Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Según Alliaud y Antelo hay que enseñar porque las nuevas generaciones vienen al
mundo sin señas, sin signos, sin guías para obrar en lo sucesivo, sin medios de
orientación, sin lo que podemos llamar “Planes educar”. Enseñar es repartir esos
planes, es el educador quien debe repartirlos. Estos autores mencionan a Ricardo
Baquero (2007) el cual, señala que los niños no tienen intenciones de conectarse
con el mundo, estos solo se conectan si los adultos le enseñan algo de él, si uno
estimula algo en el niño este se va a orientar naturalmente, para que esto suceda es
necesario una enseñanza, un estímulo. Entre un estímulo y una enseñanza hay un
abismo.
También mencionan a Immanuel Kant (1991). Este autor señala que el animal ya es
todo por su instinto, ya está provisto a diferencia del hombre que ha de construirse a
él mismo.
¿A qué llamamos enseñar? Por lo general entendemos este término como el reparto
de planes de conducta que permiten que los niños se orienten en la vida, por suerte
esta definición fracasa. Si esto se cumpliera se podría manejar el mundo a placer,
pero no lo manejamos, ni lo vamos a hacer debido a que existe entre unos y otros lo
no calculable, existe el azar y la contingencia, por eso en el enseñar el que gobierna
siempre es el otro.
Los conjuntos orientadores son denominados por los autores como conocimientos.
Para Norbert Elías (1994) el conocimiento es el conjunto de significados sociales,
los cuales son construidos por los hombres, cuyo objetivo es proporcionar medios
de orientación. Esta orientación es a secas, no tiene inclinación hacia el bien ni al
mal. Para concluir los autores señalan que en el caso de los humanos los medios de
orientación se adquieren a través de un gran esfuerzo porque no se transmiten de
forma automática “enseñar es proporcionar pistas culturales”. Para ellos la
enseñanza es obligatoria pero el aprendizaje es una decisión. No se puede no
enseñar porque el mundo no es sin signos, lo que uno hace con lo enseñado es otra
cuestión.
Los autores enfatizan que hay que enseñar, para que los niños se puedan
desenvolver en la vida, proporcionándoles armas y herramientas, porque ningún
chico viene con el arma incorporada. también se enseña para que estos aprendan a
relacionarse con otros. esas enseñanzas son las primeras armas que van a
condicionar lo que uno va a ser en un futuro. Tanto entre educadores y educandos
se utiliza la expresión “marca” (signo y seña). Richard Corti (1991), define que
somos el resultado de esas marcas, que en su conjunto se podrían denominar
“educación”. Kant y Rousseau definen que todo aquello de lo que carecemos al
nacer nos es dado por la educación, somos el resultado de lo que la educación nos
ha otorgado. Comentaban que somos el resultado, no tanto de lo que se nos ha
dado sino de los que hemos conseguido hacer con lo que se nos ha sido dado,
marcan una diferencia entre lo dado y lo adquirido. pero gracias a las intervenciones
que hacemos en el proceso de enseñanza y aprendizaje vamos siempre más allá de
las marcas, sino seriamos todos clones o copias exactas.
Regis Debra (1997) sostiene que enseñar, es hacer durar para trascender, “para
que lo que vive conmigo no muera conmigo”, transmitir es dar el mundo y para dar el
mundo es necesario apropiárselo previamente. enseñar lo conservado, eso es
educar. se conserva para que luego se puedan suministrar las guías que permitan
obrar en lo sucesivo, de las cuales carecen los niños al nacer.
Para finalizar la educación también se trata de hacer que lo viejo diga algo nuevo,
para esto hay que seleccionar un pasado, labrarlo, repartirlo y enseñando. Borges
(1989) escribió: “el pasado es arcilla que la presente labra a su antojo
interminablemente”.
Los autores comentan que existen varias instrucciones sobre el cómo enseñar (son
relatos que marcan lo que se puede o no hacer basados en lo que ya se ha hecho).
Pero estos relatos poseen una dificultad muy clara, su capacidad de ser transmitida
es restringida.
Alliaud y Antelo citan a George Steiner mencionando que no es fácil entender cómo
se produce y funciona la transmisión, es decir que es poco lo que se sabe sobre el
futuro de la enseñanza, o cuando lo sabemos ya es muy tarde o sabemos que no
sabemos y entonces sabemos lo que es más importante.
Jon Elster (1988) propone que nada resulta menos impresionante que una conducta
destinada a impresionar al otro. Señala que la enseñanza pone como meta principal
de su actividad la búsqueda de un estado determinado en el otro, un estado
emocional X, pero ese estado nos elude. Este autor comenta que buscar este
estado con una actitud intencional es incompatible, porque estos son esencialmente
subproductos, es decir que cuyos intentos de generarlos están condenados al
fracaso. El problema es que esos estados nunca se producen intencionalmente, la
intencionalidad no puede faltar en la acción de enseñar, pero esta no garantiza nada
y en ocasiones puede ser contraproducente. ¿Qué pasaría si se abandona la
búsqueda de ese estado?,¿Con que se quedaría el docente? se queda a solas con
la enseñanza, que siempre es bueno recordar que ese es el foco de la tarea de los
enseñantes.
Por último, se preguntan: ¿Cómo se aprende a enseñar mejor? Esta es una
pregunta diferente porque focaliza una pretensión, quiere una mejoría, busca un
resultado. Pero como mencionamos anteriormente el o los resultados más
importantes de una enseñanza, llegan tarde y estos no siempre están en manos de
los enseñantes. Dos cuestiones se generan entonces, por un lado, el que manda en
la enseñanza siempre es el “otro”. Y por otro lado existe el derecho a la indiferencia,
es decir, que el otro tiene derecho a no entrar en el intercambio. Concluyendo en
que existe una distancia considerable entre formar competencias y hacer de la
enseñanza una obra.
Según Gvirtz y Gvirtz proponen dejar de lado al método para hablar de “estrategias
de enseñanza”. Este concepto permite dejar de ver la practica de la enseñanza en
función de pasos fijos, para entrar en el terreno de procedimientos mas amplios. Los
autores plantean que esta idea de estrategias permite salir de las soluciones
universales validas para entrar en la cuestión de los juicios propios de cada profesor
en su contexto.
La modificación deseada de las características personales del alumno, las
estrategias para materializar el contenido, la flexibilidad del contenido a enseñar,
entre otras son los factores que se tendrán en cuenta para lograr el éxito en la tarea
de enseñanza.
Estos autores dividen a la enseñanza en dos partes: