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ESCUELA SUPERIOR POLITÉCNICA DE CHIMBORAZO

ESCUELA DE MEDICINA
NEUMOLOGÍA

Nombre: Stalin Javier Alajo Toaquiza


Curso: 7mo “A”
Docente: Dr. Alejandro Bermudez

BRONQUIECTASIAS
Bronquiectasia se refiere a la dilatación irreversible de la vía respiratoria con
compromiso pulmonar focal o difuso y que por lo general se clasifica como cilíndrica o
tubular (más frecuente), varicosa o quística.
Las bronquiectasias pueden formarse por causas infecciosas o no infecciosas, la
bronquiectasia focal se refiere a los cambios bronquiectásicos en una zona localizada
del pulmón y pueden ser consecuencia de la
 Obstrucción extrínseca
 Obstrucción intrínseca
Obstrucción extrínseca: por compresión por linfadenopatía adyacente o un tumor
parenquimatoso.
Obstrucción intrínseca: por un tumor en la vía respiratoria, un cuerpo extraño
aspirado, una vía respiratoria cicatrizada/estenósica o atresia bronquial por
subdesarrollo congénito de las vías respiratorias.
En su epidemiología la incidencia de bronquiectasias aumenta con la edad. Este
problema es más frecuente en mujeres que en varones.
Los pacientes que nacen con CF a menudo desarrollan bronquiectasias clínicas
importantes durante la adolescencia tardía o el principio de la edad adulta, aunque
también existen formas de presentación atípica de CF en adultos >30 o 40 años de edad.
Las bronquiectasias producidas por infección con MAC casi siempre afectan a mujeres
no fumadoras >50 años de edad.
Como manifestaciones clínicas de esta patología podemos encontrar
 La tos productiva persistente con generación constante de esputo espeso y
adherente.
 Estertores y sibilancias en la auscultación pulmonar
 Algunos de los pacientes presentan dedos hipocráticos.
 Obstrucción leve a moderada del flujo de aire en las pruebas de función
pulmonar, superpuesta con las manifestaciones de otros trastornos, como la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc).
 Cambios en las características del esputo, con aumento en el volumen y
purulencia.
 Es probable que no se observen los signos y síntomas típicos de la infección
pulmonar, como fiebre e infiltrados nuevos.
El diagnóstico se basa en el cuadro clínico que consiste en tos persistente y producción
de esputo, acompañados de características radiográficas consistentes. Si bien las
radiografías torácicas carecen de sensibilidad, la presencia de “rieles de tranvía”
indicativa de vías respiratorias dilatadas, es consistente con la bronquiectasia.
La tomografía computarizada es más específica para las bronquiectasias, y es el estudio
de imagen de elección para confirmar el diagnóstico. Los hallazgos de la CT incluyen
dilatación de las vías respiratorias (detectada como “rieles de tranvía” paralelos o el
“signo del anillo de sello”, una zona transversal de la vía respiratoria con diámetro al
menos 1.5 veces mayor que el del vaso adyacente), falta de estrechamiento gradual de
los bronquios (incluida la presencia de estructuras tubulares a 1 cm de la superficie
pleural), engrosamiento de la pared bronquial en las vías respiratorias dilatadas,
secreciones espesas (patrón de “árbol en capullo”) o quistes que surgen de la pared
bronquial (muy pronunciados en la bronquiectasia quística).

El tratamiento de la bronquiectasia infecciosa se centra en controlar la infección activa y


