Está en la página 1de 8

Tema 5: Derechos de la personalidad

1. CONCEPTO Y DETERMINACIÓN

A. CONSTRUCCIÓN JURÍDICA
Para los cultivadores del Derecho público, los derechos de la personalidad presentan una
problemática distinta de la que poseen para los del Derecho privado.
Los primeros ponen el acento en la fundamentación ética, filosófica y política de tales
derechos, mientras que los últimos se esfuerzan en encajarlos en el derecho subjetivo,
entendido como el poder jurídico concedido por la norma jurídica a la persona, que le permite
una exigencia a otra persona de una prestación, para satisfacer intereses dignos de tutela.
- No obstante, si se aplica la categoría de derecho subjetivo a los derechos de la
personalidad, surgiría el problema de su heterogeneidad, así como de la inseguridad
que puede surgir al distinguir el objeto del sujeto de derecho.
- Aun así, aunque no se pueda establecer una completa identidad con el arquetipo de
derecho subjetivo, parece preferible continuar utilizando la expresión <<derecho de la
personalidad>> para designar el ámbito de protección de la persona y de sus atributos
o cualidad, con independencia de que su arbitrio o libre decisión sobre algunos de
ellos sea mayor o menor.

El deber de respeto, la facultad de exigir el cese de toda perturbación y el poder sobres


nuestros atributos, aunque no aparezcan expresamente recogidos por el ordenamiento
jurídico, se fundamentarán en los principios generales del Derecho, informadores de la vida
jurídica de la comunidad, entre los cuales figuran los constitucionales, que proclaman el
respeto a los derechos inviolables de las personas, a su dignidad y al libre desarrollo de su
personalidad (art. 10 CE).

B. LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD


Es hoy generalmente admitido que los derechos de la personalidad pertenecen a la categoría
de los derechos absolutos, en la media en que producen eficacia general o erga omnes.
Por ello, además, los beneficios obtenidos de una lesión de derechos de la personalidad han de
ser considerados como enriquecimiento injustificado y se debe al titular de los derechos la
restitución de los lucros.

Los derechos de la personalidad se consideran tradicionalmente innatos, esenciales a la


persona, intransmisibles, irrenunciable e imprescriptibles.
De estas características, se desprende que en ellos sufre una notable restricción el radio de
acción de la autonomía de la voluntad.

2. PERSONALIDAD Y DERECHOS FUNDAMENTALES

A. DERECHOS DE LA PERSONALIDAD Y DERECHOS FUNDAMENTALES PROCLAMADOS POR


LA CONSTITUCIÓN
Existe una línea, seguida a veces por el TC, que distingue:
- Los derechos fundamentales, que son derechos públicos subjetivos de los ciudadanos
frente al Estado, que consisten en la preservación de esferas de libertad en las cuales
los poderes públicos no pueden penetrar y en la garantía de prestaciones que son
necesariamente puestas a cargo del Estado.
- Y los derechos de la personalidad, que son aquellos que tiene cada persona frente a las
restantes.
No obstante, esta distinción no es real, e incluso muchos de los derechos de la personalidad se
encuentran recogidos como derechos fundamentales por la CE.
Además, ambos tienen eficacia frente a todos, no sólo frente a los poderes públicos.
El Título I de la CE lleva como rúbrica <<De los derechos y deberes fundamentales>>, y,
además, éstos se han ido tipificando poco a poco mediante leyes orgánicas.

B. LA TUTELA DE LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD


La infracción de los derechos de la personalidad puede dar lugar a su corrección por diversas
vías:
 La infracción del deber de respeto a la persona y la lesión de algunos derechos de la
personalidad se tipifican, en numerosas ocasiones, como conductas delictivas
sancionadas por el Código penal, sin perjuicio de que pueda acarrear también una
determinada responsabilidad civil (obligación de reparar el daño causado).
- La mayor parte de los delitos contra los derechos de la persona son perseguibles de
oficio y la acusación corresponde al Ministerio Fiscal.
 Existe también una tutela civil, en cuanto que pueden ejercitarse las acciones de
resarcimiento de los daños y perjuicios causados por las violaciones del derecho de la
personalidad cuando los hechos no constituyan delito, o bien cuando la acción de
resarcimiento de la responsabilidad civil derivada de delito no haya sido especialmente
ejercitada en vía penal.
- El daño puede ser tanto material como moral, categoría dentro de la cual encajan los
derechos de la personalidad.
La reparación del daño moral se logra a través de su compensación pecuniaria.
 Por último, son aplicables a los derechos de la personalidad las vías de protección de
los derechos fundamentales que la Constitución reconoce, a través de procedimientos
basados en los principios de preferencia y sumariedad.
- Además, cabrá, en su caso, recurso de amparo ante el TC.
Está establecido que éste protege a todos los ciudadanos frente a los poderes públicos
del Estado, pero la jurisprudencia ha admitido que también puedan reclamarse
lesiones que no tengan su origen en el poder público, siempre que medie un acto
judicial que no repare las lesiones verificadas.

