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Prof: María Cachán Ferrer Educación, cultura y sociedad

PRÁCTICA LECTURA REFLEXIVA

Actividad individual 2 – EDUCACIÓN, CULTURA Y SOCIEDAD


Prof: María Cachán Ferrer

Alumno/a: Guillermo García García


Fecha de entrega: 10 de abril de 2023
Doble grado en Educación primaria (semipresencial) e Historia
Campus: FUENLABRADA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, DEL DEPORTE Y ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES


UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS
Prof: María Cachán Ferrer Educación, cultura y sociedad

1. Lee ambas lecturas desde el punto de vista de docente. Enumera los puntos clave que
destacas de cada lectura aptos para una sesión de reflexión en el aula, relacionado con la
asignatura.

La primera lectura se corresponde con el capítulo 6 de la obra dispuesta para la actividad Day
C. (2006). Pasión por enseñar. La identidad personal del docente y sus valores. Madrid. Narcea.
Lleva por título: pasión por el propio aprendizaje y el desarrollo profesional.

Desde mi punto de vista el concepto clave a través del cual gira todo el capítulo es el del
aprendizaje continuo del educador/ora dentro del proceso de la educación. La vocación y el
compromiso por una formación continúa además viene de la mano de un proceso de reflexión que se
debe llevar a la práctica en el ejercicio de la enseñanza pero que además debe de tener en cuenta ciertas
circunstancias para no degenerarse en un aprendizaje continuo disfuncional, impracticable, que los y
las maestras no sucumban a una carrera profesional llena de frustración, de negatividad y de
desmotivación. A lo largo del capítulo se van desarrollando diferentes apartados a través de los cuales
se van profundizando aún más en el cómo, el porqué y la razón de ser de que el educador y la educadora
desarrollen un aprendizaje continuo. Este concepto además responde a otros aspectos claves que el
propio capítulo desarrolla tales como: la necesidad de una cultura de apoyo, la importancia de la
motivación intrínseca y la relación entre el desarrollo profesional y la identidad del docente.

El trabajo reflexivo del educador/a debe ser el motor del propio autoconocimiento del mismo/a.
A través de una actitud reflexiva y crítica se potencia una dinámica de reevaluación y de
autoaprendizaje del propio maestro/a con el fin de reinventarse para los nuevos restos que surjan en el
proceso educativo. Creo que una de las palabras que más se ha repetido o que yo considero que se ha
mencionado de manera bastante notoria es la de la pasión. La pasión por enseñar viene de la mano de
la vocación de enseñar y nosotros y nosotras como profesores y profesoras debemos permanecer
siempre en un estado de realimentación de nuestra pasión para que no genere, como he mencionado
en el primer párrafo, una experiencia como educadores y edu0cadoras, frustrante, desmotivante e
ineficiente. Hay una cita, entre otras varias, de McWilliam que me ha llamado la atención
poderosamente y que en mis palabras defino cómo la capacidad del maestro o la maestra de ocupar el
lugar del alumnado, de ver en nuestros ojos las dinámicas y los ejercicios que preparamos para ellos,
experimentar lo que ellos sienten a la hora de desarrollar el aprendizaje que les queremos enseñar. Este
ejemplo es la viva imagen de la reflexión, de tener tiempo para reflexionar sobre la forma que, a través
de la pasión, enfocamos nuestras destrezas en favor de la enseñanza dentro de las aulas. El tiempo,
además, se convierte también en un elemento muy importante dentro del capítulo pues para tener una
reflexión crítica debemos tener tiempo de calidad para poder plantearla en nuestro día a día. Debemos
tener mucho cuidado con las rutinas de hiperestrés en el proceso del aprendizaje continuo que no de
pie a una actitud de crítica y autorreflexión propias.

En cierto punto del capítulo se plantean diferentes formas de desarrollar una actitud reflexiva
como maestros y maestras. Creo que es imprescindible tener en cuenta ciertas directrices a la hora de
hacer frente al estrés agudo que no permite el desarrollo de nuestras dinámicas reflexivas y críticas. A
veces debemos tener la capacidad para romper con las rutinas impulsivas dentro del Aula y fuera, en
las horas restantes de nuestro día a día, sin dejar de tener una actitud reflexiva constante en nuestra
vida. Dar permiso0 a los profesores a deliberar 0y a actuar de manera intencionada y hacerles sentirse
educadores.