en mejorar la limpieza de secreciones y la higiene bronquial para disminuir la cantidad
de microbios en las vías respiratorias y así reducir al mínimo el riesgo de infecciones
repetidas.
Antibióticos:
En exacerbaciones agudas deben administrarse antibióticos dirigidos contra el patógeno
causal o supuesto (Haemophilus influenzae y P. aeruginosa) casi siempre por un
mínimo de siete a 10 días, y quizá hasta 14.
Higiene bronquial:
 La hidratación y administración de mucolíticos, administración de
broncodilatadores y compuestos hiperosmolares en aerosol (solución salina
hipertónica)
 Fisioterapia torácica (drenaje postural, percusión torácica mecánica usual
mediante palmadas en el tórax o uso de dispositivos como una válvula
unidireccional oscilatoria para presión espiratoria positiva o un chaleco de
oscilación de la pared torácica de alta frecuencia).
 La rehabilitación pulmonar y un programa regular de ejercicio ayudan a la
eliminación de secreciones, además de influir en otros aspectos de las
bronquiectasias, como mejorar la capacidad para el ejercicio y la calidad de vida.
 El mucolítico dornasa (DNasa) se recomienda como medida habitual en la
bronquiectasia relacionada con CF, pero no en la que no está relacionada con
CF, debido a la preocupación sobre la falta de eficacia y el posible daño en la
población sin CF.
Tratamiento antiinflamatorio:
Deben tenerse muy en cuenta los riesgos de la inmunodepresión y la supresión
suprarrenal cuando se administra tratamiento antiinflamatorio en la bronquiectasia
infecciosa. No obstante, la administración de glucocorticoides orales/sistémicos puede
ser importante en la bronquiectasia por ciertas causas, como ABPA, o en
bronquiectasias no infecciosas secundarias a enfermedades subyacentes, en particular
aquellas en las que parece haber un trastorno autoinmunitario (artritis reumatoide o
síndrome de Sjögren). Los pacientes con ABPA también pueden beneficiarse de un
curso prolongado del antimicótico itraconazol.
El único tratamiento definitivo para las bronquiectasias es la cirugía, pero las
indicaciones para la cirugía están limitadas actualmente a unos pocos casos. En la
mayoría de casos se basará en el tratamiento médico de las exacerbaciones y el control
del daño tisular y la inflamación.
EPOC
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica mejor conocida como EPOC es
prevenible y tratable, se caracteriza por una limitación persistente al flujo aéreo,
generalmente progresiva y poco reversible, asociada a una reacción inflamatoria
exagerada de las vías aéreas y del parénquima pulmonar en respuesta a la inhalación de
partículas y gases nocivos.
La EPOC debe diferenciarse de otras enfermedades respiratorias como:
 Asma bronquial
 Bronquiectasias
 Fibrosis quística o la bronquiolitis obliterante
En su epidemiología la prevalencia de la EPOC en España en la población adulta de más de 40
años es del 8%-10%, cifra que aumenta con la edad. La EPOC es un problema sociosanitario
creciente, debido en parte al envejecimiento poblacional. La OMS estima, asimismo, que la
EPOC pasará de ser la 13.ª causa de incapacidad sociolaboral en el mundo en 2004 a la 5.ª en
2030. A pesar de ello, la EPOC es una enfermedad poco reconocida y no diagnosticada en el
70%-80% de los casos, por lo que su tratamiento es inadecuado en un porcentaje muy alto de
la población.

Dentro de los factores de riesgo que presenta la EPOC podemos encontrar:


 Innhalación de gases y partículas nocivos es el principal factor de riesgo
 Inhalación de humo de tabaco, lo que incluye el tabaquismo pasivo.
 Humo especialmente en mujeres, y posiblemente en niños
 Contaminación atmosférica
 Polvo
 Agentes químicos
 Asma bronquial

Sin embargo, estimaciones globales recientes consideran que al menos el 20% de los
pacientes con EPOC en el mundo no son fumadores, lo que sugiere que deben
contemplarse otras fuentes de exposición hasta ahora no consideradas suficientemente.

El diagnóstico de EPOC se sospecha sobre la base de los antecedentes de consumo de


tabaco (o de otro tipo de exposición, por ejemplo al humo de leña) o la presencia de
síntomas sugestivos (disnea, tos y expectoración), pero se establece mediante
espirometría forzadaque confirme la presencia de una alteración ventilatoria obstructiva
(cociente FEV1/FVC < 0,7). Su gravedad funcional se clasifica según el valor de FEV1.
Los fumadores sintomáticos de más de 40 años con espirometría forzada normal deben
ser considerados en riesgo de padecer EPOC y deberían ser sometidos periódicamente a
evaluación. Una vez establecido el diagnóstico de EPOC la valoración clínica de los
pacientes debe considerar además los siguientes aspectos:

a) sintomatología, en particular el grado de disnea, mediante cuestionarios


estandarizados, como el del Medical Research Council (modificado), cuya escala oscila
entre 0 y 4.
b) nivel de salud (calidad de vida), también con cuestionario
c) capacidad de ejercicio (prueba de la marcha de los 6 min)
d) presencia de enfermedades asociadas (cardiovasculares, metabólicas,
osteomusculares hematológicas, trastornos durante el sueño e IMC.

Tratamiento farmacológico
Los objetivos del tratamiento farmacológico en la EPOC son:
1) prevenir y reducir los síntomas de la enfermedad (disnea fundamentalmente)
2) mejorar el estado de salud y la tolerancia al ejercicio del paciente,
3) reducir la frecuencia y severidad de las exacerbaciones.
Hasta la actualidad, ninguno de los fármacos disponibles para el tratamiento de la EPOC
ha demostrado capacidad para evitar la pérdida acelerada de FEV1 que caracteriza a la
enfermedad, aunque existen análisis indirectos que sugieren un cierto efecto. Existen
tres clases de broncodilatadores disponibles para el tratamiento de la EPOC:
 simpaticomiméticos (agonistas b2)
 anticolinérgicos (o antimuscarínicos)
 metilxantinas (teofilina o aminofilina).

