Está en la página 1de 351

Phillip Johnson,

mi compañcro de f caigas,
un hombrc quc ha pcrmanccido
ficlmcntc a mi lado
cn cl ministcrio.
JOHN MACARTHUR
Introducción

Pastores y obreros de construcción

Primera parte: La anatomía de una iglesia

1. La estructura en esqueleto

Una visión elevada de Dios

La autoridad absoluta de las Escrituras

Sana doctrina

Santidad personal

Autoridad espiritual

2. Los sistemas internos

Obediencia

Humildad

Amor

Unidad

Disposición para servir

Gozo

Paz

Gratitud

Dominio propio
Responsabilidad

Perdón

Dependencia

Flexibilidad

El deseo de crecer

Fidelidad

Esperanza

3. Los músculos

La predicación y la enseñanza

El evangelismo y las misiones

La adoración

La oración

El discipulado

El pastorado

La edificación de familias

La capacitación

Las ofrendas

El compañerismo

Un vistazo al exterior

4. La cabeza

Él es el salvador
Él es el pastor

Él es el soberano

Él es el santificador

Segunda parte: La iglesia dinámica

5. El modelo de la iglesia naciente

La fundación de la iglesia

El ministerio de la iglesia

El liderazgo de la iglesia

6. Ancianos, diáconos y otros miembros de la iglesia

Ancianos

Diáconos

La congregación

7. Veamos el modelo tesalonicense

Una iglesia redimida

Una iglesia consagrada

Una iglesia que sufre

Una iglesia que gana almas

Una iglesia que espera la segunda venida

Una iglesia firme

Una iglesia sometida

8. Las señales de una iglesia eficaz


Líderes piadosos

Metas y objetivos funcionales (prácticos)

Discipulado

Se esfuerza por introducirse en la comunidad

Miembros de iglesia activos

Preocupados unos por otros

Dedicación a la familia

Predicación y enseñanzas bíblicas

Disposición para cambiar

Gran fe

Sacrificio

Adoración

9. El llamamiento de la iglesia

Llamados a la elección

Llamados a la redención

Llamados a la santificación

Llamados a la identificación

Llamados a la revelación

llamados a la unificación

Llamados a la glorificación

Llamados a la proclamación
10. La obra del Señor a su manera

Una visión para el futuro

Un sentido de flexibilidad

Un compromiso total

Un compromiso a servir en el presente

La aceptación de la oposición como un reto

Un espíritu de equipo

Sensibilidad a la dirección del espíritu en otros

Tercera parte: Las cualidades de un siervo excelente

11. Entendamos el espíritu engañador

Los apóstatas son previsibles

La cronología de los apóstatas

El origen de los apóstatas

El carácter de los apóstatas

La enseñanza de los apóstatas

El error de los apóstatas

12. Entendamos los deberes del ministro

El siervo excelente advierte a las personas del error

El siervo excelente es un estudiante experto de las Escrituras

El siervo excelente evita la influencia de la enseñanza profana

El siervo excelente se disciplina a sí mismo en la piedad personal


El siervo excelente es un obrero diligente

El siervo excelente enseña con autoridad

El siervo excelente es un modelo de virtud espiritual

El siervo excelente tiene un ministerio completamente bíblico

El siervo excelente cumple con su llamamiento

El siervo excelente está totalmente absorto en su trabajo

El siervo excelente progresa continuamente en su crecimiento


espiritual

13. El pastorado del rebaño de Dios

Los pastores son rescatadores (salvadores)

Los pastores son líderes

Los pastores son guardianes

Los pastores son protectores

Los pastores son consoladores

Un día en la vida de un pastor

El príncipe de los pastores

De la analogía a la realidad

Apéndices

1. Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos

¿Cuál es la interpretación correcta del término anciano?

¿Cómo se usa el término anciano en relación con la iglesia?


¿Cómo se relaciona el anciano con el obispo y el pastor?

¿Cuál es el papel de un anciano?

¿Cuáles son los requisitos de un anciano?

¿Pueden las mujeres servir como ancianos?

¿Cómo hay que ordenar los ancianos?

¿Tienen que ser los ancianos sostenidos económicamente por la


iglesia?

¿Es el pastorado un trabajo en equipo?

¿Elimina el gobierno de los ancianos el papel de un líder especial?

¿Cuál es la relación de los ancianos con la congregación?

2. Respuestas a las preguntas clave sobre los diáconos

¿En qué sentido se usa la palabra diácono en el nuevo testamento?

¿Qué clase de servicio está implícito en la palabra griega para


"diácono"?

¿Habla el Nuevo Testamento acerca de la posición de diácono?

¿Es mencionado alguien específicamente como diácono en el Nuevo


Testamento?

¿No habla Hechos 6 acerca de diáconos?

Si los hombres en Hechos 6:5 no eran diáconos, ¿qué eran?

¿Hay algún pasaje en las Escrituras que se refiera a los diáconos en


sentido oficial?

¿Cuáles son los requisitos para ser diácono?

¿Qué dice la Biblia acerca de diaconisas?


¿Cuál es la diferencia entre ancianos y diáconos?

3. Los requisitos para el liderazgo espiritual

"Irreprensible": Es un hombre de carácter incuestionable

"Marido de una sola mujer": Es sexualmente puro

"Sobrio": No es dado a los excesos

"Prudente": Se disciplina a sí mismo

"Decoroso": Se organiza bien

"Hospedador": Es hospitalario

"Apto para enseñar": Tiene habilidad para enseñar

"No dado al vino": No es un bebedor

"No pendenciero": No es peleón

"Amable": Perdona fácilmente los fallos humanos

"Apacible": No es amigo de peleas

"No avaro": Libre del amor al dinero

"Que gobierne bien su casa": Mantiene una familia cristiana

"No un neófito": Es un cristiano maduro

"Que tenga buen testimonio de los de afuera": Es respetado por los


que no son cristianos

4. Elementos de disciplina de iglesia

El lugar de la disciplina

El propósito de la disciplina
La persona de disciplina

La provocación de la disciplina

El proceso de la disciplina

El poder de la disciplina

S. Restauración del hermano que peca

Levantarlo

Sostenerlo

Edificarlo

6. ¿Debieran ser restaurados los líderes que caen en pecado?

7. El peligro de la falsa enseñanza

Recuérdales esto a los verdaderos maestros

Evitar la falsa enseñanza

índice de temas
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu
Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la
cual él ganó por su propia sangre.

Hechos 20:28

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza


de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido
dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica
encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede
poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es jesucristo.

1 Corintios 3:9-11
A algunos líderes de iglesia contemporáneos les gusta que se piense de
ellos como hombres de empresa, estrellas de los medios de
comunicación, sicólogos, filósofos o abogados. No obstante, esas ideas
están en clara oposición con los símbolos que las Escrituras emplean
para representar a los líderes espirituales.

Por ejemplo, en 2 Timoteo 2 Pablo usa siete metáforas diferentes


para describir los rigores del liderazgo. Representa al ministro como un
maestro un soldado un atleta un labrador un obrero un vaso y un
esclavo Cada una de esas imágenes evoca ideas de sacrificio, trabajo,
servicio y privaciones. Hablan elocuentemente de las responsabilidades
variadas y complejas del liderazgo espiritual. Ninguna de ellas nos lleva
a pensar que el liderazgo sea algo fácil y encantador.

Es así porque no se supone que sea encantador. El liderazgo en la


iglesia -y hablo de cada faceta del liderazgo espiritual, no solo del papel
del pastorno es un manto de posición elevada que se confiere a la
aristocracia de la iglesia. Tampoco se obtiene por antigüedad, se
compra con dinero o se hereda por medio de lazos familiares. No cae
necesariamente en las manos de los que son exitosos en los negocios o
las finanzas. Tampoco se otorga sobre la base de inteligencia o talento.
Sus requisitos son un carácter irreprensible, madurez espiritual y
disposición de servir humildemente.

La metáfora favorita de nuestro Señor para el liderazgo espiritual,


que Él la usó a menudo para describirse a sí mismo, era la de pastor:
uno que cuida del rebaño de Dios. Todo líder de iglesia es un pastor.
Esa palabra nos aporta una imagen apropiada. Un pastor dirige,
alimenta, cuida, consuela, corrige y protege. Esas son las
responsabilidades de todo clérigo.
Los pastores carecen de posición social. En la mayoría de las
culturas, los pastores ocupan los lugares más bajos de la escala social.
Esto es apropiado, porque nuestro Señor dijo: "Sino sea el mayor entre
vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve" (Lc.
22:26).

Bajo el plan que Dios ha establecido para la iglesia, el liderazgo es


una posición de servicio amoroso y humilde. El liderazgo de la iglesia es
ministerio, no administración. A los que Dios ha designado como líderes
no los llama a ser monarcas reinantes, sino esclavos humildes, no
individuos famosos e ingeniosos, sino siervos diligentes. El hombre que
dirige al pueblo de Dios debe ser por encima de todo un ejemplo de
sacrificio, devoción, sometimiento y humildad.

Jesús mismo nos mostró el modelo a seguir cuando se arrodilló para


lavar los pies de sus discípulos, una tarea que la solía hacer el más
humilde de los esclavos (Jn. 13). Si el Señor del universo estuvo
dispuesto a hacer eso, ningún líder de iglesia tiene el derecho a pensar
que él es un gran personaje.

Existe una gran diferencia entre pastorear ovejas y dirigir una iglesia.
Pastorear animales es una labor que no exige gran talento y habilidad.
Ninguna universidad ofrece cursos en pastorear animales. No es una
labor extremadamente difícil. Es incluso posible entrenar a un perro para
guardar un rebaño de ovejas. En los tiempos bíblicos, muchachos
jóvenes -como David, por ejemplo- pastoreaban las ovejas, mientras
que los adultos hacían las tareas que requerían más habilidad y
madurez.

Sin embargo, pastorear un rebaño espiritual no es tan sencillo. Las


demandas son muchas y los requisitos son difíciles de satisfacer. No
todos poseen las calificaciones requeridas, y entre los que las cumplen,
pocos parecen brillar en la tarea. El pastorado espiritual exige que sea
un hombre piadoso, talentoso, de múltiples habilidades y de gran
integridad. Recordemos que también se le describe como maestro,
soldado, atleta, labrador y esclavo. Con todo, debe mantener la
perspectiva y conducta de un joven pastor.
Eso no es todo. Los líderes de iglesia son obreros de construcción
espiritual. En 1 Corintios 3 Pablo compara a los ministros a un maestro
constructor que sigue cuidadosamente una serie de planos bíblicos,
trabajando en armonía con Dios para construir un edificio, la iglesia:
"Porque nosotros somos colabores de Dios, y vosotros sois labranza de
Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido
dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica
encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica" (vv. 9-10).

Los constructores sabios siguen los planos con precisión; el más


ligero desvío de los planos del arquitecto en las etapas iniciales puede
resultar en una vacilante monstruosidad para cuando se ha completado
el trabajo. La Palabra de Dios es el plan maestro para la construcción
espiritual, y solo los que lo siguen exactamente consiguen edificar algo
que permanecerá firme.

Como constructores debemos, pues, edificar conforme al plan


establecido. Y como pastores, debemos dirigir por los caminos
correctos. En cualquier caso, nosotros determinamos la dirección de
nuestro pueblo. Oseas 4:9 dice: "Y será el pueblo como el sacerdote".
En otras palabras, el pueblo imita el ejemplo de los líderes espirituales.

Quizá eso explica el estado patético de la iglesia contemporánea.


Muchos de los líderes religiosos más conocidos y visibles fallan por
completo en dar la talla bíblica que corresponde a los pastores. Todo
líder que sigue su propio modelo está destinado a fracasar. Están
construyendo con un juego de planos erróneo, y están confundiendo a
las ovejas.

Las iglesias pueden superar casi cada clase de problema excepto el


fracaso en el liderazgo. Necesitamos un curso bíblico renovador para los
pastores espirituales, examinar de nuevo con atención el plan maestro
del Arquitecto. De eso trata este libro

Las personas me preguntan a menudo cuál pienso yo que es el


secreto del desarrollo de la Iglesia Grace Communty durante las últimas
dos décadas. Siempre les digo que, por encima de todo, es Dios quien
determina los que son miembros de una iglesia y que los números por sí
mismos no son garantía de éxito espiritual. Sin embargo, en medio de
un tremendo crecimiento numérico, la vitalidad espiritual de nuestra
iglesia ha sido notable. Estoy convencido de que Dios nos bendice
sobre todo a causa de que los miembros están comprometidos a
promover un liderazgo bíblico. Al afirmar y emular el ejemplo piadoso de
nuestros ancianos, la iglesia ha abierto la puerta para recibir
bendiciones extraordinarias de la mano de Dios.

Desde hace varios años venimos celebrando regularmente


Conferencias Pastorales en la iglesia. Ancianos y ministros de otras
iglesias pasan una semana con nosotros estudiando los principios
bíblicos del pastorado espiritual y observando cómo se aplican esos
principios en el contexto de un modelo de iglesia funcionando.

Últimamente, The Master's Fellowship ha apoyado la celebración de


seminarios de pastores en ciudades clave en todo el país. En estos
talleres se ofrece en un día de forma resumida los mismos principios
bíblicos de liderazgo que enseñamos en las Conferencias Pastores en
nuestra iglesia. La respuesta a estos seminarios ha sido mucho mayor
de la anticipada. Muchos participantes preguntaban por un libro de texto
que recogiera todo el material en un un solo texto. El plan del Señorpara
la iglesia que usted tiene en sus manos es el resultado de esas
solicitudes.

Buena parte del material contenido en este libro ha aparecido ya en


forma impresa. Las partes 1, 2 y 3 son ediciones revisadas de las guías
de estudio usadas en el programa de radio "Gracia a vosotros". Las tres
serie -La anatomía de la iglesia, La iglesia dinámica y Las cualidades de
un siervo excelente- representan algunos de los materiales mejor
recibidos sobre el liderazgo de la iglesia que jamás se han ofrecido.
"Respuestas a preguntas clave sobre ancianos" y "Respuestas a
preguntas clave sobre diáconos" ya han sido publi cados por separado
como libritos. Los restantes Apéndices son pasajes seleccionados de
otras serie de casetes. Los casetes que contienen todo el material en
inglés están a disposición del lector individualmente o la serie completa
en "Gracia a vosotros".
El lector notará que muchos de los capítulos de este libro suenan
como sermones. Lo son. Fueron editados un poco por razones de estilo,
pero con el deseo de conservar el sabor original intacto, decidimos
retener muchas referencias a la Grace Community Church, que fue la
receptora original de la mayoría de estos mensajes.

Nada es más necesario hoy que la vuelta a los principios bíblicos del
liderazgo. Los líderes sólidos son extremadamente raros en la iglesia
contemporánea, en los campos de misión y en muchas escuelas y
seminarios cristianos y organizaciones. Una iglesia no puede tener
mayor éxito que el de sus líderes. Si el pastor y otros líderes fallan en
satisfacer las expectativas elevadas de Dios en cuanto a la piedad, la
autenticidad y la madurez espiritual, la iglesia también fallará.
Y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo,
nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el
crecimiento que da Dios.

C
olosenses 2:19

Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el


primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia.

C
olosenses 1:18
*De la cinta casete GC 2024.

Cuando la Grace Community Church empezó a experimentar un


crecimiento tremendo, sucedían tantas cosas al mismo tiempo que yo
no podía estar al tanto de todas ellas. Aquel fue un tiempo emocionante
y eufórico para la iglesia. Me gusta decir que aquellos fueron los años
de descubrimiento. Cuando llegué a la iglesia, yo no sabía mucho. Cada
semana estudiaba y preparaba los sermones y los domingos la
congregación y yo aprendíamos juntos. Les daba a conocer lo que la
Biblia enseñaba y los hermanos decían: "¡Qué estupendo! ¡Así que eso
es lo que dice la Biblia!" Fuimos dando grandes pasos en nuestro
crecimiento espiritual y conocimiento, y el Señor añadía muchas
personas a la iglesia. Aquellos años fueron como una luna de miel
prolongada. El entusiasmo y la energía se veían por todas partes.

Cuando llegué por primera vez a la Grace Community Church, mi


meta era conservar a los miembros que ya había y evitar que se
marcharan. Nunca me imagine que la iglesia crecería de la manera que
lo ha hecho. Esa es la razón por la que digo que el versículo que he
llegado a comprender mejor en todos estos años de ministerio es
Efesios 3:20, que habla de Dios como "Aquel que es poderoso para
hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos". A lo largo de mi ministerio he visto que Dios ha hecho
mucho más de lo que yo podía imaginar.
Parece que todas las iglesias suelen seguir la misma pauta de
crecimiento y decadencia. La primera generación lucha por descubrir y
establecer la verdad. La Grace Community Church ya pasó por esa
etapa; los primeros años fueron un tiempo de descubrimiento y
establecimiento de la verdad. La segunda generación lucha por
mantener la verdad y proclamarla. Nosotros también lo hemos
experimentado en nuestra iglesia. Todo lo que hemos aprendido lo
hemos puesto en libros y en casetes. Hemos entrenado a otros para que
sirvan como pastores, para que salgan y empiecen a enseñar a otros.
Les hemos dado a conocer a otros pastores lo que hemos aprendido.
No obstante, a la tercera generación de una iglesia le importaba poco
todo eso. ¿Por qué? Puesto que ellos no participaron en las luchas de
las dos primeras generaciones, no sienten que tengan allí nada en
juego. Tienden a dar por supuestas las cosas que ya han sido
establecidas.

Eso me asusta. En el ministerio, lo más dificil de vencer es la


indiferencia. Es desalentador ver que los que no fueron parte de la
edificación de la iglesia lo dan todo por supuesto. Debido a que no
tomaron parte en la batalla, no pagaron el precio o aprecian el dulce
sabor de la victoria. Ellos no saben lo que significó aquella lucha. Los
que no son parte del proceso de lucha, descubrimiento y
establecimiento de la verdad a menudo son incapaces de apreciar lo
que Dios ha hecho.

Hay muchas personas nuevas en nuestra iglesia que no comprenden


el sacrificio de tiempo, talento, esfuerzo y dinero que los creyentes
hicieron durante el proceso de crecimiento de la iglesia. Al principio en la
historia de nuestra iglesia, una joven pareja se olvidó de su derecho a la
luna de miel porque ellos querían dar a la iglesia. Esa es una de las
muchas ilustraciones de sacrificio que podemos contar. Los que no han
sido parte de la lucha involucrada en la edificación de una iglesia se
vuelven quisquillosos acerca de las pequeñas cosas que no salen bien.
Algunos dedican demasiado tiempo prestando atención a cosas triviales
cuando debieran estar preocupados por el reino de Dios.

El fruto de la apatía es la crítica. Es fácil para una persona llegar al


punto de que da todo por supuesto y empieza a criticar cualquier
imperfección que encuentra. El autor Thomas Hardy dijo que él tenía un
amigo que podía ir a cualquier bello prado e inmediatamente encontrar
un montón de estiércol. Nosotros no debiéramos tener esa clase de
perspectiva.

Dios ha dado a la Grace Community Church muchos miembros


maravillosos, y le estamos muy agradecidos por ello. Pero sé que hay
también otros creyentes que vienen al templo solo cuando es
conveniente para ellos. Para ellos, participar en las actividades de la
iglesia no está a la cabeza en su lista de prioridades. Si no pueden
darse el gusto de ir a otro sitio durante el fin de semana, entonces
acuden al templo. No ven la necesidad de comprometerse con la iglesia.
Algunos miembros no vienen los domingos por la tarde. Piensan que un
sermón a la semana es suficiente. ¡A estas personas les vendría bien
escuchar doscientos sermones a la semana para hacerlos salir de su
autocomplacencia! Kierkegaard observó que las personas piensan que
el predicar es un actor y ellos tienen que ser los críticos. Lo que no
saben es que ellos son los actores y él es el apuntador que desde fuera
del escenario les recuerda lo que sigue cuando a ellos se les olvida
(Parábolas de Kierkegaard, Thomas C. Oden, ed. [Princeton: Princeton
University 1978], pp. 89-90).

Es fácil para los cristianos llegar a la situación en la que esperan que


las cosas sean hechas para ellos. Acuden al templo solo si piensan que
se van a beneficiar en algo.

Edificar una iglesia resulta fácil. El trabajo más dificil comienza


después de que la iglesia ha crecido, cuando usted se enfrenta a
personas que han llegado a sentirse satisfechas de sí mismas.

Una vez recibí una carta de un joven pastor que estaba pensando en
dejar el ministerio, y lo que decía me rompió el corazón. Esto es lo que
él escribió:

Permítame explicarle algo que me tiene preocupado y que


todavía no he podido corregir, y que me está llevando a pensar en
dejar el ministerio. Quizá el Señor quiera usar sus conocimientos
para darme a mí algo de luz.
Creo firmemente que el liderazgo de la iglesia debiera ser lo
mejor de lo mejor, no solo en sus vidas espirituales personales,
sino también en ejemplo para los que dirigen. No quiero decir que
el líder tiene que ser perfecto o sobrehumano, pero sí que debiera
tener una relación personal viva y creciente con nuestro Señor.
Creo firmemente que si los líderes de una iglesia no presentan un
estilo de vida de compromiso y dedicación con el Señor y con su
iglesia, sus seguidores tampoco lo van a hacer.

El problema, pastor MacArthur, es que las dos terceras partes


de nuestros líderes elegidos solo vienen a los cultos de la iglesia
una vez a la semana. No estoy diciendo que todos tienen que
estar presentes cada vez que se abren las puertas del templo,
pero sí creo que, excepto en el caso de situaciones imprevistas,
enfermedades y vacaciones, los líderes de la iglesia debieran
esforzarse por estar presentes en los cultos de la iglesia, sino por
otra razón, al menos para animar a los santos y al pastor.
Encuentro bastante difícil de creer que se pueda proveer de un
buen liderazgo cuando los líderes no pasan suficiente tiempo con
los creyentes para enterarse de cuáles son sus heridas y temores.
En nuestras reuniones del consejo de diáconos, encuentro que la
mayor parte del tiempo se pasa en asuntos que no tienen relación
directa con las necesidades de las personas. Creo que debido a
eso, nuestra iglesia se encuentra estancada, lo que equivale a que
estamos retrocediendo en vez de avanzar. Varias veces pedí a los
líderes que pensáramos juntos sobre esto (algunos de ellos
incluso no son muy fieles en asistir a las reuniones), pero sin
ningún resultado.

No estoy hablando acerca de hombre y mujeres que


sencillamente no pueden acudir a las reuniones, sino de personas
que no quieren hacerlo. Algunos de los líderes dicen que están
muy ocupados, demasiado cansados al final del día, o ni siquiera
se excusan. Pero esos líderes no tienen ningún reparo en
recordarme que ellos son los que deciden en la iglesia. Eso
sucede a menudo. He llegado a la conclusión de que si eso
continúa así en el próximo año, estoy listo para dejar el pastorado.
¿Cómo es posible que un pastor pueda dirigir su iglesia,
establecer los programas que se necesitan y desarrollar un
liderazgo espiritual si no puede conseguir que los demás líderes le
apoyen? Estoy abierto a su consejo. Creo sinceramente que
nuestra iglesia tiene grandes posibilidades; pero mientras tanto
que seamos tibios, el Señor no va a bendecirnos o a usarnos.

Esa carta la podían haber escrito miles de diferentes pastores porque


es común para las personas dar por supuesto las cosas buenas que
Dios les ha dado. Yo no quiero que eso suceda en la Grace Community
Church. No quiero que las personas se olviden del Señor. Quiero que
ellos continúen temiendo su santo nombre.

Al escribir a su congregación, el apóstol Pedro dijo: "Por esto, yo no


dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis,
y estéis confirmados en la verdad presente" (2 P. 1:12). Pedro tenía un
alto llamamiento de parte de Dios y no quería ser irresponsable en
cuanto a la manera en que lo cumplía. No quería ser negligente para
con aquellos a los que estaba llamado a enseñar, de modo que
continuamente les recordaba lo que ya habían aprendido. Les estaba
diciendo: "Yo sé que vosotros conocéis estas cosas, pero necesitáis que
os las recuerde". Continuando en el versículo 13, dice: "Pues tengo por
justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaron con
amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como
nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con
diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento
tener memoria de estas cosas" (vv. 13-15). Hay virtud en repetir las
cosas básicas a fin de que no se olviden. Eso es lo que quisiera hacer
ahora.

Muchos pastores vienen a visitarnos para averiguar por qué


crecemos y qué estamos haciendo. Por lo general vienen para saber
cómo hacemos las cosas. Desean conocer lo que Dios está haciendo, y
algunos de ellos piensan que pueden tomar nota de métodos,
herramientas, programas e ideas y aplicarlas a sus propias iglesias. Sin
embargo, eso es como ir a comprar un novillo y regresar a casa solo con
la piel. Lo que ven es solo la carne de nuestros ministerios, no los
aspectos internos que hacen que esos ministerios funcionen debi
damente. Debajo de la superficie de las cosas está el fundamento que
las personas no ven. Tratamos de decirles a los pastores que ellos
pueden ver un ministerio funcionando, pero lo que necesitan conocer y
entender es lo que está sucediendo detrás del escenario.

Para esta primera parte de nuestro estudio sobre el liderazgo de la


iglesia, voy a usar la analogía que emplea el apóstol Pablo en 1
Corintios 12:12-31. La iglesia es un cuerpo, y debiéramos prestarle gran
atención a su anatomía. Cada cuerpo tiene ciertos elementos: un
esqueleto, sistemas internos, músculos y carne. Una iglesia necesita
tener la estructura apropiada (un esqueleto), sistemas internos (ciertas
actitudes), músculos (diferentes funciones), y carne (la forma de los
programas). Elimine alguno de estos componentes esenciales, y el
cuerpo no puede sobrevivir. La anatomía es el estudio de cómo encajan
unos con otros y funcionan juntos. Vamos a considerar la anatomía de
una iglesia.

Empecemos con el esqueleto. Para que un cuerpo funcione, tiene


que tener una estructura. El esqueleto les da a los animales vertebrados
su estructura. Asimismo, hay ciertas verdades esenciales que una
iglesia tiene que creer y sostener firmemente si quiere contar con una
estructura sana y fuerte. Estas doctrinas son inalterables y nunca
negociables; no pueden quedar comprometidas bajo ningún concepto.
Si usted cede en cualquiera de estos puntos destruye el esqueleto, la
iglesia cesa en ser una iglesia y se convierte en su lugar en un bulto
amorfo.

Una visión elevada de Dios

Es absolutamente esencial que una iglesia se vea a sí misma como una


institución establecida para la gloria de Dios. Me temo que la iglesia en
los Estados Unidos ha descendido de ese elevado propósito y se ha
enfocado en cambio en la humanidad. Hoy la iglesia parece pensar que
su meta es ayudar a las personas a sentirse mejor acerca de sí mismas.
No les ofrece a las personas otra cosa que placebos espirituales. Se
enfoca en la psicología, en el amor propio, en el entretenimiento y en
otras mil diversiones para tratar de satisfacer esas necesidades.
La iglesia ha sido reducida de un organismo que hace hincapié en
conocer y glorificar a Dios a una organización enfocada en las
necesidades humanas. No se dan cuenta de que si usted conoce a Dios
y le glorifica, las necesidades de su vida quedarán satisfechas. "El temor
de Jehová es el principio de la sabiduría" (Pr. 9:10). Cuando usted goza
de una relación correcta con Dios, todo lo demás cae en su justo lugar.
No estoy diciendo que debiéramos olvidarnos de las necesidades
humanas. Debemos interesarnos por las personas en la misma manera
en que Dios lo hace. Pero debemos encontrar un buen equilibrio, y eso
comienza con una visión elevada de Dios. Debemos tomar seriamente a
Dios.

Siento una santa indignación hacia los predicadores y otros que


quieren sacar a Dios de su trono y convertirlo en un siervo que tiene que
hacer todo lo que ellos le piden que haga. Las personas tienden a ser
irreverentes; no saben cómo adorar a Dios. Algunas personas piensan
que la adoración es todo aquello que les produce sentimientos
agradables. Conocen muy poco acerca de Dios. Hay demasiadas
Martas y muy pocas Marías en la iglesia (Lc. 10:38-42). Estamos tan
ocupados sirviendo que no dedicamos tiempo a sentarnos a los pies de
Jesús. No temblamos ante la Palabra de Dios. No nos atrevemos a
enfrentarnos a la santidad de Dios y a nuestra pecaminosidad de modo
que podamos ser usados para su gloria.

Cuando una persona muere, tenemos la tendencia a decir: "¿Cómo


pudo Dios haber permitido esto?" Nosotros no tenemos el derecho de
preguntar eso. Deberíamos preguntar: "¿Por qué estamos nosotros
todavía vivos?" Dios, siendo santo, podía haber destruido al hombre
cuando éste cayó por primera vez en el pecado. El que Dios sea tan
bondadoso para con nosotros no es razón para que seamos
indiferentes. A Dios debemos tomarlo seriamente.

Vea en las librerías cristianas. La gran mayoría de los libros que se


escriben hoy atacan solo problemas de poca importancia. Durante las
eras cuando la iglesia era más santa, los cristianos tenían muy pocos
libros para leer, pero los que tenían les decían cómo disfrutar de una
relación correcta con Dios. La mayoría de los libros de hoy no lo hacen.
Un estudio hecho en una conferencia nacional de pastores reveló
que la mayoría de los pastores sienten que necesitan más ayuda para
tratar con familias. A pesar de todos los libros disponibles sobre los
temas relacionados con la familia, esa es todavía un área en la que los
líderes cristianos necesitan más ayuda. De modo que la respuesta no es
escribir más materiales acerca de la familia. El problema consiste en
que las personas no toman a Dios seriamente para funcionar conforme
a sus leyes. Si a las familias se les enseñara una visión elevada de
Dios, no habría tantos problemas familiares como tenemos en la iglesia.

Santiago 4:8 dice: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros".


¿Le gustaría vivir su vida teniendo a Dios cerca de usted? Si usted se
acerca a Dios, Él se acercará a usted. Pero usted dice: "Cuando me
acerco a Dios, me pongo nervioso fácilmente". Por eso es por lo que
Santiago 4:8 también dice: "Pecadores, limpiad las manos". Cuanto más
se acerca a Dios, tanto más consciente es de su propio pecado. En
consecuencia, usted se humillará a sí mismo y llorará por sus pecados.
Santiago 4:10 dice que cuando usted se humilla a sí mismo delante del
Señor, "él os exaltará".

Debemos tomar a Dios seriamente y exaltarle; no queremos tener


una iglesia centrada en el hombre. Tenemos que salir y alcanzar a las
personas en el amor de Cristo, pero Dios tiene que ser siempre el centro
de nuestra adoración y vida.

La autoridad absoluta de las Escrituras

Una segunda verdad no negociable que forma parte del esqueleto de la


iglesia es la autoridad absoluta de las Escrituras. La Biblia está
constantemente bajo ataque, incluso desde dentro de la propia iglesia.
Leí recientemente un artículo escrito por un profesor de seminario que
argumentaba que los cristianos no debieran ver el comportamiento
homosexual como pecaminoso. Si una persona defiende ese punto de
vista, es que está ignorando la Biblia. ¡Qué inconsecuente es que un
profesor de seminario niegue la Biblia cuando está entrenando a
hombres para que ministren la Palabra de Dios! Pero eso es lo que está
ocurriendo hoy. La Biblia está siendo atacada directamente.
Creo que los carismáticos atacan la Biblia cuando le añaden sus
visiones y revelaciones. Es a menudo un ataque sutil y no intencional,
pero es un ataque como otro cualquiera. Ellos dicen que Jesús les dijo
esto y que Dios les dijo lo otro. Están socavando la Biblia cuando no la
reconocen como la única autoridad. Los que creen que Dios habla
regularmente a los cristianos individuales con mensajes especiales le
quitan importancia a su Palabra. Dios se revela a sí mismo
primariamente por medio de las páginas de las Escrituras, y esa
revelación escrita debe ser considerada como la autoridad absoluta.

Uno de los peores asaltos a la Palabra de Dios viene de parte de


personas que dicen que creen en la Biblia, pero no saben lo que
enseña. Ese es el más sutil de los ataques. Muchos en todo el país
dicen que creen en la Biblia de tapa a tapa, pero no conocen ni un solo
párrafo de ella. ¿Cómo pueden decir que creen en lo que no conocen?

Cristo Jesús dijo: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios" (Mt. 4:4). Si somos alimentados
con cada palabra que sale de la boca de Dios, debemos entonces
estudiar cada palabra. Los predicadores de hoy se han olvidado por
complete de esto.

Un pastor me dijo una vez:

-Yo pastoreo una iglesia solo durante dos años y entonces me


marcho.

-¿Ha estado usted haciendo esto por mucho tiempo? -le pregunté.

-Sí, paso dos años aquí, otros dos años allá y otros dos en otra parte.

-,Por qué? -le pregunté.

-Porque tengo solo cincuenta y dos sermones. Predicó cada uno de


ellos dos veces y luego me marcho.

-¿Por qué no enseña usted todo el consejo de Dios (Hch. 20:27)? -le
pregunté.
A lo que me respondió:

-No les enseño todo, solo las partes que considero son importantes
para ellos.

¡Pero toda palabra que sale de la boca de Dios es importante!

Sana doctrina

Lo tercero que una iglesia debe tener como parte de su esqueleto es


sana doctrina. Si usted tiene una visión elevada de Dios y está dedicado
a Él, debe adherirse a lo que enseña su Palabra. Las enseñanzas de
Dios forman la sana doctrina.

Muchos cristianos tienen hoy una idea vaga acerca de la doctrina.


Muchos pastores predican "sermoncitos para cristianitos", pequeños
sermones que son finos e interesantes. A veces hacen que usted se
sienta bien, confuso, triste o entusiasmado; pero rara vez escuchamos
sermones que enseñan doctrina. Muy pocos predicadores explican las
verdades acerca de Dios, de la vida, la muerte, el cielo, el infierno, el
hombre, el pecado, Cristo, los ángeles, el Espíritu Santo, la posición del
creyente, la carne o el mundo. Necesitamos verdades a las que
podamos aferrarnos. Usted necesita leer un texto, averiguar que dice y
significa, obtener una verdad divina y plantar esa verdad en la mente de
las personas mediante su repetición regular.

Aprendí ese estilo de predicación cuando me gradué de la escuela


secundaria. Mi padre me entregó una Biblia y escribió una nota en ella
animándome a leer 1 y 2 Timoteo. Lo hice y el mensaje de Pablo a
Timoteo echo raíz en mi mente: "Si esto enseñas a los hermanos, serás
buen ministro de jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la
buena doctrina que has seguido" (1 Ti. 4:6; cp. 1 Ti. 1:3, 10; 4:13, 16).

Al principio de mi ministerio en la Grace Community Church, prediqué


de forma expositiva de la carta a los Efesios, explicando la posición del
creyente en Cristo. Aquel estudio fue fundamental en la iglesia. No hace
mucho visité al que fue mi entrenador de fútbol en la escuela
secundaria, a quien no había visto por largo tiempo. Es un hombre
cristiano y enseña la Palabra de Dios. Estuvimos recordando las
tonterías que hacíamos cuando jugábamos en la escuela. Luego me
dijo: "John, tú me enseñaste de forma específica y concreta cuál era mi
posi ción de creyente en Cristo. He escuchado muchas veces tus cintas
grabadas sobre Efesios capítulo 1 y yo lo he enseñado, partiendo de
esos pasajes, a los jóvenes repetidas veces a lo largo de los años.
Entender la doctrina de la posición del creyente en Cristo es lo que ha
dado fundamento a toda mi vida".

Yo no le di a mi entrenador ese fundamento; el libro de Efesios y el


Espíritu Santo lo hicieron. Lo que quiero decir es que las personas
necesitan doctrinas sólidas sobre las que edificar sus vidas.

Santidad personal

Tenemos que trazar líneas en lo que se refiere a la santidad personal.


Debemos ser cuidadosos en relación con lo que nosotros y nuestros
hijos vemos, leemos y escuchamos. No es posible ver algunas de las
películas que se exhiben en nuestros cines y leer algunos de los libros
que se publican sin pagar un precio. A veces me pregunto qué es lo
pasa por la mente de los cristianos que se arriesgan a ver las películas,
los programas de televisión y las publicaciones que propagan la
inmoralidad y sistemas de valores contrarios a la Biblia.

No rebajemos nuestros principios a la altura de los del mundo. Es


escandaloso lo que se tolera en nuestra sociedad hoy. Cosas de las que
no se hablaba hace una década, excepto en cuchicheos al oído, se
dicen ahora abiertamente. Me asombra que nuestra cultura se haya
podido degenerar en tan poco tiempo. Los cristianos están llamados a
vivir vidas puras y no podemos ceder en eso. Debiéramos imponernos a
nosotros mismos principios de pureza.

Segunda Corintios 7:1 dice: "Así que, amados, puesto que tenemos
tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de
espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". Una iglesia
debiera imponer ese principio (véase Mt. 18:15-17). Esa es la razón por
la que practicamos la disciplina de iglesia en nuestra congregación. Si
alguien peca, hablamos con él o ella.
Muchos cristianos no están tan preocupados por la santidad personal
como debieran estarlo. ¿En dónde se encuentra usted en términos de
santidad y comunión con el Dios viviente? No podemos vivir vidas
cristianas a medias y todavía esperar que la obra de Dios sea hecha.

Autoridad espiritual

Un componente último del esqueleto de la estructura de una iglesia es la


autoridad espiritual. Una iglesia debe entender que Cristo es la cabeza
de la iglesia (Ef. 1:22; 4:15) y que Él lleva a cabo su gobierno en la
iglesia por medio de ancianos piadosos (1 Ts. 5:13-14; He. 13:7, 17).

Hebreos 13 nos enseña que nos sujetemos a los que están por
encima de nosotros en el Señor, porque ellos velan por nuestras almas.
Sigamos su ejemplo. Primera Tesalonicenses 5 dice: "Os rogamos,
hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os
presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha
estima y amor por causa de su obra" (vv. 12-13).

Tenemos muchos líderes en la Grace Community Church; yo solo soy


uno de ellos. Dios ha querido que yo sea el que predique. Jesús tuvo
doce apóstoles. Cada vez que los escritores bíblicos los mencionan,
Pedro aparece el primero en la lista (Mt. 10:2-4; Mr. 3:16-19; Lc. 6:14-
16; Hch. 1:13). Él fue siempre el portavoz. Eso no quiere decir que él
fuera mejor que los demás. Solo nos indica que él tenía el don de
hablar, mientras que los otros habían recibido otros dones y talentos.

Pedro y Juan siempre viajaron juntos. Debido a eso, usted puede


pensar que Juan no habló mucho. Pero él escribió el Evangelio de Juan,
1, 2 y 3 de Juan y Apocalipsis. No hay duda que con la relación tan
íntima que tuvo con Cristo, él pudo habernos contado aun más grandes
cosas. Pero cada vez que se encontraba en compañía de Pedro en los
primeros doce capítulos de Hechos, él guardó silencio. ¿Por qué?
Porque Pedro tenía el don de hablar.

Bernabé fue un gran maestro, probablemente el mejor de la naciente


iglesia. Pero cuando Bernabé y Pablo viajaban juntos, aun los
inconversos se dieron cuenta de que Pablo era el principal orador.
Así, pues, hay variedad de dones entre los líderes espirituales. Pero
en su conjunto, hay, no obstante, una igualdad de autoridad espiritual
entre aquellos que la Biblia llama ancianos o pastores.

Resumamos lo que hemos aprendido. Para que la iglesia sea eficaz


como el cuerpo de Cristo, tiene que contar con la estructura correcta.
Tiene que tener una visión elevada de Dios. El propósito de la iglesia
debe ser el de conocer a Dios. A fin de conocerle, debe ser reconocida
la autoridad de las Escrituras, porque es por medio de la Biblia que
podemos conocer a Dios. Una iglesia debiera tener un alto concepto de
las Escrituras y un compromiso firme a enseñar la sana doctrina. Los
miembros de una iglesia debieran también procurar la santidad personal
y sujetar sus almas al cuidado de aquellos que el Señor ha puesto sobre
ellos como autoridades espirituales.
"De las cintas casetes GC 2025-2028.

Como ya hemos notado, el esqueleto de una iglesia consiste en una


serie de verdades no negociables sobre las cuales no podemos ceder
en nada. Como un esqueleto óseo, esas verdades son rígidas e
inflexibles, constituyen la columna vertebral del ministerio bíblico.

Pero a semejanza de todo cuerpo vivo, la iglesia no puede existir solo


como un esqueleto. Un esqueleto provee de una estructura, pero no
está vivo. Un cuerpo físico tiene órganos y fluidos que lo mantienen vivo
y funcionando. Así, pues, una iglesia debe tener sistemas internos, es
decir, ciertas actitudes espirituales. La vida de una iglesia proviene de
esos sistemas.

La meta de un pastor y de los líderes de una iglesia debiera ser la de


generar actitudes espirituales apropiadas en los corazones de los
creyentes. Ellos no pueden simplemente decir: "Usted necesita hacer
esto, usted necesita hacer aquello". Ellos deben generar las actitudes
espirituales que motivarán a las personas a desarrollar el
comportamiento correcto. Una persona puede hacer algo bueno
exteriormente y no obstante, tener una mala actitud. Sin embargo, el
buen comportamiento exterior debiera se el resultado de las buenas
actitudes. Por eso es tan importante hacer hincapié en el fruto del
Espíritu (Gá. 5:22-23): las actitudes internas.

A veces hombres jóvenes entran en el pastorado y ven ciertas cosas


que se echan de menos en su iglesia. Observan una falta de
organización y se sienten tentados a reorganizar la iglesia. Dirán:
"¡Vamos a nombrar a algunos líderes y a reorganizar la iglesia!" ¿Pero
usted sabe qué va a pasar después de haber terminado con la
reorganización? Pues que van a seguir teniendo a los mismos miembros
con las mismas actitudes en una estructura diferente y las personas no
van a entender el propósito detrás de los cambios.

Cuando llegué a la Grace Community Church, yo tenía una idea


nueva acerca de cómo dirigir la escuela dominical. La puse por escrito y
la presenté al Comité de Educación. Ellos la rechazaron por unanimidad.
Dijeron: "¿Quién se ha creído que es usted joven? Nosotros llevamos
aquí mucho más tiempo que usted". En realidad lo que estaban diciendo
era: Primero demuestre lo que usted es capaz de hacer". Varios años
más tarde, el Comité de Educación propuso el mismo sistema que yo
había sugerido. Aprendí que es importante desarrollar en las personas
las actitudes espirituales que pueden producir las respuestas correctas.
Si las actitudes espirituales correctas se encuentran presentes en la
iglesia, implementar una estructura adecuada nunca será problema,
porque las personas controladas por el Espíritu van a hacer las cosas a
las que el Espíritu les guía, porque se conformará con el modelo bíblico
de la iglesia.

Una iglesia debiera trabajar con las actitudes de sus miembros. No


estoy interesado en tratar de asegurarme que los creyentes de la Grace
Community Church se comportan de una manera determinada en
cuando a las ofrendas, la asistencia a los cultos semanales; a orar cinco
horas a la semana y a leer la Biblia a diario. Esas cosas no hay que
abordarlas en una forma legalista o superficial. La meta del ministerio
debiera ser la de generar en las personas las actitudes espirituales
correctas. Eso a veces resulta dificil porque las personas no quieren
tener las actitudes que corresponden y es más fácil dejarles hacer cosas
"buenas" con una mala actitud. Al hacerlo así les permitimos a esas
personas con malas actitudes obtener satisfacción de un
comportamiento legalista.

Obediencia
La obediencia está a la cabeza de todas las demás actitudes. Un
creyente obediente hace todo lo que Dios dice que haga. No se dedica a
buscar arreglos. Si Dios dice que haga algo, punto final. No hay nada
que discutir. Es muy importante para nosotros tener la Palabra de Dios
en nuestras mentes y corazones de modo que sepamos cómo ser
obedientes. La obediencia es la sine qua non de todas las actitudes
correctas. Es la actitud que lo invade todo y permite que las demás
virtudes espirituales sean posible. El comportamiento sin una actitud de
obediencia no tiene sentido; la obediencia interna es mucho mejor que
un acto externo de adoración (1 S. 15:22). Además, la obediencia nos
lleva a las otras actitudes espirituales correctas.

Hay otras varias razones importantes por las que debemos vivir en
obediencia: Para glorificar a Dios, para recibir bendiciones, para dar
testimonio a los incrédulos y ser un ejemplo para otros cristianos. El ser
obedientes también nos permite ser llenados con el Espíritu Santo.
Cuando estamos llenos con el Espíritu, estamos en condiciones de
poder alcanzar a los no creyentes y ser un ejemplo para los que nos
observan como vivimos.

Jesús dice en Lucas 6:46: ",Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no


hacéis lo que yo digo". Si Jesús es el Señor de su vida, debiera hacer lo
que le pide que haga. Mateo 7:13-14 nos dice que el camino que lleva a
la salvación es angosto. Lo es porque está limitado por la voluntad de
Dios, la ley y la Palabra. Tenemos que afirmar a Cristo como Señor (Ro.
10:9-10) y someternos a su señorío. Eso significa vivir una vida de
obediencia.

Un hombre que escuchaba nuestro programa de radio me envió una


carta y casete, hablándome sobre un asunto que tenía en su corazón.
Durante los diez primeros minutos de la cinta, hablaba acerca de cuánto
apreciaba nuestro estudio de la Biblia en el programa de radio. Luego
añadía que tenía muchos pecados en su vida en los que Dios estaba
trabajando, pero quería preguntarme algo sobre uno de ellos en
particular. Decía que nunca había tenido sentimientos normales hacia
las mujeres, que sentía una fuerte atracción sexual hacia los grandes
animales domésticos.
Continuaba diciendo, sin embargo, que no pensaba que su deseo por
los animales constituyera un problema porque él no se sentía culpable
acerca de ello. Decía que el Señor le estaba refinando en otras áreas de
su vida, pero no en esa. Le enviamos una carta de cuatro páginas
diciéndole que su problema es un pecado grave en los ojos de Dios. De
hecho, si él hubiera vivido en los tiempos del Antiguo Testamento lo
habrían matado, porque Levítico 20:15 dice: "Cualquiera que tuviere
cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia". Le
decíamos amable y claramente en la carta que Dios no escoge trabajar
en la persona con ciertos pecados y dejar otros sin tocar. Todo pecado
es una afrenta a su santo nombre. Le dimos varias referencias bíblicas
para apoyar lo que le estábamos diciendo.

Poco tiempo después, el hombre me envió otro casete grabado. Me


decía: "No creo que ustedes lo entiendan. Los cristianos están tan
enredados en la Biblia que no entienden como obra y siente Dios".

Esa es una declaración reveladora. Lamentablemente, refleja una


actitud bastante extendida. Pero es una teología desastrosa. ¿Cómo
vamos a saber lo que piensa Dios acerca de algo si no es mediante la
lectura de la Biblia? Aquel hombre no estaba dispuesto a escuchar lo
que Dios tenía que decirle acerca de su problema porque no quería
enfrentarse a su propio sentimiento de culpa. Primera Juan 2:5 dice:
"Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de
Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él"
(cursivas añadidas). La persona que puede tolerar esa clase de
abominación en su vida y dice que sabe cómo Dios siente sin leer la
Biblia tiene una serio problema. El pecado lleva a la persona a
justificarse a sí misma.

Esa es una ilustración extrema, pero señala el hecho de que Dios


nos ha llamado a ser obedientes a su Palabra. Podemos saber qué
piensa acerca de las cosas porque Él nos lo dice en su Palabra. La meta
del ministerio debiera ser la de formar un pueblo obediente. Esa ha sido
siempre la intención de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamentos. Cuando Dios habla, nosotros debemos obedecer.
Es triste que cuando algunas personas se ven confrontadas con la
verdad divina que los convence de algo que no es correcto en sus vidas,
ellos siguen en su camino de desobediencia. Por ejemplo, supongamos
que escucha un sermón acerca del perdón y hay alguien que usted
conoce que necesita su perdón. Pero usted procura borrar ese mensaje
de su mente y continuar con su actitud de amargura y de negarse a
perdonar. Eso es desobediencia. Es todo lo contrario a lo que Dios
quiere conseguir en su vida.

Alguien dirá: "Yo voy al templo. ¿No es eso suficiente?" Primera


Samuel 15:22 dice: "Ciertamente el obedecer es mejor que los
sacrificios". El ritual nunca puede reemplazar a la obediencia. En 1
Pedro 1 el apóstol dice: "Ceñid los lomos de vuestro entendimiento" (v.
13). En otras palabras, estén seguros de que sus prioridades están en
buen orden. "Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que
antes teníais estando en vuestra ignorancia" (v. 14). No vivan en la
manera que vivían antes de ser cristianos. Tienen que ser hijos
obedientes.

Jesús dijo: "Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios,


y la guardan" (Lc. 11:28). Pablo, al elogiar a los cristianos de Roma,
dice: "Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así
que me gozo de vosotros" (Ro. 16:19). El corazón de un pastor se
alegra cuando es manifiesta la obediencia de los creyentes.

Una vez le escuché decir a Howard Hendricks que las personas que
son cristianas desde hace mucho tiempo y tienen más de cincuenta
años de edad debieran ser los creyentes más entusiastas, dedicados,
puros y serviciales de una iglesia. Ellos debieran ser la principal fuente
de energía de una iglesia. Debieran estar en la primera línea del
evangelismo y la oración. ¿Por qué? Porque ellos son los que han
convivido con Dios por más tiempo. Han tenido la oportunidad de aplicar
la Palabra a sus vidas durante tanto tiempo que debieran ser más
obedientes y maduros que los que llevan convertidos a Cristo solo unos
pocos años.

Nuestra iglesia tiene la gran bendición de contar con muchos


jóvenes. Me gustan mucho los jóvenes porque están llenos de energía.
Pero es muy triste si la energía de una iglesia solo viene de los jóvenes.
A menudo escucho decir a pastores jóvenes: "Mi iglesia es buena y está
ubicada en un buen lugar; pero está llena de personas mayores".

Si usted es un cristiano que no aplica la Palabra de Dios a su vida, se


convertirá en uno de esos hermanos mayores inactivos e ineficaces.
Pasará los cin cuenta años y buscará jubilarse espiritualmente. Dirá:
"Llevo participando en las tareas de la iglesia por muchos años. No
quiero involucrarme en el evangelismo; prefiero dejar esa actividad para
los jóvenes". Fíjese en los líderes de Israel en el Antiguo Testamento:
¡Muchos de ellos eran ancianos! La naciente iglesia encontró su energía
en sus santos maduros. La iglesia de hoy obtiene su energía de los
creyentes jóvenes. Por supuesto, necesitamos la energía de los
jóvenes, pero también necesitamos el poder que los creyentes mayores
han desarrollado a lo largo de muchos años de comunión y obediencia
al Señor. ¡Los creyentes de más edad debieran poder entrar marchando
en el cielo en razón de la energía espiritual que han acumulado! Pero
debido a que muchos creyentes no aplican a su vida lo que escuchan,
según van pasando los años ellos no cambian para mejor. Puede que
conozcan mucha información bíblica y hechos espirituales, pero carecen
de poder. Yo no quiero que eso pase en mi vida. Quizá la razón por la
que muchas personas al final cesan en servir a Cristo es porque
escuchan la predicación de la Palabra, pero no la aplican.

Debemos comprometernos a obedecer la Palabra de Dios. Si el


Espíritu le enseña a usted una verdad, aplíquela. Cuando se sienta
tocado en su conciencia por la verdad, no diga: "Cuánto me hubiera
gustado que tal persona hubiera escuchado este sermón". Aplique el
mensaje a su propia vida. Cuando usted obedece a Cristo, crece en
madurez espiritual y se hace más útil en las manos de Dios.

Humildad

La segunda actitud que un cristiano debiera cultivar es la humildad. He


luchado con el orgullo y seguro que usted también ha tenido problemas
con ello. La humildad es muy escurridiza porque cuando usted se dice a
sí mismo: "¡Qué humilde soy!", está siendo orgulloso.
En nuestra iglesia, cuando construimos el santuario que ahora
usamos como gimnasio, alguien encargó cinco sillas grandes con
coronas talladas que remataban el respaldo de las mismas. Se suponía
que yo me sentaría en la silla del centro antes de que empezaran los
cultos. Lo hice durante un par de semanas, pero no me gustaba. Yo
prefería sentarme en la primera banca del templo junto con la
congregación. No quería que los hermanos pensaran que yo era un
hombre orgulloso o mejor que ellos. Sentarme en la primera banca me
daba la misma perspectiva que a todos los demás: Yo estaba allí para
adorar a Dios. La única diferencia entre la congregación y yo era que
Dios me había llamado a mí a predicar y me había dado el don de la
predicación.

Confío que cuando usted se hizo cristiano no cayó en la ilusión de


pensar que Dios le necesitaba. Algunas personas dicen: "¡Si el Señor
pudiera salvar a aquella persona! Tiene mucho talento y es un gran
líder". Eso es ridículo. El Señor puede salvar a cualquier persona que Él
quiera. Y nosotros no tenemos nada que ofrecerle a Dios. Somos como
el hombre en Mateo 18:23-34 que no podía pagar la deuda de diez mil
talentos. El pobre no tenía nada para ofrecer. Mateo 5:3 nos dice:
"Bieneventurados los pobre en espíritu, porque de ellos es el reino de
los cielos". Es decir, cuando entramos en el reino de Dios, lo hacemos
como pobres mendigos que no tienen nada para ofrecer. Estábamos en
la bancarrota espiritual. Si tenemos algo ahora, no es porque nos lo
hayamos ganado, sino que Dios nos lo dio. Lo único que tengo para
ofrecerle a Dios es lo que Él me dio mediante el don de la salvación y de
su Espíritu. No puedo recibir reconocimiento por eso, debo darle la
gloria a Dios. No tengo razón para enorgullecerme.

Los líderes de nuestra iglesia se han esforzado por resistirse a la


preocupación con la autoestima y al egoísmo que prevalece en nuestra
sociedad contemporánea. Señalamos que Dios ha llamado a los
cristianos a ser personas humildes y sacrificadas. La Biblia habla con
frecuencia acerca de la humildad. En esencia jesús nos dice en Mateo
10:38-39: "El hombre que se niega a sí mismo y toma su cruz, halla su
vida al seguirme". Vuelve a decir lo mismo en Mateo 16:24-25: Niéguese
a sí mismo y sígame. Pague el precio del humillarse a sí mismo y
póngase por debajo de otros. En Filipenses 2:3-4 leemos: "Nada hagáis
por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada
uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros".
Busque honrar a los demás y atender a sus necesidades. Si los
miembros de una iglesia están peleando por las posiciones de
autoridad, van a experimentar el mismo caos que cuando los discípulos
andaban buscando los primeros puestos (Mt. 20:20-21; Mr. 9:33-35; Lc.
22:24).

Debiéramos desear de todo corazón ser humildes. Eso no quiere


decir que tenemos que desvalorarnos a nosotros mismos, porque en
Cristo somos eternamente valiosos. No tenemos que andar por ahí
diciendo: "Soy un gusano; soy una rata; soy una basura; no soy nada".
(No obstante, nunca olvidemos que Cristo es quien nos hizo valiosos, no
lo ganamos por nosotros mismos.) Somos de valor para Dios porque
fuimos redimidos y santificados. Eso nos capacita para servirle.

Amor

Solo los que son humildes pueden mostrar amor. No me estoy refiriendo
a esa clase de amor mundano que es una falsificación y está enfocado
en objetos. Esa es la razón por la que muchos matrimonios no perduran.
El amor mundano es solo una emoción y cuando la emoción desaparece
la relación termina. Esa clase de amor solo busca recibir y no dar.

El amor bíblico no es eso. No es una emoción; es un acto de servicio


y sacrificio. No es una actitud; es una acción. El amor siempre hace
algo. Las palabras que se emplean en 1 Corintios 13:4-7 para describir
el amor son todas verbos. El amor es un acto de servicio que fluye de un
corazón de humildad..

El amor bíblico satisface las necesidades de las personas. Jesús dice


en Lucas 10:27: "Amarás... a tu prójimo como a ti mismo". Un abogado
respondió: "¿Y quién es mi prójimo?" (v. 29). Jesús respondió con la
parábola del buen samaritano (vv. 30-35). El samaritano iba pasando a
lo largo de un camino y se encontró de pronto con un hombre al que
habían golpeado y robado. Él ayudó a aquel hombre y le atendió en sus
necesidades. ¿Quién es su prójimo? Todo aquel que tenga una
necesidad que usted puede satisfacer. ¿A quien tienen que amar? A
todo aquel que tenga una necesidad. ¿Cómo tiene que amarle?
Atendiendo a sus necesidades, aun cuando no se sienta
emocionalmente vinculado o atraído hacia esa persona.

Una ilustración clásica de la humildad del amor la encontramos en


Juan 13. Jesús y sus discípulos iban a cenar juntos. Los discípulos
estaba discutiendo acerca de cuál de ellos era el mayor (Lc. 22:24). En
aquellos días, las personas comían en una posición reclinada, lo que
quiere decir que la cabeza de una persona solía estar a unos veinte
centímetros de los pies de otro comensal. Era una cortesía común lavar
los pies de los participantes antes de disponerse a comer. Pero no había
ningún criado a manos para lavar los pies de los discípulos. Ninguno de
los discípulos estaba tampoco dispuesto a prestar ese servicio porque
habían estado discutiendo acerca de quién de ellos era el más
importante. De modo que Jesús se quitó su túnica, se puso una toalla
alrededor de la cintura y les lavó los pies (Jn. 13:4-5). Les enseñó una
lección inolvidable. Cuando terminó, les dijo: "Ejemplo os he dado, para
que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (v. 15). En efecto,
les estaba diciendo: "Como yo os he amado, que también os améis unos
a otros" (v. 34). ¿Cómo demostró Él su amor por ellos? No por una
vinculación emocional. Probablemente lo único que sentía en ese
momento era disgusto debido al egoísmo y el orgullo de los discípulos.
Les mostró su amor atendiendo a sus necesidades. De la misma
manera, nosotros estamos llamados a satisfacer las necesidades de
otros.

Debiéramos satisfacer las necesidades de otras personas


espontánea y voluntariamente. Nuestro amor debiera ser el reflejo de un
corazón humilde. Esa clase de corazón siempre se expresa a sí mismo.
Recibí una carta que ilustra ese amor espontáneo y que se sacrifica,
dice lo siguiente:

Hace algún tiempo mi esposo y yo tuvimos la oportunidad de


visitar la Iglesia Grace Community y quisiera decirle a lo que se
parece su iglesia desde el punto de vista de un visitante. Nuestra
iglesia es también grande y nuestro lema es: "La iglesia es donde
hay amor". Nunca me he sentido mejor recibida en ninguna parte
que en Iglesia Grace Community. Las personas son estupendas.
Nos trataron muy bien. Un caballero me mostró los edificios.
Durante el descanso entre el primer culto y el siguiente hablé con
otro hombre por un ratito. Me preguntó si me gustaría tener un
cinta grabada del culto de la mañana. Inmediatamente dije que sí.
Unas pocas semanas después, recibí no solo una cinta, sino toda
la serie sobre la enseñanza de jesús sobre el divorcio. Muchos de
mis amigos han escuchado esas cintas y han recibido respuesta a
muchas de sus preguntas. Quiero que sepa cuán maravillosa es
su congregación.

¿No es eso maravilloso? Conozco a las personas a las que se refiere


esa dama. El hombre que le mostró los edificios no tenía en realidad
tiempo para hacerlo debido a sus muchas responsabilidades. El que le
envió las citas no disponía del dinero para hacerlo, pero así es como
funciona el amor. El amor fluye de un corazón humilde. El amor busca el
consuelo y el gozo de otros.

Unidad

Jesús oró pidiendo que todos los cristianos fueran uno, así como el
Padre y Él eran uno, a fin de que el mundo pudiera creer que Él había
sido enviado por el Padre. Pidió que todos nosotros fuéramos uno (Jn.
17:21). Eso básicamente se refiere a la unidad de los creyentes como
un resultado de la salvación, pero Jesús también quería que nosotros
tuviéramos unidad en la vida y propósito de la iglesia. El apóstol Pablo
les dijo a los efesios que se esforzaran en "guardar la unidad del Espíritu
en el vínculo de la paz" (Ef. 4:3). No les dice que ellos generen la
unidad; ya la tenían. Ellos tenían que mantener esa unidad que Dios ya
les había dado.

La unidad es una parte importante de la vida de la iglesia. Esa es la


razón por la que Satanás la ataca constantemente. Hace un tiempo, mi
esposa y yo fuimos a una conferencia bíblica y tuve la oportunidad de
hablar con la hija del doctor Criswell, quien fue pastor de la Primera
Iglesia Bautista de Dallas. Ella me contó: "Mi padre tuvo una vez en el
equipo ministerial de la iglesia un hombre que trató de dividir a la iglesia.
Aquello le desgarraba el corazón. Un domingo quedó tan preocupado
acerca de ello que llamó a una empresa de car pintería y les dijo: `Para
el próximo domingo quiero tener instalados reclinatorios en todas las
bancas del templo'. Y así sucedió, para el siguiente domingo estaban
instalados. (Todavía siguen allí.) Cuando los hermanos se congregaron
el domingo por la mañana, él dijo: `Por la gracia de Dios nunca ha
habido una división en esta iglesia y nunca la habrá'. Luego pidió a los
hermanos que se arrodillaran en los reclinatorios para orar. Dios sanó
los distanciamientos que se habían producido en la iglesia".

La unidad glorifica a Dios. Honra su santo nombre. Satanás está


tratando incesantemente de dividir a las iglesias. Alabo a Dios porque
nuestra iglesia nunca ha sufrido una división. Ha habido personas que
querían marcharse debido a que ciertas cosas no sucedieron en la
manera que ellos esperaban. Aun si ellos estaban en lo correcto, la
humildad y el amor no actúan de forma que se produzcan divisiones.

Nadie es perfecto, de manera que siempre habrá pequeñas cosas


sobre las cuales las personas estarán en desacuerdo. Sin embargo,
debiéramos siempre hincarnos de rodillas juntos y buscar mantener la
unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Ef. 4:3). Ese fue el deseo de
los escritores del Nuevo Testamento. Pablo les abrió su corazón a los
corintios y les dijo: "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no
haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en
una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado
acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre
vosotros contiendas". No podía soportar el ver divisiones en la iglesia.
Le dijo a la iglesia filipense que siguieran "combatiendo unánimes por la
fe del evangelio" (Fil. 1:27). Sus palabras son de gran aplicación en el
día de hoy. ¿Ve usted en su vida esas actitudes mencionadas? ¿Se
caracteriza su vida por la obediencia? ¿Está progresando en madurez y
siendo más santificado al escuchar la Palabra y aplicarla? ¿Se ve a sí
mismo creciendo de tal forma que a medida que se hace mayor
alcanzará la cumbre de su dedicación espiritual? ¿Tiene usted una
actitud de humildad? ¿Está atendiendo a las necesidades de otros con
actos de amor que proceden de un corazón humilde? ¿Busca
verdaderamente hacer la paz y mantener la unidad del Espíritu?
Debiéramos buscar tener todas esas cualidades en nuestra vida. Esa es
la voluntad de Dios para nosotros.

Disposición para servir

Una iglesia grande tiene grandes necesidades. Debido al tamaño de


nuestra iglesia, hay múltiples oportunidades para servir. Irónicamente,
las personas tienden a pensar que no son necesarias en una iglesia así
de grande. Buscan el placer de sentarse en las bandas, ponerse
cómodos y observar mientras otros ministran. ¡Eso puede ser mortal!

En 1 Corintios 4:1 Pablo dice: "Así, pues, téngannos los hombres por
servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios". En
otras palabras: "Cuando llegue el momento de emitir juicio sobre mis
consiervos y un servidor, quisiera que dijeran que fuimos siervos de
Cristo".

Hay varias palabras para siervo en la lengua griega y Pablo usa una
que transmite mejor la idea de un siervo humilde (gr. hupé7retés, "el
remero de abajo"). En aquellos tiempos, cuando los barcos de madera
de tres órdenes de remos llamados trirremes eran impulsados por
remeros esclavos encadenados a las bancas en el casco. Los remeros
en el piso inferior eran conocidos como "remeros de abajo". Pablo y sus
consiervos no querían ser exaltados; querían ser conocidos como los
remeros esclavos que movían esforzada y diligentemente sus remos.

Muchas personas quieren ser "estrellas", pero Dios busca siervos


obedientes. En 1 Corintios 4:2 Pablo dice: "Ahora bien, se requiere de
los administradores, que cada uno sea hallado fiel". Dios no quiere
personas que salen con una idea ingeniosa para mover su remo y hace
que todos los demás se sientan mal en el proceso. Él busca remeros
fieles que se ven a sí mismos como siervos bien dispuestos.

El servicio a otros no tiene que estar necesariamente relacionado con


programas diseñados por la iglesia. En Romanos 12 Pablo habla de las
funciones de los siervos y usa para ello el cuerpo humano como una
analogía: "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos
miembros [funciones], pero no todos los miembros tienen la misma
función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y
todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo
diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que
enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que
reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace
misericordia, con alegría" (vv. 4-8). Pablo está diciendo: "¡Usa la
habilidad que Dios te ha dado para servir a otros!" Usted no necesita
tener un programa a fin de poder servir a otros. Deje que las
capacidades que Dios le ha dado salgan de su vida, ya sea mediante un
programa estructurado o por medio de la interacción personal. El
Espíritu mora en el creyente y le capacita con la intención de servir a
otros. Si usted no sirve empezará a crear en la iglesia un cuello de
botella. No vaya a su iglesia y diga: "¡Aquí hay demasiada gente! No sé
dónde puedo servir". Si usted está lleno del Espíritu Santo, Dios quiere
llevar a cabo un ministerio por medio suyo que es esencial para esa
iglesia.

Pablo menciona varias categorías de ministerio en Romanos 12:6-8:


Profecía (predicación), servicio, enseñanza, exhortación, repartir,
presidir, hacer misericordia (véase también 1 Co. 12:4-11). Cada una de
estas categorías es muy amplia. Dentro de la categoría de repartir hay
muchas maneras de dar. Dentro de la categoría de mostrar misericordia,
hay muchas maneras de hacerlo. Hay también diferentes estilos de
predicar y enseñar. El Señor nos ha dado a cada uno de nosotros una
combinación de dones que nos capacitan para ministrar en la manera
que Él quiere que lo hagamos. Puedo ver en mi propia vida que Dios me
ha llamado a predicar, enseñar, dirigir, exhortar y quizá demostrar el don
de conocimiento. Él combina ciertos dones en maneras tan únicas que
somos como copos de nieve, que no hay dos iguales. Por eso la iglesia
pierde cuando nosotros no servimos con los dones que hemos recibido.
Dios no quiere que seamos espectadores.

Hace varios años la revista Moody Monthly publicó un artículo acerca


de nuestra iglesia. En ese tiempo ocupábamos un edificio más pequeño
y estábamos que estallábamos por las costuras por las cantidad de
personas que acudían. Después de hacer un estudio de la iglesia y de
entrevistar a varios hermanos, el escritor decidió titular el artículo "La
iglesia con novecientos ministerios". Lo hizo así porque contábamos con
novecientos miembros y cada uno se encontraba sirviendo activamente.
No teníamos muchos programas formales, pero cada miembros estaba
usando sus dones. Los creyentes siempre andaban llamando y
preguntando si había alguien en el hospital que ellos pudieran visitar, si
el departamento de cuna necesitaba más ayudantes, si se necesitaba a
alguien para limpiar los baños y las ventanas, si necesitábamos ayuda
para evangelizar o para enseñar una clase. Todos se prestaban para
ayudar y decían que estaban disponibles. Los hermanos incluso
comentaban entre ellos acerca de la manera en que Dios bendecía su
ministerio y le daban a Él la gloria por lo que estaba sucediendo. Esa es
la manera en que la iglesia debiera ser.

Hay otras muchas áreas de ministerio en las que un creyente puede


involucrarse. Cultive los dones que Dios le ha dado y sea activo en
cualquier ministerio al que Dios le dirija.

En Colosenses 4:12 Pablo escribe: "Os saluda Epafras, el cual es de


vosotros, siervo de Cristo". Notemos que Pablo no dice algo semejante
a: "Epafras, el graduado del seminario", o: "El doctor Epafras, el
graduado con honores de..." Simplemente dice: "Epafras es uno de
vosotros, un siervo de Cristo". Ser un siervo de Cristo es un gran
llamamiento y un gran honor.

Pablo escribe en Filipenses 2:25 acerca de otro hermano que


también tenía un auténtico corazón de siervo: mi hermano y coloborador
y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis
necesidades". Epafrodito fue un verdadero compañero para Pablo.
¿Usted sabe cuán valioso es un compañero cuando se encuentra
metido en una batalla defendiendo el evangelio? Muchas personas
necesitan esa clase de apoyo.

Las personas como Epafrodito serán bien conocidas en el cielo.


Resulta difícil encontrar creyentes como ellos. El apóstol les dice a los
filipenses en el versículo 29: "Recibidle, pues, en el Señor, con todo
gozo, y tened en estima a los que son como él". ¿Por qué? Porque él
aportaba una compañía fiel y una ayuda eficaz.
Un siervo dispuesto a servir es espontáneo en lo que hace. Usted si
quiere puede sentarse y decir: "No sé si quiero involocrarme en eso; no
sé si quiero trabajar con esas personas", o puede levantarse y ponerser
a trabajar.

Gozo

¿Qué es el gozo? Es una euforia exterior. Es también la respuesta del


corazón, del alma y de la mente a la relación que el creyente tiene con
Cristo jesús. Una de las cosas que los líderes de la Grace Community
Church se han esforzado por hacer es cultivar una congregación de
gozo.

Hay seriedad en la Palabra de Dios y en presentarse delante del Dios


infinitamente santo, sabio y soberano. Hay una gran seriedad en la
lucha con las terribles ansiedades de la vida y de la muerte y de todo lo
que nuestra humanidad nos trae. Muchas cosas nos llenan de dolor;
pero al mismo tiempo somos llamados a estar llenos de gozo. Tenemos
un conocimiento profundo en nuestras almas de que todo está bien y
que en última instancia todo será glorioso.

Cuando estudiamos la Palabra de Dios y obedecemos al Señor,


experimentamos gozo. Primera Juan 1:4 dice: "Estas cosas os
escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido". Romanos 14:17 nos
dice que el reino de Dios es "justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo".
Jesús dice en Juan 17:13 que Él vino para darnos gozo. Pablo dijo:
"Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!" (Fil. 4:4).

Estoy convencido que el gozo está ligado a la voluntad de servir.


Cuando las personas se involucran en servir y en usar los dones que
Dios les ha dado, experimentan gozo. Los que son excesivamente
introspectivos están siempre tratando de satisfacer y resolver sus
propios problemas. Como resultado, se convierten en seres humanos
que crecen hacia adentro, siempre contemplándose a sí mismo y siendo
desgraciados.
Una persona puede escoger perder su gozo. Si quiere puede
dedicarse a buscar y mirar el motón de estiércol en el mejor de los
prados. Es una decisión que cada uno toma. Yo elijo estar gozoso y
entusiasmado acerca de lo que Dios hace. Con el poder que el Espíritu
Santo me ha dado, no voy a permitir que nadie me robe el gozo porque
la Biblia manda que yo me regocije siempre (Fil. 4:4). Me digo a mí
mismo: "Regocíjate en el Dios que te ha redimido y que te ama a pesar
de tu pecado. Regocíjate en que un día estarás en el cielo con Él".
Ciertamente vamos a tener problemas, pero viene el día cuando todos
los verdaderos creyentes estarán en el cielo y todos nosotros seremos
perfectos.

RiZ

Paz es una palabra bella, ¿verdad que sí? Jesús dijo: "La paz os dejo,
mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo" (Jn. 14:27). Jesús nos dio su paz. Primera
Corintios 7:15 dice: "Sino que a paz nos llamó Dios". Filipenses 4:7 dice
que dejemos que la paz de Dios reine en nuestros corazones. Segunda
Corintios 13:11 dice: "Vivid en paz". Primera 'I'esalonicenses 5:13 dice:
"Tened paz entre vosotros".

Mientras que el gozo es una euforia exterior, la paz es un


contentamiento interior que viene cuando sentimos que todo está bajo
control. Usted no va a tener paz si hay pecado en su vida. Pero cuando
su vida está limpia de pecado y está caminando en el Espíritu, usted
tendrá paz. Nunca permita que alguien o algo le priven de su paz.

En nuestra iglesia tratamos de cultivar una actitud de paz, de


descanso y confianza en Dios. No hay razón para dejarse perturbar.
Pablo dijo: "Por nada estéis afanosos" y que permitamos que la paz de
Dios reine en nuestros corazones (Fil. 4:6-7). Todos experimentamos
pruebas que nos causan ansiedad. No vivimos en perfecta paz, pero, no
obstante, tenemos que tener una actitud de paz.

