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TEMA 1
EL MUNDO CLÁSICO.
EL MUNDO CLÁSICO.
1. -GRECIA: LA CIUDAD ESTADO.
Lo que dará forma a esa convivencia para convertirla en ciudad, en organización política
perfecta, es la politeia.
- La ciudad es una cosa sagrada, tras la cual los hombres e siente en manos de los dioses.
- El sustrato más profundo de la Constitución , la sustancia de la polis, no son las leyes
escritas, sino las leyes consuetudinarias. En los usos reside toda la fuerza de la
comunidad.
Por tanto, una forma de vida legada de los antepasados, garantiza la mejor constitución, que
no es la más se aproxima al ideal de organización política, sino la que más perdura en el tiempo,
porque se trata de una convivencia fundada en los usos que se forman e imperan por su
antigüedad.
Esta vinculación explica las exigencias del Estado helénico para con sus ciudadanos,
reflejadas en las doctrinas de los grandes pensadores griegos, para quienes “la educación del
ciudadano para la virtud es el fin último del Estado, y la conducta moral, el deber supremo del
ciudadano”.
D. CANÓNICO. COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD CULTURAL. TEMA 1
Estas exigencias son las consecuencias naturales de una concepción del Estado cuyas raíces
proceden de la antigua convicción del pueblo que ve en el Estado la obra de Dios.
La ciudad griega, tal como nos ha sido descrita, es una comunidad política autárquica, cuyo
fin son las buenas acciones y no la convivencia. Estas buenas acciones, constituyen el fin de la
política y se fundamentan en las creencias religiosas, los principios éticos y la educación.
Las creencias religiosas, tienen también un contenido moral, que sin formar un cuerpo
normativo sistemático, ha tenido la fuerza suficiente para imponer un orden moral en la ciudad.
Este radicalismo religioso no constituye una excepción en el mundo griego. A pesar de las
corrientes individualistas, se puede afirmar que prevaleció la concepción comunitaria frente al
individualismo y la religión frente al ateismo.
Esta falta de libertad constituye una autentica paradoja si se tiene en cuenta que
precisamente la libertad de la democracia ateniense se ha convertido en paradigma de la civilización
occidental.
· La libertad de los antiguos consistía en ejercer colectiva, pero directamente muchas partes
de la soberanía entera, pero al mismo tiempo admitían como compatible con esta libertad
colectiva la sujeción completa del individuo a la autoridad de la multitud reunida. El
individuo era soberano en los negocios públicos, pero esclavo en todas sus relaciones
privadas.
La ley es divina, pero, ¿Todas las leyes son divinas?. En este campo, se ha distinguido
entre:
Los tesmoi. Que son antiguas reglas de derecho público, de naturaleza esencialmente
religiosa, tan antiguas, que fácilmente se las creería divinas y eternas.
Los nomoi, fruto de la legislación humana y que llevaba fecha y a menudo firma.
D. CANÓNICO. COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD CULTURAL. TEMA 1
Esta distinción planteaba la cuestión si se debía extender la obediencia debida a las leyes
divinas también a las leyes humanas.
En resumen, podemos afirmar que en el mundo griego no existe una libertad individual tal
como la conocemos en la actualidad, por eso el ciudadano carece de libertad de creencias y esta
obligado a asumir las creencias y el culto propio de la ciudad.
Para la cultura occidental, Atenas era el arquetipo de la polis griega, representando el modelo
clásico de la democracia política. Pero este modelo político, fue transitorio, precedido y sustituido
por otros regímenes: monárquicos, tiránicos y oligárquicos.
Una situación similar se puede advertir en la influencia cultural que a lo largo de la historia
ha ejercido Roma.
Frente a la ciudad griega, (organización política perfecta, autárquica y con limites precisos),
la ciudad de Roma rompe esos moldes clásicos y, sin dejar de ser una ciudad, (urbe), se hace
ecuménica, universal (orbe).
En el siglo II, esta ideología ecuménica está ampliamente difundida. Roma ha hecho realidad
el viejo adagio, según el cual la tierra es la madre y la patria común de todos los hombres.
