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D. CANONICO. COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD CULTURAL.

TEMA 3

EL ESTADO –NACIÓN Y LAS


CREENCIAS RELIGIOSAS.

1. - PRESUPUESTOS.

2. - LA COMUNIDAD POLÍTICA.

2.1. LA SOBERANÍA.
2.2. EL PODER.
2.3. ESTADO-NACION.
2.4. POLÍTICA Y RELIGIÓN. LA RAZÓN DE ESTADO.

3. - LA COMUNIDAD CULTURAL.

3.1. LA REFORMA PROTESTANTE.


3.2. LA CONTRARREFORMA CATÓLICA.

4. - INDIVIDUO Y COMUNIDAD.
D. CANONICO. COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD CULTURAL. TEMA 3

EL ESTADO–NACIÓN Y LAS CREENCIAS


RELIGIOSAS.
1. - PRESUPUESTOS.

La aparición del Estado- Nación se identifica con el comienzo de la Edad Moderna. El


proceso agregativo de una serie de circunstancias que han tenido lugar a lo largo de la baja Edad
Media, ha permitido la configuración de esta nueva forma de organización política que conocemos
con el nombre de Estado.

Esta nueva forma política se va a consolidar durante la Edad Moderna, sobreviviendo hasta
la actualidad.

Su aparición va acompañada de una serie de cambios ideológicos y sociales que han


facilitado la implantación y el desarrollo del Estado.

La cristiandad medieval representa un marco ideológico y un escenario político-social


singular ya que:

- La comunidad cristiana es potencialmente universal y aspira a extenderse y


dominar todo el mundo conocido, pero desconoce las realidades políticas ajenas.
En este universo cultural rige un solo centro de poder, identificándose así la
unidad cultural y la organización política monocentrista, sin relaciones con el
exterior.
- La unidad política y la unidad cultural se expresan a través de una dualidad de
poderes, (emperador-Papa) que encarnan las dos dimensiones de la comunidad:
la temporal y la espiritual.

Este esquema medieval se va resquebrajando paulatinamente. Las luchas entre los dos
poderes les da a debilitar progresivamente, favoreciendo su declive, y la aparición de nuevas
formas políticas.

La principal novedad, en este sentido, va a consistir en el surgimiento del regnum (reino)


como una estructura política sólida, que va a consolidarse durante la baja Edad Media y será el
fundamento del Estado- Nación.

La aparición del Estado- Nación es, el resultado de un lento proceso de evolución en


que:

1. Se lleva a cabo la eliminación de obstáculos entre el individuo y el rey, con la


finalidad de ejercer la potestad real directamente sobre sus súbditos y no a través de
intermediarios, cancelando el carácter intransitivo del poder.
2. Esta estructura se consolida con el reconocimiento de la soberanía del reino, es
decir, la declaración de que por encima del rey no existe ningún poder superior.
(Esta situación se inicia con el traslado del Papa a Aviñon 1311).

La definición de los rasgos más significativos del Estado- Nación como comunidad
política exige comentar las siguientes cuestiones:

- la soberanía,
- el poder,
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- la nación,
- política y la religión

La exposición de los rasgos más significativos de la comunidad cultural requiere aludir


a:

- La crisis de la unidad religiosa y el surgimiento del pluralismo religioso.


- La renuncia del protestantismo al poder temporal y el consiguiente sometimiento
de las iglesias al poder político.

En este capitulo estudiaremos también la posición del individuo en la comunidad. Aunque


esto puede parecer inútil, ya que el absolutismo reduce al ciudadano a la condición de súbdito, sin
embargo, la negación de derechos y libertades va a tener unas consecuencias trágicas como:

- La persecución, el destierro y la muerte de muchas personas por sus creencias


religiosas.
- El desarrollo de las guerras religiosas entre Estados.

2. - LA COMUNIDAD POLÍTICA.

2.1. LA SOBERANÍA.

Se atribuye a Bodino el merito de haber aportado a la ciencia política el concepto de


soberanía. Para él, soberanía es el poder absoluto y perpetuo de la republica. Solo se puede hablar
de republica cuando existe una comunidad humana cuyo poder temporal es independiente del
espiritual y de todos los poderes humanos.

Soberanía es por tanto, la independencia de una comunidad política respecto a cualquier


otro poder, temporal o espiritual.

