La enseñanza

Hoja de Ruta Clase 1

Cursada Semi-presencial 2022

Didáctica General para los Profesorados
Propuesta de trabajo Nº1 - La enseñanza

La enseñanza: primeras aproximaciones

“La educación es el punto en el que decidimos si amamos al mundo lo bastante como para asumir una
responsabilidad por él, y así salvarlo de la ruina que, de no ser por la renovación, de no ser por la llegada de
los nuevos, sería inevitable. También la educación es donde decidimos si amamos a nuestros hijos lo bastante
como para no arrojarlos de nuestro mundo y librarlos a sus propios recursos, ni quitarles de las manos la
oportunidad de emprender algo nuevo, algo que nosotros no imaginamos, lo bastante como para prepararlos
con tiempo para la tarea de renovar un mundo común.”

Hanna Arendt (De la historia a la acción, 1995)

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Propuesta de trabajo Nº1 - La enseñanza

¿Qué es enseñar?

Nos proponemos en esta clase reflexionar y trabajar sobre el concepto de enseñanza, que es el eje
de nuestra materia, sobre el que iremos avanzando a lo largo de este proceso de trabajo desde
distintas dimensiones, como hemos visto.

El docente enseña. Y la enseñanza constituye el corazón de nuestro oficio, lo que le da vida. Sin
enseñanza no hay docencia ni docentes. Pero ¿qué es enseñar?

Responder esta pregunta nunca es sencillo. Menos lo es en este tiempo que atravesamos como
humanidad. Los tiempos de pandemia que recientemente vivimos y de los que aún quedan
secuelas, donde casi la totalidad de los/as niño/as y jóvenes del mundo en edad escolar no asistían
regularmente a clase, ya sea por el cierre de las escuelas o bien por el trastocamiento de sus
dinámicas habituales, no hicieron más que poner en evidencia la complejidad de los procesos de
transmisión cultural, de las instituciones que los realizan, de la relación entre las generaciones y,
por lo tanto, de la enseñanza . Ciertamente se trata de un tiempo que nos invita a volver sobre el
oficio de enseñar para complejizar aún más la mirada, poner en suspenso algunos supuestos,
animarnos a nuevos interrogantes que tensionan todo aquello que habíamos construido hasta ese
momento. Nos encontramos con instituciones y prácticas que venían resultando y resultan
“alteradas” en sus formas conocidas, habituales, con todo lo que ello implica; y quienes nos
dedicamos a enseñar o nos estamos formando para “saber y poder” hacerlo tenemos la
responsabilidad de mirar muy atentamente estos procesos para poder comprender, aún más, las
problemáticas presentes y los desafíos que se abren a futuro.

Actividad 1: Escenas (actividad autónoma)

Para comenzar a transitar esta categoría: enseñanza, les proponemos tres

materiales, pueden elegir uno de ellos o bien acercarse a todos. Mientras tanto,
pueden ir tomando notas personales en algún cuaderno para volver sobre ellas
más adelante. Tengan presente estas reflexiones durante la lectura de la clase
para ponerlas en diálogo con los planteos que se vayan desarrollando.

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Los materiales son los siguientes:

1. Un fragmento de la película “El profesor” (2012) dirigida por Tony Kate.

https://www.youtube.com/watch?v=bnUeSW-bHJ4

2. Una galería de imágenes:

https://photos.app.goo.gl/9EeVkwEmS9qZBgnW9

3. Escenas de enseñanza la película sugerida: El buen maestro (2017)

La enseñanza como oficio

La enseñanza está “anclada” en un oficio1, al decir de Dubet (2006)2, en la medida que a los
individuos que la realizan se los forma y se les paga para actuar sobre otros. A diferencia de otros
oficios, la enseñanza se lleva a cabo no sobre objetos materiales sino sobre personas. Implica, de
este modo, una irrupción directa sobre las acciones, valores y representaciones de los individuos,
las “almas” de quienes pretendemos educar, formar, transformar en algo distinto a lo que eran
cuando iniciaron un proceso educativo/formativo, transformativo y transformador, que se
despliega en un tiempo específico, ya sea una clase, un año lectivo, un ciclo de la escolaridad, un
encuentro, etc. La enseñanza “busca llevar a cabo una transformación en la persona a quién va
dirigida, un cambio cualitativo, con frecuencia de grandes proporciones, una metamorfosis por así
decirlo”, afirma Jackson, 2015:1263. La enseñanza como oficio es una actividad intencional.