3. LOS CONCRETOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

A. EL DERECHO A LA VIDA
La vida es, indudablemente, el bien básico de la persona, fundamento y asiento de los demás.
El art. 15 CE proclama que todos tienen derecho a la vida, aboliendo así la pena de muerte.
 Además, el hombre no tiene un poder total y absoluto sobre su propia vida, porque
ésta no posee un valor puramente individual, sino familiar y social.
En este sentido, el TC dice que el derecho a la vida no puede configurarse como un
derecho de libertad que incluya el derecho a la propia muerte.
 El derecho a la vida opera como causa de justificación de los actos dirigidos a
preservarla o salvarla, que pueden constituir legítima defensa o estado de necesidad.
Más discutible es que la causa de justificación pueda aplicarse a los actos de las
autoridades públicas respecto de personas plenamente capaces. En este sentido,
podemos destacar los casos de imposición de transfusiones de sangre a enfermos que,
por sus convicciones religiosas, las rechazaban.
El daño al bien supremo de la vida ha de ser reparado por quienes lo lesionen dolosa o
culpamente o, en los casos en que así se admite, en virtud del riesgo creado.
El perjuicio se le causa a la propia víctima y consiste en el acortamiento de la vida, por lo que
las acciones deben considerarse transmisibles a los herederos.
B. LA VIDA EN VÍAS DE FORMACIÓN
El art. 15 CE proclama el derecho a la vida de <<todos>>, y ello ha suscitado la cuestión relativa
a si se puede comprender en dicha expresión a los ya concebidos pero no nacidos.
El Tribunal Constitucional parece haber reconocido esta consideración en la sentencia sobre el
recurso de inconstitucionalidad de la reforma del CP por la que se despenalizaban
determinados supuestos de abortos. En ella, se resaltó que la vida en formación es un bien
constitucionalmente protegido, lo que conlleva la obligación del Estado de abstenerse a
obstaculizar el proceso natural de gestación, a la vez que la de establecer un sistema legal para
la defensa de la vida.

Podemos destacar la Ley 42/1988, de donación y utilización de embriones y fetos humanos o


de sus células, tejidos u órganos.
- Se establece que la donación por parte de los progenitores nunca tendrá carácter
comercial o lucrativo.
- Igualmente, la donación y utilización de embriones y fetos humanos, o de sus células,
tejidos u órganos que permite la ley, sólo se autorizarán con fines diagnósticos,
terapéuticos, de investigación o experimentación, y también con fines industriales de
carácter preventivo, diagnóstico o terapéutico.
Por último, el TC señaló que no deben confundirse los embriones y los fetos de los que trata la
ley con los nascituri, puesto que aquéllos se refieren a los que no son viables, es decir, nunca
van a nacer o tener una vida independiente de la madre.

C. LA REPRODUCCIÓN DE LA VIDA
La reproducción de la vida es un hecho privado que se produce por medio del desarrollo de la
libertad sexual, por lo que la ley únicamente contiene normas adecuadas para la preservación
de dicha libertad.

Problemas de algún calibre han planteado recientemente las llamadas técnicas de


reproducción asistida, que son, fundamentalmente, la inseminación artificial, la trasferencia
intratubárica de gametos y la fecundación in vitro.
En este sentido, la Ley 35/1988 establece que dichas técnicas sólo se aplicarán cuando haya
posibilidades razonables de éxito y no supongan graves riesgos para la salud de la mujer o su
posible descendencia, y siempre en mujeres mayores de edad y en buen estado de salud
psicofísica, que lo hayan solicitado y aceptado libre y conscientemente, tras haber sido previa y
debidamente informadas de ello.
Cuando la mujer estuviere casada, se precisará, además, el consentimiento del marido,
prestado también libremente y con la necesaria información.
Respecto a esta ley, el TC aclaró que toda intervención sobre el embrión en el útero o sobre el
feto en el útero o fuera de él, vivos, con fines diagnósticos, no es legítima si no tiene por objeto
el bienestar del nasciturus y el favorecimiento de su desarrollo, o si está amparada legalmente.