El regnum, ( a quien se aplica la teoría de la soberanía) es independiente y no esta sometido


al Imperio.

Bodino, en realidad, es el continuador de una teoría que había sido elaborada a lo largo de la
Edad Media. Su pensamiento se apoya y se desarrolla en el contexto de las concepciones
medievales, hasta el extremo que se le ha calificado como el último expositor del pensamiento
político del último siglo de la Edad- Media.

Los primeros precedentes de la moderna teoría de la soberanía se encuentran ya en el


S. XIII, en la que ciertos reinos se declaran exentos del Imperio. (Ejem. La famosa defensa de la
libertas Eclesiae sostenida por Gregorio VII en el S. XI)

También algunos canonistas en el S. XII, sostuvieron la independencia de algunos


reinos frente al emperador, formulando la siguiente clasificación:

a) Reinos creados por el Emperador


b) Reinos que han adquirido la jurisdicción temporal de manos de los papas.
c) Los que mantienen una relación feudal o cuasi-feudal con el patrimonio de San
Pedro.
d) Aquellos en los que el rey no esta sometido a nadie y, por tanto, no reconoce a
ningún superior en asuntos temporales.
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Lorenzo Hispano sostendrá que en aquellos pueblos liberados de la sujeción imperial no


tiene vigencia el Derecho romano y, pueden crear su propio Derecho y establecer deberes fiscales.

La difusión de esta doctrina, sancionada por los papas en diversas decretales, aportará un
nuevo dato, especialmente relevante para la futura definición del Estado: la territorialidad.

A propósito de una causa deferida al Papa para juzgar si el emperador era competente para
llevar ante su tribunal al rey de Sicilia, el Papa Clemente V, en su decretal Cura Pastoralis (1313),
declara que el rey es soberano y, por tanto, no puede ser citado ante el tribunal de otro rey ni del
emperador, puesto que no es súbdito suyo.

Aplicando al caso el carácter territorial de la competencia judicial, la decretal consagra el


principio de soberanía territorial y niega la universalidad del poder del emperador.

La soberanía, en el Estado moderno, se entiende así como un poder supremo hacia el


exterior, lo cual supone su independencia no sólo respecto al emperador, sino también en
relación con el Papa.

Bodino desliga al reino de la sumisión hacia el Papa, pero mantiene la sujeción de la ley
humana a la ley eterna y a la ley natural, por ello se atribuye a Maquiavelo y no a Bodino la plena
autonomía de la política respecto a la religión, y en concreto respecto al Papa.

La independencia de los regna de todo poder temporal no ponía en cuestión su sumisión a


la auctoritas o potestas indirecta de la congregación en lo referente a materias espirituales o mixtas,
de manera que si había desaparecido el universalismo del Imperio, quedaba todavía el de la Iglesia
como sociedad universal, a cuyo rector, es decir, el Papa, habían de someterse los príncipes
cristianos y las iglesias de cada reino.

Esta estructura es rota a comienzos del S. XVI por la Reforma, que parte la unidad de la
cristiandad en una pluralidad de confesiones, lo que obliga a cada Estado a decidir sobre cual es su
verdadera confesión.

Las previsiones de Maquiavelo sobre la separación entre política y religión tuvieron poco
que ver con los hechos inmediatamente posteriores, en los que la religión se convirtió en una
cuestión capital en la construcción del Estado-Nación, hasta el extremo de causar los mayores
estragos, dentro de cada Estado (persecuciones, destierros...), o entre Estados, (guerras religiosas).

La soberanía de los regna exige que el Estado adopte una serie de medidas que
garanticen su existencia y sirvan de signos de identidad del nuevo Estado soberano. Una de las
medidas que exigirá será la fijación de los limites territoriales de cada uno de ellos, y así, el
territorio delimitado con una precisa fijación de sus fronteras se convierte en un elemento esencial
del nuevo Estado.

Para garantizar el ejercicio de la soberanía sobre estos territorios se formalizarán


varios instrumentos fundamentales de esta nueva comunidad política:

- La diplomacia. (Para la representación del Estado ante los otros Estados)


- El ejercito nacional. (Para la defensa de la integridad territorial).
- La moneda nacional. (Los grandes movimientos económicos que se producen en
los albores de la Edad Moderna contribuyen a fomentar y desarrollar una
política unificadora de la moneda, que acabará convirtiéndose en uno de los
símbolos representativos de la soberanía estatal.)
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2.2. EL PODER.