Si bien la enseñanza puede caracterizarse como un accionar sobre otros, no se trata de un accionar
omnipotente cuyo destinatario no tiene más que someterse a ella. La persona formada,
transformada, educada o socializada tendrá mayores posibilidades de liberarse, de
emanciparse y hasta de rebelarse contra aquello que ha recibido, como consecuencia de esa acción
de enseñanza. Así lo decía Kant, en su Pedagogía: Se le educa (al niño/a) para que un día pueda ser

1
La palabra “oficio” es portadora de distintos significados que remiten a: ocupación, cargo, profesión,
función, tal como se expresa en el Diccionario de la Lengua Española.
2
Ver: Dubet, F. 2006. El declive de la institución. Profesiones, sujetos e individuos en la modernidad.
Barcelona, Gedisa. Se trata de un autor y una obra a la que recurriremos en varias de nuestras clases.
3
Ver: Jackson, P. 2015. ¿Qué es la educación? Buenos Aires, Paidós. Otra de las obras a las que
oportunamente referiremos en la materia.

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Propuesta de trabajo Nº1 - La enseñanza

libre. Educar para la libertad significa para Meirieu (2016)4 trascender los determinismos de las
historias individuales o sociales de nuestros alumnos y ayudarlos progresivamente a emanciparse
de esas determinaciones, suponiendo la existencia de que algo diferente puede emerger,
articulando, desarticulando y re-articulando la propia historia.

En tanto que oficio, que se despliega con sujetos y no con “objetos”, es posible que esos sujetos se
resistan, se escondan, se rebelen o simplemente se opongan para recordarnos que cuando
educamos, enseñamos, tenemos entre manos “no un objeto en construcción sino un sujeto que se
construye” (Meirieu, 2001: 73)5. Por lo tanto, podemos sostener que nuestro oficio consiste en
obrar sobre otros y con otros para que esos otros obren sobre sí mismos, se construyan, se
formen, se transformen. Desde esta perspectiva, la enseñanza promueve la formación de las
personas en un proceso que las implica directa y activamente. La enseñanza como oficio apuesta
a la creación, no a la reproducción.

Quien se forma o se “deforma” estudia, practica, piensa, reflexiona, se rasca la cabeza.... Aprender
no es sólo incorporar información, cuerpos de conocimientos, habilidades, valores; implica
también comprender, recordar, encarnar esos contenidos en las subjetividades, implica dejarse
atravesar, para poder obrar con ellos y a partir de ellos, individual y colectivamente. Aprender es
nacer a otra cosa, descubrir y acceder a mundos que hasta entonces desconocíamos, en el sentido
de que algo “externo” pasa a formar parte de nuestro mundo enriqueciéndolo e informándolo en
un sentido compartido. Aprender es ver cómo se tambalean las propias creencias, las propias
certezas (Meirieu, 2006: 26, cuya obra compartiremos en esta clase). El aprendizaje responde
al interés que despierta algo que está por fuera de nosotros mismos; algo que nos toca, nos
conmueve, nos implica, nos intriga y nos lleva a estudiar, practicar y pensar. Aprender es hacerse
obra de uno mismo, afirma Meirieu (op. cit.). Aprender es enseñarse a sí mismo, para Jackson (en
otra de las obras que compartiremos en esta clase), a partir de la marca o huella que han dejado
nuestros maestros en nosotros. La enseñanza como oficio implica comprender que dejamos
huellas con nuestras enseñanzas.