El efecto broncodilatador de los agonistas b2 se produce por estimulación directa del


sistema adrenérgico, con efectos secundarios cardiovasculares y musculares. Su empleo
se recomienda exclusivamente por vía inhalatoria en aerosol, con o sin cámara
espaciadora según las dificultades del uso individual, más frecuentes en los pacientes de
edad más avanzada, o en polvo seco.
Tratamiento no farmacológico
Debido a la disnea de esfuerzo característica de la EPOC, muchos pacientes adoptan un
estilo de vida sedentario. A la larga, ello supone una menor adaptación del sistema
cardiovascular al esfuerzo y la atrofia muscular, con lo que se establece un círculo
vicioso que empeora la capacidad para realizar actividades físicas. Todo ello se agrava
por:
 Problemas psicosociales
 Ansiedad
 Depresión
 Aislamiento del entorno

Los programas de rehabilitación están dirigidos a romper este círculo vicioso. Por tanto,
debe aconsejarse que todos los pacientes deben practicar actividades físicas simples de
la vida diaria como andar, pasear y subir escaleras, o pedalear en una bicicleta estática o
nadar.
Entre las medidas de rehabilitación también debe incluirse una nutrición adecuada y
educación sobre la enfermedad, tanto al paciente como a sus familiares, así como apoyo
psicológico en los casos de depresión o ansiedad.

 Oxigenoterapia: La administración domiciliaria continuada (al menos 12 h/día)


de oxigenoterapia está indicada cuando existe insuficiencia respiratoria crónica.
En estos pacientes aumenta su supervivencia.
 Soporte ventilatorio: La ventilación no invasiva en pacientes con EPOC estable
e insuficiencia respiratoria crónica no está recomendada.

Tratamiento quirúrgico
Existen dos alternativas quirúrgicas indicadas en el tratamiento de la EPOC:

 Cirugía de reducción de volumen y trasplante pulmonar. La primera supone la


resección de las áreas pulmonares con mayor grado de destrucción
parenquimatosa (enfisema). Está indicada en pacientes con enfisema grave de
distribución heterogénea y predominio en lóbulos superiores y con escasa
tolerancia al esfuerzo después de un programa de rehabilitación. En estos
pacientes, la intervención quirúrgica de reducción de volumen mejora la
supervivencia, la calidad de vida y la capacidad de ejercicio.
 La colocación de válvulas endobronquiales mediante broncoscopio como
alternativa a la reducción quirúrgica de volumen está en estudio.
 El trasplante uni- o bipulmonar está indicado en pacientes con EPOC muy grave
y edad inferior a 65 años. Su supervivencia media oscila en torno a 7 años, y
proporciona mejoría clínico-funcional significativa

Tratamiento de las exacerbaciones

Debe dirigirse a:
1) aliviar el impacto de las manifestaciones clínicas y funcionales, y
2) prevenir la aparición de nuevas exacerbaciones.
Las exacerbaciones leves-moderadas pueden ser tratadas ambulatoriamente, aunque es
recomendable efectuar un control evolutivo a las 48-72 h. El tratamiento ambulatorio
consistirá en:
• Broncodilatadores de acción corta. Con recomendación de los agonistas b2, en
dosis elevadas (salbutamol 400 mg, en aerosol, o terbutalina 1000 mg, en polvo seco)
administrados cada 4-6 h, con posible aumento de la frecuencia y la dosis si se
considera necesario. Según la evolución y el tratamiento previo se asociará bromuro de
ipratropio 80 mg en aerosol con las mismas pautas que en agonistas b2. La aminofilina
se considerará un preparado de segunda línea.

• Glucocorticoides sistémicos. En los episodios moderados se añadirán


glucocorticoides; se recomienda prednisona en dosis de 40 mg/día durante 5 días,
preferentemente p.o. Los glucocorticoides acortan el tiempo de duración de las
exacerbaciones, mejoran el FEV1 y la hipoxemia arterial y reducen el riesgo de recaídas
y de nuevos episodios. Se desconoce su efecto en las exacerbaciones leves.

• Antibióticos. Uno de los desencadenantes más frecuentes de las exacerbaciones es la


infección bacteriana o vírica. Se considera que el tratamiento antibiótico está indicado
cuando se presentan al menos dos de los tres síntomas cardinales de una exacerbación
(aumento de la disnea y del volumen y purulencia del esputo) y siempre y cuando la
purulencia sea uno de ellos. En un análisis sistemático de ensayos controlados con
placebo se demostró que los antibióticos reducen la mortalidad a corto plazo en un 77%,
los fallos terapéuticos en un 53% y la purulencia del esputo en un 44%. En las
exacerbaciones leves-moderadas se recomienda amoxicilina-ácido clavulánico p.o.
(500-125 mg/8 h o 875-125 mg/12 h) durante 7-10 días.

Bibliografía
 Harrison: Principios de Medicina Interna, 19ª Edición. McGraw-Hill Castellano de
España 2016.
 Rozman, C. "Farreras: Medicina Interna" 13 era. edición. Doyma, Madrid, 1995.

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