La otra cara de la soberanía, es el poder sobre los miembros y las instituciones.

En la Edad media, junto a la superestructura universal, representada por el emperador y el


Papa, existían una serie de entidades menores (regnum, civitas, aldea) con sus respectivos
gobiernos propios que hacían impracticable una comunicación directa del poder supremo con cada
uno de los individuos integrantes de la comunidad política.

Esta incomunicación, va a ser superada por el Estado moderno mediante el establecimiento


de instancias centralizadoras del poder y la limitación o subordinación de las entidades
intermedias.

Esta concentración de poder en manos de la monarquía, se lleva a cabo mediante:

- la supresión de poderes intermedios,

- la derogación de los antiguos privilegios que impedían el ejercicio del poder real, en
concreto:
 La prohibición de recaudar impuestos.
 La prohibición del ejercicio de la jurisdicción
 La prohibición de entrada de los funcionarios reales.

- La unificación del Derecho. Esta operación exige una modificación radical de los
principios vigentes en la Edad Media (primacía del Derecho viejo sobre el nuevo, del
Subjetivo sobre el objetivo, y vigencia de las guerras privadas (Fehde) como solución
de los conflictos entre privados)

La idea de Bodino de que la verdadera manifestación de la soberanía es “el poder de dar y


anular leyes” pone en crisis todo el sistema jurídico medieval, ya que sitúa la soberanía en el
ámbito del Derecho, al que concibe como condición inexcusable para la realización de los fines
políticos. Por ello, el poder legitimo está sometido al Derecho.

Este absolutismo limitado va a ser superado por la doctrina posterior, alcanzando su


máxima expresión en Hobbes, para quien el poder del rey carece de limites.

Este absolutismo de los reyes, parte de un principio contrario a la doctrina común de la


Edad Media, donde es una constante que el poder, aunque proviene de Dios, reside en la
comunidad, que lo delega en el emperador o en el rey.

La doctrina absolutista modifica substancialmente este planteamiento al atribuir el poder al


rey directamente de Dios, sin pasar por la comunidad. De esta manera, los ciudadanos se
convierten en súbditos y no existen esferas privadas inmunes al poder absoluto del rey.

El instrumento para garantizar la vigencia y eficacia de este poder absoluto y centralizado,


será la burocracia. Se asiste a una cierta democratización de los servicios del Estado y a una
progresiva tendencia laica de los servicios.

Este aparato burocrático ejerce el verdadero poder del monarca y se extiende hasta los
últimos rincones del territorio.
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Por tanto, constituyen los denominados instrumentum regni, sin los cuales no habría sido
posible desarrollar el poder acumulado por los monarcas absolutos:

- La burocracia.
- El ejercito.
- La diplomacia.
- La justicia.
- La organización económica y financiera.

2.3. ESTADO-NACION.

Es común la calificación del Estado Moderno como Estado-Nación, aunque existe una
opinión bastante generalizada que niega la existencia de la nación como elemento con relevancia
política hasta el S. XIX.

Según la doctrina medieval, la comunidad política se identifica por la presencia del


principio de unidad. Lo que causa esta unidad es:

- Para la doctrina racionalista, la voluntad de los hombres de vivir juntos y


construir esa comunidad.
- Para el romanticismo, la existencia de unos sentimientos comunes (lengua, raza,
religión, costumbres...) que permite identificar al grupo y diferenciarlo de los
demás.

Los seguidores de la primera postura, se niegan a reconocer la existencia de verdaderos


naciones, y de un verdadero sentimiento nacional, antes del finales del S. XVIII. Anclados en la
idea de que con anterioridad, el pueblo ha carecido de libertad política para lograr su propia
autodeterminación como grupo.

Para los seguidores de la segunda postura, los rasgos identificadores de la nación,


especialmente la lengua, la religión o la etnia, permitirían determinar la existencia de naciones en
Europa desde principios de la Edad Media.

Sin entrar en polémica, es oportuno recordar que en la Edad Media se había generalizado la
nomenclatura difundida por San Isidoro, que distinguía:

- Populus.- grupo humano políticamente organizado.