En Mateo 5:9 nuestro Señor dice: "Bienaventurados los


pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios". Los cristianos
debieran ser pacificadores. Usted no podría hacer nada más maravilloso
por el reino de Dios y la iglesia de Cristo Jesús que el ser un pacificador.
La naturaleza humana tiende al conflicto. Job dijo: "Pero como las
chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la
aflicción" (5:7). Las personas continuamente experimentan conflictos de
personalidad. No obstante, estamos llamados a ser pacificadores.
Somos llamados a suavizar los conflictos, no a fomentarlos. A veces un
problema insignificante lo hacemos explotar en algo desproporcionado y
se convierte en una marea destructora. Los seres humanos están más
inclinados a incrementar las dificultades que a hacer la paz.

Dígase a sí mismo: "Estoy en paz, Dios está en control y yo seré un


pacifi cador". Cada vez que se vea metido en un conflicto, sea un
pacificador. Cuando vea a dos personas metidas en un conflicto,
ayúdelas a abrazarse la una a la otra en paz. No se ponga del lado de
ninguno. Procure encontrar lo bueno en cada persona en vez de
enfocarse en lo malo. Cultive buenas relaciones, empezando con su
propia familia. Si sabe que decir cierta cosa va a causar irritación a
alguien, no lo diga. A veces cuando siento que estoy en lo correcto
acerca de algo y alguien piensa que estoy equivocado, no me pongo a
reafirmar que yo tengo la- razón porque no quiero perturbar la paz entre
nosotros. No voy a comprometer mis convicciones, pero tampoco voy a
defender innecesariamente mis derechos. La paz es más importante
que el salirme con la mía. Sin embargo, si alguien niega la verdad de
Dios, lucharé por lo que es la verdad. No obstante, con los de la familia
de Dios tenemos que ser pacificadores. ¡Cuán sencilla sería la vida si
todos fuéramos pacificadores!

Gratitud

Primera Tesalonicenses 5:18 dice: "Dad gracias en todo, porque esta es


la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús".

Las personas dicen: "Si tan solo tuviera un mejor trabajo", o: "Si yo
tuviera un cónyuge mejor", o: "Si no tuviera tantos problemas". Pero
somos llamados a ser agradecidos.

Dar gracias pueden ser algo poderoso. Si usted puede cultivar un


corazón agradecido, resolverá muchos de sus problemas. Dar gracias y
alabar a Dios le ayuda a evitar enfocarse en sus problemas. Eso fue
muy cierto en el caso de los escritores de los salmos. Cada vez que
surgía un problema, ellos clamaban al Señor en su desesperación. Uno
de ellos preguntaba: "Por qué prosperan los malos?" El rey David tuvo
esa actitud cuando huía de su hijo Absalón, quien quería arrebatarle el
trono. Pero al fin empezó a pensar en todas las cosas buenas que Dios
había hecho por él. Cuando cultivó esa actitud de gratitud -aun cuando
se encontraba huyendo de Absalón- cesó de sentirse desesperado.

Tenemos muchas cosas por las que dar gracias:

Salmo 30:4: "Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la


memoria de su santidad".

Salmo 106:1: "Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno;


porque para siempre es su misericordia".

Daniel 2:23: Daniel dio gracias a Dios por la sabiduría y la fuerza


que le había dado.

Romanos 1:8: Pablo daba gracias a Dios por los creyentes que
expresaban su fe.

Romanos 6:17: Daba gracias por la conversión de las personas.

Romanos 7:23-25: Daba gracias a Dios porque le había liberado


del poder del pecado que moraba en él.

1 Corintios 1:4: Estaba agradecido por la gracia de Dios que nos


ha sido dada en Cristo Jesús.

1 Corintios 15:57: Daba gracias a Dios porque nos ha dado


victoria sobre la muerte.

2 Corintios 2:14: Debiéramos estar agradecidos por el triunfo del


evangelio.

2 Corintios 8:16: Daba gracias por los que tienen celo por Cristo.

2 Corintios 9:15: Debemos dar gracias por el don de Cristo.


1 Tesalonicenses 2:13: Daba gracias por los que reciben y aplican
la Palabra de Dios.

2 Tesalonicenses 1:3: Debiéramos dar gracias cuando vemos a


los creyentes trabajar diligentemente por amor del reino de Dios
y mostrando su amor unos por otros.

Apocalipsis 11:17: Debiéramos dar gracias por el poder de Cristo


y por su reino que viene.

No se queje cuando se vea en medio de circunstancias adversas; por


el contrario, cultive un corazón agradecido. Si usted no es una persona
agradecida es porque piensa que se merece mejores circunstancias que
las que ahora está teniendo. Pero si recibiera lo que se merece, estaría
en el infierno. Eso tiene que ver con todos nosotros. Así, pues, dé
gracias por lo que ahora tiene. Eso quitará toda la amargura de su vida.

Dominio propio

Los cristianos tenemos que darnos cuenta cuán importante es que nos
conformemos a los principios divinos. El dominio propio significa que
nos alejamos del pecado y hacemos solamente lo que es correcto. La
persona disciplinada conoce y entiende la ley de Dios y no hace nada
que esté fuera de sus límites.

Pablo habla acerca del dominio propio en 1 Corintios 9:24-27, donde


usa una metáfora familiar para ilustrar la enseñanza: "¿No sabéis que
los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis". Todos los que
corren en una carrera lo hacen con la intención de ganar; por eso
corren. Los creyentes han sido llamados a una carrera (Gá. 5:7; Fil.
2:16; He. 12:1-2) y corren para ganar. ¿Qué es necesario para alcanzar
la meta? Pablo nos dice en el versículo 25: "Todo aquel que lucha
[participa en la competencia ], de todo se abstiene". Es decir, si una
persona quiere experimentar la victoria, tiene que ser muy disciplinado.
Un atleta no puede ganar la carrera si pesa quince kilos de más. Se
requiere una gran disciplina para mantenerse en forma.
Es asombrosa la cantidad de horas que los atletas tienen que dedicar
a los entrenamientos a fin de ganar en la competencia . Los que
participan en las competencias internacionales frecuentemente se
entrenan varias horas cada día durante varios años de su vida, quizá de
cinco a diez años. Necesitan llegar a esa situación en la que ya no
sienten el dolor. Hay una euforia más allá del dolor que solo los atletas
pueden experimentar. Esa euforia es semejante a una increíble
sensación de libertad y energía, y solo llega más allá del dolor.

En el versículo 26 Pablo continúa diciendo: "Así que, yo de esta


manera corro, no como a la ventura". Quería estar seguro de que no se
desviaba. En 2 Timoteo 2:5, Pablo le dice a Timoteo que para que un
atleta gane la corona en la carrera, tiene que "[luchar] legítimamente
(gr., nominos)". Tiene que obedecer las reglas del juego. No puede
salirse de las normas. Si quiere ganar debe someterse a las reglas.

En el versículo 27 Pablo añade: "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo


pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo
mismo venga a ser eliminado [descalificado por causa del pecado]". Él
no quería pecar, no quería perder la oportunidad de una victoria
espiritual mucho menos que un atleta quiere hacer algo que le pueda
descalificar.

Tuve una vez la oportunidad de dirigir un estudio bíblico para el


equipo de fútbol de los Delfines de Miami antes de su partido contra los
Raiders de Los Ángeles. Estudiamos juntos Efesios 6. Algunos de los
jugadores estaban ya completamente preparados para la batalla. Les
dije que ellos habían dedicado una tremenda cantidad de tiempo y
mucha energía a fin de alcanzar su mejor forma de juego. Pronto se
iban a poner su armadura, por así decirlo, para la batalla por una corona
corruptible (1 Co. 9:25). Les hablé de que hay otra batalla más
importante que aquella: la guerra espiritual por una corona incorruptible,
una herencia eterna "incontaminada e inmarcesible" (1 P. 1:4). La
armadura para aquella clase de guerra es más importante que todo el
equipo que llevan los jugadores para un partido de fútbol americano. Es
vital llevar esa armadura si es que queremos obtener la victoria en esa
guerra espiritual. Les leí Efesios 6:11: "Vestíos de toda la armadura de
Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo".
Luego les dije: "Luchar sin preparación en contra de los enemigos de
vuestra alma sería como luchar contra los Raiders con su pantalón corto
del gimnasio, `porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes- (Ef. 6:12). Estamos metidos en una batalla espiritual
y la batalla no es en contra de hombres sino de demonios.

Nunca olvidaré la batalla que sostuvimos una noche en el templo con


una señorita poseída por el demonio. Se encontraba en un cuarto
gritando, pataleando y arrojando todo lo que encontraba a mano.
Cuando entré en el cuarto, ella dijo: "No le dejen entrar". Pero la voz que
habló no era la suya. Mi primera respuesta fue: "Está bien, me voy".
Pero entonces me di cuenta de que si el demonio no me quería allí era
porque yo era del equipo de Dios. En el poder de Dios, varios de
nosotros pasamos varias horas allí con la mujer hasta que ella confesó
su pecado. Dios, en su gracia, la purificó. Desde aquel encuentro nunca
he dudado que la batalla del ser humano es en contra de los demonios.

Es importante que nosotros entendamos la seriedad de la guerra


espiritual que hay entablada contra Cristo y contra todos los que son de
Él. Necesitamos ponernos "toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir" (Ef. 6:13). Tenemos que estar preparados para la batalla.

Hay dos elementos en esa armadura en los que quisiera hacer


hincapié. Aparecen mencionados en Efesios 6:14.

El cinturón de la vcrdad

Pablo dijo: "Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad".
Él tenía en mente a un soldado romano preparado para la batalla. Si un
soldado romano entraba a la batalla sin el cinturón, su ropa flotaba libre
a su alrededor. En un combate mano a mano, una túnica sin sujetar
podía interferir con los movimientos del soldado y ser causa de su
muerte. Eso le hacía también vulnerable a que un soldado enemigo le
atrapara por la ropa y le derribara. Para evitar que esto sucediera el
soldado romano usaba un cinturón para mantener bien sujeta la ropa
alrededor de su cuerpo. Pablo llamó a esto el cinturón de la verdad. Lo
asoció con un compromiso sincero y firme a la autodisciplina. Debemos
ser serios acerca de nuestra preparación para entrar a la batalla
espiritual. Esa batalla no es una pequeñez. Debemos comprometernos a
andar por el camino estrecho por el que Dios nos invita a caminar. Eso
no es fácil; hay pequeñas voces a lo largo del camino que nos invitan a
desviarnos. Si amamos el placer más de lo que amamos a Dios, nos
apartaremos de la senda del dominio propio al que Dios nos llama y
caeremos en el pecado.

La justicia

El soldado romano también llevaba puesta una coraza sobre su pecho


para evitar que sus órganos vitales fueran vulnerables a las flechas y los
puñales. Pablo llamó a esto la coraza de justicia (o santidad). Debemos
vivir en justicia -obedecer las leyes de Dios- o seremos vulnerables en la
batalla. En 2 Corintios 7:1 Pablo dice: "Así que, amados, puesto que
tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne
y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios".

Me entristece ver cristianos indisciplinados. Ellos saben que tienen


que ser obedientes, pero no se sienten comprometidos con los
mandamientos de Dios. En Filipenses 4:8 Pablo dice: "Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". El dominio propio
está relacionado con la mente. Proverbios 23:7 dice: "Porque cual es su
pensamiento en su corazón, tal es él". Una vida pura y con dominio
propio viene como resultado de estar saturados con la Palabra de Dios.
El salmista dijo: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra ti" (Sal. 119:11). Colosenses 3:16 dice que "la palabra de Cristo
more en abundancia en vosotros". La Palabra de Dios es la fuente de la
disciplina y debemos dedicarnos fielmente a conocerla.

No ceda al clamor del mundo que le dice: "Ven aquí y disfruta de la


vida". Si usted se entretiene con películas sucias y con actividades
pecaminosas, no se ha entregado por completo a la manera de vivir a la
que Dios le llama. He escuchado repetidas veces los razonamientos que
hacen los cristianos para justificar actividades cuestionables, pero
ninguno de ellos me impresiona. No debemos meternos a nadar en las
áreas grises. Pablo nos manda en Filipenses 4:8 que pensemos en las
cosas que son buenas, no en las que no parecen malas.

Responsabilidad

Es esencial que enseñemos a todos en la iglesia a ser responsables


unos con otros. Deberíamos estar preocupados por nuestros hermanos,
no acerca del color de las alfombras o del papel de las paredes Las
personas son más importantes que los programas. En Mateo 7 Jesús
dice: "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no
echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" (v. 3). En otras palabras:
"¿Por qué estás más preocupado acerca del pequeño problema en la
vida de tu hermano que el gran problema que tú tienes en tu propia
vida?"

Este principio es así: Tenemos la responsabilidad de señalar los


pecados de otra persona, pero antes de que podamos hacer eso
tenemos que arreglar nuestro propio pecado (v. 5). La responsabilidad
entre los miembros de una iglesia es algo importante. En una relación
de responsabilidad, una persona no es solo responsable por cuidar de
otros; es también responsable por asegurarse de que su propia vida
está en orden antes de cuidar de los demás.

Veamos la aplicación práctica de la responsabilidad. Supongamos


que alguien que usted conoce en su iglesia deja de asistir a los cultos de
la misma. Es su responsabilidad ir a ese miembro y decirle: "Te estás
olvidando de congregarte con los hermanos (He. 10:25). Debes ser más
fiel en cuanto a adorar con el pueblo de Dios". Usted puede pensar:
¿Quién soy yo para decir eso? Yo también tengo problemas en mi
propia vida. Entonces limpie su propia vida, elimine la viga de su propio
ojo, de manera que pueda ir y hablarle al otro hermano de su pecado.
La responsabilidad ante los demás requiere que seamos puros.

Gálatas 6:1 dice: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna


falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre". Se requiere que la persona que quiera ayudar a otro a
caminar en obediencia con el Señor, ella misma camine de esa manera.
Mateo 18:15 nos dice lo que hay que hacer una vez que hemos
tratado con el pecado en nuestra propia vida: "Por tanto, si tu hermano
peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos". Si un hermano de
la iglesia peca acérquese a él a solas y en privado. Si, por ejemplo,
usted conoce a alguien que dice ser cristiano, pero es poco honrado en
los tratos con los demás, que maltrata a sus empleados, usted tiene la
obligación delante de Dios de ir a esa persona -en una forma amorosa-
y decirle: "Lo que estás hacienda está mal". Otros ejemplos de
situaciones en las que debe acudir a la persona y hablar con ella, es
cuando no está siendo fiel con su cónyuge, padres que no están
educando a sus hijos como debieran o hijos que no son obedientes a
sus padres. Gálatas 2:1114 nos dice que Pablo reprendió públicamente
a Pedro porque este estaba haciendo algo que no era bueno. Los
ancianos y los líderes no están exentos de la reprensión. Si hay
necesidad de reprenderlos, quizá convenga hacerlo delante de la iglesia
para que otros teman y eviten el pecado (1 Ti. 5:20).

Una vez que recibí una carta de alguien que se había dado cuenta de
algo equivocado en mi vida, le escribí pidiéndole perdón y dándole las
gracias por indicarme que prestara atención a aquel asunto. Si hay algo
que no es correcto en mi vida, quiero saberlo. Pero si quien lo sabe no
me lo dice por temor, voy a seguir cometiendo el mismo error. Todos en
la iglesia debieran tener ese sentido de responsabilidad cristiana unos
con otros a fin de que la vida de todos sea pura. Los esposos, hombres
y mujeres, especialmente debieran ser responsables el uno con el otro.
No es correcto tolerar la pecaminosidad de alguien en la iglesia.
Cualquier creyente que vive en pecado se debe hablar con él o ella en
forma amorosa y con la intención de edificar y restaurar al hermano.

¿Pero qué hacer si el hermano que ha pecado no escucha? Mateo


18:16 dice: "Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que
en boca de dos o tres testigos conste toda palabra". Si esa persona
todavía no escucha, el versículo 17 nos dice: "Dilo a la iglesia". Es decir,
procura que todos en la iglesia animen al hermano que ha pecado a que
se arrepienta.

Cuando aplicamos por primera vez la disciplina en nuestra iglesia,


dos de los pastores me dijeron: "No va a funcionar. La iglesia se va a
hundir. Usted no puede tener a toda la iglesia vigilando los pecados de
los demás". Yo les respondí: "La Biblia nos dice que seamos
responsables ante los demás. Vamos a hacerlo y veamos lo que Dios
hace". Nosotros no tenemos que preocuparnos por edificar la iglesia;
Cristo dijo que esa era su tarea (Mt. 16:18). Lo que nosotros tenemos
que hacer es ser obedientes a Dios y Él se encargará de todo lo demás.

Tengo una excelente ilustración de cómo funcionó la disciplina en la


iglesia para el bien de nuestra congregación. Una mujer me llamó un día
y me dijo: "Mi esposo me acaba de dejar. Se ha marchado con otra
mujer". Le pedí a la señora el nombre de la otra mujer, y ella me lo dio.
Busqué el teléfono de la referida mujer y la llamé por teléfono. El esposo
de la señora que me había llamado respondió al teléfono. Yo dije: "Hola,
soy John de la Grace Community Church. Estoy llamando en el nombre
de Cristo Jesús para que usted salga de la casa de esa mujer antes de
que vuelva a pecar contra Dios, su esposa y su iglesia". Se quedó muy
sorprendido y me dijo que volvería inmediatamente con su esposa. Al
domingo siguiente se presentó en el templo, me abrazó y me dijo:
"¡Gracias! Yo no quería estar allí. Caí en la tentación y pensé que nadie
se preocuparía de ello". Él no quedó alienado por mi amonestación, por
el contrario, eso le ayudó a regresar a la comunión de los santos y a la
obediencia. (Para más información específica sobre el tema de la
disciplina en la iglesia, véase el Apéndice 4.)

Esa confrontación es necesaria para ayudar a restaurar al hermano


que ha pecado. A veces un cristiano hará cosas que no quiere hacer, y
eso va a requerir la amonestación amorosa de otro cristiano para
sacarle de esa situación. Pablo dijo que él luchaba con la carne: "Porque
lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que
aborrezco, eso hago" (Ro. 7:15). Esa clase de confrontación no tiene la
intención de invadir la privacidad de las personas; sino el de ayudarlas
en su lucha contra el pecado. Necesitamos interesarnos en la
responsabilidad que tenemos unos para con otros. Esa es la razón por
la que la comunión es importante. Nos recuerda que nos aseguremos
que nuestras vidas son rectas delante de Dios a fin de poder
restaurarnos unos a otros en amor y estimularnos unos a otros al amor y
a la buenas obras (He. 10:24).
La responsabilidad involucra el "unos a otros" de las Escrituras.
Estamos llamados a exhortarnos unos a otros (He. 10:24-25), orar unos
por otros (Stg. 5:16), amarnos unos a otros (Gá. 5:13; Ef. 4:2; 1 P. 1:22),
enseñarnos unos a otros (Col. 3:16), edificarnos unos a otros (Ro.
15:14; Col. 3:16). Esas cosas son las que forman la vida de la iglesia.

Perdón

La iglesia no puede sobrevivir sin la experiencia del perdón. Es una


actitud importante porque todos somos humanos y todos pecamos. Si
usted no puede perdonar a alguien que peca, especialmente que peca
contra usted, tiene un cáncer en su ser que está infectando el cuerpo de
Cristo.

Veamos cómo nos instruye Jesús a que oremos en Mateo 6:12: "Y
perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores". En otras palabras: "Dios, perdónanos en la misma
forma que nosotros perdonamos a otros". En los versículos 14-15 nos
dice: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras
ofensas". Si usted no perdona a otras personas, Dios tampoco le
perdonará a usted.

Ahora bien, no estamos hablando aquí del perdón redentor y eterno


que recibimos cuando aceptamos a Cristo Jesús como nuestro
Salvador. Estamos hablando acerca del perdón paternal y temporal. Es
el perdón que tiene que ver con los pecados actuales. Necesitamos
tener una actitud perdonadora si queremos disfrutar de una comunión
pura y bendita con Dios y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

Si usted quiere ser perdonado por el Señor de forma diaria y gozar


de un compañerismo dulce y puro con Él, usted necesita tener un
corazón perdonador hacia los demás. ¿Cómo es posible que usted no
quiera perdonar a otros? Mateo 18:23-34 nos cuenta la parábola acerca
de un hombre que le debía a su señor diez mil talentos (una cantidad
enorme). El rey le perdonó al hombre y canceló por complete la deuda.
Más tarde este hombre se encontró con un amigo que le debía cien
denarios (algo muy pequeño en comparación con la otra deuda). Como
no podía pagarle, le metió en la cárcel. Jesús señaló muy claramente
cuánto enoja a Dios ese comportamiento.

Efesios 4:32 dice: "Antes sed benignos unos con otros,


misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó a vosotros en Cristo". Debiéramos perdonarnos unos a otros
porque Dios nos ha perdonado. ¿Cómo no estamos dispuestos a
perdonar a otros tan poco cuando nos han perdonado a nosotros tanto?
La iglesia necesita estar llena de creyentes perdonadores porque en
esta vida siempre vamos a tener personas que irritan a otros o causan
problemas. Si usted está dispuesto a perdonar al que le ofende, se verá
libre de la esclavitud de la amargura. También quedará libre para recibir
el perdón de Dios y disfrutar de sus bendiciones.

Dependencia

Puesto en términos negativos, la dependencia es una actitud de


insuficiencia. A las personas capaces les resulta dificil desarrollar esta
clase de actitud. Si una iglesia no es cuidadosa, puede llegar al punto de
eliminar a Dios de sus ministerios porque depende de la fortaleza de sus
miembros y programas. Eso no sucedería tan fácilmente si nosotros
tuviéramos los mismos problemas que tenían los creyentes que vivían
en los países detrás de la Cortina de Hierro. Muchos vivían allí con un
temor continuo por su vida y con muy pocos recursos. Nosotros que
hemos sido bendecidos tan abundantemente por Dios podemos
olvidarnos de Él con mucha facilidad. ¿Recuerdan cuando el Señor le
dio a Israel la Tierra Prometida? Les dio "ciudades grandes y buenas
que [ellos no edificaron], y casas llenas de todo bien [que ellos no
llenaron], y cisternas cavadas [que ellos no cavaron], viñas y olivares
[que ellos no plantaron]" (Dt. 6:10-11). No obstante, no tardaron en
olvidarse de Dios (cp. Dt. 8:10-18).

Resulta muy fácil quedar absorbidos con actividades, grandes ideas y


promesas brillantes. Pero tenemos que asegurarnos que no nos
involucramos de tal manera en ellas que hacemos cosas que no están
en la voluntad de Dios. Debemos mantener una actitud de dependencia
de Dios.

En el Salmo 19 David dice: "Preserva también a tu siervo de las


soberbias; que no se enseñoreen de mí" (v. 13). Es muy fácil hacer
cosas sin apoyarnos en Dios, sin buscar el corazón y la mente de Dios.
Es importante que cuando usted toma decisiones, ore a Dios con
paciencia y tenga comunión con Él hasta que esté seguro de que haga
lo que haga será la obra de Dios. Siempre he temido hacer algo en mi
ministerio que no tenga la aprobación divina. Quiero caminar al paso de
Cristo.

Cuando estaba en el seminario todos los estudiantes tenían que


predicar al menos dos veces en la capilla. Al tiempo que predicábamos,
algunos miembros de la facultad se sentaban cerca con unas hojas de
crítica que iban llenando durante los sermones. Si un estudiante llevaba
diez minutos predicando y podía oír como el panel de críticos le daba la
vuelta a las hojas para rellenar el reverso de las mismas, ya sabía que
tenía problemas. No obstante, todos procuraban hacer lo mejor que
podían.

A mí me asignaron predicar sobre 2 Samuel 7. Yo quería estar


seguro de que haría un buen trabajo, de forma que memoricé
literalmente el sermón. ¡Memoricé incluso dónde convenía hacer las
pausas! Comencé mi sermón hablando acerca del deseo de David de
construir una casa para el arca de Dios. David se sentía mal porque él
vivía en un hermoso palacio mientras que el arca de Dios estaba todavía
en una tienda. Entonces le dijo a Natán: "Mira ahora, yo habito en casa
de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas" (v. 2). Natán elogió la
idea de David y le animó a hacer lo que tenía en su corazón (v. 3). Pero
Dios dijo: "Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de
guerra, y has derramado mucha sangre" (1 Cr. 28:3). Salomón sería el
que la edificaría (2 S. 7:12-13). Aunque Dios no le permitió a David
edificar su casa, le hizo una promesa maravillosa (vv. 8-16).

Usé estos versículos para predicar sobre el pecado de dar por


supuesto a Dios. Fue una experiencia transformadora en mi vida porque
ese mensaje ha permanecido en mi mente a lo largo de los años.
Cuando terminé de predicar, uno de los profesores me entregó su hoja
de crítica. La abrí y pude ver que no la había usado. En su lugar,
escribió: "No habló sobre la verdadera intención del pasaje". Eso me
arruinó el día, pero fue una buena lección. El profesor pensaba que yo
debería haber predicado sobre la promesa del reino que Dios le hizo a
David. Yo sé que el pasaje habla de la promesa del reino, pero también
habla acerca de la presunción, y creo que eso es lo que mi propio
corazón necesitaba escuchar porque a veces tengo la tendencia de
seguir adelante demasiado deprisa.

La oración es un elemento clave para prevenir la presuntuosidad.


Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, 11 les
dijo: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre" (Lc. 11:2). Cuando usted dice: "Santificado
sea tu nombre", está diciendo: "Señor, que tu nombre sea glorificado y
exaltado". La oración continúa: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad,
como en el cielo, así también en la tierra". Debiéramos orar pidiendo que
Dios haga en la tierra lo que está haciendo en su reino celestial. Esta
oración para los discípulos no comienza diciendo: "Danos esto y
aquello". Más bien nos enseña a orar es una forma dependiente, a orar
para que Dios haga su obra a su manera.

Flexibilidad

Alguien dijo una vez que las siete últimas palabras de una iglesia son:
"¡Eso nunca lo hicimos de esa manera!" Hay cierta verdad en ello. Una
iglesia que no es flexible está destinada a fracasar. Es triste que algunos
cristianos piensen que es una virtud ser inflexible. Llevan su obstinación
como si fuera una medalla de honor.

La rigidez sin sentido era una característica de los fariseos. En Mateo


15 leemos que algunos fariseos y escribas se acercaron a Jesús y le
preguntaron: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los
ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan" (v. 2). Se
referían a que los discípulos no cumplían con los rituales ceremoniales
requeridos antes de comer, no se lavaban las manos. Jesús les
respondió: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de
Dios por vuestra tradición?" (v. 3). A algunas iglesias se las ve
obsesionadas con la tradición. Ven un mandamiento en la Biblia y dicen:
"No podemos hacer esto; debemos mantener la tradición".

Las personas a menudo me piden que les envíe un organigrama de


nuestra iglesia con el fin de saber cómo nos organizamos. Sin embargo,
esos documentos no son muy útiles en nuestra iglesia porque las cosas
están siempre cambiando. Dios siempre está trabajando por medio de
diferentes miembros que en distintos momentos son fuertes, débiles,
muy dedicados o menos dedicados. Creyentes nuevos se incorporan
siempre a la iglesia, y Dios obra a través de ellos. Este cambio
constante es maravilloso porque nos evita de caer en rutinas que
oscurecen las pautas establecidas en la Palabra de Dios. No queremos
que la tradición se interponga en nuestro camino si aprendemos algo
nuevo acerca de lo que Dios quiere que hagamos.

Una vez fuimos a visitar a un familiar en Navidad.

-John -nos preguntó-, ¿tienen ustedes un culto en la iglesia en el día


de Nochebuena?

-No, no lo tenemos -le respondí-. Animamos a los hermanos a que se


queden en casa con la familia y hablen juntos acerca del significado de
la Navidad y del nacimiento de Cristo.

-Eso no es bueno -contestó ella-. En nuestra iglesia siempre hemos


tenido el culto de la víspera de Navidad.

-¿Van ustedes a ese culto? -le pregunté.

-No -me respondió-, pero nosotros siempre hemos tenido un culto en


el día de Nochebuena.

¡Evidentemente somos criaturas de hábitos!

Doy gracias a Dios que en nuestra iglesia tenemos la tendencia a ser


flexibles. Cuando empecé a pastorear, la congregación y yo
estudiábamos juntos la Palabra de Dios y nos dimos cuenta de que
teníamos que cambiar ciertas cosas si es que queríamos estar en
armonía con la voluntad de Dios. Esa actitud continúa prevaleciendo. A
veces enviamos a nuestros pastores jóvenes a otras iglesias a ministrar,
y ellos vuelven diciendo: "He tratado de derribar el muro de la tradición
en esa iglesia, pero no estoy seguro si los creyentes allí quieren de
verdad cambiar".

Necesitamos ser también flexibles en nuestras vidas personales.


Cuando Pablo terminó su ministerio en Galacia y Frigia (provincias
ubicadas en lo que hoy conocemos como Turquía), él quería dirigirse al
sur, hacia Asia (las siete iglesias de Asia Menor se encontraban allí).
Empezó a encaminarse en esa dirección, pero el Espíritu Santo le paró
(Hch. 16:6). Eso no le privó a Pablo de ministrar en otros lugares. Dijo a
sus compañeros de viaje: "Ya hemos ido al este y ahora no podemos ir
al sur, vayamos, pues, al norte a Bitinia. "Pero el Espíritu no se lo
permitió" (v. 7). La única dirección en la que podía ir era hacia el oeste, y
el océano se encontraba en esa dirección. No sabiendo qué hacer,
probablemente Pablo oró a Dios acerca de hacia dónde debían dirigirse.
Cuando Pablo y sus compañeros estaban durmiendo, Pablo tuvo una
visión. Se le apareció en sueños un varón macedonio que le dijo: "Pasa
a Macedonia y ayúdanos" (v. 9). De modo que Pablo se encaminó a
Macedonia, y de esa manera empezó a extender el evangelio más allá
del Cercano Oriente a todo el resto del mundo conocido. Pablo fue
flexible acerca del lugar a donde tenía que ir.

Hace algún tiempo, uno de los ancianos de la Grace Community


Church, un judío cristiano, tuvo el fuerte deseo de alcanzar a los judíos
para Cristo. Debido a que habla bien el francés, su deseo era ir a París y
comunicar el evangelio de Cristo a los muchos judíos que viven allí. Se
involucró con la Unión Cristiana Bíblica, un grupo misionero que sirve en
Francia. Ellos le ayudaron en su preparación y entrenamiento. Pero
cuando estaba listo para que Dios le usara, el Señor le envió a Montreal,
Canadá. Allí residen muchos judíos de habla francesa, así como los hay
en París. Dios tenía un lugar diferente en mente, y el misionero fue
flexible.

La iglesia tiene que ser flexible también. Tiene que ser capaz de
decir: "Señor, dependemos de ti para que nos dirijas, y estamos
dispuestos a ir a donde tú nos lleves".
El deseo de crecer

Primera Pedro 2:2 dice: "Desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis". Esa analogía no
está hablando acerca de la leche de la Palabra en oposición a la carne
(1 Co. 3:2). Pedro simplemente está diciendo: "De la misma forma que
los bebés desean la leche, tú debes desear la Palabra a fin de crecer".
¿Cuánto desean los bebés la leche? Si usted ha tenido uno, sabe bien
que ellos van a llorar y patalear cuando quieren leche. Le tienen mucha
devoción a la leche. Pedro nos dice que nosotros también tenemos que
tener ese gran deseo por la Palabra.

¿Cuán fuerte es su deseo por la Palabra? ¿Tiene usted que


esforzarse para abrir la Biblia y leerla, o su corazón se siente atraído por
ella? ¿Está creciendo? Crecemos al alimentarnos con la Palabra de
Dios. Todos no tenemos la misma capacidad para crecer, pero sea cual
sea nuestra capacidad, la debemos usar por completo. Aunque todos
tenemos diferentes habilidades, el Espíritu de Dios obra en nuestros
corazones para ayudarnos a amar su Palabra y crecer al ritmo que
podemos crecer. Lo que me causaría el mayor temor en mi corazón es
que la Grace Community Church dejara de crecer. Sería terrible
escuchar a las personas decir: "Ya tengo suficiente teología. He
escuchado tanta exposición de las Escrituras que tengo más de lo que
necesito. Creo que lo voy a dejar". Oro pidiendo a Dios que los
miembros de mi iglesia nunca pierdan su deseo de crecer.

En 2 Pedro 3:18 el apóstol dice: "Antes bien, creced en la gracia y el


conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Cuando
crecemos, no solo estamos aprendiendo hechos y datos en un libro;
estamos conociendo a Cristo mismo. Primera Juan 2 dice que como un
miembro nuevo de la familia de Dios, usted es un hijo y conoce al Padre
(v. 13). Al crecer y hacerse un joven espiritual, la Palabra permanece en
usted y "habéis vencido al maligno" (vv. 13-14). Primero conocemos a
Dios en la forma más sencilla, luego nos familiarizamos con la doctrina.
Maduramos y nos convertimos en un adulto espiritual cuando "
[conocemos] al que es desde el principio" (vv. 13-14). En otras palabras,
usted no está simplemente aprendiendo doctrina, está aprendiendo a
conocer a Dios. Cuanto más conoce a Dios, tanto más se enriquece su
compañerismo con Él. Piense en la persona más maravillosa que usted
haya conocido, y cuán bueno sería tener una amistad con él o ella que
se desarrolla continuamente. Usted debería desear tener esa clase de
relación creciente con el Dios santo e infinito del universo.

¿Tiene usted hambre de la Palabra? ¿Medita en ella? ¿Se nutre con


ella diariamente? ¿Puede decir con Job que ama la Palabra de Dios
más que su alimento necesario (Job 23:12)? Cuando estudio un pasaje
en la Biblia, siempre trato de aprender más acerca del carácter de Dios
con el fin de conocerlo a Él mejor.

Fidelidad

Muchos cristianos son como los corredores de carreras cortas: Se


involucran, sirven por un tiempo con todas sus energías, pero luego
entran en la jubilación espiritual. Dios busca corredores de maratón, es
decir, atletas capaces de correr largas distancias. Primera Corintios 4:2
dice: "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea
hallado fiel". La dedicación espiritual a largo plazo es maravillosa. Un
hermano que andaba en sus ochenta años me dijo: "¿Podría usted
predicar un poco más despacio? Tengo algunas dificultades en seguirle
y tomar notas". ¡Eso me gusta! ¡Tiene más de ochenta años y todavía
sigue tomando notas de los sermones! Todavía está entusiasmado con
la Palabra, la vida de Dios y la iglesia. Es fiel con el ministerio. No se ha
aflojado en su compromiso con Dios. Los creyentes que han enseñado,
discipulado y servido a otros durante años son los auténticos
incondicionales de la fe.

En 2 Timoteo 4:6-7 Pablo dice: "Porque yo ya estoy para ser


sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe". Estaba diciendo:
"Puedo morir ahora; acabé. He terminado la tarea que Dios me
encomendó. He peleado la batalla y he guardado la fe".

Es triste cuando vemos a un cristiano de muchos años volverse


indiferente en cuanto a su compromiso con Dios. A veces observamos
que eso también les ocurre a predicadores, maestros y otros obreros
cristianos. Se llenan de amargura y se centran en sí mismos. Por el
contrario, es bellísimo ver a un creyente hacerse mayor y continuar en
una vida de servicio fiel.

No todos en la Grace Community Church asisten fielmente. A veces


cuando mi esposa y yo vamos a una tienda, alguien se acerca a
nosotros y me dice:

-Yo le conozco. Usted es John MacArthur. Yo voy a su iglesia. Suelo


decir:

-¡Qué estupendo! No le he visto antes. ¿Estaba usted en el templo el


último domingo?

A menudo escucho:

-No, no fui al templo el pasado domingo. Llevo un poco de tiempo


que no voy. Pero me gusta mucho la Grace Community Church.

Me entristece cuando las personas solo acuden al templo cuando es


conveniente para ellas. Un cristiano fiel siempre tiene como una
prioridad el adorar, servir y orar sin cesar. Es triste cuando los creyentes
se distraen con otras cosas y no mantienen sus prioridades
correctamente.

Esperanza

Esperanza es una gran palabra. Para el cristiano, esperanza significa


seguridad para el futuro. No hay temor en la muerte. Podemos en
realidad esperar con confianza lo que tenemos por delante en la vida y
en la muerte.

Me gusta mucho la expresión de Pablo en Romanos 12:12: "Gozosos


en la esperanza". La muerte no nos causa temor. Un culto funeral para
un cristiano debiera ser un motivo para regocijarse y alabar a Dios
porque esa persona ha partido de este lugar de lágrimas, enfermedad,
muerte y limitaciones y ha marchado a otro lugar donde vivimos libres
de estas cosas. Esperamos el cumplimiento de Romanos 8:23, que dice
que tendremos un cuerpo redimido para ir con nuestra alma redimida.
Vivimos en esperanza.

Es importante mantener una actitud de esperanza. Hablando


prácticamente, eso significa que no debiéramos estar excesivamente
obsesionados con las cosas terrenales. Jesús dijo: "No os hagáis
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan... Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará
también vuestro corazón" (Mt. 6:19, 21). Si nuestros corazones están
enfocados en nuestra esperanza en la eternidad, entonces nuestro
tesoro estará también en la eternidad. Confío que usted no esté viviendo
para este momento. No viva para lo que es temporal. Debiéramos vivir
en esperanza, y eso significa vivir más comprometidos a invertir en la
eternidad que invertir en lo que es temporal. ¡Recuerde, tenemos un
futuro maravilloso delante de nosotros!

Debemos procurar mantenernos en el camino. Conviene que nos


recuerden la verdad de Dios a fin de no apartarnos de ella. Las virtudes
que hemos estudiado puede que estén presentes en los corazones de
los miembros y ministerios de su iglesia; pero asegúrese de recordarles
su compromiso unos con otros.
"De las cintas casetes GC 2029-2029A.

Después de haber estudiado el esqueleto y los sistemas internos que


dan vida al cuerpo, vamos a enfocar nuestra atención en el sistema
muscular.

Los músculos le permiten al cuerpo funcionar. El cuerpo obtiene su


forma del esqueleto y su vitalidad de los sistemas internos. Pero los
músculos son necesarios si quiere moverse y funcionar. ¿Cuáles son los
músculos de la iglesia? ¿Qué movimiento tiene lugar en el cuerpo de
Cristo? Varias actividades espirituales constituyen el movimiento de la
iglesia.

La predicación y la enseñanza

He puesto la predicación y la enseñanza juntas porque ambas están


relacionadas con la proclamación de la verdad bíblica. La proclamación
de la Palabra de Dios es una función primaria de la iglesia. Lloro a
causa de los sermoncitos que las personas escuchan en algunas
iglesias. Algunos predicadores se dedican meramente a aconsejar
desde el púlpito o tratar cuestiones éticas. En muchas clases de escuela
dominical no aprenden mucho acerca de la Biblia, y solo opinan acerca
de lo que enseña. Pero la función más importante de la iglesia es
proclamar la Palabra de Dios en una forma comprensible, directa y
autoritativa.

Examinemos pasajes escogidos de las dos epístolas que Pablo le


escribió a Timoteo. Primera Timoteo nos habla de cómo tenemos que
comportarnos y funcionar en la iglesia (3:15), y ambas 1 y 2 Timoteo
hacen hincapié en que tenemos que tener como prioridad la
proclamación de la Palabra de Dios.

Primera Timoteo 3:16 nos habla de la maravilla de la encarnación de


Cristo Jesús: "E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los
ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en
gloria" (cursivas añadidas). La predicación es uno de los elementos
esenciales de la manifestación de Dios en la carne. En el corazón de la
iglesia está la encarnación, y en el corazón de la encarnación está su
proclamación. La predicación tiene un lugar central en la vida de una
iglesia.

Creo que Dios ha bendecido a la Grace Community Church porque


en ella es una prioridad la proclamación de la Palabra de Dios. Nosotros
no hablamos acerca de la Biblia; la enseñamos. Muchos cientos de
personas a lo largo de los años han dicho que vienen a esta iglesia
porque quieren ser alimentados con la Palabra de Dios. Ese es nuestro
compromiso; esa es nuestra función. No es solo mía la tarea de
proclamar la Palabra; ¡es la tarea de todos! Algunas personas tienen el
don de predicar o de enseñar, pero todos estamos llamados a proclamar
la Palabra.

Pablo le dijo a Timoteo que si les enseñaba a los hermanos la verdad


sería un "buen ministro de jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y
de la buena doctrina que has seguido" (1 Ti. 4:6). Luego añade en el
versículo 11: "Esto manda y enseña". En otras palabras: "Enseña con
autoridad".

Me invitaron a hablar en la ceremonia de graduación en la Academia


de Policía de Los Ángeles. El hombre que tenía a mi lado me habló de
varios de los graduados. Me dijo: "Tuvimos que eliminar a uno de ellos a
causa de su voz. No era suficientemente autoritativa. Un policía tiene
que tener autoridad en su voz". Eso tiene sentido: La autoridad de un
policía es la ley. Si parece que hablo con autoridad es porque mi
autoridad es la Palabra de Dios.
En 1 Timoteo 4:13 Pablo continúa: "Entre tanto que voy, ocúpate en
la lectura, la exhortación y la enseñaza". Le invitaba a Timoteo a que
leyera la Biblia, explicara sus doctrinas y exhortara a los creyentes a que
la aplicaran. Le recomendó que no descuidara la predicación (v. 14),
sino que meditara en las verdades de Dios (v. 15), las obedeciera y
persistiera en ellas (v. 16).

Vemos otra dimensión de la predicación y la enseñanza en 1 Timoteo


5:17: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de
doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". Eso
indica que el liderazgo de una iglesia debiera enfocarse en la
predicación y en la enseñanza. Ciertamente, la función primaria de la
iglesia es la proclamación de la Palabra de Dios.

He escuchado que algunas personas critican nuestra iglesia,


diciendo: "Allí hay demasiada predicación y enseñanza y muy poco de
otras cosas". ¡No puedo ver cómo puede haber demasiada predicación y
enseñaza! La razón por la que hacemos tanto hincapié en la predicación
y la enseñaza es porque ellas ayudan a que todo lo demás tenga lugar.
Tenemos que conocer lo que la Biblia dice acerca de algo antes de
saber cómo actuar. No sabríamos cómo adorar, orar, evangelizar,
discipular, pastorear, capacitar o servir a menos que sepamos lo que
dice la Palabra de Dios.

En 2 Timoteo 2:15 Pablo dice: "Procura con diligencia presentarte a


Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa
bien la palabra de verdad". Pablo quería que Timoteo interpretara la
Palabra correctamente. En 2 Timoteo 1:13 dice: "Retén la forma de las
sanas palabras que de mí oíste". La persona que proclama la Palabra
de Dios debe ante todo comprometerse él mismo con ella y luego
predicarla.

Las Escrituras hacen al creyente "sabio para la salvación" (2 Ti.


3:15). La Palabra es "útil para enseñar, para redargüir, para corregir,
para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra" (vv. 16-17). Basado en
esas realidades Pablo encarga: "Que prediques la palabra; que instes a
tiempo y fuera de tiempo" (2 Ti. 4:2). En otras palabras: "Sé diligente y
esforzado en la proclamación de la Palabra de Dios. Predica en todo
tiempo. No te preocupes si los oyentes se sienten ofendidos por lo que
dices".

Pablo entonces le recomienda que sea valiente cuando predique y


"redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (v. 2). La
predicación debiera llevar a las personas a enfrentar los fracasos en sus
vidas, pero no podemos esperar que ellos lleguen a una completa
comprensión inmediatamente. En el proceso de la predicación
confrontante, debemos ser pacientes y enseñar doctrina. Es la Palabra
la que convence. Una de las funciones de la iglesia es enseñar
pacientemente la Palabra de Dios en una forma directa a fin de que las
personas sean responsables ante Dios por hacer que sus vidas sean
rectas.

Efesios 4:23 dice: "Y renovaos en el espíritu de vuestra mente".


Romanos 12:2: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de nuestro entendimiento". Usted necesita tener
la Palabra en su mente con el fin de que se produzca la conducta recta.
La predicación y la enseñanza de la Palabra ponen a las Escrituras en
primera fila en las mentes de las personas; no hay nada que las pueda
sustituir.

El evangelismo y las misiones

La segunda función de la iglesia es el evangelismo y las misiones. Uso


esos dos términos juntos a fin de proveer de una perspectiva completa.
El evangelismo se lleva a cabo generalmente sobre bases personales,
mientras que el trabajo misionero abarca por lo común áreas amplias.
La iglesia existe por amor del mundo. Tenemos que desear vivir como
Dios quiere que lo hagamos de forma que podamos brillar como luces
en medio de una generación torcida y depra vada (Fil. 2:15). La meta
suprema de todo ministerio es alcanzar a otros para Cristo.

Hay dos maneras de evangelizar: Por medio de nuestras vidas y por


medio de nuestras palabras. Nuestras vidas hacen que nuestro
testimonio sea aceptable o inaceptable. Si en nuestra iglesia Cristo es
exaltado y los creyentes viven en obediencia a Dios, entonces vamos a
lograr establecer credibilidad para nuestro testimonio corporativo. Es
muy importante la manera en que vivimos en el mundo.

Es maravilloso cuando las personas acuden a la Grace Community


Church y dicen: "Hemos visto que los creyentes aquí viven el mensaje
que se predica. Obedecen la Palabra de Dios". ¿Pero cuántas veces
escuchamos decir a las personas: "Fui a la iglesia en tal sitio y allí hay
un montón de hipócritas. No se preocupan por nadie. El pastor se
apropió del dinero de la iglesia y se marchó"? Satanás hace todo lo que
puede por corromper a las iglesias a fin de que la integridad del mensaje
del evangelio quede debilitado y destruidos los testimonios individuales.

Hemos sido llamados a vivir un estilo de vida evangelizador en


nuestras comunidades. En Mateo 5:13 nuestro Señor dice que somos la
sal de la tierra: "Pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?"
Somos preservadores de la tierra, somos distintos. Por eso estamos
llamados a vivir vidas puras. Me preocupa el que vivamos de forma
piadosa y virtuosa no solo para que nosotros glorifiquemos a Dios, sino
para que los incrédulos también puedan glorificar a Dios. Tenemos que
vivir vidas santas porque eso atrae a otros a la pureza. Tenemos que ser
ejemplos vivientes de vida cristiana.

En Mateo 5:14 Jesús dice que nosotros también somos la luz del
mundo. El versículo 15 señala que una luz no se pone debajo de un
almud (vasija, cajón), lo que habla de cualquier cosa que pueda
empañar el testimonio de su vida.

A veces veo a personas que conozco en situaciones que las


avergüenza. ¡Puedo decir que son muchas las personas que han
intentado tragarse un cigarrillo cuando me ven! En ocasiones voy a un
restaurante y allí me encuentro a alguien que conozco y lo veo con una
bebida alcohólica en la mano. Yo solo le sonrío y le saludo con la mano,
pero inmediatamente cambian de color. No tengo que decir nada. Jesús
resumió nuestra responsabilidad de vivir una vida recta cuando dijo: "Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt.
5:16). Los incrédulos deberían poder mirar a su vida y decir: "Solo Dios
puede hacer eso en la vida de un ser humano. ¡Qué vida tan
maravillosa!"

También evangelizamos por medio de nuestras palabras. Primera


Pedro 3:15 dice: "Estad siempre preparados para presentar defensa con
mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la
esperanza que hay en vosotros". Alguien una vez bromeaba diciendo
que la mayoría de los cristianos son como un río del Ártico: ¡Tienen la
boca congelada! Debiéramos tener tanto deseo de hablar de las cosas
del Señor como lo tenemos de hablar de asuntos mundanos. Una de las
razones por las que tenemos dificultades en proclamar el evangelio es
porque no conocemos a muchos que no sean cristianos. Nuestro mundo
es estrecho. Es como una pirámide: cuanto más tiempo lleva usted
siendo cristiano, menos personas no cristianas conoce. Procure evitar
que eso le suceda a usted.

Cuando proclamamos el evangelio tenemos que estar seguros de


que sabemos lo que vamos a decir. Esa es la razón por la que en
nuestra iglesia dedicamos tanto tiempo a expresar bien el evangelio.
Queremos estar seguros de que todos entienden cómo una persona
llega a ser salva. Estudiamos las palabras de Cristo al joven rico en
Mateo 19:16-26 y el llamado Sermón del Monte (Mt. 5-7). Muchos
templos alrededor del mundo están llenos de personas que piensan que
son salvas, pero no lo están porque no entienden la manera cómo los
creyentes obtienen la salvación.

Las misiones representan una perspectiva mundial de la


evangelización, involucra alcanzar con el evangelio cualquier área que
Dios nos abra. Recibí una carta de un pastor en las Filipinas y decía:
"He sabido acerca de la Grace Community Church. Yo quisiera edificar
mi iglesia en la manera que Dios quiere que se haga. ¿Podría usted
enviarme algo de información a fin de saber qué hacer?" Hay personas
en nuestra iglesia que organizan las estrategias para ir más allá de las
paredes de nuestra iglesia en la medida que Dios nos lo permite. Jesús
dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (Mt.
28:19-20). La iglesia está comprometida a predicar, bautizar y enseñar
en toda oportunidad que pueda.

La adoración

Pablo dijo a los filipenses: "...nosotros somos... los que en espíritu


servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza
en la carne" (Fil. 3:3). Juan 4:23 dice: "Los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad". Somos llamados a ofrecer
nuestro cuerpo como un sacrificio vivo a Dios en un acto santo de
adoración (Ro. 12:1). Pedro dijo que somos "sacerdocio santo, para
ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo" (1 P. 2:5).

Cuando usted va a la iglesia, ¿piensa de verdad acerca de los


himnos que canta o medita en las cosas que escucha que están
enseñando y predicando? Usted necesita cultivar un corazón que adora.
Y su adoración no debiera estar limitada a cuando va al templo. El culto
que se celebra en el templo debiera ser el catalítico que le mueve a
adorar en todo tiempo. En The Ultimate Priority [La prioridad final]
(Chicago: Moody, 1983) yo decía que adoramos mejor cuando somos
completamente obedientes. Obediencia es la definición básica de
adoración. Al igual que la obediencia, la adoración tiene que ser una
forma de vida en vez de solo un ejercicio religioso de los domingos.

Hebreos 10:22 nos invita a que nos acerquemos a Dios. Santiago 4:8
es más específico: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros". ¿Se
ha acercado usted alguna vez a Dios con prisas? ¿Permite usted que su
corazón y mente asciendan cuando escucha los himnos, la lectura de
las Escrituras o la oración? ¿Medita usted con profunda devoción?
Recuerde, tenemos que ser un pueblo que adora.

La oración

Puede que la oración sea el ejercicio espiritual más difícil que llevamos
a cabo. Es trabajo duro porque, primero que todo, es desinteresado. La
oración verdadera tiene que ver con el reino de Dios: "Padre nuestro
que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mt. 6:9-
10) La verdadera oración también tiene que ver con el pueblo de Dios.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no
nos metas en tentación, mas líbranos del mal" (Mt. 6:11-13). No
encontramos un "yo" en la Oración de los discípulos.

Es trabajo duro orar a favor de Dios, de su voluntad y de su pueblo.


Nos resulta más fácil orar cuando nos vemos metidos en problemas.
Cuando estamos heridos, caemos enfermos, perdemos a un ser
querido, somos pillados haciendo algo malo o estamos preocupados por
causa de un hijo que se desvía del Señor, entonces notamos que orar
por nosotros es más fácil.

El que ora solo en tiempos de necesidad personal tiene una vida de


oración débil. Por el contrario, la persona que es capaz de entregarse a
la oración sin cesar a favor del reino eterno de Dios y de las
necesidades de su pueblo redimido glorifica a Dios. Lucas 11:5-8 nos
habla acerca de un hombre que llama a la puerta de un amigo durante la
noche, rogando por pan para alimentar a una visita que le ha llegado. Si
fuera yo el que tuviera hambre, no tendría dificultades en pasarme la
noche tocando con fuerza a la puerta de alguien clamando por pan,
¿pero lo haría por amor de otro?

En una entrevista por la radio en Chicago, dije que uno de los


beneficios de irse haciendo mayor es que uno tiene una lista más larga
de oraciones respondidas que los más jóvenes. Usted ha tenido más
oportunidades de ver a Dios demostrando su poder. Cuantas más veces
ve usted que Dios responde a las oraciones, tanto más seguro se
encuentra en su vida de oración. Quizá los más ancianos tienden a orar
mejor que los jóvenes porque han visto muchas más oraciones
respondidas.

Otra razón por la que la oración es dificil es porque es privada.


Cuando usted ora, generalmente lo hace para sí. Nadie sabe cuánto
ora. Eso exige autodisciplina. Tendemos a hacerlo mucho mejor cuando
sabemos que los demás están observando. Dedico mucho tiempo a la
preparación de mis sermones porque sé que muchas personas van a
estar escuchando lo que voy a decir. Confieso que me resulta más fácil
descuidar la oración porque es privada.

La oración es trabajo duro. Es desinteresada y hay que hacerla sin


buscar la atención o la aprobación de otros. Tenemos un pequeño grupo
de hermanos mayores en la iglesia que se juntan todos los lunes para
orar. Llevan orando juntos por más de diez años. Ellos oran y Dios
responde a sus oraciones. La iglesia se beneficia de su fidelidad. No sé
cómo funcionan juntas la soberanía de Dios y las respuestas a nuestras
oraciones, pero sí sé que Dios responde a las oraciones de sus hijos.
Santiago dijo: "La oración eficaz del justo puede mucho" (5:16). Quiero
ser un hombre de oración porque quiero ver a Dios hacer su obra y darle
toda la honra y gloria que solo Él se merece.

Debemos ser creyentes dedicados a la oración. Pablo no pudo


haberlo dicho más claramente cuando dijo: "Orad sin cesar" (1 Ts. 5:17).
Ofrezca toda su vida como una oración a Dios, sea consciente de Él
cada vez que piense, actúe o hable. Diga en su corazón: "Señor, estoy
pensando en hacer esto, ¿está bien que lo haga?" Orar sin cesar
significa vivir la vida como si estuviéramos mirando a través de la mente
y del corazón de Dios. No quiere esto decir que vayamos caminando por
ahí todo el tiempo hablando entre dientes y con los ojos cerrados. La
oración es vivir siendo conscientes de Dios.

El discipulado

En Mateo 28:19-20 nuestro Señor dice: "Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos... enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado". El discipulado involucra llevar a las
personas a Cristo y encaminarlos hacia la madurez.

En Hechos 1:1 Lucas escribe: "En el primer tratado, oh Teófilo, hablé


acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar". Es
decir, el Evangelio de Lucas ("el primer tratado") tiene que ver con lo
que Jesús comenzó a hacer, y el libro de Hechos es sencillamente la
continuación. Cristo discipuló a los doce, y en el libro de Hechos los
vemos a ellos discipulando a otros. Más de dos mil años después, usted
y yo seguimos llevando adelante lo que Jesús comenzó. Tenemos que
continuar con esa misión: "Lo que has oído de mí ante muchos testigos,
esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también
a otros" (2 Ti. 2:2). Cada cristiano está participando en una carrera de
relevos. Cada uno de nosotros toma el testigo y se lo entregamos en la
mano a otros. Ninguno de nosotros está metido en un esfuerzo único.
Alguien invirtió el evangelio en nosotros, y nosotros tenemos que
invertirlo en otros.

Quizá usted sienta que no sabe mucho. Busque a alguien que sabe
menos que usted y dígale lo que sabe. Busque a alguien que sabe más
que usted y escúchele con atención. Enseñe y aprenda. Yo abro mi
corazón a las personas que discípulo, y a la vez aprendo de otros.
Todos tenemos que meternos en ese proceso. Nunca nos aislemos, sino
que seamos parte de una cadena de muchos eslabones unidos.

En 1 Corintios 4 hay unos versículos que nos dan una perspectiva


indirecta y maravillosa del proceso del discipulado. Pablo estaba
escribiendo una carta de reprensión a la iglesia corintia, una iglesia que
él mismo había plantado por la gracia de Dios y el poder del Espíritu.
Los estaba amonestando porque se habían apartado de los elementos
básicos de la fe y se habían involucrado en actividades pecaminosas.
Quería corregirlos.

En los versículos 14-15 les dice: "No escribo esto para avergonzaros,
sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque
tengáis diez mil ayos [gr. paidugogos, tutores morales que daban
consejo espiritual] en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo
Jesús yo os engendré por medio del evangelio". Les dijo eso debido a
que los corintios se estaban preguntando quién le había dado a él el
derecho de reprenderlos. Pablo les explica por qué. Él era su padre
espiritual; había dado a luz espiritualmente a aquella iglesia.

Notemos que Pablo se refiere a los corintios como "a hijos míos
amados". El discipulado hay que llevarlo a cabo con una actitud de
amor. Usted tiene que poder decir: "Daré mi vida y tiempo por usted.
Oraré por usted y le haré partícipe de mis conocimientos". Si usted no
se interesa por una persona y no está dispuesto a sacrificarse por ella,
se está engañando a sí mismo si piensa que lo puede discipular.

Pablo también advirtió a los corintios. Discipular es correctivo. Es


como criar un hijo. Usted tiene que advertir a sus hijos acerca de las
cosas que no deben hacer. No se les puede dar a los hijos solo
instrucción positiva; necesitan también la instrucción negativa. Pablo les
dijo a los ancianos de Éfeso en Mileto: "Por tanto, velad, acordándoos
que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con
lágrimas a cada uno" (Hch. 20:31). Él conocía bien la importancia de la
amonestación.

En 1 Corintios 4:16 Pablo dice: "Por tanto, os ruego que me imitéis".


El creyente que usted está discipulando va a seguir su ejemplo. Eso
quiere decir que tiene que seguir de cerca el camino de desarrollo
espiritual que él o ella están siguiendo. Tiene que ser capaz de proveer
de liderazgo. No olvide, no obstante, que nuestro Señor no está
pidiendo perfección, sino dirección. Pablo dijo: "Sed imitadores de mí,
así como yo de Cristo" (1 Co. 11:1). Usted necesita decir al hermano o
hermana que está discipulando: "Quiero que usted me siga a mí como
yo sigo a Cristo". Usted no dice eso con orgullo, sino con humildad,
siendo muy consciente de sus propias debilidades. Y su ejemplo será de
gran estímulo, porque sería muy dificil seguir a una persona perfecta.

Pablo menciona otro elemento del discipulado en 1 Corintios 4:17:


"Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en
el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que
enseño en todas partes y en todas las iglesias". Pablo envió a Timoteo
para enseñar a los corintios. En el proceso de discipular tiene que haber
una comunicación de la verdad divina. Las personas funcionan sobre la
verdad.

Discipular es una función en la que todos en la iglesia deben estar


involucrados. No es opcional. Tenemos que llevar a las personas al
conocimiento del Salvador y luego pasar con ellos por el proceso de
ayudarlos a madurar. Todos tenemos que discipular a aquellos que el
Señor pone en nuestro camino. Usted probablemente va a desarrollar
diferentes tipos de relaciones con las personas que discipula, pero
discipular no es otra cosa que cultivar verdadera amistad con bases
espirituales. No es ser amigo de alguien porque a los dos les gusta el
fútbol, la misma música o tienen las mismas aficiones, o trabajan en el
mismo lugar. La esencia de su amistad la forma su mutua apertura a los
asuntos espirituales. Eso es lo que permite continuar con el discipulado.

Cuando usted discipula a alguien, básicamente le está enseñando a


vivir de forma cristiana. Le está enseñando respuestas bíblicas. Un
creyente es espiritualmente maduro cuando sus respuestas
involuntarias son espirituales y cristianas. Esa es la manera de saber si
el Espíritu de Dios está en control de la vida de alguien. Al discipular a
una persona se la lleva al punto en el que ya no tiene que pensar en
cuál es la manera correcta de reaccionar porque puede reaccionar
rectamente de forma espontánea.

El pastorado

Los hijos de Dios en la iglesia están llamados a cuidarse unos a otros y


satisfacer sus necesidades. Tres veces jesús le preguntó a Pedro: "¿Me
amas?" (Jn. 21:1517). Pedro respondió cada vez: "Sí, Señor; tú sabes
que te amo". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le estaba diciendo:
"Eres un pastor, Pedro. Cuida de mi pueblo".

Pastorear involucra alimentar y dirigir el rebaño. Primera Pedro 5


dice: "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de
ella" (v. 2). Hechos 20:28 dice: "Mirad por vosotros, y por todo el rebaño
en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la
iglesia del Señor". Tenemos que cuidarnos unos a otros. Primera Juan
3:17 dice: "Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano
tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de
Dios en él?" ¿Cómo puede usted decir que ama a Dios y no interesarse
para nada en las personas? Al relacionarse con los demás, dedique
tiempo a saber de sus heridas y necesidades. Si usted tiene
conocimiento de las necesidades de alguien que se está apartando,
minístrele en su necesidad y ayúdele a regresar. Todos debemos
participar en el proceso de pastorear. Primera Pedro 5:4 dice que el
Señor es el "Príncipe de los pastores". La implicación es que todos
nosotros somos sus ayudantes. Tenemos que involúcranos en el
cuidado de las ovejas.

A veces resulta difícil pastorear a las personas. En ocasiones no nos


damos cuenta de las necesidades de algunos y los pobres se quedan
sin atender. Siempre me rompe el corazón escuchar que alguien dice:
"Estuve enfermo y nadie me llamó. Nadie se preocupa". Otras veces me
llegan cartas de personas angustiadas que dicen: "Ocurrió esto y lo otro
y usted no llamó. Usted no se preocupa. Nadie en la iglesia nos ayudó".
Sucede a veces que las expectativas de las personas son muy altas; no
podemos estar en todas partes al mismo tiempo. Pero la mayoría de las
veces alguien se queda sin atender porque nadie prestó atención
cuando surgió la necesidad. Por ejemplo, cuando alguien sufre la
pérdida de un ser querido, todos inmediatamente corren para consolar y
sostener al hermano. Pero después del servicio funeral, cuando la
depresión invade a la persona, la dejamos sola. Perdemos la
sensibilidad cuando más se necesita.

Necesitamos ser la clase de pastores que Jesús es. En Juan 10 Él


dice: "Yo soy la puerta de las ovejas... Yo soy el buen pastor" (vv. 7, 11).
Jesús estaba hablando de la manera en que un pastor cuida de sus
ovejas. Cuando las ovejas entraban en el redil al final del día, el pastor
examinaba a cada oveja a medida que iban entrando bajo la vara que él
sostenía atravesada en la entrada al redil. Si veía que alguna estaba
herida o lastimada, derramaba aceite en las heridas. A eso se estaba
refiriendo David en el Salmo 23 cuando dijo: "Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento... unges mi cabeza con aceite; mi copa está
rebosando" (vv. 4-5). Se espera que el pastor cuide de sus ovejas.

Hay miembros de iglesias, hermanos maravillosos y callados, que no


reciben mucha atención pastoral porque no dicen nada acerca de sus
necesidades. Hay otros, sin embargo, que con frecuencia caen en
pecado y tienen siempre pastores a su alrededor tratando de ayudarlos.
Es muy importante que todos nos veamos a nosotros mismos como
ovejas y como pastores cuidándonos unos a otros. No podemos esperar
que los líderes de la iglesia se hagan cargos de todas las necesidades
pastorales de la congregación. Somos responsables delante de Dios por
cuidarnos unos a otros. La Grace Community Church no es mi iglesia;
es la iglesia de todos. Es la iglesia de Cristo.

Lo primero que hice cuando empecé a pastorear nuestra iglesia fue


desarrollar una forma de pastorear a nuestro pueblo. Sabía que
podríamos alimentarlos; pero también quería estar seguro de que los
podíamos dirigir porque un pastor apacienta a las ovejas y las lleva a ser
como Cristo.

La de familias

La familia es la unidad designada por Dios para pasar el camino de


rectitud de una generación a la siguiente (Dt. 6:7, 20-25). Satanás, sin
embargo, ataca todo aquello que Dios ha establecido para preservar la
rectitud.

Satanás ataca las tres fuerzas preservadoras de la sociedad: El


gobierno, la iglesia y la familia. Cada vez que Dios ha ordenado un
gobierno para castigar a los que hacen el mal y apoyar a los que hacen
el bien, Satanás lo asaltará. Siempre que hay una iglesia que exalta a
Cristo y proclama la Palabra, Satanás la atacará. Y a él no le gustan las
familias que pasan la rectitud divina, por eso procura desintegrarlas.

Satanás está usando la sociedad inmoral y lujuriosa en la que


vivimos para atacar a la familia. Ha hecho que a la familia le resulte
difícil sobrevivir. La iglesia tiene que ayudar a preservar a la familia. Esa
es una de nuestras prioridades en la iglesia; enseñamos y discipulamos
a los hijos y a los jóvenes. Es inspirador ver a los adultos de la iglesia
trabajar con los jóvenes, porque los jóvenes tienen la responsabilidad de
preservar lo que aprenden y pasarlo a la siguiente generación. Quiero
que nuestros jóvenes conozcan los principios de Dios para el
matrimonio y la familia.

Cuando los creyentes están llenos del Espíritu de Dios, se someten


unos a otros (Ef. 5:21-6:9). En una situación familiar, eso quiere decir
que las esposas se someterán a sus esposos, y los esposos se
someterán a sus esposas mediante un amor que nutre, valora y purifica.
Los hijos se someterán a sus padres y los padres se someterán a las
necesidades de sus hijos, no provocándolos a la ira, sino cuidándolos y
criándolos en los caminos de Cristo. La sumisión brota de vidas llenas
del Espíritu Santo. La iglesia tiene que asegurarse de que las familias
viven controladas por el Espíritu de Dios de forma que puedan
experimentar la bendición que viene por la sumisión de unos a otros. Si
cada uno en la familia pelea por sus propios derechos, entonces se
destruye la posibilidad de una relación significativa.

Las familias de una iglesia se debieran apoyar unas a otras. Se


debieran ayudar y orar unas a otras con sus hijos. ¿Cuál es su reacción
cuando ve hijos rebeldes? ¿Ora por ellos? ¿Ayuda usted a otros padres
enseñando a sus hijos un comportamiento correcto? Una iglesia debe
cuidar de sus familias.

La capacitación

La iglesia está llamada a preparar a los santos para el ministerio.


Efesios 4:11 - 12 dice: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo".

En nuestra iglesia disponemos de cursos para la capacitación de los


hermanos que en su día pueden llegar a ser diáconos y ancianos.
Tenemos también cursos en evangelismo, misiones y trabajo con los
jóvenes. Contamos con un seminario en los terrenos de la iglesia y un
instituto bíblico para la capacitación de nuestros jóvenes para el
ministerio. No queremos dar a las personas información general;
queremos prepararlos para ministerios específicos.

Las ofrendas

El dar tiene muy poco que ver con lo que una persona tiene (2 Co. 8:1-
5). Pablo dice en 2 Corintios 9:6: "Pero esto digo: El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará". Jesús dijo: "Dad, y se
os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en
vuestro regazo" (Lc. 6:38). Dios quiere que usted sepa que puede
confiar en Él con su dinero. Es lo opuesto de lo que Él está haciendo
con usted: Le da a usted dinero y le pregunta: "¿Puedo confiar en ti con
este dinero?" Usted debe demostrar que Él puede confiar en usted con
el dinero que le da devolviéndoselo a Él.

¿Cuán bien administra usted las posesiones de Dios?

Usted tiene que darse cuenta de que las cosas que posee no le
pertenecen. Cuando usted se las confía a Dios, se hace libre. Entonces
todo lo que usted tiene que hacer es administrar esas posesiones. Si
usted tiene algo que alguien lo necesita más que usted, déselo. Ese es
el espíritu de Hechos 2:44-45: "Todos los que habían creído estaban
juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y
sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno".

Algunas personas no dan nada. Otras solo dan cantidades


simbólicas. Ellos son los que ponen un par de dólares cada semana en
el plato de la ofrenda. Por lo general los que dan tan poco es porque
están gastando todo su dinero en posesiones terrenales. Eso es triste.
Lloro por ellos. Quiero que las personas den generosamente a fin de
que puedan experimentar las bendiciones de Dios. Cuando el rey David
quiso comprar una era con el fin de edificar un altar al Señor, el
propietario se la ofreció gratis a David. A lo que él contestó: "No, sino
por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada" (2 S. 24:24). Él quería ofrecerle a
Dios una ofrenda valiosa, no algo simbólico.

¿Cuán dedicado está usted a dar? Un hombre me habló acerca de


una iglesia que es la mitad del tamaño de la nuestra, no obstante, ellos
ofrendan al Señor el doble de lo que nosotros recogemos. Él me
preguntó:

-¿Cómo es eso?

Yo respondí:

-No lo sé. Si están ofrendando por motivos equivocados o lo están


haciendo de forma legalista, sus ofrendas no tienen valor. Pero si están
dando generosamente de todo corazón, eso es una gran bendición.

No sé cuál es la respuesta para esa situación, pero sí sé una cosa:


Muchos miembros en nuestra iglesia no están haciendo lo que debieran
hacer cada semana. Primera Corintios 16:2 dice: "Cada primer día de la
semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya
prosperado".

El dar es una función de la iglesia. Tenemos que ofrendar no solo


para sostener nuestra iglesia, sino para el avance del reino de Dios. Las
iglesias no están para amasar fortunas. Debemos ser buenos
mayordomos del dinero que Dios nos da para nuestro propio uso y
dedicar el resto a alcanzar con el evangelio de Cristo a los que no lo
conocen.

El compañerismo

El compañerismo es esencial. Compañerismo significa "una vida común


juntos". En un sentido, esto resume las otras funciones de las que
hemos hablado. El compañerismo involucra estar juntos, amarse y tener
comunión unos a otros. Involucra escuchar a alguien que tiene una
preocupación, orar con alguien que tiene una necesidad, visitar a
alguien que está en el hospital, sentarse en una clase o en un estudio
bíblico o incluso cantar un himno con alguien a quien no ha visto antes.
El compañerismo también involucra participar en solicitudes de oración.

¿Abre usted su vida a otros? ¿Da a conocer sus problemas a otros


que también tienen problemas a fin de que se puedan ministrar unos a
otros? ¡Sea fiel y dedicado al compañerismo de su iglesia!

Un vistazo al extcrior

Siguiendo con la analogía del cuerpo, hemos examinado el esqueleto,


los sistemas internos y los músculos de una iglesia. Hablemos ahora
acerca de la epidermis. No es importante a qué se parece la piel de una
iglesia. Cuando miramos a una iglesia, vemos lo que aparece en el
exterior, pero Dios ve lo que hay en el corazón (cp. 1 S. 16:7). Es lo que
hay en el corazón de una iglesia lo que le da su carácter. Es importante
que una iglesia tenga un esqueleto: Debe estar comprometida con una
visión elevada de Dios, con la autoridad absoluta de las Escrituras, la
claridad doctrinal, la santidad personal y la autoridad espiritual. Una
iglesia debe tener sistemas internos: Debe tener ciertas actitudes
espirituales. Debe también estar comprometida a ciertas funciones. Pero
cuando una iglesia tiene todas esas cosas, ya no importa en realidad a
qué se parece exteriormente o qué forma tienen sus programas.

Cuando Dios en su gracia y amor me trajo a la Grace Community


Church, oré diciendo: "Señor, sé que si somos lo que tú quieres que
seamos, no habrá ninguna dificultad en ministra eficazmente". Lo
importante es lo que está en nuestros corazones, no lo que aparece en
el exterior. A veces cuando algunos pastores visitan nuestra iglesia,
tratan de implementar lo que han visto en el exterior. Pero eso no va a
funcionar, porque la carne no puede sostenerse sin un esqueleto, y no
puede vivir sin los sistemas internos. Una vez que una iglesia tiene
esqueleto, sistemas internos y músculos, entonces la carne empezará a
tener forma. La verdadera belleza de una iglesia viene del interior.

Nuestra iglesia es un lugar único. Casi todos los domingos en la


recepción tenemos personas que vienen por primera vez. Allí me
encuentro con personas procedentes de otros estados. Una
conversación habitual es más o menos así:

-¿De dónde son ustedes?

-Somos de Michigan.

-¡Qué bueno! ¡Bienvenidos! ¿Están de de visita?

-No, nos hemos trasladado aquí.

Les preguntó por qué, y me responden:

-Para venir a esta iglesia.

Luego agregan:
-¿Sabe usted dónde podríamos hallar un lugar para quedarnos hasta
que encontremos una casa y un trabajo?

¡Así, como suena! ¡La gente empaca y se traslada para venir a la


Grace Community Church! A veces tienen hijos también ¿Por qué hacen
eso? Una de las razones que dan es: "Creemos que la vida se centra en
la iglesia, no en el trabajo". Eso hace que se me forme un nudo en la
garganta y me ayuda a recordar la tremenda responsabilidad que
tenemos delante de Dios todos los líderes de iglesia para formar
nuestras iglesias en lo que Él quiere que sean para su honra y gloria.
*De la cinta casete GC 2029B.