D. EL DERECHO A LA INTEGRIDAD FÍSICA


Es el art. 15 CE el que proclama este derecho.
Del mismo modo que sobre la vida, el hombre no tiene sobre su propio cuerpo un pleno poder
de disposición.
 Toda agresión ilegítima a la integridad física de una persona es un hecho antijurídico
que determina, además de las sanciones que se pueden imponer en la vía penal, la
obligación del resarcimiento de los daños materiales o morales.
 No obstante, se vienen admitiendo los llamados actos de disposición sobre el propio
cuerpo, aunque la línea de su licitud es siempre muy difícil de fijar a priori.
En este sentido, desempeñan un papel muy importante las convicciones establecidas
en la conciencia social.
Este derecho impone el necesario consentimiento de la persona a los actos de disposición que
tengan por objeto el mejoramiento de su salud; y sólo en casos de extraordinaria urgencia
(estados de necesidad) es posible omitir el consentimiento del interesado.

Por último, respecto al tema de la esterilización, si se trata de personas incapacitadas que


adolezcan de graves deficiencias psíquicas, ésta puede ser ordenada judicialmente, sin que ello
constituya delito de lesiones.
Se despenalizan las esterilizaciones y cirugía transexual realizadas por facultativo si el
consentimiento para ello se ha emitido libre, consciente y expresamente por el interesado, sin
precio o recompensa. No será válido si el otorgante es menor de edad o incapacitado, ni el
prestado por sus representantes legales.

E. LOS TRANSPLANTES DE ÓRGANOS


Esta materia se encuentra regulada en la Ley 30/1979.
1. El trasplante de órganos humanos ha de hacerse siempre con fines terapéuticos y en
centros sanitarios especialmente autorizados para ello.
2. Deberán respetarse los principios de voluntariedad, altruismo, gratuidad, ausencia de
ánimo de lucro y anonimato, de forma que no sea posible obtener compensación
económica.
Aunque se insiste en el anonimato del receptor del órgano, ello no impide que se haga
una donación a una persona designada por el propio donante.
3. Asimismo, se garantizarán la equidad en la selección y acceso al trasplante de los
posibles receptores, así como la adopción de medidas necesarias para minimizar la
posibilidad de transmisión de enfermedades u otros riesgos y para tratar de asegurar
las máximas posibilidades de éxito.
4. La donación de órganos ha de tener como finalidad la mejora sustancial de la
esperanza o situación de vida de una persona.
5. Además, ha de tratarse de un órgano cuya extracción sea compatible con la vida del
donante y que no disminuya gravemente su capacidad funcional.

 El donante ha de ser mayor de edad, gozar de plenas facultades mentales y de un


estado de salud adecuando; ha de ser informado de las consecuencias de la extracción
y su consentimiento ha de darse por escrito ante el juez encargado del Registro Civil
de la localidad de que se trate, en presencia también del médico que ha certificado el
estado de salud físico y mental de la persona que haya de dar su conformidad a la
intervención.
- Se establece un plazo de 24 horas dentro del cual se permite que el donante pueda
revocar su consentimiento, sin que por ello esté obligado a ningún tipo de
indemnización.
 Por otro lado, al receptor sólo se exige consentimiento para el trasplante, entendido
como operación quirúrgica. Éste debe ser previo y darse por escrito, tras habérsele
facilitado la necesaria información de los riesgos y beneficios que la intervención
supone.

F. EL RIESGO DE LA VIDA
En términos generales, se reconoce el poder de la persona para arriesgar o pone en peligro su
propia vida.
Sin embargo, los problemas surgen cuando el riesgo es consecuencia de un contrato en el que
la persona se obliga a realizar prestaciones que llevan implícito ese riesgo.
En estos supuestos, entran en juego los límites de la autonomía de la voluntad (art. 1255 CC).
En tales contratos debe encontrarse implícita la necesidad de adopción de las medidas de
seguridad adecuadas, de manera que resulta justa la negativa a la ejecución si dichas medidas
no han sido adoptadas.
El riesgo de la vida puede ser causa de obligación de indemnizar daños y perjuicios cuando
una persona arriesga indebidamente la vida de otro.

Podemos destacar la Ley 25/1990 (Ley del medicamento), que establece las condiciones bajo
las cuales se pueden someter las personas a ensayos clínicos.
1. Éstos deberán realizarse en condiciones de respeto a los derechos fundamentales de
la persona y a los postulados éticos que afecten a la actuación biomédica.
2. Debe contarse con el consentimiento libremente expresado de la persona en la que
haya de realizarse el ensayo, y además sólo debe prestarse tras haber recibido la
información necesaria sobre la naturaleza del ensayo y sobre la importancia, el alcance
y los riesgos del mismo.
3. El consentimiento prestado es revocable en todo momento, y la revocación no
necesita expresión de causa.
4. La sumisión al análisis clínico no es necesariamente gratuita, puesto que la ley prevé el
pago de la <<contraprestación pactada>>.

