Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hace pocos días en clase de humanidades, me causó curiosidad que un colega enunciara, sin
remordimiento, que no entendía cómo la ética tuviera aplicación en la ingeniería. A partir de
allí, me propuse realizar una evaluación retrospectiva, y en parte, soportada en el ejercicio de
mi profesión. Para ello, mi punto de partida es una actividad frecuentemente realizada por los
ingenieros mecánicos, como es el análisis objetivo de fallas de los equipos y, la correcta
interpretación y aplicación de los resultados para identificar factores, condiciones, entidades o
personas responsables. De igual manera espero ilustrar cómo, además de un exitoso análisis de
falla, el proceder ético es relevante al momento de decidir las acciones correctivas y el manejo
de los recursos, especialmente económicos, que están involucrados en las solicitudes de
garantía de bienes y servicios.
Inicialmente, me identifico con lo expuesto por Benito Morales en su ensayo ética e ingeniería:
“A diferencia de las ciencias puras cuyo objetivo es el conocimiento por el conocimiento en sí
mismo, la ingeniería se basa en la aplicación del conocimiento científico en la solución de
problemas reales. La ingeniería está presente día a día en nuestras vidas desde el simple hecho
de hacer una llamada telefónica, hasta cosas tan remotas como un acelerador de partículas.
Pero todas las cosas tienen su lado bueno o malo y este caso no es la excepción, también
tenemos como consecuencias de esto las armas de destrucción masiva, la contaminación, los
experimentos fallidos, en general la mala aplicación de la ingeniería puede traer consecuencias
graves y en muchos casos irreparables, es aquí donde interviene la ética.”[1].
De forma más ortodoxa, digamos que una garantía es el valor económico que un fabricante le
reconoce al comprador de un producto o servicio por informarle, a su área de ingeniería, donde
se ha equivocado; dado que, no se satisfacen las necesidades para lo que fueron diseñados. Es
así cómo, en la industria automotriz, son los departamentos de ingeniería quienes al final
autorizan hacer efectivo o no, el reconocimiento económico de una reclamación por el mal
funcionamiento de un equipo.
Si establecemos una relación entre los términos garantía y análisis de falla; podemos afirmar
que, solo a través del análisis técnico y objetivo de cada suceso de falla; donde se aplique, por lo
menos en su forma básica, el método científico; será posible determinar acertadamente la(s)
causa(s) del mal funcionamiento de una pieza, componente o maquinaria. Y por ende, se podrá
otorgar o rechazar adecuadamente el crédito de una reclamación bajo el concepto de garantía.
He tenido la oportunidad de ejercer la ingeniería mecánica por varios años como responsable
del soporte técnico y gerente de servicio posventa en varios concesionarios de vehículos
automotores; de allí, que mi evaluación se centre en este sector de la economía. Dentro de las
diversas responsabilidades inherentes a estos cargos, el tema de las garantías técnicas de
producto es el aspecto que genera la mayor cantidad de situaciones de tensión, conflicto y
estrés; y para la resolución de dichas situaciones, junto con mi equipo de trabajo, además de
soportarnos en una correcta y oportuna aplicación de los conceptos técnicos, indudablemente
también nos vemos en la obligación de que nuestro proceder este enmarcado y fortalecido bajo
unos principios éticos y morales.
El conflicto y dilema ético del ingeniero se produce cuando, a partir del respectivo y exhaustivo
análisis técnico, se descubre que gran parte de dichas fallas no están amparadas bajo los
[2] Superintendencia de Industria y Comercio. “Garantías sobre la calidad e idoneidad de los bienes y servicios”
http://avancejuridico.sic.gov.co/sic/docs/sintesis_id_6_garantias_sobre_la_calidad.htm
términos de garantía emitidas por los fabricantes; los cuales, se encuentran explícitamente
contenidos en los certificados y pólizas entregados a los propietarios junto con el vehículo.
Dichos certificados y pólizas de garantía son documentos claros y específicos en cuanto a los
plazos, coberturas, condiciones, etc., y explican en detalle, la forma como el fabricante hará
efectivo un reconocimiento económico para la reparación de una falla técnica de producto;
cuando es procedente[3]. Es así como estos documentos representan un acuerdo comercial
entre la fábrica y los compradores; y junto con los instructivos para el trámite de los reclamos a
fábrica; serán de suma ayuda para que el gerente de servicio haga una objetiva evaluación y,
plantee la solución más acorde a las diferentes y complejas situaciones que se generan cuando
un equipo nuevo presenta una falla en su funcionamiento.
