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Historia de la filosofía Historia de la filosofía

IV. Filosofía c o n t e m p o r á n e a
Mariano Fazio
IV. Filosofía contemporánea
Francisco Fernández Labastida Mariano Fazio
Francisco Fernández Labastida
plincadoras. IAK. autores [iiutsuin i.i lulisiancial conti-
nuid.id ¿-: l..fvii¡in., : n lii-coik.i c- IJ filosofía,peroindi-
can i.nii il:nidad fas novedades de este periodo y resaltan
1..^ |Tiib.ip.ih.--. v.ii-. I...... .mnccpraales.

J-L'dIí.-I-.I'i i ]-L lilusLjil.i española en el siglo XX. En lapri-

scgunda se otor£;i Nü.I .LL'ncKJu pj.rLL-.u'al a Marx, Kicr-


kegaard y Nierzsclic. En la tercera se aborda t i estudio del
uiilii.üi. •!.•! |'[.ir"..irisrnov !."•' r.Insorias del lenguaje,
y cu la cuarta la 'piM.'iinili^i.-, ••• '-: lLiiid.>[u<-rir;n-:ón dd
[HIIMIIILÍL-LH: UL-]i(i¡kl> i,'.N ].L [|ULin.'. Si' CStudia el CSpíTl-
:ilLllÍMlH' IkllK'". 'I []L'I[.,HI1MI]1I •. ll p.|M.IV:,llÍMHIN V L" 11 I j
sesea la renorm:inm;¿'.i.L <• L-l uisLai.-d irrito. La séptima
parle prescnra las últimas corrientes filosóficas.

Mariano l'.iíi" !-.\ UIíI.ILILLLÍU en l lisuiri.i v docror en Filo-


sofía, Rector de la Universidad de la Sama Crin (Roma|
v profesor ordinario <k ¡ Lsrnria dt !.!s doctrinas, politkas.

mencionar: Historia di ¡a jHowjia moderna (2002) Un


santero mi twsco. Cuida aSperaiera di Kicrktgaard (2000);
SUrU dille idee cm ¡rmp*,r<mic (2001).
Francisco Fernandez Labastida es Ingeniero Químico y
Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad de h
Sama Cruz, donde enseña Historia de la FUosofia Con-
temporánea. Ha publicado la antfvpotogü de Wiíbelm
Dihhey (2001).

[cúlecciúnValbatros]

Ediciones Palabra, S.A.


Historia de la filosofía
IV. Filosofía contemporánea
Mariano Fazio
Francisco Fernández Labastida
INTRODUCCIÓN

Kscribir una liisinvi.i de la filosofía contemporánea que


sea comprensible para personas i|iii' se acercan por primera
vez a los estudios tilosóricos, y que no sea a la vez extremada-
mente larga, no es una empresa lácil, dada la complejidad de
las corrientes inteleciualcs de los siglos xix y xx. Por otro lado,
el periodo abordado en el presente volumen se encuentra en
continuidad con la filosofía moderna. I .a distinción entre filo-
sofía moderna y ronicmporanea es más bien de orden pedagó-
gico que de contenidos: hay mucha más continuidad que rup-
turas entre estos dos periodos. Así, el romanticismo no se
puede comprender sin ponerlo en relación con la Ilustración;
el idealismo alemán implica un conocimiento del sistema kan-
tiano; positivismo y neo-positivismo se encuadran ideológica-
mente en tradiciones cmpirisias e ilustradas que surgen en
plena época moderna. Pin1 esta razón, recomendamos a los no
iniciados en el estudio de la (Ilusoria contemporánea, un re-
paso de las raíces modernas de dicha (ilosofia, sin el cual se
perderían muchos elementos necesarios para tina correcta in-
terpretación de la fílosofía de los dos últimos siglos del se-
gundo milenio.
Si bien hay una sustancial continuidad entre la filosofía
moderna y la conlemporánea, sin embargo cabe aclarar que el
Historia de la fíhsf^a c,
___hiln.¡l,„••
esquema relativamente simple de la historia filosófica entre los (lamentación del pensamiento científico» se analizarán el posi-
siglos xv y XVíii -fundamen taimen Le. Renacimiento, raciona- tivismo decimonónico, el ncokantismo, el historicistno y las
lismo, empirismo. Uusiraeión v sistema i rusten dental kan- más recientes filosofías d e la ciencia. En esta tercera paite
t i a n o - se complica en [os siglos xtx y xx: surge una mayor abordaremos también el estudio del utilitarismo, del pragma-
diversidad de escuelas y corrientes, de tal modo que la exposi- tismo y las filosofías del lenguaje. En estas corrientes, cuyos
ción del panorama filosófico contemporáneo no podrá ser tan cultores pertenecen inayorítariamente al m u n d o anglosajón,
lineal y esquemática como la del período precedente. Sin em- observamos una gnm continuidad con el empirismo británico
bargo, liemos p r o c u r a d o llegar a una presentación que dé moderno, tanto en sus venientes gnoseológicas como en las
prioridad a los núcleos conceptuales en torno a los cuales
se a g r u p a n las distintas corrientes, evitando la excesiva dis- En la cuarta p a n e hemos agrupado algunas e<
persión. escuelas que se caracterizan por una visión integral del holti-
Así, liemos llegado a estructurar este manual en seis par- hre y por su apertura a la trascendencia. .Se trata del esplritua-
tes, más un apéndice dedicado a la filosofía española contem- lismo francés, del neotomismo v del personalismo.
poránea. En la primera, ponemos de relieve las continuidades Las últimas dos partes están enteramente deificadas a fi-
y rupturas que existen entre el romanticismo y el idealismo losofías del siglo xx. En la quinta se analizan la fenomenología
por u n lado, y la tradiciones filosóficas del racionalismo, del y el existencialísino, y nos detendremos de modo especial en
empirismo y la cosmovisión ilustrada por el otro. Dada la im- dos grandes filósofos del siglo pasado, Husserl y Heidegger. La
portancia del idealismo y las dificultades intrínsecas de com- ultima parte presenta una panorámica de las últimas corrien-
prensión que presenta, hemos decidido exponerlo con cierto tes filosóficas, las desarrolladas en la segunda mitad del pasado
detalle. A la explicación d e esta corriente corresponde la parte siglo: la teoría crítica d e la sociedad y la hermenéutica, para fi-
más extensa del libro, pues una economía de páginas iría en nalizar con algunos representantes de la llamada «postmoder-
desmedro de una mayor intelección.
El sistema ortmicomprehensivo de Hcgol marcó la filo- Al final de cada parle ofrecemos una breve bibliografía
sofía contemporánea, y produjo reacciones contrarias, pero que, además de las fuentes, incluye algunas monografías en
que en cierta manera seguían dependiendo de él, por lo me- castellano que pueden servir como punto de partida para un
nos c o m o p u n t o de referencia para criticar. En la segunda estudio más profundo de los distintos lemas aquí tratados. Te-
parte, completamente dedicada a la disolución del hegelia- niendo en cuenta el carácter de este manual, hemos dedicado
nismo, hemos otorgado una atención mas particular a tres filó- un apéndice para exponer en modo específico la filosofía es-
sofos q u e , desde perspectivas muv distintas, ejercieron un pañola d e los dos últimos siglos, escrito por darlos Coñi Zu-
vasto influjo en estos dos siglos. Nos referimos a Marx, a Kier- biela. Los autores agradecen su colaboración.
kegaard y a Nietzsche. Los filósofos de los dos lillinioi siglos, como sus predece-
I .os siglos xi\ y XX están marcados por un sostenido pro- sores modernos, medievales y antiguos, indagaron sobre los
greso científico y téctlito. Dicho proceso produjo lecturas filo- tres grandes ámbilos de la realidad v del sabia-; el hombre, el
sóficas que han influido notoriamente en la configuración de m u n d o y Dios. Sin embargo, las perspectivas que se desarro-
la cultura contemporánea. Bajo el titulo 'Epistemología y fun- llan en los siglos Xtx y xx presentan una riqueza y complejidad
HUtoripdelofibsofia,

notables, por lo q u e sería ilusorio intentar definir la filosofía


en el periodo contemporáneo ion cal i lira i i vos apresurados o
simplistas. Las conclusiones de sus invesligaciones distan mu-
cho de ser homogéneas: a nuestro periodo pertenecen tanto
sistemas deterministas que niegan la libertad del h o m b r e
como corrientes que hacen de la libertad el constitutivo esen-
cial de la existencia humana; corneóles fundadas en la tras-
cendencia ontológica de l>ios y escuelas declaradamente irv PRIMERA PARTE
manentisias o aleas, En las páginas que siguen, haremos ROMANTICISMO E IDEALISMO
hincapié en los rasgos característicos de rada corriente, que
no solo la distinguen de las demás, sino que en algunos casos
llegan a configurar una peculiar visión tic la vida y del mundo.
Al escribir este manual hemos pretendido ser historia-
dores, en el sentido de presen lar con la relativa objetividad de
q u e es capa? el hombre, las di.stinhis filosofías de nuestro pe-
riodo de estudio. Pero no nos hemos limitado a una exposi-
ción aséptica, sino que hemos querido presentar aquí y allá jui-
cios de valor sobre algunas de las conclusiones filosóficas
contemporáneas, partiendo de una visión trascendente de la
existencia humana y de la conciencia d e la intrínseca dignidad
de la persona que coinpailiimis.
U n o d e los autores es a r g e n t i n o ; el o t r o , mexicano.
Jorge Luis Borgcs publicó en l<J7« un poema intitulado Mé-
xico. Comparaba a la Argentina con la nación que da el título
al poema. Escribía: ¡í'.nánUis r/ixas igualn! I'...)/ ¡Cuántas rosas
distintas! (...)/¡Cvéittti\ raw.i rírmrts! Quienes escriben estas pá-
ginas han tratado de privilegiar las cuestiones últimas, las cosas
A finales del siglo xvill, l-,i filosofía rnodtrna se encuen-
tra en un punto decisivo: los tímidos precedentes de la Ilustra-
ción habían llegado a sn madurez, y el mundo se presentaba a
los ojos de los iniclccmalcs como algo racional, a la medida
del hombre. Si había aspectos (pie todavía no habían sido pe-
netrados por las «luces» del siglo, era solo cuestión de tiempo.
Según la mentalidad ilustrada, gracias a la labor critica contra
la superstición y las tradiciones metafísicas y teológicas, el pro-
greso de las ciencias terminaría por inundar de luz todos los
rincones del universo. El hombre se sentía cada vez más dueño
del m u n d o . Los iniciadores del racionalismo y el empirismo,
Descanes y Francas llacon, habían establecido claramente que
el saber estaba al servicio del dominio de la naturaleza por
parte del hombre.
Al mismo tiempo, la nueva ciencia uewloniana inten-
taba dotar de transparencia a la naturaleza, descubriendo sus
leyes intrínsecas. Se trataba, en definitiva, del mismo proyecto
filosófico moderno que procuraba llegar a la auto transparen-
cia racional y al goce de certezas v conocimientos seguros, apli-
cada al m u n d o natural. Paralelamente, la nueva toma d e
conciencia de la propia racionalidad llevaba consigo un pro-
yecto de reformas sociales v políticas, con el que se intentó
construir una nueva sociedad, que quedaría liberada -según
sus inspiradores- de los prejuicios atavieos heredados de épo-
cas no racionales.
Al final de esta primera e t a p a de la Modernidad, el diosa razón venerada en Nutre Dame de París, volvían a apare-
h o m b r e occidental bahía alcanzado mas conciencia de sí cer en la historia occidental sentimientos, pasiones, üadicio-
mismo, de sus posibilidades y de sus capacidades. Se sabía libre nes nacionales, ideales religiosos.
y dueño de su destino. Sin embaído, en el mismo seno del nu> En esta primera parte trataremos sobre dos procesos
vimieiilo ilustrado ya se empezaban a oii algunas voces críticas culturales y filosóficos que se desarrollan precisamente du-
respecto a esta apoteosis de la razón, como la de lnmanuel rante la Revolución Atlántica, en una coyuntura de cambio de
Kant. El sistema lilosólico kantiano, si bien participa de imi- a histórica, y en un contexto cultural de crítica a
chos ideales ilustrados, no comparte plenamente el optimismo ilustrada. Se trata del romanticismo y del idcalismi
del Siglo d e las Luces. Para el filosofo de Kónigsberg, la razón a recuperar el mundo d e la vida. F.n el primero obser-
humana tiene sus límites, que no se pueden sobrepasar si de- a inmersión en dicho mundo vital e histórico, lle-
seamos alcanzar conocimientos válidos. Su crítica de la ra/.ón gando a extremos de ¡nacionalismo; en el segundo, asistire-
escindía al hombre en dos mundos: por un lado, el mundo de mos a un esfuerzo titánico por completar el proyecto filosófico
la razón teórica, caracterizado por la necesidad ineludible de moderno centrado en la subjetividad. Pero no se tratará ya de
sus leyes, y por otro, el mundo de la razón práctica, en donde la auto transparencia del sujeto individual, sino de la intuición
se despliega su actividad libre. Por otra parte, la mayor de un sujeto absoluto, de una razón infinita, que intenta alcan-
conciencia de la propia subjetividad se bahía logrado de una zar, en su universalidad, las esferas escindidas de la Ilustración
forma demasiado teórica o inteleciualista: la vida, esa vida V del sistema kantiano.
llena de contradicciones, sentimientos, vivencias, angustias, es-
peranzas, quedaba muy lejana del ideal de a uto transparencia
raciona!. Las objeciones que interpondrá
Ilustración parten precisamente de aquí, del alejar
mundo vital.
De forma análoga, la historia siguió su curso, y no nece-
sariamente según las previsiones de los ilustrados. El proyecto
político-social de construcción de una nueva sociedad comple-
tamente racional de finales del siglo xvitt v de la primera mitad
del siglo Xlx se encarnó en los movimientos de la Revolución
Atlántica 1 . De dicho proceso surge un m u n d o distinto al del
Antiguo Régimen, pero no necesariamente racional: junto a la

10 Revolución Atlántica
Capítulo I
EL ROMANTICISMO

s la manifestación artística, literaria,


filosófica y musical más imponente que acompaña los viólen-
los cambios políticos y sociales que revolucionaron Europa a
partir de las últimas décadas del siglo xv'ill. Su expresión más
i .<!:i(Hn [.sin ,i .si n los países de lengua alemana, en donde
ió como tal, y en donde tuvo su primera
explícita. De allí se difundió por tolla Europa a
partir de los primeros años del siglo \ l \ , ejerciendo un papel
casi hegemónico en los ambientes tul un ales durante la pri-
mera mitad de ese siglo. Las temáticas que se encuentran en el
romanticismo alemán csiarán presentes también en los escrito-
res latinos y anglosajones. Sin embargo, en la configuración
del romanticismo el espínm germánico ¡nega un papel muy
importante, si bien no exclusivo.
El movimiento romániico inlluyó g r a n d e m e n t e en la
marcha del pensantienlo lilo.sófiro. El idealismo alemán, con
el cual la especulación filosófica alam/ti una de las cimas más
altas de la historia, es una de las expresiones de la vitalidad in-
telectual del romanticismo. En efecto, el sistema dialéctico de
Fichte, que transforma radicalmente el kantismo suprimiendo
S & .

la cosa en sí, aparecía a los ojos de algunos i 11 lelecliiales-lite- 1. Génesis del movimiento
ratos en su mayor parte-, ionio la afirmación filosófica de sus
reivindicaciones: la infiniliiel del yo y fio la intuición que se re- Como lodos los cambios históricos, el nacimiento del
belan contra la austera crítica kantiana de los límites de la ra- movimiento romántico no fue instantáneo: esto nueva sensibi-
zón. Dicha infinitud será una de las temáticas románticas cen- lidad cultural se fue gestando ya en la última etapa de la Ilus-
trales. El pensamiento de Fiehte, Schelling y Hegel, como tración, en la que comienzan a tomar leirma los motivos y te-
veremos más adelante al ex|jli< arlos con más detalle, ejercerá mas que serán típicos del romanticismo. Un ejemplo precoz
una Inerte influencia dentro del romanticismo, pero al mismo de esta anticipación es el pensamiento de Rousseau. Por otra
tiempo este movimiento sentirá el influjo ile oíros pensadores, parle, en Alemania el movimiento Slurm und Drang (tempes-
r o m o j o h a n n G. Hainann, Friedrich II. j a c o b i , Joliann G. tad e ímpetu) y el renacer del clasicismo representan un mo-
Herder y Friedrich D. Schleiermaclier. Por esta razón, no es mento impórtame en la transición Me la Musí ración al romanti-
exacto reducir la filosofía romántica al mero idealismo, como cismo. Las personalidades más elestaradas de este periodo son
si este Último fuese la única expresión lilostilira genuina del Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) y Friedrich Schiller (1759-
primero. 180"»). Su fatua se debe sobre todo a su actividad poética y lite-
I .a palabra rtiwántiai l'ue iilili/acla por primera vez en el raria, y si bien no escribieron obras específicamente filosóficas,
siglo XVII en Inglaterra (miiitiiilir) con matices negativos para de sus escritos se d e s p r e n d e n numerosas ideas que revis-
caracterizar la capacidad ele suscitar en el lector fantasías he- ten este carácter. Digamos primero algunas palabras sobre
roicas y sentimientos melancólicos de los romances (Romance) Goethe.
épico-caballerescos d e la literatura medieval. De allí pasará a Aunque Goethe debe: su fama a algunas obras poétira(-li-
Francia, como un sinónimo de «pintoresco». Solo en el si- terarias que llegaron a ser auténticos símbolos para los román-
glo Win este vocahlo adquirirá en Alemania un significado cla- ticos, como el W'ithelm Mríslery, sobre lodo, el Faust, sin em-
ramente positivo. El camhiei se refleja en la célebre definición bargo también se interesó por las ciencias naturales. Partiendo
de Novnlii1, uno de los peietas más importantes del reimanti- de sus investigaciones de biología, botánica y óptica, elabora
cismo: «F.l m u n d o d e b e ser "reimanlizadei". Así se redescubre una peculiar concepción vitalisia ele la naturaleza, que influirá
su significado original Romanizar no es más (pie un potencia- poderosamente tanto en t-\ román lirismo como en algunos as-
miento cualitativo. (...) Esta operación es todavía completa- pectos del idealismo. Goethe ve la naturaleza cornil un teido vi-
mente desconocida. Cuantío doy a le> común un sentido más viente, hasta en sus elementos ínfimos, lúpoii/ando una «vida
elevado, a lo ordinario un aspecto misterioso, a lo conocido la insondable» como fundamento de los fenómenos naturales.
dignidad ele leí desconocido, a leí finito una apariencia infinita, Esle t u n d o primordial v enigmático, q u e en cierto m o d o
ocupa en su cosmovisióu el lugar ele la «cosa en sí- kantiana,
está compuesto por elementos activos en tensión mutua, tales
como espíritu y materia, atracción y repulsión, contracción y
expansión en continua polaridad dinámica. Fsia dialéctica in-
1 Seudónimo de <-<";;• fhililili 1-nivlríeli fiñhrrr van Harimberg (1Í72- terna carece d e cualquier lipeí ele- finalidad trascendente, pues
su único objetivo es el polenciamiento de la vida misma.
Su concepción del arle está indinamente unida a la na- n de la belleza a s de la actividad del
turaleza. En efecto, el «genio» es paca Goethe .'naturaleza que
crea» y el arte es, como la ualurale/.a, actividad creadora. Con
el cristianismo mantiene una relación ambigua con lendencia
a humanizar su contenido sobrenatural. Su concepción de til 2. Elementos
naturaleza, en la que se combinan elementos ncoplalónicos,
spinozianos y kan ¡¡anos, está leñida de panteísmo, pero sin ri- Una vez vistos los aniecedentes del 11
gideces dogmáticas. Así, Goethe se consideraba «pan teísta» tico, debemos adentrarnos en el análisis de sus elemento
como científico, pero al mismo liempo alinnaba que r o m o racterísticos. Descrito por un historiador de la literatura c
poeta era «politeísta», añadiendo al linal que su concepción una «revolución copcrnieaiía de subjelivi/ación»11, el rom
etica exigía, sin embargo, ui\ Dios personal. cismo se présenla como mi movimiento multiforme -;
Respecto a Schiller, se p u e d e a l i n n a r que el núcleo político, cultural- antitético a la Ilustración. Pero, análoga-
de su visión del mundo gira en torno al amor por la libertad mente a lo que sucede con este último, el romanticismo no es
en todas sus formas esenciales, es decir en los ámbitos político, una escuela tú tiene espíritu de sistema: es más bien un modo
social y moral. Las consecuencias violentas de la Revolución de interpretar la vida y el universo.
Francesa, sin embargo, convencieron a Schiller de que el Sí es difícil definirlo, parece más fácil establecer las di-
h o m b r e todavía no estaba preparado para la libenad, V que ferencias con la Ilustración. Si esta última pone en el centro
la libertad verdadera tiene su sede en la conciencia. Según de su cosmovisión a la razón, el romanticismo afirmará
él, la escuela más alta de libertad es la helleza, teniendo en que el h o m b r e n o es solo razón, sino sentimiento. Frente a
cuenta la (tinción armonizadora que desarrolla en la vida hu- la fe en la capacidad racional de la Ilustración, los románticos
mana. Schiller acuña la ligara del .alma bella», que estaba des- se inclinarán ante el misterio, lo desconocido y lo irracional.
tinada a gozar de un gran éxito en la época romántica. El alma Sí los ilustrados dirigen su mirada hacia el futuro racional,
bella es aquella que. superando la anlílesis kantiana entre in- los románticos descubren el influjo de la historia sobre el
clinación scnsihle y deber moral, logra cumplir el deber con presente y mirarán hacia la Auiígúedad clásica y hacia el
una naturalidad espontánea, atraído poi la belleza. El alma be- Medioevo cristiano. Si los primeros son cosmopolitas y su-
lla es por lo tanto el alma tintada de una «gracia» capaz de ar- brayan la común humanidad, los románticos subrayan las di-
monizar instinto y ley moral. I legel acudirá a esta imagen en ferencias culturales, de lengua, de religión, de tradición. Si
uno de los capítulos de la FenomenuUigiit ilti Kxfrírilit, obra en ti ilustrada está permeada de límites racionales,
que algunas figuras de Se hiller islán presentes en momentos e abren al infinito, en un intento de dejar airas
importantes de sus desarrollos especulativos. Según Hegel, los límites de la ra/óu. Veamos aluna con mas detenimiento al-
Schiller poseía ..grandes minios» lilosólicos. También hay que gunas de estas c;
destacar su visión del arte como prolongación de la creación.
Para Schiller, Dios se manifiesta en la naturaleza: «la natura-
leza es Dios dividido hasta lo infinito-. El h o m b r e debe
contemplar la belleza de la creación, y de esta contemplación
ma

a) La iiTíilm-r-un'-ii del de la exacerbación de la razón científica. F.l u


nito, y el sentimiento -v no la r a / ó n - logra aprehender esta in-
Elemento decisiva del espíritu romántico es la conside- finitud. C o m o a p u n t á b a m o s brevemente pocas líneas más
ración del hombre como personalidad que debe expandirse a arriba, el sentimiento, la fantasía, la intuición son fuer/as
través d e una Hbenad sin limites 1 . I imites son las convencio- quasi infinitas que enti
nes sociales, las reglas estilísticas, incluso la moral universal. totalidad. Lo infinito e
Por eso, el arquetipo del hombre romántico no es el philosophe
riel Siglo de las Luces, sino el genio artístico creador y el héroe Ahora bien, esta totalidad que los románticos postulan
revolucionario que rompe con lo.s convencionalismos. es a la vez naturaleza v espíritu. Sin embargo, n o se trata d e
Aunque el hombre sea concebido como subjetividad y dos realidades distintas e independientes, sino de dos formas
a la Ilustración en que se manifiesta la totalidad. De este modo, la tendencia
que lo precede, los rebelan sin embargo contra hacia lo infinito polariza el ínteres del espíritu romántico en
la preeminencia de la razé a iluminada -Iría y abstracta-, afir- dos direcciones: hacia lo divino y hacia la naturaleza. Por una
m a n d o la centtalidad del .cnliniicnto. Mas que la raciouali- parte, se asiste a una revalorización general de la religión
dad, las pasiones [i la fuerza que configura la vida humana. como fuente legítima de experiencia de la totalidad que va
Los estados de ár 10, por su inestabilidad e inquietud, espe- más allá de la ra/ón -contra el deísmo y el ateísmo de la Ilus-
cialmenle la experiencia del amor, exponen y abren la finitud tración-, y por otra, a un redesi ubihthcnto de las mitologías.
h u m a n a a lo infinito. El h o m b r e n o es un animal racional, Al mismo tiempo, el romanticismo abandona la imagen meca-
sino un ser melancólico y nostálgico, obsesionado por el cleseo nicisia de la naturaleza, sustituyéndola por una visión organi-
de lo infinito. F.sle anhelo es obsesivo (Sehnsuclit), porque se es cista con tintes biológicos. La naturaleza se convierte en una
consciente de que el objeto del deseo (el Infinito) es inalcan- totalidad viviente e incluso divina, llegando a veces a extremos
zable, pero aun así no se deja de buscar. La laceración, la me- que manifiestan una concepción fundamentalmente pan te-
lancolía y la infelicidad [ipilii an [odas las figuras símbolo de la ísta. Como consecuencia de este cambio de paradigma, la per-
literatura romántica, desde el \Ynl/in d e Goethe {Los- dolores del fección del mundo va no es comparada con la del mecanismo
joven Werlher), hasta el tiene Ai: Chateaubriand (Átala) y el ja- de un reloj, sino más bien con la de un organismo animado.
copo Ortu de L.'go foseólo [l.ns últimas (tutus de jaropo Orlii).

e) El interés- parla historia "l por la tradición


ti) El redeseufimnieiiln /le !/, infinita
Esta visión del universo como infinito no se opone a la
e propone superar de esta manera los consideración de lo particular, de lo finito, como algo que hay
límites impuestos por la visión racionalista del mundo, propia que tomar en consideración. Finito e infinito conviven: es más,
lo finito es la manifestación particular de lo infinito universal.

.i qn-i
Si la dialéctica finito-infinito es la piedra angular del sistema
•1 fjilLiüiu ili: l".".'-./rr-i7 idealista de Fichte y sobre lodo de Ilegcl, la misma dialéctica
Historia de ¡a Ühiofía contemporánea ___

fue el camino que se militó para dar salida al interés román- pero no solo: ocultismo v espiritismo volvían a estar presentes
tico por la historia v las peculiai idarics n.¡dónales. en el panorama cultural europeo.
Si la naturaleza llega al p u n t o más alto ron el espíritu Las civilizaciones de Oriente r e p r e s e n t a r o n una rica
humano, es lógico pensar que desde la perspectiva romántica fuente de inspiración para el espíritu romántico, Friedrich
se deba observa! con gran atención el desarrollo histórico-cul- Schlegel estudió el sansa ¡lo, interesado por la cultura y las tra-
tural de la humanidad. Lejos de una coxjuovisión ilustrada ra- diciones de la India, difundiendo por Europa una nueva visión
cionalista y progresiva, la rosmovision romántica considera los de esta cultura con su obra Sobre lo lengua y sabiduría de los in-
periodos históricos como momentos necesarios para el desa- dios (Überdie Sprarhe und Wrishr/I der ludir. I SOS). Su hermano
rrollo global del espíritu humano. August Wilhelm publicará el Hhngiivudgiíii con traducción la-
Esta nueva comprensión del devenir histórico liare re- tina y notas. Por su parte, los románticos franceses pondrán en
nacer el interés por las grandes civilizaciones del pasado, así circulación la metafísica laoísta en los salones culturales euro-
como el redescubrimiento de las culturas de Oriente y del peos. También fueron muy importantes los esludios de lingüís-
Nuevo Mundo. Friedrich Scklegei (1772-1829) -fundador de la tica clásica y de lenguas orientales y americanas de Willutim van
revista »Athenáum», que junto con su hermano Augusl Wilhelm Humboldi (1767-183:}) y las exploraciones geográficas y etno-
(1767-1845) propició el nacimiento del círculo romántico gráficas en América tle su h e r m a n o m e n o r Alexander (1769-
en la ciudad de j e n a , y le dio su primera teorización sistemá- 1859),
tica- dará un renovado impulso a los estudios clásicos con La dialéctica fmilo-iníinilo también ponía las bases para
sus ensayos publicados entre 17;<4 y 1707. enire los une desta- una consideración del pasado nacional como momento único
ca Los griegos v los niin/iiim. Eiisiiyus hislóriivs v críticos sobre la an- y particular del desarrollo del espíritu humano. Como bien es-
tigüedad clásica (l)ir Cneeher und die Hiimer. IIit.Umsr.he. und kiitis- cribe ("habori, «conira las tendencias cosmopolitas, unlversali-
che Versuche übrr das klassisfhr Alterium, 1797). La o b r a d e zantes, [endientes a dictar leves abstractas, válidas para todos
Friedrich Holderlin {1770-1843) representa la interpretación los pueblos, la nación significa sentido de la singularidad de
poética más cuidada e integral del retorno a los valores ideales caria pueblo, cespito por sus propias tradiciones, custodia ce-
de la Grecia clásica, que tendrá consecuencias en la evolución losa de las particularidades de su carácter nacional»'. En este
del sistema de llcgel. amigo y compañero de estudios de Hól- periodo se inician investigaciones sobre los orígenes de las li-
derlin. teraturas nacionales, se cultivan nuevas formas literarias como
También hubo una vuelta al Medioevo cristiano y ger- la novela histórica -recuérdese la obra más famosa de sir Walter
mánico, como refleja la obra / <¡ /nsíiiiridiiil, •> sea, Europa (Chris- Scott (1771-1832), Ivanhoe-, o se publican colecciones de cuen-
tenheit oderEuropa, 17i)!>) de Novalis. Kl rechazo de los estre- tos y narraciones tradicionales, como las del danés Hans Chris-
chos límites de la razón dieciochesca hizo que se volviera a los lian Andersen (1805-1875) y las de los hermanos jarob (1785-
misterios de la le cristiana, y también a los mitos y leyendas me- 1863) y Wilhelm (1786-1859) Grimm. Pero sobre t o d o se va
dievales. En efecto, algunos románticos descubren en la cul- formando en este ambiente cultural la conciencia nacional,
tura medieval las raíces del espíritu nacional alemán, como animada al comienzo por un espíritu humanitario y liberal. Si
una forma de vida intacta y unitaria., dolada tle un sentimiento
religioso rico y viviente que debía ser recuperado. Fe católica, r,
F. GuABOD. Lidia it, Lateraa, Barí 196

24
el hombre es un individuo que debe crecer a medida que se presa máximamente la individualidad del artista. La experien-
expande su libertad, la nación como sujeto históricl) dehe to- cia estéüca -tanto la del genio creador como la de la persona
mar conciencia de la propia identidad e iniciar un camino ha- q u e aprecia u n a obra d e a r t e - crea u n punto d e contacto en-
cíala libertad y el pleno desarrollo de las propias potencialida- tre lo finito e infinito. Por esta razón, el arte no se reduce a u n
des. De esta manera, la nación es considerada como una simbolismo m e r a m e n t e estético, sino que su significado úl-
individualidad histórica en el conjunto de la humanidad. Aun- timo reside en la apertura a la verdad: es decir, la experiencia
que esta viva conciencia de la propia peculiaridad nacional no estética posee en sí valor cognoscitivo. En la cosmovisión ro-
tiene por qué degenerar necesariamente en una visión polí- mántica, el arie desempeña un papel que va más allá del ám-
tico-cultural cerrada, que eleva la individualidad negando la bito estético, porque el artista es un mediador entre lo finito y
universalidad, sin embargo creó el ambiente propicio para el lo infinito, y la creación artística revelación de la verdad. En
nacimiento de un nacionalismo exagerado, que al afirmar [a li- definitiva, el arte - e n particular la poesía- se convierte en un
bertad de la nación particular, negaba con (radie loria mente las auténtico medio de redención.
libertades de las olías naciones. Así, Goethe habla de la poesía como de un Evangelio, y
define la obra de Homero como un tesoro sagrado. El artista,
como afirma el mismo Goethe en su escrito juvenil Subir la ar-
d) La nueva ¡ui¡ n del as, ¡o saber de salvación quitectura alemana, es un genio similar a Dios, y como Dios
puede decir respecto de la obra de arte a la que ha dado el ser:
1.a dialéctica i ouiantieo-ideali.sla linilo-inlinilo supone «Bonum est». La obra de arte -escribe en WintMminn y su vi-
también la consideración del hombre romo parte integrante g\n~ «asume en sí lodo lo que es noble, digno de veneración y
de la naturaleza. En consecuencia, desde una perspectiva ro- de amor, y espiritualizando la figura humana, eleva al hombre
mántica, es necesario asumir la contradicción de la vida en por encima de sí mismo, abarca lodo el arco de su vida y de sus
una unidad superior. Si la naliuale/a divinizada es la totalidad, obras y lo diviniza en u n presente en el que están comprendi-
la naturaleza es buena, como buena es la naturaleza humana. dos el pasado y el futuro". Es fácil a p r e c i a ' que, según esta
Simplemente hay que educa: las pasiones para encontrar la ar- perspectiva, la función de la religión es ahora desarrollada por
monía con la naturaleza. Sensibilidad y racionalidad alcanza- el arte. Esta tettiálica lúe ampliamente profundizada por Hól-
rán la armonía natural mediante una educación estética, que derlin y por Friedrich Schlegel.
aprehende lo contradictorio, lo dialéctico d e la existencia. En
algunos autores románticos la vida humana se concibe como
obra de arte. El arte romántico, al mismo tiempo, tendrá que •i. El filosófico
reflejar la vida en su movimiento, en su contradicción. Por eso,
la música, la poesía v la pintura serán las arles románticas por Si bien el romanticismo está envuelto por una vaga at-
excelencia, ya que son las más aptas para expresar la contradic- mósfera litcrario-lilosófica, hay algunos autores que se pueden
ción de la vida. considerar más eslrictameiiie filósofos, v que crean u n am-
Desde esta perspectiva, el arte se convierte en una vía de biente propio que se sitúa cronológicamente entre Kant y los
acceso privilegiada a lo infinito, en la que .sin embargo se ex- ts idealistas. En primer lugar nos referiremos a los tres

2b
W. InjUn^Jhs

a m o r e s que p r e p a r a n el a m b i e n t e romántico desde su posi- vino, d a n d o lugar a la revelación de Dios en el m u n d o histó-


ción crítica ante la razón ilustrada y su revaloración de la fe: rico. Según H a m a n n , la razón es siempre lenguaje, y p o r lo
Hamann, Herder y Jatobi. Después, luiremos un análisis de la tanto está e n c a r n a d a en la historicidad y en los condiciona-
filosofía de la religión tic Sehlcici maelicr. que desarrolla sus mientos de este último. En consecuencia, la razón será siem-
ideas en pleno periodo romántico y de apogeo del idealismo pre limitada.
alemán. johann Gottfríed Herder (1744-1803), discípulo de Ha-
mann, trató más detalladamente y organizó sistemáticamente
las intuiciones y los bosquejos d e su maestro. En particular,
a) Hamann, lindrry ¡arnhi H e r d e r desarrolla las reflexiones de H a m a n n sobre el len-
guaje, enmarcándolas dentro de un sistema de pensamiento
El pensamiento de ¡iiiiiinn Cenr/; IIIIIHIIIIII j I 7:10-1 7NS) se en el que se armonizan las relaciones entre la naturaleza y la
caracteriza por una contraposición frontal ;il racionalismo ilus- l l i ' l i iría.

trado, a través del redest ubrunicnlo de la fe. Para H a m a n n Afirma Herder que el lenguaje es un ói gano de la razón
toda la realidad es revelación. El hombre no se puede conocer humana: -sin lenguaje el hombre no liene razón, y sin razón
a si mismo sin referirse a Dios, y no puede conocer a Dios si no no tiene lenguaje". Al permitirle aprender, formarse un
indaga en las formas en que Dios se revela a los hombres. Dios m u n d o y una conciencia, una tradición y una historia, el len-
se lévela en la naturaleza, en la historia, en las Escrituras, y su- guaje distingue al hombre de los animales. Sin embargo, en su
premamente en la Encarnación del Lugos. Todas las cosas al- relación con el inundo el hombre carece - a diferencia del ani-
canzan su significado ultimo si se: las pone en relación con la m a l - de la seguridad que otorga el instinto y, en este sentido,
Trascendencia, de las que son símbolo, dirá. Pero las cosas es- es un ser incompleto. Pero la lalla de instintos es reemplazada
tán en el tiempo, y por eso son ininteligibles si no se las pone por los dones del lenguaje y la tazón, que le permiten comple-
en contacto con el pasado y el futuro. Por eso, la historia y la tar su naturaleza en m o d o libre y creativo a través de la cul-
poesía - e n t e n d i d a como conocimiento pro/ético y lenguaje tura. Influido por el monismo spinozisia. Herder rechaza el
primigenio- cobran pariii iilar importancia en la cosmovisión dualismo metafísico de espiritu y materia, p r o p o n i e n d o eil
de Hamann. cambio un panmleísmo q u e , sin embargo, intenta salvar - c o n
Esta revaloración del lenguaje poético como aquel que is resultados- la trascendencia divina: todo es en Dios,
logra entrar en contacto con las realidades más profundas y no lodo es Dios.
más altas implicaba u n a crítica a la rajón ilustrada, que preten- Herder es considerado uno de los padres de la moderna
día ser una razón pina al despojarse de su contacto con la reli- a histórica. Concibe el curso de la humanidad como
gión y la tradición. Paca H a m a n n , la razón pura no existe: si n orgánico, en el que las distintas civilizaciones y
existiera, habría que elaborar un lenguaje igualmente p u r o , pueblos se desarrollan con nn:i personalidad propia y particu-
carente de elementos imaginativos, sentimentales y tr.idk ¡olía- lar, que hay que comprender en su especificidad. En sus refle-
les. Mientras no se logre esto -afirma H a m a n n polémica- xiones acerca de la filosofía de la historia se consuma la rup-
m e n t e - el contacto con la realidad se da en un lenguaje que, tura con la visión ilimrada del progreso lineal de la
precisamente por su insuficiencia y limitación, lleva a lo di- humanidad. Esta visión universalista influyó grandemente en

28 29
.i«V l„f,l,,S: n,-,.
;/<,:
su teoría pedagógica: l l e r d e r p r o p o n e una formación inte- ni en sentido más restringido a la aceptación de la Revelación
gral, que respete las peculiaridades de cada etapa psicológica y divina. L.a fe es la intuición que da a la experiencia h u m a n a
que esté en c o n t a d o con la vida. La educación no puede solo una certeza inmediata e indemostrable de la existencia y tras-
insistir en un aspecto parcial de la naluralc/a humana, sino cendencia del mundo v de la liben,td de las propias acciones.
que ha de buscarse el desarrollo armónico de (odas las capaci- La fe llera a reconocer que el saber es un don, algo que se re-
dades y facultades, sin descuidar el sentido estético y el mundo cibe, que da al hombre la capacidad de abrirse a lo Absoluto,
de los sentimientos en aras de una formación i n tele dual isla y es decir, a Dios mismo. En cambio, la búsqueda exclusiva de
racionalista. u n saber racionalmente demostrado encierra al hombre en el
Finalmente, la obra de Friedrich Heinrich Jaeobi (1743- ámbito de lo finito.
lfsl9) se desarrolla en un diálogo intenso con todas las fuerzas
culturales de la época: la Ilustración alemana (Le.ssing), los
pensadores del Slunn muí Diruii; (1 lainann, I lerder) y la filoso- bi I.a ¡iliaii¡iii di- itt l'!¿pi-ii tii' l\ Sflilr¡runrrflt, r
fía idealista (Kichtc, Schelling y Hcgcl).Jaeobi sostuvo una en-
cendida polémica con el spiuo/ismo y con el idealismo. Según Friedrich Síhleimimdw es uno de los pensadores más in-
este autor, lodo sistema que pretenda fundamentarse solo en fluyentes del romanticismo, y su concepción d e la religión en-
sí mismo como proceso demostrativo de toda la realidad, está contrará en los siglos sucesivos algunos seguidores. Por eso le
destinado a convertirse en un sistema total, mecanicísta, mo- dedicaremos un apartado especial.
nista y determinista. Esto implica que el modo de pensar siste- Schleiermarher nació en Bt eslau en 17tiH. Kn su infancia
mático - e n t e n d i e n d o el sistema como algo completamente recibió una formación píeosla. Estudió teología en la Universi-
concluido y exhaustivo- lleva por lo menos al panteísmo, con dad de Halle. Terminados sus estudios se traslada a Berlín,
la absolutizadon del método y la reducción de toda realidad a donde permanecerá entre 179b y \Wi. l.a estancia en la capital
identidad. Esto es lo que sucede con Spinoza y también con los prusiana es de fundamental importancia para la maduración de
idealistas: al concebir a la razón t o m o utt proceso universal y su pensamiento: allí conoce a Friedrich Schlegel, se imbuye del
necesario de mediación dialéctica de la realidad, el idealismo espíritu romántico, y escribe sus famosos Discursos sobre la reli-
desemboca en el ateísmo o incluso en el nihilismo1'. gión (1799), Después de dos años de permanencia en Pomera-
Para Jaeobi, la filosofía no p u e d e partir de sí misma, nia, d o n d e es nombrado predicador lie la corte, volverá a la
sino del contado con la realidad, que se da en el ámbito de la Universidad de Halle, para después trasladarse definitivamente
fe: más allá del racionalismo hay un.i forma de saber que es la a Berlín. Allí será decano de la facultad de teología de la univer-
fe, la cual permite realizar el sallo hasta el Absoluto, que el en- sidad. Coincidirá algunos años con Hcgcl. que ocupaba la cáte-
tendimiento no es capaz de hacer. 1.a fe es una forma de cono- dra de filosofía y que será rector eu dicha universidad. Escritor
ii humano que no puede ser reducida a la mera acepta- prolífico, además ríe obras de carácter teológico y filosófico,
n de afirmaciones que no se pueden verificar directamente, Schleiermacher será recordado por su traducción, aún hoy vi-
gente, de los Dudosos platónicos. Muere en Berlín en 1834.
Nuestro autor estará muy influenciado por Spinoza, de
quien afirma que »el sublime Espíritu del m u n d o lo pe-
netraba, el Infinito era su principio y su Tin, el Universo era su lación absoluta con el Todo. «De este modo -señala G. Fag-
único y eterno amor. Con santa inocencia y con profunda hu- gin-, Schleiermacher hace consistir la religión en u n acto vital,
mildad él se reflejaba en el mundo eterno y consideraba que pero la vacía inmediatamente de todo contenido de doctrina y
también él era el espejo más amable del mismo. Estaba lleno la coloca por encima de toda determinación histórica, donde
de la religión y lleno del Espíritu Sanio» (Discursos sobre la reli- todos los dogmatismos poiilivos, indas las teologías y todas las
gión). Aunque n o quería q u e se definiera su pensamiento iglesias deben confundirse entre si, ya que no les queda nin-
como panteisla - p u e s esie término indica una teoría concep- guna posibilidad ríe diferenciación» 7 .
tual y, según él, el ámbito religioso excede lo conceptual-, de Una ve/ afirmado que el sentimiento de dependencia es
las palabras citadas se colige que Schleiermacher liene una vi- la esencia del acto religioso, Schleiermacher analizará las distin-
sión panleísla del universo, entendido como Todo con el que tas religiones históricas según fomenten en mayor o en menor
se comulga a inivés del sentimiento religioso. medida dicho sentimiento. En este sentido, el cristianismo es la
En sus Disair.sm soliw lu irüpiin Srhlcientiarher pretende religión más perfecta, pues sus contenidos doctrinales sugieren
desentrañar la esencia del aca> religioso. Kl objeto propio de la un sentimiento fundamental de dependencia. No obstante esta
religión es la relación del hombre con el universo. En esto coin- apreciación positiva, hay que tener en cuenta (pie Schleierma-
cide con la metafísica y la moral. 1.a metalísica distingue en el cher considera d e escaso valor las formulaciones dogmáticas,
mundo las diferentes esencias e intenta descubrir la necesidad pues el sentimiento de dependencia es inefable, y en cuanto tal
de lo real: tiene una función Interpretativa v teórica. La moral, imposible de ser traducido en lenguaje conceptual.
por su parle, deduce de la relación entre el hombre y el Todo Esta visión de la religión entendida como sen ti míen lo
una serie de deberes: su función es normativa. Pero la religión que supera los límites conceptuales entraría en colisión con la
se funda en una experiencia que no separa al hombre del uni- filosofía hegeliana. Como veremos, para 1 legel - e n su periodo
verso, como sí lo hacen utelalísica y moral, pues los presupues- de m a d u r e z - la religión se encuentra por debajo del conoci-
tos de las dos primeras disciplinas implican .illeridad y di.scur.si- miento filosófico, máximo acceso posible para entrar en la
vidad. Al contrario, la experiencia religiosa no es pensamiento vida del Absoluto.
ni acción, sino sentimiento e intuición: »la religión es senti- La identificación entre acto religioso y sentimiento, y la
miento y gusto de lo Infinito™, La religión, ¡i través del senti- consideración del carácter exlrai racional de la religión hacen
miento y la intuición, ve lo Infinito en el hombre, que es, como de Schleiermacher una de las fuentes más importantes de la
toda cosa particular, parte del lodo. En el sentimiento «pá- Gefiihltheofogie (Teología de! sentimiento) de Otto y Ritschl, y a
nico- o d e la totalidad, todas las cosas finitas coexisten intactas, través de ellos, del movimiento modernista.
pero todas son una sola cosa v expresiones de lo Infinito.
Si el sentimiento es la esencia del acto religioso,
Schleiermacher concretará aún más: la vivencia religiosa con-
Si hemos definido el romanticismo c
siste en el sentimiento de dependencia del hombre frente al
Ilustración, hay que aclarar que Ilustración y
Todo del que forma parte: la persona individual mantiene su
propia particularidad -el panteísmo ele Schleiermacher no
lleva A una disolución cósmica-, pero siente que tiene una re-
Historm de la Mototla el

5 filosófico-culturales complet de su objeto, del Dios trascendente a una divinidad en cierta


ios, poique tienen en el fondo una matriz ideológica común: medida creada por el hombre. Como bien afirma Kahn, "lo
la autonomía dpi hombre. Con el romanticismo se recupera- que encontramos no es una desaparición de lo religioso, sino
ban muchos ámbitos de la vida que habían sido ignorados o que la fe se separa de la iglesia, del dogma, de la relación insti-
despreciados por la razón ilustrada. Sin embargo, el romantí- tucional, una disgregación de la forma religiosa central, de tal
cismo continúa en realidad la tendencia secular ¡/adora de la manera que lo religioso Huye aliena desde el centro hacía las
Ilustración, La diferencia radica en los valores que ahora se zonas periféricas y se enseñorea de nuevas esferas: algo te-
ponen en el centro de la atención del hombre. No será ya la r r e n o es elevado a lo ultraterreno y sagrado, y lo que se con-
razón científica, sino el amor, el arte, la vida, el sufrimiento, vierte en ultraterreno se ofrece como sustituto del viejo ultra-
los que ocuparán el lugar del Absoluto. terreno perdido o puesto en discusión"11.
o sustituye la razón por el sentimiento, En las obras de Schiller y de Goethe, algunos valores hu-
o regulado, q u e tiende al infinito, manos que en una perspectiva trascendente sirven como cami-
q u e debe probarlo iodo, saborearlo todo, sin poner limites a nos para llegar a Dios, son absolutizados, v de medios que eran
sus propios deseos. Bajo esta perspectiva, todavía hoy vivimos se convierten cu fines, perdiendo lo divino su carácter trascen-
en el romanticismo. El artista romántico, modelo de hombre dente. Goethe n o d u d a r á en divinizar el amor h u m a n o : el
desarreglado y diverso, nos puede dar Ja clave para entender amor-sentimiento de Faust no es ya el amor de Dante por Bea-
cómo la autonomía absoluta de lo humano sigue estando pre- triz, que conduce al poeta a la contemplación de la divinidad,
sente en la base de este moví miento. sino más bien el amor por «lo femenino, convertido d e finito y
En este sentido, el romanticismo se presenta en su radi- crcaltiral, en algo absoluto, sacro y divino-' 1 .
cal ambigüedad: alejándose del trío racionalismo del Siglo de De igual manera, también se diviniza la vida terrena. Si
las Luces, aparentemente abre las puertas a lo sobrenatural. la naturaleza obra y actúa continuamente, el h o m b r e en
Los sentimientos, el misterio, las particularidades culturales y cuanto parte de la naturaleza debe vivir en una acción conti-
la tradición volvían a tomar carta de ciudadanía en la especula- nua. Según Goethe, «la convicción acerca de nuestra supervi-
ción filosófica. Sin embargo, el ataque al espíritu de la Ilus- vencia brota para mí del concepto de actividad: sí yo obro sin
tración más bien provocó una reacción en contra de la racio- descanso basta mi fin, la naturaleza isi.i obligada a darme m u
nalidad en general que, e n c a r n a d a en algunas c forma de existencia». Como agudamente señala Kahn, de este
filosóficas, lerminaiá por oponerse en los siglos texto se d e d u c e q u e la vida e t e r n a no se presenta como un
toda concepción trascendente de la persona humana. don de Dios sino como fruto de la actividad terrena: el obrar
Para los representantes de mayor influjo de este movi- h u m a n o adquiere un sentido religioso autosalvifico, Pero,
miento los valores nuevamente suscitados sufren u n proceso dado que el horizonte trascendente de certezas ha desapare-
de divinización que termina con la sustitución del Dios cris- cido, esta vida trae consigo, en su ambigüedad, dolor y suf'ri-
tiano trascendente por u n valor humano elevado hasta el or- .5 presentan al sufrimiento
den de lo divino.
La secularización fiel romanticismo rio significa, por lo :.w iMbi /<:•!<'. (nú \nava. Roma 1Ü7S. p. ">P.
tanto, la desaparición de la religiosidad, sino la transferencia

34
l«fil,,*,.Ji„ .
/,-,<•
como destino ineluctable del h o m b r e , q u e purifica y eleva.
Con el pasar de los años, esta función purificadera del sufri-
miento desaparece, y la visión romántica de la vida terminará
en la ausencia de sentido y en el absurdo del nihilismo con-
temporáneo.

C a p í t u l o II

EL IDEALISMO ALEMÁN

1. Características generales del idealismo

Ahora tenemos que referirnos a un sistema filosófico


complejo, que se desarrolló durante el periodo de apogeo del
romanticismo, y que marcará la historia de filosofía contempo-
ránea: el idealismo alemán.
El .sistema kantiano trató de ser una respuesta al escepti-
cismo final del empirismo. Según sus principios internos, ha-
bía demostrado la posibilidad de las ciencias físico-matemáti-
cas y la imposibilidad ele la melalísica como ciencia. Al mismo
tiempo, fundaba una moral sohrc los imperativos de la ratón
práctica, construyen do una clica formal del deber. Pero el sis-
tema kantiano, lejeis ele ser una respuesta definitiva a las pre-
guntas últimas del alma humana, arrastraba una herencia de
la metafísica: la afirmación de la cosa cu sí, que se presentaba
ante los ojos de sus sucesores comei algo incoherente, como u n
auténtico escándalo filosófico.
Lmnard Reinhold (1758-1823), Salomón Maimón (1753-
1800), Sigismund Beck (1761-1840) y Cotllob Schullze (1761-
1833), los primeros críticos de Kant, dieron distintas respues-

37
Historia de lufifasuftu runlriiipurúlie/J

tas a ese problema. El primero había de la rosa en si como de gol, que considera n o solo deseable sino posible un conoci-
algo incognoscible y no-represalia ble: es solo el fundamenta miento absoluto riel Absoluto medíanle la filosofía, J u n t o a
lógico de una sensación que el sujeto no ha producido. Mai- esta confianza es importante subrayar el elemento teológico
m ó n , por su parle, elimina la cosa en sí, ya q u e , según él, es del idealismo. Fichle, .Schelling y Hegel fueron estudiantes de
ininteligible. Rcck considera que el inicio de la filosofía tras- teología, y trataron de aclarar la relación entre finilo e infi-
cendental es la arción de producir nn.\ represen lación: no hay nito. Las respuestas dadas son distintas, pero en los tres casos
receptividad ah trxtm, y por eso, el problema de la cosa en sí ni manifiestan el influjo de sus estudios de juventud.
siquiera se plantea. Schull/e, por su parle, pone en evidencia Como ya hemos indicado, el idealismo se desarrolla en
la incoherencia kantiana: o se vuelve al escepticismo de Hume, el seno del romanticismo. -Sin embargo, potlríamos decir que
o se admite la cognoscibilidad de las cosas diversas de sujeto, los románticos par rxcrilenre son literatos más que filósofos. Es
volviendo asi al dogmatismo. verdad que Fichte, Schelling v I h «el coincidían con los artis-
Fichte, el primer gran idealista, considera que la idea de tas románticos en muchos puntos de vista, p e r o reiteramos
una cosa que posea en sí misma la existencia independiente- que no se puede afirmar que la lilosolí.i idealista es la expre-
mente de toda facultad de representación va más allá del pen- sión filosófica .'oficial» del romanticismo. La importancia del
samiento mismo, y se redore, por lo lauto, a pura fantasía. An- Infinito, del Absoluto, la visión de totalidad, la unidad del de-
tes bien, el inicio di' la filosofía debe ser radical: la acción del sarrollo histórico son ciertamente características comunes a
yo que se pone asi mismo; un yo que debe ser puro y absoluto. los románticos y a los idealistas. En este sentido, el filósofo más
Con esta afirmación nacía el idealismo. imbuido del elkiK artístico riel romanticismo será Schelling. Sin
F.l mundo exlramcntal, según el idealismo, es producto embargo, las concepciones de la naturaleza de Fichle y de He-
del pensamiento. Se completaba asi la ¡ivulurión cnpernüana gel no coinciden del lodo con el vitalismo goethiaoo, y el he-
iniciada por Kant. Pero ¿qué significa que el mundo es produ- cho de privilegiar el sentimiento frente al conocimiento racio-
cido por el pensamiento- f.l pensamiento al que nos referimos nal, y la asimilación entre poesía y filosofía tienen poco que
no es, evidentemente, la mente del individuo singular, ente de- ver con la actitud racionalista tute subvace en la intuición inte-
masiado débil para sostener el universo entero. Los idealistas lectual de Fichte o en el conocimicnio filosófico absoluto de
ascienden hasta una inteligencia supct individual, o. con ni ras Hegel. En definitiva, hay que afirmar una afinidad espiritual
palabras, hasta nn sujeto absoluto. entre el movimiento romántico v el idealismo alemán, pero es
El yo trascendental kantiano se transforma en Fichte en necesario al misino tiempo señalar las diferencias.
un principio melalísico que simultáneamente da inicio al filo- Los sistemas idealistas del siglo \ l \ no tienen parangón
sofar: el yo absoluto. Fn el idealismo, la realidad total es el pro- en toda la historia de la filosofía, si exceptuamos al pensa-
ceso de autoexpresíón o de aulomanifeslaciótt de la razón infi- miento escolástico del siglo xill. La aspiración a una visión uni-
nita. A través de Fichte, Schelling y Hegel, el pensamiento versal, total, última del universo es verdaderamente impresio-
filosófico volvía a la metafísica, lina metafísica de cariz spino- nante. Sin e m b a r g o , a pesar de la altura especulativa del
ziano. es decir, desde el pinito de vista de la totalidad. idealismo, éste n o está libre d e arbitrariedades, ambigüedades
En la base del idealismo alemán p o d e m o s encontrar y contradicciones. El hundimiento del idealismo como sistema
una gran conlianza en el poder de la razón, hasta llegar a He- que siguió a la muerte de Hegel en 1831, mostró la fragilidad
Ll idi-'d/jín " alemán

de uil sistema filosófico construido a base (le- esfuerzos prome- bracio profesor de la Universidad d e j e n a pesar de s
leicos. A pesar de iodo. la herencia riel idealismo hegeliano se lación d e jacobino debida a algunos d e si
convertirá en un punto de referencia obligado para los filóso- publica su obra más importante, Los fandamentos de toda la doc-
fos q u e lo sucederán. Más aún, podríamos decir sin temor a trina déla ciencia, en donde transforma el criticismo kantiano
equivocarnos que la filosofo) de l,i secunda mitad del siglo XIX en un sistema motaíi'sieo idealista Esta obra será revisada, ree-
se desarrollará en un diálogo a veces abierto, a veces encu- ditada y esclarecida en los años sucesivos.
bierto, en algunos momeólos sereno, en otros belicoso, con el Además de la Doctrina de la ciencia ¡ Wissenschailsleh.ie).
ii le . i l h r / : > .
Fichte se interesa por el fin moral del hombre, en continuidad
con la preocupación ética de Kant. F.n 1796 publica Fundamen-
tos del derecho natural, v en 1 79H /•.'/ siilnna dr la doctrina moral Al
'1. J. G. Fichte: el idealismo subjetivo año siguiente se ve obligado a renunciar a la cátedra de Jcna,
al ser acusado de ateísmo en base a algunas afirmaciones con-
a) Vida y obras tenidas en el ensayo Snhir el fundamenta de nuestra fe en un go-
bierna divina del mundo. Fichte se traslada a Berlín. En 1800 pu-
¡okniin CotlliebfrirhU'nace en 17fiíí en Rainmenau, Sajo- blica La misión del iludo, obra dirigida a un público culto, pero
rna. De condición económica modesta, puede estudiar teolo- no a filósofos profesionales. En ese misino año sale El Estado co-
gía gracias a la generosidad de un noble local, el barón von mercial cenado, donde propone una especie de socialismo.
Miltitz, que descubrió las capacidades intelectuales del joven En 1804 acepta una cátedra en Erlangen, d o n d e dicta
Fichte. Realiza sus esludios en la escuela de Pforta, donde años un curso sobre La esencia del duda. Durante esos años, la situa-
más larde estudiará Nietzsche. ción de Prttsia, invadirla por Napoleón, pone de manifiesto en
Su interés por la filosofía nace con la lectura de Spinoza, él una de las características más profundas de su personalidad:
aunque rechaza su determinismo. l'or motivos económicos se la vocación de predicador v misionero. En 1807 pronuncia los
traslada a Ziiricli, donde trabaja como preceptor familiar. En exaltados y nacionalistas Discursos a I" nación alemana. F.n 1810
este periodo lee a Rousseau, a Montesquieu, y -lo que es más es n o m b r a d o decano de la facultad de filosofía de la recién
i m p o r t a n t e - se familiariza con el sistema kantiano. En 1791, fundada Universidad de Berlín. Un año después fue su rector.
después de una breve estancia en Yarsovia. vuelve a Alemania. Muere el 29 de enero de 1814, a causa del tifus que le contagió
En el viaje de regreso decide visitar a Kanl en Konigsberg. Con su mujer, que se dedicaba a cuidar a los heridos prusianos de
el beneplácito de Kant, un año después publica anónimo el las guerras napoleónicas.
Ensayo de una m'tiin a luda inielaaón, por muchos atribuido al
filósofo de Kónigsherg. Fl equívoco lo aclarará el mismo Kant
en una conocida revista literaria. Fsta circunstancia lo conver- os fundamentales de ¡a filosofía.
tirá de inmediato en un personaje conocido en los ambientes
filosóficos, Fichte sostiene que la filosofía, como cualquier otra
F.n 1793 contrae matrimonio con ¡(jhanna María Rain i. ciencia, tiene que apoyarse sobre un principio fundamental
a quien había conocido en Ziirich. En 1794, Fichte es nom- (Grundsatz). Además, dado q u e la filosofía es la ciencia del

41)
r Ir: filosnfíii i
//,,-( "•",'""•' n sujeto puede explir; el n indo ('inundante. Tal respuesta
fundamento, tal principio será el tic la ciencia misma o dicho
de otra forma, el del conocimiento humano. Por lo tamo, ha- •rá la deducción leót a y práctica del m u n d o a partir del
brá de ser indemostrable e inmediatamente verdadero: «Las ye ¡mío.
demás proposiciones tendrán una certeza relativa, derivada d e El yo p u r o no es la conciencia o la autoconciencia del
ella; ella debe sel' inmediatamente cierta» 1 . Fichte, como se ve, individuo singular, sino lo que está detrás, y que es la condi-
no se alejó demasiado del logicismo cartesiano, que considera ción de objetivación y de unidad de la conciencia. Es un prin-
o modelo, resultando evidente el in- cipio primero, y en cuanto condición de todo conocimiento
de su filosofía. rio es demostrable. La proposición fundamental de la filosofía
¿Cuáles el primer principio de la filosofía? El filósofo se es: El yo originiirirniiriitt' ¡mur iilimliitumeiilr MI limjñii ser. La auto-
a frente a una opción inicial: o se explica la experien- posición tlcl yo se alcanza por u n acto del mismo yo, el cual se
cia como producto de la inteligencia en sí, o se explica la ex- vuelve sohrc sí mismo, se p o n e como determinación de la
periencia como producto de la cosa en sí. La primera opción misma conciencia. La actividad del yo puro es la auto-iniuidón,
es la del idealismo, y manifiesta que el filósofo idealista ha ele- en el sentido de una nntñ-/iosirii'm. Fichte denomina tal acción
gido la libertad. La segunda opción es la del dogmatismo, en "intuición intelectual», usando un concepto que Kanl había
donde se pone en evidencia que el filósofo dogmático no tiene aplicado únicamente al intelecto divino. Fs importante subra-
una gran eslima por la libertad, v depende de lo «otro», de lo yar q u e n o se está habí,nido del vo del conocimiento, d e u n yo
exterior. Detrás de la cosa en sí kantiana, Fichte vislumbra el en c i e n o sentido fenomeuológico, es decir, sujeto a variacio-
espectro del spiuo/ismo determinista, que debe ser rechazado. nes, sino de un yo puro, absoluto, libre de lodo límite y de
Es importante subravar que, para Fichte, la aceptación filosó- toda determinación. El yo fichleatio es subjetividad pura, es
fica del idealismo comporta necesariamente lomar partido pura »yoidad» (Irhliril), y se encuentra como fundamento de la
por la libre actividad moral del hombre. distinción que se da en el seno de la conciencia entre el sujeto
Una vez hecha la elección a favor de la libertad, debe- y el objeto, precediendo a toda posible determinación, ya sea
mos buscar el primer principio de la filosofía. El idealismo se teórica o práctica.
encuentra frente a un hecho evidente: la conciencia ordinaria Sin embargo, hay que distinguir entre la actividad es-
considera que hay un mundo de objetos que influyen sobre pontánea del yo puro y la reconstrucción filosófica de esta acti-
ella. Pero, si no existen las cosas en sí, el idealismo habrá de vidad. El yo puro no es consciente de si mismo a través de una
explicar cuál es la causa de este hecho. Con 01 autoobservación, sino a través de la experiencia de la propia
drá que dar razón de la experiencia. Los idealistas ir actividad. La actividad del yo puro, en cuanto es inconsciente,
negar la realidad, sino explicarla. No q u e r i e n d o admitir la solo existe per ¡f en la intuición intelectual del filósofo, me-
a de sustancias uounicnicas, resulta que todas las co- diante la cual a p r e h e n d e la actividad espontánea del yo. Al
n objetos para un sujeto, que da razón de ellos. Fichte a p r e h e n d e r s e como pura actividad, como el p u r o acto de
í de responder convincentemente a la pregunta de cómo aprehenderse, el vo puro llega a conocerse eu la intuición in-
telectual como actividad que se pone a si misma, o sea, que se
auto-crea, precisamente como actividad originaria, pura. De
ahí que Fichte afirme que el yo puro, cognoscible a través de la

13
Hisi l„ filwji" •
•:»/•'•>"<•
n intelectual, se aprehendí. 1 t u m o actividad, no como del yo: al oponérsele el no-yo, el yo se sabe tal. El yo infinito y
inteligencia para el idealismo es hacer y nada originario se aulolimita en un yo imito, opuesto a un no-yo
mas que esto; imiit.i debiera llamársele rosa ,iciiva->-. también limitado. Sin embargo, esta es una oposición que se
Si el primer principio dt-1 saber es la autoposieióu del da en el seno del yo puro, es decir en el ámbito de la concien-
vo, todos los objetos habrán de ser deducidos de este principio cia. Ksie inliniiosuceder.se de momentos dialécticos expresa la
fundamental y originario. Para proceder a la deducción teó- actividad infinita del yo que continuamente crea límites den-
rica partiendo del yo, Fichú: afirma el carácter dialéctico de la tro de sí para poder superarlos. Va que el continuo devenir de
conciencia. La tesis -primer momento del proceso dialéctico- lo real es fruto de la actividad infinita del vo, el mundo que de
es lj posición del yo. El yo es idéntico a sí mismo: Yo = Yo. El ella resulta no es un conjunto infinito de cosas, sino de actos. El
principio de identidad, A = A, solamente expresa la identidad yo limitado es el sujeto individual, y el no-yo limitado es el
dinámica del yo que se pone a si mismo en modo lógico, es de- mundo que se le opone. En cuanto limitados, la oposición no
ur, abstracto. Ahora bien, la afirmación del yo como idéntico a es total: no hay una supresión < i eliminación del vo sobre el no-
si mismo implica la negación -la antítesis, segundo momento yo, sino que el rarárlcr I i ni i latí o del yo v el no-yo divisibles per-
del ptoe eso dialéctico-del yo como no-yo. 1.a auto posición del mite las síntesis a través de las cuales podrá ser deducida toda la
yo t - un acto dinámico, es decir, el yo se pone como ponente: la realidad.
.ilnmai ion del propio ser comporta la aparición de a b o q u e es
'¡lio respecto al yo, o sea, de un nn-ya Así, la segunda proposí-
i ion fundamental de la filosofía será que al yo se opone absoluta- c) l.ii dedttírión practica: bi «unid de hulite
mnite un no-yo. Sin embargo, tanto el yo infinito, como el no-yo
que se le opone, son actos del yo y presuponen la identidad Coplcslon define el sistema de Kichie como un idealismo
del yo que se expresa en la autoposición del vo (primer princi- éticoy dinámico^. Efectivamente, el problema ético ocupa el lu-
pio). En la oposición riel yo al no-yo carece de sentido hablar gar central en el sistema, y la asi llamada deducción práctica del
de una contraposición ili-iilmpteni. porque no es posible pen- yo iluminará su doctrina metafísica.
sar nada que esté «fuera" del yo originario. La expresión abs- Según Fichtc. el vo debe oponerse al no-yo para que lle-
tracta de este principio es la proposición lógica A # no-A. Para gue a ser consciente. Pero la conciencia ordinaria considera
nuestro filósofo, la tesis es el momento de la libertad originaria q u e el m u n d o exterior es algo dado, ya h e c h o . C u a n d o la
del yo, y la antítesis es su negación: el momento de la necesidad. conciencia finita entra en el m u n d o , debe encontrarse con
La actividad ilimitada del yo se opone a la objetividad ili- algo ya acabado, realizado. Fichtc considera que el yo puro, en
mitada del no-yo. Pero, para que surja la conciencia, se nece- cuanto capacidad de producir el no-yo, debe entenderse como
sita alguna limitación reciproca: el yo y el no-yo deben ser divi- facultad de la imu-fiíiuiiim pititín* tlvtt. que hace que el yo limite
sibles. Así formula Ficliie la tercera proposición fundamental la propia actividad poniéndose a si mismo como pasivo o mo-
de la filosofía: 1" o/mogo ni Ayo (infinito) til )o divixibl? (finito) dificado. Pero lo que verdaderamente revela la naturaleza ín-
un no-yo divisible (finito). De esta manera nac

- íúiin, l:w>tJ-li>l/e!tv.i\i;iii tlit l'.ivv'ii.irJi-j/.iiWire, c u S.W. L, ¡


HUtori* de fa filoiofía contemporánea .

tima del yo no es l;i deducción teórica a través de la imagina tal mi ser está constituido por un solo impulso que abarca a los
ción productiva, sino la deducción práctica. Este proceso s- dos, considerados desde dos puntos (le vista diferentes. Es de-
explica de la siguiente m a n e r a . En el ámbito práctico, el y. cir, yo soy un sujeto-objeto, y mi verdadero ser estriba precisa-
puro se revela c o m o voluntad pura, c o m o esfuerzo infinite mente en la identidad y separabilidad de ambos. Si me consi-
Para p o d e r desplegar su actividad infinita, <-l yo n dero a mi mismo como un objeto, determinado p o r las leyes de
obstáculo, algo que se le resista. Dicho con otras p la intuición sensible v del pensamiento discursivo, entonces lo
esfuerzo exige un molimiento contrario, un contra-esfuerzo, que es mi propio impulso se convierte en un impulso natural,
u n impedimento que presente resi si encía. Así, la naturaleza pues yo soy la naturaleza. Si, p o r el contrario, m e considero
íntima del yo necesita que la imaginación productiva, que de- como un sujeto, el impulso sería de carácter puramente espiri-
sempeña la función de obstáculo que lia de ser superado, cree tual, una ley de autodeterminación. 'Indos los fenómenos del
el no-yo. El choque con li>s obstáculos es lo que permite actuar yo se producen simplemente debido a la reciprocidad de estos
al yo produciendo un esfuerzo. El yo «siento la resistencia que dos impulsos, que constituyen por otra parte u n a relación recí-
opone el no-yo al despliegue de la propia actividad. Este senti- proca de unoy el mismo impulso-*.
miento de resistencia es e! fundamento ile la fe en la existencia Tal síntesis se logra cuando el hombre realiza las accio-
de una realidad independiente del yo. Estos obstáculos son el nes a las que le impulsan sus instintos naturales no solo para
m u n d o externo o naturaleza, como queramos llamarlo, que el satisfacer dichos instintos, sino integrándolos en el fin ideal
yo ••crea», opone a si misino y supera r onlintiamenie. Esie pro- que el hombre posee en cuanto sujeto espiritual. Solo así, me-
ceso tiene como fin la completa realización del yo, a través de diante una espiritualización de los bisuntos, el hombre se rea-
una constante y progresiva afirmación de su propia actividad. liza como ente moral, en una libre, continua y progresiva afir-
El hombre, según Fichte, es un producto natural organi- mación de sí mismo. El ideal o fin moral del yo consiste en la
zado, considerado como limitación y objeto del esfuerzo in- autoactividad, en la acción determinada únicamente a través
e infinito del yo. Pero es también inteligencia y su-
íS u n esfuerzo q u e tiende a la completa El yo, en cuanto manifestación Imita del vo puro, es acto
libertad e independencia y, por lo tanto, a la autonomía. Pero, que se pone a sí misino, se concibe a si mismo como autoacti-
a su vez, esta dicotomía del hombre entendido como objeto y vidad, se piensa necesariamente como libre, y, por tanto, como
como sujeto, como naturaleza y libertad, debe ser superada: el sometido a la lev de determinarse en conformidad al concepto
impulso natural y el impulso espiritual forman parte de un de autodeterminación. Esta voluntad en cuanto capacidad de
único impulso. La filosofía trascendental busca incansable- ejercitar una acción causal exige un m u n d o natural - e l no-yo-
mente puentes entre el m u n d o natural y el m u n d o de la liber- en donde pueda realizar las acciones particulares. La produc-
tad, que fundamenta la unidad del ser h u m a n o . Es decir, hay ción del no-yo es el instrumento mediante el cual el yo des-
que encontrar una síntesis entre las acciones realizadas según pliega libremente su actividad y se realiza moralmente. Si utili-
el impulso natural y según el impulso espiritual. zamos una imagen del teatro para tratar de aclarar esta idea, el
«Mi impulso en tanto que ser natural y mi t e n d e n c i a m u n d o natural representa el escenario que el yo se construye
como espíritu p u r o , / p u e d e n considerarse como dos princi-
pios diferentes? No, pues desde un punto de vista trascenden- 1
J. FICUTE. System dirSUutUehre, en S.W, IV, p. 130.
!l,,i- hh,f,l„sofíar<. El «k„¡hm„ ukmún

para poder actuar su propia libertad. El no-yo es el campo de Partiendo de estas nuevas premisas. Fichte elabora una
acción moral. En consecuencia, según Fichte el primer princi- doctrina sobre la religión, d o n d e establece que el fin último
pio de la moralidad - o condición -vine iftin non pura que un del hombre es la unión con Dios por medio del amor. Dios es
acto sea m o r a l - será el siguiente: «actúa .siempre de acuerdo el ser y la vida. Esta vida se manifiesta e x l e r i o r m e n t e en la
con la mejor convicción que lencas sobre ui deber, o actúa se- a humana. El h o m b r e es reflexión del ser, imagen
gún tu conciencia"' Conciencia del deber, que es la guía infa- r absoluto. Fichte afirma audazmente que el hombre es
lible de la actividad moral, en cuanto manifestación de la auto- de. Dios: en nuestra conciencia alcanzamos el ser abso-
nomía y de la autoaclividad. lulo ("i [i ¡undanicnlo de nosotros mismos y del mundo, a la
De esta manera, el primado de la razón practica que el vez que afirmamos la presencia de Dios en nosotros y en el
idealismo lichleano poslula supera la b a d i n a enlre la teoría y mundo. Desde esta perspectiva, Fichte considera que Jesús de
la praxis, subordinando la naturaleza a la finalidad moral. La Nazaret es quien ha alcanzado el más alto grado de la unidad
razón teórica y razón práctica no son dos ámbitos heterogé- de la conciencia con Dios. Sin embargo, para Fichte el cristia-
neos, sino que la primera está ordenada a los fines de la se- nismo no es verrladero en cuanto religión revelada, sino en
gunda. Así, el imperativo moral {Sollenj se convierte en la ra- cuanto que según él está de acuerdo eon su sistema filosófico.
zón de ser del m u n d o natural, es decir, d e lo que es asi y no Quedaban lejos las acusaciones de ateísmo que nuestro
puede ser de otra manera (Müssen). filósofo había recibido después de la publicación ríe Sobre el
fundamento de nuestra ¡r ni el ¡¡ohintvi divino del mundo. Sin em-
bargo, a pesar de su sincero reconocimiento d e la deuda que
il) 1.a ¡ili/.'itifíti de la religión lenta con la herencia cultural cristiana, su sistema de pensa-
miento también quedaba lejos de lo que esta fe enseña.
A partir de 1801, y más en concreto en la Doctrina de la Según H a r t m a n n , d a d o que en esta segunda filosofía
ciencia de 1804, Fichte inicia lo que algunos estudiosos llaman Dios como ser absoluto tiene prioridad oncológica sobre la
su «segunda filosofía», aunque el tenia ile la continuidad de la conciencia, «el desarrollo de la doctrina de la ciencia prueba
filosofía fichteana esta abierta a discusiones. De una posición rotundamente que la consumación sistemática del idealismo
inicial tendencialmente atea -ya ¡acobi habia señalado la alter- elimina el idealismo»1'. Sin embargo, para establecer si Fichte
nativa excluyeme entre el yo puro o Dios- Fichte pasa a la afir- realmente abandona el idealismo, habría que aclarar qué se
mación de Dios como el único absoluto, que es fundamento entiende por tal. Si por idealismo se entiende la prioridad del
último del saber. Dios es incomprensible para el pensamiento pensamiento sobre el ser, y el carácter originario de la
conceptual. Podríamos afirmar que es luz y vida, y en este sen- conciencia, entonces Fichte abandona el idealismo, Pero si se
tido la conciencia es imagen de la divinidad. Dios es ser: el entiende por idealismo la tesis de que el m u n d o solo tiene rea-
único ser, pues pata ser infinito hay que ser el único. En cam- lidad en el ámbito de la conciencia, la llamada «segunda filo-
bio, Dios no es persona, ya que según las (alegorías ficliteanas sofía» sigue siendo fiel a este postulado, pues Dios existe y se
el ser personal entraña limitación.

• Ihut'ii;. []. I7:í. " N . H A M M A M . I I: Jilasii/in ii.-l iáeatixititi «teman, I: Fiehtf, Schellieg y tus
n,,,. a di: la litosojo; ,

manifiesta en el ámbito di- nuestra conciencia'. En este sen- Entre 1806 y 1820 es secretario de la Academia de las Bellas Ar-
tido, la segunda filosofía de Fichte es una alternativa al idea- tes de Munich. Sin e m b a r g o , la m u e r t e de Hegel colocó de
lismo absoluto que Ifcgcl p r o p o n e . Parafraseando a Hart- nuevo a Sehelling en el candelcto: volvió a la enseñanza uni-
mann. podríamos decir mis bien que el desarrolla de la doctrina versitaria, primero en Munich y, a partir de 1842, en Berlín. En
déla áenáa prueba lolii.iiilnmeiite que ¡a etinsuinacián sistemática del esta última ciudad dictará entre 1842 y 1846 diversos cursos a
idealismo subjetiva es el idealismo absoluto. los que asisten estudiantes que con el pasar de los años serán
muy conocidos: vim Savigny. Eiigels. Kiei kegaard, Burkhardt,
Bakunin. En 1841) Sehelling abandonó definitivamente la en-
3. F. W. J. Sehelling: el idealismo objetivo señanza universitaria, para dedicarse completamente a la in-
vestigación y a las actividades culturales organizadas p o r la
a) Vida y obras Academia Prusiana. Murió en liad Raga/, Suiza, en 1854.
Entre sus obras más importantes se d e b e n citar Ideas
l'nedndi Willtelm jnseph van Sehelling nace en Leonberg, pina una filosofa de la uuiiitali-.it i 1797) - o b r a revisada, reedi-
Württemberg, en 1775, hijo de un prestigioso pastor luterano. lada y aclarada en distintos años de su vida-. Sistema del idea-
Fue admitido en la facultad de leologia de Tubínga cuando te- lismo trascendenlni (18(1(1), Las edades del mundo, que quedó in-
nía solo 15 años, tres años antes de la edad mínima eslabiecida. completa, y dos obras que recogen cursos dictados en Berlín:
Allí estrechó profundos la/os de amistad con Hegel y con el bilasofia de la Milotoisin v büosofia de la ReUevii!..
poeta Hólderlin. Sin embargo, al terminar los estudios filosó- Los historiadores de la filosofía se refieren a distintas
fico-teológicos renuncia a la carrera eclesiástica, y trabaja como etapas del pensamiento schellinguiano. Nosotros, con Coples-
preceptor familiar. Con la publicación, en 1794, de Sobre la posi- ton, preferimos hablar de «un filosofar c<
bilidad de una forma de filosofía en e-cuerul, y al año siguiente de So- sistema acabado o
bre el yo como principio de la filosofía, se presentó ante el mundo
académico como discípulo de Fichte. En 1796 aparecieron las
Carlas filosóficas sabré el dopualismii Y el criticismo. Auténtico genio ¡i) l.a fltisojíii de la hiiliiiiiler.u y el idealismo tiaseeudeiital
precoz, a los 22 años era va mi filósofo muy conocido.
En 1798 lo encontramos en J e n a , d o n d e es n o m b r a d o Las ('arlas saine el dogmatismo y el nilieismn iluminan la ac-
profesor de esa prestigiosa universidad gracias a la ayuda de titud de Sehelling respecto a los distintos sistemas filosóficos.
Fichte y Goethe. Permaneció allí hasia 1 801, cuando se tras- Según él, Spinoza representa el dogmatismo, pues su filosofía
lada a la Universidad de Wiuv.hurg. En ese año se casa con Ca- es el reino del detei iiiinisnio, donde el Absoluto es objeto. En
rolina Michaelis, que se había divorciado de A, W. Schlegel. En cambio, en el criticismo, representado por Fichte, el Absoluto
1809 m u e r e Carolina, y Sehelling contraerá nuevas nupcias es sujeto. Desde un punto de vista puramente teórico, ni u n o
con Paulina Gotter e n 1812. Con ella procreará cinco hijos. ni otro pueden ser demostrados, porque la filosofía no puede
pasar del infinito al finito. Pero desde un p u m o de vista prác-

• Ci'r. E. COIOMHI. f.lfienm; le Kiolt d Hcid-.Tgrr. liisri-t-.


STCOHI-STO*, Historia de la Jilasapa, cít.,Vn,p. 85,
tico-moral, las actitudes vitales del dogmático y del idealista que tiende hacia la autofoncienda. Naturaleza y espíritu son
son muy diferentes. Kl dogmatismo exige el abandono de la respectivamente como el polo positivo y negativo de !a totali-
propia libertad en nombre de una especie de panteísmo di- dad, que es un organismo universal. En la naturaleza hay un
vino. Kn cambio, en el criticismo se exige que el individuo rea- continuo desarrollo dinámico q u e llega hasta la loma de
lice el Absoluto en sí mismo mediante una constante libertad conciencia de sí misma, mediante el espíritu h u m a n o . Esto
activa. El idealismo es una elección moral que debe triunfar so- trae consigo una visión evolutiva de la naturaleza: las potencias
bre el objeto (y aquí no se debe olvidar que el yo de Fícbtc era naturales -Schelling habla fundamentalmente d e tres poten-
una actividad entendida como obrar moral, como esfuerzo, cias, materia, luz y vid»- finalizan en el hombre, donde la natu-
como untl superación del obstáculo que pone el no-yo). raleza se hace consciente de sí misma.
Todo lo que hemos afirmado basta ahora representa Con su visión dinámica, orgánica y finalista de lo natu-
una postura filosófica susiancialincntr similar a la posición de ral, la filosofía de la naturaleza de Schelling supera tanto la
Fichte, que sienta el inicio del idealismo en una decisión ética. unilíileralidad del subjetivismo fiducano. como el objetivismo
Pero, aunque Schelling se mantiene como discípulo de Fichte, spinoziano y el mecanicismo de algunos autores de la Moder-
se alejará de su maestro al sostener que es necesario replan- nidad. La naturaleza es la manifestación inmediata y objetiva
tearse la noción de naturaleza como mero no-yo, como obs- del Absoluto, que toma conciencia de sí misma mediante el es-
táculo o simple campo de acción moral. Siendo el más román- píritu humano. Por esta razón, la filosofía de la naturaleza y la
tico de los idealistas, .Sibelling desarrollará nuil teoría de la filosofía del espíritu únicamente muestran dos perspectivas
naturaleza como «espíritu visible» o «espíritu adormecido". distintas del mismo ser absoluto. «La misión del filósofo -se-
De tal manera se puede superar la contraposición total entre ñala Copies t o n - es explicar de qué modo la naturaleza es
el dogmatismo objeiivisia y el criticismo subje avista. ideal, sin restricción alguna, en el sentido de que es u n sistema
1.a correlación espíritu-naturaleza permite partir de la dinámico, unificado y ideológico en constante desarrollo
naturaleza para llegar al espíritu -filosofía de la naturaleza hasta alcanzar un punto en el que vuelve sobre sí misma, en y a
propiamente dicha-, o partir del espíritu para llegar a la natu- través del espíritu humano. Una vez expuesto este modelo de
raleza: es lo que Schelling llama «idealismo trascendental», la naturaleza, podemos comprender que la vida de las repre-
donde están muy présenles la huellas de la deducción teórica sentaciones no es algo simplemente ajeno y contrapuesto al
de fichte. mundo objetivo de tal modo que origine el problema de la co-
La primera pregunta que se plantea Schelling es cómo rrespondencia entre lo subjetivo y lo objetivo, lo ideal y lo real.
es posible la naturaleza, y consecuentemente, cómo poder su- 1.a vida de las representaciones es el conocimiento que la natu-
perar la afirmación dogmática que sostiene que las cosas exter- raleza tiene de sí misma; es la actualización de la potencialidad
nas ejercitan una actividad causal sobre el espíritu. La natura- d e la naturaleza por la que el espíritu adormecido llega hasta
leza, según nuestro autor, es al mismo tiempo untura nalwransy
untura natuxata, empleando una terminología spinoziana: es Dado que naturaleza y espíritu son solo dos caras o dos
decir, espíritu y materia, sujeto y objeto. 1.a naturaleza es «espí- aspectos distintos de un mismo ser, la filosofía del espíritu-filoso-
ritu visible» y el espíritu •naiurale/.i invisible». Schelling con-
cibe a la naturaleza como una unidad dinámica y teleológica,
Historia dr- h fifosofrn contemporáneo

fin del yo o filosofía tic la inteli¡<encia- es el complemento de la fi- es u n producto de la actividad ii


losofía de la naturaleza. Srhelling desarrolla tiste segundo as- productiva, que se funda a su vez en la capacidad reflexiva de
pecto en su obra Si>ir»iti ti'i /tlrtthsitiu íitisrntiienluL El sistema la voluntad absoluta. Schelling desarrolla la filosofía práctica
del idealismo trascendental explícita su filosofía del espíritu partiendo del acto de autodeterminación de la voluntad abso-
en cuanto actividad del absoluto desde la perspectiva de la luta, que da origen a la arción. En ella se manifiesta la oposi-
conciencia. Partiendo de l.i objetividad, l.i filosofía de la natu- ción fundamental entre la libertad y la necesidad. Por una
raleza ha mostrado el carácter subjetivo del objeto. Del mismo parte, la libertad es condición necesaria para la autodetermi-
modo, a partir de la subjetividad la lilosolía del espíritu expon- nación del sujeto, y por tanto, para la moralidad de la acción
drá el carácter objetivo del sujeto. humana. Por otra, Schelling hace notar que la actividad del in-
1.a fuente originaria y fundamento de lotla la actividad dividuo singular está condicionada por fuerzas superiores que
del espíritu es la intuirían inielerliial, es decir, el proceso me- determinan sus resultados. Sin embargo, esta oposición es solo
diante el cual el yo se intuye y, por tanto, se instituye -utili- aparente, fruto de una perspectiva unilateral. El curso de la
zando terminología lirlueana podríamos decir que «se ponen- historia resuelve esta contradicción, haciendo ver cómo la
corno sujeto que al mismo tiempo -es» y «sabe». En el sujeto fuerza del Absoluto -la naturaleza, el destino o la Providencia
coinciden ser y saber en contraposición dialéctica, como mani- divina, como queramos llamarla- obra a través de las acciones
festaciones opuestas de la dinamicidad del yo. A la actividad ili- libres de los individuos singulares y en ellas se manifiesta.
mitada del yo -objetiva, es decir, ira I-, se le opone la actividad Sin embargo, la hisroria no logra eliminar la oposición
limitante -refleja y subjetiva, es decir, ideal-. I'ara Schelling, el primaria entre la naturaleza v el espíritu. A este fin, Schelling
realismo filosófico surge de la acentual ion de la actividad real desarrolla una filosofía del arte o una estética originales, en
como limitación del yo. En cambio, la consideración preferen- las cuales se expresa filosóficamente el entusiasmo romántico
cia! de la actividad ideal o creativa del vo da origen al idea- por la naturaleza y su exaltación artística y literaria. Para este
lismo. Existe, sin embargo, la posibilidad de superar esta apa- filósofo alemán, la intuición estética manifiesta la unidad de lo
rente oposición, u n i e n d o en la misma reflexión ambas inconsciente y lo consciente, de lo real -la naturaleza- y
perspectivas. Este es el camino que Schelling explora en el Sis- lo ideal - e l espíritu-. El artista, además de tener una com-
lema del idealismo trascendental, y que llamará ideal-realismo. petencia técnica, es vehículo de una facultad que obra a través
Haciendo un claro paralelismo con las 1/iileiirta.s naturales de su persona. Esta facultad es la misma que obra a través de
de su filosofía de la naturaleza, Schelling coloca tres potencias la naturaleza. El yo absoluto, mediante la intuición producti-
¡denles como fundamento del idealismo trascendental: el súber, va, se objetiva en la naturaleza. Esta objetivación es, sin em-
la amónyel arle. 1.a filosofía del espíritu se desarrolla a partir bargo, inconsciente. En cambio, en la obra de arte, el yo abso-
del análisis de cada una de estas potencias ideales, estructurán- luto se objetiva s u p r e m a m e n t e , p o r q u e es fruto de una
dose en tres partes iuterdcpciidieiiles; la ¡llovifía teórica, la filo- actividad consciente, y, por lo tanto, libre. Así, la filosofía del
sofía práctica, y la filosofía del arte. arte se convierte en la expresión más completa y acabada
El análisis del saber-t.\\\t: está en la base de la filosofía del idealismo trascendental. Por esta razón, algunos caracte-
teórica- explica la idealidad del límite, es decir, muestra cómo rizarán con el adjetivo estético al idealismo que Schelling
el límite que el vo cognoscente experimenta ei propone.
Ei idealismo alemán

fuera de la razón nada puede ser sabido. El Absoluto de Sche-


i, l./i tilas/,fí/t de l/i identidad
llingjamás ha salido fuera de si. para producir el no-yo a través
En 1801, con la publicación de la Exposición de mi sistema de la imaginación productiva fichteana. De ahí la necesidad
filosófico, Schelling se aleja aún más de las posiciones del idea- que la raz.ón misma se escinda en sujeto y objeto. En conse-
lismo fichteano. En osla obra, denomina fitusiifia de la mdiferen- cuencia, hay diferencia entre espíritu y naturaleza, entre lo ob-
áti o filosofía de la iini-lntaliila.il ;\ su idealismo trascendental. jetivo v lo subjetivo, pero .se trata de una simple diferencia cua-
En vez d e afirmar la relatividad del yo y del no-yo, habla litativa que se d a solo para la conciencia empírica finita. Esta
del Absoluto como identidad. El Absoluto es pura identidad diferencia cualitativa no altera la identidad absoluta. El ser fi-
de subjeiividad y objetividad, de realidad e idealidad. Este ab- nito es u n a forma d e t e r m i n a d a de la irlentidad absoluta,
soluto no es naturaleza o espíritu, sujeto u objeto, sino la abso- donde predomina lo subjetivo (espíritu) o lo objetivo (natura-
luta identidad e indiferencia de e n t r a m b o s . Solo para la leza). Sin embargo, su realidad es meramente fenoménica: se
conciencia finita hay diferencia entre sujeto y objeto. Según trata solo de la diferenciación cualitativa entre lo subjetivo y lo
Schelling, solo mediante la identificación entre subjetividad y
objetividad podemos finalmente superar la disputa entre idea-
lismo y realismo.
Schelling identifica hi Identidad con la Razón: «Llamo ti) l.ti titiilii'ití tíe la ruptura
razón a la razón absoluta o a la tazón concebida como indife-
rencia total entre lo subjetivo y lo objetivo»1". La filosofía de la Las dificultades especulativas evidentes que surgen d e
indiferencia es el saber acerca del Absoluto, que se funda so- la afirmación de la identidad absoluta, p o r un lado, y la di-
bre la intuiáón del mismo. En cuanto saber originario, esta fi- ferencia cualitativa por curo, llevan a Srhellúi|< a plantearse
losofía es Saber absoluta ittí Abwhilu: condición de posibilidad nuevamente las relaciones entre infinito y finito. La acentua-
d e cualquier conocimiento ulterior. Como hacen notar con ción de la identidad lia hecho casi imposible explicar el paso
acierto G. Reale y D. Antiseri, «es evidente que nos encontra- de u n infinito c o n c e b i d o c o m o indiferencia absoluta a un
mos Trente a un pensamiento en el que Fichte y Spinoza han m u n d o poblado de cosas imitas, determinadas y múltiples. La
sido sintetizados en u n a forma de esplritualismo panteísta (o búsqueda de una salida a este problema convertirá su pan-
panteísmo espiritualista] radical. Todo es Razón, y la razón es teísmo romántico-naturalista en una especie de dualismo
giióslico.
Si la i >n lo es t o d o , fuera de esta Uní-totalidad En efecto, a medida que maduran sus ideas, Schelling
r nada. Por lo tanto, el m u n d o no existe per subraya con mayor fuerza el carácter trascendente y divino del
r n a m e n t e es en el seno de la Identidad. En Absoluto. Sin embargo, la Divinidad no es un acto puro, abs-
el sentido et; le ha sido antes definida, la razón es saber, v tracto, impersonal, como lo ve Fichte. Para Schelling, el Abso-
luto-Dios es persona y vida infinitas. Dios es devenir histórico.
111
W, ScilH.nvii, líiiiJrlhiif; mtn¡f\ SvwVu» I.'.I l'kiimu/rlite. cu Siln Dios no solo es Razón o /.MJIIí. sino también Impulso irracional
Wrrltt, ed. M. SdniVicr. Muiiitli l'.W, W [II, p. 10.
e instinto egoísta. La unidad dialéctica de los opuestos que an-
" O . RKM.I-O. A N T I S ™ , II pfiaimí IUritlrulabdntlr origini ati ogp
JII.LaScuola, llrcscial98'J",p.5« tes coronaba la actividad del Absoluto, viven a h o r a en Dios

57
como fuerzas en continua ludia. Dios es el Bien, pero también autor revelación de Dios, en tres fases, muy similares a las de
el Mal. Joaquín de fr'iore: un primer periodo pe trino, donde subraya
Tomando algunas ideas de Tintino v sobre todo de la importancia de los conceptos de lev v autoridad, un periodo
Bóhme, habla de la creación como r u p t u r a o como salto: paulino, iniciado con la reforma protéstame, donde pone de
«No hay transición continua de lo Absoluto a lo real; el origen relieve la importancia de la libertad como ideal en Dios, y un
del m u n d o sensible solo es pensable como una completa tercer periodo, ¡ciánico, ipie correspondí- al Espíritu Santo, el
ruptura de lo absoluto por medio de un sallo»1-. En el mundo del amor divino, síntesis superior de los dos periodos prece-
existe el yo finito, q u e se constituve mediante una especie dentes.
de unidad con la razón infinita, El alejamiento del m u n d o En esta última etapa de su pensamiento, v t o m o fruto
de lo Absoluto, que Schelling explica por medio de una caída de su nueva concepción del Absoluto, Schelling distingue en-
cósmica, puede retornar a su origen absoluto a través del es- tre filosofía negativa, donde se descubre el Absoluto como esen-
píritu h u m a n o : «I.a historia es una epopeya en la m e n t e cia suprema, que no está en condiciones de explicar el mundo
de Dios, Sus palles principales son dos: la ¡(limera es la des- existente, y la fiiúsiij'úi pmjtivn. que concibe el absoluto como
cripción de la salida de la humanidad de su centro hasta alcan- Ser personal, que, en cuanto señor del ser explica el mundo
zar el máximo grado de alejamiento del mismo. En la segunda real. Schelling, de una lumia MUí más clara que Fiehíe, supe-
parle se describe el retorno. La primera parte de la historia es raba su idealismo objclivista inicial para llegar a una metafísica
la Iliada y, la segunda, la ()<lisea. El movimiento en la primera fundada en la afirmación de un Ser trascendente que da razón
parle es centrifugo, en la secunda ci-niiípcto» l:1 . Con esta bella del mundo. Sin embargo, el Dios de Schelling tiene más que
imagen Schelling intenta describir la trama de la historia de la ver con el Uno de Plolino que con el Dios creador y redentor
humanidad: el hombre, con su egoísmo se aleja de su origen de la revelación cristiana.
divino, y por medio de la libertad deiie regresar a él. La alter- C o m o filósofo negativo, Schelling es u n puente de
nativa moral radica en la orientación o alejamiento del hom- unión entre Fiedle y Hegel; en cuanto filósofo positivo, Sche-
bre respecto al Absoluto. lling preanuncia algunas de las críticas de Kierkegaard al sis-
tema hegeliano. Tero la falta de sistcmalicidacl de sus ideas, el
uso de imágenes poéticas y su actitud romántica impidieron
rí l.ii ¡ilmnjia .Ir Iti ¡rligitiii que Schelling creara una escuela filosófica. De todas maneras,
ejercitará un vasto influjo en los círculos román lieos de Eu-
I.a filosofía de la religión, que Schelling desarrolla una ropa central y oriental 1 ',
vez superada la filosofía de la identidad, se ocupa del estudio
de la mitología v de la revelación. (ameibe la historia del rris-
- s u p r e m a religión histórica, donde la mitología in-
te llega a ser consciente- como au;\ evolución de la • (.irm l'it>vesaria .nHov.i H julluju ij U t - cu\u l;i ¡ilcwofú de la nainra-
i( lnlliiif ITI RLIMLI cu l(is ;ir"ms ISI'iO til. Se ir;it;i .-ii ic al i f 1.1 rl ilc una
.le Schelling h e d í a ¡jur J["H lunadns. que cumplía la [une
.. l'iúlMuphh- muí liiüpnií. iii SiMlii.-^ H ¡ * . TV. |i. 2R. emre filosofía y re1 "
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lMVV Sillín i¡ii /.,;:.(;,•;/, ¡ii,.;,,,•:,
lo llakinin IWÜ. [)[.>. Sí-Sil
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4. G. W. H. Hegel: el idealismo absoluto 1801 lo vemos como Emialdu-snt en Jena, donde escrihe Dife-
rencias entre los sistemas de Eichte > Stheltiug. 18().r> lite el año de su
a) Vida y obras nombramiento como profesor extraordinario en la universi-
dad de esa ciudad, en donde publicará dos años más tarde su
Georg Wilhelm Fricdrirh Hegel nace en Stuttgart el 27 de obra maestra: I.a heinimeiintugía drt Espíritu. I.a conquista de
agosto de 1770, el mismo año que el poeta Friedricli Hólderlín. Jena por las Hopas napoleónicas en ese año significará para él
Su padre era funcionario publico. Durante <•] bachilléralo en su la pérdida de su patrimonio y la clausura de la universidad. Es-
ciudad natal recibió una sólida formación clásica, lanío griega las circunstancias lo obligarán a suspender la actividad acadé-
como latina: en modo especial, la lectura de Antífona de Sófocles mica y a buscar u n nuevo trabajo. Durante un año dirige en
y de oíros clásicos de la literatura helénica dejó en él una pro- Bamherg (naviera) el periódico local. Un a ñ o después, en
fonda huella, que influirá decisivamente en su pensamiento. 1808, fue n o m b r a d o rector del Gymnasium d e Nuremberg.
En 1788 se trasladó a Tubiuga pava emprender los estu- Este puesto le dio un cierto desahogo económico. En esa ciu-
dios teológicos. Allí trabó amistad con Schelling y ron llólder- dad contrajo matrimonio con María yon Tucher, pertene-
lin: el primero, cinco anos más joven y de inteligencia más pre- ciente a una familia inlluyenle de liaviera, con la que tuvo dos
coz, será uno de sus principales confidentes filosóficos durante hijos: Karl y Emmanuel. También allí, en 1812 y 181b, dio a la
los primeros años de especulación: el secundo consolidara en él lu/ pública los dos volúmenes de su Ciencia ile la Lógica.
la admiración por la (¡recia clásica. Durante sus años de estudio La publicación de esta obra procuró a Hegel, que era ya
en el seminario luterano de Tubinga, lee a Rousseau y se entu- muy conocido en los amliieni.es intelectuales alemanes, ofertas
siasma con la Revolución Francesa: llegará a plantar con sus de las universidades de Erlangeti, llcidclbcrg y ¡lerlín. Aceptó
amigos KM árbol de la libertad en las afueras de l'uhiiiEía. v i .ida la de Heidelberg. Allí publica en 1817 la Enciclopedia de las cien-
ano celebrará el aniversario de la Revolución. En el certificado cias /ilosófícas. Sin embargo, al año siguienie se trasladó a Ber-
de estudios se puede leerla siguiente valoración académica: poco lín, donde será rector en los años 1829-1830, ocupando la cáte-
iifitn para la filosofía. dra de filosofía hasta su muerte, ocurrida el 14 de noviembre
Después de recibir el título de doctor en teología en de 1831. Aunque dictó numerosos cursos que serán editados a
1793, concluyó sus estudios universitarios. Desde ese año hasta título postumo, romo por ejemplo, las Lemanes sobre la filosofía
1791) trabajó como preceptor familiar en Berna. De allí se tras- de la historia universal. Lecciones subir tu. jilosnfía del arte, {señorita
ladó a Erankiurt, donde se dedicó a la misma actividad hasta saine la fdnsiifía de la religión v Lecriiine\ subir la luslcnia de la filoso-
1799. Durante este periodo elabora algunos escritos que serán fía, en sus años berlineses publicó únicamente una obra, las Lí-
publicados postumos en 1007. con el título Escritos teológicos ju- neas fundamentales t/e la filosnfia del dererhii (W21).
veniles. En ellos va se advierte el lema de su filosofía: el Abso-
luto y sus relaciones con los seres Finitos.
En 1799, gracias al pequeño patrimonio qvie recibió en bi De la leolagia a la filosofía
herencia después de la muerte de su padre, deja la profesión
de preceptor privado y se dedica a! estudio de la filosofía, con Hegel, del mismo modo que Firhte y .Schelling. i,
la intención de probar fortuna en la carrera universitaria. En andadura intelectual en el campo de la teología. En ui