Por eso cuando hablamos de enseñanza algunos dicen que es una “pretensión desmesurada” pero
que nunca es absoluta en tanto se articula con el “no poder”, tampoco absoluto, sobre un sujeto
en su acto de conocer. Existe un derecho negado, omitido, ninguneado: el derecho a la
indiferencia, es decir, el derecho que tiene el otro (alumno, estudiante) a no exponerse al
intercambio, tal como lo expresa Estanislao Antelo en su texto que acompaña este acercamiento.
La enseñanza como oficio busca el aprendizaje, pero no es suficiente para que acontezca.

4
Ver: Meirieu, P. 2016. Recuperar la Pedagogía. Buenos Aires, Paidós. Otra de las obras a las que
oportunamente referiremos en la materia.
5
Ver: Meirieu, P. 2001. Frankenstein Educador. Barcelona, Laertes. Otra de las obras a las que
oportunamente referiremos en la materia.

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Propuesta de trabajo Nº1 - La enseñanza

Si aceptamos el protagonismo que cobran los sujetos que aprenden, tenemos que saber que los
procesos de aprendizaje y formación no podrán controlarse, ni predecirse del todo. Sin embargo,
en tanto adultos, docentes, responsables de y por la educación de los “nuevos” tenemos que
poder favorecerlos. Suponiendo que todos son capaces de aprender y merecen aprender,
tendremos que saber y poder guiar, incentivar, acompañar y sostener todo el proceso por el cual
alguien se forma o se hace obra de sí mismo, es decir, aprende.

Como adultos y docentes tendremos que saber y poder crear las mejores condiciones para
que el aprendizaje se produzca. ¿Cómo favorecer, guiar, incentivar, acompañar, sostener los
aprendizajes? Enseñando….

Enseñanzas6
Enseñar es abrir al mundo...
Enseñar es abrir al mundo en el sentido de que algo ajeno y externo a los sujetos que aprenden,
los invoca a acercarse, a abrirse a lo extraño, a lo distinto a lo próximo, es decir, a lo propio.
Enseñar es abrir ventanas al mundo sin restricciones de ningún tipo. Corresponde al profesor
“sacar al alumno de su mundo, conducirle hasta donde no habría llegado nunca sin su ayuda,
traspasarle un poco de su alma, porque quizás toda formación no sea más que una deformación”
(Steiner y Ladjali, 2005: 37)7.

Fue precisamente Cécile Ladjali, una profesora que trabajó con sus alumnos, en una escuela de
los suburbios franceses (Saint Denise, la misma en la que transcurre la película La vida escolar) en
la producción de sonetos sobre el “mito de la caída” que dieron lugar a la publicación de un libro
prologado por George Steiner. El reconocido filósofo y una sucesión de autores clásicos que
fueron leídos durante el proceso de escritura, irrumpieron en esas clases que parecían tan alejadas
o extrañas a la cultura letrada. Sin embargo, los alumnos de Cécile “comenzaron a fiarse de su
propio lenguaje. Hasta aquel momento las palabras les habían parecido algo humillante. La idea
del libro les daba miedo hasta que lo escribieron y se plegaron a su sortilegio” (Steiner y Ladjali, op.
cit.: 19/20).

6
El contenido que sigue sintetiza lo expuesto en el libro: Enseñar hoy. Apuntes para la formación de Andrea
Alliaud. 2021, editado por Paidós Educación.
7
Ver: Steiner, G. u ladjali, C. 2005. Elogio de la transmisión. Barcelona, Siruela.

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La perspectiva de enseñanza plasmada en esta experiencia de “apertura”, se opone a las que

sostienen que la enseñanza y la formación tienen que circunscribirse al medio inmediato, a lo
“útil” y que su trascendencia es vana, inútil y hasta peligrosa. No es casual que desde posturas
conservadoras se oigan voces que afirman que la educación tiene que ajustarse a las posibilidades
de cada uno, al origen social, o a las demandas de una sociedad (generalmente del mercado
laboral): ¿Para qué queremos universidades en zonas socialmente vulnerables?, se le oyó decir no
hace mucho a una funcionaria ¿Para qué quiere saber Matemática una chica que cultiva la tierra?,
sostuvo un diputado nacional de la provincia de Tucumán.