Sin embargo, es altamente probable que dichas condiciones contractuales de garantía no hayan
sido explicadas, y mucho menos, abordadas en profundidad por el vendedor hacia el comprador
durante el proceso de negociación. Por lo general, la garantía representa un tema álgido,
frecuente y preferiblemente evadido por ambas partes, en pro de no generar un ambiente de
tensión o pesimismo en los eventos, lanzamientos, ferias, cocteles o presentaciones del
producto. Para el vendedor es mejor resumir el tema manifestando que: “Su calidad
comprobada hace que mi producto sea prácticamente indestructible, por lo tanto, lo más
seguro es que nunca falle y, si llegara a suceder dentro del periodo de garantía, la fábrica
costeara absolutamente todo lo necesario para su reparación”. Grave error y gran engaño; pero
hoy en día se ha vuelto común, y hasta imperativo, la utilización de dichos argumentos para
cerrar negocios, cumplir las cuotas e incrementar las ventas.
También puede darse el caso, que algunos usuarios juiciosos lean y entiendan los términos y
condiciones de garantía, pero al ocurrir una falla, y a pesar de ser conscientes de una omisión o
descuido de su parte; ya sea en la operación, el mantenimiento, o como ocurre frecuentemente,
por intervenciones no autorizadas; la preocupación de que dichos errores inhabiliten el
Cada situación será diferente y la información obtenida a partir de los análisis individuales,
pueden dar lugar a una gran variedad de decisiones y procederes por parte del ingeniero, los
cuales, aparte de lo netamente científico, deberán estar enmarcados dentro de unos principios
éticos y el cumplimiento del código de ética profesional [4].
Por una parte, está su compromiso contractual de defender los intereses del concesionario y la
imagen de la marca que representa; esto a través de la correcta interpretación y aplicación de
las políticas y procedimientos de garantía. De hecho, si las garantías, según el concepto de los
analistas de fábrica (también ingenieros y profesionales técnicos), fueron otorgadas y/o
tramitadas fuera de las políticas y procedimientos establecidos, se abstendrán de autorizar el
reembolso de los dineros invertidos por el concesionario en las reparaciones de las falla, y esto
conlleva a que se afecte negativamente el centro de costos del taller de servicios; dado que la
facturación por concepto de garantías, representa uno de sus rublos más importantes. Por otra
parte, está la protección de las relaciones comerciales y la satisfacción de una cartera de
clientes conformada por personas naturales o jurídicas; que depositaron su voto de confianza;
al invertir en una marca de vehículos ofertada bajo la premisa de que cuenta con el respaldo
técnico adecuado y una garantía acorde a sus necesidades.
Muchos de los ingenieros, recién egresados, desconocen este trasfondo del tema de garantías y,
pueden llegar a ver a los fabricantes de vehículos como poderosos imperios; con unas arcas
infinitas de fondos, que pagaran indiscriminadamente y sin analizar las reclamaciones emitidas
por los concesionarios. También se presentan casos, en este entorno de extrema presión, que el
ingeniero acredite una garantía a pesar de estar consciente de su improcedencia; como una
solución rápida y fácil para librarse de un cliente, que manifiesta gran insatisfacción mediante
amenazas, insultos o demandas. Lo anterior no es más que el inicio de una mala administración
de las garantías, que ha generado consecuencias graves para muchos colegas, al punto de
versen involucrados en degradantes destituciones y procesos judiciales. Este es el marco en
donde podemos visualizar como el ingeniero apoyado en sus fortalezas científicas y el analisis
objetivo, pueda conocer las causas reales de las fallas; pero solo la correcta aplicación de estos
resultados, en el cumplimiento de los acuerdos establecidos entre el fabricante y el consumidor;
así como, lo exigido por la ley; harán que sus veredictos estén, tanto técnica, como éticamente
soportados.
Otro código de ética de una reconocida multinacional petrolera cita: “Los empleados se
comprometen a no exigir, insinuar, aceptar, ni ofrecer cualquier tipo de favor, ventaja,
beneficio, donación, gratificación, para sí o para cualquier otra persona, como contrapartida de
sus actividades profesionales, pudiendo aceptar u ofrecer regalos solamente promocionales,
públicos, no exclusivos, sin valor comercial, en sus relaciones con publico externo a la
empresa”[5].