(>(i
/, i„f;i.,s,,fí,r, . El «lealisi,», niemún

senlido, Hegel nunca abandont'


" "•;•"•"" s originario por los especulación hegeliana: la relación entre finito e infinito. Su
temas teológicos. Más aún, estos p e r m a i i siempre opinión acerca de la religiosidad helénica no ha variado, pero
romo telón de l a n d o y fuente de inspiración de si is inwsliga- ahora Hegel atribuye a la reunión judia los defectos que antes
c ion es lilosólicas posteriores. achacaba al cristianismo: la positividad u objetividad, El Dios
En el primer escrito hegelía hebreo es un dios autoritario, ajeno a la vida del hombre. Para
años I "9:1-1, publicado con el título Fragmentos a rtV ¡ii i-'Ví- el filósofo de Stuttgart, la concepción judía de la divinidad en-
giún papular y ni rristiiiiihniii. se manifiesta una concepción de la traña una comprensión errada de la infinitud, pues Yahweh se
cultura y religión griegas, asi t o m o del cristianismo, acorde encuentra fuera de la vida de los seres finitos, en el «más allá».
con la formación iuteleclualisia recibida en el seminario lute- Pero el Dios verdadero es amor. Quien ama, se u n e con el
rano de fubinga. Hegel presenta allí una imagen idealizada Amor, El amor es la divinidad. Por lo tanto, el modo de pasar
de la religiosidad del m u n d o helénico, que compara con el de lo finito al infinito es a través del amor. Ea religión en este
cristianismo de la Ilustración europea. Para nuestro filósofo, la proceso desempeña el papel de fuerza que logra la síntesis en-
religión de la Grecia clásica es el paradigma de la Voüisrdigion tre finilud e infinitud.
(religión popular): una religiosidad seiiliment.il, subjetiva, ra- El cristianismo, gracias a su doctrina de la Encarnación,
dicada en el corazón del pueblo. En cambio, el cristianismo re- logra superar la escisión entre Dios y el hombre que laceraba
presenta una concepción inteleclualista, objetiva, de la reli- la religiosidad judía, y que provoca lo que Hegel llama
gión. A las ceremonias llenas de alegría y vitalidad de la -conciencia infeliz». Al interiorizarse en el hombre a través de
religión griega, contrapone las ceremonias de la cristiandad Cristo, el Dios hecho hombre, la ley mosaica se convierte en
decadente de su época: rituales tristes y alejados de la vida. una ética del amor. En esla interpretación del paso de la reli-
Durante los años de su actividad como preceptor en giosidad popular griega al cristianismo a través de la experien-
Berna también escribe una Vida dejesús (1795). En esta obra cia religiosa del pueblo judío, se vislumbran ya los tres mo-
Hegel presenta un Jesús predicador humano de la moral kan- mentos que c o m p o n d r á n el esquema fundamental de la
tiana, despojada de todo contenido sobrenatural, e identifica dialéctica hegeliana.
el mensaje de salvación del Kvangelio con una pura doctrina Como veremos en el próximo apartado, en la medida en
moral basada en la razón. Cristo se: presenta como divino solo que Hegel desarrolla su sistema, la filosofía llevará adelante la
para convencer a los judíos. Después de la muerte de Jesús, los tarea que había confiado primero a la religión: la disolución
apóstoles positivi/arán el cristianismo, y la imposición de dog- de lo finito en el Infinito. Sin embargo, el primado de la filoso-
mas ahogará la libertad espiritual que el Maestro había pre- fía respecto a la religión no implicará en Hegel un desprecio
dicado. por el pensamiento religioso: el filósofo alemán critícalos ata-
Sin embargo, esta primera visión de Cristo cambió a me- ques que la Ilustración, desde una posición racionalista, diri-
dida que maduraba su pensamiento. A partir de 1799, con su gió contra la fe, perdiendo así la posibilidad de llegar al abso-
escrito El espíritu del rristianisnuí y su destino, considera a Jesús luto. Por otra parte, considera que Jacob i. k a n l y Fichte, en un
como predicador del amor, participación privilegiada de la intento de recuperar el absoluto, no tuvieron suficiente con-
vida divina, s u p e r a n d o d e esta m a n e r a la perspectiva m o r a l fianza en la razón, e hicieron d e lo infinito campo exclusivo
kantiana. En estas páginas reaparece el problema central de la o y de la fe subjetiva. Pero Dios no está fuera del

•vi
:,:f/„,„,,„:
/ /,..• ''"!-•'""•• enigma. Ni la filosofía kantiana, ni los poden
alcance de la razón, poique para I legel, se trata de compren-
d e d o a través de Lo m u n d a n o , de encontrar lo infinito y eterno Fichte y de Schelling han logrado salvar en m o d o satisfactorio
en lo finito y temporal. Y para barrí' esto, acude a un modelo el abismo que separa linilud e infinitud en dos mundos distin-
teológico fundamental: el de la Encamación.
En efecto, a partir de .sus años de l-'raiikfnrt., Hegel ad- Kant no logia resolver los problemas de la filosofía por-
quiere tina visión crislorcntriea que no abandonará en la ma- que al negar cualquier valor cognoscitivo a la razón, se ha que-
durez rlc su pensamiento. En Jesucristo lo infinito se hace fi- dado a mitad de camino. Por el contrario, Hegel considera
nito, lo e t e r n o temporal. El Absolulo sale de sí mismo para que la reflexión filosófica tiene que utilizar como instrumento
t u car naise; Dios se anonada, pero después resiicila y vuelve a principal la razón (Veniunfl) y no el intelecto (Versiand), ya que
la gloria. El dogma de la Encarnación sirve a Hegel de modelo el conocimiento conceptual v abstracto de este último tiende a
para explicar las relaciones e n t r e lo finito y lo infinito; de- p e r p e t u a r la oposición entre lo universal y lo particular. En
jando de lado el contenido histórico concreto de la Segunda cambio, el conocimiento especulativo de la razón unifica y su-
Persona de la Santísima Trinidad hecha hombre, para nuestro pera todas las escisiones. Como veremos más adelante, esta
filósofo Dios está continua me n le e n c a r n á n d o s e , a n o n a d á n - idea constituirá el núcleo de la dialéctica hegcliana.
dose y elevándose en la historia del mundo. El paso de lo infi- Por otra parte, en abierta polémica con Fichte, Hegel
nito por lo finito constituye la auténtica encarnación de Dios. afirma la radical insuficiencia del principio de identidad A = A
como expresión de la esencia del Absoluto y. por consiguiente,
c o m o p u n t o de parlida de la filosofía, pues tal principio
c) La fine d ile ln /ilmofi/i afirma la identidad, prescindiendo de toda diferencia. Tam-
poco es posible fundamental un sistema de pensamiento so-
En los primeros años tle su actividad docente e n j e n a . bre el principio de contradicción A * A o bien A = B, ya que,
Hegel coloca el problema de la oposición radical e n t r e lo en cuanto tal, apunta ú n i c a m e n t e al concepto «diferencia».
finito y lo infinito, de la escisión existente entre el sujeto y su En la interpretación hegcliana del .sistema fichtiano, la contra-
objeto, entre lo particular y lo universal, en el centro de la es- posición entre Yo y no-Yo es irresoluble. Identidad y dilérencia
peculación filosófica. La solución de esta contradicción funda- se enfrentan sin posibilidad de conciliación. Para Hegel, en
mental es el motor q u r ha llevado al hombre a filosofar. Como cambio, la verdad acerca del Absoluto se encuentra en la sínte-
expresa sintéticamente en su ensayo Oifrrmrían mire las sistemas sis de estos dos principios, en la unidad de la identidad y la di-
deFicktey Srhdling (1801), 4 a escisión es la fuente de la necesi- ferencia 1 ". Por lo tanto, la finalidad del pensamiento filosófico
dad de la filosofía»11'. Pero, a pesar de los más de dos mil años
de especulación filosófica, le parecen insuficientes las respues-
tas que los pensadores que lo lian precedido lian riado a este

l!i(lj[¡ [Lr raiia UViniíio tuusig'


a al otro. F.. IíFHTI - F. VOLVí, .S
;I, Kom;l-Baril991,p.Sa.
H i s l l t i l ; • ! • • i i l p l ' - s i i j i i ! , V ; í ; ; , • : , : • , : , : • , ; ; . . - :

ir la síntesis entre finito e infinito, es decir, conce- subjetividad autocon.scienle. Hegel se lia propuesto recuperar
bir el Absoluto no c o m o algo trascendente p o r encima del la dimensión metafísica del ser.
m u n d o finito, sino como inmanencia de la infinitud en lo fi- La definición suprema del Absoluto es decir que es espí-
nito, y de la finitud en lo infinito. No se trata de negar la reali- ritu. «Que la sustancia es esencialmente sujeto se expresa di-
dad de una cosa o de la otra, sino de encontrar su integración, ciendo que lo absoluto es espíritu» 1 ". Hegel concibe al Abso-
ya que para Hegel la verdad es la totalidad. luto como sujeto sustancial v reflexivo. Al decir que es espíritu
Hegel parte de la constatación del hecho de que finito e se sintetiza el en-jídel ser sustancial y el /wra-u'de la reflexión
infinito son conceptos relativos, es decir, de .su intrínseca in- que caracteriza al ser del sujeto. El espíritu no es la Uni-totali-
terdependencia. Entendemos qué puede significar la finitud dad schellinguiana en cuyo seno reina la indislineión y la indi-
solo frente a la idea de infinito, v viceversa, es posible vislum- ferencia. El Absoluto no es substancia en e! sentido de un ser
brar la infinitud únicamente en relación con lo finito. El Abso- más o menos estático, sino que e.s actividad, i
luto no es una realidad impenetrable que e\isle detrás de sus unum alqitn ídem que sin embargo se plasma
manifestaciones: coincide dialécticamente con su manifesta- en figuras siempre dislimas. Para aprehender la vida del Abso-
ción, es su manilesiaeión. i'l desarrollo de esta idea lo alejará luto, la filosofía especulativa, debe entender que no existen co-
de la filosofía de la identidad que Schelling desarrollaba por sas aisladas, finitos determinados. Todos los finitos están rela-
aquellos años. Lo finito es un m o m e n t o de la vida de lo infi- cionados e n d e sí, pues forman parle, son m o m e n t o s del
nito: el infinito es un Absoluto lleno, no i ti diferenciado como proceso del devenir del Absoluto. El espíritu es la unidad que
el de Schelling, cuvo Absoluto-Identidad se parece -según la se constituye en la multiplicidad. (iada momento del Absoluto
conocida expresión de I iegel en el pielacio de la Fenomenología es necesario, porque la vida del Absoluto reside en la sucesión
del Espíritu- a «la noche donde iodos los galos son pardos». de todos y cada uno de ellos.
Para describir esta característica esencial del espíritu,
Hegel utiliza en la Fenomenología la imagen del ciclo vital de
(/) El absoluto t ¡ti dialéctica una planta: «el capullo desaparece en la floración, y se podría
decir que la floración confuía al primero; de un modo similar,
El Absoluto hegeliano es a la vez sujeto y sustancia, «El con la aparición del fruto, la flor se declara c o m o una falsa
proyecto de Hegel -escribe C o l o i n e r - es el más audaz de la existencia de la planta, y el fruto se pone en el lugar de la flor
historia (le la tiloso! ia: superar, rernnnliaiidola.s. las dn.s etapa. como su verdad. Tales formas no solo se distinguen, sino que
del pensamiento occidental, la (ilosolia del ser y la del sujeto. (...) son r e c í p r o c a m e n t e incompatibles. P e r o , al mismo
Hegel piensa COL: Fien te y .Schelling que la filosofía ha de par- tiempo, su naturaleza fluida las hace momentos de la unidad
tir de lo absoluto. Pero, a diferencia de sus dos predecesores, orgánica, en la cual ellas no solo no se rechazan, sino que p o r
concibe lo absoluto como sujeto subsistente, es decir, como un el contrario son necesarias igualmente, y esta igual necesidad
sujeto que incluye en su desarrollo dialéctico inda la riqueza constituye ahora la vida del entero» 1 ". E n t e n d e r la realidad
de la substancia» 1 '. Manteniendo el principio m o d e r n o de la

1'E.COU>\íVR./-:í/™¡™ i..n.p. 175.


11,<I ,,l,l„fil,,,„f,„. /;./ ¡,i

como si fuera un conjunto de culos atomizados, i n de pendien- der la famosa fra.se de las l.íiims fwmhimfnlales de la filosofía del
tes y aislados entre si es una abstracción que nos aleja de la derecho: «todo lo racional es real, y todo lo real es racional».
realidad. La semilla, la flor, el fruto, aislados del desarrollo bio- Porque el Ahsoluto y la razón se identifican en la dialéctica:
lógico de la planta, de la tierra, del sol, no existen. Más aún, la pues el despliegue de la vida del Absoluto seguirá siempre una
vida de la planta es la sucesión de lodos estos momentos. pauta racional. O, si se miran las cosas desde la perspectiva
Hegel poslula la realidad como un proceso dialéctico, en contraria, el pensamiento signe necesariamente las reglas del
donde los momentos aislados son incorporados en una síntesis movimiento de anloriellexión del Kspíriiu Absoluto. La suce-
que integra las oposiciones. La vida del AhsoUno posee un ritmo sión dialéclica «ser en sí», «ser olio» y «ser en sí y para sí» que
triádico. El movimiciilo propio del espíritu es un proceso de re- ritma la vida del Absoluto es también la ley suprema del pensa-
flexión en sí misino, compuesto de tres momentos o "lados»
que se suceden continuamente sin repetirse. Hegel llama al pri- Aunque normalmente se suele llamar Inis, ¡i>ititt>shv sín-
mer momento «ser en si», al cual sobreviene un segundo mo- tesis A los tres momentos de la tríada dialéctica hegeliana, la
mento denominado «fuera de si- o «ser otro». VA eiclo se cierra, terminología que 1 Iegel usa en sus obras para designar los tres
ron el «retorno en sí» o el -ser en sí y para sí», pero solo para co- «lados» del pensamiento es más compleja y descriptiva. Hegel
menzar nuevamente. El tercer «lado» es el momento de la sínte- denomina al primer momento «lado abstracto o intelectivo»,
sis superadora. en la cual el Absoluto alcanza la idenlidad-cn-la- al segundo -lado dialéctico o negativamente racional» y al ter-
diferencia de los dos momentos anteriores. Sin embargo, este cero «lado especulativo o positivamente racional». El primer
momento constituye, a un nivel superior, un nuevo -ser en sí», momento es fruto de la actividad del inleleclo (Verstand), en
al que se deberá oponer necesariamente un nuevo «ser otro». cambio, el segundo y el tercero son manifestaciones de la ra-
Como se puede ver, se trata de una eiiriilaridad sui generis: el Ab- zé>n (Vernunjl).
soluto no torna ¡amas al estado originario, pero en cada nueva Todo proceso cognoscitivo se inicia con la labor del inte-
síntesis se encuentran las síntesis anteriores mantenidas, supera- lecto. El inielecto es la potencia del pensamiento que abstrae
das en su negación y sublimadas en un nivel superior. conceptos universales a partir de la experiencia de lo particu-
De ahí que la mutabilidad del espíritu no es para el filó- lar y concreto; deline conceptos universales, distinguiéndolos
sofo de Stuttgart un simple sucederse aleatorio o caótico de entre sí y oponiendo unos a otros. Esta primera actividad del
formas contradictorias, sino que esta posee eil si misma la ra- pensamiento es indispensable, pues sin ella cualquier conoci-
cionalidad del pensamiento. El Absoluto es razón (Vernunft) miento es imposible. Sin embargo, el intelecto, tal y como He-
que se conoce a sí misma. La vida del espíritu es u n proceso gel lo concibe, no puede superar la contraposición entre los
continuo y necesario de anlorrealización, que culmina en la universales que ha abstraído y los objetos singulares de la ex-
total toma de conciencia de sí mismo por parle del Absoluto. periencia sensible, porque es incapaz de aferrar unos y otros
El saber que el espíritu tiene de sí mismo en cuanto Absoluto desde la perspectiva de la totalidad. Por consiguiente, el cono-
es la máxima expresión de la racionalidad, es la verdad misma. cimiento de la realidad que el «lado abstracto o intelectivo» de
Si el Absoluto es la totalidad, y la totalidad es espíritu que se la dialéctíca proporciona es incompleto y, por lo tanto, inade-
conoce a sí mismo, entonces realidad y racionalidad son solo cuado para la reflexión filosófica. Ls necesario ir más allá del
dos caras de la misma moneda. En este sentido hay que eiilen- «ser en sí» que la intelección del universal nos proporciona.

68
WÍ/„Ww ,

Kl segundo paso de la rellexión 1" da la rwón, cuya activi- El tercer momento dialéctico o negación de la negación
dad discurre en un nivel más alto, capa/, de aprehender la cone- implica algo más que la remoción de la oposición originaria,
xión viva del todo con las panes que ln componen. Universal y pues se trata de la rcafumación de la tesis a través de la nega-
particular, finito e infinito, uno y múltiple, en cuanto abstraccio- ción de la antítesis. No se ha vuelto simplemente al estado pri-
nes del inleleeln, son conceptos que se oponen en modo abw- mitivo, sino que la tesis ha sido recuperada en un nivel más
liilo. Sin embarco, tal oposición se rrtativiza si se la contempla alto: el -ser en sí y pata sí». Podríamos decir que tesis y antíte-
desde el punto de vista de la razón. En efecto, la razón descubre sis viven una nueva vida en el seno de la sin tesis. Así, por ejem-
que no es posible definir indepcndicnlemenle uno de los térmi- plo, las distintas etapas de la vida perviven en el ser viviente: la
nos de una pareja de opuestos, pues su significado reside pro- semilla y la planta se encuentran de algún modo presentes en
piamente en la relación mescindil.ile que lo une al otro. Así, por el fruto, o las experiencias de la infancia y de la edad adulta
ejemplo, el concepto «uno» es indefinible si no se acude inme- «viven» en el h o m b r e que va las ha rebasado. Para expresar
diatamente al concepto «múltiple», y viceversa. Y lu mismo esta síntesis que supera los opuestos conservándolos en sí. He-
puede decirse de olías parejas de opuestos, como finito e infi- ge] utiliza en modo técnico el verbo alemán aufheben. Así, a tra-
nito, igual y desigual, semejante y desemejante, etc. Un término vés de la superación propia de la síntesis (Aujkebung), pode-
llama necesariamente a su contrario en tal modo, que Hegel no mos seguir la vida del Absoluto, e introducirnos en su
profundidad: ser, para Hegcl, es devenir, y como decía Herá-
•fuera de sí», ahora es «otro». Para el intelecto (Kraland),AyB clito, la guerra es el padre de iodo, es decir, a través de la oposi-
son opuestos; para la ra/ón (Vnmnji) A pasa a ser B, y B, A. ción de tesis y antítesis se llega al momento sintético, que pro-
Kl «lado dialéctico o negativamente racional» no es una ducirá otra oposición, la cual será .superada ulteriormente en
característica exclusiva del pensanueiiio, sino que es propio de un necesario y continuo proceso dialéctico.
la vida del Absoluto en cuanto totalidad. Hegel utiliza varios De lo afirmado acerca de la estructura dialéctica de la
ejemplos para ilustrar este hecho: la semilla tiene que morir realidad se desprende que la verdad no reside en una adecua-
como tal para germinar como planta; el capullo tiene que de- ción del entendimiento a la realidad, pues como hemos visto
saparecer para que la flor exisla. De la misma manera, al con- realidad y pensamiento son dos aspectos distintos del Abso-
vertirse el niño en adulto, la infancia se niega a si misma tor- luto. Más bien, la verdad se identifica con el entero proceso de
nándose en su opuesto; la edad adulta. Según nuestro filósofo, afirmarión-negación-negación de la negación (síntesis snpera-
hasta este punto se había aventurado la tradición filosófica clá- dora): «es el proceso el que crea en su transcurso sus propios
sica, expresando estas ideas en modos diversos, pero sin sacar momentos y pasa a través de todos; y la totalidad de este movi-
todas las consecuencias que de ello se derivan. Cuando se trata miento constituye su contenido positivo y su verdad--11. Para la
de conocer la vida misma del Absoluto, hay que llegar hasta el lógica de la razón (Vemiinfi), la cópula que une el sujeto a los
Tondo, coronando el proceso dialéctico con la síntesis que su- predicados de una proposición expresa el movimiento dialéc-
pera definitivamente la oposición originaria. Hegel reclama tico de las partes que la componen: lo que al inicio era sujeto
para sí el descubrimiento de este paso, el -lado especulativo o n predicado v \ i reversa, superando la diferencia
positivamente racional" de la dialéctica, qtie los sistemas filosó-
ficos de Fichte v Schelling habían logrado solamente e¡ ;
" Jb's!--/}/. [i. 4 4 .

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inicial. Quizá se entiende mejor la famosa frase del filósofo de .soluto: el momento de la inmediatez, es decir la Idea en su ser
Slullgart «lodo lo que es real es racional, lodo lo que es racio- en sí, que deberá ser estudiada por la logrea; el momento de la
nal es real- si sustituimos ei «es» que une sujeto y predicado negación o extrañación de la idea («ser otro») o sea la Natura-
con «se torna en»: "todo lo que es real se torna en racional, leza, que será el campo de estudio de la filmujía ¡le Ui naturaleza;
todo lo que es racional se ¡orna en real». y finalmente el momento del espíritu, en el cual se verifica la
A pesar del optimismo de su creador, la síntesis hege- mediación reali/.ada, o sea el retorno a sí en la autoconciencia
liatia de la filosofía del ser y la filosofía del sujeto de la Moder- («ser en sí y para sí"). Este último momento del desarrollo riel
nidad comporta una grave pérdida: la desaparición de la tras- Absoluto será el objeto de estudio de la [iltisnfia del espíritu.
cendencia ontológica del horizonte meiafísico. El Absoluto Esta primera división tripartita admite ulteriores tríadas:
hegeliano no es el Ser Infinito tra.sccndcnle separado de lo fi- la lógica se divide en la lógica del ser, de la esencia y del con-
nito, sino que es el devenir mismo de la entera realidad. De cepto; la filosofía di: la naturaleza en mecánica, física y biolo-
esta manera, Hegcl ha cancelado d e un solo golpe la distin- gía; la filosofía del espíritu en espíritu subjetivo, objetivo y ab-
ción ontológica entre Dios y el mundo sobre la que se tunda-
menta la filosofía cristiana. Hegel parece afirmar u n panen-
leísmo: todo es en Dios, pero u n Dios, repitámoslo, que no se

/' '•" V'v"


distingue del lodo, que evoluciona en el devenir mismo de la
historia, entendida como sistema que se perfecciona dialécti-
camente en un progreso ininterrumpido hacia la lihertad ab- Hegel inicia su sistema con la lógica, a la que dedicó un
soluta. Si añadimos que la autoconciencia absoluta se alcanza a tratado completo en 181Ü-UÍ: I .a Ciencia déla l.agirá. También
través del espíritu humano, como explicaremos mas adelante, dedicará la primera p a n e rie la Kuiiihliedui de las ciencias filosó-
el panenteísmo puede transformarse en una antropología ra- ficas a esta disciplina.
dical. Estas temáticas han abierto un debate bisecular, y sería La lógica es la parle de la filosofía que se encarga de ex-
ilusorio en estas páginas dar una respuesta convincente sobre poner la esencia del Absoluto en si misma. En la tradición filo-
el carácter último del teísmo hegeliano. Lo que sí se p u e d e sófica clásica, esta tarea era propia de la metafísica, pero dado
afirmar es que Dios, el mundo y el hombre están involucrados que lodo lo racional es real, y todo lo real, racional, se en-
en una misma y única realidad, no estática sino dinámica, que tiende que para Hegel metalísica y lógica sean la misma cosa.
tiende hacia la autoconciencia universal. "La lógica -escribe Hegel- debe entenderse como el sistema
de la razón pura, como el reino riel pensamiento puro. Este
reino es la verdad, tal como, sin velos, es en si y para sí. Podría-
e)Etsi mos decir que este contenido es la representación de Dios, tal
como es en su esencia eterna antes de la creación de la natura-
Una vez descritos en sus características fundamentales el leza y del espíritu finito»-1. La frase no nos debe engañar: se
Absoluto y la dialéctica, estamos en condiciones de presental-
las distintas partes del sistema hegeliano. Hcgel aplica la dia-
léctica para describir los tres momentos del despliegue del Al> " Irlrm. H m . ii«l! nfi ,;,-. lJI¡:,k.\.
Muí,;, alen

trata más que nada de UH;I definición pedagógica, utilizando misma es la dialéctica, la cual separa y distingue e
el lenguaje represenlalivo religioso. En el sistema hegeliano lo idéntico consigo mismo de lo diferente, lo subjetivo de lo
no cabe hablar de un Dios «antes de la creación», pues han objetivo, lo infinito de lo finito, el alma del cuerpo y solo así es
sido superadas las dualidades en aras de un monismo dialéc- creación eterna, vitalidad eterna, espíritu eterno» 2 2 . La idea,
tico universal, dirá Ilegel utilizando una célebre expresión aristotélica, es el
Hegel analiza las (-alegorías del pensamiento h u m a n o pensamiento que se piensa a sí mismo, es decir. Dios, Pero n o
antes de sn uso concreto. Tales (-alegorías son, como en Kant, el Dios cristiano trascendente, va que el Absoluto hegeliano es
categorías puras del pensamiento, pero también son, como en el proceso de su propio devenir. Nos encontramos ante una
Aristóteles, categorías melafísiras: es presan a la vez morios de concepción del todo como a ti tocón ciencia alcanzada en el
pensar y de ser, 1.a estructura de la lógica es triádica. Nuestro proceso dialéctico universal.
autor inicia con el análisis del pensamiento en su inmediatez,
que es la doctrina del ser o del concepto en sí. Prosigue con el
análisis del pensamiento en su reflexión y mediación, o doc- üi La ¡itvsofía déla naturaleza
trina de la esencia. Termina con el pensamiento que retorna a
sí mismo: el concepto en sí y para sí. Llegamos así a la segunda parle del sistema, la filosofía
La primera pane, o sea la doctrina del ser, se inicia con de la naturaleza, a la que dedica la segunda sección de la Enri-
el ser puro: el concepto de ser puro (reines Sein) es indetermi- dupedia de las emitías jilimifieas. Allí Hegel escribe que la idea
nado: lleva al no-ser, a la nada. La mente pasa del ser al no-ser, (objeto d e la lógica d e los conceptos) decide, como manifesta-
y del no-ser al ser: sn verdad es, por lo tan ción de su liben.id absoluta, abandonar su particularidad y sa-
es decir, el devenir Pero el mismo devenir dehe si lir lucra de sí como naturaleza. Parece lógico pensar que en
con las determinaciones del ser iilií, puesto que set v nada son este párrafo, como en muchos otros, ulili/a un lenguaje pictó-
conceptos vacíos. I legel analiza en consecuencia algunas de es- rico, representativo, propio del pensamiento religioso ordina-
las determinaciones: cualidad, cantidad, medida. La doctrina rio: la decisión libre de la idea de salir de sí misma es análoga a
de la esencia, por sn parte, aborda el estudio de la reflexión so- la decisión del Dios judco-cristiano de crear un mundo.
bre el ser, que se manifiesta como iijiniirnnii. para llegar al aná- C o m o ya le había sucedido a Schelling, Hegel se en-
lisis de la categoría de la milirlnrl. como unidad inmediata de la cuentra con no pocas dificultades para explicar el mundo ma-
esencia y de la existencia o de lo interior y lo exterior. terial. Para Hegel, el momento de la naturaleza es necesario,
En la Última paite, dedicada al retorno del pensamiento pues si la idea absoluta no tuviera dentro de sí su negación o
a sí mismo o doctrina del concepto, después de analizar las no- alterídad, sería una mera abstracción. Así, puede afirmar que
ciones de subjetivo v objetivo. Ilcg a a | ; , ¡ih'n, el concepto en sí y «Dios se manifiesta como naturaleza y como espíritu. Estas dos
para sí, que es la i alegoría propia del espíritu attloconsciente. formaciones divinas son icniplos de Dios que él llena con su
En las etapas anteriores. Hegel muestra cómo la verdad de una presencia. Dios como una abstracción no es el Dios verdadero:
cosa se encuentra no en sí misma sino en su referencia dialéc-
tica a otra. En la úliiit'.a etapa, la de la itlea absoluta, se alcanza
la verdad como la loialidad del proceso dialéctico: "La idea
. Ei idealismo tdemán

"1""< o de poner su otro, el mundo, el cual, hombre, el único que «se eleva por encima de la individuali-
co ncebi do de forma divina, c u I lijo; y ame todo, en IE dad, de la sensación a la universalidad riel pensamiento, al co-
dad mil su oiro, en el Espíritu, i ¡s Dios sujeto»-'. La naturaleza nocimiento de sí mismo, de su subjetividad»^'. A través del
como extrañación del espíritu e: .;i para el proceso ilia- hombre y de su historia se manifiesta el Espíritu Absoluto.
léctico que finaliza teleologica La filosofía del espíritu está dividida a su vez en tres par-
tes: el espíritu subjetivo, el espíritu objetivo y el Espíritu Abso-
I .¡i lilosofia de la naturaleza luto. Hegel le dedica la tercera parle de la Enádafiedia <le las
y física orgánica (o biología). La primera concibe la naturaleza cienciasfilosóficas.También [rala distintos aspectos de la filoso-
como [Hatería inerte puramente exterior y aislada, la segunda fía del espíritu en sus Uncus /ii>idritiiriiia!r<. de la filosofía dd déte-
como individualidad natural determinarla, y la tercera como chayen los cursos de la Universidad de Berlín, dictados en los
organismo en la determinación de la subjetividad. Hegel ma- úhimos años de su vida.
nifesta en esta parle del sistema toda la carga de arbitrariedad /','/ espíritu subjetivo es el primer momento de la filosofía
y apriorísmo que en otros lugares pasaban más inadvertidas. del espíritu. Allí Hegel aborda el estudio del h o m b r e en
La filosofía de la naturaleza es el aspecto más endeble del sis- cuanto sujeto finito de carácter espiritual. Inicia con un análi-
tema: la dialéctica pretende explicarlo todo, desde el fenó- sis del alma, objeto de la antropología, prosigue con la
meno volcánico hasta la electricidad, dando a la filos-olía una conciencia, para terminar con la psicología. Muchas de las te-
función que tendria que haber dejado a las ciencias empíricas. máticas examinadas habían sido ya tratadas en la Fenomenología
dd Espíritu. De particular interés es la última parte, la psicolo-
gía, cuyo objeto es el espíritu. En su actividad teórica, el espí-
ti) ljtfili).mjmitdn//íiilu ritu culmina en el pensamiento; en su actividad práctica, con-
cibe la voluntad como r e l o m o a sí y p e r m a n e n c i a e n sí del
El último elemento ti'iádioi del -astriña hegehano es la pensamiento, La psicología culmina en la voluntad libre, en-
filosofía del espíritu. La idea absoluta, extrañada en la natura- tendida como síntesis de los momento* teórico y práctico del
leza, retorna a sí misma a través del espíritu del hombre y de la espíritu: un querer libre como inteligencia libre. La esencia
historia, para reencontrarse en el Espíritu Absoluto. En esta úl- del espíritu es la libertad. I-t noción de persona como ser espi-
tima fase de su pensamiento. 1 legel define el espíritu como «el ritual libre, según Hegel, es una aportación del cristianismo.
concepto realizado que es para sí, que se tiene a sí mismo por En la Antigüedad clásica hubo cienos atisbos de esta noción,
o b j e t o - " . La característica principal del espíritu es ahora la li- pero «esta idea llegó al inundo por obra del cristianismo, por
bertad, en el sentido de no depender de otro, es decir, de au- el cual el individuo r o m o tal tiene valor infinito, y siendo su
to rrefe rene íal i dad; e íntimamente ligada a la libertad está la objeto y fin el amor de Dios, está destinado a tener relación ab-
universalidad: la posibilidad del espíritu de manifestarse en soluta ron Dios como espíritu y hacer que este more en él; esto
una multiplicidad de particulares. El espíritu se realiza en el es, el hombre está destinado a la suma libertad» 86 .
La segunda parle de la filosofía del espíritu se ocupa riel trabajo y de clases sociales, es el estado externo, o sea el estado
espíritu objetivo, es decir el mundo de la cultura y de las institu- que prescinde de su carácter más esencial, esto es la unión sub-
ciones, de las «objetivaciones» riel espíritu h u m a n o . Del jetiva-objetiva del espíritu. Por eso, familia y sociedad civil son
mismo modo que el Absoluto se objetiva i-n la naturaleza, el es- conceptos unilaterales que se superan en el Estado.
píritu subjetivo se objetiva o expresa en la cultura, saliendo de Kl Kstarin v a v ti e fase d e la si
su estado de inmediatez. tanda ética; la snstminn riira tMUinmsárnte. Kl Eslaclo es la reali-
1 legel considera que la primera objciivación del espíritu zación de la voluntad racional cuando esta voluntad ha sido
subjetivo es el derecho. Kl sujeto individual consciente de su li- elevada hasta el nivel de la auioeout leticia universal. Es la ex-
bertad (la persona) debe expresar exlerioi mente su calidad presión más alia del espíritu objetivo.
de agente librt-, dándose uww esfera de libertad. Esto lo hace El Estado es ¡l paso de lYim por ti mundo, que identifícalos
apropiándose de las cosas materiales. I ,a personalidad confiere intereses individuales con los generales, universales. El Estado
la capacidad de poseer derechos como el de propiedad. Una realiza la libertad de los individuos, ya que la libertad es potcn-
persona llega a ser d u e ñ a de una cosa no solo mediante un cialmente universal y desea en cuanto tal el bien general. Pero
aclo de libertad, sino a través de la apropiación efectiva de la esto no significa necesariamente una concepción totalitaria
cosa. Pero el derecho también debe establecer las normas in- del Eslado: el Estado maduro debe asegurar el máximo desa-
tersubjelivas, y prevenir las posibles infracciones a dichas nor- rrollo de la libertad personal. Esto no impide, afirmar también
mas. Por eso Hegel completa su doctrina del derecho con un <¡ue los individuos deben convertir el objetivo universal del Es-
análisis del derecho contractual y penal. tado en su propio objetivo.
Del estudio del derecho llcgel pasa al estudio de la mo-
ral, que es el acceso hacia la laicidad (Sinlirlikeil); el paso se
cumple plenamente en la sustnntia éliru. es decir en el Estado. i) t.n ptimfia de la historia
La sustancia ética es la síntesis d e la subjetividad y la objetivi-
dad: los espíritus finitos se superan a si mismos a través de los La doctrina hegeliana del Ksiado eslá muy ligada a su fi-
diversos m o m e n t o s de la vida social. Para Hegel, la familia losofía de la historia. Según Hegel la historia filosófica o filoso-
constituye el primer m o m e n t o de la sustancia ética, a la vez fía de la historia se caracteriza por el hecho de considerar que
qtte expresa un primer sentimiento de totalidad, que tiene la razón domina el mundo, y en consecuencia la historia uni-
como manifestación concreta la propiedad familiar, Pero la fa- versal es un proi esn racional. Vías < minei,miente, la liisloi ia
milia posee ya en su seno los gérmenes de su disolución, ya mundial es un proceso por el cual el espíritu alcanza una
que los hijos, cuando crecen, llegan a ser individuos. I.os parti- conciencia real de sí mismo como libertad: -la historia mun-
culares surgen de la vida familiar y se afirman como tales parti- dial es el progreso de la conciencia de la libertad".
culares, negando la totalidad. Ahora nos referiremos más directamente a sus Leeaones
Esta negación de la loialiriari se niega a sí misma a través sobre ¡a filosofía de la lástima, que es la versión más conocida de
de la sociedad civil, segundo estadio de desarrollo de la sustan- este aspecto de su sistema. Según I legel, la unidad concreía de
cia ética. La sociedad civil, en cuanto unión de particulares or- desarrollo del espíritu del mundo (Wellgeisl) es el espíritu na-
ganizados económicamente, v con la consecuente división de cional o espíritu del pueblo ( Volksgeisf). t i espíritu del pueblo
!¡,,: n ,!,• ¡„ /¡U:fi; r,

es la expresión de su cultura: el arte, la religión, la filosofía, la guerra. La guerra es necesaria; es necesario que lo finilo, la
organización jurídica, e l e Los Volksgeist son momentos históri- propiedad y la vida, se pongan como contingentes. La guerra
cos del Wdtgást, y su sucesión temporal manifiesta el inexora- es mi medio, doloroso pero necesario, para que la historia dé
ble desarrollo del Espíritu. Además, en rada periodo histórico un paso adelante. Según Ballesteros, -en Hegel, la defensa del
hay u n pueblo que domina necesariamente sobre los demás, imperialismo romo clave del progreso, está unida al hecho de-
guiando el desarrollo cultural de toda una época, de modo tal que "solamente un pueblo es el portador del espíritu universal
que le confiere sus características específicas. En este sentido en cada época d e la historia, y por lo tanto el espíritu d e los
hay que entender la noción hegcliana de historia como tribu- otros pueblos carece de derechos líenle a él". Este dominio de
nal de los pueblos, porque- los aeonteeimienlos históricos que una nación sobre las otras está en una estrecha relación con el
marean el deslino de las naciones no son otra cosa sino mo- valor militar, porque el "fundamento del mundo moderno lia
mentos necesarios -v por lo tanto ¡lisios- del desarrollo dialéc- dado al valor militar su aspecto más elevado, en cuanto su ex-
tico del Absoluto. presión aparece ya en cuanto miembro de una lolaliriad con-
El contenido del espíritu del pueblo es ¡interior v supe- tra otra totalidad", y el valor militar es por eso el fundamento
rior al individuo. El particular accede a la vida del Espíritu a mismo del reconocimiento jurídico d e la hegemonía: "Las
través de su ¡denudad con el colenivo social del pueblo al que guerras constituyen el instante en el que el reconocimiento da
pertenece. Por otra parte, el Estado es la forma superior de un sentido a la historia"»-".
agregación social. En consecuencia, el pleno desarrollo dialéc- La tendencia nacionalista de Hegel será una fuente de
tico de la nación lleva hacia el Estado, en cuanto manifesta- inspiración para muchos políticos de la E u r o p a central y
ción superior del espíritu objetivo. Desde esta peculiar pers- oriental. Pero influirá sobre todo su visión del Estado como
pectiva, el estado-nación prusiano representa para Hcgc! el máxima manifestación del espíritu objetivo, abriendo camino
apogeo del estadio dialéctico último. a políticos visionarios y totalitarios de! siglo NN. Hegel afirma
¿Por qué el esiado prusiano ocupa un puesto tan impor- también la importancia de los grandes individuos como "ins-
tante de culmen de la historia- 1 legel considera que la historia trumentos» del Wdtgehl. Un caso prototípico es Napoleón, a
universal sigue un movimiento que va tlel Este al Oeste: de los quien Hegel vio triunfante después de la batalla d e j e n a , en la
imperios orientales despóticos a la civilización cristiana euro- apoteosis de su esplendor.
pea, pasando por la Grecia antigua v la aparición del principio Al momento de interpretar la filosofía de la historia he-
democrático. Ahora bien, en la Europa cristiana el pueblo ale- geliana, algunos la han acusado de cinismo: la historia como
mán es el que posee más interioridad, y lia sido buen terreno juez llevaría a la fuerza como d e r e c h o legítimo. Pero quiza
para la germinación de la filosofía del Espíritu. Superando la bajo esta visión se puede vislumbrar un exceso de confianza
distinción entre pensamiento y realidad, el espíritu nacional por p a n e de Hegel en el elemento racional de la historia: los
alemán représenla la plena madure/ del hombre, que alcanza elementos irracionales, al final, desde el punto de vista del Ab-
la libertad suprema de saberse un momento del Absoluto. soluto, se hacen racionales medíanle la astucia de la Razón.
Cada estado se afirma como individuo soberano frente a
otro estado. No ha) ningún poder soberano por encima de los sltnaa, Tetros, Ma-
estados: paTa dirimir una disputa imer-estaial la solución es la
i'¡ I.!,,,

contenido, entre el conocimiento del espíritu y el espíritu


j) La esfera del Espíritu Absoluto
mismo, Hegel dedica mucha- páginas al análisis del fenómeno
Hemos visco sumariamente las esferas tlel espíritu subje- religioso en la historia. Inicia con un estudio de la religión na-
tivo y tlel espíritu objetivo. Ahora tenemos que ascender hasta tural: las primeras representaciones de lo divino son la luz, las
la cima del sistema hegeliano: el saber absoluto del Absoluto. plantas y los animales (f'ersia e ludia). En Egipto se desarrolla
El Espíritu Absoluto existe únicamente a través del espí- lo que Hegel llama la religión del artesano, preparación de la
ritu humano, cuando este espírilu finilo alcanza un nivel de religión del arte, identificada con la religiosidad griega, donde
conocimiento que en la Fe.iuiinniolmriti I legel llamó saber abso- se da un proceso de humanización de lo divino. Pero a Hegel
luto. Es la conciencia que el espíritu (mito alcanza de ser un le interesa sobre todo analizar lo que él sistematiza como úl-
momento de la vida del Absoluto, Esic conocimiento absoluto tima etapa histórica del fenómeno religioso, que es la que per-
se puede alcanzar a través de tres saberes: el arle (aprehender tenece a la religión manifiesta, en la que el espíritu se sabe a sí
lo Mío que se manilicsla en la ualuraleza, pero sobre lodo en la mismo como espírilu: es decir el crislianismo.
obra de arte), la religión v la filosofía. Arle, religión y filosofía En la religión de la Encarnación se superan las escisio-
conducen hacia el conocimiento absoluto del Absoluto. nes de la conciencia infeliz: la esencia divina se encarna huma-
1.a belleza es la apariencia sensible de la idea, y se apre- e alcanza la autoconciencia. En la representación
hende a través de la intuición estética. En la obra de arte hay autoconciencia en la unidad de lo humano ron lo
dos elementos: la forma sensible y la idea (unidad de subjetivi- divino se da en la conciencia singular de |esucristo. El conte-
dad y objetividad). Según la armonización de estos dos ele- nido esencial de la religión manifiesta es pues la unidad de la
mentos, se puede hablar de un arte simbólico, en el que predo- naturaleza h u m a n a y la naturaleza divina. Tal religión tiene
mina el elemento sensible sobre el espiritual (Egipto); un arte tres momentos de desarrollo, que Hegel expone siguiendo el
clásico, donde se da una perfecta armonía entre los dos ele- modelo neoplatónieo: afirmación del espíritu como auto-
mentos (escultura griega): v, finalmente, un arte romántico, con conciencia, salida de sí mismo mediante el extrañamiento ob-
el p r e d o m i n i o del elemento espiritual, a p r e h e n d i d o como jetivo, vuelta de la objetividad a la autoconciencia. El primer
movimiento, acción, conllino (poesía, música, pintura). Es el m o m e n t o recoge el dogma cristiano de la Trinidad; el se-
arte cristiano. gundo, el de la creación, caída y redención: el tercero, el de la
Una manera distinta de alcanzar el Absoluto es el cono- comunidad espirilual de la Iglesia. En estas páginas lie ]& Feno-
cimiento religioso. En la Fciniim imln^in /!:• ¡-.•ihiritu nuestro au- menología Hegel «traduce» el lenguaje representativo del cono-
tor había analizado con detenimiento el fenómeno religioso. cimiento religioso al lenguaje conceptual del conocimiento es-
Para Hegel la religión es «la auloconciencia del espíritu bajo peculativo.
forma de representación>•-". l a religión es u n preanuncio del Respecto a la Trinidad, explica que Dios Padre, esencia
saber absoluto, pero que aún n o llega a serlo, precisamente igual a sí misma, eterna y simple, se conoce a sí mismo en su
por el carácter representativo de la conciencia religiosa, que ser otro, que es Dios Hijo. El Hijo es el I.ogos, la Palabra pro-
hace que no haya todavía ideulilieación tola! entre concepto y nunciada por el Padre, que es la alleridad del Padre, que re-
torna al Padre en la unidad de la esencia y de su ser otro en el
»E.COUM ;. Kl /u-immi Espíritu Santo. Hegel considera que la diferenciación entre el

83
tíklomi de ta filosofía contempHráMn . El hiralimi« <¡h-„„ín

Padre y el Hijo, como la esencia de la divinidad y su palabí la forma de una persona o personalidad individual (religión
autoconscienle, es demasiado abstraria para que sed real: < hebrea, griega y romana): y. finalmente, c) la religan absoluta,
mayor la diferenciación en la particularidad de la e; es decir, el cristianismo. Dios es el espíritu infinito, no solo
sensible. La creación es, por lo tanto, un despliegue n trascendente sino también inmanente. Dios n o es indiferen-
de la diferenciación que se da en el seno de la Trinidad. Así ciado, es Trinidad d e Personas, vida espiritual infinita. Ade-
también el mal, que es fruto de un proceso epistemológico de más, la kénosu del Verbo - q u e se verifica históricamente en la
la conciencia humana, la cual, para pasar de la ct Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo-,
sible al p e n s a m i e n t o p u r o d e b e sufrir 1: que es «escándalo para los judíos, necedad para los paganos»
d o n d e se manifiesta la diferencia entre el bien y el mal. Según ( / Cur 1, 2 3 ) , e n c u e n t r a su colocación lógica d e n t r o del sis-
esta representacióti religiosa, la entrad,i del mal en el m u n d o tema hegeliano: es el momento central dialéctico de la evolu-
exige su reintegración en el bien. Así se explica la Encarna- ción del Espíritu. Efectivamente, en Jesucristo se realiza la
ción; Dios se enajena a sí mismo, loma una forma extraña, y loma de conciencia por parle del hombre de su esencial iden-
medíanle esla extrañación, en el sacrificio del Mediador, se su- tidad con el Espíritu Absoluto. El cristianismo es la verdad ab-
pera la extrañación y se reconcilia consigo mismo. «El Hom- soluta, p e r o expresada en forma de Vorsteüung, de represen-
bre divino muerto o el Dios humano es en sí la autoconciencia La diferencia entre religión \ filosofía reside en el modo
un ¡versal»'-"'. de Concebir a Dios: la biofilia supone el paso de la Vorstellung
Como señala Colomer, «en pocas pero densas páginas al pensamiento puro. El objeto de la filosofía es el mismo que
l l e g e l acaba d e esbozar su versión especulativa d e l cristia- el de la religión absoluta, pero el medio cognoscitivo es el con-
nismo. El desarrollo de la dogmática cristiana coincide con el ceplu. En el seno del saber absoluto, llegel postula la supera-
desarrollo del Espíritu Absoluto. Bajo un lenguaje aparente- ción de la teología por partí' de la filosoiía. Pero, si lo conside-
mente o r t o d o x o , la fe cristiana ha sido vaciada de su conte- ramos desde la perspectiva contraria, podríamos decir que la
nido real. Los acontecimientos de la historia de la salvación va- disolución de la teología en el saber filosófico, que corona el
len más por lo que significan que p o r lo que son»:">. En sistema hegeliano, significa la Icologi/ación de la filosofía".
definitiva, para I legcl la religión cristiana es una versión repre-
sentativa, •.popular», de su sistema filosófico, que tiene como llegel dedicará algunas lecciones a la historia de la filo-
cima el saber absoluto. solía. En realidad, y coherentemente cun su sistema, la filoso-
En la exposición que hace 1 legel sobre la religión en la fía coincide con su historia: las distintas filosofías son las eta-
Enádopedia de las nautas filuMijinis. d o n d e retoma la temática pas que r e c o r r e el espíritu basta alcanzar la verdad. Un
ya abordada en la ¡•nwitimnlupa. presenta la siguiente clasifica- periodo determinado de l,i historia de la filosofía presupone el
ción de religiones: a) Si¡niiif¡¡¡¡iihi. qtte es la religión de la sus- anterior. Así, la filosofía última es la expresión más alta de la
tancia. Dios es concebido como universal indiferenciado; b) la verdad. En este sentido, la filosofía hegeliana es la más verda-
religión de la iwliv/dii'diiuul I\'IIH!IIIII: Dios es espíritu, pero en dera, aquella en la que el Espíritu Absoluto se conoce como

T WegderI'l„lüs„j,lu,: II. C.H. lleck Munich 19B0,


Ilis';r¡. <t,j;¡r,,,,j„, „.„,. . . El utealhmu alemán

pensamiento que se piensa a si mismo. Por eso puede afirmar Refiriéndonos ahora específicamente a Hegel, j u n t o
Hegel: «Hasta aquí lia llegado el espíritu del m u n d o ; cada fase con la admiración que despierta su esfuerzo de sistematización
ha encontrado su propia forma en el verdadero sistema de la global, es fácil también advertir que e n su misma lógica preva-
filosofía; nada se ha perdido, unios los principios se han con- lece la coherencia del sistema sobre el respeto a la realidad. El
servado, en cuanto que la liliinia filosofía es la totalidad de las método dialéctico y las estructuras triádicas aplicadas a todos
formas. Esta idea concreía es el resultado de los esfuerzos del los niveles de la realidad, desde l.i Santísima Trinidad hasta la
espíritu a lo largo de casi dos mil quinientos años del más serio teoría de la actividad volcánica, puede ser perfectamente co-
de los trabajos, objetivarse a sí mismo, llegar a conocerse»*'-'. h e r e n t e y consecuente con los principios de los que se parte,
pero también puede [orzar la realidad para que entre en estos
estrechos esquemas estructurales. (lomo dirá más tarde Kier-
k) Balance conclusivo kegaard, es posible un sistema lógico, pero no es posible un
sistema de la existencia.
Los sistemas filosóficos del idealismo alemán, escribía- Hegel es un filósofo que se ocupó de problemas teológi-
mos páginas atrás, son uniros en la historia. Fichte, Schclling y cos. En su visión de la historia el cristianismo ocupa el lugar
Hegel intentan abordar la totalidad, i calando de salvar las esci- central. El modelo cristológico se encuentra en el corazón rie
siones heredadas del siglo xvill. La filosofía volvía a gozar de su sistema. Desde una perspectiva cristiana, -qué juicio merece
un objeto universal. Sin e m b a r g o , cabe preguntarse si real- el hegelianismo^ Hegel parece sincero en su defensa del cris-
mente logró superar las escisiones eulre teoría y vida, razón y tianismo y en el pensar que está sosteniendo la ortodoxia.
voluntad, naturaleza e historia. Todo hace pensar -y en par- Pero en realidad, subordina la religión a la filosofía, ya que la
ticular sí observamos el desarrollo posterior de la filosofía, interpretación última de los misterios es confiada a la razón fi-
corno tendremos oportunidad de analizar en la siguiente parte losófica y no a la religión. El cristianismo sería, en realidad, un
de este libro- que el idealismo siguió la tendencia inteleclua- hegelianismo exotérico, y al revés, el hegelianismo sería u n
lisla de la Ilustración, 1 ,a afirmación hegeliana de la identidad cristianismo esotérico. En Hegel, las verdades sobrenaturales
entre lo real y lo racional manifiesta que el proyecto hegefiano - e l misterio cristiano- son sustituidas por verdades filosóficas,
se e n c u e n t r a en continuidad con el racionalismo anterior, y en un vano intento de racionalizar lo que supera a la razón. En
(jue la tentativa de comprender la vida se queda en mera racio- este sentido, podríamos establecer un paralelismo del hegelia-
nalización e intelectual i/.ación de la realidad. Pero la realidad nismo con el gnosticismo de los primeros siglos d e la era cris-
demuestra en infinitas ocasiones que de racional tiene bien tiana.
poco. Interpretar las guerras, las desgracias naturales y las con- ¿Pensaba Hegel realmente que la historia de la filosofía
secuencias del mal en el m u n d o como simples «astucias» de la se acababa con su sistemar El filósofo de Smttgart era dema-
Razón pone de relieve el sustancial fracaso del idealismo en su siado inteligente para pensar semejante simpleza. Más bien
intento de salvar las escisiones d e la Ilustración y del sistema hay en Hegel una conciencia d e que con él se acaba una etapa,
kantiano. que h a b í a e m p e z a d o liare l'.áOO años: la de la filosofía cris-
liana. La -historia» del Espíritu Absoluto se concluye con la
«<Tví F. HECEL, CnchiditrHrrPhilmuplúe. i. p. 130. a ti tocón ciencia a través del espíritu h u m a n o . Lo que vendría
después seria parte de una nueva etapa histórica. Hegcl cul-
mina su sistema con la autoconcienda absoluta, alcanzada en
la historia intratimmlana. Nos encontramos ASí con un paso to-
davía más radical en el proceso de secularización: el Absoluto
se identifica con el devenir histórico, la trascendencia desapa-
rece del horizonte exist.enr.inl. Pronto se saca
rias radicales de esta desaparición.

BIBLIOGRAFÍA

1. Fuentes

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Universidad de laura, Piura 1985; WAHL, J., La lógica de Hegel como
je'ivmemilirp'o. La l'lí-yadc, Buenos Aires 1973.
SEGUNDA PARTE

IA REACCIÓN ANTIHEGELlAJsA
El intento hcgcbano tic una filosofía universal y omni-
coinprehensiva sir demostró bien pronto objeto de críticas y de
proyectos alternativos. Sin embarco, más (pie sus propuestas fi-
losóficas específicas, lo que une a los autores que a continua-
ción estudiaremos es su couiim oposición a I (cgel. La reacción
anlihegeliana no fue unidireccional: entre autores tan disün-
lo.s como Marx, kicrkegaard v Nict/schc se dan un gran nú-
mero de diferencias y oposiciones.
Páginas airas hacíamos releí encía al carácter raciona-
lista e intelectualisia del sistema hcgcliaiio. que pretendía su-
perar las escisiones entre naturaleza y espíritu, teoría y praxis,
sentimiento y razón. Sin embargo, al afirmar la prioridad del
todo sobre lo particular, sujetando el curso de la historia y las
manifestaciones de la naturaleza al devenir dialéctico de la
Idea, el resultado obtenido fue un sistema lógico-racionalista
que no hacía justicia a la realidad. Las soluciones forzadas del
hegelianismo desencadenaran una serie de reacciones contra-
rias, sobre las que se liindanieniarán las nuevas líneas del pen-
samiento filosófico.
En efecto, poco después de la muerte de Hegel se asis-
tirá a la transformación de! idealismo en un materialismo dia-
léctico por parle de algunos de sus corrí inuadores. Feuerbach
parte de la constatación de la lejanía del sistema hegeliano de
la realidad sensible, v pone a Hegel .callea abajo» afirmando
el carácter material del lodo. Junto con otros representantes
de la llamada «izquierda begeliana»., considera que el ateísmo
. La reacción wuihegetiana

es la clave que da coherencia al entero sistema, y propondrá El autor de Así haMó'¿•araiitMmllevará la crítica del racio-
un antro pocen iris -adical, donde l;i especie Inimana ocupa nalismo hasta extremos insospechados. Con Nietzsche se con-
el puesto del absoluto. Marx seguirá los pasos de Feuerhach: sumaba una revolución filosófica, más profunda aún que la re-
materialista y ateo, conserva del sistema hcgeliano el método volución copernicana de Kant; la misma filosofía entraba en
dialéctico y afirma con Hegel que el curso de la historia tiene crisis, después del desemiiascaramicnto de toda la tradición es-
un sentido. .Sin embargo, el sentido que Marx dará al devenir piritual de Occidente. Si Hegel podía afirmar al final de sus
histórico estará muy lejos del q u e le daba Hegel; ahora se trata lecciones d e historia d e la filosofía q u e en su sistema se conte-
de un proceso fundamriilalmemc socio-económico, que tiene nía toda la historia anterior, Nietzsche intentará demostrar la
como finalidad t'illima superar la división de la sociedad en cla- falsedad de dicha historia.
ses. De esla maneta, Feuerhach y Marx radicalizaban la elimi- Desde el punto de vista de la historia general, todos es-
nación hcgcliana de la trascendencia. tos autores se mueven en el contexto del siglo XIX. Es el siglo
En los años en que Feuerhach v Marx escribían sus prin- del liberalismo, del progreso de la ciencia, y de la a(
cipales obras, un aislado pensador danés. Sorcn Kictkcgaard. del proceso de secularización de las sociedades ci
llevaba adelante una crítica profunda ríe Hegel, y en concreto peas. Es también el siglo del nacimiento de v;
de la superioridad del todo sobre los parlículares y de la razón sociales, consecuencia de la revolución industrial y de las con-
sobre la fe. Para Kicrkcga.ud es de importancia decisiva la afir- tradicciones intrínsecas del capitalismo manchesieriano.
mación de la distancia absoluia entre Dios y el mundo, entre el Entramos así en la segunda parte de esta obra. Dedicare-
Creador y la criatura, acompañada de una viva conciencia dé- mos a estos cinco autores - F e u e r b a c h , Marx, Kicrkegaard,
los límites inherentes de la razón humana para comprender Schopenhauer y Niei/srlie- las siguientes páginas, lomando
exhaustivamente al Absoluto trascendente. Desde esta pers- como elemento c o m ú n la crítica al sistema hegeliano, pero
pectiva, el individuo particular -la persona- n o es un simple queriendo también poner de manifiesto las profundas diferen-
momento del proceso dialéctico del Absoltilo, pues existe un cias de sus respectivas perspectivas filosóficas.
abismo entre Dios v el hombre. Sin embargo, Dios se mani-
fiesta a los hombres, los interpela. MI hombre posee toda la
dignidad de un ser creado que ha sido llamado a una relación
personal con su Creador. Asi, Kicrki•gaard recuperaba la prio-
ridad de la fe en la relación entre el hombre y Dios.
1.a larga vida de Srhopenhauer lo hace al mismo tiempo
contemporáneo d e Hegel y d e sus principales adversarios inte-
lectuales. Su filosofía será una protesta clara contra el preten-
dido sentido racional de la Misiona y de la existencia humana.
No es la razón infinita, sino una voluntad universal ciega y ar-
bitraria la que domina el m u n d o , y destina a los h o m b r e s a
una vida de sufrimiento y desesperación. Schopenhauer, como
es bien sabido, ejercerá una inlluencia profunda en Nietzsche.

94
Capítulo I

LA I Z Q U I E R D A H E G E L I A N A .
L U D W I G F E U E R B A G H , KARI, M A R X

I. La izquierda liegcliana

T.I I i n d i a n i s m o es mi sistema absoluto: un intento tic fi-


losofía tota! cuyo motor es el movimiento dialéctico de las
ideas. No es de extrañar, por tanto, que por su misma natura-
leza el sistema hcgcliano estuviera destinado a transformarse.
Por otra pane, el sistema de Ilegrl presentaba ambigüedades)'
dejaba amplio cspaeio ,i las interpretar iones. Prueba de este
herbó es la publn ación anónima de los Pensamientos sobre la
muerte y la inmarlutultid de I .udwii> IViierbach en 1830, aún en
vida de Hegel. En dicho escrito se negaba la inmortalidad indi-
vidual, y se afirmaba que el sistema hegeliano era abierta-
mente pan te isla.
Si esta ohra juvenil de Keuerhach levantó algunas polémi-
cas, el revuelo fue maviisrnlo ctiandu l'avul Sinuiss (1808-1874),
cuatro años después de la m u r n r de llegel. en 1835, escribió
una Vida de Jesús donde negaba toda realidad sobrenatural y
daba a la revelación nn carácter mítico Suauss, que había per-
dido paulatinamente la fe a medida que avanzaba en su itinerar

.
Historia de lafílosofiacontemporánea _ _ ^ _
•„ri\l„V
., I--,I„U

rio intelectual - q u e inicia cocí la lectura de Bóhme y Schelling,


miento político y social europeo de su época todavía distaba
pasando por Schleiermacher y terminando en Hegel-, afir-
mucho de ser racional. Por eso, la Idea no puede permanecer
maba que en el sistema hegcliano nada .se decía acerca de la his-
paralizada o cristalizada en el esiado prusiano. En este sentido,
toricidad de los hechos narrados en el Evangelio. Si según He-
el filósofo que emprenderá la crítica ele la filosofía política he-
gel Dios se había encarnado en el hombre, ¿la encarnación de
geliana es Arnold Ruge (1802-1880), con quien Marx manten-
la Segunda Persona de la Santísima Trinidad no podía ser un
drá estrechas relaciones, hasta la ruptura en 1844, Los repre-
mero símbolo, una mistificación popular? Por estas sendas des-
sentantes más importantes tle la izquierda hegeliana, entre los
mitificadoras caminaba el escrito ríe Shauss. que se presentaba
que se pueden encontrar profundas diferencias especulativas,
como auténtico intérprete del filósofo de Stuttgart.
son David Strauss, Bruno Batier, Max Stirner, Ludwig Feuer-
Este escrito fue causa de numerosas polémicas: en los
bach, Karl Marx y Friedrich Engels, Para lodos estos filósofos,
años que se sucedieron a la publicación de la Vida de Jesús salie-
el secreto que confien: coherencia a Hegel es el ateísmo.
ron a la luz 48 obras tic oposición, firmadas en su mayoría por
La derecha hegeliana, formada en su mayoría por discí-
discípulos de Hegel. Strauss, por su p a n e , puhlica en 1838 sus
pulos directos de 1 legel (l'h. C. Mai'iheincke. K. F. Goschel, H.
Esaitos polémicos paiti la defensa <lr mi ulna \tiltn: la Vida deJesús. Allí
G. Hotho, K. Fischer, E. Gans, H. F. Hinrichs, K. Rosenkranz,
se encuentra la famosa clasificación tic los discípulos de Hegel
etcétera) reconoce en cambio en el sistema hegeliano una sus-
entre izquierda, centro y derecha, inspirada en las posiciones
tancial compatibilidad con el protestantismo luterano evangé-
políticas del parlamento francés. Tal clasificación, que había na-
lico, y adopta una acütud conservadora en política.
cido muy ligada a las circuí islán cías de la publicación de La Vida
Se podría afirmar que la derecha hegeliana conserva el
de Jesús, tuvo un licuable éxito hislnrioijráfico. y es útil para dis-
sistema, mientras que la izquierda hereda el método, la dialéc-
tinguir las posturas adoptadas por los hcgelianos después de la
üca. Sin embargo, la izquierda toma solo el aspecto revolucio-
muerte de su maestro 1 . Sin embargo, pronto el hegelianismo se
nario de la abolición y la superación, eliminando el carácter
hizo bipolar, pues el centro perdió consistencia propia.
conservador de la Auflwbung'.
Los dos puntos de discusión fueron la religión y la teoría El puente que une a Hegel con Marx es Feuerbach. Por
del Estado. La izquierda hegeliana -identificada con el grupo este motivo, le dedicaremos una atención especial.
de los «jóvenes begelianos»- considera que el sistema hege-
liano lleva al panteísmo v al aleísnio. v que por lo tanto es in-
compatible con la revelación cristiana. Panteísmo que llegará
a ser, a través de Fcuerhach, materialismo. En ámbito socio-po-
2. Ludwig Feuerbach foyerbad
lítico, la izquierda hegeliana se encaminará por vías políticas
ni Vida y o/nas
revolucionarias. A la luz de la lamosa frase «todo lo que es ra-
cional es real, y todo lo que es real es racional» (Líneas junda-
Ludwig Andreas Feuerbach nace en Laiulshut, localidad
menlales de la filusnjiu ilrl deretim). considera que el ordena-
I;I. el l?ü de julio tic I 80!. Transcurre sil juventud en Mu-

i<!Íw;i.U'r.M.A.,L'u¡:l./)fíri'íi
niel), Bamberg y Ausbach. De familia acomodada, estudia teo-
. Kr.rl !/,„•.;•
m e n t ó de esta razón universal. Era una nueva versión de la
logía e n la Universidad ck' Ileidelberg. Allí comienza a inte- teoría de Averroes del intelecto ágeme separado. En una carta
resarse por el pensamiento hegeliano. En 1824 se traslada a que escribe al propio tlcgcl. Fenerbach intenta convencer al
Berlín, y tiene nporiunidad de escuchar directamente las lec- filósofo de Stitttgart de la necesidad de abandonar el teísmo
ciones de Hegcl y de .Schleicrmaclier. En Berlín estudiará filo- cristiano para soslenei un panteísmo de la razón.
solía, a b a n d o n a n d o la teología. De Berlín va a Erlangen, Sin embargo, años más tarde, Fenerbach se alejará de su
donde obtiene el doctorado con la tesis De ralione una, univer- maestro, al considerar el sistema hegeliano c o m o una cons-
sal!, infinita. Allí inicia su aclividad docente, que sin embargo trucción ajena a la realidad .sensible: -La filosofía hegeliana se
durará poco, pues l,t negación expresa del carácter inmortal ve afectada del mismo reproche que afecta a loda la filosofía
del alma humana, contenida eu sus l'rn.wmimk* sobre tii muirle reciente de Descartes a Spino/a: el reproche de un hiato sin
y la inmortalidad- (l 830), se convirtió en un obstáculo insupera- solución de continuidad con la intuición sensible»-1. La reali-
ble [>.ira obtener una cáledra umvcrsilaiia. dad ha de ser eniendida sensiblemente, y no en m o d o concep-
Truncada su carrera académica, Kcuerhach se conten- tual. Con las abstracciones begelianas el h o m b r e se ha alie-
tará con ser escritor y conferencista. W malrimonio con Berta nado de si mismo, de su inmediatez. Esta inmediatez se da en
Low, en 1837, crea el ambiente propicio para la escritura: la fa- la intuición sensible: ••verdad, realidad v sensibilidad son idén-
milia de su mujer poseía una fábrica de porcelana que era una ticas»'. El hombre no es para Fenerbach un ser racional, sino
fuente segura de ingresos, y una mansión en Bruckberg. Allí es un animal que percibe, siente y se afana. Fsta prioridad de lo
donde redactará sus principales obras: En tiiriui a la ártica de la sensible en el ser de! hombre se pone en evidencia en su céle-
fihsofia hegeliana ( 1 8 3 9 ) , íJI esencia de! cristianismo (1841) y ftin- bre frase: «el hombre es lo que come»"'. Ahora bien, el mate-
ri/HOS fllliiitimnitrllt* lie In j¡ln\njm il/'l futuro (1843). rialismo de Feuerbach no debe ser entendido en u n sentido
En 1848 es elegido diputado en la asamblea nacional de demasiado simple: este significa que toda aclividad humana,
Frankfun, aunque no interviene en los debates. En 1815(1 que- inclusive el pensamiento, se apoya sobre \m fundamento ma-
bró la fábrica de su mujer. Los Fenerbach, arruinados econó- terial. Ilifiere del materialismo clásico: si para este último la
micamente, abandonan b i i n k b m g V «' Irasladan a Recbeii- materia es lodo el edificio, para Feuerbach es solo el funda-
berg, d o n d e Ludwig morirá en 1872. Su m u e r t e causará
bastante conmoción, particularmente en el partido socialde- Desde esta inversión materialista del sislema, Feuerbach
a obrero, del que era miembro. lanza contra el hegelianismo la acusación de ser una teología.
La conciencia del hombre no es, como pretende Hegel, la au-
loconcicncia de Dios, sino que la conciencia de Dios es la au-
hl En inversión iimlennlista de lleve! toconciencia del hombre. •>•¥.} saber del hombre acerca de Dios

Fenerbach comienza su carrera filosófica como un hege- 1


L. FrutKHACFi. 7.iit Kiiúktiei He«i-t\th-'<i í'iiüoMipItie, cu Sammlliclie-
liano convencido. En su tesis doctoral había transformado el Wnie <SA). Stimsart 1059, III, p. 184.
pensamiento de Ilegcl en un sistema de la razón universal e ' ¡dan, fínttuluiízi- de, FhihMie der y.uhiiiit. S T>. t u SA, [X, p. 316.
s
ídem, í)rtl (leheimm.itlfs Oj/fen orín Un .YI,-,IWíJ i-,1, :mi! irfllí, CI1 SA, X,
infinita, común a todos los h o m b r e s . El h o m b r e es un mo-

100
I,'i i;ii!iirn/ii ijr<s ¡i'tii't. I.miiri" l\ :ir
Htaoria. d, Iafilosofíat r t w w f a .

11 :l filósofo bávaru diviniza al h o m b r e , y se da


no es sino el saber que el hombre tiene de sí mismo» . Por eso,
cuenta de la importancia histórica do este paso: -Homo homini
Feuerbach puede afumar i,¡sativamente que .'la verdad es solo
Deus, he aquí el principio practico supremo, be aquí el giro de-
antropología». Esta crítica anti-hegeliana es la base de su filo-
cisivo de la historia» 1 ».
sofía de la religión, que ejercerá un fuerte influjo en Marx:
Según Feuerbach, la conciencia religiosa es un paso ne-
«Esta es brevemente mi doctrina: la teología os antropología,
es decir, en el objeto de la religión que en griego llamamos
por parte del hombre. Desde osla perspectiva, el cristianismo
Zeus y en alemán Coll no se expresa olía tosa que la esencia
es para Feuerbach la religión más perfecta, porque contiene
del hombre. En oirás palabras, el Dios de los hombres no es
en su interior una dinámica que termina en la afirmación del
sino la esencia divinizada del homhre» 7 .
hombre por sí mismo. Asi. Dios Creador es la proyección del
¿En que sentido Dios i-s una proyección del hombre? Se-
poder del hombre sobre la natu rale/a; Dios Trino es la proyec-
gún Feuerbach, todas las determinaciones divinas son deter-
ción de la vida social del hombre; Dios Encarnado es la pro-
minaciones de la especie humana. Dios es una suerte d e ima-
yección de lo corporal y sensible. Como bien expresa A. Cruz,
gen, át\ frita mingiinii, el espejo soñado d o n d e el h o m b r e se
«solo queda ya iuveí tir los té un i nos: del Dios-Hombre al Hom-
mira a sí mismo: es el concepto específico del hombre en su
bre-Dios; y r e c o n o c e r q u e es a sí mismo a quien conoce el
lorma mística. I'.l hombre experimenta necesidades naturales,
h o m b r e en su conocimiento de Dios, La filosofía de Feuer-
y sus facultades-voluntad, razón, amor-están abiertas a infini-
bach se presenta t o m o la plena iluminación, como la plena
tos objetos posibles. Hsta apertura ¡\ la infinitud, j u n t o con la
verdad tlel cristianismo» 11 .
imposibilidad exisleneial de alcanzarla, hace que el hombre
La infinitud, sin embargo, no os propia del individuo
proyecte su esencia en un ser externo a él, Dios. Así se puede
particular, que es de por sí limitado. Para la plena realización
e n t e n d e r por qué Feuerbach afirma que "la religión radica
del homhre se hace necesario acudir a la especie humana: el
únicamente en la necesidad. I .o que más íntimamente necesi-
hombre debe reintegrarse en la especio, unirse con los demás
tas, eso y no otra cosa es tu Dios»". Y además de la necesidad,
en la vida social. Por eso Feuerbach desarrolla una dialéctica*
Dios es la expresión de un deseo: «Lo que yo no soy, pero de-
interpersonal del yo-tú, donde el yo se reconoce solo frente a
seo y me afano por ser, eso es mi Dios»5'. La existencia religiosa
otro yo (frente a un tú), y se une con los demás mediante el
no es otra cosa que una alienación. El hombro real, en la reli-
amor. El puesto de Dios lo ocupa la especie humana reunida
gión, se ha alienado de sí mismo, pues ha escindido su esencia
en comunidad de amor. Si San J u a n afirma que «Dios es
infinita de su existencia real. Para salvar la alienación, el hom-
amor», Feuerbach dirá que «el amor es Dios». Pero se trata de
hre ha de tomar conciencia de si mismo, y descubrir en su pro-
un mero amor h u m a n o absolutamente autónomo: «El amor
pio ser su infinitud: Feuerbach da un paso decisivo en el pro-
hacia el hombre no puede ser derivado: debe llegar a ser origi-
ceso seculari/ador que sustituye lo trascendente con lo
nario. Solamente entonces el amor será una fuerza auténtica,
sagrada, digna de confianza. Si la esencia del homhre es para
'• ¡dría. Dm Wni'i: iln CJiiisf,;ilum\. m SA. VI. p. 278.
~ ¡don, Vntkamgtn ü!»r,l,i-, i t m il,T lli-ligum. in SA, VIII, p. 21.
' llitm, Erlthitmtnpra ¡mil l:¡i¿iiir.¡mpn :.um Wesai des Qnistentw,
h, : , ! . , „ , , : ,

ii l;i práctica la ley suprema para


i .,• Tejí;, ;••.• !-.•_• "'(;.•>. f.v,7i: .•:'.; ,'.•„•,•(•'.•,.•.•;,. ,\,„-:' I/;.;.
ir del hombre por el hombre- 1 -, Después de su graduación, Marx trata de obtener una
stema hegeliano, transformado de cátedra universitaria junio a Bruno Bauer, pero este último es
idealismo en materialismo, y la sustitución de Dios por la espe- perseguido a causa de: sus ideas políticas. Marx se dedicará al
eie Immana repercutirá en modo decisivo en la obra de Kari periodismo: dirige el liheinische '/jitirugitt Colonia. Por proble-
Marx, quien trasladará la criñra fetierbat luana de la teoría a la mas políticos le cierran el periódico. En 184Ü se casa eon
práctica. A él nos referí remos Jciiuv votí VVcstphalen, con quien tendrá seis hijos, tres de los
cuales morirán p r e m a t u r a m e n t e . Le sobrevivirán tres hijas.
Fue un padre y esposo afectuoso.
El mismo año de su mati iiuoiiio escribe V. filien de tu ¡itti-
sofia del derecho polilira dr Urge!. Después marchará a París. En la
a) Vi/l/i y uliras capital francesa entra en contacto con algunos movimientos
socialistas, y dirigí' junto con Arnold Ruge los Anales Franco-Ale-
Karl Marx nace en Tréveris el 5 de mayo de IHIS.de pa- manes. Allí publica en 1844 C.onlnhuntuí a tu nílir.n de la filosofía
dres hebreos de condición burguesa. En I8¡>4 es hautizarlo en hegeliana de! derecho y I.a ntesíiún ¡tulla. En París conoce a En-
la iglesia luterana, junto a sus siete hermanos. La decisión del gels, y surge entre ellos una buena amistad 11 . En 1845, j u n t o
bautismo, lomada por su padre, se debe fundamentalmente a eon Engels, escribe ht Sagrad/i l-iimitin. dii igida contra Bruno
la legislación prusiana, que solo permitía desempeñar profe- Bauer y sus compañeros. Escribe también sus Manuscritos juve-
siones liberales a los luteranos. Destle iü'M) hasta 1B35 estudia niles, que serán publicados con ese titulo en 1932. También en
brillantemente en el Liceo de Tréveris, donde aprende el hu-
manismo universalista e ilustrado. Su padre le había ya edu-
cado en las máximas de Rousseau, Voltairc y Diderot. En 1830 " Muchas de hi' cMiras tic Marx fueron escritas cu colaboración con
Engels. Vamos a dar bn.-vi.-m.ciur alt;uiios ras¡;u< liiiiejálicns de i|uicn fue la
se traslada a Bonn para estudiar jurisprudencia, pero al año si- mimo din clid de Marx.
guiente va a Berlín, donde frecuenta las lecciones de Von Sa- Fricdiich Engels nació el 28 de noviembre de 1820 en Barmen
vigny, u n o de los padres de la Escuela histórica del derecho, (Westfalia). Pertenecía ;i una familia ,i<, d.id.i de industriales. Conoce a
algunos jóvenes hrRclianos. y en sus primeros eso ¡ios manifiesra intereses
lin esos años comienza a leer las obras de Hegel. Allí descuhre teológicos, de lus i|ue M,u\ (.ueii'i [jin ie>ni¡jlelu. lYcnUo. hilluiclei por las
su vocación filosófica y se pone en contacto con los jóvenes he- lecturas de sm i ti tiradnos de [lavirt Sirauss. mu. de los jóvenes hegc-liaiios,
gelianos, entre ellos con los hermanos Bauer. Estudiante uni- pasa a defender un ateísmo militante. Kn 1841 lo vemos ya como un comu-
nista convencido. En 18-12 va ;i Mantbcsui ].;n;i dicii;ii una lubrica de su pa-
versitario mediocre, su tesis lleva el siguiente título: /JJ diferen- dre-, l'.ulia i r. i (im.ielii en n el inunde i lan.ir.il. v escribirá una obra se dice el
áa entre lafilosufin de la >uituriü<-n dr Ihiiiiindn y de F.pkuro. La tema: Siluación de la dase obrera en Inglaterra.
defiende en J c n a en 1841. Fn 1843, en Pacis. conoce a Marx con quien csriilihá alguna- obras
en colaboración. En 185" rclurtia a Mane liesltr. Cuando Mam se relira de la
vida pública, Engels -era el piuu ipal [jonavo/ de-1 marxismo y el mayor de-
12 fensor de su ortodoxia. frailo ele esta dele usa es su .\iui-Dulmng. escrito con-
1.. FEfKRluí M. Das Uiicr dn Chn>!eal„ms. ¡n SA, VI, p. 32 tra el socialista Eujjiui Düluine.. Hcspué- ilc lie iniieiu' dir Marx publicad se-
indujo lie lo doctrina relyiusa de Felicrllaib (ni la lueulalidaet di gundo libro de El Capital (1885) y el tercero (1894], También escribió, entre
cfr. H. dcl.l Uve. ¡tdvamr de 1'hmaanisnif rillif,. Spcs, Paiis Hl->9. |ij sus unidlas publicar ie.iles. Dhtérthti •lela .VfiíiiiriiVifj. Murió mi IKÍl'j.

105
Historie, de lo filosofía contemporánea

1845 publica La idcalngút etlimauo v las Tesis wbrtFcuerbarh. Estas b\ El iiial'-rí'ili.iHifi dialéctica o historia
obras fueron escritas en Bruselas, a donde Marx tuvo que ir al Según F. Ocáriz, «Marx se encontró con lies elementos
ser expulsado de Francia por razones políticas. El subtítulo de principales: la filosofía liegeliana y posl-hcgcliana, el socia-
La ideokgía alemana es: Crítica de la reciente filosofía alemana en lismo y !a ciencia económica, que, a pesar de sus interrelacio-
sus representantes Ecucrbach. Bruno Haurr y Stirner y del socialismo nes, se presentaban como lies corrientes separadas. Marx, por
alemán en sus diurnos profetas. el contrario, debería hallar la unidad: filosofía, política y eco-
En 184b' rompe con Proudhon, uno de los padres del nomía habrían de ser lodo uno; es decir, una filosofía (mate-
anarquismo. Como respuesta al libro i.a filosofía de lu misma, rialismo) en la que la estructura íntima de la realidad fuese
del francés, Marx publica en 1847 Miseria de la filosofía. En economía y que condujese necesariamente al socialismo» 11 .
este tiempo, nuestro amor entra a formar parte de la T.iga de Para realizar dicha empresa había que llevar a cabo una pro-
los Comunistas, a la que dio el lema «Proletarios del mundo, funda crítica filosófica, política y económica. Como buen hc-
unios». En 1848, junto ron Engels. publica un pequeño libro, geliano -por lo menos en esto- Marx utiliza la dialéctica. El
a petición del II Congreso de la Liga, que hará historia: el Ma- mejor término para referirse a esta operación es el de Revolu-
nifiesto ilrl Partido Comunista. En dicho año retorna brevemente ción: no se trata de criticar abstractamente unos principios,
a París, pasando después a Viena. En 1H4ÍI se trasladará defini- sino de transformar las situaciones humanas que han dado ori-
tivamente a Londres, a causa de los cambios políticos conti- gen a esos principios.
nentales. En Inglaterra escribió muchas obras. Entre las más Marx considera la realidad como un todo que evolu-
importantes, Contrilmriún a tu crítica de lu economía política, ÍSM; ciona históricamente movido por una dinámica interna simi-
El Capital, 1867 (completado por Engels entre 1885 y 1834); lar a la dialéctica hegeliana. Pero a diferencia de Ilegel, la rea-
Critica al programa de Cotila, ]H7!i, y diversos artículos para pe- lidad es de naturaleza puramente material. El materialismo
riódicos de Estados Unidos, en particular para el New York He- marxista es dialéctico, porque es la explicación de los momen-
rald Tribuna. Su labor periodística le ayudó a hacer frente a sus tos particulares del proceso total como una lucha de opuestos.
apremiantes necesidades económicas. Al contrario de lo que piensa Ilegel. para Marx la tesis y la antí-
Desde Londres, Marx participa en la formación de la tesis mu momentos reales y permanentes, mientras que la sínte-
/ - Asociación ¡nternuciaiia! de trabajadores (la I" internacional). sis es ideal, es decir, irreal, abstracta. Como consecuencia de la
Como directivo de dicha asociación, se empeñará en luchar eliminación del lado ideal o racional del sistema hegcliano, la
contra las desviaciones de la «ortodoxia socialista». Sus ataques dialéctica que gobierna el dinamismo interno del lodo mar-
estaban dirigidos sobre lodo contra los anarquistas de Proud- xista ha sido privada de la síntesis como momento culminante.
hon y Bakunín y contra el socialismo del alemán Lasallc, En el De esta manera, Marx ha invertido !a jerarquía de los tres mo-
congreso de 1872 de La Haya consigne la expulsión de los mentos del movimiento dialéctico postulado por su maestro.
anarquistas, y el traslado de la sede de la Internacional a Esio último se relie ja muy bien en el papel que en el pensa-
Nueva York. miento de uno y de otro juegan la familia, la sociedad y el Es-
A partir de 1873, Marx lleva una vida retirada, y se de-
dica a continuar El Capital. Muere en Londres el 14 de marzo
de 1883, y es sepultado en el cementerio de Highgate.
.•tufíh^jhuami.
•irh.!U.„.:I
La izi/uienlu Ittgefrar

lado. Para ITci"cl, familia v suciedad civil son producción del hombre por el. trabajo humano, la génesis de
Iransitorios-por lamo, abstractos-, que se encuentran supera- la naturaleza para el hombre»1-"'.
dos y asumidos por el Estado: encamación real del espíritu. En De esta manera, Marx ha reducido al h o m b r e a homo
cambio, para el revolucionario de- Tréveris la familia y la socie- oecnntimicus. Es decir, lo que el h o m b r e « , eslá determinado
dad son dos Mijitos reales e históricos en contraposición per- por las condiciones materiales de la producción de los bienes
manente, mientras que el Estado es una estructura ideal, que de subsistencia. La conciencia del hombre -el modo de com-
se construye encima de esta relación dialéctica real. prenderse a sí mismo y de interpretar sus relaciones con el
Marx, por lo tanto, se queda sólo con una parle del sis- m u n d o - e s una su/iiir'liiKiinn producid.! pnr las estructuras so-
tema hcgeliano, que había sido transformado por Feíicrharh cio-económicas de cada época, (lomo escribe Lngels en el pró-
en un materialismo, eliminando la 1 .ngica como ciencia del es- logo del Mamfwsln ilrl I'iiflirín Ciiiiuiimt'i. «la producción econó-
pidió absoluto: permanecen sólo el hombre y la naturaleza, mica y el ajuste social que en cada época por necesidad deriva
Pero nuestro filósofo lomará disiaurias lambién de Feuerbach: de ella son la base d e la historia política o intelectual de la
Marx es un pensador práctico. Hay que transportar la crítica época misma». Dicho con oirás palabras, la cosmovisión del
de la pura teoría (como han hecho sus predecesores alema- hombre en una sociedad histórica concreta es la expresión
nes, izquierda hegeliana incluida) hasia la praxis, para que lle- ideal de las estructuras económicas que regulan las relaciones
gue a ser un insirunienio de transformación de la realidad so- entre los elementos de dicha sociedad.
cial. De esta manera, Marx loma el materialismo teórico de Desde sus primeros escritos, Marx critica el estado de
Feuerbach y lo conviene en práctico. alienación en el que el hombre se encuentra: el hombre real,
Para Marx, el h o m b r e es únicamente materia, y por concreto, material -el de Feuerbach- y no el Espíritu Objetivo
tanto su actividad es solo material, sensible, de transformación - c o m o sostiene Hegel- eslá alienado. Esle lérmino indica la
de la naturaleza. El carácter práctico de dicho materialismo se privación viólenla del hombre de su ser más genuino: el fruto
manifiesta en que la realidad eslá constituida fundamen- de su trabajo. La causa de esta alienación se encuentra en las
talmente por los efecios de la arción humana. En este sentido, estructuras económicas que vci'lcbran la sociedad, y más con-
la relación del hombre con la naturaleza no es pasivo-contem- cretamente en las relaciones de producción, q u e histórica-
plativa sino activo-transformadora. I'.l elemento mediador en- mente se han basado en la propiedad privada.
tre el hombre y la naturaleza es el trabajo, a través del cual el La estructura socio-económica capitalista o priváosla es el
hombre elabora los objelos que requiere para satisfacer sus ne- fundamento radical de la supcralrnctura, identificable con los
cesidades vitales. Sin embargo, al transformar la naturaleza el distintos niveles o las diferentes manifestaciones de la aliena-
hombre se hace objeto de su propia acción: remodelando la ción humana, como son la religión, la li Insoria, el Estado, la di-
naturaleza, el h o m b r e se hace a si mismo. Los frutos del tra- visión en clases sociales. Si la estructura es radicalmente eco-
bajo son la objetivación de la naturaleza humana. Así, la reali- nómica, las alienaciones supeí estructurales pueden revestir
dad se nos revela como el resultado histórico de la mutación apariencias espirituales, pero en realidad se fundan, como
de las circunstancias materiales de la vida humana, y no como
naturaleza material pura {Feuerbach). Por eso, Marx puede
afirmar que «toda la llamada historia universal no es sino la
Historia de la filosofía. .,/... .i-.;.-; U , , r

efecto de una única causa, en la existencia de la propiedad pri- Dios, a un ateísmo positivo, que se fundamenta en la afirma-
vada. Todo el sistema del pensamiento marxista tenderá hacia ción del hombre. Maurice Clavel ha expresado gráficamente
la eliminación de la causa ile la alienación, con la esperan/a de este ateísmo con u n a frase r o t u n d a - y por eso, también u n
crear el h o m b r e nuevo, redimido de las injustici poco reductiva-: «admitid un odio total a Dios en u n joven he-
geliano, y tendréis a Marx, a todo Marx» 1 ".
Este radical materialismo es el esqueleto de la visión
En un primer análisis, parece que la religión es al mismo
a de la historia. Tal visión es simple v progresiva: en la
tiempo causa y efecto de la alienación socio-económica. Es
sociedad hay dos clases antagónicas, propietarios y proletarios.
causa porque confirma la injusticia, decorándola con una au-
"La historia de toda sociedad h u m a n a hasta nuestros días es
reola sagrada. Sin embargo, para Marx se trata más bien de un
una historia de la lucha de clases» (Manifiesto riel Partido Comu-
efecto, dado que si no exisliese la injusticia tampoco existiría
nista), El proletariado esta llamado a salvar a la humanidad de
la religión: «la miseria religiosa es, por una parte, la expresión
sus alienaciones, y se instituirá, a través de la revolución, el pa-
de la miseria real y, por olía, la protesta contra ella. La religión
raíso comunista sin clases.
es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un m u n d o
sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es
el opio delpuelili)"'~'. Por consiguiente, será necesario abolir la
f) Crítica de la aíieiiaeián religiosa religión como alegría ilusoria, para que el hombre pueda go-
zar de una alegría real. Hay que eliminar el más allá del hori-
Si liien Marx no nace ateo, basta un análisis superficial zonte y preocuparse del más ,\rÁ.
para darse cuenta de que la crítica de la religión recorre toda
Marx no solo dirige sus críticas al fenómeno religioso en
su obra. Más aún, se podría decir que uno de .sus objetivos pri-
general: critica concretamente el cristianismo, p o r predicar la
mordiales es suprimir a rndnrv\ problema de Dios: en la tierra
esclavitud, el desaliento, la sumisión, etc. La conclusión de la
sin fronteras que postula la razón marxisla no existe espacio
crítica de la alienación religiosa es conmndente: las religiones
para los seres sobrenaturales, imaginarios, particulares.
son el reflejo de las estructuras socio-económicas. El m u n d o
En este aspecto, el pensamiento de Marx evidencia el
religioso, por lo tanto, no tiene una consistencia real, sino es-
profundo influjo de las ideas de l'Vnerbach: Dios es u n espe-
pecular. Ahora bien, por su naturaleza superestructural, la de-
jismo y, como contrapartida, se levanta el hombre convertido
saparición de la religión dependerá del cambio de las eslruclll-
en divinidad suprema. Ahora se trata de afirmar el auto-seño-
río del hombre, pero no a partir de una negación, sino desde
¿Qué dice Marx acerca de dos problemas esenciales de
la realidad del hombre mismo. I.a dialéctica marxistasupera el
la vida, que llevan a preguntarse sobre las limitaciones del
momento de la negación de Dios, l.o que queda después de la
h o m b r e y que parecen contradecir su autonomía absoluta: la
negación de la negación es la simple afirmación del hombre.
muerte y el hecho de tener una exisleucia recibida? Marx con-
En la sociedad socialisíi no hav espacio ni siquiera para plan-
tearse la cuestión tic Dios. Ks esta una de las afirmaciones más
audaces que se han hecho en historia de la filosofía: se trata de '* M. CLAVEL. Ce >;wje cn«s. l'aris 1975, p. 96.
17
pasar de un ateísmo negativo, que d e p e n d e de la negación de K. M.IKS, 7.urKnlÜ: it,-y h./f'uhi n R,:l.:;¡ihiU>;<>plÚÍ. tjnlrituiig. •
Mwl-wbiil! l-lngríi W,;kr. tüel/. Berlín IHÍ7-1HÜH. II, p. 37H-

110
La agújenla lirgeli . Ij.du-ia fruvrlmrh. k'iirl \/i,r.r

sidera que el hombre es un ser determinarlo y finito, pero la que importa es transformarla»™. (Ion esta actitud resulta evi-
especie no lo es. En la supervivencia de la especie (Gatlung) se dente que se aleja del concepto tradicional ríe filosolía: no hay
reencuentra la tendencia del liouibre liaría el infinito. Por lo lugar para la contemplación, y la teoría se convierte en praxis
que se refiere a la limitación que trae consigo el hecho de ha- revolucionaria al servicio de la eliminación de la propiedad
ber recibido la existencia, Marx considera necesario abolir la privada. Desde el conocimiento de la realidad se debe cons-
idea de marión. Se debe1 MI si Huir por la i rica de gpieratio equi- truir una nueva realidad, a través de la revolución. Por eso no
voca. No hay una cadena de padres-hijos, sino solo un movi- hay una verdad teórica objetiva, sino que la verdad se hace en
miento circular hombre-naturaleza: el hombre, en este sen- la praxis. En la 2" Tesis sobre h'enerliach, Marx escribe: «El pro-
tido, se produce a sí mismo. blema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una
verdad objetiva no es un problema leórico. sino un problema
práctico. Es en la ¡¡láctica donde el homhre tiene que demos-
I/.I Crítica ilc !n ulit /muí'»! jiíim'ij'uii trar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad
de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de
La segunda alienación es la filosófica. Marx, cuando se un pensamiento aislado de la práctica es un problema pura-
refiere a la filosofía, liahiluahuciilc está pensando en la hege- m e n t e escolástico".
liana y en la inmediatamente posterior a 1 icgel. ¿Qué sucede
con esta filosolía? Que separa radicalmente teoría y praxis. El
sistema hegeliano «pasa d e c o n t r a b a n d o la historia d e la t) Crítica i¡e la alienarían paUtica
conciencia como si hiera la historia real» 1 ". La interpretación
hegeliana de la historia es obra de la imaginación especulativa, Si bajamos un escalón en los niveles de alienación, des-
de la capacidad de representación del filosofo, pero no la his- cubriremos que el Eslado es el apáralo opresor que garantiza
toria real, La izquierda hegeliana lia seguirlo en esta línea de la división de la sociedad en clases. En el eslado hegeliano la
quedarse en el m u n d o de las ideas. En cuanto separada del soberanía del pueblo no coincide con la soberanía arbitraría
m u n d o material, tal filosofía es causa de alienación. Por eso del Estado conslilucioual. Hay una separación entre vida social
Marx afirma q u e Feuerbach hizo una gran contribución al y vida política, y las instituciones burguesas están al servicio de
«haber probado que la vieja filosofía no es más que religión los ricos y de los opresores. Es necesario superar esta aliena-
traducida en pensamientos y desarrollada con el pensamiento: ción, Marx prevee la desaparición del Estarlo, pero después de
otro modo de alienación del ser humano, rpie igualmente hay un período de dictadura riel proletariado, q u e deberá durar
que condenar» (Manuscritos ik 1844). hasta que se acabe el trabajo de destruir todo vinculo de domi-
La filosofía debe servir a la liberación de la alienación, nio. «La emancipación política es al mismo tiempo la disolu-
no para interpretar o contemplar al hombre. Por eso, es fácil ción de la antigua sociedad, sobre la que reposa la esencia del
e n t e n d e r a Marx cuando afirma que "los filósofos n o han he- Eslado alienado (separado) del pueblo, el p o d e r soberano»
c h o más que interpretar el m u n d o de diferentes maneras: lo {La cuestión judía).

rvi, Die datstchr ideniape, < ... III. p. 1<¡7.


'• til"/,, l'iitv'ii i'O
I AI izi/iiieidii linrelim
*,n,,ll..hfih>;ojh contendrá.

