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LA ENSEÑANZA

En el presente trabajo práctico se elaborará una síntesis y se relacionarán las ideas


más importantes de los textos asignados: “Los gajes del oficio” (Andrea Alliaud y
Estanislao Antelo) y “El ABC de la tarea ABC y enseñanza” (Silvina Gvirtz y Mariano
ABC). En ella se tendrán en cuenta las siguientes preguntas:
1. ¿A que se llama enseñar?
2. ¿Por qué hay que enseñar?
3. ¿Para qué hay que enseñar?
4. ¿Qué hay que enseñar?
5. ¿Cómo hay que enseñar?

¿A que se llama enseñar?

Según el autor Estanislao Antelo, el término enseñanza, en su recorrido inicial


hacía un hincapié en la distribución de diversos conocimientos. Es un intento de
alguien de transmitir un determinado contenido a otro, esta definición introduce el
término central en la acción educativa. “transmitir”. Antelo encontraba en esta
definición tres factores: Un emisor, un receptor y los contenidos. En este
enseñar, se enseña a otro, siempre se requiere de un otro, no hay nada parecido a
la “auto enseñanza”. Se intenta enseñar cosas, enseñanza”. Se, hay cierta
referencia al movimiento o al traspaso. En esta vieja visión de enseñanza también
está la idea del ejemplo, donde se aspira a imitar, seguir o copiar al docente. Pero
Alliaud reflexiona sobre este modelo y el lugar de los docentes.
Para estos autores cuando se habla de enseñanza se hace referencia a
guías para la acción educativa. La definen como guía para obrar en lo sucesivo.
Para ellos no se trata solo de una cosa que deba transmitirse, sino en cómo se debe
proceder y no en él como debo ser. Estos señalan que la enseñanza se refiere a dar
señas, señalizar, esta seña es un signo de entendimiento (ser. Estos etc.). En este
sentido enseñar es mostrar, exponer y hacer ver.
Sin embargo, Gvirtz y ABC comentan que la enseñanza es una actividad, un hacer,
una práctica. Ellos citan a Gary Fenstermacher que señala el concepto genérico de
enseñanza como una actividad en la que participan al menos dos personas, una de
las cuales posee un conocimiento/habilidad que la otra no. La primera intenta
transmitir esos conocimientos, con el fin de que la segunda los adquiera. Estos
autores ven a la enseñanza como un intento porque según ellos no es posible
asegurar de que lo que se comunica sea efectivamente transmitido y adquirido. En
resumen, el hecho de que el docente enseñe no significa que el alumno adquiera
esos conocimientos o aprenda lo que se le quiere enseñar.
Los autores señalan que la relación entre enseñanza y aprendizaje es de una
dependencia ontológica, es decir que, si no hay alguien con necesidad de aprender,
de nada sirve desarrollar actividades de enseñanza. Interpretan estos conceptos
como dos procesos y fenómenos separados, se dan en el mismo ámbito, pero no
necesariamente se identifican entre sí. Para estos autores la enseñanza tiene como
objetivo favorecer el aprendizaje, los adultos deben guiar este proceso por el cual
los niños comienzan realizando tareas sencillas y a medida que avanzan el adulto
va retirando su apoyo, el objetivo de esta enseñanza es el traspaso de
aptitudes/habilidades del educando hacia el aprendiz. (El adulto será el guía).
Gvirtz y ABC a diferencia de antelo y Alliaud señalan que no hay tres sino cuatro
factores en el proceso de enseñanza, los cuales son:
aprendiz,enseñante,contenido y “problema”.(Este problema se encuentra dentro
del terreno del desarrollo potencial inmediato de los aprendices, la solución a estos
problemas se compone por dos factores: Un problema y saberes ,recursos o
capacidades que se pueden utilizar para resolverlos).Según el entender de los
autores enseñar y aprender no pueden definirse por una díada (docente/alumno) ni
por un triángulo (docente-alumno-contenido).Supone una interacción entre un
estudiante, un profesor, de contenidos/saberes y de un problema/s en un contexto
determinado. Estos cuatro factores interactúan, se relacionan de forma dinámica a
través de un proceso de comunicación.

¿Por qué hay que enseñar?