A medida que avanzamos en la lectura del capitulo retomamos un concepto que se menciona
en el inicio de este y que personalmente considero imprescindible dentro del desarrollo de un
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aprendizaje continuo, reflexivo, critico e integral y es la dimensión emocional. Si como maestros y


maestras somos capaces de gestionar nuestras emociones y desarrollar una empatía y un bienestar con
nosotros mismos, el proceso de enseñanza, y el proceso de autoconocimiento y autoevaluación propias
se desarrollarán de manera más honesta para nosotros y par el alumnado. La dimensión emocional
debe comprenderse dentro de la realidad manteniendo el equilibrio con la inteligencia racional y los
conocimientos90 racionales. La resolución de conflictos dentro de un aula responde enormemente a
esta cuestión y la verdad que la explicación sobre este concepto dentro del capítulo me ha parece clave
para entender verdaderamente la profundidad que debe adquirir un maestro y una maestra, es una
dimensión que humaniza la enseñanza desde mi punto de vista, que acerca la realidad, los sentimientos
y les relaciona con muchas situaciones personales, actitudes y comportamientos que surgen en el aula
y que tienen una relación intrínseca con el aprendizaje de los alumnos. Además, no deja de ser también
uno de los motores para construir un marco de valores en los que debe afianzarse la pasión por enseñar
del maestro y la maestra.

En la recta final del capítulo los conceptos giran en torno a aplicación por parte de los maestros
los diferentes métodos reflexivos en el desarrollo de aprendizaje continuo y la reflexión crítica. Cómo
a través de las diferentes modalidades reflexivas la conducta y el desarrollo profesional abarca un
contexto más amplio que el meramente profesional y plantea fases críticas que engloban desafíos que
superar para seguir creciendo como educadores.

La segunda lectura se corresponde con el capítulo 2 de la obra dispuesta para la actividad Day
C. (2006). Pasión por enseñar. La identidad personal del docente y sus valores. Madrid. Narcea. Lleva
por título: Fines morales: afecto valor y las voces de los alumnos.

En este capítulo la importancia gira entorno a la cuestión moral y emocional de los profesores
y de las profesoras respecto a su implicación con la enseñanza. Cuando mencionamos la cuestión de
una enseñanza moral hacemos referencia a una enseñanza que beneficia a la humanidad, que busca
reproducir el bien, con el objetivo de plantar una pequeña semilla en la conciencia evolutiva de los
alumnos y alumnas con el resultado de crear un mundo mejor. ¿Y cuál o cuáles pueden ser las
herramientas más importantes? De nuevo la pasión y el entusiasmo por enseñar a los alumnos y
alumnas. El capítulo menciona ciertas cualidades que el maestro o la maestra debe de tener y
desarrollar para conseguir conectar con esa enseñanza del bien, con esa lucha en el tiempo de enseñar
de una manera ética saludable rompiendo muchas veces con el modelo de sistema en el que vivimos y
en el que la capacidad crítica debe irrumpir para moldear y forjar nuevos horizontes, nuevos retos,
nuevas formas de comprender la humanidad y de vivir.

Estas virtudes o cualidades de concentran en cinco: la sinceridad, el valor, el afecto, la


imparcialidad y la sabiduría práctica. Sin recrearme demasiado en el análisis y la definición de cada
uno, que ya aparece mencionada en el capítulo, me centraré en dos de los más importantes: el afecto y
el valor.

El afecto hacía los alumnos debe ser el motor que generé una confianza propia en el aula, que
llame la atención de los diversos alumnos y alumnas. Si un profesor/ora se vuelca afectivamente de
manera equitativa frente a cada uno y cada una de sus alumnos y alumnas sin duda la dimensión
emocional que se crea, el vínculo es proclive a crear una conexión, una sincronía entre profesorado y
alumnado.
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Es decir, la implicación emocional puede subyace de este modo por encima de la cuestión conceptual
propiamente dicha, consiguiendo que la conexión con el alumno vaya más allá que la conexión que
tienen por los conocimientos que se imparten en una u otra materia.