Según Marx, el obrero, cuando trabaja, no trabaja para


fl Critica de la eilíennáón snrial sí mismo: su actividad pertenece a otro, es decir al capitalista.
Si esto es ya una manifestación de la alienación antropológica,
La alienación social consiste fundamentalmente en la
hay que añadir que el trabajo industrial es en realidad un tra-
dimisión de clases en la sociedad: hay dos clases, los capitalistas,
bajo l o r i a d o y artificial: el obrero n o trabaja para satisfacer
los ricos, y los de-poseídos, identificados en la circunstancia
una necesidad natural, sino que trabaja para satisfacer las ne-
histórica de la sociedad burguesa liberal con el proletariado
cesidades de los otros. Desde un p u n t o de vista más estricta-
industrial. I.a causa de esta división radical es la propiedad pri-
mente económico, según la teoría del valor que Marx tomó de
vada, fundamento del sistema capitaljsta.
algunos economistas británicos, como Adain Smilh y David Ri-
La revolución eliminará la división cu clases. Cuando el
cardo, el trabajo es la fuente de valor de una mercancía.
proletariado alcance las condiciones de madurez para lanzarse
Cuando el capitalista paga un salario por las horas de trabajo
a la lucha política contra la burguesía, el fin de esta última está
de un obrero, y después vende el producto por un precio más
decretado: «la clase trabajadora en el curso de su desarrollo
alto que el salario, se comete un robo, dado que si la mercan-
sustituirá la antigua sociedad civil por una asociación que ex-
cía valía más era a causa del trabaj" incorporado por el obrero
cluirá las clases y su antagonismo, y no habrá ya poder político
en el producto final. Ls la llamada teoría de la plusvalía, a tra-
propiamente dicho, puesto que el poder político es precisa-
vés de la cual el capitalista se va enriqueciendo con la explota-
mente el compendio oficial del antagonismo en la sociedad ci-
ción de los obreros.
vil. Mientras lanto, el antagonismo entre el proletariado y la
Para Marx, la lógica del sistema capitalista está destinada
burguesía es una lucha de clase contra clase; lucha que llevada
a su autodcstrucción El capital, mediante el robo sistemático
a su más alta expresión, es una Revolución total» {Misma déla
de la plusvalía, tiende a acumularse y a concentrarse en pocas
flMofia).
manos. Se inicia así un proceso de proletarización de la socie-
La revolución social que anulará la distinción entre cla-
dad; el capitalista goza siempre de más dinero para invertir en
ses solo será eficaz en la medida en que elimine la causa de di-
fuerza de trabajo, de modo tal q u e aumenta el n ú m e r o de
cha alienación: la propiedad privada. Entramos así en el análi-
obreros. «Conforme disminuye progresivamente el número de
sis de la última alienación, la ei
magnates capitalistas que usurpan y monopolizan este proceso
de transformación, crece la masa de la miseria, de la opresión,
de la esclavización, de la degeneración, de la explotación;
/,') trilla: de In nlitutuiím
pero crece también la rebeldía de la clase obrera, cada vez. más
is disciplinada, más unida y más organizada por
Marx dedicó bastante espacio a la crítica de la ei
iel mismo proceso capitalista de producción. El
política clásica, aunque toma muchos elementos de ella, como
monopolio del capital se convierte en el grillete del régimen
por ejemplo, la teoría del valor. Nuestro filósofo considera que
de producción que ha crecido con él y bajo él. La centraliza-
el sistema capitalista -basado en la propiedad privada- estaba
ción de los medios de producción y la socialización del trabajo
destinado dialécticamente a desaparecer por medio del
llegan a un punto en que se hacen inc ntipaubles con su envol-
opuesto que engendra: el proletariado. Esto era u n aserto del
tura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora fi-
socialismo rjmlifien, que Marx intentará explicar en sus obras.
nal de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son religión: la misma UTiniíioloifía marxista. que empica térmi-
expropiados» 2 ". nos como pecado, miseria, redención, paraíso, manifiesta de
El régimen de- propiedad privada es la causa de todos los modo claro este carácter sitst.iinl.ivo de las ideologías entendi-
males del hombre real. En tal R a i m e n , el hombre no se líate a das como religiones seculares Según Dawson, el marxismo es
sí mismo. Su vida pertenece a otro. P o r eso, "la supresión posi- la ideología q u e m á s h a insistido e n el carácter p u r a m e n t e
tiva de la propiedad privada en tanto que apropiación de la científico y no religioso de su doctrina. Al mismo tiempo, es la
vida humana es, pues, la supresión positiva de toda alienación, ideologia más deudora de los elementéis mesiánicos de la tra-
es decir, el r e t o r n o del h o m b r e a si mismo, el cual, abando- dición j u d í a y cristiana. De h e c h o , la suya es u n a doctrina
n a n d o religión, Estado, etc., vuelve a encontrar su existencia apocalíptica, un juicio condenatorio del orden social existente
liiunaiia. es decir social»- 1 . Para lograr la supresión del régi- y un mensaje de salvación para el pobre y el oprimido, a los
men de propiedad privada Marx utili/a la noción de proleta- cuales se promete una retribución en la sociedad sin clases,
riado, i la-sc social obrera, la cual posee una base material opor- equivalente marxista del reino milenario de la equidad-'.
tuna para la revolución: como está esclavizada y, por lo tanto, Pero al mismo tiempo, este aspecto del marxismo - e s
es nada, dialécticamente puede convertirse en un ser, puede decir, la esperanza en un futuro libre y justo- presenta algunas
llegar a ser protagonista ele la historia". perplejidades pata quien desea encontrar una coherencia in-
terna en el sistema. Si la ludia de clases es el motor de la histo-
ria, ¿se detendrá la historia después de la revolución? De ser
así, ¿el paraíso comunista se encuentra más allá ele la historia?
El carácter ideológico del pensa
Parece que en Marx la teoría de la historia quiere hacer convi-
;a en la visión de la historia cení toda la fuerza de la sustilit-
vir dos momentos que son incompatibles: el elemento apoca-
i l a s ideologías cumplen una función de sustitución de la
líptico del fin de la historia, heredado por la tradición judco-
cristiana, y la necesidad de la dialéctica en c u a n t o ley
"' Idrm, El Capila lo de Cu] a Económica, Múxk:< intrínseca de los eventos humanos, de tradición hegeliana. El
pp. 648*49.
elemento apocalíptico lleva las de ganar respecto a la dialéc-
'" ídrm, (tlti'i i 'i"' I'II >< -/"; ili \ •.¡fií/viii .II„i,u •Jm/ii,. i ¡L, p. .r>77.
'"Aestercsperlii. Baivsoii iitlr [[•;• que .uirigím cambio industrial ten- tica, configurando así a la teoría marxisia ele la historia en otra
drá en si suficiente imprniancca para cambial el espiriiu de tí cultura. Mien- versión m o d e r n a de una escatología secularizada. Sin em-
tras i-I proletario este guiado por motivos puraiucnie económicos, seguirá
bargo, en vez de alcanzar a través ele la lucha ele clases el anhe-
sienelo en d fondo un hurgues. Solo en la religión podemos encontrar la
fuerza espiritual que nos permita llevar a cabo la resolución espiritual. El lado paraíso del proletariado, en el siglo \ \ las distintas encar-
[ipo opuesto al burgués no se encuentra entre los comunistas, puesto que es naciones del marxismo mostrarán c ó m o u n a ideología es
el hombre religioso, r] hombre de desens. !•'.] hurgues no puede ser reempla-
capaz, ríe convenir este m u n d o en un infierno.
zado por otro i.ipo social, sino por un tipo humano muy distinto. Cierta-
mente la desaparición riel burgués implii aria la presencia del trabajador, ya
que no es cuestión de volver al viejo régimen de casias privilegiadas. El error
de Marx no reside en su dialéctica de evolución soda], sino en el materia-
lismo mezquino ríe su iuli.rprelai.ion. que desprecia!);! el tactor religioso»
(C. DAWSON, Dinúmku <¡r h Hnt»ri,¡ í.'íIíTICIW. Rialp, Madrid IWül, pp. 162-
103).
« Cfr. c. DAWSON, Dina
Capítulo II
S0REN KIERKEGAARD

1. Una vida, una filosofía

Surco Kierkegaard nace en Copenbague el S de mayo


de 1813. Era el último de los siete Ilijos de Michael Pedersen y
de Auna Lund. El pudre de Soren. «hombre estimado, piadoso
y austero»1, que pertenecía a una s e d a pictisla, educó a su hijo
en el más riguroso Cristian íKIIH • luterano, (lindando su religio-
sidad en un sentimiento opresivo de! pecado. Después de cur-
sar sus primeros estudios en la escuela pública, Stfren ingresa
en 1830 en la Facultad de Teología de la Universidad de Co-
penhague, movido por el deseo paterno de que su hijo se con-
virtiera en pastor. En esa facultad entra en contacto con los
clásicos griegos, pero sobre lodo con la dogmática luterana de
su tiempo, que en gran parle se alimentaba de la filosofía idea-
lista alemana.

.modo u-adiuotr.d di- LíIJI ti Oitíiiv.


F.t número romano inrlirn el volnnirn ríe Ni snr'.inria erfiritin integra! danesa
(Samlede Vaeáer, CojitiiliJüLi.: IHW-iy-HS! i-n la que se encuentra el ie*Iu; la
letra indica el tipo de obra, el número a rabión indiía la página. La tradue-
;,j¡i„.,,lh • ™pora
•n Ka;
mam
Después de dejarla. Kicikcgaard se dedicará de lleno a
Los anos de esludios imivcrsilai ios presentan un Kierke-
su actividad literaria, que ya había iniciado. Si bien esta en-
gaard inclinado a la melancolía, que intentaba esconder bajo
trega casi completa a la escritura hará que el volumen de sus
u n a vida mundana de fiestas, bailes y diversiones. A u n q u e en
publicaciones sea bastante notable, en nuestra exposición so-
los últimos años de su juventud Kierkegaard se acerca más sin-
bre su pensamiento desarrollaremos solamente los contenidos
ceramente a la vida cristiana, sin embargo una profunda crisis
de sus obras más importantes. Por el momento, basta con ad-
interior y íu escaso interés por los estudios de Leolügía llevaron
vertir la diferencia que hay en sus escritos entre la comunica-
a esle p e n s a d o r danés a u n a r u p t u r a con su p a d r e . El 8 de
ción directa y la indirecta. La primera es la que Kierkegaard
agosto de 1HS8 moría Micbael Pedersen Kierkegaard. Como
firma con su nombre. Suele tratar de lemas religiosos, edifi-
un gesto de devoción filial, Soren -cpte se había reconciliado
cantes, o forman parle de sus confesiones personales, como su
con su padre algunos meses antes de su m u e r t e - hace el exa-
voluminoso Dimití. La indirecta, que coincide c •i parle
men final de teología en 1840. La tesis versará sobre el con-
con su producción estética, en cambio, es seudónima: t
cepto de ironía en Sócrates,
Kierkegaard hace hablar a diferentes personajes, cada u
La relación con su padre lite de fundamental importancia
una visión del m u n d o propia, y que no coincide n
en la vida espiritual de Swen. Fue él quien le educó en la severi-
mente con la del mismo Kierkegaard. Por tanto, a la hora de
dad del pietismo luterano, y le inició en la dialéctica. Gran parre
i n t e r p r e t a r un d e t e r m i n a d o texto hay que prestar especial
de la melancolía y del sentimiento de culpabilidad kicrkegaar-
atención al seudónimo y a la perspectiva desde la cual escribe.
dianos son herencia del temperamento paterno. Sin embargo,
Así por ejemplo, Johanucs ( ünnacus, seudónimo d e la Apostilla
más decisiva que la relación con su padre fue el compromiso y la
conclusiva no áeiltifica n lar, -Migajas filoso/iras-, es un no cris-
posterior ruptura ron Regina Olsen. Todo parecía andar bien,
tiano que busca la verdad, mientras que Aiiticlíinacus, seudó-
pero justo después de haberse comprometido, Soren se arre-
nimo de ¡jaenfermrilaii murtal)- del EjnrhIDM rristianimio, es un
piente del paso que ha dado: la heterogeneidad de la que es
cristiano extraordinario.
consciente irrumpe en su compromiso desde el comienzo, l a
Entre sus obras más importantes, citamos: Aul-Aut, 1843;
relación amorosa con Regina Olsen marcará la vida del filósofo.
Tumor y Temblar, 1843; La repetición, lH4:i; Migajas filosóficas,
Hasta el momento de su muerte conservará su recítenlo, refle-
1844; El concepto de I» angustia. 18-11; hstudios mi el camino de la
xionará sobre la rectitud de su conducta, tanto del inicio de su
vida, 184Ü, Apostilla conclusiva no científica n las -Migajas filosófi-
compromiso como de la separación, l'cro la decisión había sido
cos", 1846; IM enp'cnialad mortal. IHIII; l-.jereirio del Cristianismo,
tomada: Soren no podía casarse con Regina. Su melancolía ha-
1849; El Momento, 1855.
bría hecho de ella una persona infeliz, y Kierkcg.iard no tenía el
El carácter polémico de la personalidad v de los escritos
derecho de hacerlo. Soten siempre interpretó la rotura de la
de este filósofo danés hicieron q u e entrara e n colisión con
promesa de matrimonio con esa joven como una manifestación
muchos de sus contemporáneos, y que causara polémicas fre-
de la voluntad divina: «mi compromiso con "ella" y la posterior
cuentes en la prensa de Copenhague, en parte alentadas por
ruptura dependen en el fondo de mi relación con Dios; forman
el periódico satírico El Canario. Si el choque con la prensa fue
parte, si se puede hablar así. de mi compromiso con Dios»-,
muy áspero y doloroso, el cnfrcri [amiento con la Iglesia Lute-
rana de Dinamarca - l a Iglesia del Eslado, «el orden estable-
ÍSTÍüKKIíHH vfii), maña, X 5 A 21.
Hi,!,.,m ,ic l„ thwfí,, mnh-umnráncct
•mi kii-rkeffutrd

cido»-fue tan viólenlo que llevo a Kierkegaard a la tumba. Los


xión entre su ohra edificante y su obra estética; y revela, si bien
diversos sufrimientos que padeció, la educación paterna, el
es cierto con pudor su relación personal con Dios
convencimiento de su propia heterogeneidad son elementos
Desde el comienzo Kierkegaard se define como un «es-
fundantes de su concepción de! cristianismo; para el, el cris-
critor religioso»; «el contenido de este pequeño libro afirma,
tiano es un contemporáneo de Cristo, que sufre con Él, que se
pues, lo que real me ule significo como escritor: que soy y he
odia a sí mismo para amar a Dios, que es capaz de vivir «en alta
sidu un escritor religioso, que la totalidad de mi trabajo como
mar, allí d o n d e el agua tiene "0.000 pie-, de profundidad»,
escritor se relaciona con el cristianismo, con el problema de
es decir, en la inseguridad de este m u n d o pero con la segu-
"llegar a ser cristiano", con una polémica directa o indirecta
ridad de la fe. Esta visión se o p o n e a lo que llama «Cristian-
contra la monstruosa ilusión que llamamos cristiandad, o con-
dad», esto es, el cristianismo acomodaticio de la Iglesia lute-
tra la ilusión de que en un país como el nuestro todos somos
rana danesa, d o n d e todos son cristianos, pero se c o m p o n a n
cristianos» 1 . En este rico y al mismo tiempo claro fragmento,
como paganos. Es u n crisiianismo m u u d a i m a d o , h e c h o de
e n c o n t r a m o s la definición de lo q u e después será denomi-
cultura y de complicidad con las pasiones de los hombres. Esta
nado por nuestro autor «el problema»: «cómo llegar a ser cris-
Cristiandad está personificada en los pastores -funcionarios
tiano». Esta cuestión no se entiende si no se encuadra en la
oficiales de la Iglesia de Ksiadi i. pagados por la casa real- y en
dialéctica kierkegaardiana entre cristianismo y Cristiandad.
particular en la figura del obispo luterano de Copenhague,
La Cristiandad consisle fuiídamcni,límenle en pertene-
Mynster.
cer a una comunidad eclesial - l a Iglesia Luterana de Dina-
La dureza de la polémica con la Iglesia de Estado ter-
marca- representante del «orden establecido». Es una perte-
minó por arruinar el débil sistema nervioso de Kierkegaard. El
nencia que no implica un modo deirt minado de vida: uno es
2 de octubre de IHü'i kierkegaard cavó, sin fuerzas, sobre el
cristiano porque ha sido barnizado cuando era niño, porque
pavimento de una calle de C o p e n h a g u e . Un transeúnte lo
va a la iglesia el domingo, escucha el sermón del pastor y canta
llevó al Hospital Frederik. Entra en una lenta agonía, que dura
himnos. Pero aquello que el cristiano escucha el domingo no
hasta el 11 de noviembre de W.r.i. día en el que el Juez Divino
influye en su vida del lunes siguiente. La Cristiandad, dirá
lo llamó a su presencia.
Kierkegaard, es una ilusión, 1.a tarea que se p r o p o n e el filó-
sofo danés - t a r e a que interpreta como un e n c a r g o divino-
será desvelar esa ilusión y ese engaño de la Cristiandad, y pre-
2. Hermenéutica de la obra de Kierkegaard
sentar el verdadero cristianismo, que no es una doctrina para
ser expuesta sino para ser vivida.
Los documentos más relevantes para conocer el pensa-
En el prefacio de los dos pi hueros Discursos edificantes
miento ínümo de Kierkegaard son su Diario, y en segundo lu-
- e s decir, en una obra religiosa- introducirá «la categoría»: «el
gar una obra breve, escrita en 1848, pero que será publicada
individuo»: «lema [llena conciencia de que yo era un escritor
postuma en 1859: Mi lnint<: de ¡'isla de >tn actividad de escritor. En
religioso y que como tal me importaba "el individuo" ("el intli-
esta obra, una especie de declaración, ti pensador de Copen-
hague abre parle d e su mundo interior. En ella aparecen las
complicadas relaciones que tuvo con sus seudónimos, la conc-

122
viduo", en oposición a "el público"), pensamiento en el que gran. Sin emhargo, no se líala de un proceso necesario, pues
está contenida toda una filosofía de la vida y (icl m u n d o - ' . la sinlesis del individuo es el producto de una elección: esta se
"El problema» -cómo hacerse cristiano-y «la categoría» alcanza c u a n d o el h o m b r e se ha escogido a sí mismo libre-
el individuo- se integran mimiaiiicir.c. ir'.l verdadero ci mente, pero solo si lo ha hecho apoyándose en el Absoluto,
será el individuo, la persona s i m i l a r delante de Dios. como ser libre y al mismo tiempo como dependiente de la Po-
tencia Divina: «entrando en relación consigo mismo, que-
riendo ser el misino, el hombre se fundamenta en transparen-
3. La "categoría-, kierkegaardiana: el individuo cia en la potencia que lo ha puesto» r '.
I.os análisis existenciales de Kierkegaard presentan di-
La categoría del individuo, presentada bajo disl versos niveles de composición en el hombre. En primer lugar,
ticas a través de las obras seudónimas y la c< el h o m b r e es una síntesis de cuerpo y alma. A través del
recia, tiene una gran significación dialéctica. Kicrkegaard se cuerpo y el alma los hombres pueden descubrir las posibilida-
en un ambiente intelectual cardado de idealismo: el des y las limitaciones de su propia existencia. La síntesis entre
-así se referirá siempre a la construcción filosófica hc- alma y cuerpo es denominada «espíritu». El espíritu p o n e e n
- anula al individuo, porque este es concebido como relación el alma y el cuerpo, d o n d e se despierta la auto-
o del infinito, romo simple motl»-utilizando termi- conciencia. Calando el hombre comienza a reflexionar, des-
nología spinoziana- del Absoluto. El sistema omnicomprehen- pués de la etapa inocente de la infancia, el espíritu pone el
sivo no deja espacio alguno a la libertad, (pie queda reducida a alma frente al cuerpo: el yo conoce lo que significa cada cosa,
la autoconciencia de la necesidad, l a «mediación» entre los sus determinaciones y sus posibilidades, su complei
opuestos, operada por la dialéctica liegcliaua. será la vida del dad y su oposición. Inicia así el proces<
Absoluto, el proceso necesario de su devenir. Una mediación, del individuo, de la autoafu marión.
por tanto, no libre, en la que tas elecciones de los individuos El yo se constituye en una doble relación: cuerpo y alma
son solo momentos de la auloafii marión de la vida absoluta deben entrar en relación a través del espíritu, pero el espíritu
del Absoluto, F] Absoluto se identifica con el mundo y con la determina al misino tiempo una relación consigo mismo, es
historia universal, Ku este contexto se comprende la afirma- decir, debe autofimdamciltar.se. Sin embargo, hay que estable-
ción clara y rotunda de Kiei kegaartl: «toda la confusión de los cer si esla auiol'tuidamenlación es absoluta o derivada, Kierke-
tiempos modernos consiste en haber olvidado la diferencia ab- gaard entiende esla eslrnelura relaciona] del hombre no solo
soluta, la diferencia i ualilativa e n d e Dios v el inundo-. en sentido oillológico. sino sobre lodo en sentido ético-reli-
Pero ¿qué. es el individuo para kierkegaard? El filósofo gioso. Piensa que una relación que se relaciona consigo misma
danés concibe al hombre como un ser dialéctico. El homhre -es decir un yo- tiene que haberse puesto a si misma o haher
no es «uno» desde su inicio: es un compuesto que tiene como sido puesia por otro. I,o propio ele la existencia h u m a n a es
tarea propia llegar a ser «individuo», p o n i e n d o la «síntesis» que no puede ponerse a sí misma, de donde se sigue que ha
que confiere la unidad a los distintos elementos que lo inte-
• lllrilt. !.:: mtilx/liii mvrliiii: I 11 Kirtirguu/li. (¡finí; t-i.
^Iclalih,^,, .Mwi kw<
tempon
c) en proceso: la síntesis del espíritu no viene dada, es
sido puesta por otro. En ese doble relacionarse, el yo debe es-
un esfuerzo libre para encontrar la unidad en el fundamen-
coger si fundamentarse sobre un tercero, es decir sobre la po-
tarse del yo en el Absoluto;
tencia que lia puesto el espíritu mismo. Dios, o au«(fundamen-
tarse a sí mismo. El yo que se fundamenta en el Absoluto es d) como consecuencia, la síntesis del espíritu se con-
libertad, precisamente poique lia escogido el Absoluto, que es vierte en una tarea ético-religiosa, pues se [rata d e la constitu-
su origen y su fin, es decir, su verdad intrínseca; el yo que se ha ción del individuo delante de Dios;
escogido así mismo romo nuiolundamento, en cambio, es de- c) finalizado teológicamente: el individuo se auloaliinia
sesperación. «El yo es libre no poique se transfiera a sí mismo solo delante de Dios; la falta de fundamento en el Absoluto
y se anule en el infinito, ni siquiera porque abandone su ser lleva al yo a la desesperación y a la pérdida de sí mismo.
(...) en el finito, sino poique se al/a como afirmación de capa-
cidad de elegir el absoluto» 6 .
El yo que se fundamenta sobre sí mismo, dándole la es- 4. Los estadios existencialcs
palda al Absoluto, se desespera porque lia traicionado su pro-
pio ser dialéctico, porque hace violencia a su estructura ónlica Según la conciencia que uno tenga de si misino, esto es,
más intima: ser \¡u espíritu -síntesis de alma y c u e r p o - funda- dependiendo de la fuer/a que tenga la ¡luloaíilinación del yo,
mentado en Dios. El yo desesperado si- podrá desesperar en la el hombre se encuentra en situaciones existencíales diversas,
vida estélica, o porque escoge el finito, que no le puede satisfa- atraviesa distintos rshalim existencíales. En las líneas que si-
cer, o p o r q u e escoge el infinito pero en modo fantástico: guen intentaremos presentar las características generales d e
entendido como el lugar de las infinitas posibilidades, sin de- los diversos estadios.
e como espíritu. En definitiva, quien no elige funda-
eu e! Absoluto no ha elegido en realidad, porque el
h o m b r e que se pierde en lo inmediato o en la posibilidad infi- a) El esUaiiii e\
nita del pensamiento no se determina romo espíritu, y carece
de un verdadero y propio yo. El estadio estético de la existencia representa el nivel
Los análisis exisiendalcs de Kicrkcgaard nos conducen más bajo de vida humana: muestra su carencia de espíritu (uni-
a otros niveles de constitución dialéctica: linilud e infinitud; dad alma-cuerpo), porque a la persona que es víctima del este-
necesidad y posibilidad; tiempo v eternidad. Después de estos ticismo le falla la conciencia de de ser un yo.
análisis, el individuo kicrkcgaardiano aparece como: En una página de la última parle de Aut-Aut, el autor
a) un ser individual: las únicas cosas que existen son in- seudónimo define el estadio estético romo aquella situación
dividuos, lo abstracto no existe; en la que h o m b r e es aquello que es, y lo compara al estadio
b) dialéctico: en el hombre hay diversos componentes ético, en el que el hombre llega a ser aquello en lo que se con-
que se deben si vierte. De todo lo dicho en las páginas anteriores, parece clara
la distinción kierkcgaardiana: el hombre es un hacerse, debe
alcanzar su telns (fin) -realizar la síntesis del espíritu-. Si se
queda en lo que simplemente es, sin poner en movimiento el

127
Hktorí,, ,!,• i„ t}i,„.„!„: ..- .. Soren Kíerkegaard

proceso etico de jiiloconsiilución tic! espíritu, permanece es- Identificado con su oslado do ánimo mudable, está impo-
tancado en lo inmediato, en el esteticismo. sibilitado para el amor, poique se encuentra atrapado, no en sí
El esteticismo es una enfermedad espiritual: la sufre el mismo, sino en la superficie de sí mismo. No podrá ni siquiera
hombre que carecí' tic interioridad, poique no ha logrado rea- escoger: delante de él se ahren diversas posibilidades, pero al en-
lizar la síntesis cutir los demonios t|uc lo componen. El estela contrarse instalado en la superficialidad de la vida, no encuentra
lleva consigo una ruptura interior, que se debe recomponer. razones de peso que !e muevan a escoger una cosa u otra. La su-
En Aut-Auty en los Estadios en el camino di: la vida, Kierkegaard perficialidad es negación de libertad y. por tanto, indecisión.
présenla la tipología tic csia enfermedad, es decir, los distintos El hecho de no encontrar u n motivo válido para tomar
simonías que ponen de manifiesto que al estela le falla un yo y decisiones lleva al aburrimiento: todo da lo mismo. Todo es-
que se encuentra, sabiéndolo o no, en la desesperación. lela terminará por aburrirse, Pero como el aburrimiento no es
Tipos muy distintos -el borracho, el hombre de nego- un estado de ánimo agradable, el esteta buscará un remedio
cios, el artista, el engreído- tienen en común la misma enfer- para combatirlo: la diversión. Divertirse es no sujetarse a un
medad: el esteticismo. A todos les falla tina racón profunda tic orden establecido, a unas normas, es no comprometerse, nn
vivir bien anclada en lo más ¡mimo de su ser: viven superficial- comportarse con lealtad con nada ni nadie. Divertirse significa
mente. Son lo qtte son: se identifican con su propia actuación, arbitrariedad: una vida sin peso, sin un pian establecido, ha-
se encuentran en la superficialidad. ciendo todo aquello que a u n o le apetece en cada Ínstame,
Como al esleía le falla la unidad simélica tlel espíritu, su movido por el estado de ánimo.
no-existencia, es decir el hecho de encontrarse en la superfi- Pero la arbitrariedad es un remedio superficial contra
cialidad le lleva a la falta tic autodominio, de libertad. El estela un síntoma -el aburrimiento- de una enfermedad profunda:
no es dueño de sí mismo: vive siempre fuera tle sí, en la super- la desesperación. «Se observa, por tanto, que toda concepción
ficie. I-a falla de profundidad, de autoconoiencia de poseer un estética de la vida es desesperación, y que todo aquel que vive
yo, hace que se identifique con su oslado de ánimo. Pero los estéticamente está desesperado, mulo si lo sabe como si no
estados de ánimo varían, como cambia o (...). Esta última concepción es la desesperación misma. Es
perlicie. El esleía vive en el momt una concepción de la vida estética, porque la personalidatl per-
presente. Eslado de ánimo, insumió luga/: esia os la vida del manece en su propia condición inmediata: es la última concep-
esteta. Por este molivo. nunca podrá comprometerse con algo ción de la vida estética, porque en cierto sentido ha acogido
serio, con algo que sea definitivo. No se abrirá a los demás; vi- a d e l a nulidad de si misma»'.
virá encerrado en su identificación con su manifestación. Será
un espectador del mundo y de su propia exterioridad, porque
no puede actuar fuera de su eslado tle ánimo. Por lanío, el es-
teta está al margen tic los demás, se separa del resto, pero tam-
bién se separa de sí mismo: el esteticismo os tamhicn encerra- El p u n t o final de la vida estética -la desesperación- es
miento, hermetismo, egoísmo. El estela se deja llevar, deja que también el punto de partida de la vida ética. Desesperarse de
la vida transcurra [anímeme sin intentar tomar las riendas de
su propia existencia personal. nt-duf, Adelphi, Milano lSSÜ.p. 9
I !,.<!, iu,hl„J¡l¡m[kUl

uno mismo, darse cuenta de que lo inmediato no puede darle élico es, con otras palabras, la vida seria y responsable del
un sentido a la vida, es la única vía de salida para afirmarse a si hombre honesto.
mismo como fundamentado en el Absoluto. Por eso, lejos de Este telas personal, puesto por el Absoluto y escogido
aconsejar una terapia superficial, Kierkegaard anima a! estela por el hombre, que se alcanza a través del ejercicio de las virtu-
a la desesperación. des personales, no es solamente individual, p o r q u e el darse
Escoger libremente la desesperación: he aquí el co- forma a uno mismo partiendo de nuestras características con-
mienzo de la vida auléniica. Desesperar de uno mismo para sa- cretas nos remite hacia el ámbito de lo social, de lo civil: los de-
lir del esladio esk'liro significa desesperar de la propia finitud. beres laborales, familiares y políticos reaparecen en el estadio
Desesperar de mi yo (iiiiio, y escoger mi vn absoluto es el inicio ético y hacen que el individuo pueda alcanzar lo genera! al
de la vida ética. Este m o m e n t o se identifica con el arreptmíi- tiempo que se hace a sí mismo.
mimlfí: cuando uno se desespera de sí mismo, se da cuenta de
su propia culpa, y arrepintiéndose encuclilla el fundamento
del yo en el Absoluto. .Sin embargo, no se traía de un paso obli- c) El estadio religioso
gado: el estela puede permanecer siempre en ese eslado.
Decíamos ames que Kierkegaard definía, al esleía poi l:i Si bien en Aiit-Aut se alaba y recomienda el esladio etico
inmediatez, y al ético por el hacerse. Veamos la formulación d e existencia contraponiéndolo al eslado estélico, sin em-
textual: «¿Pero qué significa vivir estéticamente y qué ética- bargo, no es un esladio deliuitivo. De hecho, en un ultimátum
mente? ¿Qué es lo estético que se encuentra en el hombre y con el que termina esla obra, Víctor Eremita - u n supuesto edi-
qué es lo ético? A esto yo contestaría: lo estético que hay en el tor del conjunto de escritos que componen Aul-Aut- incluye
hombre es aquello por lo que él es inmediatamente aquello u n discurso de un pastor, cuyo contenido principal consiste en
que es, lo ético es aquello por lo que él llega a ser lo que llega afirmar que delante d e Dios siempre estaremos en d e u d a .
a scr» s . La existencia ética comporta una tensión hacia un tetas, En otras palabras, no es posible cumplir a la perfección con el
un esfuerzo para llegar a ser espíritu (rente a Dios. Por eso he- deber élico, con lo general, y oslar en perfecta regla con el Ab-
mos dicho antes que no se es individuo, sino que se llega a soluto. Por eso, el esladio ético comienza y termina con el
arrepentimiento y, por tanto, n o p u e d e ser u n estadio defi-
Retomando la ideología aristotélica. Kierkegaard en-
tiende el devenir élico como la tensión entre el yo real y el yo La ética descrita en Temory ícmWbres una ética de tipo
ideal. Pero el yo ideal no es el yo fantástico del esteta que no kantiano-hegeliana. Es la ética del deber general que está
ha logrado poner el espíritu y se dispersa en un mundo imagi- fuera del hombre, y en consecuencia inalcanzable para él ron
nario, en un mar de posibilidades. No, el yo ideal de la existen- sus solas fuerzas. Nos encontramos ante una cierta simplifica-
cia ética es el h o m b r e común, el h o m b r e universal, pero al ción de la ética, y ante un cambio de perspectiva con respecto
mismo tiempo es el hombre concreto, que intenta alcanzar el a la ética que hemos descrito en los párrafos anteriores. Kier-
yo ideal a través de las cirnmsiaticias ordinarias de su vida. Lo kegaard j u e g a r o n sus seudónimos, cambiando continua-
mente de enfoque. El blanco de tiro de su seudónimo Jolían-
nos de Silentio es ahora la ética kantiana v el intento hegeliano
HUtoñdck, filosa contemporánea

rlr afirmar l;i SIIJH ritiridad de la razón ron respecto ,i la le: ir termina su relación con lo general, mediante la relación que
más allá de luje. tiene con el Absoluto, y n o al revés" 1 1 . El individuo se rela-
Según esta ética lie lo general, el individuo que no hace ciona con Dios en la le. I.a le es una //nsh'm: el movimiento de
lo general necesariamente peca". En este contesto la ética es la infinitud, ¡.a relación absoluta del individuo con el Absoluto
lo absoluto: no se puede ir más allá. Pero Joba unes de Silentio no se realiza a través tle ttna mediación reflexiva, sino de un
presentará un caso histórico en el que un único individuo fue .sallo: «lodo movimiento de infinitud sucede con pasión y nin-
contra lo general para obedecer a un mandato divino: Ahra- guna reflexión puede suscitarlo. Este es el salto continuo que
ham, que para obedecer ¡i Dios estuvo dispuesto a matar a su explica el movimiento en la existencia, mientras que la media-
lujo Isaac. ¿Fue Ahraham un asesino, un impío, o el padre de ción es una quimera que dehe explicarlo todo en Hegel y al
la fe? Si la ética de lo general lucra lo absoluto, si la razón mismo tiempo es lo único que él n o intentó explicar- 1 -.
fuera la última inslanci.i para cslablcrer las normas morales de Estas categorías serán desarrolladas con más extensión
conducta, entonces Ahraham sería un homicida, con todos los en sus obras posteriores. Ku la Apostilla cnucliisma no científica a
agravatUcsdel asesínalo de la propia prole. las «Migajas filosóficas», J o h a n n e s O i m a c u s afirma que la
Pero la actitud exisicncial de Abraliain no es la de un forma tle llegar a Dios es la subjetiva, es decir, mediante la pa-
hombre guiado solo por la razón. Ahraham nene una pasión in- sión de la interioridad. Ahora bien, la verdad que presenta el
finita, que le lleva a creer en virtud del absurdo, la fe. Esta pa- cristianismo es paradójica: Jesucristo. En Él, lo Eterno se hace
sión infinita le pone en contacto con el Absoluto, y por este mo- temporal, Dios se hace hombre. Para aceptar esta verdad no
tivo la ética tío desaparece, pero se convierte en algo relativo. El basta el pensamiento conceptual: si el pensador subjetivo vive
deber absoluto es el que el individuo tiene frente a Dios. No se en la verdad, la verdad de la paradoja se alcanza solo mediante
rechaza la etica, pero encuentra un lugar subordinado respecto l,i [LIMó]i, que permite dar el sallo de la ie. La pasión de inlini-
a la esfera religiosa. Kicrkcgaard habla de una suspensión Ideóla- tud es la misma verdad. -Pero la pasión de la infinitud es pre-
gim Hela ética: hay algunos deberes personales del individuo res- cisamente la subjetividad y así, la subjetividad es la verdad-': 1 .
pecto a Dios que le hacen ir en romra de lo general. J o h a n n e s Clímacus ofrece más adelante una definición
Abraham no se colora en contra tle lo general por no al- de verdad: «la verdad es la inrcriidumhrc objetiva mantenida
canzar la deseada altura ética. Todo lo contrario: la suspensión en la apropiación de la más apasionada interioridad, y esta es
teleológica de la ética significa que el individuo se coloca por la verdad mayor que pueda darse en un evisietile» 1 '. En el ám-
encima de lo general. Colocarse por encima de lo general no bito ético-religioso no se da la certeza objetiva, sino la decisión
es otra cosa que la posibilidad que tiene el individuo de "estar libre de afirmar la incertidunibrc subjetiva, movida por la pa-
en relación absoluta ron el Absoluto»''. Según j o h a n n e s de Si- sión de la infinitud. «Allí donde el camino se bifurca», escribe
lentio, en eso consiste la paradoja de la fe: «que el individuo es poéticamente Clímacus: ese instante interior, el de la decisión
superior a lo general, de manera que es el individuo el que de-
libre de dar el salto v aceptar - n o solo g no se o lógicamente sino La lectura kierkegaardiana de algunos representantes
existencialmciite- la para el o ¡a, que es falta de certera. Es más, del existendalismo, como Heidegger y Sartre, adolecen de
ese es el martirio de la razón que se ve obligada a traspasar sus parcialidad. Sus análisis de la angustia y la desesperación en-
estrechos esquemas concejil nales v sallar. Kl sallo es la decisión cuentran una cierta inspiración en el pensador danés, pero ni
que determina lo que es ser cristiano -la paradoja, que el pen- la angustia ni la desesperación son la última palabra de Kierke-
samiento humano acepta superándose a sí mismo y colocán- gaard, Si confiamos en la sustancial sinceridad de las confesio-
dose al margen de los conceptos-. I.a categoría del «salto» es, nes de esle autor, tendremos que admitir el carácter religioso
de acuerdo con (ilímacus, la protesta más determinante que se que Kierkegaard quiso imprimir a su obra. No se puede enten-
puede hacer contra el método dialéctico hcgcliano. der a Kierkegaard fuera del radicalismo cristiano, que se en-
Lie esta manera, la definición de la verdad es una des- cuentra en oposición dialéctica respecto a la racionalización
cripción de la le: «sin riesgo no existe la fe. La le es precisa- hegeliana de los misterios de la fe, y a la reducción del cristia-
mente la contradicción caire la pasión infinita de la interiori- nismo a cultura operada por algunas comunidades luteranas
dad y la incertidumbre objetiva. Si lucra capa/, de llegar a Dios del siglo xix. La lectura existeucialisla queda fundamen-
ohjetivamcnle, recría; p e r o gracias a que no talmente como una versión trunca del pensamiento de Kierke-
p u e d o debo creer. Y si qui conservarme en la fe. d e b e r é gaard.
siempre procurar la incertidumbre objetiva. Si esta lectura es parcial, tamhíén peca de exagerada la
no perder de vista la inccrliduiiibrc ob- pretensión de convenir a Kierkegaard en un pensador cató-
¡etiva "a 70.000 pies de profundidad" y aún así, creer» '•"'. lico in nbsroadilo. A pesar de sus críticas al hite rail i smo de su
No se puede rx/ilirrin-i crisliauisuio porque es la religión época, su afirmación del mérito de las obras y de otros cle-
de la paradoja absoluta: esta es la demencial pretensión del sis- menlos de la dogmática católica, Kierkegaard se
tema; el cristianismo no es un problema cultural, sino la reli- jos de la ortodoxia, sobre todo en lo que respecta al c
gión en la que se acentúa que la existencia es tiempo de deci- razonable - n o racionalista- de la fe.
siones, y q u e la verdad es la paradoja. Kierkegaard liene mucho que decir al hombre contem-
poráneo. Su misión fue !a de abrir caminos, que podrán ser
transitados con provecho por los que quieren encontrar en el
hombre una fundación teológica y un destino trascendente.
Kierkegaard présenla una de las i ríiicas más radicales al
sistema hegeliano, con su revaloración del singular como indi-
viduo dotado de dignidad, y con la función central de la fe
para alcanzar el Absoluto. De Kierkegaard parten diversas co-
rrientes filosóficas contemporáneas, como algunas manifesta-
ciones del personalismo y del cMsteucialismo. Su obra pasó
inadvertida en su siglo, pero a partir del siglo
a Kii'rkegatitil Renaisinnre.
Capítulo Til
ARTHUR SCHOPENHAUER

1. Vida y obras

ArlhurScliopenliaiiei' nació en Dantzigen 17Í


era un próspero r o me re i ante de origen holandés, y s i madre es-
critora muy aficionada a las humanidades. El padn d e Arllnir
deseaba que siguiera los negocios familiares, y por
envió a su hijo a viajar por Km opa, ya que el
versas lenguas y culturas le resuUaria muy üti! para liilino ti'.i-
bajo. Pero nucslro autor se sentía muy poro inclinado al comer-
cio, y después de la muerte de su padre, ocurrida en 1804,
decide estudiar liloMilb. I'it I HUÍ l inicia sus esmdios en la Univer-
sidad de Gotinga, y en 1811 se traslada a la de Berlín, donde fre-
cuenta cursos de Srhleienmdier y de Ficlilc. I_as relaciones con
su madre fueron tensas v distantes, pues Srhopenhauer conside-
raba frivolos y superficiales sus intereses literarios y culmraies.
En 1813 se gradúa ron su tesis /..; cuádruple rak del prinri-
pio de razón suficiente. Al año siguióme se iraslada a Dre.sde, donde
escribe su obra capilal. El. mundo niuu, voluntady representaáán
{Die Well ais Wille muí ViuMIini^), que tendrá una segunda edi-
ción ampliada en 1844, y aún una tercera, también modificada,

137
Arlhn,
le !,; fíbula m,„em,
!!•,:. que intenta dar sentido y racionalidad a cosas q u e son de p o r
en 1859. Sin embargo, no ruvo una gran acogida. En su carrera
sí i) racionales y sin sentido. En cambio, guardará un gran res-
doccnic, que inicia en Berlín en 1820, también enconüó sinsa-
pelo por el sistema kantiano, y es fácil observar muchas inspi-
bores. Manifestación clara de su convencimiento del valor de la
raciones del filósofo de kónigsbcrg en su pensamiento. Entre
interpretación del mundo que proponía v de su alia anroesrima
los elementos kantianos de su visión del m u n d o , Schopen-
es e! hecho de que pusiera sus clases a la misma hora que las de
hauer subraya la importancia de la distinción (mire fenómeno
Hegel. La consecuencia fue ((lie el público se hizo cada ve/ más
y n o ú m e n o . Al influjo de Kant hay que añadir el del oricnla-
escaso, y que Schopenhauer luvo que cambiar de horario.
lisia Maytr, que Schopenbauer conoció en 1813. Mayer le ini-
Los fracasos académicos alejaron a Schopenhauer de las
cia en el conocimiento de la filosofía hindú, y en particular en
aulas universitarias en 1831. Al a b a n d o n a r la actividad do-
la teoría del velo de Maya. Según esa concepción, bis sujetos
cente, fija su residencia en Franklurl, en d o n d e vivirá hasta el
individuales son solo apariencia: hay que traspasar el velo para
día de su muerte. 1 labiendo heredado una gran fortuna, pudo
conocer la realidad, faino Kant como la filosofía hindú, con
llevar una vida de soltero acomodado, viajar por Europa y de-
las obvias diferencias de tiempo y cultura, afirman una distin-
dicarse a sus escritos.
ción entre la apariencia y la realidad. Este será uno de los pun-
La fama que anhelaba y que lardaba en llegar, vino final-
tos más importantes de la cosinovisión schupenliaileriana: hay
mente con la publicación de y\\i libro de alta divulgación, en el
un m u n d o fenoménico, y otro auténticamente real. Vamos a
que Schopenbauer comentaba distintos sucesos v facetas de la
describir sonn-raínenie el primero.
vida en modo profundo y original; Parerga y Paraüpámena
Para nuestro autor, el mundo fenoménico es una repre-
(IW'pl). l-'.n los últimos anos de su vida gozó del reconocí míen lo
•s solo objeto para un sujeto. Si dcsapare
que siempre había esperado. A pesar de su desprecio por los
nimio como representación nuestra desapai
profesores universitarios -fruto do sus amargas experiencias en
s, y permanecería en las representaciones de los demás
las aulas-, su pensamiento fue objeto de estudio, de conferen-
sujetos. Si al final quedara solo un sujeto, y este desapareciera,
cias y de cursos en las universidades alemanas. También ayudó a
«el mundo como representación dejaría lambién de existir" 1 ,
Schopenbauer el momento histórico de Alemania: ya se habían
Schopenhauer considera que el entendimiento es una
moderado los entusiasmos románticos, y el gusto de la época
facultad cognoscitiva en la que se da la intuición sensible. F.sle
permitía un cieno pesimismo exisiencial. causado en parle por
mundo fenoménico, hecho de representaciones múltiples re-
la difícil situación política de la prc-unifirat ion. Sclurpenhauer
lacionadas entre si, es conocido por el sujeto a través de las re-
muere en Frankfiíii el 23 de septiembre de 1860.
presentaciones inmediatas, llamadas también intuitivas o em-
píricas. Las relaciones entre las representaciones se rigen por
el principio de razón suficiente, cuya formulación Schopen-
2. El mundo ei n representación
hauer toma de Wolff: «Nada es sin una razón para que sea más
bien que para que no sea»-. Dicho principio es la base del co-
Schopenbauer afirma que entre su pensamiento y el de
1
Kam n o se ha producido irada ¡ni cresa me en filosofía. Esto su- A.ScHorr.KM/11 r.u, fíie Wrll nh W'ül, mid Vi,
pone una crítica despiadada a todo el idealismo alemán. En de Frauí'üsiiili. Lci|».ig 1S73-1876.
- ídm, Weikt, I, p. 5.
efecto, Scliopenhauer considera que [ legel es un «charlatán»
¡lis/ •iadrjuMa-F" < Arth,,- <.l,lir,;ih:.<i<i

o cien tilico. 1.a ciencia versa sohre el mundo de mis F.l mundo fenoménico es el conjunto de mis representa-
representaciones, y las dislimas disciplinas se fundamentan en ciones intuitivas, empíricas o inmediatas. Pero el sujeto tam-
las cuatro formas de relación cautil, que Schopenhauer había bién puede elaborar, a partir de las representaciones inmedia-
estudiado con detenimiento en su tesis doctoral Sobra la cuá- tas, mediante la reflexión, representaciones mediatas o
druple raíz del principio da riizím sufran/la. Tales formas son: abstractas. Estas segundas dan una cierta formal izar; ion a las
a) el principio del ilnvnii: según el cual la causa sigue al primeras, aunque no añaden nuevos conocimientos. La razón
efecto, que rige el conocimiento de los ol>jt:ios materiales rela- tiene un carácter instrumental; elabora leyes generales para
cionados espaciiKcmporalmente, y que constituyen la materia guiar nuestra conducta, y busca los medios más eficaces para
ele las ciencias naturales; satisfacer las necesidades materiales: ei conocimiento está al
b) el principio del conocer, según el cual las consecuen- servicio de la voluntad.
cias siguen de las premisas, que rige el conocimiento de los
conceptos ahstraclos. objeto de la ciencia ríe la lógica;
e) c! principio de! ser, que regul; 1. £1 mundo como voluntad
tica de los entes, conocida a través de las ir
espacio y tiempo. Las leyes según las cuales se relacionan las Habiendo explicado qué entiende el lilósolo de Dantzig
partes del espacio y riel tiempo son las propias de la aritmética por fenómeno o represen [ación, habrá que preguntarse: ¿qué
(licmpo) y de la gcoiiiclria (espacio); es para Schopenhauer la cosa en sí, el noúmeno? La cosa en sí
d) y finalmente, el principo del obrar, también llamado es única, y a diferencia del mundo fenoménico es inespacial e
ley de motivación, que regula las velar iones de las voliciones intemporal. Schopenhauer la define como voluntad, enten-
con el sujeto. Se trata de la causalidad vista desde el interior diendo por tal una realidad unitaria, que esta detrás del mundo
del sujeto que obra. I.a razón suficiente o motivo por el cual fenoménico, identificada con un impulso
un hombre obra en el mundo fenoménico es su carácter. tívado, y que a veces podemos conocer mediante u
En el mundo fenoménico lodo está deierminado por el interior. Según Schopeuhauei, cualquiera que entre dentro de-
principio de razón suficiente, (lomo en Kaiu, la libertad no ac- sí mismo y se pregunte acerca riel porqué de sus acciones, lle-
lúa en el ámbito de los fenómenos. Para Schopenhauer exis- gará a la conclusión de que es movido por una voluntad primi-
ten distintos tipos de necesidad (física, lógica, moral). En el genia, por un impulso que lo lleva a obrar, a querer y a pensar
m u n d o como representación, el hombre parece dueño de su de una determinada manera. Tal impulso se denomina «volun-
destino, pero como veremos, en realidad no lo es. tad de vivir», y se manifiesta en los deseos de afirmación indivi-
Cuando Schopenhauer afirma que el mundo es mi re- dual, de realización egoísta ríe la propia existencia.
presentación, está sosteniendo un fenomenismo que incluye Tal voluntad no es racional: es ciega y arbitraria. En sí
el cuerpo del sujeto y el sujeto mismo. Mi cuerpo es una de misma, la voluntad de vivir es inmotivada, y sin embargo es la
mis representaciones, así como el sujeto perceptor es repre- raíz de todos los motivos riel obrar. Cuando, mediante la refle-
n cuando se conoce a sí mismo como objeto. Schopen- xión, me doy cuenta de mi dependencia respecto a este im-
;r parece estar dr: acuerdo con el principio de Bcrkclcy: pulso ciego, puedo captar con ¡acuidad que todas las cosas de-
1/ pcrdpi mi! parapara. p e n d e n de esta voluntad de vivir, única y unitaria, que yo

140
Ifi.-K.,,i,
i„/,!,,,•!/;„.
experimento en mi existencia personal. F.] principio de causa- templación estética. Siguiendo las huellas de la estética kan-
lidad o de razón suficiente que relacionaba los distintos fenó- tiana, concibe la contemplación artística como una experien-
menos no rige en las relaciones entre fenómeno y cosa en sí, cia desinteresada. Es decir, cuando se da auténtica contempla-
dado que esta última se caracteriza por la irracionalidad. ción estética, el objeto de dicha contemplación no es deseado
Partiendo del carácter unitario de la voluntad, hay que o a n h e l a d o , sino contemplado desinteresadamente por su
explicar la multiplicidad de los fenómenos. Para Schopen- mismo valor estético. El desinterés con que se aprehende lo
liauer, el espacio y el tiempo son el principio de individuación bello hace que el sujeto se olvide de si mismo como voluntad.
de la voluntad. Guindo la voluntad se introduce en la materia, Sin embargo. Sthopcnliaucr no explica acabadamente
se fragmenta en seres particulares, determinados espacio-lem- cómo el sujeto supera el uso instrumental d e la razón para
poralmente. Su energía se manifiesta en las contradicciones y captar el objeto artístico. Según nuestro filósofo, evidenciando
choques del mundo fenoménico, desde los cataclismos natura- iw influjo platónico, el objeto ele contemplación se llama pro-
les hasta las guerras y tontucios humanos, pasando por las lu- piamente Idea. Las Ideas son modelos o arquetipos de las co-
chas entre los animales. Carla ente particular intenta afirmarse sas u objetivaciones de la voluntad. Las mismas Ideas son la pri-
sobre los demás, pues la voluntad entera - q u e es voluntad de mera objetivación de la voluntad: son eternas e inmutables, no
vivir- se halla en cada uno de los elementos singulares. Desde están condicionadas cspacio-tcinporalmenlc pues no son cosas
este postulado, se entiende por qué se bahía del pesimismo individuales. El arte expresa el contenido de estas Ideas. Cada
schopenhauriano: el mundo «real», nouménieo, n o es el que arte se especifica por el grado de objetivación de la voluntad
nos aparece en nuestras representaciones, sino q u e es una que expresa. F.n este sentido, hay una jerarquía en las artes. El
fuer/a obscura que siembra males y destrucciones. arte más sublime, el más cercano a la voluntad es la música.
Por otro lado, si la voluntad de vivir es mero querer irra- Por su parle, el genio artístico es capa? de a p r e h e n d e r las
cional, inmotivado, significa que el hombre está movido por Ideas y de expresarlas eficazmente.
un anhelo constante, pero imposible de satisfacer. La perma- Sin embargo, dado que la causa última y única del dolor
nente insatisfacción produce dolor. Por eso S c h o p e n h a u e r es la voluntad de vivir, el arte solo permite u n remedio mo-
concibe la felicidad como puro cese de un dolor, en espera del mentáneo a nuestra amargura existcucial. pues la contempla-
dolor siguiente. La vida misma es dolor y sufrimiento. El pe- ción estéuca que nos desliga de la voluntad de vivir se da en
cado original de la existencia es la mi instantes separados y no es permanente. Tampoco la religión
p u e d e satisfacer los deseos tle liberación del hombre. El cris-
tianismo, por ejemplo, a pesar de que con su ascetismo y sus
4.1.a liberación a :s de la contemplación estética llamados a la renuncia se acerca a la negación de la voluntad
de vivir, presenta como horizonte último de la existencia una
vida en el más allá y un premio eterno, que son clara manifes-
lin el intento de liberarse de la cadena de la voluntad. tación de la voluntad de vivir. Ni siquiera el suicidio es reme-
Scliopenhauer identifica dos formas de neutralizar este im- dio eficaz, pues con la m u e r t e queremos destruir los sufri-
pulso irracional y arbitrario: el arte y la negación de la volun- mientos del m u n d o fenoménico, pero no la misma voluntad
tad d e vivir. La primera consiste fundamentalmente en la con- d e vivir.
Historia, dr lafilosofíacontmporáneu .

La solución que propone Schopenhauer os la negación gico, es difícil explicar tí paso del egoísmo a la compasión en
de la voluntad de vivir, también llamada «noluntad» (ntilunlas un mundo dominado por el determinismo.
en latín). Una vez que el sujeto se da cuenta que todo el Pero si nos alejamos de la consideración de la filosofía
mundo fenoménico es objetivación de una sola voluntad de vi- académica e interpretamos el pensamiento de Schopenhauer
ril-, podemos entrar en comunión con todo lo que nos rodea, y como una visión del mundo, fruto de una intuición personal,
sobre todo con nuestros semejantes, pues solo hay un dolor: el sentido último de su filosofía (¡necia claro: este mundo está
mi dolor es el misino que el ele los demás, ya que todos los do- dominado por una fuer/a o energía irracional e inmotivada,
lores provienen de una sola cau.sa: la voluntad de vivir. Surge que causa dolor. La irracionalidad v arbitrariedad de la volun-
así la compasión por el dolor ajeno, y como consecuencia, la «lejo, a filosofía de 1:
negación de mi voluntad de vivir como voluntad egoísta. Hay toria de Hegel, concebida com o de la razón baria la
que negarse a sí misino, aniquilarse como fenómeno, para afir- autoconciencia universal. La e a humana es dolor y su-
mar la única realidad. En este aspecto de su doctrina, Scho- frumento, y el único c c posible lt> ronstiiuve la nuga-
•stá muy influenciado por la mística hindú. Hay que ción de la voluntad de vivir.
a especie de nirvana, a la insensibilidad, que se al- El mundo como volttiitntl t rfpresení/triii» el
s del ascetismo y la negación de la voluntad indivi- tor atento en Nictzsche. Algunas de las intuiciones de Scho-
dual. Así, u o puede penetral el velo de Maya V llegar hasta la penhauer serán recogidas por él, aunque el sentido último del
auténdea realidad. Pero como la realidad genuina es la volun- pensamiento nietzschcano intentara superar el radical pesi-
tad irracional, ciega y arbitraria, la filosofía de Schopenhauer mismo d e Schopenhauer.
se cierra en un pesimismo sin posibles vías ríe escape.

Las dificultades internas del sistema filosófico de Scho-


penhauer son muchas y profundas, l a difícil relación entre el
m u n d o fenoménico de la representación y el mundo noumé-
nico de la voluntad no está resuelta adecuadamente si nos mo-
vemos en el ámbito de la coherencia lógica. I-a intuición inte-
rior que alcanza la voluntad como cosa en sí, o la capacidad de
captar las Ideas en la contemplación eslética parecen escapar
al m u n d o del fenómeno, pero sin ninguna justificación gno-
seológica o metafísica, dado que el principio de causalidad o
de razón suficiente n o u n e el m u n d o como representación
con el m u n d o como voluntad. Las Ideas, por otro lado, que-
dan suspendidas entre el n o ú m e n o y el fenómeno: ni son la
cosa en sí ni son entes individuales. En el ámbito antropoló-

H-t
Capítulo IV
FRIEDRICH NIETZSCHE

[.Vida y obras

La filosofía de Nietzsche e
vida. Para entender su ol>r;i lilosólica es indispensable n
sus circunstancias históricas y personales.
Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en la casa pa-
rroquial de Rócken. un pueblecito vecino a la ciudad de
Naumburg (Sajonia). Su padre, que murió cuando Federico
era todavía un niño de pocos años, era pastor luterano, y sus
abuelos pastores y profesores do teología. La infancia de
Niet/.sche se desarrolla en un ambiente familiar cristiano, for-
mado por su madre, su hermana, su abuela y sus lías. En este
periodo manifeslará sus deseos de llegar a ser pastor. En IRÜR
entró en el liceo real de Piona, donde había estudiado Fichle.
Allí recibió formación literaria, científica y religiosa. Sin em-
bargo, en estos años de adolescencia surgen en él las primeras
dudas acerca de sus convicciones religiosas, que ya se manifies-
tan con claridad en su poesía .1/ lihs ilmuminiin, y en el ensayo
juvenil Hat!'.,,- ¡úiioria.

l-t?
Historia de k, t.hsutm contemporánea
:.,;•/:.
En 1864 inició sus estudios en la Universidad do Bonn, día del espíritu de la música. El libio tile muy mal acogido por la
inscribiéndose c-n Teología v Filología, pero al año siguiente crítica filológica, quizá por no entender que se Halaba de un
abandonó los estudios teológicos. Kn 1865 sc irasladó a Leip- libio de filosofía.
zig. Durante su estancia en esa ciudad la lectura d e El mundo A partir de 1872 el alejamiento de Nietzschc del mundo
como voluntad y rc/iresrrilación le descubre el pensamiento de académico se hace cada ve/ mayor. Los ensayos que publica
Scliopenliauer, que lo fascina, dejando en su ánimo una hue- tienen poco que ver con la filología: Subir rl futura de nuestros
lla indeleble. También lee allí La vida di: ¡esas, de Strauss y La ceñiros de enseñanza (IN72): Cinco pnihiffis a cinco lilaos no escritos
esenáa del cristianismo, de Ecuerbach. Los ataques contra la reli- (1872); Consideraciones intempestivas (1874-1876). En 1877 se
gión rie esios dos autores y la visión pesimista de la filosofía de distanció de Wagner, al descubrir que el músico admitía -se-
S c h o p e n h a u e r resuelven en parte las dudas interiores q u e gún la particularísima visión de Niet/sche- algunas ideas cris-
a t o r m e n t a n el alma de Niet/.sche, orientándolo defmiliva- tianas. En esta decisión también influyó la susceptibilidad en-
mcnle hacia una actitud de recha/o del ci isliaiiismo. Kn 1866 fermiza de nuestro autor, que consideraba que no había sido
lee Historia del materialismo, de Lmge. l'.slc libro lo confirmó en tratado en Bayrcuth, nueva residencia de Wagnc-r, con la deli-
su convicción del abismo insuperable entre la infinidad de la cadeza que merecía. Un año después escribirá Humano, dema-
vida y la limitación del conocimiento intelectual. siado humano. En 1879 renunció a la cátedra universitaria, pues
No participó en la guerra austro-prusiana, pero en 1866 sufría de continuas jaquecas y de: problemas estomacales. Para
hizo su servicio militar en Naitmbun; con gran entusiasmo. En recuperarse realizó viajes por el sur t\c Europa, en Suiza e lia-
1869 se trasladó a Basiloa, en donde le habían asignado la cáte- ba. 1.a pensión que obtuvo de la universidad le permitía hacer
dra de filología, gracias a los buenos servicios de su maestro, ei Frente a sus modestas necesidades económicas. Después de
célebre filólogo V\ierlrich Wilhelin Rilschl. 1.a Universidad de este breve paréntesis retomé) su actividad literaria, publicando
Leipzig le había otorgado el doctorado sin exigirle una tesis, esc mismo año durara. En 1881, en Sils-Maria, uno de los para-
teniendo en cuenta sus trabajos académicos. Aunque en esos jes suizos preferidos por Niet/sche, tiene una especie de visión
años publicó algunos ensayos filológicos, en su alma se estaba sobre el eterno retorno de todas las cosas. Parle de esas expe-
gestando lentamente su verdadera vocae ióu intelectual: la filo- riencias, y sobre lodo las página;, mas profundas acerca de su
doctrina de «la muerte de Dios», las recoge al año siguiente en
Kn Basilea conoce y admira, entre otros, ajackob Biuk- La gaya ciencia. En ese mismo año - 1 8 8 2 - tuvo un breve idilio
hardl, a quien consideraba uno de sus maestros, a K. Overbeck, amoroso con Lou Salomé en Roma. Sin embargo, esta joven,
p r o i e s o r d e Historia de la Iglesia que compartía con Niet/sche inteligente y bella, rechazó las ofertas de Nielzsche, prefi-
su visión del cristianismo, y a Paul Ree, pensador positivista. riendo a su amigo Paul Reír. El desencanto amoroso aisló toda-
Pero su relación intelectual más importante de este periodo vía más a un Niel/sebe por naturaleza solitario e introvertido.
será la que sostenga con Richard Wagncr, \m genio en el sen- Entre I883y 188.r> dio a luz una de sus obras más impor-
tido de Schopenhauer. Durante su estancia en Basilea visita tantes: Así habló ¿aratustra. Después siguen, en 188b: Más allá
con mucha frecuencia a Wagncr y a su lamilia. que vivían en del bien y del mal; 1887: I.a genealogía de la moral: 1888: El caso
Tribschen, donde encuentra un ambiente acogedor e intelec- Wagncr, 188lJ: Xietzsriie contra Wagnir, El crepúsculo de. los ídolns;
tualmente interesante. En 1872 escribe E,>• nacimiento de la trage- 18!I4: Anlicnsto. Son las obras donde su odio a

1-tó
Ir toldólo,
I.',..•
desata en un torrente de acusaciones c: insultos. Son también
mente en la música-. Sin embargo, este frágil equilibrio de la
años de soledad v (le i ni cu so sufrimiento interior. En 1889 se
cultura griega no durará mucho, pues la filosofía socrática lo
viene abajo psicológicamente. Cree que es Dios, y escribir car-
romperá, haciendo prevalecer en ella el impulso apolíneo. Así,
las íirmando unas veces como llionisos, y otras como «c! Cru-
a partir de Platón se ha dado a la vida un sentido objetivo y
cificado». En Turín quiere abrazar a un caballo q u e está
trascendente, q u e se consolidará más tarde con el cristia-
siendo maltratado por el cochero, y se desmaya en medio de la
nismo. Esle hecho signiiiea para Nietzsche la anulación o mor-
calle. Nunca mas volverá a tener un control < ompleio de sus
tificación del impulso generador de vida, capaz de crear algo
facultades intelectuales. Murió once años después de apoplejía
verdaderamente nuevo en la cultura.
en Naumbiirg, el '¿~> de agosto de 191.10, Durante esos últimos
Apoyado en esa intuición, Niet/schc interpreta la histo-
años, su madre estuvo siempre junto a él, y después de la
ria de la cultura occidental como un proceso de decadencia
muerte de su madre, le cuidó su hermana Elisabelh.
que dura ya 2.500 años. En esa obra viene a decir que la expli-
Un 1998 se publica postumo lie.ee Humo, une es una espe- cación que se ha (lado del mundo y de la existencia humana
cie de autobiografía, y en 1911 La voluntad de poder. Ensayo sobre está radicalmente equivocada, viciada en sus orígenes. El
la Iransvalaiañán de Indos las votares, conjunto de fragmentos fundamento divino y trascendente del sentido de la vida te-
inéditos, reunidos v publicados por su hermana. rrena es en realidad una gran mentira que se debe desenmas-
carar. Como consecuencia, el desciuuascaí amiento de la fala-
cia divina - q u e Nietzsche llamará In muerte de Dios- deberá
2. La vida: el gran lema de Nietzsche producir la desaparición de lodos los valores que la visión tras-
c e n d e n t e de la vida ha creado. De esta manera, su pensa-
Nietzsche e un poeta y 11 ti profeta: detesta el pt-nsa- miento quiere dar a la vida un fundamento nuevo, inmanente,
i. Tiene un estilo cautivador, q u e recurre apegado a la tierra, haciendo volar por los aires la visión tras-
abunda me m eme a las metáforas, a las imágenes y a las narra- cendente de la vida. Por eso podrá decir de sí mismo: -soy di-
ciones legendarias. Estos elementos bacen que una interpreta-
ción última de los escritos de Nietzsche resulte en muchos
Nietz.sche se ha acercado a la vida primeramente con
casos problemática. Con la intención de reflejar estas caracte-
una acülud intelectual destructiva: ;quc es en verdad la vida?
rísticas de su producción literaria, en estas páginas reproduci-
La vida no es otra cosa que un sin.sentido. Aquí se coloca la le-
remos largas citas textuales.
mática del nihilismo. Pero la desvalori/ación de todos los valo-
La vida es el motivo último del pensamiento de Nietz- res - e s decir, el constatar que después de la m u e r t e de Dios
sche, v ya se encuentra presente en su primer ensayo, El naci- nada tiene sentido-, no p u e d e ser la palabra final: hay que
miento de lo tragedia de!, espíritu di !n iwhtrn. Nieizsche concibe crear otros que den un nuevo senlido a la vida. Así, nos encon-
allí la tragedia griega riel periodo presocrálico como un reflejo tramos con la perspectiva constructiva. Para p o d e r superar
del equilibrio vital que existía entonces entre el impulso apolí- el nihilismo hay que comprender la vida. Esta comprensión
neo -tendencia racional, generadora ele ¡'orinas nítidas que se se desarrolla en t o m o a los siguientes argumentos: eterno re-
expresan en la escultura v la arquitectura- v el impulso díoní- torno, voluntad de pode). ¡Hlifrhowbrt . tmiisviiloriiñái) de lodos los
síaco - c a o s creador, fuerza orgiástica que se expresa estélica- valriii'i.

150
Dios? ¿Todavía no olemos nada de la corrupción divina? ¡Tam-
3. La ii e de Dios y el nihilismo
bién los dioses se pudren! ¡Dios ha niuerlo! ¡Dios permanece
Según nuestro autor, la filosofía occidental desde Platón •s lo hemos matado! ¿Cómo nos consolare-
hasta Kant ha puesto en relación d problema del ser y del va- mas asesinos entre los asesinos? Lo que el
lor con Dios. Pero ha llegado el momento de afirmar que Dios m u n d o poseía de más sagrado v poderoso se ha desangrado
ha muerto, puesto que los hombres, creadores de una divini- bajo nuestros cuchillos ¿Quién borrará de
dad imaginaria -al menos los más sabios e intuitivos-, se han gre? ¡Con qué agua podríamos purificarnos? ¿Quf
d a d o cuenta que el h o m h r e es iinitud, un sinsentido, una de expiación, qué juegos sagrados hahremos de
nada, 1.a tranquilidad que se apoyaba en una explicación tras- grandeza de este acto, ¿no es demasiado g r a n d e para noso-
cendente de la vida ha desaparecido, y e! hombre debe convi- tros? ¿No estamos íor/ados a convertirnos en dioses, para, al
vir con la realidad de su abandono existendal. menos, p a r e c e m o s dignos de ella? No h u b o nunca en el
En su libro La gaya rienda introduce el tema de ia mundo acto más grande v, para siempre, los que nazcan des-
muelle de Dios. Leamos el célebre aforismo 125; «¿No habéis pués de nosotros pertenecerán, en virtud de este acto, a una
oido hablar de aquel insensato que en la claridad que precede historia más alta de lo que fue basta el presentir toda historia".
al mediodía encendió una linterna y echó a correr por la plaza Aquí calló el insensato y miró de nuevo a sus oyentes; también
pública, gritando sin cesar: "busco a Dios, busco a Dios"? ellos se callaron y le miraron, extrañados. Por último, él arrojó
Como allí había muchos de aquellos que no creen en Dios, su al suelo su linterna, que salló en pedazos y se: apagó. "He lle-
grito provocó una gran can ajada. ¿Ksque Dios se ha perdido?, gado demasiado pronto -dijo-; aún n o es mi tiempo. Este for-
decía uno. ¿Se ha extraviado como un niño?, decía otro. ¿O es midable acontecimiento eslá en camino, marcha, todavía n o
que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha hecho a ha llegado a los oídos de los hombres. El relámpago y el
la mar? ¿Ha emigrado? Asi gritaban y reían en revoltijo. El in- trueno necesitan tiempo, la luz de las estrellas necesita
sensato saltó en medio de d i o s y les atravesó con su mirada. tiempo, los hechos necesitan tiempo, aun después de que han
"¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo vov a decir, ¡Nosotros lo he- sido hechos, para ser vistos v oídos. Este hecho sigue siendo
mos matado, vosotros y yo! ¡Todos nosotros somos sus asesi- para ellos más lejano que la mas lejana eslrdla; y, sin embargo,
nos! Pero ¿cómo hemos hecho eslo? ¿Cómo hemos podido va- ellos lo han hecho». Se cuenta ademas de esie insensato que
ciar el mar? ¿Quién nos dio la esponja para b o r r a r el entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó allí su réquiem
horizonte? ¿Qué hemos hecho al soltar esta tierra de su sol? aeteinamüeo. Y que, llevado litera e interrogado, respondió en
¿Hacía d ó n d e se mueve ahora? ¿I lacia dónde nos movemos? todo caso sólo esto: ".'One son todavía esias iglesias, sino las
¿Lejos de todos los soles? ¿Nos caemos sin cesar? ¿Hacia ade- lambas y los inonimienios funerarios de Dios?"»1.
lante, hacia atrás, d e lado, de todos lados? ¿Hay todavía u n El texto es realmente impresionante. ¿Qué significa la
arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada in- muerte de Dios? Por un lado, la constatación de la seculariza-
finita? ¿Nonos sopla de fíente el espacio vacío? ¿No hace más ción del mundo europeo: ' d más impórtame de los
frío? ¿No nos viene encima la noche, siempre más noche? ¿No
es preciso encender linternas en pleno mediodía? ¿Todavía no
oímos nada del tumulto de los enterradores qut
,: hfitocf,,, ,,

es, el hecho de que ''Dios ha muerto" y la fc en la muerte de Dios se escucha todavía el «seréis como dioses»
el Dios cristiano se lia vuello increíble, comienza ya a proyec- del libro del Génesis. Dice Zaralustra, profeta del nihilismo
tar sobre Europa sus primeras sombras. Por lo menos, para nietzscheano; "Pero, para abriros nú corazón de par en par, a
este reducido número cuya mirada, amena/adora, es bastante vosotros, amigos. Si hubiera dioses, -cómo soportaría yo no ser
aguda y lina para este espectáculo, p a r c a que un sol se ha Dios? Luego, no hay dioses. 1 le sido yo quien ha sacado esta
puesto, una vieja y tranquila contianza se lia trotado en duda; consecuencia, pero ahora ella me arrastra a mí» :l . De este
es a ellos a los que nuestro viejo inundo debe parecer cada día modo, Nielzsche evidencia el núcleo de la Modernidad ideoló-
más crepuscular, más sospechoso, más extraño, más viejo»-. La gica: la autonomía absoluta del hombre que debe hacer desa-
falta de fc no es todavía absoluta. El hombre europeo no se ha parecer al Absoluto para poder ocupar su lugar en la historia y
desarraigado completamente: por el m o m e n t o las sombras en la existencia humana.
Por lo q u e va se ha explicado, es lógico deducir q u e
Muerte de Dios significa, desde un punto de vista mcl.ifí- nihilismo y muerte de Dios son en la práctica ambivalentes. El
sico, que el mundo trascendente se ha desmoronado; desde un nihilismo, según Nielzsche. e.s la devaluación di- lodos los valo-
punto de vista religioso, que ha desaparecido la creencia en el res. «¿Qué significa el nihilismo-' Que los valores supremos se
Dios cristiano; los hombres lo lian matado, no a Dios, que han desvalorado. Kallu el fin: lalta la respuesta al porqué. Todo
nunca ha existido, sino a su concepto, fuente de sentido y de es en vano» 1 . En el Ciifdsenlu de los Ídolos, Nietzschc explica el
consuelo. Por eso, este ••acontecimiento", como lo denomina proceso de. cómo el mundo vevdttdeni se nnivirlio en una fábula. 1-os
Nielzsche, es tremendamente ambiguo: la desaparición de Dios pasos realizados por la humanidad en este sentido son; plato-
borra lodo punto de referencia: ya no hay horizonte, el sol se nismo, cristianismo, kantismo, positivismo, nihilismo. Al anali-
ha soltado de la tierra, ya no hay ni arriba ni abajo. Al no haber zar dichos pasos, nuestro autor realiza una especie de historia
nada absoluto, lodo deviene relativo v sin valor. En este sentido, de la metafísica, donde evidencia sin embargo una formación
la muerte de Dios es vina tragedia: el '•necio» que anuncia la basiante precaria en historia de la lilosolía. Peco lo que inte-
muerte de Dios tiene que despeí lar a los ateos que no se han resa destacar, más que las cuestiones- de detalle, es el sentido
dado cuenta de las consecuencias ueinendas que trae consigo último del nihilismo: el mundo trascendente, considerado el
dicho acontecimiento. Es una critica velada a laníos ateos de la m u n d o «real" por platónicos v cristianos y en menor grado
Modernidad, como Sirauss, Ecuerbach o Marx, que a pesar de por los kantianos, ha desaparecido, y el inundo -aparente» se
afirmar la no existencia de Dios continúan hablando de valores ha transformado en el mundo real, en esie único mundo. Sin
ahsolutos como la juslicia, la fiaicrnidad y del sentido de la his- embargo, se trata de un inundo sin sentido, que carece de fi-
toria. Así, el ateísmo de Nielzsche se revela como el más conse- nalidades naturales o de órdenes establecidos, porque detrás
cuente de los ateísmos contemporáneos. de él no hay ningún ordenador providcnlc. Después de mos-
La muerte de Dios es un hecho ambiguo -irágico y a la trar el sinsenlido de este único mundo, Zaratustra inicia {¡nri-
vez heroico, como acabamos de decir-, ya que la desaparición [tit y.umthuslru) su labor de profeta del devenir.
de Dios abre la puerta a la divinización del hombre. Deuás de
• ¡itrm. :\ha t/imili '/jii'illimirn. [I: AuJ dril glntkviígtn /i.v oivyi.
>. Iiifi.
-' Ibídrm, V,fr.343.
Esia teoría presenta un aspecto cosmológico y un aspecto
i. ]•:!<•
Después de la muerie de Dios
ético. El cosmológico es el más claro, y manifiesta que en el
mundo reina la necesidad: si todo lo que sucede ya sucedió, en-
de un ser absoluto, o íle una realidad trascendente que pueda tonces también el futuro es inmutable. La cantidad de fuerza
dar razón del mundo. Nieizsihe se encuentra líenle a un cos- que obra en el universo es finita, pero el tiempo en el que esta
mos mudable, con fingirme, que va no rúenla i o n ningún hori- se despliega es infinito. Por lo tanto, todo posible desarrollo de
zonte o ron algún sol que haga de pumo dir referencia supe- la fuerza es solo una repetición. Desde una perspectiva crítica,
rior. En 18H1, como ya se lia señalado, N'ictzsche intuye la podemos decir que la necesaria repetición de los hechos, dando
teoría del elerno retorno de indas las cosas; si el nihilismo ha por buenos los supuestos de Nietzsche. es solo una posibilidad,
hecho añicos la idea de un ser p e r m a n e n t e e inminable, lo pero no implican necesidad lógica. Sin embargo, la ambigüe-
único que existe es el devenir, al que hav que otorgar las carac- dad y la ron l raí ficción ínsita en [al doctrina se manifiesta sobre
terísticas de permanencia propias del ser. En su metaiísica in- todo en el aspecto etico. Niel/sebe ennribe su teoría desde una
vertida, Nielzsche p o n e al devenir en el puesto del ser. Para posición que admite un liiuirn abierto a la decisión anual.
que el cambio tenga permanencia, acude a la idea del eterno bólieainente representado en el morder la cabeza de 1;
retorno: el tiempo es infinito ya sea si miramos hacia el pasado píente. El eterno retorno sería una doctrina élica, un impera-
como hacia el l'ulnro; la eternidad eslá en el tiempo. Todos los tivo, una regla práctica de la voluntad: "aquello que tú quieres,
acontecimientos mudables y cambiantes se transforman en deséalo en forma ¡al que quieras también su e
permanentes, precisamente poique volverán a suceder, de la En definitiva, el filósofo alemán considera el elerno retorno
misma manera y en la misma sucesión, en el infinito futuro, contradictoriamente como necesidad cosmológica y como liber-
como ya se han repelido intitulas veres en el pasado. lad, como una llamada ética a la decisión actual.
Zaratustra, como acabamos de decir, será el pensador Con la teoría del eterno retorno. Niel/schc presenta el
del devenir, una figura opuesta a l.i melalisica del ser. Nielz- fondo ontológico de su doctrina: «Recapitulación: imprimir al
sehe, coherentemente con su visión del mundo que se funda devenir el carácter del ser es la más alta voluntad de poder» 5 .
en el supuesto de la muerte de Dios o desaparición de toda La desaparición del horizonte trascendente transforma todo
a trascendente, vuelve al paganls griego con su ros- en mudable, en contingencia carente de necesidad. El eterno
n cíclica tic la historia humana. Para el misino Niclz- retorno de todas las ¡osas pretende ofrecer la pe
sche. la idea de un retorno a su propia sufrida existencia sería la necesidad fiel ser al devenir.
algo insoportable. Por eso, bahía del elerno retorno como de
una serpiente enrollada al cuello de un pastor. El pastor está
aterrorizado, pero Zaratustra. que pasa delante de él, le anima
a morder la cabeza de la serpiente y escupirla. El hombre lo
hace, y se regenera. Del terror pasa a la alegría: ha dicho sí a la Esta doctrina eslá estrechamente ligada a su antropolo-
vida, que entraña el eterno retorno de todas las cosas. Como gía. El tiempo es infinito, va sea liada el pasado como hacia el
a antropología nietzscheana o l a indinamente unida
n del mundo. ' hlfia. H™<;nr..VÍ«<7iUIU'r. (¡17.
'".•.A-,W; \,V .,,/„•

futuro. Todo debe h a b e r sido y todo volverá a ser. Por eso, aristocrático: el nuevo hombre será el hombre. ¡uetU, el águila que
para q u e r e r el e t e r n o r e t o m o hay que: estar a gusto con la ataca a rastro ilmailiirr/n, el liaibaiv. Será el encargado de hacer
vida. Cocí la superación de la angustia del elerno retorno y su la gran política, que gobernará a las masas anónimas y desperso-
aceptación se produce una regeneración antropológica: así nalizadas, sin miedo a sacrificarlas para conseguir sus miras
nace el superhombre, que se da cuenta del nihilismo y de su personales.
superación. Pero Nietzsche se da cuenta que el ideal del superhom-
Después de la muerte de Dios, ¿araltislia. anuncia la lle- bre no atrae a los más. En un mundo desolado v desvalorizado
gada del superhombre. Dice Zaraluslia: "Yo os anuncio al ul- por la ausencia de trascendencia, las posibilidades anlropoló-
trahombre. El hombre es algo que debe .ser superado. ¿Qué CMCISM n dos: superar el nihilismo mediante !a creación de

habéis h e c h o vosotros para supera] lo?»1'. El h o m b r e , en si is valores -tarea (pie llevará a cabo el superhombre- o vi-
mismo, tiene deseos de trascendencia. I Iasta este momento, la vir una vida mezquina, en medio a un nihilismo no superado.
trascendencia se personalizo en Dios. Pero ahora debe trascen- Nuestro autor llama ,'l úllium litwihir a las personas que encar-
der hacia sí mismo y hacia el mundo terreno. Desaparecido el nan esta actitud vital: es el hombre pequeñilo, sin Dios, pero
sentido trascendente de la exisleucia, el .superhombre se yer- que tampoco ha logrado superar la nada, pues continúa abra-
gue en el nuevo sentido de la tierra: -El hombre es una cuerda zando los viejos valores que le permiten vivir una vida relativa-
tendida entre el animal y el ullrahombre: una cuerda tendida mente cómoda y serena. No se propone ningún ideal, y su vida
sobre el abismo. Un peligroso pasar al olro lado, un peligroso no es iluminada por ninguna estrella. Es el hombre contempo-
permanecer en el caminal, un peligroso mirar hacia atrás, un ráneo, el pequeño hurgues. De aquí que se pueda identificar
peligroso estremecerse y pararse. I .a grande/a del hombre está una doble herencia del nihilismo niel/scheano en la historia
en ser un puente y no una meta: lo que hay en él digno de ser del siglo XX. Por un lado, los totalitarismos vo I un taris tas que
amado es que es un tránsito y no un ocaso»'. encarnarían los ideales del superhombre; por otro, el pensa-
El superhombre es un nuevo estado de la humanidad. miento débil, el csccplicismo moral, I
Será capaz de decir sí a la vida, no despreciará su cuerpo, no absurdo e:
amará al prójimo sino al amigo. .Será un hombre lihre, capaz,
de darse a sí mismo el bien y el mal, y de imponer la ley de su
propia voluntad: como lodos los valores se han devaluado, hay 6. La voluntad de poder
que crear nuevos valores que dependan exclusivamente de la
autonomía absoluta del hombre. El superhombre dehe supe- Para complelar esta visión de conjunto de la filosofía de
rar a Dios, pero también debe superar las consecuencias nega- Nietzsche, dehemos referirnos ahora a la noción de voluntad
tivas de su muerte, es decir, el nihilismo. de poder, y a una de sus consecuencias: su doctrina moral.
A medida que evoluciona su pensamiento, Niel/sebe -Este mundo es voluntad de poder, v nada más». Es una nueva
dará al superhombre u n carácter siempre más hiologicista y versión de la noción ele Scliopenhauer de voluntad como reali-
dad trascendente, auténticamente real. Pero no es idéntica,
poique para Nietzsche el mundo no es una ilusión, ni la volun-
tad de poder existe en un plano irascendenle; el mundo, el

lo')
Hiiloria do la filosofía £! hieihiri, \ji-i-n-l.:-

s una unidad en proceso de devenir, yes la voluntad 7. La moral y el


de poder en el sentido que dicha voluntad le confiere su carác-
ter inteligible. I.íI identificación del m u n d o con la voluntad de poder
La voluntad de p o d e r es u n a teoría del universo, u n trae consecuencias para la doctrina moral nietzscheana. Los
modo de considerarlo y de describirlo, que completa su doc- valores están condicionados por la voluntad de poder. Son
trina del cierno retorno. Kn AM.i allá del bien y del mal escribe: proyecciones, juegos que la vida realiza inconscientemente
«Una entidad viviente quiere sobre todo desencadenar si para afirmar y experimenta:- su poder. De esta realidad deriva
pia fuerza -la vida misma es voluntad de poder-: la a la no valorabilidad de la vida, dado que, como posición y me-
:s solo una de las indirectas y más frecuentes conse- dida del valor, la vida no puede al misino tiempo tener un va-
s de esto (.,.). S u p o n i e n d o que al tinal se lograse lor. De aquí también deriva la relatividad de lodos los valores,
explicar toda miesira vida instintiva como la plasinación y la que son formas de la voluntad de poder: los valores son relatí-
ramificación de una única forma fundamental de querer - e s
decir de la voluntad de poder, como es mí tesis-, suponiendo Pero olvidando que detrás de toda valoración está la vo-
que se pudiesen reconducir lodas las ¡unciones orgánicas a luntad de poder, Nicl/sche se aiilonombra arbitro de los valo-
esta voluntad de poder... se habría procurado el derecho de res. Hay dos tipos de valoraciones: la inmoralista y la cristiana-
determinar unívocamente [oda fuer/a agente como: voluntad moral. Una es la moral de señores, la otra de esclavos. La
de poder. El mundo visto desdi- el interior, el mundo determi- primera es una moral de la jerarquía, y la otra se basa en la
nado y calibeado según su carácter inteligible, sería "voluntad igualdad. La clase sacerdotal, productora del espíritu, ha trasto-
de poder" y nada más que esla». cado todos los valores. El movimiento jiideo-cristiano es el pro-
Nietzsche afuma el e.aváclcr inteligible del mundo a tra- ceso mediante el cual «el resentimiento se vuelve creador y ge-
vés de la voluntad d e poder, p e r o esto no significa que el nera valoresi' 9 ; la humildad, la enfermedad, la pobreza,
m u n d o haya recobrado un sentido. La voluntad de poder pseudo-valorcs cristianos que se vergueo en defensa de los dé-
como realidad explicativa es mera fuerza ciega e irracional. A biles, son en realidad contra valores. El cristianismo es solo la
la vez, Nietzsche pone de manifiesto la arbitrariedad de su vi- forma más potente de una realidad más general: la moral de
sión del m u n d o . Escribe Colomcr: «Como sucedía con el esclavos.
eterno r e t o r n o , la voluntad de poder no es una tesis q u e Dicho esto, podremos i om prender con más facilidad las
pueda demostrarse o refutarse entre otras. Es un simulacro, un terribles frases estrilas en el Atttiniili: «Yo condeno al cristia-
modo voluntario de ver el mundo, que Nietzsche contrapone nismo. Yo levanto contra la Iglesia cristiana la más terrible de
a los puntos de vista de la ciencia y de la metafísica. Nietzsche las acusaciones, que jamás acusador alguno baya llevado a sus
no demuestra en ninguna parle que la voluntad de pnder sea labios. Ella es para mí la mavor de lodas las corrupciones ima-
la esencia real de lodo lo que existe. Lo da por supuesto. Y ginables; tuvo la voluntad de la última de todas las corrupcio-
desde este supuesto interpreta lodos los fenómenos, incluso nes posibles. Natía dejó la Iglesia cristiana libre de su contacto
aquellos que pueden parecer m corruptor: de todo valor ha hecho un aiitivalor; de toda ver-

!
' ídem. 7.ii! Gem. lAigú ihr Mural. I, 10.
Uiíturiii de la iHoioíiu contemporánea . Friet

dad una mentira; de toda honradez una vileza... Esa eterna mundo trascendente ni una esfera objetiva de valores, se de-
acusación contra el cristianismo quiero escribirla en todos los ben crear nuevos valores fundados en una voluntad fuerte y ar-
muros en donde haya muros. Yo llamo al cristianismo la única bitraria. I.os sistemas totalitarios de derecha - f u n d a m e n -
gran maldición, la única máxima gran perversión interior, el talmente el fascismo y el nacionalsocialismo- Do están exentos
único gran instinto de vengan/a para el que ningún medio es de u n influjo de la visión nietzschcaii.t del superhombre y de
bastante venenoso, sigiloso, soterráneo. pequeño; yo lo llamo la voluntad de poder,
la única infamia inextinguible, de la humanidad» 10 , Pero la influencia más vasta es la que surge en el pensa-
1.a relación entre Nict/selic y el cristianismo i's ambigua, miento europeo después di- l.i Primera ( m e n a Mundial. Todo
Por un lado, el filósofo añora el mundo de certez; .s v segur ¡da- un m u n d o de ideas, de seguridades y de certezas se venía
des que le daba en su infancia la fe cristiana. Jesi ta es el alegre abajo. El panorama dcsolador de la Europa de entreguerras
mensajero, que muere como había vivido, como había ensc- daba pie para una visión del mundo y de la existencia humana
nado: el hombre más noble de la historia. Pero el cristianismo que subrayase la falla de sentido, l'.l nihilismo contemporáneo,
ha traicionado a |estis: el Dios de la Cruz es una maldición con- que no admite la posibilidad de conocer la verdad objetiva,
tra la vida. Nietzsche ha intentado destrozar el sentido trascen- que se desliza hacia el subjetivismo moral y que ha perdido la
denle de la visión cristiana de la vida, a la vez que se debate en fe en la trascendencia está permeado de ¡dirás nielz.se lie anas.
el abandono exisleneial que le llevará a la alienación mental. La literatura del absurdo de ISecketl y Camus, el deconslruc-
Según (lolomer, hay dos Nicl/sclie: uno, odiador y blas- cionismo de Derrida, la muerte del homhre de Foucault o el
femo, j u n t o al cual hay otro, más auténtico, más humano, q u e pensamiento débil de Vattimo son algunas de las manifestacio-
decía a su madre que no lévese sus libios v que escribía a Ovcr- nes más importantes de la filiación niel/si licana de la cultura
beck: «Mi vida consiste ahora en el deseo de que todas las co- del siglo XX. Se trata, en realidad, de un nihilismo no supe-
sas sean mejores de lo que yo «ritiendo v de que alguien con- rado, que mantiene solo una parte del pensamiento de Nietz-
vierta mis ve] dade.s en increíbles» 11 . sche: la que hemos llamado visión critica y destructiva tlel sen-
tido de la vida. Falta en estas corrientes el aspecto de creación
de nuevos valores.
ir exponer en pocas lineas el influjo de Nietzsche se presenta como una de las críticas más radi-
las doctrinas de Nietzsche en la cultura contemporánea. Ade- cales a la iradición espiritual de Occidente. Por eso su pensa-
más, el mismo carácter de sus escritos facilitó una gran divul- miento será siempre un desafío para quienes pretenden fun-
gación de sus principales ideas, que quizá no responden al dar una visión trascendente de la persona humana.
sentido último de su pensamiento.
Nos parece que se pueden individuar dos influjos funda-
mentales. Por un lado, su doctrina se tradujo en u n irraciona-
lismo q u e llevó a un fuerte voluntarismo. Si n o existe un
FW.!,;-¿I.

