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DERECHO CANÓNICO. TEMA 13.

LAS ENTIDADES
RELIGIOSAS. ( I ).

1.- RÉGIMEN GENERAL.

1.1. RECONOCIMIENTO ESTATAL.


1.2. EL REGISTRO DE ENTIDADES RELIGIOSAS:
INSCRIPCIÓN Y EFECTOS JURÍDICOS.
1.2.1. la inscripción.
1.2.2. Efectos jurídicos.
1.3. AUTONOMÍA E IDENTIDAD PROPIA.
DERECHO CANÓNICO. TEMA 13.

LAS ENTIDADES RELIGIOSAS. (I).


1. - RÉGIMEN GENERAL

1.1. RECONOCIMIENTO ESTATAL.

El legislador ordinario, corno ya hemos dicho anteriormente, no siguió las pautas


establecidas en la Constitución al regular conjuntamente la libertad ideológica y religiosa.

Esta opción aleja al desarrollo legislativo del Art. 16 dc las tendencias observadas en los
Textos internacionales, y se aparta, igualmente, dcl Texto constitucional al referirse al modelo
asociativo, sustituyendo la expresión constitucional comunidades por la plural Iglesias, confesiones
y comunidades religiosas.

La ley ha optado por una regulación específica del derecho de libertad religiosa y del
régimen legal de las entidades religiosas 2• Tal y como se advierte en el Preámbulo del Proyecto de
Ley, «en la ley se contemplan las comunidades religiosas como una realidad anterior a cualquier
reconocimiento de su personalidad jurídica que ni la necesitan ni, en muchos casos, ni tan siquiera
desean para el desarrollo normal de sus actividades propias y el cumplimiento de sus fines
religiosos».

Tanto el legislador como el prelegislador han manifestado claramente su voluntad de


reconocer la existencia previa de las comunidades religiosas, hasta el extremo que se declara que:
«con ello sc pretende dar relevancia al reconocimiento de las comunidades como sujetos, además
dc los individuos, de los derechos derivados de la libertad religiosa, lo que implica, asimismo, el
reconocimiento de su propia identidad como algo distinto —y previo— al hecho jurídico
asociativo»

Este planteamiento, por otra parte, es coherente con la interpretación dcl TC del Art.. 22 de
la Constitución, en el que se reconoce y garantiza el derecho de asociación. Como veíamos en el
capítulo anterior, la jurisprudencia constitucional, aun reconociendo la existencia de regímenes
especiales del fenómeno asociativo, reitera el carácter fundamental y genérico de la regulación del
Art. 22, que constituye el referente básico para la interpretación y aplicación dcl derecho de
asociación incluso en relación con aquellos regímenes especiales.

Una segunda dificultad surge en relación con los sujetos a los que el ordenamiento jurídico
español pretende otorgar el correspondiente reconocimiento estatal.

La sustitución de la expresión comunidades religiosas por el de Iglesias, confesiones o


comunidades religiosas puede inducir a equívocos.

¿Se pretende reconocer grandes corrientes religiosas o, por cl contrario, dotar de eficacia en
el ordenamiento español a las asociaciones religiosas?

La praxis administrativa revela que la interpretación usual ha sido el reconocimiento dc


entidades o asociaciones religiosas remitiendo la agrupación en federaciones a los meros efectos de
la firma de Acuerdos con el Estado.

Esta cuestión, sin embargo, plantea problemas específicos con relación con la Iglesia
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Católica, como consecuencia de la interpretación legal que se hace reglamentariamente de los


requisitos necesarios para la inscripción, al exigir a las «entidades asociativas religiosas
constituidas como tales en el ordenamiento de las Iglesias y confesiones», la acreditación de los
fines religiosos mediante «la certificación del órgano superior en España de las respectivas Iglesias
o confesiones» ‘.

Este requisito no tiene fundamento ni apoyo legal, pero ha dado lugar a una intervención de
los órganos superiores de la Iglesia Católica en relación con las asociaciones, que se ha plasmado
en la praxis administrativa del Registro, en la calificación dc entidades mayores y menores.

En nuestra opinión, este requisito es inconstitucional, porque la Administración no está


apoderada para limitar el ejercicio dc un derecho fundamental como es el dc la libertad religiosa.