Del mismo modo, esta experiencia de apertura “sin límites” nos lleva a incorporar y a trabajar, a
enseñar, lo que genera dificultad; aquello que en los primeros intentos podría aparecer como “no
apto” para ciertos alumnos (por sus características sociales, culturales, individuales, etc.). Habría
que hacer un elogio de la dificultad reflexiona Cécile, a propósito de su experiencia.

Al contrario de lo que suele creerse, lo difícil, lo que parece imposible a priori, puede convertirse
en un instrumento para los profesores (uno de los pocos con los que cuentan, afirma la profesora)
para seducir a los estudiantes. Y así concluye: “… es importante que las cosas no sean fáciles. Incluso
me atrevería a pensar que, en algunos momentos, han de parecer insuperables. Sólo al precio de
semejante vértigo, la conciencia del alumno llega a confundirse con la del maestro en esa “seducción
erótica del pensamiento”, tantas veces reivindicada por Platón” (Steiner y Ladjali, op. cit.: 57).

Enseñar es habilitar...
Vinculado a la idea de pensar a la enseñanza desde una provocación o una apertura es posible
relacionar la experiencia escolar fallida que plantea Daniel Pennac (hoy profesor y escritor), en
la que fue catalogado de “zoquete”. El autor, también convocado para esta clase, habla de la
enseñanza como un “despojo” de todo lo que traemos a la escuela, de una combinación entre
presencia y presente continuos para lo que basta “una mirada, una palabra amable, una frase de
adulto confiado, claro y estable, para disolver esos pesares y aliviar esos espíritus (…) Si fracasamos en
instalar a nuestros alumnos en el presente indicativo de nuestra clase, si nuestro saber y el gusto de
llevarlo a la práctica no arraigan en esos chicos y chicas, en el sentido botánico del término, su
existencia se tambaleará sobre los cimientos de una carencia indefinida” (Pennac, 2008: 60).

Desde esta perspectiva la enseñanza representa una apuesta esperanzadora sobre las posibilidades
de formación/transformación de los sujetos que aprenden, basada en sus propias potencialidades.
Con esa convicción orientada hacia el futuro (de un determinado proceso formativo) y
posicionados en un presente continuo (en cada encuentro, en cada clase), los docentes apelarán a

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mediaciones convocantes, inspiradoras pero también alentadoras de la propia formación. Y

habilitarán para ello (un gesto, una palabra o una mirada de aprobación, pueden resultar
suficientes) con un beneficio que siempre resultará provisional y sobre el que habrá que volver a
insistir tantas veces como haga falta; porque enseñar es un continuo “volver a empezar” hasta
nuestra necesaria desaparición como profesores, según Pennac en su Mal de escuela.

Actividad 3: Testimonio (actividad autónoma)

Lxs invitamos a ver este video en el que Daniel Pennac, relata esta experiencia
en primera persona: un docente que lo interpela y, en ese desafío, lo habilita a
desplegarse.
Disponible: Video: "Las lecciones de un aclamado"

¿Recuerdan haber sido enseñados por profesorxs como los que describe Daniel
Pennac?

Pero, así como enseñar remite a desafiar, desarmar y deconstruir, también puede vincularse con la
organización y la sistematización, actos necesarios y presentes en la construcción de saberes...

De modo que enseñar también es exponer de modo ordenado...