Además, es importante tener en cuenta los diferentes contextos emocionales de cada alumno
y alumna para no caer en la fatiga educativa como profesores y profesoras. Es muy importante
implicarse como profesor, pero también saber colocarse en un lugar sano mental y emocionalmente
para nosotros y nosotras. La compasión en este sentido ayuda a ser congruentes con los sentimientos
que percibimos de la otra persona al igual que la empatía nos ayuda a ponernos en la piel y en los ojos
de cada uno de nuestros alumnos y alumnas y poder entender, y lograr acercarnos a sus sentimientos,
a sus inquietudes, a sus pesares…

La última recta final del capítulo viene titulada como “Voces apasionadas” y se refiere a la
voz del alumnado, se refiere a esas historias que nos han marcado en la escuela o en la universidad o
en el centro de formación a través de las vivencias con nuestros profesores y nuestras profesoras. Y es
aquí donde encuentro 4 páginas que considero, humildemente, exquisitas de leer. La dimensión
emocional irrumpe por encima de el nivel técnico de los conocimientos, ¿Qué quiere decir esto? Que,
aunque el currículo, la evaluación, las calificaciones y el nivel de los conocimientos teóricos y
prácticos que se desarrollan en una institución educativa sean los retos principales a los que nos
tenemos que enfrentar los y las docentes, la dimensión emocional, el entusiasmo, la pasión, el alma y
la vida que disponemos para desarrollarnos y para enseñar todo ello trasciendo muchísimo más en las
valoraciones que tienen tiempo después el alumnado respecto al profesorado. Creo que los estudios
que se mencionan en este capítulo me parecen absolutamente remarcables y para no extenderme mucho
más en este primer ejercicio dejo mis reflexiones más profundas para el segundo.

2. Selecciona la lectura con la que más te hayas identificado; analiza, reflexiona y redacta más
significantes para tu formación, de manera crítica y académica.

He encontrado en las dos lecturas una cantidad de conocimientos que me han ayudado en muchas
ocasiones para proyectar mi identidad, para valorarme, para sentir, desde mi propia humildad y mi
sinceridad, si verdaderamente la vocación por estudiar esta carrera esta dentro de mí. La respuesta es
sí, y al leer muchos de los aportados he podido ver reflejada mi experiencia en la educación no reglada
como monitor desde que empecé en el año 2019.

Si tengo que centrarme de manera más concreta en una de las lecturas me decanto por la segunda,
en concreto por la parte final del capitulo 2 del libro.

Fusionando mi experiencia vital como monitor en un colegio público, como monitor en


campamentos urbanos, como monitor en clases extraescolares y como estudiante de magisterio, para
mí la implicación que debe tener el alumno, y su voz muchas veces han sido las guías que han
condicionado la forma en la que tenía que desenvolver las dinámicas planteadas. Creo que partir desde
la humildad y la sinceridad, creo que definirnos como maestros en un plano humano, en un plano
natural, a veces vulnerable, donde el afecto y la empatía son, en mi opinión, motores con la misma
importancia si cabe que nuestro nivel conceptual y nuestro nivel de conocimientos sobre las diferentes
materias impartidas, es la manera más razonable y real en la que podemos ejercer nuestra labora
educativa.
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Cuando yo recuerdo a mis mejores profesores, recuerdo a personas que me hicieron sentir bien, que
supieron integrar muchas de las cualidades que otros definían como defectos. Son profesores que
sabían integrar diferentes sensibilidades culturales que comenzaban a surgir en las aulas a finales del
siglo XX y principios del siglo XXI. Vi a profesores que empleaban técnicas orales para desarrollar
ciertas actividades planteadas, profesores divertidos que sabían coger aire, darse tiempo para la
reflexión (tal y cómo vemos en el primer capítulo 6 del libro). Tiempo después he podido coincidir
con ellos y ver que su actitud lejos de quemarse llega a su fin, y sienten enormes sensaciones de tristeza
y de nostalgia con la idea de acabar el recorrido de la enseñanza.