Dc la propia regulación legal y de las consideraciones expuestas anteriormente se deduce


que el trámite de reconocimiento estatal se caracteriza por su flexibilidad, hasta el extremo de
imponer el constituyente a los poderes públicos el mandato dc establecer relaciones de cooperación
con aquellas entidades religiosas que tengan una presencia real y efectiva, es decir, arraigo en la
sociedad española

1.2. EL REGISTRO DE ENTIDADES RELIGIOSAS: INSCRIPCIÓN Y EFECTOS


JURÍDICOS.

El instrumento previsto por el legislador para proceder al reconocimiento estatal de las


entidades religiosas se centra en la creación de un Registro de Entidades Religiosas, de tal manera
que, una vez efectuada la inscripción en el mismo, automáticamente se produce el reconocimiento
estatal de la entidad religiosa inscrita.

La creación de un régimen jurídico especial para las entidades religiosas y la necesidad dc


su inscripción en un Registro especial tiene antecedentes históricos negativos para las propias
entidades religiosas.

Atendiendo a estos orígenes, republicanos y franquistas, del régimen especial de las


confesiones religiosas, no deja de llamar la atención que el legislador se apresurara a regular un
derecho fundamental como es el de libertad religiosa, que tiene vigencia y eficacia por su mero
reconocimiento constitucional y que, además, eludiera el régimen común de las asociaciones y
estableciera un régimen especial, incluido un Registro específico, para estas confesiones.

La calificación registral realizada por la Administración, aunque variable, ha sido


restrictiva; ha utilizado el criterio de la calificación sustancial en lugar del común de las
asociaciones, es decir, el formal; ha interpretado el hecho de la inscripción como un acto
constitutivo y no declarativo por el hecho de llevar aparejado el reconocimiento de la personalidad
jurídica, y finalmente, ha convertido el requisito de los fines religiosos en un auténtico ejercicio
especulativo sobre la definición de lo que es una religión, los requisitos de que debe constar y de
los elementos que deben adornarla.

La doctrina, sin embargo, ha justificado ese carácter restrictivo al entender que la


inscripción supone el acceso a un marco normativo privilegiado en relación con el común del
derecho dc asociación, y por consiguiente, la calificación registral debe ser más estricta y restrictiva
que el Registro de Asociaciones.

Siendo discutible que cl carácter religioso de una asociación justifique el disfrute de un


marco jurídico privilegiado respecto al asociacionismo regido por el derecho común, no se justifica,
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sin embargo, cuál es el fundamento constitucional o el fundamento legal que permita actuar al
encargado dcl Registro con ese criterio restrictivo.

1. 2. 1. La inscripción

La inscripción en el Registro está regulada en la LOLR y, con mayor amplitud, en el RD


sobre organización y funcionamiento del Registro dc Entidades Religiosas, de 9 de enero de 1981.

La ley exige para la práctica de la inscripción los siguientes requisitos:

a) Solicitud de la entidad religiosa.


b) Documento fehaciente en el que conste su fundación o establecimiento en
España.
c) Expresión de sus fines religiosos.
d) Denominación y demás datos de identificación, régimen de funcionamiento y
órganos representativos,

La ley no prevé la calificación registral, exigiendo únicamente la presentación de la


documentación señalada anteriormente.

Por vía reglamentaria, sin embargo, se introducen algunas adiciones al texto legal que
podrán interpretarse como restrictivas del derecho de libertad religiosa. Estas limitaciones, como
antes hemos visto, no están autorizadas en vía reglamentaria.

Las principales modificaciones o adiciones en relación con el texto son las siguientes:

1. A efectos de inscripción distingue entre:


a. Iglesias, confesiones y comunidades religiosas;
b. Órdenes, congregaciones e instituciones religiosas;
c. Entidades asociativas constituidas como tales en el ordenamiento de las Iglesias y
confesiones;
d. Sus respectivas federaciones.