El actuar éticamente te puede escudar, cuando la disidencia pretenda hacerte ver como
deshonesto.
Recuerdo recibir el apoyo de mi anterior jefe, con quien tenía una muy buena relación
profesional y gozaba de su absoluta confianza y, me manifestó su desacuerdo y extrañeza al
verme en estas diligencias. En la audiencia, a la pregunta: ¿Cómo le responderá a la junta
directiva por la pérdida de U$100.000.00 por concepto de garantías?, no pude ocultar una
sonrisa cuando respondí: “Con gusto les aceptaría una mención de honor o una modesta
bonificación por el trabajo que permitió la recuperación de U$900.000.00 por el mismo
concepto, valor que representan el 90% de todas las garantías atendidas y procesadas ante el
fabricante”. Para entonces, el índice de recuperación promedio en las demás líneas
automotrices representadas por este concesionario, no superaba el 70%. Finalmente fui
ratificado en mi cargo, pero después de 6 meses de difícil acoplamiento con el jefe, decidí
aceptar una oportunidad en otra reconocida empresa del sector con mejores condiciones
laborales.
Es posible que proceder acorde a tus principios éticos, te haga una persona poco grata.
El histórico de fallas de la pieza en nuestro mercado no superaba el 5%, pero la fábrica; según el
comportamiento del dispositivo en todos los mercados, determino una probabilidad de 10%.
Por tal razón, su área de ingeniería emitió un comunicado donde no recomendaba su
comercialización, y anunciaba que las piezas de despachos anteriores, debían ser retiradas y sus
reclamaciones acreditadas de forma automática. A la fecha de ese comunicado de ingeniería, el
distribuidor que presentaba la inconformidad, había importado 1500 piezas, pero
posteriormente y haciendo caso omiso de nuestra recomendación técnica, decidió importar
1800 unidades más.
Paralelamente, la fábrica encontraba la causa de falla de la referencia en cuestión y reanudaba
la producción y despachos de las piezas mejoradas; que según ellos, brindaba la confiabilidad
requerida para su utilización en la industria automotriz.
Después de emitir mi veredicto de once páginas, satisfactorio para la fábrica, pero no de igual
manera para el distribuidor, fue necesario explicar en varias oportunidades a sus directivos,
como se había técnicamente determinado que solo el 55% de su reclamación era procedente.
Los datos, formulas e interpolaciones presentadas, no evitaron que la situación se tornara aún
más tensa y fui sometido a una fuerte presión, tanto de técnicos, como de comerciantes
(inclusos de mí mismo bando) para cambiar mi posición y emitir un veredicto que satisficiera
totalmente el interés del cliente; al final, mi ética fue más fuerte y me mantuve mi posición.
Desde entonces y a pesar de la fuerte alianza que se ha consolidado entre la fábrica y este
distribuidor, no puedo poner un pie en esa empresa, al ser considerado persona no grata.
Después de repasar mí proceder ante estas situaciones siento paz en mi conciencia, y sigo
convencido de haber obrado correctamente. No me cabe la menor duda, que el análisis técnico
y objetivo de las solicitudes de garantía; soportado y complementado por la ética; fortalece
continuamente a las personas y los profesionales. No hay nada más gratificante que estar
orgulloso de tus acciones, mantenerte digno e íntegro, y tener la tranquilidad de haber obrado
como el ser humano que eres.
Puede ser que aun, mi confundido compañero continúe considerando que la ingeniería; como
ciencia exacta y de procedimientos estrictos, que toma en cuenta los errores hasta minimizarlos
o eliminarlos; no esté relacionada con lo ético. Pero indudablemente, ante muchas alternativas
de solución, la ética nos ayuda a decidir la mejor; no solo para unos cuantos, sino considerando
todo lo que nos rodea. No importa que seas el mejor ingeniero, no servirá de nada si no cuentas
con los conocimientos que la ética te brinda; pues, la conducta de un ingeniero no solo se rige
por sus habilidades matemáticas o su amplio ingenio; un buen ingeniero es aquel que sabe
cuándo tiene que tomar una decisión, ya sea en favor o en contra de algo que está bajo su
responsabilidad.
BIBLIOGRAFIA
Enlace
https://www.dropbox.com/s/fozbs2aur1cysbz/ENSAYO%20DE%20ETICA%20-%20Victor%20Cubillos%20V3.pdf?
dl=0