Enseñar también es presentar, exponer en un orden posible aquello que se ha descubierto de

modo aleatorio, que no es lo mismo que explicar. Quien explica supone que el otro no sabe, no
entiende y que gracias al maestro o profesor el alumno (falto de luz) se iluminará. Esta
concepción “atontadora” de la inteligencia y de las capacidades de quien aprende, más que
favorecer, inhibirá o empobrecerá el proceso de su propio aprendizaje, de su propia formación.
Por el contrario, suponer y tratar a los alumnos y estudiantes como sujetos que saben, que se
forman y obran por y para sí mismos, aún con los errores y tropiezos que pudieran cometerse
durante el proceso, emancipa y aumenta las posibilidades de aprender:

“El maestro sabe que sólo en la suspensión del saber puede activarse una búsqueda del saber (…) Así
nos daba a entender que no había que avergonzarse de tropezar con el texto que se comentaba,

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porque sabía bien que ese tropiezo nos ayudaría a autorizarnos a pensar con nuestra cabeza, es decir,
a buscar nuestra forma personal de tropezar con el texto” (Recalcati, 2017.: 139)8.

Porque enseñar es contar… decía Gabriela Mistral.

Contar con gracia y belleza. Y todo puede ser contado, enseñando mediante historias que nos
conecten con otros (otros mundos, otros tiempos, otras personas) y con nosotros mismos. Son
esas narraciones las que le otorgan vitalidad a lo que se enseña y promueven el interés aún de los
más reticentes. ¿Quién puede negarse a que alguien le cuente una buena historia?

Y así lo hacía Mc Court, el profesor, de la obra literaria que estamos compartiendo:

En lugar de enseñar, contaba historias. Ellos creían que estaba enseñando. Yo creía estar enseñando.
Estaba aprendiendo (...). Mi vida me salvó la vida… (págs 32 y 33).

Me digo a mí mismo: estás contando historias y se supone que enseñes. Estoy enseñando. Contar
historias es enseñar (pág. 40).

Enseñar es acompañar…
Porque aprender, en tanto abordar un saber que nos sobrepasa no es fácil, de allí que “el profesor
debe proporcionar a cada alumno la ayuda necesaria para que lo interiorice (…) poniendo a
disposición los recursos sin los cuales no obtendrá buenos resultados en su aprendizaje” (Meirieu,
2006: 24). Aún cuando el aprendizaje implica siempre al sujeto en situación de aprender (su
esfuerzo, energía, compromiso, voluntad) es un proceso que, en tanto consiste en acceder a
porciones desconocidas del mundo, provoca desestabilizaciones, caídas, pérdidas, desalientos. De
allí que la “verdadera” enseñanza adopta para el autor “el carácter inquietante de encuentro con lo
desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. No exime al alumno de tirarse a la
piscina. De lanzarse a una aventura inédita para él, pero le da algunos consejos para no ahogarse, le
indica algunos movimientos para avanzar y prevé el uso de una cuerda por si da un paso en falso”.
(Meirieu, op. cit: 25). Desde esta perspectiva, la enseñanza constituye una necesidad en todos los
grados, en todos los cursos y en todos los niveles de la escolarización.

El oficio de enseñar asocia el saber específico que está en juego en un proceso de transmisión
cultural con la ayuda, el acompañamiento y el seguimiento que quienes están en situación de
aprender necesitan en su encuentro con el saber. Para acceder a zonas desconocidas del mundo, de

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Ver. Recalcati, M. 2017. La hora de clase. Barcelona, Anagrama.

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la cultura, se necesitan orientaciones, guías para obrar, para hacerse obra de uno mismo. Por eso
quienes enseñamos acudimos a métodos, estrategias, recursos:

“Las tecnologías escolares son técnicas que, por un lado implican y comprometen a los jóvenes y, por
otro, presentan el mundo, es decir, centran la atención en algo. Sólo de esta forma la escuela es capaz
de generar interés y hacer que la “formación” sea posible” (Simons y Masschelein, 2014: 62)9.