Hemos llegado ahora a la parte más importante en nuestro estudio de la


anatomía de una iglesia: La cabeza. Ningún cuerpo es completo sin una
cabeza. La cabeza de la iglesia es el Señor Jesucristo. En Efesios 4
Pablo dice: "Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor" (vv. 15-16). Aunque nosotros
tenemos que hacer todo lo que podamos en la iglesia, es el poder de
Cristo lo que hace que todo funcione. Nos consuela mucho saber que
cuando nosotros fallamos, Él triunfa. Cristo es nuestra cabeza; sin Él no
podemos hacer nada (Jn. 15:5).

Un pasaje de gran ayuda al examinar la obra de nuestro Señor en la


iglesia es la majestuosa bendición con la que termina la epístola a los
Hebreos: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor
Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad,
haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por
Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén"
(13:20-21).

El es el salvador

Tres cosas en este texto apuntan a la obra salvadora de Cristo a favor


de su iglesia.
Su nomhrc

En Mateo 1:21 leemos: "Y llamarás su nombre JESÚS, porque él


salvará a su pueblo de sus pecados". Jesús significa "Jehová salva". Es
la forma griega del nombre Josué en el Antiguo Testamento. Este es el
nombre de aquel que salva. Hebreos 2:9-10 dice: "Pero vemos a aquel
que fue hecho un poco menor que los ángeles, a jesús, coronado de
gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por
la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel
por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas
subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria,
perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos". Jesús es
el que gustó la muerte por cada uno de nosotros. Se convirtió en el
"autor" [gr., arehégos, "el pionero"] de la salvación.

Hechos 4:12 dice: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos". El nombre de jesús habla de su obra de salvación.

Su sangre

El pueblo judío sabía que el pecado había que expiarlo mediante la


sangre. Eso es parte del mensaje de la carta a los hebreos. En Hebreos
9:18 leemos: "De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre".
Todo judío sabía que la ratificación del antiguo pacto en Levítico 17:11
fue mediante sangre. Dios requería que hubiera derramamiento de
sangre para quitar el pecado. Moisés era el agente de Dios para rociar
la sangre que ratificaba el antiguo pacto: "Porque habiendo anunciado
Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la
sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana
escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,
diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y
además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los
vasos del ministerio" (He. 9:19-21). Había sangre en todas partes: sobre
el libro de la ley, sobre el pueblo, sobre el tabernáculo y todos los vasos
en el tabernáculo.
Sin embargo, toda esa sangre era solo simbólica de la sangre que
sería derramada por Cristo para hacer la paz entre el hombre y Dios.
Hebreos 9:22 dice: "Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y
sin derramamiento de sangre no se hace remisión [perdón]". Esa es la
razón por la que Cristo tenía que derramar su sangre para ratificar el
nuevo pacto. Jesús dice en Mateo 26:28: "Esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados".

Notemos que Hebreos 13:20 dice: "Por la sangre del pacto eterno". El
pacto mosaico -el Antiguo Testamento- no era eterno. Era un pacto
temporal, la sombra de los bienes venideros (He. 10:1). Cristo Jesús
hizo un pacto eterno: "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados" (He. 10:14). Mediante un solo acto de
sacrificio, Cristo nos dio salvación eterna. Hebreos 9:12 dice: "Y no por
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre,
entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido
eterna redención". Mientras que los sacerdotes de Israel tenían que
repetir los sacrificios continuamente en el lugar santo, Cristo hizo un
solo sacrificio, y compró salvación eterna para nosotros (He. 10:11-12).

Su resurrección

Cuando pensamos en la resurrección de Cristo, tenemos tendencia a


verlo como un medio para nuestra propia resurrección; pero hay en ello
mucho más que eso. La resurrección de Cristo Jesús es la afirmación
más grande de la aprobación del Padre de la obra salvadora de Jesús.
Cuando el Padre levantó a Jesús de entre los muertos, estaba
afirmando que Jesús había llevado a cabo aquello para lo cual había ido
a la cruz.

El es el pastor

Hebreos 13:20 nos habla del Señor como "el gran pastor de las ovejas".
En contraste con todos los demás pastores, Él es gran pastor. El Salmo
77:20 dice: "Condujiste a tu pueblo como ovejas por la mano de Moisés
y de Aarón". Moisés y Aarón fueron pastores pero no "grandes
pastores". A Jesús se le llama pastor tres veces en el Nuevo
Testamento: En Juan 10:11 Él es el "buen pastor", en 1 Pedro 5:4 Él es
el "Príncipe de los pastores", y en Hebreos 13:20 Él es "el gran pastor".
La Biblia habla muchas veces acerca de las personas como ovejas sin
pastor (Nm. 27:17; 1 R. 22:17; 2 Cr. 18:16; Ez. 34:5, 8; Zac. 10:2; Mt.
9:36; Mr. 6:34). Los creyentes son ovejas con pastor.

En una de nuestras reuniones de ancianos, estuvimos hablando


acerca de cómo desarrollar una manera mejor de pastorear a los
creyentes en nuestra iglesia. Algunos de los ancianos dijeron: "Algunos
miembros no se involucran, y otros no cumplen del todo con sus
responsabilidades. Hemos perdido el contacto con algunos hermanos y
hay otros que no vienen desde hace bastante tiempo, y estamos
tratando de seguirles la pista". Cuando salgo de una reunión como esa,
pienso: "Señor, ¿cómo podemos hacer un mejor seguimiento de las
personas que tenemos? ¿Cómo podemos pastorearlos mejor?" Todos
podemos consolarnos con el pensamiento de que el gran pastor está
pastoreando a sus ovejas. A veces cuando un recién convertido no se
incorpora a un programa de seguimiento, actuamos como si hubiera
perdido su salvación. Decimos: "Tenemos que ayudar al Espíritu Santo
en todo este proceso. No podemos dejarlos al cuidado del Señor. ¡Hay
que meterlos en un programa!" Es muy bueno vigilar y ayudar al pueblo
de Dios, pero debemos recordar que el Señor es el pastor.

Yo no podría conservar mi salud mental si sintiera que era el


responsable en última instancia de las ovejas de Cristo. Pongo todo mi
corazón en lo que estoy haciendo por sus ovejas, pero no porque piense
que todo depende de mí. En nuestra iglesia servimos al Señor de todo
corazón; pero cuando se nos acaban los recursos y no sabemos cómo
atender a las necesidades de las personas, podemos decir: "El Señor es
el gran pastor".

En Hebreos 13:21 leemos que el gran pastor nos hace "aptos en toda
obra buena para que hagáis su voluntad". Él nos capacita para hacer su
voluntad. Nos da su Palabra (2 Ti. 3:16-17) y nos da hermanos con
dones que nos ayudan en la capacitación (Ef. 4:11-12). Somos, además,
perfeccionados en otra manera: Primera Pedro 5:10 dice que después
de haber sufrido por un tiempo, el Señor nos perfeccionará. Nos
permitirá pasar por pruebas a fin de que la Palabra pueda obrar en
nuestras vidas. Juan 15:2-3 dice que la Palabra nos poda.

Nuestro Señor no solo nos capacita sino que también intercede por
nosotros. De la misma manera que un pastor protegería a sus ovejas
luchando contra un lobo, el Señor Jesucristo lucha contra el adversario
que constantemente está acusando a los cristianos ante el trono de
Dios. Satanás nos acusa a nosotros como lo hizo con Job (Job 1:7-12;
2:1-5). Sin embargo, jesús viene a ayudarnos. Él es nuestro defensor,
intercesor, abogado y consejero. Él es nuestro sumo sacerdote.

Juan dijo: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo" (1 Jn. 2:1). En otras palabras, cuando usted
peca y es acusado delante del trono de Dios, Jesús se levanta como su
abogado y dice: "Padre, mi sangre pagó por ese pecado". Esa es la
razón por la que ningún pecado puede separarnos de Dios (Ro. 8:33-
34). ¿Va Dios a acusarle de pecado cuando Él ya le ha justificado?

El escritor de Hebreos dijo: "Porque no tenemos un sumo sacerdote


que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (He. 4:15).
Cristo sabe exactamente por lo que estamos pasando, de modo que es
capaz de ayudarnos (He. 2:18). Él es el perfecto sumo sacerdote que
vive para interceder siempre por nosotros (He. 7:25). Él experimentó el
hambre, la sed y la fatiga. Creció en el seno de una familia. Amó, odió y
se maravilló. Estuvo contento, triste, enojado, sarcástico y dolido. Se
angustió acerca de sucesos futuros (tales como la crucifixión). Ejercitó la
fe, leyó las Escrituras y oró toda la noche. Abrió su corazón al dolor
humano y lloró cuando su propio corazón le dolía. El Señor pasó por
todo por lo que nosotros pasamos, y aún más. Él simpatiza con nosotros
y nos defiende. Cristo es nuestro fiel sumo sacerdote, que intercede
siempre por nosotros.

Como nuestro pastor, Él nos nutre, nos cuida y nos capacita para
hacer su voluntad. También intercede a nuestro favor como nuestro
sumo sacerdote, asegurándose de que ningún pecado es cargado a
nuestra cuenta. Su sangre nos mantiene limpios de todo pecado (1 Jn.
1:9).
El es el soberano

Al examinar de nuevo nuestro texto de Hebreos 13:20-21, notamos la


palabra Señor en el versículo 20. Esa palabra tiene varios significados,
pero cuando la encontramos en el Nuevo Testamento en referencia al
Hijo de Dios, habla de alguien que tiene completa autoridad. Él es el
Señor, el Soberano de su iglesia. Efesios 1:22-23 dice que Dios
"sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas
las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo
lo llena en todo".

Colosenses 1:18-19 viene a decir lo mismo: "Y él es la cabeza del


cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito [gr.,
prototokos, "el preeminente"] ... para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud".

El Señor manifiesta su soberanía en la iglesia de dos maneras:

Gobierna su iglesia

Como Señor de su iglesia, Él gobierna. Si alguien nos pregunta quién


está al cargo de la Grace Community Church, nosotros respondemos:
"Cristo Jesús". Efesios 5:23 dice que "Cristo es cabeza de la iglesia".

En Apocalipsis 1:12-15 vemos a Cristo moviéndose entre los


candeleros de oro que representan a su iglesia. Sus pies eran
semejantes al bronce bruñido y sus ojos penetrantes como llama de
fuego que examinan el pecado que hay que quitar de su iglesia. Esa es
la razón por la que jesús dice en Mateo 18:20: "Porque donde están dos
o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Él no
estaba hablando de su presencia en una reunión de oración. El contexto
revela que estaba hablando acerca de dos o tres testigos que confirman
el pecado de alguien en proceso de la disciplina. Jesús estaba diciendo:
"No dudéis en disciplinar a los creyentes en la iglesia. Cuando habéis
llamado a los testigos que corresponden y se ha confirmado el pecado,
yo estoy en medio de vosotros aplicando la disciplina". Entonces
estamos actuando en el nombre de Cristo.
El Nuevo Testamento enseña que Cristo gobierna su iglesia por
medio de una pluralidad de hombres piadosos o ancianos. En nuestra
iglesia tenemos treinta ancianos, y nuestra meta es hacer lo que Cristo
Jesús espera que hagamos. Conocemos gran parte de lo que Él quiere
que hagamos porque está escrito en la Biblia. Cuando las Escrituras no
dicen nada acerca de un asunto determinado, entonces nos toca a
nosotros discernir la mente de Dios con cuidado, paciencia y oración.
Esperamos hasta que Dios nos muestra cuál es su voluntad. Esa es la
razón por la que nos hemos comprometido a buscar acuerdos por
unanimidad en los asuntos que tratamos. Dios solo tiene una voluntad,
de manera que tenemos que ser unánimes.

Enscña a su iglesia

La voluntad del Señor la encontramos revelada por medio de su Palabra


y por medio de instrumentos humanos, pero Él es el Maestro. Él enseña
por medio de la Palabra y de su Espíritu. En Juan 15:26 Jesús dice:
"Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el
Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca
de mí". En otras palabras: "E] Espíritu os dirá lo que necesitáis saber
acerca de mí". Además, Jesús dijo: "Aún tengo muchas cosas que
deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por
su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber
las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo
mío, y os lo hará saber" (Jn. 16:12-14).

Primera Juan 2:20 dice que podemos recurrir al Espíritu para obtener
conocimiento. El versículo 27 dice que tenemos la unción del Santo; no
necesitamos maestros humanos y mundanos que no conocen las
Escrituras. Cristo gobierna su iglesia por medio de su Palabra, del
Espíritu Santo y de hombres con dones de Dios. Como pastor, no estoy
para dar mis propias opiniones sobre las cosas. No estoy para hablar
sobre temas sociales que no están relacionados con la Palabra de Dios.
Estoy para abrir la Palabra de Dios para usted con el fin de que pueda
conocer la mente de Dios y el corazón del Salvador. Cristo es el
Maestro. Yo solo soy un mesero. Yo no cocino la comida; solo estoy
para presentarle la comida caliente y sin echarla a perder.
Él santificador

Según Hebreos 13:2 1, Cristo está obrando en usted. ¡No es eso


maravilloso! Él es quien nos aparta del pecado, nos purifica y nos dirige
para que le glorifiquemos para siempre.

Cuando usted ve a un cristiano en el pecado, estoy seguro que se


siente preocupado por él. Usted quiere verlo libre del pecado. A veces
cuando usted confronta a una persona, el proceso de la disciplina sigue
y sigue. Cuando tiene en sus manos una situación así y su corazón está
entristecido, el consuelo que tiene es saber que Cristo es el purificador
de su iglesia.

Si la persona que usted está disciplinando es un cristiano, puede que


Cristo purifique a su iglesia quitándole del compañerismo. Puede que
cause la muerte de ese creyente infiel, que es de lo que habla Pablo en
1 Corintios 11:27-30 (cp. 1 Jn. 5:16).

En Juan 10:27 Jesús dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco,
y me siguen". Me gusta mucho eso. Somos de Él, le pertenecemos. Él
es el edificador, el propietario, el comprador, la piedra angular y el
fundamento de la iglesia. La iglesia es suya. Está siendo edificada y Él
ha prometido que no puede fallar. La oposición, las amenazas, la
carnalidad, la ineptitud humana, la indiferencia, la apostasía, el
liberalismo, el denominacionalismo no prevalecerán en contra de ella.
Cristo está edificando su iglesia.

En Efesios 5:25-26 leemos: "Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí


mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento
del agua por la palabra". Cristo quiere que su iglesia sea pura a fin de
"presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha
ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (v. 27).

Es muy consolador saber que Cristo no nos ha dejado con la


responsabilidad de edificar su iglesia. Nosotros no estamos haciendo
nada que Cristo no pueda hacer. Si la Grace Community Church se
desintegrara hoy, la iglesia de Cristo Jesús seguiría adelante. Cristo no
nos necesita para edificar su iglesia.

Entonces, ¿por qué trabajamos tanto y tan diligentemente? Porque


no hay nada más maravilloso, emocionante, glorioso y satisfactorio que
ser parte de lo que Cristo Jesús está edificando para su gloria eterna.
Y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella.

Mateo 16:18
'De la cinta casete GC 1237.

La descripción de la iglesia naciente que encontramos en Hechos 2:42-


47 nos ofrece un bosquejo básico de lo que Dios quiere que sea la
iglesia:

Y perseveraban [los miembros de la iglesia naciente] en la


doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda
persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en
común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y
lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan
en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor
añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

La verdadera iglesia, el cuerpo de Cristo, la constituyen los que aman


a Cristo Jesús. Pertenecemos al cuerpo colectivo de Cristo, ya sea que
estemos vivos o en la gloria. La palabra griega para iglesia es sia, que
significa "una asamblea de los llamados afuera". La iglesia está
compuesta de personas llamadas por Dios para ser sus hijos. Hemos
quedados unidos a todos los demás creyentes mediante la fe en Cristo.
El mundo no puede detectar la iglesia invisible compuesta de
verdaderos cristianos. Ellos solo ven la iglesia visible, que incluye a los
que solo profesan ser cristianos. La intención del Señor fue la de
establecer una iglesia visible para testimonio al mundo. Cuando nos
juntamos en el día del Señor, somos un testimonio al mundo de que
Cristo ciertamente ha resucitado. Algunas personas dicen que en
realidad no necesitamos edificios ni estructura organizacional. Sin
embargo, no creo que Cristo estuviera de acuerdo con eso. En Mateo
18, por ejemplo, Cristo da a entender que la iglesia tiene una forma
específica puesto que se congrega en un lugar determinado: "Por tanto,
si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te
oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a
uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia" (vv. 15-17, cursivas añadidas).

En el libro de Hechos la iglesia invisible se hace más visible. Aunque


la iglesia visible y la invisible fueron inicialmente la misma entidad, el
cuadro cambió cuando los falsos creyentes empezaron a aparecer en la
iglesia. La iglesia invisible se hizo visible a medida que los creyentes
comenzaron a reunirse juntos. Originalmente, se reunían en las casas.
Sin embargo, para el tercer siglo, las iglesias ya se reunían en sus
propios edificios al continuar creciendo en número.

Vamos a examinar tres aspectos de la iglesia: Su fundación, su


ministerio y su liderazgo. Aunque hoy tenemos en el siglo XXI nuevas
formas de comunicación, nuevos métodos para utilizar y nuevos
problemas que enfrentar, creo que el Señor tenía el propósito de que la
iglesia de nuestro tiempo siga los mismos principios que vemos
funcionando en la iglesia del primer siglo.

La fundación de la iglesia

La primera asamblea local se reunió en Jerusalén. Estaba compuesta


principalmente de gente humilde: Pescadores, labradores y otras
personas pobres. También encontramos allí otros miembros que eran
personas acomodadas, como nos lo indica el hecho de que estuvieran
dispuestas a compartir sus bienes con la tremenda cantidad de
personas necesitadas en la iglesia.

La iglesia de Jerusalén nació en una reunión de oración en el día de


Pentecostés. El Espíritu descendió y llenó a los que estaban esperando
en oración en el aposento alto. Como resultado, todos los cristianos
experimentaron una manifestación asombrosa de la unidad del Espíritu
y del amor de Cristo, causando que la iglesia creciera rápidamente. De
hecho, adquirió tres mil nuevos cristianos en el primer día (Hch. 2:41).

Hechos 2:42 nos presenta los elementos básicos de la vida de la


iglesia: "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión
[la Cena del Señor] unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones". Lo único que le podemos añadir a esa lista es que
predicaban las buenas noticias de Cristo Jesús. Ellos las proclamaban
en las calles, en el templo, en las casas y en todo lugar donde tenían la
oportunidad de hacerlo. Como consecuencia, "el Señor añadía cada día
a la iglesia los que habían de ser salvos" (v. 47). Disponían de todos los
ingredientes necesarios para tener una iglesia funcionando, bendecida
por Dios y dirigida por el Espíritu.

Las iglesias hoy usan a menudo ideas ingeniosas y entretenimientos


buscando atraer a las personas al templo. Eso es una indicación clara
de que no están siguiendo el modelo bíblico o dependiendo de la
dirección del Espíritu.

La congregación de Jerusalén empezó en el poder del Espíritu Santo


y continuó así. Estaban absortos con el poder del Espíritu y con
ministrar en el nombre de Cristo.

Los doce apóstoles dirigieron la iglesia naciente hasta que esta se


extendió y entonces los ancianos y diáconos fueron capacitados para
dirigir y servir en otras congregaciones. Puesto que todos eran nuevos
convertidos en la naciente iglesia, Dios dejó a los doce con la iglesia de
Jerusalén durante al menos siete años.

Después de que pasaran esos años, los apóstoles decidieron que


algunos de los hombres habían desarrollado lo suficiente en su madurez
y liderazgo espiritual. Eligieron a algunos para que fueran evangelistas y
pastores-maestros. Un ejemplo es Felipe, que empezó como diácono y
pronto fue considerado como un evangelista y promotor de iglesias.

El apóstol Pablo, Silas, Bernabé y otros fundaron varias iglesias


independientes. Dado que cada iglesia era dirigida en última instancia
por el Espíritu Santo, no había denominaciones que las agruparan
juntas como una organización, pero eran uno en el Espíritu. Los
primeros cristianos tenían un vínculo común. En Romanos 16:16 Pablo
dice: "Os saludan todas las iglesias de Cristo". Había unidad entre las
congregaciones independientes. Estaban compuestas de judíos y
gentiles y de toda clase de creyentes: ricos, pobres, educados y no
educados. Los cristianos procedentes de un amplio espectro de la
sociedad funcionaban juntos como un cuerpo. La única estructura
organizacional que tenían era la que había sido instituida por el Espíritu
Santo.

La iglesia ha cambiado mucho a lo largo de los siglos. Se ha


convertido en algo complejo y empresarial. Hoy es una organización
masiva con denominaciones, comisiones, comités, concilios, juntas
directivas y programas. Muy a menudo funciona más como una empresa
que como un cuerpo, una fábrica más que una familia, una corporación
más que una comunidad. Las iglesias han venido a ser centros de
entretenimiento, en las que se montan actuaciones para agradar a
montones de infructíferos miembros de iglesia. Casi todas esas ideas
ingeniosas están diseñadas para atraer gente a los templos, pero luego
no se hace nada con ellos cuando acuden.

El ministerio de la iglesia

Vamos a estudiar algunos pasajes de tres de las epístolas del Nuevo


Testamento -1 y 2 Timoteo y Tito- porque en ellas se nos dice cuál
debiera ser el minis terio y la estructura organizacional de la iglesia.
Timoteo y Tito eran evangelistas. En la iglesia naciente un evangelista
era un líder dedicado a fundar iglesias que iba a un área donde no había
cristianos, ganaba a algunos para Cristo y establecía una congregación.
Por lo general solía permanecer con la congregación durante un año, o
a veces algo más, hasta que les había enseñado todo lo necesario.
Cuando algunos de los miembros habían madurado lo suficiente,
entonces elegía ancianos para que cuidaran de la iglesia en aquella
ciudad y siguieran con la enseñanza. Luego él se trasladaba a otro lugar
y empezaba de nuevo la obra de fundar una iglesia.

La tarea básica de la iglesia es enseñar sana doctrina. No es la de


expresar las opiniones de un pastor, recitar ilustraciones desgarradoras
que juegan con las emociones, recaudar fondos, presentar programas y
entretener a la gente o dar devocionales semanales. En Tito 2:1 Pablo
escribe: "Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina".

Si queremos que la iglesia de Cristo Jesús esté protegida contra la


falsa doctrina, los ancianos que la dirigen deben ser fieles en enseñar
sana doctrina. Otras muchas cosas son también buenas, pero no son
prioritarias. Como ministro de jesucristo, soy primero y ante todo
responsable ante Dios por la pureza de la iglesia y su protección contra
la falsa doctrina. Todos los ministros del evangelio tendrán que
responder ante Cristo por la fidelidad con que protegieron y alimentaron
al rebaño. Lamentablemente, hay muchos pastores cuyas iglesias
esperan que ellos hagan cualquier cosa excepto lo que Cristo quiere:
Enseñar la Palabra de Dios. Sus energías las utilizan en muchos otros
deberes pero no en su principal tarea.

Estos son algunos de los pasajes que encaren la predicación bíblica:

2 Timoteo 1:13-14: "Retén la forma de las sanas palabras que de


mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el
buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros". La
palabra forma implica que la instrucción regular en la iglesia
debiera ser la enseñanza de la sana doctrina.

2 Timoteo 2:1-2: "Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que


es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos
testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros". El pastor enseña a su congregación
la sana doctrina a fin de que ellos se la puedan enseñar a otros.

2 Timoteo 2:15: "Procura con diligencia presentarte a Dios


aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad". El ministerio eficaz se centra en
la enseñanza de la doctrina, y la clave es el estudio diligente.

2 Timoteo 2:24-25: "Porque el siervo del Señor no debe ser


contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar,
sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por
si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la
verdad".

2 Timoteo 3:14-17: "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te


persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la
niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden
hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo jesús.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra". Si deseamos que los cristianos lleguen a ser
espiritualmente maduros, los líderes de la iglesia deben
predicar de todas las Escrituras.

2 Timoteo 4:1-2: "Te encarezco delante de Dios y del Señor


jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su
manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que
instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta
con toda paciencia y doctrina".

Así, pues, el ministerio de la iglesia es simple: Enseñar sana doctrina.


La única manera en que podemos agradar al Señor y obedecer al
Espíritu es predicar sana doctrina según el modelo de los primeros
evangelistas.

El liderato de la iglesia

En el Nuevo Testamento el liderazgo lo ejercían colectivamente el grupo


de ancianos de una iglesia que eran los líderes bajo la dirección del
Espíritu Santo. Un hombre no era responsable por hacerlo todo, y así es
como debiera ser. El pastor no es el profesional que corre de un lado
para otro con una caja de herramientas eclesiásticas solucionando
problemas, temiendo que aparezca el siguiente o que alguna rueda de
la maquinaria necesite ser engrasada.

Al anciano también se le llama "obispo" en el Nuevo Testamento.


Anciano hace hincapié en el título y obispo, que significa "sobreveedor",
se refiere a la tarea. Él cuida del rebaño. El Nuevo Testamento lo
describe como un ministerio espiritual que tiene que ver con dos cosas:
La oración y la enseñanza de la Palabra de Dios.

La toma de dccisioncs

Los ancianos que gobiernan la iglesia local son en última instancia y


primariamente responsables ante Cristo, no ante la congregación o ante
algún concilio. Primera Timoteo 5:17 dice: "Los ancianos que gobiernan
bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que
trabajan en predicar y enseñar". Un anciano no está necesariamente
involucrado en la enseñanza de doctrina; hay otras capacidades en el
diseño del Espíritu. Todos los ancianos, sin embargo, son responsables
de tomar decisiones después de orar y de estudiar la Biblia, a fin de que
las decisiones sean tomadas con la mente de Cristo y en el poder del
Espíritu. Solo entonces pueden ellos dirigir a la iglesia con efectos
positivos para toda la congregación. Gobernar como un anciano es un
llamamiento elevado.

Como ya indiqué anteriormente, en la Grace Community Church


estamos comprometidos con el principio de que cuando hay que tomar
decisiones, éstas se tomen por unanimidad por hombres que tienen la
mente de Cristo (cp. 1 Co. 2:16). Se toman mediante consentimiento
común después de orar, de estudiar la Biblia, y a veces después de
ayunar. Entonces de una forma unificada se encuentran en condiciones
de tratar los problemas en la iglesia.

Tito 1:9-11 dice que el anciano debiera ser un "retenedor de la palabra


fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con
sana enseñanza y convencer a los que contradicen. Porque hay aún
muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores,
mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca;
que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo
que no conviene". Los ancianos están llamados a mantener lejos de la
iglesia a los falsos maestros.

Disciplinar

Los ancianos tienen también como tarea disciplinar a los cristianos que
caen en el error doctrinal. Segunda Timoteo 2:17-18 habla de la
enseñanza destructiva de "Himeneo y Fileto, que se desviaron de la
verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de
algunos". La presencia de herejes en la iglesia es un problema serio que
hay que procurar resolverlo.

Primera Timoteo 1:20 nos dice cómo lidió Pablo con la situación
creada por dos hombres: "De los cuales son Himeneo y Alejandro, a
quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar".
Cuando una persona enseña errores doctrinales, hay que separarlo del
compañerismo de la iglesia hasta que esté dispuesto a abandonar su
error. Entonces Dios puede empezar a restaurarlo.

Los ancianos fueron ordenados en cada ciudad donde había una


iglesia (Tit. 1:5). Fueron elegidos entre los miembros de la congregación.
Estoy convencido de que una iglesia es más fuerte cuando el liderazgo
surge de entre sus propios miembros. Los ancianos que son escogidos
han sido habilitados por el Espíritu Santo y están preparados para servir
en la iglesia local.

La más alta posición de autoridad en la iglesia le corresponde a los


ancianos, quienes gobiernan bajo Cristo como pastores delegados (1 P.
5:2-4). Los ancianos son responsables de la enseñanza de la doctrina,
de la administración, de la disciplina, de la protección del rebaño, de
orar por las ovejas y de estudiar la Palabra de Dios. Tienen que
responder ante Cristo por sus ministerios.
"De la cinta GC 1208.

La iglesia es una comunidad viva de personas redimidas por Cristo


Jesús. Nadie es más visible al mundo que observa que los que están en
posiciones de liderazgo en la iglesia. Ellos son los que el mundo va a
señalar como ejemplos de lo que son los cristianos. Hemos visto en los
años recientes como un puñado de hombres muy visibles, pero
moralmente descalificados, pueden empañar la reputación de toda la
iglesia. ¿Quién puede decir si algunas de estas personas son de verdad
creyentes genuinos? Satanás comúnmente siembra cizaña (falsos
creyentes) entre el trigo (creyentes verdaderos; Mt. 13:36-43). Por tanto,
es importante evaluar cuidadosamente la vida de los candidatos antes
de que puedan ser elevados a posiciones de liderazgo.

Ancianos

Hechos 14:21-23 nos habla de la ordenación de ancianos en la iglesia


naciente: "Y después de anunciar [Pablo y Bernabé] el evangelio a
aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio
y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a
que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de
muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron
ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los
encomendaron al Señor en quien habían creído".
¿Cómo revela Dios a la iglesia quiénes debieran ser los ancianos a
fin de que la iglesia los ordene? Este pasaje sugiere que la oración y el
ayuno son parte del proceso. Pero al final, la iglesia debe determinar
quiénes quiere Dios que sirvan como líderes basados en una serie de
requisitos bíblicos que están claramente establecidos. No hay que elegir
a los líderes en base de su conocimiento de los negocios del mundo, de
su habilidad financiera, de su prominencia o incluso de su capacidad
innata para ser líderes. Deben ser elegidos en razón de que Dios los ha
llamado y los ha preparado para el liderazgo de la iglesia. Los hombres
que Dios escoge cumplirán con los requisitos.

Primera Timoteo 3 menciona lo que se requiere de un anciano:


"Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es
necesario que el obispo sea irreprensible" (vv. 1-2). Este requisito
abarca a todos los demás. ¿Qué significa ser irreprensible? No quiere
decir que tiene que ser perfecto. Si así fuera, todos estaríamos
descalificados. Significa que no debe haber ninguna gran mancha en su
vida que otros puedan señalar. Aquí está la lista de características de un
líder irreprensible según el apóstol Pablo:

[Debe ser] marido de una sola mujer [fiel a su esposa], sobrio,


prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar [capaz de
comunicar la fe] ; no dado [viciado] al vino, no pendenciero, no
codicioso [del dinero] de ganancias deshonestas, sino amable,
apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus
hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe
gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no
un neófito [no un recién convertido] , no sea que envaneciéndose
caiga en la condenación del diablo. También es necesario que
tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito y en lazo del diablo. (vv. 2-7)

Pablo también escribió a Tito en relación con los requisitos de un


anciano: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo
deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te
mandé" (Tit. 1:5). En Tito 1:6-9 encontramos instrucciones que se hacen
eco de los requisitos en 1 Timoteo 3. Primero de todo, leemos que un
anciano debe ser "irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos
creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía" (v. 6). Un
anciano debe presentar evidencia de que ha comunicado eficazmente la
fe a su propia familia. No se espera, por supuesto, que los hijos
manifiesten completa santidad, pero sí que sigan la fe de su padre con
una buena medida de conducta cristiana.

El versículo 7 dice que es necesario que "el obispo sea irreprensible,


como administrador de Dios". Debe darse cuenta de que es un
mayordomo, que no es dueño de nada, sino que solo administra los
asuntos de Dios para el cuerpo de Cristo. Tampoco debe ser "soberbio,
no iracundo, no dado al vino" (v. 7). En los tiempos del Nuevo
Testamento, el vino era una de las pocas bebidas que las personas
podían tomar, dado que a veces era difícil obtener agua pura. La
expresión griega se refiere a una persona aficionada al vino por mucho
tiempo, evidenciando que tenía un problema con el alcohol. El anciano
tampoco debe ser "pendenciero, no codicioso de ganancias
deshonestas" (v. 7). No reacciona con los puños y no busca el dinero
como su meta primaria.

El versículo 8 dice con una nota positiva que el anciano debe ser un
amante de la hospitalidad: "Sino hospedador". Es decir, dispuesto a abrir
su casa a los desconocidos. Aparte de que administrar bien su casa
muestra su habilidad para administrar la iglesia (1 Ti. 3:4-5), da un buen
ejemplo y hace que los extraños se sientan bienvenidos. Un anciano
necesita tener un hogar que muestre lo que es la vida cristiana.
Además, tiene que ser un "amante de lo bueno, sobrio, justo, santo,
dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido
enseñada" (vv. 8-9). Un anciano debiera conocer sus prioridades y
practicar el dominio propio al vivir en base de los principios de la Palabra
de Dios. Un hombre que cumple con estos requisitos ha sido dado por
Dios a la iglesia local para gobernar y enseñar, y es, por tanto, digno de
honra.

Hechos 20 nos permite conocer y observar a los ancianos de Éfeso.


En el versículo 28 Pablo dice: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo
el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos". Un
anciano que gobierna la iglesia debe evaluar no solo su propia vida sino
también las necesidades espirituales del rebaño de Dios. Tenemos que
tomar nota de todos en el rebaño que Dios nos ha dado a fin de que
podamos reconocer y orar específicamente por sus problemas y
necesidades individuales.

Pablo también exhortó a los ancianos efesios a "apacentar la iglesia


del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (v. 28). ¿Con qué se
debe alimentar la iglesia? Con la Palabra de Dios.

Pedro dijo: "Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo


anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que
soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la
grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella" (1 P. 5:1-2).

Pedro habló, además, de la manera de hacerlo: "No por fuerza, sino


voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto".
Un anciano nunca debiera servir como si su responsabilidad fuera una
tarea desagradable, sino con buena disposición porque es un privilegio.
No debiera tener el deseo de ministrar solo a personas ricas porque le
recompensan económicamente, sino ministrar con entusiasmo a todos.
El versículo 3 dice: "No como teniendo señorío sobre los que están a
vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey". La mejor forma de
dirigir no es siendo un dictador sino un ejemplo. Si usted trata de dirigir a
las personas sin establecer un modelo que ellos puedan seguir, ellos se
resistirán a su liderazgo. Merece la pena dirigir mediante el ejemplo
debido a la recompensa, como lo indica el versículo 4: "Y cuando
aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria". Esa corona está prometida a los que apacientan
al pueblo de Dios y dirigen conforme a las directrices establecidas por
Pedro. Lo maravilloso acerca de obtener esta corona es que los
ancianos que la reciban tendrán el honor de ponerla a los pies de Cristo
Jesús, a quien de verdad le pertenece (Ap. 4:10). [Nota: Para más
información sobre los ancianos, véase los Apéndices 1 y 3.]

Diáconos

Hechos 6 nos presenta a un grupo que muchos creen fueron los


primeros diáconos. Aunque a estos hombres nunca se les llama
específicamente diáconos, constituyen ciertamente un modelo
apropiado para los diáconos. Parece ser que algún tiempo después de
esto el ministerio del diácono fue reconocido oficialmente en la iglesia.

En los primeros días de la iglesia, los apóstoles dirigieron la iglesia


de Jerusalén. Al final se vieron en la necesidad de delegar algunas de
sus responsabilidades a otros hombres cristianos espiritualmente
maduros. Eso les permitió a ellos concentrarse en la oración y en la
enseñanza (v. 4).

El versículo 1 dice: "En aquellos días, como creciera el número de los


discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que
las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria". Una
de las responsabilidades de la iglesia era cuidar de las viudas
necesitadas. Surgió el descontento porque los cristianos griegos
pensaban que la mayor parte de las provisiones diarias las recibían las
viudas judías.

Por tanto: "Los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y


dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir
a las mesas" (v. 2). En otras palabras: "Nosotros debemos
concentrarnos en el estudio y la comunicación de la Palabra de Dios. Tal
como van las cosas ahora, tenemos que dedicarnos a servir comidas y a
correr de aquí para allá, en consecuencia, descuidamos la Palabra de
Dios". Ellos entendieron perfectamente cuáles eran sus prioridades.

Los apóstoles entonces dijeron: "Buscad, pues, hermanos, de entre


vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y
de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo". Estos hombres
quedaron responsabilizados del manejo de diversas ayudas a las
personas en necesidad.

Hechos 6:3 nos da algunas de las cualidades básicas que se


buscaban en esos hombres: "Varones de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría". Eso coincide muy bien con los requisitos
específicos para los diáconos que encontramos en 1 Timoteo 3:8-9: "Los
diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho
vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el misterio
de la fe con limpia conciencia". El "misterio de la fe" es que Dios se hizo
hombre en Cristo Jesús (1 Ti. 3:16). Por tanto: "que guarden el misterio
de la fe con limpia conciencia" significa que vivan a la manera de Cristo.

Pablo dice, además, que "éstos también sean sometidos a prueba


primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles... Los
diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus
hijos y sus casas. Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para
sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús"
(vv. 10, 12-13). [Nota" Para más información sobre los diáconos, véase
el Apéndice 2.1

La congregación

Para los que dicen: "Eso está bien, ancianos y diáconos póngase a
trabajar", ¡ahora les ha llegado el turno! Mientras que la tarea básica del
liderazgo de la iglesia es enseñar sana doctrina y explicar cómo
aplicarla, la tarea básica de los miembros de la iglesia es estar llenos del
Espíritu Santo según van aprendiendo la doctrina y luego aplicar a sus
vidas lo que van aprendiendo. La congregación es el objeto del
ministerio de los líderes. Quizá algún día, como resultado de ese
ministerio, algunos miembros de la iglesia lleguen a ser diáconos y
diaconisas, ancianos, e incluso evangelistas y pastores-maestros. Todos
comenzamos así: Siendo miembros de la congregación. A los que son
fieles con las tareas pequeñas se les pueden confiar mayores
responsabilidades. Pensemos en Felipe: Fue elegido para ser diácono y
terminó siendo un evangelista. Del mismo modo, Esteban -otro de los
diáconos originales- se convirtió en un gran defensor de la fe, incluso
hasta el punto de llegar a ser el primer mártir cristiano. Dios puede
elevarle a usted a una posición de liderazgo, aun posiblemente hasta el
punto en que sea martirizado por su fe en Cristo Jesús.

La congregación es la parte de la iglesia que tiene que hacer "la obra


del ministerio" (Ef. 4:12). Hebreos 13:17 identifica la obligación general
de una congregación: "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a
ellos". Partiendo del supuesto de que el liderazgo de la iglesia está
dirigido por el Espíritu, tenemos que obedecerlos porque ellos están
ministrando en el nombre de Cristo como sus pastores-ayudantes. La
congregación se somete a sí misma a su liderazgo cristiano, aunque
quizá no lo entiendan todo, y pueden que incluso estén en desacuerdo
con lo que los ancianos están intentando hacer. La obediencia de la
iglesia es un testimonio vivo para el mundo. Hay muchas cosas que
dañan a la iglesia y destruyen su testimonio. La primera es un liderazgo
deficiente o maestros falsos que fallan en edificar la iglesia sobre la
Palabra de Dios. La segunda cosa que debilita a una iglesia es una
congregación que no sigue a su liderazgo. Eso causa divisiones en la
iglesia, así como otros problemas que aparecen a la vista del mundo.
Cada miembro de iglesia debe seguir la dirección del Espíritu y ser fiel y
obediente.

Los hombres

¿Cuáles son las responsabilidades de los hombres en la asamblea


local? Pablo identifica algunas de ellas para Timoteo:

Primera, los hombres deben proveer para sus familias. Primera


Timoteo 5: 8 dice: "Porque si alguno no provee para los suyos, y
mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un
incrédulo". Si usted no puede mostrar al mundo que es fiel en su deber
más básico, entonces está negando el fundamento de lo que es en
realidad el amor cristiano. Hay momentos cuando los hombres pueden
perder su trabajo, pero esa debiera ser solo una situación temporal,
porque Dios espera que un hombre cristiano trabaje para proveer para
su familia, y que no dependa de la asistencia social del gobierno a
menos que sufra de alguna forma de incapacitación física. La iglesia
debiera cuidar de una familia en una situación así antes de permitir que
sea sostenida por el trabajo de una mujer que además es la esposa y
madre.

Los hombres deben servir a sus empleadores. Primera Timoteo 6:1


dice: "Todos los [empleados] que están bajo el yugo de esclavitud
[sujetos a la autoridad de un empleador], tengan a sus amos por dignos
de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la
doctrina". Los malos hábitos de trabajo desacreditan nuestro testimonio
cristiano. Usted tiene que servir a su empleador como corresponde, ya
sea que se lo merezca o no, por amor de cómo el mundo ve al
cristianismo.

El versículo 2 dice: "Y los que tienen amos creyentes, no los tengan
en menos por ser hermanos". Si usted tiene un jefe cristiano, eso no
significa que puede flojear porque él es de la iglesia. Por el contrario:
"sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se
benefician de su buen servicio". Si usted disfruta de la bendición de
tener un jefe cristiano, eso quiere decir que debiera trabajar más
diligentemente, y no aprovecharse de su bondad.

Tito 2:9-10 dice: "Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos,
que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando
[robando], sino mostrándose fieles [honrados], en todo para que en todo
adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador". Cuando usted actúa en
forma genuinamente cristiana delante de su empleador, Dios aparece
aún más bello ante sus ojos porque él puede verle manifestado en su
vida.

Tito 2:2 nos dice que los "ancianos sean sobrios, serios, prudentes,
sanos en la fe, en el amor, en la paciencia". Los ancianos son
responsables en la iglesia de enseñar a los jóvenes. Debieran ser
serios, respetables, sensatos y con dominio propio. Debieran ser
también fuertes en la fe, en el amor y la paciencia, tres actitudes que
están directamente relacionadas con Dios, con otros y con las
dificultades respectivamente.

Pablo le dijo a Tito que exhortara a los hombres jóvenes a "que sean
prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en
la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e
irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga
nada malo que decir de vosotros" (vv. 6-8). Es fácil para los jóvenes
decir cosas que realmente no son dignas de decirse. Necesitan pensar
cuidadosamente en las palabras antes de empezar a hablar.

Por último, Pablo dice 1 Timoteo 2:8: "Quiero, pues, que los hombres
oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda". Los
hombres debieran estar en continua oración, especialmente debido a
que es fácil para ellos distraerse con cosas que son menos importantes.

Las mtujci-cs

Pablo empieza su exhortación a las mujeres cristianas animándolas a


que se vistan con modestia. Primera Timoteo 2:9 tiene que ver con el
asunto de la vestimenta y apariencia de las mujeres, que es tan
aplicable hoy como lo era en el primer siglo: "Asimismo que las mujeres
se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia". Ese es, por
supuesto, un principio básico de la Palabra de Dios en cuanto a la
vestimenta de cualquier cristiano. El asunto es modestia. La Biblia no
dice que haya una norma de siete centímetros por encima de la rodilla.
Pero algunas cosas son obviamente inmodestas.

Se espera que los cristianos se vistan con modestia, pero eso no


significa que si usted viene al templo con una amiga no creyente que no
va vestida modestamente que los hermanos que acomodan a los que
entran van a decir: "Señora, lo sentimos pero usted no puede entrar,
pues no va vestida en forma apropiada". Las directrices en 1 Timoteo
son para creyentes.

Las mujeres deben ataviarse con "pudor y modestia" (v. 9), quiere
decir, decentemente, con un sentido de temor reverente. Pablo no está
hablando acerca de traumas sicológicos; solo está diciendo que la mujer
debiera tener suficiente vergüenza como para ser modesta.

La idea en el versículo 9 es la de sobriedad, la de evitar los extremos.


El templo no es el lugar para exhibiciones personales. Eso distrae de lo
que el Espíritu de Dios quiere lograr en nuestras vidas.

La segunda parte del versículo 9 dice que las mujeres no se adornen


a sí mismas "con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos
costosos". En el tiempo de Pablo había estilos populares de arreglarse
el cabello. Las mujeres llevaban variedad de perlas y oro en su cabello.
Nos podemos imaginar a un hombre sentado en una banca con el resto
de los creyentes cuando una señora entra y se acomoda enfrente de él
llevando un tesoro completo en su cabeza. Estaría allí pensando: Creo
que esa perla vale ochenta y nueve dracmas. ¡Y fíjate en esa otra y la
del otro lado! Se olvidaría por completo de toda la intención y propósito
de estar allí.

Eso no quiere decir que las mujeres solo pueden llevar perlas y
pendientes baratos. La enseñanza que recibimos aquí es que el lugar y
el tiempo de adoración a Dios no es momento para hacer exhibiciones
delante de los demás. Debemos estar modestamente vestidos de forma
que no distraigamos a otros de lo que Dios quiere hacer por medio de su
Espíritu y de su Palabra. Una mujer cristiana no debiera ir vestida de
forma inmodesta, ostentosa y extravagante.

El versículo 10 nos dice que la vida de una mujer cristiana se debe


caracterizar por "buenas obras, como corresponde a mujeres que
profesan piedad". Si usted es una mujer piadosa, deseará presentarse
como alguien a quien le importan los valores espirituales, no como
alguien que solo se preocupa de exhibirse. Una mujer piadosa no está
interesada en hacer de su persona un escaparate.

Pablo luego le recuerda a la mujer la responsabilidad de aprender en


sumisión. "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción" (v. 11).
¿Debiera tener la iglesia mujeres predicadores? No. Eso es
exactamente lo que prohíbe este versículo. A las mujeres no se les ha
encomendado enseñar en los cultos públicos. Ellas solo son
responsables de enseñar a otras mujeres. El versículo 12 es aún más
específico: "Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio
sobre el hombre, sino estar en silencio".

Pablo también insta a las mujeres a vivir rectamente. Tito 2:3 dice:
"Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no
calumniadoras". La palabra griega para "calumniadoras" significa
"chismosas". Es fácil para las personas mayores que tienen más tiempo
disponible caer en hablar acerca de cosas que están sucediendo,
especialmente en estos tiempos modernos con la facilidad del teléfono.
La información que empieza como un rumor inocente puede terminar
convirtiéndose en un verdadero problema.

Se espera que las ancianas sean "maestras del bien; que enseñen a
las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes,
castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que
la palabra de Dios no sea blasfemada" (2:3-5). El pastor no es
responsable de correr de un lado a otro y enseñar todo a todos. Esa es
la responsabilidad de la congregación a medida que Dios los va
dirigiendo a ministrar a otros. Muchas mujeres jóvenes se preguntan por
qué les resulta tan difícil disciplinar a sus hijos y tienen problemas. Una
de las razones principales es porque nunca están en casa con sus hijos,
enseñándoles los principios espirituales que debieran ser las pautas
básicas para el resto de sus vidas. Una mujer piadosa tiene bien
ordenadas sus prioridades, enseñando a sus hijos a medida que ella
misma va aprendiendo.
"De la cinta casete GC 1237.

En la congregación tesalonicense encontramos todos los ingredientes


básicos que nuestro Señor quiere ver en una iglesia. La epístola que
Pablo escribió a los tesalonicenses nos muestra el diseño de la iglesia
que Cristo quiere edificar. No contiene referencias al número de
miembros. No nos dice nada acerca de sus metas y objetivos, de su
programación, de la clase de sermones que se predicaban o de la
música que cantaban. Tampoco menciona la escuela dominical, los
cultos de adoración o los campamentos de jóvenes. Sin embargo nos
habla acerca de varios elementos espirituales.

El apóstol Pablo predicó por primera vez el evangelio a los


tesalonicenses durante su segundo viaje misionero. Después de salir de
la ciudad, envió a Timoteo para averiguar cómo les iba. Cuando Timoteo
regresó, dio un informe fantástico que encontramos en 1 Tesalonicenses
3:6-7: "Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio
buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con
cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros, por ello,
hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos
consolados de vosotros por medio de vuestra fe". Las buenas noticias
que Timoteo le llevó a Pablo le animaron a escribir esta primera carta a
los Tesalonicenses.

Confío que al examinar algunos de los principios básicos que


encontramos en la epístola a los Tesalonicenses, el Señor le ayude a
ver lo que Él espera de usted y cómo su iglesia puede ser lo que Él
quiere que sea.

Una iglesia redimida

La iglesia en Tesalónica era una iglesia redimida. Esto es importante


porque muchas iglesias hoy no conocen el significado de la salvación.
La iglesia tesalonicense era una asamblea de cristianos nacidos de
nuevo. Ese hecho queda verificado por los términos que Pablo usa en
los primeros cuatro versículos del capítulo uno: "Pablo, Silvano [Silas] y
Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor
jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del
Señor jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros,
haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin
cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del
trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en
nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de
Dios, vuestra elección".

Pablo podía dar gracias a Dios por los tesalonicenses porque todos
ellos estaban "en el Señor Jesucristo" (v. 1). Ellos daban evidencias de
conocer personalmente al Señor Jesucristo como su Salvador. Aquí está
el comienzo de una iglesia eficaz. La razón por la que muchas iglesias
son ineficaces es porque hay una mezcla de trigo y cizaña, aun entre el
liderazgo. El tener personas no regeneradas en lugares de
responsabilidad va en contra del propósito de Dios y confunde el
mensaje de la iglesia.

Examinemos Hechos 17 para ver como comenzó la iglesia en


Tesalónica. El versículo 1 dice: "Pasando por Anfipolis y Apolonia,
llegaron [Pablo y sus compañeros] a Tesalónica, donde había una
sinagoga de los judíos". Cuando Pablo llegaba a una ciudad para
extender el evangelio, generalmente iba primero a la sinagoga. Allí
encontraba sus mejores oportunidades en razón de que él mismo era
judío. Además, se daba cuenta de que si iba a los gentiles primero, los
judíos no hubieran estado dispuestos a escuchar lo que tenía que
decirles. De modo que inicialmente predicaba en la sinagoga con el fin
de ganar a algunos judíos para Cristo y así recibir apoyo para extender
el evangelio por la ciudad.

Los versículos 2-3 nos informan del contenido de la predicación de


Pablo: "Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de
reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las
Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de
los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo".
Los judíos tenían dificultades en aceptar a Jesús como el Mesías porque
Él había muerto una vez. La mayoría de los judíos no entendían el
concepto de un Mesías que sufre, que estaba profetizado en pasajes
tales como Isaías 53 y el Salmo 22. Por tanto, Pablo dedicó tiempo a
mostrarles que el Mesías tenía que sufrir para cumplir los planes de
Dios. Como resultado de la predicación de Pablo: "algunos de ellos
creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos
gran número, y mujeres nobles no pocas" (v. 4).

Desde el principio hubo una gran respuesta, aunque Pablo solo


dedicó tres sábados en Tesalónica. Ellos lo hubieran pasado muy mal de
no haber estado dirigidos por el Espíritu Santo. Puesto que Pablo estaba
justamente preocupado por su bienestar, se regocijó mucho cuando se
enteró por medio de Timoteo que estaban causando un efecto dinámico
y positivo en los lugares a su alrededor.

La clave del éxito de la iglesia tesalonicense fue su pureza. Si usted


lee Hechos 2, encontrará que en el nacimiento de la iglesia en el día de
Pentecostés, tres mil personas creyeron al evangelio y fueron
bautizadas. El versículo 42 dice: "Y perseveraban en la doctrina". ¡Eso
es una iglesia regenerada! Y debido a que lo eran, hicieron que toda la
ciudad de Jerusalén se conmoviera. Estaban ejerciendo una influencia
tan grande que los líderes judíos se tiraban de los pelos, y dijeron:
"Habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina" (Hch. 5:28). Cuando
usted tiene una asamblea de personas totalmente regeneradas que van
por todas partes de la ciudad en el poder del Espíritu Santo, van camino
de causar un profundo efecto.

Y sucedió lo mismo en Tesalónica. Pablo dijo: "Pues nuestro


evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en
poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis
cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros" (1 Ts. 1:5).

Una igIcsia consagrada

El versículo 6 del capítulo 1 dice: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores


de nosotros y del Señor". Es bien aparente el carácter genuino de la
experiencia de la salvación en la iglesia. La palabra griega que
traducimos como "imitadores" es mimétés, de la que se deriva la palabra
imitar. Los cristianos tesalonicenses no se dedicaron simplemente a
hablar sino que también imitaron. No hablaban meramente acerca de su
experiencia cristiana, sino que siguieron el ejemplo de Pablo y de sus
compañeros.

Los cristianos no solo estamos llamados a representar


colectivamente a Cristo en la tierra, sino también a representarle como
individuos al esforzarnos cada creyente en ser semejantes a Él. La meta
de todo cristiano es la de ser como Cristo. Esa es la clave para la unidad
en la iglesia. Si todos fuéramos como Cristo, no tendríamos problemas
en relacionarnos bien unos con otros; pero lamentablemente, no
estamos siempre en armonía unos con otros porque no todos estamos
siguiendo a Cristo. A. W. Tozer dijo una vez que si cien pianos
estuvieran meramente afinados unos con otros, su sonido no sería muy
exacto. Pero si todos son afinados con un diapasón, quedarían
automáticamente afinados entre sí. De igual manera, la unidad en la
iglesia no es resultado de andar corriendo de un lado a otro ajustando a
cada miembro. Por el contrario, es enfocarnos todos en Cristo y ser
semejantes a Él. La iglesia tesalonicense estaba consagrada a ser como
Cristo, lo cual había quedado demostrado en las vidas de Pablo, Silas y
Timoteo.

Una iglesia que sufre

Primera Tesalonicenses 1:6 dice: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores


de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran
tribulación, con gozo del Espíritu Santo". La iglesia tesalonicense no
tuvo una vida fácil. En realidad, toda iglesia que es salva y se ha
entregado a Cristo va a pasar por dificultades.

Tan pronto como la asamblea tesalonicense empezó a funcionar,


experimentaron la oposición. Hechos 17 registra lo que ocurrió:
"Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a
algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la
ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las
autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo
entero también han venido acá" (v. 5-6). La persecución comenzó
inmediatamente para aquella iglesia.

Primera Tesalonicenses 2:14-16 nos habla de la persecución que la


iglesia había experimentado: "Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser
imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea;
pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas
que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y
a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a
Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los
gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida
de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo".

Una iglesia redimida y consagrada a Cristo va a provocar la hostilidad


del mundo. En consecuencia, el sufrimiento va a venir. Jesús lo expresó
de esta manera: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha
aborrecido antes que a vosotros... Si a mí me han perseguido, también a
vosotros os perseguirán" (Jn. 15:18, 20).

En Colosenses 1:24 leemos que Pablo estaba dispuesto a sufrir si


eso ayudaba a la salvación de otros: "Ahora me gozo en lo que padezco
por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de
Cristo por su cuerpo, que es la iglesia". Pablo se refiere a que puesto
que el mundo ya no podía perseguir directamente a Cristo nunca más,
perseguiría a sus seguidores. El apóstol estaba dispuesto a sufrir por
Aquel que había sufrido por él.
¿No sería realmente bueno ser perseguido por ser semejante a
Cristo a causa de haber trastornado el mundo? Si los incrédulos se
irritan con su iglesia (suponiendo que no es por haber sido
innecesariamente ofensivos), eso probablemente significará que estaba
predicando correctamente el evangelio en una forma que expone el
pecado. La iglesia que se enfrenta al mundo va a sufrir. La tradición nos
dice que once de los doce apóstoles murieron como mártires.

Una iglesia que gana almas

La iglesia tesalonicense estaba dando un testimonio doble y maravilloso.


La primera forma en que extendían el evangelio era viviendo de manera
ejemplar. Pablo dijo de ellos: "De tal manera que habéis sido ejemplo a
todos los de Macedonia y de Acaya que han creído" (1 Ts. 1:7). Otras
personas podían mirar a la iglesia tesalonicense y decir: "Esa es la
manera en que deberíamos vivir". Increíblemente, solo les llevó a los
tesalonicenses dos semanas para establecer un estilo de vida
consagrada a Cristo. Una vez que lo habían hecho, todo lo demás
sucedió. No son los programas o la creatividad lo que da a una iglesia
un testimonio creíble, sino la semejanza de cada miembro con Cristo.

Los tesalonicenses eran como Cristo Jesús. Establecieron una pauta


para todos los demás, incluso los creyentes. El capítulo 1 muestra como
los creyentes en Macedonia y Acaya respondieron al testimonio de los
tesalonicenses: "Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en
que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para
servir al Dios vivo y verdadero" (v. 9). Pablo no tuvo que hablarles a
otros acerca de la conversión de los tesalonicenses debido a que ellos
lo hicieron con sus vidas. Las últimas noticias en la ciudad eran: "¿Os
habéis enterado de lo que ocurrió en Tesalónica? Muchas personas
dejaron la idolatría y se volvieron a Dios". Lo más increíble es que
Tesalónica estaba solo a ochenta kilómetros del Monte Olimpo, el lugar
donde se suponía que moraban los dioses griegos. Aunque ellos se
habían criados y educados en la creencia de una pluralidad de dioses,
en el plazo de tres sábados toda una comunidad abandonó su sistema
idolátrico para servir al Dios vivo y verdadero. Esa clase de
transformación es una gran noticia.
La segunda forma de extender el evangelio es por medio del
testimonio verbal de la Palabra. Primera Tesalonicenses 1:8 dice:
"Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor...
en todo lugar". La palabra griega para "partiendo de vosotros" es
exichétai, de la que nos viene la palabra eco. El testimonio cristiano
nunca debiera ser independiente de la Palabra de Dios. Debiera ser solo
un eco de la verdad de Dios. Un eco repite lo que fue dicho
originalmente. Dios ha puesto su voz en usted: Su Santo Espíritu. Él no
quiere que usted origine sus propias palabras, sino que sea un eco de
su verdad.

Una iglesia que espera la segunda venida

El versículo 10 dice que los tesalonicenses se habían convertido de los


ídolos a Dios "y [esperaban] de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de
los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera". Jesús prometió
que vendría otra vez y reuniría a los fieles para que estuvieran con Él
para siempre (Jn. 14:1-3). Consecuentemente, la iglesia ideal espera su
venida.

¿Sabía usted que muchas iglesias no están esperando la venida de


Cristo? Pedro dijo: "En los postreros días vendrán burladores... diciendo:
¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" (2 P. 3:3-4). Hay algunas
personas hoy que afirman ser cristianas, pero nunca hablan acerca del
regreso de Cristo. De hecho, escuché a un predicador decir: "Nunca
hablo acerca de la segunda venida de Cristo, hay demasiada confusión
acerca de ese asunto". Quizá es una bendición para los miembros de su
iglesia que no lo haga. No tiene ningún sentido agregar más confusión a
la que ya existe. Pero eso no le exime del deber de hablar la verdad.
Toda iglesia que está verdaderamente comprometida a ser lo que Dios
quiere debe ser consciente de que Cristo viene.

Los cristianos debieran esperar con anhelo el regreso de Cristo. La


anticipación del futuro nos motiva a vivir vidas cristianas para su servicio
en el presente. Las últimas palabras que tenemos registradas de Cristo
Jesús son: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea su obra" (Ap. 22:12).
Saber que Cristo viene me da a mí un sentido de urgencia en cuanto
a comunicar las buenas noticias del evangelio a otros. Después de su
resurrección Jesús dijo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos" (Hch. 1:8).
Cuando ya había ascendido a los cielos, aparecieron dos ángeles y
dijeron: "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo
Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le
habéis visto ir al cielo" (v. 11). Pablo dice en 2 Corintios 5:11:
"Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres".
Cuando me doy cuenta del juicio de Dios que viene, no puedo hacer otra
cosa que persuadir a los hombres para que se "[reconcilien] con Dios"
(v. 20).

Una iglesia que no cree en el regreso de Cristo Jesús no tiene ningún


sentido de recompensa ni de urgencia para librar a los impíos del juicio.
El Señor quiere que recordemos su venida.

Una iglesia firme

Primera Tesalonicenses 3:8 dice: "Porque ahora vivimos, si vosotros


estáis firmes en el Señor". Pablo está diciendo: "Cuando nos llegaron
las noticias de que vosotros estabais firmes en el Señor, ¡eso nos dio
vida! ¡Ese informe nos alegró mucho!"

Permanecer firmes en el Señor significa dos cosas: No vacilar en la


doctrina y mantener un amor firme. Una persona puede mantenerse
firme en la doc trina, pero secarse espiritualmente. Por esa razón el
cristiano necesita conservarse firme en el amor. Lamentablemente la
iglesia de Éfeso no lo hizo. Nuestro Señor les reprendió diciendo: "Pero
tengo contra ti, que has dejado tu primer amor" (Ap. 2:4).

La iglesia tesalonicense permaneció firme en la Palabra de Dios.


Pablo dijo: "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras
solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo... Y vosotros
vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra
en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo" (1:5-6). Pablo
también les dijo: "Sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando
recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no
como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios,
la cual actúa en vosotros los creyentes" (2:13). Y dijo: "Por ello,
hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos
consolados de vosotros por medio de vuestra fe" (3:7). ¡Qué inspirador
es cuando una iglesia no flaquea en la doctrina o en su compromiso de
amarse unos a otros!

Una iglesia sometida

Este último principio no es tan obvio como los otros. En ninguna otra
epístola del Nuevo Testamento escribe Pablo tantos mandamientos sin
condiciones y sin defenderlos como en esta. Por ejemplo, cuando el
apóstol escribió a los corintios, vio la necesidad de defender sus
instrucciones porque ellos no tenían la mentalidad sometida de los
tesalonicenses

Sin embargo, Pablo no tuvo que reprender o convencer a los


tesalonicenses de ninguna cosa. En el capítulo 4 dice: "Y que procuréis
tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con
vuestras manos de la manera que os hemos mandado" (v. 11). De igual
manera, el capítulo 5 contiene muchos mandamientos breves y sin
condiciones:

Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan


entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que
los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened
paz entre vosotros. También os rogamos, hermanos, que
amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que
sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre
lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre
gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis
al

Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo;


retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal. (vv. 12-22)
Pablo no necesitó dar una explicación detallada de sus instrucciones
a los tesalonicenses porque ellos eran una iglesia sometida. No tuvo
necesidad de defenderse a sí mismo. ¿Se pueden ustedes imaginar a
un predicador que dijera desde el púlpito un domingo por la mañana: "Mi
texto para esta mañana es 1 Tesalonicenses 5:16: `Estad siempre
gozosos'. Ahora vamos a orar. La próxima semana leeremos el versículo
17"? Si Pablo hubiera dicho a la iglesia corintia: "Orad sin cesar",
hubiera tenido que dedicar tres capítulos a demostrar por qué tenían
que hacerlo. Pero eso no era necesario debido al espíritu sometido de
los tesalonicenses a la Palabra. Eso es lo que hacía que la iglesia
tesalonicense fuera única.

Pablo dijo: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del


Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del
Espíritu Santo" (1:6). En el siguiente capítulo dijo: "Cuando recibisteis la
palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra
de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios" (2:13). Y dijo
también: "Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el
Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os
conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más" (4:1).
Pablo estaba diciendo: "Vosotros estuvisteis dispuestos a abrir vuestros
corazones y aceptar nuestras instrucciones. Así, pues, seguir
obedeciéndolas".

La tarea principal de un pastor es dirigir a su pueblo a someterse


totalmente a la Palabra de Dios. Si un pastor predica sobre temas que
son puramente sus propias ideas sin ningún contenido bíblico, la iglesia
nunca estará educada para aceptar la Palabra de Dios cuando se la
presentan. No caigan en ese error.
"De la cinta casete GC 1306.

Tengo un gran amor por la iglesia, no solo por la Grace Community


Church, sino por la iglesia de nuestro Señor Jesucristo como un todo.
También tengo gran amor por los pastores y gran interés en que las
iglesias sean formadas en lo que Dios quiere que sean. Cuando
recuerdo las palabras del apóstol Pablo sobre que cuidemos la iglesia
que Cristo "ganó por su propia sangre" (Hch. 20:28), me hace pensar
mucho esa tremenda responsabilidad.

Hay razones que explican la prosperidad espiritual de una iglesia y su


crecimiento numérico. A continuación mencionamos los principios que
constituyen los ingredientes clave de una iglesia exitosa.

Líderes piadosos

Usted no puede olvidarse de la necesidad de contar con un liderazgo


piadoso y todavía pensar que va a recibir la bendición de Dios. Tienen
que haber hombres y mujeres santos en posiciones de liderazgo en una
iglesia; no hay nada que pueda sustituirlo. Pablo repitió a menudo que
Cristo es la cabeza de la iglesia (1 Co. 11:3; Ef. 1:22; 4:15; 5:23; Col.
1:18). Como cabeza, Cristo quiere gobernar su iglesia por medio de
seguidores santos. Sucede a veces que personas no santas se meten
donde no les corresponde.
Es sorprendente la manera en que muchas iglesias eligen a sus
líderes. Escogen personas que son las más exitosas en los negocios,
que tienen mucho que decir, y que cuentan con mucho dinero. Un pastor
me confesó que uno de los problemas que él enfrentaba al trabajar con
el concilio de su iglesia era que la mitad de ellos eran cristianos y la otra
mitad no. ¡Ese es un problema serio porque Satanás y Cristo no
cooperan! Un hombre no tiene que ser líder de la iglesia porque sea un
hombre de negocios exitoso, tenga cualidades innatas de liderazgo o
sea un vendedor estrella. Puede ser un líder si es un hombre de Dios.
Ese es el comienzo de la eficacia en la iglesia.

Dios siempre ha transmitido sus preceptos al mundo por medio de


hombres piadosos. En el principio, lo hizo a través de Adán. Después de
la caída, lo hizo por medio de la conciencia humana. Después de diluvio,
fue a través del gobierno. Al final, Dios empezó a transmitir sus normas
por medio de los patriarcas, los jueces, y luego los reyes, los profetas y
los sacerdotes. En el tiempo de los Evangelios, lo llevó a cabo por
medio de Cristo. Y ahora lo hace a través de la iglesia, cuyos líderes son
representantes de Cristo Jesús en el mundo.

La santidad es el ingrediente fundamental en el liderazgo de la


iglesia. Sin embargo, toma tiempo el desarrollar un liderazgo santo. A
Dios le llevó cuarenta años lograr que Moisés fuera el líder que Él
quería. Josué estuvo aprendiendo al lado de Moisés antes de que
estuviera listo para dirigir a los israelitas y meterlos en la Tierra
Prometida. Fueron necesarios muchos años para preparar a Abraham y
David. Ocupó tiempo el tener a Pedro, Felipe y Pablo listos para sus
ministerios de gran alcance. Se necesita tiempo para formar a un
hombre de Dios.

Cuando Timoteo ministró en Éfeso, él tenía allí la responsabilidad de


llevar a la iglesia a la madurez espiritual. Él sabía que no podría hacerlo
solo y que necesitaba contar con líderes piadosos. Una iglesia no
debiera aceptar cualquier voluntario, sino que debe buscar hombres
piadosos. Tito enfrentó el mismo reto en Creta, y Pablo le dio consejos
similares. En sus epístolas pastorales, Pablo nos da un perfil de la clase
de personas que deben dirigir la iglesia. Tienen que:
Sea irreprensible (1 Ti. 3:2). Los líderes tienen que se
intachables, que no tengan nada en sus vidas por lo que puedan
ser reprendidos.

Marido de una sola mujer (1 Ti. 3:2). Tienen que ser hombres de
una sola mujer.

Sobrio (1 Ti. 3:2). Tienen que ser espiritualmente estables,


teniendo una perspectiva de la vida clara y bíblica.

Prudente (1 Ti. 3:2). A veces esta palabra aparece traducida


como "juicioso" o "sensato". Se refiere a que conoce bien sus
prioridades.

Decoroso (1 Ti. 3:2). Los líderes tienen que ser personas


respetables, tener una vida bien ordenada por la que son
reconocidos y honrados.

Hospedador (1 Ti. 3:2). Tienen que amar a los desconocidos,


abrir sus puertas a los necesitados.

Apto para enseñar (1 Ti. 3:2). Esta frase es la traducción de una


sola palabra griega, didaktikos. Nunca se usaba para hablar del
don de la enseñanza o de la posición de maestro. No está
diciendo que el líder deba ser un gran maestro de la Biblia. Se
refiere a que debe ser una persona dispuesta a aprender y capaz
de comunicar la verdad bíblica a otros. La palabra no transmite
tanto la dinámica de la enseñanza como su sensibilidad a otras
personas. Enseña con un espíritu amable y manso.

Dueño de sí mismo (Tit. 1:8). Los líderes no deben ser adictos


al alcohol ni a drogas de ninguna clase. Tienen que tener dominio
propio.

No soberbio (Tit. 1:7). No deben ser egocéntricos. La iglesia no


puede tener personas en el liderazgo que están solo interesadas
en sí mismas. Lo más importante acerca de los líderes de iglesia
es que ellos estén preocupados por el bienestar de las personas
que pastorean.
No iracundo (Tit. 1:7). Los que ocupan posiciones de liderazgo
no pueden tener un temperamento imprevisible; deben ser
pacientes.

No pendenciero (Tit. 1:7). Esto significa literalmente que no es


un "peleón". Una iglesia no quiere a alguien en el liderazgo que
resuelve los problemas con sus puños.

Apacible (1 Ti. 3:3). Esta actitud corresponde con la reacción


física anterior. Otras versiones lo traducen como "no contencioso",
lo que se refiere a que a esa persona le gusta competir y debatir.

Amable (1 Ti. 3:3).

No avaro (1 Ti. 3:3). Los líderes de iglesia deben estar libres del
amor al dinero (pero eso no quiere decir que deben estar libres del
dinero en sí).

Que gobierne bien su casa (1 Ti. 3:4). Se requiere de los líderes


de iglesia que sepan mantener a sus hijos bajo control, pero
hacerlo con dignidad.

Que tenga buen testimonio de los de afuera (1 Ti. 3:7). ¿Qué


piensa el mundo de los líderes de iglesia? Al relacionarse con las
personas no cristianas, su integridad debe irreprochable.

Amante de lo bueno (Tit. 1:8).

Justo (Tit. 1:8). Los líderes de iglesia tienen que ser imparciales,
equitativos, ecuánimes.

Santo (Tit. 1:8). Tienen que ser santos en su vida diaria.

No un neófito (1 Ti. 3:6). Tienen que ser espiritualmente maduros.

Esos son los requisitos de los líderes de iglesia que encontramos en


las Escrituras. Indican la clase de hombres que Dios busca y quiere para
que dirijan su iglesia. Si una iglesia no tiene personas que estén a la
altura de los principios de Dios, habrá problemas desde el principio. De
hecho, tener líderes cristianos es tan importante que cuando un anciano
peca, tiene que ser reprendido delante de toda la congregación (1 Ti.
5:20).

Metas y objetivos funcionales (prácticos)

Una iglesia debe tener metas y objetivos prácticos o no tendrá dirección.


Si usted no sabe a dónde va, nunca va a saber cuándo llegará. Una
iglesia que carece de dirección no tendrá ningún sentido de realización.

Debemos primero reconocer las metas bíblicas básicas de la iglesia:


Ganar a los inconversos para Cristo y ayudarlos a madurar. Bajo esas
metas amplias y generales de la iglesia hay otras más específicas tales
como unificar a las familias, prevención del divorcio y la educación de
los hijos en los caminos del Señor. Esas son unas pocas de las muchas
metas bíblicas que tenemos.

Además, debemos tener objetivos funcionales. Estos son los


peldaños que usamos para llevar a cabo las metas bíblicas. No es
suficiente con solo decir que debemos aprender la Palabra de Dios; sino
que tenemos que avanzar un poco más y proveer de ciertos pasos que
facilitan alcanzar la meta.

Metas y objetivos funcionales son esenciales. Una iglesia no puede


ser nebulosa en su dirección. A fin de evitarlo debe dar metas a sus
miembros y también objetivos para alcanzarlas.

Discipulado

Una iglesia debiera enfatizar el discipulado. El diseño de una iglesia


cristiana no es tener a un predicador profesional sostenido
económicamente por los laicos que son solo espectadores. Cada
cristiano debiera estar involucrado en la edificación de otros creyentes.

Me preguntaron una vez que cuándo hacía mi visitación pastoral, que


muchos pastores llevan a cabo durante la tarde después de haber
estado estudiando en la mañana. ¿En dónde dice la Biblia que un pastor
tiene que pasar la tarde visitando? Una de las pocas cosas que dice
acerca de visitar lo encontramos en el libro de Santiago: "La religión
pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones" (1:27). ¿Quién tiene que
practicar una religión pura y sin mácula? ¿Es solo el predicador? No.
Cada cristiano. Si usted tiene a alguien a quien visitar, hágalo. Del
mismo modo, si yo conozco a alguien que necesita que lo visiten, lo
haré también. No hay razón para que yo visite a aquellos que usted
debe visitar, ni que usted visite a los que yo debo visitar. Como pastor,
no creo que yo esté llamado a ser el visitador oficial. La visitación -y el
ministerio relacionado del discipulado- es la responsabilidad de todos.

Cuando yo discípulo a alguien, hago básicamente tres cosas.


Primera, enseñó la verdad bíblica. Por lo general les doy libros para leer
y cintas para escuchar que tienen que ver con los temas específicos que
quiero que ellos aprendan. Además de enseñar desde el púlpito, enseño
verdades bíblicas a un nivel personal tomadas de la Palabra de Dios.