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I i,-I
TERCERA PARTE

EPISTEMOLOGÍA VFUNDAMENTACIÓN
DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO
Durante los siglos xix y xx se verifica u n impresionante
progreso de las ciencias naturales y físico-matemáticas. El pro-
yecto moderno de dominio del mundo por parte del hombre
se realizó en buena parte gracias a los nuevos descubrimientos
científicos y a la aplicación de la ciencia -la técnica- para la
creación de unas circunstancias que hicieran la vida de los
hombres más cunforiüble, segura y diversificada. Si el progreso
científico y técnico es una de las carácterísi icas centrales del
periodo histórico que nos ocupa, es obvio que la filosofía desa-
rrollada en esta misma etapa tendrá como una de las temáticas
centrales analizar las propiedades del conocimiento científico,
sus posibilidades de alcanzar la verdad, sus relaciones con la
metafísica, las implicaciones éticas de la técnica, etc.
Muy frecuentemente, h avasalladora marcha de la cien-
cia y de la técnica hizo caer a algunos filósofos en la tentación
de asimilar filosofía y ciencia natural. Así, en el siglo xix, coin-
cidiendo con un fuerte desarrollo de las ciencias biológicas y
físicas, el positivismo adopta una actitud cientificista, es decir
reduccionista, del conocimiento h u m a n o . Se trata, en reali-
dad, de una lectura ideológica de la ciencia, y no de una teoría
científica. Tal actitud, profundamente polémica con la tradi-
ciótt metafísica y teológica, consideraba que el único conoci-
miento digno de tal nombre es el que se atiene exclusivamente
a los hechos verificables empíricamente. El positivismo forjó
las mentalidades de las élites gobernantes de muchos países de
y fundam, d'-lp-n
//.<(.
„ •!>• infihi,,/,,, «
• ">•"
eos y epistemológicos ;i problemas lógico-lingüísticos, apli-
Europa y América, v estuvo en la base tic la filosofía educativa
cando al lenguaje un análisis lógico riguroso. Gracias a las estí-
de la enseñanza pública en el mundo occidental.
mulos de matemáticos como I loiilob Ficge v Bertrand Russell,
El utilitarismo y el pragmatismo americano son desarro-
pero sobre todo a la obra de I udivig Wittgenstein y George E.
llos independientes de la reacción auli-hegeÜana que se de-
Moore, nace la filosofía del lenguaje, que en sinergia con el
sencadenó en el Continente, y se encuentran en plena conti-
neoposiüvismo se configura como una de las corrientes domi-
nuidad con el espíritu del empirismo británico. Su interés se
nantes del pensamiento en l.t segunda mitad del siglo XX. En
centra sobre todo en la ética y en cuestiones de tipo social y
efecto, el positivismo clásico del siglo xtx retoma fuerzas a
en los que se maiúlicsum innumerables puntos de
principios del siglo x \ con el neo positivismo del Círculo de
11 el positivismo - h e r e d e r o a su vez ele la filosofía
Viena, programa!¡carnetile anli-niclalisico. i'cro el mismo de-
de las Luces-, El militarismo que Jeremy lientham desarrolla
sarrollo científico, que en las primeras decadas del pasado si-
es una postura ética que quiere ser «cuantitativa», capaz de ser
glo experimenta cambios revolucionarios, puso en crisis mu-
medida con criterios científicos. Por otra parte, J o h n Stuarl
chas certezas ríe las ciencias decimonónicas. Este h e c h o
Mili, que estuvo en contacto con Coime, expone en su S-¡\trin tij
favoreció la aparición de nuevas perspectivas filosóficas en ám-
Lngjcunade las versiones más autorizarlas ríe lógica positivista.
bito científico, que al alejarse d e los postulados del positi-
A su vez, en las corrientes pragmatistas que nacen en los Esta-
vismo, admiten la presencia di' ideas metafísicas en las elabora-
dos Unirlos a finales del siglo xix, la piedla de loque de la ver-
ciones científicas, la falibilidad riel conocimiento humano y los
dad es su utilidad práctica, es decir, la capacidad de guiar la ac-
límites del conocimiento científico para la resolución d e los
ción para obtener resultados útiles.
problemas más profundos de la existencia personal.
Sin embargo. H positivismo no reinó de manera indiscu-
En esta tercera parte dedicaremos el primer capítulo al
(ida como visión del mundo durante el siglo xix, pues casi in-
estudio del positivismo, riel utilitarismo y del pragmatismo
mediatamente provocó reacciones contrarias, que dieron lu-
americano, pasando inmediatamente después a la reacción an-
gar a escuelas filosóficas que se ocuparon del conocimiento
tipositivista representada por el historicismo de Dilthey y el
científico desde \m.i óptica diversa. 1.a actitud positivista colo-
neokantismo. En el penúltimo capítulo la filosofía del len-
caba a las ciencias naturales y lísiro-iiuucmálicascoiuo modelo
guaje ocupará nuestra alención, para abordar finalmente el
o positivo, es decir, del conocimiento de los fe-
neopositivisiuo del (iírc.tilo de Viena y las filosofías de la cien-
•s ni en str rabies y verificables. Por contraste, los siglos
cia contemporáneas, d o n d e prestaremos especial a
xlx y XX contemplan un movimiento de reivindicación riel
las doctrinas de Karl Pop per.
carácter científico específico de los estudios humanísticos. El
historicismo de Dillhcv y las doctrinas neokantianas de las (ki-
slesujisseiisckaftcn (ciencias del espíritu) abrían el estrecho
m u n d o positivista a otras perspectivas de aproximación a la
realidad.
C o n t e m p o r á n e a m e n t e , el desarrollo y perfecciona-
miento de la lógica simbólica v de las matemáticas n o euclí-
deas llevará a algunos a internar reducir los problemas fllosóii-
Capítulo I

POSITIVISMO, UTILITARISMO
Y PRAGMATISMO AMERICANO

1. El positivismo de Augusta Comte

a) Vida y obras

La manifestación más clásica del cientificismo del si-


glo XEX es el positivismo di-] filósofo francés Augiisle Comte. Na-
ció en Molltpelliei en 1798. Aunque recibió nn;i educación ra-
tólica en el seno de la familia, a los 14 años abandonó la fe de
sus padres. Alumno de la Emk /-Wyíi'r/jjfn/í/.f.', allí fue madu-
rando la idea de una sociedad gobernada por científicos. Sus
relaciones con Saint-Simón, de quien fue secretario durante
algunos años, dejaron una fuerte impresión en su pensa-
miento, Saint-Simón, a su vez, era discípulo de D'Alembert, y
es iácil ver a través de esta filiación lili >sóli¡ B las relaciones que
unen al positivismo con la Ilustración.
En 1826, después de la ruptura con Saint-Simón, Comte
empieza a dar lecciones a un grupo de discípulos. Fruto de es-
tas lecciones es la obra más famosa del francés: Cours dephüo-
sopkiepoúlive (1830-1842). A partir de 1844 Comte inaugura

173
II,,:. ii ili- ,',.• filnmliii rfiiilniipiiri'uirii

una nueva etapa en su pensamiento, en la cual desarrolla su histórico, tres etapas o estadios, que son el teológico, el metafí-
doctrina de la religión de la i luinanidad. Algunos estudiosos sico y el positivo. Estas etapas son también las del desarrollo
consideran que este retorno a lo religioso se debió en parte al del alma individual, v por lo lauto, la teoría de los Ires estadios
amor de Comte por Clolhilde de Vaux. Sin embargo, la opi- comtiana se presenta como una ley hio-psic o lógica necesaria.
nión m i s común subraya la continuidad entre los dos perio- En un célebre pasaje del Coun de philosophie positive se puede
dos, y u n reaparecer de algunos elementos sainl-simonianos leer: «¿Quién de nosotros, recordando su historia personal, no
en la última elapa de su lilosolar. En este periodo publica, en- se acuerda que ha sido sucesivamente (...) teólogo en su infan-
tre otras obras el Systhne iír pnlitique pu.úñve (18")1-1S54) y el cia, metafísica en su juventud, físico en su madurez?»* Comte
Catkhhisme posilivhte i IAW1). Morirá, sosten pretende aplicar esie pasaje clárame ti i.e autobiográfico a todos
mente por sus discípulos, en 1857. los individuos, pero sobre rodo lo propone romo clave de lec-
tura de toda la historia.
El primer estadio de desarrollo de la humanidad, deno-
b) El amonmienlu ¡Msilhuí y la li minado teológico, esta caracterizado por la búsqueda de las
causas últimas de los eventos, cansas que se encuentran en la
¿Qué entiende Coime por «'Conocimiento positivo»? Se voluntad de seres personales sobrehumanos: se trata, en defi-
trata de un conocimiento que se basa en la observación de los nitiva, de la edad de los dioses. Esta etapa se subdivide en tres
hechos (fenómenos) y de las leves que describen su funciona- periodos: fetichismo, politeísmo v monoteísmo. El estadio teo-
miento. En otras palabras. Comte parle de una concepción fe- lógico présenla una nrgani/acion social basada en el absolu-
nomenista del conocimiento humano, que restringe su campo tismo de la autoridad, el derecho divino de los reyes, y una
de acción solo a los hechos empíricamente vcrilicados. En presencia domíname del militarismo como eje estructurante
ts ciencias naturales constituyen el conoci- de la sociedad,
s q u e la teología y la metafísica carecen de F.l estadio metafísico. que signe cronológicamente al an-
hasc científica, a causa de su vana pretensión de ir más allá del terior, se caracteriza por la sustitución de las voluntades perso-
conocimiento empírico. Kn su Disntnn subir el espíritu positivo, nales de los seres sobrenaturales por las entidades abstractas
Comte afirmaba que «toda proposición q u e no es estricta- de la metafísica. Las causas ultimas de los eventos se explican
mente reducible al simple enunciado de un hecho, particular en términos de -fuerza», «atracción y repulsión», «éter», etc.
o general, no puede tener ningún sentido real o inteligible» 1 . Políticamente, el estadio uieiafísico es una etapa crítica de la
Una vez estahlecido el significado que Comte otorga al precedente, y se afirman los principios abstractos como los
adjetivo "positivo», podemos entender mejor su filosofía de la fundamentos del nuevo orden. Frente a la autoridad absoluta
historia, y a q u e la teoría de los tres estadios del desarrollo bu- se levantan ahora los derechos del hombre, la soberanía popu-
mano aparece ínlitnameitle ligada a esta concepción gnoseo- lar y el gobierno anónimo de la ley.
lógica. Según Comte. la humanidad atraviesa, en su desarrollo Si el primer estadio es «orgánico», en el senüdo de esta-
ble, el segundo es revolucionario v cambiante. La historia de la
o, Aguilar, Rueño; A
df philosophiepositive, 2l ed., Paris 1864,1.p. 11.
,, ,.fe l„jV,mfí„
/.-••• (

humanidad se encamina hacia u n nuevo periodo estable: se sando por los tres estadios arriba mencionados. Ya en la Anti-
trata del estadio positivo, que es el reino d e la mentalidad cien- güedad, la primera que alcanzó el grado de ciencia positiva
tífica. Ni voluntades divina.1, misteriosas ni abstracciones meta- fue la matemática -ciencia de la cantidad y la magnitud- gra-
físicas dan respuestas a las preguntas sobre las causas últimas cias a los trabajos de lo.s grandes matemáticos de la Crecía clá-
de los hechos, porque-en esta etapa no se plantean este lipode sica (Euclides, Pitágoras, etc.). La Modernidad y el nacimiento
preguntas. La mente humana del estadio positivo no indaga del método científico-experimental produjeron la llegada de
sobre las esencias o las finalidades, sino que se dirige a los fe- la mayoría de edad para la astronomía, la física, la química y fi-
nómenos que explica a partir de leyes generales, cuyo origen nalmente la biología, en ese orden y siguiendo una cronología
es la experimentación. MI conocimiento positivo es real, cierto que refleja la complejidad creciente del propio objeto. A dife-
y útil. Estableciendo las leyes de la naturaleza, el h o m b r e rencia de las otras, la sociología -última de las ciencias del
puede prever el futuro y controlar el universo. La manifesta- elenco- es todavía falible e incierta, pues se encontraba toda-
ción política de este estadio final de desarrollo de la humani- vía en el estadio meiafísico: se sigue hablando de los derechos
dad es una sociedad industrial, gobernada por científicos, que del homhre y de la voluntad popular en abstracto. Es necesa-
impondrán esquemas racionales a la convivencia social, garan- rio, por lo tanto, fundar la sociología sobre bases positivas.
tizando asi el orden y el progreso. Comte critica el liberalismo de su tiempo, a causa de su
Comte sitúa cronológicamente el estadio teológico en la tendencia a construir conceptos abstractos. Los hombres de-
Antigüedad y en el Medioevo, el estadio metafísico en el pe- ben e n t r a r e n el estadio positivo mediante un cambio de men-
riodo que va riel Renacimiento a la Ilustración, y el estadio po- talidad. La sociología .se debe convertir en una «física social-:
sitivo en la mitad del siglo XIX. No obstante la neta separación objetivar el conocimiento .1 través de la experimentación, y tra-
entre las mentalidades propias de los distintos estadios ele de- ducir sus resultados en normas ríe conducta y de convivencia
sarrollo, Comte se da cuenta de que hay superposiciones de social. Dicho de otro modo, la sociología debe seguir los méto-
instituciones y creencias entre las tres etapas, aunque también dos de otras ciencias -fiíndament aliñen te, la observación de
considera que el desarrollo de la ciencia traerá consigo la de- los fenómenos- para establecer las normas sociales y políticas.
saparición de los residuos teológicos v metaiísicos. Se trata de aplicar el mismo espíritu del astrónomo y del quí-
mico a la observación de los fenómenos sociales.
Así, Comte reduce al hombre a un ser natural, que res-
i.) La clasifica p o n d e a leyes universales e n gran parte previsibles. El p o d e r
político, en consecuencia, desde la perspectiva positivista,
La ciencia, por lo tanto, asume para Comte un papel de debe recaer en las personas que conocen las leyes que forman
primer orden en la organización social. En su Coun de philoso- la ciencia más alta, la sociología o "física social». El máximo re-
phieposiliveenumera las seis ciencias fundamentales: la mate- presentante del positivismo concibe un estarlo arbitro y planifi-
mática, la astronomía, la física, la química, la biología y, final- cados gobernado por los científicos. Este modelo político po-
mente, la sociología. Dependiendo del grado de complejidad dría ser denominado «tecnocráiico», cuyo fin último no será
de su objeto específico, estas ciencias han ido alcanzando la ya la libertad de los liberales, abstracta y metafísica, sino la li-
madurez en diferentes momentos a lo largo de la historia, pa- hertad científica, que se traduce en las palabras que después

176 .77
•eian introducidas cu la bandera del iirasil. una de las patrias El positivismo de Comte influirá en distintos ámbitos
I. positivismo: ordeni e progresso». científicos: desde la exéresis bíblica, con i.nu".t Rriuní (1823-
1892), hasta la sociología, con EmiteDurkhúm (1858-19179) y
Luden Lévy-Bruhl (1BÓ7-1939), p a s a n d o por la historia con
¡b Religión y moral Hyppolyle Taine (1828-1893). Pero sobre todo, como subraya-
mos al introducir esta parte, esta ideología perdura en algunos
En su último p e r i o d o filosófico, Comte i n t r o d u c e el s de la cultura contemporánea convertida en una cos-
icma de la religión de la Humanidad. Por encima de la socio- e considera la ciencia el saber fundamental
logía hay otra ciencia, la moral, i]iiedebe regular las relaciones a del m u n d o .
e n t r e los hombres. Solamente u n c o n o c i m i e n t o científico
de la naturaleza humana puede establecer las normas morales
instas. El progreso de las ciencias traerá consigo la religión
de la H u m a n i d a d , d o n d e el amor y la solidaridad serán los Al profetizar un porvenir feliz causado por el progreso
valores supremos. Esta religión positiva tendrá templos, li- de la ciencia, la rosmovisión posilivisia confirió a la segunda
turgia propia, e incluso un santoral. Los grandes hom- mitad del siglo xix un aire optimista. Sin embargo, en él se es-
bres -científicos, artistas, benefactores de la h u m a n i d a d - ocu- condía una profunda contradicción, porque al mismo tiempo
parán el lugar del viejo santoral católico. Así, la humanidad se concebía al hombre como un elemento más del m u n d o natu-
superará a sí misma y vivirá en un m u n d o feliz, guiado no ya ral. La Primera Guerra Mundial, en 1914, destruyó en parte la
p o r las tinieblas icnlógiro-mcialisicas. sino por la ciencia re- visión optimista del positivismo. A la vez, dadas la miseria y la
dentora. crueldad de la guerra, el conflicto bélico pareció confirmar en
Henri de Lubac ha analizado magislralmcnlo las relacio- algunos espíritus que los hombres eran solo seres determina-
nes e n t r e el cristianismo y la religión de la H u m a n i d a d de dos por las leyes biológicas de la naturaleza.
Comte. El teólogo francés subraya el carácter ateo de la reli-
gión comtiana, que sustituye a Dios p o r la h u m a n i d a d . Las
apreciaciones a p a r e n t e m e n t e positivas sobre el catolicismo del utilitarismo: Jeremy Bentham
son en realidad consecuencias de la incapacidad de Comte de
e n t e n d e r el Evangelio. Comte considera que el catolicismo, íIJ Vi/hi t obras
con su culto a la Virgen María v a los cantos, está más cercano a
su religión que el protestantismo. Para de Lubac, Auguste Jeremy B e n t h a m nació en L o n d r e s en 1748. P e r t e n e -
Comte no comprendió la naturaleza humana en toda su pro- ciente a una familia de juristas, estudió derecho en Oxford.
fundidad y riqueza, y no se dio cuenta de que es imposible sa- Nunca ejerció la abogacía, sino que se dedicó a realizar estu-
tisfacer la sed de trascendencia del alma con un dios que no es dios y p r o p o n e r reformas legales para la Inglaterra de su
Irascendenle, sino solo el todo del que se forma parte 3 . tiempo. Su afán reformista se explica por la época de cambios
que le tocó vivir, producidos por la Revolución industrial en lo
1 o y social, y por la Revolución Americana y Francesa
Cfr. H. IIK LUBAC. Lt Amm At. Vimm,
en lo político. Aunque durante su vida escribió abundante- constituir el centro de la investigación del moralista y del legis-
mente, no nos ha dejado un tratado sistemático de sus ideas. lador: el principio de utilidad subordina a ellos todas las co-
La publicación mas significativa en este sentido, d o n d e ex- sas»1. Údl será aquello que posibilite alcanzar la felicidad. Sin
pone los principios básic >' ¡le] unlitansino. es la introducción a alejarse del mero materialismo hedonisia. fientbam precisa
los principios di tía iiuim!'.y de la l<p\luáón (1789]. que hay placeres y dolores del cuerpo, pero también del alma.
En 1785 hace un viaje a Rusia, donde alimenta la espe- Por eso, a veces hay que llevar una conducta austera, pues la
ranza d e que algunos tic sus proyectos d e reformas desperta- felicidad n o coincide necesariamente con el placer inmediato.
ran el interés de la zarina Catalina II. En particular, llevó con- Bentham considera posible realizar un análisis de los placeres
sigo el plan del Pimiijúiam, un modelo de cárcel donde todos y de los dolores según su can tifiad (duración, intensidad, segu-
los prisioneros podían ser vistos lodo el tiempo por guardias ridad de obtenerlos, e l e ) , y establecer, como consecuencia de
ocultos. En 1788 regresa a Inglaterra. Su lanía fue creciendo un cálculo entre placeres y dolores, las reglas de la conducta
poco a poco en el continente, y en 1792 recibe la ciudadanía moral y de la legislación social.
honoraria de la República francesa. Algunas de las reformas A esta visión hedonista de la iialuiale/a humana hay que
legales inglesas de la primera mitad del siglo xix responden a sumarie un individualismo radical. Según Bentham, el hom-
las ideas de Bentham, como el famoso Iteform Bill de 1832. bre es egoísta y busca solo su propio interés. Las relaciones
Nuestro autor muere en 18:!'.?. dejando muchos textos inédi- sociales son ficticias, en el sentido de no naturales, y en con-
tos. Por voluntad expresada en su testamento, su cadáver fue secuencia el cuerpo político es artificial y eslá formado por la
embalsamado, vestido v colocado en una cátedra en el Univer- suma de los intereses individuales de los que lo constituyen.
sity College de Londres. ¿Cuál es el principo de utilidad aplicado a la política? Si
el fin riel hombre individual es la felicidad, el fin de la socie-
dad será la felicidad general, que consiste en la suma de las fe-
b) El utilitarismo licidades individuales. Benlham define el principio de utilidad
social en forma de axioma: ..La mayor felicidad del mayor nú-
Bentham recibe el influjo de los máximos re presen i an- mero, en cuanto medida de lo justo y lo injusto». El conoci-
tes de la tradición empinsta británica, Lockc y Hume, y de al- miento empírico riel obrar humano nos revela que si los hom-
gunos autores de la Ilustración francesa. Su utilitarismo tam- bres buscan la propia ulilidatl, la interdependencia que hay
bién e n c u e n t r a un p r e c e d e n t e importante en la doctrina entre los individuos en la sociedad producirá la utilidad gene-
moral de Hutcheson. ¿En qué consiste la doctrina utilitarista? ral. Por ejemplo, buscando la utilidad particular - e s decir, su
Según Bentham, los hombres se mueven fundamentalmente propio interés-, los individuos se dan cuenta que tienen nece-
por dos pasiones: la búsqueda de la felicidad, identificada con sidad de un gobierno, p o r q u e sin él no hay ni seguridad, ni
el placer, y el rechazo del dolor y el sufrimiento. En la intro- propiedad, ni bienestar. Esta es la razón de ser d e todo go-
ducción de su obra principal, escribe: "La naturaleza puso al bierno: su utilidad. I-a constitución política de toda sociedad
hombre bajo el imperio de la felicidad v del dolor, Felicidad y
dolor son la fuente de nuestras ideas, el origen de nuestros jui-
cios y de nuestras determinaciones... Estos sentimientos deben
Historia tk la Mumfm cmtcmjmr/wr?

debería tener CUIDO finalidad la mayor felicidad para el mayor Con el principio de la mayor felicidad para el mayor nú-
mero Bentham democratizaba el liberalismo. \ o se trataba de
F.slc axioma se debe poner en práctica después de una la libertad constitucional y económica reducirla a una élite ex-
atenía consideración de kis cambiantes circunstancias sociales, clusiva, sino de una doctrina dirigida a extender estos bienes
Bentham critica la tendencia abstracta de los políticos revolu- al mayor n ú m e r o de individuos, tcndetirmlrnemc a l.i totali-
cionarios franceses, inclinados a afirmar los derechos absolu- dad, A la vez, con su naturalismo moral y su positivismo jurí-
tos del h o m b r e y del ciudadano sin lenev en cuenta que no dico, Bentham se enrolaba en la corriente secularista opuesta
existe un hombre abstracto. Lo que existe son hombres reales a una visión trascendente de la existencia humana.
ijue viven en medio de circunstancias í'mhas y determinadas.
Los hombres siempre: lian vivido en sociedad: no existe un es-
tado de naturaleza previo, ni derechos naturales ni ley natural
2. YX iilililai isirio pósito isla de |ulin Stuart Mili
que preceda al orden social, i .os derechos son creados por la
ley, y esta es simpleinenle una decisión del soberano. Según
a) Vida y obras
Bentham, el término -derechos naturales- es una perversión
del lenguaje, pues es ambiguo, sentimental, figurativo y tiene
John Sliuirt Mil! sc.rj el principal continuador del utilita-
is anárquicas. Los derechos reales» son los pro-
rismo, si bien, c o m o veremos, corregirá la doctrina de Ben-
:s de kl ley, que tiende ¡i establecer la mayor felicidad
tham, alejándose del materialismo hedonista d e su maestro.
para el mayor n ú m e r o . Son, p o r tanto, derechos mutables,
Discípulo de Bentham v de su padre, el filósofo J a m e s Mili,
pues si en una circunstancia dada un derecho real va en contra
|ohn Stiiart Mili recibió una cuidada educación, y se interesó
de la felicidad general debe ser abolido.
p o r las más distintas ramas del saber. Su padre intentó incul-
Como ya liemos dicho, el interés general de la sociedad
carle una formación utilitarista -Mili levó las obras de Bentham
-la felicidad g e n e r a l - es la suma de los intereses parliculare.s
cuando tenía quince años-, exigiéndole una dedicación al estu-
de los individuos. La legislación, para alcanzar su fin especí-
dio casi exclusiva. De hecho, según narra nuestro autor, la for-
fico, debe reducir los niales sociales al mínimo, creando las cir-
mación recibida supuso una ventaja intelectual muy grande res-
cunstancias propicias para que el mayor número de individuos
pecto a sus coetáneos Sin embargo, al cumplir 21 años, Mili
pueda libremente proveer a sus propios nucieses. Esto implica
sufre una crisis nerviosa por el esfuerzo que le supuso tal edu-
una reforma radical de la constitución política inglesa. El go-
cación, de la que se recuperará después de unos meses. Escri-
bierno dehe tratar de hacer desaparecer las desigualdades po-
bió muchas obras de carácter filosófico general y de filosofía
líticas y civiles, si bien Bentham es consciente que un igualita-
moral y polídca. Entre las primeras señalamos su Sistema de Ló-
rismo absoluto es imposible e indeseable. Kl establecimiento
gica (1843) y F.xamnt ili- lapltnujii: ,-.'••• .Vi WiHimii Marmitón (1865);
del sufragio universal, mediante el cual se crearía u n parla-
entre las segundas son importantes Principios de. economía política
m e n t o renovado anualmente, crearía una relación más estre-
(1848); Sobre la ¡ibertad (1859); El utilitarismo (1861). Recibirá la
cha entre representantes y representados, de modo tal que los
influencia de algunos pensadores románticos y de Comte, con
:s de los gobernantes y los de los gobernados tiendan
quien mantuvo una larga correspondencia y con quien com-
a la identidad.
partirá su teoría de la Religión de la Humanidad.

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Historia de la íüosnfín cnnleiiir>r>rt">eu

El influjo positivista también se manifiesta en su Syulrní o¡ cualitativamente entre sí, estamos presuponiendo que existe
Jj)gic, que envió a Comte. La lógica ck: Mil] se basa en la teoría un criterio de valor superior al placer mismo, (lomo reconoce
asociacionista: la verdad de roda proposición ha de recondu- implícitamente, si se úene una determinada concepción de la
cirse a sus fundamentos de hecho, que se captan en las sensa- naturaleza h u m a n a (Mili habla del sentimiento de la propia
ciones elementales. A naves de la generalización inductiva po- dignidad y del sentimiento del deber), las nociones de bien y
demos p o n e r las bases del conocimiento científico, que mal dirán relación a la adecuación a tal noción. De hecho, in-
siempre será empírico y fenoménico. troduce algunos (rlemcnlo.s éticos que ofrecen una visión más
completa de la naturaleza humana que la que presentar
Bentham. La duda que queda es si p o d e m o mar ha-
blando de utilitarismo cuando introducimos
distintas del mero cálculo cuantitativo de pía
En cslas páginas, nos interesa sobre iodo detenernos en
su doctrina moral y política. Según Mili, el fin de la vida del in-
dividuo es la felicidad. En esto coincide con Bentham, aunque rj Teoría socio-política
modificará en parle, como hemos señalado, la leona utilitarista
de su maestro. Mili, observando todavía la ortodoxia bentha- Habiendo aclarado la diferencia entre las concepciones
miana, define el utilitarismo como «el credo que acepta como utilitaristas de Bentham y de Mili, podemos adentrarnos en la
Fundamento de la moral la "utilidad" o el "principio de máxima exposición de su doctrina social. Si el lin del hombre es la feli-
Felicidad", (el cual) sostiene que las acciones son buenas en cidad, este fin solo será alcan/.able en la medida en que se eli-
cuanto tienden a promover la felicidad, malas en cuanto tien- minen de la sociedad los obstáculos materiales y espirituales
den a producir lo opuesto a la felicidad. Por "felicidad" se en- que lo impiden, La felicidad individual es un bien para cada
tiende placer y ausencia de dolor; por "infelicidad", dolor y pri- persona, y la felicidad general es el bien para un conjunto de
vación de placer »r'. Pero Mili añadirá que la distinción entre los personas. Los hombres, a través de la moral -identificada con
placeres reside fundamentalmente en sus diferencias cualitati- un sentimiento de socialidad- deben coordinar los fines co-
vas, y no cuantitativas. Existen placeres que en si mismos son su- munes, para crear una sociedad justa que elimine los obstácu-
periores a otros: los placeres que contribuyen a la perfección los a la felicidad general. Pero hay que tener en cuenta que la
espiritual del hombre, los que llevan a desarrollar del modo libertad individua] forma parle de la felicidad general: -el de-
más armonioso posible sus polencias y cualidades específicas, sarrollo libre de la individualidad es uno de los principales in-
son los placeres mas altos y valiosos, no porque tengan más du- gredientes de la felicidad humana, y casi el ingrediente princi-
ración, persistencia, intensidad, etc. -categorías cuantítativas- pal del progreso individual y social» 1 '. Por eso, se trata de
que otros, sino porque son cualitativamente mejores. encontrar una fot nía de organización social (pie tienda a la fe-
Esto implica no pocos problemas filosóficos y de cohe- licidad para el mayor número sin ir en desmedro de la libertad
rencia interna para el utilitarismo. Si los placeres se distinguen individual.

n, Loncl™ 1804, 2
Historia de lafilosofía< SaüBSD

Retomando algunas di' las temáticas de las doctrinas po- los individuos no caigan en el economieismo, es decir, en la re-
líticas de Wilhelm von Humboldt y de Alexis de Tocqueville, ducción del fin de la propia existencia a la acumulación de ri-
Mili piensa que la sociedad puede intervenir en la esfera autó- quezas materiales. Una sociedad más equitativa es condición
n o m a del individui > solo para do tenderse a sí misma, o sea para poder aprender el arle de la vida, identificada con las vir-
cuando la libertad indi\ ¡dual usada ¡i responsablemente puede tudes platónicas del sentido de la justicia y 11 templanza.
dañar a los olios miembros de la sociedad. Pero fuera de este La crítica del economieismo no significa que rechace
caso, nadie tiene derecho a obligar a un individuo a compor- uno de los elementos cenitales del pensamiento económico li-
tarse de un modo determinado en vista del conseguimiento de beral: la libre competencia. Mili es consciente de que la com-
la felicidad. I l.iy una esfera intangible d o n d e el individuo se petencia puede acarrear males, pero todavía más devastantes
erige en juez soberano respecto a los medios más aptos para is del socialismo, que escleroliz.a la socie-
conseguir la felicidad. Por eso, en el proyecto político de nues- m del individuo. La libre competencia es mani-
tro amor, gozan de particular imponancia la libertad de pen- festación de la libertad, y esta y no otra es la finalidad del Es-
i (libertad plena y absoluta de opiniones y de senti- tado. Mili se da cuenta que en las sociedades modernas existe
en todo sector práctico y especulativo, científico, el riesgo de la uniformizaron, de la masilicación, de la urania
moral y teológico) y la libertad de convertir en públicas nues- de la mayoría. Por esto, desea un amplio debate y contraposi-
tras opiniones, es decir la libertad de prensa. La libertad mí- ción de opiniones, que en ámbito político tiene su institueio-
lliana tiende hacia una plena autonomía moral que desem- nalización en el régimen de partidos políticos. La dialéctica
boca en el subjetivismo: el último juez en materias morales es mayoría-minoría, ya tratada por Tocqueville, reaparece con
la conciencia individual, que no cuenta con parameños objeti- una fuerza análoga en los escritos de Mili. El sufragio univer-
vos en base a los cuales poder juzgar, salvo las propias opinio- sa!, la equiparación jurídica de las mujeres, el papel central del
nes personales. Por otra parte, no se establece claramente en elemento popular caraeleri/aii la propuesta política de Mili7,
qué casos la libertad individual peí judien o daña la libertad de
los demás y quién es la autoridad que lo debe establecer.
Según lo que hemos dicho, pareciera que Mili reduce
drásticamente las funciones del Estado. Sin embargo, su doc- G. Chalmela afuma que la característica específica de
trina política representa un corle respecto a la tradición liberal toda teoría utilitarista es la estructura leleológica del siguienle
del estado mínimo. Los cambios realizados en la sociedad euro- razonamiento: "El bien del ciudadano se define antes e inde-
pea del siglo \ l \ deben llevar a u n niaví ir protagonismo social y pendientemente <¡ue lo /¡i/líiitiiiin-íilc justa, v i o ¡lúlitiaimeiile justo
político de la clase obrera. Los trabajadores deben pasar de ser (el Estado justo) se define sucesivamente como aquel sistema
meros asalariados a trabajadores propicíanos, con autogesdón de relaciones políticas (de leyes, de instituciones, de costum-
de las fábricas iudiisinales. Mili iraia de sustituir una sociedad bres, etc.) que maximiza el bien ele los ciudadanos en la socie-
aristocrática basada en los privilegios por una organización so- dad». El udlitarismi > identifica noi iones n a n o el «deber ser» o
cial donde la clase media sea el factor más extendido y determi-
• ['.u;i i I ni ¡transí no poli neo d e Mili cir. (.. Cnil \I1T\. tMuitiJn ':.'
nante. Las reformas sociales deben de tender a una distribu-
/ inniti ilA ¡iiirmliptm Inlitin: uliht.irí'.lii. on -AL:!;! Pliiluwiíjhii-,
ción más equitativa de los bienes materiales, de modo tal que ) 1998,TO!,VII, fase. T, pp. 5-22.

186
la «justicia de la sociedad política- con las de "máxima satisfac- durante la primera mitad del siglo XX. No e!
ción de nuestros deseos» y "bienestar máximamente difun- unitario, pues sus principales represen tan tes -Charles S.
dido». Estas categorías admitirían una expresión matemática, Peirce, William James y John Dewcv- tienen posiciones intelec-
que implicaría que su realización práctica fuera fundamen- tuales específicas. (laract elástica principal del pragmatismo es
talmente un problema de naturaleza técnica. Siempre según considerar que el pensamiento es un proceso de intervención
Chalmeta, la «maximización del bien» de Bentham, Mili y otros activa sobre la realidad, y no una contemplación pasiva de una
utilitaristas, a pesar de sus buenas intenciones, desconoce el va- verdad preestablecida o una mera recepción pasiva de los da-
lor único de la persona humana, que supera un tratamiento tos sensibles que provienen del exterior. Según el pragma-
meramente matemático de la felicidad: el concepto de digni- tismo, la validez de toda teoría radica en su utilidad para la
dad de la persona realiza la ruptura más radical entre la posi- vida del individuo y de la sociedad, es decir, en su capacidad
ción cristiana y la militarista. Y\ hombre naturaliter tiber e proptn de valer como guía de conducta practica en el ámbito moral,
seipsum existáis -y todavía más, el hombre en cuanto imagen de religioso, científico y social. Toda verdad es una regla de ac-
Dios- impide la opresión de la minoría y de los más débiles, ción. En este sentido, se pueden observar las influencias que el
que desde una óptica militarista mateniali/ame no sería evi- evolucionismo decimonónico ejerció sobre los pragmatistas: si
tada. El hombre no es solo parte de un todo: «nunca sera ética- el individuo está siempre en una relación dinámica y conflic-
mente racional ("unsiilef.it a! hombre como una simple unidad liva con el ambiente, el pensamiento puede ser interpretado
al servicio del mayor bien para el mayor n ú m e r o , tina parte como un instrumento qne facilita la adaptación del hombre al
que se pueda sacrificar en vistas del bien del "todo social"»*. ambiente. Las velaciones con el positivismo y el utilitarismo
Bien es verdad que Mili no estaría de acuerdo con esta son múltiples, v aparecerán en las páginas siguientes.
crítica, pues siempre pretendió defender la libertad indivi-
dual. Pero su intento de hacer compatible dicha libertad con
el principio de la maximi/arióii del bien le lleva a una serie de a) Charles S. Parce
paratiojas y ambigüedades, debidas a la carencia de derechos
h u m a n o s absolutos que podrían fundamentar más sólida- Citarles Peirce (1839-1914) es considerado el fundador
mente una relación armónica entre el individuo y la sociedad. del pragmatismo. Casi todas stt obras fueron publicadas des-
pués de su muerte. Uno de sus escritos más significativos es IM
fijiinó» de la creencia (1877),
Peirce pretiere hahl; tr de pragmadeismo en vez de prag-
o (para difei ¡e de la postura de William James), y
[•'1 pragmatismo es un movimiento que se desarrolló en lo entiende como una le< ia del significado. No pretende fun-
los Estados Unidos a finales del siglo xix, y ha sido una de las dar una teoría filosófica. no que se centra en la elaboración
•s filosóficas más influyentes en el m u n d o anglosajón de mi método lógico.
Según Peirce, la lógica teoría de los signos, o di-
cho de otra manera, El signo es una relación
fcdjuíno, EUNSA. Parr
múltiple, que involucra al tres elementos: el signo
Ill.--I -ú.deh.lll.^Jian

mismo, el objeto al que reenvía, y el intérprete que utiliza el mente a tal meta, elaborando siempre nuevas hipótesis y revi-
signo. El problema de la significación no es algo privado sando las hasta ese momento formuladas.
- c o m o sucedía con las doctrinas empiristas inglesas del si- Si se parte de la posibilidad por parte del pensamiento
glo XVII-, sino que para Peirce adquiere carácter púhlico, y de alcanzar conocimientos verdaderos acerca de la realidad, se
está en relación con los comportamientos sociales. El signifi- está postulando que hay una armonía, un nexo entre el orden
cado de un símbolo se manifiesta en las modalidades generales lógico y el real. Y así como hay hábitos estables en el pensa-
de conducta racional que siguen a la aceptación del símbolo. miento -las creencias fundadas en el método científico- tam-
Ivi racionalidad consiste en la aceptación de normas válidas en bién debería haber en la realidad principios estables, regularí-
el seno de una ton nulidad. Los términos que no suscitan nin-
gún comportamiento racional - p o r ejemplo, los propios de la Aunque según Peirce la realidad es un proceso domi-
metafísica- carecen de significado, v crean p.seudoproblemas. nado por la casualidad, hay contemporáneamente en la reali-
En el ámbito social, las creencias generan distintos tipos dad un proceso evolutivo que le da continuidad, y que de he-
de comportamiento, I'ara el filósofo americano existen cuatro cho constituye uniformidades y concordancias, con una
métodos que proveen de eslabilid.nl a las creencias. El método tendencia hacia el orden cósmico y el amor universal, A esta
teoría Peirce la denomina agapismo, es decir el principio del
de la tenaádad consiste en el adherir firmemente a las propias
amor evolutivo (inspirado en el Dios-Amor de San J u a n ) , que
ideas; el de la mtloriitud consiste en prohibir las ideas distintas
guía e¡ cosmos hacia una futura comunidad h u m a n a basada
de las que se desea sostener; el método a priori procede me-
en la fraternidad.
diante la razón y la deducción, y es el proprio de la metafísica;
mientras que el iníln/lu finití/h-u asume la existencia de cosas
reales externas a nuestro pensamiento v sostiene !a posibilidad
de conocerlas mediante la experiencia y el razonamiento. b) WÜliamJames
Solo el m é t o d o científico p u e d e producir un creci-
miento y afinamiento de nuestro conocimiento, y es el único Wüliam james (1842-1910) fue psicólogo y filósofo. Ejer-
capaz de poner en duda los dalos ya adquiridos y de sustituir ció la docencia universitaria en Harvard. Entre sus obras más
las teorías elaboradas por otras que respondan mejor a las rea- significativas señalamos Frniapiín de ps/mlog/'n (1890) v Pragma-
lidades estudiadas. Esta actitud que permite que toda teoría tismo (1907).
científica pueda ser ulteriormente falsificada se denomina fali- El pragmatismo de J a m e s se coloca d e n t r o del marco
bilismo. más general de una teoría filosófica denominada empirismo ra-
La ciencia ulili'a varios métodos. Además de la induc- dical, h e r e d e r a del empirismo y del utilitarismo británicos.
ción y la deducción, .['circe présenla la abducción, que consiste William James hace del pragmatismo una teoría de la verdad.
en un acto intuitivo gracias al cual se producen hipótesis expli- La verdad es una forma particular de la relación entre el hom-
cativas que no responden ni a la observación empírica (induc- bre y el ambiente q u e lo circunda. Las ideas que p r o d u c e n
ción) ni a los razonamientos ¡deducción). La meta ideal de la efectos prácticos positivos son verdaderas.
investigación científica, puesta siempre en el futuro, es la ver- Para este filósofo americano, la mente no es una sustan-
dad científica. La comunidad científica se acerca indefinida- cia, sino una actividad. El pensamiento es esencialmente im-

190 191
Posil
•„ f¡l„s,,fi; :
al: el yo personal no constituye al pensamiento, sino que es Útil porque es verdadera. En la relación entre el hombre
que son los pensamientos los que tienden a organizarse en y el ambiente circundante, lo útil es lo justo en lo que respecta
una conciencia personal. Si el pensamiento es originaria- al comportamiento, y lo verdadero en lo que respecta al pensa-
mente impersonal, v ei yu personal se constituye como fenó- miento. La verdad de una idea n o consiste en su adecuación
m e n o secundario en el Unjo del pensamiento, n o se p u e d e con la realidad: una idea llega a ser verdadera en los aconteci-
mantener una contraposición radical entre sujeto y objeto. En mientos de la vida. Su verdad es de hecho el proceso de su veri-
la constitución originaria de la realidad, pensamiento y mate- ficación en la práctica. En este sentido, poseer una idea verda-
ria no son dos entidades heterogéneas y contrapuestas. El dera es un inestimable instrumento para la acción, y nuestro
m u n d o está constituido por la experitncia. que no es, en sen- deber de alcanzar la verdad se puede explicar por motivos prác-
tido estricto, ni material ni espiritual. Algunas experiencias ticos. Como escribe james, «vivimos en un mundo de realida-
e mentales, pero otras se presentan como des que pueden ser infinitamente útiles o dañinas. Las ideas
mente, no p o i q u e tengan una u a u u a k v a que nos dicen cuáles tic ellas tendrán lugar deben considerarse
distinta, sino por el diverso sistema de relaciones en las que se como las ideas verdaderas (_..), y su adquisición como un de-
colocan y por las distintas consecuencias que derivan de dichas ber fundamental del hombre, l a posesión de la verdad, lejos
experiencias. Por ejemplo, las consecuencias de un luego ima- de ser un fin, es solo un medio para otras satisfacciones vitales.
ginario son distintas de las de u n fuego real. Pero en los dos Si me he perdido en un bosque, y encuentro algo que se parece
casos estamos haciendo referencia a objetos que se nos presen- a un sendero, es muy importante que yo piense cómo conduce
tan en la experiencia. a u n a habitación humana, en cuanto que, si pienso así y lo sigo,
Este mundo constituido por la pura experiencia no es es- yo me salvaré. El peusainienio es verdadero [jorque es mil. ¡jor-
tático, sino un proceso dinámico en el que intervienen un sin- que la habitación que es su objeto es útil. El valor práctico de
número de elementos. En dicho proceso puede actuar la volun- las ¡deas verdaderas deriva fundamentalmente de la importan-
tad humana, tratando de imprimirle una dirección precisa. cia práctica que sus objetos tienen para n<
Este papel activo de la voluntad cobra un lugar central en la
problemática religiosa abordada por James. Nuestro autor ha-
bla de la voluntad ilr nw<\ que consiste en aceptar una hipótesis c) johu Ilnrrx
no demostrada por lns hechos, siempre que tal creencia sea de
una importancia vhal para el individuo. La aceptación de un JolmDewey (1839-1952) fue profesor en las universidades
determinado credo siempre comporta un cierto riesgo, pero la de Ivtichigan, Chicago y en la Columbia University de New
voluntad de creer p u e d e a n i d a r a verificar por lo menos en York. Fue un escritor prolíiiro, sobre lodo en temáticas rela-
parte la hipótesis de la creencia. Por eso, según James, la te reli- cionadas con la pedagogía v la política, y alcanzó un gran pres-
giosa se justifica, al menos parcialmente, por las consecuencias tigio en los ámbitos intelectuales norteamericanos. Como obra
válidas que la misma produce en el obrar moral y social. más significativa de sus teoría- filosóficas, señalamos Ilógica: La
Con lo dicho puede resultar más claro por qué james re- leería déla investigaáón (1938).
c o n d u c e el significado general de lo verdadero a lo útil. De El pragmatismo de Dewey es conocido bajo el nombre
cualquier idea se puede decir que es verdadera porque es útil, y de inslrtimenialismo. En la base de esta teoría se encuentra

V'-l
,™ .1, lafiloiofm r.ntwyorónea

una concepción del conocimiento como u n proceso activo boran los planes operativos dirigidos a la resolución de ¡os
que contribuye a construir y a ordenar la realidad conocida. Kl conflictos. El objeto es el conjunto de caraclerísticas y de dis-
h o m b r e eslá radicado en la naturaleza, y obra con el lin d e tinciones orgánicamente conectarlas que deriva de la expe-
modificarla. Todo.- los conocimientos, desdi- los más abstractos riencia una vez que el conflicto ha sido resuelto. Objeto, por
y espirituales hasta los más técnicos, son instrumentos me- tanto, es un producto conclusivo del conocimiento, y no su
diante los cuales los hombres responden a los problemas que presupuesto. Sin embargo, la realidad no es producto del pen-
se van presentando a lo largo de la existencia. samiento subjetivo, pues debemos reconocer como objetos to-
Al igual que James. Dewey considera que la realidad está dos los que han sido elaborados como tales por el conjunto de
constituida por la experiencia. I.a experiencia, a su vez, está los conocimientos que hasta el presente ha desarrollado el gé-
constituida por eventos objetivos, que pueden ser pública- nero humano. I.a realidad objetiva, así considerada, aparece
mente indicados mediante aclos de ostensión. La realidad es como una construcción social e histórica, en d o n d e sujeto y
lal como se manifiesta en la experiencia. En este sentido, no objelo no están aislados y conirapuesios, sino que se encuen-
hay una fractura entre el orden tísico y el psíquico: la misma
experiencia da razón de la distinción entre el sujeto y el olt- F.n el ámbito moral, según )>ewi.:v. también se debe apli-
jeto. Dewey explica el surgir del pensamiento y de los objetos car el método experimental, pues los ideales morales no son
reales a partir de una experiencia especifica: la del conflicto. El valores eternos ajenos al contexto histórico en el que el hom-
contlicto está determinado por un obstáculo que se opone al bre actúa, sino instrumentos mediante los cuales los hombres
obrar, y que suscita el proceso de la investigación, que es en sí (raían de iraiislórinar el ambiente y de responder a los desa-
misma un medio que se utiliza para superar el obstáculo. 1.a fíos que ese mismo ambiente continuamente présenla. Dewey
experiencia, en este caso, se repliega sobre si misma, intelec- Dama falacia ¡ilimijiai ,\ la tendencia a iraiisformar las intuicio-
lualiza el problema y produce ideas, que son en realidad pla- nes morales, siempre históricamente situadas, en antecedentes
nes de acción, hipótesis de trabajo a través de las cuales se metafísicos.
sugieren las posibles maneras de resolver la situación proble- Dewev aplicó su inslrumenlalismo al ámbito de la poli-
mática. La consideración de las consecuencias que se deriva- tica y de la pedagogía, configurando una visión social fundada
rían de la adopción de una u otra idea es lo que Dewey llama en la investigación científica, el trabajo en equipo, la instruc-
razonamiento. El rxf/trimrnto, sucesivamente, somete a la prueba ción practica y la igualdad.
de los hechos el plan operativo sugerido por la idea y elabo-
rado por el razonamiento. Si el experimento arroja un resul-
tado positivo -si se resuelve exitosamente la situación proble-
mática-, entonces se puede decir que la idea es verdadera. El pragmatismo americano responde a algunas caracte-
Verdadero no significa la adecuación a una realidad va dada, rísticas de la evolución sociológica de los Estados Unidos en la
sino aquello que pone en condición de resolver con éxito las primera milad del siglo \ \ , privilegiando la eficacia y las con-
secuencias prácticas del conocimiento por encima de sus con-
El sujeto y el objeto se constituyen durante el proceso de tenidos intelectuales. Son claros los layos que lo unen con el
investigación. El sujeto es el ámbito en el que se sugieren y ela- utilitarismo británico, tiado el papel central de que goza en el

194
Il,>l
'•.filwfm
'""/"'" <••
pragmatismo la noción de utilidad. Pero también es fácil ol>
servar la preeminencia del método i icntiiico-experimental y
el rechazo de la capacidad metafísica del conocimiento hu-
mano, que lo relaciona con algunos de los postulados positivis-
tas. Por otra paite, el pragmatismo carece rlc los instrumentos
gnuseológicos apios para definir en qué consisto lo útil, permi-
tiendo así actitudes relativistas en el orden moral. Con oirás
palabras, el pragmatismo, como consecuencia no explícita-
mente deseada por sus cultores, abre las puertas a actitudes
«pragmáticas™ en el sentido vulgar de la palabra: aceptar un C a p í t u l o II
comportamiento porque «funciona», aunque esté reñido con
HISTORICISMO Y NEOKANTISMO
el orden moral objetivo.

1. El liistoricismo

.)Qm (i generales del hisU

El siglo xix es considerad" por muchos como el siglo de


oro de la historiografía alemana. A título meramente ilustra-
tivo, se pueden mencionar algunas obras que constituyen mo-
mentos importantes del desarrollo de la ciencia histórica,
como son la Historia de ha l'ajias (siglos xvt v xvu) y la Historia
de Alemania en timi/His de la Reforma de Leopold von Ranke
(1795-1886); la lanuda Ilisluein ii, llama de flicodor Mommsen
(1817-1903); la Hiiloria del Helenismo de Eduard Zeller (1814-
1908), y los estudios sobre el Renacimiento italiano de Jakob
Burckhardt (1818-1897). Entre los motivos q u e están en la
base de este iloreciinieulo tle los esludios históricos y lilológi-
ma parle, el influjo cultural del roman-
n el ambiente una general admiración
por lo clásico y, en general, por las grandes creaciones de las
culturas pasarlas. Por oirá, el desarrollo de las ciencias experi-
mentales provocaba un saludable deseo de emulación entre

197
los estudiosos de la historia, tle la lile raima, la lengua y las ar- difunden por lodo Occidente, convertidas ahora en una visión
les, que se esforzaban por crear una ciencia histórica y filoló- peculiar del m u n d o {Weltewsrhititung), que abarca todos los
gica que gozase de una objetividad v universalidad equivalen- ámbitos.
tes. Pero, para poder alcanzar esia finalidad, era necesario que Ante las tentativas riel positivismo de aplicar a las cien-
los investigadores pudiesen consultar fuentes históricas fide- cias histórico-sorialcs el misino método que a las ciencias de la
dignas, lisia exigencia impulsó por lo lanío una paciente y ri- naturaleza, la preocupación principal que movía a los repre-
gurosa labor d e sistematización de archivos, asi como el estu- sentantes del historicismo era encontrar un fundamento epis-
dio y edición crítica de manuscritos y papiros antiguos, temológico sólido para dichas ciencias, pero que respetase las
apoyados en las herramientas que proporcionaban la lilología características propias y peculiares lie su objeto: la libertad del
y la lingüística histórica. I .a edición de Aristóteles hecha por espíritu humano, que se plasma en sus creaciones culturales a
lnmaniiel Bekker y la de los textos filosóficos presocráticos por lo largo de la bistori i. Ante la pretensión positivista ríe expli-
obra de Hermann Diels, que- todavía se utilizan como |)unlc> car la multiplicidad de todos los hechos bistórico-sociales por
tle referencia para la citación de esos I i losólos griegos, son .solo medio de leyes generales v universales, el hisloricismo quiere
un ejemplo tle los resultados obtenidos. Si bien mucho de lo hacer valer p r i m e r a m e n t e su carácter único e irrepetible,
que alcanzaron o la mclddoloi;i.i iilili/ada reflejen la mentali- (auno afirma Meinecke, -la medula del hisloricismo radica en
dad ríe la época, y se encuentren actualmente superados, el ri- la sustitución de. una considera! ion general i/adora de las fuer-
gor científico que movía a estos estudiosos e investigadores fue zas humanas históricas por una consideración Individual iza-
decisivo para el nacimiento y desarrollo ele las ciencias sociales dora. Esto no quiere decir que el historicismo excluya en ge-
y de la cultura. neral la busca de regularidades y tipos universales de la vida
En el seno de este rebullir de esludios liislóriro-filológi- humana. Necesita emplearlas y fundirlas con su sentido por lo
cos nació la corriente filosófica que más tarde fue conocida individual" 1 .
como el hislvririsimi. El movimiento histoiici.sta nace con la pu- Como consecuencia, los pensadores historicistas recha-
blicación de la Introducción a las riendas del espíritu de Wilhelm zan toda ciencia que pretenda explicar las ratones metafísicas o
Dilthcy (1833-1911 j en 1883, pero su momento de mayor es- «meta-históricas» que gobiernan los acontecimientos huma-
plendor son las primeras décadas del siglo \ x . Ya en los albo- nos y guían el curso de la historia hacia un fin que la tras-
res de la Segunda (hierra Mundial, la visión retrospectiva de ciende, ya se trate del Espíritu Absoluto hegeliano o del estado
Fnedrich Meinecke (18ÍÍ2-19M) en el ensayo Fl khlorichmciy positivo del saber que Cloulle propone. Aunque comparten la
sus génesis (1936), señala el ocaso de esta corriente de pensa- visión evolutiva y orgánica de la historia humana del romanti-
miento. l,os pensadores más representativos del historicismo, cismo y del idealismo, sin embargo sienten una profunda aler-
además de Dillhey y Meinecke, son C e o r g Simmel (1858- gia al «Espíritu del Pueblo», al «Espíritu del Mundo» o a los
1918),ErnstTrocltsch (1865-1923) y Üswald Spenglcr (1880- distintos avalares del Espíritu del idealismo hegeliano, pues
1936). Durante u n arco de cincuenta años, el historicismo consideran la historia como obra tle los hombres individuales,
ejercerá junto con el neokantismo y el positivismo u n influjo
muy fuerte en la cultura v en hi universidad alemanas. Durante
el siglo XX las ideas centrales de este movimiento filosófico se
I}',.-: •„J!i„,

y no una manifestación del Espíritu. Los historicistas no nie- (Krittli ilrr iii\ttirixijtni \hniii-fl). En electo, para los hisl
gan que las acciones humanas tiendan a fines, y que se deba el sujeto del conocimiento no es el sujeto trascendental con
comprender y juzgar los acomceimiemos históricos a la luz de sus categorías a priori del intelecto puro, sino sujetos individua-
valores concretos, pero afirman que este hecho no quiere de- e históricamente delimitados, con poderes cog-
cir que exista una finalidad que guíe la historia «desde fuera». •s condicionados, por una parte, por la arción pode-
Por el contrario, lodos los eventos nacen v perecen dentro de rosa de la propia voluntad y délos sentimientos y, por otra, por
la historia, ordenándose según un desarrollo temporal diri- el horizonte histórico de la época en que les ha tocado vivir.
gido por una teleología inmanente a la historia misma: n o es En los párrafos sucesivos expondremos el núcleo de la episte-
posible construir una filosofía de la historia more kegdiano. mología de las ciencias histórit o-soriales que Dilthey propone.
Aunque la oposición a las filosolías de la historia resulte
una postura acertada, la cerrazón del hisioiirismo a cualquier
punto de vista que se encuentre por encima del flujo histórico u de la na turuleta (Naturwisscnschaften)
de los acontecimientos humanos entraña el peligro real de un VíA IM fajimttt ((.¡eisleswissenschalien)
relativismo cultural y ético, en donde no existe ningún punto
de referencia fijo y válido para todos los hombres de todas las Como lo era ya para Kant. la distinción entre naturaleza
épocas. Así, el abandono de las convicciones metafísicas y reli- (reino de la causal¡daiI) y espíritu (reino de la libertad) tam-
giosas que suponen un sentido último y normativo de la ver- bién es fundamental para el Itisloricismo. Cada u n o de estos
dad conducirán al potencianúenlo de la hermenéutica como reinos constituye el objeto de dos tipos distintos de conoci-
medio para alcanzar la verdad, ya que nn se puede llegar a ella miento: el conocimiento de la naturaleza y el conocimiento
apelando a una idea superior, sino solo a través del consenso y histórico. .Siguiendo el camino trazado por el nerum faduvi'- de
de la interpretación. Giambatlisla Vico. VVilhehn Ihllhcv fundamenta la ciencia de
í loineidicndo con el ncokani.ismo. los historicistas con- la historia sobre nuestra connaturalidad con los hechos que
sideran que la tarea de la filosofía es de carácter episiemoló- c o m p o n e n el m u n d o humano, pues «los hechos tle la socie-
gico-crítico: la determinación de las condiciones de posibili- dad nos son comprensibles desde dentro, podemos revivirlos,
dad del conocimiento h u m a n o en general y del saber hasta cierto grado, a base de la percepción de nuestros propios
científico en particular. El historicisino quiere extender el ám- i, v la figuración del mundo histórico la acompañamos
bito de la ciencia al mundo de la libertad humana, es decir, la •r y de odio, de apasionada alegría, de todo el ardor de
historia y las creaciones culturales, que Kanl no había tomado s afectos». Por el contrario, «la naturaleza es m u d a
en consideración. Aunque sea kantiano el espíritu que mueve í. Solamente el poder de nuestra imaginación in-
al historicismo, no se trata sin embargo de la simple aplicación ,1 apariencia de vida e interioridad ITI ella (...). La
o adaptación de las Cril'uiis kantianas a un campo inexplorado
del saber, sino de replantear toda la teoría del conocimiento V. Ir. |vishir.'. ;mmriV.i'i!(ir;L r;i¡i- :ii¡|-|.L;i i\\u- el SL
desde una perspectiva más amplia, que incluya desde el prin-
ibargu, Vito lio despican el eonucimimlu tic
cipio las ciencias Instórico-socialcs. Parafraseando a Kant,
Dilthey llamará a este proyecto «Crítica de la razón histórica»

200
Hist'irinríe'leí )'»'i..-nfi'i '•"•'•'' iiilii-nirrit

naturaleza nos es e x t r a ñ a p o i q u e es algo exterior, n a d a ín- El saber científico solo se fundamenta sobre la interpretación
timo. La sociedad es nuestro mundo» 5 . [hmnenaiñrtí) de aquellos testimonios tle la interioridad ele la
Dilthey llama explicación < Kikíairn) al con o cimiento vida humana, que han sido fijados en modo objetivo y entrega-
que el hombre puede alcanzar ¡le los objetos naturales, que se dos a la posteridad a través de documentos escritos, ohras tle
e n c u e n t r a n regidos p o r leyes necesarias y universales; y, en arte, instituciones, etc. De esta manera, el conocimiento cien-
cambio, comprensión ( Venteheti) a la modalidad del conoci- tífico del acontecer histórico se api iva sobre la relación herme-
miento de los hechos históricos, es decir, de los productos de néutica circular entre la vivencia lErlrlmis), la expresión (Aits-
la cultura humana (mitos, leyes, costumbres, valores, obras de dntrk) objetiva de la vivencia y la comprensión (Verstehrii).
arte, sistemas de pensamiento, religiones, etc.). En el proceso
de comprensión de los acontecimientos h u m a n o s ocupa un
papel importante la propia experiencia vital, nuestras viven-
cias {Erlebnme) que presentan modalidades estructurales co- Y.\ hisloiicisino inlluira g r a n d e m e n t e eu la conforma-
munes en todos los hombres. Utilizando palabras del mismo ción de la cultura del siglo v.x, pero en modo indirecto, sobre-
Dilthey podemos decir que «las ciencias del espíritu (Gristesmis- todo a través de la [ilosoí'ia bcidcggeriana. del existencialismo
senschaften) se diferencian de las ciencias de la naturaleza (Na- y de la hermenéutica filosófica, que desarrollarán con más de-
lurwisíFnschaflrn), en primer lugar, porque estas tienen como talle los conceptos de fmitud, temporalidad e historicidad de
objeto suyo hechos que se presentan en la conciencia disper- la experiencia humana.
sos, procedentes de hiera, como fenómenos, mientras que en
las ciencias del espíritu se presentan desde dentro, como reali-
dad, y, originalmente, como una conexión viva. Así resulta que 2. El neo kantismo
en las ciencias tle la naturaleza si- nos ofrece la conexión natu-
ral solo a través de conclusiones suplementarias, p o r medio de En la segunda mitad del siglo \ i \ -todavía en u n m o d o
un haz de hipótesis. Por el contrario, en las ciencias del espí- más patente que eu vida tle Kam- el saber científico se levanta
ritu tenemos como base la conexión de la vida anímica a u n o majestuoso y sólido a m e las minas de los sistemas idealistas y el
algo originalmente d a d o . La naturaleza la "explicamos", la descrédito general del pensamiento metalísico. En esta situa-
vida anímica la "comprendemos"- 4 . ción nace el movimiento [ilosólico d e retorno a Kant, estimu-
lado por la necesidad -sentida poi lilosoíosv hombres de cien-
Sin embargo, el valor universal de la comprensión que
cia--de fundamentar las ciencias con una alternativa válida a la
alcanzan las ciencias del espíritu no se fundamenta en la mera
epistemología positivista, pero sin caer en dogmatismos. Sin
transferencia hipotética de las propias, experiencias subjetivas
embargo, no se trata de una simple vuelta a la ortodoxia kan-
a las manifestaciones de la vida del pasado, sino que debe estar
tiana, pues el panorama científico ha cambiado, enriquecién-
fundamentada en expresiones (Atiuiriith') objetivas de la vida.
dose gracias al desarrollo y consolidación tle las ciencias socia-
»W. DII.I-Hí'.V, IttIYuditaiúit a ha (ientim Jet njiiy. les, hislórico-filológicas v jurídicas. En electo, el talante
Wlhty vol. I, FCF., México 1044. pp. 44-5.
•' Mera, Ideas amen de umi juicalu/ríti dntriMivti
•n ()'»«.J,II peculiar de estos saberes, que los distingue netamente de las
is de la naturaleza, requerirá a formulación del
WMetm Iiillhn. ™l. VI. FCr.. México l'Hrí. pp. 106-7.

203
•mq de la filosofía ,

fundamento del conocimiento por parle de la filosofía tras- con el espíritu de Kant, comprender y justificar el ..hecho» de
cendental. El indujo del ucokaniisino se hizo sentir especial- la ciencia, es decir, la realidad láctica del conocimiento cientí-
mente en la sociología -gracias al pensamiento de Max Weber fico. Con la intención de demostrar que la ciencia es posible
y Georg Simmel- y en la filosofía del derecho desarrollada por solo gracias a las funciones lógicas del pensamiento puro. Co-
Hans Kelsen. hén analiza las condiciones de posibilidad del conocimiento
La vuelta a Kanl será una reacción saludable contra los científico. Interpretando en modo logieista el criticismo kan-
excesos materialistas del positivismo, míe pondrá de relieve las tiano, Cohén sostiene no solo que los números y las matemáti-
peculiaridades del conocimiento de las creaciones del espíritu cas son ajtriiiri-generados a partir de la razón pura-, sino que
h u m a n o , t o n trariamente a la epistemología positivista, que también la teoría misma de los números puede ser utilizada
fundamenta el saber científico en la acumulación de hechos y para explicar el conocimiento de la naturaleza. Para Cohén y
el establecimiento de relaciones necesarias entre ellos, el neo- sus colaboradores en Marburgo, ¡a mediación entre el conoci-
kantismo apoya las hipótesis de la ciencia en la validez «a miento lógico-matemático [a priori) y el conocimiento de la
priori» de las funciones cognoscitivas. Sin embargo, aunque naturaleza (a pasteriori) es posible « r a d a s al desarrollo del
lodos sus representantes se inspiran en las Criticas kantianas, el cálculo infinitesimal, que permite dar un tratamiento numé-
neokantismo n o es un movimiento h o m o g é n e o , pues cada rico al fenómeno físico del movimiento. En esta versión logi-
uno actualiza sus contenidos en un modo distinto, Lo que los eista del iraseeudentalisnio neo kan I i ano, la función que de-
tute es la lundaincn lacio n trascendental del conocimiento, sempeñaba la intuición sensible de la Critica di' la rir.nii puní.
El renacimiento kantiano fue un fenómeno bastante ex- con sus formas puras del tiempo y el espacio, es asumida pol-
tendido, sobre todo en los ambientes académicos alemanes; las funciones del pensamiento. Cohén elimina del irascendeu-
pero alrededor de las universidades de Marburgo y de Badén talismo el dualismo que generaban, como fuentes del conoci-
(Friburgo y Heidelhcrg) se originaron dos modos distintos de- miento, la sensibilidad v el pensamiento, es decir, la intuición
concebir la vuelta a Kant. En m o d o sintético, se p u e d e decir sensible y el c o n c e p t o . De esta manera, además, la constitu-
que los represen tan les de la escuela de Marburgo se interesan ción de! objeto en el conocimiento puede explicarse a pardr
sobre todo por la fundameniación del saber científico (episte- de las solas categorías del pensamiento, sin necesidad de pos-
mología), mientras que en la escuela de Haden aplican el criti- tular la cosa en sí ( n o ú m e n o ) . El fundador de la escuela de
cismo de modo más amplio a la moral v al arle. Con todo, en- Marburgo expone con gran detalle estas ideas en su Sistema lil-
contraremos en el ncokanlismo las mismas limitaciones que en la filosofía, compuesto de tres volúmenes: la Lógica del conoci-
el pensamiento de Kant no permiten el desarrollo de una meta- miento pura (191)4), la Etica déla voluntad pura (1904) y la Esté-
física trascendente en armonía con la teoría del c< tica iii'1 si'ttt;mientopuro (1912).
PaulNatoip (1854-1924) continuó el programa neocriü-
cista de su maestro Cohén, desarrollando u n a fundamen-
a) La escuda de Mitibiirgti tación ipanmelódica» de la ciencia. En esta metodología, la
psicología ocupa un lugar central. Pero no se trata de la psico-
La escuela de Marburgo se formó alrededor del filósofo logía e n t e n d i d a como ciencia empírico-experimental, sino
Hermana (Men (1845-1918). Este filósofo se había propuesto, como disciplina filosófica, es decir, como teoría pura o conocí-
Histeria <!<• i» nio^fía n.i.trmpcmir,;,

miento a priciñ de la conciencia, previo a la experiencia. En su mada por indas las creaciones simbólicas del hombre, desde el
obra Psicología geiin-nl según rt wélcidt) críticu (1912), Natorp sus- lenguaje hasta el arte, la ciencia y la religión.
trae la psicología de las manos tle los positivistas y empiristas.
liberándola del psicologismo, al mostrar que en el concepto
mismo de psicología hay algo que no puede ser reducido a la b) La escuela tli lliittcit
mera experiencia, y que como tal es condición de posibilidad
de la experiencia científica misma. Desde esta perspectiva, en Desde sus inicios, el rcnacimienio del Irascendentalismo
I/i doctrina platónica de las ideas (19(13), Natorp interpreta la te- kantiano que se desarrolló en Fi•¡burgo y Heidelberg se preo-
oría de las ideas de Platón en sentido trascendental: estas no cupó por dolar de un fundamento lógico-epistemológico para
serían entes reales, existentes en un mundo que trasciende la las ciencias sociales y de la cultura, recorriendo sin embargo
experiencia sensible, sino simplenunie representan las funcio- una i-ía distinta del neoevilirismo marburgués. Los exponentes
nes lógico-conceptuales del conocimiento. más importantes de esta escuela son WMtcht' \\'tinhAbiti:d (IN--IN-
Finalmente, aunque no se formó en Marburgo, se consi- 1915) y Heimich Rickeil (1863-1936). Ambos fueron catedráti-
dera a Ernst Cassirer (1874-1945) el lercer gran representante cos de filosofía en Friburgo y Heidelberg. Así como para
de esta escuela, pues continúa la obra de Colien y Natorp, en- Cohcn el objetivo era justificar el ..hecho científico», los repre-
sanchando su horizonte más allá del conocimiento científico. senlanlcs de la escuela de Haden quieren ofrecer una justifica-
Cassirer comparle el mismo presupuesto del criticismo de Co- ción epistemológica del «hecho histórico», es decir, cxplicitar
hén y Natorp, es decir, que para explicar los objetos del cono- las condiciones de posibilidad del conocimiento histórico. Sin
cimiento es necesario analizar las íiux -junes del pensamiento embargo, aunque el nrofaiilismo de Haden liava recibido estí-
que los constituyen. Sin embargo, Cassirer sostiene que riel mulos del historirismo de Wilhelm Dihhey, la teoría del cono-
mismo modo se explican n o solo las objetivaciones del saber cimiento que propone posee un fundamento distinto.
científico, sino todas las creaciones del espíritu h u m a n o . De Para poder explicar el significado de los hechos históri-
cos, Windelband y Rickerl introducen el concepto de valor.
-crítica de la cultura-. En su obra más importante, la Filosofía Para ambos pensadores, iodo conocimiento implica una valo-
de las formas simbólica?, (IOS")), Cassirer identifica la función ración. Ahora bien, para poder emitir un juicio de valores ne-
que constituye los objetos en el pensamiento con la capacidad cesario que exista una instancia última con valor normativo,
del hombre de representar simbólicamente su experiencia tle independiente del m u n d o de los hechos contingentes. Win-
la realidad. El hecho de ser un animal symbohcum es lo que dis- delband llama «valores eternos» a estos puntos de referencia
tingue al hombre, porque su relación con la realidad no es di- para los juicios a poslciiuri del conocimiento científico. Estos
recta como en el caso de los demás animales, sino que se en- valores son a piiori respecto a los hechos que juzgan: el deber
cuentra mediada por las (igui'as y esquemas que crea a partir ser {esse de iure) juzga y ordena el ser láctico (esse dejada). Así,
de su experiencia de la misma. l a actividad simbólica proyecta la Verdad regula las pioposii iones empíricas de tipo científico-
una dimensión espiritual, que se encuentra más allá de los lí- cognoscitivo, los juicios éticos se tienen que adecuar al Bien,
mites de lo biológico: el m u n d o de la cultura, que está for- las valoraciones estéticas se miden con el metro de la Belleza, y
finalmente el valor eterno de lo Sacro es la piedra de loque de

207
!rhJ¡U,^,n
/;;/•
los ¡nidos en campo religioso. Ricko t afirmará más larde que menológico, ofrece una clasificación - u n tanto artificiosa- de
la referencia a los valores es el criterio que permitirá discernir los valores en seis ámbitos distintos, como se muestra abajo en
si u n evento concreto posee o no relevancia para el saber, ya la tahla. Cada ámbito se encuentra regido por un valor, al que
sea en el ámbito de las ciencias de la naturaleza o en las cien- corresponde un bien, que se relaciona de un modo concreto
cias sociales. con el sujeto, g e n e r a n d o a su vez una visión peculiar del
En una famosa conferencia que dictó en Estrasburgo, ti- mundo:
tulada Historia y ciencia natural (1894), Wilhelm Windelband
ofrece una alternativa a la clasificación del conocimiento cien-
telaríóa Visión del
tífico en ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, que Ámliih, Kitor iih-i:
mundo
Dilthey propone, y que eslaha basada en la separación neta de lógico verdad ciencia juicio imcu ¡lü.i'i.iiin
dos ámbitos del conocimiento; la naturaleza y el espíritu. Por taita arle iniíürión esteticismo
el contrario, Windelband considera que la división del upo de (•«ético
místico santidad
impf-1-wniaI
iinidari- adoración misticismo
objetos del coilociinienlo en naturaleza y espíritu es un relicto loiaiidad

melafísico que hay que eliminar. {Ion este fin, propone una di- ético moralidad comunidad moralisme.
libre .uminoiLi
visión de las ciencias en unirías iiumutélirin y rínuias ideográficas,
erótico felicidad comunidad unificación eudemonismo
que se distinguen por la diversa naturaleza del método que uti-
lizan, y no por el simple hecho de investigar objetos distintos. religioso decisión
Para Windelband, cuando la razón estudia un ámbito de la re- Í*™nal d¡rino° p ^ s m o
alidad, puede hacerlo desde dos actinales posibles y opuestas
entre sí: con una actitud mmiotétirri o generalizante, si busca
descubrir las regularidades o leyes universales que gobiernan
ese ámbito del saber, o con una actitud itlmgráfica o individua-
lizante, si intenta aferrar lo que allí se manifiesta como único y
peculiar. Las ciencias exactas utilizan IUI método nomotético, y
las ciencias históricas se fundan sohre todo en la actitud ideo-
gráfica. Sin embargo, como un mismo objeto puede ser estu-
diado desde estas dos distintas perspectivas científicas, tam-
bién es posible hacer investigaciones ideográficas de la
naturaleza, o aplicar criterios uouiotéticos a los hechos históri-
cos. Por su parte, Rickei t afirma -polemizando cono-a el relati-
vismo historicista- que los valores son los principios a priori
que fundamentan las ciencias, tanto las noiuoléticas « m í o las
ideográficas, garantizando MI validez universal y necesaria.
En su Sistema <-/•• /ili/iufín (líW!), Heinrich Rickert, esti-
mulado ] un las filosofías (le los valores de enríe vilalisla v l'cmi-

208
Capítulo III
LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE

Kl estudio y análisis del lenguaje ha sirio una actividad


que ha ocupado ;i los lilósofos desde la Antigüedad. Va Platón
y Aristóteles se preguntan cómo están organizados nuestros
conceptos, de qué otros conceptos están formados y cómo se
articulan entre sí. .Sin embargo, estos ¡lítenlos van más allá de
la simple clarificación I0j4ir0-g1.m1alit.al y sintáctica de los dis-
cursos humanos, l'ara los clásicos, en efecto, este análisis no
solo desentraña el modo como los hombres describen el
m u n d o , sino también arroja luz sobre las categorías que es-
tructuran la realidad misma, describiendo las cosas que la pue-
blan, sus propiedades y las relaciones que existen entre ellas.
Ahora bien, en la filosofía contemporánea se introduce
una perspectiva nueva a esta reflexión de siglos acerca de! len-
guaje. Se trata del convencimiento de que la solución de los in-
terrogantes filosóficos se e n c u e n t r a en el análisis lógico-
lingüístico de los sistemas conceptuales. Pala esla nueva
concepción de la filosofía, los problemas filosóficos se reducen
a problemas lingüísticos, que a su ve/ pueden ser resueltos sa-
tisfactoriamente utilizando los instrumentos que proporcio-
nan la lógica y las estructuras si mániro-¡gramaticales del len-
I„íí,..f,.,..
guaje. Dicho c s palabras, las dificultades en filosofía Wittgensrein en la última etapa de su pensamiento. Sobre
son fruto ya sea de una comprensión errónea del lenguaje, o unos y oíros ejercieron un influjo importante las reflexiones
de su aplicación inadecuada. Desde la perspectiva del filósofo de. Gottlob Frege, cuya postura es difícilmente encasillable.
analítico, la misión de la filosofía consiste en desentrañar los Comenzaremos hablando de este último.
mecanismos que rigen el lenguaje conceptual, identificando
-y corrigiendo- ele esta manera los errores, malentendidos o
confusiones que se introducen en el habla cotidiana. Por lo
tatito, el estudio del lenguaje será el ámbito adecuado cu el
que se deben repensar todos los problemas filosóficos, no solo a) Vida y obras
los epistemológicos v ontológicos, sino también los morales o
políticos. Así, a! subordinar el pensamiento al lenguaje, la filo- GotliobFregr nació IS'IH en VVisniar, una pequeña locali-
solía analítica efectúa la inversión de la relación tradicional dad de la Ponieran i» (Alemania) en donde sus padres dirigían
entre lenguaje y pensamiento. una escuela femenina. De su infancia se conocen pocas cosas.
Aunque entre- sus representantes principales se encuen- En 1869, a los '¿I años, dejó sn pueblo natal para ir a estudiar
tran pensadores ele lengua alemana como Gotllob Frege y matemáticas en la universidad de ¡ella, líos años más tarde se
latdwig Willgenslein, esta corriente filosófica se desarrolla so- trasladará a Iroiiuga, en donde defenderá su tesis doctoral en
hre todo en las universidades de Cambridge y Oxford, convir- as. Sin embargo, tanto en jena como en Gotinga Fre-
tiéndose en la corriente predominante de la segunda mitad ís de tísica y de filosofía. Su carrera académica se
del siglo XX en el ámbito universita] io anglosajón. l,a filosofía realizará c, • i completamente en Jena, ciudad a la que volvió
analítica se ha desarrollado independientemente y en antago- poco despuí •s de haber terminado sus estudios en Gotinga.
nismo a la "filosofía continental», es decir, a las corrientes :n la frontera entre las matemáticas, la lógica y la
fenomenológico-existencialistas entonces en boga en el conti- filosofía, si á considerado el fundador de la lógica matemá-
nente europeo. tica. En 1879 publicó su primera obra, titulada (kmeeptograjia.
Para su exposición, las tentativas de llevar a cabo este La Gmceptogítijia presentaba una teoría de la inlerencia deduc-
proyecto filosófico se pueden retiñir en dos grupos distintos. tiva apta para la argumentación en cualquier rama de la inves-
El primero busca resolver los interrogantes de la filosofía, que tigación científica y, muy especialmente, la matemática. Sin
históricamente han sido planteados utilizando el lenguaje or- embargo, su intención era construir un instrumento que per-
dinario, reformulándolos con las formas univocas del lenguaje mitiera delectar las trampas que el uso del lenguaje inevitable-
lógico-matemático, A esta perspectiva se p u e d e adscribir el mente tiende al pensamiento 1 . Se trató de u n a publicación
pensamiento de Bertrand Russell, así como las reflexiones poco afortunada, pues el tipo de notación lógica que Frege
contenidas en el 'tmrlnlu< l.inrini ¡ihiln.v>jihii n..\ de Willgenslein, utilizaba dificultó la recepción de este escrito por parte de ina-
En cambio, el segundo grupo concibe la filosofía como el aná- isy filósofos. Fu JKH'l publica los Fiiiitl/iuimlm delaarit-
lisis y clarificación del lenguaje ordinario, que conserva siem-
pre su valor como punto de contacto con la realidad. Desde
este p u n t o de vista analizan el lenguaje George E. Moore y

212
mam d,h,,flo,,fami,mpM,„m Lujihsvfiu

mélica, escrito en el que intenta derivar las leves de la aritmé- sentido al mundo, que este quedaba reducido a un mar de he-
tica a partir do las leves de la lógica. A finales de los años chos y de conexiones de hechos. Vista desde la atalava positi-
óchenla e inicios de los noventa de ese siglo, Fregó centra su vista, cualquier argumentación que pretendiese superar el ám-
interés en la naturaleza del lenguaje l.i lógica filosófica, las bito demarcado por el método experimental carecía de valor
¡"unciones y los conceptos. Publica importan les artículos como científico: si no querían perder credibilidad, todos los campos
Fundón y concepto (1891), Sobre el sentido y ¡a referencia (1892) del saher sin excepción se tenían que sujetar a la rigurosa leí-
y Sobre et concepto y el objeto (1892), en los que desarrolla la de los hechos.
lamosa distinción e n t r e sentido y referencia (significado). Así, por ejemplo, buena parte de los estudiosos de psico-
En 1893 aparece el primer volumen de Las leyes fundamentales logía, influidos por el p< >.sit ¡visillo, recondiician la espirituali-
de la aritmética, obra en la que Frogo sintetiza sus esfuerzos dad humana y todas sus manifestaciones al nivel de simples fe-
do fundamental ion ¡le la aritmética sobro las leves tle la lógica. nómenos psíquicos. Más aún, para la psicología positivista la
Kl segundo volumen se publicará casi diez, años más tarde, vida psíquica no goza de ninguna autonomía respecto al sus-
en 1902, con un apéndice en el que intenta responder a la trato en el que esta se manifiesta, pues la actividad intelectual v
aporta que lieriiand liusscll había descubierto en el sistema emotiva del hombre y las leves que la regulan son solamente el
do clases propuesto por Frege como fundamento para la arii- fruto último de la larga evolución de las estructuras biológicas
sobro la tierra. Desde esta perspectiva -conocida como psico-
Entre 1902 y 19(111 escribió mía seno do artículos con el logismo- la lógica es solamente un desarrollo particular de las
titulo Acerca de ios jiniiliniicnías de la gemnrlria. En 1995 mucre leyes psicológicas: un conjunto do reglas que garantizan la co-
prematuramente su mujer. Quizá este hecho, unido a la pobre rrección formal del pensamiento, (lomo a
recepción de sus investigaciones en el ambiento académico y a dad queda reducida a mero sentimiento subjelrv
la dificultad de responder de modo satisfactorio a la paradoja sin ningún valor objetivo.
q u e Russell había planteado, sea la causa por la cual n o pu- Contra este modo de fundamentar la lógii
blicó nada más hasta la locha de su jubilación. Después de su Frege. Para este matemático, era un error convertir el proceso
retiro en 1918, Fregó se mudó a vivir a Uatl Kleinen, cerca de psicológico que hace posible el pensar en el fundamento de la
su pueblo natal. Desde allí publicará algunos artículos que de- verdad do lo pensado. El pensamiento (Geiianke) no es para
sarrollan ideas elaboradas en la última década del siglo xtx: El Frege la actividad de pensar, sino lo pensado, es decir, lo en-
pensamiento (1918). La neganóa (1918). y Pensamientos compues- tendido en una proposición. Como tal, el pensamiento posee
tos (1923). Murió en Rad Kleinen en 1925 a los 76 años de una índole propia o independiente de la actividad mental. Sin
embargo, aunque sea algo objetivo, no es un «objeto» o «cosa»
del mundo*. La verdad de un pensamiento no se genera en el
acto de pensar, ni depende del hecho de ser pensada, sino que
la geiie-is del pensamiento v su verdad s:

El espíritu positivista que animaba el ambiente cientí-


fico y filosófico de finales del siglo \ i \ , vaciaba de tal modo de
• \'i. .*.' ' nivm'i it> i/t lyh :'•.,•.,
II,,. rlnfilQMfarMt. t,l}m,<,]ir,,

les diversos. Así, p o r ejemplo, el hecho de aceptar «algo- ducir la realidad objetiva al conocir e de ella pode-
como falso o como verdadero es un acto del pensamiento que mos tener 1 .
se realiza según las levos que rigen la psicología humana; en Dentro de este esfuerzo por recuperar un ámbito eterno
cambio, las leyes de la lógica son las que d e t e r m i n a n el ser e inmutable para la verdad, se encuentra el proyecto contenido
falso o ser verdadero de ese «algo» que hemos pensado- 1 . El en los Fundamentas il? h mitm/iim de deducción o inferencia de
pensamiento puro (o pensamiento sin ¡ñas) lorma parte del las leyes de las n u tenia ticas a partir de las leves lógicas. .Sin em-
contenido del a n o de afirmación, enunciación o aserción, y bargo, ya en esta obra Frege se interesa más en general por el
no siempre puede identiiiearse con él. Por lo lanío, si quere- análisis lógico del lenguaje. A pesar de que su teoría de funda-
mos evitar la contusión psicologista, «hay que separar tajante- mentación de !a aritmética no tuvo mucho éxito, sus reflexiones
mente lo psicológico de lo lógico, lo subjetivo de lo objetivo"'. sobre la semántica y el lenguaje tendrán un indujo muy grande
Ahora bien, para Fi'cgc •¡¡fariiritm no significa rechazo de en el desarrollo de la filosofía analítica del siglo xx. Además,
la ciencia empírica, sino nías bien la necesidad de definir su como veremos más adelante al hablar de la Fenomenología, la
justo ámbito de aplicación. (lomo señala en los Fundamentas /il- aguda crítica de Frege al p s i c o l ó g i c o tendrá im indujo decisivo
la aritmética, «el modo de consideración histórico, que trata en la evolución del pensamiento de L'dniuiid I lusscrl.
de detectar el devenir de las cosas y de descubrir su esencia
a partir de su devenir, tiene, sin duda, una gran justificación;
p e r o también liene sus límites», p o r q u e si queremos seguir n til scnliilii \ ln rtfi-friifiri
hablando de la verdad sin caer en el relaüvismo, es necesario
distinguir el p l a n o de la contingencia histórico-empírica La actitud gnoseológica trascendental tiende a cosificar
del plano inmutable de la verdad. Kn efecto, «si en el flujo el concepto reduciéndolo a una representación interna que
continuo de todas las cosas no persistiera nada firme, eterno, inedia enlre el sujeto y la realidad, con el peligro de
desaparecería la inteligibilidad del mundo y iodo se precipi- esta última como ámbito del conocimiento. Según los
taría en la confusión. Parece que algunos piensan que los que defienden esta teoría, la mente humana juega con
conceptos nacen en el alma individual como las hojas en los ceptos o palabras como un niño con los bloques de i
árboles, y creen que pueden investigar su esencia investigando creando proposiciones cuyo significado se construye a partir
su surgimiento y tratando de explicarlo psicológicamente a del significado tic los conceptos. Por el con Icario, Frege afirma
partir de la naturaleza del alma humana. Pero esta concepción que «el significado de las palabras debe ser buscado en el cor
texto de lodo el enunciado, nunca en las palabras aisladas»
lo aboca lodo a lo subjetivo y, si se prosigue hasta el fin, su-
De esta manera, quiete distinguir el significado de una expre-
prime la verdad» 5 . La actitud filosófica de Frege es realista,
sión de la imagen mental que se e n c u e n t r a asociada
pues se atiene a la verdad como valor primero, y se niega a re-
Con esta finalidad. Frege desarrolló la distinción entre
{Sinn) y referencia {Bedeittung).
:<
Clr. G. FuKcr. -Ll ijeiisamieiiiu» en C. FREGE, Ensayos
filiiMifin tlr la láffm. T e m o s , Madrid LÜflS. p. 220.
•I ídem, Funilaniniíi» di' la milimh.n. I.aia, Barcelona 197:
s
üitffflj, pp. 17-18.
Illttwin dv h, ñ ) M f e nminwmniu,;, uni0,or,uddhnliaa¡E

La re.frrm-rui es un elemento cxtralingiusrico; es lo real presentación y sentido lies mundos o «remos» distintos: por
significado* por la expresión lingüistica. Kn cambio, el sentido una parte se encuentra el m u n d o cxlranienlal de las referen-
de una expresión o pensamiento es el m o d o como éste des- cias, es decir, de la realidad independiente de las representa-
cribe la referencia. La distinción de estos dos conceptos re- ciones menlales, y por otra el reino subjetiva de las representa-
sulta más clara si consideramos el ejemplo utilizado p o r el ciones que pueblan la mente h u m a n a . A estos dos se u n e
mismo Frege en su obra Stilnr d sritthfa 1hi rr/nrwia: aunque las como tercer "reino» 1 ' 1 la esfera ateniporal e inmutable del sen-
expresiones ..lucero matutino» y «lucero vespertino" tienen tido, es decir, de los pensamientos puros, i n d e p e n d i e n t e s
una misma referencia - e l planeta Venus-, sin embargo poseen t a n t o d e la realidad material c o m o d e las representaciones
sentidos distintos. En la primera, se considera a Venus como la meo la les.
última estrella que desaparece al amanecer; en cambio, en la El reino fregeano del sentido, a diferencia tlel mun-
segunda se considera a ese mismo planeta como la primera es- do platónico de las ideas, no está situado en ningún lugar.
trella que aparece al oscurecer. Si bien ambas expresiones se Frege no lúpofllati/.a los pensamientos puros: n o son algo
refieren a la misma realidad, cada una tiene un significado «in acta». A pesar d e que las ideas carezcan de «actualidad»,
propio, distinto de la otra. sin embargo tienen un papel "activo- en todas las actividades
Del mismo modo, hay que distinguir referencia y del h o m b r e , porque "todas nuestras acciones vienen asnal-
sentido, de la representación mental que a ellas se asocia. mente preparadas por el pensar y el juzgar. 11 . Electivamente,
La ri I ciencia es cxlraincnlal. El sentido es un p e n s a m i e n t o al ser captados y tenidos por verdaderos, los pensamientos ac-
p u r o , es decir, i n d e p e n d i e n t e en su c o n t e n i d o de la m e n t e túan sobre la voluntad del individuo, expresándose en la
que lo piensa. En cambio, la representación es algo que es a
lave? mental v subjetivo. Para entender la distinción, podemos
servirnos u n a ve/ más de un ejemplo usado p o r Frege:
«Un pintor, un jinete, un zoólogo asociarán pro bable m en te-
representaciones distintas con el n o m b r e "Bucéfalo". Por La critica de Frege al psicologismo y al reprcscnla-
ello la representación se diferencia esencialmente del sentido o fue u n a fuente di: inspiración para pensadores co-
de un signo, que puede ser p r o p i e d a d común de m u c h o s y mo Edmund 1 lusserl. Biriiand Kussell v l.udwig Wittgenstein.
no es, por lanío, una parte o un m o d o de la mente individual. Sin e m b a r g o , a u n q u e la evolución posterior de la filosofía
Así pues, no p o d r á negarse q u e la h u m a n i d a d tiene cier- del lenguaje haya producido resollados muy dispares, la gno-
:esoro común que transmite de una generación seologia realista del fundador tle la lógica matemática está
ra»!l. Así, Frege delimita con los términos referencia, re- abierta a una fundamentado o nicialisica n ascendente de laii-

' l'l término Lilniuin /"./''fr.'fi,;; sr li.uUn >• ,il i .isrrll.iii" n.nniiil IIII.MIL.-
ionio significado. Sin embaí go. en el ámbito de l.ifilosofíadel lenguaje se
hit preterido uLili/;ir la pakil'ra referencia eomo termino técnico, para evitar
ambigüedades. "'Cfr. Man. 'l'l pensamiei
<
' G. FREGE. «Sobre .sentido y rrlr.rriiria* en G. FKEOE. Ensayos dt <e- sofía ti' la légica, cil.. p. 212.
ii!án<<••'! v fi!;ni>tíii tül la h>gnit. cil.. pp. N7-M&. iiffiúf«H,p,224.

•::
BfafflowfiínwHgpqn /.;_;,/..w;„.

2. Bertrand Russell gión, como l'iiiifipitis de recimstruráim social (191 ti). Amra de la
educación [ 192b), l'nr que no w ensílenlo ( 1927), Matrimonio \
a) Vida y «¿un moral (1929). Aleo convencido, propugnaba con un estilo
provocativo y directo una moral sexual liberal que escandali-
Bertrand Rundí nació en 1872 en Ravenscrofl (Gales, zaba a sus contemporáneos. Huíanle la Primera Guerra Mun-
Reino Unido), De familia aristocrática, sus padres murieron dial fue privado de su cargo en la Universidad de Cambridge
cuando era muy pequeño. En casa de su abuela recibió una por su pacifismo militante, v paso seis meses en la cárcel. A
educación muy cuidóla ;i cargo de preceptores privados. Ade- causa de sus ideas radicales, en 1941) le hie ['evocada la invita-
más de un gran conocimienio de la historia, Russell aprendió ción a enseñar en el City College de New York. Sin embargo.
en esos años el alemán y el fhmeés a la perfección. Más larde en 1949 recibió la Orden del Mérito, y en 1950 el Premio No-
estudió matemáticas v filosofía en el Trinity Collc-ge de la Uni- bel de Literatura. En los años cincuenta y sesi
versidad de Cambridge. Discípulo del filósofo liegeliano J. M. activismo político, protestando contra la guerra y las ai
F Me Taggarl, que enseñaba en Cambridge, Russell logró libe- cleares. Murió en 1970.
rarse del influjo del idealismo en IH98, gracias a la ayuda de
George E. Moore. En el congreso internacional de filosofía
que tuvo lugar en París en 1(100 conoció al matemático ita- b)El
liano Giuseppe Pcano. cuyo pensamiento será la fuente princi-
pal de inspiración de su primera obra: IMS principios de las mate- Bertrand Russell eslá convencido de que ia solución de
máticas (1903). Este escrito es la base sobre la cual elaborará, los problemas que ocupan a filósofos v pensadores desde los
ayudado por Alfred Nonti Wliiichead. los lies volúmenes de albores de la humanidad comienza por un correcto planti
los Piinrijna Mathematica (1910-13). En esta obra, los dos auto- miento de los mismos, que justifique su real entidad. Para
res internan una nueva propuesta de deducción de la aritmé- canzar este objetivo, es necesario mili/at un lenguaje exacti
tica a partir de un número restringido de axiomas lógicos, que lógico que carezca de conceptos ambiguos o poco claros, y
sin embargo .superase las aportas que Russell había planteado jetarse a los dalos que ofrece la experiencia. Si se quiere cons-
al sistema propuesto por Frege. En esos años tuvo como truir una filosofía que tenga valor científico, se deberá relor-
alumno en Cambridge a l.ndwig Wiilgeiisieiu, con el que ten- mular a t e n t a m e n t e los problemas filosóficos aplicando un
drá u n fecundo intercambio de ideas que ayudarán a Russell a lenguaje científico lógico y univoco, para eliminar las ambi-
perfilar mejor su pensamiento. Así, los métodos lógico-analíti- güedades del modo como u adicioualuiente han sido expresa-
cos que Russell desarrolló en los Principia Muthrmatica se con- dos. Así. se puede determinar claramente si corresponden a
vertirán en un instrumento general para la resolución de los un csiado de cosas real, o si se trata, en cambio, de mitologías,
problemas filosóficos contenidos cu obras posteriores como imaginaciones o d e aportas que nacen por u n inadecuado
La füoiojia ilc! atomismo lógico (1918). planteamiento lógico de los mismos. En pocas palabras, el filó-
Los intereses de Russell no se detenían a nivel matemá- sofo debe seguir el ejemplo de las ciencias empírico-matemáti-
cas y abandonar el lenguaje común utilizado en la vida ordina-
tico o lingüístico. Entre sus obras se encuentran una Historia de
ria para poder hacer filosofía.
la fikisnjia occidental (l!14ti). escritos de sociología, éticay reli-
gó 221
i.ujh^,;,,

Con esta finalidad Russell desarrolla un método de aná- en sus elementos atómicos. Aunque las ideas fundamenta-
lisis del lenguaje, que: llamó nliim/.smo Uigtfo. en el que aplica a les del atomismo lógico pertenecen a Russell, este método re-
las enunciados lingüísticos los axiomas lógicos túndame uta les cibirá una formulación más refinada en el Tractatus Loci/ofhi-
contenidos en los l'iinapui Miilhemalim, y un estricto criterio phicus de Ludwig Witlgenstein.
de verificación empírica. Russell reconoce el influjo que lian
tenido las ideas de Ludvvig Willgenstein en la maduración de
su pensamiento 1 -. El método consiste en la descomposición dé- r) l.n fiinilfiiiieiil/i/iim ili' tu mural.
los enunciados complejos de un problema en elementos sim-
ples cuya verdad se puede comprobar empíricamente. P o r u ñ a La doble fundainenlación logirista y empirisla del ato-
parte, al enunciar los problemas en modo claro y univoco, este mismo lógico ha reducido el ámbito de la verdad a la esleía de
proceso de análisis lógico elimina las ambigüedades o equivo- los hechos y de las simples relaciones lógicas. Por lo tanto, no es
cidades del lenguaje ordinario; por otra, permite acertar la posible calificar de verdadero o falso todo lo que se encuentra
real entidad del problema, pues si algunos o todos los elemen- más alia ele la mera [adicidad: el bien, la justicia. Dios,... En este
tos (|iic lo componen no corresponden a hechos o estados rea- mareo de referencia, resulla ilegítimo deducir un deber o impe-
les concretos, dicho problema será inexistente. rativo moral a partir de un hecho empírico, poique la lev de
Russell llama ftm/imirititir.t iilúmiras a los elementos más H u m e prohibe deducir proposiciones prescríplivas-que con-
simples que c o m p o n e n mi razonamiento. Una proposición tengan el verbo «deber»- a partir de proposiciones descriptivas
atómica describe un hecho, afirma que una cosa posee una -es decir, que contengan el verbo «ser»-. Aflora bien, esto no
cualidad o d e t e r m i n a la relación entre dos hechos o cosas. quiere decir que la moral carezca de fundaj nenio, sino única-
Una proposición atómica es verdadera o falsa dependiendo de mente que la moral no se basa sobre el conocimiento, sino so-
su correspondencia - o falta de correspondencia- con el he- bre el deseo. En electo, para Russell es bueno lodo lo que con-
cho real que describe. Ejemplos de proposiciones atómicas duce a la satisfacción de los deseos v es malo lodo lo que los
son: «Aristóteles es un filósofo» y -Aristóteles es de Eslagira». dificulta o contraría. A panir de estas premisas, Russell desarro-
En cambio, Russell denomina jimjmsiiiinie\ mnleriilares aquellos lla una ética utilitarista, que isla gobernada por el principio de
enunciados que describen mi conjunto de hechos o un estado la búsqueda de la mayor felicidad posible para el mayor número
complejo de cosas. Utilizando los ejemplos que acabamos de de personas. El único límite para la realización de los propios
citar, podemos construir una proposición molecular: "Aristó- deseos es el respe lo de los deseos de los demás. A esta postura
teles el estagiriía es un filósofo". Como en el caso de la propo- ética Russell une una concepción política de tipo liberal-demo-
sición atómica, la verdad de lo que una proposición molecular crático, cuya finalidad es garanii/ar a iodos los ciudadanos la
enuncia depende de su correspondencia con el estado de co- máxima libertad que permite el respeto de la libertad ajena.
sas que describe. Para llevar a cabo tal verificación de modo ri- Este reduccionismo gnoseologico lleva a Russell a opo-
guroso, es necesario descomponer las proposiciones moleeula- nerse a las pretensiones de verdad de las religiones, especial-
mente del cristianismo. Por una p a n e , considera irracional el
acto de fe, porque obliga a aceptar proposiciones que no se
pueden verificar empíricamente; y por otra, la é
I. La filosofo del lenpuafc

parece inhuman», pues sus preceptos van más allá del simple /Ir luí ob¡ms ile lu f¡i'ii-ipi/hi (19(hY>. Sin embargo, su estancia en
respelo de los deseos de los demás1"', En descargo d e B e r t r a n d esa ciudad duró pocos años, va que en líill estaba de regreso
Russell hay que decir que su conocimiento de la religión cris- en Cambridge. En 192í> obtuvo linalinenic la cátedra de filoso-
tiana estaba mediado por las deformaciones de la sociedad vic- fía moral, que conservó hasta su redro en 1939. Ludwig Will-
toriana en la que se educó. Sin embarco, la radicalidad de sus genslcuj. que será su sucesor en la cátedra, fue alumno suvo
planteamientos gnoscológicos cierran el paso a cualquier con- en Cambridge durante los cursos académicos 1011-1913, De
sideración de un '<inás allá» que trascienda la experiencia em- 1921 a 1947 Moore fue editor de la revisla Miti/I, que en ese pe-
pírica, lanío ;i nivel ético, como metalisico o religioso. riodo se convirtió en u n a de las publicaciones periódicas de
mayor prestigio filosófico en ámbito anglosajón. Pertenecen ¡i
esta segunda etapa en Cambridge la publicación del volumen
3. George Edward Moore Etica (1912) y los artículos El ntidulii de ¡os datos siiisririules
(1914), Helaáones internas y externas (1919), Una defensa delsen-
a) Vida y obras tido común (1025) y La prueba de un mundo exterior (1939). Algu-
nos de estos artículos se recogen en la colección de ensayos l-'s-
G.E. Moore nació en Londres en 1873. En elTrinity Co- tudtosfilosóficos (1922).
llege de Cambridge fue c o m p a ñ e r o de estudios y amigo de I luíanle la Segunda t a u n a Mundial. Mnoi <- impartió
Berlrand Rus.sell. Allí se aplicó al esiudin de los clásicos y de la como profesor visitante varias conferencias en diversas universi-
filosofía. Aunque al inicio siguió la orientación de sus maes- dades estadounidenses, y hasta su nuicric siguió punir ¡pando
tros, pronlose alejara del idealismo de Mac Taggart, y un poco en los debales iilosolicos en Inglaterra. Moore falleció en l'.laS.
más tarde, del utililansino de Sidgwirk, creando una propia Los escritos mas importantes de los últimos años de su vida son
gnnscología realista y una ética original. De IKílH a 19IJ-I se de- la filosofía de G. E. Moore (1952) y la colección de escritos publi-
dicó a la investigación en la Universidad de Cambridge. Fruto cada postuma con el Ululo l'liiliMibliiiYil l'/ijiirs i l!)">'.i).
de esos años de trabajo son los artículos l.u naturaleza deljuiáo
(1899) y La refulaáon del idealismo (1903). En 19(13 expuso su
peculiar fimdameniación de la moral en el volumen Prindpia lil l'-u/i Lniuwotuííti itit wnUilii iuii.--.in
Ethica. Sus ideas ejercieron un gran influjo sobre los inte-
grantes del llamado grupo de lllooin.sbury: un círculo literario Su oposición al idealismo llevó a Ccorgc !•'.. Moore a desa-
al que pertenecían personajes romo la escritora Virginia Wooll rrollar una leona del cononmiemo propia, que une al realismo
y e! economista John Mayuard Kevues, F.n 1904 se trasladó a
el análisis lógico-lingüístico, pero que implica, como veremos
Edimburgo, para enseñar en la Universidad de la capital de Es-
ahora, una actitud de fondo distinta de l.t de Berlrand Russell.
cocia. Estando allí escribió el articulo l.u wiiimili-.n \ tu tyulutmt
En efecto, para Moore existe una realidad exterior indepen-
diente del sujeto pensante, que es irreducible a la suma de nues-
tras percepciones y de nuestros conceptos. Si bien es verdad que
la percepción necesita de un objeto percibido para poder ser,
flMKrl. ("iiilcdr-,,. V I I K I I - Í í I Í C H I I . .
esto no significa que se identifique sin más con lo percibido.

