los músculos y los huesos. Estas hormonas tienen efectos
positivos y negativos sobre el organismo, dependiendo de la cantidad y el tiempo que se
mantengan en la sangre. Por un lado, pueden mejorar el rendimiento, la resistencia y la
adaptación al ejercicio. Por otro lado, pueden causar ansiedad, insomnio, inflamación,
inmunosupresión y alteraciones en el metabolismo. Por eso, es importante mantener un equilibrio
hormonal, evitando el sobreentrenamiento, el estrés crónico y la falta de descanso.

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