Según Alliaud y Antelo hay que enseñar porque las nuevas generaciones vienen al
mundo sin señas, sin signos, sin guías para obrar en lo sucesivo, sin medios de
orientación, sin lo que podemos llamar “Planes educar”. Enseñar es repartir esos
planes, es el educador quien debe repartirlos. Estos autores mencionan a Ricardo
Baquero (2007) el cual, señala que los niños no tienen intenciones de conectarse
con el mundo, estos solo se conectan si los adultos le enseñan algo de él, si uno
estimula algo en el niño este se va a orientar naturalmente, para que esto suceda es
necesario una enseñanza, un estímulo. Entre un estímulo y una enseñanza hay un
abismo.
También mencionan a Immanuel Kant (1991). Este autor señala que el animal ya es
todo por su instinto, ya está provisto a diferencia del hombre que ha de construirse a
él mismo.
¿A qué llamamos enseñar? Por lo general entendemos este término como el reparto
de planes de conducta que permiten que los niños se orienten en la vida, por suerte
esta definición fracasa. Si esto se cumpliera se podría manejar el mundo a placer,
pero no lo manejamos, ni lo vamos a hacer debido a que existe entre unos y otros lo
no calculable, existe el azar y la contingencia, por eso en el enseñar el que gobierna
siempre es el otro.
Los conjuntos orientadores son denominados por los autores como conocimientos.
Para Norbert Elías (1994) el conocimiento es el conjunto de significados sociales,
los cuales son construidos por los hombres, cuyo objetivo es proporcionar medios
de orientación. Esta orientación es a secas, no tiene inclinación hacia el bien ni al
mal. Para concluir los autores señalan que en el caso de los humanos los medios de
orientación se adquieren a través de un gran esfuerzo porque no se transmiten de
forma automática “enseñar es proporcionar pistas culturales”. Para ellos la
enseñanza es obligatoria pero el aprendizaje es una decisión. No se puede no
enseñar porque el mundo no es sin signos, lo que uno hace con lo enseñado es otra
cuestión.

¿Para qué hay que enseñar?

Los autores enfatizan que hay que enseñar, para que los niños se puedan
desenvolver en la vida, proporcionándoles armas y herramientas, porque ningún
chico viene con el arma incorporada. también se enseña para que estos aprendan a
relacionarse con otros. esas enseñanzas son las primeras armas que van a
condicionar lo que uno va a ser en un futuro. Tanto entre educadores y educandos
se utiliza la expresión “marca” (signo y seña). Richard Corti (1991), define que
somos el resultado de esas marcas, que en su conjunto se podrían denominar
“educación”. Kant y Rousseau definen que todo aquello de lo que carecemos al
nacer nos es dado por la educación, somos el resultado de lo que la educación nos
ha otorgado. Comentaban que somos el resultado, no tanto de lo que se nos ha
dado sino de los que hemos conseguido hacer con lo que se nos ha sido dado,
marcan una diferencia entre lo dado y lo adquirido. pero gracias a las intervenciones
que hacemos en el proceso de enseñanza y aprendizaje vamos siempre más allá de
las marcas, sino seriamos todos clones o copias exactas.
Regis Debra (1997) sostiene que enseñar, es hacer durar para trascender, “para
que lo que vive conmigo no muera conmigo”, transmitir es dar el mundo y para dar el
mundo es necesario apropiárselo previamente. enseñar lo conservado, eso es
educar. se conserva para que luego se puedan suministrar las guías que permitan
obrar en lo sucesivo, de las cuales carecen los niños al nacer.
Para finalizar la educación también se trata de hacer que lo viejo diga algo nuevo,
para esto hay que seleccionar un pasado, labrarlo, repartirlo y enseñando. Borges
(1989) escribió: “el pasado es arcilla que la presente labra a su antojo
interminablemente”.

¿Qué hay que enseñar?


Alliaud y Antelo comentan que hay una respuesta clásica a esta pregunta, hay que
enseñar “Todo a todos”. Es verdad que esto es imposible, pero para ellos es
necesario tener esta idea en mente. El todo es “sin restricciones”, el acercamiento
a los signos tiene que ser irrestricto, esto no quiere decir que no haya dificultades
para apropiarse de ellos, en ese acercamiento puede haber dificultades.
Ciertamente existe una gradualidad y hay signos que no se pueden dar
indistintamente a niños y adultos. No solo tenemos que disponer de los signos sin
restricciones, sino que además de los mecanismos y los soportes que los hacen
posibles y lo más importante ser conscientes de las luchas que se libran en el
monopolio del reparto de los signos.
Para estos autores la tarea educativa consiste, desde una perspectiva técnica, en
proveer lo que las sociedades han acumulado pacientemente. Señalan que no se
debe enseñar solamente lo que uno piensa que está bien, para ellos esto es ser
mezquinos. Finalizando remarcan que hay un problema ¿Quién es el que decide lo
que es la riqueza (lo que está bien o mal)? y ¿Qué es lo que merece ser
conservado?

¿Cómo hay que enseñar?