G. EL DERECHO SOBRE EL CADÁVER DE LA PERSONA


Los restos de una persona pasan a convertirse en una cosa en sentido jurídico, si bien se
quedan impregnados por la dignidad de una persona, lo que introduce importantes
limitaciones en orden a su disposición.
Sobre su cadáver, la persona posee un poder de disposición en orden a establecer su destino.
A falta de disposiciones especiales de última voluntad del fallecido, la jurisprudencia ha
reconocido el derecho de los más próximos parientes (cónyuges e hijos) para establecer el
respectivo destino.
Debe considerarse que en ningún caso son admisibles contratos con prestaciones económicas
que tengan por objeto el futuro cadáver de la persona.

H. EL TRANSPLANTE DE ÓRGANOS DE PERSONAS FALLECIDAS


La Ley y el Reglamento de trasplantes de órganos permiten la extracción de órganos de
personas fallecidas, siempre que se lleve a cabo previa comprobación de la muerte y con fines
terapéuticos.
Los dos profesionales médicos que se encarguen de la comprobación de la muerte han de ser
distintos de aquellos que hayan de intervenir en la extracción y no han de estar sujetos a las
instrucciones de aquéllos.

La extracción de órganos de una persona fallecida puede realizarse siempre que ésta no
hubiera dejado constancia expresa de su oposición, la cual no necesita ninguna formalidad
expresa y, en el caso de que se trate de menores o incapacitados, la oposición podrá hacerse
constar por quienes hubieran ostentado en vida de aquéllos la representación legal.
La falta de oposición, por tanto, hace que el fallecido sea considerado como donante.

Por último, hay que destacar la Ley de Autopsias Clínicas, que faculta a los hospitales que
reúnan todos los requisitos a solicitar autorización para que a todos los enfermos que en ellos
fallezcan se les pueda practicar autopsia, salvo que el paciente fallecido (por sí mismos o a
través de su cónyuge o familiares en primer grado) no hubiese manifestado oposición al
procedimiento.
I. EL DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL
El art. 17 CE establece que toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad y que nadie
puede ser privado de su libertad, si no con la observancia de lo establecido en la CE y en las
leyes.
La libertad debe entenderse como el derecho de la persona a no encontrar obstáculos o
impedimentos en su realización como tal.

No obstante, la libertad personal tiene, ante todo, una proyección en la esfera jurídico-
pública, y significa el reconocimiento de espacios inmunes a la intromisión de las autoridades
estatales o administrativas, para lo que la CE garantiza una serie de libertades públicas o civiles
que sólo pueden verse afectadas cuando se declaren los estados de alarma, excepción y sitio.
Significa también que todas las medidas gubernativas de restricción de la libertad deben
someterse de manera inmediata al control de la autoridad judicial, como establece para las
detenciones la LO que regula el procedimiento de habeas corpus, mediante el cual se puede
obtener la puesta a disposición de la autoridad judicial competente de cualquier persona
ilegalmente detenida o cuya detención se extienda más allá del límite de las 72 horas
concedidas por el art. 17 CE.
- En el CP se encuentran sancionados como delitos la detención ilegal y las coacciones,
que, además de acarrear la sanción penal, conllevan el deber de resarcir los daños
económicos y patrimoniales, así como los morales.

Por último, la autonomía privada, de la que las obligaciones negociales dimanan, es una forma
de traducción jurídica de la libertad y de la dignidad personal, sujeta siempre a que las
restricciones que el contrato supone no resulten desproporcionadas.

4. EL DERECHO AL HONOR, A LA INTIMIDAD Y A LA PROPIA IMAGEN: CONCEPTO,


CARACTERÍSTICAS Y TUTELA CIVIL

A. LAS MODALIDADES DE LA VIOLACIÓN DEL DERECHO Y LA CATEGORÍA DE LAS


INTROMISIONES LEGÍTIMAS
El derecho al honor presenta dos vertientes, las cuales se reflejan en la definición de
intromisión ilegítima: toda imputación de hechos o manifestación de juicios de valor a través
de acciones o expresiones que, de cualquier modo, lesionen la dignidad de otra persona
menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación.
Hay, de este modo, dos grandes tipos de violación:
- Los hechos que entrañen difamación o calumnia.
- Y aquellos que, aun sin atentar a la fama, constituyen actos de vejación o
menosprecio.
El derecho a la intimidad se viola en todos los casos en que se revelan hechos o datos
pertenecientes a la vida privada de las personas, cualquiera que sea el medio por el que se
haga, aunque lo revelado sea cierto.
Y el derecho a la propia imagen se viola cuando se capta y reproduce, también por cualquier
medio.