Esta clasificación resulta sorprendente por cuanto las órdenes, congregaciones e


instituciones religiosas son entidades asociativas constituidas de acuerdo con el
ordenamiento canónico, principalmente, y excepcionalmente de acuerdo con algún otro
ordenamiento confesional
Parece evidente que el supuesto contemplado afecta únicamente a las entidades
asociativas católicas que no sean órdenes, congregaciones e instituciones religiosas.
En nuestra opinión, este requisito es inconstitucional, porque no está previsto en la
ley y supone una evidente limitación del derecho dc asociación, previsto en el Art. 22 de la
Constitución.
Esta innovación reglamentaria se ha vuelto, por otra parte, en contra de la propia
Administración.
La atribución hecha a favor de las Iglesias o confesiones sobre la acreditación de los
fines religiosos parece un desapoderamiento de la Administración en una materia propia de
su competencia.
Esto significa que entra en colisión la acreditación de la confesión con la pretendida
función calificadora del Registro.
2. La segunda cuestión se refiere a la interpretación dcl Art. 4.2 del Real Decreto, que
dispone lo siguiente: «La inscripción sólo podrá denegarse cuando no se acrediten
debidamente los requisitos a que se refiere cl Art. 3».
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La disposición reglamentaria no explicita el significado de la expresión «cuando no se


acrediten debidamente...», y dado que la ley no menciona siquiera la posibilidad de la
denegación, la autoridad administrativa ha utilizado diversos criterios interpretativos, pero
siempre coincidentes en la necesidad de realizar una calificación sustancial o de fondo dc
los requisitos exigidos.
Se produce a efectos de publicidad, el acceso al RER reviste trascendencia constitutiva de
la personalidad jurídica civil de las entidades inscritas»
Parece evidente que la Administración y la jurisprudencia ordinaria se han apresurado a
adoptar una serie de cautelas en relación con el asociacionismo religioso que no las tuvo en
cuenta el constituyente ni las ha establecido cl legislador ordinario. Por ello, tratándose del
ejercicio dc una libertad pública, resulta sorprendente que estas cautelas, limitadoras del
ejercicio de un derecho fundamental, se hayan aplicado sin ningún fundamento legal y hayan
sido ratificadas por los Tribunales ordinarios, que deben ser garantes del ejercicio de estas
libertades.
La distinción entre el Art. 22 de la Constitución, que declara que la inscripción registral
sólo se produce a efectos de publicidad, y el Art. 5 de la LOLR, al que se atribuye
trascendencia constitutiva es una afirmación carente de todo fundamento jurídico. El
Tribunal Constitucional ha reiterado en diversas ocasiones que «las previsiones contenidas
en los apartados dos y siguientes del Art. 22, en tanto que “garantía común” del derecho de
asociación (STC 67/1985), son aplicables a todo tipo de asociaciones»
El principio general, por tanto, es que lo dispuesto en el Art. 22 de la Constitución es
aplicable a todo tipo de asociaciones y, por tanto, la previsión del apartado 3 del Art. 22 de
que las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un
Registro «a los solos efectos de publicidad» es aplicable a todas las asociaciones, incluidas
las religiosas, mientras no se determine expresamente otra cosa por el constituyente o por el
legislador ordinario.
Ni el Art. 16 de la Constitución, ni la Ley de Libertad Religiosa establecen ningún
requisito ni condición que modifique lo dispuesto en el Art. 22.3 de la Constitución, y por
tanto, que el carácter meramente declarativo de la inscripción registral, a los solos efectos de
publicidad, se pueda convertir en una inscripción registral con efectos constitutivos.
La calificación registral debe atenerse, por tanto, a la constatación formal de los requisitos
exigidos por la ley.
3. La tercera cuestión es la de los fines religiosos.
La ley establece entre los diferentes requisitos exigidos para la inscripción ~<la expresión
de los fines religiosos>~. La interpretación de este requisito, desde un punto de vista formal,
puede tener un contenido positivo y otro negativo. Desde este último punto de vista la
verificación de este requisito se determinará por exclusión de otros fines distintos, es decir,
que no se aprecie la concurrencia de fines manifiestamente distintos de los religiosos.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que la determinación dc los fines religiosos hay que
encuadrarla en el ámbito de la libertad religiosa y dc su manifestación colectiva a través del
asociacionismo religioso

Es posible que puedan concurrir en algunas entidades todos o algunos de estos requisitos;
pero es posible también que el hecho asociativo se produzca tan sólo en torno a unas creencias
compartidas por sus miembros. ¿Estaríamos en presencia de una asociación con fines religiosos?

No parece que se pueda negar este hecho, pero todavía se plantea un nuevo interrogante.
¿Las creencias radicales que conforman la propia cosmovisión o concepción de la vida deben tener
un régimen distinto si son religiosas o si son filosóficas, ideológicas, éticas, etc.?

1. 2.2. Efectos jurídicos


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La inscripción de una entidad religiosa produce una serie de efectos jurídicos.