Las metodologías de enseñanza, las técnicas, los recursos, que utilizamos para enseñar son fértiles,
podemos decir, si despiertan la curiosidad (la sorpresa), si alientan a practicar y estudiar; a
moldearse a configurarse, a formarse. En definitiva, son herramientas potentes si convocan,
sorprenden, generan entusiasmo e interés en el mundo que se abre, se expone y se presenta para
que los/as chicos/as y lxs jóvenes aprendan. Y también si conducen por ese mundo que se abrió
encauzando cuando se hayan tomado caminos erróneos, alentando para descubrir nuevas
alternativas en la aventura de conocer, de pensar, de aprender.

Tiempo de lectura

Les proponemos avanzar ahora con la siguiente lectura:

● Pennac, D. 2008. Mal de escuela. Barcelona, Mondadori. Págs 51 a 61/ 79 a 88 /

108 a 111
● Meirieu, Ph. 2006. Carta a un joven profesor. Por qué enseñar hoy. Barcelona,
Graò. Capítulos 1, 2, 3.

La transmisión o el destino de toda enseñanza.

Cuando la enseñanza y el aprendizaje se encuentran en un “acto pedagógico” se produce la
transmisión, afirma Meirieu en el texto que compartimos como bibliografía de esta unidad. Una
especie de éxtasis que da sentido a nuestra profesión: en definitiva, enseñamos y hacemos todo lo

9
Ver: Simons, M. y Masschelein, J. 2014. Defensa de la escuela. Una cuestión pública. Buenos Aires, Miño y
Dávila. Autores sobre los que también volveremos en la materia.

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posible para que nuestras enseñanzas (varias y variadas) lleguen a destino (a los/as alumnos/as y
estudiantes).

La transmisión constituye, para este autor que escribe Cartas a lxs jóvenes profesores, el ideal para
el profesor, su proyecto más íntimo que no puede desdibujarse ante la dificultad, las dudas, los
cuestionamientos o la mera burocratización. Desde su postura, hay que entregarse a proyectos
que susciten nuestro deseo de enseñar y la voluntad de aprender. Sin embargo, este encuentro
entre deseos y voluntades (de enseñar y aprender) es cuasi mágico, para el autor, y no lo podremos
controlar del todo. Pero cuando se produce, lo podemos apreciar en una emoción literaria,
cinematográfica o a partir de nuestra propia experiencia de vida.

Para Hassoun (1996), otro de los autores que proponemos como parte del recorrido de esta clase,
la trasmisión es lo que permite que cada uno se inscriba socialmente y sitúe su recorrido
individual en función de aquello que le ha sido transmitido.

Es la transmisión lo que proporciona las raíces de cara al porvenir. Sin esas raíces, sin esas claves,
esas guías para obrar en lo sucesivo será imposible la supervivencia en la sociedad y en la cultura, y
tal como lo hiciera Frankenstein (el monstruo fabricado), no se lo podríamos perdonar a nuestros
antecesores. La venganza en ese caso es la de alguien que fue creado, fabricado a imagen y
semejanza de lo humano y lanzado al mundo totalmente desprovisto, “des-educado”.

Como antecesores, como adultos, somos responsables por los nuevos, por los que nos siguen. En
tanto portadores de una historia, de una cultura, somos sus depositarios y sus transmisores: sus
pasadores.

La transmisión del saber está siempre inscrita en una relación de filiación que supone una
diferencia simbólica entre distintas posiciones (la antigua y la nueva generación). Sin embargo, la
tendencia a “fabricar” repetidores de aquello que pasamos o legamos tampoco es intrínseca a la
transmisión: “Si enseñar significa literalmente dejar una huella, un rastro, una marca en el
alumno, es porque se excluye que la transmisión puede reducirse a una clonación, es decir, a la
reproducción pasiva y conformista de la palabra del maestro” (Recalcati, op. cit.: 119).