22á
,Lhn,i„,li.:,, La fitmnfia fclktlg

Para demostrar esta afirmación, en La amfntaaói les. En los Pri>> ripia rthií'.i. Moore analiza la noción de bien, que
somete a un riguroso análisis la famosa frase de Berkeley -esseest es el fundamento de toda doctrina moral. Al tratarse de un
perápi», que él considera la máxima o p r e s i ó n del idealismo. concepto básico, elemental, no puede ser definido a partir de
Moore sostiene que en el conocimiento de la realidad se pue- otros, sino solo intuido directamente, del mismo modo como
den distinguir tres aspectos: (1) las sensaciones, (2) las percep- no se puede definir el concepto «amarillo» a partir de otros
ciones de objetos y cualidades, que se forman a partir de las sen- conceptos. Sin embargo, la intuición del bien no es sensible, es
saciones; y (3) los objetos o cualidades mismos que han sido decir, de tipo cognoscitivo, pues el bien no es un objeto que
percibidos. Por ejemplo, en nuestra conciencia distinguimos existe en el mundo 1 ". Por esta razón, Moore rechaza las doctri-
perfectamente el color azul de la percepción concreta que po- nas que intentan definir lo bueno a partir de la experiencia
demos tener de ese color, y esta última de la sensación visiva que sensible, como es el caso del utilitarismo o del hedonismo, que
la origina. Además, la pe ice pe ion de ese color azul concreto es lo identifican con el placer o la utilidad. Para él, estas corrien-
algo diferente tamo de la percepción de la superficie y el volu- tes incurren en lo que ha llamado iafaUími naturalista, que con-
men del objeto azul, como del mismo objeto azul percibido. siste en identificar el bien con un objeto natural, es decir, sensi-
A diferencia de Elertraiiri Russell, Moore acepta el ble. Por otra parle, Moore mega también que el bien sea una
m u n d o tal y como nos lo presentan nuestros sentidos, pero es realidad metafísica, o sea, una idea o un valor que trascienda la
consciente de que la única prueba de la existencia indepen- experiencia, porque el bien no es algo pensado, sino intuido.
diente de la realidad y de las categorías que la estructuran es la Moore propone una guía para la acción humana que es similar
evidencia del sentido común. Se trata de una verdad intuitiva, al imperativo categórico kantiano: los motivos legítimos que
y por lo tanto, indemostrable. La filosofía tiene que buscar la tienen que llevar a actuar al individuo son el afecto desintere-
verdad en las intuiciones del sentido común, que se expresan sado a las personas y los scnümientos de tipo estético. Aunque
a través riel lenguaje. Sin embargo -esta es otra diferencia fun- la etica que Moore propone se aleja mucho de la í'ariirultílari de
damental respecto a Russell-, para alcanzar la verdad no es ne- Russell, sin embargo su identificación de la metafísica con el
cesario reducir el lenguaje ordinario a un lenguaje lógico-for- idealismo lo lleva a negar la inteligibilidad del bien, reducién-
mal, sino que se trata más bien de purificar las evidencias del dolo en la práctica a una mera intuición sentimental.
sentido común de las confusiones v malentendidos que pue-
dan babet introducido en ellas las concepciones filosóficas1'.
4. Ludwig Witlgeiistcin

el l'.l hitiuriiinismti i'lx/i a) Vida v obras

Buscando u n a alternativa a la ética utilitarista, Moore Ludwig WiUgpulrin nació en 1889 en la capital
aplica el análisis riel lenguaje ordinario a los problemas mora- 1 seno de una familia de ricos industriales
Lj
A este respeau. níasi- v\ iiiiiuik, ikjinni ilii vnüdu iiimún recogido
í> la tivndad una cualidad? (camrmác, c-n G. MOQUE,Defensa Msn
otros ensayos, cit, pp. 101-112).
Infiel,,,
dio ingeniería mecánica en Berlín, y en 19118 se trasladó a la segunda obra, las Invn.hyítoint-i filosóficas, se gestaron en esos
Universidad de Manchcstcr para asistir a los cursos de años. En 1939 Moore dejó la cátedra de filosofía moral,
ingeniería aeronáutica que allí se impartían. Sin embargo, logrando que n o m b r a r a n como su sucesor a Ludwig Win-
su interés por la íuiidamenLu ion de la matemática lo llevó genstein. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como
a ponerse en c o n t a d o ion üotilob Frege, que le aconsejó ir camillero en un hospital y como técnico investigador en New-
a Cambridge para profundizar en sus esludios de lógica v fi- castlc. Al terminar la guerra volvió a Cambridge, pero en 1947
losofía con Bertrand Russell. Durante los años 1911 a 1913, renunció a la cátedra. En 1945 el manuscrito de las hwesligano-
Wittgenstcin enlabió un intenso intercambio de ideas con nes filosóficas ya estaha listo para ser enviado a la imprenta,
Russell y Moore. Después de una estancia de algunos meses pero inexplicablemente en el último momento lo retiro, indi-
en soledad en Noruega, volvió a Viena. Al estallar la Primera cando que fuese publicado solo después de su muerte. A partir
Guerra Mundial se enroló como voluntario en el ejército de 1947 viajó a Viena, a los Estados Unidos e Irlanda, vol-
austríaco. Fue caplurado en 1917 por los italianos, que lo tu- viendo más larde a Cambridge, en donde murió de cáncer en
vieron prisionero en Montcc.issino hasta H final de la guerra. 1951.
Durante esos años escribió los esquemas y las notas que le sir-
Las ideas de este filósofo d e carácter difícil - u n poco
vieron más tarde para redactar su obra más conocida, y la
h u r a ñ o , tímido y r e s e r v a d o - h a n ejercido una influencia
única que publicó en vida; el Traclalns Logico-philosophicus
fundamental en el desarrollo de la filosofía analítica. En
(1922).
Ludwig Wiltgenstein se materializa el a b a n d o n o del posi-
Después de la publicación del Trartatus, Wiltgenstein tivismo lógico por el análisis del lenguaje ordinario, tal y como
abandonó la filosofía, desprendiéndose de la fortuna que ha- este es utilizado en los diversos ámbitos de la vida humana.
bía heredado de su padre -muerto en 1913- para dedicarse a La primera etapa de su pensamiento - e l llamado -primer
diversas prolésiones: por un poco de tiempo liahajó romo jar- Wittgenstcin"- se expresa en el Trac/alus; la segunda, en cam-
dinero, después algunos años como profesor de escuela ele- bio, en las Inveslignnaoes filosóficas. Tanto el Traclalus como las
mental en una zona rural de Austria y finalmente diseñó y Investigaciones filosóficas ejercieron un influjo e n o r m e en el
construyó una casa para su hermana Crcll en Viena. Sus expe- desarrollo de la filosofía del lenguaje y de la ciencia en el si-
riencias pedagógicas y el intercambio de ideas con algunos re- glo XX. Los miembros del Círculo de Viena quedaron grande-
presentantes del (arcillo de Viena reavivaron su interés por la mente impresionados por el rigor lógico con el que Wiltgens-
filosofía. Kn 1929 volvió a Cambridge para recomenzar la ca- tein une las teorías de Frege y Russell, Además, los positivistas
rrera académica. Sin embargo, su concepción de la filosofía y lógicos coincidían con el autor del Tmctatus acerca de la
del lenguaje había mulado: Wittgenstcin abandona el ato- función pragmática de la filosofía, como actividad de clarifica-
mismo lógico para acercarse a las posturas más moderadas de ción de las ideas, y no de descubrimiento de hechos o esiablc-
Moore. Este cambio se refleja en los varios volúmenes de con- de teorías. En cambio, la escuela analítica de Oxford
versaciones, apuntes y cartas de los años treinta y cuarenta, i deuda por los análisis del lenguaje ordinario y su
que fueron publicados postumos (Ludwig Wiltgenstein y el a la gramática y a las reglas de los distintos juegos ríe
Círculo de Viena, El cuaderno mu!. El cuaderno marrón, Lu ¡¡Tamú- k-ns;'Ui¡e.
lica filosófica). I .as ideas que VVirigcnstein quería exponer en su

228 229
f*filosofía.<M i'-ogum

la realidad es la totalidad de los estados de cosas, lauto exis-


Iil h'.l Tnidatus 1 vt;¡ii> pitib,y finar.
tentes como posibles (2.(Mi). El paso de la realidad al pensa-
Esta obra apareció publicada primero en alemán, en iento lo hace Wiiigensleiu afirmando que las proposiciones
1921, y un año después en injík's, con un preíácio de Bertrand son «figuras» o representaciones de los hechos que componen
Russt'll. Su origen son los cuadernos, escritos entre 1914 y la realidad (2.1, 2.11,2.12}. Dicho con otras palabras: «una re-
1916 en el (rente de batalla, en los que apuntaba sus reflexio- presentación lógica de hechos es un pensamiento» (3). En la
nes filosóficas, y el intercambio epistolar con Russell, Moorc y teoría figurativa del sentido que Willgeiistcin propone, la es-
Keynes. El objetivo de esta obra es delimitar con claridad lo tructura de las representaciones se corresponde exactamente
que puede ser pensada y expresado cu modo significativo. La con la estructura lógica de los eslados de cosas que esl as repre-
estructura interna del Tiaeliitns refleja perfectamente el rigor sentan (2.151). Del mismo modo que los eslados de cosas es-
lógico y el carácter conciso de su autor, que intenta evitar toda tán compuestos de objetos, toda proposición que afirma o
palabrería que carezca de sentido preciso. El discurso (rala niega u n estado de cosas puede ser descompuesta e1 i los ele-
sien* proposiciones básicas, numeradas con caracteres arábi- mentos que la constituyen, para poder i rnnloriiii-
gos, que serán explicadas o aclaradas por medio de otras pro- dad con los berilos que representa (2.(121)1).
posiciones secundarias, numeradas en modo decimal. Así, por I.udwig Willgenslein une en el Tradatus el ai
ejemplo, la proposición l.l será un desarrollo de la proposi- gico de Russell a la teoría del sentido ÍSinn) y la referencia o
ción 1, o la proposición 3.2) una profundizado]] o aclaración significado (Brdeutwig) tic Frege: «Solo la proposición tiene
de la proposición 3,2. El Tradatus no es una obra de fácil lec- sentido (Sinn); solo en el contexto de una proposición un
tura, pues en mnebos pasajes requiere una cierta capacidad de nombre posee un significado iliriti'iilii.ng)- (3.3). Para que una
seguir razonamientos de lógica formal. Aquí explicaremos proposición sea sensata, debe cumplir con tíos condiciones' su
solo las ideas más fundamentales. estructura se debe conformar a las leyes tic la lógica, y sus ele-
Wíttgenstein ve el mundo como un conjunto de hechos mentos tienen que tener una referencia (íin/rti/iotgi. La lógica
('/íiÍj<7rAc),nod<'cosas (Dirige) ( l . l ) 1 6 . Los hechos son «estados proporciona la estructura y los límites de lo que puede ser
de cosas» (Sarhvtn hallen), es decir, objelos que se encuentran pensado, y por lo tanto, dicho. La lógica proporciona los me-
combinados en modos diversos (2|. Eos objelos ((kgenstánde) dios que permiten desmembrar las proposiciones en sus ele-
se relacionan unos ron oíros siguiendo la lógica de suspropíe- mentos atómicos, para determinar si son falsos o verdaderos.
a combinación de objelos. los eslados 1.a filosofía en el 'Duélalas desempeña una finalidad me-
mplejos. Los eslados de cosas ramente instrumental: determinar los límites del mundo, que
pueden ser actuales (es decir, existentes) o posibles (es decir, coinciden con los límites de lo que puede ser pensado o dicho.
que la lógica de las propiedades de los objetos que los compo- Existen solo los estados de cosas que puedan ser representados
nen permitiría la existencia anual del mismo). El mundo es la por medio de proposiciones sensatas, es decir, que cumplen
totalidad de los eslados de cosas ex.isie.nies (2.1)4), en cambio con las condiciones indicadas en el párrafo precedente. Re-
sulta obvio que solo podrán ser sensatas las proposiciones que
se refieran al mundo empírico. Desde este punto de vista, las
mismas proposiciones tle la lógica y de la

2*1
¡Jl filiimfrí i/'.-i

cen de sentido {¿nulos). pues raiceen de una imagen o repre- o, pues las cosas inefables (o míslicas) no pueden
sentación. Son tautologías (-1.46). Sin embargo, esto no quiere ser pensada-, va que se manifiestan por sí mismas (ti..">*.?:?!. La
decir que sean insensatas Íiii¡.\iinii0. pues pertenecen al sim- existencia misma del mundo que nos representamos es un
bolismo, como es el caso riel cero aritmético (4.4611). Sin em- misterio (ti.44) Aunque todas las posibles ]iiegiiotas de la cien-
bargo, para «la mayoría ilc las proporciones vele las preguntas cia encontraran una respuesta, nuestros problemas yitalcs con-
que lian sido escritas sobre temas filosóficos, no son falsas sino tinuarían siendo los mismos de antes (fi.52). En este sentido.
insensatas. Por tanto, no podemos responder en absoluto a ta- la segunda finalidad del Trttrtatm es revelar lo poro que se al-
les preguntas, sino únicamente comprobar su insensatez. La canza al resolver los problemas del conocimiento (Prefacio tiel
mayoría de la- preguntas y proposiciones de los (¡losólos se ori- Trfiflitln\).
ginan en el hecho de que no entendemos nuestra lógica de!
lenguaje. (Estas son preguntas del tipo ¿el bien es más o me-
nos idéntico a la belleza?). No es sorprendente que los proble- c) Las Investigaciones lilusóticas
mas más profundos no sean propiamente un problema»
(4.003). Las Inwstifftrioflrs fiUisúfiras. publicadas en 1953, están
Como lodos los intentos de fundamentar el conoci- compuestas de dos partes. 1.a primera, que consiste en 693 pá-
miento sobre la sola razón, la gnoseología del Traclatus no rrafos numerados, es el manuscrito que estaba listo para su pu-
cumple con los requisitos que ella misma pone para la verdad. blicación en 1946. La segunda está compuesta de textos añadi-
La propuesta del atomismo lógico es una afirmación que va dos por los editores, que eran los albaceas designados por
más allá de las leyes lógicas y es, por lo tanto, en sí misma in- Wittgenstein para disponer de la publicación de sus escritos.
sensata {unsinmg). Aunque muchos de los que leyeron esta Ya en el prefacio mismo de las Investigadoriesfilosóficas,
obra en los años veinte no se dieron cuenta de esta limitación, Wittgenstein loma distancia respecto a las ideas expresadas en
sin embargo Ludwig Wittgenstein era perfectamente cons- el Tradatusr. «Desdi- que empece de nuevo a ocuparme de la fi-
ciente de este hecho, como atestiguar^ los dos últimos puntos losofía -hace dieciséis años- me he visto obligado a reconocer
del Tractatux. «Mis proposiciones ri iultan esclarecedoras si el graves errores en lo que escribí en aquel primer libro». Su tra-
que me entiende las reconoce coi bajo como maestro de escuela elemental le ha hecho com-
que ha pasado por ellas, lia subido por ellas, se ha colocados! prender que el ámbito del sentido es más amplio que el campo
bre ellas. (Por así decir, tiene que tirar la escalera, después de demarcado por las férreas leyes de la lógica matemática y de la
haber suhido por ella). Tiene que superar estas proposiciones experiencia empírico-sensible. En esta nueva etapa de su pen-
para poder mirar correctamente el mundo» (6.54); y final- samiento, la teoría figurativa o representativa del sentido deja
mente -De lo que no se puede hablar, es mejor callar» (7). el paso a una concepción según la cual el sentido de las propo-
Sin embargo, el hecho de que algo sea inefable no siciones y las palabras nace riel uso que de ellas se hace en el
quiere decir que carezca de importancia. Más aún, las cosas lenguaje (§ 4 3 ) l í . «Una palabra o una oración tienen el sentido
más importantes para el hombre son inefables: el amor, el do-
lor, la esperanza, el bien y el mal, etc. Lo que sucede es que
para Wittgenstein estas cosas no pertenecen al ámbito del co-

XV2
H:s<„,;„ -/,• !•:fít.,.<„ti.;,-„.,•,-.,•,.•„•,;,„•,•,• _L»JHs'pJ" ''•
lia» que los une ($ 67). Wittgenstein rechaza la e
f/íie tienen porque alguien \r /<• /m f/w/ri. i no poique estén dotados
un lenguaje trascendental que regule las relaciones entre los
de algún poder independiente de nosotros. Si deseamos cono-
distintos juegos v les sirva como p u e n t e de comunicación,
cer o comprender su significado, hav que examinar en qué cir-
pues significaría caer en el error en que incurrió en el Trarta-
cunstancias le fue asignado; es decir. Iiav que identificar cómo
ÍH.t: proponer 1111 lenguaje ideal, válido para lodo discurso y
se usa efectivamente esa palabra ti oración» 1 ". El significado de
propósito 1 ' 1 . A diferencia del empirismo extremo del Willgens-
las proposiciones o palabras 110 puede ser construido a partir
tein del Lnietatus. desde la visión pragmática del sentido del
de una teoría, sino que tiene que ser fruto de la observación,
WiUgcnslcin de las ¡)ror¡ti¡r<ie¡uiit\ jilii\i'ij¡efí\ es posible hablar de
Esta actitud se resume en c! mandato wittgenstefniano -[No
un lenguaje metaiísico como juego de lenguaje, y por lo tanto
piense! ¡Mire primero!" (g 66).
construir discursos uielafisicos scn\altis. Sin embargo, su vali-
La atenta observación del uso de las palabras en el len-
dez no vainas allá de los límites del iaegn niciafísico mismo. No
guaje hace descubrir que su sentido no es unívoco, sino más
es posible -decir» coherentemente algo que, trascendiendo el
bien equívoco y en algunas ocasiones contradictorio, si no se
juego de lenguaje en el que se lia generado, se coloque como
tiene en cuenta el contexto lingiüsiiro en el que las palabras
criterio superior de sentido.
son utilizadas. Por otra pane, el habla es una parte de la vida
Como se puede ver, la actitud anli-leoí etica o auli-metalí-
misma, en relación íntima con las demás actividades del lioin-
sica no ha cambiado en el segundo VVittgeirslein. La filosofía
hre. Para p o d e r afrontar estas peculiaridades del lenguaje,
no debe crear teorías o proporcionar explicaciones, sino elimi-
Wittgenstein introduce el concepto de -juegos de lenguaje™
nar los malentendidos que se generan en el uso del lenguaje y
(Sprnchspiek). Se trata de las reglas que los hablantes deben se-
aclarar la visión de la realidad {¡¡ ÍIO). 1 ,a filosofía es como el tra-
guir en los distintos ámbitos en los que se utiliza el lenguaje,
tamiento médico que hav que aplicar al lenguaje enfermo. Su
para poder articular una idea o diálogo que sea significativo
función es meramente gramatical o terapéutica, es decir, mos-
en cada contexto lingüístico concreto. Los juegos de lenguaje
trar el camino que debe seguir el pensamiento que se encuen-
son potencialmente infinitos, como lo son las actividades del
tra perdido (¡j 1^:1), o como dice Willgenslein. para «mostrar a
hombre que el habla acompaña (i- '1LS). Esta nueva perspectiva
la mosca la salida de la botella» (§ 3(1!)). Sin embargo, a dife-
e n t r a ñ a una concepción pragmática de la verdad, porque
rencia del Tmflnlu.t, en el que propone un modo concreto de
ahora el significado de las palabras y de las proposiciones no
llevar a cabo la purificación del lenguaje, ahora Wittgenstein
depende de su correspondencia con un estado de cosas en el
afirma que «no hay un método filosófico, a u n q u e en efecto
m u n d o , sino de su congruencia y uso a d e c u a d o dentro del
existan métodos, del mismo modo como existen distintas tera-
j u e g o de lengua que le corresponde. Aunque las propias re-
pias» (S 133). Así, este modo de concebir la filosofía-en el que
glas internas convierten a cada j u e g o en un lenguaje com-
se reconocen Willgenslein y muchos filósofos o pensadores
pleto, provisto de criterios de verdad y significado indepen-
analíticos- la priva de su valencia sapiencial, es decir, de la ca-
dientes, sin embarco eslo.s juegos do lenguaje potencialmente
ri de la filosofía de incidir como pensamiento racional
infinitos se entrelazan v sobreponen gracias al -aire de fami-
n del mundo y en la conducta de los hombres.

M - J . NiiHini.v Filmniiiirt'll,-n¡;:i„i,: llcrder, lia ice I un;! l*Cfr./¿i'dem,p.l31,


C a p í t u l o IV

LA F I L O S O F Í A D E LA C I E N C I A

1. El neoposilivismo

a) El Circulo de Vierta

A principios de los ¡«ios veinte, surgió en la capital aus-


tríaca un grupo de jóvenes intelectuales, reunidos alrededor
del físico y filósofo Moritz Sch&ck (1882-1936), que años más
tarde lúe llamado el «Círculo de Vicna». 1.a corriente de pen-
saniienlo (pie allí se origina se conoce lanibien como ncoposi-
im, positivismo lógico o empirismo lógico. Sus represen-
tantes más destacados, ademas de Schlick, son Rudo!/Carnap
(1891-1970), Olio Neurath (1882-1945) y Hans Hahn (1879-
1934). En 1929 Neurath, Hahn y Camap publicaron un ensayo
de título La compreinion runUjkei ihi iiiiiuiln {¡)ie\Vu.senschaflliche
Weltaujfassung) en el cual se contiene el programa filosófico
del Círculo de Viena. F.l proyecto institucional de estos filóso-
fos y científicos era alcanzar una exposición unificada de ¡a
:ia, por medio de una compleja epistemología que inten-
taba fundamentar el valor de iodo conocimiento sobre el prin-
cipio de verificabilidad. Como instrumento principal de análi-

237
L&filosofade la ciencia

sis utilizaban la lógica simbólica de los !'>-¡wijiia Mathemalica de que se puede considerar clásica del credo neoposilivista. Allí
B. Russell y A.N. Whitehead y del atomismo lógico del Tracta- Carnap intenta elaborar una reconstrucción rigurosa de todo
íiíV l.<i£tc<i-pla!w.,r¡ihin¡s de l.udwig VVitlgell.slein. el ámbito de la ciencia a través de la aplicación del atomismo
En esta corriente epistemológica se unían a la herencia lógico. Las tecnias cienlíficas son meras construcciones prepo-
positivista estímalos provenientes del empirismo ingles. Por sicionales estructuradas según los axiomas de la lógica mate-
una parle, harían suya la actitud anlimclaiisica del positivismo mática. Las leves de la lógica y de las matemáticas son válidas a
comuano, que exigía que el mélodo científico prescindiese dé- priori, es decir, su validez no depende de la experiencia, pero
la búsqueda de causas reales: las ciencias se debían limitar so- su contenido es tautológico: no dicen nada sobre la realidad.
lamente a establece] relaciones entre lenomenos observables, Sin embargo, estos principios son el conjunto de reglas que
sin traspasar el ámbito de lo positivamente dado por la expe- permiten elaborar v organizar los datos empíricos, realizando
riencia. Por otra parle, adopiaban las premisas fundamentales una función que, aunque sea meramente sintáctica o «grama-
del empirismo crítico de F.rnsl Macb, que condicionaba la vali- tical», es indispensable. Por el contrario, las proposiciones que
d e / de los enunciados v 1 cocías científicas .1 su verificación em- nacen de la elaboración de las observaciones empíricas, al es-
pírica, es decir, a la posibilidad de i econducirlos a experien- tar basadas en la experiencia, tm.s dan niíormacióu acerca de
cias sensibles. De aquí nace el principio de verificabilidad: solo la realidad, Pero se trata de afirmaciones contingentes que no
tienen sentido aquellas proposiciones que se pueden verificar gozan de la necesidad de los axiomas lógico-matemáticos, pol-
acudiendo a la experiencia sensible y la observación experi- lo que su validez siempre es a ¡msimiori, es decir, se pueden de-
mental. cir verdaderas solo después de haber sido verificadas empírica-
La m u e r t e d e H a h n en 1934 y la d e Schlick en 1936
-asesinado por un estudiante desequilibrado-, así como la El análisis lógico del lenguaje nos n
anexión nazista de Austria en HI.'ÜÍ, prceipiíaron la disolución como un sistema de proposiciones construido a partir de la ex-
del (arculo de Viena. I.a mayoría de sus miembros se vieron periencia y formado por dos lipos de enunciados: las proposi-
obligados a emigrar, debido a su origen judio. Carnap y otros ciones teóricas y las proposiciones observad o na les. Las propo-
más fueron bien acogidos en las universidades norteameri- siciones observacionales, también llamadas proposiciones
canas, en d o n d e prosiguieron el proyecto neoposi ti vista, protocolares, son conocimientos indudables, pues se funda-
creando allí una verdadera escuela ele pensamiento, que crista- mentan en la experiencia inmediata v son susceptibles de veri-
liza en el proveció de la Kncidujirdia internacional de la ciencia ficación empírica. Las proposiciones teóricas se construyen
unificada, promovida sobre iodo por Neuraih y Carnap, que por inducción a partir de las proposiciones protocolares. El
sin embargo no pudo ser llevado a término. objetivo de la reflexión filosófica es construir los fundamentos
de una ciencia unificada, es decir, reducir a los principios lógi-
cos fundamentales todos los términos teóricos y expresiones
que las doctrinas científicas constriñen a base de observacio-
nes empíricas, fundamentando de esta manera todo el saber
La obra de Rudolf C a r n a p , La cnmtnicríón lógica del en los mismos principios básicos. Para el positivismo lógico, la
mundo {Der logische Aiifbaii de Wcll, 1ÍI2S) e x p o n e la versión función de la filosofía se limita solo a eso; a esclarecer y orde-
Historia de la Rhmfa contemporánea _ _ . Lo foiafa de l„

nar lógicamente l;ts afirmaciones de la ciencia experimental, sin embargo a b a n d o n ó muv p r o n t o , desengañado poi
distinguiendo las proposiciones ron sentido de aquellas que nismo de los dirigentes comunistas. Al abandonar el ai
carecen de ello. La filosofía no se ocupa de estudiar directa- político, entró en contacto con las ideas de Alben Einstcin,
mente la realidad, pites esta es objeto exclusivo de las ciencias que renovaron en el. ¡oven estudíame su interés por la investi-
experimentales. gación científica, Fn lí)2á es admitido en el Instituto Pedagó-
gico de Viena, y en 1Í12H defiende le tesis doctoral en liloM>íía
obteniendo l.i nota máxima. Entre los miembros del tribunal
2. Karl Popper y el falsificacionismo se encontraba Móvil/ Schlick. En 1934 publicó su cnsavo IJI lo-
gia i ilf. In invmiirimí'ir: nnilíjieiiK en el cual expone su teoría fal-
F.l positivismo lógico exigía rpie iodos y cada uno de los sifícacioniMa como fundamento epistemológico racional de la
términos que forman parte de una teoría científica pudiesen investigación científica. Sin embargo, solo a partir de la publi-
ser definidos explícitamente a partir de datos empíricos y sen- cación de la traducción inglesa en I9:">n el falsifieaeionismo en-
soriales. Sin embargo, la lísica moderna mostró que este crite- trará de lleno en el debate epistemológico, A pesar de haber
rio es inaplicable, pues esta ciencia condene mochos términos iniciado sus pasos en ámbito filosófico bajo el influjo del
que n o es posible referir en modo directo a entidades observa- Círculo de Viena, Karl Popper no perteneció minea a él. Más
bles, l'or otra parle, la n r c i c i i l e complejidad di' lo* ¡u.sli n- aún, desde el principio fue considerado por Carnap y Neurath
mentos necesarios para la experimentación liada cada vez más como la ••oposición oficial» a la escuela neoposi ti vista vienesa.
evidente la imposibilidad de fundamentar la ciencia sobre una Debido al clima antisemita que crecía en el ambiente y a
experiencia n e u t r a o pura, es decir, sin contaminaciones o la irregularidad d e su c u r r i c u l u m , no logra encontrar un
condicionamientos o presuposiciones teóricas. Para poder ex- puesto en el claustro académico de ninguna institución educa-
plicar la complejidad de la relación entre teoría y experiencia, tiva austríaca. En 1937, un año antes de la anexión de Austria
algunos científicos y filósofos intentaron reloj mular los princi- por parle del Reir.li, Popper emigra a Nueva Zelanda, en donde
pios del neopositivisnio, llegando en muflios casos a abando- enseña en el Canlerbury University College de Christrhurch.
narlos definitiva mente. Entre estos intentos sobresale la pro- Durante los años de la guerra mundial escribe La miseria del
puesta falsificación ista de Karl Popper. hütoiicismny l.n smmlni! niñería y w(.( enrmipns, que serán publi-
cados en 194;"). Enseña en Cliristchurch hasta 1945, c u a n d o
acepta la invitación a formar parte del cuerpo docente de la
London School ol Keonomics. Kn 1949 fue nombrado profe-
sor ordinario y más tarde jefe: del departamento de filosofía de
Karl Raimund Popper nació en Viena el 28 de julio de n universitaria londinense. Kn los años cincuenta
1902, en el seno de una familia de origen judío convertida al u actividad de investigación epistemoló-
luteranismo. En la universidad de su ciudad natal siguió un gica, formando un gran miiuei o de discípulos, entre los cuales
plan de estudios muy irregular: pasando de la filosofía y la psi-
cología a la física y las matemáticas. En esos años, además par-
••:i!¡¡--/i. C i r i u k i d e I g n o r e s ,

I
ticipaba activamente en el moviiniemo socialista austríaco, que

140
Lu_r,h,s„J,n ,1, !., cu;,a«

sobresalen Imre Lakatos y Paul K. Feverabend, que más tarde las conjeturas que la razón hace para resolver los problemas
propondrán alternativas ni íalsjlicacionisino. F.n 1963 publica que plantea la experiencia. Las hipótesis o conjeturas no son
la colección d e artículos Conjeturéis y mifttlammtn. Su labor aca- vcrificables, p e r o son rapaces de generar predicciones q u e
démica fue ampliamente reconocida: es nombrado miembro pueden ser sometidas a prueba por ese juez inexorable que es
d e l a R o y a l S o c i e t y y e n 1965 recihe el nombramiento de Baro- la experiencia. Popper sostiene que las ciencias sociales, si no
net por la reina. Aunque se retiró de la enseñanza en 1969, quieren convertirse en pseudo-ciencias. también tienen que
continuó publicando: en 1973 aparece Conocimiento objetivo: un proceder utilizando conjeturas y sometiendo sus resultados a
enfoque evohtáonista, en 197-1 sn autobiografía intelectual Bus- una posible confutación empírica, como en el caso de las cien-
queda sin término y la Réplica a mis críticos. En 1977 publica u n cias naturales. Por esta postura, Thcodor Adorno yjürgen Ha-
ensayo escrito en colaboración ion el neurólogo John C. Ec- bermas lo acusaron de continuar atrapado en las redes del po-
cles cuyo título es El yo y su cerebro. Murió en Londres el 17 de
septiembre de 1994. Para ilustrar cómo se aplica el falsiíit acionismo, pode-
mos utilizar el conocido ejemplo de los cisnes. En efecto, el
enunciado universal «todos los cisnes son blancos» nunca po-
I» Elfuhijh drá ser verificado en modo definitivo a través de la experien-
cia, porque a pesar de la acumulación de innumerables expe-
Aunque en La lógica de leí investigación científica Popper riencias del tipo «este cisne es hlanco», siempre existe la
afirma, en continuidad con el empirismo lógico del Círculo de posibilidad de una experiencia futura del tipo «este cisne no
Viena, que el único conocimiento válido es la ciencia, rechaza es blanco». Dicho con otras palabras, infinitas experiencias sin-
sin embargo la verificación empírica como criterio de validez o gulares del tipo «este o aquel cisne es blanco» no le quitan a la
verdad de una proposición o de una teoría científica. Para fun- generalización "todos los cisnes son blancos» su carácter hipo-
damentar su postura, utiliza los argumentos de Hume en con- tético o conjetural, ya que basta una sola observación empírica
tra del valor de la inducción o generalización como medio de un cisne negro o de otro color para invalidarla. Justamente,
para expresar afirmaciones acerca de la realidad que preten- el hecho de ser una conjetura o hipótesis que puede ser de-
dan ser verdaderas. Para Popper. dado que no es posible justi- mostrada falsa, es lo que concede a la afirmación «lodos ios
ficar la inducción en modo lógico, no es admisible la verifica- cisnes son blancos» su provisional dignidad d e enunciado
ción de una teoría científica simplemente a c u m u l a n d o y científico. Por el contrario, cuando una afirmación no puede
sistematizando observaciones empíricas. La condición de cicn- ser desmentida por la experiencia, quiere decir que no tiene
tificidad de una teoría o de una proposición no reside en que ninguna relación real con ella, y por lo tanto no nos puede de-
pueda ser verificada por observaciones experimentales, sino cir nada úerto acerca de la realidad. De esta manera, la falsifi-
más bien en lo contrario, es decir, en el hecho de que las afir- cabilidad se convierte en el criterio que nos permite distinguir
maciones de la ciencia están siempre abiertas a la posibilidad entre una afirmación cien tilica v otra que no lo es.
de ser negadas por la experiencia. Por lo tanto, el método de Ahora bien, saberes como la metafísica, la lógica y la ma-
la ciencia no es inductivo, es decir, no se origina en la generali- temática-a la par de la religión y el mito-encuentran en su ra-
zación fundamentada en las observaciones, sino que parte de cionalismo crílico una colocación similar a la que Kant les dio

243
ta&mfc Je la ciencia

en sus Criticas, lin este sentido, la actitud de Popper ante la Cuando una teoría se demuestra falsa, es sustituida por otra se-
metafísica es mucho más benévola que la de los representantes rie de conjeturas que explican mejor los hechos conocidos y
del Círculo de Vicna, porque, s¡ bien para Popper la metafísica amplían el horizonte, abriendo la investigación a nuevos pro-
no puede decir nada ciertii acerca de la realidad, yaque sus afir- blemas que piden ser resueltos con los instrumentos que pro-
maciones no pueden ser sometidas al examen de la prueba em- porciona la nueva teoría. Así, la ciencia avanza procediendo
pírica, eso no quiere decir sin embargo qtie necesariamente por prueba y error, a través de un sucede: se de conjeturas y
aquella desempeñe un papel negativo en el desarrollo de la conlu tac iones. I.a ciencia cuduciojia en la historia, a través de
ciencia. En efecto, a lo largo de la hisloi ¡a lia habido concep- un cierta «selección natural»: las teorías científicas sobreviven
ciones metafísicas - P o p p e r pone como ejemplo el atomismo mientras son capaces de dar respuestas y resolver problemas, y
presocrático- que se lian mostrado leí ondas para la ciencia, fa- son abandonadas cuando los hechos las desmienten. Para Pop-
voreciendo la generación de [eorías y con jcluras que el proceso per, el objetivo de la ciencia es desarrollar teorías que, al des-
talsilirarinni.sla se lia encargado di: convenir en ciencia. cribir y explicar mejor los hechos de experiencia, sean cada vez
más verosímiles, es decir, rada ve/ más cercanas a la verdad. Esta
meta del saber científico no contradice el falsificacionismo,
i El pruinno üd saber nciiliftiti pues una teoría que ofrece un mayor contenido descriptivo y
explicativo, tiene mayor capacidad de predicción y, por lo
Como una consecuencia mas del recha/o de la induc- tanto, es más «falsificable», es decir, más científica, lie esta ma-
ción, el racionalismo crítico de Karl Popper niega que las teo- nera, sin negar explícitamente la noción realista d e verdad,
rías científicas sean simple producto de la experiencia, como si Popper sustituye la vnttail de] saber científico por la verosimili-
esta fuese la única fuente del conocimiento. Para Popper, en tud, que es solo una aproximación asintótica a la verdad.
efecto, las teorías no son solo una recolección de dalos empíri- La función que la experiencia d esem p e ña dentro del
cos, sino que se anticipan a la experiencia, porque la mente falsificacionismo aplicado al ámbito científico es solo negativa
humana en ningún momento es lumqiiam tabula rasa, sino que o crítica, ya que su papel se reduce a ser instrumento para con-
siempre esta llena de expectativas a r e n a de la realidad. Todo trastar las hipótesis y [eorías vigentes. Por tanto, la experiencia
conocimiento, incluso las observaciones empíricas, está im- no se puede convertir en el criterio de falsificación de todo co-
pregnado de teoría-. Popper define una teoría científica como nocimiento, ya que esta es algo que se tiene por cierto, sin que
un sistema de suposiciones o conjeturas acerca del mundo que haya una instancia capaz de verificarla. En efecto, la percep-
no se puede demostrar verdadera como tal, pero cuyas hipóle- ción se encuentra mediada siempre por una teoría previa que
sis pueden ser sometidas a pruebas experimentales que permi- al mismo tiempo que permite su interpretación, la condiciona.
ten comprobar su solidez o verosimilitud, dejando siempre Si se le da un valor absoluto, la relación teoría-experiencia se
abierta la puerta a la posibilidad de mostrar q u e es falsa 1 . hace aporética, porque dentro del falsificacionismo se niega la
premisa prinrip.il del valor conjetural de todo ci

- Cil. íillKl. uiíjclnv: un mjiíque r^olwii.iiist1. Tí'cnos. >


i, Et Ui-uiji» líe l •mlid'1,1. F.l.'X.S.V Píimpldl
' Cfr. ¡den, Búsquedt ¿rmiim T e m o s . .Madrid l'J77, p|>. 7Ü-S0.
hnfilosofíarfph ciaría

Karl Popper nunca llegó ¡il exliemo de aplicar en mocin abso- poco a poco modifican aquello que no funciona. Por esta ra-
luto el falsificaciónísmo. Más aún, rechazó explícitamente el zón, tanto las utopías políticas -desde la república platónica
pan-critiásmo que p r o p o n e uno de sus discípulos, William W. hasta el marxismo- como los regímenes totalitarios son enemi-
Bartleyr>- Por otra p a n e , l,i racionalidad misma no puede ser gos de la sociedad, pues niegan la posibilidad de reformar.
sometida a confutación empírica. Desde la misma teoría falsifi- Desde su punto de vista, la única forma política que permite a
cacionista no es posible romper este círculo vicioso sin traicio- la sociedad progresar por medio de la prueba y el error es el
nar los propios principios críticos. Por esto razón, c u a n d o so reformismo democrático, como expresión a nivel político-so-
absoluliza el papel singular que Popper da a la experiencia en cial del íalsifiracionismo.
el proceso cognoscitivo, nos cneontraiin >s ante la paradoja de
una epistemología fundada sobre un acto de le en la razón,
que como mi no puede ser ialsifirado por la experiencia.
3. La epistemología postpopperiana

a) La nueva filosofía de la ciencia


d) aa V iii:l jinni/mii Mu iilriilitgirn
Al atacar el dogma de la verificación empírica del
Karl Popper taclia de liistoricisla e ideológico a todo
Círculo de Viena, el racionalismo critico de liad Popper ejer-
pensamiento que afirme conocer el senlido general de la his-
ció un efecto muy saludable en el ambiente de la filosofía de la
toria y las reglas de su desarrollo, pretendiendo poder prede-
ciencia. Sin embargo, el falsifiraeionismo resultaba para algu-
cir el futuro, pero sin indicar jamás hechos concretos que, de
nos una solución demasiado teórica, que no concuerda con el
no verificarse, falsificarían la teoría. Utilizando el falsificacio-
modo como históricamente lia evolucionado la ciencia. A esto
nismo como piedra de toque para reconocer la verdad, Pop-
se añaden las a p o d a s de la relación teoría-experiencia que
per somete a una crítica severa en los ensayos La miseria del
acompañan al racionalismo crítico, que hemos indicado breve-
hÜUmmvu}' y !M saiiñlmi nbinin \ sus enemigas' distintas concep-
mente. Los claroscuros de la respuesta pupperiana a la episte-
ciones filosóficas que nacen a partir riel sistema hegeliano. es-
mología neoposi ti vista fueron un estímulo para que una nueva
pecialmente el marxismo y el fascismo. Estas corrientes de
generación de filósofos de la ciencia explórala vías nuevas. Se
pensamiento postulan una sociedad ..periecta» o "cerrada", es
trata de pensadores muy diversos entre sí, pero unidos por su
decir, que no puede ser sometida a examen empírico-críticc
crítica tanto al empirismo neopositivisla como al falsíficacio-
por lo tanto, mi puede ser reformada. Por el i i, l a s . nismo popperíano. Entre estos, lime ¡.nimias (1922-1974) pro-
ciedad real es una sociedad imperfecta, siempre a
pone con su metodología de los programas de investigación
posibilidad de mejora a través de las reformas se
científica una versión refinada del falsifiraeionismo, y la episte-
mología anarquista que l'iinl K. Fnertiheml (1 924-1994) pre-
•"• L-ti estudio detallado (le las c l a r i o n e s leí pensamiento i
senta en su obra Cnitlia ¡I mr!,:ilir~concibe las violaciones a las
1 p i m - m t i r h m » d e Barilrysi' p rar e n M. ARTIGA
ti xa •u Karl ñibpn. LL'NSA, Pamplon 1998.
nía, Madrid 1987
'• k. 1r'T
li I U. :'.••: ijir.wi:'. ii,i í';Wí/;7íi'.I'i-. Al
• Uim. ¡ji.wnaiiiil nliirrlil ) >N> 'í»>.' rbis. Bárrelo n a 19
HÜiSim lie la filosofa rantrmporánía

reglas establecidas como el verdadero motor del progreso modo neto u n saber n e u t r o en la actividad científica de los
científico. Otros proponen (enrías epistemológicas que tienen aspectos personales y sociales en los que la investigación se
en cuenta los factores psicológicos v sociológicos que han mo-
delado y condicionarlo históricamente el desarrollo de la cien-
cia, y no solo el análisis lógico-lingüístico. Dedicaremos los pá-
rrafos conclusivos de esta sección a esbozar las propuestas de c) Thomas S. Kulvn
dos filósofos pertenecientes a este segundo grupo.
La publicación en 19KÍ del cusavo L/i estructura de. las re-
voluciones científicas'"1 de Thomas Kuhn (1922-19915) d e s p e n ó
b) Michael Pal/myi gran interés en el ámbito de la epistemología. F.n esa obra,
este físico c historiador de la ciencia sostiene que la historia no
A finales de los años cuarenta, Mirheiel I'ulnuyi (1891- muestra un progreso continuo del conocimiento científico, en
!97l>) abandonó los laboratorios de química de la Universidad el cual se suceden teorías cada vez más verosímiles, sino más
de Manchestcr pata dedicarse exclusivamente a la filosofía de bien una evolución discontinua o a saltos, en los que cambia
la ciencia, primero en la faculiad de ciencias sociales de la no solo la cantidad o calidad del conocimiento, sino también
misma universidad, y más tarde en el Merton College d e Ox- el m o d o d e concebir la ciencia misma. F.n electo, Kuhn ob-
ford. En su obra más conocida, (Juntamiento personal (1958) 9 , serva que, a lo largo de la historia de la ciencia, se suceden pe-
propone una epistemología realista, lundada en la convicción riodos -más o menos prolongados- en los que la ciencia se de-
natural del hombre de que el universo es una realidad en sí sarrolla en m o d o gradual, expliciíando los contenidos y
misma inteligible. Por otra pane, sostiene que todos los modos virtualidades de las teorías científicas en boga. Sin embargo,
de conocer -y, por lo tanto, también el conocimiento cientí- en un momento dado la ciencia entra en un periodo de crisis:
fico- se originan en la pasión intelectual que lo impulsa a en- en el seno de la comunidad científica se comienza a perder la
trar en contacto con el ser mismo de la realidad. Para Polanyi, confianza en la capacidad de las teorías en uso para resolver
el acto cognoscitivo no es una construcción de la subjetividad, los problemas que la investigación plantea, l'.ste periodo es un
sino un encuentro de la persona con la realidad, que se abre a momento de revolución científica, en el que un nuevo modo
la experiencia. Polanyi llama a esta inunción o experiencia ori- de hacer ciencia entra eti competencia con el anterior, erigién-
ginaria del m u n d o conocimiento "tácito», porque todavía no dose poco a poco como nuevo esquema regulador del queha-
ha sido formalizado y por lo tanto, posee un carácter pre-reíle- cer científico. Cuando la mavoría de los miembros d e la comu-
xivo y pre-lingíííslico. Kl científico v el filósofo indagan sobre nidad científica acepta este nuevo modo de proceder, da inicio
la base del conocimiento tácito, explicitando sus contenidos, un nuevo periodo de crecimiento normal del saber.
con la finalidad de alcanzar una comprensión más profunda Kulln denomina /itiniíli^iiiti a la visión del m u n d o que la
de la realidad. Desde esta perspectiva, no es posible separar en comunidad científica comparte durante un periodo de ciencia

'oü-CriliailPhiksophy; Uni-
(7 ••.*,•.,/.• frtfhWin.
estable - q u e llama aeiiaii normal- el cual está ['orinado por un son inconmensurables entre sí, pues reflejan modos dislimos
complejo orgánico de leonas cien nucas, f i a d a s a las cuales se de ver la realidad, que no se pueden comparar exactamente.
mientan explicar de modo coherente los hechos conocidos. Kuhn rechaza que la evolución de la ciencia sea un proceso le-
Ejemplo de estos paradigmas es la imagen del universo que es- leológico, es decir, que apunta a una meta concreta: por ejem-
tuvo en vigor hasta inicios de la Modernidad. En ella se consi- plo, al desarrollo de teorías cada vez más verosímiles, como la
deraba el cosmos cuino dos esleías u n u é n l r i c a s : la tierra presenta la epistemología popperiana. I.a única explicación
como esfera interna fija, y el cielo como esleía externa que posible es retrospectiva: el estado presente de la ciencia se en-
gira alrededor de la tierra. Este esquema permitía explicar el tiende solo a la luz de los estados previos o primitivos.
paso de la noche al día, el sueederse de las e: Respecto a la epistemología ncoposilivisla y al falsíflca-
dos lunares, etc. .Sin embargo, a pesar de que los a cionismo p o p p e n a n o , la leoría de los paradigmas integra la
inventaban sistemas cada ve/ más sofisticados para explicar las historia de la ciencia en el flujo general de la historia univer-
irregularidades entre la leoría y las observaciones empíricas, sal, mostrando la estrecha relación que existe entre la activi-
en el ambiente científico se comen/ó a sentir la necesidad de dad científica y los demás aspectos del quehacer humano. Sin
explorar vías nuevas. Al inicio, tímidamente, Copérnico pro- embargo, al insistir Kuhn en la inconmensurabilidad de los pa-
pone sus hipótesis heliocéntricas, que con el trabajo y las mo- radigmas y en los (actores no-racionales que influyen en la evo-
dificaciones de Keplcr, Calillo v oíros más, logrará deshancar lución de la ciencia, la relación entre investigación científica y
a la antigua cosniovisión. Ksic periodo de ciencia revoluciona- verdad pasa a segundo término. Debido a esto último, más de
ria también es llamado por Kulin aniña extraordinaria. Con el uno lo ha acusado -y no sin cierta razón- de proponer como
añadido de la mecánica newtoniana, este fue el paradigma vi- modelo de desarrollo de la ciencia una leoría historicista, con
gente hasta inicios del siglo xx, cuando la leoría einsteiniana el peligro de relativismo (pie esta postín a lleva consigo.
de la relatividad y la mecánica cuántica sustituyen a la visión
del espacio y tiempo absolutos.
Los factores que confluyen en un cambio de paradigma
son muy variados, y no se limitan a argumentaciones científi-
cas. En los motivos que impulsan a los ciciiiificos a abrazar una
nueva teoría se unen razones de lipo religioso, uielalísico, so-
cial y hasta político. Para Kuhn, se trata de una conversión al
nuevo paradigma, pues al principio es difícil -si no imposible-
demostrar que el nuevo modo de hacer ciencia es mejor que el
antiguo. Sin embargo, una vez. que el nuevo paradigma se ha
afirmado, resulla obvia su justificación. Por otra parte, las teo-
rías que forman un paradigma no pie (den su dignidad cientí-
fica al ser abandonadas, pues la cienlilicidad de una teoría se
fundamenta en su coherencia dentro de la visión del mundo a
la que pertenece. Por eso. para Kuhn los distintos paradigmas

250
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CUARTA PARTE

FILOSOFÍAS DE LA TRASCENDENCIA
Nos adentramos ahora en el estudio de algunas corrien-
tes filosóüt a- contemporáneas. qtK presentan una visión del
mundo y do la existencia humana abierta no solo a la trascen-
dencia horizontal - e s decir, la comunicación interpersonal-,
sino también a la vertical -la relación del humille con Dios, de
la creatura con el Creador-. Esto no significa que las filosofías
estudiadas en las otras panes ili-l préseme libro carezcan abso-
lutamente de apertura trascendente: basla pensar en la filoso-
fía existencial de Sorcn Kiiri kegaard. Lo que queremos subra-
yar en esta cuarta parle es la visión trascendente que u n e y
caracteriza principalmente algunas filosofías contemporáneas,
llegando a ser precisamente su aspecto central.
En concreto, presentaremos tres corrientes que se pue-
den englobar con pleno derecho bajo el titulo de "filosofía., (li-
la trascendencia»: el esplritualismo trances, el neotomismo y el
personalismo. A cada una de estas corrientes le dedicaremos
un capítulo, en d o n d e hay una introducción que ofrece una
apretada síntesis de las características esenciales de dichas tra-
diciones filosóficas. En esta breve introducción general solo
queremos señalar los elementos que justifican nuestra opción
de crear una parte específica para su exposición.
Esplritualismo trances, neotomismo y personalismo son
filosofas rinilnui/Hiriiiii'fHt, en el sentido cronológico v desde una
perspectiva de contenidos. Los autores que estudiaremos abar-
can u n arco temporal bástame amplio, que coincide con los lí-
mites del presente manual. El precursor del espirito.itisiuo,

2J7
ir:,-,

Mame de Biran, comienza a publicar a finales del siglo xvm,


comparte las críticas anii-iluslradas de alguno* románlicosy
conoce la filosofía idealista alemana. Otros autores a los que
haremos referencia oslan aún vivos mientras se escriben estas
páginas, como es el caso de Ka rol Wojivla. F.s decir, estas filoso-
fias de la trascendencia atraviesan completamente e! periodo
temporal de la historia contemporánea.

nuadoras de una ¡ihHumjihiii /invita/-, antigua v medieval abierta


a la trascendencia, sino que presentan auténticos elementos Capítulo I
innovadores y creadores. Nos parece importante subrayar la EL ESPÍRITUALISMO FRANCÉS
novedad que implican el espiriiualismo trances, el neolo-
mismo y el personalismo, pues si no lo hiciéramos correríamos
el riesgo de interpretarlos como meras reacciones tradieiona-
lislas frente a las filosofías cerrarlas a la trascendencia y secula- i la Francia del racionalismo y del positivismo surge al
rizadoras, en el sentido de que se binan en la afirmación de la o del siglo XIX una corriente de pensamiento, que per-
autonomía absoluta del homhre. Los acontecimientos históri- durará hasta bien entrado el siglo xx, que n o es una escuela
cos de los siglos \ i \ y xx sei viran en buena medida como «pro- propiamente dicha sino mis bien una actitud filosófica, que se
vocación» para la reflexión filosófica de eslas corrientes. Yen puede denominar esplritualismo, l a s características de esla co-
tal reflexión, aportan nuevos puntos de vista, nuevos análisis y rriente se entienden mejor si se subraya su aspecto polémico
una nueva terminología filosófica. Ilion es verdad que hay en respecto al positivismo v ai idealismo. Frente a las abstracciones
ellas una reacción fuerte coima el positivismo y contra toda fi- de los sistemas idealistas alemanes y a la asfixiante estrechez del
losoiía basada en la ahsoluli/aeión de mi aspecto parcial de la positivismo, estos filósofos franceses desean volver a dar a la fi-
realidad, y en particular de la existencia humana. Pero no se losofía uno de sus temas centrales clásicos: el del alma espiri-
trata solo de una «reacción defensiva", sino de propuestas fe- tual y la persona individu.il abierta a [aTrascendencia.
cundas que surgen al calor de la reflexión acerca de los inten-
sos acontecimielllos de ios úllimos dos siglos Entre los elementos comunes de las doctrinas de los au-
milenio. tores espiritualistas, podemos indicar los siguientes: imposibili-
dad de reducir el hombre a mera naturaleza (contra el positi-
vismo); la filosofía no puede ser absorbida por la ciencia; el
h o m b r e es interioridad y libertad, conciencia y reflexión; la
naturaleza está determinada por un plan superior de carácter
finalista y providencial (contra el evolucionismo autofun-
dante); es posible una metafísica, si esla se entiende como el
i interioridad.

J.Vi

_
ULLtoria ffc Infilcsoffa: U,,

En el siglo xx, estos autores ejei


•^«^.•«..p,,,
Las clases de Bergson en el (hllige de France se convirtie-
l a m e influjo en el m u n d o cultural occidental - d e modo ron pronto en un acontecimiento cultural. Acudían numero-
particular en el latino- y muchos dr sus desarrollos teóricos sos estudiantes y oven tes, que se sentían atraídos por su metafí-
serán retomadas por algunos teólogos. La tendencia del espl- sica vitalisla que rompía con el mecanicismo y el materialismo
ritualismo a buscar la trascendencia en el interior del alma predominante en el ambiente filosófico trances. Bergson ejer-
h u m a n a será exagerada por los modernistas, p e r d i e n d o a ció una influencia decisiva en autores como Maritain y Gílson,
veces la distinción entre los órdenes natural y sobrenatural, que después llegarían a ser los principales exponentes del neo-
i parte, también se p u e d e n sentir ecos del cvolu-
o hergsoniano en las obras de Teilhard de Chardin. Entre SUS obras citamos A'n.myri sol'»' Im datas inmediatos de
¡'ero el electo principal de esta corricnic ha sido el de renovar te contienda (1881); Materia y memoria (1896); La risa. Ensayoso-
la atmósfera filosófica, que en la cultura francesa se había bre el significado de lo dimito (1900); Inlmdiircián a ¿a Metafísica
enrarecido por obra ele los sistemas positivistas cerrados al es- (1903); La evolución irmdom (1907); 1.a energía espiritual
(1909); Duración y simultaneidad (1910); Las dos fuentes de la mo-
El espiriiualisino ha sido definido e formas diferentes ral y de la religión (l'JX¿); El penwmimlv y el móvil (1934); Escritos
por los historiadores de la filosofía. La c¡ y palabras (postumo, 1957-1959). Su obra tiene un carácter lite-
mos adoplado nos permite inscribir ei a la ÍIlo- rario y poético v poca sistcinalicídad.
sofía de Henri Bcrgson, aunque quizá it capilulii Según Bergson, conocemos los objetos materiales me-
aparte. Por desgracia, las dimensiones de e manual no nos díanle una percepción externa general y espacializada. Ün
permiten detenernos en la exposición de las doctrinas espiri- cambio, las cosas espiri niales son conocidas a través de la intui-
tualistas de Francms-I'ierir Mame de Miau {1760-1824), raí* Ra- ción (conciencia inmediata o percepción directa de una reali-
vaisson (1813-1900); Léon OlU-Laprune (1839-1898); LouüLave- dad). 1.a ciencia positiva se ocupa del inundo material; la me-
Ue (1883-1951) y Rene Le Serme (1882-1954). tafísica, del espíritu. Para Bergson, nosotros concebimos los
objetos físicos como si ocupasen posiciones en un medio ho-
mogéneo y vacío: el espacio. Nuestra idea ordinaria de tiempo
1. El vitalismo de Henri Bergson esta laminen espacial]/.ida: n o . [icimiie hablar de sin csióll y
de simultaneidad. Esia forma de conocimiento es útil para la
¡lean ¡Sngson nace en París en IHM. Estudia en el Lyáe vida práctica y para las ciencias naturales, pero nos impide lle-
Condorcetyen la F.mk \'m uirili: Es profesor en algunos liceos de gar a la unidad de lo real.
provincia, en la Fcole Nórmale y en el Callege de Frunce. Es nom- Sin embargo, la filosofía hace posible alcanzar esta uni-
b r a d o académico (1914), y Premio Nobel de Literatura dad basándose en la intuición. Su objeto es el movimiento, el
(1328), Aunque era judío de raza y religión, su itinerario inte- devenir, la duración, que solamente se p u e d e n c
lectual lo llevó a acercarse mucho al catolicismo en los últimos modo inmediato a través de la intuición en el ámbito i¡
años de su vida, p e r o no llegó a convertirse por solidaridad
con el pueblo h e b r e o , mientras se desalaba la persecución
nazi 1 . Murió en París en 1941.

260
/,,_,;/„.,,/;;,,, flmWtahwfa
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de la vida consciente. Esto es así, porque la duración pura n La teoría evolucionista de Bergson liene c<
es espacial iz Lid a. I'ara Bergsou. duración quiere decir n en su antropología, y en particular en la distinción entre ins-
del pasado y anticipación del fuluro: continuidad de n tinto e inteligencia. El in.sl.inio es la facultad de usar y consu-
miento, ron diferenciaciones cua[ilativas, pero n mir inslnimcntos organizados, es decir instrumentos que son
vas. El pensamiento discursivo y el lenguaje rompen el conti- partes del organismo, como las piernas y las manos; la inteli-
nuo fluir de la conciencia, y son incapaces de aferrar la gencia, en cambio, es la Canillad de hacer o de emplear instru-
continuidad de la duración. La idea de duración pura expresa mentos no organizados, o sea instrumentos arliliciales o uten-
la naturaleza de la vida del yo más profundo, uüeniras que el silios. Por lo tanto, el hombre, históricamente, es más homo
concepto del yo como sucesión de estadios representa el yo faber que homo sapiens. El entendimiento está orientado a la
más superficial, creado por el entendimiento espacial i ¿ante. producción, a obrar sobre la materia, pero es incapaz de apre-
Por otra parte, la unión de espíritu y la materia, del alma y el hender el movimiento -la evolución- tal como es en la reali-
cuerpo, que se espresa en la acción humana, ha de ser enten- dad. La inteligencia, por lo tamo, no conoce la realidad en su
dida no en términos espaciales sino de duración, líe ahí que sentido más profundo. El instinto está más cercano a la vida, es
Bergson afirme que -toda la discusión enire los deterministas una prolongación de la vida. Sin embargo, el instinto carece
y sus opositores implica una confusión preliminar de la dura- de una conciencia reflexiva. Para Bergso
ción con la extensión, de la sucesión con la simultaneidad, de unto que ha llegado a hacerse desinteresado, ci
la calidad con la cantidad»". capaz de reflexionar sobre el objeto y de ampliarlo indefinida-
La clave de la evolución de la vida en general debe ser mente. La conciencia de nuestra propia duración nos hace
buscada en la vida interior del hombre. Nosotros mismos tenc- trascender y nos pone en contacto con una continuidad total
¡a de un impulso vital -éirm vital- que se manifiesta de duraciones. La inunción, v no la inteligencia, nos hace co-
uiriadde nuestro propio devenir o duración. Como nocer la realidad.
hipótesis se puede postular esle élau. vital, como impulso original Después de largos años sin publicaciones, en 1932 Berg-
ikvida, y también como causa de las variaciones de la especie. El son publica Las dos fuentes de ln moral y de la religión, que se
choque del flan vital con la materia inerte produce las diferen- pone en continuidad con su filosofía evolucionista. El francés,
tes líneas de evolución. La evolución avanza en tres direcciones siguiendo en esto a I.évy-Bruhl. afirma que hay conexiones en-
principales: la vida de las plantas, la vida instintiva y la vida inte- tre los códigos de conduela moral y algunas sociedades con-
ligente, Bcrgson califica su teoría evolucionista como «crea- cretas. Pero dichas conexiones no implican u n determinismo
dora»: esto significa que toma distancias de un evolucionismo social absoluto sobre el individuo. Ber^si >n inicia sus reflexio-
mecanicista. que se desarrolla movido por factures causales, I^a nes morales a partir del sentido humano de la obligación, que
evolución bergsoniana es creadora en el semillo de que el élan le lleva ti afirmar lendeiicialmente el carácter libre de los hom-
vital no sigue una trayectoria única, predeterminada, sino que bres: «Un ser no se siente obligado sin ser libre, y todo deber,
se ramifica pluralmente en las distintas formas de vida. tomado separadamente, implica la libertad". La fuente de la
obligación es la sociedad. Obligación, repitámoslo, no equi-
vale a ausencia de libertad, pero sí significa presión social, y
esta es la piedra angular de la «moral cerrada».
'..Jllu^jiu , F.l rsi/irilinilislii'ijhilrv.;
• "</""•'
Pero el idealismo moral de aquellos que han introdu- puro trayecto espiritual, llega hasta el umbral mismo donde
cido en sus propias vidas valores v patrones más altos y de toda filosofía se detiene» 1 .
efecto más universal que los de los códigos ¿lieos comunes a la La filosofía de Bergson era como una bocanada de aire
sociedad a la que pertenecen -y aquí Bergson cita las doctrinas fresen en la asfixiante atmósfera cultural de su tiempo. Al igual
morales de Sócrates v de |csús-. no se pueden explicar solo en que Mainc de Biran, daba carta de ciudadanía filosófica a la
>s de presión social. El ideal moral actúa por llamada, experiencia religiosa. Frente al mecanicismo v al positivismo,
o por presión social, I.os que responden no la visión de Bergson. quiza por su falta de sislematiridad y por
están obligados o constreñidos por la presión social, sino atraí- su carácter poético, ejerció un influjo liberador: dar una inter-
dos por el ejemplo. pretación del mundo positiva y. para muchos, a trayente. Era
Así como hay dos morales ( a u n q u e en la práctica se un pensamiento capaz de susí
mezclan), también existen dos religiones: una religión "está-
tica», producto de la fanctitm jahiilnlrin-. que consiste en Hila
reacción defensiva ríe la naturaleza contra todo lo que podría 2- La filosofía de la acción de Maurice Blondel
llegar a ser depresivo para el individuo v disgregador para la
sociedad en el ejercicio de la inieligencia, d o n d e el hombre Maurice Blondel nace en Dijon en 1861, y estudia en la
husca seguridad. Asi, la Tabulación produce una autoridad di- Écoie Norma le desde 1881. Sus maestros fueron Ollé-Laprune y
vina que prohibe y ordena, una nueva vida después de la Boutroux. En 1893 se gradúa en filosofía con la tesis L'Actítm
muerte, y unos poderes sobrenaturales benefactores, que dan (conocida como «la primera Acción»), Esta tesis, por ir con-
cohesión al grupo social. En cambio, la religión «dinámica», tracorriente respecto al positivismo oficial, suscitó numerosas
en su esencia, se identifica con la mística. Este segundo tipo de polémicas, que terminarán por obstaculizar su carrera univer-
religión consiste en un contacto, y por lo tanto, en una parcial sitaria. Logra ser nombrado mn'iíir At nm\értnm &v Lille y pro-
coincidencia, con el esfuerzo creativo que genera ¡ávida. El es- fesor en Aix-en-Provcnce. Después llegarán otras publicacio-
fuer/o es de Dios, qui smo. El místico -Bergson nes: La Pensée (1934); L'étre et tes étres (1935); L'Actitm
v, grande españoles, Santa Te- (1936-1937); La phifosophie et l'esprit r.hretien (1944-1946). En
resa de Jesús y San Juan de la C r u z - el individuo que tras- 1949 m u e r e a la edad de 88 años. En 1950 se publica, pós-
ciende su naturaleza material v c y prolonga la acción tumo. Exigentes phihmjihiques du Christianisme.
divina; «Dios es amor y objeto de a He aquí la aportación El planteamiento filosófico de Maurice Blondel se cen-
de la mística»*. tra en la pregunta por el sentido y el destino d e la vida hu-
Jacques Marhain, que había sido «despertado» de su mana. Blondel quiere abordar la existencia humana en su tota-
sueño positivista por las lecciones de Bergson, distingue entre lidad, sin privilegiar n i n g u n o de los aspectos parciales de
el «sistema» y el «espíritu» de la lilosolia bergsoniana. Si el pri- dicha existencia, como pueden ser la voluntad, la razón o los
mero presenta muchas ambigüedades de carácter ntetafísico y i. Según este filósofo, la clave para alcanzar esta vi-
lógico, su espíritu, -a fuerza de fidelidad a la luz interior, a un
, en Ofirarra Ctwpl.l.-y Fri-
1.118
It,<! :,l,l.,fl„,,f„l,W„„ap,,n ÍJ...HÜÍ,

sión de totalidad, y así superar las escisiones producidas por la es sintética, porque es la fuente (le los distintos aspectos de la
filosofía post-kantiana en su r o n r e p r i ó n riel hombre, radica en existencia humana -funrlamen taimen te, del conocer, del que-
un análisis de la acción humana. En la búsqueda de la unidad, rer y del ser-; v al mismo tiempo es dinámica porque la acción
de la totalidad de la existencia humana, v más radicalmente, se manifiesta en su finf. un elemento t e rural de la filosofía
en la búsqueda del sentido de la vida, «Blondel determina el blondeliana es la cxplkilación ríe lo que hay de implícito en
elemento radical, c o m ú n a todo lo que el h o m b r e conoce, cualquier acción humana, medíame rrn análisis de su dialéc-
quiere y realiza. Ese elemento que se presenta al mismo tica interior.
tiempo como el punto de partida de [oda investigación ulte- Esle planteamiento iiJosóliro. realizado desde el punió
rior es la acción. La acción es el elemento primero e irreducti- de vista de la unidad rie sentido de la vida humana, y dado por
ble de la vida del hombre, a partir riel cual todo lo humano se el análisis de la acción, explica las críticas que Blondel dirige a
desarrolla» 5 . Con palabras riel mismo Blondel, -la acción es la todo intento de explicar la realidad humana a partir de un as-
síntesis del conocer, del querer y del ser, el vínculo del com- pecto parcial, limitado de la acción. De ahí que pretenda supe-
puesto humano, que no se puede escindir sin destruir todo lo rar el inlekriualhvw, es decir la independencia total que pre-
que se ha escindido. Es el punto preciso donde convergen el tende el pensamiento respecto a la acción; el pragmatismo, que
m u n d o del pensamiento, el m u n d o moral y el m u n d o de la pretende que la acción se explique por sí misma; el raáona-
ciencia. Si no se unieran en la acción, lodo estaña perdido»*. lismii, que supone que la razón es el único juez de la verdad en
I.a filosofía de la acción es una crítica de la vida, q u e cualquier campo; el fideísmo, que consiste en la pretensión de
parte de la acción para alcanzar una visión unitaria del hom- autosuficiencia de la fe. Esle fideísmo considera que en el ám-
bre. Para lilondel loria arción humana es un movimiento ori- hiso religioso la razón pierde sus derechos.
ginario de la voluntad, que surge en el interior riel sujeto. De Si el carácter sintético de la acción permite la crítica a
ahí que nuestro filósofo utilice a veces la expresión -método los reductionismos unilaterales, su carácter dinámico hace
de inmanencia» para referirse a su método filosófico. Expre- que la filosofía de Blondel sea también una apologética; un
sión que no debe confundirse con el «sislerna de la inmanen- examen racional ríe los motivos intrínsecos de la religión reve-
cia», entendida como cosmovisión cerrada a la Trascendencia. lada. Esta apologética se basa en un análisis de los fines de las
Cuando Blondel alude a la primacía de la inmanencia está su- acciones. ¿Hacia dónde se dirige la acción? Con palabras tex-
brayando que la acción surge en la inmanencia del sujeto, en tuales de nuestro autor. «,'Sí o no? ¿Tiene la vida humana un
la interioridad, pero el análisis mismo d e la acción nos indica sentido y el h o m b r e u n deslino?» 7 . Según Blondel, u n segui-
ti superar la inmanencia hasta llegar a la reali- miento átenlo de la dinámica intrínseca de la acción lleva a la
dad y a la Trascendencia. En :ste sentido, s£ podría decir que Trascendencia. Sin embargo, a lo largo de la historia, esta pre-
la visión blondeliana de la •ion humana es vimunniU: <inl¡' gunta lia encontrado respuestas muy diferentes. Una posible
lira y din/ímira. Ya hemos vis por qué es inmanente. También Solución es la del dibllantismn: la vida no lleva a ninguna parte,
y en consecuencia hay que gozar y jugar. Pero el dilettantecs un
5
C. I z o n i r m i o , Df lamtiin n la fr. f.« ajmlañoa ,le M. IUomle.1 a la teolo- egoísta; se ama solo a sí mismo )
gía. EUNSA, f j m p l u i i a 1999, p . 53.
" M , BI.OMIKL, l.'Arlinn. Essai ilan ailáptr ¡ir la w el d'ant sama lie la
¡KIHÍI/UI: A k u l i . I'arii IS'JLi, [>. 28. : Iliidrm, p. VIH.
existencia superficial. F.xisie también UILü posibilidad, la del bilidad de divinizarse. Así el hombre roneibr la posibilidad ile
nihilismo, que se identifica con la solución pesimista de Scbo- un orden sobrenatural; lo sobrenatural es ..aquello que es ab-
penhauer: renunciar a la voluntad de vivir. Pero no existe ni el solutamente imposible y absolutamente necesario para el
concepto ni la voluntad de la nada. En la base de esta actitud hombre»*. Imposible porque eslá más allá de las propias fuer-
se ve que el pesimismo es un misticismo: deseo de ser el Abso- zas; necesario para saiisfarer su sed de inlinilo. Solo la gracia
luto, pero imposibilidad de llegara serlo. El neiiíi/íasmoesotra de Dios, que n e n e de lo alto, podrá saciar esta sed.
respuesta, que p r e t e n d e eliminar [oda inquietud y toda tras- ¿Qué puede hacer una filosofía de la acción Trente a lo
cendencia, d a n d o ecrlc/as objciivas. Pero la ciencia n o explica sobrenatural? No puede demostrar su existencia, p e r o p u e d e
la acción, dado que ésta nace de la intimidad del sujeto, y el mostrar su posibilidad, mostrar que la hipótesis de lo sobrena-
objeto de la ciencia no es la iniimidad sino los fenómenos. tural es necesaria e indagar las condiciones de posibilidad del
Blondel considera que el hombre no es un individuo ais- acto de le. El camino que lleva a la fe es obrar según la verdad
lado: el análisis de la acción demuestra la condición social del revelada. Siguiendo los pasos ile Pascal, propone un testimo-
hombre. Por eso, una de las acciones específicamente huma- nio existenrial del cristianismo: l-'arrtvidebis.
nas es el darse, alienarse para reencontrarse t u la familia, en la Blondel permaneció siempre fiel a la ortodoxia católica,
patria, en la humanidad. Desde esta perspectiva, Blondel cri- aunque algunos modernistas lomaron pie de sus ideas v de su
tica las ideologías modernas -liberalismo, nacionalismo, mar- terminología, que difuminaban la diferencia onlológira entre
xismo- que desnaturalizan a la persona. el orden natural y el sobrenalural. Con ocasión del centenario
C u a n d o el h o m b r e se da c u e n t a de que está persi- de la publicación de l.'Arthm, Juan Pablo II envió una carta al
guiendo un ideal que trasciende los fenómenos, ha entrado en arzobispo de Aix-cn-Provcncc, alabando la obra de Blondel, v
la esfera moral. Ulondel disiingiu: e n t r e una voluntad que en particular su visión integral del hombre".
quiere {voulante) y una voluntad querida (¡midue). 1.a primera
es una voluntad trascendental, que desea la totalidad, el infi-
nito; la segunda, en cambio, es la voluntad de lo concreto, que
n u n c a puede identificarse con la totalidad. Para Blondel, la
tensión que existe entre eslas dos voluntades-que en parle re-
cuerdan la voluntas ul utiltim y la voluntru id mliu de la escolás-
tica- es el motor del dinamismo de la acción. Para alcanzar el
bien hay que superar lo particular, lo concreto, lo contingente:
querríamos satisfacernos ulcn.iuieuie con esas cosas, pero no
logramos hacerlo. La voluntad auténtica, que busca el Abso-
luto, debe reconocer la presencia de lo único necesario, Dios.
Por eso, la mortificación, el sufrimiento, es saludable, porque
impide aclimatarse al inundo. Mas .mn. Blondel ve en la morti-
ficación la verdadera experiencia metafísica, que permite al .-. t o n L0Í13. en I.lhs,-.-!',,!,.
hombre alcanzar el ser. El hombre debe reconocer su imposi-

26K
Capítulo II
ELNEOTOMISMO

La doctrina filosófica y teológica de S.mlo Tomás d e


Aquino fue un e l e m e n t o esencial de la tradición católica
desde finales del siglo MU. Repelidas veces, los romanos pontí-
fices intervinieron para poner de relieve el valor intrínseco de
la síntesis tomista, entre razón y fe. Esta insistencia magisterial
no logró, sin embargo, que el tomismo se mantuviera fiel a las
fuentes vivas de los escritos de Santo Tomás. Ya a partir del si-
glo xiv el tomismo se fue anquilosando, peí ¡liendo vitalidad y
contacto t o n el m u n d o científico, con la excepción del to-
mismo del siglo XVI, que dio pensadores de la categoría de
Francisco de Vitoria, Domingo de Solo, Domingo Báñcz y
Francisco Suárez. En el siglo xtx vemos un tímido renaci-
miento tomista, que se hará vigoroso a finales del siglo, du-
rante el pontificado de León Xlll. Surge así el neolomismo,
que dará filósofos de la talla de Jacques Mantain o Etienne Gil-
son, El neo tomismo se.coloca entre las corrientes de pensa-
miento que reaccionan contra ei racionalismo de derivación
ilustrada, el inmauemismo idealista y el materialismo positi-
vista, entendidos como sistemas filosóficos. Por esta razón, no
puede ser considerado solo como una manifestación más de la

271
Historia de lufilusufítt i-tiiih-ii'¡»>n~iin;ti _____ 17 .::

vitalidad de la Iglesia. Además, intenta ser también una res- que había que desechar la excesiva minuciosidad de los análi-
puesta al liberalismo político, identificado con el laicismo y la sis de la escolástica, y todos los elementos que con el progreso
secularización de la sociedad enicndida como afirmación ab- de la ciencia en los últimos siglos se habían demostrado falsos.
soluta de lo temporal, y ,i ludo sislenia Inlalitario que niega la León XIII apreciaba sinceramente los nuevos descubrimientos
dignidad de la persona humana. científicos, que en cuanto verdaderos no podían entrar en
contradicción con las verdades de fe.
El documento pon i i lid o manifestaba u •s aposiii
1. La encíclica Aeterni Patris de León XIII (1879) lito: para crear una sociedad cristiana se liar
los intelectuales crisliaiins despertaran de su sopor, y se aleja-
ran de actitudes íideísias, que estaban a la orden del día en al-
En 1879, ruando León XIII estaba iniciando si gunas corrientes filosóficas del siglo x[\, como reacción a un
cado, publica una encíclica sobre la filosofía c Ululada racionalismo y positivismo exacerbados.
Aeterni Patris. F.l Papa analizaba el panorama c Por otro lado. Ix-ón XIII indicaba la necesidad de estu-
sentaba el mundo a finales del siglo xix: la falta de p diar directamente las (nenies del tomismo, es decir las obras
las tensiones internacionales y la degradac nal tenían del mismo Santo Tomás. Tal indicación no era arbitraria: des-
causas espirituales. Entre ellas, ocupaha un puesto importante pués de su muerie fueron surgiendo comentadores que poco a
la separación entre razón y le. operada desde los comienzos de poco se alejaron del auténtico espíritu tomista, construyendo
la Modernidad, Fn esta encíclica León XIII animaba a los inte- sistemas filosóficos rígidos con tendencias racionalistas, que
lectuales y teólogos a vigorizar el pensamiento cristiano, y en hacían poca justicia al Doctor Angélico 1 .
particular a volver a la filosofía de Santo Tomás, el cual, como En el mundo católico hubo algunas reacciones positivas:
Doctor Común, presentaba una síntesis armónica entre razón el Cardenal Mercier, en la Universidad de Envaina, crea una
y Fe. En dicha síntesis, la razón no perdía sus derechos; por el escuela neo tomista; posteriormente, Masnovo y Olgiati en la
contrario, las verdades conocidas por la fe servían a la razón Universidad Católica ríe Milán v algunos intelectuales france-
para ampliar sus horizontes y poder llegar así más lejos en sus ses acogieron la invitación papal. En esie ambiente de vuelta a
investigaciones racionales: «No en vano Dios ha insertado la Santo Tomás nacen o se consolidan algunos centros de estudio
luz de la razón en el pensamiento del homhrc; y lejos de extin- que serán los motores del renacimiento tomista: el instituí
guir o de disminuir el poder de la inteligencia, la luz de la fe la CathoiiqueáQ París; el hntitiü Superitare rír Philosopfae de Lo-
L ella sus fuerzas, la hace c. vaina, que después de la Primera Guerra Mundial proseguirá
con el trabajo iniciado por el < lanlenal Mercier en los últimos
Aunque tíficc consideraba la filosofía decenios del siglo \ i \ ; los dominicos de Le Saulchoir, quienes
exponente de un pensamiento filosó- bajo la dirección de P. M. Mandonnet dan vida a una escuela
fico acorde cor embargo no era su intención identifi- liislórioa del tomismo: cu l'.l^l nace la Universidad Calólica
car la filosofía :on el pensamiento de Santo Tomás.
Por otro lado, la propuesta leonina no era un simple volver al
¡i l'ntiis (4-Ylll-lSTM|._\Si 11 ¡iS7t¡-
siglo Xin; en la encíclica Aeterni Patris se decía explícitamente

272
iriadeiafdü^a.,

del Sacro Cuore de Milán. A estas iniciativas se suman la crea- este gran filósofo resume la historia de las ideas del siglo w .
ción de revistas tomistas. F.n 1909 aparecí- el primer n ú m e r o Nació en París en IWH2 en el seno de una familia pro: están te-li-
de la «Revista di filosofía neo-scolastica»; en noviembre de beral. Comien/a su camino iuieleí lual romo dentista y socia-
1926,Jacques Leclercq, proveniente de la Facultad de San Luis lista, pero se libera del positivismo gracias al indujo de l.Serg-
de Bruselas, funda «La Cité chrétienne»; "Nova et Velera», son, a quien estucha en sus lecciones del Cntiep- de Primee. En
fundada en 192") en Suiza poT Charles Jotirnet, y «LaVie in- 1906 se convierte al catolicismo j u n t o t o n su mujer, Raissa,
lellectuelle- (1928, Francia) influirán en sus respectivos am- una rusa hebrea, movido en parte p o r la lectura de algunas
bientes. Se inauguraha una generación de revistas tomistas, ca- obras del poeta Léon Blov, con quien entra en contacto perso-
tólicas y no politizadas. nalmente y que será su padrino de bautismo. La conversión
Particular importancia tuvo el movimiento neotomista marca profundamente su pensamiento li Insólito. Por medio
belga. El tomismo d e Uivaina se présenlo como crítico y en del Padre Clérissac lee a Santo Tomás de Aquíno, y llegará a
diálogo t o n las ciencias experimentales. Según el Cardenal ser, pasados los años, el principal divulgador del Doctor Angé-
Mercíer había que poner al tomismo en contacto con las co- lico en Europa y América. Después de su conversión religiosa
rrientes filosóficas modernas, y en particular con la kantiana. manifiesta una actitud intelectual muy cerrada frente a la Mo-
Tal proyecto e n t r a ñ ó no pocas dificultades gnoseológicas, dernidad, considerada como tendenoialincnie atea y divini/.a-
pues el problema crítico fue planteado de lal manera que el dora del hombre, v adopta posiciones conservadoras en polí-
paso del orden ideal al orden real resultaba problemático. El tica, relacionándose - a u n q u e solo e x t e r i o r m e n t e - con la
ejemplo más extremo de eslas dificultades es el interno de sín- Aclion francaise <h- Charles Maneras, Después de las duras críti-
tesis del tomismo con la filosofía trascendental kantiana cas que llegan de Roma contra ilícito movimiento político, Ma-
llevado a cabo por ]oseph Maiéchal. Eslas tendencias gnoseo- rilain inicia una tímida a p e l l i n a hacia la Modernidad, dán-
lógicas serán criticadas por Marilain y Gilson. En Lovaina con- dose cuenta de que no se trata de volver a u n a civilización
tinuaron con el e m p e ñ o del ("ardiñal Mercier algunos filóso- superada definitivamente, sino de idear una nueva cristian-
fos como Léon Noel, Mauriee de W'ulfy l.ouisde Raeymaeker. dad, en la cual los valores cristianos puedan volver a dar vida a
una sotiedad agnóstita y tárenle de sentido'.

2. Jacques Marilain
1932. Diminguer fiiiit!- unir ,m ¡n ríf«7Ó du Ví; MI.- 1 !!:>:>, Ih ti: phitosopiñe chré-
lienne; Da rigLmttmfiiiiít el .-i,- la lil-ie: 1 [>-,•[. S,-j,i I.-«,IH <.II<l'etre; 1935, Sama et
a) Vida r itinerario intelectual sagnse; 1936, Humiiiiswe ihtñyal. l'Jity. 'hiattve ewtis nir t'tspril dans ¡a mmH-
lian diarnelk; 1.94-0, De ¡a mitin piiMititte; 10-12, i n Dnnts ib fluíame el la ioi na-
¡•llill-; i!M4. /';.'!'•,/'•• ! ;r.,Y l'.illiini'.e /ü/.vfifi,, . ![- .. . ' .'• .' I,/,I.:..
Entre los autores más representativos de e
1947, !.a p/vsonne lium/iitie el le bien mmiiiini. 1951. Man and Iht Statt; Neuf
uc intenta volver a la fidelidad :i Simio'lomas es inipit-scindi-
le la mención de Infinta Mnriltiiti- El itinerario intelectual de History; 1958, Rejteethns tm Amerita; HlfiO. ¡>hit,»„plm: dans la rilé; l'hiksophie
mmalr: l'.lfilj, [.rl',i<¡sm, dría Gartmne.
-' Entre sus obras, citamos: 1913. La pliilmojthir hergumitnne; 1920. Mi ' Cfr. J. L.' BARKL, jtietjuei rl Rulot Manhtiit. La Mmdianls di, Cid,
vhatasliqur; Introtliitliini «rimalr 11 Ir: ¡¡liil'.s.ip>!ir: 1Í12". feliir hfriíjw; 1024. Rr- Sloek. París 199H. jip Mfi-323. C.fr. lambi™ P. Cues™ x, Enírr Maumts el Ma-
fxions su, Pitildigtm-e; 19'J5. Tivh ttéformalnirs; 1927, Primtatíi dv ¡piriluti; tilatit, Ccrf, París 1999.
Ilist„ri,¡ ,te l„fitnwñi,-„nt,;n¡,;n„w,i

Kn l'JT.'i, gracias ,i una herencia que recibe de un sol- de Jesús, fundación de (liarles de Foiiranld, en Touloitse. Ten-
dado muerto en la Gran Guerra, Fierre Villard, Jacques Mari- drá algunas intervenciones esporádicas en el Concilio Vati-
lain c o m p r a u n a casa en bis cercanías de París. Meudon se cano II. En sus últimos años, y en particular con la publicación
/oyeren el sentido familiar v espiritual de la pa- en liüiti de su obra /.<•• l'ii\\nn dr !>i (•iiunnir. se mostrará critico
labra. La ca> :nía un oratorio con el Santísimo Sacramento, con los desarrollos de- la teología progresista de tendencias,ui-
En Mi'ndon reunían los amigos de Mariíain, atraídos tanto tropocén tricas. Muere en Toulouse el 2H de abril de 197M1.
por los intelectuales como por los espirituales. La pu-
blicación del libro /1)7 fi scholíiitique fue una ocasión para enta-
blar el diálogo con muchos anistas como Gheon, Cocteau y b¡ ¿\!nilnmi.\lii í<¡iiitt'tii'i)
Fumet. Allí se desarrollaron los primeros Órete d'études thomis-
lesy reuniones más infórmales con inleleclualesdel tipo de Ju- :i di1 Manlain es innovador, en el sentido de
lien Green, de contenido lormalivo, calequético y espiritual. que lia procurado desarrollar disciplinas (ilosólicas partiendo
También bahía retiros espirituales anuales, predicados por de los principios del Aqninate. pero que no habían sido culti-
sacerdotes amigos de Mariíain, como Garrigou l.agrange y vadas en profundidad por el maestro. Así ocurre con la filoso-
l'abbé Allermaun. Mariíain eslaba movido por un sincero celo fía social v política, con la pedagogía, con la filosofía de la his-
de apostolado doctrinal. toria y con la eslélica. ¿Que entiende Maritain por tomismo?
De Meudon surge el proyecto de publicar una colección En su obra El thirím- Augelint (I í).'!()) resumía en 8 puntos su po-
de libros y cuadernos, editada por Plon, ruvo título fue "Le li «a) Hay una filosofía tornisia, no una filosofía neolo-
Roseau d'or». Esta se abre con el célebre ensayo maritainiano i; b) el tomismo no quiere volver al Medioevo; c) el 10-
Trois Réformateurs. A partir de J Dalí, la colección publicó 52 tí- ,o quiere utilizar la razón para distinguir lo verdadero de
tulos de autores que comparu'an una visión del mundo realista lo falso; no quiere destruir sino purificar el pensamiento mo-
y abierta a la trascendencia: Heñíanos, (llaudel, Ghéon, Massis derno e integrar todo lo verdadero que se descubrió después
figuran entre los autores franceses, ¡unto con traducciones, en- de Santo Tomás; d) el tomismo no es de d e r e c h a ni d e iz-
tre otros, de Clieslerlon. Papini y Guardini. quierda; no está situado en el espacio, sino e n el espíritu;
Maritaiu irá en 1940 a los lisiados Unidos en misión cul- e) juzgar el tomismo como un vestido que se usaba en el si-
tural, y permanecerá allí liasia l'.!44, donde tiene diversas ini- glo xnt, pero que boy no eslá más de moda, como si el valor de
ciativas intelectuales, patrióticas v humanitarias durante la Se- una metafísica estuviera en función del tiempo, es un modo de
gunda Guerra Mundial. Embajador de Rancia ante la Santa pensar propiamente bárbaro; f) el tomismo es u n a sabiduría.
Sede, se traslada nuevamente a los Estados Unidos, d o n d e Entre él y las formas particulares de cultura deben reinar in-
dicta diversos cursos, e n particular en las Universidades de tercambios vitales incesantes, pero el tomismo es en su esencia
Princeton y de Nolre llame. Participa activamente en la elabo- rigurosamente i n d e p e n d i e n t e de estas formas particulares;
ración d e la Declaración de los derechos del h o m b r e de las g) no hay forma más pueril de juzgar el valor de u n a melafí-
Naciones Unidas y en varias iniciativas de la UNESCO. Des-
pués de la muerte de su mujer, Raissa, i icurrida en noviembre
de 1960, se relira a la comunidad de los Pequeños Hermanos

276
•>, ,/,- tafh^n ,
sica en función de un estado social que hay que c fundo, que es la metafísica. 1.a metafísica es inútil, en el sen-
destruir; h) la filnsnlín iU- San lo Tomás es indc]>endienle en sí tido de que es un conocimiento contemplativo. Es una finali-
misma de los datos de la le v solo d e p e n d e en sus principios y dad, no un medio, que revela al hombre los auténticos valores
en su estructura de la experiencia y de la razón. Esla Filosofía, y su jerarquía. 1.a metafísica llega a la existencia de Dios como
sin embargo, aunque pennan crien do di su nía ríe ellas, está en causa primera y autor de la naturaliza Pero para conocer no
comunicación vital con la sabiduría superior de la teología y solo la existencia de Dios sino quién es Dios, hay que ascender
con la de la conlemplación»-•. Con lo dicho, se entiende por al plano de la sabiduría leológica sobrenatural, que mediante
qué Maritain no q u e r í a ser d e n o m i n a d o «neo lo mista» isino la fe ilumina a la razón. Ademas. Maritain valoriza la experien-
«paleo tomista», es decir, un liel discípulo del auténtico Santo cia mística de los sanios, que supera el conocimiento intelec-
tual de la sabiduría teológica: la sabiduría mística es una
auténtica experiencia sobrenatural de Dios, obra de la fe soste-
nida por los dones del Espíritu Santo.
c) Los grados del saber En el campo del saber práctico, Maritain dedicó u n a
atención especial a la ética y a la política, de la cual habla-
liste pensarlor francés parle de una posición realista en remos en el siguiente apartado. Para este tomista francés, la
lo que respecta a la teoría del conocimiento, que presenta di- ética o moral es un saber científico cuvo objeto es la praxis, es
versos niveles epistemológicos. En u n a de sus obras centrales, decir, su finalidad es el estudio de la arción h u m a n a a la luz
Los grados del sabn\ hace una primera distinción enlre saber es- del bien último del hombre. A este respecto, resulta de capital
peculativo, puerta de acceso a la inteligibilidad del ser, y saber importancia la distinción que existe entre la acción mora! -ob-
práctico, cuya finalidad es ser guia de la acción. Además, Mari- jeto de la ética-, y el simple hacer -objeto de la técnica-, cuyo
lain distingue entre ciencia, metafísica y sabiduría teológica, fin es la fahricarión de cosas. I .a ciencia ética es inicialmente
como modos distintos de coiucpmalizar la realidad. I,a ciencia autónoma, es decir, se estructura a partir de unos principios
conoce la realidad a través de las causas, aunque en la ciencia accesibles a la sola razón natural. Sin embargo, la ciencia ética
contemporánea se está observando un proceso de matcmatiza- tiene necesidad de conocimientos relativos a la naturaleza hu-
ción, que utiliza cada vez más entidades causales ficticias que, mana, a los cuales puede acceder solo a través de la Revelación
en alguna medida, alejan a algunas ciencias de la realidad ex- divina, para p o d e r construir un sistema moral que corres-
perimental, l a lilosoíía de la ciencia tiene que estar en un con- p o n d a a las necesidades del h o m b r e real. En este sentido,
ü n u o diálogo con las ciencias empíricas, va que ciencia de la se establece tina dependencia de la ética respecto al saber leo-
naturaleza y filosofía de la naluraleza. aunque distintas pues se
n diferentes grados ríe abstracción, se complemen-

cicntífico, se p u e d e dar un il't fili/sujiu jiuíilicay de la historia


i ser, más a b a r c a d o r y pro-
Maritain desarrolla un p e n s a m i e n t o político
L
>j. MARITAIN, Lcdochuran :n Onnirrx mmplftn. cit-. IV. p p . 2 ¿-¿7. dentro de los limites del tomismo, pero partiendo ele n
sis de la historia y de las cambiantes circunslaucias humanas. Si :xistir también una sociedad que sobreestime de modo exage-
Tomás hubiera vivido en otra época, dice Maritain, habría libe- •ado lo universal p o r encima de los individuos (ultra-rea-
rado al pensamiento cristiano de las ..imágenes y fantasías del ismo), y degenerar así en una sociedad totalitaria. El realismo
Sacrum ¡tnpmum». Superado un primer periodo de tendencias moderado tomista tiende hacia una sociedad de personas que
conservadoras, presenta en Humanisme integral (1987) su satisfaga las necesidades de los hombres como individuos bio-
noción de "nueva cristiandad- romo ideal histórico concreto. lógicos, y que esté basada en el respeto a la persona humana
Según nuestro autor, no se p u e d e volver a la Cristiandad en cuanto trasciende el nivel biológico y la misma sociedad
medieval, periodo q u e se mueve en el ámbito del paradig- emporal.
ma sacral: la sociedad política se ve como instrumento al servi- La visión de la historia de Maritain responde a la tra-
cio de la salvación de las almas. En la Modernidad se da un L historia h u m a n a se entremezclan mis-
proceso de secularización, que absolutiza lo temporal. Mari- el plai providencial de Dios y la libertad de
tain propone una nueva cristiandad, que se caracterice por , en la historia n o hay leyes necesarias
el primado de la persona y por su carácter comunitario y plu- o deterministas, la evolución progresista. Todas las épo-
ralista. Se trata de crear una sociedad abierta a los valores tras- cas históricas, c en la parábola riel trigo y la cizaña,
cendentes, inspirada en el cristianismo, pero no confesional presentan aspectos positivos y negativos, juzgados en su re-
o sacrali/.ada, que reconozca la autonomía relativa de lo tem- lación con el fin último riel hombre que consiste en el cono-
cimiento de la verdad y en la práctica riel bien moral. Aunque
Si Humanmnr intfgmt es su obra central del periodo de Maritain no es u n historiador de la filosofía, dedicó algu-
e n t r e c i e r r a s , en su periodo americano escribe en inglés su nos ensayos a Santo Tomás, Lulero, Descartes, Rousseau,
obra cumbre de filosofía política: Man and the.titat? (1951). I.a Bergson, etc. Considera que en la historia de la filosofía
sociedad ha de estar al servicio de la persona, y el Estado -es se pasa de u n periodo antiguo-medieval d o n d e hay un pri-
decir, el conjunto de i n si i niñones políticas que estructuran je- mado del ser y una confianza en la capacidad de la inteligencia
rárquicamente la sociedad- es un mero instrumento al servi- de conocer lo que son las cosas, a un periodo fenornenizantc,
cio de la comunidad política. Maritain establece una distin- que inicia con Descartes pero que tiene un m o m e n t o clave
ción entre individuo y persona. Individuo es ••aquello q u e con Kant, en el cual se limita el conocimiento a lo que
excluye de uno mismo a iodo; los demás hombres». Es la estre- aparece, sin penetrar en la cosa eu sí. Paralelamente, la teo-
c h e / del yo, "siempre amenazado y siempre dispuesto a aca- logía natural sufre u n cambio radical, desde los teólogos
parar para sí». El ser persona entraña, en eamhio, la subsis- medievales al deísmo ilustrado, para .nabar en el ateísmo con-
tencia del alma espiritual en c u a n t o comunicada al ser temporáneo.
humano compuesto y que tiene como característica principal jaeques Maritain renueva el tomismo: no es un pesimista
la aulodonación en la libertad y en el amor. El hombre es una que sueña con imposibles e indeseables vueltas al pasado. Sin
unidad de individuo y persona Pero pueden existir sociedades embargo, es consciente - c o m o lo era León XIII- ríe que los
que no consideren al hombre como persona, sino solo como principios filosóficos de Santo Tomás pueden aportar muchas
individuo. Esto sucede con el individualismo Imeral burgués, soluciones a los graves síntomas de la crisis cultural contempo-
una de las consecuencias del nominalismo filosófico. Puede
, ,U- í, fiíutoHo canh-mnofl

3. Étienne Gilson />) I.US llitVt'S ilil ¡¡i'HstlHIlt'tltll ¡Mllisltl

Historiador de la filoso! ía, (aison estudió a muchos au-


a) El n la filosofía medieval
tores medievales y modernos, pero su punto de interés privile-
Nacido en París en 1884, e n el ser o de u n a familia giado fue la filosofía de Sanio Tomás de Aquino, a quien de-
i de clase media, EHenve Gilson e u n a de las Agü- dicó numerosas obras, entre las que cabe destacar El tomismo
ras p r e e m i n e n t e s del ri ita del siglo \ x . Su (1919) y Entílenlos dt filinn/ín instituto i l'iíi(l). De su estudios to-
itinerario intelectual es muy ir i bien había recibi- mistas queremos detenernos en dos elementos: el -redescubri-
do una buena formación doctrinal y miento» del act-us essendi como piedra angular del tomismo, y
e n sus primeros estudios, poco o nada sabía d e la filosofía su noción de realismo melódico. Respecto al primero, Gi!son
medieval cuando estudiaba en la Sorbona. Uno de sus maes- afirma que »cl acontecimiento fiiosóíku más importante que
tros, el sociólogo I.évy-Bruhl, le a n i m ó a estudiar en su te- se haya producido desde el fin de la filosofía griega es, proba-
sis doctoral los precedentes escolásticos del pensamiento b l e m e n t e , la distinción introducida p o r Santo Tomás de
cartesiano. Asi entra en contarlo con las doctrinas de los prin- Aquino entre dos órdenes de actualidad, el de la forma, que
cipales doctores medievales -y en particular con las de Santo corresponde a la especificación tle los seres, y aquel del esse,
Tomás-, y descubre un m u n d o nuevo. En las teologías de la que corresponde a su existencia»1*. La forma habilita a u n a sus-
Patrística y de la Escolástica se encontraba una filosofía que, tancia a recibir el acto de ser. Dicho acto es un principio cons-
iluminada por la le, utilizaba la ni/ón para indagar sobre las titutivo del ente, por el cual u n a cosa es. La esencia, el otro
verdades naturales v los misterios cristianos. Se trataba de una principio constitutivo del MIlir, hace que algo sea algo, pero no
auténtica filosofía cristiana, la cual, secularizada, servida de que sea. Para Santo lomas la esencia no agota o t o l ó g i c a -
base para muchas d e las nociones metafísicas de la filosofía mente lo real, pues el e m e implica su esse o acto de ser. Este
moderna. p l a n t e a m i e n t o , apoyado en los textos del santo, aleja al to-
Este "encuentro» con la filosofía medieval lo marca- mismo del eseiicialismo en que fue convertido por sus comen-
rá para el resto de su vida. Gilson se convirtió en la máxima tadores, y en particular por francisco Suárez y su escuela. El
autoridad en la historia ile la filosofía medieval de su tiempo. ser no es el concepto generalísimo, predicable de toda la reali-
A través de sus numerosas publicaciones, y con un estilo litera- dad, n i e l mero accidente que distingue lo real de lo pensado,
río que llega a auténticas cumbres de claridati, elegancia y sen- ni solo el hecho tle estar existiendo, sino el acto más radical,
tirio del humor, el historiador y filosofo francés presenta el intrínseco a los entes reales, que les hace ser. La esencia deter-
pensamiento <lc San Vguslín, San Bernardo, San Anselmo, et- mina, limita el acto de ser, y hace ser al e n t e esto o lo otro,
cétera, y los pone en diálogo con la filosofía moderna. Una de pero ¡ r a e n virtud del acto de ser. Esio implica !a distinción
sus obras más importantes, d o n d e analiza los elementos pro- real en los entes creados tle esencia y acto de ser, no como dos
pios del pensamiento cristiano, y su influjo en la modernidad, :> como to-principios del ente: todos los cn-
es El espíritu de la filosofía medieval (1932). Gilson m u r i ó en
1978. »,Afaii w ,';,• Phdiniifihif tlr i'Kv-O: ai ••Medi;iev;il ST.II-
•.•¡..Jiluffi;,
tes son, pero o que son algo determi- nominalista, si
nado. A su ve; icto de ser lleva a la considfera-
ción de Dios c o el Ipsit subsisttm.% en donde no hay dis-
tinción de ese r, pues la misma esencia divina
se identifica c -. Dios es el Ser. en plena conlormidad el Lafitesofia
con la aiirmación del libro del h'.xmlo: Yo »iy el tjuesoy (Ex 3, 14).
El mérito historingrálico y filosófico de Gilson en este campo Como ya hemos señalado, Gilson lanibién es por anto-
es indudable. C o m o afirma Raúl t x h a u r i , «redescubrir una nomasia el lüiisolit tle la "filosofía cristiana». Fruto de sus estu-
idea original olvidada implica, en cierto modo, compartir la dios historíeos comenzados con su tesis doctoral sobre Descar-
originalidad de su descubrimiento. Por ello, nuestro autor se tes y la escolástica, llega a la conclusión de la existencia de mía
asocia intimamente a Sanio Tomás, al rehabilitar el esse como auténtica filosofía cristiana en el seno de los periodos palrís-
el acto primero y último de lo real. Primero, p o r q u e sin él tico y escolástico. Tal afirmación levan I ó numerosas críticas en
nada existe; y último, en el sentido supremo, ya que posee la los años treinta del siglo w , v se creó una encendida contro-
mayor dignidad mitológica» 7 . versia doctrinal. En 1927, Entile liréhier había alirmado que
Pasando al segundo e l e m e n t o , luisón considera que entre la filosofía griega y Desearles no había habido un autén-
el tomismo es un realismo, pues la proposición «las cosas tico pensamiento filosófico, sino solo teología, lili otras pala-
son» es el p u n t o de partida de su reflexión filosófica. Tal bras, Bréhier afirmaba que el cristianismo no había influido
proposición es evidente: no necesita una demostración, va en forma importante en la historia de la filosofía. Quienes
que se impone a través del conocimiento sensible. Ir de las apoyaban la tesis de Bréhier eran no solo los racionalistas, que
cosas al pensamiento implica un método realista; partir negaban cualquier lipo de influjo racional por parle de la le,
del pensamiento para llegar a las cosas lleva consigo un sino también los f'idciMas, que pensaban que el mismo con-
método idealista. En el primer método prevalece la metafísica, cepto de filosofía cristiana racionalizaría los elementos sobre-
en el segundo, la gnosiología El idealismo, e n t e n d i d o en naturales del cristianismo, al tiempo que destruiría la legítima
sentido amplio, se encontrará siempre con el problema del autonomía de la filosofía. Masado en serios estudios históricos,
«puente- que hay que tender entre pensamiento y realidad Gilson -junto con otros exponentes de un tomismo renovado-
sensible. El realismo mi'ló/liro, en cambio, no debe resolver tal sostuvo la existencia de una filosofía cristiana. Gilson no niega
problema riel puente, pues el ¡molerlo, partiendo del conoci- que los Padres de la Iglesia y los doctores medievales hayan
miento sensible, es capa/ de abstraer v llegar al concepto de la sido prevalenteniente teólogos, pero en su alan por desvelar
cosa, concepto que es la cosa misma en cuanto concebida. El en lo posible y profundizar lo que ellos creían por medio de la
concepto no es una mera copia de la cosa, ni u n esquema o fe, hicieron auténtica filosofía sirviéndose de la razón. Nocio-
modelo que sirve para referirse aproximadamente a la rcali- nes filosóficas racionales como las del ser, creación, persona,
la escolástica decadente y la tradición surgen ríe una reflexión racional a partir del dato revelado. La
teología ha servido para hacer progresar a la filosofía. Según
Gilson, «la filosofía cristiana es ct uso que el cristiano hace de
la especulación filosófica en su esfuerzo por conquistar la inte-

285
I /•>:
ligencia de su te, tanto en las materias accesibles a la Tazón na- Juan Pablo II afirma en su encíclica que el modo de su-
tural como en aquellas que la exceden»", o dicho con otras pa- perar esta profunda crisis csccpl.ica, es volver a valorar positiva-
labras, I;i filosofía i i IMi.iihi n'Mi!l;i del esfuerzo de la verdad mente la filosofía, también como instrumento para compren-
creída por transió muirse en verdad sabida. En su labor teoló- der mejor la Revelación, i'.l hombres es filósofo por naturaleza,
gica, los Padres y los escolásticos -y en particular Santo To- y p o r esto se plantea las preguntas fundamentales sobre su
más- han realizado un trabajo filosófico racional, que estando existencia. Muchas de eslas preguntas pueden ser contestadas
al servicio de la teología amplió los conocimientos naturales por la razón; otras, por la le. Fe y razón no se o p o n e n , pero
sobre Dios, el m u n d o y el hombre hay verdades que superan la capacidad de la razón, y que son
un d o n gratuito de Dios: «La verdad que la Revelación nos
hace conocer no es el fruto maduro o el punto culminante de
un pensamiento elahorado por la razón. Por el contrario, esta
se presenta con la característica de la gratuidad. genera pensa-
micnlo y exige ser acugida iiiitm expresión de amor»".
Si hemos comenzado este capitulo con una referencia a Este «generar pensamiento» se pone en la línea de las
un documento pontificio, que abrió una nueva época en vas- doctrinas que hemos analizado anteriormente: la fe no des-
tos sectores filosóficos, pensamos que es pertinente concluirlo truye a la razón, sino que la ayuda para que alcance un pleno
con la presentación de las principales ideas sobre la filosofía desarrollo. Así, Juan Pablo 11 analiza las relaciones entre fe y
que se encuentran en olio documento pontificio, la encíclica razón en el antiguo Israel, hasta llegar a la doctrina de San Pa-
hules el mito. El clima intelectual ha cambiado mucho desde la blo. El h o m b r e p u e d e Ilegal a Dios por medio de la razón,
publicación de la At.temi l'ntri.t de l-cón XIII: si el optimismo pero después del pecado, de la elección de la plena autonomía
racionalista decimonónico ponía a la teología ante el dilema del h o m b r e , quedó mermada esta facilidad. Cristo ha redi-
de racionalizarla le o perder su legiiiniidad como medio para mido la razón de su debilidad. De ahí que. San Pablo distinga
alcanzar la verdad, ahora el desencanto posmoderno niega la «la sabiduría de este mundo», y la de (.aislo, escándalo y locura
capacidad misma de la razón de alcanzar la verdad a cualquier para el mundo. Para una completa comprensión del misterio
nivel, ya sea este ciemílíco, filosófico o teológico: no existe una de la verdad hay que enfrentarse al drama de la Cruz. Es el
miiimulidnil que dé universalidad a la verdad. Esta actitud lia credo ut intelíegam de la Patrística y tle la Kscoláslica. Pero para
conducido en algunos ambientes teológicos, entre otras cosas, penetrar en los misterios de le es necesario también recorrer
hacia un abandono de la filosofía en general, pero en especial el camino del i)it,íb.y/i ut nrdnm. San Pablo, en Atenas, utili-
de la aristotcheo-tomista. Sin embargo, esta tendencia que zando un lenguaje filosófico, habla del Dios desconocido, al
lleva a desarrollar una reflexión acerca de la fe fundada en ca- que se llega como Creador, 1.a Iglesia siempre ha sostenido
tegorías solamente «teológicas- ha producido con frecuencia que en lo profundo del corazón del hombre hay una nostalgia
resultados que contradicen la enseñan/,i del Magisterio de la y deseo de Dios, que se manifiesta en la filosofía, en el arte, et-
cétera. Citando la frase aristotélica de que «todo hombre por

•'JlMN l ' m i o II, I n r I-Wí rí mtm ( L-i-JX-lililí), n. ÍH.