Entre ellos:

 la concesión de personalidad jurídica


 el reconocimiento de la plena autonomía de la entidad
 la cláusula de salvaguarda de la identidad religiosa y del carácter propio
 el respeto debido a sus creencias
 el derecho de creación, para la realización de sus fines, de asociaciones,
fundaciones e instituciones, y,
 La posibilidad de concluir Acuerdos o Convenios de cooperación con el Estado,
siempre que hayan alcanzado notorio arraigo en España.
 Las entidades religiosas podrán acogerse al régimen de beneficios fiscales
previstos en cl ordenamiento jurídico general para las entidades sin fin de lucro y
demás de carácter benéfico.

La doctrina ha destacado como efectos relevantes de la inscripción:

o la autonomía,
o la cláusula de salvaguarda y
o La posibilidad de suscribir Acuerdos con el Estado.

1.3. AUTONOMÍA E IDENTIDAD PROPIA.

El estudio del derecho de asociación en el ordenamiento jurídico español nos ha permitido


obtener algunas conclusiones significativas:

1) El derecho de asociación comporta el derecho de autoorganización


2) Las asociaciones con relevancia constitucional (partidos políticos, sindicatos, comunidades
religiosas) en su regulación legal presentan como denominador común el hecho del
reconocimiento y atribución de personalidad jurídica como efecto jurídico inmediato de la
inscripción registral.
3) El vacío legal, en relación con las asociaciones ideológicas, no impide la existencia de una
serie de consecuencias jurídicas, reconocidas en algunos casos legalmente y en otros
jurisprudencialmente.

La enumeración de estas conclusiones deducidas del estudio del derecho dc asociación


contrasta con los argumentos esgrimidos por la Administración para atribuir al Registro de
Entidades Religiosas unas funciones dc control preventivo que restringen, limitan e incluso
invalidan el ejercicio de su derecho fundamental, el de asociación religiosa, que —como ha dicho el
TC— para su pleno ejercicio requieren realizar la inscripción registral exigida constitucionalmente.

Otro tanto cabe decir de la autonomía, que no es un privilegio den vado dé la inscripción
registral, sino que forma parte integrante del derecho de asociación, como ha reiterado en
numerosas sentencias la jurisprudencia constitucional.

Por otra parte, la posibilidad de suscribir Acuerdos con el Estado no es un derecho, ni una
facultad, pues es una actividad discrecional del Gobierno iniciar los trámites conducentes a la firma
d Acuerdo, no reconociendo la ley ningún derecho específico a las asociaciones inscritas en
relación con este asunto.
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Finalmente, es cierto que el reconocimiento de la cláusula de salvaguarda de la identidad


religiosa y del carácter propio constituye u excepción al marco normativo común dc las
asociaciones ideológicas relevancia constitucional, y ello no tanto porque las demás asociación
carezcan de esta facultad como por el hecho de que el legislador no a hecho un pronunciamiento
explícito de esta facultad

De todo ello podemos concluir que la argumentación al uso, acerca 1 marco normativo más
beneficioso y favorable que se otorga a las unidades religiosas inscritas, no tenga mayor
fundamento que el interés de justificar una actuación calificadora por parte de la Administración, e,
por su carácter de control material y sustantivo, establece un sistema preventivo en el ejercicio de la
libertad religiosa que contradice la interpretación constante dc la jurisprudencia constitucional dc
atribución dc tutela y control del ejercicio de los derechos fundamentales a los Tribunales
ordinarios.

Por todo ello, pocas novedades podemos aportar al estudio de la automía y de la cláusula de
salvaguarda en las entidades religiosas que hayan sido comentadas a propósito del estudio del
derecho de asociación.

La autonomía implica la facultad de auto organizarse en la triple vertiente auto normativa


(Estatutos), de autogobierno (designación de sus; anos directivos) y de autarquía (autogestión y
administración).

En consecuencia, la cláusula de salvaguarda no incidirá únicamente las relaciones laborales


—como se ha venido insistiendo hasta ahora—,sino también en la relación ema ornes, en la
prestación de servicios que ofrezca y en la organización y funcionamiento, es decir, en el régimen
interno.

El ámbito de la cláusula se extenderá, por tanto, a las relaciones la asociación con otras
entidades, a las relaciones con los socios o liados, a las relaciones con los trabajadores, y también a
las relaciones los usuarios, si la entidad tiene como finalidad la prestación de serios o bienes.

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