Esta dimensión ecuménica será subrayada por Adriano, quien afirmó que el ideal
helenístico de la ciudad del mundo profesado por Zenón, estaba por fin realizado en el imperio
romano por el paso de la polis a la cosmópolis.
Las creencias del pueblo romano son las transmitidas por anteriores generaciones, apoyadas
en la fuerza de la tradición.
Entre los pontífices se elegía uno que gozaba de una posición superior: el pontifex
maximus. Durante la Republica se le considera el heredero religioso del monarca y además de
relevantes funciones sacerdotales desempeña importantes funciones políticas propias de los
magistrados.
Esta laicización del derecho y la creación del ius civile coincidirá con un proceso de
secularización que provocará el alejamiento progresivo de la sociedad romana de las creencias de los
mayores, y el decaimiento de la antigua fe nacional va a intensificar el fortalecimiento político de la
religión y su consideración como institución política.
Fueron suficientes 60 años, para que una religión pasara de ser ilegal perseguida y
menospreciada, a convertirse en la religión oficial del Imperio romano.
¿Qué había ocurrido en Roma para que pudiera producirse este singular cambio?.
En este proceso tuvieron una notable influencia las doctrinas filosóficas, especialmente el
estoicismo, el platonismo y el hermetismo, ya que todas estas doctrinas coinciden en la existencia de
un Dios único y supremo.
Esta evolución hacia el monoteísmo se intensifica con el relieve social y político adquirido
por la teología solar. Este culto solar, ha podido servir de puente entre el paganismo y el
cristianismo.
La ciudad en Roma, igual que en Grecia, no es un territorio o un recinto, sino una asociación
de hombres unidos por unas creencias, unas instituciones y unas leyes. Los ciudadanos disfrutan de
los derechos y deberes, tanto políticos como civiles.
La condición de ciudadano no se adquiere por residir en el territorio, sino por nacer libre
dentro de una familia romana o por concesión.
La extensión de la ciudadanía a todos los súbditos del Imperio se va a producir en 212 con la
promulgación de la Constitución Antoniana.
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Esta organización política parece bastante alejada del sistema de participación política
directa que se ejercía en la democracia griega a través de las asambleas populares.
Esta intolerancia romana alcanza su actitud más extrema en su confrontación con los
judíos y los cristianos, ya que el carácter monoteísta de estas religiones chocaba frontalmente con
una sociedad politeísta. Además estas confrontaciones se hacían mucho más tensas cuando las
discrepancias alcanzaban los postulados políticos del imperio. (Judíos se negaban a pagar impuestos
y los cristianos negaban el culto al emperador.)
Durante los primeros años del cristianismo, la actitud de los poderes públicos romanos fue
mas bien indiferente hacia el cristianismo. Hasta la persecución de Nerón (año 64) y posteriormente
de Dominico, los cristianos vivieron en el clima de tolerancia religiosa que caracterizó al imperio
romano.
En esta época, las persecuciones tienen el carácter de episódicas, se dirigen contra cristianos
singulares y no contra la religión cristiana, y el procedimiento jurídico es el común de las causas
criminales, pero sin precisar la causa jurídica.
Otro cambio importante en la política religiosa imperial se va a iniciar con Septimio Severo,
cuando la persecución se dirige no solo a los cristianos, sino también a la organización eclesiástica.
Con Constantino se inicia el periodo de mayor libertad para los cristianos y para los demás
cultos con la promulgación de Edicto de Milán (313).
Cuando en el año 380 el cristianismo se convierte en religión oficial del Imperio concluye
esta época de libertad religiosa y se prohibirá la practica de los demás cultos. Esta decisión imperial,
provoca una grave convulsión dentro de la comunidad cristiana, desde donde habían salido voces
clamando por la libertad religiosa.
Si antes veíamos las dificultades que, desde el punto de vista del Imperio, entrañaba la
conversión del cristianismo en su religión oficial, no cabe la menor duda que estas dificultades no
han sido menores desde el punto de vista del cristianismo.