Historia Je í . t W « LLm

naturaleza desea conocer», el Papa define a la pers rácter sobrenatural de la fe, el Doctor Angélico no lia olvidado
mana como «aquel que busca la verdad». el valor de .su carácter racional, sino que lia sabido profundizar
Como hay verdades de razón y otras de fe, el r v precisar este sentido. En efecto, la te es ele algún modo "ejer-
pontífice analiza las relaciones que se han dado en la historia cicio de pensamiento"; la razón del hombre no queda anulada
entre estas dos formas de conocimiento. San Pablo, en el ni se envilece dando su conseiilimieiilu a los contenidos de la
Arcópago. como acabamos de decir, utiliza el lenguaje de los fe, que en todo caso se alcanzan mediante una opción libre y
filósofos que han loriado dcsniilifirar el m u n d o antiguo. En-
tre los primeros cristianos va si' o >inicnza a dar un movimiento Después de la síntesis tomista, la legitima distinción en-
de cauteloso acercamiento ,t la filosofía, ira Lando de evitar los tre filosofía y teología se convierte en nefasta separación. El
peligros de contaminaciones gnóstiras v esotéricas. Pasados los idealismo, el marxismo, el positivismo desembocan en el nihi-
años, San Justino y Clemente de Alejandría, otros Padres de la lismo contemporáneo. F.s necesario volver a dar a la filosofía
Iglesia, y sobre todo San Agustín, son ejemplos de buscadores su función de saber universal. En la filosofía moderna existen
>s de la verdad, e iluminados por la luz de la fe hacen elementos muy positivos que enriquecen el bagaje filosófico
conocimientos racionales, aprovechando todas de la humanidad, como -los anal i si- pro! mulos de la percep-
las verdades del pensamiento clásico. La cumbre de este pro- ción y la experiencia, lo imaginario y lo inconsciente, la perso-
ceso se encuentra en Santo Tomás de Aquino. Citemos textual- nalidad y la intersubjclividad, la libertad y los valores, el
m e n t e a Juan Pablo II: «un puesto singular en este largo ca- tiempo y la historia» 11 . Sin embargo, estos elementos no han
mino correspondí a Santo lomas, no solo por el contenido de sido suficientes para superar el clima de nihilismo intelectual.
su doctrina, sino también por la relación dialogal que supo es- que ha provocado una auténtica -crisis de sentido». Así, para
tablecer con el pensamiento árabe y hebreo de su tiempo. En que la lilosofia pueda volver a dar respuestas Inertes acerca del
una época en que los pensadores cristianos descubrieron los mundo, del hombre y de Dios, en consonancia con su Palabra
tesoros de la filosofía antigua, v n revelada, es necesario:
lica, tuvo el gran mérito de destacar la a) que la filosofía encuentre de nuevo su dimensión sa-
tre la razón y la fe. Argumentaba que la luz de la razón y la luz piencial de búsqueda del sentido último y global de la vida12;
de la fe proceden ambas de Dios: por tanto no pueden contra- b) que la filosofía verifique la capacidad del hombre de
decirse entre sí, llegar al conocimiento de la verdad 1 ';
«Más radicalmente, 'lomas reconoce que la naturaleza, c) que la lilosofia tenga un alcance auténticamente me-
objeto propio de la filosofía, puede contribuir a la compren- taíísico: hay que saber pasar del fenómeno al fundamento on-
sión de la revelación divina. 1.a Ir-, por tanto, no teme la razón, cológico. Asi. la instancia metafísica ¡Hiede compler
sino que la busca y confia en ella. Como la gracia supone la na- instancia hermenéutica v el análisis del lenguaje1'1.
turaleza y la perfecciona, así la le supone y perfecciona la ra-
zón. Esta última, iluminada por la fe. es liberada de la fragili- ídem. TI. -tí.
dad y de los límites que derivan de la desobediencia del ídem, n. 48.
Cf'r. Mein, n. 8
pecado y encuentra la fuerza necesaria para elevarse al conoci- ("¡['i-, M™, ri.K
miento del Dios Uno y Trino. Aun señalando con fuerza el ca- (Jf'r. Ídem, ii.B
III.-!- !n_m„S.;fi.-, „„,,,

Si León XIII, durante su pontificado, tuvo que defender


i nentifico de la fe y llamar la atención ante las prc-
ivas del saber racional, Juan Pablo II, a la vuelta
de u n siglo, se encuentra en una posición complementaria: el
antiguo profesor de la Universidad de Lublin intenta dar nue-
vos bríos al saber filosófico, para que vuelva a tener un alcance
metafísico que le permita ayudar a responder a las preguntas
fundamentales de la existencia humana, superando la crisis
nihilista de sentido de la cultura contemporánea.
C a p í t u l o III

EL PERSONALISMO

El personalismo es una corriente filosófica que pone en


el centro <le su atención la persona humana. Aunque el lema
filosófico de la persona es una constante en el pensamiento
occidental, como corriente específica que se centra en ella
surge en torno a los años treinta del siglo w , es decir en el pe-
riodo de entreguerras. 1 .a ubicación cronológica de su origen
es importante, pues el personalismo nace precisamente para
hacer frente a la crisis de la cultura de la Modernidad, que se
hace patente en los años en torno a la Primera Guerra Mun-
dial. El carácter poco técnico de esta filosofía, y su capacidad
de referirse a los problemas existe ti dales del hombre provie-
nen de este ¡Mentar sel una respuesta a una crisis histórica co-
yuntural. Paralelamente, el personalismo vuelve a p r o p o n e r
valores perennes, que están por encima de las circunstancias
del tiempo histórico. Como iriaitüesiaaonc- importantes de su
influjo en el siglo xx cabe citar la Declaración de los derechos
del hombre de las Naciones Unidas de 1948, y los textos del
Concilio Vaticano II, en los cuales es fácil advertir la presencia
de elementos personalistas. Después de un periodo de descré-
dito, en parte debido a la supremacía cultural del marxismo,

291
Historia de la (llosaña contemporánea

en la anualidad i'l personalismo parece retomar vigencia c in- se accede subjetivamente. Sin embargo, el hombre no es capa/
cisividad. de conocer 1/ni/t la verdad, dejando una puerta abierta al miste-
Frente a las posiciones teóricas del positivismo, del mar- rio y a la trascendencia: ,'í) El hombre t-s libre, con rapacidad
xismo y del nihilismo, v a los atropellos prácticos de los totalita- de autodeterminación -el h o m b r e es d u e ñ o de sí m i s m o - y
rismos de izquierda y tle derecha, el personalismo pretende rei- con capacidad de modificar el m u n d o ; 4) La persona es una
vindicar una visión del hombre en cnanto persona una, única o realidad sustancial, y no un mero sticedcrse tle vivencias sin un
irrepetible. Describiremos los elementos esenciales de esta co- soporte ontológico. Algunos personalistas consideran que si
rriente, para después i efcrirnns a algunos tle sus represen la tiles. bien tal es la realidad del hombre, el término «sustancia» ado-
lece de un carácter demasiado estático, precisamente porque
fue utilizado originariamente para referirse a las «cosas» y no a
1. Características generales las «personas-; 5) Existe una naturaleza humana, que cambia
accidentalmente con el devenir de la historia, pero que per-
is específica del personalismo, como manece especílicamenie idéntica ;i sí misma por debajo de
ya se lia dicho, es que pone la persona humana al centro de la esos cambios; l>) El hombre posee una dimensión ética y una
reflexión filosófica. Gracias al influjo del cristianismo, la no- dimensión religiosa, que se desprenden de su naturaleza espi-
ción de persona ha ocupado un puesto de gran importancia ritual y libre.
en muchas corrientes y sistemas. Sin embargo, hacer (ic la per- Todos estos elementos están presentes en algunas antro-
sona la noción clave de la filosofía comporta una novedad. pologías rlásieas, iinnii la aguslimaiia o la tomista, fas noveda-
Pero no todo es novedoso en el personalismo. Siguiendo a des que aporta el personalismo serian las siguientes:
Juan Manuel Burgos 1 , presen taremos primero los elementos 1) Insalvable distinción entre cosas y personas y necesi-
personalistas tradicionales, que configuran a esta corriente dad de tratar a estas últimas con categorías lilosólieas propias;
como una filosofía realista, para después dedicarnos a su par- 2) importancia radical de la afectividad, considerada como
ticular aportación al panorama filosófico contemporáneo. parte esencial de la persona. Los sentimientos, emociones, el
El personalismo se configura como una filosofía realista, «corazón», deben ser objeto de la reílc\ión filosófica, como lo
con las siguientes características: han sido a lo largo de la historia la inteligencia y la voluntad:
I) Posee una visión del mundo de tipo ontológico o me- 3) La persona esla esencialmente ordenada a la relación inter-
tafísico. Para el personalismo el m u n d o es una realidad ex- personal, familiar v social. La persona se realiza a sí misma en
terna al hombre, con consistencia propia, en la que hay entes la donación, diálogo y comunión con las demás personas;
con diversos grados de perfección, entre los q u e destaca la 4) El personalismo sostiene la primacía absoluta de los valores
persona; 2) El hombre tiene capacidad de conocer una verdad morales y religiosos por encima de los meramente cognosciti-
que, al mismo tiempo, le trasciende. El personalismo admite la vos; 5) Tematización filosófica de la corporeidad humana y de
posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, al que la sexualidad. La persona es un espíritu encarnado y sexuado;
6) El personalismo lia de ser comunitario, dadas las caracterís-
ticas relaciónales de la persona humana. La reflexión de la fi-
i J. M. i
losofía política debe anidar ,i superar la alternativa entre co-

293
Ll pyr.

lectivísimo totalitario e individualismo capitalista; 7) La filoso- losofía en su ciudad natal y en París. Su primer o
fía no puede reducirse a un saher academicista y erudito, sino gran ciudad fue bastante traumático, sobre todo a causa del es-
que d e b e interactuar con la realidad cultural y social; cepticismo reinante en las aulas de la Sorbona. La lectura de
H) Unión entre fe y cultura: la noción de persona alcanza su las obras de Charles Péguy le abre nuevas perspectivas para su
mayor explicítarión en la revelar ion cristiana. Los personalis- ideal de pensamiento cristiano. En 1931 publicará su tesis doc-
tas distinguen entre el ámbito <le lo sobrenatural y tic lo natu- toral, que versa sobre el pensamiento de este escritor francés.
ral, pero no los oponen artificialmente, Encuentran en las ver- Estuvo influido también por Maritain. Bcrdiacíl y Marcel, y en-
dades reveladas motivos de reflexión e inspiración, pero tablará una buena amistad con Guitton. Una vez acabados sus
realizan una labor estrictamente filosófica a partir de la expe- estudios decide abandonar el mundo estrictamente académico
riencia integral de la persona, que incluye la dimensión reli- y dedicarse a cultivar un pensamiento que lleve a la acción: se-
giosa. Cabe señalar que hay algunos personalistas no cristia- gún Mounier, la crisis europea del periodo de e n n r g u e r r a s
nos, como los judíos Martin Buber y Emmanuel Lévinas, que exigía un empeño cultural y social vital y generoso, y no una la-
también utilizan la revelación vclciotcstamcntaria como bor erudita de filosofía acadeinicisla. En este ambiente espiri-
fuente de reflexión: 9) Kl personalismo juzga positivamente tual de compromiso con los problemas de su tiempo, funda en
los desarrollos tle la liUisolía moderna que valorizan la subjeti- 1932 la revista Espñt, que no fue solo una de las publicaciones
vidad, y critica las tendencias múdenlas de subjetivismo y rela- más influyentes en las décadas del 'M) al 50, sino u n movi-
tivismo. No se colocan «fuera- de la Modernidad, pues se con- miento cultural que reunió a varias personalidades intelec-
sideran a sí mismos como parte de la misma. tuales de aquella época, identificadas de una manera u otra
Los principales elementos que caracterizan al persona- con el personalismo. De 1935 es su primera obra sobre el per-
lismo no hacen de este una escuela filosófica cerrada. Preferimos sonalismo: liéariiiiliiiti ¡h-rvinmilhli'el «mununautaire; un año des-
hablar de corriente, que engloba a distintos autores en los que pués aparece ¡)e lu hinpiiñr aijuítilislt' i¡ ln pmpriélf. húmame, y
eslán presentes dichos elementos, aunque en cada uno con es- Manifesté au servia- du P?ni»iiialiune. En 1946 publica Introduc-
tilo y énfasis propios. Nos releí iremos ahora a algunos autores tion aux existfHtirilifiiu's. <liras obras impon antes son (¿u'esi-ce
personalistas. En primer lugar expondremos las doctrinas de que lepersonnalisme? (1947), y U. perstmnaltsme (1950). Después
EmmanuelMounier, uno de los pucos filósofos que se autodeno- de la Segunda Guerra Mundial finida unas comunidades per-
mina personalista y que fundó una escuela con dicho nombre. sonalistas, en d o n d e vive con su mujer, Paulette Leclercq. La
Después presentaremos el pensamiento filosófico de Gabriel muerte prematura de su hija produce en Mounier una fuerte
Marcel y de Karol Wojtyla. Por último, haremos u conmoción interior y una proíundización en el misterio cris-
ción de otros representantes de la corriente personaliza. tiano del dolor. En 1950 muere a causa del agotamiento y de
una crisis cardíaca.
La afirmación central del personalismo es la existencia
2. Emmanuel Mounier de personas libres y creativas, que introduce un «principio de
impredicibilidad» en la realidad, que impide la construcción
Entíntame!Moitnier nace en (.'.renoble en 1905, en el seno de un sistema cerrado pretendidamente omniabarcador. El
na familia cristiana (le tradiciones campesinas. Estudia fi- personalismo huye tanto del materialismo (el h o m b r e es su

295
Hist. '" i!'¿]aJ',''"[l'"1 rtiiilriii/KHiítk- . . íi\ ¡n-r lt'1 I n iii-lli' i

cuerpo) como de la angclización de la persona humana. El es la dimensión social y oblativa de la persona: solo dándose a
hombre es enteramente nteipj > eníemim-iite etjiírttu: la existencia los demás el h o m b r e se e n c u e n t r a a sí mismo. Estas tres di-
corporal y la existencia espiritual pertenecen a la misma expe- mensiones fundamentales del desarrollo de la personalidad
riencia. El h o m b r e tiene una existencia corporeizada, d a d o implican una serie de actitudes existen cíales. Entre ellas cebe
q u e forma parte de la naturaleza. Pero el hombre es también señalar la meditación, para descubrir la vocación personal; el
una naturaleza libre capa?, de realizar plenamente su propia compromiso con los problemas del mundo, haciendo frente a la
vocación moral y espiritual y de humanizar o personalizar el pesadez de nuestra condición corporal; y el desprendbnieníu «V
mundo. j i p a r a dejar espacio.a la c o m u n i ó n . La perfección del des-
En el Manifiesto til \mmiu del pi-miniilnino Mounier pro- prendimiento de sí es el amor.
pone la siguiente descripción ele persona: "Una persona es un El personalismo de Mounier está orientado hacia lo co-
ser espirituaJ constituido como mi por su forma de subsisten- munitario, p o r q u e la persona misma no se realiza sino en la
cía y de independencia en su ser; mantiene esta subsistencia comunidad. Nuestro lilósulo disnusi'uc entre suciedad v rnniitni-
por su adhesión a una jerarquía de valoren, libremente adop- áad. La primera es una agrupación de personas, pero en la
tados, asimilados y vividos por medio de un empeño responsa- que no se ha llegado todavía a una auténtica personalización
ble y de una constante conversión; unifica asi toda su actividad de las relaciones sociales. Es el reino del «se dice., o «se hace».
en la libertad y desarrolla, además, por medio de actos creati- En la comunidad, en cambio, las relaciones intcrpcrsonales vo-
vos, la singularidad de su vocación»*. tó forman un «nosotros» unido por los lazos del amor. Si en el
La primera p a n e de la descripción se refiere a las carac- orden individual la vocación es la que otorga la unidad de
terísticas ontológicas de la persona: la subsistencia e indepen- vida, en el orden social es el amor lo que da unidad a la comu-
dencia en su ser. En la segunda parte, venios a la persona en
movimiento: la persona es un proyecto ético, Mounier deno- Aunque la comunidad personalista está todavía lejos de
mina personalidad a este aspecto dinámico de la persona. Se- alcanzarse, es necesario idear proyectos político-sociales que
gún el filósofo de Grenoble, existen lies dimensiones funda- tiendan a su realización. Por eso, Mounier dedicará muchas
mentales en el desarrollo espiritual del hombre, en el hacerse páginas de sus obras a cuestiones políticas, económicas y socia-
de la persona. Estas dimensiones son la vtietieitm, la encamaáón les. El Estado debe ser para el hombre y no el hombre para el
y la comunión. La vocación es lo que da un sentido unificador a Estado. Mounier rechaza el totalitarismo político, p e r o tam-
la vida del hombre: con la vocación se descubre el lugar y la poco defiende el liberalismo capitalista y burgués, en cuanto
misión en el m u n d o de cada persona; la encarnación es una fundado en una visión materialista, individualista y egoísta del
dimensión omnipresente en la vida humana, por l a q u e se nos hombre. La sociedad liberal capitalista es para Mounier «el de-
impide una toral autolvansparencia y nos sentimos arrojados sorden establecido».
continuamente fuera de nosotros para preocuparnos por los El personalismo pide que todas las estructuras sociales
problemas del mundo y de nuestros semejantes; la c< sean replanteadas. El hombre, según Mounier, debe descen-
tralizarse; hay que crear las circunstancias sociales adecuadas
para que la, persona pueda darse a los demás y estar disponi-
ble, en comunicación y en comunión con sus semejantes. La
/.'..vi -m ,h- Ir,fil,,.-„l¡,i.-.

persona existe solo en una relación social, romo miembro del nes reales, muy lejanas a las abstracciones del idealismo. En
«nosotros^. Solamente en una comunidad de persoñas el hom- 1929, fruto de una evolución espiritual, y ayudado por el ejem-
bre puede realizar su vocación moral. De ahí que Mounier de- plo de otros conversos como Charles lhi Bos, se conviene al
fina su doctrina como un «personalismo comunitario». Hay catolicismo. Diez años antes se había casado con |ac<|ueline
que llegar a un «socialismo personalizado-.. F.l personalismo Boegner. de lamilla protestante. También ella abrazará la fe ca-
de Mounier invila a la acción polílica. superando los totalitaris- tólica en 1Í143. Jacqueline morirá en IÍI47, después de una vida
mos y el liberalismo. de fidelidad y de amor a su esposo. Marcel nunca olvidara a
su mujer, y siempre aplicó a su recuerdo una de sus fiases filo-
sóficas más contundentes: «Amar a un ser es decirle tú n o
morirás».
3. Gabriel Marcel
Su vida se entrecruza con su obra, hasta el p u n t o de po-
Si con Bcrgson se nos presentaba un problema de clasi- der afirmar que su obra es una reflexión sobre la existencia
ficación histórica. alejo análogo sucede con C.nlmel Marcel, con- humana a partir de su experiencia personal y de sus relaciones
siderado por muchos romo un cxislencialista cristiano. Difíeil- con los demás y con su entorno histórico. Manifestación del
m e n l e la filosofía d e Marcel se deja encasillar bajo u n a carácter existcncial de su pensamiento es que ademas de obras
denominación precisa, pero si es susceptible de ser insertada filosóficas escritas por lo general en formas no sisicmáticas.
tanto en la tradición francesa no cartesiana, que iría de Pascal como son los diarios, conferencias v artículos, Marcel com-
a Blondel, pasando por Maine de Biran y Bergson 3 , como en el puso muchas piezas de teatro, en donde presentalla personajes
personalismo. con actitudes existenriales que se entrelazaban con su refle-
Marcel nació en París en 1889. Hijo único, su madre xión filosófica, pero dándoles vida, encarnándolas en situacio-
murió cuando Gabriel tenía apenas cuatro años. El ambiente nes concretas, futre las obras filosóficas más importantes hav
de rigidismo moral de su familia dejó huella en su formación. que citar t\ Journal mkaphysique (1914-1923); l'oúiwv el Abro-
y tuvo un interés precoz por el análisis ele las situaciones exis- ches concretes da Myxtire Onlnlogique (1933), Étreet avoir (1935),
tenciales que observaba a su alrededor. En sus estudios filosófi- Durefus a rinvocaliiin (194(1). Entre sus obras de teatro más sig-
cos pasa por un primer periodo de influencias idealistas, que nificativas se encuentran Un homme de Metí (192:)) y Le Monde
pronto abandonará para abocarse a un pensamiento original, «Mié (1933),
nada sistemático, siempre en busca de penetrar en el misterio Para Marcel la existencia es e n t e n d i d a como enearna-
de la existencia. Las experiencias fuertes de la Primera Guerra ctón, es decir como el sentimiento corporal de estar insertados
Mundial, durante la cual Marcel trabajaba en una oficina que en el mundo; y al mismo tiempo como p/niiiipnríihi, osea aper-
ayudaba a descubrir la suene de personas desaparecidas, lleva- tura a los otros, manifestado en el sentimiento de «estar y ser
ron a nuestro filósofo a preguntarse por el otro, por el más juntos» con las demás personas y con el Tú absoluto 1 . La consi-
allá, por el sufrimiento y por la muerte, es decir por ¡ deración marceliana de la existencia humana se aleja tanto del
objetivismo como del subjetivismo. 1.a persona no puede ser

•J: /ií,ju,f¡,. ,!,;:, i Cír. Ci. XLMICH.,/,.,,,-,„;,•' mllnphpiíim. París IÍ127, p. 322.
í.(!>.'".-r, ;-h,filuvljm:

explicada por las ciencias objetivas verificables, pero tampoco ia. En el camino habrá obstáculo*, siempre estará pre-
se reduce a meros sentimientos subjetivos. sente la tentación del p r i m a d o del tener, p e r o al mismo
Maree! admite un conocimiculo inelalísico, es decir un tiempo el peregrinar terreno se puede estructurar en torno a
conocimiento de la interioridad y de las verdades radicales de la esperanza. En la esperan/a se nos abre lo trascendente: se
la existencia. Aquí se pune la célebre distinción marceliana en- afirma la existencia ele un ser mas allá de torio lo que aparece,
tre problema y misterio: «Un prohlcma es algo con que nos en- que colma las ansias de sentido del hombre. Entendida de esta
contramos y nos cierra el paso. Pero está delante, ante mí. El manera, como afirmación del misterio del ser, la metafísica
misterio, en cambio, es algo en que me encuentro implicado y exorciza toda desesperación. Pero a la trascendencia no se
cuya esencia consiste en no ponerse enteramente ante mí. Es llega a través del discurso lógico, sino por intuición. La actitud
como si en esa zona perdiese su propio significado la distin- auténtica del filósofo no es la especulación sobre lo divino,
ción de en mí y Muñir de mí»\ El pensamiento objetivo se plan- sino la adoración, (.lomo señala H. Mondin, «el filósofo debe
tea problemas, e inienla solucionados, separando el objeto del hablar con Dios, no de Dios» 6 .
sujeto. El misterio, por el contrario, nos envuelve, nos implica, Marcel dedico sus ultimas obras a u n análisis de los pro-
o metatísico, el conocimiento del ser, blemas de la cultura contemporánea, y se ocupó de temáticas
o es algo objet >, distante, sino que tal conocer está envuelto que van desde el primado de u n a técnica tlespersonali/ante
n el ser: el odelst hasta la persecución ideológica en los países comunistas de
rio. La metafísica no debe «resolver- el probler Europa Oriental. Tanto en estas obras como en las de carácter-
ontológico, pues en su vano intento de aclararlo lo estaría de- más metafísico, Marcel resiste a toda sistematización. Pero el
g r a d a n d o a la categoría de p r o b l e m a . La actitud metafísica conjunto de los análisis de las siiuaciones concretas de la exis-
ante el misterio lia de ser de disponibilidad y apertura. tencia humana llevan a una visión de la vida abierta a la tras-
La distinción entre problema y misterio lleva también a cendencia interpersonal, a la esperanza en la inmortalidad y a
otra distinción clásica del p e n s a m i e n t o marceliano: la q u e la apertura ante el misterio de Dios.
existe e n t r e ser y tener. El p r i m a d o del tener sobre el ser se
manifiesta en muchos aspectos di' la decadencia de la cultura
contemporánea, pues el hombre se objetiviza y pierde sensibi- 4. Karol Wojtyla
lidad para abrirse ante el misterio que envuelve
El tener nulifica el ser. Solo transformándose er La obra filosófica de Knrul Wnjlyl/i evidencia distintos in-
en medio, el tener puede entrar en una dialécüca constructiva flujos. Por un lado, el fondo de su doctrina se identifica con el
con el ser. El primado del ser, al contrario, es el que se encarna tomismo, pero también están presentes la fenomenología de
en actitudes vitales que son testimonios del misterio: la fideli- Husserl -sobre todo a través de sus discípulos Scheler e lngar-
dad creadora, el amor, la esperanza. d e n - y el personalismo francés. Por otro lado, las circunstan-
Para Marcel el hombre es siempre un caminante, un ma- cias de su juventud, marcadas p o r las tragedias de la historia
tar. La vida es u n a peregrinación en busca del sentido de la polaca de la primera mitad del siglo xx, sus responsabilidades

• Ídem, Ém a nvoir, París 1935, p. 169. <> B. MONDLSI, Simia deBa Metafísica, ESD, Bologna 1998, III, p. 645.
pastorales y sus intereses humanos hicieron que otras impor- ts del personalismo: «El mundo en t
ü/„:••>.,,,„.
tantes fuentes de su rellexión filosófica fueran la experiencia y compone de gran n ú m e r o de objetos. "Objeto'
las relaciones interpersonales. nimo de "ser". El significado, con todo, n
Del trato asiduo con sus conicmporárieos, Wojtyla llega mismo, porque, propiamente hablando, "objeto" designa lo
a la conclusión de que el tomismo, válido en sus contenidos que queda en relación con un sujeto. Pero el sujeto es igual-
perennes, aparecía demasiado «objelivistai para la sensibili- mente un ser, ser que existe y que actúa de una manera o de
dad de su tiempo. El método de descripción fenomenológica otra. Puede, por tanto, decirse que el mundo en que vivimos se
de las esencias y el tomar como p u m o de partida la experien- compone de u n gran número de sujetos. Incluso estaría mejor
cia existencia! podrían dar a los contenidos de la ética tomista hablar antes de sujetos que de objetos. (...) Todo sujeto es al
una subjetividad de las que carecían en su formulación del si- mismo tiempo ser objetivo, es objetivamente algo o alguien. El
glo xili. Precisamente a este replan lea miento de la etica dedica hombre es objetivamente "alguien" y en ello reside lo que le
sus primeros escrilos. v dirige en ese semillo las investigaciones distingue de los otros seres del mundo visible, los cuales, obje-
del Departamento de Ética de su Universidad. Para Wojtyla, la tivamente, no son nunca nada más (pie "algo". Esta distinción
ética debe tener como p u n i ó de partida la experiencia, de simple, elemental, lévela todo el abismo que separa el mundo
modo tal que se evite presentarla como una serie de normas de las personas del de las cosas. El mundo objetivo en el que vi-
deducidas abstractamente. 1.a experiencia moral es común a vimos está compuesto de personas y cosas. Consideramos
todos los hombres, y la ética es la reflexión sobre este sector de como cosa un ser que carece no solo de razón, sino también
la experiencia humana común. Así. introduce análisis sobre la de vida; una cosa es un objeto inanimado. Se nos haría difícil
conciencia y la auloconcicncia. puerta abierta hacia la subjeti- llamar cosa a un animal o a una planta. No obstante, no nos
vidad de la persona única e irrepetible. No se trata, evidente- atreveríamos a hablar de persona animal. Se dice, en cambio,
mente, de una caída en el subjetivismo moral, sino la afirma- "individuo anima!", entendiendo con ello simplemente "indi-
ción de que las verdades éneas objetivas se dan subjetivamente viduo de una especie animal determinada". Y esta definición
en la experiencia moral ínterin!' y personal. nos basta. Pero no basta definir al hombre como individuo de
Si estas reflexiones están contenidas en arríenlos disper- la especie homo (ni siquiera homo \tipirn.<¡). El término "per-
sos, hay un tema que trató in extenso y que publicó en el libro sona" se ha escogido para subrayar que el hombre no se deja
Anuir y Hespimstiíiilidail: la moral sexual. Fruto de su amplia ex- cerrar en la noción "individuo de la especie", que hay en él
periencia pastoral y de dirección de almas, Wojtyla trata de dar algo más, una plenitud y una perfección de ser particulares,
respuestas a los jóvenes que le preguntaban no tanto sobre que no se p u e d e n expresar más q u e e m p l e a n d o la palabra
cuestiones dogmáticas sino acerca de cómo vivir bien. En sus "persona"»'.
páginas desarrolla un análisis lenomeiiológico de la corporei- La obra cumbre de su pcji^iiiiienin iili cúfico es Pcnonn
dad h u m a n a y del amor. Si las conclusiones son tomistas, su y acción, publicada por primera ve/ en 191)9. De la ética Wojtyla
presentación trataba de superar el objetivismo, abriendo am- pasa ahora a la antropología. Paso coherente con su idea de
plios espacio a la subjetividad. Antológica es la siguiente pá-
gina, con la que se abre A»mr t iinl>tin\itbHi<lud, que no duda-
mos e n reproducir, pues se inserta pler

:>U2
Ilisfnriii tic lu jiíus-j/ri i--:,l- n:¡,i.-r'h:r>, El_ ¡i ersonalitma

ética como reflexión de una de las experiencias humanas. Se siva», que corresponde a la otra estructura dinámica funda-
trataba de formular de nuevo la antropología clásica de modo mental: «algo sucede en el hombre». Aquí el hombre se expe-
que tuviera en cuenta las aportaciones modernas desde una rimenta como paciente. Si desde un punto de vista fenomeno-
perspectiva personalista, La tradición clásica partía rfe la n lógico las dos experiencias se distancian, desde un punto de
rión de: persona i, para después estudiar 1, vista metafísico se unen en la persona en cuanto suppQsüum.
ciones de dicha i. Explica Wojtyla que «el objetivo de Las raíces de la operalividad y del acaecer humanos se hunden
nuestro estudio es n ven ir esa relación. No se traía de una di- en el sujeto meiafísico o sttppmilttin. que lejos de presentarse
sertación sobre la cción en la que se presupone a la persona, como sustancia estática es la base fundamental del dinamismo
Hemos seguido u a linea distinta de experiencia v eMendi- de la persona.
ón revela a la persona, y miramos Wojtyla prosigue con el estudio de la estructura personal
a la persona ; ción (...) La acción nos ofrece el de la autodeterminación, a través de la cual llega a la trascen-
mejor acceso para penetrar en la esencia intrínseca de la per- dencia de la persona en la verdad y en el bien. En toda acción
sona y nos permite conseguir el mavor grado posible de cono- libre, el homhre no solo desea algo, sino que esta decidiendo
cimiento de la persona. Kvpcninemamos al hombre en cuanto sobre sí mismo, ¡mes no puede realizar una simple elección sin
es persona, y estamos convencidos de ello porque realiza ac- una referencia hacia una derla visión de la propia existencia.
La persona, por lo tanto, además de ser sujeto es objeto pri-
A través de sus capítulos. Wojivla despliega su capacidad mario del querer. C u a n d o la persona se autodetermína, se
de análisis fenomenológico para hacer emerger a la persona a trasciende a si misma. No se trata únicamente de una trascen-
partir de sus acciones. En la primera parte analiza la persona dencia «hori/omal» hacia algo (valor o fin), sino de una au-
en acción desde el punto de visia de la conciencia. No se trata téntica trascendencia "vertical" de la propia persona en el
de analizar la conciencia en abstracto, sino la conciencia de la acto. La trascendencia se concreta en el dinamismo de la vo-
acción. En dicha conciencia, la acción se revela en el interior luntad hacia la verdad. El autodominio que el h o m b r e liene
de la persona en (oda MI especificidad: como esle acto causado de sí mismo se realiza plenamente en la dependencia del hom-
eficientemente por mi yo. Al mismo tiempo, el momento refle- bre respecto a la verdad. El orden objetivo-normativo de la
xivo se abre a la dimensión moral: es en la conciencia donde ética n o es para Wojtyla algo extrínseco, que prescinde de la
se percibe el valor moral conectado a dicha acción persona!. experiencia humana. Es más bien el horizonte en el que se de-
Después analiza el dinamismo humano, d o n d e entran sarrolla todo el dinamismo de la persona. El obrar libre «res-
e n j u e g o las nociones clásicas de naiunile/a y mppoxitum. El ponde» a las instancias de la verdad. Por eso, nuestro autor
hombre se experimenta a sí mismo como sujeto activo cuando puede afirmar que la libertad como autodeterminación es u n
es consciente de ser causa de una acción propia (a lo que res- don recibido, y a su vez una tarea que realizar.
p o n d e la estructura dinámica fundamental «el h o m b r e ac- Las últimas partes del libro están dedicadas a la integra-
túa»). Tal experiencia cambia cuando en el sujeto n o se da ción de la persona cu la acción -con análisis (en ornen el 0:4 ROS
esta actividad, sino lo que Wojtyla llama una «dinamicidad pa- de lo somático y lo psíquico- y a la intersubjenvidad por parti-
cipación, donde aborda las dimensiones comunicativas y socia-
H
Idtm, Persona v iirnii». ¡SAI .. Madrid les de la persona. Los esludios postreros de Wojtyla versan pre-
^ ' « » * ' í _ _ El personalúm*.

sobre esta dimensión social y c< interpretación buberiana de la espiritualidad jasídica subraya
a humana. Su elección a la cátedra de Pedro dejó truncos una visión unitaria del mundo, en donde Dios, las personas y
is estudios, pero permitió poner al servicio de la humani- las creaturas todas están ín te rre lacio nadas y forman un todo,
I su solicitud por l.i persona humana entendida en todas sin caer por esto en el panteísmo. Buber será el principal in-
dimensiones CMistcncialcs''. troductor en Occidente de las tradiciones orientales del ju-
daismo jasidíco. Sostuvo un sionismo cultural - n o político—, y
siempre se opuso a la creación de un Estado judío separado de
5. Otros ai •s personalistas los árabes. Cuando se estableció en Palestina, una vez que su
permanencia en Alemania se hizo imposible por la persecu-
de este manual no permiten exten- ción nazi, luchó por el entendimiento y el diálogo entre las
dernos en la presentación de todos los autores personalistas. distintas culturas riel Oriente Meriii >. Su producción filosófica
Haremos una breve descripción de las doctrinas de dos auto- y cultural es amplia. La obra más característica de su filosofía
res que consideranms mas siniiüirativiis: Martin Bnber y Em- dialógica es Yoy Tú {kh undDu, 1923).
manucl l.évinas. Según Buber, considerar a la persona como una reali-
dad aislada es una falsedad: la persona se realiza a través de
tres relaciones: con el mundo, con los hombres y con Dios. El
(i.1 L'i ¡ilmiifiii diiiliiiyui i/f Maitin Buber hombre se afirma frente al mundo -considerado como objeto
o como " e l l o - - como un sujeto que conoce y quiere. Así se
Martin Buber (1878-1965), filósofo j u d í o nacido en constituye el mundo de la experiencia. Las categorías propias
Viena, es el principal representante de la filosofía dialógica. Su del mundo de la experiencia son objeto, utilización, cuidado
vida está marcada por la temprana separación de sus padres; de, capricho, voluntad arbitraria, posesión. Con las demás per-
Martin pasará su infancia en I.cópolis, en casa de sus abuelos sonas, en cambio, el hombre se constituye en un yo frente a un
paternos. Sus esperanzas de ver volver a su m a d r e nunca se tú. Solo mediante la relación de diálogo v comunicación con
cumplieron, y según su pmprin testimonio, este «desencuen- un tú la persona es un vo. Las categorías del mundo de la rela-
tro- inspiró en sentido contrario su filosofía del diálogo. En ción interpersonal son, entre otras, presencia, encuentro,
sus estudios universitarios, realizados en Viena, Zurich, Leip- amor, libertad, ser.
zig y Berlín, recibió distintos influjos, entre los que destacan La relación ínterpersonal auténtica no objetiva al otro,
sus lecturas de Kierkegaarri. ketierbadi y Nietzsche. Después no lo transforma en un «ello». Con palabras de Buber, "quien
de un periodo de alejamiento de la fe judía. Buber descubre la dice Tú no tiene algo por objeto. Porque donde hay algo, hay
religiosidad jasídica. movimiento espiritual que se desarrolló otro algo; cada Ello limita con otro Ello, el Ello lo es porque li-
entre los judíos de Europa oriental a partir del siglo xvilt. La mita con otro. Pero donde se dice Tú no se habla de alguna
cosa. El Tú no pone confines. Quien dice Tú n o tiene algo,
sino nada. Pero se sitúa en la relación»' 11 . Buber explicitará

i" M. Bl.'BER. Ye y Til Camrrós. Madrid 1 <>.V2.


II,.! • :,!•• !„ :,I,,„M„ ,; Upen
•"'/•"""'
más adelante en qué sentido el yo está en la relación: «1.a pala- ligro de (.-osificar el tú. que el ni se convierta en un ello. A esta
bra básica Yo-Tú solo puede ser dicha con la totalidad del ser. posibilidad líubcr la denomina ..sublime melancolía de nues-
Pero la reunión y la fusión en orden al ser e n t e r o nunca tra suerte». Pero en la relación con el Tú Eterno, es decir con
puedo realizarlas desde mi. aunque nunca pueden darse sin Dios, esta posibilidad negativa se excluye. Si el yo se hace en la
mí. Yo llego a ser Yo en el Tú; al llegar a ser Yo, digo Tú. Toda relación, la que se establece con Dios es una llamada del T ú
vida verdadera es encuentro» 1 1 . Para nuestro autor, la relación Eterno que exige una respuesta plena de amor.
es una gracia: el Tú me sale al encuentro por gracia, no se le
encuentra buscándolo, es algo que se recibe gratuitamente, y
que se presenta como u n deber: el hombre n o puede confor- b) Emmanuel Lévinas
a experimentar el m u n d o que le rodea, s;
debe «entrar» en la relación, descubr al 01 responder di- La filosofía de Emiiuann-I I.ivmtis (l'.IOfi-lWlfi) presenta
tiendo: Tú. Así, el hombre «habita en ¡ ir». Buher utiliza algunas analogías con la de Buber. De origen j u d í o , Lévinas
esta expresión no como una metáfora i sentido realista: nació en Ratinas (Lituania), pero se estableció en Francia en
e adhiere al Yo como si tuvie; al Tú solo como 1923, En la Sorbona entra en contacto con las filosofías de
"rmilcnido". como ohjclo, sino que eslá en, Y o y T ú . (...).A Husserl y de 1 leidi-ggev. Su participación romo soldado fran-
quien hahila en el amor, ;i quien conletnpl: cés en la Segunda Guerra Mundial fue traumática: su familia
los seres humanos se le aparecen fuera de si es víctima del Holocausto, y él mismo lite hecho prisionero de
en el engranaje: buenos y malos, .sabios y m >, bellos y feos, guerra. El colaboracionismo de Hcidcgger con el nazismo le
uno tras otro, se le aparecen realmente y co in Tú, es decir dejó una herida profunda, y quizá esta experiencia le llevó a
con existencia individualizada, a u t ó n o m , a y erguida una posición crítica respecto a la filosofía occidental. Esta es
(...). El amor es la responsabilidad de un Yo poru: interpretada como una ontología, en donde se anulan las dife-
Cuando el h o m b r e entra en relación con un ser - c o n rencias entre el yo y el otro. El otro es visto desde la óptica de
otra persona, p e r o también con la naturaleza- descubre un la idenüdad del yo, con una tendencia a una lógica de la pose-
-soplo» del Tú eterno: «Las lineas de las relaciones, prolonga- sión. De ahí (pie defina a la metafísica oeridenlal como una
das, se encuentran en el Tú eterno. Cada Tú singular es una egología. Lévinas, en cambio, p o n e en el centro de su aten-
mirada hacia el T ú eterno» 1 3 . A Dios lo encontramos en este ción la ética, entendida como la responsabilidad frente a la mi-
m u n d o : en las relaciones autenticas vislumbramos que Dios rada del otro, a la que el yo no puede escapar, y que es el se-
habita este mundo, aunque no se identilica con él. Este «habi- creto de la unidad del yo: nadie p u e d e reemplazarme en el
tar de Dios en el mundo» hace que la creación sea sacramento, ejercicio de tal responsabilidad.
presencia de Dios, El Tú eterno, es también para Buber Dios- • Que dignifica el otro para Lévinas? Respondiendo nega-
Amigo, Amor. En la relación humana yo-rú siempre está el pe- tivamente, el otro n o es un individuo de una especie, ni una
substancia, ni se define por sus propiedades, ni por su carácter
o posición social. El otro no es un objeto de conocimiento ni
de representación: es inaprehensible, Lévinas considera que
tampoco se puede hacer una descripción o fenomenología del
/,.,-,-.ró de la &m& EE3ÍS

otro, pues tales términos implican conocimiento conceptual,


ajeno a la relación con el olro.
Respondiendo positivamente, el olro es «rosiro-, no en
el sentido de un rosiro que se puede fotografiar o imprimir en
la memoria, sino discurso, expresión. Rostro significa al
mismo tiempo polaina, pregunta, súplica, mandamienlo, ense-
ñan/a. De aquí que el rostro del olro obligue, pues exige res-
puesta, ayuda, solicitud, compasión. En e:
en la responsabilidad ante la mirada del ol

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La publicación en 11)1)0-1901 de los dos volúmenes que
c o m p o n e n las Invrstigaúones Lógicas de Edmund Mussei'l
marcó el inicio de una pequeña revolución en los ambientes
de la ülosolía académica, que rápidamente se consolidó como
una nueva corriente de pensamiento: la Fenomenología. Este
nuevo modo di: kutrc fiUiMifíii superará rápidamente las fronte-
ras del mundo universiiario alemán y europeo, difundiéndose
por América y Asia, Grandes lilósolós como Max Scheler y
Martin Heidegger se apropiaran del niélenlo de Husseil para
desarrollar sus propias investigaciones en l a m p o s como la
ética y la mitología. Si bien al principio la He no me no logia está
es trecha menú: unida al nombre y a las vicisitudes de su funda-
dor, Edmund Husserl, a pardr de los años veinte se separa en
diversas orientaciones filosóficas que, sin cmhargo, conservan
tin cierto aire de familia.
Entre las corrientes que nacen de la I en o me no logia lms-
serliana destaca el Existencialismo por el impacto que ejerció
en la conformación del ambiente cultural y e u r o p e o en los
años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mun-
dial. Inspirada en el pensamiento de Heideggcr, la gran capa-
cidad de divulgación de Jean Paul Sanrc popularizará una vi-
sión desencantada c individualista de la vida, que superará el
ámbito cultural francés, influyendo grandemente en la socie-
dad occidental. Sin embargo, el Existen cialismo no se reduce
al pensamiento desgarrado de Sartre y Albert Camus, pues las

315
Historia dr h filosofía contemporánea

obras de Karl jaspers y Gabriel Marcel ofrecen un panorama


más consolador de la existencia humana.
En esta quinta parte del manual dedicaremos sendos ca-
pítulos a la Fenomenología y al Existen Tialismo, poniendo es-
pecial atención a dos de los mayores filósofos del siglo W: Hus
serl y Heidegger.

Capítulo 1

\A FENOMENOLOGÍA

I. El fenomenológico

En los albores del siglo \ \ , la publicación de las Investiga-


dones lógicas de Edmtltid Husserl dará inicio a una nueva co-
rriente filosófica que será conocida como Keiiomcnología. Esta
obra levantó gran ínteres en el mundo académico alemán, pues
fueron muchos los que vieron en el pensamiento husserliano
una vía de salida del psicologismo imperante, alternativa al
idealismo trasccudenial ncokaiiiiano. Atraídos por su modo ri-
guroso de hacer filosofía, Wilhelm Dilthey y Paul Natorp apre-
ciaron positivamente las Invnliginuiirí /¿¡¡Vms, estableciendo un
fecundo intercambio de ideas con su autor. J u n t o con el neo-
kantismo, el historie ¡sino v el esplritualismo, la Fenomenología
pasó inmediatamente a formar parle del frente común contra
el totalitarismo cultural que ejercía la filosofía positivista.
La bocanada de aire fresco que esia obra introdujo en el
ambiente filosófico, atujo a ü o t m g a - e n cuya universidad en-
señaba Husserl desde 1901- a muchos jóvenes estudiosos. De
esta manera nació el «círculo fcnonicnoló^ico de Gotinga». La
finalidad d e sus miembros era fundamental' los diversos ámbi-

317
-•„,!,• i„r,h,„fi„,-, vieron en ello sin embargo una traición al espíritu que desde
los del conocimiento sobre la verdad objetiva y absoluta, po-
niéndolos al reparo del relativismo en boga. También por esos el principio había animado al movimiento.
mismos años se formó en Munich -entre los discípulos del psi- En calidad de asistente del maestro, solo Edith Stein
cólogo T h e o d o r Lipps- un círculo ele estudiosos del pensa- acompañará a Husserl a Friburgo. Sin embargo, pronto se ro-
miento de Husscrl, algunos ríe los cuales se m u d a r o n más deó de un nuevo grupo de filósofos y discípulos, entre los cua-
larde a (íolinga. les se cuentan Martin Heidegger. I.udwig l.andgrebe y Eugen
Siguiendo el método que el maestro había desarrollado, Fink. Además, su influjo llegará a ser profundo en otros pensa-
los discípulos de Husscrl de la época de Gotinga aplicaban sus dores como Emmailuel i.évmas. Maurice Mcrlcau-Pontyyjean
investigaciones de fúndame litación l'cnomenológica de la Paul Sartre. Poco a poco, especialmente a través de sus discí-
ciencia a los diversos campos del saber: por ejemplo, en el de- pulos, la Fenomenología dejó de ser un pensamiento unitario
recho (AdolfRcinach), la ética (Dietrich von Hildebrand), la para convertirse más bien en un método flexible de afrontar
psicología (F.dilh Stein), las ciencias exactas (Alexander los problemas filosóficos. En ef'ecio, bajo esta denominación se
Koyré), la estética (Román bigardeo). I lusscrl presentaba la colocan, además tle las rcllcsioiics de los miembros del círculo
Fenomenología como un pensamiento (pie desconfía de lodo de Goünga, filosofías de intereses y orientaciones tan diversas
apriorismo idealista. El lahntiliv de este g r u p o tle entusiastas como la fenomenología di' los valores de Max Scheler, el pen-
fenomenólogos: volvamos a las cosos en si mismas (Zurück zu den samiento ontológico y ético de Nicolai Harunann, la filosofía
Sachen selbslf), resumía la voluntad expresa de dejar de escrutar existencial de Heidegger, Sai lie, Marcel, etc. Además, la activi-
al sujeto, para dirigir la mirada a los objetos. Desde una pers- dad d e esta corriente de pensamiento n o se limitó al ámbito
pectiva opuesta al positivismo, los fenomcnólogos intentan meramente filosófico, pues su influjo se lia hecho sentir en
a filosofía en la que los -dalos inmediatos e ¡unc- campos tan disiintos como la psiquiatría v la literatura.
es» son el fnndamenio de las leonas, y n o al revés.
Sin embargo, la Fenomenología no duró mucho como
o unitario. En los escritos y en los cursos de Husserl 2. Edmund Husserl
de la primera década del siglo \ x va se comienzan a entrever
elementos y temas de sus reflexiones que poco a poco cristali- a) Vida y obras
zarán en la llamada fenomenología trascendental, tal y como
será expuesta en el primer volumen de Meas para una fenomeno- De familia hebrea, Edmund Husscrl nace en ProBniu
logia pura y ¡ina frfasúfttt ftiiomi'iitilágira (1913). Este hecho, que (Moravia, ahora en la República Checa) el 8 de abril de 1859.
coincidió con la llamada a la cátedra de Frihurgo, comportó la Estudia matemáticas en Berlín. Allí se doctoró en 1882 con
ruptura de Husserl ron los miembros del círculo de (lotinga, una tesis sobre el cálculo de variaciones, dirigido por el céle-
la mayoría de los cuales no siguió los pasos del maestro, conti- o Wcierslrali. l'oi esos años maduró su decisión
n u a n d o una fenomenología de corte realista. Aunque Husscrl e al cristianismo, recibiendo el bautismo en la
consideró siempre que la trascendcnialb.ación de su pensa- iglesia evangélica. En Viena asistió a las clases del filósofo
miento era el desarrollo ualural del camino que inició con las Franz Brentano. En 1891 da a la imprenta su primera obra, la
Investigacianes Lógicas, los lenomciiólogos de la primera hora Filosofía de la ariimélicn. Consiguió la licencia de habilitación

318 319
Hist , ,/, í„ « ^ ¡ ¿ í l i tempon 1.a fenomenología

para ia enseñanza universitaria en 1887 t u Halle, en cuya uni- Más larde, al iniciarse la Segunda Cuerva Mundial el padre van
versidad impartió cursos de lilusoba hasta que fue nombrado Breda escondió a la viuda de Husserl en \m convento en Bél-
profesor extraordinario en la Universidad de Gotinga en 1901. gica, salvándola de la deportación. En la colección Hitssrrli/iti/i,
En los años 1900-1 vieron la luz los dos volúmenes que consti- que actualmente consta de más de treinta volúmenes, poco a
tuyen las Investigar! o ne.\ l.íigirus (Lugisrlie Untersuchungeri). De poco se lia Ido orden ando v publicando cMa gigantesca mole de
1910 es el ensayo La filasufía rumo riman rigurosa (Philosophie ais manuscritos. Filtre las obras que allí han visto la luz se encuen-
slrenge Wissensclia.fi). En 1913 funda el Anuario defilosofíay de in- tra la obra más importante de su veje/, i/i rr/sis de las finirías eu-
vestigación fenomemdapra [¡nkrburh. fiir l'hdnomenologie und ropeas y tu ¡i nnmnmliígiii tea\>ciulrii<i:t i Ihr Kriiis der rwojidiuhri-
pkanomenologisr.hr Farsrhttng) cuyo primer volumen es la se- Wiwinrliaftru and. die trmsrmdi nialr l'kdonmriO'lai;;.). publii ada
gunda gran obra de Husserl, Lis Ideas pura una fenomenología en 1950, pero cuya redacción se remonta a los años 1935-1936.
pura y una filosofía f'aomrunlógie/i (Ideen zit eirier reinen Phánome- La búsqueda incansable y sincera de la verdad son un ca-
nologíe und phanomruoiogisrhc l'hilosopkie). Además de artículos rácter que distingue v unifica l.i vida v la obra de este filósofo.
y ensayos de los discípulos di: 1 litsserl, en este armario también Husserl se propuso refundar radicalmente la filosofía, convir-
se publicarán escritos di: oíros filósofos aliñes al movimiento tiéndola en un saber rigurosamente racional, en el cual pudie-
fenomenológico, como es el caso d e las obras maestras de ran encontrar su fundamento no solo las ciencias particulares,
Scheler El fmmalismo en ¡a éíira y la ética material de los valores sino todas las facetas de la vida y de la actividad del hombre.
(Der Formalismos in derEihikund die Maleriale Werlethik, 1913, Sin embargo, este programa lo fue actuando y formulando
1916) y de Heidegger Sery Tiempo (Sein und Zeit, 1927). Husserl de diversas maneras, según evolucionaba su pensa-
En 1916 pasó a enseñar a Fi ¡burgo de Brisgovia, como su- miento, pues jamás temió poner continuamente a prueba los
cesor de Heinrich Rickcrt en la cátedra de Filosofía, que a su vez resultados ya obtenidos, a fin de comprobar su solidez. Por
había aceptado la cátedra de la Universidad de Heidelberg. En- eso, a diferencia de otros filósofos, su pensamiento se encon-
señó en esa universidad basta la jubilación, en 1928. Sin em- traba siempre in vía
bargo, no pudo continuar por mucho tiempo la actividad acadé-
mica como profesor emérito, porque las leyes raciales
promulgadas por el régimen na/i se lo impidieron. La obra Ló- lll La prilémiri i el iis/inli/g/su
gica formal y lograr ¡rusrendenlnl [Fia Male und traszendentale Logrk)
es de 1929, y en 1931 se publican, traducidas al francés por Em- ca que Frege hizo de la primera obra
manuel Lévinas y Uihricllc Pfeiíicr, unas ((inferencias que dictó de Edmund Husserl -Filosofía de la antnu'tira-cn la que lo acu-
en laSorbona (París) con d tiiulu Meditativas rartesíennes (Carte- saba de psíeologismo, llevó a 1 lusscrl a profundizar en la teo-
sianische Medilatwnru). Minió en Fi ¡burgo el Lí 7 de abril de 1938. ría del conocimiento y ;i replantear su postura al respecto. Si-
Al morir, Husserl dejo una gnm cantidad de inéditos (alrededor g u i e n d o las líneas marcadas por Frege también Husserl se
de 45.000 folios autógrafos). En ese mismo año, el filosofo y rebela contra la arbitraria reducción que implica el psicolo-
fraile franciscano belga Hennanii van Rrcd.i puso a salvo en Bél- gismo. Sin embargo, la respuesta que ofrece el neokaniisnio
gica el archivo personal de Husserl. llevándolo a ia Universidad no le satisface, porque, aunque rechaza el reduce tonismo ma-
de Lovaina, en d o n d e ahora constituye el «Archivo Husserl». terialista del positivismo, niega la posibilidad de c

320
iJitlpña dehffoiofo contemperen*

mundo objetivo dolado de leves propias, independientes de la Las verdades lógicas son comunes a
psique del sujeto que las conoce. Husserl ir Por esta razón, la lógica pura es para Husserl -la teoría de las
vciligticiones Ingirru devolver a la objetividad la ai teorías, la ciencia de las ciencias». Este hecho n o es u n obs-
esta pie vi amen ir ¿>-n/aba, liberándola de los condicionamien- táculo para que cada ciencia particular posea principios pro-
tos de la subjetividad. pios sobre los cuales organice sus argumentaciones o demos-
En efeelo, Husserl se impuso la tarea de mostrar la impo- traciones. Sin embargo, para que los resultados obtenidos por
sibilidad de reducir Lis Uves de la lógica, rigurosamente necesa- una ciencia particular sean válidos, las argumentaciones tie-
rias, a leyes psíquicas, porque las leves que rigen la vida psíquica nen que ser llevadas a cabo según los principios lógicos: un ra-
son siempre leyes inductivas, es decir, lian sido extraídas de da- zonamiento es válido solo cuando las premisas son verdaderas
tos empíricos, y son, por tanto, contingentes. En cambio, las le- y la deducció
ves lógicas son verdades evidentes en sí mismas, o lo que es lo
misino, principios que mi necesitan de ninguna demostración,
va sea racional o empírica. Además de los primeros principios c¡ íM riitniíitirinliiitül ilc ln
de la lógica, también gozan de esta evidencia apoditlica las leyes
fundamentales de la malemátira pura. Así, por ejemplo, la vali- En esta búsqueda de u n p u n t o firme sobre el cual ci-
d e / del principio de no contradicción .se funda en la evidencia mentar la objetividad del conocimiento, Husserl hace suyo el
de su verdad apodic liea - q u e no admile i oníradicción alguna-, concepto de intencionalidad de la conciencia. Esta idea fue
y no sobre el sentimiento subjetivo de certeza que acompaña su desarrollada por su maestro Franz Bren taño inspirado en la in-
formulación, como afirma en cambio el psicologismo. El hecho tertiio de la escolástica medieval, y la llamó «objetividad inma-
de que los primeros principios de la lógica sean utilizados como nente» de los fenómenos psíquicos.
reglas del pensar, no nos consiente reducir su valor a e.se papel Todo arto psíquico se caracteriza por el flecho de ten-
instrumental. Por otra pane, la afirmación que la verdad es úni- der hacía í/fc» {in-tundm). La conciencia es siempre conciencia
camente relativa al sujeto que roncee, no tiene ningún sentido, de algo, pues en todo momento de la conciencia aparece algo,
porque el concepto mismo de verdad exige para sí el carácter se nos presenta u n objeto. No existen actos puros de la
de absoluto. Por eso, Husserl no duda en alirmar que « l o qu ees
verdadero es absolutamenic verdadero, es verdadero "en sí"; la acto de la voluntad se ama o se odia algo, en todo senümiento
verdad es una e idéntica sean hombres o monstruos, ángeles o se siente algo. Los objetos también forman parle de la eviden-
dioses los que la aprehenden por el juicio. l a verdad en el sen- cia originaria de la experiencia de la conciencia. Lact
tido de una unidad ideal líenle a la multitud de razas, indivi- es un finjo o devenir real de vivencias (¡irteMisse) o su
duos y vivencias es la verdad de la que hablan las leyes lógicas y quicos {/¡ríígWMw): una sucesión continua de v
de la que hablamos todos nosotros, cuando no hemos sirio ex- que el sujeto experimenta extensiones, color
traviados por el relativismo»1. sonidos, cosas. Toda vivencia (KrMmis) es siempre intencio
p o r q u e en ella el sujeto n o solo se experimenta a
i sino también experimenta contenidos ct
dependientes del sujeto.
II,u a do la filosofía cmtc,

Para Husserl lo que cuenta es la vivencia entera: la mani-


d) 1.11 ittllúriii» i-itlrliril
festación al sujeto de algo en la conciencia. Desde u n a pers-
pectiva que supera el horizonte kantiano, el aparecer (fenó- En oposición al presupuesto empirísla que limita los en-
m e n o ) engloba la vivencia e n t e r a , y no solamente el polo tes lógicos -los significados- a las cosas individuales conocidas.
objetivo, porque ••como p e r t e n e c i e n t e s a la conexión d e la Husserl reloma la noción ríe universal. Esisteii objetos universa-
conciencia, vivimos los fenómenos; t o m o p e r t e n e c i e n t e s al les, que él llama ipdd ( WIíS) o bien esencia (VVevcii, o con el tér-
m u n d o fenoménico se nos ofrecen apárenles las cosas. Los fe- mino griego £l8ocJ. Se puede conocer estas esencias por medio
nómenos misinos no aparecen; son vividos"-. De esta manera, de un modo especial de ver. que llama intuición eidélira i\\>-
Husserl marca una distinción neta entre los fenómenos de la seiisclmu), que se tunda sobre la experiencia de las cosas indivi-
conciencia por una parte, y los objetos que aparecen en ella duales. Sin embargo, el término «intuición»1', con el cual Hus-
como sus correlatos intencionales, por otra. Mas tarde llamará serl denomina la captación de las esencias, no quiere expresar
noesis a la vivencia o acto psíquico en m a n t o fenómeno o ma- u n modo de conocer instantáneo, como si se tratase de una sú-
nifestación consciente, y iwemn a lo que está en esa manifesta- bita iluminación. Por el contrario, la intuición eidética es un
ción, es decir, aquello a lo que la conciencia dirige su aten- fruto de una labor de análisis feíiomenológico figuroso. La de-
ción. Ambos polos de la experiencia serán objeto de detenido n del universal empiíieo a partir de la constatación
estudio por parte de Husserl. is típicas comunes a una serie de objetos, es
f)el mismo m o d o que no d u d o de la evidencia del «yo solo el primer momento de esle proceso, porque al estar sujetos
pienso», n o p u e d o p o n e r e n d u d a el hecho d e que el pensa- a la verificación empírica, dichos universales no son verdaderos
miento posee un contenido. Si pienso, pienso necesariamente en si; pueden ser demostrados lalsos gracias a una experiencia
algo. El cogito, e n el q u e Descartes cree e n c o n t r a r el funda- ulterior. Así, por ejemplo, la vista de un cisne negro falsifica in-
mento seguro del saber, resulta por lo tanto un punto de par- mediatamente la afirmación «el cisne es blanco». Por tanto,
tida equivocado, porque reduce arbitrariamente el ámbito de para alcanzar las esencias universales, verdaderas en sí, es nece-
la evidencia al polo subjetivo. Por esta razón, Hu.sserl propone sario identificar sus ñolas esenciales e invariables, sin las cuales
como primera evidencia apndíriira la formulación «cogito ca- no podríanlos concebirlas como tales. Con esta finalidad. Hus-
guala- en vez del "cogito, erga sum», porque respeta la amplitud serl aplica la vimaiiim imiiginnthin, que consiste en «dejar correr
originaria de la experiencia humana, al reconocer la origína- libremente la imaginación y ver qué elementos podemos quitar
riedad del polo objetivo. Así. la entera esfera de las vivencias a la cosa antes de que ésta "se desintegre" o "explote" como tal
intencionales - q u e goza de la evidencia y certeza que Descar- tipo de cosa. (...) Si podemos descartar algunasc¡
tes asignaba al rogilu- representa para Husserl el terreno esta- ir todavía el objeto, entonces sabemos que e
ble al cual hay que remontarse para poder fundamentar sóli- o pertenecen a su ET5U¡;»'!. De esta manera, i
damente el ci
íología

'' ídem, lavts/igarítiiia L


3. 478 (VInvestigación. 1 §2).
I? filosofa cunte,,,,,,,, Lufrm

11 imaginativa nos permití- una visión mas profunda de i. Considera los objetos que se manifies-
lo esencial que la simple abstracción empírica. tan en los actos de la conciencia en a n i m o correlatos ¡menció-
Para Husserl, la intuición eidélica es una fuente primige- nales del sujeto. De hecho, a Husserl no le inieresan las cosas
nia de conocimientos verdaderos, necesarios y universales. La -en sí». Hay que tener en cuenta que para Husserl, heredero
verdad de las esencias no depende del hecho de ser pensadas del pensamiento Ijlosolico m o d e r n o , «las cosas mismas» no
por un sujeto existente, porque son «en sí», es decir, no son -en son los entes «en si» tk: la filosofía clásica, sino más bien un ob-
otro». Todas las verdades pertenecen a! mundo de las esencias, jeto, es decir, el ente tal y como esie aparece en la conciencia
aunque todavía no las conozcamos o no exista un sujeto que ac- (Sí n í a
tualmente las piense. También las categorías lógicas como la Kn efecto, en la fenomenología de la
conjunción y la disyunción, e l e , son irreducibles a hechos ob- ahora hemos presentado, no hay ningún it o de funda-
servables. Proposiciones como «el rojo es un color», o -la altura e mundo esencial. La consideración de este
no es un color-, son verdaderas independien te mente de los da- :amente en cuanto que es algo que
los de ohservación, porque los términos que la componen -co- nos ha sido dado, deja insatisfecho al espíritu filosófico, que se
lor», «altura» y -rojo» son esencias universales. Por lauto, es po- pregunta insistentemente sobre su origen v fundamento. Aquí
sible construir juicios validos u púori -es decir, proposiciones es cu donde el pensamiento husserl i,mo se encuentra en una
universales y necesarias- cuando los términos que las compo- encrucijada: buscar una fuudaineiitación onlológica que tras-
nen sean esencias universales, y no solo hechos contingentes. cienda la experiencia de la conciencia, o bien optar por una
Las investigaciones husserlianas tienen como objeto ha- fundamentad ó n de tipo trascendental. Dicho con otras pala-
cer hablar a los solos lenómenos, es decir, a lo que nos viene bras, Husserl tiene que escoger entre apoyar el m u n d o que
dado en modo evidente, sin tener en cuenta ningún prejuicio aparece en nuestra conciencia en el -ser trascendente» de las
teórico. Husserl llama fenomenología a este modo (Je filosofar, cosas, o por el contrario anclarlo únicamente en el «ser inma-
entendida como irímán di- esencia* (romo ciencia "eidética"); nente» de la conciencia. Al final se decidirá por una solución
una ciencia que quiere llegar exclusivamente a -conocimien- de tipo trascendental, pero distinta del irascondcnlalismo kan-
tos esenciales" y no fijar, en absoluto, "hechos"»1'. A Husserl le tiano, que dará origen a la llamada «fenomenología trascen-
hasta abrir los ojos y mirar el cosmos de las esencias para
Haciendo un examen radical de la experiencia hu-
mana, Husserl dedicó los años que siguieron a la publicación
de las ¡nvesñgnrinnis líi¡riiu\ a la búsqueda de una solución para
/•) La rcilurciíiii l'enmiit'iitiU'iiz'irii este problema: el p u n t o firme sobre el cual podremos cons-
truir una conocimiento apodíclico, indudable. En el primer
El modelo de conocimiento que Husserl nos ofrece n volumen de Ideen. Husserl enuncia el .principio de todos los
e de los existentes individuales, sino de las vi principios»: «que toda intuición en la que se da algo origina-
riamente es un fundamento de d e r e c h o del conocimiento;
que lodo lo que se nos brinda originariamente (por decirlo
así, en su realidad corpórea) en la "intuición», hay que tomarlo

327
„;„(hhjihso1¡l,s. Liijw
•"/'""•"
simplemente corno se da, pero también solo dentro de ios limites en en el análisis de la estructura de la conciencia, e individuar, y
que. se da»''. I.a aplicación de este principio para construir una acceder a la subjetividad trascendental cuino polo para el que
filosofía con fuiíriaiiieiilos científico* sólidos implica un cam- se constituye toda objetualidad.
bio de perspectiva: poner entre parcnlcsis {eniklamniern) la ac- Sin embargo, la puesta entre paréntesis (Eiiiiilam-
titud natural, ingenua, de ver el mundo. De este modo tema- meritng) no significa necesariamente en Husserl escepticismo
liza en modo claro la reducción fetutmrxolágiro-tmscendentai, o duda metódica cartesiana, sino la suspensión de la al
también llamada tlK>%\\ (epojé). la no consideración del contexto de la existencia. Esta u
La értü^ll consiste en omitir i:l «poner el ser», en desco- mite redescubrir el mundo interior de la vida de I;
nectar (auarhalteit) -la realidad electiva no inmanente" de los con la riqueza de lorias sus operaciones y actos intencionales.
objetos que nos aparecen en los fenómenos, va que su existen- El mundo l'enomenológicamenle "reducido» se convierte en
cia no posee una evidencia indudable a prinri. El ser del un «mundo para mí» que abarca tollo el complejo de la reali-
mundo es un ser intencional, mientras el finir inmanente de dad humana, tanto la vida inteleeinal romo la vida emotiva,
oncienefa- posee un carácter de ser absoluto. ética, cultural, etc. En pocas palabras, el mundo "reducido» es
o absolutamente liado, y por ende indudable, es el f'e- el mundo en loda su amplitud, pero «purificado- de la problc-
> puro dado en la conciencia 7 . La reducción Icnomc- maticidad de la existencia conüngente.
nológica muestra que lodo lo que es dado {Gegebenlirií) es Con todo, este cambio de perspectiva entraña el peligro
siempre el correlato de un acto intencional, y que en último de quedar atrapado en el solipsismo idealista. En efecto, su
término, el mundo entero no es sino el correlato de la teoría acerca de la constitución del mundo objetivo no es fácil
conciencia, Husscrl encuentra que el ser de la conciencia es lo de interpreta] 1 , ya que 1 lusscrl se refiere ton frecuencia tanto a
único que posee el carácter de ser apodiclicamente evidente, la constitución del mundo pwla conciencia'1, como a la consti-
ya que en la auioroncienria coinciden sujeto y objeto y, por tución del mundo para la conciencia1". I lusscrl busca la salida
tanto, el acio de tener conciencia implica el ser de lo que se es a través de la experiencia intersubjeliva de un mundo objetivo:
consciente. Por otra parte el ser de la conciencia es el único un mundo que se constituye en la conciencia no como un
ser verdaderamente intuido en sí mismo y no en uno de sus mero «mundo para mí- sino como un «mundo para noso-
aspectos (los hechos de conciencia los percibimos en sí mis- tros». Es aquí donde se descubre la importancia clave que
mos)11. De esta manera, la ÉJIO^TJ nos permite concentrarnos tiene dentro de la fenomenología liussevliana la experiencia
del otro y de su mundo vivcticial. Con todo, esto no quiere de-
5ffltím,p. 58[I§24). cir que necesariamente el pensamiento husserliano salga de la
7
-A ludofciK'iTiH'iuipsif|iür!i ruri-i'spotiili-, pues, por b ría de la rc- postura trascendental. En este caso, se trata de un mundo
dneeiciri lc-íuimi'iuil(i(;iia un fenómeno puro, que exhibe su esencia inma- constituido por la subjetividad de muchos a través de la expe-
nente (singularmente lomadiO finnii (tilo absoluto. Toda posición lie uri;i

mentada en él y, al tiempo, TíO dadu en el secunde, sentido, está desconec-


II
tada, o sea. suspendida. |F. UISMKI , l./i iil/n de la immnenntngin. Cinrokrán- Véanse, por ejemplo, las dos pimío tai • calones de Ideas íy I
BíI, Futido (le Cultura Eeu.ió.mea, Madrid 19S3, p, 55] ia Cariaimos.
III
'• (".Ir. Uieul. ti!in\ F//,J1IT'....-; II til' leiiiiiiiyinilne"! ¡nuil I .mu //.'iwj/i', /ei.'.in. Véanse, a esle respeuo. las dos oliinias secciones de Ídem 1.1
méfrm,c¡t,pp.!t4-97(l§4;>).

328
reducida la vida concreta a lo m e r a m e n t e fácüco y cuantifi-
rienda iniersubjedva. El m u n d o se constituye p o r tanto en la
cable.
intersubjelividad trascendental^. En los últimos años de su vida,
Husserl afirma que la ciencia no puede resolver el pro-
la obra husserliana tomará un sfsgo diferente, con matices ele
blema más importante para el hombre: la pregunta acerca del
tipo existencia!, matizando su concepción acerca del modo de
sentido - o ausencia de sentido- de la vida humana en su con-
m u n d o en la ct
junto, porque la ciencia carece de respuestas para estas inquie-
tudes exislenciales que a t o r m e n t a n a todo h o m b r e , justa-
mente porque se trata de un saber impersonal, que abstrae de
j) El mundo de la vida y la erais de las ci
cualquier sujeto. La arbitraria reducción de la racionalidad a
lo científico, que lia sido llevada a cabo por el positivismo, deja
La obra más representativa de los últimos años de la vida
fuera del ámbito de lo racional todas las cuestiones que hacen
de Edmund Husserl es La crisis de las ciencias europeas y la feno-
referencia a los problemas últimos. De esta manera, el hombre
menología trascendental, obra en la que lleva a cabo un análisis
de nuestro tiempo se siente impotente en manos del desuno,
de la situación del saber científico desde la perspectiva de la
desprovisto de un p u m o de referencia cierto para su libertad,
fenomenologí a trasce n den tal.
que le permita plasmarse a sí mismo y modelar el m u n d o que
En el origen de la ciencia moderna, que nace con Cali-
lo rodea, en armonía con la naturaleza y la sociedad humana.
leo Galilei, se encuentra el aniiguo ideal pliego de un saber ra-
Aunque se trate de interrogantes cuya respuesta atañe a cada
cional que abarque la totalidad del ser. Sin embargo, Husserl
persona, sin embargo Husserl ve la necesidad d e que su solu-
considera que desgraciadamente este nuevo proyecto se desa-
ción sea racionalmente fundada.
rrolló en manera unilateral y reductiva, al darse un peso des-
Por lo tanto, la crisis de las ciencias que Husserl percibe
proporcionado a las matemáticas en el desarrollo de las cien-
no es, obviamente, una crisis de cientilicidad, sino su indebida
cias. En efecto, para el fundador de la ciencia experimental,
absoluti/.aciém, q u e coloca las categorías científicas por en-
era necesario abstraer la dimensión fisicomatemática de la
cima de lo concreto o pre-categorial, es decir, por encima del
realidad, como único ámbito dotado de certeza racional, para
m u n d o de la vida {IAr»sv>elt). Husserl llama mundo de la vida
construir sobre él el edificio del saber. Esto tuvo como conse-
al m o d o originario y natural como el hombre se percibe a sí
cuencia que, junto con el avance airullador de las ciencias ex-
mismo y e x p e r i m e n t a el m u n d o , a c o m p a ñ a d o de u n a com-
perimentales, se crease como efecto no deseado una visión dis-
prensión prc-cieiiiiüca de esta experiencia. Las ciencias se le-
torsionada de la realidad e n su conjunto, q u e reduce lo
vantan sobre esla comprensión primera del inundo, que asu-
verdadero a lo que enseñan las ciencias positivo-experimen-
men en modo inconsciente. Así, por ejemplo, sin la capacidad
tales. Husserl llama naturalismo y ttbjrlivismo a esta postura gno-
humana de percibir el espacio y de moverse en él, sería impo-
seok'igica q u e deja muchos lemas que interesan profunda-
sible la apreciación v posterior medición de las magnitudes so-
mente al hombre l u n a de IIII.I posible foii.iidera.cion racional.
bre las que se construye l,i «enluciría. Del mismo modo, al mo-
Desde este punto de lista, solo üene sentido lo que puede ser
mento de analizar los documentos y testimonios del pasado, el
verificado por el m é t o d o científico-experimental, q u e d a n d o
historiador p r e s u p o n e u n a c o m u n i d a d de significados que
hace posible su comprensión: porque detrás de ellos bulle en-

:.!:.! I
r^osÍB
¿" {<•»•
(ero el mundo humano de los sentimientos, de la voluntad y pues la reducción fénomenológira aplicada como un primer
de la razón. Para Husserl, la (tisis de las tiendas se encuentra momento - n o el único ni el último- del análisis de la expe-
propiamente en el olvido de esto fundamento de sentido, por- riencia conduce necesariamente al realismo, p o r q u e la
que al perder el ideal de objetividad eirtullirá su conexión na- conciencia n o puede constituirse como tal sin el concurso de
tural ron el mundo de la vida, se produce una fractura entre el algo real. Sin embargo, el realismo que propugna es distinto
inundo objetivo y el horizonte de la experiencia común y de la del realismo clásico, ya que para Husserl el objeto tiene sen-
subjetividad. Con esta separación, las ciencias pierden todo tido únicamente a la luz de la conciencia que lo descubre. Al
significarlo para la vida (¡jelfenslH'deutsamkeií). poner entre paréntesis »la realidad electiva no inmanente» dé-
La epoché lenotncnológica. al poner entre paréntesis la los objetos de conciencia, 1 lusserl ha reducirlo la riqueza del
mera Tactilidad del mundo, abre de nuevo la posibilidad de re- ser de la realidad a uno de sus aspectos: el ser en cuanto verda-
cuperar la motivación original de la sabiduría clásica, que per- d e r o (ens ul verum). Asi, el análisis intencional husserliano
mite alcanzar un conocimiento del ser en su totalidad que se convierte la metafísica en ontología, pues la reducción feno-
encuentre verdaderamente libre de prejuicios v reduccionis- menológica -aplicada en modo estríetn-cierra el paso a cual-
iiins. La filosofía reconoce el valor de la ciencia y la técnica, quier tipo de consideración del ser trascendente de los objetos
pero es su deber ([enunciar la adoración idolátrica de la cien- que se manifiestan en la conciencia. Pero, a pesar de su actitud
cia y de la técnica. La filosofía, al analizar el mundo de la vida, an ti metafísica, la grandeza filosófica de Husserl es innegable:
descubre constantemente la actividad del sujeto detrás de lo es suyo el mérito de haber introducido de nuevo el lema de la
fáctico y objetive), evitando así que estas se conviertan en algo intencionalidad de la conciencia en el ámbito filosófico ale-
rígido y absoluto. La actitud fcnomcnológira, al anular el ser mán, propiciando de esta manera el interés por el objeto en sí,
láctico del mundo, se libera de la cerrazón objelivista, descu- que paradójicamente favorecerá la vuelta a la metafísica por
briendo a la humanidad nuevos horizontes de sentirlo. Por parle de algunos de sus discípulos.
esta razón, el filósofo se convierte, en palabras de Husserl, en
un «funcionario de la humanidad», cuya misión consiste en
guiar a la humanidad fuera de esta crisis, 3. Max Schclcr
1.a crítica del redurrionismo cientilicisia que Husserl ha
llevado a cabo es acertada. Sin embargo, al encontrarse an- a) Vida y obras
clarla en la subjetividad trascendental, la propuesta husser-
liana de fúndame litación riel mundo de la vida adolece de las Mtix Srlielrr nació en la ciudad de Munich el T> de agosto
limitaciones del punto de vista trascendental. de 1874. Su madre era hebrea y su padre se había convertido
al judaismo para poder casarse con ella. Aunque la práctica re-
ligiosa en el hogar paterno era poco inlensa, sus inquietudes
lo llevaron a convenirse al caiolii ismo durante los estudios de
No resulta fácil emitir mi juicio d e conjunto acerca d e la bachillerato. Comenzó los estudios universitarios en su ciudad
fenomenología husserliana. Kl método ténomenológico se ha natal, pero pronto se trasladó a la Universidad de Berlín, asis-
revelado como un instrumento muy útil para hacer filosofía. tiendo a los cursos que allí impai lian VVilhelm Dilthey y Georg

333
visjkMUUmJjíu

Simmel. En 1897, después de una breve estancia en Heidel- und Formen derSympathie), de 1925 El saber y la cultura {Die For-
berg, recibió el líliiln ile doctor en filosofía en | r n a con una te- men des Wissensuntt die Hildung) y de 1926 Sociología del saber
sis dirigida por el filósofo citarista Ruriolf Eucken acerca de la {Die Formen des Wüsens und die Gesellscbafí). En 1921 se separó
relación entre los principios lógicos y éticos. Dos años más de su legítima mujer, para tasarse civilmente con u n a estu-
larde, en 1899, un escrito acerca ríe los métodos trascendental diante, y abandonó de nuevo la práctica de la fe. Este distan-
y psicológico le valió la habilitación para la enseñan/a universi- ciamiento de la Iglesia por causa de sus problemas matrimo-
taria. Por esas fechas se unió civilmente a una mujer divor- niales significará también u n gradual alejamiento del
ciada. Desde 190(1 hasta 1906 enseñó en j e n a como Privatdo- pensamiento católico y cristiano en general. En 1928 aceptó la
zent. En 1901 conoció a Husserl en Halle. Este e n c u e n t r o cátedra de filosofía de la Universidad de Frankfurt: publica allí
señalará el inicio de una fructífera relación intelectual, que La visión filosófica del mundn [l'Iiiluwpliische Wvltanschauung). El
será determinante para la orientación lie su pensamiento. En 19 de mayo de 1928 Max Scheler m u e r e de infarto a los 54
190b volvió a Munich, en donde se puso en c o n t a d o t o n el años de edad en Frankfurt. El a ñ o anterior a su muerte dio
círculo l'ciiomcnolótík'o que se había formado en la universi- una importante conferencia en la ciudad de Darmstadt -publi-
dad de esa ciudad. Sin embargo, una relación extraconyugal, cada postuma en 1928 con el título El puesta del hombre en el cos-
que tuvo romo consecuencia la separación de su mujer, cause') mos {üie Strllimg des Menschen im Kosmos)-, en la cual expone
además una campaña periodística en su contra que truncó su una concepción de tipo panleísta e bistom isla, que contrasta
carrera universitaria: las autoridades académicas lo privaron de con la postura cristiana que habia mantenido anteriormente.
la venia legeadi (autorización para dar clases).
Entre 1910-19M pasará largas temporadas en (íotinga.
Es el periodo de contacto mas profundo con el fundador de la b) Una ¡enomenolo^ia realista
fenomenología. En 1913 publica en el Anuario de filosofía y de
hivestignciiin ¡rniniiniiiliigira de I Iusserl un ensayo que será con- Max Scheler fue un genio volcánico difícil de encasillar.
siderado por la crítica filosófica como la obra maestra de Sche- Era un pensador inquieto, interesado por todo lo que preo-
ler: El formalismo en la ¿tita y la ¿'tira material de los valares (i)er cupa al hombre, desde las cosas que dan sentido último a su
Formalismus in dei Ethik und die malenale Weilelhik). En 1912 se vida como Dios, la inmortalidad, la persona humana, el sen-
había vuelto a casar. Los años de (¿minga también serán testi- tido del sufrimiento..., hasta lo más ordinario y cotidiano,
gos del retorno de Max Scheler a la práctica religiosa. En 191 (i como la simpatía, el amor y el odio, las relaciones interperso-
vuelve públicamente a la Iglesia Católica, y su mujer se con- nales, etc. Aunque Max Scheler se formó en corrientes ajenas
vierte al catolicismo. a la Fenomenología, su extraordinaria capacidad de aprehen-
Al terminar la Primera (¿nena Mundial Scheler aceptó der lo esencial y la aversión por las construcciones abstractas le
el nombramiento de director del instituto de ciencias sociales permitieron sintonizar inmediatamente con el nuevo método
de la Universidad de Colonia. En esa universidad enseñará so- q u e Husserl p r o p o n í a . Le atrajo sobre todo el espíritu que
ciología y filosofía. Son años de gran pi oducción intelectual: anima a la actitud íenonieu o lógica: la renuncia a aplicar es-
entre otros escritos, de 1921 es De lo eierno en el hombre { VomEwi- quemas preconcebidos -teorías »a priori»- a la experiencia
gen im Menschm), de 1923 Esen da y formas de la .simpatía (Wesen humana, mirando el mundo ton ei deseo de ver las cosas tal y

:S'.ir,
Lafinomfj^jxn

como son, sin pasarlas a travcí de un filtro. Sin embargo, la di- un realismo burdo. Sin embargo, el verdadero saber (. H W M )
versidad de carácter e intereses respecto al fundador de la humano es capa7 di' distinguir v separar estos dos polos. «Esta
Fenomenología le llevará ¡i desarrollar las virtualidades del facultad de separar la esencia y la existencia constituye la nota
mélodo fenómeno lógico en una dirección distinta. fundamental del espíritu humano, en la que se basan todas las
Como es el CLISO de la fenomenología liusseí liana, el d e m á s » " . La verdad se da cuando la esencia como intuición
punto de partida de los análisis de Scheler es la experiencia i n m a n e n t e coincide con el ser del objeto existente, es decir,
consciente, purificada de ludo elemento sensorial por medio cuando se irata de la misma realidad in re que in mente1'.
de la reducción lenoinenológiea. Scheler llama hechos puros o La mirada natural, que revela un e s p o n t á n e o interés
fenomenológictis a lo dado en la conciencia, una vez que ha sido práctico por las cosas, lleva a la acción v a la transformación de!
«reducido» fenómeno lógicamente. F.slos hechos puros son, sin m u n d o . Ella es el fundamento del imponente complejo de la
embargo, algo esencialmente dislmín de los fenómenos puros técnica y de las ciencias positivas que lia construido el homhre,
d e los que habla E d m u n d Husserl. La diferencia radica en el que Scheler llama saber tlr. dominio. En cambio, la intuición
m o d o como Scheler entiende la intuición o mirada que nos fenomcnológica requiere «una nueva actitud contemplativa de
abre a la experiencia de los objetos. F.n el caso de Husserl, la entrega pura y desinteresada a todo aquello que se ofrece a la
intuición fenomcnológica es sobre todo una mirada intelec- mirada del hombre» 1 "', opuesta a la actitud natural de dominio.
tual que descubre esencias ideales, que en un s e g u n d o mo- La reducción lenoinenológiea que Scheler aplica tendrá como
m e n t o la razón investida y ¡inilundi/.a. Para Scheler, en cam- finalidad liberar al hombre del egocentrismo, que le lleva a ha-
bio, la relación consciente con la realidad no es un simple cer girar la realidad alrededor del angosto mundo de su subje-
mirar frío del intelecto, poique en ella se da al mismo tiempo tividad. Scheler postula la sustitución de los impulsos y de las
la experiencia emotiva de la resistencia que el m u n d o opone a apetencias subjetivas que intervienen e s p o n t á n e a m e n t e en
los impulsos de la voluntad 1 -. Asi, la realidad extra-mental de nuestra relación con las cosas del mundo, por un amor desiníere-
los objetos es también un dalo originario de la experiencia sado por la esencia y el valor de las cosas. Como se puede ver, se
consciente, que no puede ser reducido a mera sensibilidad, o trata (le algo esencialmente distinto de la reducción husser-
a u n a inferencia indebida. Esto permite advenir dos aspectos liana. Si se sustituye la acción p o r la contemplación, y el deseo
distintos y separables del ser, que son la esencia (Sosein) y YA exis- de dominio por el amor desinteresado, alcanzamos un tipo de
tencia (Dasein). La existencia es trascendente, mientras que la saber nuevo, independiente del interés práctico, que Scheler
esencia es inmanente a la conciencia. Si únicamente conside- llama saber de esenrias. Al desconectar los impulsos y apetencias,
ramos el ser de la esencia, corremos el peligro de construir un sustituyéndolos por el amor dcsiniciesado. se abre a la contem-
sistema idealista-solípsista centrado en el conocimiento (£,>- plación el mundo de las esencias a ¡triori, [al y como esas son, es
kenntms). Por el contrario, si del hecho que la existencia es decir, independientemente de la mirada que las escruta.
trascendente concluimos que la esencia también lo es, nega-
mos la posibilidad de toda interioridad subjetiva, elaborando "M.SClILLiU, Dir StdtllHV (ÍC1 .' msehea h<¡ Husmos, en Gesummdlr Werltr
(r,W),vo].IX,j).42.
11 Cli. Ídem. Mminlim uiid Aiial. en GW, vol. VIH, p. 204
i influjo del pensai '•"' E. Coi.OMiB. /•;/ ¡a miiimniíii .l/.wiji /Ir Kant ¡i Hridrgger, c¡
•>
'Aq„¡ |i. 414.

337
IMstoria de lajilusgfig_. _ _ La fenomenología

rl Critic/i rii! /fi!-¡.'!íi,,'fi.|.,!i) i <i:: íijninri.uni'1 kantianos mente todo lo pensado en formal, es decir, añadido. Para el filó-
sofo de Kónigsberg. las leves a primi (pie gobiernan la sensibili-
La filosoiía csiin saber de esencias, y por tanto, un saber dad dan forma a los contenidos de la experiencia, y el intelecto
a priori. Sin e m b a r g o , siguiendo las huellas de Diltlicy, el aplica sus categorías v conceptos a priori a los fenómenos: la cosa
apriorismo que Scheler postula se aleja bastante del aprioris- en sí -el n o ú m e n o - que excita nuestra sensibilidad es algo en sí
mo kantiano. En su obra maestra ¡11 formalismo en la ética y la opaco e ininteligible. Scheler no puede estar de acuerdo con el
(tira material de ¡n\ valores, Max Scheler desarrolla dctallada- empirismo kantiano, portille como hemos visto en el apartado
meoiesti modo de comprender lo a primi, realizando al mismo anterior, el entendimiento no crea lo a priori, sino que al abrirse
tiempo una aguda critica del formalismo kantiano. a las cosas por medio de la intuición fcnoi¡ictiológica descubre
Para Scheler, soo a priori todas -las unidades significali- lo esencial v apriórico que hay en ellas. 1.a contraposición kan-
vas ideales y las proposiciones que, prescindiendo de loria tiana entre lénóineno v cosa en sí carece de sentido para Scheler.
clase <!e posición de los sujetos que las piensan y rie su real 1 .a reducción del ámbito de lo a priori a lo meramente ra-
configuración natural y prescindiendo también, de toda índole cional culmina la serie de errores que Scheler descubre en el
de posición de un nbjeio sobre el que sean aplicables, llegan a trascendentalismo kantiano. Sin embargo, esla vez se trata de
ser dadas por sí mismas mediante el r o m e n i d o de una intui- una confusión común a muchos pensadores del racionalismo
ción inmediata» 1 ''. Por su propia naturale/a, lo a primi no tiene moderno. Para Scheler, en cambio, la comprensión de la expe-
por qué ser formal. Ni tampoco se puede identificar lo a pos- riencia consciente no es una labor meramente intelectual, ya
teiiori con lo material, como ha hecho Kant. Las parejas de que el contacto con el mundo implica la actividad conjunta de
opuestos a priüri-a pusinimi, [nrmttl-nmti-rirtt denotan conceptos razón, voluntad y sentimiento. Concretamente, solo gracias al
distintos, que no se sohreponen. Lste h e c h o se p u e d e com- componente emotivo ríe la subjetividad es posible la valoración
prender si consideramos, por ejemplo, la relación que existe moral. Pero no se nata de apreciaciones con carácter mera-
entre las leyes lógicas v las leves aritméticas. Ambas son leyes a mente subjetivo, y por tamo, coniingcnic, porque al aplicar la
priori, pues su valide/ no depende de la experiencia. .Sin em- reducción ienomenológica a la intuición emocional se descu-
bargo, las leyes de la lógica son formales respecto a las leves de bren valores universales y necesarios, es decir, a priori. En efecto,
la aritmética, p o r q u e estas últimas obedecen a las primeras. Max Scheler otorga mi valor rogniíivo al ••sentir» o intuir los va-
Además de esta relación loiinal-matcrial relativa, existen tam- lores {Wertjühlen, Wrrlriiisirht). Más aun, los ohjetos de este
bién ii primi puramente materiales: se trata de los contenidos modo de experiencia son accesibles solo para el sen ti mié tilo: el
ideales que se fundan en la inunción eidética o fenomenolo- intelecto es incapaz de captarlos, del mismo modo que la vista
g í a , es decir, esencias necesarias y eternamente válidas. es -sorda» y el oído es -ciego». De esta manera. Scheler afirma
I .a asimilación del [llano a pnori-ii po\leriori can el furmnl- que junto al apriorismo de la inteligencia se da un apriorismo
mrttmalttevó a Kant a cometer otra identificación indebida, de la emotividad, porque «es nuestra vida espiritual íntegra y no
ahora entre lo material y lo sensible, convirtiendo automática- simplemente el conocimiento y pensai objetivos en el sentido
de u n conocimiento del ser, la que tiene arios puros v leyes de
actos, que son independientes en su esencia y contenido de los
hechos de la organización humana. También lo emocional del
espíritu, ti senlir. preferir, amar, odiar, y- querer, tienen u n con- captamos los valores, la emotividad d.-cubre que existen dife-
tenido primitivo y a priori, que no les ha sido prestado por el rentes órdenes de valor. Los valores no se oponen entre sí, sino
pensar y que la etica ha de mostrar independientemente de la que se ordenan unos a otros jerárquicamente, siguiendo una
lógica. Hay un nrdre du amtr, o una iogiqttf du rimtr, como atina- escala que corresponde a los distintos niveles d e la vida hu-
damente dice Rlaise Pascal, y que son nfniori»". mana 18 . En el punto más bajo se encuentran los valores relacio-
nados con la preservación y crecimiento de la vida biológica,
que Scheler llama indares di- los 'calidas (placentero, alegría, uti-
di i.a élica material de tos valores lidad, etc.). Un segundo nivel son los valores de la vida (bienes-
tar, nobleza, valor, etc.), seguidos por los vahues del espíritu (ver-
Max Scheler compartí- el convencimiento de Kant d e la dad, belleza, justicia, etc.). El nivel más alto corresponde a los
necesidad de fundamental la ética sobre criterios morales uni- valares religiosas, que se pueden resumir en el valor de lo sacro.
versales y necesarios: a priori. La critica kantiana de una mora- 1.a ética material de los valores solamente exige que el
lidad fundada en la búsqueda del placer le parece acertada, así hombre respete la jerarquía de los mismos. No está mal querer
como el rechazo de cualquier tipo de inducción directa de las realizar en la propia vida valores interiores: basta que los que-
leyes morales a partir de hechos empíricos. Sin embargo, el ramos en modo ordenado. La corrupción moral surge cuando
formalismo ético del autor de la Critica de la razón práctica le pa- se desean valores sensibles o vitales por si mismos, realizándo-
rece una solución equivocada. Como hemos visto en el apar- los en la propia vida sin considerar que el h o m b r e está lla-
tado anterior, no es necesario remontarse a imperativos cate- mado a vivir valores más elevados. Para esto es necesario que
góricos meramente formales para gozar de un fundamento a los valores inferiores no se conviertan en un obstáculo para la
primi d e la moral. Los valores morales son esencias autónomas actuación d e valores superiores. Más aún, la vida buena con-
y absolutas, y sobre ellos se puede construir una énea a primi siste en actuar de modo tal que los valores inferiores contribu-
que no se encuentre privada de contenidos concretos. Así, el yan a la realización de los valores superiores. De esta manera,
fenomenólogo d e Munich enfrenta a la ética formal kantiana Scheler intenta mediar e n t r e el vitalismo irracionalista d e
su propuesta de una ética material a primi. corte nietzscheano, que pregona la reducción de lodos los va-
Scheler distingue en modo líelo los valores que funda- lores a la afirmación vital, v el formalismo racionalista preconi-
mentan esta nueva élica fie los bienes en los que es I os se encar- zado por Kant, que no logra integrar en modo a:
nan. I-os valores «viven» en los bienes concretos y contingentes diversos niveles del ser del hombre.
de la experiencia. L'n ejemplo que puede ayudar a aclarar la di-
ferencia entre valores y bienes es la consideración de la amis-
tad, cuyo valor humano es innegable, a pesar de la fragilidad
humana: a u n q u e todos los iimigos llegasen a traicionar y la
amistad se hiciese imposible, sin embargo esta será siempre un El hombre, por el h e c h o de vivir y actuar los valores,
valor en .«'que vale la pena realizar. En modo análogo a como una vida q u e va más allá de la mera animalidad, colo-

17
ibidem, p.84. " Cfr. lindan, p. 11(1 y ss.
i I,,: ,j_,i,, b.JU.wfiu :

candóse a un nivel superior: el de la vida personal. Kl concepto la p e r s o n a h u m a n a es u n ser esencialmente social, en rela-
de persona ocupa un lugar central en el pensamiento de ción constante con el yo de los 01 ros-'. Ll Fundamento de las
Max Scheler, y representa el fundamento último d e su an- relaciones interpersonales es la simpatía. Max Scheler trata
tropología. I.a persona h u m a n a es una unidad esencial - u n profusamente de esle sentimiento en su obra Esencia y forma*
sujeto espiritual d o l a d o de un c u e r p o - q u e efectúa actos. de ¡a simpatía. Como dice la etimología de la palabra, simpatía
La persona se encuemra Inda entera en cada acto (|iie reali- es la capacidad de sentir con el otro, respetando a la vez la al-
za, manifestándose y transformándose a (ravés de sus actos y teridad de sus sentimientos. La simpatía comparte los senti-
vivencias, pero sin anotarse en su mismo actuar. La existen- o se funde en un sentimiento único. Así, al recono-
cia de la persona trasciende su arción, pues la esencia ele su ridad de la experiencia, la simpatía garantiza la
ser reside en ser la vida que anima las vivencias y experiencias. a de la persona al mismo tiempo que hace posible la
Tampoco se p u e d e identificar directamente a la persona comprensión del otro y la comunicación con él. Sin embargo,
con el «yo», pues este último es relativo: no podemos hablar para Scheler más allá de la simpatía, como su fundamento úl-
de un yo, sin hacer referencia a un tú, y al m u n d o como co- timo, se encuemra el amor. Kl ámame realiza en sí la máxima
rrelatos necesarios del yo. Para esle fenomenólogo, la perso- unión con el amado, al mismo tiempo que afirma su radical
na como lal es un concepto absoluto. Dios es persona, pero alteridad e irrepetible individualidad. Por el amor la persona
no u n «yo» relativo a u n tú y u n m u n d o i n d e p e n d í e n l e s quiere al oiro y se u n e a él j u s t a m e n t e en c u a n t o que es
de Éli!>. otro 21 .
Sin embargo, persona y m u n d o forman una relación
i 11 extricable. La persona humana al a d u a r persigue fines: cada
acto suyo posee un objeto, y el con junio de estos objetos for-
fl !,a ,-xlrri i: iyiÍ[_rWS'l
man el mundo de la persona. Para Scheler, el mundo es única-
mente el mundo vital y concreto de cada persona, A cada per-
La obra de Max Scheler De lu eterno en d hambre ha sido
sona p e r t e n e c e u n m u n d o (microcuamas). y no existe una
considerada, junto con la obra de Rudolf Otro IJI Sagrarte (fías
persona sin su propio mundo. A la vez, se da un mundo único
Heilige, 1917), uno de los clásicos de la fenomenología de la re-
e idéntico, ] ira todos los hombres {inacraoisvios). Kslo es posi-
Para nuestro filosofo, el hombre no se reduce a la natu-
ble p o r q u e I macrocosmos pertenece a la persona infinita,
Dios es el a reíalo personal inlitúlo del mundo, e n cuanto to- raleza que posee en común con los otros animales, porque en
calidad qu<e comprende iodos los mundos de las personas fi- él existe una dimensión profunda que lo hace superior a los
demás seres: el hecho de ser capaz de experimentar lo sagrado
La actitud de la persona ante el m u n d o no es mera- y lo divino. l a s vivencias que causan una conmoción en su ser,
mente pragmática, de dominio de la naturaleza. Como hemos ya sean de alegría o placer, o de angustia o dolor, apuntan a
visto, la persona es capaz de abrirse al ser de las cosas en actí- algo que se encuentra más allá rie lo finito y momentáneo, ges-
tud contemplativa para alean/ar un saber de enuncias. Además,

"-> Cfr. ¡¡«dan, p. 393 y ss.