Somos distintos a los que nos precedieron y los que nos sigan serán distintos a nosotros. Porque
en cada caso, aquello que se nos ofrece como herencia, será procesado clandestinamente, como
un contrabando. Así lo expresa Hassoun:

“Una transmisión lograda ofrece a quien la recibe un espacio de libertad y una base que
le permite crecimiento… Nos inscribe en una continuidad y nos asegura que no estamos
confrontados a lo nuevo sin ningún nexo con lo que lo precede. Sólo a la luz de lo antiguo,
podemos reconocer y afrontar la discontinuidad” (Hassoun, op.cit: 144-145).

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Somos “contrabandistas de la memoria”, diría el autor o “traficantes de verdades”, al decir de

Jackson, cuando se pregunta: ¿Qué es la educación?:

“Nuestra responsabilidad (como adultos) es conservar, transmitir, rectificar y expandir la

herencia de valores que hemos recibido, de modo tal que quienes nos sucedan puedan
recibirla más sólida y más segura, más ampliamente accesible y más generosamente
compartida de lo que la recibimos nosotros” (Jackson, 2015: 73).

Y no es sólo una herencia de valores; para el autor, se trata de una “herencia valorada”; es decir,
aquello que una sociedad valora, trata con respeto y por eso transmite. Por eso la educación,
como proceso de transmisión cultural, concluye, merece ser tratada “amorosamente”. Es la
emoción del amor, en cualquiera de sus formas, lo que atraviesa, da coherencia y mantiene unidos
a una experiencia educacional en su conjunto: las personas, el material estudiado y la experiencia
de transmitirlo, compartirlo.

En síntesis: la educación es para Jackson un proceso facilitado de transmisión cultural que cada
generación le debe a la siguiente, que consiste en transmitir algo que quienes están a cargo
consideran valioso.

Tiempo de lectura

Les proponemos avanzar ahora con la siguiente lectura:

● Hassoun, J. 1997. Los contrabandistas de la memoria. Ed. de la Flor, Buenos

Aires. Introducción y Construir una transmisión

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Actividad integradora ¿Cómo fuimos enseñados?

Ahora bien, luego de este recorrido es importante preguntarnos: ¿Cómo fuimos

enseñados?

Lxs convocamos a hacerlo y a reflexionar sobre ello, teniendo en cuenta que esas
experiencias vividas en la biografía escolar, serán un poderoso referente en torno al cual
comenzaremos a trabajar para poner en diálogo su contenido con el aporte de los
distintos temas y autores que abordamos.

En este sentido Philip Jackson plantea la necesidad de preguntarse por las huellas que
dejaron esas “enseñanzas implícitas” que fueron conformándose a lo largo del tiempo,
mientras explícitamente aprendíamos distintas cosas. Resalta la importancia de que los
docentes se pregunten y reflexionen sobre las enseñanzas que han recibido y
experimentado, con la esperanza de lograr una mejor comprensión acerca de lo que,
para bien o para mal, dejan en los alumnos.

Avancemos a partir de la lectura de Jackson P. 1999. Enseñanzas implícitas y realicemos

la siguiente actividad…

Primer momento (producción individual)

Les proponemos dos caminos posibles de los cuales deberán elegir uno:

a) Recuerden una situación de enseñanza que haya sido significativa en sus

biografías escolares y descríbanla en un texto de no más de 200 palabras.
Además, les pedimos que la acompañen con una imagen que enriquezca el
relato.
b) Seleccionen un objeto de la vida escolar que relacionen con la idea de
enseñanza o con la forma en que fueron enseñados. Al igual que en el caso
anterior, les pedimos que describan esa relación (no más de 200 palabras) y
acompañen el texto con una imagen de ese objeto, real o metafórico.

Segundo momento (intercambio grupal)

Luego de realizar la primera parte personal, les invitamos a recuperar la producción de

un compañerx y realizar algún comentario que integre al menos un concepto de esta

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Clase.

Lxs profes de cada comisión adaptarán la propuesta y brindarán las indicaciones precisas
en cada caso para acercarnos al próximo encuentro presencial.

Nos encontramos en el campus. ¡Hasta la próxima clase!

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