Segunda, aplicó las Escrituras a la vida. Se sorprenderá de saber


cuántas personas aprenden principios que ellos nunca habían puesto en
práctica. Hago preguntas que les ayudan a los discípulos a pensar en
sus circunstancias desde la perspectiva de Dios. Quiero que ellos
interpreten su vida espiritualmente. Por ejemplo, un hombre al que
estaba discipulando se encontraba muy nervioso acerca de la situación
en el mundo. Pero cuando empezó a ver el mundo desde la perspectiva
de un Dios soberano y no desde la de un ser humano desesperado, el
problema desapareció. Entonces empezó a decir: "¿No es estupendo lo
que Dios está haciendo en el mundo?" La verdad bíblica debe ser
enseñada y luego implementada en actitudes y acciones apropiadas.

Por último, trabajo con el discípulo para enseñarle a resolver


problemas bíblicamente. La solución de problemas de forma bíblica es
una clave del discipulado eficaz. Las personas aprenden mejor cuando
tienen la necesidad de saber. Un buen ejemplo es la manera en que las
personas escuchan cuando las azafatas dan instrucciones sobre
seguridad antes del despegue de los aviones. Nadie les presta atención
(excepto los viajeros que vuelan por primera vez) porque ya lo han
escuchado antes y no esperan que van a necesitar saberlo. Sin
embargo, si alguien mira por la ventanilla de la derecha del avión y ve
salir llamas de uno de los motores cuando la azafata está diciendo: "Por
favor, tomen y lean la hoja de instrucciones de seguridad", todos van a
echar mano de ellas. ¡Y si no hubiera suficientes, los que no las tienen
van a tratar de encontrarlas! El cambio en su interés se le puede atribuir
a una repentina necesidad de conocer. Usted siempre aprende mejor
cuando tiene que conocer las respuestas. El discipulado eficaz involucra
darles a las personas respuestas bíblicas a problemas en los que ellas
están metidas y enseñarles cómo aplicarlas en las crisis. Usted no
puede darle al discípulo simplemente una conferencia. Tiene que
conocer lo suficiente las Escrituras como para darle respuestas cuando
él o ella las necesitan.

Sc csfucrza por introducirsc cn la comunidad

Una iglesia que es eficaz y exitosa hace gran hincapié en introducirse en


la comunidad. Estamos para alcanzar a las personas para Cristo.

En los primeros capítulos de Hechos, vemos a la iglesia naciente


bombardeando a su comunidad. En el día de Pentecostés, tres mil
personas se salvaron, y esa experiencia cundió por Jerusalén como el
fuego. La iglesia creció tan deprisa que los líderes judíos les dijeron a
los apóstoles: "Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina"
(5:28). Su mensaje había inundado toda la comunidad.

Para muchos cristianos, lo más cerca que ellos llegan a introducirse


en la comunidad es manejar su auto hasta el templo con la pegatina de
un pez en el cristal de la ventana trasera. Acudimos al templo y
decimos: "He cumplido con mi deber para con Dios". Tratamos de vivir
nuestro testimonio más que hablar acerca de él. Pero nadie llegó nunca
al cielo solo porque alguien vivió su testimonio enfrente de él. Tarde o
temprano tenemos que comunicarle el mensaje del evangelio.
Introducirse en la comunidad involucra alcanzar a las personas para
Cristo.

Los primeros cristianos no se aislaron a sí mismos en un rincón y


hablaron acerca de doctrina. Salieron a las calle y llenaron sus
comunidades con el evangelio.
Hechos 13:44: "El siguiente día de reposo se juntó casi toda la
ciudad para oír la palabra de Dios". Los cristianos de Antioquía
estaban tan ocupados que cuando llegó el momento de la
predicación, casi toda la ciudad se presentó. Eso era típico
entre los primeros cristianos.

Hechos 14:1: "Aconteció en Iconio que entraron juntos en la


sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una
gran multitud de judíos, y asimismo de griegos". Pablo y
Bernabé fueron tanto a los judíos como a los gentiles con el
evangelio.

Hechos 16:5: Pablo, Silas y Timoteo predicaron el evangelio en


Frigia y Galacia y "las iglesias eran confirmadas en la fe, y
aumentaban en número cada día".

Hechos 17:3-4: Pablo entró en la sinagoga en Tesalónica


"declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos.
Y algunos de ellos creyeron... y de los griegos piadosos gran
número, y mujeres nobles no pocas".

El evangelismo más eficaz se lleva a cabo a un nivel personal en el


área donde usted vive.

Algunas iglesias se pasan en sus programas de evangelismo. Una


vez fui al banquete de una iglesia donde iban a presentar su programa
de evangelización para el año. Lo habían centrado alrededor de tema
futbolístico con referencias a goles y marcadores montados en el
santuario. Además, para motivar a las personas a evangelizar,
escondieron cinco balones en las casas de cinco familias que no eran
salvas. Los que encontraron los balones se ganaron un premio. La
iglesia también había montado un lugar para bocadillos (perritos
calientes) en el exterior. Daban incluso caramelos y chocolates a los
niños que llevaban un cierto número de personas a la iglesia. ¡Me
resultaba increíble la cantidad de trucos que estaban dispuestos a usar!

Esa es la peor clase de programa de evangelismo en el que


podemos pensar: Dar a las personas motivos ocultos para ganar a otros
para Cristo. ¿Qué pensaran y cómo se sentirán las personas no salvas
que son llevadas al templo en parte para que los miembros de la iglesia
ganen premios?

La iglesia no necesita esta clase de cosas. Si usted trata de motivar a


los miembros a ganar almas por motivos egoístas, lo que ellos hagan no
va a honrar a Dios. Eso es fariseísmo. No estoy en contra para nada de
tener una noche de visitación y el evangelismo puerta a puerta, pero la
mejor manera de introducirse en la comunidad es que los cristianos se
reproduzcan a sí mismos, entonces no va a necesitar un programa.
¿Qué prefiere tener: Una semana de cultos especiales de
evangelización o una congregación que evangeliza los 365 días del
año? Una de las razones por las que nunca hemos tenido esa clase de
cultos especiales de evangelización es porque no me gusta reducir a la
iglesia a hacer hincapié en el evangelismo una vez al año. Se supone
que el evangelismo es algo que debe estar sucediendo todo el tiempo.
Es importante evangelizar a un nivel personal.

Micmbros de iglesia activos

Si el equipo ministerial lo hace todo, eso indica que algo va mal en el la


iglesia. El equipo pastoral está para capacitar a los santos para hacer la
obra del ministerio (Ef. 4:12). El ministerio de la iglesia se extiende a
todos los creyentes, con cada uno de nosotros usando los dones que
Dios nos ha dado para la edificación del cuerpo (Ro. 12:6-8).

Se cuenta acerca del lanzador de béisbol Dizzy Dean, cuya carrera


terminó cuando quedó lesionado de un pie a causa de un accidente de
automóvil. La lesión arruinó sus movimientos como lanzador. Como
consecuencia, se veía obligado a extender excesivamente su brazo y
eso al final terminó arruinando su carrera como lanzador. Lo mismo es
espiritualmente cierto en la iglesia. Allí donde hay miembros que no
funcionan, sucederán efectos adversos en alguna parte del cuerpo.
Todos los santos deben invertir en el ministerio los dones que Dios les
ha dado.

Cuando algún hermano en la iglesia me dice: "Necesitamos este u


otro programa en la iglesia". Yo le respondo: "Está bien, si usted lo
siente así, vaya y hágalo". Después de haber respondido de esa manera
por varios años, nadie me preguntó más acerca de empezar un
programa a menos que de verdad fuera en serio. La iglesia debiera
hacer hincapié en el ministerio de cada creyente individual. Los líderes
de la iglesia no debieran reclutar a los miembros para hacer algo como
por obligación legal cuando ellos no están de verdad motivados o
capacitados para hacerlo. Más bien, el liderazgo debiera desarrollar a
los miembros a lo largo de las líneas en las que el Espíritu les ha
capacitado. Miembros de iglesia que ministran de forma dinámica y
activa hacen que la iglesia sea eficaz.

Preocupados unos por otros

Una iglesia dinámica se involucrará en la vida de sus miembros. Muchos


templos son lugares donde las personas van simplemente a mirar cómo
suceden las cosas. Pero la iglesia no puede vivir en el aislamiento. Sus
miembros no pueden meramente llegar, sentarse, salir y luego decir que
están tomando parte en la vida de la iglesia. Hay una tremenda
responsabilidad en las manos de todos los cristianos para ministrar a
otros creyentes. El Nuevo Testamento está lleno de exhortaciones
acerca de ministrar usando nuestros dones espirituales y respondiendo
de forma apropiada a otros.

Una vez escuché a un predicador por la radio que hablaba con toda
la fuerza de su voz. Estaba ministrando en una de esas iglesia que
dicen tantas veces "amén" y tan fuerte que difícilmente se le puede
escuchar al predicador porque todos le responden diciendo "amén".
Decía: "Cuando yo era niño, recuerdo que la gente acudía al templo. Lo
que necesitamos es ir al templo, necesitamos volver al templo". Pero
esos oyentes ya estaban allí. ¡No necesitaban escuchar eso! Lo que
necesitaban es que les dijeran para qué estaban allí.

A veces algunas personas dicen que la gente en los Estados Unidos


necesita regresar a la iglesia. Sin embargo, cuando ya estaban allí
nunca les dijeron lo que tenían que hacer, de modo que se marcharon.
Ahora queremos que vuelvan, pero todavía no les estamos diciendo qué
hacer cuando llegan allí.
¿Por qué vamos al templo? Hebreos 10:24-25 dice: "Y
considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas
obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos". No acudimos al templo solo para
escuchar, sino también para animarnos unos a otros a hacer el bien.
Cada cristiano debería ser como una batería que se une a otros
creyentes y corporativamente incrementamos el rendimiento de la
iglesia.

El Nuevo Testamento tiene mucho que decir acerca de la respuesta


de los creyentes unos para con otros. Estar preocupados por otros es un
tema importante en las Escrituras:

Santiago 5:16: Confesar nuestros pecados unos a otros.

Colosenses 3:13: Perdonarnos unos a otros.

Gálatas 6:2: Sobrellevar los unos las cargas de los otros.

Tito 1:13: Reprendernos unos a otros.

1 Tesalonicenses 4:18: Alentarnos unos a otros.

Hebreos 10:25: Exhortarnos unos a otros.

Romanos 14:19: Edificarnos unos a otros.

Romanos 15:14: Amonestarnos unos a otros, lo que se refiere a


aconsejarnos unos a otros con la intención de cambiar el
comportamiento.

Santiago 5:16: Orar unos por otros.

Todos estos unos a otros indican claramente las responsabilidades


que tenemos los cristianos unos para con otros a lo largo de toda la
vida.

Cuando estudio la vida de nuestro Señor Jesucristo, veo a alguien


que se interesaba por los individuos. Era un amigo bondadoso, sensible
y amoroso que se relacionaba personalmente con otros. Él causó
alegría en una boda. Se asoció libremente con borrachos hasta el punto
que empezaron a decir que Él era uno de ellos. Se juntó con personas
débiles y sin importancia e hizo que fueran eternamente importantes. Se
acercó a individuos perversos y hostiles y les mostró un afecto que los
ganó.

Cuando Jesús llegó a la región de los gadarenos cerca del lago de


Galilea, se encontró con un perturbado mental que le recibió a gritos
diciendo: ",Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te
conjuro por Dios que no me atormentes" (Mr. 5:7). Este hombre estaba
poseído por un demonio. El pobre "tenía su morada en los sepulcros, y
nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había
sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas
pedazos por él, y desmenuzados los grillos, y nadie le podía dominar"
(vv. 3-4). ¡Obviamente la gente procuraba evitarle! Pero Jesús se
interesó y se acercó a él. Después que Jesús arrojó fuera el demonio de
este hombre, los vecinos de aquel lugar le vieron "sentado, vestido y en
su juicio cabal" (v. 15). Jesús se involucró en la vida de este hombre y la
transformó. Y ese es solo uno de muchos ejemplos.

La iglesia debe ser una comunidad de amor en la que comparten


unos con otros. Muy a menudo pensamos que hemos hecho todo lo que
teníamos que hacer si hemos ido al templo. Entramos tan campantes en
el edificio, nos sentamos, escuchamos y luego nos metemos otra vez en
el auto para seguir con nuestros asuntos. ¡Qué Dios nos ayude si esa es
nuestra perspectiva de lo que una iglesia debiera ser!

Dedicación a la familia

Hubo un tiempo cuando la familia funcionaba como una unidad. Todos


los miembros de la familia iban juntos al templo y se sentaban en la
misma banca cada domingo. Cuando la iglesia se convirtió en una
entidad orientada en los programas, cada cual se separaba y se iba a lo
suyo. Se formaban los grupos para contrarrestar la pérdida de identidad
en una sociedad de creciente desarrollo tecnológico. Los adultos
mayores se iban a su rincón como ancianos. Los hijos quedaron
identificados con grupos de jóvenes que, en muchos casos,
establecieron el ritmo y el paso para el resto de la iglesia. Al poco
tiempo la iglesia empezó a olvidarse de los padres. Hay obviamente una
necesidad de equilibro en el énfasis para toda la familia.

Éxodo 20:12 registra el quinto de los Diez Mandamientos: "Honra a tu


padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que
Jehová tu Dios te da". Las consecuencias de no honrar a nuestros
padres nos da una idea de cuán serio es Dios acerca de esto: "El que
hiriere a su padre o a su madre, morirá... Igualmente el que maldijere a
su padre o a su madre, morirá" (Éx. 21:15, 17).

Dios quiere orden y respeto en la familia. No solo no quiere que


hieras a tus padres, sino que tampoco quiere que los maldigas. ¿Ha
escuchado alguna vez a los jóvenes decir cosas negativas acerca de
sus padres? Eso hubiera sido digno de muerte en el Antiguo
Testamento. Debemos enseñar a los jóvenes la responsabilidad que
ellos tienen hacia sus padres.

Quizá usted se pueda identificar con la descripción de hijos rebeldes


que encontramos en Proverbios 30. El versículo 11 dice: "Hay
generación que maldice a su padre y a su madre no bendice". En
muchos casos, padres y madres no merecen ser honrados, pero eso no
es una excusa para que los hijos no los honren. El versículo 12 dice:
"Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado
de su inmundicia". Ellos piensan que no necesitan la instrucción de sus
padres y dan por supuesto que conocen todas las respuestas. Pero ellos
no se dan cuenta de cuán mal andan. Los versículos 13-14 dicen: "Hay
generación cuyos ojos son altivos y cuyos párpados están levantados en
alto [con orgullo]. Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus
muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los
menesterosos de entre los hombres". Cuando una generación orgullosa
de jóvenes crece, se suelen aprovechar de los demás. Hemos visto
evidencias de eso en nuestro país.

El versículo 15 dice: "La sanguijuela tiene dos hijas que dicen:


¡Dame! ¡dame!". La sanguijuela es un insecto que chupa la sangre de
los caballos y otros animales. Este versículo compara a una generación
orgullosa con una sangui juela, indicando que saca todo lo que puede
de la sociedad pero, no obstante, nunca se siente satisfecha.

El versículo 17 dice: "E] ojo que escarnece a su padre y menosprecia


la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo
devoren los hijos del águila". Ese es un lenguaje muy fuerte. Cuando
usted lee eso saca la idea de que Dios es bien serio acerca del respeto
que los hijos deben a los padres.

Uno de los grandes desastres en el ministerio tiene que ver con


pastores que no cuidan de sus propias familias porque están muy
ocupados con otros asuntos. Howard Hendricks, un profesor del
Seminario Teológico de Dallas, contó una experiencia personal. Alguien
le llamó y le dijo:

-Doctor Hendricks, hemos organizado una conferencia bíblica y


quisiéramos tenerle a usted como conferenciante. ¿Puede usted venir?

Hendricks dijo que no, pero el organizador de la conferencia


continuó:

-Este es un acontecimiento muy importante para toda nuestra


comunidad. ¿Por qué no puede venir? ¿Tiene ya otro compromiso?

A lo que Hendricks respondió:

-No. Tengo que jugar con mis hijos.

-¿Qué tiene que jugar con sus hijos? ¿No se da cuenta de que
nuestra gente necesita su instrucción?

-Sí, pero mis hijos también me necesitan.

El doctor Hendricks tenía toda la razón. Si un hombre con una


influencia tan amplia como la suya pierde alguna vez el respecto de sus
hijos, se habrá terminado la credibilidad de su ministerio, además de
quedar con el corazón roto. Es muy bueno jugar con sus hijos si quiere
evitar terminar como Elí.
Elí, el sacerdote del Antiguo Testamento, se ocupó de los problemas
espirituales de todos los demás, pero según parece nunca se preocupó
de sus propios hijos. Resultó que sus hijos, Ofni y Finees, se
comportaban como hombres impíos y Dios tuvo que decirle a Elí:
"Cuando inicié el sacerdocio, le dije a Aarón y a sus hijos que ellos
serían sacerdotes para siempre por medio del linaje de Aarón. Pero tus
hijos han violado mi ley de tal manera que voy a eliminar a tu familia del
sacerdocio. Para validar estas palabras, Ofni y Finees van a morir los
dos en un día" (1 S. 2:27-34). Al escuchar esto Elí quedó con el corazón
destrozado. Había estado tan ocupado cuidando de todos los demás
que no le quedó tiempo para tener cuidado de sí mismo y de su familia.

Nunca olvidaré lo que escuché acerca de la experiencia de un


hombre que estaba constantemente participando en reuniones
evangelísticas. Escuchó a su hijo hablar con otro niño vecino acerca de
jugar juntos. El otro niño respondió:

-No puedo jugar contigo porque tengo que irme con mi papá. Nos
vamos juntos al parque para jugar.

El hijo del evangelista contestó:

-Oh, mi papá no puede jugar conmigo. Él está muy ocupado jugando


con los hijos de otras personas.

El evangelista dijo que había habido muy pocas cosas que le


afectaran tanto como aquel comentario de su propio hijo.

Los cristianos tienen una gran obligación con sus propias familias.
Una familia cristiana fuerte debiera ser una alta prioridad. Y usted va a
pagar un precio muy alto si no lo hace. Por tanto, debemos esforzarnos
por desarrollar matrimonios fuertes y ministerios orientados a la familia,
enseñando a los esposos a amar a sus esposas (Ef. 5:25), a las
esposas a someterse a sus esposos (5:22), a los hijos a obedecer a sus
padres (6:1) y a los padres a no provocar a ira a sus hijos (6:4).

Predicación y enseñanzas bíblicas


Cuando W. A. Criswell fue a la Primera Iglesia Bautista de Dallas, se
convirtió en el segundo pastor en su historia. Le había precedido allí otro
gran hombre de Dios, George Truett. Cuando le entregaron el púlpito,
dijo al concilio de la iglesia que planeaba enseñar la Biblia versículo por
versículo. Ellos le dijeron: "¡No haga eso! ¡Va a dejar vacío este lugar!"
El templo no se quedó vacío, sino todo lo contrario, se convirtió en la
iglesia más numerosa de los Estados Unidos, con más de 15.000
miembros. Todas aquellas personas acudían a escucharle porque les
enseñaba la Palabra de Dios, y eso cambió sus vidas al responder al
mensaje de Dios.

La proclamación de la verdad de Dios mediante la predicación (gr.,


kirug>nia) y la enseñaza (gr., didache) cambia las vidas de los hombres
y de las mujeres. Esa es la razón por la que las iglesias dinámicas están
dirigidas por un púlpito que enseña la verdad bíblica y motiva a los
cristianos a aplicarla.

Algunos creen que la predicación debiera hacer que todos se


sintieran bien. Supongamos un hombre que tiene una vida infeliz.
Trabaja duro para un jefe injusto, en casa lo tienen dominado, su hijo es
un delincuente y no puede hacer los pagos de su auto. Cuando él va al
templo, no debieran hacerle sentir que todo es por culpa suya y salir de
allí todavía más hundiendo en la depresión. Por tanto, algunos piensan
que la predicación debe hacer hincapié en el pensamiento positivo que
da por supuesto que todo es maravilloso y rosado.

Una vez escuché a un predicador en un programa de televisión


cristiano que decía: "¡Oh, con jesús cada día es muy feliz! ¡Si usted
pudiera ser tan feliz como yo soy!" Eso no le caería muy bien a la
esposa que acaba de regresar del cementerio de enterrar a su esposo o
a la madre a cuyo hijo le han diagnosti cado un cáncer mortal. Cada día
no es un día feliz. Cada día tiene su propia realización y hay un gozo
permanente en la presencia de Cristo, pero el cristianismo no es un
camino de vida despreocupado. Si todo lo que hacemos es
congregarnos en el templo y decirnos unos a otros cuán maravillosa es
la vida, ¡todos estamos mintiendo!
Otros piensan que la predicación debiera estar orientada hacia cómo
ayudar a las personas a resolver sus problemas. Vivimos en un mundo
que está tan sicológicamente orientado que parece que es dificil pensar
sin meterse en análisis clínicos. No podemos aceptar nada
objetivamente sin analizarlo. Esa forma de razonamiento se ha metido
en la iglesia y ha desarrollado lo que yo llamo "predicación centrada en
problemas". Es esa clase de predicación en la que el predicador plantea
un problema y luego da diez versículos fuera de contexto sobre cómo
resolverlo, junto con algunas ilustraciones acerca de algunas personas
que lo resolvieron.

Un pastor no es un sicoanalista glorificado, un abuelo o San Nicolás


que le da unas palmaditas en la espalda y le dice que todo está bien. La
tarea del predicador no es solo la de educar a los cristianos en la
Palabra de Dios, sino también la de animarlos a cambiar su
comportamiento en conformidad con la Palabra. De hecho, en muchos
casos él debiera hacer que las personas se sintieran peor antes de que
empiecen a sentirse mejor, porque debe haber sanidad antes de que
haya restauración. Cuando predico un mensaje que convence a los que
lo escuchan, sé que el mensaje está llegando al corazón. El púlpito de
una iglesia no está principalmente diseñado para ayudar a las personas
a tomar decisiones acerca de los detalles de la vida diaria. Está para
enseñar la Palabra de Dios e identificar el pecado de forma que ellos
puedan cambiar su comportamiento. Pacificar los problemas del
individuo no le va a hacer sentirse mejor. Más bien lo que produce
verdadero gozo es la confesión y el arrepentimiento del pecado y
cambiar la vida.

Disposición para cambiar

No hay nada sagrado acerca de la tradición. Una iglesia dinámica


debiera deshacerse regularmente de los métodos antiguos que ya no
funcionan eficazmente. Una iglesia puede llegar a sentirse tan cómoda
con formas que no cambian que sus miembros pierden de vista la razón
por la que están allí.
El apóstol Pablo se adaptó bien a los cambios. Él enseñó de uno a
siete días por semana. Esa intensidad en la predicación solo tiene lugar
hoy en algunas partes de África, donde muchos cristianos se reúnen
cuando sale el sol el domingo y regresan a casa cuando se pone el sol
en la tarde.

He predicado en iglesias negras en el sur del país donde terminaba


de predicar un sermón y la congregación decía: "¡Hermano, predique
otro sermón!" Lo que hacía era pasar la página en mi cuaderno de notas
y empezar con otro pasaje. He predicado hasta tres y cuatro sermones
seguidos en situaciones como esas. En contraste con la actitud
prevaleciente de terminar a las 12:00 en punto: "¡Son las 12:00 y el
sermón todavía continúa! ¡Por favor, dennos un respiro!"

Algunas personas no se adaptan muy bien a los cambios. A algunos


les daría un ataque si no se celebrara el culto del domingo por la
mañana. Supongamos que decimos: "No nos vamos a reunir más los
domingos por la mañana debido a la crisis de energía. Por tanto, nos
reuniremos por un tiempo en distintos lugares de la ciudad los martes
por la noche". Eso no debiera ser un gran problema para ningún
creyente porque cada día es sagrado para el cristiano. Nos gozamos en
estar juntos en ese día de la semana que conmemora la resurrección de
nuestro Señor, pero eso no debiera impedirnos de cambiar si es
necesario.

Hay tres elementos clave que ayudan a una iglesia a mantener una
actitud de flexibilidad.

Primero, reconozca que la vida espiritual tiene preferencia sobre la


estructura. Lo que sucede en la vida cristiana fuera del templo es más
importante que lo que ocurre dentro de las paredes del edificio. El
edificio de la iglesia no es la casa de Dios; el creyente lo es (1 Co. 6:19).
El erudito del griego Kenneth Wuest traduce 2 Corintios 6:19 de la
siguiente forma: "En cuanto a nosotros, somos un santuario íntimo del
Dios vivo" (The New Testament, An Expanded Transiation [Una
traducción ampliada del Nuevo Testamento] [Grand Rapids: Eerdmans,
1980], p. 426).
Segundo, esté abierto al Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo es el que
está detrás de los cambios, los creyentes debieran estar listos y
dispuestos a cambiar.

Por último, esté seguro que el procedimiento sigue a las


necesidades. Para permanecer espiritualmente viva, una iglesia debe
adaptarse a las necesidades de las personas. Si la sociedad cambia,
entonces la iglesia tiene que ser flexible a fin de poder ministrar con
eficacia. Una iglesia debe deshacerse de la actitud: "Nunca antes lo
hemos hecho de esa forma".

Gran fc

Las grandes iglesias viven al borde del precipicio de la fe donde no


pueden hacer otra cosa que confiar en Dios. Están acostumbradas a la
tensión de confiar en Dios y de aceptar el riesgo que es inseparable de
la fe.

Aunque la fe es inseparable del riesgo, es irónico que a los cristianos


en general les desagraden los riesgos. Puesto que Efesios 3:20 dice
que Dios es "poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros", necesitamos creer en Él para eso. Hebreos 11
menciona a los héroes de la fe. Ellos creyeron en Dios y aceptaron los
riesgos. Daniel creyó en Dios y se vio a sí mismo metido en el foso de
los leones. Abraham creyó en Dios cuando Sara era demasiado mayor
para tener un hijo, y Dios cumplió la promesa de un hijo.

El enfoque del cristianismo no es el de "un pájaro en la mano vale


más que ciento volando". Los cristianos no debieran temer seguir
adelante con nuevas ideas. Una iglesia puede tener toda clase de
grandes planes, pero si no puede confiar en Dios para que le
proporcione los recursos humanos y económicos, nunca llevará a cabo
muchas cosas. Dios nunca tiene problemas en conseguir el dinero para
lo que Él quiere que se haga. Es emocionante ver como la fe obra
maravillas.
sacrificio

El espíritu de sacrificio está directamente relacionado con el punto


anterior. Los líderes de una iglesia eficaz no tienen por qué andar
rogando a los hermanos para que se involucren o den porque la fe de la
congregación les habilita para sacrificarse y hacerlo. No debiera haber
necesidad de trucos, artimañas o de otros recursos artificiales para
estimular a los creyentes a hacer lo que deben hacer. La iglesia tiene
que caracterizarse por un espíritu de sacrificio y generosidad en cuanto
a dar, como los macedonios que mostraron su amor "[dando] conforme a
sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas" (2 Co. 8:3). Pablo elogió a la
iglesia filipense por atender a sus necesidades (Fil. 4:10, 14-16). No
tuvo necesidad de pedirles nada porque su amor se expresó para con él
en una manera tan generosa y tangible.

Adoración

Lo que en última instancia hace a una iglesia grande es que hacen gran
hincapié en la adoración a Dios. Una iglesia puede recalcar muchas
cosas que son buenas. Toda la orientación de algunas iglesias está
centrada en sus características teológicas. Afirman que ellos son los
únicos que creen en una forma determinada. En ocasiones esos
elementos distintivos son parte de su título. Se pueden llamar la Primera
Iglesia Soberana, la Premilenaria, la Pretribulacional, Antiliberal,
Preconservadora o la de la Fidelidad Inquebrantable de la calle del
Nogal. Una teología bíblica fuerte es importante, pero en la iglesia hay
algo más que eso.

Cuando una iglesia está completamente enfocada en Dios y hace


todo lo que puede para honrarle, tiene una buena base para una
integridad inquebrantable. No importa lo que hace único al programa o a
la iglesia, o en qué elementos teológicos distintivos hace hincapié. Lo
que importa es lo que pide Dios.

Quiera Dios que estas doce señales de una iglesia eficaz sean las
bases para toda iglesia cristiana que quiere honrar completamente a
Dios.
*De la cinta casete GC 1284.

A lo largo de los años la Grace Community Church ha sido motivo de


mucha conversación. Las revistas han publicado artículos acerca de
nosotros. Se han escrito tesis doctorales sobre nuestra iglesia. Varios
trabajos de investigación han tratado de analizarnos. Hemos sido
diseccionados, examinados, estudiados, etiquetados, clasificados,
escudriñados, copiados, bendecidos, maldecidos, dotados, divulgados,
e incluso demandados. ¿Qué es lo que ha causado toda esta atención?

La clave para entender a la Grace Community Church no está en


analizar a sus pastores, equipo ministerial, programas, métodos,
ancianos, congregación, crecimiento, tamaño o ubicación. Todas estas
cosas son esenciales para conocerla, pero no son la clave. Esta
aparece revelada en nuestro nombre: Grace Community Church. El
mundo tiene tanta dificultad en entendernos debido a que no comprende
lo que es una iglesia. El término iglesia nos separa por completo de
todas las demás instituciones humanas. Somos la iglesia del Señor
Jesucristo, comprados con su propia sangre. Ninguna otra institución en
el mundo debe su existencia a ese hecho.

Lamentablemente la palabra iglesia ha perdido su profunda riqueza.


Lo que nos viene a la mente cuando pensamos en ella es un edificio de
ladrillo en una esquina. O quizá pensamos en la iglesia como una
jerarquía institucional de órdenes religiosas. Necesitamos ir más allá de
nuestro idioma y buscar en el griego.

"Iglesia" es una traducción de la palabra griega ekklésia. Ese término


se deriva de la raíz verbal kaleó, que significa "llamar". Esa es una
buena definición de la iglesia: Somos los llamados. De hecho, Romanos
8:28 define muy bien la asamblea de creyentes como "los que conforme
a su propósito son llamados". Somos un grupo de creyentes llamados
por Dios para su propósito. No somos una organización humana. No
somos el resultado del ingenio o poder del hombre. No fuimos edificados
por personas religiosas y buenas. Antes bien, somos el resultado del
propósito y voluntad de Dios.

Que Dios llama a los creyentes es algo que aparece claramente en


todo el Nuevo Testamento:

Romanos 1:6-7: Pablo escribe a los iglesia en Roma y les dice:


"Entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de
jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios,
llamados a ser santos".

1 Corintios 1:2: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los


santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos
los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, Señor de ellos y nuestro".

1 Corintios 1:26: "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación


[llamamiento]". Pablo después continúa describiendo el
carácter de los que componen la iglesia.

Efesios 4:1-4: "Os ruego que andéis como es digno de la vocación


con que fuisteis llamados... Llamados en una misma esperanza
de vuestra vocación".

1 Tesalonicenses 2:12: "Y os encargábamos que anduvieseis


como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria".

2 Timoteo 1:9: "Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no


conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la
gracia que nos fue dada en Cristo".

1 Pedro 5:10: "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su


gloria eterna en jesucristo".

Dios mismo es quien ha ordenado la existencia de toda la iglesia.


Eso ayuda a explicar el éxito y bendición general de la iglesia. Sin
embargo, la debilidad y fracasos de la iglesia quedan explicados por el
hecho de que Dios ha escogido trabajar por medio de agentes humanos.
Cuando tenemos éxito es por causa de Él, no de nosotros. La meta
principal de la iglesia es dejar que Dios obre y edifique su reino al
tiempo que nosotros nos sometemos dócilmente a su Palabra y Espíritu.
Efesios 1 nos ayuda a entender la amplitud de lo que significa ser
llamado.

Llamados a la elección

Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para


que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de jesucristo, según el puro afecto de su voluntad... En él
asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados
conforme alpropósito del que hace todas las cosas según el
designio de su voluntad

(
Ef. 1:4-5, 11).

La iglesia no es algo que apareció accidentalmente. Es el resultado del


llamamiento predeterminado y soberano de Dios.

El apóstol Pablo reitera la elección divina en 2 Timoteo 1:9: "Quien


[Dios] nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en
Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos".

En el himno "The Inner Life" [La vida interna] el poeta anónimo


escribió: "Busqué al Señor y después supe que, buscándome Él, movió
mi alma para que le buscara. Es cierto, oh Salvador, que no fui yo quién
te encontró sino que tú me encontraste a mí". La iglesia está cumpliendo
con un destino predeterminado, un llamamiento que viene de más allá
del espacio y del tiempo. En la mente de Dios no se da el factor del
tiempo; todo es un presente inmediato y eterno. La iglesia era tan real
para Él antes del comienzo del mundo como lo es ahora.

Antes de venir a la Grace Community Church, una iglesia grande y


bien conocida me estuvo considerando como candidato para el
pastorado. Sin embargo, los líderes llegaron a la conclusión de que yo
era demasiado joven y sin experiencia para su iglesia. Aunque yo
estaba dispuesto a ir a cualquier lugar a donde el Señor me quisiera
llevar, me quedé desilusionado. Pero el plan de Dios no era que yo fuera
allí. Antes de la fundación del mundo, Dios sabía que usaría esta iglesia
para redimir almas y que yo sería una parte de ese proceso. Cada vez
que me entero que alguien se salva debido a nuestra iglesia, me
emociona comprobar que eso es parte del cumplimiento del plan
predeterminado de Dios.

Llamados a la redención

En quien [Cristo] tenemos redención por su sangre, el perdón de


pecados según las riquezas de su gracia... En él también vosotros,
habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa

(
Ef. 1:7, 13).

Pablo identifica a la iglesia como aquellos que por gracia han sido
redimidos y perdonados. Dios nos "ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo" (Col. 1:13). Hemos
sido llamados a salir del pecado, de la muerte y del sistema del mundo y
entrar en la vida (Ro. 6:8-11; 1 Jn. 2:1517). Somos una comunidad
redimida, nacido de nuevo por el Espíritu de Dios.
Personas no redimidas que se reúnen bajo una bandera religiosa con
el título de "iglesia" no son parte de la iglesia que Cristo está edificando.
Hay muchas organizaciones llamadas iglesia por todo el mundo que
parecen estar vivas, pero están muertas (Ap. 3:1). Más bien que estar
separadas del mundo, son parte de él, a pesar de sus ejercicios
religiosos.

Ser miembro de una iglesia que es verdaderamente salva es tan


importante para mí que prediqué sobre ese tema el primer domingo que
estuve como pastor en la Grace Community Church. El texto bíblico fue
Mateo 7:21-23: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el
reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí". ¡Quizá usted piense que hubiera sido
mejor haber esperado antes de golpearlos en la cabeza con un mensaje
como ese! Pero yo estaba preocupado por algunas personas allí que
podían pensar que eran parte de la iglesia cuando no lo eran. Una
iglesia necesita entender desde el principio que es imprescindible saber
en qué dirección tiene que ir. Como consecuencia de que aquel sermón
que enfrentaba a las personas con la verdad varias parejas dejaron la
iglesia, y descubrimos que al menos un anciano no era cristiano.

El título de aquel sermón era "Como jugar a ser iglesia". En Lucas


6:46 Jesús dice: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que
yo digo?" Una reminiscencia de ese versículo la encontramos en un
cuadro que se halla en la catedral de Lübeck, Alemania, titulado: "El
lamento de Cristo Jesús en contra del mundo desagradecido". El texto
correspondiente dice:
Leí acerca de un anciano pastor que se había visto forzado a
jubilarse porque los muchos años de predicación habían gastado y
enronquecido su voz. Aunque era un hombre humilde, un amigo le invitó
a una comida de la alta sociedad. La persona que presidía la comida
solicitó a un famoso actor que se encontraba presente que recitara algo
para los invitados. Accedió a la petición y preguntó si alguien tenía una
solicitud específica. El anciano pastor pensó por un momento y luego
dijo: "

-¿Qué le parece recitar el Salmo 23?

El actor contestó:

-No es lo que lo que acostumbran a pedirme, pero sucede que lo


conozco. Lo haré con una condición: Que usted lo recite después de mí.

El anciano pastor no esperó aquello, pero aceptó por amor al Señor.


El actor se levantó y recitó el Salmo 23 con la gran entonación de su
excelente voz. Cuando terminó, todos aplaudieron. Entonces el anciano
pastor se levantó y recitó el salmo a su manera humilde con su
enronquecida voz. Cuando terminó, todos estaban llorando en el salón.
Sintiendo la emoción del momento, el actor se levantó y dijo: Ustedes
me aplaudieron a mí, pero lloraron por él. La diferencia es evidente: "Yo
conozco el salmo, pero él conoce al Pastor".

Si hay una cosa que una iglesia debe ser, es que es una asamblea
de personas que conocen al Pastor. Algo menos que eso no es una
iglesia.
Llamados a la santificación

Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para


que fuésemos santos y sin mancha delante de él

(
Ef. 1:4)

Los cristianos han sido llamados a salir del mundo para procurar la
santidad. Primera Pedro 1:16 dice: "Sed santos, porque yo soy santo".
Estamos llamados a separarnos del mundo. Tenemos que ser
intransigentes en cuanto a eso. El Espíritu nos ha instruido a "
[guardarnos] sin mancha del mundo" (Stg. 1:27). El Señor desea una
iglesia que no tenga "mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese santa y sin mancha" (Ef. 5:27). En 2 Corintios 11:2 Pablo expresa
su deseo de presentar la iglesia "como una virgen pura a Cristo". Dios
nos ha llamado a la santidad y a la virtud, a ser como Cristo.

Los cristianos tienen que manifestar la santidad de nuestro Padre


celestial, de nuestro Salvador y del Espíritu que mora dentro de
nosotros. Tenemos que evitar la complicidad con el mundo (2 Co. 6:17).
No tenemos que practicar las obras de la carne (Gá. 5:16-25; Col. 3:5).
Primera Juan 2:15 nos advierte que no amemos el sistema del mundo
que se opone a Dios. Hemos sido llamados a vivir vidas santas. Por
tanto, como iglesia debemos recalcar la importancia de la humildad, de
la confesión de pecados, de la disciplina de iglesia y de la adoración
para que podamos vivir en temor reverencial a Dios.

En 1 Tesalonicenses 5:23-24 Pablo nos llama a vivir vidas santas con


estas palabras: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y
todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el
cual también lo hará". En vuestra búsqueda de la santidad, debemos
primero reconocer la santidad de Dios y de Cristo para tenerles temor.
Encontramos en los relatos de los Evangelios que las personas a
menudo temieron a jesús cuando su gloria y santidad les fueron
reveladas (Mr. 9:5-6; Lc. 5:8).
Somos singularmente llamados conforme al propósito de Dios, y
parte de ese propósito es ser santos.

Llamados a la identificación

Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para


que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en
el Amado

(
Ef. 1:4-6).

Las frases preposicionales "en él", "delante de él", "por medio de


Jesucristo" y "en el Amado" revelan que los cristianos están íntimamente
identificados con Dios y Cristo. La iglesia es única. No es una
organización religiosa de personas comprometidas con unas ciertas
normas o adiestrados en una determinada forma de religión. Estamos
en Cristo y en Dios.

1 Tesalonicenses 1:1: Esta epístola comienza: "Pablo, Silvano y


Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en
el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo". La iglesia está llamada a
una identificación íntima con Dios mismo.

1 Juan 1:3: Nuestra unión personal con Dios es un compañerismo


maravilloso. Según Juan: "nuestra comunión verdaderamente
es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo". Participamos en la
comunión de la Trinidad.

Juan 17:22: Antes de su arresto, jesús oró pidiendo que los


creyentes fuéramos uno con Él como Él y el Padre son uno.

1 Corintios 6:17: "Pero el que se une al Señor, un espíritu es con


él".
Romanos 8:14-17: Los cristianos han quedado íntimamente
relacionados con Dios al ser adoptados como sus hijos. Eso
nos hace coherederos con Cristo. La iglesia no es un grupo al
que usted se une al escribir su nombre en la lista. No es una
sociedad meramente dedicada a un sistema de enseñanza.

Romanos 6:4-5: Cuando somos salvos, entramos en una relación


personal con el Dios vivo por medio de Jesucristo. Estamos
identificados con Cristo en su muerte y resucitamos con Él en
su resurrección a fin de que "andemos en vida nueva" (v. 4).

Gálatas 2:20: Pablo dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado,


y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí". Esa es la declaración
clara de un creyente de su unión espiritual con Cristo. No soy
consciente de cuando John MacArthur termina y Cristo Jesús
empieza. (¡Pero cuando peco yo sé que soy responsable!)
Debiera ser natural para usted ver a Dios obrando en su vida,
sentir su poder, experimentar sus respuestas a sus oraciones,
seguir su dirección y sentirse renovado por su consuelo.

Nosotros no creemos en un ogro cósmico dispuesto a descargar su


mano sobre nosotros si quebrantamos una de sus reglas. Antes bien,
tenemos una relación íntima y amorosa con Él. Somos llamados a una
dulce e íntima relación con Cristo Jesús, a una relación personal y viva
con Dios.

Llamados a la revelación

En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados


según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con
nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el
misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había
propuesto en sí mismo

(
Ef. 1:7-9).
Dios nos ha iluminado con grandes verdades espirituales que tienen que
ver con la vida, la muerte, Dios, el hombre y la eternidad. También nos
ha dado prudencia, que es sabiduría práctica en cuanto a las cosas
terrenales, tales como la resolución de problemas.

Los cristianos estamos llamados a someternos a la Palabra de Dios,


nosotros no trazamos nuestro propio camino. Cuando nos reunimos
para planear, orar y servir al Señor, una cosa debiera ser central en
nuestras mentes: ¿Qué tiene que decir la Palabra de Dios acerca de
este asunto? Ese debiera ser el enfoque de todo lo que hacemos.

Cuando me invitaron a predicar por primera vez en la Grace


Community Church, mi sermón fue una exposición de Romanos 7.
Debido a que sentía una gran carga por explicar ese capítulo tan dificil y
estaba totalmente ajeno a todo lo demás, hablé durante una hora y
treinta cinco minutos. (Mi esposa me dijo: "Bueno, ya has perdido a la
iglesia. ¡Y si se corre la voz no creo que te llamen de ninguna otra
iglesia!") A la salida algunos de los hermanos se acercaron y me dijeron:
"Eso es lo que queremos, ¿pero podría usted acortar el sermón un
poco?" Uno de los ancianos dijo: "Estamos listos para servir. Queremos
saber lo que Dios quiere que hagamos". Ese ha sido el compromiso de
la iglesia a lo largo de su historia. Descubrí en aquellos primeros días
que los hermanos tenían disposición para someterse a la autoridad de la
Palabra de Dios. Desde aquel día el lema de la iglesia ha sido
"Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio" (Ef. 4:12).

Los cristianos maduran a través del estudio y de la aplicación de las


Escrituras. La tarea de los líderes de la iglesia es la de capacitar a los
creyentes con "la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Ef.
6:17). Eso significa algo más que meramente poseer una Biblia; más
bien, nuestro pueblo necesita conocer y entender la Biblia a fin de que la
puedan usar como un arma para el bien.

Llamados a la unificación

De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del


cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como
las que están en la tierra
(
Ef. 1:10).

El propósito último de Dios es reunir todas las cosas juntas en la


finalización de la historia de la redención. La iglesia es ahora el símbolo
de ese proceso. Estamos llamados a ser uno en la familia de Dios. Yo
crecí en un tiempo cuando era común el aislamiento espiritual. Cada
uno mantenía su espiritualidad en privado. No era algo de lo que la
gente solía hablar. Antes bien, usted sonreía con sonrisa cristiana,
llevaba su Biblia con cremallera e iba a la escuela dominical. Las
personas no daban a conocer su ser interno ni permitían que nadie
metiera la nariz allí. El compañerismo para la mayoría de los cristianos
no era otra cosa que disfrutar juntos de café o refrescos y dulces. Había
poca profundidad en la relación. Pero hemos sido llamados a participar
en una maravillosa comunión de unidad.

En Filipenses 2:2 Pablo dice que los cristianos debieran "[sentir) lo


mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa".
Nuestro amor por otros debe estar basado en la humildad. Por eso
Pablo dijo: "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual
también por lo de otros" (v. 4), de lo cual Cristo fue el ejemplo perfecto,
al humillarse a sí mismo (vv. 5-8). Para lograr la unidad debemos
interesarnos en los demás, no solo en nosotros mismos. Esa es la razón
por la que no predicamos un "evangelio de ayuda propia", el cual dice:
"Tú estás bien; piensa positivamente, sé alguien". Muéstreme una
iglesia en la que se predique esa clase de mensaje, y yo le mostraré una
iglesia donde no se conoce el significado del compañerismo cristiano,
porque cada uno anda mirando por sí mismo, no por el beneficio de los
demás. Por el otro lado, muéstreme una iglesia donde se predica la
humildad, y le mostraré una iglesia en la que los miembros se aman
unos a otros.

Llamados a la glorificación

En él asimismo tuvimos herencia


(
Ef. 1:11).

Pedro describió nuestra herencia como algo que es "incorruptible,


incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para nosotros" (1
P. 1:4). Los cristianos estamos comprometidos con la glorificación
Nuestro centro de atención es el futuro. No somos ciudadanos de este
mundo. Filipenses 3:20 dice: "Nuestra ciudadanía está en los cielos". No
estamos destinados para la tierra, ligados al sistema perverso del
mundo. Somos herederos de una herencia inagotable y eterna. Esa es
la razón por la que no predico mensajes políticos o sociales explícitos
que solo tienen una relevancia temporal.

Colosenses 3:1-2 dice: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo,


buscad las cosas de arriba... Poned la mira en las cosas de arriba, no en
las de la tierra". Esperamos el regreso de Cristo y el completo
establecimiento de su reino. En consecuencia, no invertimos nuestras
vidas y todos nuestros bienes en este mundo que pasa. En las palabras
de Hebreos 11 "[esperamos] la ciudad que tiene fundamentos, cuyo
arquitecto y constructor es Dios" (v. 10).

Llamados a la proclamación

A fin de que seamos para alabanza de su gloria

(
E f. 1:12).

Estamos llamados a proclamar la gloria de la gracia de Dios. El mundo


debiera observarnos y poder decir: "Miren ese grupo de personas. ¡Qué
Dios tan maravilloso tienen!" Dios debiera quedar glorificado por la
manera en que vivimos y por lo que decimos. En un sentido
proclamamos la gloria de Dios ante Él y sus santos ángeles, así como
también al mundo que nos rodea. Hemos sido redimidos para su gloria.
En consecuencia, el mundo no puede entendernos a nosotros a menos
que entienda la gloria de Dios, porque nosotros somos su manifestación
primaria. Más que ninguna otra cosa, la gloria de Dios ha sido el centro
de atención de mi propio corazón, sin olvidar que es el tema más grande
de la Biblia. La gloria de Dios sirve como el control más importante de mi
vida. Cuando llego a una encrucijada me hago a mí mismo una sola
pregunta: ¿Glorificará a Dios mi decisión? La iglesia fue establecida
para alabanza de su gloria. Nuestro Señor lo expresó de esta manera:
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos" (Mt. 5:16).
*De las cintas casetes GC 1886-1887.

A primera vista algunas Escrituras no parecen tener mucho valor


espiritual. Pero después de un estudio completo a menudo podemos
descubrir enseñanzas valiosas. Buena parte de 1 Corintios 16 es así:

Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por


Macedonia tengo que pasar. Y podrá ser que me quede con
vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis
a donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues
espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite.
Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto
puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. Y si llega
Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él
hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en
poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le
espero con los hermanos. Acerca del hermano Apolos, mucho le
rogué que fuese a vosotros con los hermanos, mas de ninguna
manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga
oportunidad. (vv. 5-12).

Pablo da la impresión de algo indefinido. "Voy aquí; puede que vaya


allá. Si Timoteo llega, cuidar de él. Yo quería que Apolos fuera, pero él
no quiso ir". Usted puede preguntarse cómo puede alguien beneficiarse
de un material así que parece tan insignificante. La clave de este pasaje
es la frase "en la obra del Señor". Aparece en el versículo 58 del
capítulo 15: "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y
constantes, creciendo en la obra del Señor siempre". Y el 16:10 dice: "Y
si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él
hace la obra del Señor así como yo". Eso nos ayuda a saber de qué
estaba Pablo hablando en los versículos intermedios: De la obra del
Señor. Estaba diciendo: "Debéis estar siempre abundando en la obra del
Señor como Timoteo y yo lo hacemos".

Pablo dijo que los que llevan a cabo la obra del Señor deberían ser
"firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre".
¡Deberíamos excedernos! Cuando alguien viene a usted y le dice: "Se
está pasando en su entusiasmo", quizá lo que está haciendo es aplicar
correctamente 1 Corintios 15:58. Hacer la obra del Señor es una gran
responsabilidad.

¿Qué es la obra del Señor?

Para responder a esa pregunta, tiene que averiguar qué trabajo llevó
a cabo el Señor cuando estuvo en la tierra. Hizo básicamente dos
cosas: Evangelizó y edificó. Lucas 19:10 dice: "Porque el Hijo del
Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido". Eso es
evangelismo. Hechos 1:2-3 dice: "Hasta el día en que [Jesús] fue
recibido arriba [en el cielo]... [estuvo] hablándoles acerca del reino de
Dios". Eso se refiere a la edificación de los discípulos.

En la Biblia nunca se nos habla de la obra del Señor como algo fácil.
Las palabras "obra" y "trabajo" en el versículo 58 conllevan la idea de
trabajar hasta el agotamiento. El comentarista G. Campbell Morgan dijo
que lo que Pablo tenía en mente era esa "clase de esfuerzo que está
impregnado con la sangre roja del sacrificio, esa clase de esfuerzo que
deja huellas en el camino" (The Corinthian Letters of Paul [Las cartas de
Pablo a los Corintios] [Old Tappan, N.J.: Revell, 19461, pp. 2-7). Pablo
dijo lo siguiente acerca de Epafrodito: "Estuvo próximo a la muerte,
exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí"
(Fil. 2:30). Aquel hombre joven se estuvo matando trabajando. Él es un
buen ejemplo de alguien que está "creciendo en la obra del Señor
siempre".
"Vuestro trabajo... no es en vano" cuando crecéis en la obra del
Señor (v. 58). Nunca carecerá de sentido, ni será inútil o infructífero.
Antes bien, dará fruto y será de bendición y provecho.

A muchos creyentes se les ve muy ocupados alrededor del templo,


pero no estoy seguro de que estén haciendo la obra del Señor de
evangelismo y edificación.

Los cristianos han sido llamados para hacer la obra del Señor a su
manera. Reconocer ese privilegio debiera emocionarnos. ¿Se da usted
cuenta de que el Dios todopoderoso, el Señor de cielos y tierra, ha
dicho: "¿Quieres ser mi enviado especial, llevando mi mensaje a todo el
mundo mientras tanto que vivas?" William Barclay dijo correctamente:
"No es el hombre el que glorifica el trabajo sino el trabajo el que glorifica
al hombre. No hay dignidad como la dignidad de una gran tarea" (The
Letter to the Corinthians [Filadelfia: Westminster, 1975], p. 165] [Este
libro está publicado en castellano por Editorial Clie]).

Pablo, al describir su trabajo y el de Timoteo y Apolos, nos da siete


principios prácticos para hacer la obra del Señor como Él quiere que se
haga.

Una visión para cl futuro

Todo el que está dedicado a la obra del Señor y motivado a alcanzar a


otros verá muchas necesidades que todavía no han sido satisfechas. De
modo que pensará en cómo atenderlas. Ese creyente tiene una
perspectiva visionaria. Nunca está satisfecho con lo que ya se está
haciendo. Se enfoca en lo que todavía no se ha hecho, y esa es la razón
por la que planea con anticipación, buscando nuevos mundos para
conquistarlos. Se enfrenta a la realidad de una oportunidad no atendida,
esperando que se abran nuevas puertas.

En 1 Corintios 16:5 Pablo dice: "Iré a vosotros, cuando haya pasado


por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar". Al parecer Pablo
escribió 1 Corintios al final de sus tres años de actividad misionera en
Éfeso. Timoteo fue quien llevó la carta. Según 2 Corintios 1:15-16, Pablo
había planeado originalmente seguir a Timoteo a Corinto, entonces ir a
Macedonia y luego regresar a Corinto. Aunque tenía un plan, lo cambió,
decidiendo ir primero a Macedonia, luego a Corinto y por último a
Jerusalén.

En 1 Corintios 4:18-19 Pablo dice: "Mas algunos están envanecidos,


como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. Pero iré pronto a vosotros, si
el Señor quiere". Pablo quería visitar la iglesia corintia porque estaban
teniendo problemas internos. En el versículo 6 del capítulo 16, dice en
esencia: "Posiblemente vaya y pase con vosotros el invierno, y luego me
ayudéis a seguir el camino a dondequiera que vaya". Pablo planeaba
con tiempo sus actividades. Tenía una visión de lo que necesitaba hacer
en Macedonia y Corinto antes de encaminarse hacia Jerusalén.

Romanos 15 nos proporciona una idea de la estrategia visionaria de


Pablo. Escribió a la iglesia en Roma diciendo: "Cuando vaya a España,
iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por
vosotros, una vez que haya gozado con vosotros... Así que, cuando
haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre
vosotros rumbo a España" (vv. 24, 28). Había puesto sus ojos en
España porque ningún misionero había ido todavía allí. España era una
parte muy importante del Imperio Romano en aquel tiempo. Algunos de
los más grandes escritores, oradores y emperadores nacieron allí. De
hecho, Séneca, el gran filósofo estoico, quien fue el tutor de Nerón y una
personalidad influyente en el Imperio Romano, nació también en
España. No hay duda de que Pablo estaba entusiasmado acerca de la
influencia que el evangelio pudiera tener en un lugar así.

Es importante prepararse para las oportunidades que Dios le da.


Algunas personas dicen: "Hay mucho que hacer en el futuro". Pero a
menudo sucede que no hacen nada para prepararse.

Nehemías no se acercó al rey Artajerjes y le dijo: "Me gustaría tener


un ministerio. ¿Podría por favor buscar algo que yo pueda hacer con mi
pueblo?" Por el contrario, dijo: "Mi pueblo tiene un problema: Ellos
necesitan reconstruir su ciudad y los muros para su protección. Yo
quiero hacerlo y ya he pensando en lo que puedo hacer. Lo que quería
pedirle es su permiso para hacerlo". El rey le permitió a Nehemías llevar
a cabo sus planes.
Si usted va a tener una visión para el futuro, necesita tener una
estrategia en el presente con el fin de hacer que el futuro sea una
realidad en cuanto que Dios le abra la puerta. Una de las razones por
las que algunas personas nunca entran en el ministerio que están
esperando es porque no han planeado para ello. También tenemos que
estar trabajando para demostrar que somos útiles en el presente, de
modo que estemos listos para cuando se presente la oportunidad.
Tenemos que demostrar que somos dignos de esa oportunidad.

William Carey, el gran pionero de las misiones modernas, trabajaba


como zapatero remendón en su taller en Inglaterra. Mientras que
trabajaba en su oficio él lloraba y oraba sobre un mapa del mundo que
conservaba frente a él en su banco de trabajo. Después de años de
estudiar y pensar en ello, Dios le envió para trabajar en la India. Él abrió
aquella nación para el evangelio y preparó el camino para todos los
misioneros que han ido después de él. Dios usó a un hombre con una
visión para el futuro que fue fiel en el presente y demostró que era
capaz de hacer lo que se esperaba de él.

¿Qué es lo que usted está planeando hacer? ¿Dónde está su visión?


Buena parte del mundo todavía no conoce a Dios. ¿Cuál es su
estrategia para alcanzar a alguien para Cristo? ¿Para desarrollar sus
dones espirituales? ¿Para usar su ministerio en toda su potencialidad?
Si usted va sin rumbo día tras día, diciendo: "Estoy esperando que el
Señor me dé algo para hacer", nunca va a recibir nada. Sin embargo, si
usted está haciendo la obra del Señor a su manera, usted tendrá una
visión para el futuro.

Un sentido de flexibilidad

El futuro quizá no venga en la manera en que usted piensa debiera


venir, de modo que necesita ser flexible. Algunas personas dicen: "Sé
exactamente lo que Dios quiere que yo haga. Tengo este y el otro don, y
este y el otro talento, por tanto, debiera estar haciendo esto. Y hasta que
suceda esto o aquello y encuentre algo que encaja perfectamente en mi
lista de expectativas, no voy a moverme". Ese es un razonamiento pobre
para seguir la voluntad de Dios.
En 1 Corintios 16:6-7 Pablo dice: "Y podrá ser que me quede con
vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a
donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero
estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite". Pablo tenía la
actitud inquieta de un aventurero: "Cuando vaya a veros, pienso que me
quedaré a pasar el invierno con vosotros. Después puede que vaya a
otro sitio, pero no estoy seguro, pero me quedaré con vosotros si el
Señor me lo permite". Me gusta el estilo de Pablo de planear. Él tenía
planes maravillosos, pero permanecía flexible y le daba a Dios el
derecho de cambiarlos a medio camino.

Los corintios le habían acusado a Pablo de ser voluble. El apóstol


respondió diciendo: "Con esta confianza quise ir primero a vosotros,
para que tuvieseis una segunda gracia, y por vosotros pasar a
Macedonia, y desde Macedonia venir otra vez a vosotros, y ser
encaminado por vosotros a Judea. Así que, al proponerme esto, ¿usé
quizá de ligereza? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso según la carne,
para que haya en mí Sí y No?" (2 Co. 1:15-17). En otras palabras:
"Cuando mis planes siguieron cambiando, ¿fui por eso voluble? No, hice
lo mejor que pude bajo esas circunstancias y necesité estar listo para
cambiar de idea".

Como descubrimos anteriormente, Pablo aprendió flexibilidad muy


pronto en su ministerio. Había estado en Frigia y Galacia y planeaba
pasar por las ciudades principales de Asia Menor: Éfeso, Laodicea,
Pérgamo. Esmirna, Tiatira, Sardis y Filadelfia. Estoy seguro que él tenía
toda esta estrategia bien planeada. Sin embargo, mire lo que sucedió:
"Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el
Espíritu Santo hablar la palabra en Asia" (Hch. 16:6). Pablo y sus
compañeros decidieron: "Bueno, si no podemos ir al sur, vayamos al
norte e `intentaron ir a Bitinia"'. Pero el versículo 7 dice "pero el Espíritu
no se lo permitió". De modo que su única opción era ir hacia el oeste.

Siguieron caminando y "descendieron a Troas. Y se le mostró a


Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie,
rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la
visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto
que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio" (vv. 9-
10). ¡Qué gran flexibilidad! Ellos tenían sus planes, y aunque se sentían
frustrados, continuaron caminando. Si usted ha tratado de mover el
volante de un auto que está parado, habrá notado que es bien difícil;
pero una vez que empieza a moverse es mucho más fácil manejarlo.

¿Sabía usted que David Livingstone, el reconocido explorador y


misionero de África, se había propuesto originalmente ir a China? Se
sintió desilusionado por no poder ir allá, hasta que se dio cuenta de que
la voluntad de Dios es que fuera a otro lugar. Livingstone terminó
haciendo en África lo que Carey hizo en India: Lo abrió para los
misioneros que luego le siguieron.

Un compromiso total

La obra del Señor no debe hacerse superficialmente. En el versículo 6


Pablo dice: "Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el
invierno". Parece ser que Pablo terminó pasando el invierno con los
corintios. Probablemente escribió su primera carta a ellos en la
primavera desde Éfeso, donde permaneció hasta el mes de junio. En el
versículo 7 Pablo dice: "Pues espero estar con vosotros algún tiempo".
En otras palabras: "No quiero simplemente pasar por allí. Quiero estar
con vosotros un tiempo". Pablo tenía un compromiso total con el
ministerio.

Nuestro Señor dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado" (Mt. 28:19-20). Usted no puede enseñar a alguien que siga
todas las cosas que Dios ha mandado a menos que usted invierta su
vida en esa persona. El discipular a los creyentes no puede hacerse
superficialmente. Usted no pude discipular pasando folletos evangélicos
y echándolo del pueblo. Hay más que hacer que eso.

Pablo no tenía intención de hacer una parada breve en Corinto.


Sabía que las necesidades eran grandes, como se evidencia por el
contenido de 1 Corintios. Él había pasado allí dieciocho meses la
primera vez y ahora quería pasar con ellos al menos otro invierno.
Dedicó tres años a ministrar en Éfeso. Fue a Galacia en su primer,
segundo y tercer viajes misioneros porque quería dejar bien establecida
la obra allí. Yo estoy en el pastorado porque creo que esa es la actividad
donde puedo hacer un trabajo más completo. Participé durante dos años
y medio en un circuito de predicación antes de venir a esta iglesia, y
hablaba de treinta y cinco a cuarenta veces al mes. Quedaba en una
iglesia durante cuatro días enseñándoles la verdad bíblica y luego me
marchaba e iba a otra iglesia. Eso me dejaba frustrado porque mis
mensajes eran por lo general dentro del contexto de reuniones
evangelísticas y estaban limitados a temas tales como la profecía, el
Espíritu Santo y la mundanalidad. Entonces la Grace Community Church
apareció en mi vida. El Señor cumplió el deseo de mi corazón de hacer
algo que fuera más completo.

En Colosenses 1:27-28 Pablo declara que Dios "quiso dar a conocer


las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo
en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando
a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de
presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre". Pablo estaba
diciendo: "Queremos enseñar todo a cada uno todo el tiempo, a fin de
que lleguen a ser maduros". ¡Eso es un compromiso total!

En su oración al Padre, Jesús nos dice que Él había cumplido con


toda la tarea que el Padre le había encomendado (Jn. 17:4, 8). A Jesús
le gustaba hacer bien la tarea y completarla. La capacitación de los doce
le llevó tres años.

Al prepararnos para servir a Cristo como sus embajadores, debemos


hacerlo con un compromiso a la excelencia. Debiéramos hacerlo hasta
el límite de nuestra capacidad. Entonces nuestro trabajo en el Señor no
será en vano.

Un compromiso a scrvir cn cl presente

Hay abundancia de soñadores que sueñan con lo que ellos harán, pero
muy pocos hacedores cumpliendo con lo que deberían hacer. Si usted
quiere que Dios le use en el futuro, necesita dedicarse a ministrar en el
presente. Hombres jóvenes en el seminario tienen a menudo grandes
expectativas acerca del ministerio del cual quieren ser parte. ¿Pero qué
están haciendo ahora? El presente es el terreno de prueba para el
futuro. Nunca olvidaré a un compañero de estudios en el seminario que
iba a graduarse en un mes. Él dijo: "He acabado cuatro años de estudio
en el seminario y tengo una gran cantidad de información en mi cabeza.
Voy a estar pastoreando una iglesia, pero no tengo ni idea de lo que eso
va a requerir de mí". Un seminarista no puede esperar que vaya a caer
del cielo en una iglesia como un hombre con todas las respuestas. Tiene
que demostrar que es de verdad necesario.

Casi cada día recibo cartas de iglesias y organizaciones solicitando


que les recomendemos personas para el ministerio. Por lo general
andan buscando a alguien que ha demostrado ser eficaz en el
ministerio. No puedo decir que eso sea incorrecto.

El Señor se dirigió a la iglesia de Filadelfia diciendo: "Esto dice el


Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y
ninguno cierra, y cierra y ninguno abre... he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar" (Ap. 3:7-8). Esta iglesia era
muy diferente de la iglesia muerta de Laodicea, a la que el Señor le
habla a continuación. Quizá una de las cosas que puede cambiar una
Filadelfia en una Laodicea es negarse a pasar por las puertas que se
abren.

La aceptación de la oposición como un reto

Si encuentra un lugar que no tiene problemas, entonces usted no es


necesario allí. Acepte la oposición como un reto. Pablo dijo: "Pero estaré
en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y
eficaz, y muchos son los adversarios" (1 Co. 16:9). Esa sería una buena
razón para no quedarse allí, ¡pero no para Pablo! G. Campbell Morgan
dijo una vez que si usted no tiene oposición en el lugar donde está
sirviendo, entonces es que está sirviendo en el lugar equivocado (The
Corinthian Letters of Paul [Las cartas corintias de Pablo] [Old Tappan,
N.J.: Revell, 1946], p. 213).

Efectivamente, Pablo estaba diciendo: "Tengo que quedarme en


Éfeso porque no puedo dejar a los soldados solos. ¡Hay demasiada
oposición allí!" La ciudad de Éfeso era difícil. El templo de Diana era el
centro de la idolatría organizada caracterizada por la perversión sexual
que involucraba a sacerdotisas que eran prostitutas. Además, había
ciertos exorcistas judíos que afirmaban echar demonios. Se daban allí
muchos prejuicios, racismo, vicio sexual, animosidad religiosa,
paganismo, idolatría, todo eso que existe en toda gran ciudad en el
mundo de hoy. La mayoría de las personas dirían: "Me voy a buscar una
ciudad que sea un poco más tranquila", pero Pablo lo aceptó como un
reto.

Pablo fue a Éfeso y enseñó la Palabra de Dios cada día por más de
dos años (Hch. 19:8-10). Es probable que los que recibieron a Cristo en
ese tiempo fueran los fundadores de las otras iglesias de Asia Menor
que se mencionan en Apocalipsis 2-3. Los que se habían dedicado a
practicar las artes mágicas quemaron sus libros (Hch. 19:19), y tantos
dejaron de comprar reproducciones de la imagen de la diosa Diana que
los enojados artesanos que las hacían promovieron una demostración
pública (vv. 23-41). El evangelio causó un gran efecto en Éfeso.

Pablo nos habla de la batalla en Éfeso en 2 Corintios 1: "Porque


hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que
nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá
de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de
conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de
muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que
resucita a los muertos" (vv. 8-9). Cuando usted se ve metido en una
situación tan seria como esa, no puede confiar en sí mismo. Busca a
Dios. Entonces es cuando su poder empieza a descender y los
enemigos comienzan a caer uno a uno.

En 2 Corintios 4:10 Pablo dice: "Llevando en el cuerpo siempre por


todas partes la muerte de jesús, para que también la vida de jesús se
manifieste en nuestros cuerpos". En otras palabras: "Nos enfrentamos a
la muerte cada día. En una oposición tan severa, frente a la cual
carecemos de recursos y debemos depender de Dios, vemos cómo
actúa el poder de Cristo". Esa es la emoción y la aventura del ministerio,
la de meterse en la batalla y enfrentarse a la oposi ción en el poder de
Cristo. Así es como Dios nos da la victoria. ¡Acepte el reto y encuentre
un lugar difícil para ministrar!
John Paton aceptó un reto inmenso. Cuando se encontraba
estudiando en un Instituto Bíblico en Londres, Dios le llamó para ir a las
islas Nuevas Hébridas (hoy Vanuatu) en el sur del océano Pacífico
habitadas por caníbales. Algunos de nosotros quizá hubiéramos dicho:
"¡Señor, me parece que te has equivocado de obrero! ¿Estás seguro de
que yo tengo los dones para ir allí? Además, yo me he graduado del
Seminario y puedo servir muy bien en el ministerio aquí. No tiene
sentido en ser la comida de alguien después de todo el esfuerzo que he
dedicado a prepararme. Conozco a uno que no llegó a graduarse y que
nunca le iría bien en el ministerio. Envíale a él; los caníbales se lo
comerán y quién sabe si el pobre pasará a la historia por haber muerto
como un héroe".

Pero John Paton no discutió con Dios. Desde el momento que él y su


esposa edificaron una pequeña cabaña en la playa, el Señor
milagrosamente los preservó. Más tarde, cuando el jefe de la tribu de
aquel lugar se convirtió a Cristo, le preguntó a Patón quiénes eran los
que rodeaban su cabaña cada noche. Los santos ángeles de Dios
habían montado guardia para protegerlos. Pasado un poco tiempo, su
esposa dio a luz un bebé, y tanto la esposa como el bebé murieron al
dar a luz. Él se vio forzado a dormir sobre las tumbas de sus seres
queridos a fin de evitar que los caníbales desenterraran los cuerpos y se
los comieran. A pesar de aquellos tremendos retos, él decidió quedarse.
Los adversarios eran muchos, pero allí es donde Dios quería que él
estuviera.

Un espíritu de equipo

Pablo era un líder enfocado a trabajar en equipo. Nunca trató de ser una
gran estrella solitaria. En 1 Corintios 16:10 dice: "Y si llega Timoteo,
mirad que esté con vosotros con tranquilidad". Según 1 Corintios 4:17
estaba enviando a Timoteo a Corinto, quizá con esta carta. Advirtió a los
orgullosos y obstinados corintios a no intimidar a Timoteo, diciéndoles:
"Porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga
en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le
espero con los hermanos" (16:10-11). Pablo les pidió a los corintios que
respetaran a su emisario, al cual esperaba de vuelta con un buen
informe. Aunque Timoteo era el hijo en la fe de Pablo (1 Ti. 1:2), el
apóstol pensaba de los dos como iguales. Siempre estuvo dispuesto a
defender a su consiervo. A pesar de que Pablo era el líder de los
líderes, él reconoció que en realidad era solo un consiervo en el servicio
a Dios. Tenía un gran sentido de trabajo en equipo.

Cuando vemos a Pablo llevar a cabo la obra del Señor, siempre le


vemos formando equipo con Silas, Bernabé, Lucas, Aristarco, marcos,
Timoteo. El que hace la obra del Señor a la manera del Señor se da
cuenta de que él es solo parte del compañerismo y que su tarea es
animar y edificar a los otros.

Dios llama a algunos a dirigir y a otros a servir. A veces los que


sirven eso es lo que hacen a lo largo de todo su ministerio. Otras veces
sirven durante su tiempo de aprendizaje, y entonces el Señor los llama a
dirigir por sí mismos. Pero ese sentido de equipo hay que conservarlo.
Puede que seamos llamados a apoyar a otros o a ser líderes. Sea cual
sea nuestro llamamiento, jesús dijo que "os améis unos a otros. En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros" (Jn. 13:34-35). Cuando el mundo ve a los miembros de iglesia
trabajando juntos en equipo, son testigos de la validez de nuestra fe.

Sensibilidad a la dirección del espíritu en otros

Debiéramos ser sensibles a la dirección del Espíritu en otros, como


Pablo lo fue en cuanto al ministerio de Apolos: "Acerca del hermano
Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos" (1 Co.
16:12). Pablo quería que Apolos acompañara a Timoteo a Corinto, al
parecer con la intención de solucionar las divisiones que se habían
centrado en Pablo y Apolos en la iglesia (1 Co. 1:11-12). Sin embargo:
"Mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando
tenga oportunidad" (1 Co. 16:12). Apolos dijo:

-No, Pablo, no puedo ir ahora. Estoy ocupado con otros ministerios.

Notemos que Pablo no respondió diciendo:

-¿No te das cuenta de que yo soy el apóstol de los gentiles? ¿No


sabes con quién estás hablando? ¡Soy Pablo, aquel a quien se le
apareció Cristo en el camino a Damasco!
Usted no puede forzar a las personas a hacer la obra del Señor. Un
líder eficaz tiene que ser sensible a lo que Dios le está diciendo a otros
miembros del equipo. No trate de dominar al equipo. Antes bien, deje
pacientemente que el Espíritu genere ministerios entre los demás.

Quiera Dios que todos nosotros nos involucremos siempre en la obra


del Señor. Entonces cuando el Señor vuelva para recompensarnos a
cada uno, podrá decirnos: "Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de
tu Señor" (Mt. 25:21)
Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas
tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino
sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el
que sirve.

ucas 22:25-26

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no


por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con
ánimo pronto.

Pedro 5:2
'De las cintas casetes GC 54-29.

Los primeros cinco versículos de 1 Timoteo 4 son una advertencia


severa acerca de los apóstatas. En el versículo 6 Pablo le dice a
Timoteo: "Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de
jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que
has seguido". Para ser un siervo excelente de Cristo es importante que
tengamos un buen entendimiento de lo que es la apostasía.

Segunda Crónicas 25 nos habla de la vida y reinado del rey Amasías


de Judá. Él fue el hijo de Joás y el padre de Uzías, quien fue rey durante
el tiempo de profeta Isaías. Amasías reinó en Jerusalén veintinueve
años. El versículo 2 dice: "Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová,
aunque no de perfecto corazón". Funcionó conforme a la religión de
Israel en el exterior. Lo entendió bien y actuó conforme a su ética, pero
no de corazón. Practicó una religión externa, sin corazón, carente de
una relación personal con el Dios vivo. De manera que pronto se sintió
atraído por la idolatría y empezó a adorar a los dioses de Edom, ante los
cuales se inclinó y les quemó incienso (v. 14). Su vida terminó
trágicamente, pues su propio pueblo conspiró contra él y lo mataron,
después de haberse apartado del Señor (v. 27).

El apartarse de la fe sucede hoy como ocurrió en el Antiguo


Testamento y en la iglesia de Éfeso, donde se encontraba Timoteo
cuando Pablo escribió esta epístola. Siempre hay personas que
entienden la fe intelectualmente y se comportan conforme a la
revelación de Dios, pero no tienen disposición para vivir agradando a
Dios. Hebreos 3:12 dice que los que se apartan de Dios demuestran
tener un corazón de incredulidad.