- Natio.- grupo humano que tiene un origen común, una raza. Este concepto,
evolucionó, hasta vincularse con un territorio o con un lugar de nacimiento, de
tal manera que nación significará el origen o procedencia de una persona.

Este reflejo del lugar de nacimiento, como nexo o vínculo de unión de quienes tienen la
misma procedencia, se va a intensificar con la recuperación dela idea clásica de patria, revestida
ahora de un significado cristiano que permite establecer un paralelismo entre la exhortación a
morir por Dios (lema de las Cruzadas) y la llamada a morir por la patria, que alcanzará un
significado político especialmente intenso en el periodo bajomedieval.

Pero, ¿Qué es la patria?:


- Para el cristiano bajomedieval, la patria será la tierra en que vive. La palabra tierra pasa
a designar el ámbito concreto donde se asienta un poder político y la comunidad a la
que pertenece.
- Para la concesión universalista de la cristiandad altomedieval situará la patria en el
Paraíso
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Constituye una innovación medieval la relevancia del ius soli, (lugar de nacimiento), que
junto con el ius sanguinis, determinaran los criterios de vinculación material o de residencia.

La confluencia de las nociones natio, patria, tierra como expresión de realidades vitales y
sentimientos compartidos por la población dará lugar a que en la segunda mitad del S. XVIII los
habitantes del territorio de Lieja adquieran conciencia de formar una unidad política donde se
desarrollan unas instituciones comunes: en ese mismo momento comenzaron a hablar del país de
Lieja.

Esta significación de la tierra, como marco de relevancia político-jurídica, prefigura el


carácter esencial del territorio en la organización política moderna, aunque, el territorio no es
todavía, en aquel momento, el espacio físico que delimita el ámbito del poder.

Este desajuste entre los grupos humanos y el ámbito del poder evidencia que la formación
del grupo territorial se ha realizado no tanto por el impulso del poder como por la existencia de
elementos de conformación interna (lengua, costumbres, historia, territorio...), que prefiguran la
conversión de un grupo en nación.

La idea de nacional, presente ya en muchos reinos, va a ser utilizada como instrumento


político de cohesión social. La exaltación de las costumbres y las virtudes patrias propias del
Renacimiento va a ir acompañada de otras medidas que pretenden convertir el reino en nación e
instaurar el moderno Estado sobre un conglomerado social unido por unos rasgos comunes y
solidarios.

Por tanto:
- son elementos para construir un Estado:
- la unificación del
 Derecho,
 de las jurisdicciones y
 de la violencia legítima
- son objetivos irrenunciables para construir una nación sobre el asiento del Estado.
- la unificación de:
 la lengua,
 la etnia y
 la religión

2.4. POLÍTICA Y RELIGIÓN. LA RAZÓN DE ESTADO.

Entre los muchos meritos que atribuye la doctrina a Maquiavelo, hay que mencionar, sin
lugar a dudas, su capacidad intencionada o no para provocar la polémica y la controversia. Sin
haberla citado en ningún momento, la razón de Estado constituye uno de los debates más vivos
de la ciencia política, que se prolongará varios siglos, y que dividirá a los estudiosos en
maquiavelistas y antimaquiavelistas.

Maquiavelo no creó la expresión razón de Estado, ni siquiera la mencionó resumiendo en


una formula tópica sus ideas sobre la razón de Estado. Han bastado que se refiriese a las
cualidades del príncipe, desde un punto de vista pragmático, para que hiciese saltar todas las
alarmas posibles y recibir las críticas más hirientes.

El príncipe de Maquiavelo parecía seguir aparentemente el formato habitual de los clásicos


libros dirigidos a exaltar las virtudes morales del príncipe en el ejercicio del gobierno de acuerdo
con la religión cristiana. Sin embargo, Maquiavelo rompe el esquema habitual de la enseñanza de
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los principios y normas morales e invita al príncipe a que aprenda a no ser bueno. Esta
afirmación, suponía la ruptura formal y sustancial con la religión y la moral cristiana.

Para Maquiavelo, el príncipe, no ésta sometido a la religión ni a la moral cuando tiene


necesidad de conquistar o conservar el poder. Esta declaración será suficiente para recibir las
más duras criticas en aquel momento histórico, pero las primeras reacciones fueron favorables a la
doctrina de Maquiavelo.

