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1.

Cuando nos referimos a la pedagogía crítica principalmente lo relacionamos,


con cambios que se da dentro del sistema educativas, en donde se intenta que
los estudiantes cuestiones y desafíen la “dominación, creencias y prácticas”,
donde desarrollan su educación, teniendo en cuenta los aporte de Paulo Freire,
es una pedagogía que busca desarrollar en los estudiantes a partir de sus
propias prácticas y vivencias una conciencia crítica, en donde no sólo se queda
con los contenidos teóricos que puede dar el docente, sino en base a este
cuestionar la realidad, problematizar su realidad, no sólo quedarse con lo que
dicen un profesor, un maestro, sino marcar diferentes puntos de vistas, y
muchas veces ello implica que los docentes guíen a los estudiantes a
cuestionar las teorías y las prácticas consideradas represivas, incluso las que
se da en la propia escuela, generando ideas y repuestas liberadoras tanto a
nivel individual, como a nivel colectivo.
Teniendo en cuenta estas ideas respecto a la pedagogía crítica, se puede entablar
un análisis de lo que plantea la educación emocional, ya que el discurso que se
instaura en esta educación es generar dentro del contexto educativo un ambiente
armónico, tranquilo y sobre todo positivo, transmitir a los estudiantes que todo
puede ser controlado desde sus emociones, se trata de mirar “su yo”, de
“potenciarlo “y a partir de allí controlarlo, mostrarlo, generando un control general
de los hábitos, incluso fuera de un entorno educativo, por lo tanto ¿estamos
generando un alumno crítico?, pensando desde la pedagogía critica que nos
propone este alumnos capaz de observar, analizar su entorno, comparar su
realidad y relacionarla con otra, ciertamente considero que no, ya que si
educamos las emociones sólo desde una parte de ellas, construyendo en sus
mente un mundo donde solo están presentes las emociones bunas, pero no las
malas, como la soledad, tristeza, enojo ¿qué tipo de alumno o mejor dicho qué tipo
de persona estamos “construyendo”?. Quizás el análisis que realizo deja más
interrogantes que repuestas, pero sin dudas considero necesario replantearnos el
modo en que queremos enseñar desde la educación emocional, no me parece que
este completamente mal, pero quizás las formas, los mecanismos en que se
implementan en las escuelas es un modo que solo muestra una realidad y no la
totalidad, que oculta una parte de las emociones que incluso, en nuestros
trayectos educativos, sea el nivel que estemos, lo hemos transitado: el enojo, la
tristeza, la ansiedad, etc. Lo cual creo yo, que contradice la esencia de una
pedagogía crítica. Para ello retomo una cita de Brailovsky Daniel :
“la crítica consiste básicamente en una lectura plena y soberana de la realidad
(…) lo contrario de la crítica es la reiteración automática de fórmulas
interpretativas seguras y consolidadas”. Una cita que deberíamos replantearnos
cuando queremos implementar la educación emocional en las aulas, ya que es
recurrente que hoy se empiecen a plantear nuevas prácticas docente, cambios en
los contenidos curriculares que se focalicen en las emociones, pero quizás el
entramado requiera un análisis más profundo que sólo centrarse en las emociones
de los estudiantes que es importante, pero también su realidad social, sus
problemáticas, etc.
2. Los discursos de la educación emocional teniendo los aportes de las diferentes
miradas de las autoras que hablas de las emociones en las escuelas, y como
impactan en los alumnos, resulta relevante tomar a consideración los aportes de
Ana Abramowski, quien toma una postura crítica respecto a esta educación en las
escuelas, lo cual me permite relacionarlo con la pedagogía del origen o también
denominada tradicional.
Para lograr estos cambios dentro de un aula, se comienza a imponer ciertos
modos y acciones de comportamientos dentro del aula, por ejemplo, pensar
problemáticas que atraviesan el campo social como el acoso, bullying, violencia de
género, como problemas solucionables, a partir de la implementación de este tipo
de educación en las aulas, con el fin de solucionarlos, sin embargo Ana
Abramowski nos lleva a reflexionar que realmente se busca tratar estas
problemáticas desde una emoción, como si te sentís triste, te abrazamos, el curso
te abraza, sufrís violencia en tu hogar, no te preocupes, nosotros te apoyamos,
soluciones que parecen visibles y prácticas, pero que realmente no llevan a un
análisis profundo de la situación. Por ello si relacionamos a la educación
emocional con la educación de origen, tomando los aportes Pineau, Pablo realiza
un recorrido histórico de cómo se fueron dando los cambios en torno a la
educación, cuando habla de “homología entre la escolarización y otros procesos
educativos”, hace referencia a como se fue consolidando en espacios vacío,
imponiendo prácticas pedagógicas previas como la catequesis o la formación
laboral, alfabetización familiar y desaparición de trasmisión cultural. Retomo este
punto dado que encuentro una relación con la educación emocional, pensada