Pablo declara en 1 Timoteo 4:1 que algunos -como Judas, Demas o


los discípulos de Juan 6 que ya no quisieron seguir a Cristo- "apostarán
de la fe" (gr., que significa "apartarse a sí mismo de la posición que
ocupaba originalmente"). La apostasía no es apartarse
involuntariamente o una lucha personal con la duda. Es abandonar
deliberadamente la verdad para abrazar la enseñanza errónea. "La fe"
se refiere específicamente al cuerpo de doctrina cris tiana, no al acto de
creer. Algunos se apartarán de "la fe que ha sido una vez dada a los
santos" (Jud. 3). Las personas que entienden la doctrina cristiana y
exteriormente la afirman, pero que no tienen un corazón entregado a
Dios, son candidatos óptimos para ser engañados y alejados de la fe.

Un apóstata no es alguien que nunca conoció la verdad, sino alguien


que la conoció y luego la rechazó. Puede que incluso se involucrara en
varias actividades religiosas; pero debido a que en realidad nunca
conoció a Dios, cayó en la trampa de las voces de sirenas de los
demonios que están detrás de los ídolos y de los sistemas de las
religiones falsas.

La religión falsa propaga sus doctrinas vigorizados por los espíritus


engañadores. Es el terreno de juego de los demonios. Segunda
Corintios nos dice que Satanás y sus servidores se disfrazan de ángeles
de luz y se convierten en los proveedores de varias religiones (11:14-
15).

El Señor mismo dice en Levítico 17:7 que todo lo que el hombre


sacrifica a los ídolos lo está sacrificando en realidad a los demonios (cp.
Dt. 32:17; Sal. 96:5; 106:36-37). En 1 Corintios 10:20-21 Pablo dice que
los que se acercan a la mesa del Señor y luego adoran en las capillas
religiosas paganas están tratando de tener comunión tanto con el Señor
como con los demonios.

Los sistemas religiosos falsos y los varios ídolos que los acompañan
son el foco de atención de la actividad demoníaca. No debiéramos
pensar ingenuamente que una religión falsa es solo una colección de
ideas equivocadas. Conviene que nos demos cuenta de que detrás del
escenario están los ángeles caídos apartando a las personas de la
verdad y llevándolas al infierno eterno.

La Palabra de Dios enseña claramente que la apostasía es una


seducción demoníaca, que la adoración de los ídolos es en realidad
adoración ofrecida a los demonios, y que los maestros falsos son
agentes de los demonios. La batalla es entre Dios y su verdad y el
diablo y sus mentiras. Dios llama a las personas para que acudan a Él a
través de la verdad, y Satanás trata de llevar a las personas lejos de la
verdad con sus mentiras infernales.

Las Escrituras a menudo exhortan a la iglesia a que denuncie la


enseñanza falsa. Esa clase de confrontación no es popular hoy. Muchas
iglesias, en el nombre del amor, quieren olvidar los desacuerdos y evitar
a toda costa criticar a las personas. No obstante, está el mandato bíblico
de tratar con la enseñanza falsa. Las líneas de batalla fueron trazadas
en Israel y en los primeros tiempos de la iglesia, y deben establecerse
también hoy. Como sucedió con Timoteo necesitamos recordar la
advertencia y entender lo que está detrás de la falsa enseñanza.

El tema de 1 Timoteo 4:1-5 es este: "Algunos apostatarán de la fe" (v.


1). Pablo le advierte a Timoteo que espere la apostasía y le provee de
seis características de los apóstatas a fin de que pueda identificarlos y
contrarrestarlos.

Los apóstatas son previsibles

No debiéramos sorprendernos de que algunas personas apostatarán. El


Espíritu de Dios nos dice explícitamente que algunos se apartarán de la
fe (v. 1).

El apóstol Pablo sabía que habría apóstatas en la iglesia de Éfeso


porque el Espíritu Santo ya se lo había revelado. Antes de que
escribiera esta carta a Timoteo, Pablo se dirigió a los ancianos de Éfeso
con estas palabras: "Porque yo sé que después de mi partida entrarán
en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de
vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hch. 20:29-30).

Una revelación como esa sobre la apostasía no es exclusiva del


Nuevo Testamento; el Espíritu Santo ya había advertido también acerca
de la apostasía en el Antiguo Testamento. Muchas Escrituras en el
Antiguo Testamento hablan acerca de israelitas (tanto individual como
nacionalmente) que se apartarían de la fe. Aunque muchos
pertenecieron a la nación de Israel, eso no quiere decir que todos creían
en el Dios de Israel. En consecuencia, no eran parte del remanente fiel
de Israel (cp. Ro. 2:28-29). A lo largo de siglos de historia redentora, el
Espíritu ha indicado que algunos apostarían de la fe (Dt. 13:12-15;
32:15-18; Dn. 8:23-25).

Varios otros pasajes del Nuevo Testamento mencionan a los que se


apartarán de la fe en los últimos tiempos:

Mateo 24:5: El Señor dijo: "Porque vendrán muchos en mi


nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán".

Marcos 13:22: En el mismo contexto jesús dijo: "Porque se


levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y
prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos".

2 Tesalonicenses 2:3: Pablo nos informa de que antes de que


Cristo vuelva en su gloria habrá una apostasía masiva de la fe.

2 Pedro 3:3: Pedro dijo que en los postreros tiempos vendrán


burladores que abandonarán la fe y andarán según sus propios
deseos.

1 Juan 2:18-19: Juan dijo que precursores del anticristo se


apartarán de la fe, revelando de esa forma que nunca fueron
verdaderos cristianos.

Muchos responden momentáneamente a la verdad bíblica, como la


semilla que cae en un terreno pedregoso (Mt. 13:20-2 1). Debido a que
no tenían raíces, ninguna unión viva con Dios, murieron. Hay otros que
sus metas espirituales quedan ahogadas por los cuidados de este
mundo y por el amor a las riquezas. Esas personas pueden estar en la
iglesia por un tiempo, pero cuando el corazón no es entregado a Dios,
quedan seducidos por los espíritus engañadores a través de la
participación humana de los falsos maestros.

La cronología de los apóstatas

"En los postreros tiempos" (1 Ti. 4:1) no se refiere a un tiempo en el


futuro distante, sino a la era de la iglesia, al tiempo entre la primera y la
segunda venidas de Cristo. El apóstol Juan dijo: "Hijitos, ya es el último
tiempo" (1 Jn. 2:18). Pedro dijo que Cristo se "[manifestó] en los
postreros tiempos por amor de vosotros" (1 P. 1:20). Hebreos 1:2
declara que Dios "en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo".
Hebreos también declara que "ahora, en la consumación de los siglos,
se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado" (He. 9:26).

Estos versículos nos dicen que los postreros tiempos empezaron


cuando Cristo vino por primera vez e inició la era mesiánica. Él está
ahora edificando su reino en los corazones de los creyentes y regresará
para establecerlo sobre la tierra y entonces en el estado eterno. Así,
pues, nosotros estamos viviendo en los postreros tiempos. Es en esta
dispensación, o era, en la que tendrá lugar la apostasía a la que se
refiere Pablo.

El origen de los apóstatas

El origen de la apostasía es demoníaco. Los apóstatas le prestan


atención a "espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Ti. 4:1).
Pablo describió la batalla sobrenatural con las fuerzas demoníacas
cuando dijo: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes" (Ef. 6:12).

Personas con "corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios


vivo" (He. 3:12) porque son seducidas por los espíritus demoníacos, aun
cuando están viviendo tras una fachada religiosa. Esas personas no
pueden ser ayudadas por el Espíritu de Dios a causa de la incredulidad
de su corazón. Ellas, por tanto, caen presa de Satanás y de las mentiras
que transmite por medio de sus demonios.

A menudo escucho a los padres decir: "Nuestro hijo creció en un


hogar cristiano, pero cuando salió de casa y fue a la universidad, los
profesores ateos y los líderes de las sectas religiosas lo extraviaron y
ahora niegan la fe". Esos estudiantes no son las víctimas de profesores
eruditos y persuasivos, de líderes religiosos o de escritores sagaces que
de forma sutil propagan la falsedad en los libros de texto. Las filosofías
no cristianas y las falsas religiones no son meramente aberraciones
humanas; son el producto de Satanás mismo.

Deberíamos ser muy cuidadosos en exponernos nosotros o a alguien


a quien amamos a las falsas enseñanzas. Muchos pasajes de las
Escrituras nos advierten acerca de los falsos maestros:

2 Juan 7, 10-11: El apóstol Juan nos advierte acerca de los falsos


maestros y de cómo deberíamos responderles: "Porque
muchos engañadores han salido por el mundo, que no
confiesan que jesucristo ha venido en carne....Si alguno viene a
vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le
digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido!
participa en sus malas obras". Apártense de los falsos
maestros.

Judas 23: Cada vez que usted se acerca a personas que están
bajo la influencia de falsos maestros, debiera sacarlas del
fuego, por así decirlo, siendo muy cuidadoso con el fin de que
usted mismo no se queme en el proceso.

Deuteronomio 13:12-17: El Señor advirtió a la nación de Israel


acerca de los falsos profetas cuando les dijo por medio de
Moisés: "Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que
Jehová tu Dios te da para vivir en ellas, que han salido de en
medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores
de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que
vosotros no conocisteis; tú inquirirás, y buscarás y preguntarás
con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que tal
abominación se hizo en medio de ti, irremisiblemente herirás a
filo de espada a los moradores de aquella ciudad,
destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también
matarás sus ganados a filo de espada. Y juntarás todo su botín
en medio de la plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo
su botín, todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará
a ser un montón de ruinas para siempre; nunca más será
edificada. Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para
que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti
misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo
juró a tus padres". Sabemos cuán serio es Dios acerca de las
falsas doctrinas al ver que instruyó a los israelitas para que
llegaran hasta el extremo de quemar la ciudad, matar a sus
moradores y destruir el ganado a fin de que nunca la pudieran
reconstruir.

La frase "espíritus engañadores" en 1 Timoteo 4:1 se refiere a la


fuente de las falsas doctrinas: Espíritus demoníacos sobrenaturales que
son ángeles caídos. "Engañadores" es la traducción de un término
griego del que nos viene la palabra planeta. Transmite la idea de vagar y
se aplica a los espíritus que seducen al creyente y le llevan a vagar
errante de la verdad. Mientras que el Espíritu nos guía a la verdad (Jn.
16:13), estos espíritus nos llevan al error. Estos son los principados y
potestades contra los cuales la iglesia tiene que luchar constantemente
(Ef. 6:11-12).

La historia de los espíritus engañadores comenzó en el huerto del


Edén, donde Satanás llevó a Eva a creer que Dios la estaba engañando
y privando de las mejores cosas que Él tenía (Gn. 3:1-6). La convenció a
que desobedeciera las instrucciones de Dios. Esas mentiras y engaños
los tenemos bien documentados en las Escrituras, desde Génesis hasta
Apocalipsis.

Los falsos maestros engañan a las personas con las "doctrinas de


demonios". El mundo está lleno de enseñanza demoníaca. Todo lo que
contradice la Palabra de Dios es en última instancia una enseñanza de
demonios. Por esa razón exponerse a esa enseñanza es más peligroso
de lo que usted puede pensar.

Sin embargo, no toda la enseñanza demoníaca parece demoníaca a


primera vista. Parte de ella está tan sutilmente camuflada que puede
que ni siquiera la reconozcamos como tal, a menos que la examinemos
más de cerca.

El carácter de los apóstatas

La doctrina de los demonios es pasada a través de agentes humanos


que practican la "hipocresía de mentirosos" (1 Ti. 4:2). Aunque el origen
es sobrenatural, el medio para trasmitirla es natural, tiene lugar al nivel
humano. El comienzo de la frase en el versículo 2 se puede traducir
como "por medio de la hipocresía de hombres que hablan mentiras". Los
demonios pueden usar hombres y mujeres que parecen estar bien
educados o ser religiosos. Pueden dar la impresión de que sus motivos
son puros y de que desean ayudar a las personas. Pero la fachada de
religión sirve solo para ocultar su error demoníaco. Los maestros
hipócritas pueden dar la impresión de que exaltan a Dios, pero en
realidad es a Satanás a quien exaltan. Son engañadores y mentirosos
que vienen disfrazados con atuendo religioso, posiblemente enseñando
incluso en una iglesia o escuela cristiana, o escribiendo un libro dirigido
a lectores cristianos. Encuentran una audiencia y propagan sus
doctrinas infernales bajo la dirección de espíritus engañadores.

Algunos comentaristas creen que la frase "teniendo cauterizada la


conciencia" alude a la práctica antigua de marcar a los esclavos en la
frente y por tanto, implica que tales hipócritas son agentes del diablo.
Aunque ese significado tiene sentido, es mejor considerar esta frase
como refiriéndose a algo más que solo ser posesión de Satanás. La
conciencia es la parte del ser humano que afirma o condena una acción,
y de esa forma controla el comportamiento. Los falsos maestros pueden
practicar su hipocresía día tras día porque sus conciencias están tan
cauterizadas que se hallan incapacitados para discernir entre lo bueno y
lo malo. Han perdido su sensibilidad a la verdad y su integridad.
La palabra griega para "cauterizada" (kausteriazó) es el término
médico que usaba Hipócrates para el proceso de cauterización, es decir,
la cauterización de tejidos corporales y vasos sanguíneos con calor. Los
falsos maestros han sido cauterizados hasta el punto de que sueltan sus
mentiras hipócritas sin ningún reparo.

Me preocupa mucho mi responsabilidad de hablar la verdad de Dios.


Oro con regularidad pidiendo que cada vez que enseñe la Palabra de
Dios no diga nunca nada que no sea cierto. Mi conciencia me demanda
que trate la verdad cuidadosamente porque es la verdad de Dios y lo
que está en juego son las almas de los seres humanos. No obstante,
algunos nunca investigan la exactitud de lo que enseñan porque sus
conciencias han quedado insensibilizadas a la verdad al haber abusado
constantemente de ellas. Su apostasía ha cauterizado sus conciencias.

La enseñanza de los apóstatas

Los apóstatas enseñan principios falsos de espiritualidad: "Prohibirán


casarse, y mandarán abstenerse de alimentos" (v. 3). Esas restricciones
son solo un ejemplo de las doctrinas erróneas. Algunos falsos maestros
enseñaban que si usted quería ser espiritual no podía casarse y tenía
que abstenerse de ciertos alimentos. Es típico de Satanás tomar algo
que puede ser apropiado para ciertas personas en ciertos momentos y
hacerlo obligatorio para todos. Pablo honra a los que se quedan sin
casar en 1 Corintios 7, y Jesús reconoce el lugar del ayuno con los
motivos apropiados en Mateo 7, Pero a los apóstatas que Pablo
menciona en 1 Corintios 4 se les exigía prácticas ascéticas y de
negación personal para obtener la espiritualidad. Pensaban que la
salvación consistía en lo que se negaban a sí mismos.

Todas las religiones falsas inventan medios humanos mediante los


cuales buscan ser salvos, ya sea mediante cosas que usted hace o deja
de hacer. Están en última instancia basadas en los logros humanos.
Aunque las prácticas ascéticas pueden dar la impresión de sinceridad
espiritual, no son medios para obtener la santidad.

Para el año 166 a.C. la secta judaica de los esenios ya se encontraba


establecida en una zona apartada del Mar Muerto. Sus seguidores
hacían hincapié es un estilo de vida ascético de abstinencia marital y
alimenticia. Esa forma de pensar pudo haber llegado a Éfeso; pero lo
más probable es que alguna forma del gnosticismo griego influenciara a
la iglesia en Éfeso. Sostenían que el espíritu es bueno y la materia es
mala. De manera que los que se adherían a esa filosofía se negaban a
sí mismos placeres físicos legítimos, tales como la relación marital y
ciertos alimentos. Ellos creían que tales abstinencias agradaban a sus
deidades. Esa filosofía errónea fue la que probablemente influenció a los
corintios en las cuestiones del matrimonio (1 Co. 7) y la resurrección
corporal (1 Co. 15).

Esas expresiones externas son características de la religión falsa.


Pablo, por tanto, recalca en 1 Timoteo 4:3 que la espiritualidad no queda
determinada por los dones que Dios le haya dado al hombre para su
disfrute. En Colosenses 2:16-23 él dice: "Por tanto, nadie os juzgue en
comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es
de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto
a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente
hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en
virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las
coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Pues si
habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por
qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como:
No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos
y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?
Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto
voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor
alguno contra los apetitos de la carne". Como cristiano usted siempre
está completo en Cristo (Col. 2:10). La religión verdadera reconoce que
solo el Señor Jesucristo es el autor y consumador de nuestra salvación.
La religión falsa dice que tenemos que conseguirlo nosotros mediante la
negación de nosotros mismos y los logros humanos.

El error de los apóstatas


Los apóstatas no entienden los hechos básicos acerca de la creación.
"Prohibirán [matrimonio y alimentos] que Dios creó para que con acción
de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la
verdad" (1 Ti. 4:3). Dios creó el matrimonio cuando le proveyó a Adán de
una esposa. Tanto Pablo como Pedro recalcaron la importancia de una
buena relación matrimonial (1 Co. 7:1-5; Ef. 5:22-33; 1 P. 3:7). Dios le
proveyó también al hombre de una variedad de alimentos para su
nutrición y disfrute (Gn. 1:29; 9:3). De hecho, cuando Dios creó la tierra,
declaró que todo lo que había salido de sus manos era "bueno en gran
manera" (Gn. 1:31). No tiene, pues, sentido negarle al hombre lo que
Dios creó para recibirlo con acción de gracias.

"Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si


se toma con acción de gracias" (1 Ti. 4:4). La palabra griega que
traducimos como "bueno" (kulos) significa "inherentemente excelente".
El matrimonio y los alimentos son inherentemente buenos y no debieran
ser rechazados, sino aceptados con gratitud.

"Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado" (v. 5).


La frase "la palabra de Dios" se usa en las epístolas pastorales para
referirse al evangelio de Cristo Jesús. El mensaje de salvación clarifica
que todas las leyes alimenticias del Antiguo Testamento han quedado
abolidas. Fueron dadas para un tiempo específico en la historia de Israel
para desarrollar el discernimiento moral en los israelitas y hacer que se
distinguieran de otras naciones. Pero Cristo vino y cumplió las leyes de
los sacrificios e hizo a los judíos y gentiles un solo pueblo en Él, de
manera que las leyes alimenticias quedaron a un lado. Tenían un
propósito nacional limitado. Imponerlas ahora es fabricar un sistema de
obras y justicia propia que deshonra a Dios al decir que creó algo que
no es bueno.

Si entendemos que el evangelio nos ha liberado de las leyes


dietéticas y si en oración damos le gracias a Dios, entonces podemos
recibir cualquiera y todos sus buenos dones. Enseñar como obligatorios
el celibato y la abstinencia es demoníaco, pues niega la bondad de la
creación de Dios y su derecho a recibir alabanza y gratitud.
La negación externa de uno mismo es un grave error que es típico de
las religiones falsas. El error de la apostasía es pensar que uno puede
agradar a Dios al seguir y enseñar esas prácticas farisaicas. Todo lo
contrario, eso desagrada a Dios y sigue las mentiras de los demonios.
Aunque el rey Amasías de Judá hizo lo correcto exteriormente, nunca
tuvo un corazón sincero para con Dios. Ese es el espíritu de la
apostasía.
"De las cintas casetes GC 54-30; 54-34.

En 1 Timoteo 4:6-16 el apóstol Pablo menciona los requisitos para ser


un siervo excelente de Jesucristo. La frase clave la encontramos en el
versículo 6: "Serás buen ministro de Jesucristo". En un sentido, es el
tema subyacente de toda la epístola, que fue escrita para instruir a
Timoteo sobre cómo ministrar a la iglesia en Éfeso.

La palabra griega que traducimos como "buen" podríamos traducirla


mejor como "noble", "admirable" o "excelente". Se usa en 1 Timoteo 3:1
para hablar de la buena obra del ministerio, y aquí se emplea para
identificar la clase de hombre que quiere en el ministerio.

"Ministro" es la traducción de la palabra griega diakonos, de la que


nos viene nuestra palabra diácono. Significa "siervo" y se emplea para
designar a los que cumplen con el ministerio del diaconado en la iglesia,
como se describe en el capítulo 3. Aunque la palabra no se usa aquí en
el sentido técnico para hablar de esa posición, sí implica que todo aquel
que sirve en el ministerio debe verse a sí mismo como un siervo del
Señor Jesucristo.

La palabra diakonos es diferente de la palabra doulos, que se traduce


también a menudo como "siervo". Mientras que doulos se refiere con
frecuencia a un esclavo bajo sujeción, diakonos hace hincapié en la idea
de un siervo con un mayor grado de libertad quien, no obstante, sirve
por voluntad propia. La palabra transmite la idea de utilidad e implica
que todos los cristianos debieran buscar el ser útiles en la causa de
Cristo. En 1 Corintios 4:1-2 Pablo dice: "Así, pues, téngannos los
hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de
Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea
hallado fiel". Somos llamados a ser siervos y mayordomos,
administrando aquello que le pertenece a Dios en una forma que honre
y glorifique su nombre. Las instrucciones de Pablo a Timoteo son
aplicables a todos los que sirven al Señor.

En 1 Timoteo 4:1-5 Pablo habla acerca de doctrinas de demonios


propagadas por espíritus engañadores a través de mentiras hipócritas.
Después de advertir a Timoteo que la enseñanza falsa no era humana
sino demoníaca, le dice ahora cómo ser un ministro bueno y eficaz
frente a las situaciones de enseñanza falsa. Sin embargo, al instruir a
Timoteo cómo lidiar con las falsas doctrinas, el apóstol hace hincapié en
lo positivo, no en lo negativo. En vez de animar a Timoteo a que
desarrollo un ministerio defensivo de refutar y denunciar el error, Pablo
le aconseja cultivar la actitud ofensiva de enseñar la Palabra de Dios (vv.
6, 11, 13, 16). El ministerio del líder de iglesia debiera involucrar sobre
todo la edificación del pueblo de Dios, no exclusivamente la
identificación y ataque del error.

En los versículos 6-16 Pablo nos da once características para ser un


ministro excelente de Jesucristo. Son objetivos útiles y prácticos para
todo el que desea servir al Señor dirigiendo a su pueblo.

El siervo excelente advierte a las personas del error

Aunque el ministerio no debe estar dominado por un enfoque negativo,


eso no quiere decir que no hay lugar para advertir a otros acerca de la
capacidad destructiva de la doctrina falsa. Pablo hace la transición de
exponer las doctrinas demoníacas a explicar cómo ser un siervo
excelente de jesucristo mediante la instrucción a Timoteo para que
advierta a la iglesia acerca de tales doctrinas. "Si esto enseñas a los
hermanos" (v. 6). Es necesario recordarles a los cristianos los peligros
que existen. El ministerio exige advertencia.
La expresión griega que traducimos como "Si esto enseñas", significa
exponer delante. Se emplea aquí como un participio presente lo que
indica recordarles continuamente a los creyentes de la realidad de la
doctrina falsa. No implica mandar a las personas, sino darles consejo y
conocimiento en una forma amable y humilde. Un siervo de Cristo debe
enseñar a los creyentes a discernir animándoles a pensar bíblicamente.

Identificar el error no tiene que ser el tema del ministerio del pastor
promedio, pero debiera ser un recordatorio frecuente. Cuando Pablo se
reunió con los ancianos de Éfeso, les dijo: "Porque yo sé que después
de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no
perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres
que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por
tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he
cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os
encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para
sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados" (Hch. 20:29-
32). Pablo se esforzó en hacer continuamente conscientes a los efesios
del error e indicarles la solución positiva: La Palabra. La verdad
proporciona el fundamento con la cual se puede tratar el error de
manera apropiada.

Los cristianos pueden evitar ser "niños fluctuantes, llevados por


doquiera de todo viento de doctrina" (Ef. 4:14) estando firmemente
enraizados en la Palabra de Dios. Primera Juan 2:13-14 refuerza el
hecho de que el creyente aprende a tratar con el error satánico cuando
es fuerte en la Palabra, la cual es la espada del Espíritu. Esa es la única
manera de luchar contra seres que se disfrazan como ángeles de luz y
ministros de justicia (2 Co. 11:14-15).

El fracaso de la iglesia en ser discernidora en esta generación ha


permitido que quede invadida por toda clase de errores. Está
confundida, debilitada y en algunos casos es apóstata. Una teología
floja y una predicación poco convincente han remplazado a la sana
doctrina y a la exposición clara de las Escrituras. El legado ha sido
funesto. La iglesia está inundada por la confusión, la psicología nada
bíblica, las influencias ocultas, las filosofías orientadas al éxito y la
teología de la prosperidad.
La iglesia debe establecer claramente las líneas entre el error y la
verdad y edificar a su pueblo en la Palabra de Dios. Dios tendrá a los
pastores como los responsables de advertir a su pueblo del peligro
espiritual. El Señor le dijo a Ezequiel: "Hijo de hombre, yo te he puesto
por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y
los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto
morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea
apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su
maldad, pero su sangre demandaré de tu mano" (Ez. 3:17-18). Si los
líderes espirituales fallan en hacer lo que se les manda, tendrán que
responder ante Dios (He. 13:17). Aunque la iglesia hoy parece abrazarlo
todo, incluyendo el error, el hombre de Dios debe desarrollar
convicciones basadas en la teología bíblica y advertir continuamente al
pueblo del error. Su compromiso con Dios es el de proteger al rebaño,
no acariciar a las ovejas.

El siervo excelente cs un estudiante experto de las


Escrituras

Un siervo excelente es también un estudiante experto de las Escrituras:


"Nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has
seguido" (v. 6). Es triste decirlo, muchos pastores cristianos tienen un
conocimiento mínimo de las Escrituras y muy poca dedicación a su
estudio. Hubo un tiempo en la historia de la iglesia en el que los
pastores eran los grandes estudiantes de las Escrituras y de la teología.
Los ministros puritanos, más bien que ser solo buenos comunicadores,
eran ante todo y sobre todo estudiantes de la Palabra de Dios.
Trabajaban diligentemente para entenderla, interpretarla y aplicarla con
precisión y sabiduría.

La palabra griega que traducimos como "nutrido" es un participio


presente pasivo, implicando que el ser nutrido con la Palabra de Dios es
un proceso continuo de alimentación. Eso involucra leer las Escrituras,
meditar en ellas, interactuar con ellas y estudiarlas hasta que usted ha
dominado el material.
Es esencial que estemos continuamente nutridos con las "palabras
de la fe". Esa frase se refiere al conjunto de la verdad cristiana en las
Escrituras. Tenemos que conocer bien las Escrituras. Eso nunca lo
vamos a conseguir del todo, pero debe ser nuestra meta. Tenemos que
ser expertos en esa área, no simplemente buenos comunicadores que
hacen cosquillas en las oídos de las personas y las llevan a pensar que
han escuchado algo que merece la pena (2 Ti. 4:3). Necesitamos
interpretar con exactitud la Palabra de Dios y defenderla. No solo
tenemos que nutrirnos directamente con las "palabras de la fe" sino
también con la "buena doctrina" (gr., kalé didaskalia). La "buena
doctrina" abarca la enseñanza de la verdad bíblica y la aplicación de sus
principios. El crecimiento espiritual está basado en nuestras
interacciones con la verdad bíblica.

1 Pedro 2:2: Crecemos espiritualmente al ir estudiando la Biblia.

2 Timoteo 2:15: Pablo dijo: "Procura con diligencia presentarte a


Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse,
que usa bien la palabra de verdad". Estamos llamados -por
encima de cualquier otro elemento del ministerio- a ser
estudiantes expertos de la Palabra.

Efesios 6:17: Tenemos que usar la "espada del Espíritu, que es la


palabra de Dios", con gran precisión.

Colosenses 3:16: Tenemos que tener la Palabra de Cristo


morando abundante y profundamente en nosotros.

2 Timoteo 3:16-17: Puesto que la Palabra de Dios es "útil para


enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra", tenemos que conocerla a fin
de poder capacitar espiritualmente a otros.

Para poder pensar y hablar bíblicamente, un pastor debe pasar


buena parte de su tiempo interactuando con el texto de las Escrituras.
Es un tesoro inagotable que demanda toda una vida solo para empezar
a entender sus riquezas. No hay virtud en ser ignorante.
Lamentablemente somos una generación de personas que no nos gusta
pensar; preferimos ser entretenidos. No obstante, debemos dedicarnos
al estudio, la comprensión y la expresión de la Palabra de Dios.

Tristemente, hay muchos predicadores que no se deleitan en el


estudio. Dedican una hora de vez en cuando, y a veces ni eso. Muchos
tienen el estudio como una tarea poco apetecible que interrumpe un
programa fácil de actividades. Les gusta tener invitados en su púlpito
tantas veces como sea posible porque así no tienen que pasar tiempo
estudiando, prefieren más la variedad de tareas y reuniones
administrativas. El estudio mínimo que llevan a cabo produce sermones
débiles que no sirven para penetrar en los corazones y mentes de los
oyentes.

William Tyndale, el hombre que llevó a cabo la traducción del Nuevo


Testamento a la lengua inglesa en 1525, se encontraba en la cárcel y se
enfrentaba al martirio. Le escribió una carta al gobernador pidiendo que
le enviaran las siguientes posesiones: Una gorra, un abrigo y una pieza
de tela para remendar sus pantalones. Luego decía: "Pero sobre todo
ruego y suplico e imploro que interceda con el intendente (comisario),
para que amablemente me permita tener la Biblia hebrea, la gramática y
el diccionario hebreos a fin de pasar mi tiempo estudiando" (J. E.
Mozley, William Tyndale [N.Y.: MacMillan, 1937], p. 334). ¡Todo
estudiante de seminario que ha tenido dificultades con el hebreo
probablemente no pueda identificarse con semejante solicitud! Pero más
tarde en la vida cuando usted penetra profundamente en la Palabra de
Dios, es estupendo poder decir que lo que más aprecia es lo que le
ayuda a entender mejor la Palabra de Dios.

El siervo excelente evita la influencia de la enseñanza


profana

"Desecha las fábulas profanas y de viejas" (v. 7). "Fábulas" es una


traducción de la palabra griega muthos, de la que nos viene nuestra
palabra mito. Segunda Timoteo 4:4 dice que algunos "apartarán de la
verdad el oído y se volverán a las fábulas". La verdad y las fábulas
aparecen como cosas opuestas. El cristiano tiene que nutrirse con la
verdad y rehusar lo que es opuesto.
La identificación de las fábulas con las viejas tiene un significado
cultural. Se usaba la frase en los círculos filosóficos como una expresión
sarcástica cuando alguien quería tratar con desprecio un determinado
punto de vista. Representa a una mujer mayor y senil contándole un
cuento a un niño. Se aplicaba a cosas que carecían de credibilidad.

La mente es algo precioso. Dios quiere que los que sirven como
líderes espirituales tengan mentes puras saturadas con la verdad de la
Palabra de Dios. No hay lugar para mitos sin sentido o profanas
contradicciones en cuanto a la verdad. Sin embargo, nuestra sociedad
parece que prefiere más creer historias que verdades bíblicas. La señal
de erudición bíblica en algunos círculos ya no es cuán bien un hombre
conoce la Biblia, sino cuán bien entiende las especulaciones del mundo
secular.

Cuando estaba considerando completar un doctorado en teología, el


representante del programa en un seminario revisó mi historial escolar y
sacó la conclusión de que había tomado muchos cursos en Biblia y
teología en mis anteriores estudios. De modo que me entregó una lista
de doscientos libros de lectura preparatoria antes de que me pudieran
admitir en el programa. Verifiqué la lista con alguien que conocía los
títulos y me informó que el contenido de todos ellos era sobre teología
liberal y filosofía humanista. ¡Estaban llenos de fábulas profanas y de
viejas que las pasaban como erudición! Aquella institución también me
exigía tomar un curso titulado "Jesús y el cine". Aquello involucraba ver
películas contemporáneas y evaluarlas en cuanto a si eran contrarias o
apoyaban la "ética de Jesús". ¡Habían reducido al divino jesús a una
ética! Me entrevisté de nuevo con el representante y le dije: "Déjeme
decirle que me he pasado toda mi vida aprendiendo la verdad, y no veo
ningún valor el pasarme los dos próximos dos años aprendiendo el
error". Dejé los materiales sobre su escritorio y me marché.

Le doy muchas gracias a Dios que desde el principio de mi formación


académica mi mente se ha llenado con la verdad de Dios. Mi mente no
es campo de batalla de indecisión acerca de qué es verdad y qué es
falso, sobre cosas que "acarrean disputas más bien que edificación de
Dios" (1 Ti. 1:4). Puedo hablar con convicción porque no hay
equivocación en mi mente. He evitado la plétora de pretendidos
intelectuales y eruditos que están en desacuerdo con la verdad bíblica.
Sin embargo, un hombre que conocía tenía problemas en esa área.
Ingresó en un seminario liberal para prepararse para el ministerio, pero
salió como un mesero. La confusión del liberalismo había destruido su
motivación para servir a Dios. Su mente es algo muy valioso y es
necesario mantenerla lejos de las mentiras satánicas. El ministro
excelente mantiene sus convicciones bíblicas y la claridad mental
sumergiéndose en la Palabra de Dios.

El siervo excelente se disciplina a sí mismo en la piedad


personal

1. Oswald Sanders dice en su libro Liderazgo espiritual: "Los fines


espirituales solo pueden ser alcanzados por hombres espirituales que
emplean métodos espirituales" (publicado en castellano por Editorial
Portavoz). La piedad es esencial en el ministerio. No es cuán inteligente
es o cuán bien se comunica, sino cuánto conoce usted la Palabra de
Dios y cuán íntima es su comunión con Dios. El ministerio es un
resultado de lo último.

Primera Timoteo 4:7 dice: "Ejercítate para la piedad". Nuestra palabra


gimnasio viene del término griego que encontramos y que traducimos
como "ejercítate" (g>unina_ñ), que se usaba para hablar de los que se
entrenaban para los esfuerzos atléticos. Implica un entrenamiento
riguroso y disciplinado. En la cultura griega, el gimnasio era el centro de
reunión de los jóvenes en la edad de dieciséis a dieciocho años. Dado
que la habilidad atlética era sumamente valorada, había por lo general
un gimnasio en cada ciudad. La exaltación del cuerpo llevó a un gran
interés por el ejercicio, por el entrenamiento atlético y la competencia,
una situación bastante parecida a la de nuestro tiempo.

Pablo se refiere a esta realidad cultural al exhortar a Timoteo que se


ejercite para la meta de la piedad, diciendo en efecto: "Si vas a dedicar
tiempo y esfuerzo a entrenarte, concéntrate en el entrenamiento de la
naturaleza interna que lleva a la piedad". La palabra griega para piedad
es euseheia y significa "reverencia", "piedad" o "verdadera virtud
espiritual". "Sigue ejercitándote para la piedad" sería una forma exacta
de traducir la exhortación de Pablo a Timoteo.

Pablo entendió la importancia de la disciplina en el ministerio: "Sino


que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo
sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (1 Co. 9:27).
Le recomendó a Timoteo: "Tú, pues, sufre penalidades como buen
soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de
la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el
que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente" (2 Ti.
2:3-5). Del mismo modo que un soldado sufre penalidades, se sacrifica y
se aparta por completo de la vida civil que le rodea a fin de agradar a
aquel que lo reclutó; y un atleta se entrena diligentemente y compite
dentro de las normas, así también el siervo de Dios debe sacrificarse,
disciplinarse a sí mismo y someterse a las normas divinas.

"Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso" (v. 8).


Primero, beneficia solo al cuerpo y no al espíritu. Segundo, sirve solo
para un tiempo limitado. Usted puede dedicar años a procurar estar en
forma física, pero tan pronto como lo deja, empieza inmediatamente a
perder la buena forma que le costó tanto conseguir.

Por el contrario: "la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa
de esta vida presente, y de la venidera" (v. 8). La piedad no solo es
provechosa para el cuerpo sino también para el alma. Si usted va a
hacer una resolución de Año Nuevo, no se proponga ir al gimnasio tres
veces a la semana si no está dispuesto a dedicar tiempo meditando en
la Palabra de Dios cada día y cultivar la piedad. El beneficio presente de
la disciplina espiritual es una vida realizada, bendecida, fructífera y útil.
Y la bendición de la piedad llega hasta la eternidad.

"Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos" (v. 9) es una
fórmula que Pablo usa otras cuatro veces en las epístolas pastorales (1
Ti. 1:15; 3:1; 2 Ti. 2:11; Tit. 3:8). "Digna de ser recibida por todos" pone
énfasis en su afirmación. Identifica una declaración fidedigna o axioma
que es absolutamente evidente. El beneficio superior de la disciplina
espiritual es una verdad evidente.
Es una indicación de inmadurez espiritual el preocuparse
excesivamente por el cuerpo. Hacerlo revela que se tiene una
percepción limitada de las realidades espirituales y eternas. Debería ser
axiomático en la iglesia que los cristianos son un grupo de personas que
están en entrenamiento espiritual para conformarse a la voluntad de
Dios, no un grupo de individuos adoradores del cuerpo.

La meta de un ministro excelente es la piedad. Usa todos los medios


de gracia disponibles -la oración, el estudio de la Biblia, la Cena del
Señor, la confesión de pecados, el servicio activo, la responsabilidad y a
veces el ayunopara cultivar la disciplina de la piedad.

Se ha dicho que la piedad está en el corazón de la verdad (1 Ti. 6:3).


Viene por medio de Cristo (2 P. 1:3), no obstante, debemos buscarla (2
Ti. 3:12). Causa dificultades en un ambiente de hostilidad (2 Ti. 3:12). Y
nos trae bendiciones eternas, aunque no viene necesariamente con
prosperidad temporal (1 Ti. 6:5-8).

El siervo excelente es un obrero diligente

Después de habernos exhortado a ser piadosos, Pablo nos trae de


nuevo a la tierra. El ministerio es una meta celestial, pero es también
una tarea terrenal, es trabajo duro. "Que por esto mismo trabajamos y
sufrimos oprobios" (v. 10).

En 2 Corintios 5:9 Pablo dice: "Por tanto procuramos también, o


ausentes o presentes, serle agradables". Después da dos razones para
trabajar duro. Primera, en el versículo 10 dice: "Porque es necesario que
todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo". Todos
tendremos que presentarnos delante de Cristo y seremos
recompensados eternamente por el servicio prestado. La recompensa
será proporcionada al servicio realizado, sea bueno o sea malo. (cp. 1
Co. 3:11-15).

Luego en el versículo 11 agrega: "Conociendo, pues, el temor del


Señor, persuadimos a los hombres". Pablo aquí ya no piensa en sí
mismo, sino en los que no conocen a Cristo. Ellos nos disfrutarán de ese
tiempo de recompensas, sino que se enfrentarán al juicio. Y puesto que
nosotros lo sabemos, debiéramos persuadirlos con las verdades del
evangelio a fin de que puedan ser salvos y así evitar el juicio.

Pablo trabajó diligentemente porque sabía que sus esfuerzos tenían


consecuencias eternas: La recompensa para él y la posibilidad de
cambiar el destino de los incrédulos. Esa es la perspectiva que impulsa
a los siervos de Dios. Hay un cielo eterno y un infierno eterno

En el versículo 10 (1 Timoteo 4) "trabajamos" (gr., kopiaó) significa


"trabajar hasta el agotamiento". "Sufrimos oprobios" (gr., agónizomai)
significa "agonizar en el esfuerzo". Trabajamos hasta el punto del
cansancio y el agotamiento, a menudo con dolor, porque entendemos
nuestros objetivos eternos.

J. Oswald Sanders escribió que si un hombre "no está dispuesto a


pagar el precio de la fatiga por su liderazgo será siempre un mediocre"
(Liderazgo espiritual [publicado en castellano por Editorial Portavoz]).
También dijo: "El verdadero liderazgo siempre exige mucho de todo el
ser del líder, y cuanto más eficaz sea el liderazgo, más elevado es el
precio a pagar". Nosotros no mitigaremos ese precio porque
comprendemos la urgencia de nuestro ministerio. Cansancio, soledad,
lucha, levantarse temprano, trabajar hasta tarde y olvidarse de los
placeres es todo parte del ministerio.

En 1 Corintios 9 Pablo dice: "Pues si anuncio el evangelio, no tengo


por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no
anunciare el evangelio!... Así que, yo de esta manera corro, no como a
la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino
que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre" (vv. 16, 26-27). Eso
describe el tremendo esfuerzo y dedicación de Pablo a un ministerio que
tiene consecuencias eternas. En 2 Corintios 11:24-27 el apóstol habla
de las muchas veces que había sido golpeado con varas y azotes, y que
soportó cansancio, sufrimiento, dolor, agonía y naufragios. Soportó
todos estos peligros porque estaba totalmente dedicado al ministerio
que tenía en sus manos. ¿Por qué? Porque tenía la eternidad en mente.
Se daba cuenta de que el destino de las almas colgaba en la balanza.
"Porque esperamos en el Dios viviente" (1 Ti. 4:10) significa
literalmente: "Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente". Los
misioneros que van a lejanas tierras a predicar el evangelio de Cristo
Jesús por largos años se privan a sí mismos de casi todo placer terrenal
porque su esperanza está depositada en el Dios viviente. Ellos creen
que Él les proveerá de vida en el más allá. Ninguno de nosotros debiera
tratar de amasar una fortuna aquí para disfrutar de los placeres de la
vida aquí. Nuestra esperanza está puesta en el futuro.

Notemos que Pablo habla de Dios como "el Salvador de todos los
hombres, mayormente de los que creen" (v. 10). ¿En qué sentido Dios
es el Salvador de todos los hombres? ¿Cómo es el Salvador
mayormente de los que creen? Se han dado muchas sugerencias para
explicarlo; pero la clave para interpretar esta frase está en hacerlo en su
contexto.

Cuando Pablo predicó a los hombres cultos de Atenas en el


Areópago, les dijo: "Ni es honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las
cosas... Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos
de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo
somos" (Hch. 17:25, 28). En un sentido general Dios es el proveedor y el
sustentador de la vida de todos.

Durante la tormenta en el mar, Pablo le dijo a la tripulación: "Os ruego


que comáis por vuestra salud" (Hch. 27:34). La palabra griega que
normalmente se traduce como "salvación" aparece aquí traducida como
"salud". Pablo no estaba hablando acerca de salvación espiritual sino de
salud física.

En Santiago 5:15 el autor sagrado escribe: "Y la oración de fe salvará


al enfermo" (cursivas añadidas). Así, pues, las palabras griegas que se
traducen como "salvación" o "salvo" no están limitadas para describir la
salvación del alma. Pueden referirse también a la liberación de la
enfermedad o dificultad, o al sustento del alimento.

Esa es la analogía que Pablo está usando en 1 Timoteo 4:10. Hemos


visto que Dios sustenta y provee de poder de una forma universal.
Hemos visto su provisión temporal para todos los seres humanos. Pero
esa provisión es especialmente gloriosa para el creyente porque no es
solo temporal sino también eterna.

El razonamiento de Pablo es así: Trabajamos y nos esforzamos en el


ministerio porque creemos que las consecuencias son eternas. Hemos
puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, y sabemos que Él salvará
las almas de los que creen porque hemos visto su poder sustentador
funcionando en el mundo. Por esa razón trabajamos diligentemente.

Recuerdo que una vez estuve leyendo acerca de un hombre llamado


Thomas Cochrane que estaba siendo entrevistado para ir al campo
misionero. Le preguntaron:

-¿A qué parte del campo se siente usted especialmente llamado?

A lo que él respondió:

-Lo único que sé es que me gustaría que fuera la más difícil que
ustedes me puedan ofrecer.

La obra del Señor no es para personas que andan buscando tareas


fáciles y cómodas. No obstante, tiene recompensas eternas para los que
ponen su esperanza en la eternidad.

Richard Baxter escribió que el trabajo ministerial "debe llevarse a


cabo laboriosa y diligentemente, pues es de muy grandes
consecuencias para otros y para nosotros mismos. Estamos buscando
ayudar al mundo, salvarlo de la maldición divina, perfeccionar la
creación, lograr los fines de la redención de Cristo, salvarnos a nosotros
y a otros de la condenación, vencer el mal y destruir su reino, y levantar
el reino de Cristo y llevar a otros al reino de la gloria. ¿Vamos a hacer
estas tareas de una forma descuidada y negligente? Procuremos
hacerlo con todas nuestras fuerzas. Estudie con diligencia pues el pozo
es profundo y nuestras mentes superficiales" (The Reformed Pastor [El
pastor reformado] [Londres: James Nisbet, 18601, pp. 164-65).

Toda nuestra tarea es trabajo, pero no trabajo humano. Pablo dijo


que su meta era "presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre"
(Col. 1:28). Entonces dice: "Para lo cual también trabajo [gr. kopiaó,
"agonizar"], luchando según la potencia de él, la cual actúa
poderosamente en mí" (v. 29). Nuestro trabajo no es algo que se hace
en la carne. Por medio del Espíritu el Señor fortalece a los que le sirven

El siervo excelente enseña con autoridad

"Esto manda y enseña", le instruyó Pablo a Timoteo (v. 11). La palabra


griega que se traduce como "enseña" en el versículo 11 se refiere a
pasar a otros la información, en este caso pasar la instrucción o
doctrina. Hay que hacerlo en la forma de un mandamiento.

Hay mucha predicación hoy que es popular y orientada al


entretenimiento, pero no mucha que sea de naturaleza poderosa y
transformadora. ¿Son esas débiles sugerencias que salen de los
púlpitos hoy lo que Dios quiere? Según Hechos 17:30 Dios "manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan" (cursivas
añadidas).

Mateo 7:28-29 dice: "Y cuando terminó Jesús estas palabras [el
Sermón del Monte], la gente se admiraba de su doctrina; porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas". Pablo le
dijo a Timoteo varias veces que fuera autoritativo. En 1 Timoteo 1:3 le
dice: "Que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina".
Luego le dijo: "Manda también estas cosas" (5:7). En 5:20 Pablo le insta
a Timoteo que reprenda a las personas pública mente. Luego en 6:17 le
pide que mande a los ricos de la iglesia que no sean arrogantes. En Tito
2:15 dice: "Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te
menosprecie". Eso no quiere decir que tenemos que ser abusivos o
descorteses; pero sí tenemos que hablarles claramente a las personas
cuando desobedecen la Palabra de Dios.

El siervo fiel es audaz. Enfrenta el pecado cara a cara. No pasa por


alto la incredulidad, la desobediencia o la falta de dedicación. Dios dijo
de su Hijo: "Este es mi Hijo amado... a él oíd" (Mt. 17:5). El siervo
excelente cumple con esa directriz, mandando a todos los hombres que
se arrepientan y escuchen a Cristo Jesús.
Nuestra autoridad tiene fundamento. Primero, usted debe conocer lo
que cree acerca de la Biblia. Si no está seguro de que es la Palabra de
Dios, usted no va a ser autoritativo. Después tiene que conocer lo que la
Palabra de Dios dice. Si usted no está seguro de lo que significa, no
puede ser autoritativo. Luego tiene que estar interesado en comunicarla
debidamente porque usted se preocupa acerca de afirmar su Palabra.
Por último, debiera estar preocupado acerca de la respuesta de las
personas a la Palabra.

Nuestra enseñanza debiera estar llena de mandatos, no simples


ruegos sentimentales. En vez de hablar la verdad de Dios como con
temor y a escondidas, necesitamos proclamar la Palabra de Dios y dejar
que ella haga su trabajo.

El siervo excelente es un modelo de virtud espiritual

Pablo le escribió a Timoteo: "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé


ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y
pureza" (v. 12). La palabra griega que se traduce como "ejemplo" es
tupos, que significa modelo, imagen, patrón. Cuando se usa un patrón
para hacer un vestido, la modista coloca el patrón sobre la pieza de tela
y la corta de manera que sea igual al patrón. Un artista emplea el
modelo a fin de reproducirlo en su pintura. Cuando usted establece un
ejemplo, está dando a los demás una pauta que pueden imitar. Alguien
dijo una vez: "Tu vida habla tan fuerte que no puedo oír lo que dices". Su
estilo de vida es su mensaje más poderoso.

Un amigo mío visitó hace poco el seminario donde estudió, que es un


centro de estudios teológicos bien conocidos en el país. Se había dado
cuenta de que la mayoría de los que se graduaban parecía carecer de
un buen entendimiento de la verdadera piedad. Uno de los profesores le
dijo: "Eso no tendría ninguna credibilidad académica". Pero la
credibilidad académica no es el asunto principal en el ministerio. Déme
un hombre piadoso y le mostraré a alguien que puede tomar como
modelo de su vida. Déme un hombre que tiene la cabeza llena de
conocimiento, pero carente de virtud en su vida, y le mostraré a un
hombre del cual le conviene alejarse. Ese hombre le confundirá a usted
y empezará a comportarse como él, mostrando en su vida todas las
notas de la doctrina correcta y ninguna del comportamiento correcto.
Esa clase de dicotomía es mortal y aterradora.

El Nuevo Testamento está repleto de mandatos para establecer un


buen modelo de vida cristiana. Note éstos que nos vienen del apóstol
Pablo:

1 Corintios 4:16: "Por tanto, os ruego que me imitéis". Quizá usted


piense que Pablo estaba siendo egocéntrico. No es así,
simplemente estaba mostrando el carácter de un hombre
piadoso que sabía que tenía que ser un ejemplo. Obviamente
él sabía que no era perfecto, pero su objetivo era -en todo lo
que es humanamente posible- ser lo que los cristianos deben
ser. Ningún hombre en el ministerio debiera apuntar a menos
que eso. La palabra griega que se traduce como "imitéis" es
mira u s, de la que se deriva nuestra palabra "imitar".

1 Corintios 10:31, 33; 11:1: "Hacedlo todo para la gloria de Dios...


como también yo en todas las cosas agrado a todos, no
procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que
sean salvos. Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo".

Filipenses 3:17: "Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los


que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros".

Filipenses 4:9: "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis


en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros".

1 Tesalonicenses 1:5-6: "Pues nuestro evangelio no llegó a


vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el
Espíritu Santo yen plena certidumbre, como bien sabéis cuáles
fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis
a ser imitadores de nosotros y del Señor".

2 Tesalonicenses 3:7, 9: "Porque vosotros mismos sabéis de qué


manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos
desordenadamente entre vosotros... no porque no tuviésemos
derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que
nos imitaseis"

2 Timoteo 1:13: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí


oíste".

El escritor de Hebreos dijo: "Acordaos de vuestros pastores, que os


hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de
su conducta, e imitad su fe" (13:7). Cuando usted ministra en la iglesia,
tiene que llevar una forma de vida que los otros puedan seguir. Ese es
un gran reto, y es por eso que Santiago dijo: "Hermanos míos, no os
hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor
condenación" (Stg. 3:1). Es algo muy serio eso de ser encontrado
culpable de enseñar el error o vivir de forma hipócrita. La vida de un
hombre debe ilustrar su mensaje. Tristemente, ese principio es violado
constantemente en el ministerio.

Timoteo era joven, probablemente no llegaba a los cuarenta años, y


por tanto, estaba sujeto a que le cuestionaran. Por esa razón Pablo le
dijo que tenían que respetarle a fin de que le siguieran. Pero puesto que
era joven, tenía que ganarse ese respeto. ¿Cómo iba a conseguirlo?
Siendo un "ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza" (1 Ti. 4:12).

En palabra

La conversación de un siervo de Dios tiene que ser ejemplar. En Mateo


12:34 Jesús dice: "Porque de la abundancia del corazón habla la boca".
Lo que sale por la boca revela lo que hay en el corazón de la persona.
Por eso jesús dijo: "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus
palabras serás condenado" (v. 37).

Efesios 4 nos dice cómo debe ser nuestra conversación. El versículo


25 dice: "Desechando la mentira". Un siervo del Señor nunca debiera
decir ninguna cosa que sea falsa. No debiera hablar por ambos lados de
la boca: Diciendo una cosa a una persona y otra muy distinta a otra.
Luego Pablo dice: "Hablad la verdad cada uno con su prójimo" (v. 25).
Usted debiera decir la verdad a todos. La credibilidad del líder queda
destruida cuando las personas comparan notas acerca de las mentiras
que les ha dicho.

En el versículo 26 Pablo dice: "Airaos, pero no pequéis". Hay lugar


para la ira santa y la justa indignación, pero no para el pecado del enojo,
especialmente de esa clase de enojo ardiente que dura hasta el día
siguiente y más. Ningún siervo excelente tiene que llegar a ese punto en
que está tan enojado que sus palabras son amargas, vengativas y
destructivas. Su palabra debe "siempre con gracia, sazonada con sal"
(Col. 4:6).

El versículo 29 dice: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra


boca". La manera de hablar del creyente nunca debiera ser menos que
pura. Es vergonzoso escuchar a alguien que afirma servir a Cristo jesús
decir palabras impías. Eso revela un corazón sucio. No hay lugar en la
vida cristiana para la comunicación corrompida o sucia.

La conversación que glorifica a Dios es la "que [es] buena para la


necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (v. 29). Hay lugar
para la alegría y el gozo, porque "el corazón alegre constituye buen
remedio" (Pr. 17:22). Pero no hay lugar para la conversación perversa,
para el discurso enojado y la lengua mentirosa.

En conducta

Usted tiene que ser un modelo de vida justa, una persona que vive sus
convicciones basadas en principios bíblicos Las cosas que hace, los
lugares a donde va, las cosas que posee, cada aspecto de su vida es un
sermón. Ese sermón va a contradecir o confirmar lo que usted dice.

¿En qué gasta usted su tiempo, su dinero y su energía? El estilo de


vida propagado por el mundo hoy es totalmente incompatible con los
principios y normas de las Escrituras. Muchas familias se desintegran
porque ambos esposos trabajan para poder comprar una casa más
grande o un automóvil mejor. El poco tiempo libre que les queda lo
dedican a fortalecer sus cuerpos en vez de edificar sus almas, sus
familias o sus hijos. Y la iglesia, en vez de mantener un estilo de vida
que ofrezca un contraste, muy a menudo imita las perspectivas del
mundo.
En amor

Ministrar en amor no significa necesariamente que usted tiene que ser


un experto en estrechar la mano y dar palmadas en la espalda. El
apóstol Pablo y Epafrodito mostraron su amor por la iglesia trabajando
dura y diligentemente (1 Ts. 2:7-12; Fil. 2:27-30). Algunas veces me
pregunto a mí mismo, ¿Debo quedarme e invertir toda mi vida en la
Grace Community Church o servir en otros ministerio? No obstante, sé
que Dios me ha llamado a dedicar mi vida a ministrar a los miembros de
esta iglesia. Esa es la manera en que yo expreso mi amor por los
hermanos. Todos tenemos que ofrecer un servicio sobre el altar del
sacrificio a favor de los demás.

La palabra griega que se traduce por "fe" en 1 Corintios 4:12 podría


traducirse como "fidelidad", "digno de confianza" o "consecuente".
Timoteo tenía que ser consecuente, fiel y digno de confianza en su
ministerio. Las personas pueden seguir a esa clase de líder. En 1
Corintios 4:2 Pablo dice: "Se requiere de los administradores, que cada
uno sea hallado fiel". Ser consecuente es lo que separa a los que tienen
éxito de los que fracasan.

Pablo gozó de la reputación de ser fiel. También lo tuvieron sus


colaboradores. Epafras (Col. 1:7) y Tíquico (Col.4:7) fueron dos de los
muchos siervos fieles de Cristo.

En pureza

La palabra griega que se traduce por "pureza" (hagneia) no se refiere


solo a la castidad sexual, sino también a las intenciones del corazón. Si
su corazón es puro, su comportamiento también lo será.

La historia nos ha mostrado que un ministerio puede quedar


destruido por la impureza sexual de los líderes. Los hombres en el
liderazgo son vulnerables en esa área cuando bajan la guardia. Todos
nosotros debemos mantenernos en absoluta pureza sexual.
El siervo excelente tiene un ministerio completamente
bíblico

"Entre tanto que voy", Pablo le dijo a Timoteo, "ocúpate en la lectura, la


exhortación y la enseñanza" (v. 13). El verbo griego que traducimos
como "ocúpate" es prosechó. Es un imperativo activo presente, es decir,
un mandamiento continuo. Pablo le está pidiendo a Timoteo que preste
continua atención a la lectura, la exhortación y la enseñanza. Esa debía
ser la forma de vida de Timoteo. El comentarista Donald Guthrie nos
dice que el verbo "implica preparación previa en privado" (The Pastoral
Epistles [Las epístolas pastorales] [Grand Rapids: Eerdmans, 1978], p.
97). Este mismo verbo se usa en Hebreos 7:13 de los sacerdotes que
tenían que dedicarse continuamente al servicio en el altar. De modo que
Timoteo tenía que centrar su ministerio en la lectura, la exhortación y la
enseñanza.

La lectura

En el texto griego del versículo 13 aparece el artículo definido antes de


la palabra "lectura". Timoteo tenía que prestarle atención a "la lectura".
En los cultos de la naciente iglesia tenían un tiempo apartado para la
lectura de las Escrituras. A continuación venía la exposición del texto.

Ese modelo de predicación expositiva viene de Nehemías 8:8: "Y


leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de
modo que entendiesen la lectura". Las Escrituras hay que explicarlas a
fin de de que los oyentes puedan entenderlas. Obviamente cuanto más
alejados estamos cultural, geográfica, lingüística, filosófica e
históricamente del texto original de las Escrituras, tanto más
necesitamos investigar los hechos. Ese es el reto para el estudioso de la
Biblia y es donde se necesitan sus esfuerzos.

La exhortación

Si la lectura y la exposición de las Escrituras nos dicen lo que significa,


¿para qué es la exhortación? Es el llamamiento a los oyentes para que
la apliquen. Exhortar es animar a las personas a la obediencia teniendo
los ojos puestos en el juicio. Tenemos que alentarlas a responder
apropiadamente, hablándoles de las bendiciones o de las
consecuencias de sus acciones. Siempre está dirigido a la conciencia de
la persona para que corrija cierto comportamiento.

La cnscñan;a

La palabra que encontramos en el texto griego es didaskalia que quiere


decir enseñanza. Eso significa enseñar sistemáticamente la Palabra de
Dios tanto en grupos como individualmente. Didaskalia aparece quince
veces en las epístolas pastorales. Eso nos da una idea de su
importancia para la vida de la iglesia. No nos sorprende, entonces que el
pastor debe ser "apto para enseñar" (1 Ti. 3:2). Puesto que el ministerio
de la iglesia gira alrededor de la enseñanza de la Palabra de Dios,
¿cómo puede alguien pensar en dirigir en una iglesia si no es un buen
maestro?

Primera Timoteo 5:17 dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean
tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en
predicar y enseñar". Cuando más diligente es un obrero en la enseñaza
de la Palabra de Dios, tanto más honorable es. Es muy triste ver que
muchos hombres en el ministerio han sido desviados de la meta más
importante.

Necesitamos ser maestros muy fieles. El clérigo puritano John Flavel


escribió: "No nos sucede a nosotros como a otros obreros: Ellos
encuentran su trabajo como lo dejaron el día anterior, pero no nosotros".
Está hablando del carpintero que deja su trabajo sin terminar y lo
encuentra exactamente igual a la mañana siguiente. Flavel continúa: "El
pecado y Satanás trastornan casi todo lo que nosotros hacemos, la
impresión que hacemos en las almas de nuestros oyentes con un
sermón, desaparece antes que escuchen el siguiente" (The Works of
John Flavel, vol. 6 [Las obras de John Flavel] [Londres: Banner of Truth,
1968], p. 569).

Luchamos contra ese proceso todo el tiempo. Esa es la razón por la


que repito mucho de lo que enseño. Todo buen pastor y maestro sabe
que los oyentes olvidan lo que él enseña, de modo que debe ser
repetitivo. Pero también se da cuenta de que las personas se
familiarizan con lo que enseña. Cuando se dan cuenta de que les están
enseñando algo que ya han escuchado, piensa que lo conocen y se
aburren de ello. El reto para el maestro es repetir su enseñanza en una
forma tal que los oyentes piensan que les está enseñando algo nuevo.
Resultaría muy fácil para mí escoger cien sermones, salir a la carretera
y predicarlos una y otra vez. El reto para mí es quedarme en el mismo
lugar, decir las mismas cosas una y otra vez y no obstante, las personas
piensan que les estoy enseñando algo que nunca antes lo han
escuchado. Si usted estudia la Biblia, encontrará que las Escrituras
hacen exactamente lo mismo. Sus principios aparecen repetidos una y
otra vez en diferentes contextos y a través de diferentes narrativas.

El siervo excclcntc cumple con su llamamiento

El 1 Timoteo 4:14 Pablo escribe: "No descuides el don que hay en ti,
que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del
presbiterio". Algunos entran en el ministerio y luego se salen porque en
realidad nunca fueron llamados para esa vocación. Pero a veces sucede
que personas que sí son llamadas al ministerio lo dejan, y eso es una
deserción de donde Dios quiere que estén.

"No descuides el don" puede indicar que Timoteo se encontraba a


punto de desatender su ministerio o que ya lo había empezado a
hacerlo. Puede incluso que estuviera dispuesto a abandonarlo, en esa
situación cuando la persona ya no puede manejar la presión interna y
externa de la situación. El verbo griego que se traduce como "no
descuides" es un imperativo activo presente. Es un mandato dado con el
propósito de un comportamiento continuo. La palabra griega que se
traduce como "don" es charisma, una referencia a un don de gracia de
parte de Dios. Cada creyente recibe un don, que es un medio o canal
mediante el cual el Espíritu de Dios ministra a otros. Listas completas de
todos los dones las encontramos en Romanos 12 y 1 Corintios 12, con
referencias en Efesios 4 y 1 Pedro 4.

Me gusta pensar de los dones espirituales como habilitaciones


divinas. El Espíritu de Dios nos los da con un propósito soberano. La
iglesia está compuesta de muchos creyentes. Funciona como un
cuerpo, y cada miembro es una parte del cuerpo. Los dones espirituales
que hemos recibido se combinan juntos para permitirle al cuerpo
funcionar debidamente. Timoteo tenía el don de la enseñara. Por eso
Pablo le dijo que enseñara, predicara, mandara y exhortara. Tenía que
hacer la obra de evangelista y cumplir con su ministerio (2 Ti. 4:5).
Estaba bien dotado en las áreas del evangelismo, la predicación, la
enseñanza y el liderazgo, todos combinados juntos como su propio y
singular don espiritual.

Cada uno de nosotros tiene un don espiritual, que es una


combinación de diferentes dones que el Espíritu ha puesto juntos para
cada uno de nosotros. A semejanza de un pintor que es capaz de crear
un número infinito de colores mediante la mezcla de cualquier
combinación de los diez colores que suele llevar en su paleta, también
el Espíritu de Dios combina un poco de un don con otro poco de otro
don para crear la combinación perfecta dentro de usted. Como
resultado, usted tiene una posición única en el cuerpo de Cristo, con una
habilidad para ministrar que nadie más la tiene.

En el versículo 14 Pablo dice que el don de Timoteo le fue dado


mediante profecía. Esa es una afirmación objetiva del llamamiento de
Timoteo al ministerio. No creo que él recibiera el don por medio de
profecía, pero sí creo que fue una afirmación pública de su don
mediante una revelación directa de Dios.

Tengo que añadir que la experiencia de Timoteo no es normativa. Yo


no estoy en el ministerio hoy porque Dios me dio a mí una revelación. El
don de Timoteo fue confirmado en la era apostólica. Hoy la confirmación
objetiva vendría por medio de la providencia, no de una revelación
directa. La forma en que Dios arregla sus circunstancias y
oportunidades, y como dirige a las personas con las que usted se
encuentra, son a menudo las maneras en que Él confirma su
llamamiento. Una vez un hombre joven me preguntó si yo pensaba que
él debería ir a un seminario. Él me dijo:

-Me siento impulsado a predicar, pero no sé si yo debiera ir.


Yo le pregunté:

-iTienes una oportunidad para ir a un seminario?

A lo que él respondió positivamente. Le pregunté de nuevo:

-¿Puedes pagar esos gastos?

-Sí, puedo hacerlo

-¿Tienes un buen seminario en el que puedas estudiar?

Una vez más él respondió afirmativamente. Entonces le dije:

-¿No te parece que el Señor está arreglando providencialmente tus


circunstancias?

Él se dio cuenta de que probablemente eso era cierto. De modo que


cuando usted se siente impulsado a hacer algo y la oportunidad se
presenta ante usted, esa puede ser la confirmación providencial de parte
de Dios.

"Con la imposición de las manos del presbiterio [ancianos]" (v. 14) fue
la confirmación colectiva del llamamiento de Timoteo. La iglesia confirmó
el don de Timoteo. Estoy seguro que eso sucedió durante el tiempo que
se describe en Hechos 16:1-5.

Cuando los ancianos le impusieron las manos a Timoteo, la iglesia


estaba confirmando que él era el hombre apropiado. Y el propio deseo
de Timoteo de predicar y enseñar eran afirmaciones de su llamamiento.
Esa es la manera en que Dios continúa llamado a las personas al
ministerio. La persona primero debe desear ministrar. Después debe
haber una confirmación de la providencia de Dios por medio de las
circunstancias. Y por último, una asamblea colectiva de líderes
espirituales debe imponer sus manos sobre él, reconociendo así que
está calificado. Así, pues, Pablo anima a Timoteo a cumplir con el
llamamiento de Dios y no descuidar el don que le fue confirmado.
Hay muchos en el ministerio que sirven por un tiempo, pero luego
desaparecen rápidamente. Son como estrellas fugaces o velas cortas.
En contraste, admiro profundamente a los que son fieles al ministerio de
la Palabra de Dios hasta el fin de sus vidas. Los llamo ministros del
maratón espiritual. Puede que tengan una congregación pequeña,
puede que no sean conocidos, pero ellos permanecen fieles y cumplen
con su llamamiento. En un sentido espiritual, mueren con las botas
puestas.

Usted nunca podrá evaluar el ministerio de John MacArthur hasta


que toda la evidencia esté a su disposición. La verdadera señal de un
siervo excelente de Cristo Jesús es que cumple con su ministerio hasta
el final de sus días. Él está internamente impulsado por la pasión de su
corazón y está exteriormente compelido por las oportunidades que Dios
le ha dado y la confirmación de hombres piadosos. Recuerdo muy bien
cuando me arrodillé ante el grupo de hombres de Dios que me
impusieron las manos y me apartaron para el ministerio. Tengo un
certificado en mi oficina con los nombres de los que formaron el concilio
de ordenación y que confirmaron que cumpliría con mi ministerio de por
vida. Cumplir con el ministerio es una parte vital de ser la clase de siervo
que Dios quiere que usted sea.

El sicrvo cxcclcntc cstá totalmente absorto en su trabajo

"Ocúpate en estas cosas", le dijo Pablo a Timoteo, "permanece en ellas"


(v. 15). Un ministro excelente está totalmente absorbido y concentrado,
a diferencia del hombre de doble ánimo que es indeciso e inconstante
en todas sus cosas (Stg. 1:8). La palabra griega que se traduce por
"ocúpate" (meletaó) transmite la idea de pensarlo bien con anticipación,
de planear, de premeditar. Cuando un ministro no está haciendo la obra
del ministerio, no lo está planeando.

"Permanece en ellas" significa literalmente "dedícale toda tu


atención" en el texto griego. Tenemos que involucrarnos en el ministerio,
quedar totalmente absorbidos en él. No se requieren hombres
especiales para el ministerio, pero sí su entrega total. Un ministro
excelente está completamente absorbido en su tarea.
Un ministro no puede tener una doble agenda. No puede dividir sus
esfuerzos y ser un gran aficionado al tenis, al golf, ganar dinero o
desarrollar un negocio. Los que caen en esa trampa nunca desarrollan
todo su potencial porque tienen muchas cosas que los distraen y
consumen sus energías. Un buen siervo de Cristo debe enterrarse a sí
mismo en su ministerio, como Epafrodito, que casi murió por cumplir con
su ministerio (Fil. 2:25-27).

En 2 Timoteo 4:2 Pablo le dice a Timoteo: "Que prediques la palabra;


que instes a tiempo y fuera de tiempo". El erudito del griego Fritz
Rienecker nos dice que la palabra que se traduce como "instes"
(ephistémi) es un término militar. Significa permanecer en su puesto,
estar firme en su deber (A Linguistic Key to the Greek New Testament
[Una clave lingüística para el Nuevo Testamento griego] [Grand Rapids:
Zondervan, 1980], p. 647). Un siervo de Dios nunca está fuera de
servicio; siempre está en su puesto. Mi padre acostumbraba a decirme
que un predicador siempre debe estar listo para predicar, orar o morir
sin previo aviso.

Pablo le dijo a Timoteo: "Que instes a tiempo y fuera de tiempo' (2 Ti.


4:2). Un siervo de Dios está de servicio cuando es conveniente y cuando
no lo es. Recuerdo un domingo por la noche que regresé a casa muy
cansado. Todo lo que quería hacer era conseguir un refresco y sentarme
para descansar. Apenas me había sentado cuando sonó el teléfono.
Una familia de la iglesia estaba teniendo serías dificultades. Pasé
cuarenta minutos en el teléfono, durante ese tiempo el alimento que mi
hija me había preparado quedó incomible. Tan pronto como colgué el
teléfono volvió a sonar, y esta vez era un desastre mayor. Supongo que
esa era la manera en que el Señor me recodaba que estaba de servicio.
Así es como es el ministerio: Usted tiene que estar totalmente absorbido
en él.

El siervo excelente progresa continuamente en su


crecimiento espiritual

"Para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos" (v. 15) sugiere


que el progreso espiritual de Timoteo debiera ser evidente para todos.
Eso implica que él todavía no había alcanzado la perfección. Un ministro
no debiera tratar de convencer a los miembros de su iglesia de que él no
tiene faltas; por el contrario, debiera mostrarles su crecimiento. Los
niveles para un siervo de Cristo son elevados y todos nos quedamos
cortos. Aun el apóstol Pablo dijo: "No que lo haya alcanzado ya...
prosigo a la meta" (Fil. 3:12, 14). Pablo tenía sus faltas; no era perfecto
(Hch. 23:1-5). Las personas necesitan ver nuestra integridad y humildad.
Yo no soy perfecto, pero tengo la esperanza de que esté progresando.

La palabra griega que se traduce como "aprovechamiento" (prok(>pé)


se usaba en el sentido militar de una fuerza que avanzaba. La
empleaban los estoicos para referirse a su progreso en el conocimiento
(Rienecker, p. 628). Se usaba para hablar del pionero que abría camino
mediante un esfuerzo extenuante y avanzar a un nuevo lugar. Nosotros
estamos llamados a avanzar para ser semejantes a Cristo y
necesitamos que los demás lo vean.

Las personas a veces me señalan que lo que digo en una cinta no


coincide con lo que digo en otra cinta tiempo después. Mi respuesta a
esos comentarios es que estoy creciendo. No sabía todas las cosas
entonces y tampoco conozco todas las cosas ahora.

Humanamente hablando, nadie es apto para la tarea del ministerio.


El Señor lo sabe; el mismo Señor que nos dio principios y normas
elevadas sabe que nunca podremos cumplirlas completamente por
nosotros mismos. No obstante, cuando nos sometemos al Espíritu Santo
y dependemos de Él para aquello que nunca podemos cumplir por
nosotros mismos, su poder obrará a través de nosotros.

Pablo termina 1 Timoteo 4 diciendo: "Ten cuidado de ti mismo y de la


doctrina; persiste en ello" (v. 16). "Ten cuidado" significa presta atención.
Timoteo tenía que centrarse en dos cosas: Su conducta y su enseñanza.
Esas dos cosas forman el corazón del ministerio. Las once cualidades
que hemos visto en este pasaje quedan resumidas en esos dos
mandamientos.

Las Escrituras afirman repetidas veces que los que son de verdad
salvos continuarán firmes en la fe. Pablo le asegura a Timoteo que su
persistencia en la santidad personal y en la enseñanza correcta le
llevarán con seguridad a lo largo de un camino de salvación final y
gloriosa: "Pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te
oyeren" (v. 16). Su perseverancia será la prueba de que su fe era
genuina.

Si perseveramos en la piedad y en la verdad, nuestras vidas serán de


bendición para otros; pues les transmitiremos el mensaje de salvación.
Nosotros no somos los que en realidad hacemos la salvación, pero
somos usados por Dios al predicar su Palabra y vivir de forma piadosa.
Todas las calificaciones de un siervo excelente al final resultan en la
salvación de las almas. Ese es nuestro propósito en la vida y la razón
por la que permanecemos en el mundo después de haber sido
redimidos. Si todo lo que Dios quisiera fuera nuestra adoración, Él podía
habernos llevado al cielo en el momento de nuestra salvación. Pero
quiere que llevemos el mensaje de salvación a las almas perdidas. Ese
es el resumen del ministerio. ¡Es un llamamiento elevado, santo y
glorioso!
"De las cintas casetes GC 60-46.

Ruego a los ancianos que están entre vosotros... Apacentad la


grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por
fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino
con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a
vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando
aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria.