Botero y Boccalini, así como una larga lista de autores menores, fueron fieles seguidores de
Maquiavelo, sin percibir o sin querer percibir la clara contradicción entre la razón de Estado y la
doctrina católica.

Frente a ellos, se alzará Campanela, enemigo implacable de la razón de Estado.

El debate doctrinal de la razón de Estado tendrá como escenario la contrarreforma.


Maquiavelo y en general los llamados “políticos” concebían la religión como puro instrumentum
regni o sirvienta de la política. Esta tesis era inadmisible para los escritores de la contrarreforma,
hasta el punto que tienen a dar a la palabra “política” un carácter peyorativo, en cuanto que
implicaba la preeminencia de la política sobre la religión.

Conciliar política y religión fue el objetivo de la contrarreforma que pretendió aunar en


compleja unidad la ratio confessionis y la ratio status, aunque los esfuerzos realizados en la teoría,
no funcionaron en la práctica. Esta crisis se puso de manifiesto en la guerra de los Treinta Años.

El examen de la razón de Estado, permite afirmar que la religión fue desalojada de la


política como consecuencia de las tesis maquiavelistas, pero en el plano doctrinal, se mantendrá
como un principio básico de la teoría política.

La crisis de la unidad religiosa permitirá un mayor pluralismo religioso en los nuevos


Estados, pero no se va a corresponder con el mundo interno de cada Estado, donde una concepción
confesional monoteísta va a impedir la convivencia de confesiones distintas y va a imponer un
régimen de implacable intolerancia.

3. - LA COMUNIDAD CULTURAL.

3.1. LA REFORMA PROTESTANTE.

La unidad religiosa que sirvió de soporte cultural a la cristiandad medieval va a sufrir una
profunda crisis como consecuencia de la aparición del protestantismo. La reforma de la Iglesia
Católica, es una constante histórica que se reitera a lo largo de la baja Edad Media, especialmente
desde la crisis del papado y su traslado a Aviñon.

La nueva religión pretende contribuir a la reforma de a Iglesia, pero abordando algunas


cuestiones y proponiendo unas soluciones que necesariamente habrían de conducir a la escisión con
la Iglesia de Roma.

Lutero parte del principio de la justificación por la fe, por lo que el cristiano no tiene
necesidad de obra alguna. Esto significa que no está obligado por los mandamientos ni por las leyes
y, por tanto, si está desligado es libre: esta es la libertad cristiana.

Para Lutero, la Iglesia es una sociedad invisible, espiritual, que no necesita exteriorizarse,
por lo que se opone a que sus seguidores pretendan organizarse. Esta liberación, sin embargo, tiene
un limite: la Escritura, que constituye la sola ley para el cristiano.
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En consecuencia, no solo niega la autoridad del Papa, sino también la del príncipe en los
asuntos religiosos.

Estos principios doctrinales corresponden con los primeros años de enseñanza de Lutero,
porque poco tiempo después, irá proponiendo otras tesis.

La primera manifestación de este cambio se va a producir en relación con la autoridad del


príncipe secular en los asuntos eclesiásticos, y define una serie de funciones que debe desarrollar
el príncipe evangélico:

1. Favorecer lo mejor que pueda la predicación de la Escritura.


2. Impedir la predicación de doctrinas falsas y heréticas.
3. Procurar que todos oigan la palabra de Dios, obligándoles si es preciso.

Más tarde separará:


- Libertad de conciencia. (Que debe ser respetada, en principio, aunque
más tarde la ataca)
- Libertad de culto. (Que debe ser reprimida).

Lutero se aproxima cada vez más a la idea de la religión única y al principio pactado en
la paz de Ausgsburgo (1555): cada reino, su religión.

En nombre de la paz pública no tolera más que una religión en cada principado y esto exige
que cada vez entregue más poderes a los príncipes en asuntos eclesiásticos. Este traspaso de
poderes alcanzará su mas alto significado con la proclamación del rey como cabeza de la Iglesia.

La culminación de la evolución del luteranismo hacia una ideología política, se alcanza


cuando las autoridades seculares pasaron a exigir la aceptación de la nueva fe a sus súbditos . La
oposición que esta medida generó en algunos Estados fue castigada con el destierro o la muerte.