I Hilo, ¡ii dv hl jüitíii/iii mnli-m/iiir/hirn_

tando en el hombre el anhelo de lo cierno e infinito. El hom- ivipalia, las que han dejado un influjo perdurable
bre es esencialmente homo irlii^usiii, no le es posible vivir de es- ía del siglo \ x .
paldas a lo absoluto, o como si Dios no existiera. La negación
de Dios es una sustitución de Dios por un ídolo: e! ateo cree
en la nada, y el agnóstico se engaña al creer q u e no cree--.
Nada de este mundo finito y contingente es capaz de saciar el Aunque quizá sti pensamiento no haya tenido el eco
anhelo de trascendencia, tic absoluto e infinito, que embarga q u e se merecía, Max Scheler m e r e c e ocupar un puesto de
al h o m b r e , y que se apaga solamente con la unión de amor h o n o r entre los filósofos alemanes del siglo XX, como uno
con la Persona divina. de los frutos más maduros de la Fenomenología. El solo
Scheler distingue entre la experiencia que da origen a la esfuerzo incansable por devolverle la carta tle ciudadanía fi-
metafísica, que es la admiración que produce la gratuidad del losófica a la metafísica da al halante final tle su obra una va-
ser de las cosas, y la experiencia que origina la religión, que es loración positiva. Sus brillantes análisis acerca de los valores
el anhelo de salvación, l»i metafísica es un saber, la religión un morales, de la persona humana, tle ¡a simpatía y el amor, de
camino de salvación, encarnadas respectivamente en el sabio y la experiencia religiosa, etc., son páginas imborrables de la
en e! sanio- 1 . Aunque el Dios al que llega la metafísica sea el historia de la filosofía. La mayoría d e los claroscuros y dificul-
mismo que el Dios de la religión, a la metafísica no incumbe tades que la filosofía scheleriana suscita encuentran su causa
ninguna tarea ríe fundamental ion respecto a la religión, pues en los límites tle la actitud fenninenoltigica misma. En efecto,
esta última posee una lógica propia que se desprende de la ex- el análisis ít-nonicnológico, al distinguir con claridad las dis-
periencia religiosa misma. Más bien se tendría que afirmar lo tintas facetas del ser, y atribuir a cada una de ellas un modo
contrario, pues históricamente todas las metaiisicas se han ges- peculiar de conocer, presenta el peligro de introducir una es-
tado en un marco conceptual generado por la experiencia re- pecie de dualismo en donde existe la unidad. Ven Max Sche-
ligiosa, sin ser jamás capaces de superarlo. Por esta razón, la ler este peligro n o eslá ausente. Aunque la obra madura
religión y la metafísica son dos realidades independientes en- de este autor no ignora ni niega la unidad del ser, presenta al-
gunas actitudes dualistas que laceran la experiencia: dualismo
La ontología personalista y teísta de Max Scheler sufrió de una experiencia de la realidad o uno resistencia por parte
un cambio a partir de 1923, dirigiendo sus pasos en la direc- de la voluntad, incomunicable con el conocimiento in-
ción d e un panteísmo evolucionista, que n o alcanzó a explici- telectual; dualismo al distinguir en m u d o demasiado neto la
tarse completamente a causa de su prematura muerte. En esta intuición intelectual de la inliii. ion enli «áonal, creando exce-
nueva etapa, la oposición entre metafísica y religión se hace siva separación entre la esfera tle la esencia y la esfera del valor.
mayor, a c e n t u a n d o la irracionalidad de la experiencia reli- Finalmente, dualismo en [re religión y metafísica, que alter-
giosa. Sin embargo, son sus obras de la madurez, de El forma- nará desde el primado de la experiencia religiosa sobre la me-
lismo en la ética y la ¿lir.u mtiirn/ii ríe /m vnloif. a Esmria y formas de tafísica del Scheler de De lo rleirto en e! hombre, hasta la opo-
sición neta entre las dos, con una clara devaluación de la
religión, pov parte del Scheler de El puesto del hombre en el
I* fatmwt'Wl

4. Martin Heidegger cente, reuniendo a su alrededor un buen grupo de discípulos.


entre los cuales se cuentan Hans-(,eorg Gadamer, Rail Lówitli
ai Vida t obra: y Hannali Arendt. En 1927 vio la luz en el anuario filosófico de
Husserl la obra que lo hará lamoso: Ser y tieiutm (Sfin und /Ai).
Mnrtiii Hi'ttU'ggt'r nació el 2<j de septiembre de 1889 en A pesar de no compartir su m o d o de hacer lenomenulngia.
MefJkirch, una pequeña ciudad en la Selva Negra (Badén). Su Husserl propondrá y obtendrá en 1928 que sea su sucesor en
padre era el sacristán de la iglesia católica del pueblo, y quería la cátedra de Friburgo. En 1929 aparecen publicadas su lec-
que su hijo fuese sacerdote. Después de una brevísima estancia ción inaugural ¿Oue n iiiiiuf/.ura'?. el ensayo De tu esenrirt del fiin-
en el noviciado de los jesuiías en Feldkirch (Austria), estudia dnmiiiloy el volumen Kntity el pinhlem/i de h metitjisica. El 21 de
teóloga y filosofía en la Universidad de Frihurgo de Brisgovia. abril 1933, en medio de la efervescencia social que llevará al
Allí, bajo la dilección de Heinrich Rickerl. elabora una tesis p o d e r al nacional-socialismo de Adolf lliller, Heidegger fue
doctoral acerca de la doctrina del juicio en el psicologismo, n o m b r a d o rector de la universidad, e ingresa en el partido
que defenderá en lili 3. líos años ni as tarde publica un trabajo na/i, El discurso inaugural de su rectorado, intitulado l,ti auto-
de título l.n dnetrinn. di' la\ eitti'nmia.s f di'¡ signi.fif.ndn en Duns nfitmiifiím dr tu iiinvnsidiid iitriiiiiiin. propone que esta institu-
Sentó - ! , como tesis para obtener la habilitación para la ense- ción se convierta eu la guía espiritual de la construcción de la
ñanza universitaria. Durante la Gran Guerra (f914-191H) se nueva Alemania. Obtiene ser nombrado Rector-Guía (l-'ühreí)
presenta como voluntario, pero es rechazado por motivos de d e la universidad, con poderes casi dictatoriales, causando
salud. Sin embarco, trabajará en Fribnrgo ¡jara la censura de gran malestar en el claustro académico. Sin embargo, dimitió
correos y hacia el lina! ele la guerra en una estación meteoro- el 23 de abril de 1934 - a p e n a s un año después de haber ini-
lógica. Estos años serán testigos de su matrimonio y de una ciado su rectorado-, Se había dado cuenta de que sus planes
profunda crisis espiritual, que le llevó a dejar la práctica de la de reforma eran ilusiones imposibles, porque las riendas del
le, a u n q u e sin abandonar formalmente la Iglesia Católica. Al p o d e r real estaban en manos de las organizaciones estudianti-
acabar la g u e r r a , llcidegger volverá a la universidad c o m o les nacional-socialistas.
asistente de la cátedra de filosofía, que desde 1916 ocupaba Después de esta poco afortunada aventura, Heidegger
Husserl. F,s entonces cuando descubre la fenomenología, que volvió a su actividad académica. Kn sus clases y sí
se revela un método muy útil para ordenar sus pensamientos y locar temas políticos: se refugia en la estética y
dar forma a sus investigaciones metafísicas, En 1923 fue nom- especulativas, comenta a Hólderlin y Nietzsche. En 1935 pro-
brado profesor extraordinario en Marburgo. en donde trató al nuncia en Fribiugo su famosa conferencia sobre El origen de la
neokantiano Paul Nalorp y entabló amistad con el teólogo lu- obra de arte, y el año siguiente, esta vez en Roma, Hólderlin y Ui
terano Kudolf Bullinann. Se dedica a una intensa actividad do- esenán de In poesía. De 1942 es su escrito Ln dnetrina de Platal
aeerca de la verdad, F.l año siguiente publicó !.a esencia de ia ver-
-' l.slr Uatlil¡o -l1 .i|i('\.lli.l S'ilHL Ii'ltn Ui 1,1 t'.i.iwtli'il rÓ^^.'.iJjLV'. í.ll- dad. Estos años se caracterizan sobre todo p o r el estudio de
i:es alribiNtla u l.hms SUILíI. Kn i'.t'JJ M.nlin (¡raliiiuiiii deiiiostriira que Nietzsche y la consideración de la historia filosófica y cultural
i obra habüi sido rscriu pnr Tomás ríe Krr.in. Sin embargo, <-.«,.- hecho
del Occidente. Al terminar la guerra mundial en 1945 se verá
le poca imporiancia. ¡Lulo el raiái ier |>I-I-V:IU-IIIL-EILL-IIII- meialisito de las
•stigarionc-s que Heidegger desarrolla. privado de la docencia universitaria, por causa de su colabora-

:(4(i :¡47
ción con el régimen na/i. Sin embargo, el ostracismo acadé- hombre era meramente instrumental, como camino de acceso
mico durará pocos años. Al m i n o lo invitan a dar algunas con- al ser. Así, no dudará más larde en abandonar la vía antropoló-
ferencias fuera de las aulas universitarias, peto a partir de 19M gica, al descubrir que la analítica existencial que ha desarro-
vuelve a dar clases en Frjburgo como profesor emérilo. En llado .se ha convertido en tm callejón sin salida, que no le con-
1957 la universidad ile esa ciudad le encargó el discurso oficial d u c e a la respuesta que busca. En los años treinta deja
con ocasión del quinto centenario de MI fundación. También inconcluso el proyecto inicial de su obra programática -Sur y
volvieron las invitaciones del extranjero: tendrá intervencio- tiempo- v emprende una nueva andadura, que le lleva por otras
nes importantes en Francia. Austria, Grecia, etc. A partir de vías. El ae¡rnnrlo Heidegger -el Heidegger d e la -vuelta"
1971, pasados ya los óchenla años, se retiró prácticamente de (Kehre)- buscará ahora el sentido del ser en su autoncvelación
la vida pública, y minió en Eribnrgo el !íf¡ de mayo de 19713. Al- en la historia a través del arte, tle la poesía y del lenguaje utili-
gunas de sus publicaciones del periodo posterior a 1945 son: la zado por el pensamiento lilosóiico.
Varia solm d Immmihino (1947), Senderos ¡tertulios (19.r>0), ¿Qué 1 ieidegger sostiene que la filosofía occidental ha caído
es filosofía? (1956), En camino hada el lenguaje (1959). En 1961 casi desde sus minos en la antigüedad clásica en el error de re-
publicó una monografía subte Nicl/srhe en dos volúmenes. ducir el sentido del ser solo como el ser-a-la-vista { Yorhauden-
sein, estar presente) de la objetividad. Para el filósofo de la
Selva Negra, el serii-la-vístti es el ser de las cosas cu cuanto que
bí El settltiUt tit'l wry ln o iitdit't ti existencial estas se encuentran simplemente presentes, como puestas rie-
lante de la mirada que las escruta, es decir, son objetos1'- que so-
Muchos han visto en Martin I Ieidegger a uno de los ini- licitan nuestro interés y nuestra curiosidad. A lo largo de su
ciadores del Existen tialismo. Sin duda alguna, los análisis exis- milenaria historia, la inclallsica se ha perdido en la considera-
tenciales que desarrolla en .Ver y tiempo, al poner el acento en la ción de! ser de los entes como \er-ti-la-vista, olvidando la pre-
finitudy temporalidad de la experiencia humana, fueron u n a gunta acerca del sentido del mismo ser. El objetivo q u e se ha
de las ¡tientes de inspiración de esta coi tiente de pensamiento fijado en Sel y tiempo es desarrollar una oruologia capa/ tle ir
antropológico. Sin embargo, a pesar de que esta apreciación m i s allá tle la apariencia, para alcanzar el ser mismo.
sea históricamente justa. Heidegger fue ante todo un pensa- Ahora bien, para I Ieidegger la comprensión del ser pre-
dor exquisitamente nieíalísito: el misterio del ser ejercía una supone, romo su horizonte a priori de posibilidad, la compren-
fascinación constante sobre él. En electo, en el prólogo de Ser sión del ser de quien se plantea la pregunta acerca del ser. por-
y tiempo, Heidegger señala que «el desarrollo concreto d e la que su m o d o d e ser es distinto al d e los tiernas entes q u e
pregunta que interroga por el sentido del término «ser- es la componen el mundo. Por lo tanto, como primer paso pata la
mira del siguiente tratado, l-i exégesis del tiempo como hori- delucídación del sentido del ser, será necesario revelar la cons-
zonte posible de toda comprensión del ser es su meta provisio- titución originaria del lionibrc -haciendo transparente su ser
nal'-"'. La búsqueda del sentido del ser es el móvil de sus análi- al hombre mismo-. Para marcar la radical diferencia del modo
a humana. En este sentido, su interés por el

"' M. HttDKciOER, Ser y tiempo. [iróloRo.


de ser del h o m b r e respecto a los d e m á s entes, Heidegger taremos exponer aquí con claridad algunas de las determina-
llama al ser del h o m b r e el «ser-ahi» (üasán)-7. E 1 «ser-ahí» no ciones ontológicas mas significativas del üasein.
es, sino que existe, o lo que es lo mismo, su esmeia (Wassán) es El p r i m e r existenciario es el ser-en-el-mundo {ln-der-
la existencia (dieExistenz}2*. Pero, ¿qué quiere decir todo esto? Welt-sein): es la determinación fundamental del ser-ahí. El
Al utilizar el término Dttsrin, Heidegger quiere subrayar h o m b r e no está únicamenle presente (a-la-vista), sino que es
la radical inrielcrinimu ion y apeí'tura del ser del hombre, que el ente pura el mal las cnsas están présenles. Se encuentra como
no está silicio a una esencia que lo constriña como a los demás calado o arrojado en medio de las cosas, con ui K liiud .i.
entes a ser lo que son, sino que para el hombre su ííí-es un lia- y práctica respecto a ellas; las cosas están ad
ceise: parafraseando a Nictzchc, debe llena: a ser lo que es. De i/Mluui/lrii'.ein). I,a existencia h u m a n a c
aquí se desprende otra característica fundamental del «ser- apertura al mundo: el ser-ahí se encuentra ocupado con las co-
ahí»: el hombre no es simplemente, sino que puede ser (poder sas, que son utensilios (Zetí«ri del proyecto con el cual con-
ser, Srinkónnen). Para sí mismo, el -ser-ahí» es un proyecto. creta su poder-ser, es decir, su libertad. Por esta razón, el pro-
Ante él se abren innumerables posibilidades de realizarse a sí blema de la demostración de la existencia riel m u n d o es para
mismo y para realizar, puede ganarse o puede perderse: el des- Heidegger un falso problema, pues el h e c h o de estar en el
tino se encuentra en sus inanos1"'. Aquí entran enjuego la tem- m u n d o es esencial a su ser; el m u n d o es la materia de sus pla-
poralidad, la finítud y la libertad r o m o puntos de referencia nes y proyectos, el lugar en donde ejercita su libertad. En este
necesarios de la existencia humana. sentido, la conciencia vive en la imsmtdmria, y no en la inmn-
ntnriii. El proyectar (niíieeifni) presupone preparar las cosas,
adecuarlas para el uso, cuidarlas. El ser-en-el-mundo implica
c)Los por !o lamo el cuidar iSorge hnhni) de las cosas que componen
el m u n d o . Del mismo m o d o que el ser-abí no existe sin el
a presenta propiedades mitológicas esperiíi- m u n d o , este no se encuentra solo en medio de las cosas. El ser-
cas que Heidegger llama existrnriariía (Exhte.ntiatim) y que son ahí se descubre originariamente como un ser-con-otros [Mit-
diversas de las caractcrísl teas propias de la mera presencia, Los sein), que deben ser objeto de nuestra preocupación o solici-
existen ciados son estructuras formali's de la existencia humana, tud (Fürsorge).
y en cierto modo, hiismt<le)ila!es, es decir, independientes del El ser-ahí s inpte e
m o d o como esta se actualiza en la vida de cada hombre con- creta en la que despliega su poder
creto. En estas páginas no es posible seguir el despliegue de los bles proyectos. En este hecho cntmimüvi. riel Dasein presenta,
existenciaríos con el detalle con el cual Heidegger lo lleva a sin embargo, el peligro de que el hombre -inmerso en mil afa-
rabo en el primer volumen de .Ver y tiempo. Sin embargo, inten- n e s - olvide que su proyecto principal es ser sí mismo. En estas
circunstancias, la mirada del hombre se restringe, concentrada
en el llevar a cabo sus provectos: las cosas se reducen a hechos.
-' F.n el uso nornwl de la lengua uln De esta manera, el ser-ahí se mueve en lo que Heidegger deno-
il español con el verbo nlur.
» Cfr. M. HEIDEGGER. Siry liempo, § 8. mina el plano ónJko, es decir, el plano del mero ser láctico de
*>Cfr. Mtem,§9. los entes. Cuando la coi ii.l¡anidad del s<

351
cada en la facticiriad de tus rosas, vive en un estado que Hei- dos sus proyectos, enfrentándolo a la contingencia e historici-
degger llama existen* ia ivinüñiíini. en el que lia desaparecido dad del propio existir. El ser-ahí que acepta la propia finilud y
del horizonte la responsabilidad por la propia existencia, per- de la caducidad de su obrar, y piensa en la muerte no cerno
diéndose en la masa y en el activismo. En efecto, Heidegger ca- algo abstracto o impersonal -«los h o m b r e
racteriza la i o autenticidad como la existencia anónima, que se que la considera en primera persona, ese v
refugia en lo impersonal («se dice» -man sagt-, «se hace» -man auténtica: el ser-para-la-ninerte {Zitm-'lbdc-Sem). «La muerte es
tul-, etc.), en la curiosidad, el chisme o la charla insustancial. una posibilidad de ser que ha de lomar sobre sí en cada caso el
Ahora bien, a la existencia inaiucniica se opone como posibili- ser-ahí mismo. [...] En esta posibilidad le va al ser-ahí su ser-
dad antitética la existencia aulhitira, porque el ser-ahí también en-el-mundo absolutamente. .Su muerte es la posibilidad del
puede vivir en un plano superior, que l leidegger llama mitoló- ya-no-poder-scr-abí. | . . . | Así inminentemente para si misino,
gica, en el cual el h o m h r e s e responsabiliza en primera persona son rotas en él todas las referencias a otro ser-ahí. [...] En
de dar sentido a la propia existencia, desentrañando el ser de cuanto poder-ser no puede el ser-ahí rebasar la posibilidad de
los entes sin pararse en su mera faeticidad, es decir, sin perder la muerte. La muerte es la posibilidad de la absoluta imposibi-
su ser en el hacer. Tanto la existencia auténtica como la inau- lidad del ser-ahí. Así se desemboza la muerta amia la pti.ubdittud
téntica son dos mudos posibles v legítimos de ser-en-el-mundo, más peculiar, irre¡erente e inebasable»3'.
que el ser-ahí p u e d e escoger libremente, p e r o la voz de la La luz que proyecta el ser-par a-la-mu crie da una dimen-
conciencia llama al hombre a dejar el plano «ónlico» para pa- sión más profunda - a u t é n t i c a - al poder-ser del h o m b r e y al
sar al piano ««filológico», es decir, a recuperar la amplitud del m u n d o (pie lo rodea, haciendo ver la real posibilidad de que
horizonte originario: ser libre y conscientemente sí mismo en sean nada. La conscieneia de la muerte como posibilidad ul-
cada acción que proyecta. tima genera en el hombre la angustia: «el scr-p a ra-1 a-muerte es
En efecto, el continuo proveí lar "proyecta» al hombre en esencia angustia» 1 -. l a angustia es un sentimiento que da
en el mundo, en medio de las cosas que solicitan sus preocu- una tonalidad en cuanto tal a la existencia, y no tiene un ob-
paciones y cuidados. Sin embargo, entre las casi infinitas posi- j e t o definido. Uno se angustia de 'inda. Kn cambio, se tiene
bilidades que se ahren ante el ser-ahí, hay una que no es como miedo a/o de algo. Quien vive Mrd existencia inautentica bana-
las demás: la posibilidad de no ser más, de dejar de ser, o sea, liza la angustia convirtiéndola en miedo a la muerte, o quitán-
la muerte. Esta posibilidad presenta peculiaridades que la ha- dole importancia al convertirla en un acontecimiento coti-
cen única. El hombre puede decidir la actividad a la cual dedi- diano: «al fin y al cabo también uno muere -man stirbt- pero
cará su vida, o si formará una familia o no, pero nadie puede por lo pronto no le loca a taiti»"'. Sin embargo, «esce uno es na-
dejar de «escoger» esta posibilidad última. Además, la muerte die. [...] Si en algún caso ,'s propia ele las habladurías la ambi-
cierra el paso a otras posibilidades, haciendo imposible todo güedad, es en este hablar de la muerte. [...] La angustia, con-
proyecto, más aún. el proyectar mismo. (Lomo dice Heidegger, vertida ambiguamente en temor, pasa por flaqueza que no
•<ki muerte como posibilidad nuda al ser-ahí nada que. reaücat*3". La
conciencia de la muerte recuerda al ser-ahí la vanidad de to-

~ ^>~mdtm, § 53.
/;..•• .
debe conocer un scr-alií SIGUIó de si. Lo -debido» con arreglo lo que es. Desde la perspectiva de la apertura al porvenir que
al lácito decreto del uno, es la indiferente tranquilidad frente implica la cura (Smgr) - l a u t o el cotidiano proyectar y planifi-
al hecho de que uno morirá-''-1. Por el contrario, la existencia car como el ser-para-la-muerte-, resulta natural que el futuro
auténtica tiene la valentía de experimental" la angustia al consi- sea la dimensión fundamental y más auténtica del tiempo 1 ".
derar anticipa tociamente la propia muerte. La aceptación po- Sin embargo, la temporalidad puede ser percibida e n modos
sitiva del poder-ser de la propia aniquilación, que Heidegger diversos. La noción vulgar de tiempo y el tiempo cosmológico
llama «estado de resuello- {h'.nlv-hUi.w.uhní), constituye la con- utilizado por las ciencias representan una consideración man-
sumación de la apertura omoloi;i< a del ser del hombre. «El es- ten tica de la temporalidad, pues ambas se lian desarrollado en
tado de resuelto es por ello consciente ser para el íin, decidido el seno de la existencia mtuulanizada, es decir, «proyectada»
correr al e n c u e n t r o de la m u e r t e , en u n a palabra «libertad en medio de las cosas»7. En cambio, la experiencia del tiempo
para morir» {h'reikní zuñí 'ímlr). l'.n el estado de resuelto, el ser- es distinta para quien vive una existencia auténtica, porque el
ahí toma animosamente sobre sí su destino y e m p r e n d e , re- ser-para-la-muerte eleva al h o m b r e por encima de los afanes
sueltamente, su camino. Ni la huida, ni la desesperación, sino m u n d a n o s que lo ocupan, d a n d o un relieve distinto tanto a
una heroica y desnuda lidelidad a sí mismo»*'. La vida autén- sus provectos y expectativas de futuro como a los juicios acerca
liea no reside en la búsqueda y en la realización del bien, por- del pasado y de la tradición que ha recibido. Por esta razón,
que en el estado de resuelto la conciencia humana carece de para Heidegger «el oculto fundamento de la historicidad hay
valencia moral, reduciéndose a mera aceptación heroica de la que buscarlo en el auténtico scr-para-1 a-muer le, es decir, en la
propia finitud. Con claros ecos nietzscheanos, la conciencia finitud de la temporalidad»'", ya que el ser-ahi -no es temporal
del bien y del mal ha perdido MI papel Itindainenlal como guía porque esté dentro de la historia, sino que, al contrario, solo
de la acción humana. existe y puede existir históricamente porque en el fondo es un
Todos estos análisis p o n e n de relieve la temporalidad ser temporal»™.
como horizonte de comprensión del ser del hombre. Para Hei-
degger, la experiencia humana del tiempo es apertura, salir de
sí (éxtasis): en cada momento, lo que el hombre es, está cons- d)Elsery(aim-l.a¡h,e«
tituido por los electos de su provee lar, que a su vez lo abren ha-
cia aquello que todavía no es v puede llegar a ser. Así el futuro La analítica exisieiieial desplegada en las páginas de Ser
es la apertura hacia adelante, el «tender hacia» que implica la y tiempo ha conducido a su autor a una concepción del ser y de
posibilidad de que los propios proyectos se hagan realidad, el la verdad absolutamente d e p e n d i e n t e s del ser riel h o m b r e .
presente es el «estar ocupado con» la realización de los proyec- Para Heidegger «el ser sólo "es" en la comprensión del ente a
tos, y el pasado un «volver a», es decir, la presencia en el ser- cuyo ser es inherente lo que se llama comprensión del ser»"'.
ahí de los proyectos, exitosos o fallidos, que han llevado a ser
• " ' • n i - . M . H U I > H ; . , I - . U . S n t l i

" U r . rti-rfm.Síüi-.. W-SÍ.


« Oídem, % 51. » Ihidem. § 7+.

E. COWMí.R. El lifinaninilii nlmiria ¡te Kallt n I'Ifiliegfyr, ci •-'•' Itiidrm, S T.'
p. 531. Cfr. M. Hi:i[iH;t.i-.it. ¿ « 7 íIVIU/JU. S 53, infwe. '" Ití/lrm, S 31».
.. La (mmmkm
Es decir, el ser vive sólo en la conciencia humana, porque el sentido del ser no se puede obtener -interrogando, a un ente.
ser-ahí es el único que se pregunta por el ser, Consecuenle- En sus análisis existenriales no había logrado liberarse de la
mente, la «verdad su]» la hay hasta donde y mientras el ser-ahí metafísica. Este fracaso lo llevó a continuar sus reflexiones
es. Los entes solo son descubiertos después que un ser-ahí es y acerca de la historia de la metafísica como un intento (infruc-
solo son abiertos en su ser mientras un ser-ahí es»41. Si el «ser» tuoso) por alcanzar la verdad del ser desentrañando el ser del
del ser reside en su comprensión por parle del h o m b r e , el ente. El stteederse de las épocas históricas ha sido acompa-
- s e r - n o entes- solo lo hay hasta donde la verdad es. Y la ver- ñado de un enriquecimiento y profun diz ación de nuestro co-
dad solo es, hasla d o n d e y mientras el ser-ahí es. Kl ser y la ver- nocimiento de las determinaciones del ente: como idea por
dad son igualmente originarios» 1 -, De esta manera, el Hei- Platón, como ener^ein por Aristóteles, como ser creado por la
defjger de Ser y tiempo lia identificado el ser y la verdad, tradición judeocristiana. como sujeto por Descartes, como es-
reduciendo la riqueza del ser a su valor veritalivo. Esta con- píritu por Hegel, como voluntad de poder por Nielzche, etc.
cepción del ser no ha eliminado la realidad independiente de Desde esta perspectiva, l k i d e g g e r se p r o p o n e analizar de
los entes, p o r q u e éstos se e n c u e n t r a n también originaria- nuevo la metafísica, pero no para reí lindarla en modo radical,
m e n t e ahí-en e! m u n d o - , pero de todos modos ha estable- sino para superarla, pites su historia es la historia del olvido
cido una diferencia neta entre el ser y los entes. Ahora bien, del ser en favor del estudio del ente y, por lo tanto, la metafí-
no se trata de un burdo subjetivismo o antropoeentrismo, sino sica es nihilismo 11 '. En esle sentido, la civilización técnica que
de una postura ítiisieiidriuiit la comprensión del ser -es decir, domina en Occidente es para Heidegger consecuencia directa
la verdad- sólo es posible gracias a la estructura onlológica del de la «cosificaciéin» del ser obrada por la metafisica. Así, el
ser-ahí 13 . El ser se ha convertido en un trascendental en sen- hombre dominado por la técnica ha reducido la realidad en
tido kantiano, ya que «el ser y su estructura están por encima un objeto para dominar, transformar y explotar.
de todo ente y de toda posible determinación de un ente que
sea ella misma un ente. El ser es lo trascendens pui Imple-
mente"'11.
La determinación del sentido del ser q
'•' I>|-t'!íunta
acerca del ser ha tenido romo resultado final u ill (i|niloi;¡ Por el contrario, el Heidcgger de la «vuelta» (Kehre)
¿ación del sentido del ser que limita su alcance, porque el s< no se ha llamado la segunda etapa de su p e n s a m i e n t o -
tido del ser de ese e m e privilegiado que es el h o m b r e es la
nada de la existencia. Cuando Heidcgger intentó proseguir la •'• -El olvido ild ser se .inunda indi reclame ..te en el hecho de que lo
vía que había abierto con Ser y tiemptt, se dio cuenta de que el líniro que el hombre amsidera \ vuelve siempre a Halar es el eme. Como al

bien el ser se explica solamente como "lo más general" del ente, y que por
" Bádem, % 44 c), ende lo abarca por completo, o como ima creación del cine infinito o como
K
/Í»'ifcm,g44c|. lo hecho por un sujeto liniu'. SiitiuLúiieameiLiiv i ilcnde tiempos remólos, el
'•'• -IíI verdad entendida cu d sentid.' má; riginal es jigo inherente "ser" aparece en lugar de "el ente", y viceversa, los dos se mezclan y envuel-
a estructura tumi ame mal del ser-ahí. El tórmi ven en una extraña contusión todavía impensada- ÍM. 1 !nns:f;c.tn, Carta so-
i» (M. HrihKC.r.F.H. Ser? tiempo, S 44- b> infine). bre el humanismo, cu Cnnmlms^ilii; vol. !!, Vittorio Klosicrmann. Frankíurt
•i M. [ !l-irif'f.t:j.K. Viv tiempo. § 7. amMain 1Ü7G, p.S39).

356 357
til,-!

se esforzará por continuar l.i rellcxión acerca el ser, pero pu- sin embargo -el deslino del mundo se a m m u a en la pocs
rificando y dejando a n a s el antropocenlrismo de sus prime- haberse revelado lodavía como historia del ser» 50 .
ras obras, para establecer la primacía del ser sobre el ente,
especialmente sobre el hombre. Ahora. Heidegger p o n e el
énfasis en la gratuidad del ser, es decir, en el h e c h o de que Los análisis antropológicos v me l a físicos de Marlin Hei-
el ser es algo que sucede, es un acontecimiento (Ereig^iü) degger han dejado una huella indeleble en la historia del pen-
i n d e p e n d i e n t e del ser del h o m b r e . Más aún, -el ser es samiento del siglo \ x , a naves de sus escritos y de numerosos
un "don" (Gabe), y de que solo p o r q u e "se da" {es gibt) ei discípulos que han difundido su pensamiento en los más varía-
ser, existe el ser-ahí» 41 '. Del mismo modo, profundiza la dos ámbitos de la cultura. En una época en la que la metafísica
concepción de la verdad como des-velamiento (C¡í.TJ6eia, y la ontología han caído en descrédito en los ambientes acadé-
haciendo una etimología de la palabra griega utilizada para micos, la obra del filósofo de la .Selva Negra ha representado
designar la verdad: dí.rjfít'.iu) del ser, pero que ahora no de- un fenómeno a contracorriente. Sin embargo, a pesar de su
pende de la apertura originaria del ser-ahí desarrollada en la sincera apertura al ser. las reflexiones heideggerianas no dejan
analítica existencial. 1.a aelilud del hombre ante el ser y su ma- "de presentar numerosos puntos problemáticos. Como hemos
nifestación no deberá ser activa, sino pasiva, p o r q u e ahora hecho nolar durante la exposición de sn pensamiento, Hei-
es el ser el que debí 1 lomar la iniciativa, dejándose «pensar». degger encierra la búsqueda del sentido del ser en campo tras-
Así, el "pensar el ser» se conviene más bien en un «escuchar cendental: al principio como estructura ligada indisoluble-
el ser», porque «el pensar es al mismo tiempo pensar del ser, mente al h o m b r e («ser-ahí»), más tarde como estructura
en la medida en cpie, al pertenecer al ser, está a la escucha sohre-bumana, misieriosa y arcana, que no obstante se revela
del ser» 4 '. en el hombre. Aunque Heidegger afirme que no quiere pre-
1.a escucha implica la voz, el lenguaje como inaiulesla- juzgar la capacidad del hombre de acceder a un ser que tras-
eión del ser. Más aún, para I ieidegger, «el lenguaje es la casa cienda el horizonte lemporal y fimlo, sin embargo sus análisis
del ser. En su morada liabita el hombre, l.os pensadores y poe- antropológico-om(ilógicos cierran el paso a la reflexión acerca
tas son los guardianes de isa morada» 111 . Sin embargo, el ser de un «más allá» de la experiencia humana. El h o m b r e hei-
no se desvela en el lenguaje objetivista de la metafísica, de la deggeriano está condenado a ejercer su libertad, pero el hori-
ciencia o de la lécnica, ni l.impoco en las habladurías propias zonte de sus posibilidades es finito, sin aberturas hacia lo tras-
dei uso inautentico del lenguaje, sino solo a través de la poe- cendente e infinito. De esia manera, Heidegger ha caído en
sía. El hombre no es «dueño del ente», sino únicamente «pas- una mutilación de los contenidos de la experiencia misma,
tor del ser»-'-1. Así, para Heidegger, aunque el ser permanezca que produce una visión distorsionada de la vida. En efecto, el
oculto para los esfuerzos del hombre por desvelar su verdad, .!i-|¡,ir:i-l;i-i!ii.iiH' -pi labilidad última e inevitable de dejar -u
en modo absoluto- descalifica en la práctica como inautentico
16
E. Col.Olll'H, El llfllMUfií-Hh iili-HI'il: ilr Killll II llriilrigii; ti o auto-engaño el deseo de pervivencia o inmortalidad que el
hombre experimenta. Por esta razón, no nos extraña que para
« M. HIIDKCOKH, Carta sobre el hvmnnúmo, cit„ p . 316.
* Ibí/hm, p. 3 1 3 .
'•• Cf'r. M. IIHDK;i«;.s. Cnrln sahrr fl liiimnill.wa, fit., p. 331. " •»' ¡Mam, p. 33S.
tlhliiríu ,//• li, filmóla contemporánea

Heidegger la angustia resulte la experiencia originaria y más


auténtica del hombre. Pero, ¿es en verdad la muerte y la diso-
lución el desuno ímal del hombre: ¿No será más bien la espe-
ranza la experiencia auténtica - c o m o Gabriel Marcel ha
puesto en evidencia- y en cambio la angustia y desesperación
su patología?51

Capítulo II
EL EXIETENCIALISMO

1. Consideraciones generales

El Existencialistno ha sillo quizás la corriente filosófica


que ha tenido mayor inllujo eu la con formación de la cultura
en el siglo XX. Nace poco después del fin de la Primera Guerra
Mundial, se desarrolla en el periodo entreguerras, imponién-
dose casi como una moda en Europa y America en los años
cincuenta y sesenta. Se trata de un movimiento que se origina
en las aulas universitarias alemanas, impulsado por las ense-
ñanzas de Karljaspers y Martin Heidegger, pero que solo más
tarde se difundirá como fenómeno cultural de masas gracias a
pensadores de lengua francesa: [ean-Paul Sai Iré, Maurice Mer-
leau-Ponty, Alberl Gaitius y Gabriel Marcel. En esta corriente
de pensamiento se expresa el desencanto de la cultura euro-
pea después del hundimiento de los optimismos posidvistas e
idealistas decimonónicos, a causa de la Gran Guerra de princi-
pios de siglo, desencanto que posteriormente fue confirmado
por los horrores de la segunda gran deflagración mundial
(1939-45) y la inminente amena/a de una guerra atómica du-
rante los años de la Guerra Fría (1950-80).

361
/I,..,.

no es sustituible ni reemplazable por otro ejemplar del mismo


Además de la vi
género. Esta toma de posición en contra de la especie, de la
riodo de crisis de la cultura occidental, en la raí/, de la filosofía
masa y del sistema, se concreta en la afirmación del carácter
de la existencia se encuentra la interpretación y asimilación
único e irrepetible de cada ser humano concreto, cuya existen-
del pensamiento de Stírcn Kierkegaard (en muchos casos de-
cia no está sujeta a las reglas leí reas de un sistema o los condi-
formado y mutilado ele su intención originaria) y Friedrich
cionamientos de un modo de ser determinado. Por el contra-
Nielzsche. Por otra parle, es innegable el influjo que ejercie-
rio, el individuo debe plasmarse a sí mismo, en modo libre y
ron sobre los primeros filósofos de la existencia lamo las refle-
responsable. 1.a libertad del individuo es apertura a innumera-
xiones acerca de la línilud y temporalidad del hombre y de sus
bles posibilidades, d e entre las cuales debe escoger su propio
creaciones culturales -desarrolladas por los represen (antes
camino: llevar a cumplimiento su provecto vital -realizarse o
del historici.smo de inicios del siglo (Dillhey. Ximmel y Spen-
malograrse, ganarse o perderse- es larea y responsabilidad de
g l e r ) - , como la analítica exislcn<:ial heideggcriana. En este
sentido, la filosofía cxislciicialisla debe a la Fenomenología
los instrumentos que le permitieron desplegar sus reflexiones. » Este modo peculiar de entender el hombre como indivi-
Los análisis fenómeno lógicos de S a n i e y Merleau-Ponty, en duo libre e irrepetible, conforma radicalmente las relaciones
los que desentrañan los claroscuros de la existencia humana, de cada persona con lo «otro», es decir, con los demás hom-
se encuentran entre las páginas más brillantes de la técnica bres, con el mundo y con Dios. Y será aquí d o n d e encontre-
desarrollada por 1 lusseil. Sin embargo, el tactor que favoreció mos lo que separa las diversas concepciones de la filosofía de
decisivamente la difusión del Existcnrialismo más allá de los la existencia, es decir las distintas soluciones que los existencia-
ambientes académicos, fue el hecho de que con frecuencia se listas proponen para fundamentar y explicar las complejas re-
unían grandes dotes literarias a la agudeza filosófica, j u n t o laciones con el ser que trasciende la existencia del individuo
con una gran capacidad de comunicar con el gran público -la sociedad, la naturaleza, Dios-. Entre los extremos del exis-
- c o m o fue el caso de S a m e , Camus y Marcel-, En efecto, al tencíalismo ateo v desesperado de Sartre y el pensamiento
mismo tiempo que la filosofía de la existencia se difundía en existencia! de Marcel. esperanzador y abierto a la trascenden-
las universidades, el m u n d o de la literatura y del teatro se veía cia, se pueden encuadrar los demás representantes de la filo-
inundado de personajes que encarnaban en sus vidas el patitos sofía d e la existencia: Camus, Merleau-Ponty, Heidegger, y
exis ten c ¡alista.
Aunque solo al inicio de los años treinta Karl jaspers
No obstante su difusión y popularidad, esta filosofía
ofrece una visión de conjunto de su filosofía de la existencia,
dista mucho de ser u n movimiento unitario, provisto de u n
sin embargo su obra I'sirnltigiii ¡le ln\ ¡'i\i¡itie:\ de mundo de i'Jiy
cuerpo de doctrinas más o menos comunes a todos sus repre-
ya la condene írf nuce. En el ocaso de su vida. Jean-Paul Sartre
sentantes. Lo que u n e al los existenrialistas es la actitud que
fue testigo de las mutaciones que sufrió el ambiente cultural a
hizo de Kierkegaard su precursor: el interés por la existencia
partir de la revolución estudiantil de 19(18, que han llevado en
humana concreta y el recha/o de la racionalidad como la regla
muchos casos a una superación o transformación de la acdtud
suprema de lo real. I'.n efecto, el hombre que la filosofía exis-
existencia]isla. 1 as páginas que siguen, en las cuales expon-
tencialista toma como su objeto no puede ser deducido a par-
dremos el pensamiento de jaspers y Sanie, intentan cubrir en
tir de una teoría, porque se trata de un individuo singular, que

363
modo sintético lodo el arco de la filosofía existencíal. Hemos sayo La idea de. la universidad, y en 1931 A mínente espiritual de
preferido exponer hi filosofía de Marcel en otra sección, de- nuestra tiempo, que también tuvo gran resonancia en los am-
bido al significado que reviste en ella l;i apertura a la trascen- bientes académicos y culturales. En 1933 apareció, publicada
dencia. Por otra parle, por sus peculiares características que lo en tres volúmenes, la exposición sistemática de su pensa-
hacen difícilmente encasilladle, nos ha parecido más opor- miento, bajo el sencillo título de Filosofía. Además del hecho
tuno explicar el pensamiento exislcncial de 1 ieidegger dentro que su mujerera judía, su oposición al nazismo desde el inicio
de la Fenomenología, como eslabón míe unir la evolución his- le causó innumerables problemas con el régimen: se le prohi-
tórica de esa corriente filosófica con el Exislcncialismn. bió enseñar durante los años más duros del nacional-socia-
lismo (1937-1945), Sin embargo. Jaspers continuó publi-
cando: en 1935 da a la imprenta RtrJm •/ existencia, u n año más
tarde Nietzschey finalmente en 1938 Filosofía de la existencia.
Después de la Segunda Guerra Mundial se afincó en la ciudad
a) Vida y obras suiza de Basilea. En 1948 publicó Acerca de la verdad y La fe filo-
sófica. Del año siguiente es Origen y nifta lie lt¡ historia. Durante
Originario de 1.• Baja Sajonia. Knri ¡nsjins nace en la ciu- los últimos años de su vida no dejó de escribir y publicar,
dad de Oldenburg el 23 de febrero d e 1883. Realiza sus estu- interviniendo activamente cu debates ele actualidad de la po-
dios universitarios en las universidades d e Heidelberg, lítica y la cultura alemanas. Murió en Basilea el ¡íli de febrero
Munich, Berlín y Golinga. Al inicio de sus años de estudiante, de 1969.
Jaspers se interesó por el derecho, pero pronto la psicología En la raíz del pensamiento de jaspers
pasó a ocupar el primer lugar. Kn Utos ilelendió la tesis docto- el interés por el conocimiento cien til ico y su relación c
ral en medicina en Heidelberg, y trabajó como médico en el filosofía y los problemas exisLciicialcs del h o m b r e c°
hospital psiquiátrico de esa ciudad hasta l!)l!í. Sin embargo, Al analizar la vida psíquica y sus manifestaciones a la luz de
no abandonó nunca el ambiente académico: guiado por el fi- lo que él llama «situaciones límite» (el dolor, la muerte,
lósofo neokantiano Wilhclm Windclhaiid aprobó en 1913 los las desgracias, la culpa, etc.) en La psicología de las concepáones
exámenes de habilitación para la docencia universitaria en la del mundo, Jaspers va esboza la compleja relación entre la
especialidad de psicología. En ese mismo año publica su pri- ciencia y la filosofía, que explicará con detalle en Filosofía.
mera obra, la Pxieiifititiilugín gnirrnl (Allgnnritir lJsycltopatologie). Ese es el camino que, partiendo de la psicología y la psiquia-
En 1915 dejó la práctica médica para dedicarse enteramente a tría, lo llevó a la filosofía. Aunque el hístoricismo y el pen-
la docencia en la Universidad de I leidclbcrg. De 1919 es la samiento de Kierkcgaard sean fuentes primarias de inspira-
obra Psicología de las tviiffl/rio'ies del muíalo il'iyckologie der Wel- ción para nuestro filósofo, el influjo del trascendentalismo
tanschanungen), que testimonia la consolidación de sus intere- kantiano en la formación de su filosofía de la existencia es in-
ses filosóficos. En esos años inicia su amistad con Martin Hei- negable.
degger, q u e se i n t e r r u m p i r á en 1933 con la llegada del En su obra principal -Filosofía-, Jaspers indica el camino
partido nazi al poder. En 1922 fue nombrado catedrático de fi- que debe recorrer el pensamiento filosófico. En los tres volú-
losofía en Heidelberg f n 1 !I'¿S publicó con gran éxito su en- menes que la c o m p o n e n {La orientación filosófica del mundo,

364 365
r l„f I.,.,,,,, , ü tirnh-ncmUí
'•'"/•""•'
Aclaración de la existencia v Melafi.sira) desarrolla como temas tífico, porque el mundo no es un objeto
clave p/ mundo, la existencia y /« trascendencia, en corresponden- i objetivo no es capaz de alcanzar la vi-
cia con los objetos de la metafísica kantiana; el mundo, el alma sión de la totalidad que la idea del mundo représenla. Como
y Dios. La reflexión debe superar los limites ele la experiencia un todo, el mundo es inaferrable, ya que el todo no es un con-
empírica de los objetos que componen el mundo, para alcan- cepto que se refiera a una cosa: la totalidad es una idea1.
zar la consideración de la existencia humana. Sin embargo, la Todas las tentativas científicas finalizadas a la elabora-
precariedad y fininid I le la cxi.-lencia apuntan Lacia un funda- ción de una imagen unitaria de! inundo desembocan necesa-
mento que la trasciende: el ser. De la misma manera que para riamente en unreduccioiiismo de tipo positivista, que no hace
Kant el mundo, el alma y Dios eran postularlos de la razón justicia a la riqueza de la experiencia humana. Por esta ra/ón.
práctica -inaccesibles al conocimiento ciciilílico que se funda- Jaspers llama a la ciencia orientación del mundo, porque se
menta en la razón pura-, el mundo, la existencia y la trascen- trata de un proceso siempre inconcluso de conocimiento de
dencia son para Jaspe rs ideas limile, inaferrables para el cono- los objetos que en él se contienen. Además, los impulsos que
cimiento abstracto y objetivante de la ciencia. A los ojos de han llevado a la humanidad a desarrollar la ciencia se encuen-
Jaspcrs, agotar el conocimiento acerca del mundo no es la fi- tran más allá del ámbito del conocimiento científico. La cien-
nalidad del saber filosófico, sino más bien ayudar a orientarlo. cia es incapaz de demostrar científicamente la legitimidad tle
La filosofía no trata de demostrar la existencia, sino de acla- sus aspiraciones, y tampoco puede dar un sentido ai
rarla o esclarecerla (Erhellm). A su vez, los límites de la existen- su quehacer. I.a rellexióu filosófica acerca del mundo a
cia humana invitan de modo natural a reflexionar sobre la estas limitaciones y tiene como tarca propia remitir el pens
trascendencia, pero sin que jamás sea posible conocerla objeti- miento a la consideración del ser en cuanto ser, que se e
cuentra más allá del horizonte de la ciencia.

'<) l:i i.'iiiiiiln c) La existencia

Para Jaspcrs, el muí cotalidad de Del mismo modo que el c r del


mundo lo abarca (umgreift) todo. Por mundo se escapa de las redes del conocimiento objetivo, el
conocimiento de los objetos empírict de liedlo. Al estudia]' hombre es consciente que también su ser propio e individual
las cosas que componen el mundo, 1 ciencia liare1 de ellas su no es algo abstracto que pueda ser objetivado. La existencia
objeto. El saber científico progres i o n l i n u a t n e n t e . supe- concreta, singular e irrepeiible no puede ser reducida a un
rando constantemente los límitt provisionales concepto o a una pieza intercambiable de un sistema lógico o
conocimiento del mundo. Sin embargo, siempre descubre filosófico, porque la existencia no es un dato fáctico, sino una
nuevas conexiones entre los objeios del mundo que hay cuestión personal. Kl hombre no es algo dado, como son los
que desentrañar, en un proceso que se revela infinito. El ser objeios del mundo. Tampoco se puede identificar su ser con el
del mundo se le escapa consiantemenle de las manos, porque
es inabarcable. It'.l problem ' r:fr. K. fisi'tus. I'kiliisíijiliic •.<>!. I. K|n¡Hijee

366
HUlmi de la fitoio/ja contemporánea .

yo abstracto del intelecto, ni puede ser entendido como mera d) ¡M trascendencia '
vitalidad 2 . Por el contrario, el h o m b r e se experimenta a sí
mismo como libre posibilidad de ser, como apertura a posibili- Como hemos visto hasta ahora, el mundo v la e
dades por realizar. Por eso, su existencia se expresa más bien son incapaces de comprenderse en si mismos y por sí
como una situación, es decir, como un punto de partida que le Sin embargo, la gramidad \ precariedad de la existime
hace posible llegar a ser si mismo: esta situación son las deter- dual que se experimenta en las situaciones límite, así como la
minaciones biológicas v psíquicas concretas de la propia vida, historicidad y caducidad de todo lo humano y m u n d a n o nos
asi como las circunstancias sucio-históricas en las cuales esta se remiten a un fundamento último que los trasciende. No obs-
desarrolla. tante, no se trata de una demostración del ser trascendente de
Sin embargo, el hombre sólo se da cuenta de verdad de la metafísica por la vía de la contingencia de la existencia y del
la rad ¡calidad di* esle mudo particular de ser que 1" distingue ser m u n d a n o . Más bien, las cosas que componen el mundo y
de todo lo demás, cuando experimenta lo que Jaspers ha lla- los existentes concretos son solamente lo que Jaspers llama «ci-
mado «situaciones límite» ((iit'iiLvIitiition/'iii: el sufrimiento, la fras» (Chiffim) de la trascendencia, pues en ellas la trascenden-
culpa, la lucha y la muerte. Más aún, para nuestro filósofo, «ex- cia se entrevé, aunque no se la conoce en modo objetivo. La ci-
perimentar situaciones límite y stir es lo mismo»-1, pues por fra «es para la conciencia exisiencial la única forma, en la que
referencia a ellas se sabe a sí mi la trascendencia se abre a ella, signo de que la trascendencia
bien, esta experiencia cxistencial que se da las situaciones no ha desaparecido, pero de que se oculta a la existencia» 5 . 1.a
límite no es conoennicnto objetivo, es decir, trascendencia, es el ser mismo, es lo que lodo abarca (das Um-
dependiente de la situación concreta de caí ndividuo, sino gieifcnde), y por lo tanto, es lo inabarcable por excelencia. En
que se trata más bien de un «esclarecimiento pensante» uhm- efecto, el ser al que apuntan las cifras, es la unidad absoluta,
ke.nde ErheUttitjr) de la propia existencia: estamos hablando de
en la que han desaparecido las contraposiciones clásicas entre
una experiencia personal v intninsleriblc. I'ero el camino que
pensamiento y ser, sujeto y objeto, ser y deber ser.
conduce a la clarificación existent ial sería unilateral, y por lo
E! ser absolutamente trascendente de jaspers puede ser
tanto, incompleto, sin el concurso de la comunicación existen-
identificado con Dios. Tero se nata de un Dios al que solo es po-
cia!, que es un recíproco reconocer el propio yo en el «otro»
que se da en el trato entre los individuos. Asi. para Jaspers, «la sible llegar por la vía negativa, pues su radical trascendencia nos
existencia solo se realiza en la comunicación» 1 . Sin embargo, imposibilita conocerlo. En la práctica se uata de una postura ag-
como ocurre con la idea de mundo, la existencia también es nóstica, porque la única vía de acceso a Dios es la fe, ya sea esta
inabarcable. 1.a clarificación existencia! es un proceso que se de tipo filosófico-tina especie de sentimiento por el que el hom-
da dentro de la existencia, y por eso el existente no puede afe- bre experimenta la llamada interior de la trascendencia, ala cual
rraría en modo objetivo. se encuentra orientado intencionalmente- o la fe religiosa; ade-
más, ambas resultan dos vías paralelas e incomunicadas entre si

'•' < ll\ ll'Úi'Ul. p. "u


1
Ibidem, p, 204.
1
Itídnn, p. 242.

J
:a de lafílvsofiutv„t,

No obstante los agudos v acerrados análisis oxistí-nciak's Sartre poseía unas dote- literarias excepcionales, ade-
que Karl Jaspers desarrolla, su dualismo gnoseológico, fruto más de una gran capacidad de comunicación, que daban un
de la postura trascendental de origen kantiano que Funda- gran atractivo a sus escritos, que iban más allá tlel ensayo filo-
menta su filosofía de la existencia, lo conduce inexorable- sófico. Autor prolílico, a partir de los años cuarenta publicó
mente a un callejón sin salida, poique ve solamente oposición -con gran éxito editorial y de crítica- novelas y obras de tea-
enlre la verdad científica y el conocimiento objetivo -eme nos tro, cuyos personajes encarnaban el drama del existencialismo
permiten conocer el mundo láctico- y la verdad exislencial y sartríano. En 1964 publicó una obra autobiográfica titulada Las
el conocimiento subjetivo - q u e nos abren a la trascendencia-, palabras, en la que aplica a su vida el lema milla dies sine linea.
en ve?, de entenderlos como caminos complementarios que La amplia difusión de su visión del mundo, del hombre y de
nos llevan al conocimiento de la Verdad, Dios se debe en buena parte a este hecho. De 1938 es su pri-
mera novela, La náusea, a la que seguirán El muro (1939), y la
trilogía que será conocida con el titulo de Los caminos de la li-
berlad (1945). Pero sobre todo Sartre fue un prolifico escritor
de dramas y obras teatrales. Algunos títulos importantes son:
a) Vida y abras Las Moscas (1943), A puerta rrrradn (1(144), I,a mujenuela respe-
tuosa (1946), Muertos sin sepultura (1946), Las manos sucias
jean-l'aul Sartre nació en París el 21 de junio de 1905. La (194a), ¿V diablo y Dios (1951), Nekmssov (1956) y Los secuestra-
familia de su madre era protestante, originaria de Alsacia, Des- dos de Aliona (1959).
pués de terminar sus estudios en la prestigiosa Kscuela Normal Durante los años de la guerra es hecho p
Superior, y basta el inicio de la Segunda (¿tierra Mundial se de- los alemanes, pero logra que lo liberen. Participa ai
dicó a enseñar filosofía en un Liceo (instituto), primero en la en la resistencia con los comunistas. Al acabar la guerra fundó
ciudad d e I * Havre, y posteriormente en París. En 1929, co- la revista «Les tenips modemes», que se convierte en el altavoz
noce a Simone de lleanvoir, con quien vivirá toda su vida, pero cultural del Existencialismo, y en la que colaboran también
sin casarse con ella. Durante el curso 1933-4 recibió una beca otros exponenles de este movimiento, como Albert Camus y
que le permitió estudiar el pensamiento de Husserl y de Hei- Maurice Merleau-Poulv, Su compromiso político con el mar-
degger en Berlín. Su estancia en Alemania fue de fundamental xismo se expresa en su conferencia programática de 1946:
importancia pata la maduración de la técnica fenomenolo- El exfctfiírialismo es un Inniiiiiiismu. Su úllitna obra de carácter
g í a , que aplicó sobre todo en los ensayos filosóficos que carac- filosófico aparecerá e 1960, La crítica de la razón dialéctica,
terizan la primera época de su pensamiento. Su primera obra, en la que expone su v ón heterodoxa del marxismo. En los
IM trascendencia del egn, es el fruto de ese curso académico. En a publica ensayos políticos y artícu-
1936 escribe l/i imaginariím; y de 19311 es su Bosquejo de una teo- los sobre problemas de actualidad. Expresión de su labor
ría de las emociones. \\ aíiu siguiente vio la lu/. Lo imaginario. To- como crítico literario son sus ensayos Baudelaire (1947),
dos estos ensayos fueron una preparación para su obra maes- Saint Genet, comedíanle i mullir (1952-4) v El idiota de la familia
tra. El ser y la nada (1943), en la que Sartre expone en modo (1971-2) sobre Flaubert. Sartre murió en París, el 7 de abril
orgánico su existencialismo ateo. de 1980.

370 ;-ri
I l„W„u!l,hlfilosa co.üempu.-ú,,,

h'¡ Sartre y la Feriiniiniuhfñii de los objetos que experimentamos ei


verdad que la conciencia se encuentra en el mundo, en medio
En sus escritos más marcadamente filosóficos, sobre del ser en-sí, pero constantemente lo trasciende, porque es ra-
todo los de los primeros años, desde su primer ensayo, h¡ Iras- dicalmente distinta del mundo: la conciencia se encuentra va-
cendenáa del ego, hasta El ser % in titula, de UM3. Jean-Faul Sartre cía de ser, no es «en-sí» nada. Sin embargo, aquello que no es
aplica a la vida psíquica las técnicas analílicas y descriptivas de- nada puede llegar a ser cualquier cosa: esta abierto a infinitas
sarrolladas por Kdmund Hiisserl. Los instrumentos que la posibilidades. S a n i e llama ser «para-sí- (fiour-soi) este modo
Fenomenología le proporcionó, le permitieron realizar en peculiar de ser de la conciencia, poique su punto de referen-
esas páginas agudos análisis del yo. de la conciencia, de la ima- cia es sí mismo. De esta manera, al ser en-sí del mundo Sartre
ginación y de las pasiones, y de la relación del individuo con el enfrenta la conciencia como ser para-sí; libertad y posibilidad
m u n d o y la sociedad que lo rodean. Sin embargo, la actitud puras. El hombre construye libremente su ser, sin estar cons-
existencia! se encuentra nuiv lejos espirituahnenle de los inte- treñido por ningún proyecto o límite que lo determine previa-
reses que mueven a la filoso] ia luisscrliana. Por esta razón, Sar- mente: se hace a sí mismo. I'or esla ra/ón, ¡jara Sa.rl.re el modo
tre adopta la actitud descriptiva y de la apertura a la expe- de ser del h o m b r e es un caso singular, pues es el único ser
riencia q u e caracteriza a la Fenomenología, rechazando su para el cual la existencia precede la esencia.
fúndame]] lación trascendental. El ateismo de Sartre e n c u e n t r a su justificación en la
En La trascendencia /Ir! tgt>. nuestro 1 i losólo afirma que el aporía que nace de la concepción del hombre come libertad
yo no tiene por qué inventar puentes para absoluta y autorcfcrcnrial. Sartre c o n s u m e la argumentación
cía al encuentro de las cosas, sino que ya s< de esla manera; si Dios existe, se encuentra necesariamente
dio de ellas, poique el ser del ego no es trascendental sino íras- por encima de mi, me «piensa» y determina mi ser. En este
cendente. Dicho con otras palabras, el yo no es primeramente caso, mi escocia precedería mi existencia, condicionándola
un habitante de la conciencia, sino un ente del mundo: un ego desde el inicio. Si esto fuera así, yo no sería verdaderamente li-
rodeado de cosas y de otros egos. Si el yo no está en la concien- bre. Ante la disyuntiva: «o Dios, o la libertad humana». Sanie
cia, tampoco en ella se om nciiliau las cosas. Más adelante, en escoge la segunda, porque las dos cosas no puedei
El ser y la nada, aclarará que el mundo no es la conciencia, sino El hombre se el mundo, rodeado de eos
que simplemente está allí, se le «aparece» delante. La ir El mundo aparece jue esta pueda dar n
nalidad de la conciencia es simple y pura apertura al u guna explicación d c. La
a posicional del inundo". misma ninguna razón necesaria que buidamente la c
del mundo, sino que su ser es para la conciencia algo esencial-
mente contitigenle y gratuito. I .as cosas simplemente «son lo
;r en-sí es plenitud y determinación, pero es a la
algo opaco e impenetrable a la coticienna. Según Sartre, la
siempre o natural de toda conciencia que reflexione si
distinto de h de la gratuiriad y contingencia del ser en-si e
i) al ser de este nly>. I'nniiia parle, ninguno de vértígo o náusea, provocada por )¡
Il---:l

tido o significado del mundo*. Por una parte, el hombre in- impone, aniquilándolo!.. Sartre llama a este proceso aniquila-
tenta eliminar esta sensación de nausea buscando inútilmente ción (néantisaiian). Sin embargo, se nata de una tarea infinita,
en la magia, en la religión o en la ciencia una razón de ser pues implica la decisión de convenirse en una especie de dios,
para las cosas. Por olra, la posibilidad absoluta que la libertad que hace de la libenad el fundamento del propio ser: conver-
n peso muy grande para la conciencia, que tiende tir el -para-sí- en «en-sí», o lo que es lo mismo, llegar a ser un
n angustia, haciendo caer al hombre en la tenta- «en-sí-para-sí». Además de ser infinita, esta larca es, para Sai-
ción de "liberarse» de su libenad, inventándole límites: princi- tre, contradictoria, p o r q u e el único m o m e n t o en el cual el
pios morales, valores éticos, leyes, ele. Sin embargo, el vértigo h o m b r e llega a ser «algo» d e t e r m i n a d o , en-sí, es en el mo-
ante la gratuidad del ser en-si es siempre una oportunidad míe mento de la muerte, pero con la muerte desaparece la liber-
se le ofrece al h o m b r e de aceptar en modo consciente, he- tad. Por eso Sartre concluye El ser y la nada diciendo: «el hom-
roico e incontlieionado la propia libertad. bre es una pasión para fundar el ser y constituir a Dios. Pero la
Así, para Sanie, la existencia del hombre es, en cuanto idea de Dios es contradictoria y en ella nos perdemos en vano:
ser para-sí, libertad consciente que trasciende el mundo. Sin el hombre es una pasión inútil».
embargo, la dimensión corporal del hombre lo ata a la deter-
minación del en-sí del mundo: lo convierte en una cosa más
en medio de otras cosas. Pero no solo las cosas representan
,1) La n
una amenaza para su libertad: existe además la real posibilidad
d e q u e el individuo seo (-osificado v alienado d e su libertad
•II liilllfrii'tl
A partir de 194ti, con su famosa conferenc
convirtiéndose en una pie/a del libre proyectar de los otros. Usina es un humanismo, Sartre intenta atenuar los tonos indivi-
Las relaciones miei-subjctivas no son vistas por Sartre en clave dualistas y desesperados de su pensamiento, pero sin renegar
positiva. Para él, el amor no es sino un modo encubierto de es- riel nihilismo ateo. Subraya que la libertad incodidonada es en
clavizar a los demás, iiistruniciiialiíandolos para los propios fi- sí misma responsabilidad. A la libertad absoluta que Sartre
nes. Por esla razón, la actitud más auténtica respecto a los de- atribuye al hombre se une una responsabilidad total y compro-
más es el odio, porque este sentimiento al mismo tiempo que miso con las propias a n i o n e s v decisiones. Por eso, si bien es
afirma la propia libertad y el tleseo de autoalirmación, reco- verdad que la libertad del individuo no depende de los otros,
noce la libertad de los otros. Desde esta óptica peculiar se en- el hombre se ve obligado a querer junto con la propia libertad
tiende la profundidad de la [rase epte resume su obra de teatro la libertad de los oíros. De esla manera, Sartre encuentra pun-
A punía cerrada: «no b.tv necesidad de panilla: el. infierno son los tos de contacto con el marxismo, entendido como proyecto
común de liberación del hombre de las cadenas que esclavi/.au
El hombre es el teatro en el que se representa una rela- su libenad. Sin embargo, (-orno se puede ver en su última gran
ción dialéctica entre el ser en-sí v el ser para-si, en la que la li- obra filosófica, la C.ríiiai de ¡a razan dhilkttca, a u n q u e Sartre
bertad absoluta lucha por superar los límites que el m u n d o le comparla con los marxislas la noción del materialismo histó-
rico - e s decir, la tesis que afirma que las condiciones materia-
les de vida y do producción económica determinan n
m e n t e el desarrollo de la vida social, política
i/:,,: ; tiv h, ítl iih •

rechaza con la misma decisión el materialismo dialéctico que


aplica a primiun esquema dialéctico determinista en la natura-
leza y en la historia liiimana. disolviendo, como afirma Sartre,
a los individuos «en un baño ríe ácido sullürico-.

Sartre ha sido el símbolo de una época de rebelión cul-


tural, que como tal ya ha sido superada. En efecto, el existen-
cialismo ateo se ha revelado como una acticud vital imposible BIBLIOGRAFÍA
de llevar a cabo, que pocos sostienen actualmente. Sin em-
bargo, algunas de sus instancias perviven en el pensamiento
posiinoderiio contemporáneo.
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ler y la ética, Ed. C a t ó l i c a . M a d r i d 19H2 ( B A C m i t i o r 6 4 ) ; Z U B I R I , X . ,
t'.into lemanes de lilmu/iii. Ali;in/,i. M a d r i d 'HH'1'2.
En esta última pane del manual, abordaremos las prin-
cipales corrientes filosóficas de ia segunda mitad del siglo xx,
que confieren al panorama filosófico contemporáneo un ta-
lante post-mc latís ico: la teoría crítica de la sociedad, la herme-
néutica filosófica y el llamado pensamiento postmoderno.
Aunque los prestí]meslus filosóficos de estas escuelas de pensa-
miento se encuentran muy distantes entre sí, sin embargo es-
tán unidas por una común actitud critica al proyecto cultural
del Siglo de las Luces.
I.as tragedias de la Segunda Guerra Mundial y la angus-
tiante amenaza de una guerra atómica timante el periodo de
la Guerra Fría pusieron de manifiesto los peligros de un pro-
greso tecnológico deshnmaiii/ante. La Modernidad ilustrada
había engendrado aulénticos monstruos que amenazaban coo
la aniquilación del género humano. Desde esta perspectiva, se
entienden las posturas críticas de la líscuela de Frankfurt res-
pecto a la razón instrumental, y de algunos poslmodernos res-
pecto a las explicaciones globales de la Modernidad. Si en los
primeros se subniva la denuncia, en los segundos se levanta el
acta de defunción de la racionalidad moderna.
La instancia antírracionalista estará también presente
en algunos representantes de la hermenéutica filosófica, que
rechazan el reduccionismo positivista de identificación del co-
nocimiento con lo (adicidad empírica, pero con una actitud
más positiva que los poslmodernos, abren al quehacer filosó-
fico nuevos horizontes de diálogo y de compreosión.
t„jil„„„u. .
//,.:,
Ahora bien, hay que decir q\ie el panorama filosófico
actual n o se agota con la postmodernielad, pues contemporá-
neamente se puede observar manifestaciones de la pujanza in-
lelectual de otras corrientes como el personalismo, la feno-
menología o la filosofía de la ciencia.

Capítulo I
TEORÍA CRÍTICA DE I A SOCIEDAD

1. Marxismo y tí a de la sociedad

La Escuela de FrankliLn surge en ionio al Instituto de n¡-


vestigitritm viaal, htndado en los años veinte en la ciudad del
Main. En un principio, la Escuela Ine dirigida por un marxista
austríaco, Karl Crünberg, quien fue sustituido por Friedrich
Pollock, y a partir de 1931 por Max Horklieimer. Los principa-
les e x p o n e n t e s de la Escuela son, además de llorkheimer.
Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Erich Fromm. Muchos
de sus miembros se vieron obligados .1 emigrar a los Estados
Unidos, pero después de la Segunda Guerra Mundial Hork-
heimer, Adorno y Pollok volvieron a Fi .mkiurt. Erich Fromm
vivirá largos años en México, y Marcuse tendrá su cátedra uni-
versitaria en California.
Para entender las posiciones mtclcimalcs de estos soció-
logos, hay que tener presente las circunstancias históricas del
periodo. La Escuela de F1u11kli.111 es contemporánea de la cre-
ciente burocracia del régimen soviético, del íascismo, del na-
zismo y del desarrollo de la civilización tecnológica en el
mundo occidental. El Fin último de la Escuela - a u n q u e no hay
ilku,ria de l„ fihucfia cmemporímec, T,;,rín r. I,- la s„.-»vl„.l

que olvidar los disiinios talamos ¡nloleomalos de cada uno de La sociedad m o d e r n a se enfrenta con la persona hu-
sus representantes- es el de hacer una critica de la sociedad mana. Se crean sociedades opuleiiias que conviven junto a so-
entendida como un todo. En cuanto a las influencias recibi- ciedades donde se muere de hambre. Incluso en las relaciones
das, hay una presencia indudable del pensamiento marxista, y más personales, como las propias del amor, manda la lógica
hay huellas de un cieno hegelianismo y de un freudismo mar- del dominio: se ha perdido la cultura del don y prevalece la
xistizado. La Escuela de Fi.mkfuri presenta un Marx huma- del intercambio comercial. Pata Adorno, el aburrimiento de la
nista, el de los Esmtns jnveniln, partí lomar disiaiicias del expe- vida cotidiana en la sociedad industrial es «la conciencia de la
rimento totalitario soviético. Kl marxismo de Horkheimer, falta de libertad de la entera existencia». El hombre contem-
Adorno y Marcusc pasa ti través de la lectura de Gyórgy Lukács poráneo, pequeño engranaje de la máquina industrial, vive en
(Historiay conáenáa de clase, 1922). Los de Frankfurt no son soledad, porque en los otros encuentra frialdad. Los controles
marxisias ortodoxos: la teoría crítica de Iti sociedad no se htisa sociales son tan refinados e inexorables, que el individuo se
en el primado de la e> identifica con la sociedad, que logra integrar en sí misma a la
tica de la lógica del doi oposición, anulando su capacidad crítica. Se crea de esta ma-
nera el hombre «unidimensional», plenamente identificado
con la cultura oficial.
2. Max Horkheimer y Theodor Adorno La causa de todos estos síntomas desluimanizantes
es la razón m o d e r n a , considerada como mera razón instru-
La temía crítica de la sociedad o crítica de la sociedad mental. Según estos sociólogos, el proceso q u e comenzó
industrial ha sido desarrollada por Thi'/iilnr Arlonio (1903-1969) en 1789, pero cuyas raíces se hunden en tiempos aun más pre-
v Max Horkheimer (1N9Ó-197:1) en un conocido libro, titulado téritos, llegó a establecer una sociedad totalitaria -identifica-
Dialéctica de la Ilustración i 1044). v también en el libro de Hork- da con el sistema-, d o n d e el liu último es el dominio de la
heimer Eclipse de la razón (1047) v e n el de Adorno Mínima mo- naturaleza. La razón m o d e r n a tiene miedo de la verdad:
raba (1947). Las temáticas allí aíroniadas serán desarrolladas lo que importa n o es la verdad de las teorías sino su funcio-
más adelante en el libro de Mareoso /•.'/ hambre unidimensional nalidad. La sociedad c o n t e m p o r á n e a es una sociedad total-
(1964). La sociedad actual, según estos autores, es una má- mente administra!Iti. donde el progreso tecnológico destruye
quina, un enorme mee,mismo que ha escapado al control del la individualidad. Detrás del progreso económico capitalista
h o m b r e . El mecanismo social o p r i m e y aplasta a los indivi- -y el régimen soviético es lambién un capitalismo de Estado-
duos. La sociedad icniolóiíii a < ice ido nial pone la eficacia y la se esconde el espectro del fascismo, es decir el d e u n poder
utilidad al servicio del poder, no del hombre. Quien no es efi- político siempre más amplio que se encuentra en las manos
caz, o es derrotado por la competencia, o es abandonado con de u n p e q u e ñ o g r u p o de privilegiados. El sistema impone
indiferencia. En la suciedad moderna el hombre es un instru- su propia racionalidad y se sirve de la industria cultural -los
mento del capital: Iti minen-a máquina de la sociedad indus- iniiiliTinit mil-,.-, mi-din-, para lir>]i]ni;onci/av gil si< >s e idea- v
trial crece a naves de la acumulación del poder y de las ganan- para "vender» la ilusión de una felicidad que en realidad
oprime y anula. El sistema dest.ruve la creatividad y la capad-
Hül
•1jtMi;i-""fi« > que propuestas, en sus discurso- prevalece la lógica de la de-
Para Horkheimer y Adorno, lo que genera la opresión
sobre el hombre no es la propiedad privada sino la lógica de
dominio consustancial a la razón instrumental. Esto se de-
muestra en los países comunistas, d o n d e ha sido abolida la
propiedad privada, pero la lógica de dominio sigue con su po- 3. Herbert Marcuse
lítica contraria al hombre. En esle punió, la Lscuela de Frank-
furt se separa de la ortodoxia marxista: la relación entre es- Herbert Marcuw (I H'.IK-1 [fí'.i), que no se alejó de una vi-
tructura y superestructura no es tan simple como la que se sión intramundana tle la existencia del hombre, comparte la
propone oficialmenle en la Academia de Moscú. Estos autores crítica del sistema hecha por Adorno y Horkheimer, pero aña-
rechazan el delcí ininisnio mai xisla v la teoría del reflejo ideo- dirá elementos de lu psicología fivndiana, los cuales, según sus
lógico, que no dejaría espacio para un pensamiento crítico. premisas filosóficas, pueden rescatar en parte la sociedad tec-
La filosofía debe desarrollar esla función de crítica al sis- nológica. En su libro i.rus f iniiliuiriün (lyiaa), analiza la doc-
tema. ¿Por qué la razón ilustrada leí mina en la lógica de los ¡a- trina de Freud se^tin la cual la civilización esiá basada sobre la
per nazis y en la bomba atómica americana? Auschwitz e Hiros- represión (le la libido. Marcuse no está de acuerdo con el psi-
hima destruyen el mito ilustrado del progreso natural, cólogo austríaco, que afirma que la civilización, organizada se-
necesario e irreversible de la humanidad. Después de Ausch- gún el principio ele realidad del yo consciente, ponga un Ireno
wilz se impone una aulnrrellexion. <|ue traduzca en palabras el al principio de placel del yo inconsciente. Freud consideraba
ejemplo que han dejado con su sacrificio las víctimas de los necesaria la institución de una cultura represiva para poder
campos de concentración. Adorno ya liabia afirmado tpic los llevar adelante la convivencia social. Marcóse, en cambio, se
sistemas filosóficos habían tratado vanamente de aprehender pregunta si es posible una cultura no represiva, l-l respuesta es
la totalidad, pero no se dieron cuenta de que pensamiento y positiva, y se basa sobre la misma psicología freudiana. Si la li-
realidad son distintos. La realidad es lo individual, lo único: es beración de la neurosis se produce en el momento en que se
el sufrimiento de tantas víctimas del sistema. Después de hace memoria, se explora en el inconsciente y salen a la luz los
Auschwitz. toda la cultura es basura: la lógica del dominio se reales motivos de la conduela, esto significa que hay una vía de
convierte en autodcstritrrión del hombre. escape para las verdades rigurosas del hombre. La sociedad
Horkheimer y Adorno indican sobre todo de qué debe- tecnológica c o n t e m p o r á n e a es u n obstáculo para la realiza-
mos liberarnos para construir tina ciudad digna del hombre. ción individual, ya que se fundamenta sobre el trabajo alie-
Es necesaria una critica de la razón instrumental, que ad- nante, Pero el mismo progreso tecnológico está generando las
quiera la lucidez del conocimiento, afirmando la •'denuncia condiciones para un ensanchamiento del dempo libre, gracias
de la ilusión» ele los falsos ídolos. Hay que reconocer al otro en al cual podría nacer una civilización donde el eros sea libe-
su diversidad, de modo tal que se recupere la dimensión reve- rado, donde el sexo pueda convertirse en juego y en fantasía,
ladora del pensamiento abierto a la verdad, al don. En su úl- en donde, para decirlo con pocas palabras, la sociedad de la
timo periodo, Horkheimer y Adorno parecen abrirse a la iras- represión deje el campo libre a la suciedad de la satisfacción.
cendencia religiosa, como medio para destruir la opresión En El hambre \i\uA\m«nú<ma\ ílíHil), Marcuse se acerca
que ejerce la sociedad tecnológica sobre el hombre. Pero más más a las posiciones de Adorno y Horldieinier: la sociedad tec-

:¡¡j<> 3157
lliíturiu de h fifosuím ruaU-immmm-n i t/e i, wl,:,[

nológica vende u n a ilusión de libertad, pero en realidad miento completamente desinteresado, sino que e
oprime con sus estructuras buroca áticas, t o n la imposición de pre «pragmático», pues la capacidad cognocitíva se
una ideología, y destruye la oposición n i lita integrando todas condicionada por intereses y finalidades, lin 1968 también pu-
las clases sociales en el proyecto m o d e r n o de dominio de la blicó Ciencia y técnica como -ideología- y un año después Ugica
naturaleza. Marcuse, sin embargo, ve l,i posibilidad de un pro- de las cienrífis sociales. I lahrrmas critica la mitología positivista
ceso revolucionario: en la sociedad tecnológica hay un sector c o m o un peligro para el desarrollo d e las ciencias sociales,
que no entra en las reglas del juego. Los extranjeros, los explo- oponiendo a esta ideología una postura que intenta establecer
tados, los desocupados, los minusválidos están fuera de! sis- una continuidad con los ideales de la Ilustración y de la filoso-
lema. La teoría crítica tle la sociedad tiene que estar junto a los fía trascendental, pero teniendo en cuenta el pensamiento he-
que violan las reglas de juego del sistema, a aquellos que, sin geliano y niaixista, así como la obra de VVillielm Dillhey, Max
esperanza, dan la vida por el Gran Rechazo, es decir p o r la Weber, Gyorgy Lukacs. Signiiuid lieucl, G. 11. Mead, Talcott
oposición a las instituciones totalitarias. La justificación de los I'arsons v jcan l'ia^vt.
grupos terroristas, cpie desean destruir el sistema violando las Sin embargo, a inicios de los años se-n-ma Hahenuas ¡g
reglas del j u e g o , estaba al alcance de la m a n o . Marcuse fue r la liimüistica v se dedica al estudio ile la pragm
uno de los inspiradores ideológicos de la revolución del 1968, lira del lenguaje, sitsl.iluyndo las eefeseai a-la rlialérik»-
a u n q u e personalmente n in.ii \r¡l;i-ln^i!;.in:i (jue II.IIILIMI aieJa.. tnk&ui
por una teoría de L-, •,-., :<is IíII-UIíSIíCOS,. Desde esla postura in-
tenta resolver los problemas ] llameados p o r la teoría crítica d e
4.Jürgen Habcrmas la sociedad, buscando u n a nueva fundamentación democrá-
tica del estarlo m o d e r n o . Las obras más significativas de este
¡Urgen Haliermas (n. I9ÜÍÍ) es el último representante dé- segundo periodo son Teorías de la verdad (1973), en la que pre-
la escuela de Frankfurt. Entre 19a6 v lOfi!) lúe asistente en el senta una teoría de la verdad teórica y práctica fundada sobre
Instituto de investigarían social de frankfurt, en d o n d e colaboró el consenso, que es desarrollada ulteriormente en ¡Qtié cosa
con Adorno y Horkhcimer. Desde 1964 hasta 1971 enseñó en significa una pragmática anisrrsat? ¡ 1976). En 1976 publicó tam-
la Universidad de Frankfurt. Entre 1971 y 198(1 dirigió el Insti- bién La reconstrucción ilrl materialismo histórico, y de 1980 es su
tuto Max l'lanck pnrit tu iiwnt/friiiiiiii tlr las condiciones de vida en el ohra más importante de esla segunda etapa, la Teoría de la ac-
mundo técnico-a'?n ti fu o, pasando posteriormente a dirigir el Ins- ción comunicativa, en la que coloca i¿
tituto Max Ptemck de ciencias sociales, hasta 1982, año e n el que tro de la estructura de la vida humana.
volvió a la Universidad de Frankf'url, en donde continuó su ac-
tividad di ícente v de investigación basta .-u jubilación.
La primera fase del p e n s a m i e n t o de I l a b e r m a s , que
dura hasta 1970, se desarrolla en el seno del proyecto filosó-
fico y social de la teoría crítica de la sociedad. La obra más im-
p o r t a n t e de este p r i m e r p e r i o d o es Conocimiento t interés
(1968), en la que inte
Capítulo II
LA FILOSOFÍA HERMENÉUTICA

!. De l;i hermenéutica filosófica a la filosofía hermenéutica

La palabra hermenéutica se deriva en las lenguas moder-


nas del término griego épUT|VEÍa, que a su vez se deriva del
verbo Épur|V£l5(ü, que corresponde al vertió latino interpretan.
F.n su acepción tradicional, la palahra hermenéutica indica
cualquier actividad de interpretación, desde la retórica como
arle del comunicar las pnipias ideas y pensamientos en modo
claro y convincente, basla la traducción de una lengua a olra.
pasando por la explicación e inleí prelación de las oscuridades
o dificultades de cualquier texto, ya sea sagrado o profano.
Sin embargo, Heidegger u n e estrechamente el término
¿pirnverjTiKé al Dios 1 le rules ( F,p|rffc). A través de esta cone-
xión etimológica, Heidegger quiere subrayar el hecho de que
en el término conceptual hermí ¡iniliiii se encierra u n signifi-
cado más profundo: el hecho de llevar un mensaje y la capaci-
dad de escuchar, acoger e interpretar dicho mensaje cuando
sus palabras resulten misteriosas u oscuras. Con esta acentua-
ción, Heidegger quería subrayar que la hermenéutica no se li-
mita al campo de la cvégesis textual, reduciéndose a una sim-

.-{01
••,JIJ;,-,J„,.- - La filosofa >*™enéutku

pie técnica de interpretación, ya sea escriturística, jurídica, Itis- años de infancia y adolescencia. En 1919 retornó j u n i o con su
loriográfica o filológica, sino que se trata de un proceso exis- familia a su ciudad natal, cu donde prosiguió los estudios uni-
tcncial de escucha v recepción de la verdad 1 . versitarios de filo* día y filología clásica que había comenzado
1
'•'••..'..'..'..'•!.V:l I I L I I | S '•<"';? '••"lamer, discípulo de Mai en Breslavia el año anterior. Eran esos los úllimos años de Paul
IJeideggei'. el lenguaje luí, asumido para u .del. Natorp en la cátedra de filosofía de la Universidad de Mar-
pensamiento filosófico el higarciuc ocupaba la n imti- burgo: años del ocaso de la escuela neo-kantiana y del inicio
n La filosofía hermenéutica it de la docencia de Manin ilcidrggei m r-a 1 'mvcrsiilari. Caria-
aclarar cómo lleva a caho el h o m b r e la compren! mcr fue, junto con Karl I.ówith y I lannah Arendl, uno de sus
mismo y de su m u n d o a través del lenguaje, y por otra desen- primeros discípulos. Además, durante esos años de formación
trañar el problema del Itigí" O palabra, pero con toda la carga universitaria conoció y trató a Nicolai l l a r t m a n n y asislió en
conceptual que liene el termino griego) como fundamento de Iribú rg o a algunos seminarios de l-lusserl.
la verdad. Desde esla perspectiva, la hermenéutica va más allá En 1929 obtuvo la habililacióu para la enseñanza univer-
del c o n o c i m i e n t o pin amen le filológico y científico de un sitaria con una tesis sobre la ética dialéctica de Platón, dirigida
texto, pues su fin propio es la experiencia v la comprensión de por Heidegger, A partir de este momento, Gadamer se dedicó
la verdad. En el contexto poslmctafisico, la hermenéutica filo- ininterrumpidamente a la vida académica: primero como Pri-
sófica tiende a ocupar el lugar central que la metafísica ha de- vatdozent en Marburgo y Kiel, y a partir de 1937 como profesor
jado vacante, conviniéndose en el pimío de referencia para la extraordinario en Marburgo. En 1939, coincide el inicio de la
resolución de los problemas (.otológicos, epistemológicos, éti- g u e r r a con el llamamiento a la Universidad de Leipzig para
cos y estéticos. Por lo lanío, se debería hablar más bien de filo- ocupar la cátedra de filosofía. Una vez acabado el conflicto bé-
sofía hermenéutica que de lirrinniñitim jitosifiat. ya que se ha lico, fue rector de esa universidad por un período de dos años.
convenido en n\n visión de conjunto de loria la realidad. Sin embargo, la presión ideológica del comunismo, que cada
día se hacía más présenle en la vida universitaria de Alemania
riel este, lo impulsó a buscar nn ambiente intelectual más li-
2. La filosofía hermenéutica de Hans-Georg Gadamer b r e . En 1947 se transladó a la Universidad de FrankTurt am
Main, y de allí a Heidelherg en 19-19, aceptando esta ve? la lla-
a) Vida y obras mada a suceder a Karl |aspcrs en la cátedra de filosofía, que
ocupó hasta su jubilación en 1968.
Hans-Ciemg (¡nttamm nació en Marburgo (Alemania), el A las clases y seminarios. (ladamer unía una intensa acti-
11 de febrero de 1900. Cuando tenia apenas dos años, su pa- vidad de conferenciante y de profesor invitado en universida-
d r e se trasladó a Breslavia, capital d e la Silesia - r e g i ó n q u e des de Europa y América. En 1953 funda u n a revista, la «Philo-
a h o r a p e r t e n e c e a Polonia-, para o c u p a r la cátedra de quí- sophísche Rundschau», y en I9IÍ2 la Unión Internacionalpara el
mica farmacéutica de la universidad de la ciudad. Allí pasó los Fomenta de los Esturiit>\ nirmí itr I Irire!, que presidió hasta 1970.
En 1960, publicó la obra que lo lii/.o famoso: Verdad y Método.
mveriln. SUniarfinblem A'Unfilosofíadelfín- Fundamentos de. ana hermniéutiai filosófica. F.sie ensayo lo convir-
tió en el fundador de una corriente de pensamiento que pone

393
I A , l<l».<„i¡„ I

la comprensión y la interpretación en el centro de reflexión fi- lo com-probable culmina cu el tr-produnr iirralivo»-. Desde esta
losófica, más allá d e los ámbitos que tradicionalmenro se ha- perspectiva, solo se p u e d e afirmar que algo es verdadero si se
bían asignado a la hermenéutica. Después de la jubilación trata de un hecho o un electo que se puede verificar o repro-
continuó la actividad académica como profesor emérito, ade- ducir empíricamente, siguiendo los proiorolos que indica el
más de seguir dictando conferencias v cursos r o m o profesor método científico.
imitado en Estados Unidos, Canadá e Italia. Murió en Heidel- Sin embargo, no lodo lo que el hombre puede conocer
berg el 13 de marzo de 2002. está sujeto a las reglas rognosciiivas que establece el método
científico. La experiencia de la verdad no se agota en el hori-
zonte del saber definido por la ciencia empírico-positiva, por-
b) ¿Verdnd o wilndo? que para Gadamer «no todo lo que es, es o puede ser objeto
de la ciencia» 1 . El ámbito de lo cognoscible y el del método
La evolución de la filosofía a partir de la Modernidad se científico no coinciden o se sobreponen. Más allá del campo
encuenira íntimamente ligada al descubrimiento y al desarro- de la certeza cartesiana se dan ámbitos que ofrecen una expe-
llo del método cien tífico, que a la ve?, que ha permitido el na- riencia «extra-melódica» de la verdad, como son, por ejemplo,
cimiento de la ciencia moderna, ha impuesto la mentalidad el arte y la historia. Guando se ha querido aplicar a ellos al-
científica y tecnológica que caracteriza a la sociedad contem- guna variante del método empírico-científico, el resultado ha
poránea. En efecto, a partir del siglo XIX, el método científico sido un empequeñecimiento del horizonte. Así, en el caso del
iniciado por Descartes y Galileo Galilei en los albores de la Mo- arte, cuando se míenla sujetar la belleza a unos «cánones» es-
d e r n i d a d , se lia convertido poco a poco en el único instru- téticos objetivos, dotados de una pretendida validez metahistó-
mento legítimo para adquirir conocimiento verdadero. En Ver- rica absoluta, se empobrece grandemente la experiencia origi-
dad y Método, G a d a m e r ataca esta visión reduccionista y naria del esplendor de la verdad (veriimis .tyknrlm) que en ella
einpobrrrcdora de la ventad v del conocimiento. se encierra. Y lo mismo ocurre con la experiencia histórica,
Gadamer no niega que la aplicación del método cientí- que se desnaturaliza y se hace incomprensible si se quiere
fico-experimental sea un medio válido para adquirir conoci- construir una ciencia de la historia en la que los hechos histó-
miento, pero afirma que su uso reduelivo como vía exclusiva ricos se estructuran por medio de leyes rigurosas y necesarias,
de acceso al saher ha deformado la idea de la verdad, identifi- I .os ejemplos ames mencionados no son raras excepcio-
cándola con la certeza. Dicho con palabras del mismo Gada- nes, va q u e este problema se presenta cada ve? q u e se intenta
mer, »si la verdad (veñlta) supone la verificabilidad -en una u comprender cualquier fenómeno humano, va sea este un es-
otra forma-, el criterio que mide el conocimiento no es ya su crito, o una conversación, o un evento político. Ante lo hu-
verdad, sino su certeza. Por eso el autentico ethos de la ciencia mano, la razón se enfrenta con algo distinto del objeto de las
moderna es, destle que Desearles formulara la clásica regla de
certeza, que ella solo admite r o m o satisfaciendo las condicio-
- Il.-G. Gimr» 1,1 ventad? i 1957). ai \Wrliuty Método 11. Üi-
nes de ¡a verdad lo que satisface el ideal de certeza. Esta con- e. Salamanca 19
cepción de la ciencia moderna influye en todos los ámbitos de •< ídem, Sobw la ¡daiiijUamm del futuro (I %f>i. cu Widad i Método 11,
nuestra vida. El ideal de verificación, la limitación del saber a
Lafilosofahrrme.wutien
,rí,; <!•• h, fih.sufiu,
ciencias de la naturaleza, que requiere por lanío un enfoque sona consigo mismo. Gadamer llama comprensión (Verstehen)
diferente. Wilhelm Dilt.hcv insistía en esta diferencia de acti- o interpretación (Audegang) a esta actitud inmanente que in-
tud, utilizando la conocida distinción cutre el explicar {Erklá- tenta c o m p r e n d e r las eslucluras de sentido que constituyen
reti) y el comprender (Xmtrhrn): la naturaleza la «explicamos», todo lo real. La comprensión n o es u n a actitud objetivante o
pero las creaciones del espíritu h u m a n o las «compren- del observador imparcial que mira con despego la realidad. Se
demos»''. Partiendo ik- la peculiar interpretación que Heídeg- trata más bien de la actitud natural del h o m b r e , comprome-
ger hace d e la experiencia de la historicidad, del arte y del len- tido con su m u n d o . Mira las cosas sin buscar en ellas u n a ver-
guaje, la hermenéutica gadameriana prodigue en esa misma dad -objetiva-, dejándose interpelar p o r el logas que se es-
dirección, profundizando en la esencia del f e n ó m e n o de conde en tales estructuras.
> de 1 i ilel El horizonte en el cual se mueve la existencia humana es
hombre. la lingüisliadiid, pues el h o m b r e es u n ser «dogocéntrico». El
lenguaje es el m e d i o a través del cual el h o m b r e alcanza la
comprensión. Ahora bien, Gadamer n o reduce el lenguaje a la
el Cítmjn.'iiMwi y knfttuje materialidad del habla, o a los signos, simhologias o lenguas
que la humanidad utili/a o ha utilizado a lo largo de su mile-
El pimío de partida de la h e r m e n é u t i c a que Hans- naria historia. Se trata más bien del carácter esencialmente
Georg Gadamer despliega en Verdady Meto/lose encuentra en dialógico del ser del hombre, que lo hace capaz de efectuar ac-
la oncología heideggeriana, a la que se unen, sin embargo, la ciones simbólicas, d a n d o vida a la comprensión recíproca y a
Filosofía platónico-aristotélica y una recepción particular de la la comunicación. Kl lenguaje vive en el diálogo, y más allá de
dialéctica hcgeliana. Por eso, sería equivocado ver el pensa- cada diálogo concreto, íes el lenguaje misino el que habla»
miento gadameríano solamente r o m o u n a simple continua- c o m o afirma 1 leidegger con intención provocativa. La com-
ción o esclarecimiento del pensamiento de I leidc^gcr. prensión y el lenguaje dan forma a las estructuras fundamen-
I'ara Gadamer, el h o m b r e se e n c u e n t r a cxistcncial- tales del hombre y de su mundo, (iadamer expresa este hecho
mente calado en el mundo v .ihicrlo a él, en constante interac- con una concisa frase de Verdad y Meíndir. «el ser que puede ser
ción con el amhienie natural y social que lo rodea: se pregunta c o m p r e n d i d o es lenguaje-^. Así, la realidad se ha convertido
por el ser del mundo, esforzándose por comprender al mismo en "el tejido (lexlum) que los hombres, en su convivencia o in-
tiempo la finitud y limitación de su propio ser. El hombre po- teracción dialógica, van poco a poco tramando, (...) El diá-
see u n carácter esencialmente dialógico, el pensamiento im- logo que vamos entretejiendo -y en el que desde que empeza-
plica interacción: llamada y escucha, pregunta y respuesta. Las mos estamos sumidos- es la realidad del m u n d o como texto
cosas y los otros individuos interpelan a cada hombre, que a su creado por sus intérpretes»' 1 . Desde esta perspectiva resulla fá-
vez son objeto de sus preguntas. Slricto sensu, el monólogo no cil c o m p r e n d e r que la h e r m e n é u t i c a , al lemalizar el funda-
existe, pues se trata más bien del diálogo interior de cada per-
r
'H.-G. G.M1WIH!. \hilarl ; Aírfwíu, <il„ p, 567.
6
F. INCIAETF, Herm.-nñilira vrinrwvfilnvificm.en AA. W„ Biblia}/ Her-
menéutica, EUNSA, Pamplona 1986, p. 93.
Him.ría * t i f e r f . m „ B , r , i

t>, no se reduzca a una rellcxión técnica o sectorial, sino Desde la perspectiva gadameriana, no es posible el ideal
e eleva ahora ;i la posición que antes ocupaba la metalí- histoncista de una interpretación objetiva de oirás épocas his-
omo prima philomphm. tóricas o de culturas distintas, como pretendían Schleierma-
ciier y Dillhcy. En efecto, el hombre no puede despojarse de
los propios condicionamientos hisiúriio-culiurales, para ensi-
()) Elprejuicioy lu ¡necomfnensión mismarse era páticamente en modo anónimo en una creación
artística o en un d o c u m e n t o que testimonia hechos del pa-
El hombre no despliega su tarea d e comprensión del sado, porque destruiría ipso ficto la misma condición de posibi-
••texto» del mundo v de la historia l/tmi/iitiiti ¡fíbula rasa, es decir, lidad de la comprensión. La comprensión o la interpretación
sin ninguna idea previa acerca de ese mundo que lo interpela, nace, no por la eliminación del propio horizonte cultural, sino
porque su existencia se encuentra determinada por unas cir- por lo q u e Gadamer llama fusión de horizontes. En ella, al
cunstancias histórico-culturales concretas. En la comprensión momento de establecer el dialogo entre presente y pasado la
no se da un inicio absoluto, sino q u e se sitúa siempre en el distancia temporal permanece, del misino modo que la allcri-
marco de una comprensión previa (pw-rompmmón), formado dad del tú respecto al yo hace posible el dialogo entre dos per-
por las expectativas, opiniones y juicios de valor que componen
el bagaje cultural, la educación y la propia experiencia de vida
de cada persona. Las valoraciones acerca de la realidad se cons-
truyen sobre estos prejuicios. Por esta razón, el proceso de la e) La hermenéutica a
comprensión es circular: tle algún modo su resultado se en-
cuentra ya anticipado en los prc-juicios. Pero no se trata de un La hermenéutica filosófica se perfila, por lo tanto, como
círculo vicioso, porque la prc-romprensión es el horizonte insu- saber díalógico, es decir, que nace y vive en el diálogo. Aunque
prinúble que hace posible la comprensión. Gadamcr se pro- Gadamcr acepta la contradicción y el contraste como estímulo
pone recuperar el sentido positivo une poseen lauto el término necesario para el pensar y el preguntar, su concepción de la
prejuicio (Vmurfril) como la tradición cultural en cuanto fuen- dialéctica se aleja del modelo hegeliano. El diálogo no es para
tes legítimas de sabiduría, y que les ha sido negado por la mo- Gadamcr un proceso de superación dialéctica que elimina la
dernidad ilustrada, I AI autoridad y la tradición no son impedi- posición del interlocutor. Por el contrario, el modelo en el que
mentos para el desarrollo libre d e la razón, q u e habría q u e se inspira la h e r m e n é u t i c a gadamcriana es el diálogo socrá-
eliminar, sino que más bien forman el marco conceptual y exis- tico, ya que el pensamiento nace en el seno de una comunidad
lencial en el que se genera la comprensión. Sin embargo, no dialógica, en la que se pregunta y se responde, buscando un
nos encontramos frente a una teorización del tradicionalismo, objetivo común. Y para poder responder, hay que saber escu-
porque la autoridad de la tradición n o se fundamenta sobre
char. Fl diálogo, es un intercambio reciproco: hay que saber
una recepción atrinca de los condicionamientos culturales,
dar de lo nuestro, pero también aprender a recibir lo que el
sino más bien sobre la aceptación libre y reflexiva del propio
otro nos da, dejando que su experiencia complete la nuestra,
pasado, que es capaz de modificar creativamente la tradición a
sin miedo a cambiar por culpa del diálogo. Todo esto requiere
la vez que la transmite a las generaciones sucesivas,
respeto del interlocutor, y la voluntad de alcanzar un entendi-
do
398
miento', La/HV«í¡™t (prudencia! aristotélica
damer la actitud que lince fructuoso el diálogo.