1
Pedro 5:1-4

Pedro escribió estas palabras a cristianos que vivían en una cultura bien
familiarizada con las ovejas y el pastorado. Lamentablemente, mucho
del significado tan rico de esta analogía queda perdido para todos los
que vivimos hoy en un medio en los que no se ven rebaños de ovejas.
Quizá el examen cuidadoso del papel de los pastores y de la naturaleza
de las ovejas nos proporcione algunos principios de gran ayuda para el
liderazgo de la iglesia en el presente.

Mi primer contacto con las ovejas tuvo lugar cuando me encontraba


estudiando en la escuela secundaria. Durante un verano acepte una
tarea como pastor, lo cual despertó mi interés en las ovejas. A lo largo
de mis años en el ministerio he estudiado lo que significa pastorear;
pero mi conocimiento aumentó considerablemente cuando visité
Australia y Nueva Zelanda en 1988. Además de pasar tiempo con
pastores de toda la vida, estudié los escritos de uno de los más
reconocidos pastores de Nueva Zelanda. Lo que aprendí fue muy
iluminador.

Los pastores son rescatadores (salvadores)

La oveja es un animal bello, manso, humilde -y contrario a la opinión


popular- inteligente. Pero a diferencia de otros animales, no tiene
sentido de dirección, ni instinto para encontrar el camino de regreso al
redil. Una oveja se puede encontrar completamente perdida en un radio
de pocos kilómetros de su redil. Las ovejas extraviadas suelen caminar
en círculos sin fin en un estado de confusión, inquietud e incluso pánico.

Dentro de su área de territorio familiar, la oveja funciona bien.


Conoce sus propios pastos y el lugar donde ha nacido y fue cuidada por
su madre. Invariablemente irá cada día a descansar bajo la misma
sombra y dormirá en el mismo lugar. Permanecerá dentro de las
distancias conocidas más que ningún otro animal de pastoreo. Pero si
se aleja de los alrededores familiares, los resultados pueden ser
desastrosos.

Cuando Jesús vio a las multitudes desorientadas, confundidas y


perdidas, las comparó a las ovejas sin pastor (Mt. 9:36). El profeta
Isaías describió a los hombres perdidos como los que, al igual que las
ovejas, se han descarriado, cada cual yéndose por su propio camino (Is.
53:6). Al igual que las ovejas perdidas, las personas extraviadas
necesitan a alguien que las rescate para llevarlas de regreso a la
seguridad redil.

Los pastores son líderes

Las ovejas son seguidoras innatas y fácilmente se extravían. En Nueva


Zelanda cada año llevan a los mataderos a unos cuarenta millones de
ovejas. Un macho especialmente seleccionado, castrado,
acertadamente llamado el "Judas" lleva a la involuntaria oveja a su
muerte. Ignorante de lo que va a suceder, la oveja sigue ciegamente al
Judas que la lleva a la muerte.

Es triste, los pastores infieles o falsos pueden descarriar también a


las ovejas y llevarlas a la muerte. En Jeremías 23:1-2 el Señor
pronuncia juicio en contra de los gobernantes injustos de Judá, a los que
él comparó a pastores infieles:

¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi


rebaño! dice Jehová... Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las
espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la
maldad de vuestras obras.

Los pastores son guardianes

Dc la dicta de las ovejas

Las ovejas pasan la mayor parte de sus vidas comiendo y bebiendo,


pero no son muy cuidadosas acerca de lo que consumen. No conocen la
diferencia entre plantas venenosas y no venenosas. Por tanto, el pastor
tiene que vigilar cuidadosamente su alimentación.

Una vez que han pastado en un campo, no son capaces de buscar


por sí mismas otro campo. Si no son dirigidas a verdes pastor, van a
continuar comiendo el rastrojo de los viejos pastos hasta que no quede
nada. Pronto se quedan completamente si alimento y se mueren de
hambre.

Beber presenta sus propios problemas. Las ovejas deben beber agua
limpia que no esté estancada y llena de posibles enfermedades. Puede
que esté demasiado fría, demasiado caliente o que fluya muy deprisa.
Tiene que estar cerca y de fácil acceso. Necesitan ser dirigidas, como
dice el salmista, a aguas de reposo (Sal. 23:2).

La mayoría de los animales son capaces de oler el agua aun a la


distancia, pero no las ovejas. Si se alejan demasiado de su propio
campo de pasto, no huelen el agua, aunque puede que esté cerca.
Dc la pureza de las ovejas

Los corderitos son adorables, suaves, limpios, blancos, lanosos y


encantadores para tenerlos en brazos y alimentarlos con un biberón.
Pero eso cambia pronto al crecer. Las ovejas adultas son raramente
blancas y casi nunca limpias. Aparecen manchadas y grasientas porque
la lana contiene una gran cantidad de lanolina, que atrae y retiene
suciedad, hierbas, semillas y casi todo lo que el viento lleva a su
alrededor. Debido a que no tienen la capacidad de limpiarse a sí
mismas, permanecen sucias hasta que el pastor las esquila.

Sucede también que si comen pasto humedecido pueden desarrollar


diarrea, que se complica si se mezcla con la grasienta lana. Eso puede
matar a la oveja al parar el proceso normal de eliminación o dar a las
moscas una oportunidad para depositar sus huevos, que terminan
incubando gusanos. El pastor debe mojar a la oveja para limpiarla. A
veces tiene que cortar la lana del trasero de la oveja para limpiarla de la
suciedad que se acumula.

El terreno húmedo también tiene sus inconvenientes. Debe ser fértil y


productivo, pero no pantanoso. Si la oveja pasa demasiado tiempo en
terreno húmedo, puede desarrollar enfermedades de las patas o
abscesos peligrosos en las pezuñas.

La mayoría de las enfermedades que afligen a las ovejas son muy


contagiosas. Los parásitos, las infecciones y otros males se pasan
rápidamente de oveja a oveja, exigiendo que el pastor esté
constantemente vigilando a fin de diagnosticar y tratar las enfermedades
de las ovejas antes que una epidemia invada al rebaño.

Los pastores son protectores

Las ovejas son animales casi por completo indefensos. No pueden


patear, arañar, morder, saltar o correr. Necesitan un pastor que las
proteja para asegurar su supervivencia. Cuando son atacadas por un
animal depredador, se suelen amontonar juntas en vez de tratar de huir.
Eso hace que se conviertan en presa fácil.
Si una oveja llena de lana cae sobre su lomo, a menudo es incapaz
de darse la vuelta por si misma y ponerse otra vez de pie. En la mayoría
de los casos sencillamente se rinde y muere a menos que el pastor
acuda en su ayuda.

Cuando una oveja permanece caída sobre su lomo por largo tiempo,
cesa su circulación sanguínea. Si el pastor la vuelve a poner sobre sus
patas antes de que la circulación sanguínea se normalice, la oveja se
volverá a caer. Puede que el pastor se vea en la necesidad de llevarla
en brazos durante una hora o más antes de que pueda funcionar por sí
misma de nuevo.

Los pastores son consoladores

Las ovejas carecen del instinto de preservación de sí mismas. Son tan


humildes y mansas que si se las maltrata, sus espíritus quedan
deshechos, y puede que simplemente abandonen y mueran. El pastor
debe conocer el temperamento individual de sus ovejas y procurar no
abrumarlas con excesivo estrés.

Un día en la vida de un pastor

Unos animales tan vulnerables requieren contar con un pastor que sea
sabio, sensible, protector y que se entrega a servirlas. Lo que sigue es
un retrato bellísimo de uno de esos pastores:

Al amanecer, caminando con brío y con la mirada en el cielo, se


dirige a buen paso al redil de las ovejas. Tan pronto como abre la puerta,
saluda a las ovejas con sus habituales palabras mañaneras,
llamándolas a menudo por nombre, todas ellas están ya sobre sus
patas. Corren hacia la puerta, con la expectación reflejada en sus
rostros y ojos, pues van a pasar otro día en los campos dirigidas por su
amoroso pastor hacia verdes prados y frescas aguas.

Con anhelo van pasando por la puerta, una tras otra, las más
jóvenes y los corderos saltando con un ritmo que expresan el gozo,
placer y alegría que las domina, y las más viejas con un aire más
calmado y digno, como si reservaran su energía para las demandas del
largo día que las espera.

El sol se asoma en la lejanía por la cima de las colinas formando


joyas con las gotas de rocío en los arbustos, en las matas y en la hierba.
El aire es limpio, fresco y vivificante. El viento todavía no ha llegado y
hay un sentido de paz en todo alrededor. A medida que el rebaño se
encamina a su destino, todo es gozo, vida abundante y unión.

Las ovejas siguen al pastor que las lleva a un campo diferente para
alimentarse con un pasto que nadie ha tocado por meses. Las ovejas
líderes se resisten al principio, pues prefieren los campos y caminos
viejos y bien conocidos, pero al fin siguen a regañadientes la dirección
del pastor que las lleva a pastos limpios, frescos, dulces y abundantes.

Todo es acción al entrar en este nuevo campo. El rebaño se


reanima. Cada una de las ovejas trata de ganar a demás en la
búsqueda del primer bocado: Una sabrosa flor silvestre, un rico trébol,
una planta tierna o un botón de semillas maduras. Cada tierno bocado
es cortado al ir avanzando, un bocado a cada paso. ¡Qué gozo dar ver a
un rebaño de hambrientas ovejas disfrutar del pasto fresco y sabroso!

Eso no dura mucho. Los primeros reclamos del hambre quedan


pronto calmados, y el rebaño se congrega alrededor de sus líderes. Los
corderos están listos para su convite de la mañana: La leche de la
madre. La generosa y maravillosa madre se lo da todo a sus dos
corderos gemelos. Ellos se van haciéndose cada vez más grandes y
gordos, y la madre más delgada, hasta el punto de que pueden casi
levantarla en vilo al tirar arriba y debajo de las ubres para extraer con
fuerza la leche vivificante. No sorprende que a veces se rezague un
poco y parezca agotada, al tener que satisfacer las demandas de
aquellos voraces retoños que nunca parecen tener bastante.

Los líderes están solos o solo tienen una oveja a la que cuidar. A
menudo son ovejas estériles o castradas, o carneros, con nada que los
retenga. Son con frecuencia más egoístas que las otras ovejas, que se
están sacrificando mucho. Ellas corren y se apresuran buscando
posiciones, demandando los primeros y mejores bocados para ellas.
El pastor es consciente de su comportamiento y lo conoce bien.
Muchas veces las va a dejar deliberadamente que corran hacia una
planicie rocosa y estéril, mientras que dirige al resto del rebaño al valle
rico en pastos frescos. Luego regresa a buscar a las ovejas codiciosas y
a sus líderes que se han alejado del rebaño y se han ido en la dirección
equivocada. El pastor dedica tiempo a buscarlas y atraerlas para que se
junten con las demás, asegurándose de que tienen todo el tiempo que
necesitan para alimentarse debidamente.

A medida que el calor aumenta y el sol llega a su cenit en el


espacioso, bello y limpio cielo, el rebaño empieza a buscar la sombra -la
sombra de cualquier árbol, arbusto o roca- y cada oveja muestra
señales de sed con sus orejas caídas y lamiéndose los labios.

El pastor conoce el terreno. Ha pasado por allí muchas veces y


desde mucho antes de que cualquiera de sus ovejas hubiera nacido.
Sabe muy bien dónde se encuentran los pastos verdes y los
manantiales de agua. El camino no siempre es fácil.

A veces hay que forzar y persuadir a las ovejas para que vayan por
un camino empinado y rocoso. A menudo es difícil caminar por allí. Ellas
prefieren más ascender que descender. Es su inclinación natural. El
camino pedregoso es angosto y peligroso. Las piedras del camino
hieren sus tiernas pezuñas. Se amontonan sin necesidad, y hay polvo y
calor.

Por fin llegan al valle. Allí está la fuente de la que brota el manantial
de agua cristalina, fresca y abundante. Los líderes llaman a las demás
ovejas, anunciando el descubrimiento del agua, y en unos pocos
minutos todo es contentamiento. La sed queda remplazada por la
satisfacción

¡Qué espectáculo a la vista! Cada oveja tiene su turno. Cada una de


ellas sorbe, no traga. No se empujan ni se quitan el puesto la una a la
otra. Esperan amable y pacientemente. Se toman su tiempo para
humedecerse el hocico y mover la cabeza, beben lentamente, sin prisas
y con gran contentamiento.
Luego viene el tiempo de la siesta. Las ovejas la disfrutan a la
sombra de los arbustos, árboles y piedras altas, y el pastor en lo alto de
un lugar elevado desde donde puede vigilar a las ovejas en las dos o
tres horas de siesta. Al fin los carneros, las estériles y las ovejas más
viejas han encontrado descanso y relajación. Al fin los corderos están
quietos y dejan en paz y tranquilidad a sus madres. Es un tiempo de
quietud. Un tiempo de descanso. Un tiempo de meditación. Un tiempo
para rumiar lo ingerido. No hay ruidos, ni lobos, ni peligros. Ese es el
mejor momento del día. Qué santuario para las ovejas y el pastor, bajo
el ojo vigilante del pastor.

Es ya media tarde y el primero que empieza a moverse es el pastor.


Las sombras comienzan a alargarse. El calor del día está pasando. Es
hora de emprender el camino de regreso a casa y al redil. Las ovejas se
levantan de la siesta. Permanecerían allí todo el tiempo hasta el
anochecer si el pastor las dejara, pero es hora de ponerse en marcha y
de encaminarse a casa.

Los líderes del rebaño son los primeros que empiezan a moverse a lo
largo del empinado camino que los lleva de regreso al redil. Los demás
siguen lentamente. Al llegar a la cima, empiezan a sentir de frente el
viento de la tarde. Poco a poco se hace más fuerte y le azota
directamente en el rostro, el polvo vuela y el aire caliente silba a su
alrededor.

¡Cómo les desagrada que el viento les azote en la cara! Cuando


están en el campo paciendo le vuelven la espalda al viento, pero ahora
tienen que ir de frente al viento. ¿Por qué? ¿Por qué el pastor no les
deja dar la espalda al viento o busca otro camino o les deja que se
queden quietas? La respuesta es que, aunque es dificil, aunque es duro,
ese es el camino de regreso a casa, al redil. Si se entretienen, si se
ponen perezosas, si no están de regreso en el redil para cuando se
pone el sol, el rebaño corre el riego de quedar dispersado, las ovejas se
extraviarán y quedarán a merced de los lobos y de los ladrones, que
prefieren la oscuridad antes que la luz para llevar a cabo sus malas
obras.
No es una manera fácil de terminar el día. Se han enfrentado muchos
problemas, se han anticipado muchos peligros y se han satisfecho
muchas necesidades, y el pastor tiene que estar vigilante a lo largo de
todo el día.

Cuando el camino es duro, las ovejas se suelen inquietar, incluso


cuando es su camino de regreso a casa. El pastor observa una pobre
oveja que cojea a la cola del rebaño. Se acerca a ella y encuentra una
pequeña astilla o espina clavada en una de sus pezuñas. La toma en
sus brazos, la sostiene suavemente y le da seguridad, al tiempo que
quita cuidadosamente la espina que la hiere y la molesta. La cura con
un poco de ungüento, la pone sobre sus patas y la anima a seguir por el
camino.

Al contar las ovejas el pastor descubre que falta una. Mira por todas
partes, y entonces desanda el camino, buscando la oveja que se ha
perdido. Revisa bien todos los rincones y arbustos, y allí atrapado en
una zarza, incapaz de escapar, encuentra al joven cordero. Con cuidado
lo libera, lo toma en sus brazos y lo lleva sobre sus hombros el kilómetro
que los separa del rebaño en su procesión a casa.

Cuando alcanza al rebaño y deposita en su medio al cordero


extraviado, el pastor ve a dos grandes carneros peleándose por el
liderazgo y el dominio dentro del rebaño. Acude corriendo para
separarlos y para enseñarles quién es de verdad el jefe allí: El
pastor mismo.

Mientras el pastor andaba buscando al cordero perdido, una


oveja cayó en un hoyo y su cordero quedó separado al otro lado
de la multitud. Ambos están ahora angustiados. El pastor entra en
acción y saca a la oveja del agujero, la conforta, la anima,
mientras ella llama a su pequeño cordero. Pronto los dos se ven y
se juntan, con gozo indecible.

El sol se está poniendo en medio de nubes policromadas en el


oeste del horizonte y cuando los cielos se ven así de rojos al
atardecer es promesa de que mañana disfrutarán de un día
maravilloso.
El último kilómetro, el más fácil del camino, es bien conocido
para las ovejas. Han hecho ese recorrido muchas veces durante
muchos días. Las ovejas sienten que están en territorio familiar, su
campo y su redilhogar. El pastor va delante de ellas, se para ante
el redil y abre la puerta de par en par. Invita a las ovejas a entrar y
les dice: "Venid a mí... y yo os haré descansar". La multitud de las
ovejas van entrando en fila por la puerta, sin necesidad de
empujarlas, para descanso, protección y contentamiento.

Allí, dentro del redil, ya no hay riesgos ni peligros. No hay


sendas rocosas, ni lobos. No hay sol deslumbrador y abrasador,
no hay pastos secos, no nubes de polvo, no viento ni tempestad,
no espinas, no llanto ni dolor. Por el contrario, hay paja buena y
nutritiva, agua pura, bardas altas protectoras alrededor del
santuario, protección contra todos los peligros, dulce paz, dulce
descanso y dulce compañerismo, hasta que el pastor vuelva otra
vez para despertarlas para una nueva y brillante mañana.

El pastor conoce a su rebaño. El pastor conoce el número


exacto de ovejas y todas las presentes han sido contadas. Todas
están dentro y él cierra la puerta. Nadie puede entrar y nadie
puede salir. Solo él tiene el poder para volver abrir la puerta.'

El príncipe de los pastores

Jesús es el ejemplo perfecto del pastor amoroso. Él personifica todo lo


que un líder espiritual debiera ser. Pedro le llamó el "Príncipe de los
pastores" (1 P. 5:4). Cristo Jesús se llamó a sí mismo "el buen pastor"
que da su vida por las ovejas (Jn. 10:11). En Juan 10:27-28 Él dice: "Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida
eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". Él es
nuestro gran Redentor, Líder, Guardián, Protector y Consolador.

Dc la analogía a la rcalidad

Los ancianos son pastores ayudantes que guardan el rebaño bajo el ojo
vigilante del Príncipe de los pastores (Hch. 20:28). Su responsabilidad
es a todo tiempo porque ministran a personas que, como las ovejas, a
menudo son vulnerables, indefensas, sin mucho juicio y propensas a
perderse.

Los pastores ayudantes deben alimentar a las ovejas con la Palabra


de Dios y dirigirlas mediante el ejemplo. Deben procurar evitar que las
ovejas se alejen del compañerismo o que se metan en campos donde el
pasto puede ser perjudicial para su salud. Deben protegerlas de toda
oveja que haga de judas y que las lleve al error doctrinal y al desastre
espiritual. Deben seguir el consejo del apóstol: "También os rogamos,
hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco
ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con
todos" (1 Ts. 5:14).

Pastorear el rebaño de Dios es una gran tarea y responsabilidad,


pero los ancianos fieles recibirán la rica recompensa de la corona
incorruptible de gloria que el Príncipe de los pastores les otorgará
cuando aparezca (1 P. 5:4).
Algo distintivo del ministerio de la Grace Community Church a lo largo
de los años ha sido que hemos hecho hincapié en el liderazgo de los
ancianos. Hemos sido muy bendecidos por el Señor con un grupo de
hombres consagrados que, mediante un compromiso inquebrantable a
la voluntad de Dios, han proporcionado un liderazgo fuerte y unificado a
la iglesia. Su liderazgo, basado en el modelo bíblico, es una clave vital
de la bendición que nuestra iglesia ha experimentado en términos de
crecimiento e influencia.

Los evangélicos de los Estados Unidos del siglo XXI, con su herencia
de valores democráticos y su larga historia de gobierno congregacional,
tienden a ver con desconfianza el concepto del gobierno de los
ancianos. Algunos no han dudado en caracterizarlo como un concepto
nuevo y subversivo, que amenaza la misma esencia de la iglesia. En
nuestra Conferencia de Pastores semestral, invariablemente los
seminarios-talleres más populares son los que tratan el tema de los
ancianos. Los pastores quieren saber qué es eso del gobierno de los
ancianos, si esa forma de funcionar fortalece de verdad a la iglesia y
cómo pueden ellos implementarlo en sus iglesias.

El correcto entendimiento del gobierno bíblico de los ancianos


fortalece a la iglesia, y la norma bíblica para el liderazgo de la iglesia en
la pluralidad de los ancianos ordenados por Dios. Además, es el único
modelo para el liderazgo de la iglesia que nos da el Nuevo Testamento.
En ninguna parte de las Escrituras encontramos una asamblea local que
se gobierna por la opinión de la mayoría o por un pastor.

Estoy seguro que el regreso al modelo bíblico del liderazgo ayudaría


mucho a la revitalización de la iglesia contemporánea. La fortaleza, la
salud, la productividad y la fecundidad de cualquier iglesia refleja
directamente la calidad de su liderazgo.

Bajo el plan que Dios ha establecido para la iglesia, el liderazgo es


una posición de servicio humilde y amoroso. Los que van a dirigir al
pueblo de Dios deben ser un ejemplo de pureza, sacrificio, diligencia y
devoción. Y con la tremenda responsabilidad inherente en dirigir el
rebaño de Dios viene aparejada la posibilidad de gran bendición o gran
juicio. Los buenos líderes son doble mente bendecidos; los malos
líderes son doblemente reprendidos: "porque a todo aquel a quien se le
haya dado mucho, mucho se le demandará" (Lc. 12:48). Santiago 3:1
dice: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros,
sabiendo que recibiremos mayor condenación".

Bíblicamente, el centro de todo el liderazgo de la iglesia es el


anciano. Los ancianos son los que están encargados de la enseñanza,
de la nutrición y de la protección de la iglesia, y son los ancianos los que
son responsables ante Dios en nombre de la iglesia. Sin embargo, al
reunirme con ancianos y pastores de todas partes del país, encuentro
que no muchos entienden la gravedad ni la potencialidad de su papel. Al
estar inseguros de su función o de su relación con el cuerpo, quedan
muy limitados en su capacidad para ministrar eficazmente. Con eso en
mente, permítame que sugiera once preguntas clave, cuyas respuestas
son fundamentales para la comprensión bíblica del ministerio de los
ancianos.

¿Cuál es la interpretación correcta del término anciano?

El término anciano tiene su origen en el Antiguo Testamento. La palabra


hebrea primaria para anciano (rayen) la encontramos, por ejemplo en
Números 11:16 y Deuteronomio 27:1 para referirse a los setenta líderes
tribales que ayudaron a Moisés. Allí se está hablando de una categoría
especial de hombres que fueron apartados para el liderazgo -como un
senado- en Israel. Deuteronomio 1:918 indica que les fue encomendada
la responsabilidad de juzgar a los israelitas. Moisés se comunicaba con
el pueblo mediante ellos (Éx. 19:7; Dt. 31:9). Ellos dirigieron la Pascua
(Éx. 12:21) y quizás otros elementos de la adoración.

Más tarde encontramos a los ancianos de Israel involucrados


específicamente en el liderazgo de las ciudades (1 S. 11:3; 16:4; 30:26).
Su función todavía tenía que ver con la toma de decisiones: Aplicación
de la sabiduría a la vida de los israelitas para la resolución de conflictos,
dando direcciones y supervisando en general los detalles de una
sociedad ordenada.

El Antiguo Testamento se refiere a ellos como "los ancianos de Israel'


(1 S. 4:3), "los ancianos del país" (1 R. 20:7), "los ancianos de Judá (2
R. 23:1), "los ancianos de cada ciudad" (Esd. 10:14) y "los ancianos de
la congregación" (Jue. 21:16). Servían en la capacidad de magistrados
locales y como gobernadores de las tribus (Dt. 16:18; 19:12; 31:28).

Otra palabra hebrea para ancianos es sub, usada solo cinco veces
en el Antiguo Testamento, todas ellas en el libro de Esdras. Se refiere al
grupo de líderes judíos encargados de la reconstrucción del templo
después del destierro.

La palabra griega para anciano (preshuteros) aparece setenta veces


en el Nuevo Testamento. Al igual que zapen, que significa "anciano" o
"barbudo", sab, que significa "canoso", y nuestra palabra anciano
(preshuteros) se refieren a la edad madura. Por ejemplo, en Hechos
2:17 Pedro cita a Joel 2:28: "Y vuestros ancianos soñarán sueños". La
palabra hebrea usada en Joel para "ancianos" es zaqen, y la palabra
griega que se emplea en Hechos es preshuteros. Cuando se usa en ese
sentido, anciano no constituye un título oficial; simplemente se refiere a
un hombre mayor de edad.

En 1 Timoteo 5:2 se usa la forma femenina de presbuteros para


referirse a las ancianas. Allí aparecen contrastadas las ancianas con las
mujeres jóvenes: "[Exhorta] a las ancianas, como a madres; a las
jovencitas, como a hermanas, con toda pureza". En ese contexto, el
término también significa solo edad madura, no una posición o ministerio
en la iglesia.

En 1 Pedro 5:5 se emplea en el mismo sentido: "Igualmente, jóvenes,


estad sujetos a los ancianos". Allí, como en 1 Timoteo 5:2, se usa la
palabra para establecer el contraste entre jóvenes y mayores. En ese
contexto, preshuteros se entiende por lo general como refiriéndose solo
a "una persona anciana", no necesariamente al que ocupa una posición.
Ese es el significado primario del término en su uso general en griego.

En el tiempo de Cristo preshuteros era un término familiar. Se usa


veintiocho veces en el Nuevo Testamento para referirse a un grupo ex
oficio de líderes espirituales de Israel: "A los principales sacerdotes y a
los ancianos" (Mt. 27:3), "Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel"
(Hch. 4:8). En cada uno de estos casos y en todo otro uso similar,
preshuteros se refiere a líderes reconocidos en Israel que no están
definidos como sacerdotes de ninguna clase. Parece que eran los
componentes del sanedrín, el cuerpo de gobierno más elevado del
judaísmo en el tiempo de jesús.

En Mateo 15:2 y Marcos 7:3, 5 encontramos la frase "la tradición de


los ancianos". En esos casos preshuteros se refiere a una ascendencia
de padres espirituales que transmitían los principios que gobernaban las
prácticas religiosas. Eran los maestros que determinaban la tradición
judía. En ese sentido, anciano equivale a rabí y puede significar o no
una posición oficial.

La palabra preshuteros aparece doce veces en el libro de


Apocalipsis. En todas ellas se habla de los veinticuatro ancianos que
parece son unos representantes únicos de los redimidos de Dios a lo
largo de todos los tiempos.

¿Cómo se usa el término anciano en relación con la


iglesia?

La iglesia del Nuevo Testamento fue inicialmente judía, de manera que


resul taría muy natural que el concepto de gobierno de los ancianos se
adoptara en la naciente iglesia. Anciano era el único término judío
comúnmente usado para liderazgo que estaba libre de toda connotación
relacionada con la monarquía o el sacerdocio. Eso es significativo
porque en la iglesia, cada creyente es corregente con Cristo, de modo
que no tiene que haber un rey terrenal. Y a diferencia de la nación de
Israel, la iglesia no tiene un sacerdocio terrenal especialmente
designado, porque todos los creyentes son sacerdotes. Así, pues, de
todos los conceptos judíos de liderazgo, el anciano es el que encaja
mejor en la clase de liderazgo ordenado para la iglesia.

Los ancianos de Israel eran hombres maduros. Eran cabezas de


familias (Éx. 12:21); poseedores de un carácter moral fuerte; temerosos
de Dios y amantes de la verdad y de la integridad (Éx. 18:20-21); llenos
del Espíritu Santo (Nm. 11:1617); hombres de sabiduría, discernimiento
y experiencia; hombres imparciales y valientes con los que se podía
contar para interceder, enseñar y juzgar con justicia y equidad (Dt. 1:13-
17). Todas estas características estaban involucradas en la
interpretación judía del término presbuteros. El uso de este término para
describir a los líderes de iglesia hace hincapié en la madurez de su
experiencia espiritual, como se ve en la fortaleza y estabilidad de su
carácter moral.

Preshuterms aparece casi veinte veces en Hechos y las epístolas en


relación con un grupo único de líderes en la iglesia. Desde el principio
aparece bien claro que un grupo de líderes espirituales maduros iban a
tener responsabilidades en la iglesia. La iglesia de Antioquía, por
ejemplo, donde los creyentes fueron llamados por primera vez
"cristianos", enviaron a Bernabé y Saulo a los ancianos en Jerusalén
con una ofrenda para distribuirla entre los hermanos necesitados de
Judea (Hch. 11:30). Eso demuestra que los ancianos existían ya en la
iglesia en ese tiempo temprano y que los creyentes en Antioquía
reconocían su autoridad.

Puesto que la iglesia en Antioquía fue uno de los frutos de la obra


misionera de la iglesia madre en Jerusalén, los ancianos probablemente
existieron allí también. De hecho, es probable que Pablo mismo
funcionara como un anciano en Antioquía antes de entrar a cumplir la
misión de apóstol. Él aparece en Hechos 13:1 como uno de los
maestros de la iglesia.

Los ancianos tuvieron una participación dominante en el Concilio de


Jerusalén como se indica en Hechos 15 (véase vv. 2, 4, 6, 22-23, y
16:4). Obviamente ellos influyeron en la vida fundacional de la iglesia
naciente.

Tan pronto como Pablo y Bernabé empezaron a predicar en nuevas


áreas y la iglesia empezó a extenderse, el proceso de identificar a los
líderes de iglesia quedó más claramente definido. A medida que la
iglesia se desarrollaba, vemos en todo el Nuevo Testamento que a los
líderes los llamaban ancianos.

Tan temprano en la narración bíblica como es Hechos 14, vemos que


uno de los pasos clave en el establecimiento de una nueva iglesia fue el
de identificar y nombrar ancianos para el liderazgo de la misma. El
versículo 23 dice: "Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo
orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído".

De casi todas las iglesias que conocemos en el Nuevo Testamento se


dice específicamente que habían tenido ancianos. Por ejemplo, Hechos
20:17 dice: "Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los
ancianos de la iglesia". Es significativo que la iglesia en Éfeso tuviera
ancianos porque todas las iglesias en Asia Menor -tales como las
mencionadas en Apocalipsis 1:11- fueron extensiones del ministerio en
Éfeso. Podemos dar por supuesto que esas iglesias identificaban
también el liderazgo mediante los mismos términos que estaban
establecidos como modelos en Éfeso: Una pluralidad de ancianos.

Pedro escribió a los creyentes esparcidos en el Ponto, Galacia,


Capadocia, Asia y Bitinia, diciéndoles: "Ruego a los ancianos que están
entre vosotros... Apacentad la grey de Dios" (1 P. 5:1-2). Esos territorios
no eran ciudades; Pedro estaba escribiendo a un buen número de
iglesias esparcidas por toda Asia Menor. En todas ellas había ancianos.

¿Como sc relaciona cl anciano con cl obispo y cl pastor?


Obispos y pastores no son diferentes de los ancianos; esos términos
son simplemente maneras distintas de identificar a las mismas
personas. La palabra griega para obispo es episkopos, que es de donde
le viene el nombre a la iglesia episcopal. La palabra griega para pastor
es poinii n.

La evidencia textual indica que esos tres términos se refieren a la


misma posición. Los requisitos para ser obispo que se mencionan en 1
Timoteo 3:1-7, y los correspondientes al anciano en Tito 1:6-9, son sin
lugar a dudas paralelos. En realidad, en Tito, Pablo usa ambos términos
para referirse al mismo hombre (1:5, 7).

Primera Pedro 5:1-2 nos presenta juntos los tres términos: "Ruego a
los ancianos [presóuterosl que están entre vosotros, yo anciano también
con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también
participante de la gloria que será revelada: Apacentad [poimainó] la grey
de Dios que está entre vosotros, cuidando [episkopeó] de ella, no por
fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con
ánimo pronto".

Hechos 20 también emplea los tres términos de forma


intercambiable. En el versículo 17 Pablo reúne a todos los ancianos de
la iglesia [presbuteros] para darles un mensaje de despedida. En el
versículo 28 les dice: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño
en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos [episkopos], para
apacentar [poimaino] la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre".

Para su uso general prefiero el término anciano porque parece estar


libre de las muchas connotaciones y matices que nuestra cultura ha
impuesto sobre los nombres de obispo y pastor.

Episkopos, la palabra para obispo, significa "sobreveedor" o


"guardián". En el Nuevo Testamento se usa la palabra episkopos cinco
veces. En 1 Pedro 2:25 a Cristo Jesús se le llama el episkopos de
nuestras almas. Él es el que tiene la visión más clara de nosotros, el que
nos conoce y comprender mejor. Jesucristo es el pastor y guardián de
nuestras almas. En las otras cuatro ocasiones que se usa episkopos se
refiere a los líderes en la iglesia.

Episkopos es el equivalente en la cultura secular griega a la idea


histórica hebrea de ancianos. Los obispos eran los líderes nombrados
por los emperadores para dirigir ciudades-estados recientemente
tomadas o fundadas. El obispo era responsable ante el emperador, pero
la supervisión la delegaban en él. Funcionaba como un comisionado,
gobernando los asuntos de la nueva colonia o ciudad recién adquirida.
De ahí que el episkopos sugería dos ideas a la mente griega del primer
siglo: Responsabilidad ante un poder superior y la introducción a un
nuevo orden de cosas. Los gentiles convertidos entenderían
inmediatamente esos conceptos.

Es interesante seguirle la pista a los usos bíblicos de episkopos.


Aparece en el libro de Hechos solo una vez, cerca del final (Hch. 20:28).
Por supuesto, en ese tiempo, había relativamente pocos gentiles en la
iglesia, y por eso el término no se usaba comúnmente. Pero al parecer a
medida que los gentiles se iban salvando y la iglesia empezó a perder
algo de su sabor judío, la palabra episkopos, propia de la cultura griega,
se usó cada vez más a menudo para describir a los que funcionaban
como ancianos (1 Ti. 3:1).

El obispo del Nuevo Testamento, o sobreveedor, es responsable por


la enseñanza (1 Ti. 3:2), la alimentación, la protección, y el cuidado
general del rebaño (Hch. 20:28). Desde la perspectiva bíblica, no hay
diferencia entre el papel de un anciano y el de un obispo; los dos
términos se refieren al mismo grupo de líderes. Episkopos recalca la
función; presbuteros el carácter.

Poimun, la palabra para pastor, se usa un buen número de veces en


el Nuevo Testamento, y Efesios 4:11 es uno de los lugares donde
aparece.

Dos de las tres veces en que poimin aparece en las epístolas, se


refiere a Cristo. Hebreos 13:20-21 es una bendición: "Y el Dios de paz
que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor
(poirn n] de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en
toda obra buena para que hagáis su voluntad". Primera Pedro 2:25 dice:
"Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis
vuelto al Pastor [poinu n] y Obispo [episkopos] de vuestras almas".

En Efesios 4:11, pastor (poimén) aparece usado con la palabra


maestro. En ese caso la construcción griega indica que los dos términos
van juntos, en español podríamos unirlos mediante un guión ("pastor-
maestro"). Lo que se está recalcando es el ministerio de enseñanza del
pastor.

Poimin recalca, entonces, el papel pastoral de cuidar y alimentar,


aunque el concepto de liderazgo está también inherente en la imagen de
un pastor. El énfasis del término poimin está en la actitud del hombre.
Para calificar como pastor el hombre tiene que tener un corazón que
ama y cuida.

Así, pues, el término anciano recalca lo que es el hombre. Obispo


habla de lo que hace. Y pastor tiene que ver con cómo ministra. Los tres
términos se empleaban para hablar de los mismos líderes de iglesia,
identificando a los que alimentaban y dirigían a la iglesia, pero cada uno
hace hincapié en una faceta única.

¿Cuál es el papel de un anciano?

Cuando la era apostólica llegó a su fin, la posición de anciano surgió


como el nivel más elevado del liderazgo en la iglesia local. Lo cual
conllevaba una gran cantidad de responsabilidad. No había un tribunal
de apelación y una fuente mayor para el conocimiento de la mente y el
corazón de Dios en lo que se refería a los asuntos de la iglesia.

Primera Timoteo 3: 1 dice: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado


[sobreveedorJ, buena obra desea". En el versículo 5 Pablo dice que el
trabajo de episkopos es el "[cuidar] de la iglesia de Dios". La implicación
clara es que la responsabilidad primaria de un obispo es la de guardián
y cuidador de la iglesia.

Eso involucra algunos deberes específicos. Quizá el más evidente es


la función de supervisar los asuntos de la iglesia local. Primera Timoteo
5:17 dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de
doble honor". La palabra griega que se traduce aquí como "gobiernan"
es proistémi, que se emplea cuatro veces para hablar de las
responsabilidades de los ancianos en 1 Timoteo (3:4-5; 5:12, 17), una
en 1 Tesalonicenses 5:12 (donde se traduce como "y os presiden"), y
una en Romanos 12:8, donde gobernar aparece como un don espiritual
("preside"). Proistémi literalmente significa "ser el primero" lo que habla
del deber de supervisión general común a todos los ancianos.

Como líderes en la iglesia, los ancianos no están sujetos a ninguna


otra auto ridad terrenal más alta fuera de la iglesia local. Su autoridad
sobre la iglesia no es el de la fuerza o el poder dictatorial, sino el del
precepto y el ejemplo (He. 13:7).

Los ancianos tampoco tienen que funcionar mediante el gobierno de


la mayoría o del voto. Si todos los ancianos están guiados por el mismo
Espíritu y todos tienen la mente de Cristo debiera haber unanimidad en
las decisiones que ellos toman (1 Co. 1:10; Ef. 4:3; Fil. 1:27; 2:2). Si hay
división, todos los ancianos debieran estudiar, orar y buscar juntos la
voluntad de Dios hasta lograr el consenso. La unidad y la armonía en la
iglesia como un todo comienza aquí.

Los ancianos son responsables de la predicación y la enseñanza (1


Ti. 5:17). Ellos son los que determinan los asuntos doctrinales para la
iglesia y tienen la responsabilidad de proclamar la verdad a la
congregación. Primera Timoteo 3:2, al mencionar los requisitos
espirituales de los sobreveedores, nos da solo una calificación
relacionada con una función específica: Sea "apto para enseñar". Todos
los otros requisitos son cualidades de carácter.

Tito 1:7-9 hace también hincapié en la importancia de la


responsabilidad del anciano como maestro: "Porque es necesario que el
obispo sea... retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada,
para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a
los que contradicen". La amenaza de los falsos maestros era ya tan
grande que un requisito clave para el liderazgo era una buena
comprensión de la sana doctrina y la habilidad para enseñarla.
"Exhortar" en ese versículo es la palabra griega parakaleo, que
literalmente significa "llamar cerca". Vemos, por su uso en el Nuevo
Testamento, que el ministerio de la exhortación tiene varios elementos.
Involucra persuadir (Hch. 2:4; 14:22; Tit. 1:9), rogar (2 Co. 8:17),
consolar (1 Ts. 2:11), animar (1 Ts. 4:1), y reiterar pacientemente
doctrinas importantes (2 Ti. 4:2).

Los ancianos son un recurso para los que buscan apoyo en la


oración. Santiago escribió: "¿Está alguno enfermo entre vosotros?
Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite
en el nombre del Señor" (Stg. 5:14).

Hechos 20:28 dice que otra de las funciones de un anciano es la de


pastorear: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor". Los versículos 29-30 recalcan que el ministerio de protección del
sobreveedor es enfrentar la amenaza de los falsos maestros.

El anciano actúa como un pastor cuidadoso y amoroso de la grey,


pero nunca se habla en las Escrituras de que sea la "grey de él" o "su
grey". Es "la grey de Dios" (1 P. 5:2), y él es simplemente un
mayordomo, uno que cuida de las posesiones de Dios.

Los ancianos, como los sobreveedores de la grey, son los que tienen
que determinar las decisiones de la iglesia (Hch. 15:22); apacentar (Hch.
20:28); ordenar a otros (1 Ti. 4:4); gobernar, enseñar y predicar (1 Ti.
5:17); exhortar y convencer (Tit. 1:9); y actuar como pastores, dando
ejemplo a todos (1 P. 5:13). Esas responsabilidades ponen a los
ancianos en el centro del ministerio de la iglesia.

Es comprensible que los ancianos no puedan darse el lujo de


consumir su tiempo y energías con los detalles administrativos, las
relaciones públicas, los asuntos financieros menores y otras cuestiones
del funcionamiento diario de la iglesia. Tienen que dedicarse sobre todo
a la oración y al ministerio de la palabra, y elegir a otros para que
manejen esos otros asuntos (Hch. 6:3-4).

¿Cuáles son los requisitos de un anciano?


Primera Timoteo 3 y Tito 1 identifican los requisitos para ser un anciano.
Primera Timoteo 3:1-7 dice:

Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.


Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una
sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para
enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de
ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que
gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda
honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo
cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que
envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es
necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no
caiga en descrédito y en lazo del diablo.

El requisito que abarca todos los demás y al que los otros sirven de
apoyo es que "sea irreprensible". Esto es, debe ser un líder que no
pueda ser acusado de nada pecaminoso. Todas las otras calificaciones,
excepto quizá las habilidades de la enseñaza y la administración, solo
amplían esa idea.

Un anciano debe ser irreprensible en su vida conyugal, su vida social,


su vida familiar, su vida profesional y su vida espiritual. "Marido de una
sola mujer" (lit. "hombre de una sola mujer") no quiere decir
simplemente que está casado con una mujer, esa no tendría que ser un
requisito. Antes bien, quiere decir que el anciano debe tener una
devoción exclusiva a su esposa. Si no está casado, no debe ser un tipo
de hombre insinuante. "Sobrio" habla de una vida equilibrada y
moderada. "Prudente" es otra palabra para sabio. "Decoroso" se refiere
a que tiene dignidad y goza del respeto de sus compañeros.
"Hospedador" significa que ama a los desconocidos, no quiere decir
necesariamente que organiza muchas cenas, sino que no es
exclusivista. "Apto para enseñar" es didaktikos, o "hábil para enseñar".
Además, "no dado al vino" (al parecer Timoteo no bebía en absoluto, 1
Ti. 5:23) y "no pendenciero" (no busca peleas ni es físicamente abusivo),
sino "amable, apacible" y "no avaro", está libre del amor al dinero.
Todas esas cualidades y habilidades deben ser bien conocidas y
reconocidas por los demás, y su hogar es el primer lugar donde deben
manifestarse. Debe saber gobernar bien su propia familia y mantener a
sus hijos bajos control y hacerlo con dignidad. "Casa" en el versículo 5
probablemente se refiere a la familia en general que incluye a los
criados, yernos, nueras y otros parientes. Todos ellos eran parte de una
"casa" en el primer siglo, y se requería bastante habilidad de liderazgo y
carácter espiritual para manejarlo bien. Si un hombre no podía gobernar
su propia casa, ¿cómo se le podía encargar el gobierno de la iglesia?

De modo que los requisitos para ser un anciano van mucho más allá
de solo tener buenas características morales. Un anciano debe
demostrar que es un buen maestro y administrador. Si hay algo en su
vida que implica debilidad en estas áreas, queda descalificado. Si está
metido en deudas, si sus hijos son rebeldes y si sus asuntos
profesionales o de negocios no son irreprochables, no puede ser un
anciano.

Queda claramente indicado que no puede ser un nuevo convertido,


porque ocupa tiempo el desarrollar madurez espiritual y examinar la vida
de un hombre y evaluar sus calificaciones. Además, elevar a un nuevo
convertido a la posición de liderazgo le puede llevar a envanecerse.

Para resumir todo lo dicho, un anciano debe ser un hombre de una


reputación impecable entre los de fuera y dentro de la iglesia.

En Tito 1:5-9 vemos que Pablo menciona calificaciones similares:

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo


deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo
te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y
tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de
rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible,
como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al
vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas,
sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño
de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido
enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza
y convencer a los que contradicen.

La mayoría de esas calificaciones son una repetición de las que


encontramos en 1 Timoteo. El apóstol de nuevo dice que el anciano
debe ser hombre de una sola mujer, que la vida de sus hijos no se
caracterice por la rebelión o la disolución, que es libertinaje. En otras
palabras, que sus hijos no se rebelen en contra de él o en contra de los
valores de un hogar y familia cristianos, y que no sean culpables de
mala conducta.

El sobreveedor debe ser "irreprensible, como administrador de Dios".


Lo cual implica de nuevo que eso ya lo ha demostrado en el ministerio.
"No [es] soberbio", es decir, no busca su propia agenda. "No [es]
iracundo, no dado al vino, no pendenciero", o violento. No busca obtener
dinero mediante medio ilícitos o cuestionables. Es "hospedador", un
hombre de bien, de buen juicio, justo, dedicado a Dios y disciplinado.

Además de todo eso, debe haber demostrado habilidad para enseñar


la Palabra de Dios a fin de que pueda "exhortar con sana enseñanza y
convencer a los que [la] contradicen".

Notemos los paralelismos y las diferencias en las dos listas. (Vea el


apéndice 3 para un examen más completo de las características
específicas.)
¿Pueden las mujeres servir como ancianos?

No hay nada en las Escrituras que indique que las mujeres puedan
servir como ancianos. Primera Timoteo 2:11-12 dice: "La mujer aprenda
en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni
ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio". En la iglesia las
mujeres tienen que estar bajo la autoridad de los ancianos, excluidas de
enseñar a los hombres o de ser elegidas para posiciones de autoridad
sobre ellos.

La razón por la que las mujeres deben someterse a la autoridad de


los hombres no es cultural, tampoco refleja un prejuicio paulino, como
algunos afirman. Más bien está enraizado en el orden de la creación:
"Porque Adán fue formado primero, después Eva" (v. 13). La caída del
hombre confirma ese orden: "Adán no fue engañado, sino que la mujer,
siendo engañada, incurrió en transgresión" (v. 14).

El equilibrio en la influencia viene por medio de la responsabilidad de


la mujer de engendrar y criar hijos (v. 15).

¿Cómo hay que ordenar los ancianos?

El Nuevo Testamento indica claramente que los ancianos eran


apartados o nombrados para su ministerio de una forma única. El
término que normalmente se usa para el nombramiento de los ancianos
en el Nuevo Testamento es kathiste7mi, que significa "ordenar". El
concepto de ordenación implica reconocimiento oficial por el liderazgo
de la iglesia y el anuncio público de que son apartados para un
ministerio oficial.

En 1 Timoteo 4:14 Pablo le dice a Timoteo: "No descuides el don que


hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las
manos del presbiterio". Esa imposición de manos viene del sistema de
sacrificios del Antiguo Testamento. Cuando se ofrecía un sacrificio, el
oferente ponía sus manos sobre el sacrificio para mostrar identificación.
De modo que la imposición de manos se convirtió en una manera
mediante la que uno se podía identificar con otro.

De la misma forma, el ritual de la ordenación en el Nuevo Testamento


demostraba solidaridad entre los ancianos y aquel sobre el que se
imponían las manos. Era una forma visible de decir: "Te recomendamos
para el ministerio. Estamos a tu lado, te apoyamos, afirmamos tu
derecho a ministrar en una posición de liderazgo en la iglesia".

Pablo, sin embargo, advirtió a Timoteo: "No impongas con ligereza


las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro"
(1 Ti. 5:22). Eso hace hincapié en la seriedad de la declaración de
solidaridad. Si usted impone sus manos sobre un hombre que está
pecando y de ese modo le ordena para el pastorado, usted está
participando en su pecado. Si no quiere ser un participante en el
pecado, no falle en buscar la mente del Señor en el proceso.
Un hombre debiera ser considerado para la ordenación solo después
de que él ha demostrado que es idóneo para el ministerio de liderazgo
durante un período en el que es probado. Durante ese tiempo es
observada su actuación en una posición limitada de supervisión
delegada. Si demuestra capacidad para el liderazgo y lealtad al
mensaje, puede ser reconocido públicamente como alguien en el que se
puede confiar para el servicio de liderazgo. La iglesia debiera tener a
hombres en todas las etapas del proceso de prueba al pensar en sus
futuras necesidades.

Bíblicamente, la imposición de manos se llevaba a cabo por los


líderes reconocidos de la iglesia. Era su manera de identificarse a sí
mismos con los que se iban a convertir en líderes. Pero el proceso de
identificación de líderes puede involucrar también a la congregación.
Hechos 14:23 dice: "Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y
habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien
habían creído". La palabra para "constituyeron" en ese versículo es
cheirotoneó, que literalmente significa "elegir mediante levantar las
manos". Es la misma palabra que se emplea para describir como se
tenían las votaciones en la asamblea legislativa ateniense. Así llegó a
significar "nombrar".

Algunos piensan que el uso de cheiroton& implica que se tomaba el


voto de la congregación mediante las manos levantadas. Eso es forzar
la palabra. El contexto de Hechos 14:23 indica que solo Bernabé y
Pablo (el antecedente de la oración en plural) estaban involucrados en
la elección.

Segunda Corintios 8:19 usa cheirotoneo para describir a un hermano,


cuyo nombre se desconoce, "designado por las iglesias" para
acompañar a Pablo. La palabra "iglesias" indica que no fue elegido por
el voto de una sola congregación, sino más bien por el consenso de las
iglesias de Macedonia, probablemente como representante de sus
líderes.

Así, pues, usar el término cheirotonei& en una forma literal


exagerada no es suficiente para apoyar la idea de la elección de los
ancianos mediante el voto de la congregación, aunque puede estar
implícita la aprobación de la congregación.

Hechos 6:5 es presentado a menudo como una prueba de la elección


por la congregación: "Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron
a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a
Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía".
Notemos, sin embargo, que los elegidos no fueron llamados ancianos.
Eran servidores cuya tarea era liberar a los apóstoles para que estos
cumplieran con su tarea espiritual. Y los hermanos los presentaron ante
los apóstoles para su aprobación, no al revés (v. 6). La congregación los
reconoció como hombres piadosos y capacitados, pero los apóstoles los
nombraron para la tarea.

A la iglesia del Nuevo Testamento la vemos en situación de


transición. Los modelos de liderazgo de iglesia se desarrollaron a
medida que maduraba la iglesia del primer siglo. Podemos seguirle el
rastro a tres pasos en el proceso de la ordenación de líderes.
Inicialmente fueron los apóstoles los que elegían y ordenaban a los
ancianos (Hch. 14:23). Después de eso, los ancianos eran nombrados
por aquellos que estuvieron más cerca de los apóstoles y participaron
en su ministerio. Por ejemplo, Pablo específicamente le encarga a Tito la
ordenación de los ancianos (Tit. 1:5). En la tercera fase, los ancianos
mismos ordenaban a otros ancianos (1 Ti. 4:14). La responsabilidad
última para el nombramiento de ancianos le correspondió siempre al
liderazgo de la iglesia.

Hoy no tenemos apóstoles, pero el modelo bíblico todavía se


mantiene. Los líderes de iglesia -ya sean llamados ancianos, obispos,
pastores, misioneros, evangelistas, representantes apostólicos, o lo que
sea- debieran tener la responsabilidad de identificar y ordenar a los
ancianos.

Los que esperan ser ancianos debieran desear servir en esa


capacidad. Primera Timoteo 3:1 dice: "Palabra fiel: Si alguno anhela
obispado, buena obra desea (cursivas añadidas)". El comienzo para la
identificación de un posible anciano es el deseo en el corazón del
individuo. Primera Pedro 5:2 dice: "Apacentad la grey de Dios que está
entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no
por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto".

En otras palabras, no tenemos que salir a reclutar hombres para que


sean ancianos. El que está calificado para serlo tendrá el anhelo de
enseñar la Palabra de Dios y dirigir la grey de Dios, sin pensar para
nada en las ganancias. Deseará la posición, buscará que le consideren
para ello y se dedicará él mismo a la Palabra. Nadie tendrá que
convencerlo de que lo haga; es la pasión de su corazón.

Además, sirve "voluntariamente... con ánimo pronto". Su servicio


como un anciano es un llamamiento de parte de Dios. El deseo de servir
como un anciano está en su corazón porque Dios se lo puso allí.

Si un hombre tiene el deseo, se siente llamado y cumple los


requisitos, hay una cosa más que es necesaria antes de que sea
ordenado. Los ancianos deben buscar juntos la voluntad de Dios y
confirmar que Él está en la decisión. Hechos 14:23 describe el proceso
que los apóstoles siguieron para elegir ancianos: "Y constituyeron
ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los
encomendaron al Señor en quien habían creído". Antes de nombrar
ancianos se entregaron a la oración y el ayuno. Vieron la posición y
ministerio de los ancianos con toda seriedad como un llamamiento de
Dios.

Hechos 20:28 afirma la participación del Espíritu Santo en la elección


de los ancianos: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en
que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia
del Señor, la cual él ganó por su propia sangre (cursivas añadidas)".
Para responder a su llamamiento, Dios planta en el corazón del hombre
la pasión por el ministerio y luego lo confirma mediante la dirección del
Espíritu Santo en los corazones de los líderes a través de la oración y el
ayuno.

Cuando en mi juventud sentí que Dios me llamaba al pastorado, pasé


años buscando que Dios confirmara ese llamamiento en mi corazón
antes de empezar a prepararme para el ministerio. Todo anciano debiera
ver su llamamiento con toda seriedad, porque la tiene. Un hombre no
debiera convertirse en anciano porque tiene una vaga idea de que le
gustaría usar sus dones y habilidades para ayudar a la iglesia. Debiera
estar motivado por una carga en su corazón que le lleva a buscar a Dios
fervientemente.

Hechos 13:2 dice que las instrucciones del Espíritu Santo para que
apartaran a Pablo y Bernabé vinieron cuando estaban "ministrando
[adorando] éstos al Señor, y ayunando". El llamamiento de Dios no hay
que tomarlo a la ligera, y la voluntad de Dios no hay que buscarla
superficialmente. La voluntad de Dios en el asunto de la ordenación de
los líderes de iglesia se expresará por medio del sentido colectivo de
que Dios está obrando entre los líderes. Ellos deben ser sensibles a
esto. La iglesia es donde es confirmado el llamamiento.

Así que los ancianos son un grupo de hombres especialmente


llamados y ordenados que tienen un gran deseo por dirigir y alimentar la
grey de Dios. Son iniciados por el Espíritu Santo, confirmados por medio
de la oración y acreditados a través del testimonio consecuente de una
vida pura a los ojos de todos.

¿Tienen quc scr los ancianos sostenidos


económicamente por la iglesia?

Aun en la naciente iglesia, algunas iglesias pagaron a los ancianos por


su trabajo. Primera Timoteo 5:17-18 dice: "Los ancianos que gobiernan
bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que
trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal
al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario". "Honor" en el
versículo 17 es la traducción de la palabra griega time, que, como
evidencia el contexto, se refiere a remuneración económica.

El apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 9:1-9:

¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a jesús el Señor
nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no
soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de
mi apostolado sois vosotros en el Señor. Contra los que me
acusan, esta es mi defensa: ¿Acaso no tenemos derecho de
comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una
hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los
hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos
derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias
expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién
apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto
sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley
de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene
Dios cuidado de los bueyes?

En otras palabras, está estrechamente relacionado con la misma


naturaleza del ministerio el que los que ministran sean sostenidos. Los
soldados son sostenidos por el gobierno. Los agricultores comen de su
cosecha. Los pastores toman la leche de las ovejas. Incluso los bueyes
comen del trabajo que hacen. Del mismo modo, el pastor debe ser
sostenido por la iglesia. Luego agrega en el versículo 13: "¿No sabéis
que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los
que sirven al altar, del altar participan?" Así como los sacerdotes vivían
de las ofrendas de los creyentes judíos, también los que ministran bajo
el nuevo pacto debieran ser sostenidos por aquellos a los que sirven.

No obstante, Pablo también indica que ese subsidio es opcional. Es


un derecho, pero no es un mandato. En el versículo 6, dice: "¿O sólo yo
y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?" Él y Bernabé se
sostenían a sí mismos por medio del trabajo que hacían fuera de la
iglesia. Ellos habían renunciado voluntariamente a su derecho de ser
pagados por la iglesia. Como ministros tenía el derecho de ser sostenido
por la iglesia, incluso si elegían no ejercer ese derecho. Ellos preferían
funcionar así, no porque tuvieran necesidad de hacerlo, sino porque
querían ofrecer el evangelio gratuitamente (v. 18), y porque no querían
ser gravosos para la iglesia (1 Ts. 2:9).

Cada anciano tiene el mismo derecho. Si el Señor le llama a ser un


anciano y la iglesia ha reconocido su llamamiento, tiene el derecho de
ser sostenido por la iglesia. Si él siente que el Espíritu Santo le dirige a
buscar ese sostenimiento de forma que se vea más libre para hacer la
obra que Dios le ha puesto en el corazón, la iglesia está obligada a
sostenerle por causa del reconocimiento de su pastorado.

Pero el "hacer tiendas" es una opción. Si un anciano prefiere obtener


sus ingresos de otra manera, eso está dentro de los criterios de las
Escrituras. Los ancianos pueden decidir sostenerse a sí mismos
trabajando fuera de la iglesia, como Pablo lo hizo, por una serie de
razones. Puede que no quiera ser una carga para la iglesia. Pueden
sentir que el testimonio tiene un mejor efecto si no buscan el
sostenimiento de la iglesia. En una iglesia con una pluralidad de
ancianos, es muy probable que algunos se sostendrán a sí mismos y
otros serán sostenidos por la iglesia. En cualquier caso, eso no afecta
para nada su posición como un anciano.

Los términos laico y clérigo no son bíblicos. Eso no quiere decir que
no sean útiles. En ciertas circunstancias puede ser de ayuda el distinguir
entre los que reciben un sostenimiento completo por su servicio en la
iglesia y los que su fuente principal de ingresos está en otra ocupación,
pero en las Escrituras no encontramos esas distinciones artificiales. No
hay diferentes clases de santos, y en términos de posición no hay
diferencias bíblicas entre un anciano laico y un pastor. Cada anciano
está encargado con la supervisión, cuidado, alimentación, protección y
enseñanza de la grey. Todos los ancianos juntos constituyen el liderazgo
y son un ejemplo para el resto de la iglesia. Todos han sido ordenados
por la iglesia, llamados por Dios y apartados por Él para las funciones
del pastorado como están definidas en las Escrituras. Todos están
llamados al mismo nivel de compromiso y dedicación y al mismo
ministerio. El subsidio no debiera ser una cuestión divisiva. Cada
anciano tiene la opción de recibir su sostenimiento de la iglesia o de
sostenerse a sí mismo, puede optar por lo que refleje mejor la voluntad
de Dios para él.

En realidad, los que eligen no aceptar el sostenimiento de la iglesia


pueden tener una ventaja que no podrían disfrutar si estuvieran pagados
por la iglesia. Se encuentran en la posición de mostrar al mundo su
testimonio de que son irreprensibles. Son más conocidos por los no
creyentes en el mundo del trabajo y están en una dimensión diferente en
las encrucijadas de la vida, listos para relacionarse con personas que de
otra manera la iglesia no tendría ningún contacto. Ellos le pueden
proporcionar una mayor credibilidad a todo el grupo de ancianos. Así,
pues, el subsidio de un anciano es opcional, pero sus requisitos
espirituales no lo son.

¿Es el pastorado un trabajo en equipo?

Toda la información bíblica indica claramente que el pastorado es un


esfuerzo de equipo. Es significativo que en todo lugar donde se usa el
término preshuteros aparece en plural, excepto en los casos en los que
el apóstol Juan lo emplea sobre sí mismo en 2 y 3 Juan y en donde
Pedro también lo usa acerca de sí mismo en 1 Pedro 5:1. La norma en
la iglesia del Nuevo Testamento era una pluralidad de ancianos. En
ninguna parte en el Nuevo Testamento hay una referencia a una
congregación con un pastor. Eso no quiere decir que no hubiera alguna,
sino que no aparecen mencionadas. Es significativo que Pablo dirige su
epístola a los Filipenses "a todos los santos en Cristo Jesús que están
en Filipos, con los obispos [pl., episkopoil y diáconos" (1:1).

Algunos han dicho que Apocalipsis 1 apoya el concepto de una


iglesia-un pastor. Allí el apóstol Juan habla de los "ángeles (gr., unge/oi)
de las siete iglesias" (v. 20). Angeles puede significar "mensajero" y los
que defienden la idea de una iglesia-un pastor dicen que los mensajeros
aquí y en los capítulos 2 y 3 son los pastores de las iglesias. Sin
embargo, hay problemas con esa interpretación: Primera, ungeles no se
usa en ninguna parte para referirse a un pastor, anciano u obispo en el
Nuevo Testamento, y cada vez que ungelos aparece en el libro de
Apocalipsis es para referirse a los ángeles.

Segunda, aun si se pudiera demostrar que estos ángeles eran


pastores, eso todavía no prueba que no fueran representantes de un
grupo de pastores. El modelo claro del Nuevo Testamento para el
gobierno de la iglesia es una pluralidad de ancianos. Hechos 14:23 dice:
"Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con
ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído". Tito 1:5
dice: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente,
y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé".
Puede ser que cada anciano en una ciudad tuviera un grupo individual
que estuviera bajo su cuidado. Pero la iglesia era vista como una iglesia,
y las decisiones se tomaban mediante un proceso colectivo y en
referencia al todo, no a las partes individuales.

Mucho se puede decir de los beneficios de un liderazgo compuesto


por una pluralidad de hombres piadosos. Su sabiduría y consejo
combinados ayudan a asegurar que las decisiones que toman no son el
fruto de la obstinación y del egoísmo individual (cp. Pr. 11:14). De hecho,
el liderazgo de un solo hombre es característico de las sectas, no de la
iglesia.

¿Elimina el gobierno de los ancianos el papel de un líder


especial?

Una pluralidad de ancianos no elimina el papel único de un líder


especial. Dentro de la estructura del ministerio de los ancianos se da
una gran diversidad al ejercer cada uno de ellos sus dones singulares.
Algunos demuestran gran talento en las áreas de la administración o
servicio; otros evidencian dones de enseñanza, de exhortación u otras
habilidades. Algunos son muy visibles; otros funcionan detrás del
escenario. Todos son parte del plan de Dios para la iglesia.

Los doce discípulos son un buen ejemplo de cómo funciona la


diversidad en un sistema unificado. Los discípulos fueron todos iguales
en términos de su posición y privilegios. Con la excepción de judas,
todos ellos reinarán en tronos iguales, y todos serán igualmente
respetados y honrados (Mr. 19:28). Y, no obstante, dentro de los doce,
había una tremenda cantidad de diversidad.

Las Escrituras nos proporcionan cuatro listas de los discípulos (Mt.


10:2-4; Mr. 3:16-19; Lc. 6:14-16; Hch. 1:13). Cada lista divide a los doce
en tres grupos de cuatro nombres, y los tres grupos contienen siempre
los mismos nombres, aunque el orden aparece alterado. En general, los
nombres aparecen en un orden descendente, comenzando con los que
tuvieron una relación más estrecha con Cristo, y terminando siempre
con judas Iscariote.
Los primeros cuatro mencionados son siempre Pedro, Santiago, Juan
y Andrés. Estamos más familiarizados con ellos porque fueron los más
cercanos a Cristo y los Evangelios nos hablan más acerca de ellos. El
segundo grupo lo forman Felipe, Mateo, Natanael y Tomás; y el último
grupo incluye a Santiago, Tadeo y a los dos judas.

Es significativo que aunque el orden de los nombres en los grupos


cambia de un relato al otro, el primer nombre en cada grupo siempre es
el mismo. En el primer grupo el primer nombre es siempre Pedro. El
primer nombre en el segundo grupo es siempre Felipe. Y Santiago
siempre encabeza la lista del tercer grupo.

Parece ser que cada uno de estos grupos tenía un líder reconocido.
Su posición como líder no vino necesariamente mediante un
nombramiento, sino debido a la influencia única que él tenía sobre los
demás del grupo. Pedro, el primero en todas las listas, se convirtió en el
portavoz de todo el grupo de discípulos, como lo podemos ver a lo largo
del Nuevo Testamento. Casi cada vez que los discípulos le querían
hacer una pregunta a Jesús, Pedro era el portavoz.

Todos eran iguales en la posición, en el honor, en los privilegios y


responsabilidades. Todos ellos fueron enviados de dos en dos. Todos
predicaron el mismo mensaje del reino. Todos sanaron. Todos tenían
acceso a Jesús. Si bien ninguno de ellos fue menos en términos de
oficio o calificaciones espirituales (excepto judas), algunos de ellos
sobresalieron de los demás como líderes entre los líderes.

Una posición de liderazgo no implica superioridad espiritual. Parece


improbable que Pedro fuera el más espiritual de los discípulos. Quizá
Santiago y Juan se acercaron a Jesús y le pidieron posiciones más
elevadas porque pensaban que Pedro no estaba calificado para ello.
Aunque él era el líder, ciertamente no era espiritualmente superior a los
otros. Bien puede ser que Santiago el menor fuera el más espiritual de
todos. Puede que él tuviera dones excelentes de los que no sabemos
nada porque Pedro, como el portavoz del grupo, era tan dominante. No
lo sabemos. Pero el que uno de ellos fuera el líder del grupo no le quita
nada a la igualdad de los doce.
Podemos observar el mismo fenómeno en el libro de Hechos. Al
parecer Jacobo estaba reconocido como el líder y portavoz de toda la
congregación (Hch. 12:17; 15:13). Aunque él no tenía ninguna clase de
posición oficial sobre los otros ancianos, parece que le reconocían como
el líder, al menos en la iglesia de Jerusalén. Pedro se hallaba presente,
no obstante, Jacobo es el que estaba al frente de la congregación. Sus
papeles son claramente diferentes; pero nadie era el líder de todo.

Pedro y Juan son los protagonistas principales en los doce primeros


capítulos de Hechos. Sin embargo, no tenemos ningún momento
registrado en el que se le vea a Juan predicando un sermón. De nuevo,
Pedro era el que hablaba. Eso no quiere decir que Juan no tuviera
cosas que decir; cuando llegó el momento de hacerlo él escribió el
Evangelio de Juan, tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Pero Pedro
tenía dones únicos y en el plan de Dios, él iba a ser el portavoz. El papel
de Juan era el de apoyo, ese no era un papel menos importante, sino
diferente.

Comenzando con Hechos 13, Pablo y Bernabé se convirtieron en los


personajes principales de la narración. Aunque Bernabé fue
probablemente el mejor maestro de la iglesia antes de que Pablo
llegara, este dominó por completo el equipo. Incluso los griegos le
llamaron Mercurio porque él era el portavoz principal. Bernabé sin duda
alguna participó en la enseñanza y en la predicación, pero no tenemos
constancia escrita de ello. Su papel en el ministerio conjunto era
diferente, menos visible, pero no menos importante.

Cada ministerio que vemos en el Nuevo Testamento es un esfuerzo


de equipo. Eso no elimina los papeles singulares de liderazgo. Pero sí
quiere decir que no hay lugar para un estilo de liderazgo egoísta y
dictatorial como el de Diótrefes, que amaba ser el primero (3 Jn. 9).

¿Cuál es la relación de los ancianos con la


congregación?

Los ancianos son llamados y nombrados por Dios, confirmados por el


liderazgo de la iglesia y ordenados para la tarea de dirigir. A ellos se les
encomiendan las responsabilidades de ser los ejemplos de la grey, de
dar dirección a la iglesia, de enseñar a los creyentes y de dirigir la
congregación. Las Escrituras dan a entender que todo otro nivel más
bajo de liderazgo debiera estar bajo la autoridad de los ancianos.

Debido a que ellos participan en esa responsabilidad y posición


únicas en la iglesia, los ancianos son dignos de gran respeto. Primera
Tesalonicenses 5:1213 dice: "Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a
los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os
amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su
obra".

La palabra griega que traducimos como "reconozcáis" en ese pasaje


significa "conocer íntimamente". Junto con el resto del pasaje, eso
implica una relación estrecha que involucra aprecio, respeto, amor y
cooperación. Ese gran sentimiento de reconocimiento surge de "por
causa de su obra". Debemos respetarlos debido al llamamiento que
están cumpliendo, no solo a causa de su trabajo diligente y de la tareas
que tienen, sino porque su llamamiento es tan noble.

Hebreos 13:7 dice: "Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron


la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su
conducta, e imitad su fe". Eso hace hincapié tanto en la responsabilidad
del anciano de ser un buen ejemplo para los demás, manifestando virtud
en su vida, como en el deber de la iglesia de seguir su ejemplo.

El versículo 17 añade otra dimensión del deber de la congregación


hacia sus líderes espirituales: "Obedeced a vuestros pastores, y
sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes
han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso". En otras palabras, la congregación
es espiritualmente responsable ante los ancianos, y los ancianos son
responsables ante Dios. La congregación debiera someterse al
liderazgo de los ancianos y dejar que los líderes se preocupen por su
propia responsabilidad delante del Señor. Y si la congregación es dócil y
obediente, los ancianos se verán animados a dirigir con gozo y no con
tristeza, lo cual en última instancia no beneficia a nadie.
Eso no quiere decir, sin embargo, que si un anciano peca
abiertamente se tenga que ignorar su pecado. Primera Timoteo 5:19-21
dice:

Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres


testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de
todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante
de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que
guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con
parcialidad.

Una acusación de pecado contra un anciano no debe tomarse con


ligereza. Tampoco hay que pasarla por alto. Los ancianos deben ser
disciplinados por pecar en la misma manera que todos los demás
miembros de la iglesia. En ninguna manera tienen que recibir ellos un
trato preferencial.

El testimonio de la iglesia es muy visible en las vidas de los ancianos.


Si ellos ignoran el mandato bíblico para la santidad, la iglesia sufrirá las
consecuencias. De igual manera, si la iglesia no se somete al liderazgo
que Dios ha ordenado, su testimonio sufrirá, su eficacia quedará
disminuida, sus prioridades estarán desequilibradas y al final su sabor
como sal de la tierra se perderá.

Mi deseo es ver a la iglesia de Dios funcionando como Él ha


ordenado, con poder y pureza en medio de una sociedad débil e impía.
Tengo la firme convicción de que cuando la iglesia se somete al modelo
de liderazgo de Dios, empezaremos a experimentar su bendición más
allá de todo lo que nosotros podríamos jamás pedir o pensar.
El título diácono parece tener tantas diferentes connotaciones como hay
iglesias que lo usan. En algunas iglesias los diáconos son la junta
directiva oficial, el cuerpo administrador legalmente reconocido. Otras
iglesias nombran como diácono a casi todo aquel que asiste
regularmente. Otras iglesias otorgan el título como una señal de honor,
como "reverendo", pero para laicos. El ministerio de un diácono es tan
diferente de una iglesia a otra que cuando una persona dice que es un
diácono, usted por lo general tiene que hacer varias preguntas a fin de
saber qué es lo que hace, si es que en realidad hace algo.

Las Escrituras mismas son imprecisas en cuanto a los detalles de lo


que los diáconos tienen que hacer. Leemos mucho acerca de lo que le
califica al hombre para ser diácono, pero poco sobre cómo los diáconos
tienen que ministrar en la iglesia local. Ese hecho en sí mismo nos
enseña mucho acerca de la perspectiva de Dios sobre el liderazgo de la
iglesia: El asunto tienen que ver con carácter, no acciones específicas.

Lamentablemente, eso es lo que suele pasar por alto en los debates


sobe el gobierno de la iglesia. Mi convicción es que cuando una iglesia
está tan preocupada en lo concerniente a mantener un alto nivel de
integridad y pureza en el liderazgo como suele estarlo en lo relacionado
a afirmar una forma específica de gobierno, empezará a estar más en
línea con las Escrituras en todas las demás áreas también.
¿En qué sentido se usa la palabra diácono en el nuevo
testamento?

El texto del Nuevo Testamento usa tres palabras principales para


referirse a los diáconos: Diakonos, que significa "siervo"; diakonia, que
significa "servicio"; y diakoneo, que significa "servir". El uso original de
este grupo de palabras parece haber sido específico, refiriéndose al
servicio a las mesas o servir el alimento a las personas. Pero su sentido
quedó ampliado y llegó a significar cualquier clase de servicio.

Es importante entender desde el principio que en un contexto bíblico,


el grupo de palabras griegas del que obtenemos la palabra diakono no
tienen significados más específicos que los que tienen sus equivalentes
en español. En el uso bíblico, diakonia sugiere toda clase de servicios,
como en español lo sugiere la palabra servicio. Podemos muy bien
emplear la palabra "servir" para describir una buena variedad de
actividades. La podemos usar para hablar de un esclavo que sirve a su
amo o de un rey que sirve a su pueblo.

La palabra griega diakonos, diukoneó y diakonia tienen una gran


variedad de significados, pero en general se refieren a cualquier servicio
que atiende a las necesidades de otra persona. Esas palabras aparecen
al menos cien veces en el Nuevo Testamento, y son traducidas
mediante las variantes de las palabras en español para servicio o
ministerio. En unos pocos casos aparecen traducidas de forma diferente
en la versión Reina-Valera 1960. Diakonia es "ministerios" en 1 Corintios
12:5 y "ministración" en 2 Corintios 9:12, y "socorro" en Hechos 11:29.
Pero en esos versículos yen todos los demás usos de las palabras a
través del Nuevo Testamento, el significado primario tiene que ver con
servicio y ministerio.