Los autores comentan que existen varias instrucciones sobre el cómo enseñar (son
relatos que marcan lo que se puede o no hacer basados en lo que ya se ha hecho).
Pero estos relatos poseen una dificultad muy clara, su capacidad de ser transmitida
es restringida.
Alliaud y Antelo citan a George Steiner mencionando que no es fácil entender cómo
se produce y funciona la transmisión, es decir que es poco lo que se sabe sobre el
futuro de la enseñanza, o cuando lo sabemos ya es muy tarde o sabemos que no
sabemos y entonces sabemos lo que es más importante.
Jon Elster (1988) propone que nada resulta menos impresionante que una conducta
destinada a impresionar al otro. Señala que la enseñanza pone como meta principal
de su actividad la búsqueda de un estado determinado en el otro, un estado
emocional X, pero ese estado nos elude. Este autor comenta que buscar este
estado con una actitud intencional es incompatible, porque estos son esencialmente
subproductos, es decir que cuyos intentos de generarlos están condenados al
fracaso. El problema es que esos estados nunca se producen intencionalmente, la
intencionalidad no puede faltar en la acción de enseñar, pero esta no garantiza nada
y en ocasiones puede ser contraproducente. ¿Qué pasaría si se abandona la
búsqueda de ese estado?,¿Con que se quedaría el docente? se queda a solas con
la enseñanza, que siempre es bueno recordar que ese es el foco de la tarea de los
enseñantes.
Por último, se preguntan: ¿Cómo se aprende a enseñar mejor? Esta es una
pregunta diferente porque focaliza una pretensión, quiere una mejoría, busca un
resultado. Pero como mencionamos anteriormente el o los resultados más
importantes de una enseñanza, llegan tarde y estos no siempre están en manos de
los enseñantes. Dos cuestiones se generan entonces, por un lado, el que manda en
la enseñanza siempre es el “otro”. Y por otro lado existe el derecho a la indiferencia,
es decir, que el otro tiene derecho a no entrar en el intercambio. Concluyendo en
que existe una distancia considerable entre formar competencias y hacer de la
enseñanza una obra.
Según Gvirtz y Gvirtz proponen dejar de lado al método para hablar de “estrategias
de enseñanza”. Este concepto permite dejar de ver la practica de la enseñanza en
función de pasos fijos, para entrar en el terreno de procedimientos mas amplios. Los
autores plantean que esta idea de estrategias permite salir de las soluciones
universales validas para entrar en la cuestión de los juicios propios de cada profesor
en su contexto.
La modificación deseada de las características personales del alumno, las
estrategias para materializar el contenido, la flexibilidad del contenido a enseñar,
entre otras son los factores que se tendrán en cuenta para lograr el éxito en la tarea
de enseñanza.
Estos autores dividen a la enseñanza en dos partes:

Enseñanza como actividad técnica:

 Es una práctica rigurosa, fundamentada e instrumental como una ciencia


aplicada (es decir, aplica el conocimiento científico a las prácticas
educativas). El fin de su práctica es lograr la eficacia en la actuación y sacar
a la práctica de la enseñanza de la improvisación y el sentido común. Su
fundamento principal se halla en los modelos tecnológicos apoyados en la
investigación científica.
 El docente se considera un técnico que resuelve los problemas desde una
perspectiva instrumental. Debe tener una formación científica, el currículum
debe ser de elaboración también científica y la gestión institucional tiene que
ser eficaz y eficiente.
 Los alumnos son vistos por sus docentes como una tabula rasa, dispuestos a
asimilar todo el conocimiento que sus docentes (como superiores) les van a
proveer. Sus conductas se ven como medibles y observables.
 La enseñanza se organiza en base a objetivos conductuales precisos
definidos de antemano, formulados teniendo en cuenta las problemáticas
propias de los alumnos. Se desarrolla en etapas predispuestas, tal como el
método científico.
 Un ejemplo de este modelo es el MODELO PROCESO-PRODUCTO (EEUU;
1940-1970): Establece correlaciones entre el comportamiento docente
(proceso; variable independiente) y el rendimiento académico de los alumnos
(producto; variable dependiente).

Enseñanza como actividad artística y política:

 Es una actividad NO mecánica. Se enfoca a orientar y guiar el aprendizaje


del alumno. Su fin reside en hacer del aula un espacio de intercambio,
transformación y creación de significados; además de guiar, preparar y
orientar las comunicaciones que hacen posible el aprendizaje. Lo importante
son los procesos y el respeto por los principios del procedimiento (éstos
consisten en hacer de la educación una práctica artística y política: promover
el pensamiento, la reflexión y la creatividad).
 El docente debe ser el intérprete que intervenga en la red de significados,
sentimientos y actuaciones de sus alumnos, diagnosticar permanentemente
las situaciones que se den en el aula y evaluar los intercambios producidos
en la misma. Su formación profesional es pedagógica, política y ética.
 Los alumnos deben utilizar sus propios esquemas de pensamiento e
interpretación del mundo y de comunicación con los demás, guiados al
mismo tiempo por el docente en cuestión.
 La enseñanza es de carácter artístico: arte práctico, debe iniciarse a partir del
conocimiento, el lenguaje y los propósitos de cada alumno o grupo. Lo
importante son los procesos y el respeto por los principios del procedimiento,
de modo que en el aula se realicen los valores que orientan a la actividad
educativa.
 Un ejemplo de este modelo es el MODELO DE PROCESO (Lawrence
Stenhouse; Inglaterra; 1970): Consta de 4 procesos: 1) Entrenamiento, 2)
Instrucción, 3) Iniciación, 4) Inducción.

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