como un nuevo modo de educar y se inserta en los espacios educativos de todos
los niveles, incluyendo el de formación docente, encontramos cursos,
capacitaciones, proyectos que están pensados desde la educación emocional, en
donde parece dejar atrás el tipo de educación en donde el poder de autoridad
estaba dada por la escuela, hoy esa mirada de autoridad está dada por educar las
emociones de los alumnos, controlar aquello que enoja, entristece, o genera
tensiones entre ellos.
Antes era el docente que ponía “ejemplo de conducta” dentro de los sistemas
educativos, los alumnos debían seguir o replicar esos paso, generando una
redención de los mismos (Pineau,Pablo). Hoy desde la mirada de educar desde
las emociones, el docente es percibido como el ejemplo de mantener el control
emocional de sí mismo frente a situaciones estresantes, por ejemplo realizar
ejercicios de respiración, ejercicios de yoga en entornos educativos, prácticas que
puede realizar fuera del entorno educativo pero que son adaptadas dentro del
aula, trasmitiendo a los estudiantes esta práctica, como un modo de controlar su
conducta, de un modo correcto, tranquilo, sin perder el control, siempre desde una
mirada positiva.
Por último, las distinciones que se establece entre la pedagogía del movimiento de
la nueva escuela, refieren a un cambio de mirada respecto a la pedagogía
tradicional, solo concentrada en los contenidos y el aprendizaje, poniendo foco al a
las necesidades e intereses del niño, buscando que desarrolle un espíritu crítico y
de cooperación. En este sentido puedo encontrar diferencia con la educación
emocional, ya que en este caso sólo se busca que los alumnos desarrollen las
emociones de modo explícito o implícito en unidades cuantificables, es decir
viables, pero sobre todo explorando las emociones positivas y negando aquellas
que hagan sentir mal o triste. Por lo tanto, puede ser percibida como un
mecanismo que se induce a los alumnos de actuar de un determinado modo en
sus comportamientos. Es decir que no deja realmente ser a los estudiantes como
son, o ser libres de sentirse como quieran hacerlo, sea bueno o malo, lo cual es
una diferencia con la pedagogía de movimiento de la nueva escuela como
promotora de una educación en libertad para la libertad, entendiendo ciertas
características que es la individualidad y colectividad, libertad y libertad, en donde
el o los alumnos son realmente los que importan, sin imponer de por medios
mecanismos o formas en torno a cómo deberían sentirse o comportarse. Por ello
educación emocional, se focaliza solo en el desarrollo de las emociones buenas
de los estudiantes y la pedagogía de movimiento de la nueva escuela va más allá,
en donde realmente se busca desarrollar capacidades y competencias tanto de
manera individual como colectivas, buscando lograr una autonomía de cada
alumno.
3. En la actualidad hemos escuchado hablar y plantear acerca del desempeño de los
“buenos” y “malos “docentes, sin embargo, es un calificativo poco asertivo en un
contexto actual, dado que ¿para quienes son buenos docentes y ¿para quienes
son malos docentes?, me permito empezar de este modo mi reflexión ya que me
permite situarme en lo que es la práctica docente, y como a lo largo del tiempo la
misma es dinámica y cambiante.
Hoy eso cambio, ya que considero que, como docentes, primero que nada,
construimos prácticas diversas, la realidad que a mí me toque transitar dentro de
una institución o varias instituciones, serán realidades diversas, lo cual me
permitirá a mi ir entretejiendo diferentes significados respecto a lo que son mis
practicas docente. Por otro lado, en los contextos actuales es importante colocar a
los estudiantes como protagonistas, como participes activos de nuestra formación,
hoy no sólo estamos en el aula para dar contenidos, sino enseñar desde una
mirada crítica y autónoma, donde se generen instancias de debates, críticas y
reflexiones, ya que cada realidad de cada estudiante es diversas, cambiante, lo
cual también generará que las prácticas sea un transitar diferente. Su
comportamiento puede sufrir cambios parciales, reformas aparenciales y, sin
embargo, su experiencia mantenerse sin modificaciones; en cambio, si su
experiencia se transforma no es posible que se mantenga sin transformaciones al
comportamiento, lo que significa que pierda su cualidad mimética”.
Esta frase me permite concluir que como docente estamos transitando una
realidad que es cambiante, por ejemplo, nuestra práctica del 2019 antes de la
pandemia resultó diferente a la del 2020 y 2021 en plena pandemia y educación
virtual. Sin embargo, marcó un cambio respecto a las prácticas docentes actuales,
en este 2022, en donde aún se busca mantener el uso de las herramientas tic, que
nos habla de una educación desde las emociones, formar alumnos autónomos,
etc. es decir que la práctica docente es una construcción que ir formando a cada
docente, de modos diversos, cada docente tendrá su propia práctica, desde su
realidad y experiencia educativa.

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