Esos profesores, desde mi punto de vista, no tenían más conocimiento que otros, no lo tenían
que demostrar, nuestras voces se entusiasmaban al igual que lo hacían las suyas con la explicación de
cada experimento científico o cada tema de Lengua, matemáticas o ciencias sociales.

Y no todos sus días eran los mejores, y no siempre podían rendir a toda máquina, pero siempre
había espacio para la humanidad, para la solidaridad con el de enfrente. La relación que se construía
nos implicaba a todos y, curiosamente, aunque en verdad es una cuestión lógica, con esos profesores
encontré y desarrollé muchas de las mejores relaciones afectivas que aún en el tiempo recuerdo a la
percepción, con mucho cariño.

A pesar de ello, no recuerdo ningún trato especial sobre los demás, no recuerdo que una
sensación de abandono de ninguno de mis compañeros y compañeras, y por el contrario recuerdo
perfectamente las ganas que tenía cada mañana de ir a la escuela y la tristeza que a veces aparecía al
principio de las vacaciones.

Esta sensación ha sido muy parecida en las diferentes etapas educativas en las que me he
desarrollado como persona hasta llegar a la universidad, donde incluso he tenido experiencias de
profesores que han desarrollado un entusiasmo, una pasión y un compromiso con la enseñanza únicas.

3. Conclusión personal.

Mi conclusión personal es que queda un horizonte precioso a través del cual debo de aprender a
ser esa persona que mantenga la pasión en constante latido, debo de comprender y conocer cuales son
las personas que estarán frente a mi el día de mañana, y con la sensibilidad y la humildad desarrollar
una concepción humana dentro de la clase que ya no solo logré alcanzar los resultados y las pautas
marcadas por las diferentes instituciones educativas, si no que logré, de algún modo, hacer al alumno
y alumna descubrir lo que ocurre en la vida, comprenderlo y saber cómo actuar. Expandir una forma
crítica de ver el mundo basado en un sistema de valores que busquen mejorar el mundo, elevar la
conciencia de lo establecido, hacer de un mundo mejor, más justo, más amable, más humilde, más
empático.

Creo que la dimensión emocional es algo que no termina de asentarse en la educación reglada.
Yo soy testigo de, por un lado, las dificultades respecto a los recursos, tiempo, materiales, apoyo
educativo etc., y la falta muchas veces, por el otro lado de motivación, de entusiasmo, de implicación.
Cómo monitor he vivido muchos momentos complicados, que me han hecho decaer los brazos en
periodos bastante inciertos donde no conseguí encontrar muchas veces la manera de resolver los
conflictos, de avanzar, de conectar con todos los niños y niñas. Creo que una de las claves siempre
será su escucha, siempre será darles la importancia que tienen como los futuros arquitectos de un
mundo mejor. He aprendido mucho a través de la experiencia de los años como monitor, pero a través
de ellos y de ellas es donde se encuentra el mayor porcentaje de sabiduría que he podido obtener en
esta experiencia educativa.
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Por otro lado, me gustaría dejar aquí patente otras inquietudes personales que crean ciertos
puentes con la realidad y con la aprendido hasta hoy de la asignatura.

Percibo mucha implicación en la forma de aplicar los conocimientos por parte de los profesores
en estos años, verdaderamente el nivel en las tareas, los ejercicios y las lecturas a mi me están
pareciendo absolutamente enriquecedores, pero, en mi caso personal, muchas veces es increíble lo
difícil que es haber crecido y encontrado una vocación tan maravillosa, y a su vez tener que estar en
una constante lucha a través del tiempo que uno tiene para poder desarrollarse y alcanzar ciertas metas
dentro del mundo en el que vivimos.

Por momentos como este, por la implicación en trabajos así, siento enorme agradecimiento por
lo aprendido y por lo dispuestos a través de las diferentes asignaturas, pero creo que a veces en una
situación así, el tiempo corre muchas veces en nuestra contra para poder disponer y valernos (en este
caso, valerme) de todos los medios y toda la intensidad y la concentración para poder volverme en mi
formación académica.

Aún todo, el camino que tenemos por delante en este mundo tan cambiante es un verdadero
regalo con el que podemos hacer que el mundo sea un lugar mejor.

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