¿Qué clase de servicio está implícito en la palabra griega


para "diácono"?

Scrvir alimento
El significado original y más limitado de la palabra diakoneG tiene que
ver con servir alimento. El relato de las bodas de Caná es una buena
ilustración de ello: "Su madre dijo a los que servían [diakonoi]: Haced
todo lo que os dijere... Cuando el maestresala probó el agua hecha vino,
sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes [diakonoil que
habían sacado el agua, llamó al esposo" (Jn. 2:5, 9). Esa es claramente
una referencia a personas que servían a las mesas, que es el
significado original y tradicional de la palabra diácono.

Lucas 4:39 nos dice que después que Cristo sanó a la suegra de
Pedro: "levantándose ella al instante, les servía". Aquí aparece la forma
verbal de diukoneJ. La suegra de Pedro sirvió tanto a Cristo como a
Pedro, lo que probablemente quiere decir que les sirvió una comida.
Juan 12:2; Lucas 10:40 y Lucas 17:8 son otros tres textos de los
Evangelios donde la palabra diácono se refiere a servir una comida.

Scrvicio gcncrtil

En otras ocasiones, diakoneo o una de sus variantes se usa sin


especificarse la clase de servicio involucrado. En Juan 12:26 Cristo dice:
"Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi
servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará". En este caso el
significado de la palabra es general y se podría referir a varias formas
de servicio.

Bíblicamente, la palabra diakonos no está limitada a describir


creyentes. Romanos 13:3-4 dice: "Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no
temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es
servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en
vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar
al que hace lo malo". Aquí la palabra diakonos la encontramos traducida
como "servidor", y se puede usar para hablar de un policía o soldado
que no es necesariamente un cristiano.

Lucas 22:27 es un pasaje en el que aparece tanto el uso original


como el general de la palabra: "Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta
a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo
estoy entre vosotros como el que sirve". En ese versículo se usa dos
veces la palabra diakoneo. En el primer caso se refiere claramente a
servir una comida y en el segundo se habla de un servicio general.

Servicio espiritual

Si miramos más directamente al término, encontramos que se usó para


hablar del papel del creyente como un siervo. En Romanos 15:25 Pablo
escribe: "Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos". Él se
identifica a sí mismo como un siervo (diakonos). De Hechos 20:19
aprendemos que se mantuvo ocupado "sirviendo [diakonei>) al Señor
con toda humildad".

En 2 Corintios 8:3-4 Pablo dice de las iglesias en Macedonia: "Pues


doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y
aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les
concediésemos el privilegio de participar en este servicio [diakonial para
los santos". El ministerio de proveer recursos para atender a las
necesidades físicas es una forma de servicio espiritual.

En este sentido espiritual de diakonos y las palabras relacionadas,


todo acto de obediencia realizado por un cristiano debiera calificar como
un servicio a Cristo. Por la manera en que las palabras aparecen usadas
en Hechos y en las epístolas, un creyente que sirve en cualquier forma
de ministerio podría ser llamado el siervo, o diácono, de Cristo.

Primera Corintios 12:5 nos dice que "hay diversidad de ministerios


[dia konia], pero el Señor es el mismo". Todos los cristianos están
involucrados en alguna forma de servicio. Todos los que sirven al Señor
son diáconos, o ministros, si no en un sentido oficial, al menos en el
sentido general de la palabra.

Otros versículos que usan una forma de la palabra diácono para


hablar de un servicio espiritual son 2 Corintios 4:1; 9:1 y Apocalipsis
2:19. En estos y en otros versículos que hemos visto hasta este
momento, no hemos encontrado todavía que la palabra se usara en
referencia a la posición de diácono en la iglesia.
¿Habla el Nuevo Testamento acerca de la posición de
diácono?

A causa de la variedad de significados que van con el término diaknnos


y las palabras relacionadas, con la excepción de uno o dos posibles
casos resulta difícil encontrar referencias claras en el Nuevo Testamento
a la posición de diácono en el temprano gobierno eclesiástico. En la
mayoría de los casos en los que aparece diaknnos y las palabras
relacionadas se usa en su significado general y claramente no tiene
nada que ver con un cargo o posición en la iglesia. Otros pasajes son
más ambiguos, pero normalmente la interpretación más clara y natural
reclama que se entienda en su sentido general, no en referencia a un
título especial que corresponde a un grupo selecto en la iglesia.

Por ejemplo, algunos dicen que Romanos 12 contiene una referencia


a la posición de diácono: "De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la
medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza" (vv. 6-7). ¿Pero es el don de servir el equivalente a la
función o posición de diácono? No hay nada en el texto que apoye eso.
La otra lista de dones en Romanos 12 no involucra posiciones. Tampoco
las funciones están necesariamente relacionadas con los dones. Una
persona que tiene el don de la enseñanza, por ejemplo, no tiene que ser
un pastor-maestro para ejercer su don. Los dones están relacionados
con llamamientos y tareas, no con posiciones o funciones.

En 1 Corintios 16:15 Pablo dice: "Hermanos, ya sabéis que la familia


de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al
servicio [diakonial de los santos". ¿Estaba diciendo Pablo que la casa de
Estéfanas era una familia oficialmente reconocida como diáconos? No
hay forma de afirmar eso en base del uso de los términos o del contexto,
en realidad, la interpretación más natural es tomarlo en la manera en
que ha sido traducido.

Algunos sugieren que Efesios 4:12 habla acerca de diáconos en la


iglesia. Comenzando con el versículo 11 leemos: "Y él mismo [el Señor]
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo". "La obra del
ministerio" (diakonia) no es el trabajo del los diáconos, sino más bien la
tarea de todos los santos que son llamados a ser siervos. Pablo estaba
hablando acerca de que los cristianos en general fueran adiestrados
para el servicio espiritual, no para la posición de diáconos.

¿Es mencionado alguien específicamente como diácono


en el Nuevo Testamento?

Pablo probablcmcntc no lo fuc

Algunos creen que Pablo fue diácono. Señalan Hechos 20:24, donde
Pablo dice: "Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida
para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio
[diakonia] que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio
de la gracia de Dios". Pero lo que Pablo estaba diciendo es que él tenía
un ministerio especial que Cristo le había dado; no estaba llamándose a
sí mismo diácono o ministro en un sentido oficial. En Romanos 11:13
escribe: "Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto soy apóstol a los
gentiles, honro mi ministerio [diakonia]". Es muy improbable que Pablo
estuviera usando la palabra para referirse a una posición oficial. Su
posición era la de apóstol, lo que él llamaba "mi ministerio" o "mi
servicio".

En 1 Timoteo 1:12 Pablo escribe: "Doy gracias al que me fortaleció, a


Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el
ministerio". La traducción es correcta; Pablo no está diciendo que le
habían dado el cargo de diácono. Otros pasajes que hablan acerca de
Pablo como ministro o siervo son 1 Corintios 3:5; 2 Corintios 3:5 y 6:4; y
Efesios 3:7. En ninguno de estos casos hay evidencia de que Pablo
hubiera recibido la tarea de diácono. Se estaba llamando a sí mismo un
siervo de Dios en un sentido general.

Pablo era un apóstol, dedicó buena parte de 2 Corintios 10-12 para


hacer hincapiés en esa realidad. La posición de apóstol fue la más
elevada en la iglesia naciente, superando a las de anciano y diácono. En
una capacidad oficial Pablo nunca habría afirmado ser un diácono; él
era un apóstol.

Tíquico prohahlcmcntc no lo

Pablo dijo a los efesios: "Para que también vosotros sepáis mis asuntos,
y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel
ministro [diakonos] en el Señor". Puede ser que Pablo le estuviera
diciendo que Tíquico era un diácono fiel. Pero Pablo también usa
diakonos en Efesios 3:7 y diakonia en Efesios 4:12 como referencias al
servicio en general, y no hay razón para pensar que él quiere decir otra
cosa aquí.

Epa/ras probablemente no lo f úc

En Colosenses 1:7 Pablo llama a Epafras "nuestro consiervo amado,


que es un fiel ministro de Cristo para vosotros". En los versículos 23 y
25 sigue diciendo: "Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe,
y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se
predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo
fui hecho ministro [diakonos]... de la cual fui hecho ministro, según la
administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que
anuncie cumplidamente la palabra de Dios". Pablo usa la palabra
diakonos para referirse tanto a sí mismo como a Epafras. Puesto que
estamos seguros de que el apóstol no hablaba de sí mismo como
diácono, parece muy improbable que estuviera indicando que Epafras lo
fuera. Los principios de interpretación sugieren que una palabra
encuentra su significado dentro del contexto de un libro, y en el contexto
de Colosenses no hay ninguna indicación de que diakonos se refiera al
cargo de diácono.

Prohablcmcntc tampoco lo eran los quc sc mencionan cn


Filipcnscs í:1

Filipenses 1:1 es otro lugar donde aparece la palabra diácono. La carta


a los filipenses comienza: "Pablo y Timoteo, siervos de jesucristo, a
todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y
diáconos".
Hasta ahora no habíamos visto la palabra griega diakonos traducida
como "diáconos". ¿Por qué los traductores de la Biblia introducen aquí
de pronto la palabra diácono en un sentido oficial cuando en casi todo
otro uso la palabra aparece traducida como "ministro" o "servidor"? De
acuerdo, la palabra aquí podría referirse a los oficiales de la iglesia, pero
el contexto no parece apoyar tal interpretación.

La palabra en este versículo que se traduce como "sobreveedores"


(episkopos) no es la palabra que normalmente se usa para identificar a
los ancianos (presbuteros). La interpretación más natural de este
versículo es que Pablo estaba dirigiendo su carta a toda la iglesia.
Parece que está diciendo: "Escribo a toda la iglesia, incluyendo a su
liderazgo y a los que siguen o sirven". Decir que Filipenses 1:1 se refiere
a la posición de diácono puede que sea correcto, pero es una elección
arbitraria. No hay suficiente evidencia para dogmatizar acerca de lo que
Pablo está diciendo.

Ya hemos visto los varios usos de las palabras griegas diakonos,


diakoneó y diakonia, pero ninguna de ellas se refiere claramente a una
posición específica en la iglesia.

¿No habla Hechos 6 acerca de diáconos?

Muchos ven Hechos 6 como la iniciación de la posición y ministerio de


los diáconos. Los versículos 1-2 dicen: "En aquellos días, como creciera
el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los
hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la
distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los
discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de
Dios, para servir a las mesas". Cuando se hacía la distribución de
alimentos para ayudar a las viudas, las viudas griegas no recibían su
parte correspondiente. Parece ser que los judíos nativos se estaban
concentrando en las necesidades de los de su propio grupo.

Es importante que nos demos cuenta de la extensión del problema


que enfrentaba la iglesia al tratar de proveer alimento para todos. La
iglesia bien podía haber superado el número de veinte mil en aquellos
días. No había manera de que los doce apóstoles dispusieran del
tiempo para llevar el alimento por toda la ciudad para atender a las
necesidades de cientos de viudas. No solo había necesidad de distribuir
los alimentos, sino que también se necesitaba gente para administrar
todo el proceso de distribución. Eso incluía recoger y guardar los fondos
necesarios, comprar los alimentos y distribuirlos justamente.

Los apóstoles reconocieron la envergadura del problema, no


obstante, se dieron cuenta de que necesitaban resolverlo sin sacrificar
su propio valioso tiempo y prioridades. Por eso dijeron a la
congregación: "No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios,
para servir a las mesas" (v. 2).

El consejo de los apóstoles a la congregación lo encontramos en el


versículo 3: "Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones
de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo". Era muy importante escoger hombres
conocidos por su honradez porque se les iba a confiar dinero. En aquel
tiempo no contaban con los sistemas de cheques y cuentas bancarias
que hoy tenemos. Esos hombres también tenían que estar "llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría". Resulta dificil poner en marcha un
sistema justo de distribución a personas con variadas necesi dades.
Tenían que determinar si las necesidades de las personas eran de
verdad legítimas.

Tenían que elegir a siete hombres a fin de que los apóstoles pudieran
quedar libres para hacer aquello a los que habían sido llamados. En
Hechos 6:4 los apóstoles dicen: "Y nosotros persistiremos en la oración
y en el ministerio de la palabra". Los versículos 5-6 nos dicen: "Agradó
la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y
del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas,
y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los
apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos".

¿Estuvieron los hombres mencionados en Hechos 6:5 cumpliendo


con la tarea de diáconos? La interpretación tradicional de Hechos 6 es
que esos hombres fueron los primeros diáconos. Notemos que los
versículos 1-2 dicen: "Las viudas de aquéllos [griegos] eran
desatendidas en la distribución [diakoneó] diaria. Entonces los doce
convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que
nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir [diakonia] a las mesas".
Algunos dicen que el uso de estas palabras implica que estos hombres
fueron elegidos para cumplir con la tarea de diáconos.

Otro razonamiento para ver a estos hombres como diáconos es que


la más temprana historia de la iglesia confirma que en el período
postapostólico los diáconos estaban encargados de los asuntos
administrativos, incluyendo la distribución de los alimentos a los pobres.
Además, durante muchos años la iglesia postapostólica en Roma limitó
el número de diáconos a siete. Parece que tomaron el número de los
siete que fueron elegidos en Hechos 6.

Con todo, hay ciertas razones para rechazar la idea de que estos
siete fueron elegidos para la posición de diáconos. El uso de diakonia y
diakoneó es no es concluyente porque diakonia se usa en Hechos 6:4
para referirse también al trabajo de los apóstoles. Por eso no hay razón
para concluir que lo que aparece en el versículo 5 es el nombramiento
de los primeros diáconos. El Nuevo testamento nunca se refiere a los
hombres que se mencionan en Hechos 6:5 como diáconos. Solo dos de
estos hombres aparecen mencionados en otros lugares (Esteban y
Felipe), pero no se les llama diáconos.

Tengamos en cuenta que Hechos fue escrito en los primeros años de


la vida de la iglesia. Ya hemos visto que ninguna de las epístolas
escritas a iglesias específicas reconocía la posición de diácono, excepto
en la posible indicación en Filipenses. No hay fuerte evidencia en esas
epístolas para afirmar que el cargo de diácono fue instituido en Hechos
6. Los ancianos son mencionados más tarde en el libro de Hechos y en
varias de las epístolas a las iglesias, pero no los diáconos. Si Hechos 6
es de verdad la institución del cargo de diácono, parece extraño que a
los diáconos no se les vuelve a mencionar en Hechos.

Notemos la palabra "trabajo" en Hechos 6:3. Eso sugiere que los


siete hombres fueron llamados para ayudar a resolver una crisis
temporal, no necesariamente para ser instalados en un cargo
permanente. Otros ministerios que siguieron parece que fueron distintos
de la tarea inmediata. A ninguno de los siete se les vuelve a mencionar
nunca más en asociación con ningún ministerio de distribución de
alimentos.

Notemos que los siete que fueron elegidos todos tenían nombres
griegos. Si aquellos hombres estaban siendo elegidos por la iglesia en
Jerusalén para un ministerio continuado, parece extraño que solo fueran
elegidos griegos. Un orden permanente de diáconos en Jerusalén
probablemente no habría estado compuesto de solo griegos. Por el otro
lado, parece razonable concluir que fueran elegidos siete griegos para
cuidar de un ministerio a corto plazo a favor de las viudas griegas que
habían sido descuidadas. Esos hombres conocían la situación y a su
pueblo.

Es mejor ver el suceso que se describe en Hechos 6 como un


esfuerzo hecho por la iglesia de Jerusalén para resolver una crisis
temporal, y el llamamiento de los siete como un ministerio temporal.

Si los hombres en Hechos 6:5 no eran diáconos, ¿qué


eran?

Si el diaconado se hubiera mantenido como una función oficial, sería


lógica esperar que se mencionara en Hechos 11. Hubo una hambruna
en Judea seis o siete años después de los sucesos de Hechos 6. La
iglesia de Antioquía, respondiendo a las necesidades de los creyentes
en Jerusalén, envió una ofrenda para ayudarlos: "Entonces los
discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar
socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto
hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo"
Hch. 11:29-30).

La comparación de Hechos 6:1-6 con 11:29-30 sugiere que el


ministerio en curso de la distribución de bienes en la iglesia de
Jerusalén fue confiado a los ancianos, no a los diáconos. Si hubiera
habido un diaconado oficialmente constituido en Hechos 6 con la
responsabilidad continua de la distribución de bienes a los necesitados,
la iglesia de Antioquía hubiera enviado sus contribuciones a ese grupo.
Examinemos ahora a los hombres escogidos en Hechos 6. El
versículo 8 dice: "Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes
prodigios y señales entre el pueblo". Su funcionamiento no era el que
típicamente corresponde a un diácono, como se indica en 1 Timoteo 3.
Era muy conocedor de la Palabra y casi apostólico en sus dones. Hacía
grandes prodigios y señales.

En Hechos 21:8 leemos acerca de Felipe, a quien se le describe


como un evangelista. Dado que Hechos 7 nos presenta a Esteban
predicando y Hechos 8 nos muestra a Felipe evangelizando, parece que
los siete hombres de Hechos 6:5 estaban más cerca de la función de
ancianos que de la de diáconos. Los siete hombres tenían
responsabilidades administrativas, habían supervisado una tarea muy
amplia, algunos predicaban la Palabra de Dios y otros evangelizaban a
los perdidos. Estaban llenos del Espíritu, fe y sabiduría, y algunos
incluso hacían grandes prodigios y señales (cp. Hch. 6:8; 8:6-7).

Es digno de notarse que solo fueron elegidos siete hombres. ¿Cómo


era posible que siete hombres pudieran llevar a cabo las necesidades
tan amplias a las que se enfrentaba la iglesia de Jerusalén? ¡Se
necesitarían más de siete hombres para hacer solo la distribución de los
alimentos! Lo más probable es que estos siete hombres fueron un grupo
de líderes espirituales altamente calificados, maestros y hombres
honorables escogidos para administrar la situación. Al cumplir con ese
ministerio, liberaron a los apóstoles para que se dedicaran
completamente a las prioridades de la oración y del ministerio de la
Palabra.

Aunque no podemos decir categóricamente que Hechos 6 habla


acerca de los ancianos y diáconos como oficiales de la iglesia, podemos
ver claramente que hay una necesidad para dos áreas de ministerio:
Una es la de la enseñanza y la oración (v. 4), que involucra solo cuidado
espiritual; la otra es de administración y supervisión de necesidades (v.
1-3), que involucra tanto cuidado espiritual como físico.

Los siete hombres en Hechos 6:5 hicieron más que solo entregarles
alimentos a las personas. Sabemos que Esteban y Felipe fueron
predicadores dinámicos. Algunos pueden haber dado por supuesto que
los otros hombres mencionados en Hechos 6:5 no lo eran. Pero
inmediatamente después que fueron elegidos, la iglesia: "Los [presentó]
ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y crecía
la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba
grandemente en Jerusalén" (Hch. 6:6-7). Eso indica que los siete fueron
parte del crecimiento de la naciente iglesia. También sugiere que
funcionaban más como ancianos que como diáconos.

No hay ninguna indicación de que los siete continuaron sirvieron en


su capacidad original. A Esteban lo mataron poco después de esto, y
Felipe se trasladó a Samaria. La persecución de los cristianos en
Jerusalén que empezó bien pronto pudo haber esparcido a todo el
grupo. Como ya hemos notado, para el tiempo de Hechos 11:29-30 no
se menciona al grupo para nada. Más bien leemos de un grupo de
ancianos. Si quedaba alguno de los siete originales, ministrarían
probablemente como ancianos o apóstoles secundarios de las iglesias,
no diáconos.

¿Hay algún pasaje en las Escrituras que se refiera a los


diáconos en sentido oficial?

Después de haber examinado varios pasajes generales o cuestionables


en referencia con el cargo de diácono, es necesario que estudiemos un
pasaje del Nuevo Testamento que se puede decir definitivamente que se
refiere a esa posición: 1 Timoteo 3. El versículo 8 dice: "Los diáconos
asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no
codiciosos de ganancias deshonestas". Una clave interpretativa de ese
versículo es "asimismo". Se refiere al versículo 1, en el que encontramos
la declaración: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra
desea". Eso indica que los diáconos ocupaban una posición reconocida
como la tenían los ancianos.

De manera que en la iglesia tiene que haber una pluralidad de


hombres piadosos: Los ancianos que supervisan la obra del Señor en la
iglesia. Ellos están asistidos en su trabajo por los diáconos. Una iglesia
no necesita más oficiales que esos ni precisa una organización más
sofisticada.
Para el año 60 d.C., cuando esta epístola probablemente se escribió,
la iglesia se había desarrollado hasta el punto en el que los requisitos
espirituales que se esperaban de los líderes de la iglesia eran ya
específicos, y no obstante, las instrucciones para la organización eran
todavía bastante limitadas. Eso es así por voluntad divina. Hay una gran
flexibilidad en la organización individual de una iglesia porque Dios
sabía que las situaciones y las necesidades podían diferir a lo largo del
tiempo y de las diferentes culturas. Las Escrituras no hacen hincapié en
la organización, sino en la pureza de los líderes y en su profundidad
espiritual.

¿Cuáles son los requisitos para ser diácono?

Los requisitos para ser diáconos los podemos dividir en dos categorías:
Carácter personal y carácter espiritual.

Carácter personal

Pablo menciona cuatro requisitos personales: Primero, los diáconos


deben ser hombres que tengan dignidad (1 Ti. 3:8). Eso quiere decir que
deben ser dignos de respeto y consideración, que no tratan las cosas
con ligereza. La palabra griega para "dignidad" es semnos, que significa
"venerable, honorable, de confianza, serio, sobrio, solemne". La misma
palabra griega aparece en Tito 2:2 que dice que "los ancianos sean
sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia"
(cursivas añadidas).

Primera Timoteo 3:8 también dice que un diácono debe ser "sin
doblez", es decir, que no sea un hombre que dice una cosa a uno y otra
muy diferente a otro, que no sea un chismoso malicioso. Siempre es
consecuente y justo en lo que dice. Que tampoco sea aficionado al
"mucho vino". Por el contrario, de be ser conocido por su pensamiento
claro y dominio propio. Por último, Pablo dice que los diáconos no deben
ser "codiciosos de ganancias deshonestas". Eso debiera ser muy
importante porque a veces los diáconos son responsables de manejar
los fondos. Por lo tanto, sus metas en la vida no deben ser monetarias.
Primera Timoteo 6:9 dice que la pasión por ganar dinero corrompe a un
hombre.
Carácter cspiritual

Pablo también menciona cuatro requisitos espirituales. Primero: "que


guarden el misterio de la fe con limpia conciencia" (1 Ti. 3:9). En otras
palabras, debe tener convicciones basadas en el conocimiento de la
doctrina bíblica verdadera. Su "limpia conciencia" implica que vive
prácticamente sus convicciones. Debe aferrarse a la fe y aplicar la
verdad a su vida.

El segundo requisito espiritual para los diáconos lo encontramos en


el versículo 10: "Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y
entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles". Antes de que un
hombre sea nombrado oficialmente para servir como diácono debe
haber demostrado que es fiel en servir al Señor. Si ha demostrado que
es intachable, entonces puede servir.

Tercero, un diácono debe ser moralmente puro en todos los sentidos,


como los ancianos. El versículo 10 literalmente dice: "Que sirvan como
diáconos si están en el proceso de ser irreprensibles". Los que no son
irreprensibles están descalificados para servir como diáconos. El
versículo 12, que dice: "Los diáconos sean maridos de una sola mujer",
también implica que los diáconos tienen que ser moralmente puros.
Pero eso no quiere decir necesariamente que un diácono tiene que ser
alguien que nunca se ha divorciado, aunque eso sería una
descalificación si su pecado ha contribuido al divorcio o si las
circunstancias del divorcio le van a traer deshonra. Lo que se enseña
aquí es que un diácono debe ser un hombre totalmente fiel y dedicado a
su esposa. El texto griego en realidad está diciendo: "Que los diáconos
sean hombres de una sola mujer". El tener una esposa no refleja
necesariamente el carácter de la persona, pero el ser fiel y dedicado a tu
esposa si que lo refleja.

La cuarta característica de la vida espiritual de un diácono es que


dirija bien a su familia. Se espera que los diáconos "gobiernen bien sus
hijos y sus casas" (v. 12). Un diácono debe demostrar que tiene
habilidad para gobernar. El terreno de pruebas del liderazgo es cómo
gobierna un hombre a sus propios hijos y hogar.
Aunque estos requisitos personales y espirituales los deben cumplir
los que ministran en las posiciones de anciano y diácono, eso no quiere
decir que se baja el nivel para los demás en la congregación. Cada
miembro de iglesia debiera procurar desempeñar el papel de diácono,
ya sea reconocido oficialmente como tal o que sea un servidor del
cuerpo de Cristo. Los requisitos especificados en 1 Timoteo 3 debieran
ser la meta y directriz para todos los creyentes.

¿Qué dice la Biblia acerca de diaconisas?

Primera Timoteo 3:11 empieza: "Las mujeres asimismo sean honestas,


no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo". De nuevo, "asimismo"
tiene que ver con una posición en la iglesia. A diferencia de cómo
algunas versiones de la Biblia traducen este versículo, sabemos que
Pablo no estaba hablando acerca de las esposas de los diáconos
porque no usó el pronombre para referirse a ellas. Él no dijo sus
esposas, o sus mujeres. Puesto que no hay comentarios acerca de las
esposas de los ancianos, ¿por qué los iba a haber sobre las esposas de
los diáconos?

En Romanos 16:1 leemos: "Os recomiendo además nuestra hermana


Febe, la cual es diaconisa [diakonosl de la iglesia en Cencrea". Febe
estaba reconocida por la iglesia por su servicio. Es posible que ella
sirviera en una capacidad oficial en la iglesia en Cencrea.

La palabra griega para "mujeres" en 1 Timoteo 3:11 es gunaikas. Da


la impresión que Pablo usó ese término para ser específico puesto que
no existe la forma femenina de diakonos. La forma de la palabra
diakonos es tanto masculina como femenina; Pablo no habría sido claro
ni preciso de haber usado el término diakonos si se quería referir a las
mujeres que servían. Tenía que identificarlas como mujeres.

En 1 Timoteo 3 encontramos, pues, descritas tres diferentes


posiciones en la iglesia: Ancianos, diáconos y diaconisas. Esto es lo que
Pablo tenía que decir acerca de las diaconisas: "[Que] sean honestas,
no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo" (v. 11).
¿Cuál cs la diferencia entre ancianos y diáconos?

Es esencial reconocer que los diáconos cumplen los mismos requisitos


que los ancianos en términos de carácter y vida espiritual. La única
diferencia entre sus credenciales es que el anciano debe ser capaz de
enseñar, pero ese no es un requerimiento para el diácono. En las
iglesias hoy encontramos que algunos que son llamados ancianos están
en realidad más cerca de ser diáconos y viceversa. Ambos deben
demostrar que son siervos de Cristo capaces de gobernar sus propias
familias y dirigir a los miembros de su congregación. Los ancianos
deben tener la responsabilidad primaria de la enseñanza de la Palabra,
y eso lo pueden llevar a cabo al contar con diáconos que comparten con
ellos la carga del ministerio en la iglesia.

Los diáconos están llamados a administrar, pastorear y cuidar de la


grey. Aunque su función primaria no es la de enseñar, no están por eso
menos calificados espiritualmente, ni menos honrados o respetados que
los ancianos. Ellos liberan a los que están más capacitados para
enseñar, orar y estudiar la Palabra.

En un sentido especial, la tarea del diácono resume la esencia de la


grandeza espiritual. Nuestro Señor dijo: "Mas entre vosotros no será así,
sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro
siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mt. 20:26-28).

El Señor Jesucristo es, pues, el modelo para los que quieren entrar
en el ministerio del diaconado. Es una tarea de servicio, sacrificio y
dedicación a las necesidades de los demás. La recompensa del cargo
de diácono no es la gloria temporal que viene de la adulación humana,
sino la bendición eterna que viene de vivir una existencia de servicio
espiritual para la gloria de Dios.
"De las cintas casetes GC 54-18-54-24.

El carácter y la eficacia de cualquier iglesia tienen que ver directamente


con la calidad de su liderazgo. Esa es la razón por la que la Biblia
recalca la importancia de un liderazgo de iglesia acreditado y nos
proporciona las directrices específicas para evaluar a los que quieren
servir en esas posiciones sagradas. Fallar en adherirse a esas
directrices ha causado muchos de los problemas que las iglesias
enfrentan en la actualidad en todo el mundo.

Es significativo que en su descripción de los requisitos para los


ancianos, Pablo se enfoca más bien en el carácter que en las funciones.
Un hombre es aprobado por lo que es, no por lo que hace. Si peca y de
esa forma mancha su carácter, queda sujeto a la disciplina enfrente de
toda la congregación (1 Ti. 5:20). La iglesia debe proteger
cuidadosamente esa sagrada función.

Los requisitos espirituales para el liderazgo no son negociables.


Estoy convencido de que son parte de lo que determina si un hombre es
de verdad llamado por Dios al ministerio. Los eruditos de la Biblia y los
seminarios pueden ayudar a capacitar a un hombre para el ministerio, y
los concilios de las iglesias y los comités de púlpito pueden ofrecerle
oportunidades para servir, pero solo Dios puede llamar a un hombre y
hacerle idóneo para el ministerio. El llamamiento al ministerio no es una
cuestión de analizar nuestros talentos y entonces elegir la carrera que
mejor encaja con ellos. Es un impulso generado por el Espíritu Santo
para ser un hombre de Dios y servirle a Él en la iglesia. Los que Dios
llama van a cumplir con los requisitos.

¿Por qué son tan elevados los requisitos? Porque tal como sean los
líderes, tal llegará a ser el pueblo. Como Oseas dijo: "Y será el pueblo
como el sacerdote" (4:9). Jesús dijo: "El discípulo no es superior a su
maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro"
(Lc. 6:40). La historia bíblica demuestra que los creyentes pocas veces
superarán el nivel espiritual de sus líderes.

Primera Timoteo 3 establece cuidadosamente los requisitos


espirituales para los hombres en posiciones de liderazgo. Pablo habla
específicamente de los requisitos de los ancianos en los versículos que
vamos a examinar (Vv. 1-7), pero notemos que las únicas diferencias
significativas entre los requisitos de los ancianos y de los diáconos es
que el anciano debe tener la habilidad de enseñar (cp. vv. 1-7 y 8-13).

Pablo empieza afirmando que el hombre que desea ser obispo aspira
a una buena obra (v. 1). Pero nadie debiera ser puesto en una posición
de liderazgo basado solo en deseos. La iglesia tiene la responsabilidad
de afirmar si el hombre es apto para el ministerio midiéndole con el nivel
establecido por Dios en los versículos 2-7.

"Irreprensible": Es un hombre de carácter incuestionable

Pablo empieza diciendo: "Pero es necesario que el obispo [o anciano]


sea irreprensible" (v. 2). La palabra griega que traducimos como "es
necesario" indica una absoluta necesidad: Ser irreprochables es
obligatorio para los sobreveedores. Es un requerimiento fundamental y
universal. De hecho, los otros requisitos mencionados por Pablo en los
versículos 2-7 definen e ilustran lo que significa "irreprensible".

El texto griego indica que se está refiriendo a un estado presente de


irreprochabilidad. No se refiere a pecados que el hombre cometiera
antes de madurar como cristiano, a menos que esos pecados
permanezcan como una plaga en su vida. (En ese sentido nadie es
impecable.) La idea es que él ha mantenido una reputación de
irreprochabilidad.

Irreprensible" (v. 2) significa que "no hay base para detenerlo". Un


hombre irreprensible no se le puede echar mano como si fuera un
delincuente que necesita ser detenido por sus acciones. No hay nada de
que acusarle. Es irreprochable.

La vida de un líder de la iglesia no puede estar ensuciada por el


pecado, ya sea una actitud, hábito o incidente. Eso no quiere decir que
tenga que ser perfecto, pero no debe haber ningún defecto obvio en su
carácter. Debe ser un modelo de piedad de manera que pueda
legítimamente invitar a su congregación para que siga su ejemplo (Fil.
3:17). Los creyentes tienen que tener la seguridad de que el líder no los
va a llevar al pecado.

Los líderes espirituales deben ser irreprensibles porque ellos


establecen el ejemplo para que la congregación lo siga. Esa es una
demanda alta, pero no es una ley para unos y otra para otros. Puesto
que los creyentes son responsables de seguir el ejemplo de los líderes
piadosos (He. 13: 7, 17), Dios también espera de ellos irreprochabilidad.
La diferencia está en que ciertos pecados pueden descalificar a los
líderes de iglesia de por vida, mientras que eso no es exactamente así
para otras funciones menos prominentes en la iglesia. No obstante, Dios
espera que todos los creyentes sean santos, irreprensibles (cp. Ef. 1:4;
5:27; Fil. 1:10; 2:15; Col. 1:22; 2 P. 3:14; Jud. 24).

Un líder de iglesia queda descalificado cuando hay una situación en


su vida que les comunica a otros que uno puede vivir en pecado y no
obstante, ser todavía un líder espiritual. Siempre hay personas
maliciosas que andan buscando la manera de desacreditar la reputación
de Cristo y de su iglesia. Un líder pecaminoso les ayuda mucho a
mantener esa actitud, pues les da una buena oportunidad para justificar
su incredulidad.

No es una coincidencia que muchos pastores caen en el pecado y se


descalifican a sí mismos para el ministerio. Satanás trabaja sin
descanso para socavar la integridad de los líderes espirituales porque
cuando lo logra destruye sus ministerios y deshonra a Cristo, Por tanto,
los líderes espirituales deben proteger sus pensamientos y acciones
cuidadosamente, y las congregaciones deben orar con fervor por la
fortaleza de sus líderes.

Creo que el diablo ataca a los líderes espirituales con tentaciones


más severas que las que experimentan los demás cristianos. Es
comprensible que los que dirigen los ejércitos de la verdad y de la luz en
contra del reino de las tinieblas experimentarán la oposición más fuerte
de parte del enemigo.

Un pastor manchado es como el cristal sucio de una ventana: Un


símbolo religioso que no permite que pase la luz. Esa es la razón por la
que el requisito inicial para el liderazgo espiritual es irreprochabilidad. El
autor puritano Richard Baxter escribió:

Tengan cuidado de sí mismos, para que no caigan en los


pecados contra los cuales predican en otros, a fin de que no sean
culpable de lo que condena a diario en los demás. ¿Van a dedicar
su vida a alabar a Dios, y cuando lo han hecho, ¿lo van a
deshonrar tanto como los demás? ¿Van a proclamar el poder
soberano de Cristo, y al mismo tiempo condenarlo, rebelándose
contra él? ¿Van a predicar sus leyes y luego quebrantarlas
deliberadamente?

Si el pecado es malo, ¿por qué viven en él? Si no lo es, ¿por qué


tratan de apartar a los hombres de él? Si es peligroso, ¿por qué se
atreven a jugar con él? Si no lo es, ¿por qué dicen a los hombres que lo
es? Si las amenazas de Dios son ciertas, ¿por qué no las temen
ustedes mismos? Si son falsas, ¿por qué molestan innecesariamente a
los hombres con ellas, y los atemorizan de esa manera sin razón?

Ustedes que han "entendido el juicio de Dios, que los que practican
tales cosas son dignos de muerte" (Ro. 1:32); ¿y no obstante las hacen?
"Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que
predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de
adulterar", o emborracharse, o codiciar, ¿haces lo mismo? (Ro. 2:21).
"Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?"
¡Qué! ¿Hablará el mal la misma lengua que predica en contra del mal?
¿Censurarán, murmurarán y calumniará esos labios a su vecino cuando
desprecian esas mismas cosas en otros?

Tengan cuidado de sí mismos, no sea que menosprecien el pecado y


no obstante, no lo venzan en ustedes; a fin de que, cuando buscan
eliminarlo en otros, ustedes no se inclinen ante él y se conviertan en su
esclavo. "Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que
lo venció". "¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos
para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del
pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?" (Ro. 6:16).
Oh, hermanos, es mucho más fácil criticar el pecado que vencerlo. (The
Reformed Pastor [El pastor reformado] [Carlisle, Pa.: Banner of Truth,
1956], pp. 67-68).

Baxter también escribió:

Cuando sus mentes están en un estado de ánimo celestial, es muy


probable que su pueblo participe de sus frutos. Sus oraciones,
alabanzas y doctrina serán dulces y celestiales para ellos. Ellos
probablemente sentirán cuándo han estado en comunión con Dios, y
aquello que más abunda en su corazón es lo que más quedará en sus
oídos...

Cuando permito que mi corazón se enfríe, mi predicación es fría; y


cuando está confundido, mi predicación es confusa; y puedo a menudo
observar en los mejores de mis oyentes, que cuando mi predicación es
fría, ellos también se enfrían; y no tardando mucho las oraciones que
escucho de ellos son muy frecuentemente como mi propia predicación...

Oh hermanos, vigilen, por tanto, sus corazones: Arrojen de él las


codicias y pasiones, y las inclinaciones mundanas. Cultiven la vida de la
fe, del amor, del celo santo. Dediquen tiempo a estar en casa y a estar
con Dios... Tengan cuidado de ustedes mismos, a fin de que su ejemplo
no contradiga su doctrina... para que no deshagan con sus vidas lo que
dice con sus lenguas; y sean ustedes mismos los más grandes
obstáculos para el éxito de sus propias tareas. Una palabra orgullosa,
desabrida, imperiosa, una disputa innecesaria puede destruir el efecto
de muchos sermones y anular todo lo que ha estado haciendo (pp. 61-
63).

¿Cómo se protegen los líderes a sí mismos contra las arremetidas de


Satanás? La respuesta es triple: La Escrituras, la oración y el
compañerismo. David dijo: "En mi corazón he guardado tus dichos, para
no pecar contra ti" (Sal. 119:11). Estar en contacto continuo con la
Palabra de vida nos guarda del pecado y nos purifica (cp. Jn. 15:3).
Tristemente, muchos líderes espirituales se permiten el lujo de olvidarse
personalmente de la Palabra de Dios. Quizá la naturaleza de su
ministerio no les exige estudiar la Palabra cada día, de manera que sus
vidas no están en diario contacto con la verdad que convence y
transforma. O quizá se han acomodado en cuanto a su nivel de
dedicación a la Palabra de Dios. Si es así, han descuidado el poder que
viene del ministerio del Espíritu de Dios por medio de su Palabra y han
creado una seria debilidad en su armadura espiritual.

La oración reconoce nuestra dependencia de Dios para la obtención


del poder y la victoria espiritual. Es el reconocimiento de que
necesitamos ayuda. El compañerismo es asimismo muy importante. En
mis batallas espirituales he recibido mucha fortaleza y ánimo de
aquellos que me rodean y se ven metidos en las mismas luchas.

Al decir que los sobreveedores deben ser irreprensibles, el apóstol


Pablo no estaba diciendo que deben ser perfectos, porque de ser así
todos estaríamos descalificados. Sin embargo, sí está diciendo
claramente que no debe haber ninguna clase de pecado que manche su
reputación o haga cuestionable su carácter. Al hablar de los otros
requisitos de los sobreveedores, simplemente está expresando los
varios aspectos de lo que significa ser irreprensible.

"Marido de una sola mujer": Es sexualmente puro

"Marido de una sola esposa", como aparece en algunas versiones de la


Biblia, no es la mejor traducción según mis estudios del texto griego.
Creo que las palabras griegas que han traducido como "esposa"
(gunaikos) y "esposo" (anér) quedan mejor traducidas como "mujer" y
"hombre". La construcción en el griego hace hincapié en una sola,
comunicando así la idea de hombre de una sola mujer.

Es apropiado que la fidelidad sexual aparezca lo primero en la lista


de requisitos morales de Pablo porque parece ser que esa es el área
que con más frecuencia descalifica a un hombre para el ministerio. Es,
por tanto, un asunto de muy seria preocupación.

Se han propuesto muchas interpretaciones de este requisito. El punto


de vista de que el anciano solo puede tener una esposa a la vez ha sido
el entendimiento tradicional de la frase "marido de una sola mujer", pero
el clima religioso y cultural del tiempo de Pablo hace improbable que él
se estuviera refiriendo a la poligamia. Porque ni los judíos ni los
romanos tendían a practicarlo.

Algunos intérpretes dicen que "marido de una sola mujer" quiere decir
que un hombre no puede ser un anciano si se ha vuelto a casar por
alguna razón. Pero Pablo no podía estar refiriéndose a unas segundas
nupcias porque él ya había indicado claramente que Dios permite el
casarse de nuevo cuando el cónyuge fallece (1 Ti. 5:9-15; Ro. 7:2-3; 1
Co. 7:39).

Otros dicen que Pablo estaba prohibiendo a los hombres divorciados


que sirvieran como ancianos. Pero si Pablo se estaba refiriendo al
divorcio, él podía haber clarificado el asunto diciendo: "El anciano debe
ser un hombre que nunca se haya divorciado". Pero incluso esa
declaración presentaría problemas porque la Biblia enseña que volverse
a casar después del divorcio está dentro de la voluntad de Dios bajo dos
circunstancias.

Primera, el divorcio está justificado cuando el cónyuge cae con


frecuencia en el pecado sexual. Jesús dijo a los líderes religiosos:
"También fue dicho [por vuestras tradiciones rabínicas]: Cualquiera que
repudie a su mujer, dele carta de divorcio" (Mt. 5:31). Muchos hombres
judíos se divorciaban de sus esposas por razones insignificantes, y el
único requerimiento era completar los documentos necesarios.

Pero Jesús dijo: "El que repudia a su mujer, a no ser por causa de
fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada,
comete adulterio" (Mt. 5:32). Esto implica que la fornicación proporciona
bases legítimas para el divorcio.

Creo que la mención de fornicación en este contexto se refiere a la


situación extrema de caer en pecado sexual de manera constante e
impenitente. Dios en su misericordia permite que la parte inocente
quede libre de un cónyuge así de degenerado. Con ello viene la libertad
para volver a casarse con un creyente.

Bajo la ley del Antiguo Testamento, si uno de los cónyuges cometía


adulterio, él o ella podían ser condenados a morir apedreados. Eso le
liberaba al otro cónyuge del lazo matrimonial y le permitía volver a
casarse. Aunque Dios ya no demanda la muerte de un cónyuge infiel, el
pecado de adulterio no es menos serio. ¿Podemos pensar que la
misericordia de Dios al perdonar la vida del adúltero o adúltera se debe
usar para penalizar a la parte inocente a vivir todo el resto de su vida
solo? No lo creo. La gracia que perdona la vida del adúltero también
libera a la parte inocente para que se vuelva a casar.

Segunda, el divorcio está justificado cuando un cónyuge incrédulo se


marcha voluntariamente. En 1 Corintios 7:15 Pablo dice: "Pero si el
incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana
sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó
Dios". Si un cónyuge incrédulo quiere separarse de su pareja, el
creyente queda libre para dejarle marchar. Dios no te pide que vivas en
un estado de guerra con un cónyuge así.

Algunos dicen que 1 Timoteo 3:2 prohibe que los hombres solteros
sirvan como ancianos. Pero esa interpretación queda refutada por el
hecho de que Pablo mismo, que era un anciano (1 Ti. 4:14; 2 Ti. 1:6), él
mismo era soltero (1 Co. 7:7-9).

La frase "hombre de una sola mujer" no se refiere para nada al


estado marital. Pablo está presentando los requisitos morales de los
líderes espirituales, no indicando cuál debiera ser el estado civil o
condición externa del anciano. "Hombre de una sola mujer" habla del
carácter de un hombre, del estado de su corazón. Si está casado, debe
estar dedicado completamente a su esposa. Ya sea que esté casado o
soltero, no debe ser un donjuán.

Lamentablemente, es posible estar casado con una sola esposa y no


obstante, no ser un hombre de una sola mujer. Jesús dijo: "Pero yo os
digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró
con ella en su corazón". Primera Timoteo 3:2 está diciendo que un
hombre casado -o no casado- que desea muchas mujeres no es idóneo
para el ministerio. Un anciano debe amar, desear y pensar solo en la
esposa que Dios le ha dado.

La pureza sexual es un asunto principal en el ministerio. Por esa


razón Pablo lo puso a la cabeza de la lista.

"Sobrio": No es dado a los excesos

La palabra griega que traducimos como "sobrio" (nephalios) significa sin


vino o no mezclado con vino. Habla de sobriedad, de lo opuesto a la
embriaguez. El vino era una bebida común en los tiempos bíblicos.
Debido a que Palestina era una tierra tan caliente y seca, era a menudo
necesario consumir una buena can tidad de vino para reponer los fluidos
corporales que se perdían por el calor. A fin de evitar la embriaguez, el
vino se mezclaba normalmente con bastante cantidad de agua. Aun así,
la falta de refrigeración y las propiedades fermentativas del vino hacían
que la embriaguez fuera un problema.

Aunque el vino podía alegrar el corazón de la persona (Jue. 9:13) y


era beneficioso para propósitos medicinales tales como el malestar de
estómago (1 Ti. 5:3) y aliviaba el dolor de los moribundos (Pr. 31:6), su
abuso era común. Por eso Proverbios 20:1 dice: "El vino es
escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no
es sabio".

Proverbios 23:29-35 dice: "¿Para quién será el ay? ¿Para quién el


dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién
las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los
que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la
mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en
la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y
como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón
hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar o
como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas
no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo
volveré a buscar".

Génesis 9 registra un ejemplo del efecto degradante del vino. Noe


plantó una viña, hizo vino y se embriagó. Cuando se encontraba en esa
situación, vieron que "estaba descubierto en medio de su tienda" (v. 21).
El texto hebreo implica alguna forma de pecado sexual. Su hijo Cam le
vio en ese estado y se burló de él. Sus otros dos hijos entraron en la
tienda andando de espaldas para no ver la desnudez de su padre
porque estaban avergonzados de su pecaminosidad.

A causa de su posición, ejemplo e influencia, ciertos líderes judíos se


abstenían del vino. Los sacerdotes no podían entrar en el tabernáculo
de Dios si habían bebido vino o sidra (Lv. 10:9). Los reyes también
recibieron el consejo de no beber porque el vino podía entorpecer su
juicio (Pr. 31:4-5). El voto de los nazareos, el voto más elevado de
dedicación espiritual en el Antiguo Testamento, prohibía que sus
participantes bebieran vino (Nm. 6:3). De la misma manera, los líderes
espirituales de hoy deben evitar la embriaguez a fin de que puedan
pensar y discernir debidamente y ser un ejemplo de un comportamiento
controlado por el Espíritu.

Es muy probable que el uso de Pablo del término nÉ phulios fuera


más allá del sentido literal de evitar la embriaguez al sentido figurado de
estar alerta y ser vigilante. Un anciano debe negarse a todo exceso en
la vida que disminuya su pensamiento claro y sano juicio.

El comentarista William Hendriksen dijo: "Esa persona vive


profundamente. Sus placeres no son ante todo los de los sentidos, como
los placeres de un borracho, por ejemplo, sino los del alma. Está lleno
de fervor moral y espiritual. No es dado a los excesos (en el uso del
vino, etc.), sino es moderado, bien equilibrado, calmado, cuidadoso,
estable y sano. Esto corresponde a sus hábitos y gustos físicos, morales
y mentales" (Exposition of the pastoral Epistles [Exposición de las
epístolas pastorales] [Grand Rapids: Baker, 1981, p. 122).

La bebida es solo una de las áreas en las que pueden tener lugar los
excesos. Se ha dicho que el pecado de los predicadores es comer
excesivamente, y a menudo esa es una crítica justa. Pero los líderes
espirituales tienen que ser moderados y equilibrados en todas las áreas
de la vida.

"Prudente": Sc disciplina a sí mismo

La palabra griega que traducimos como "prudente" (sóphrin) habla de


disciplina o dominio propio. Es el resultado de ser moderado (v. 2). El
hombre moderado evita los excesos de manera que puede ver las cosas
con claridad, y esa claridad de pensamiento lleva a una vida disciplinada
y ordenada. Sabe cómo ordenar sus prioridades.

Sopliron habla de una persona que es seria acerca de los asuntos


espirituales. Un hombre así no tiene la reputación de un payaso. Eso no
quiere decir que evita el humor, un buen líder es capa de usar bien el
humor y disfrutarlo. Pero tiene que tener apreciación por lo que de
verdad importa en la vida.

Algunos hombres jóvenes tienen una mentalidad frívola, pero cuanto


más sirven a Cristo y observan la vida, tanto más capaces son de ver
las cosas con la perspectiva de Dios. A medida que pasa el tiempo, su
frivolidad se va templando por su creciente comprensión de la condición
perdida del hombre y de la realidad inevitable del infierno. Eso es parte
de ser una persona prudente.

Recibí una carta de parte de una señora que nos daba las gracias
porque nuestro programa de radio le había ayudado a romper con una
adicción y dependencia de diez años a las telenovelas. Había aprendido
a estudiar y meditar en la Palabra de Dios más que pasarse cinco horas
al día pegada al televisor. Alababa a Dios por su gracia de liberarla de
ese hábito. Me regocijé con ella porque había aprendido a fijar su mente
en la que de verdad merece la pena pensar.
Pablo dijo: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo
lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad" (Fil. 4:8). Esa es la manera de funcionar de una mente
ordenada y disciplinada.

"Decoroso": Se organiza bien

La palabra griega que traducimos como "decoroso" es kosmios. Viene


de la raíz kosmos, la cual en su sentido general se refiere a la
interacción entre los valores humanos, divinos y satánicos. Un hombre
"decoroso" es aquel que aborda todos los aspectos de la vida en una
manera ordenada y sistemática.

Esta es la clase de persona que cumple diligentemente con sus


muchos deberes y responsabilidades. Su mente disciplinada produce
acciones disciplinadas: "Decoroso".

Lo opuesto de kosmios es caos. Los ancianos no deben tener un


estilo de vida caótico. Eso debe ser así porque su trabajo involucra
administración, supervisión, programación y el establecimiento de
prioridades.

El ministerio no es el lugar para un hombre cuya vida es una continua


confusión de planes sin cumplir y actividades desorganizadas. A lo largo
de los años he visto a hombres que han tenido dificultades en ministrar
eficazmente a causa de que no podían organizar sus vidas como
correspondía. No se podían concentrar en una tarea o establecer y
alcanzar metas de una forma sistemática. Ese desorden descalifica.

" Hospedador": Es hospitalario

La palabra griega que traducimos como "hospedador" está compuesta


de las palabras xenos ("desconocido") y phileJ ("amar" o "mostrar
afecto"). Significa amar a los desconocidos.
A menudo escucho que tal persona tiene el don de la hospitalidad
debido a que es una buena cocinera o porque le gusta recibir la visita de
los amigos en su casa. Con todo lo importantes y positivas que son esas
virtudes, esos no son ejemplos de hospitalidad.

La hospitalidad bíblica es mostrar amabilidad hacia los desconocidos,


los que no son amigos. En Lucas 14:12-14 Jesús dice: "Cuando hagas
comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a
convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama a
los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado;
porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en
la resurrección de los justos".

Soy consciente que mostrar amor hacia los desconocidos lleva a la


vulnerabilidad y puede ser aun peligroso porque alguien puede
aprovecharse de su amabilidad. Si bien Dios no le pide que se olvide de
la sabiduría y del discernimiento al relacionarse con desconocidos (cp.
Mt. 10:16), sí espera que nosotros los amemos y seamos hospitalarios
(Ro. 12:13; He. 13:2; 1 P. 4:9).

Cuando pienso en mi responsabilidad de amar a los desconocidos,


me acuerdo de que Dios nos recibió en el seno de su familia a nosotros
que "estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a
los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo" (Ef.
2:12). Puesto que nosotros, los que somos gentiles, hemos sido
recibidos por Dios, ¿cómo podemos fallar en recibir a los desconocidos
en nuestras casas? Al fin y al cabo, todo lo que tenemos le pertenece a
Dios. Nosotros somos solo sus mayordomos.

`Apto para enseñar": Tiene habilidad para enseñar

La palabra griega traducida como "apto para enseñar" (diduktikon)


aparece solo dos veces en el Nuevo Testamento (aquí y en 2 Ti. 2:24).
Significa "hábil para enseñar". Es el único requisito mencionado aquí
que tiene que ver con la función de un anciano y que le diferencia del
diácono.
Pablo le recuerda varias veces a Timoteo la prioridad de la
enseñanza (1 Ti. 5:17; 2 Ti. 2:2, 15). Los ancianos deben estar
especializados en la enseñanza. Deben tener la habilidad de comunicar
la Palabra de Dios y la integridad para hacer que su enseñanza sea
creíble.

El ímpetu más poderoso para una enseñanza eficaz es la


credibilidad. Un maestro experto practicará lo que predica. Si usted
enseña una cosa y vive otra, se está contradiciendo y socava su
enseñanza.

Pablo le dijo a Timoteo: "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé


ejemplo de los creyentes" (1 Ti. 4:12). Él quería que Timoteo fuera un
modelo que los demás pudieran seguir, un prototipo de su propia
enseñanza. Pablo luego sigue mencionando las áreas de la vida en las
que Timoteo debería ser un ejemplo: "En palabra [lo que dices],
conducta [lo que haces], amor [lo que sientes], espíritu [lo que piensas],
fe [lo que crees] y pureza [lo que te motiva]" (v. 12). Ese comportamiento
ejemplar en cada dimensión de la vida es el factor primero y principal
para el éxito en la enseñanza.

En 1 Corintios 11:1 Pablo dice: "Sed imitadores de mí, así como yo


de Cristo". Usted no es un maestro experto a menos que pueda invitar a
las personas a que le imiten.

El Espíritu Santo da el don de enseñar a los que Él llama para


enseñar a la iglesia (Ro. 12:7; 1 Co. 12:28; Ef. 4:11). No es una
habilidad natural, sino un don del Espíritu que le habilita a uno para
enseñar la Palabra de Dios eficazmente.

Primera Timote 4:6 describe a un "buen ministro de jesucristo" como


alguien "nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina".
Aunque Timoteo era esa clase de ministro, Pablo le anima a guardar
cuidadosamente la sana doctrina que le había sido enseñada. En 1
Timoteo 6:20 Pablo dice: "Oh Timoteo, guarda lo que se te ha
encomendado". En 2 Timoteo 1:13-14 dice: "Retén la forma de las sanas
palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros".
Hablando en general, cuanto más completo es el conocimiento
doctrinal del maestro mejor será su enseñanza. Eso no quiere decir que
un nuevo cristiano no puede ser un buen maestro, pero sí tendrá que
trabajar con diligencia para compensar su falta de conocimiento.

La actitud del maestro es tan importante como lo que conoce. Si


usted enseña la verdad de Dios con arrogancia, va a socavar lo que
dice. Esa es la razón por la que la humildad es tan esencial para
enseñar con eficacia. Pablo dijo: "Porque el siervo del Señor no debe
ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
que con mansedumbre corrija a los que se oponen" (2 Ti. 2:24-25).

"No dado al vino": No cs un bebedor

La palabra griega que traducimos como "no dado al vino" (paroinos)


significa "uno que bebe". No se refiere a un borracho, pues eso sería
una descalificación evidente. De lo que se habla aquí es de la
reputación del hombre: ¿Es conocido como un bebedor?

Ya hemos visto que la palabra griega que traducimos como "sobrio"


(v. 2) se refiere en su sentido literal a la persona que no está
embriagada, que practica la temperancia. Paroinos, por el otro lado, se
refiere a con quien nos asociamos. Esa persona no frecuenta los bares,
las tabernas y cantinas. No se siente cómodo con las escenas ruidosas
asociadas con la bebida. Su estilo de vida no es el de un bebedor.

"No pendenciero": No es peleón

Usted no puede ser un anciano si arregla sus diferencias con otros a


puñetazos o de otras formas violentas. La palabra griega que
traducimos como "pendenciero" significa "uno que da golpes" o
"golpeador". Un anciano no es una persona de temperamento violento o
que recurre a otras violencias físicas innecesarias. Ese requisito está
estrechamente relacionado con "no dado al vino" porque esa violencia
muchas veces tiene que ver con beber excesivamente.
Un líder espiritual debe ser capaz de manejar las circunstancias con
mente fría y con espíritu amable. Pablo dijo: "Porque el siervo del Señor
no debe ser contencioso" (2 Ti. 2:24).

`Amable": Perdona los fallos humanos

Nos hemos saltado "no codicioso de ganancias deshonestas", que


aparece en la Reina-Valera 1960 pero no en los mejores manuscritos
griegos. Ese requisito es esencialmente igual al de "no avaro" (v. 3), que
pronto vamos a estudiar.

La palabra griega que aparece traducida como "amable" significa "ser


considerado, cordial, paciente, tolerante o amable". Aristóteles dijo que
esa virtud habla de la persona que perdona con facilidad los fallos
humanos (citado por William Barclay, The Letter to Timothy, Titus and
Philemon [Las cartas a Timoteo, Tito y Filemón] [Filadelfia: Westminster,
1975], p. 83 [Este libro está publicado en castellano por Editorial Clie] ).
También aparece en 2 Timoteo 2:24: "Porque el siervo del Señor no
debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar,
sufrido".

En un sentido práctico, ser amable es la habilidad para recordar lo


bueno y olvidar lo malo. Consiste en no guardar la lista de las cosas
malas que las personas han hecho contra usted (cp. 1 Co. 13:5). Esa es
una virtud importante para un líder espiritual. Conozco a personas que
han dejado el ministerio porque no pudieron superar las críticas de
alguien o lo que le hicieron. Llevan una lista de quejas que al final les
roba el gozo de servir a otros.

Disciplínese para no hablar y ni siquiera pensar en las cosas malas


que le hayan hecho porque eso no le va a traer ningún beneficio. Solo
sirve para abrir las heridas y nublar la mente con el enojo.

`Apacible": No es amigo de peleas

La palabra griega que traducimos como "apacible" (amachos) es


parecida en significado a mé pléktis ("no pendenciero", v. 3). La
diferencia está en que esta última se refiere a no ser físicamente
violento, mientras que la primera habla de no ser amigo de peleas. En
algunas versiones de la Biblia en español se traduce en su forma
negativa como "no contencioso".

Cuando usted tiene una pluralidad de líderes de iglesia que intentan


tomar decisiones, no va a llegar muy lejos si a algunos de ellos les gusta
la contienda. Por esa razón Pablo dice: "Porque el siervo del Señor no
debe ser contencioso, sino amable para con todos" (2 Ti. 2:24). Debe
ser un pacificador.

"No avaro": Libre del amor al dinero

El término griego que se traduce como "no avaro" (aphilarguros) es una


negación de las palabras griegas para "amor" y "plata". Habla de alguien
que no ama el dinero.

El amor al dinero puede corromper el ministerio de un hombre porque


le tienta a ver a las personas como medios mediante los cuales puede
conseguir más dinero. Pablo dijo: "Pero gran ganancia es la piedad
acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este
mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y
abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, yen muchas codicias necias y
dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos,
se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Ti.
6:6-10).

¿Cómo podemos protegernos del amor al dinero? Déjeme sugerirle


un principio que yo he seguido. No le ponga un precio a su ministerio.
Algunas veces me preguntan cuánto cobro por enseñar o predicar. Yo
no cobro nada. Si me dan algo, está bien; si no me pagan, también está
bien conmigo. Ese asunto se lo dejo al Señor y a aquellos que ministro.
Yo acepto lo que Él me da, pero no quiero que mi ministerio quede
influenciado, distorsionado o corrompido en ningún sentido por
expectativas económicas.
Si alguien le da un regalo en dinero que usted no ha buscado,
acéptelo como algo que viene del Señor y sea agradecido. Pero si usted
busca el dinero, nunca sabrá si viene de Él o de sus propios esfuerzos.
Eso le priva del gozo de reconocer que Dios provee para sus
necesidades.

"Que gobierne bien su casa": Mantiene una familia


cristiana

Primera Timoteo 3:4-5 dice que un sobreveedor debe ser uno "que
gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda
honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo
cuidará de la iglesia de Dios?)". La vida de hogar de un anciano es una
consideración esencial. Antes de que pueda dirigir la iglesia debe
demostrar su liderazgo espiritual dentro del contexto de su familia.

La palabra griega traducida como "gobernar" significa "presidir, tener


autoridad sobre, estar ante o manejar". Él es el que maneja su propio
hogar. Eso afirma la enseñanza bíblica sistemática de que el varón es la
cabeza del hogar. Es obvio que hay muchas responsabilidades
compartidas por el esposo y la esposa y muchas tareas que la esposa
maneja dentro del hogar, pero el esposo debe ser el líder.

Esa misma palabra griega se emplea en 1 Timoteo 5:17: "Los


ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor".
La habilidad de un anciano para gobernar la iglesia queda demostrada
en su hogar. Por tanto, debe ser un líder espiritual fuerte en el hogar
para probar que es idóneo para dirigir la iglesia.

Debe gobernar su hogar "bien". Hay muchos hombres que gobiernan


su hogar, pero no lo hacen "bien", no obtienen los resultados deseados.

Por implicación el hogar de un hombre incluye sus recursos. Un


hombre puede amar al Señor y ser moral y espiritualmente idóneo para
ser un anciano. Puede que también sea capaz de enseñar y tenga una
esposa creyente e hijos que siguen su liderazgo en el hogar, pero
digamos que no ha manejado bien sus finanzas y se encuentra en la
bancarrota. Por alguna razón no encuentra la manera de poner sus
cuentas en orden. Puesto que en el área de la administración del dinero
él no ha gobernado bien su casa, está descalificado para la mayordomía
espiritual. La mayordomía de las posesiones es una prueba clave del
liderazgo de un hombre. Su hogar en un terreno de pruebas donde sus
habilidades administrativas pueden ser claramente demostradas.

La palabra griega que se traduce como "sujeción" es un término


militar que habla de poner en línea de formación a los que están bajo
autoridad. Sus hijos tienen que ser alineados bajo su autoridad,
respetuosa, controlada y disciplina damente. Esos requisitos se aplican
solo si un hombre tiene hijos. Pero si Dios le ha dado hijos, ellos deben
estar bajo control y ser respetuosos para con sus padres.

Tito 1:5-6 dice que el anciano debe tener "hijos creyentes que no
estén acusados de disolución ni de rebeldía". La palabra griega
traducida "creyentes" (pistos) se refiere en ese contexto a creer en el
evangelio. Los hijos de un anciano deben creer el mensaje que él está
predicando y enseñando. Si ellos son incrédulos le privan de credibilidad
a su ministerio.

La palabra griega traducida "honestidad" se refiere a la dignidad y el


respeto. Combina el concepto de dignidad, cortesía, humildad y
competencia. Se ha descrito como dignidad y delicadeza. Sus hijos
honran a sus padres.

Es posible que un hombre que en muchos sentidos es idóneo para el


liderazgo espiritual pueda quedar descalificado en el nivel familiar. Quizá
su vida personal es correcta delante del Señor, pero él se hizo cristiano
después que su esposa e hijos habían ya establecido tendencias de
comportamiento pecaminosas, de modo que su familia es un caos. En
ese caso él no está calificado para dirigir en la iglesia.

Puede que tenga hijos que no están favorecidos con la gracia


electiva soberana de Cristo. En ese caso él no cumple con los requisitos
para ser un anciano, pero Dios tiene otros planes para él. En ninguna
manera queda relegado a un ministerio inferior. El liderazgo de la iglesia
es de alta prioridad, pero todo ministerio es importante (1 Co. 12:12-25).
Él necesita seguir fielmente las oportunidades de ministerio que Dios le
ofrezca y no sentir que esas tareas son inferiores en ningún sentido a
otras.

En el Antiguo Testamento había ciertos defectos físicos que


descalificaban para ser sacerdote. Levítico 21:16-20 dice: "Y Jehová
habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Ninguno de tus
descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se
acercará para ofrecer el pan de su Dios. Porque ningún varón en el cual
haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, o
varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o
enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o
testículo magullado".

Todo el que tuviera una deformación física no podía desempeñar las


tareas sacerdotales. Eso no era un comentario sobre el carácter o vida
espiritual de un hombre deformado, era simplemente una cuestión de
que Dios escogía cierta clase de hombre para servir como sacerdote. Él
quería hombres sin defecto como modelos de servicio espiritual. Lo
mismo sucede con el liderazgo de la iglesia. Dios quiere que los
ancianos tengan una vida de hogar ejemplar y sin mancha.

Es esencial que un padre ejerza suficiente autoridad para hacer


aconsejable que los hijos le obedezcan. Siempre que se produce la
desobediencia, debe haber consecuencias inmediatas y negativas. A
causa de la caída, todos los seres humanos empiezan con una
condición de depravación espiritual. La única manera en que podemos
enseñar a una persona depravada a hacer lo recto es asociar el dolor
con la desobediencia (Pr. 13:24).

Un padre debe también tener suficiente sabiduría para hacer ver a


sus hijos que es natural y razonable que le obedezcan. Invariablemente
un hijo va a cuestionar la autoridad: "¿Por qué no puedo hacer esto?" o
"¿Por qué tengo que hacer eso?" Ya sea que le guste o no, mientras
que se encuentre en el proceso de criar a sus hijos usted es su filósofo y
teólogo local. Eso requiere que usted sea razonable en lo que espera de
ellos.
Además, un padre debe tener suficiente amor para hacer fácil que
sus hijos le obedezcan. Se espera que los hijos pequeños quieran
obedecerle porque no debieran tratar nunca de hacer nada que dificulte
la relación con usted.

Creo que no hay mejor lugar para ver la dedicación de un hombre


para satisfacer las necesidades de los demás que su propio hogar. ¿Se
preocupa por su familia? ¿Se interesa por cada uno de sus miembros?
¿Trabaja con diligencia para satisfacer sus necesidades? Si no lo hace,
¿cómo cabe esperar que lo vaya a hacer por los miembros de la iglesia?

"N(--) un ncófito": Es un cristiano maduro

Primera Timoteo 3:6 dice que un anciano "no [no debe ser] un neófito,
no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo".
Aunque Pablo no menciona específicamente la humildad en este pasaje,
es el punto obvio de contraste en contra del orgullo espiritual.

La palabra griega que se traduce "neófito" (neophut(>s) significa


"recién plantado". La idea es que un anciano no debiera ser un nuevo
convertido o recién bautizado. Esta es la única vez que se usa
neophutos en el Nuevo Testamento. Se emplea en su sentido literal
fuera del Nuevo Testamento para hablar de plantar árboles en la tierra
(Fritz Rienecker y Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New
Testament [Clave lingüística para el griego del Nuevo Testamento]
[Grand Rapids: Zondervan, 1982], p. 623).

Lo opuesto de un nuevo creyente es un creyente maduro. Un anciano


debe ser maduro en la fe. Por supuesto, la madurez es relativa, de
modo que las expectativas de madurez van a variar de congregación en
congregación. Lo que se quiere decir es que el líder debe ser más
maduro espiritualmente que las personas que dirige.

La palabra griega que se traduce "envaneciéndose" (tuphoñ) significa


"envuelto en humo" o "hinchado". En su sentido figurado habla de estar
nublado por el orgullo. No queremos cristianos nuevos hinchados con un
sentido falso de espiritualidad. No queremos que su pensamiento este
nublado con pensamientos orgullosos.
La intención de limitar a los nuevos convertidos del liderazgo
espiritual no es su habilidad para enseñar, pues puede ser un buen
maestro de la Biblia. No es que no sea un buen líder, pues puede tener
fuertes características de liderazgo. No es que no tenga un
conocimiento adecuado de la Palabra de Dios, pues puede que sea un
estudiante diligente de las Escrituras. Pero si usted le eleva al liderazgo
espiritual para estar con hombres cristianos maduros, va a tener que
batallar con el orgullo.

Puede que cumpla bien con los requisitos de 1 Timoteo 3:2-5


teniendo una vida impecable y una familia maravillosa. Pero si es un
cristiano relativamente nuevo, la tendencia será que se sienta lleno de
orgullo al ser elevado al nivel de liderazgo ocupado por los hombres
maduros y de más edad que llevan ministrando en la iglesia muchos
años.

La Grace Community Church tiene ya una historia de más de treinta


años y ha proclamado la Palabra de Dios todo ese tiempo. En
consecuencia, contamos en nuestra congregación con muchos
cristianos de varias generaciones. Nuestros ancianos son hombres
maduros que han pasado muchos años preparándose para el liderazgo
y conocen la Palabra profundamente y saben cómo enseñarla.

Por el otro lado, supongamos que usted es un misionero que ha


llevado a las personas a Cristo en una parte primitiva del mundo, ha
establecido una iglesia, los ha ministrado por seis meses, y entonces
tiene que regresar a casa. Antes de salir se ve en la necesidad de elegir
a alguien para que sea su pastor. Esa persona será un creyente recién
convertido, pero usted busca a alguien que sea maduro en comparación
con el resto de la congregación. Posiblemente a ese hombre le llevaría
diez años ser un anciano en la Grace Community Church, pero él está
correctamente pastoreando una iglesia debido a la naturaleza relativa de
lo que significa la madurez espiritual en una congregación determinada.

Tenemos a jóvenes seminaristas que han terminado sus estudios y


están ministrando entre nosotros, pero que todavía no son ancianos
debido a que es tan elevada la percepción de la iglesia de lo que es el
liderazgo de ancianos. Muchos de estos hombres jóvenes son
excelentes maestros y cumplen los requi sitos de carácter moral y de
vida familiar, pero ponerlos en ese nivel de liderazgo tan pronto en su
ministerio los tentaría a llenarse de orgullo.

Muchos de estos hombres jóvenes han dejado nuestra iglesia para


ser pastores de otras congregaciones sin haber sido nunca ancianos en
esta iglesia. Pero ellos fueron vistos por aquellas iglesias como hombres
de madurez espiritual que podían dirigirles y enseñarles la Palabra de
Dios.

Quizá usted esperaba que Pablo dijera que los líderes que se llenan
de orgullo terminan siendo ineficaces o caen en pecado, pero en su
lugar dice que caen "en la condenación del diablo". Esa es una situación
bien seria.

¿Qué es la condenación del diablo? Algunos piensan que eso


significa que un líder lleno de orgullo será condenado por el diablo, pero
las Escrituras nunca describen al diablo como juez que condena a las
personas. Puesto que las Escrituras presentan a Dios como juez, es
mejor entender la condenación del diablo como una referencia al juicio
de Dios sobre el diablo. Un líder presuntuoso incurrirá en el mismo tipo
de condenación. Esa conclusión es apoyada por el contexto, que trata
con el asunto del orgullo, y las Escrituras nos enseñan que Dios resiste
a los soberbios (Stg. 4:6).

La condenación del diablo fue la degradación de una posición


elevada a causa del orgullo. Dios hará lo mismo con todo aquel que su
pensamiento esté nublado por el orgullo y cuya percepción de su propia
espiritualidad está distorsionada a causa de su ascenso prematuro al
liderazgo espiritual

El pecado de Lucifer fue el orgullo y por esa causa Dios lo arrojó del
cielo. Podemos ver una demostración de ese carácter presuntuoso en
Isaías 14:12-14: "¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que
decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de
Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los
lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante
al Altísimo".

Él quería usurpar la autoridad de Dios. Cinco veces dijo: "Subiré,


levantaré, me sentaré, subiré, seré"; pero Dios en efecto le respondió:
"No, no lo harás". "Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del
abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán,
diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que
trastornaba los reinos?" (vv. 15-16).

Satanás quedó humillado en vez de exaltado. Para evitar que un


hombre quede expuesto a esa clase de humillación, debemos evitar
ponerle en posiciones de liderazgo espiritual demasiado pronto. No es
que el líder que se llena de orgullo vaya a perder su salvación, porque
eso no es posible, pero perderá su valiosa posición.

"Que tenga buen testimonio de los de afuera": Es


respetado por los que no son cristianos

La palabra griega traducida como "buen" (kalós) abarca las ideas de


bondad interna y externa. Un anciano debe tener un buen carácter
interno y una buena reputación externa o testimonio.

La palabra griega que se traduce como "testimonio" (rnm7ureó) es el


término del que nos viene la palabra nuirtir, pero su sentido básico es un
"testimonio certificado". El carácter de un anciano debe estar certificado
por el testimonio de otras personas.

"Afuera" se refiere a los que no son de la iglesia. Un anciano debe


tener una reputación de integridad, amor, amabilidad, generosidad y
bondad entre los de la comunidad que le conocen. Eso no quiere decir
que los demás van a estar de acuerdo con su teología. De hecho, puede
haber incluso un cierto antagonismo hacia sus convicciones cristianas,
pero es visto como un hombre de carácter. Eso es algo muy importante
porque un anciano no podrá tener una influencia cristiana en la
comunidad si no tienen respeto por él. Eso deshonraría a Cristo.
La palabra griega que aparece traducida como "descrédito" significa
deshonra. Es triste pensar en cuantos hombres han desacreditado al
Señor y a su iglesia a causa de sus pecados. Esa es la razón por la que
un anciano deber ser intachable en su reputación.

Dicho sea de paso, esa calificación no se limita a pecados cometidos


como anciano. También incluye los pecados del pasado que le han dado
mala reputación. La reputación actual del hombre en la comunidad hay
que tenerla en cuenta antes de elegirle para posiciones de liderazgo
espiritual.