Sin embargo, la ley atiende a los intereses informativos, y permite intromisiones que no se
consideran ilegítimas en los siguientes casos:
1. La captación, reproducción o publicación de la imagen de una persona que ejerce un
cargo o profesión público, siempre que ésta se capte en un acto público o en lugares
abiertos al público.
- Hay que entender que la finalidad de estas intromisiones es informativa, por lo que ha
de desligarse de toda utilización para fines publicitarios o comerciales.
2. La utilización de la caricatura de las personas mencionadas, siempre que se hagan de
acuerdo con los usos.
3. Y la información gráfica de un acontecimiento público cuando la imagen de una
persona aparezca como meramente accesoria.

B. LAS INTROMISIONES ILEGÍTIMAS LEGALMENTE TIPIFICADAS


1. El emplazamiento de aparatos de escucha, filmación o cualquier otro medio apto para
grabar la vida íntima de las personas.
2. La utilización de aparatos de escucha u otros medios para el conocimiento de la vida
íntima de las personas o de manifestaciones o cartas privadas.
3. La divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona que afecten a su
reputación o buen nombre, así como la revelación del contenido de cartas, memorias y
otros escritos personales de carácter íntimo.
4. La revelación de datos privados de una persona conocidos a través de la actividad
profesional.
5. La captación, reproducción o publicación por fotografía u otro medio de la imagen de
una persona en lugares o momentos de su vida privada o fuera de ellos, salvo ciertas
excepciones.
6. La utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines
publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga.

C. LA TUTELA JUDICIAL DE LOS DERECHOS Y LAS ACCIONES PROTECTORAS DE LOS


MISMOS
1. Acciones civiles y penales  estas últimas se producirán en aquellos casos en que los
hechos sean constitutivos de delito, si bien la ley favorece la vía civil.
2. Acciones de cesación  tienen por finalidad obtener un pronunciamiento judicial en
virtud del cual se condene a poner término a la situación de intromisión.
3. Tutela cautelar  se trata de medidas de aseguramiento, adoptadas con carácter
previo a la demanda o en el momento de presentarse, y que son efectivas mientras el
procedimiento judicial se trate.
4. Restablecimiento del pleno disfrute de los derechos  son decisiones
complementarias de la condena principal (por ejemplo, publicación de la sentencia).
5. Acciones indemnizatorias  la ley contiene reglas especiales:
- La existencia del perjuicio se presumirá siempre que se acredite la intromisión
ilegítima.
- Además de perjuicios materiales y económicos, la indemnización se extiende al daño
moral.
- Para la valoración del daño moral habrá que atender a:
o Las circunstancias del caso.
o La gravedad de la lesión efectivamente producida.
o Y el beneficio obtenido por el causante de la lesión.
- La indemnización corresponde al perjudicado, que es titular del derecho y, en caso de
que haya fallecido, se transmite a sus herederos.

Las acciones de protección frente a las intromisiones ilegítimas caducarán transcurridos 4 años
desde que el legitimado pudo ejercitarlas.

D. LOS CONFLICTOS ENTRE EL DERECHO AL HONOR, INTIMIDAD Y PROPIA E IMAGEN Y


LOS DERECHOS A LA LIBRE EXPRESIÓN Y A DAR Y RECIBIR INFORMACIÓN
El art. 20 CE reconoce el derecho a expresar y difundir libremente pensamientos, ideas y
opiniones, así como el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por
cualquier medio, pero estos derechos tienen su límite, especialmente, en el derecho al honor,
a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
No obstante, la doctrina del TC ha declarado que se debe imponer siempre una ponderación
entre los derechos en conflicto, otorgando preferencia a uno u otro según las circunstancias
del caso litigioso.
 La libertad de expresión tiene por objeto ideas, pensamientos y opiniones, concepto
en el que deben incluirse las apreciaciones y juicios de valor.
- Nunca se puede admitir el empleo de apelativos injuriosos formalmente.
 En cambio, el derecho a comunicar información versa sobre hechos que pueden
considerarse noticiables.
- Este derecho prevalece cuando lo que se da a conocer es de interés y relevancia
pública.
- Se requiere también la condición de veracidad de la información, que no equivale a
realidad incontrovertible de los hechos, sino a un deber específico de diligencia del
informador, a quien se le exige que lo que transmita haya sido contrastado con datos
objetivos.
En cuanto a los personajes públicos, han de ser sometidos a una restricción en su honor,
intimidad e imagen.

También podría gustarte