La hermenéutica íilosófira que cncicrrn Ywiad x Mi'lotti,


es una de las voces que se han dejado sentir con más fuerza en
el panorama cultural europeo contemporáneo. Su influjo al-
canza ámhitos muy variados: la crítica literaria, la estética, la
teología, la jurisprudencia. Sin embarco, cutre los represen-
tantes d e la hermenéutica literaria y jurídica n o han faltado
Capítulo III
quienes han mostrado su desacuerdo y han establecido un in- POSTMODERNIDAI) V DECONSTRUCCIÓN
tenso dehatc con él. como es el caso de Eric D. Hirsclr, Peter
Szondi y Emilio Bclti. Además, la hermenéutica de Gadamer
se ha tenido que confrontar a nivel filosófico con perspectivas
diversas y lejanas entre sí como son la teoría crítica de la socie- 1. El estructuralismo y oíros antecedentes
dad de Jürgen Habermas y el decostruccionismo d e Jacques del pensamiento postmoderno
Derrida. Sin embargo, como ocurre con buena parte de la filo-
sofía posthegeliana, el pensamiento de Gadamer no es ajeno a En la segunda mitad del siglo \ \ , y de modo particular
los claroscuros tle la Modernidad. La omnipresente mediación en Francia, se desarrolló ron fuerza el eslrunuralismo. que al-
lingüística del ser que poslula, a la que hemos hecho referen- gunos denominan un "estilo de pensar». En principio se trata
cia arriba, no deja espacio alguno a una metafísica capaz de de un método de investigación de las ciencias humanas, que
trascender la finilud histórica del lenguaje, y más en general, tuvo su origen en la lingüística, y que se extendió a otros cam-
de cualquier experiencia humana. pos como la antropología, la crítica literaria, el psicoanálisis
freudiano, la economía, etc. En muchos de los autores cstruc-
turalistas, el método ocupa un lugar tan central, que termina
por configurar una visión del mundo y del hombre.
El precursor del método estructuralísta es Ferdinand de
Saussure, quien en 1915 publicó su Cursa ile lingüistica general
en donde afirmaba que el lenguaje no es ni una forma ni tina
sustancia sino un sistema de signos.
Los estructural islas rechazan algunas nociones claves de
las corrientes filosóficas contemporáneas -elementos que po-
,l/WiiFi'.!<>7l.:cn Vrrliuly
dríamos denominat humanistas- y emprenden el análisis de
lo humano con procedimientos que imitan a los de las ciencias

1
Historiada lafdo^o^nt.mp^jeu

físico-experimentales. F.l ¡mores primordial reside en indivi- rotura los discorsos v prácticas de la Modernidad, considera-
duar las estructuras de los distintos aspectos del comporta- dos agolados, opresores y lalsarios.
miento humano, es decir las relaciones .sistemáticas y constan- Al igual de lo q u e sucede con el Existencialismo, los
tes que sedan en el mismo. I as estructuras no son evidentes, y pensadores que hemos agrupado bajo la d e n o m i n a c i ó n de
a veces no se las percibí: conscientemente. F.n general, los es- postmodernos no aceptan para sí tal calificativo. Hay, sin em-
truc tu ral istas alirmau que son las estructuras las que determi- bargo, algunos rasgos comunes que los unen en una actitud in-
nan el comportamiento humano, poniendo a dura prueba o telectual compartida. Todas las corrientes po.stmoderuas in-
incluso negando la libertad, Estas últimas afirmaciones confie- tentan superar la Modernidad, entendida como 011 provecto
ren tintes filosóficos al eslruciuralísmo que van más allá del acabado y fracasado, l o s posiinodernos se rebelan contra los
mero carácter metódico. grandes mitos modernos: la razón, el progreso, las grandes na-
I .os análisis esuuclmali.slas ¡nerón aplicados a la antropo- rraciones de sentido (holismos propios de las ideologías, de
logía cultural por Ciando l.évi-Slrauss, a la lingüística por Ro- las filosofías totalizantes o do las visiones religiosas). Si en el
land Barthes, a la psicología por Jacques I aran, y a la historio- proyecto moderno se inlonló conceptualizarlo todo, los post-
grafía por Michel Foucault. Louis Althusser, por su parte, realiza modernos presentan un escepticismo radical líente a estas ten-
una lectura estrucmralista del marxismo. Aunque el estrucltira- tativas racionalizadoras: se prefiere hablar de pensamiento débil
lismo entró en crisis en lósanos odíenla, la pérdida de los valo- (Vattimo), pemtiniieuln innuidii (Rataille). deranslrumón (De-
res humanistas que se produce en su seno influirá en manera rrida},ytiíg».s liiitriiísíian (l.votardl, etc. Ante las tentativas tim-
decisiva en algunos filósofos de la última parte del siglo xx. bradoras racionalistas v cieolilicistas, los po.stmodentos pre-
En 1979,Jean-Francois Lyotard publicó un libro titulado sentan n o lo q u e unifica sino la diferencia, lo q u e es
i,a enndinítn /tuslmtiiimiíi. I lidia obra consagró el termino post- irreductible, lo indeterminado, lo disominado. Con la postmo-
moderno, que anteriormente había servido para designar dis- dernidad entramos, por lo tanto, en un periodo post-metafí-
tintos procesos de ruptura respecto a la Modernidad, Aunque sico, donde se abandonan las explicaciones globales o de fun-
hay antecedentes del uso del término desde finales del si- d a m e n t o , para q u e d a r n o s en lo contingente, particular,
glo xix, aquí nos interesa el contenido semántico que co- aleatorio y único: en una palabra, en la diferencia irreductible.
menzó a darse a partir de los años sesenta. En esa época, lo Los postmodernos acusan a la filosofía moderna de ser
postmoderno se identificaba con el arte pop, con los concier- una metafísica no neutral, que privilegia uno de los términos
tos de rock, con la cultura hippie. Son los años en los que se de las oposiciones binarias caraclori.ilicis do Occidente: entre
intenta borrar la distinción entre arte de élite y arle popular, sujeto y objeto, realidad v apariencia, voz y escritura, razón y
entre critico y aficionado. En osle ambiento irrumpe la cultura naturaleza, se excluyen o devalúan los segundos términos, a fa-
de masas y se crea una "nueva sensibilidad... En torno a la re- vor de los primeros. Según Derrida, hace íalta «deconstruir" la
volución estudiantil de mayo del tiH so declaran diversas muer- metafísica binaria que ha privilegiado la realidad y no la apa-
tes' la muerte del racionalismo, del ln mismo, de la moral riencia, el hablar y no el escribir, la razón y no la naturaleza, el
victoriana, de los valores tradicionales, ele. Sentados estos an- hombre y no la mujer.
tecedentes, podemos decir que lo postmoderno es una actitud Desde esta perspectiva se explica uno do los eslóganes
intelectual, con implicaciones políticas y sociales, que se erige >s de la revolución de maro del B8 en París:

4!IJ 403
Historia efe lafilosofía• empon

"La imaginación al p o d e r - . El movimiento estudiantil criti- sar de los grandes relatos a un -régimen de frases- y a -géne-
caba la ensenan/a universitaria institucional, por considerarla ros de discursos», siempre limitados, segmentados, referidos a
burocratizada. jerarquizante, cómplice del poder, racionalista, un m u n d o independiente, uno de los infinitos universos plu-
alejada de la existencia. Y de este mismo ambiente de incon- rales no asimilables a un discurso único.
formismo)' rebelión contra lo establecido por las instituciones Según Lyotard, no hay posibilidad rie llegar a un con-
y prácticas de la Modernidad, surgen las críticas a las políticas senso, pues no hay espacios para una comunicación universal.
globalizantcs -marxismo incluido-, y algunos intelectuales se El fin rie los grandes relatos coincide con la afirmación de la
abocan a micropolíticas donde se acentúa lo diferente e incon- diferencia, de lo irreductible y único.
formista: movimientos leumiislas, ecologistas, homosexuales.
A continuación presentaremos brevemente las ideas
fundamentales de dos de ios expolíenles di; las corrientes 3. Jacques Derrida
posimotlernas: Lyoiardy Derrida,
Nace en El-Biar, Argelia, en 1930. Judío sefardita de fa-
milia de clase media-baja, durante la infancia es objeto rie dis-
2. Jean-Franfois Lyotard criminación, en la escuela, por su condición de judío. Estudia
filosofía en París, en la École Nórmale Snpéricure. De 1960
JmnJ'mnfois l.yoliml (\lJ24-l>)í}%) se erige como el princi- a 1964 Derrida enseña «Filosofía general y lógica- en La
pal crítico de las por él llamadas «niclanarralivas», es decir los Sorbona. Desde 1964 hasta 1984, a instancias de Hyppolile
intentos modernos de explicaciones globales riel m u n d o . Se y Althusser, trahaja como profesor ayudante en la École
llaman mrta-narralivas porque suelen ser explicaciones exte- Nórmale Snpéricure. En 1972 es nombrado profesor visitante
riores a la disciplina desde la cual se proponen. Así, las distin- de la J o h n s Hopkins University, en 1975 de Yale. En 1983
tas escudas filosóficas, los curios religiosos, los sistemas éticos ayuda a fundar el Collége Irltei naliona) de Philosophie y se
y las ideologías políticas son grandes narraciones que quieren convierte en su primer director. A partir de 1984 es Director
legitimar el proyecto m o d e r n o , intentando justificar, dentro de estudios de la École des Maules Lindes en Sciences Socia-
de tal proyecto, los vínculos sociales jerarquizados, el papel de les (París),
la ciencia y el valor del conocimiento. Entre sus obras, cal»' destacar Ik tu jyiimmttttihifrie, donde
Para Lyotard, los grandes relatos o m e tañar ralivas n o analiza la Filosofía del lenguaje d e Levy-Strauss y Rousseau;
son otra cosa que juegos lingüísticos, que solóse pueden legiti- L'Emturtet la di/Jñnto-, una colección de brillantes ensayos, en
mar c o m o juegos con reglas inmanentes. Las ciencias, p o r los que, en oposición al logocenlrismo. desarrolla su nueva
ejemplo, pueden arbitrariamente imponerse las propias re- concepción de la escritura, en la que esta deja de ser el susti-
glas, pero deben renunciar a explicaciones trascendentes. En tuto del habla; La Vbix <i le Fiu>tu>méni>, sobre el signo en Hus-
las cuestiones más relacionadas con las ciencias humanas -his- scrl. Las tres obras fueron publicadas en 1967. El estilo de De-
toria, arte, política, sociología- hav que abandonar una visión rrida es extremadamente difícil, pues se separa radicalmente
totalizante y única del universo. Hay una pluralidad de mun- de las formas académicas, siendo consecuente con los princi-
dos, n o abordables con argumentos universales. Se trata de pa- pios del dccüsliucciouisnio que postula.

405
HKfnnVi <h h, ÍHosolfa c,mu;uuuv(uK<, ______

Si para Lyotard el principal objeto de critica del pro- quier relación con un sentido trascendente o metafísico, que
yecto moderno es la metanarrariva, para Den-ida en cambio lo ha sido el producto histórico del logocentrismo.
es el logocentrismo de la fiInsufla occidental, que ha interpre- Según Derrida, siguiendo en esto ,i Saussure, p e r o lle-
tado la realidad según la perspectiva del lugos liumano, consti- vándolo hasta las ultimas consecuencias, el lenguaje es un sis-
tuyendo una metafísica de la presencia: el logos desvela al ser. tema de diferencias. Un significado implica el diferenciarse de
Para Derrida, esta [ e n d e m i a logocéntrica liega a su culmen los demás significados. Lina palabra significa algo porque no
con la afirmación hegeliana de la idcniificación entre lo real y significa lo que significan lodas las demás. Por lo tanto, el sig-
lo racional. nificado revela una presencia-ausencia: presencia de un signifi-
A lo largo de la historia, el logocentrismo .se ha manifes- cado que implica la ausencia ríe todos los demás, pero que por
tado como fonoecntrismo: primacía de la voy.. Ahora bien, esto mismo están de algún modo presentes. Cada significado
privilegiar la juné, el habla, significa colocar la conciencia en deja una huella o traza en ¡os demás, l.os significados forman
primer plano. Para Derrida, en efecto, el habla es la exteri- parte de un sistema abarcante, la lengua, donde se implican
orización de los contenidos internos de la conciencia -las unos a otros. En este sentido, lodo significado es convencio-
ideas- que a su ve/ remiten necesariamente a un fundamento nal. Con esto se dcronsl rnv'c la jerarquía intelígible-sensible
Último: el mundo de las Ideas platónico, la esencia aristotélica, del logocentrismo occidenial: el signifícame y el significado se
el Dios cristiano, la Razón cartesiana, el yo trascendental insertan en el sistema de las diferencias. Den-ida utiliza el neo-
kantiano o el Espíritu absoluto hcgeliano. Al fin de desenmas- logismo -différance», para distinguirla de la diferencia con-
carar las (alacias q u e ha producido el logocentrismo y las ceplualizable en lénnmos positivos, la .•diferencia» de la lógica
tendencias conceptual i zadoras en la historia de la filosofía, y de la identidad (la diferencia de la definición aristotélica: «gé-
por lo tanto, en las prácticas culturales occidentales, Derrida nero más diferencia específica»). La "difiérame», por el con-
p r o p o n e el método de la d c c o n s t i u n i ó n . Para esto será ne- trario, posee el doble sentido de «diferenciar-se» y diferir o
cesario reivindicar el primado de la escritura frente al lengua- «ponerse al día en el tiempo», es lo que está más allá, lo que es
La metafísica lia considerado la escritura en su función irreductible al pensamiento, lo que rehuye completamente la
vicaria: mera copia o disfraz de la lengua. Sin embargo, si in- oinccpluali/.auón. P.l dilcrii también significa que toda inter-
vertimos las jerarquías occidcnialcs sobre bis que se basa la tra- pretación es posterior, no hay un sentido previo.
dición metafísica, y descentramos el habla a favor de la grafía, El mismo texto escrito revela una presencia-ausencia. El
« deconslruyendo el discurso absoluto. Para Derrida la escritor, al realizar el acto de escribir, se separa, se ausenta del
a ofrece la ventaja de que es polisémica, es decir, un texto. El receptor, el lector, también desaparecerá, pues tanto
texto nunca posee un significado único ni una verdad exclu- el escritor como el lector son mortales. Así, el texto cobra vida
siva. A través de esia deconslrucción se deshacen las oposicio- independiente, es indiferente ante la muerte del escritor y del
nes, se invierten las jerarquías y se llega a conceptos no asimi- lector: es una máquina, algo no humano. Como el texto privi-
lables que no remiten a ninguna verdad última o dada. En legia la ausencia, es lógico que la metafísica d e la presencia,
definitiva, se trata de afirmar no lo general sino la diferencia heredera del loga griego, liuva despreciad') la escritura. La de-
como elemento irreductible del lenguaje, negando así cual- construcción derridiana e m p r e n d e la lectura de los lextos
desde los márgenes. Desceñirá el lexto, panienrio por ejemplo
Historia de laftlmofir, mni<<mpiiríwi-<i

de una cita a pie di: página para entrar en el núcleo del dis- poner una risa filosófica, es decir, en parte silenciosa" 3 . La pér-
curso. Interna desmontar el proceso de escritura seguido por dida de la consistencia real del sujeto es la conclusión paradó-
el autor, desenmascarando las oposiciones binarias de la meta- jica de la pretendida atribución de autonomía absoluta a la
física occidental, para niaiiitesiar que lo que está en su centro criatura humana.
es lo indecible.
De c a, Derrida pone a la metafísica e
lie,,,, in -iilid:!.

Las distintas corneóles postmoderuas afirman que no


hay verdad, sino sólo interpretaciones de textos, de símbolos,
de signos, determinados por el contexto histórico. La metafí-
sica como conocimiento de la verdad del ser es calificada de
arrogante; la relación cognoscitiva con el ser es el paradigma
de la violencia 1 . Para Vaitimo, por ejemplo, la multiplicidad de
las interpretaciones llega a la «disolución de la idea misma de
realidad». La configuración babélica del mundo hace precipi-
tar la ontologta en el sinsentído^.
Ksta debilitación del intelecto Mega con estas corrientes
a uno de los punios más bajos ile la historia: para algunos post-
modernos, el hombre es una invención del final del siglo xvill,
pero después del nihilismo y de la devaluación de todos los va-
lores está por llegar el fin del hombre; "A lodos los que quie-
ran todavía hablar del hombre, de su reino, y de su liberación
-escribe Foucault-, a todos los que se preguntan todavía sobre
qué es el hombre en su esencia, a lodos los que quieren apo-
yarse en él para acceder a la verdad..., a todas estas formas de
reflexión deformes y alteradas, n o podemos más que contra-

rnamlo. Roma 1995, p. 117.


* Cfr. G. VATTIMO, (¡kr/ l'iiilrijurliiúime. II ügnifimtu deli'er,
laftiosofia, Bari 1994. Cíe. t;iiiibii':i] !•'. Burrero, Immaginr etmtnmii
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1955; 0>ir Dimensional Man, Beaciin Press, Boston 196-1.
I,<i rilosolía llcjra ¡i] n i ( c i m i k n i o con aires de cansan-
cid. En los últimos decenios se lia proclamado la muerte del
h o m b r e , el fin de la historia, el pensamiento débil. Parece
como sí se cerrara por asolamiento un periodo-el de la filoso-
fía c o n t e m p o r á n e a - q u e se había abierto con la apoteosis de la
Razón. Estas páginas lian querido ser un recorrido de las prin-
cipales corrientes de la historia de esle periodo, desde la afir-
mación del conocimiento absoluto hegeliano a la disolución
del sujeto en la postmodernidad. La embriaguez idealista duró
poco, y los sucesores de Hcgcl se ocuparon de demoler y sa-
quear el sistema omnicompreiisivo del idealismo absoluto.
Feuerbach, Marx, Kierkegaard, Sehopeiihaner tratarán de de-
mostrar cómo el gitjanle hegeliano tenía pies de arcilla. Quien
irá más lejos en su crítica será Niet/srlic. que intenta desen-
mascarar (oda la tradición occidental, como una explicación
racional para un m u n d o irracional, fundada en el engañoso
postulado de un ser trascendente.
El siglo xix es senilai i/ador v prometeico. La trascen-
dencia que se lorna inmanencia en el idealismo alemán abre
espacios a la absolutización extrema fie lo relativo; seRÚn
Feuerbach y Marx, el h o m b r e es para el h o m b r e el ser su-
premo. Paralelamente, el cientificismo positivista relanza el

413
II,,: rhfiíwfíucuat
Ep>T°it»

mito ilustrado del progreso ascendente. Los inmensos avances objetivo. Después de la muerte de Dios, se proclama la muerte
de la ciencia experimental, y los de so aplicación práctica, es del hombre.
decir la técnica, parecen darle la razón. El siglo xix se cierra Apertura a la trascendencia o clausura inmanente, liber-
en medio de una ¡ilmósíera tic optimismo \ de afirmación de tad o determinismo. subjetividad o subjetivismo, búsqueda es-
la autonomía del hombre. peranzada del sentido o alirinación escéptica del sinsentido
Pocos años debían transcurrir para que dicha atmósfera son algunas de las tantas oposiciones polares que encontramos
se llenara de nubes. En torno a la Primera Guerra Mundial, en estos dos siglos de historia filosófica. No se trata de intentar
lodo entra en crisis. Kinslein dcsc.statiilt/a la ciencia; la bolsa síntesis superadoras more lirgrhitiw. sino de agudizar el .sentido
de valores de New York, en W2'J, termina con el mito del ere- crítico para descubrir las paréelas de verdad que proponen las
cimiento económico continuo; pero sobre todo en las trinche- distintas corrientes filosóficas. La dignidad de la persona hu-
ras de los innumerables fíenles de las dos guerras mundiales mana es lo que está en juego. Y tal dignidad exige continuar
se hunden el optimismo positivista y la progresista lectura hc- infatigablemente la búsqueda de la verdad, que en eso consiste
geliana de la historia. Más adelante, con la caída del muro de el auténtico quehacer filosófico.
Berlín, se disuelve en nada un.i ideología que era en realidad
una escalología s o n lanzada: el marxismo.
De entre las humeantes minas del siglo \ x se levantan
algunas propuestas filosóficas alternativas. Las que hemos lla-
mado filosofías de la trascendencia insisten en la búsqueda de
un sentido a la existencia humana, y lo encuentran en la aper-
tura hacia el Otro y los otros; el Kxisicni ialismo, tan ligado a
las tragedias de la historia contemporánea, intenta fijar su
atención en ese existente peculiar que es el hombre. Pero lo
hace eon una mirada desesperanzada, con un horizonte ce-
rrado a la trascendencia. Otros se refugian en los análisis lin-
güísticos, quizá con el loable fin de encontrar una mayor co-
municación entre los hombres, pero en la mayoría de los casos
no superan los límites del lenguaje misino. I lay quienes que, al
constatar el progreso tecnológico que ha continuado imper-
turbable su avance arrollado!" durante el siglo xx, vuelven a le-
vantar las banderas del cientificismo. Pero sobre todo pululan
los hijos de Niel/sche, quienes olvidando la superación del
nihilismo de su maestro, conservan solo la herencia de la desa-
parición de todos los valores después de la muerte de Dios.
Son los que declaran el sinsenlido de la existencia, el escepti-
cismo frente a toda verdad y el rechazo ante todo orden moral

414
APÉNDICE:
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA
por Carlos Goñi Zubieta

Jl lay mía filosofía española, mi Don Quijote? Sí, la luya, la fi-


losolía de Dulcinea, la del no morir, la ríe creer, la de crear la

Miguel df Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho.

I.os siglos M.\ y XX han sido especialmente fecundos


para la filosofía en España 1 , tanto que merecen siquiera un
apéndice en un libro sobre historia de la filosofía contemporá-
nea, Pero no tenemos que pensar que el interés por el pensa-
miento español contemporáneo t:s m e r a m e n t e doméstico,
pues nuestro país ha contribuido al universo filosófico de los
dos últimos siglos, cuando monos, con tres grandes aportacio-
nes, como son: el esplritualismo renovado de Jaime Balmes, el
«raciovitalismo» de José Ortega y U.issct v la metafísica del «li-
mite mental» de f-conardo Polo 5 .

' S.ihre l;i : '.irstitm de si se |ii¡r¡[r h.ihliii er.r. pm;i:id;ul ríe IU:;L •• Intuí >
fia española- remitu a la Itilrodutiióu de l,i obra di: <•- FKAII.H, Historia rlr lai'i-
iiili/id Española, B A C , Madrid ]Í>K">. pp. Mfi y a la hibliogralla que allí se ciía.
a
El repuL.de liisp.uiisl.i 1:,itu.es. Ai.UN CUY. no incluye en esta lista a
L. Polo y añade el kraiisismo de Siiii/ del Riii y sus discípulos, así como el
«objetivismo Slistantivisia» de Xavier Zuhiri (Cfr. lihturia de lafitosufiaespa-
ñola, Anthropos, Barcelona 1985, JI. 10). Por otra parte, por ser tan reciente,
la aportación de !.. Polo no h.i i mitin la rcp,-iTii.;inti nur en su momento tu-
vieron las de lialmes y Ortega,

J
417
Capiculo 1
EL SIGLO XIX

Filnsólicamenlr hablando, el siglo \ I \ irrumpe ron el espl-


ritualismo agustiniaiiii v sensual isla ilc |mi' de jesús Muñoz, (iipi-
11a (1771-1840), quien en su obra principal, titulada LaFloriila,
«¡pone en forma riialógica su teoría de! conocimiento, así como
cuestiones de lógica, ineíaíísica v moral. Ames de llegar a su mi-
tari, el siglo nos ofrece un inusilado punió tic equilibrio de la
mano ele Jaime llalmes (1H10-1 SIS) v ki reacción tradición alista
de Donoso Corles (1K0í!-1S">3). Culminad siglo XIX español con
la irradiación krausisia en Julián San/ del Km (1814-1869) y en su
discípulo Giner de los Ríos (IÍCW-1 Ll 15). quien i undará la Institu-
ción Libre de Enseñanza (clausurada en 1936). El siglo se cierra
con cierta presencia del vitalismo, cnarlxilario por José de Lata-
mendi (1828-187Ü), que .surgió como una reacción al positivismo
del medico mcnorquíii José Miguel Guardia (1S.ÜI-1S!)7).

1. Jaime Balines: la filosofía del sentido común

Probablemente, el filosofo español más Importante del


siglo XIX sea Jaime l'.nímn. Este catalán universal nació en Vic
Ifolnrin .le InpUofú, nm,„„l,.,rí¡nea El si,

en 1810. Tras doctorarse en teología y derecho canónico en la gara a ser sabio quien comienza por ser insensato». Los Alosó-
universidad de Cervera, ejerció de profesor de matemáticas en los racionalistas e idealistas elaboran sus sistemas no solo de es-
su ciudad natal husla 184 I, cuando comenzó una brillante ca- paldas al sentido c o m ú n , sino incluso en su contra, de tal
rrera como escritor tanto de cuestiones netamente filosóficas modo que lo rechazan como si se tratara de un impedimento
como sociales y políticas. Murió de tisis en 1848. Gran conoce- para el filosofar o algo tan irracional como espontáneo.
dor de la fllosolía tle su tiempo, dialogó y polemizó con los En la época que le locó vivir. Balmes consideró necesa-
grandes pensadores que llenaban el ambiente cultural de la ria la apelación al sentido común, que él llama -instinto inte-
Europa moderna. Aunque sus inlerlocutores principales fue- lectual»: instinto que emana de la naturaleza misma del inte-
ron Descartes y Kanl, percibió lanío el racionalismo atroz de lecto y que, como cualquier otra naturaleza, está ordenada a
Hegel y el optimismo < ienlifirisia de Cumie, como el subjeti- un fin, en este caso, a la verdad de las cosas. El Autor de la Na-
vismo, el ¡rracionalismo y el pesimismo vital que poco a poco turaleza nos ha dado una especie de «insinúo» que satisface el
iban e m e r g i e n d o c o m o una consecuencia necesaria. Entre apetito de verdad de la facultad intelectiva. Así como la volun-
sus obras, destacan: El nilirin, I-ÍIUSU/íH ¡itutlmaental, Cunn defíln- tad tiende, por naturaleza, al bien: la inteligencia lo hace, tam-
siifin elemental, Ctirlm o un i'srr/itirtí m materia de religión y El pro- bién por naturaleza, a la verdad. La verdad es, pues, el bien de
testantismo cotnfiuiiulu ten el rutiilimiiiu. Balines se percató de que la inteligencia.
a su época le fallaban dos cosas: optimismo viial y sentido co-
Si la verdad es el bien de la inteligencia, su mal es el
error. Más que falla de conocimiento, el error es mal conoci-
miento, Balmes ilustra esla idea con la metáfora del espejo:

a) El sentido comú n
«í.uando rnmirenios pcifenamciHc la verdad nuestru enten-
dimiento se parece a im espejo en el cual vemus retratados,
Balines estaba lotaluienle convencido de que la fllosolía con i oda fidelidad, los objetos romo son en sí: cuando caemos
es y ha de ser una prolongación, por p robín diz ación, del sen- en error, se asemeja a uno de aquellos vidrios de ilusión que
tido común. El filósofo que razona correctamente, cuyo dis- mis presentan lo i|uc realmente no existe: pero ruando cono-
curso rebosa lógica, pero no es razonable, carece simplemente cemos la verdad a medias, podría romparar.se a un espejo mal
de sentido común. I.o cual supone tma objeción capital, por- azogado, o colorado en lal posición (|uc. si bien nos muestra
que no tomar en cuenta ¡a realidad de las cosas no es sino una objetos reales, sin embaído, nos los olrere demudados, alte-
pérdida de tiempo. «Si deseamos pensar bien», afirma Raimes rando los tamaños y figuras-.
al principio de El Criterio, "liemos de procurar conocer la ver-
dad, es decir, la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir El entendimiento que está en la verdad es como un es-
con sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento pejo liso y limpio que refleja la realidad lal como es, en cam-
no está conforme con la realidad?' 1 . Fl arte de pensar bien es, bio, cuando cae en el error, es un espejo sucio que distorsiona
pues, mucho más que el arle tle discurrir o razonar: «mal lle- la imagen. En el primer caso, el espejo es fiel, refleja las cosas

"J. EAI.MF.S, £/mímr. !. 1. l-".spnsít Calpr, Madrid 1ÍIS7. p. 15. : Wí7-.. 1.17.
Hsii

tal t a m o son, es re.s/vfw. -i. En el segundo, el espejo interviene, mismo modo, es contrario al sentido común o «instinto inte-
modifica los tibíelos. Ii> nanipula, como hace el racionalismo. lectual» afirmar que el orden ]>ru< ede di-1 caos sin una causa
que ordene; así como que algo llegue a ser sin una causa.
El pnnnpio de famnlitiad es, pues, de sentido común, no
b) Vuelta al realismo requiere demostración porque es un primer principio y eslá su-
puesto en toda demostración. Es simplemente u n a imposibili-
El racionalismo licnc una mentalidad manipuladora. Lo dad de sentido román que el orden surja del caos sin u n plan
que podemos comprender v dominar, es real; lo que se nos es- inteligente que lo cause. De lo cita! se signe una demostración
rapa, no puede ser real. I.a Razón humana es el arquitecto del de la existencia de Dios, también «de sentirlo común».
mundo; el hombre es Dios. Pero esia forma ele pensar es, para El racionalismo más radical (el Idealismo) afirma que la
el pensador catalán, esencial mente beligerante con los valores Naturaleza es la imagen con si i uiila por las formas lógicas de la
de nuestra civilización. Por eso, hay en todas sus obras una crí- razón. Pensar, en este conlcslo, es producir la Naturaleza; pen-
tica, a veces velada y oirás maniliesia, al racionalismo. Ame sares obra de la Razón en abstracto, de una Razón impersonal,
este ambiente inte Ice nial. Hábiles profesa un realismo filosófico de la Razón llamada «humana», pero que no es de ningún
explícito y profundo. El realismo es como un espejo fiel, que, hombre. A este absurdo responde Balines con u n a breve sen-
por tanto, es respe (LIOSO con la realidad, que no la ¡menta do- tencia: «No hay filosofía sin filósofo», es decir, no hay pensa-
minar; las cosas no son porque nosotros las conozcamos, sino miento real sin pensador real, !•'.! que pierna es el hombre sin-
que las conocemos porque son. gular, el mismo que ama. sufre o siente emociones. El «espíritu
Ese realismo significa, ame lodo, que el hombre tiene la de sistema», propio del racionalismo, elimina al hombre como
aptitud para - c o n o c e r el ser» de las cosas. Contra H u m e y sujeto del pensamiento: quien piensa no es el hombre de carne
Kant, Balines considera el principio de causalidad como un y hueso, sino la Razón absoluta, Pero fialnics eslá convencido
principio connatural a la razón, ya que esle principio se identi- ¡listamente de lo contrario: «Por nú parte, no quiero ser más
fica con el «instinto intelectual-. Lo que significa que quien lo que todos los hombres; n o quiero estar reñido con la natura-
leza; si no puedo ser filósofo sin dejar de ser hombre, ri
A la imposibilidad miia/isira (lo que no puede ser en ab- a la lilosolia y me quedo con la humanidad» 1 .
soluto), a la imposibilidad jisaa (lo que eslá fuera de las leyes
de la naturaleza) v a la impasibilidad éiun (lo opuesto al curso
regular ti ordinario de los sucesos), añade llalmes la imposibi- r.' IJI iijiiilngi'lirii v la mistión \ticiitl
lidad de sentido COMúN. Esta última ha sido despreciada por el
pensamiento m o d e r n o , pero es esencial pava no desligar la ra- Tanto en El pruii^iontismn íouipumdo ron el i-utoticisuto
zón del sentido c o m ú n . Pensar que /•.'/ Ojtijute se compusiera como en Carlas a un fvrMioi ¡ ,'¡ materia (,'•• a-'t¡yon. Balines desa-
mediante el sencillo procedimiento de lanzar al aire letras de rrolla una apologéiica del catolicismo. Contra la tesis mante-
imprenta, no repugna al prinrijiin de nn-enalriuUráón, ni a ley fí- nida por K Cmzol según la cual el progreso de la mentalidad
sica alguna, ni a ios principios de la moral; pero sí repiLgna al
sentido común (v, seguramente, molestaría a Cervantes). Del ': A.'r.». fih'iijht l'\;>! •1111/1!. 1. Cup. :!l.

422
moderna se debía a la Reforma protestante, el pensador cata- 2. El krausismo en España
lán hace una enumeración de los logros que la Iglesia lia con-
quistado para la humanidad, como la reivindicación de la dig- Kart C. F. Entuse (1781-1832), filósofo n
nidad, la supresión de la esclavitud, la fundación de las man, intentó mediar entre el panteísmo y el teísmo. Su doc-
universidades, la moderación de las costumbres, etc. trina se conoce como paneutrismu y mantiene que, a u n q u e
La mirada atenta de Balmes supo atisbar una general y Dios incluye en sí el mundo, es irreductible al mundo. La tras-
peligrosa relajación de la moral de la que era responsable el cendencia divina queda salvaguardada gracias a la unidad or-
escepücismo filosófico de su tiempo, u n escepticismo que no gánica del todo: el mundo es una sociedad de seres {Vemnwe-
ha caído de repente sobre los pueblos civilizados, sino que es sen) en acción recíproca unidos por una instancia superior,
una gangrena que ha cundido con lentitud y que, por tanto, se a superior es, para los estados de conciencia, el yo,
ha de remediar también lentamente'. Balmes hace un diag- y para el conjunto de los s- , Dios. Para Krause, la humani-
nóstico, por desgracia, muy certero y actual: dad está constituida por tu ]ii tamil ir de asociaciones con di-
versos fines. La sociedad e la federación de las distintas asil-
lie se esfuerza en divinizar el goce. an jerárquicamente, sino que cada
busca una excusa ¡i inda- bis acciones |)crversas, califica de im.i mantiene su autonomía dentro de la federación global de
deslices los delitos, de fallas las t aidas ni:¡- ignominiosas, de la humanidad (Mi-ii.\rhhnt.\btaiti). Casi ignorado Alemania,
los crímenes, procura desterrar del mundo toda Krause fue bien acogido en España,
era, ahoga los remordimientos, y ofrece al corazón hu-
El krausismo echó pronto raíces en España. P
n solo ídolo, el placer; una sola regln, el egoísmo >••'.
nos, la filosofía de Krause era el sustituto idóneo de u
cia del catolicismo lánguida y desencantada, La mezcla de
La única solución a esta silunción solo puede venir por
ciencia y misticismo que proponía el pensamiento krausista se
la reforma moral, que restablezca, el auténtico altruismo, y la
hizo muy atractiva para los intelectuales españoles de media-
reforma religiosa, la rrisiiani/.ación de nuestro mundo.
dos de siglo, faltos de ciencia y deseosos de hondura religiosa.
El diagnóstico de Balines se exuende también a la cuestión
Para un pensamiento anémico, el espíritu de armonía, la de-
social: el liberalismo económico tiende a generar violencia ya que
fensa de la libertad, el culto a la razón y a ia ciencia, la apuesta
tiene la finalidad de amasar riqueza en manos de unos pocos. Las
por la pedagogía v la religiosidad, que ofrecía la nueva filoso-
graves injusticias del sistema capitalista fueron denunciadas por
fía alemana, suponía una oportunidad de progresar a la par de
el socialismo utópico, pero no acaba de ser una buena solución
Europa. El terreno estaba abonado para que el kra
porque se mantiene dentro del materialismo y pretende suprimir
implantara en nuestro país. Solo había que importarlo.
toda propiedad privada v toda clase social. Balines aboga más por
algunas reformas sociales como la justa remuneración salarial, la
seguridad de los comíalos, el derecho a reunión, etc., que se co-
a) Julián Sanz del Ría
iiien/.irán a aplicar cincuenta años más larde.

El encargado de importar el krausismo fue el profesor


de la Universidad de Madrid, Julián Sanz delRío (1814-1869).
I !,.•>!•, ,!, hjil^/uu 11^,:;

Aunque desde 1840 perlenccía ya a un círculo donde se cono- nuevos valores serán la libertad, la autonomía moral y la frater-
cía la filosofía krausista a través del belga Henri Ahrens, en nidad universal. Esta reforma ética, esta auténtica conversión,
1843 viaja a Heidclbcrg donde entra en contacto con los discí- la debe realizar todo ser humano, de ahí la importancia de la
pulos de Krause. A su vuelta a España, se recluye durante ca- n pedagógica.
torce años con el lin de digerir la nueva filosofía, tras los cua-
les vuelve a la uinversid.nl v comienza su labor prosolitista.
En muchos áspenos. Sun/ del Río se muestra como un bl Giiterde lia Iiím y ln iifnmn ilr la
«premodernista» que aspira a salvar del cristianismo su sen-
tido espiritual, acentuando la infinitud de un Uios personal y Francisco Giner de fai Ríos (l¡vií)-]915'l. discípulo de Sanz
providente, y alentando el amor fraterno y la meditación. Para del Río, entró a formar parte de los círculos krausistas en Ma-
ello, hay que distinguir entre el rrislianisnio histáriciiy el cris- drid, donde fue profesor de Derecho. Destacó notablemente
tianismo esencial; mientras el primero es dogmático y b u e n o en filosofía del derecho, publicando numerosas obras, entre
para la masa, el segundo puede ser integrado, oras una prepa- las que sobresalen: Principios de derecho natural (1873) y Rí.SIí-
ración especial, en una perspectiva racionalista; mientras uno men de filosofía del derecho (18(18). Partiendo del dualismo entre
se fija, sobre todo, en el culto exterior y la liturgia, el otro da derecho natural y derecho positivo, evolucionó hacia el jusna-
más importancia a la vida interior. luralismo. Para él, no existe ni un derecho ideal, ni una ley in-
El nuevo sistema tiene dos lases: análisis y síntesis. Me- justa; el derecho no procede de la voluntad, sino de la razón,
diante el análisis el espíritu conoce lo individual e n su multi- p o r lo que una ley puede parecer injusta en apariencia o for-
plicidad y, partiendo de la intuición del yo, se va elevando gra- malmente, pero nunca lo es realmente.
dualmente a lo simple, después a lo idéntico, finalmente a lo Con la restauración de Alfonso XII en 1875, Giner de
total, para acabar en el conocimiento del Absoluto, de Dios, los Ríos dimitió c o m o profesor de la universidad. J u n t o con
de cuya realidad tenemos, entonces, u n a -vista real». Desde otros krausistas también dimisionarios fundó la Institución Li-
ahí. vamos descendiendo, mediante la síntesis, desde el Abso- bre de Enseñanza en 187<i. Estrictamente privada y totalmente
luto hasta la niuldplicidari; en ese descenso contemplamos to- independiente del orden oficial, la Institución pretendía for-
das las cosas articuladas con la Unidad. mar espíritus libres, p o r lo que no había n
Sauz del Río desconfía de la omnipotencia del Estado, establecía una In1.il neutralidad religiosa. Se aspiraba a
p o r lo que adopta el sistema piramidal de Krause, según el cionalismo a r m ó n i c o » que desleí rara todo d
cual entre e) individuo y el poder estala] se sitúan una extensa Institución era una escuela de estudios primarios, secundarios
gama de sociedades intermedias, como la familia, el oficio, la y superiores donde se llevaban a las aulas las ideas de Krause,
escuela, las agrupaciones, etc. Por encima de! Estado hay que de Rousseau y de Eióbel. I.a e
situarla patria universal, una federación internacional que nos práctica, se daba importancia a la cultura física y a las e:
permite participar d e la Razón y de] Deber d e amar a la Hu- nes para inducir el aprendizaje en el alumno. Se practicaba 1;
manidad. Ese amor a la Humanidad nos debe llevar a reprodu- coeducación.
cir en nuestra vida la vida de Dios mediante una ética del reco- En sus Ensayos insta a la reforma de la ei
gimiento íntimo, del c o n o c i m i e n t o y de la a tas palabras:

-lii» 427
m„o,í„,hl„fl„mfaa . m¡iari:i,vi

•Transformad esas antiguas aulas; suprimid el estrado y la ea- destacan: Francisco de Paula Canalejas, Federico de Castro,
ledra del uiae.slrci. bat leía de iuelo que lo ai sin i hace imposi- Emilio Castelar, ¡ose Canalejas. Nicolás Salmerón, Francisco Pi
ble toda intimidad ron el discípulo; suprimid el banco, la y Margall, Urbano González Serrano. Gumersindo de Azcá-
grada, el anfiteatro, símbolos perdurables fie la uniformidad i
rate, Manuel Sales y Ferré'.
del tedio. Romped esas enormes masas de alumnos, puf nece-
Pero también tuvo grandes detractores que empuñaron
sidad constreñidas a oir pasivamente mu lección o al alien lar
sus plumas para polemizar con los defensores de la filosofía no-
en un interrogatorio de memoria, ruando no a presenciar
desde disiamias increíbles ejen nius y manipulaciones ele que vísima. Entre los enemigos del kvausisiiio, encontramos a Fran-
apenas lorian darse fue nía. Suslituid en lomo del proiesor a cisco Navarro Villoslada, Francisco Xavier Caminero y Muñoz,
lodos esos eleineulos clásicos por un circulo poco numeroso Juan Manuel Orií y I ¿ira.
de escolares activos que piensan, que hablan, que discuten,
que se mueven, (pie exlún VíVHí, en suma, y cuva fantasía se en-
noblece con la idea de una colaboración en la obra del maes-
tro. Vetllos excitados por su propia espontánea iniciativa, poi
la conciencia fie- si mismos, porque sienten va (pie son al^o
en el mundo y que no es pecado tener individualidad y ser

Estas son las lineas generales que regían la Institución


Libre de Enseñanza. Pronto adquirió fuer/a y prestigio, convir-
tiéndose en un modelo pedagógico m o d e r n o . Las familias de
la burguesía media, cimicarias al régimen de Alfonso XII, lle-
vaban a sus hijos a la Insiiiunón. |)e ella saldrían muchos pro-
fesionales, profesores y políticos que influirían en la historia
posterior de España. La Institución inspiró la formación de
otras asociaciones como la Jimia de Ampliación de Estudios o
l.i Residencia de Estudiantes. Kue clausurada en l'.i'M':

o Krmtsistiií y (tnliltmti.'ii.ílti.i

El krausísmo tuvo muchos seguidores lauto del mundo


intelectual como del lie la política. F.mre los principales discí-
pulos de San?, del Río, aparte de Francisco Giner de los Ríos,

i.i. Alianza. Madrid 1973. p. 107. fr.J. I.Ó1T./Momi.l.v.. FAhamhim: n\mml F.C.E., M í x
Capítulo II
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

El siglo xx amanece en España con ],, resaca del 5)8. La


perdida de las últimas colonias supone un duro golpe para la
economía y la política, peco especialmente para cierto rancio
espíritu español que todavía vive de resonancias pretéritas. El
krausismo va perdiendo hálito y la filosofía escolástica queda
demasiado distante, aunque había resurgido a finales de siglo
con el cardenal Ceferino (ion/álc/ (1831-1894) y el político
Alejandro Pida! y Morí (1846-1913), entre otros. Tres hombres
vinieron a vivificar el espíritu de la filosofía española en la pri-
mera mitad del siglo \ \ : Miguel de L'iiannmo, Eugenio d'Ors
v ¡use I írtega v ('.assel.

Uiiianuiwcs un filósofo inclasificable. «De lo que huyo, re-


como de la peste, es de que me clasifiquen"1. Nació en Bil-

1
'. Mi idipi'n. a i 'J.-'.'i.i^ ' v i ^ ' f j u , i
Hati ínl^'dl„,, •tempor Primera mitad MrijefoXX

bao en 18(54. Esludió Kilosolía v I .erras ni Madrid, donde reci- Unamuno no pretende transmitir ideas, sino pensa-
bió una formación ración Lilis tu y positivista (|iie chocó frontal- mientos. La idea es algo solido, fijo, en cambio, los pensamien-
mente con sus creencias rcli^io>;i.s. Catedrático en la Universi- tos son Huidos, libres. L'n pensamiento da lugar a otro pensa-
dad de Salamanca (y rector en 1900), conectó con los jóvenes miento, mientras que una idea choca con otra idea. Las ideas
escritores de la Generación del 98 y militó en el PSOE. Durante son dogmáticas y no avudati a pensar; al revés: una vez que te-
la década de 1890 se interesó por cuestiones soc i apolíticas, inte-
rés que abandono cuando sufrió una crisis personal en 1897, A En todos los escritos ríe Unamuno, tamo obras literarias
partir de este momento mantiene un debate existencia) interno como filosóficas, se advierte una honda preocupación reli-
que se refleja en sus obras. Por oponerse a la dictadura de giosa. No fue cristiano, ni católico, ni siquiera creyente, pero sí
Primo de Rivera (1924-1930) estuvo exiliado en Francia. Vuelto ii hombre religioso. Toda su obra < arcada por el anlago-
a España, lite elegido diputado. Unamuno escribió novelas, ar- ismo entre lo exterior y lo interior, ntre lo objelivable v lo
tículos periodísticas, poesía, obras de teatro, ensayos y un [Huno lasequible por la razón y la ciencia entre la lógica y la car-
íntimo que nunca quiso publicar. Tres son las ohras que tienen '.Lo in, lo inte io? la vida. La primera
un interés lilosólii o; Viilu di- DMI (Jni;nt<-i Sundín. IM \< niega la inmortalidad personal (.
trágico de Ut vidas l.n aconta del V.miuuiisuw. Murió en 1936. de la vida), niienlras la segunda se empeña •
marla, mediante la fe. Unamuno no elige
sino que abra/a ambas -agónicamente.», en ¡ inevitable anul-
íí.I Snilim trágica gonismo, lo que provoca el desgarramiento terior del hom-
bre entre la razón y la fe. Pero Unamuno i puede admiür
Unamuno fue uno de los descubridores europeos de tranquilamente la fe; le asaltan dudas, incerti-
Kierkegaard (para poder leerlo estudió danés). Kierkegaard le dumbres, temores. Para él creí s crear: el ser humano nece-
influyó notablemente. Se puede establecer un paralelismo sita creer en la inmortalidad y Dios como prolongación de
muy claro entre ambos. Estamos ame dos pensadores profun- su propio yo hasta el infinito y, la idea de Diosv
damente religiosos, que lucharon contra la «cristiandad esta- de la inmortalidad personal.
blecida» (Kierkegaard) y contra «el catolicismo de moda"
(Unamuno). Ambos se consideraron a sí misinos despertado-
res de una conciencia adormecida. El español lo tiene claro:
«Y lo más de mi labor ha sido siempre inquietar a mis próji-
mos, removerlos el poso del corazón, angustia ríos, si puedo»-. En su Diario íntimo confiesa su propio «egotismo», una
obsesiva preocupación por sí mismo que le hizo insufrible la
- ídrm. p. 1S3. L'namimri lio irac loliicioues. -si quieren sohirionc-s idea de tener que dejar un día de existir.
-, acudan a la linuln de niln-ul.'. porque en la luí! ni) MI vendí- seme-
arüculo. Mi empeño tía sido, es y sor;'i i|ii.' los que rao lean piensen v

/• ¡)"<; (!,•'•,.'/. i S:,i,./;i,. .n|i. [i


HUUría i , la filwfia „„l,mp„á«,a

-Ksia coiistame prcorucíación ríe mi nViTino de uliniuimtia,


ilrl más LLILL de la muerte, esta oljifMÚii de la riada mía ;no es
puro egoísmo? (...) Estoy lleno de mí mismo y mi anulación m u n d o , sino su causa. Nuestro m o d o de c o m p r e n d e r el
m u n d o y la vida brota de nuestros sentimientos respecto ai
mundo y a la vida. Así, afirma;
El yo se defiende con uñas y dientes de la objetivación
externa, porque visto por ella se aleja de sí mismo, se desdobla «No suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas o
y enajena. En este sentido, exclama con j u l e s Michelet; °¡Mi |H'siini.slas. sino que e.s nuestro optimismo n nuestro pesi-
yo, que me arrancan mi yo!"1'. La objetivación del yo se puede mismo, de origen (ilosófiro n patológico quizá, tanto el uno
llegar a e x p e r i m e n t a r ante el espejo, p o n i é n d o s e ante sí como el otro, el que hace nuestras ideas»1'.
mismo como si de un objeto extraño se tratara. El resultado de
la experiencia del espejo, a la que también aducirán J. P. Sartre i,;i filosofía de U n a m u n o es autobiográfica. Se p u e d e
en La Náusea y A. Camus en Catigula, es un profundo desga- decir que sus escritos son caminos que buscan una salida a su
rrón interno que produce un h o n d o dolor. La actitud inlelec- atormentada vida ulterior. Por eso, leer las obras de Unamuno
tualista que p r e t e n d e objetivarlo todo provoca u n angosta- es leer su vida. La temática de la obra de U n a m u n o es muy
miento espiritual, porque lleva al hombre a poseer verdades personal. Claro que se percibe la impronta de Kierkegaard, sin
en ve/, tic a dejarse puwr par ln verdad. embargo, hay que hacer caso a lo que él dice de sí mismo: »Yo,
Hay una verdad objetiva, pero existe también la verdad Miguel de Unamuno, como cualquier otro hombre que aspire
subjetiva, que es la relación de todo con nuestra salvación. Esta a plena, soy especie única"-'.
úldma es la que le importa a U n a m u n o , En una tal verdad, la
voluntad adquiere primacía sobre el entendimiento. El conoci-
miento es el resultado de una búsqueda orientada a saciar de- 2. Eugenio d'Ors: pensamiento en libertad
terminadas necesidades vitales. Una creencia es verdadera si
produce unos resultados que permiten intensificar la vida. En Ajeno al existencialismo (Unamuno) y al vitalismo (Or-
Vida de Don Quijote y Sancho, define la verdad como «lo que mo- tega) que llenan el ambiente filosófico de principios de siglo,
viéndonos a obrar de un modo u otro liaría que cubriese nues- aparece un pensador que va por libre, pero que echa raíces en
tro resultado a nuestro propósito-. Y p o n e este ejemplo: «Si ca- la tradición clásica: se trata de Eugenio d'Ors (1882-1954). Hijo
minando moribundo de sed ves una visión de eso que llamamos de una familia acomodada de Barcelona, estudió Derecho y
a ella y bebes, y aplacándole la sed le i csu- frecuentó ambientes modernistas, pero pronto reaccionó con-
• era verdadera y el agua de verdad» 7 . tra el m o d e r n i s m o y fundó j u n t o con otros c o m p a ñ e r o s el
Noucenüsme, u n movimiento catalanista que buscaba la univer-

i
salidad en lo clásico. Se doctoró en filosofía en Madrid y se de-
* ídem. Diaria íntima, Alian;
. VI ad d 1998, p. 113. Mási.ddamc
dicó al periodismo, firmando sus artículos bajo el pseudónimo
nodej oismv (p. 129).
' ¡dtm, Vida de Don Quijote Sancho
( cap. 31. Véase en Niebla (cap
XXII| la historia del figuetampona
Histnrín de la fdomfín rnntrmporánra

de Xénius. En la década de 1920 adquirió gran prestigio en práctico, ponderación y salud mental, correcta percepción y
toda Europa e impartió innumerables conferencias. Es autor apreciación de las cosas, y actuación prudente. El seny no pres-
de muchos artículos, de novelas v ensavos. F.ntrc sus obras des- cinde ni de la naturaleza ni de la cultura, sino que está por en-
tacan: La bien plantada, El sérvelo de la plasapa, ín rienda de la cima de ambas. «La razón -afirma- que respeta los fueros de
cultura, Intmdttiru'in a la pbisopa. Illman. 1.a phsofia del hombre la vida, aunque los combata, es, precisamente, lo que hemos
il'ir tini'aja v '¡lie ¡Ht'tyi.. llamado seay»lK
E! seny será el artífice de un «Novissimum Organtini»,
que sustituirá tamo al -l.lig.uiiim- aristotélico como a! «No-
a) Diátiígo y seny vum Organum» baconiano, y que cstahlecera una nueva lumi-
nosidad, que d'Ors llama liiTuiiiiaqiiia. un racionalismo nuevo
El pensamiento de Eugenio d'Ors está lleno de sugeren- frente al caduco racionalismo inecauieisla. La imagen inme-
cias, pero resulta "Complejo y difícil de simplificar»'". Aden- morial del círculo ya no sirve para expresar la fuerza de la ra-
trarse en sus obras es como enlabiar un diálogo que nos va ha- zón, porque la armonía no es ya circular, sitio elíptica; resulta,
ciendo reflexionar sobre duélenles aspectos de la filosofía, la por tanto, más adecuada la elipse, con dos núcleos: la inteli-
vida o la cultura. Esto ocurre porque tino de los "secretos» ele gencia y la vida. Esla «reforma kcpleriaua» permite una mejor
su filosofía radica en procurar que el diálogo se produzca: adaptación al mundo, que aparece no como una máquina,

••Diálogo IILIV UNí ruin, de cualquier manera, el amor toma en


cuenta el pensamiento ajeno y lo incorpora al propio... Diá-
logo hay en la referencia, en !a alusión, en la cita... Diálogo h) l'rnmimwnt:! fii liliirltitl
hay cuando, en un libro, por ejemplo, aquel que establece
una tesis y la susieiiui, preu- las objciione-i posibles... Formas
En muchas de sus obras, pero especialmente en La filoso-
de amplio diálogo existen, igualmente, en todas las institucio-
nes de vivir cicntilico universal... Pero un es solo que el peie fía del hombre inte trabaja y que jtu%ti, Eugenio d'Ors lucha contra
Sarniento necesite del diálogo, sino que es, en esencia, el la despersonalización llevada a cabo por el positivismo y el
mismo diálogo. S la diversidad de opiniones, que al principio cientilismo. En el bonibre encontramos una tripartición origi-
se nos había presentado romo un obstáculo, podemos verla nal: el subconsciente (las funciones corporales), el conscienie
ahora, al revés, como una condición»11. (las funciones psíquicas) y el supeíconscienie (el espíritu o el
ángel). El determinismo inexorable arrebata al hombre lo más
El diálogo ha de ser dirigido porn un invi iinegral de la íntimo, lo que le constituye como tal: la libertad. No es que el
inteligencia que Eugenio d'Ors llama seny, vocablo intraduci- yo sea libre, sino que es libertad:
ble tic la lengua catalana, que indica a la ve? sentido común y
-La libertad se vuelve así, en la vida espiritual, el substantiva
1,1
primario, del nial los Inclín, sciiómentalrs. lo mismo que los
I.. |iMi.Ni-/. MiisFvo, l'si'mko ,!••: uil--rin /¡/¡¡mía*. cvíífiíWo, Anlliro

1
i-t:cLuiiii lÜ'Jl.p. 236.
11
E. II'OHS. Elsrartu ,ir h fd„M¡fio. Teeruis, Madrid 1997, p. 5(1.
.„.1, í,fl,.í. ,•„»„,„
intelectuales, mi son más que adjetival ¡mío simljólii as. F.ll.i, ironía, que es pensamiento en libertad y que permite contem-
la libertad, í-S [¡I I"|III' puede admitir ad¡eliva( iones especiales; plar la realidad con sabiduría.
ningún urde]] de ¡LiiLHiieiiu- es capa/ de admitir a la libertad
nilllu adjrtivarión. (...) 1.a e\|nesi6n leijiliiua sería decir res-
pectivamente '¡iie l:i liheriad piensa, que la libertad quien-,
3. El raciovitalismo de Ortega y Gasset
que la libertad siente...- 13 .

Nació en Madrid en 1883. Tras doctorarse en Filosofía


1 ,a libertad se realiza a sí misma frente a
marchó a Marburgo (Alemania). Desde 1910 fue catedrático
la realidad, 1.a realidad se presenta al yo como resistencia que
en la Universidad Cenu-al de Madrid. Gran ensayista y extraor-
le obliga a elevarse sobre sí mismo («la llamada del ángel»). 1.a
dinario escritor, importó la filosofía europea de principios de
sustantivación de la resistencia es el mal 14 . Por eso, la libertad
siglo a u n a España adormecida filosóficamente. Después de
debe c.olonimr\í\ realidad, es decir, no intentar eliminar lodo lo
un periodo «objetivista» y otro -persperthista-, adoptó final-
que resulte amena/ador, sino imponer sobre ella un dominio a
mente lo que se ha llamado el mfio-vilnlhmn. Entre su abun-
la vez flexible y disciplinado. Según d'Ors, es el seny el que
dante bibliografía, destacan: Mi-ililnnrmi-x iM Quijote, Et especta-
hace posible la colonización de lal manera que la resistencia es
dor, España invertebrada. La lebr-liim de ¡as musas, ¿Qué es filosofía?
vencida a cada instante, valorada, a d o p t a d a y adaptada, do-
y El hombre y ¡agente. Murió en 1955.
mesticada, conviniendo lo que era natura en cultura 1 *.
La historia aparece, así, como la lenta marcha de la cul-
tura que, como el universo entero, es u n a sintaxis inteligible,
a) E¡ v v A
de la que se pueden extraer algunas funciones exigidas por los
diferentes fenómenos históricos. Los fenómenos históricos
Ortega tuvo una formación neo-kantiana e
responden a constantes intemporales que d'Ors llama eones, o
en Marburgo, pero pronto reaccionó contra el idealismo. Por-
lo que es lo mismo, arquetipos que traspasan la historia, ideas
que si bien no puede haber cosas sin yo, tampoco se puede dar
que tienen biografía, como lo viril y lo femenino, el lenguaje y
u n yo sin cosas. Nunca me e n c u e n t r o u n yo solo, abstracto,
el silencio, el orden y el desorden... Los agentes de la historia
sino siempre un yo con cosas. De ahí su famosa frase: -Yo soy
no hay que buscarlos ni en los héroes ni en las masas, sino en
yo y mi circunstancia». Las cosas, la circunstancia, la realidad
las sociedades de pensamiento, los clubes, los cenáculos, que
circundante forma la otra mitad de mi persona. La realidad ra-
son los auténticos impulsores del devenir histórico.
dical es, entonces, la lida. La vida es lo que hacemos y lo que
Acabamos como hemos empezado, con el diálogo que
nos pasa, vivir es tratar con el m u n d o , actuar en él, ocuparse
vivifica la filosofía. Con tal de evitar todo -dogmatismo mono-
de él. La vida es tragedia o drama, algo que hace el h o m b r e
logante», Eugenio d'Ors propone un seny dinamizado por la
y le pasa con las cosas. No hay p o r U n t o , ni prioridad del
yo sobre las cosas, c o m o piensa el idealismo, ni prioridad
de las cosas sobre el yo, como cree el realismo: la realidad radi-
cal y primaria es la vida: el yo y las cosas son solo rr
abstractos.

-t:;<>
Historia de lafifotofa eonlemporáaea

Si r\i=:r íH|CHJ r\i.-.ir i ti ir para dame me rili]ern. y viceversa, si La razón vital no es olía cosa que el vivir mismo, pues
existo yo que pienso, a i t i r el mundo que pienso. For tanto: cuando se vive no queda otro remedio que razonar. No puedo
la verdad radical es la coexistencia de mí con el mundo. Exis- vivir si entender que estoy viviendo y sin referir lodo a mi vida.
tir es primnrdialmcnlc coexistir -es ver yo algo que no soy, La vida misma es la que hace las cosas inteligibles al insertarlas
amar yo A otro ser, sufrir yo de las cosas-1" en su proceso. Por tanto, se puede decir que la vida es el ór-
gano mismo d e la comprensión o que la razón es la vida hu-
La realidad sillo puede ser tapiada desde la perspectiva mana. El horizonte de la vida es, t o m o va señaló Oilthey, histó-
de cada uno ípirstieitii'iMiiti). Esto signilkii qtic la perspectiva CS rico, p o r lo q u e la razón vital e
un ingrediente coiislitulivo de la realidad, la cual se multiplica histórica.
en mil caras, en mil puntos tic vista, ya que cada cual la percibe
desde sus propias pupilas. I le I mismo modo que la realidad ne- «La vida humana no es una entidad que cambia accidental-
cesita de la perspectiva, la rayón pura, que Ortega encontró mente, sino, al revés, en ella la "sustancia" es precisamente
m o r i b u n d a en Alemania, necesita convertirse en razón vital, cambio, lo cual quiere decir que no puede pensarse etílica-
porque «la razón es solo una forma y función de la vida». mente coma sustancia. Como la vida es un "drama" que acon-
tece y el "sujeto" a quien le acontece no es una "cosa" aparte y
antes de su drama, sino que es función de él, quiere decirse
b) La razón vital que la "sustancia" sirria su argumento. Peni si ésta varía,
quiere decirse que la
Q u e la vida es la realidad radical significa que e n ella
arraigan todas las demás realidades de que se c o m p o n e el
hombre, es decir, que lo real solo se comprende, en su sentido ii Masa y n i ; W í ! •,'.'<

último, dentro de la vida.


Ortega piensa que la razón se lia empeñado durante si- Una de las obras mas conocidas de Ortega es La irMián
glos, desde la anticua t ¡recia hasta ahora, en considerarlas co- de las masas (1929). En ella m a n t i e n e que mientras la gran
sas «.raid specie aeternitalis-, es decir, sin tener en cuenta su radi- masa hace lo que se hace v dice lo que se dice, es decir, tiene
cal temporalidad. Por eso, la razón p u r a n o ha sido capaz d e pseudo-ídeas, opiniones o creencias, una minoría selecta es la
captar la realidad cambiante y temporal de la vida h u m a n a . que dota a la sociedad de ideales e ideas nuevas.
Esta misma cuestión ya había sitio d e n u n c i a d a p o r Kierkc-
gaard y Nietzsche. Sin embargo, Onega, aun rechazando el ra- -Cuando lailán todas estas cosas, no hay cultura; hay, en
el sentido más estriño de la palabra, barbarie. ¥ esto es, no
cionalismo, no quiere abandonar la razón. No es cuestión de
no.s hagamos ilusiones, lo que empieza ,i haber en Europa
abandonarla, porque existe una función de la razón que no es
bajo la progresiva rebelión de las musas. Kt viajero que llega
pura o matemática, se trata de una (orina particular, de la razón
a un país bárbara se sabe que en aquel territorio no rigen
principios a que quepa recurrir. No hay normas bárharas pro-
Las masas nunca lv.ui creado valores nuevos; esa función
ha recaído siempre sobre individuos que se han constituido en
modelos o ejemplos de acción para los demás. Pero este alisto-
erotismo que defiende O n e g a se cm neutra amenazado por el
fenómeno de la -rebelión de las masas», algo peculiar de nues-
tra época, que se da cuando el numero se toma como criterio,
cuando el ciudadano reniega de su docilidad y pretende ins- Capítulo III
taurar lo que el llama «el derecho a la vulgaridad o la vulgari-
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
dad como derecho». La masa rebelde renuncia a la excelencia
como modelo de conduela v eslima la mediocridad de la pro-
pia masa. Esta acudid de cerrazón produce una "Obliteración
del alma», que se opone a la aperiura propia del individuo se-
lecto capaz de «trasmigrar» fuera de sí y ponerse en lugar de Del impulso inicial de Unamuno, d'Ors y Ortega, solo el
los otros. de este último adquirirá la pujanza sulicicnic para mantenerse
en movimiento durante la segunda mitad de siglo. Lo hará
gracias a la labor de un nutrido grupo de pensadores, cono-
cido con el nombre de «escuela de Madrid-., en el que pode-
mos destacar a Manuel García Moren te, Xavier Zubiri, José
Gaos, María Zambrauo, José Ferrater Mora y Julián Marías.
A partir de csic núcleo -urgirá también un movimiento
personalista seguido, entre otros, por: Pedro Laín Enlralgo,
Cruz H e r n á n d e z y José Luis López Aranguren. El tema de
Aranguren (1909-1996) es la ética. Él diferencia entre «moral
como estructura» y «moral como contenido». Esta última es el
conjumo de normas morales, mientras que la primera indica
que cada h o m b r e ha de hacer su vida, es decir, ha de orien-
tarla según un orden escogido y asumido por él misino. Es co-
nocida su teoría del lnhnilr, según la cual existe diversos esta-
dos del alma que nos hacen enfrentarnos emocional mente
con la realidad de diferentes ir

1
Véase J. I .•' N, É&ca, Alianza, Madrid 1

-
1.a segunda milad del siglo SX será testigo también del cía», que lia tenido romo consecuencia una •entificación de la
resurgir del tomismo en lies frentes principales: en Madrid, realidad». Semejante obturación de la inteligencia, así como
gracias a la labor de Ángel González Alvarcz. Eulogio Palacios su consiguiente r e d u e n o n i s m o otilológieo, es lo que el filó-
y Antonio Millán Puedes; en Cataluña, el tomismo, matizado sofo vasco, Xabier Zubiri (1S9S-1ÍI83), se propone superar. La
por el agiistinismo en un primer momento, se inicia con la pu- tratlición metafísica ha id*' separando la esencia de la realidad
blicación de La escala de lia infi (I9">(J) de [aume. Bofill, y tiene física; Zubiri, en cambio, quiere llegara la esencia por la vía tí-
continuidad con tráncese Cañáis v Eudaldo Formcnt; en la sica, pues la esencia no es algo escondido detrás o debajo de
Universidad de Navarra ((lindada en 1952) se forjará un sus notas físicas, sino la organización estructural de las notas.
g r u p o tomista de extraordinaria vitalidad del que despunta Si esa organización sistemática esta marcada por su autosu-
por su originalidad Leonardo Polo. ficiencia, entonces podemos hablar de suslanlividad
l.as notas que componen la esencia pueden ser <ulvent¡-
áas, es decir, que vienen de fuera, sin llegar a afectar la sustan-
1. La «escuela" de Madrid tividad; o cansltturitnttih-->. que configuran su mismidad desde
d e n t r o . Estas últimas pueden ser notas fundadas que, por
A u n q u e Unaniuno ejerció una gran influencia espiri- tanto, carecen de suficiencia en orden al sistema, y notas con&ti-
tual, n o tuvo discípulos directos. En cambio, Ortega, debido a tutivas, infundadas y que son principio de (odas las
la originalidad y fecundidad de su filosofía, sí los tuvo, tanto Las notas constitutivas determinan que algo sea la, ly no
en España como en América Latina: es la llamada "escuela- d e otra (orden ialitalivo), pero tienen lamhién u n a fia
Madrid. Julián Marías recuerda como algo maravilloso los cendentaL, por la que es simplemente realidad. Por ¡ mple-
cinco años que pasó en aquella Facultad de Filosofía y Letras, mente realidad, a las esencias reales les competen ut
donde «había maestros admirables, como nunca ha tenido, ni dades transcendentales: realidad, mundo, verdad, bondad y
antes ni después: Ortega. Zuhiri, Cíaos, Menéndez Pida], Asín ljcllc/a.
Palacios, Amérieo (lastro. Montesinos, Salinas, Sánchez Albor- Pero la comprensión de la esencia no solo se realiza
noz, Lafucme y tantos otros; [...] era además una escuela de desde el punto de vista estructural, sino que también es nece-
convivencia, de veracidad, de rigor intelectual, de respeto, de sario atender a su aspecto dinámico. El dinamismo más ele-
libertad» 5 . F.ntre los pensadores de la "escuela» destacamos a mental, por el que una esencia puede tener unas u otras notas
Xabier Zubiri, a María /.ambrano y al propioJulián Marías. adventicias, es la variación; al que le sigue, la alterarían, o cam-
bio de notas constitucionales; y la mhmiilnd, en el orden consti-
tutivo. El dinamismo de la cuidad es propio de las realidades
personales, así como el de la convivencia. Uniendo el plano es-
tructural y el dinámico, Zubiri entiende la esencia como aque-
Desde Parmcnicks, la filosofía lia llevado a cabo, con
llo que de suyo da de sí?
mayor o menor intensidad, una "logificación ele la inlcligen-

! 1
J. Minies, El lanilla i¡uc ni viiek'i ni tiupv.it. Ldliasa, Barcelona 19IH, Ctr. X. 7.1 IBikl, f.'ífj ¡ira lie la realidad, A

.
, /„_,;/..w;..

El filósofo vasco diferencia cerradas v gencia entiende en el sentir misino. La inteligenc


LLI jic! l :L>. Las primeras desdi; las notan que las conligu- sentientey el sentir intelectiva.
sieuipie idéntico. Las secundas.
en cambio, solo pueden i icr las notas que tienen haciendo- «El sentir es en sí mismo un mude, de inteligir, y el inteiigir es
las «suyas», «realizando- ¡ sistema de posibilidades. El carác- en sí mismo un modo de sentir. Irrealidad eslá apielicndida.
pues, en impresión de realidad. Es la inteligencia semiente. Lo
ler cjue determina una e¡ ícia como abierta es la suidad, ex-
que llamamos iutcligir y sentir, repito, no son sino dos momen-
elusivo de la persona. Ap le de la pnstint'idad, o lo que es lo
tos del único acto de aprehender sentienteniente lo real»'.
mismo, del conjunto de o otas q u e la configuran esencial-
la persona es capa? de un proceso de prnniuiliziu-iáii
por el q u e va apropiándose la realidad que le hace ser per-
sona. Esto significa que la persona no üene en sí misma su fun- b) María Zambrano
damento radical, sino en una realidad que es más que ella, en
la cual necesita fui ida mentarse para personalizarse. A esta ape- El siglo xx, que se abría con optimismo y con la promesa
lación a la realidad para constituirse como persona, Zubiri le de liherar al hombre definitivamente de la moral y la religión,
dio el nombre de religación. pronto se convirtió en un siglo sanguinario y cruel. Los fanatis-
mos y totalitarismos lejos de liberar al homhre, lo esclavizaron,
La persona es una realidad relativamente absoluta por-
causándole una profunda herida. Para María Zambrano (1904-
que tiene que realizarse (personalizarse) religándose al funda-
1991), la causa última de esta situación hay que buscarla en la
mento. El fundamento debe ser último, pasibilüimte e ímpelente,
pretensión racionalista de hacer que la realidad sea perfecta-
es decir, capaz de hacer posible que la persona se apropie de
mente transparente a la . Frente a esa razón racionalista,
los recursos necesarios y de las posibilidades que le faltan para
su personalización. la pensadora española propt íe una mzuii jioéttra capaz fie pe-
nelrar en la esencia de las co; .s mediante tina simpatía de colí-
naturalidad.
-El sujeto formal de la religación es la naturaleza personali-
zada. Listamos ic ligados primal i.miente, no en cuanto dota- La razón poética es capaz de captar lo sagrado, ese
dos naturalmente de licitas propiedades, .sino en cuanto sub- fondo último de la realidad en que todo se sustenta y cobra
sistentes personalmente. F'nv esto, mejor que de religión sentido. Lo divino es la forma como el h o m b r e capta lo sa-
natural, liablaiiamos lie religión personal»1. grado. En El Ilumine v l« divina, Zambrano lleva a cabo un inte-
resante análisis, lamo histórico como lenouienológíco, de lo
En su obra iii.li'.ligt'itatt sntíiriitr. Zubiri mantiene que !a sagrado en la cultura occidental.
aprehensión de ía realidad es un acto estructural mente uno y
unitario. Esto significa que, contrariamente a lo que piensa la
filosofía clásica, los sentidos n o dan a la inteligencia lo que
esta debe después transformar en concepto, sino que la inte'li-

' ídem, Ntiniralrzu. halaría. Mas. Eiliicira National. Madrid 1978,


a, Madrid 1984. p. 84
Historia de la/¡lostfci contemporánea

e) Julián Marías
.
I •»Ni sor solo présenle, ni solo fiuoro: soy íuluriiü. y esa "pre-
sencia" del futuro y del pasado hace que esté instalado en el
Siguiendo los pa.-o.-, tic O n e g a , Julián Minias (nacido en tiempo, y no simplemente lo "cruce". La instalación es la que
1914) distingue entre concepto como función significativa y
propiamente hace que pueda proyectarme y no, simple-
concepto como esquema lógico. Kslo significa que los concep-
La dilatada producción literaria de Julián Marías se nt-
tos no son rígidos, pues aunque tienen un núcleo esquemá-
tico, funcional y abstracto, se adaptan a las circunstancias con- ir la riqueza, profundidad y diversidad de los temas
cretas. La función significativa d e los conceptos tiene su tratados. Nada de lo humano es ajeno para él, desde el cine
historia, por lo que la narrarían se convierte cu la forma de ex- hasta la estructura social, desde la condición femenina hasta la
presión propia ele la nueva lógica del pensamiento concreto. cultura española. En uno de sus últimos libros escribe:
Si comparamos lo que nos dice el diccionario sobre tres
realidades distintas como son "pentágono», «lechuza» <j «Cer-
•Cada ve/ parece más evidente la riqueza y creatividad de la
vantes», encontramos que de «pentágono», nos da una defini-
cultura española desde fines del siglo xix hasia ahora; es de-
ción; de «lechuza", una descripción, y de «Cervantes", nos cir, de lo que todavía es "píeseme", rirl comicn'o de nuestro
cuenta una historia. Ksto significa para Marías que para hacer tiempo. En algunos aspectos se ha mantenido esa continui-
inteligible una vida humana hay que narrarla. El hombre no es dad, se ha poseído la herencia, desde ella se ha imaginado, in-
naturaleza, pero tiene naturaleza, dicho de otra manera, es el ventario, v eso ha conservado y acrecentarlo lo que se va des-
conjunto d e las estructuras empíricas con que se nos presenta clihi icario romo esplendor»7.
la vida humana. Estas esirucluras son: la circunstancialidad,
pues cada u n o de nosotros tiene su propia circunstancia; la cor-
poreidad, porque la vida humana está encarnada; la sensibilidad, 2. Leonardo Polo: el talante moderno de la filosofía clásica
la dimensión temporal...
La vida humana consiste en estar vivienda. Ese estar tiene Leonardo Polo (1926-) recuerda que una de sus primeras
una estructura biográfica que se articula en las diferentes lecturas filosóficas, siendo hachiller, fue la Filosofía fundamental
formas de instalarían, es decir, en diferentes formas empíricas de Balines, curiosamente el autor con el que hemos comen-
de radicación en la vida h u m a n a como realidad radical. Al- zado este breve recorrido por la filosofía española contempo-
gunas formas de instalación concretas modifican y diversifican ránea. La obra de Raimes encara la mente del joven Leonardo
la estructura empírica de la vida humana, como la condición hacia los primeros principios, y desde entonces entenderá la fi-
sexuada, la edad, la raza, la casta, la clase social, la lengua... losofía como el «conocimiento de principios por principios».
Pero la vida humana es fnturka: está orientada o proyectada Tras la publicación de Evidencia y realidad en Descartes, El acceso
hacia el futuro. Esto significa que tiene también una estructura alsery El ser I. La existencia extramental, (1963, 1964 y 1965 res-
vectorial desde la q u e se organizan e impulsan las diferentes
instalaciones dependiendo de la intensidad y la dirección, es
'' [. MARÍAS. Ardufulupu uule.li-.iiii. Alian/:!. Vl.idlid i'JiJJ. p. Si.
decir, de la importancia y significación o sentido que adopten ' ídem. Tratad» vitar la einivivend/i. Cunrur.Ua ún acund". Mar-
Roía, Barcelona 2000, p . 216.
I !:<l. a de lufíosoTmwntrmporánea

pectivamente), no publicará nada hasta l'.'S4. cuando aparece sino ser acto51. Para Polo, existe un orden de actualidad más
el primer tomo del Cuno de teoría del conocimiento (en total, se- alto que la objetivación, que es el acto habitual. En Aristóteles,
rán 5 tomos), Desi!<j entonces han VíMO la lu/ numerosas obras, la noción de acto tiene dos niveles: c o m o enleléhliéa y como
como Hegely el postlw^liatüsmi/. Ojiién es ti hombre, Claves del no- enérgeia. A estos dos. Tomás de Aquino ;niade el actas essendiy
minalismo y del idealismo t-n la fd.osojuí -oiuempc-ránea. Presente y fu- l'olo añade un cuarto; el conocer habitual.
turo del homlrre, El. curiocimienta habitual de los primeros principios, Con el abandono del «límite mental» descubrimos que
Etica: hacia una versión mudan// de las tennis clásicos. Introducción a hay más realidad en el ser pensante que en sus pensamientos, lo
la filosofía, La persona humana y .1» crecimiento, Nominalismo, idea- que significa que se puede trascender el objeto y pensar más allá
lismo, realismo y AntmpnUiff'a trascendental de él. ¿Cómo? Mediante un pensar habitual. Cuando establece-
mos la distinción real de essenl/a y ac.tus t.sscndi, y pensamos el
acto de ser, estamos abandonando el límite (predica) mental, es-
111 t'j ¡imite menta'- 1 \tt altaiiilniin tamos teniendo un conocimiento habitual del ser como princi-
pio. Ese conocer habilita! es el veradero a priori del conoci-
Según propia confesión, en la primavera de 1950 c; núeiilii, el encuetilrn luminoso del intelecto 1:1111 el ser1".
la cuenta del «límite mental»'1, intuición decisiva que o IVhs.iniienio habitual 11» sj-mlica que sea potencial, sino que es
toda su filosofía. Polo llama «limite mental» al conocer objeti- actualidad eminente, mayor que la llevada a cabo en la objetiva-
vamente, ya que, al conocer, convertimos el ser en objeto y lo ción de los conceptos, üracias precisamente al pensar habitual,
«desreal i /amos», pero si el ser no es real, n o es nada. Al cono- y desde él, poden 11 >s superar el «limite mental».
cer, estamos limitados a los objetos de conocimiento que por
su propia natlirakv.ii objetiva nos limitan el conocimiento del
ser, q u e es ilimitado. Pero si p o d e m o s detectar o caer en la ti) l'rtixt'trttirlti metafísica
cuenta del «límite mental» es porque podemos abandonarlo.
El a b a n d o n o del "límite mental- posibilita el conocimiento El límite mental es el gran obstáculo que se le presenta a
del ser y hace viable la metafísica. la filosofía moderna y que no logra superar, porque entiende
La realidad no esta en los pensamientos, sino mas allá de el conocimiento como un proceso que da como resultado un
los pensamientos, es decir, tanto en el yo pensante como en el ser «producto»: la idea o representación. En este sentido, el aban-
extrameiilal. Cuando Leonardo l'olo aíirm.i que «el yo pensado d o n o del límite que inicia l'olo se presenta como u n a forma
no piensa» quiere expresar que hay ruis ser que pensamientos, de proseguir la metafísica". El pensar habitual advierte la exis-
|xir lo que es posible pensar de otra forma que vaya más allá.
El conocimiento objetivo no es el único modo de cono- ' Kl Asumí» A, axioma ác la operación, se formula así: -el conoci-
miento C( siempre activo. (L. POLO, Cuna dr lema del emoamíento, EUNSA,
1, porque lo esencial del c o n o c e r no es ser objetivo. Pamplonal(lR4,p.29).
111
Cfr. S. FERN.WIF.Z ISumi.1.0. «Intrllrctus firtiifipinntm: ile Tomas de
Aquino a L. Polo ('y vuelta')", i:n H ¡n-nsumieiitu .'.'<• LnmanliiPoln, cié, p. 521.
" «El abandono del límite mental es la continuarían obvia del estu-
dio del conocimiento co el pumo i-n i|ue Ai ¡vióleles I» dejó» (L. POLO, Curra
dr icaria del mnnriaiirnln. ril.. Prólogo).
lencia extramemal, el sor. como principio. Las principios son
tres: el de no-contradicción, que es la misma crea tura; el de
causalidad, que es la participación en el ser; y el de identidad,

Kl abandono cid límite han- accesible, en primer lugar, la


existencia extramenial (metafísica), y en segundo lugar, la esen-
cia exiramenlal (filosofía natural). Tras el acceso al .ser, se puede
alcanzar lo que es además de la conciencia v ele las operaciones,
es decir, la existencia humana, el ser personal que no solo existe,
sino que co-exísie (antropología trascendental); y la esencia hu- BIBLIOGRAFÍA
mana, la esencia de la persona (antropología sisléiuical.
T,a antropología pollada se upo va en dos pilares: la liber-
tad y el don. La libcriad constiluye el núcleo de la persona que
se manifiesta como la imposibilidad de un pensamiento y una
voluntad nunca Henos, insalurables. De ese núcleo de la per-
sona, que es libenad, brota lo inédito como revelación d e su J. 13ALME5, Obras ttmipletas, Lditi.Mial Halmcs. Iiarcclona 1925-
intimidad: el don, la capacidad de otorgar. Entonces la per- 1927 (33 vols.). J. SAN/ I>I.I. Rio, 1.a cursilón de ¡itfilosofíanovisma, Ma-
drid 1860. F. GINER DE i .os Ríos, Ensayos, Alianza. Madrid 1973; Escri-
sona se manifiesta como ser donal, capaz de dar sin perder, de
to.!¡sóbrela laiiveWiúud e\iiaíivta. I''.|),isa. Madiid Wyil. M. m. UNAUUNO,
adquirir dando. Pero la persona puede ser don porque en su
Obras completas, Turner, Madrid 1995. E. d'Ors, Nuevo Glosario, 3 Vols,,
intimidad hace referencia a u n a Persona infinita de quien se
Aguilar, Madrid 1949; ¡AI áenda de la cultura, Rialp, Madrid 1964; El
origina y a quien se destina. El existente h u m a n o no es un secreto de lafdosofiu, 'léenos, Madrid 1997; La filosofía del. hombre que tra-
«ente», sino un »ser personal»; no le conviene la noción de baja y que juega. Amonio López, Barcelona 1914. J. ORTEGA V GASSF.T,
sustancia, ni la de ente; por d i o , la metafísica p u e d e comple- Obras completas, Revista de Occidente-Alianza, Madrid. X. ZtlilRl, Na-
tarse con una antropología trascendental capa/ de ampliar los turaleza, historia, Hit*. AIÍ;LIL/;L. Madi id 11191); Siihn- lo esencia, Alianza,
trascendentales con la libertad, la persona, el don y el además o Madrid 1998; Inteligencia semiente, Alianza, Madrid 1998; El hombre y
co-existencia. El p e n s a m i e n t o de Polo se nos presenta, así, Dios, Alianza, Madrid 11W. M. / >AIIíU\MI. (linas intuidas, Aguilar. Ma-
como un personalismo cabal. drid 1971; Claros del bosque. Seix Barral, Barcelona 1977; Dos fragmen-
tos sobre el amor, Regar Edición es, Málaga, 1982. J. MARíAS, Antropología
En un principio, el pensamiento de Leonardo Polo lúe in-
metafísica. Alian/a. Madrid I1K¡; 'imítalo ti !u tia-jnr. Alianza, Madiid
comprendido, incluso en los medios académicos, debido tanto a
1995; Mapa del mundo personal, Alianza, Madrid 1994; L. POLO, El ac-
la radical novedad de sus planteamientos como a una nomencla-
ceso al ser, EUNSA. I'ampíenla l'ltil; Kl ser i. I.a existencia exiramenlal,
tura difícil. Fue a partir de la publicación del primer tomo de su EUNSA, Pamplotia, 1965; Evidencia y realidad en Descartes, EUNSA,
Curan de teoría del roiioamieula (111X4) catando el pensamiento de Pamplona 1996; Curso de Teoría del conocimiento (4 vols.), EUNSA.
Polo fue saliendo a la luz. A partir de entonces, se han publicado Pamplona 1984-1996); fíegel y el poslhegelianismo, Universidad de
muchas obras inédilas dirigidas lauto a los especialistas como al Piura, Piura 1985; Quién es el Ilumine. Un espíritu ni el tiempo, Rialp, Ma-
público en general. Hoy se cuentan por docenas sus discípulos.

i-<2
drid 1991; Presente y futuro de! hombre. Rialp, Madrid 1993; Ética: liada
una versión m í o un /le I/* tennis elí:\ieos. I' i L i \<-isi tiacl Panamericana,
México 1993; Introducción a la filosofía, F.UNSA, Pamplona 1995; La
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JIMéNEZ MORENO, Práctica del saber en filósofos españoles, Anrhropns, rNTRODUGaÓN...
Barcelona 1991; J. l.ÓI'EZ MORILLAS, F.l limu.úsmo español, F.C.E., Mé-
xico 1980; A. Lól-Kz QI-INTAS, Filosofa española cantnnporánea, B.A.C..
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drid 1960; Filosofía española actual, F.spasa-Calpe, Madrid 1948; F.
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( ¿ipmilcí I
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1989; J. RAI.E¥,>/íBH Mirrias: una filos/fia des/le dentro. Alianza, Madrid
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1997; J. ROIC GlRONíLLA, Balmes filósofo, Barcelona 1949; W.AA,, El
2. Elementos CL
pensamiento de Ir/miie/ir, Polo. Anuario Filosófica >ÍX[X/2, Pamplona,
n) la rrvalorizanóii del sentimiento
1996; J, ZAMORA BONII.LV, Ortega y C.asset. Pla/.a & Janes, Barcelona
b) El redesciibrímienlo de la infinito
c) El interés por la historia y porta tradición
d) La nueva fundón, del arte como saber ile solvact
3. El romanticismo filosófico
a) Hamann, HerderyJucobi....
b) L/t [dos/fia de la religión de.F. Schldermaclier...

Capítulo II
El, IDEALISMO ALEMÁN
1. Características generales del idealismo
ü. |. G. i'iclitr: el idealismo subjetivo
a) Vida y obras
b) las prinápios fundamentales de la filosofía
c) La deduenón práctica: lo. moral deFichle.
'.'I La ¡ifasnfin ib- !n u-Ugitrit... ftj i'.l matetiiitismp dialéctica i- l.iilórieo
3. F. W. j . Schelling: el idealismo objetivo... a Critica di- ln itlieiiaríñii religiosa
a) Vida y o¿ d) Critica dt-la alimaritm fiUntiftea
hl i.n ftlmiifít. ... - -'.•' .•': •:. • : ..:. .-. -:•> e> Critica ¡le ln idUnudón pollina •
f) I'si filosofía ittln identidad... . I) Critica de ln ntininrión social.
d¡ La doctrina ae ln ruptura, í¡¡ ('.ritan de la alleiinción económica
e) IM filosofía
i. G. W. H. Hegel el idealismo absoluto . (-:i|]ihil(> II
ni Vida i nhn, S0REN KIERKEGAARD
bl De la teología i la /itmofia 1. Una vida, unafilosolia
c) La-finalidad de la filosofía . . 2. Hermenéutica de la obra de Kierkegaard
i/l El «rWllíí 1 .:.: •¡¡•¡'ulna ,. 3. La «categoría • kietktnaaidiana el individuo
t¡) El iisieaui hrgrUano. . . 4. Los estadio» existen ríales
fi La lógica a) Elalodio atítito
g) I'/ifilosofo ai la nnlumlezu b¡ El madm ¿tiro
!il I.a fili,</ifir. del espíritu c) til C'tiuli" rehguivt
¡i I ji !ilii\ii[!it'.--lnhxMíma...
j) La esfera del Etpinlu Absotato
; ( :;ipim¡(i 111
ARTHURSCHOPKMIArF.R
kflla l.Vidayobras
2. El mundo como represen» ton
3. El mundo como voluntad . .
4. La liberación a través ile la contemplación cst.

Capítulo IV
FRIEDRICHNIET/.5CHF.
1A REACCIÓN ANTIHFGH! I ANA I. Vi<Ui v obras - ••••
%. La vida: el gran Sema de Niei/w be
Capítulo I 3. La muerte de Dios y el nihilismo .
LA IZQUIERDA HEGELIANA. LUDWIG FF.UERBACH.
KARLMARX...
6. La voluntad de podi
2,1.udwigFeuerhach 7. La moral y el
a) Vida y obras ,,
b) l.n íMi'fiw <ritlr<",h\t1 -ir lltítl . .

i
TERCERA PARTE c) El sentida y la referenáa
EPISTEMOLOGÍA Y FUNDAMENTARON 2. Bertrand Russell
DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO a) Viday obras
bl K¡ litiimisinn lági-v
Capítulo 1 c) La fundamenta' ">n de tu auaot
POSITIVISMO, UTILITARISMO Y PRAGMATISMO AMERI '.'. Grnrgí: Edwani \1 I.IIV
CANO a¡ Viday obras....
1. El positivismo de Auguste Gorme. b\ t'nu giu/se/ilogíii itel "-ninfo rotntin
a) Viday abras c) El iuliiidonisma ético
b) F,l conocimirnto posiiiv. i V w™ .ti fci rn»( estadios .. 4. Ludwig Wiltgenslein
i) La clasificación de tas • ¡metas a) Viday abras....
it\ IMi/pím y moral b) H T i a c t a t u s Lu^ico-philosciphiii
2. F.l i i ü c i m i i ' m o d.'l i i t i l i u i i i s m i i [rrc-rm t i r n r h a m ,
c) Las Investigaciones filosóficas
a) Viday obras
bl Hl u Mita ¡ir-no Capítulo IV
2. El utilitarismo posiimsu de Juhn Stuan Mili LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA
a) Vida i olir, 1. F,l neoposilivismo
¡i) La mural.. a) El Cáadode VUna
i) Teoría sacia buliticú . .
2. Karl Popper y d lalsiílcacionismo 240
4. I'.) [.iraj-maiisü-.n .unincano
a) Vida y abras 240
a) Charles $. Petra
bjElfalsificacionismo 242
b) mmamjams
c) El progreso del saber dentifico 244
c)John Dewey ,
di Crítitii di-I liisinrifisinii v dd jicusuinia;!.- ideológica 246
I .¡ipinilo II 3. L a epistemología pr.«pr>pppriana 247
HISTORIGISMOYNEOKANTISMO a) La muvafiloiofiadebí tienda 247
1. El liistdricismo b) Mickael l'jlany,... 248
"' <Jtiiietoistinis ¿iitrnilis ,•)<••/iihtnrídswo c) Thomai S Kuhn 249
b) Las tiendas de la naturaleza (Naturas jen jchaílen) y tas
ciencias del fsptii'n íGeislcsmsscii«.liaflen) BIBLIOGRAFÍA 252
2. El neokantismo 1. Fuentes 252
a) IM escuela de Marhurgo 2. Monografías 253
b) La escuela de Badea
( ;i:jilulií II]
LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
1. GottlobFrege
a) Vida y ulnas
ffj La ni-ira del •iviolnpsino

458
UUtoríu de tu Ulasolki cotiicmpaeúnea ^ _ _ _

1. El vitalismo de I Inni lierspuii 2. F.dmund Husserl


í. Ld [iliiMjfia <U: Id ¡lición di- Mainkc Hlumli-I ni Virin ) ubias -
Capítulo II li) l.ii ¡mléntica contra el ¡isi/nliigismii
!.) La intencionalidad 'te In candencia
EL NEOTOM1SMO
ti) 1.a intuirían eidélie.n
1. La encíclica Aetenii Patiis de León XIII (1879) y la reno-
i'J l.n srrineciót; fenameno/a^ica- - ....
ü. j . ni 11 íes Maiitain /) El «turnio tle In vida i la crisis fie Ins cieñan:
«I Vi/t/i e ilinemnn intelectual , 3. Max Scheler
••'.I ¡Sivtiiiiiiilu n ¡.'titiiilnaiiítai a) Vitla y abras
í.l t.ll'. ¡rrtiilta ilil salier , h) I 'na jenamcnolngiti realista ...
ili l-'iliivpi! ¡iiJ/tit;/ v ,lela histenia c) Crítica del formalismo y del apriorisaio kanli
S. Etienne Gilson ri) l.n ética mntcnai de Ins valares
ni El niriitiiUn ruii In jiliivijiíi meriinmt e) La persona
I') Las clavesrielpensamiento ¡amista /) La ex/miinteía niiginsn
ci ¡.n ¡it.ñafia cristiana 4. Martin Heidegger
4. La encíclica FidtS el talla (199H) de Juan Pablo II y la vuelta n) Vida y abras
j l,i nieliiliiii:! b) El sentido del ser y In nnnlilica cxistenánl...
c) Los t'xisleiiáarios
Capitulo 3
(/) El ser y la metafísica
ELPERSONAIISMO
el El wry el lenguaje
1. Curai rerísrir..- ¡je m:.ilrs
2. F.mmanucl Mounier. (:d[iiiii)(i II
li. i;nln id Marte) ELEXISTENCIAL1SM0
•1. Karol Wojtyl.i 1. Con si dente i< mes gen erales
!>. Oíros ai llore- prr ton a listas 2. Kail faspers
ai ¡Jijitusujiu ttiatogau rir M-irliu Bubrr a) Vida y obras
1,1 !-'.m uta miel I ninas b¡ Elmundo...

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b) Sarlrey tafenommolngia .. 372
el El ser y ín nada 372
ri) La íntica de la ravm dialéttiía . . . 375

BIBLIOGRAFÍA... 377
Historio de tardad contemporánea ^ _ _ _ _

SKXTA PARTE Í.Jaime Balines: la filosofía del se


TKORÍA CRÍTICA DE LA SOCIEDAD, HERMENÉUTICA 11) El sentido común
FILOSÓFICA, POSTMOOERNIDAD Y DECONSTRUCCIÓN h¡ Vuelta ti! realismo
••; I.ti iipnlngrtiea y te cuestión sari
Capitulo I
2. El krausísmo en España
TEORÍA CRÍTICA DE LA SOCIEDAD
ti) ¡ttütin i'aic del Rio
1. Marxismo)' teoría, crítica de la si.i iedad ., „,
b) Giner de los Rías y la reforma dt
2. Max Horkhcimer y Theodor Adorno
ti Krtui.vsrnf v aiitiki'.insistas
3. Herbert Marcuse
LJiirgen Habermas... Capítulo II
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
Capítulo II
1. L'namuno: sentimiento trapío
LA FILOSQFÍ \ HERMENÉUTICA...
n) Sentimiento trágico .
1. De l.i hernv ni- .1 li¡osi>!¡< 1.1 i.i lil 11,1 íieimtiiéutiía...
ti) Elytiy In verdad
2. l a filosofía hfinienéulica di' Hans-Geoig Cadamer
2. Eugenio d'Ors: pensamiento en lihertad .
a) Vidayolunt .
n\ üiáhgoy seily
in ¡Modado "¡ruido' ..
b¡ Pensamiento n¡ libertad
c) Comprensiva t laguay
3. El raciovitalismc leOiu-,.,- '.. , : 1
di Vifm-jiiUH-1 íu firr.'Mh/Hrnsióa • • ..
ajElyoysuáreunsiancm . . . .
e) La kermei.-*ittra romo uitr dialemtv ,. ....
I11 i.ti razón vital
Capítulo III c) Mtiut y minoría vierta
POSTMODERNIDAD Y DECONSTRUCaÓN
Capítulo III
LEÍ estmctutalismo v oíros antecedentes del pensamiento
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
postmoderno
1. La ..escuela^ de Madrid
'2. Jean-Fi'aiico:$ l.iotard
a) Xavier Zubiri..
3,Jacques Demda
b¡ María Zambrano
BIBLIOGRAFÍA <l ¡iilitin Marías
2. Leonardo Polo: el talante moderno de la filosofía rlásita
ti) til • tinúte ttirniíil • y su abandono. -- •
b) Proseguir la metafísica

APÉNDICE: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA


ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA
pul Callos tío fu /ubii-la
'
[coleccíónmalbatros]

Manaales í/cj'íi'íJi.-ififi .i*-.".••«¡••'¡ . ¡ / -.lU-imce de todas,


y especialmente de las universitarios,
los elementos ••• airah-s ¡!< Iti < altura filosófica.

1. ESTÉTICA DE BOLSILLO

2. FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN
Joaquín F.'nrr

3. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, i FILOSOFÍA ANTIGUA

4. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. II. FILOSOFÍA MEDIEVAL


Eudaldo Formen!

5. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Ili. FILOSOFÍA MODERNA

6. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. IV FILOSOFÍA CO.YI Oll'ORÁNEA


Mariano Fazio y Francisco González Labaslida

7. ANTROPOLOGÍA: UNA OLÍA PARA LA EXISTENCIA


Juan Manuel Burgos

8. ELSECKIUO DL U\A VIDA LOGRADA

Alfonso Lope? Quinlbs

FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO

FILOSOFÍA DEL DERECHO

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