La importancia de una buena reputación en la comunidad está


ilustrada a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Romanos 2:24 dice de
Israel: "El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de
vosotros". Los pecados de Israel fueron causa de deshonra para Dios, y
lo mismo sucede con la iglesia.

Soy muy consciente de que muchas personas saben quién soy y qué
hago. En consecuencia, debo guardar cuidadosamente mi testimonio en
la comunidad. Por ejemplo, me encontraba en una tienda recientemente
con mi familia y estábamos hablando sobre comprar algunos muebles.
El vendedor esperó con paciencia mientras cada uno daba su opinión y
comentaba sobre las varias opciones disponibles. Cuando llegamos a
un consenso le dije al empleado que estábamos listos. Me sonrió y me
dijo: "Sé quién es usted". Inmediatamente pensé: Oh no, ¿qué impresión
le hemos dado? Entonces él agregó: "Aprecio mucho su ministerio". Me
alivió pensar que nuestro amplio diálogo familiar no había obstaculizado
nuestro testimonio.

Cada cristiano tiene que lidiar con algún nivel de visibilidad, y las
personas necesitan ver en nosotros una vida intachable. Ellos quizá no
estén de acuerdo con nuestras creencias, pero deben ver nuestro
carácter cristiano.

Pablo quería que los filipenses fueran "irreprensibles y sencillos, hijos


de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en
medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo" (2:15). La
calidad de sus vidas daría testimonio de la realidad de su Dios. Ese es
un llamamiento elevado y una responsabilidad sagrada. En Colosenses
4:5-6 Pablo dice: "Andad sabiamente para con los de afuera
[incrédulos], redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con
gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a
cada uno". Una buena reputación incluye palabras sabias como también
buenos hechos.

Los ancianos necesitan tener buena reputación con los de afuera de


la iglesia para que no caigan "en lazo del diablo". Satanás trata de hacer
caer a los líderes espirituales a fin de destruir su credibilidad e
integridad. Es como un león rugiente que busca devorarnos (1 P. 5:8), y
los líderes espirituales son su meta principal.

Como todos los cristianos, los ancianos tienen áreas de debilidad y


vulnerabilidad, y ellos a veces caerán en algunas de esas trampas de
Satanás. Solo los perfectos no tropiezan (Stg. 3:2). Los ancianos deben
ser especialmente juicios y cuidadosos para evitar las acechanzas del
enemigo. Entonces podrán ser eficaces en dirigir a otros lejos de esas
redes.

La iglesia en Éfeso necesitaba examinar a sus líderes, como


nosotros también lo necesitamos. El futuro de la iglesia depende de la
calidad de los líderes de hoy. Dios está llamando y formando hombres
para que dirijan su grey. Como iglesia debemos identificarlos, ponerlos
en posiciones de liderazgo, orar por ellos y seguir su ejemplo. Si así lo
hacemos glorificaremos a Dios.
"I)e las citas casetes GC 2330-2332.

Mientras trataba de descubrir cómo motivar a los creyentes a ser santos,


aprendí que usted no puede predicar acerca de la santidad y luego ser
indiferente a cómo las personas responden. Mateo 18, Hechos 5, 1
Corintios 5 y 2 Tesalonicenses 3 enseñan claramente que la iglesia tiene
que aplicar las normas bíblicas de la santidad.

No podemos pasar por alto el pecado, hay que lidiar con él. No
es suficiente con hacer anuncios o publicar reglas. Proverbios
3:11-12 dice: "No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni
te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga,
como el padre al hijo a quien quiere". Así como un padre debe
disciplinar y corregir a sus hijos, también el Señor debe disciplinar
a sus hijos.

Las personas a menudo me han preguntado: "¿Por qué la iglesia en


los Estados Unidos, incluso la iglesia evangélica, es tan poco santa?" La
cuestión no es necesariamente que hayamos predicado el mensaje
erróneo, sino que hemos descuidado su implementación en la vida de
los creyentes. Efectivamente, lo que hemos dicho es: "Mientras tanto
que el sermón sea sano doctrinalmente, no nos preocupamos de lo que
ustedes hagan". Pero usted no puede criar hijos en permisividad que
castiga solo razonando con ellos.
En Mateo 18 nuestro Señor les explica a sus discípulos cómo
responder cuando un hermano en la fe peca contra ellos. Los principios
que estableció son aplicables al buscar hoy como implementar la
disciplina cristiana en la iglesia. Son directrices para lidiar con el pecado
y sus efectos en los creyentes. La aplicación primaria de Mateo 18 tiene
que ver con la ofensa personal de un creyente individual que peca en
contra de su hermano, dándole al hermano ofendido instrucciones sobre
cómo responder. Nuestro Señor enseña aquí claramente que en última
instancia toda la asamblea de los creyentes tiene la res ponsabilidad de
intervenir y buscar la restauración del miembro que ha pecado. Mi
convicción es que esos principios que Él establece aquí son aplicables
en cada situación en la que el pecado afecta al cuerpo de Cristo.

El lugar de la disciplina

En el versículo 17 Jesús menciona dos veces la palabra "iglesia" (gr.


ekklésia, "los llamados afuera" o "la asamblea"). En Mateo se usa
ekklésia en un sentido no técnico y no se refiere de forma específica a la
iglesia que nació en Pentecostés, pero ciertamente anticipa la iglesia del
Nuevo Testamento que surgió con el bautismo del Espíritu Santo en
Hechos 2. Su implicación inmediata tiene que ver con la asamblea de
discípulos que estaban reunidos en la casa en Capernaum, pero nos da
un principio que va más allá de aquella pequeña asamblea y abarca a
toda la iglesia.

Jesús quería que sus discípulos supieran que la disciplina tiene que
tener lugar en el seno de la asamblea del pueblo redimido de Dios. No
hay un tribunal de autoridad superior para el asunto de la disciplina. No
necesitamos establecer un tribunal nacional eclesiástico. Si tuviéramos
establecido algún obispo, cardenal, sínodo o algún grupo de personas
no relacionadas con la asamblea local, habríamos creado un tribunal
que va más allá de lo que permite la Palabra de Cristo y la enseñanza
de sus apóstoles. A causa de que Cristo se refiere a la iglesia en
términos generales, no se ve aquí por ninguna parte una estructura
jerárquica de líderes eclesiásticos que actúan como jueces.
Ese principio queda ilustrado en 1 Corintios 6, donde Pablo censura a
los corintios por demandarse unos a otros ante los tribunales paganos:
"¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio
delante de los injustos, y no delante de los santos?" (v. 1). En otras
palabras: "¿Por qué estáis llevando vuestros pleitos y problemas ante
los tribunales de hombres no regeneradas y no ante los hermanos en la
fe?" Pablo no mencionó un tribunal establecido por los santos porque el
contexto del compañerismo cristiano y de la familia es el más alto
tribunal. Lo demuestra cuando dice: "¿O no sabéis que los santos han
de juzgar al mundo?... ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los
ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?" (vv. 2-3). La iglesia es
en última instancia el tribunal más elevado.

Por tanto, toda la disciplina de iglesia tiene que ocurrir dentro de la


comunidad de los hermanos en la fe. Puede ser una comunidad grande
como la nuestra o puede ser muy pequeña. Puede ser que suceda en
un campo misionero con tres o cuatro misioneros que todavía no tienen
una iglesia establecida. Puede ser en su grupo de estudio bíblico o de
compañerismo cristiano, porque esas son unidades del pueblo redimido
de Dios. No estamos interesados en formar un comité de inquisición
porque cada asamblea local es responsable por la pureza de sus
miembros individuales.

El propósito de la disciplina

"Si te oyere, has ganado a tu hermano" (v. 15). El propósito de la


disciplina es la restauración, restaurar a un creyente pecador a la vida
de santidad. Dios siempre ha estado interesado en la restauración,
como lo muestran los siguientes versículos.

Proverbios 11:30: "El que gana almas es sabio".

Gálatas 6:1: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna


falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre".

Santiago 5:19-20: "Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha


extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el
que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de
muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados".

La meta de la disciplina de iglesia no es echar a las personas,


avergonzarlas, ser arrogantes espirituales, jugar a ser Dios o ejercer
autoridad y poder de una forma que no es bíblica. El propósito de la
disciplina es llevar a las personas que han pecado a una relación pura
con la asamblea de creyentes.

Notemos la expresión "has ganado" en el versículo 15. El término


griego habla de una acumulación de riqueza en el sentido monetario de
artículos. Eso presenta al hermano que peca como la pérdida de un
tesoro valioso. Eso es, en realidad, el corazón de Dios: Cada alma es un
tesoro para Él. La iglesia necesita desarrollar el mismo sentido de
preocupación. No podemos permitirnos el lujo de dejar que los
hermanos se alejen mientras decimos: "No sé dónde está esa persona,
pero no puedo involucrarme en ello". Debemos trabajar para restaurar al
hermano o hermana que ha pecado porque esa alma es de mucho valor
para Dios y para nosotros.

Gálatas 6:1, que dice: "Vosotros que sois espirituales, restauradle [gr.
katarti:ó]", transmite la idea de reparar algo y dejarlo en su condición
original. La palabra griega se usaba en referencia con el arreglo de
huesos fracturados, volver a su lugar huesos dislocados, y remendar
redes de pesca rotas. Estamos en el negocio de la recuperación. ¿Por
qué se ha alejado la iglesia de esa noble empresa?

Privacidad

Algunas personas sienten que la disciplina de la iglesia es andar


alrededor de los creyentes metiendo la nariz en sus pecados. Algunos
han venido a mí y me han preguntado: "¿Es esta iglesia el Servicio
Secreto espiando a las personas?" Pero esa no es la idea ni la
intención. Solo tenemos un gran anhelo de cumplir el deseo de Dios de
que su iglesia sea santa, y reconocemos el gran valor que tiene un alma
que le pertenece a Dios. Rehusamos no mostrar ese interés y
preocupación. No nos sentimos contentos cuando los creyentes se
apartan de la comunión con Dios y con su iglesia.
Permisividad

Alguien dice: "Fulano de tal se ha extraviado, pero no voy a decir nada


porque, ¿quién soy yo? Él lo quiso así y yo no voy a manejar su vida".

Orgullo

Algunos tienen gusto en dar a conocer la caída de otros porque eso les
hace sentirse espiritualmente superiores. Pero eso es en verdad una
enfermedad llamada orgullo. Si usted con aire de suficiencia permanece
indiferente al pecado de su hermano, pensando que usted es mejor que
él, está muy lejos del corazón del Pastor. De hecho, usted es tan
culpable de pecar como su hermano.

Persecución

Me tocó en el corazón lo que un cristiano dijo acerca de su propia


experiencia: "Había pensado con frecuencia que si alguna vez caía en
pecado, oraría para que no caer en las manos de esos jueces rígidos,
críticos y arrogantes de la iglesia. Prefería antes caer en las manos de
los taberneros, de las prostitutas callejeras y de los vendedores de
drogas, porque la gente de iglesia me arrancaría la piel a tiras con sus
lenguas chismosas y venenosas, y lo harían sin ninguna compasión".
Estoy seguro que muchos han tenido experiencias así.

En vez de buscar excusas para justificar el incumplimiento de nuestra


responsabilidad de disciplinar, necesitamos ser obedientes, procurando
tener el corazón del Pastor, que se esfuerza en traer de nuevo al redil a
la oveja perdida.

La persona de disciplina

"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él


solos; si te oyere, has ganado a tu hermano" (v. 15). ¿Quién es la
estrella en el versículo 15? Usted, no algún comité de disciplina. La
disciplina no es solo para los oficiales de la iglesia; es para todos,
incluyendo a los que dirigen la iglesia. De hecho, Gálatas 6:1 nos dice
exactamente quiénes deberían hacerlo: "Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle
con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado". Los que caminan en el Espíritu, los que
obedecen la palabra, y que están en la comunión de la iglesia son los
que debieran restaurar al hermano caído. ¿Cómo debiera hacerse?
"Con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que
tú también seas tentado".

La pureza de la iglesia debiera ser la preocupación de cada cristiano.


Todos necesitamos enfrentar con humildad y amor lo que hace que sea
impura cuando llegamos a ser conscientes de ello. No diga
simplemente: "Estamos orando por fulano de tal para que pueda ver la
luz". Puede suceder que eso no sea suficiente. Usted que tiene la luz,
¡llévela y hágala brillar delante de sus ojos!

La provocación de la disciplina

Se produce una causa justa de disciplina "si tu hermano peca [gr.


hamartanri, "pecar"] contra ti" (v. 15). Esa es la palabra básica del Nuevo
Testamento para pecado. ¿Qué pecados necesitan ser corregidos?
Todos ellos. Esa es la razón por la que el texto es general. Cualquier
pecado es la antítesis de la absoluta santidad de Dios y es una mancha
en el compañerismo. El proceso de la disciplina tiene que entrar en
acción siempre que un miembro del compañerismo cristiano viola la
Palabra de Dios.

Notemos que el pecado es "contra ti". Hay dos maneras en las que el
pecado de los hermanos en la fe le puede afectar a usted:

Si alguien le da un puñetazo en la nariz porque estaba enojado con


usted o alguien le roba, le engaña, le miente, abusa de usted o le
calumnia, o comete una falta de inmoralidad en contra suya, esos serían
pecados directos en contra de usted. Mateo 18 le instruye sobre qué
hacer si un cristiano peca directamente contra usted, dice que tiene que
ir y señalarle que lo que ha hecho está mal y animarle a que lo confiese
y se arrepienta. Una acción bondadosa así dejará muy sorprendida a la
persona que espera su venganza, porque la tendencia humana es estar
resentido con la persona que peca directamente contra nosotros.
¿Cuántos cristianos puede usted recordar contra los cuales ha
sentido rencor y con los cuales se ha negado a hablar? Si usted puede
pensar de alguno, recuerde que Efesios 4:32 dice: "Antes sed benignos
unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo". ¿Quién somos nosotros para
estar resentidos contra alguien cuando Dios nos ha perdonado tanto a
nosotros?

Indirectamente

No todos los pecados contra nosotros son directos. Todo pecado que
deshonra a la asamblea de los santos de Dios nos mancha a todos
nosotros. Cuando nuestros hermanos y hermanas pecan, están en
peligro de perderse para la comunión de la iglesia, una pérdida que nos
afecta a todos. Además, cuando un creyente vive una vida de
desobediencia, eso deshonra a Cristo. Debido a que somos los
representantes de Cristo y sufrimos lo que le deshonra a Él, todo
pecado está dirigido indirectamente contra nosotros.

Si usted restringe la disciplina para los pecados directamente en


contra de los miembros de la iglesia, entonces los cristianos podrían
pecar en contra de personas que no son parte de la asamblea y nadie
los confrontaría. Debemos entender claramente que todo pecado -ya
sea directo o indirecto- es un pecado que mancha el compañerismo.
Como el apóstol Pablo dijo en Gálatas 5:9: "Un poco de levadura leuda
toda la masa" (cp. 1 Co. 5:6). Por tanto, si usted sabe que hay pecado
en la vida de un hermano en la fe, usted tiene que ir a ese hermano o
hermana y con humildad y amor hablar con él o ella.

El proceso de la disciplina

Cuatro pasos aparecen claramente delineados en este pasaje:

Primer paso: Hable a solas con él de su pecado

"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él


solos" (v. 15). El primer verbo en el imperativo presente da a entender
que usted debiera ir a buscar a su hermano sin demora. El segundo
verbo, en el imperativo aoristo, transmite la idea de ser convincente en
su explicación. El verbo griego e/engcho, significa "exponer a la luz". No
diga simplemente: "Hola, llevo un tiempo que no te veo por el templo,
me preguntaba si es que te estás apartado". Hable clara y directamente
de forma que la persona entienda bien de qué se está hablando y que
no hay escapatoria. Dedique el tiempo y esfuerzo necesario para
manejar con amor esta delicada tarea.

La disciplina es difícil con las personas que usted conoce bien porque
cuando empieza a hablar de su pecado, puede que ellos también tengan
algo que decirle a usted. Es también difícil con personas que no conoce
mucho porque quizá se diga a sí mismo: "¿Quién soy yo para hacer
esto?" En consecuencia, tendemos a sentirnos intimidados por las
personas que conocemos y a ser indiferentes hacia aquellos que no
conocemos. Pero es una responsabilidad que Dios nos ha dado.

Gálatas 6:1 nos ayuda a ver la actitud con la que debemos hablar
con el hermano en la fe que ha pecado: "Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle
con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado". En otras palabras, hay que hacerlo con
humildad, dándonos cuenta de que nosotros también podríamos haber
sido tentados. El versículo 2 dice: "Sobrellevad los unos las cargas de
los otros, y cumplid así la ley de Cristo". ¿Y cuál es la ley de Cristo? Es
la ley real (Stg. 2:8), es la ley de la libertad (Stg. 1:25), es la ley del amor
(Jn. 15:12). De manera que usted va con un amor que quiere ayudarle a
llevar la carga, y acude con mansedumbre. No va a verle con una
actitud de apariencia de piedad religiosa que le hace a usted sentirse
bien y a él sentirse mal. Usted va con una preocupación humilde y
amorosa de restaurarle.

Note también que debiera ir solo para "[estar] tú y él solos". El primer


encuentro tiene que ser "estando tú y él solos". La tendencia normal
humana es decir: "¿Te has enterado de lo que ha sucedido con fulano
de tal? Es triste, pero estamos orando por el hermano fulano de tal". Y la
noticia empieza a correr por todas partes. Pero este texto nos enseña
que si nosotros nos enteramos acerca de un pecado, debemos ir
directamente a la persona que lo ha cometido. No tiene por qué salir de
ahí.

Si usted habla con la persona en amor y humildad sin decir nada a


nadie sobre el asunto y esa persona se arrepiente, usted va a tener con
esa persona un lazo de intimidad y amistad que nada va a poder
romper. Dios no dice que abras la ventana y empieces a gritarlo por
todas partes. Él dice: "Ve y repréndele estando tú y él solos". Y luego
agrega: "Si te oyere, has ganado a tu hermano" (v. 15). Eso
precisamente es lo que usted está buscando lograr.

¿Hay algún ejemplo de esa clase de disciplina en el Nuevo


Testamento? Sí, vea Gálatas 2:11. Después de que Pedro pecara al
dejar de comer con los creyentes gentiles para identificarse con algunos
judaizantes de la circuncisión, Pablo le habló directamente: "Pero
cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de
condenar". ¿Respondió Pedro? Sí, lo hizo, porque tiempo después
escribió en 2 Pedro 3:15: "Como también nuestro amado hermano
Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada...". Evidentemente una de
las razones para la amistad entre ellos fue que Pablo preocupó lo
suficiente como para hablarle a Pedro. Sucede con frecuencia que
después que usted ha hablado con una persona en privado con amor y
humildad, sus corazones se sienten muy unidos.

Segundo paso: Tomc consi4o ayunos testigos

"Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de
dos o tres testigos conste toda palabra" (v. 16). Dios ya había
establecido esa ley en Deuteronomio 19:15 para prevenir que se pasara
de uno a otro información difamatoria que no estaba confirmada. Por
tanto, en el segundo paso de la disciplina, debe tomar consigo uno a
dos hermanos en la fe.

Ahora empieza a ponerse presión sobre el pecador. Usted toma


consigo un par de miembros de la iglesia con el mismo propósito de
ganar al hermano y volverlo al redil. Como hizo al hablarle de forma
personal, el objetivo es mostrarle su pecado y que lo entienda bien de
forma que empiece la experiencia de la confesión, el arrepentimiento y
la restauración.

El versículo 16 dice: "Para que en boca de dos o tres testigos conste


toda palabra". Estas no son una o dos personas que vieron el pecado u
originalmente supieron acerca del asunto. Más bien son testigos de la
conversación que va a tener lugar y pueden luego confirmar todo lo que
se dijo. Su presencia es tanto una protección para el que habla al
pecador como para el pecador mismo. Después de todo, una persona
con prejuicios puede decir erróneamente: "Bueno, traté de hablarle y
convencerle, pero se muestra impenitente". Sería presuntuoso pensar
que esa persona podría hacer semejante determinación, especialmente
si ella es contra quien se ha pecado. Los testigos están para confirmar si
hay un corazón dispuesto al arrepentimiento o está lleno de indiferencia
y rechazo. Ese informe provee de base para acciones posteriores
porque la situación ha sido verificada más allá de las palabras de un
solo individuo.

Dios quiere que dos o tres testigos confirmen si la persona se ha


arrepentido o sigue impenitente. Antes de que tenga lugar la disciplina,
Él quiere estar seguro de que nuestros análisis de las actitudes y
acciones de una persona son exactos. Él no quiere que se informe
incorrectamente acerca de sus hijos. No quiere que se diga que no
desean arrepentirse cuando sí lo desean, o viceversa.

Es de esperarse que la persona con la que se habla responda a este


segundo paso. Segunda Corintios 13:1-2 nos da un ejemplo de este
paso. Pablo dijo: "Esta es la tercera vez que voy a vosotros. Por boca de
dos o de tres testigos se decidirá todo asunto. He dicho antes, y ahora
digo otra vez como si estuviera presente, y ahora ausente lo escribo a
los que antes pecaron, y a todos los demás, que si voy otra vez, no seré
indulgente". Él estaba diciendo: "Os hablé acerca de vuestro pecado y
luego lo confirmé con testigos. Si voy a visitaron y vosotros no os habéis
arrepentido, no dudaré en disciplinaros".

Después de llevar a los testigos para que confirmen los hechos, ¿qué
pasa si la persona con la que se ha hablado todavía rehúsa
arrepentirse?
Tcrccr paso: [)ígasclo a la iglcsia

"Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia" (v. 17). Tenemos que decírselo
a toda la asamblea cuando un creyente que ha pecado falla en
responder a la confrontación de los testigos. En nuestra iglesia eso
puede o no puede involucrar una declaración pública. A veces los
líderes dan a conocer los resultados entre los hermanos o entre los
grupos de estudio en los que la persona es conocida. Otras veces
puede ser anunciado en un culto de Cena del Señor.

¿Cuál es el propósito de la disciplina? Restauración. Así, pues,


díganlo a la iglesia con el propósito de atraerlo de nuevo al redil. Un
hermano fue y no hubo respuesta; luego fueron dos o tres y tampoco
hubo respuesta. Ahora queda que todos busquen la restauración de esa
persona.

Recuerde que la disciplina no es la tarea de una sola persona. El


apóstol Juan dijo: "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le
gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si
yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras
malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los
hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de
la iglesia" (3 Jn. 9-10).

Aquí tenemos a un individuo dominante que estaba expulsando a los


miembros de la iglesia. Pero no es la tarea de una sola persona el tomar
esa decisión. Si alguna vez tenemos que excomulgar a alguien en la
iglesia, es solo porque rehúsa arrepentirse después que un hermano ha
ido a hablarle, seguido por dos o tres, quienes después lo llevan todo a
la asamblea como último recurso. Nadie lo hace solo, sino que son
muchos los que tratan de restaurar al hermano. Y si todavía no
responde, entonces la asamblea toma la decisión de retirarle de la
comunión de la iglesia.

En 2 Corintios 2:5-8 Pablo dice: "Pero si alguno me ha causado


tristeza [a la asamblea por causa de pecado], no me la ha causado a mí
solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a
tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario,
vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea
consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el
amor para con él". Aquí tenemos un caso en el que toda la iglesia supo
acerca de la vida en pecado de un hombre. Parece ser que él respondió
arrepintiéndose. De modo que Pablo en esencia les está diciendo:
"Ahora que él ha respondido, no os distanciéis de él ni le intimidéis. Por
el contrario, abrazarle y perdonarle con amor".

¿Cuánto tiempo debiera seguir la iglesia animando a la persona a


que se arrepienta? Quizá hasta que usted piense que se está
endureciendo cada vez más y se niega por completo a dejar de pecar. El
Espíritu de Dios le dará sabi duría para hacer lo mejor por la persona y
por la iglesia. Creo que en general es menos tiempo del que pensamos
porque Dios quiere una respuesta.

Cuarto paso: Trátenlo como a un extraño

"Y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano" (v. 17). En la


forma de hablar del tiempo de Cristo, "gentil" se refería a los que no
eran judíos y "publicano" era un judío que se había vendido a los
romanos para recoger los impuestos de su propio pueblo.

El uso que jesús hace de esos términos no significa que tenemos que
tratar mal a estas personas. Los Evangelios nos muestran claramente
que Él amó a los gentiles y a los publicanos. Solo quiere decir que
cuando una persona que dice ser cristiana rehúsa arrepentirse, tenemos
que tratarla como a alguien de fuera de la comunión de los santos. No
tenemos que permitirle que se asocie y participe en las bendiciones de
la asamblea cristiana.

1 Corintios 5: En la iglesia de Corinto hubo un hombre impenitente


que estaba teniendo una relación incestuosa con la esposa de su padre.
Pablo dijo: "¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese
quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?... [He
decidido] en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y
mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea
entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús" (vv. 2, 4-5). Los que dicen
ser cristianos pero se niegan a arrepentirse hay que separarlos de la
iglesia y entregarlos al sistema mundano controlado por Satanás a fin de
destruir el deseo carnal del pecado. Quizá tengan que caer en las
profundidades del pecado antes de que sientan la necesidad de
arrepentirse. Pero es algo que hay que hacer porque, como dicen los
versículos 6 y 7: "No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un
poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja
levadura, para que seáis nueva masa". El creyente que no se arrepiente
hay que alejarlo de la asamblea a fin de protegerla.

Pablo sigue diciendo: "Os he escrito por carta, que no os juntéis con
los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o
con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso
os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis
con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o
idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis"
(vv. 9-11). A causa de que comer con una persona es un símbolo de
hospitalidad y de relación cordial, no se debe hacer bajo ninguna
circunstancia. Cuando una persona es expulsada de la iglesia, no hay
que invitarle a comer. No hay que tratarle como a un hermano, sino
como a un marginado.

1 Timoteo 1: "De los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes


entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar" (v. 20). Eso es
entrenamiento medicinal. Ellos necesitaban aprender por experiencia las
consecuencias de sus pecados. Cuando usted expulsa a alguien, ya no
pueden disfrutar de las gracias santificadoras de la asamblea de Dios.
Entonces pueden empezar a pensar en cuánto significa para ellos la
comunión de los creyentes. Pero si una persona es aceptada por los
hijos de Dios junto con su pecado, puede que sin intención de hacerlo
se le esté animando a continuar en su pecado. A esas personas hay que
decirlas que tienen que elegir: Decidirse entre el diablo y el mundo o
Dios y su pueblo, pero no pueden tener a ambos.

2 Tesalonicenses 3: "Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de


nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande
desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de
nosotros" (v. 6). La palabra "apartéis" significa "desistir" o "evitar".
Quede claro que no estamos hablando acerca de personas que no
conocen al Señor. Queremos que esas personas conozcan el evangelio
y a la iglesia. Estamos hablando acerca de miembros de la familia de la
iglesia que han pecado. El versículo 14 refuerza ese principio: "Si alguno
no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo,
y no os juntéis con él, para que se avergüence". Déjenle solo con su
vergüenza y pecado porque si de verdad pertenece a Dios, Él no le
soltará, aunque quizá tenga que dejarle ir por un tiempo.

Romanos 16: "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que


causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros
habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no
sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con
suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos"
(vv.17-18).

Segunda Tesalonicenses 3:15 dice: "Mas no lo tengáis por enemigo,


sino amonestadle como a hermano". Hay un sentido en el que usted
nunca en realidad le suelta, pues aunque se le pone fuera de la esfera
del compañerismo, se le sigue llamando. Las personas dicen cosas
como esta:

-Mi hermano es un cristiano, pero se divorció de su esposa y ahora


está viviendo en adulterio. ¿Puedo verle?

A lo que respondo:

-Está bien que le vea siempre y cuando que le amoneste y le anime a


ordenar su vida mediante la confesión y el arrepentimiento de su
pecado.

A esa persona hay que separarla de la comunión de la iglesia y al


mismo tiempo se le sigue llamando para que vuelva.

El poder de la disciplina

Jesús dijo: "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será
atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el
cielo" (v. 18). Me resulta inconcebible que yo pueda estar actuando en
acuerdo con el Dios santo e infinito en términos de atar y desatar. Esos
son términos rabínicos con los que sin duda estarían familiarizados los
oyentes judíos de Jesús. Se refieren a cuando el rabí le decía a la
persona si todavía se encontraba atado con el lazo del pecado o libre de
él.

Si usted es un miembro de la iglesia que ha pecado y alguien viene a


usted y no se arrepiente, y después vienen a verle dos o tres y sigue sin
arrepentirse, y luego toda la iglesia le habla y le amonesta, y usted no se
arrepiente, podemos decir que se encuentra atado con el lazo del
pecado. Eso es lo que el Padre ha determinado en el cielo. Por el otro
lado, si usted se encuentra en el pecado y los hermanos van a hablarle
de esa situación y usted al fin se arrepiente sinceramente, podemos
decir que ha quedado desatado y es, por tanto, bienvenido a la plenitud
del compañerismo cristiano. En ese momento estamos meramente
haciendo en la tierra lo que ya ha sido hecho en el cielo.

"Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" dice la


oración que Jesús enseñó a sus discípulos (Mt. 6:10). ¿Quiere usted
hacer la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo?
Entonces debe llevar a cabo el proceso de disciplina, y el cielo habrá ya
hecho lo que usted está haciendo aquí abajo.

Es muy consolador saber que los cielos nos apoyan en el proceso de


la disciplina, porque algunos a menudo piensan que si trata de
confrontar el pecado y llamarle por su nombre, usted no está mostrando
amor. Pero lo que usted está haciendo es luchando la batalla de Dios y
poniéndose del lado del cielo.

En el versículo 19 Jesús dice: "Otra vez os digo, que si dos de


vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa
que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos". La
palabra griega para "acuerdo" (sumphoneo, de la que se deriva sinfonía)
significa literalmente "producir un sonido juntos". Por consiguiente,
cuando todos están en armonía en cuanto a una persona que han
confrontado, el Padre también estará de acuerdo con ustedes. Yo no
pienso que ese versículo está hablando de un cheque en blanco sobre
la oración, aunque se le ha sacado fuera de contexto e interpretado en
ese sentido. No está diciendo que si usted puede conseguir que dos se
pongan de acuerdo, Dios tenga que darles aquello que ustedes han
acordado. Los "dos" aquí se refiere a dos testigos en un caso de
disciplina de iglesia relacionado con un miembro que ha pecado, y ellos
quieren de verdad que se haga la voluntad de Dios. Después de seguir
el modelo bíblico, ellos pueden tener confianza en que la voluntad de
Dios se cumpla.

El versículo 20 dice: "Porque donde están dos o tres congregados en


mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Usted probablemente ha
escuchado que estos versículos son aplicables a las reuniones de
oración, pero esa es otra mala interpretación. Recuerde el contexto: Los
"dos o tres" son testigos en una situación de disciplina. Estas
interpretaciones incorrectas comunes ilustran la importancia de enseñar
el contexto de las Escrituras.

No solo tenemos la confianza de que el Padre está actuando en el


cielo con nosotros (v. 19), sino que el Hijo está también con nosotros en
la tierra (v. 20). Nunca está usted llevando a cabo más activamente la
voluntad de Dios y la obra del Hijo que cuando está actuando a favor de
la limpieza y purificación de la iglesia. Todos tenemos que ser parte de
ese proceso como ministros de santidad.

Para terminar, recuerde que la meta de la disciplina de la iglesia es la


restauración del hermano o hermana que peca. Dietrich Bonhoeffer, un
teólogo alemán que murió en la cárcel en la Alemania nazi, escribió un
pequeño libro titulado Vida en comunidad que contiene algunos
pensamientos muy agudos. Aunque estamos en desacuerdo con
muchas de las cosas que Bonhoeffer enseñó, estas profundas palabras
hacen pensar:

El pecado demanda el control del hombre. Lo saca de la


comunidad. Cuanto más aislado queda, tanto más destructivo será
el poder del pecado sobre él, y cuando más profundamente se
involucra en él, más desastroso será su aislamiento. El pecado
quiere permanecer escondido. Apaga la luz. En la oscuridad de lo
inexpresado envenena todo el ser de la persona. Eso puede
suceder incluso en medio de una comunidad piadosa. En la
confesión la luz del evangelio penetra en la oscuridad y reclusión
del corazón. El pecado hay que sacarlo a la luz. Lo inexpresado
debe ser hablado y reconocido abiertamente. Todo lo que es
secreto y oculto hay que hacerlo manifiesto. Es una lucha
tremenda hasta que el pecado queda abiertamente admitido, pero
Dios quebranta las puertas de bronce y desmenuza los cerrojos de
hierro (Sal. 107:16).

Puesto que la confesión de pecado se hace en la presencia de


un hermano cristiano, la última trinchera de la justificación propia
queda abandonada. El pecador se rinde; abandona todo el mal.
Entrega su corazón a Dios, y encuentra el perdón de todo su
pecado en el compañerismo de jesucristo y de su hermano. El
pecado expresado y reconocido ha perdido todo su poder. Ha sido
revelado y juzgado como pecado. Ya no puede destruir la
comunión. Ahora el compañerismo carga con el pecado del
hermano. Ya no está solo con su pecado porque lo ha
abandonado y echado en las manos de Dios. Ha sido quitado de
él. Ahora se levanta en el compañerismo de los pecadores que
viven por la gracia de Dios y la cruz de Cristo Jesús... El pecado
oculto le separa del compañerismo, hace de todo su aparente
compañerismo una impostura; el pecado confesado le ha ayudado
a definir la verdadera comunión con los hermanos en Cristo Jesús
[Nueva York: Harper & Row, 1954], pp. 112-13].

La disciplina bíblica es la clave para la pureza de la iglesia, lo que a


su vez nos permitirá alcanzar al mundo
"De la cita casete GC 1291.

Hemos visto en Mateo 18 cómo el Señor instruye a sus discípulos en


cuanto a la disciplina y el perdón de los miembros de iglesia que pecan,
y hemos hablado de todo el asunto de reprender el pecado (Apéndice
4). ¿Qué hace usted cuando el hermano que ha pecado se arrepiente y
deja el pecado? Perdona a ese hermano o hermana en la forma más
completa. ¿Qué hace entonces después que el hermano es perdonado?
Le restaura.

En Gálatas 6 Pablo nos da tres directrices importantes para este


ministerio de restauración.

Lcvantarlo

El versículo 1 dice: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna


falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas
tentado". El término "hermanos" está indicando que las palabras de
Pablo son aplicables a la familia de la iglesia cuando un cristiano es
"sorprendido en alguna falta".

La palabra traducida como "falta" (gr. puraptómu, "un tropiezo",


"desatino" o "caída") algunos la toman como refiriéndose al algo que es
menos que un pecado. Yo creo que se refiere sin duda al pecado. En el
contexto, Pablo ha estado hablando acerca de andar en el Espíritu
(5:16, 25). La idea de caer no es tanto una definición teológica de
pecado sino consecuente con su metáfora del camino espiritual.

Note la palabra "sorprendido". No pienso que eso se refiere a alguien


que va por la calle y de pronto le sorprende un pecado. Más bien pienso
que es un creyente el que sorprende a otro que ha caído en pecado. El
término griego para "sorprendido" (prolanihan6) significa "pillar
desprevenido". El pecado no nos pilla ignorantes porque, si estamos
caminando en el Espíritu, tenemos la facultad de discernir su presencia.
En consecuencia, no hay tal cosa como pecado involuntario.

El hecho de que usted se cruce en el camino con alguien que vive en


pecado no implica, sin embargo, que usted ande por la vida buscando a
los que pecan. Este versículo está simplemente diciendo que al andar
usted en el Espíritu, se puede encontrar con alguien en pecado que
necesita su ayuda.

Pablo pide explícitamente que la restauración la lleven a cabo:


"Vosotros que sois espirituales". ¿Qué significa ser espiritual?
Encontramos la siguiente breve definición en 1 Corintios 2:15-16: "En
cambio el espiritual juzga [discierne] todas las cosas; pero él no es
juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo". Ser espiritual es
tener la mente de Cristo.

Podemos verlo de otra manera, Efesios 5:18 dice: "Sed llenos del
Espíritu". Colosenses 3:16 dice: "La palabra de Cristo more en
abundancia en vosotros". Notemos que se producen los mismos
resultados cuando cumplimos ambos mandamientos. Por tanto,
concluimos que ser llenos del Espíritu es lo mismo que permitir que la
palabra de Cristo more en abundancia en nosotros. La persona
espiritual es la que camina en obediencia a la voluntad de Dios como
aparece revelada en la Palabra de Dios y activada por el Espíritu de
Dios.
La palabra que se traduce como "restauradle" (gr. katarti_ó) en
Gálatas 6:1 habla de reparar algo en el sentido de devolverlo a su
condición anterior. Se usaba para la reconciliación de dos facciones en
desacuerdo, o arreglar huesos rotos, o poner un miembro dislocado en
el lugar que corresponde, o remendar redes rotas.

"Con espíritu de mansedumbre" significa que el creyente que levanta


a un hermano más débil debe hacerlo con una actitud de humildad. Note
la frase siguiente: "Considerándote a ti mismo, no sea que tú también
seas tentado". Cuando restauramos a otra persona, debiéramos hacerlo
conscientes de que nosotros podríamos encontrarnos en la misma
situación. No hay lugar para el orgullo espiritual ni la vanagloria entre
cristianos que piensan que son mejores que otros. Debemos ser lo
suficientemente mansos como para darnos cuenta de que nosotros
podemos también caer.

En 1 Corintios 10 vemos que aquellos que han sido ricamente


bendecidos por Dios todavía pueden pecar. Israel había salido de Egipto
"Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos
estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar" (v. 1). En su
peregrinación por el desierto, fueron guiados por el shekiniu/, de Dios y
finalmente entraron en la Tierra Prometida. Pero a pesar de todas las
bendiciones y provisiones de Dios, veintitrés mil de ellos cometieron
fornicación y cayeron en juicio. Esta nación que disfrutaba de tantas
bendiciones todavía caía en pecado. Pablo entonces aplica ese principio
a los cristianos: "Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están
escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los
fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana" (vv. 11-
13). No es nada sabio ni conveniente llegar a ese punto en el que uno
piensa que es invencible.

Así que, usted necesita estar dispuesto a agacharse para levantar a


alguien, a sabiendas de que bien puede suceder que necesite que
alguien lo levante a usted. "farde o temprano habrá pecado en su vida
del cual necesitará que lo restauren.
Sostenerlo

Gálatas 6:2 continúa diciendo: "Sobrellevad los unos las cargas de los
otros, y cumplid así la ley de Cristo". Pablo, siguiendo con la metáfora
de caminar, dice que cuando usted va por el camino y ve a alguien que
ha caído bajo el peso de una carga que es demasiado pesada para él,
usted debiera arrimar el hombro y ayudarle a llevar la carga.

Una carga es una debilidad espiritual que amenaza inducir a una


persona a caer en pecado, aprovechando cualquier resquicio que
Satanás pueda encontrar en una debilidad de la personalidad o del
carácter. Una persona puede pecar y arrepentirse muchas veces y
entonces ser perdonada y recuperada para el compañerismo. Pero si un
hermano no se acerca para ayudar a levantar la carga, la persona
continúa llevando la misma carga de tentación bajo las mismas
circunstancias difíciles y puede volver a caer.

Un hombre joven, angustiado y llorando, vino a verme una vez y me


dijo:

-He entregado mi vida a Cristo, después de haber sido un


homosexual antes de ser salvo, pero todavía tengo terribles problemas.
He seguido cayendo en las mismas malas relaciones aunque me
arrepiento y me alejo de ellas, pidiéndole a Dios que me perdone.

En mi deseo de ayudarle, le dije:

-Cada vez que tenga un encuentro homosexual en las dos próximas


semanas o cultive pensamiento impuro en ese sentido, quiero que lo
escriba en una hoja de papel y me lo explique todo. Entonces, en dos
semanas cuando nos veamos de nuevo, podemos revisar la lista juntos.

Aunque quedó pasmado por lo que le dije, dos semanas más tarde
regresó con una sonrisa en su rostro. Me dijo:

-No tuve nada que escribir porque no hice nada, y eso es la primera
vez en dos semanas.
-¿Cuál es la diferencia? -le pregunté.

A lo que me respondió:

-Yo no quería tener que contarle a usted acerca de ello.

Una manera de ayudar al hermano a llevar la carga es hacerle


responsable del asunto.

Hay otras varias formas de ayudar a alguien a llevar la carga. Ya no


sé cuántas veces he repetido este mismo consejo: "Si usted cree que
está a punto de caer en tentación, le sugiero que agarre el teléfono y
busque a alguien que le ayude a llevar la carga". La restauración es algo
más que solo decir: "Id en paz, calentaos y saciaos" (Stg. 2:16). No
debiéramos tampoco citar simplemente el Salmo 55:22, que dice: "Echa
sobre Jehová tu carga, y él te sustentará" (cp. 1 P. 5:7). El Señor quiere
sostener a otros por medio de usted y de mí. Tenemos que participar en
el ministerio de llevar cargas.

Se habrá dado cuenta al final de Gálatas 6:2 que el llevar las cargas
de otros es "[cumplir] así la ley de Cristo". En Juan 13:34 Jesús dice:
"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo
os he amado, que también os améis unos a otros". La ley de Cristo es la
ley del amor. Santiago lo llama "la ley real" (2:8), "la perfecta ley, la de la
libertad" (1:25).

¿A quién está ayudando en estos momentos a llevar la carga de la


tentación y la debilidad? ¿A alguien? Es muy fácil no involucrarse
diciendo a nosotros mismos: No quiero lidiar con los pecados de esa
persona, porque puedo quedar afectado con ello y manchar mi
espiritualidad.

Si esa es su perspectiva, siga leyendo: "Porque el que se cree ser


algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña" (6:3). Siempre que pienso
que yo soy mejor que alguien, es debido a que me estoy comparando
con el modelo equivocado. Siempre puedo encontrar personas que son
peores que yo. Pero Pablo dijo: "Porque no nos atrevemos a contarnos
ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos,
midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo
mismos, no son juiciosos" (2 Co. 10:12). Eso es porque Cristo -no
alguien elegido por nosotros- es el modelo. Primera Juan 2:16 dice: "El
que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo". Debido a
que Cristo es nuestro modelo, tenemos que compararnos con Él. ¿Pero
se imagina en dónde quedamos? Al final de la línea.

Gálatas 6:4 dice: "Así que, cada uno someta a prueba su propia obra,
y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no
en otro". Usted puede afirmar que está trabajando para el Señor y que
es espiritual, pero eso tiene que demostrarlo. Un día usted tendrá que
comparecer delante de Cristo por sí mismo con la verificación de todas
sus afirmaciones de espiritua lidad. El tribunal de Cristo, al que se
refieren los siguientes versículos, es el momento cuando los creyentes
serán recompensados,

Apocalipsis 22:12: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón


conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra".

2 Corintios 5:10: "Porque es necesario que todos nosotros


comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo,
sea bueno o sea malo".

1 Corintios 3:12: Pablo identifica nuestras obras como "oro, plata,


piedras preciosas, madera, heno, hojarasca". Las obras
insignificantes y sin valor -representadas por la madera, el heno
y la hojarascaserán quemadas.

Gálatas 6:5 dice: "Porque cada uno llevará su propia carga". Esa es
una clase diferente de carga de la mencionada en el versículo 2. Aun los
términos griegos son diferentes. Bayos en el versículo 2 es una palabra
fuerte, que significa "una carga pesada"; mientras que phortion en el
versículo 5 se refiere a lo que se lleva fácilmente. Se empleaba a
menudo para hablar de las obligaciones generales de la vida que toda
persona tiene la responsabilidad de cargar por sí mismo. Una de esas
responsabilidades u obligaciones es ayudar a otros que sus cargas
aplastantes, un acto de bondad que recogerá recompensas eternas.
En el versículo 6 leemos: "El que es enseñado en la palabra, haga
partícipe de toda cosa buena al que lo instruye". Imagínese que usted es
el maestro y que la persona que está restaurando es el estudiante.
Aunque algunos dicen que este versículo significa que los que predican
o enseñan debieran ser pagados, y a este fin entienden que la expresión
"cosa buena" (gr. agathos) se refiere a dinero. Yo preferiría ir a 1
Corintios 9 para apoyar esa responsabilidad. Yo no creo que este
versículo esté hablando de dinero. Agathos como se usa en el Nuevo
Testamento es un término general que se refiere a la excelencia
espiritual. Por ejemplo, Romanos 10:15 habla acerca de la proclamación
de las "buenas nuevas" y usa para ello el mismo término que en Gálatas
6:6, Hebreos 9:11, y 10:1. Se refiere a las cosas buenas del reino de
Dios.

En el proceso de restauración, tanto el que enseña como el que es


restaurado participan en las bendiciones espirituales que resultan de
esa relación. Es un proceso de edificación recíproco y progresivo. Los
dos participan en los beneficios espirituales de ser más fuertes en su
crecimiento en Cristo.

Tenemos que levantar al hermano más débil que ha caído, sostenerlo


y edificarlo. Como Mateo 18 nos dice, el proceso comienza al
confrontarlos por causa de su pecado. Eso puede ser desalentador
porque a veces las personas no responden como debieran hacerlo.

Segundo, tenemos que ser perdonadores. Eso también puede ser


doloroso porque la persona a la que usted perdona quizá todavía no
responda.

La tercera etapa es el ministerio de la restauración, mediante el cual


llevamos a la persona de vuelta a la estabilidad espiritual. Esto también
puede resultar doloroso porque implica llevar una carga pesada. Pero no
permita que esas realidades le frenen de cumplir con ese ministerio vital
al que el Señor le ha llamado. No hay mayor gozo que el de obedecerle,
y esté seguro que Él estará a su lado en cada etapa del camino a
medida que le usa para purificar a su iglesia (Mt. 18:19-20).
He observado con alarma la última tendencia que se da en la iglesia.
Estoy pasmado por la frecuencia con que vemos a líderes cristianos
pecar escandalosamente, y luego vuelven al ministerio casi tan pronto
como las noticias desaparecen de los medios de comunicación. Es triste
decirlo, pero parece que los cristianos ya no esperan demasiado de sus
líderes. Estamos en el medio de un desastre que sin duda va a tener
consecuencias de largo alcance.

No hace mucho recibí una cinta casete que me dejó muy


preocupado. Era la grabación del culto de rededicación de un pastor que
salió en las noticias nacionales al confesar que había cometido
adulterio. Después de un poco más de un año de "aconsejamiento y
rehabilitación", este hombre regresaba al ministerio público con la
bendición de su iglesia.

Eso está sucediendo por todas partes. He recibido consultas de parte


de otras iglesias preguntando si teníamos directrices escritas o
disponíamos de algún manual que ayudara en la restauración al
liderazgo de pastores que habían caído en pecado. Muchos sin duda
esperan que una iglesia del tamaño de la nuestra tenga un programa de
rehabilitación sistemática para líderes pecadores.

Los pecados escandalosos entre los líderes cristianos es algo


epidémico. Eso es un síntoma de que algo muy grave sucede en la
iglesia. Pero un problema aun mayor es bajar el nivel para acomodar el
pecado de los líderes. Que la iglesia se muestre tan deseosa de
recuperar a estos hombres para el liderazgo es una indicación de
podredumbre hasta el tuétano.

Debemos reconocer que no se puede permitir que se tome con


ligereza el liderazgo de la iglesia. El requisito más importante de un líder
es que sea irreprensible (1 Ti. 3:2, 10; Tit. 1:7). Ese es un requisito difícil
y no todos pueden cumplirlo.

Algunas clases de pecado destruyen irreparablemente la reputación


de un hombre y lo descalifican para siempre de un ministerio de
liderazgo porque él ya no puede ser irreprensible. Incluso Pablo, un
hombre de Dios de su calibre, dijo que temía esa posibilidad. En 1
Corintios 9:27 él dice: "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado".

Al referirse al cuerpo, Pablo obviamente tenía en mente la


inmoralidad sexual. En 1 Corintios 6:18 lo describe como un pecado
contra el propio cuerpo de la persona. Era casi como que puso el
pecado sexual en su propia categoría. Ciertamente descalifica a un
hombre para el liderazgo de la iglesia. Primera Timoteo 3:1 demanda
que el anciano sea un hombre de una sola mujer.

¿De dónde hemos sacado la idea de que una ausencia de un año


puede restaurar la integridad de alguien que ha perdido su reputación y
ha destruido la confianza de las personas? Desde luego no de la Biblia.
La confianza que se ha perdido no se recupera tan fácilmente. Una vez
que la pureza se ha sacrificado, la capacidad para dirigir mediante el
ejemplo se ha perdido para siempre. Como mi amigo Chuck Swindoll ha
comentado al referirse a este asunto: Se requiere solo un alfiler para
explotar un globo.

¿Qué acerca del perdón? ¿No debiéramos estar dispuestos a


restaurar al hermano caído? Sí al compañerismo de la iglesia; pero no al
liderazgo. No es un acto de amor permitir que vuelva un hombre
descalificado al ministerio público; eso es un acto de desobediencia.

Debiéramos estar siempre dispuestos al perdón. Pero no podemos


borrar las consecuencias del pecado. No estoy promoviendo que
nosotros "disparemos sobre nuestros propios heridos". Estoy solo
diciendo que no debiéramos correr para reenviarlos a las primeras
líneas de batalla. Ciertamente la iglesia debiera hacer todo lo posible por
ministrar a los que han pecado y se han arrepentido. Pero eso no
incluye restaurar el manto de liderazgo a un hombre que se ha
descalificado a sí mismo y ha perdido el derecho a dirigir. Hacerlo es ir
en contra de la enseñanza bíblica y rebajar las normas que Dios ha
establecido.

¿Por qué está la iglesia contemporánea tan dispuesta a ser


tolerante? Estoy seguro que una de las razones principales es el pecado
y la incredulidad que invade a la iglesia. Si los miembros de iglesia
pueden rebajar el nivel para el liderazgo, ellos se sentirán mucho más
cómodos con su propio pecado. El enfoque centrado en el hombre de la
religión moderna ha producido la idea errónea de que el cometer la peor
clase de pecados hace que la persona pueda ser más eficaz para
ministrar a los pecadores. Las implicaciones de una filosofía como esa
son espantosas. Nuestro modelo para el ministerio es el impecable Hijo
de Dios. La iglesia está llamada a ser como Él y sus líderes deben ser
nuestros modelos de semejanza a Cristo.

Los cristianos conservadores se pasaron la mayor parte del siglo XX


enfocados en la batalla de la pureza doctrinal. Y eso es bueno. Pero
estamos perdiendo la batalla de la pureza moral. Algunas de las peores
derrotas han ocurrido entre nuestros líderes más visibles. La iglesia no
puede bajar el nivel moral para adaptarse a ellos. Debiéramos
mantenerlo bien elevado a fin de recuperar la pureza perdida. Si
perdemos la batalla aquí, hemos fallado por completo, sin importar cuán
ortodoxa sea nuestra confesión de fe. No podemos ganar si
comprometemos los modelos y normas bíblicos.

Oremos por nuestros líderes de iglesia. Mantengámosles


responsables. Animémosles. Sigamos su buen ejemplo cristiano.
Comprendamos que no son perfectos. Pero continuemos esperando de
ellos el más alto nivel de piedad y pureza. La iglesia debe tener líderes
que son verdaderamente irreprensibles. Algo menos que eso es una
abominación.
'De las citas casetes GC 55-9.

Las Escrituras afirman claramente que Dios es veraz y que no puede


mentir. También afirman que Satanás es mentiroso y padre de mentira
(Jn. 8:44). Esa dicotomía invade todas las áreas del universo. Hay
conflicto entre los ángeles santos y los demonios impíos. Hay conflicto
en la tierra entre la verdad de Dios y las mentiras de Satanás.

El pueblo de Dios siempre ha estado plagado con doctrinas falsas.


Han sufrido la invasión de falsos profetas y maestros a lo largo de los
siglos. Satanás intenta confundir al mundo ahogándolo en un mar de
engaño. Fue la presentación distorsionada de la verdad que Satanás
hizo a Eva lo que hundió a la raza humana en el pecado (Gn. 3:1-6). La
corriente continua de falsa enseñanza ha sido tan acumulativa que es
ahora más ancha y profunda que nunca antes. La falsa enseñanza
acerca de Dios, de Cristo, de la Biblia y de la realidad espiritual es
pandémica. El padre de mentira trabaja horas extra para destruir la
verdad salvadora y santificadora que Dios nos ha dado en su Palabra.
Los efectos de la falsa enseñanza son devastadores e infernales. Esa
es la razón por la que la Biblia las llama herejías destructoras (2 P. 2:1).
Cuanto más nos acerquemos al regreso de Cristo tanto más
aumentarán estos engaños, mentiras y distorsiones.
Todo siervo del Señor debe ser consciente de los falsos maestros y
advertir a otros de sus mentiras. Esa es la razón por la que el apóstol
Pablo advirtió a los creyentes y líderes de la iglesia de Éfeso (Hch.
20:29-30).

Segunda Timoteo 2:14-19 nos dice específicamente por qué


debemos evitar la falsa enseñanza. Pablo le animó a Timoteo a que
fuera un fiel ministro del Señor. Le pidió que se elevara por encima de la
influencia de la impiedad, de la falsa enseñanza y de las personas
perversas y mantuviera a la iglesia en el camino recto. Para lograrlo
tenía que centrar su mente en la verdad de Dios y asegurarse de que él
y los creyentes evitaban los efectos de la falsa enseñanza:

Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no


con tiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que
es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita
profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la
impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales
son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que
la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. Pero el
fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el
Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel
que invoca el nombre de Cristo.

Recuérdales esto a los verdaderos maestros

La traducción literal del versículo 14 diría: "Recuerda estas cosas". Se


traduce "Recuérdales" para identificar a quiénes se les está recordando:
Los hombres fieles del versículo 2. ¿Qué es lo que Timoteo tenía que
recordarles? Lo que Pablo dijo en los versículos 1-13. Él quería que
Timoteo les recordara a los líderes y maestros de la iglesia su
responsabilidad de pasar la verdad a otros. Necesitaban que se les
recordara la causa noble a la que servían y la altura del ministerio del
evangelio.
Evitar la falsa cnseñanza

Encontramos una transición entre los recordatorios positivos de Pablo y


este mandamiento negativo. En el versículo 14 el apóstol dice:
"Recuérdales esto [gr., diainarturonnai, un término legal], exhortándoles
delante del Señor a que no contiendan sobre palabras". Diunu,rturonrai
habla de un recordatorio continuo y de un mandato constante. Timoteo
tenía que recordarles constantemente a los líderes su deber positivo y
advertirles de evitar la enseñanza falsa. La advertencia es en serio, y
subraya su seriedad la siguiente frase: "Recuérdales esto,
exhortándoles delante del Señor (cursivas añadidas)". Los líderes tenían
que cumplir con su deber motivados por un saludable temor de Dios.
Pablo ya había hablado así antes:

1 Timoteo 5:21: "Te encarezco delante de Dios y del Señor


Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas
cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad".

1 Timoteo 6:13-14: "Te mando delante de Dios, que da vida a


todas las cosas, y de jesucristo, que dio testimonio de la buena
profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el
mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de
nuestro Señor Jesucristo".

2 Timoteo 4:1-2: "Te encarezco delante de Dios y del Señor


Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su
manifestación y en su reino, que prediques la palabra".

Esas eran instrucciones bien serias. No son solo simples palabras de


consejo, sino mandatos solemnes hechos en la presencia del Señor. La
intención es hacer sentir temor en los corazones de los hijos de Dios
recordándoles que son directamente responsables ante Dios. Aunque
hay veces que la presencia del Señor tiene el propósito de consolarnos,
con más frecuencia la intención es aumentar en nosotros el sentido de
responsabilidad. Siempre estamos en la presencia del Señor, y esa
presencia actúa en nosotros como un factor de control de
comportamiento. Él sigue el funcionamiento de nuestra vida. Esa
exhortación delante del Señor nos hace responsables delante del Dios
santo, el juez justo.

Dada la gravedad del mandato, usted esperaría que Pablo


mencionara algunos males horrendos de los que Timoteo debía mandar
a los creyentes que se apartaran de ellos. Pero les advierte en contra de
enzarzarse en una batalla de palabras.

La palabra griega que se traduce como "contiendan sobre palabras"


(v. 14) habla de meterse en una guerra de palabras. Pablo les pide a los
líderes que eviten debates inútiles porque terminarán quedando
desviados. Evidentemente los causantes de errores en Éfeso tendían a
enfocarse en un parloteo inútil basado en la especulación, no en la
Palabra de Dios (1 Ti. 1:3-4; cp. 6:3-10).

Las cartas a un diablo novato, de C. S. Lewis, nos hablan de de un


demonio veterano, Screwtape, que escribe a un demonio joven,
Wormwood, acerca de cómo ser eficaz al lidiar con los humanos. En su
primera carta Screwtape dijo: "E] hombre con el que estás trabajando
está acostumbrado, desde su niñez, a tener danzando dentro de su
mente, todas juntas, una docena de filosofías incompatibles. Él no
piensa acerca de la doctrina en términos de `verdadero' o `falso', sino
como `académico' o `práctico'. Jerga, no argumentos, es tu mejor aliado
para mantenerlo alejado de la iglesia". Los demonios saben que la
verdadera ciencia y la razón no contribuyen a su causa, sino el engaño.
La especulación, no los hechos, es lo que debe llenar la mente de los
hombres. Todos los "buenos" demonios usan esa estrategia porque
oscurece la verdad bíblica al enfocarse en las preocupaciones
temporales.

Esa jerga se ha metido hoy en muchas universidades y seminarios.


Muchos evangelistas y predicadores de la televisión bombardean la
iglesia con jerga acerca de sus sistemas religiosos falsos, y la iglesia ha
escuchado. ¿De qué otra manera si no se puede explicar el que algunas
iglesias hayan empezado a defender el aborto, el tener predicadoras, la
homosexualidad y el divorcio por cualquier razón? ¿Por qué ha
permitido la iglesia que líderes inmorales permanezcan en el liderazgo?
¿Cómo es que tantos esposos ya no dirigen sus hogares y las esposas
no se sienten comprometidas con las vidas de sus hijos? ¿Cómo es
posible que la iglesia acepte así como así el movimiento de la
autoestima a expensas de la humildad y del servicio a otros? La jerga ha
invadido a la iglesia. Eso se debe a que la iglesia está dispuesta a
escuchar al mundo. Está dispuesta a poner a la Biblia al mismo nivel
que la razón humana. En 2 Timoteo 2:14 Pablo dice que la jerga
humana no aprovecha para nada. Peor que eso, es demoníaco. Primera
Timoteo 4:1-2 habla de doctrinas generadas por demonios que hablan
por medio de espíritus engañadores.

Pablo dijo que esas batallas de palabras llevan a "la perdición de los
oyentes". La palabra griega que se traduce como "perdición"
(katastrnphé) significa "trastornar", "subvertir", "derribar", "echar abajo".
La falsa enseñanza no edifica; derriba. No fortalece; debilita.

Katastrophi aparece solo otra vez en el Nuevo Testamento, en 2


Pedro 2:6, y nos da una buena idea de la clase de perdición a la que se
refería Pablo. Pedro dijo que Dios "condenó por destrucción
(katastrophé) a las ciudades de Sodoma y de Gomorra". Allí katastrophi
significa "devastación total". Pablo usó la palabra con ese mismo sentido
en 2 Timoteo 2:14: Las batallas de palabras destruyen totalmente a los
oyentes. Llevan a la condenación eterna de las almas. Por eso 2 Pedro
2:1 las llama "herejías destructoras" que traen destrucción repentina.
Segunda Pedro 3:16 dice: "Las cuales [las enseñanzas de Pablo] los
indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para
su propia perdición". Dios nos pide que nos alejemos de la enseñanza
falsa porque tiene la posibilidad de llevar a la condenación eterna a las
almas que caen bajo su influencia.

También avergüenza a los maestros: "Procura con diligencia


presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (v. 15). La palabra
clave es "avergonzarse". Cualquiera que enseña otra cosa que lo que
refleja fielmente la palabra de verdad debiera avergonzarse. Vergüenza
es el sentimiento doloroso que surge al ser consciente de haber hecho
algo que es deshonroso. Todo el que propaga falsa enseñanza tiene
razones para sentirse avergonzado al presentarse ante Dios. La
enseñanza falsa en digna de la condenación de Dios. A Dios no le
importa cuántos títulos académicos tenga el ministro o cuán erudito sea;
si no maneja bien la Palabra preciosa de Dios, tiene muchas razones
para sentirse avergonzado.

Si usted es un maestro, ¿cómo pude evitar sentirse avergonzado


ante el Señor? Segunda Timoteo 2:15 dice: "Procura con diligencia" (gr.,
spoiída_ó, "esfuérzate", "haz todo lo posible"). Enseñar la Palabra de
Dios requiere esforzarse al máximo. Por esa razón 1 Timoteo 5:17 dice:
"Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble
honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". Es trabajo
duro.

En 2 Timoteo 2:15 Pablo dice: "Que usa bien la palabra de verdad".


El sentido literal de la palabra griega que se traduce como "usa bien"
(ortliotomeó) es trazar una línea recta. Se empleaba, por ejemplo, para
cortar en línea recta con el serrucho, seguir un camino recto por el
bosque, cortar en línea recta en la tela o en la piel.

Pablo era un obrero de la piel. Decimos a menudo que hacía tiendas,


pero la mejor traducción de la palabra griega es obrero de la piel. Usaba
la piel de los animales, y quizá pelo tejido para hacer cosas,
posiblemente tiendas. Se puede imaginar que el artesano que se
dedicara a hacer tiendas tendría que coser juntas muchas pieles.
Tendría que cortar cada una de ellas en la forma correcta para hacer
que todas juntas formaran el conjunto deseado. Sucedería lo mismo con
el sastre o la modista. Si usted no corta las piezas de tela conforme al
patrón, el vestido no se le verá ni caerá bien.

Si usted no sabe cómo cortar las piezas, no podrá hacer que el


producto salga bien. Lo mismo es cierto en la esfera espiritual, la
teología bíblica y la exégesis son interdependientes. Cada maestro debe
comprometerse a usar bien (cortar o trazar derecha) la palabra de
verdad.

"Palabra de verdad" (2 Ti. 2:15) aparece más veces en las Escrituras:

Efesios 1:13: "En él también vosotros, habiendo oído la palabra


de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa".
Santiago 1:18: "El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra
de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas".

Juan 17:17: Jesús dijo: "Tu palabra es verdad". Aquí la palabra de


verdad se refiere a toda la revelación de Dios.

Cuando usted se da cuenta de lo importante que es interpretar o


enseñar correctamente el evangelio, tiene que reconocer que hay
mucha predicación en el día de hoy que no lo hace. Tenemos que
manejar la Palabra con rectitud a fin de no desfigurar o deformar el
evangelio. Tenemos que presentar toda la palabra de Dios rectamente,
no una forma frívola o improvisada. Eso requiere diligencia y el deseo de
ser aprobado por Dios, no por los hombres. Exige que usted sea un
obrero serio y diligente.

Primera Timoteo 2:16 dice: "Mas evita profanas y vanas palabrerías,


porque conducirán más y más a la impiedad". Esa palabrería es la
conversación común, mundana e impía de los hombres. Es también
"vana", lo que significa que no trae beneficio, no rinde interés o
dividendos. Las palabras vanas pronto se convierten en palabras malas
porque su condición vacía atrae el pecado para llenarse.
Conversaciones o asuntos inútiles se convierten en conversaciones
perversas. Las palabras que no son de Dios pronto se convierten en
palabras profanas.

Los falsos maestros afirman que están avanzando nuestro


pensamiento, expandiendo nuestras mentes y llevándonos al
conocimiento de nueva verdad. Pero en realidad nos están diciendo que
nos "conducirán más y más a la impiedad" (v. 16). Los falsos maestros
son impíos y derriban a las personas que los escuchan. Pedro dijo:
"Muchos seguirán sus disoluciones" (2 P. 2:2). La conducta impía es
siempre el fruto de una doctrina impía.

"Y su palabra carcomerá como gangrena" (1 Ti. 2:17). La gangrena


es carne muerta. La bacteria se extiende rápidamente. La palabra griega
traducida "gangrena" (gangraina) se puede referir a una enfermedad
que se extiende y destruye. Para curar la gangrena, al paciente a veces
lo meten en una cámara hiperbárica para exponer los tejidos infectados
al oxígeno en alta presión, y de esa manera matar la bacteria, la cual
necesita un ambiente libre de oxígeno. Después al paciente lo tratan con
antibióticos. La gangrena es como un incendio en la pradera. Judas 23
nos dice: "A otros salvad, arrebatándolos del fuego". La falsa enseñanza
es como un tumor maligno: Invade los tejidos a su alrededor y luego
extiende su doctrina corruptora para infectar a otros.

Himeneo y Fileto (v. 17) eran unos apostatas, que se habían


desviado de la verdad como aquellos a los que se refiere Hebreos 6:4-6:
"Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron
del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento,
crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a
vituperio". Eso es porque "[pisotearon] al Hijo de Dios, y [tuvieron] por
inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e [hicieron]
afrenta al Espíritu de gracia?" (He. 10:29).

Estos apostatas probablemente creyeron que la resurrección no era


otra cosa que una experiencia mística que usted tenía cuando pasaba
de una vida no iluminada a una iluminada (cp. 2 Ti. 2:18). Es probable
que hubieran caído en una herejía filosófica que prevalecía en ese
tiempo.

La negación de la resurrección es un error principal. En 1 Corintios


15:13 14 Pablo dice que si no había resurrección de los muertos,
entonces Cristo nunca resucitó. Y si Cristo no resucitó, nosotros
tampoco lo haremos. Negar la doctrina de la resurrección es como
quitarle el corazón al evangelio. Es la negación de una vida eterna en un
cuerpo glorificado como el de Cristo, lo cual es la esencia de la
esperanza cristiana.

El error de Himeneo y Fileto "[trastornó] la fe de algunos" (2 Ti. 2:18).


La palabra griega traducida "trastornan" literalmente significa "pervertir",
"socavar", "debilitar". Las personas cuya fe fue pervertida obviamente no
tenían una fe salvadora. Eso es así porque nadie puede pervertir la fe
verdadera (véase, Jn. 10:27-29; Ro. 8:30). Segunda Pedro 2:18 dice
que los falsos maestros "hablando palabras infladas y vanas, seducen
con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que
verdaderamente habían huido de los que viven en error". Esos cuya fe
es trastornada andan buscando a Dios, quieren creer y están
empezando a abrirse al evangelio. Pero tropiezan con la enseñanza
falsa y eso destruye su fe débil y no salvadora. Los sistemas de religión
falsa se aprovechan de aquellos que andan buscando respuestas a los
dolores y presiones de la vida.

El versículo 19 dice: "Pero el fundamento de Dios está firme". El


fundamento firme de Dios es la iglesia: Los redimidos. Somos el
verdadero pueblo de Dios que forma el fundamento sólido e inamovible
que los falsos maestros no pueden desarraigar. Los falsos maestros van
a llevar a la perdición a algunos, avergonzar a otros, arrastrar a otros a
una vida de impiedad, corromper a otros y trastornar la fe de algunos,
pero no afectarán a los elegidos de Dios. Somos un edificio que no está
hecho con manos humanas. Somos el templo del Dios viviente. Somos
la iglesia que Cristo está edificando. Las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella (Mt. 16:18). Somos aquellos en los que Dios ha
comenzado una buena obra que será terminada en el día de Jesucristo
(Fil. 1:6). Nunca seremos separados del amor de Dios en Cristo (Ro.
8:35). Somos aquellos de los que Cristo habló diciendo: "Todo lo que el
Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera... Y esta
es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere,
no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero" (Jn. 6:37, 39).
La falsa enseñanza puede ser devastadora para el alma de muchas
personas, y puede confundir a los creyentes de vez en cuando, pero el
fundamento de la iglesia de Dios en Cristo es firme. Primera Juan 2:14
dice: "Sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y
habéis vencido al maligno". Dios llamó para salvación y eterna gloria
desde que empezara el mundo.

La iglesia nunca podrá ser tocada por los falsos maestros porque
somos del Señor: "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este
sello: Conoce el Señor a los que son suyos" (v. 19). Él nos sostiene en
su poder soberano. Somos suyos por toda la eternidad. El primer sello
que tenemos es que somos los elegidos. Ese sello está fijado en el
fundamento de Dios. Garantiza que le pertenecemos y hace imposible la
disolución. En Mateo 7:22-23 el Señor dice: "Muchos me dirán en aquel
día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de
maldad". Nadie puede trastornar este fundamento divino. Va a
permanecer porque somos los elegidos y el Señor nos conoce. Segunda
Tesalonicenses 2:13 dice: "Amados por el Señor, de que Dios os haya
escogido desde el principio para salvación".

Notemos el resto de 2 Timoteo 2:19: "Apártese de iniquidad todo


aquel que invoca el nombre de Cristo". Invocar el nombre del Señor es
identificarse con Él. Si usted pertenece al Señor, absténgase de la
maldad. Los hijos de Dios no son solo elegidos sino también llamados a
una vida de rectitud. La elección de Dios es una elección a la santidad.
Nuestra salvación está compuesta de la misericordia predestinadora de
Dios y nuestro deber inevitable. Pablo dijo: "Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo" (1 Co.
6:20). Si nosotros invocamos el nombre del Señor, nos abstendremos de
la maldad. Eso es tanto una exhortación como una afirmación. El que
invoca el nombre del Señor no apostata sino que se aparta del pecado.

Las dos citas que aparecen en 2 Timoteo 2:19 parece que están
tomadas de Números 16. Coré se rebeló en contra de Moisés y de Dios,
y muchos se unieron a él. Pero Dios los juzgó. En el versículo 5 Moisés
dice: "Mañana mostrará Jehová quién es suyo". Esas son casi las
mismas palabras que encontramos en 2 Timoteo 2:19: "Conoce el Señor
a los que son suyos". Cuando Coré y sus amigos se juntaron para ir en
contra de Moisés y del resto del pueblo, Moisés afirmó que el Señor
conocía a los que eran suyos. La segunda declaración en 2 Timoteo
2:19 se parece mucho al mandato de Moisés al pueblo en Número
16:26: "Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no
toquéis ninguna cosa suya".

Dios vendrá en juicio, pero Él sabe quiénes se librarán porque son


suyos. Nosotros sabremos quiénes son porque se apartarán de las
tiendas de impiedad. Desde el lado divino, ellos son elegidos; desde el
lado humano, ellos son obedientes. Toda la enseñanza falsa que
Satanás quiere interponer en nuestro camino no servirá para nada
porque nosotros nos mantenemos firmes en el fundamento de Dios. Así
como la rebelión de Coré terminó en juicio, lo mismo sucederá con cada
maestro falso.
Por más de treinta años el pastor-maestro John MacArthur ha estudiado
la Biblia, ha tomado notas detalladas e instruido a otros en lo que ha
aprendido. El resultado de todo este esfuerzo es La Biblia de estudio
MacArthur. Esta exhaustiva biblioteca espiritual emplea la versión Reina-
Valera 1960 e incluye las notas de estudio personales del pastor
MacArthur junto al texto bíblico en cada página.

Cada vez que abra esta Biblia tendrá en sus manos una
incalculable fuente de información para entender pasajes difíciles.
Mediante palabras claras el pastor MacArthur explica las doctrinas
complejas, la cultura, la geografía, la historia y las variantes idiomáticas
en los tiempos bíblicos. La Biblia de estudio MacArthur arroja luz para el
verdadero entendimiento de la Palabra de Dios.

Uno de los mejores comentarios del Nuevo Testamento disponibles en


español, escrito por uno de los grandes pastores de nuestro tiempo. Un
excelente recurso para la preparación de sermones, el estudio personal
y la vida devocional.
En este extraordinario libro, el autor hace un llamado a la iglesia para
que recupere su voz profética de manera que cumpla su papel
renovador.
Este libro enseña cómo está organizada la Biblia, qué quiere decir la
Biblia, cómo tener crecimiento espiritual y cómo la Palabra de Dios le
puede hacer libre.
Un libro de regalo con inspiradores pensamientos de John MacArthur. El
recurso perfecto para lecturas devocionales diarias.
El autor presenta el evangelio de Cristo como el único y verdadero
camino a la salvación.
Enfrenta a todos los que se atrevan a poner en entredicho el relato
bíblico de la creación.
Descubra la belleza, el balance y los beneficios de las fronteras bíblicas
diseñadas por Dios entre hombres y mujeres.
En este estudio el autor trata acerca del cielo y lo que va a ser nuestro
hogar celestial.
Uno de los más respetados pastores nos enseña el camino para
perseverar hasta alcanzar el carácter de Cristo.
Este libro es un enfoque diferente acerca de este tema trascendental. El
autor nos muestra la importancia de estudiar lo que nos revela la Biblia y
prepararnos para la venida de Cristo.

1. W. G. Bowen, Why the Shepherd [Por qué el pastor] (Nueva Zelanda:


W. G. Bowen,

s.f.). pp. 79-83. Citado aquí con permiso del autor.

También podría gustarte