El dilema contenido en la ley residía en el hecho de la ley contravenía el estatuto tradicional


de la Iglesia como regnum coordinado con las autoridades seculares y no subordinado a ellas.
Reconocer esta ley y pronunciar el juramento, suponía reconocer la perdida de los derechos
jurisdiccionales de la Iglesia y consagrar el derecho real de anular la autoridad del Papa.

La difusión del luteranismo conducirá a un refuerzo del absolutismo político y a la


configuración de un nacionalismo religioso en toda Europa.

Esta doctrina conducirá directamente al principio que constituirá el fundamento de la


paz de Augsburgo. En un Estado o en un principado no puede haber más que una religión: la del
príncipe gobernante del mismo.

Surge así la Iglesia de Estado o Iglesia nacional, cuyo fundamento será la confesionalidad
del Estado, con plenas competencias del poder político sobre las Iglesias nacionales. La
organización y régimen jurídico de estas confesiones corresponderá al monarca, naciendo así, en
los países protestantes, una nueva rama del Derecho: el Derecho eclesiástico del Estado.

Por tanto, las consecuencias del protestantismo fueron:

- La independencia del Papa de Roma fue sustituida por la dependencia del


príncipe.
- El Derecho canónico fue sustituido por el Derecho eclesiástico del Estado.
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- La tensión entre el poder religioso y el político fue sustituida por la


subordinación de la religión a la política.
- La identificación de cada reino con una religión, contribuirá a favorecer la
creación de un nacionalismo religioso que acabará siendo el origen de las
guerras religiosas.

En resumen, la reforma protestante mezcló la teoría política con diferencias de credos


religiosos y con problemas de dogma teológico más íntimamente de lo que habían estado aún en la
Edad Media y no resolvió en ningún caso ninguna de las dificultades intrínseca que habían surgido
en la Edad Media en relación con la interferencia del clero en la política o la interferencia del poder
secular en la religión.

3.2. LA CONTRARREFORMA CATÓLICA.

La respuesta oficial del catolicismo al naciente protestantismo se producirá en el Concilio


de Trento (1545-1565), que tendrá como objetivo:

- El ataque a la nueva religión y la defensa de la Iglesia católica.


- El intento de revisar y reforzar hacia dentro la Iglesia, tanto en el aspecto doctrinal
como en el moral y disciplinar.

La condena del protestantismo supone la definitiva división de Europa en dos grandes


bloques:

- Estados protestantes.
- Estados católicos.

La identificación protestante de la política y de la religión en la persona del monarca, se va


a transmitir a las monarquías católicas, que cerraran celosamente sus fronteras a las nuevas
religiones, apoyándose en la Paz de Augsburgo y en la practica política de los monarcas
protestantes. Por tanto, el nacionalismo religioso se agudiza con la Reforma también en las
monarquías católicas.

La imagen del monarca protestante con plenos poderes sobre asuntos religiosos, tiene su
correspondencia en las monarquías católicas con las teorías jurisdiccionalistas, que bajo nombres
diversos (galicanismo en Francia, josefinismo en Austria, regalismo en España), revindican una
serie de competencias eclesiásticas a favor del rey, en disputa con el Papa.

La defensa de los derechos del rey, (regalías) frente a pretendidas invasiones de la autoridad
eclesiástica, dio lugar a problemas de competencias que tuvieron su planteamiento en los espacios
concretos de cada reino nacional, favoreciendo la idea de Iglesias que aún sin renunciar a sus
vínculos con la Iglesia de Roma, tenían muy acentuados unos caracteres nacionales.

El origen absolutista y nacionalista y su vinculación con las ideas protestantes explica que
estas reivindicaciones monárquicas tuvieran su lugar de nacimiento en Francia, que reivindicó las
libertades de la Iglesia galicana, recibiendo el nombre de galicanismo. Esas libertades estaban en
contraposición con ciertos derechos y potestades del Papa.

La fundamentación de esta doctrina se encontraba en el deber del rey de defender a la


Iglesia en beneficio de ella misma, frente a ella o a favor d los súbditos.

El ejercicio de estos derechos reales comenzó en España en el siglo XVI, en buena armonía
con el Papa, pero en el S. XVII comenzaron ya los conflictos con la Santa Sede.
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Las principales instituciones regalistas españolas fueron:

- El pase regio (En virtud de la cual no se podían publicar documentos pontificios


sin la autorización previa del monarca.)
- Los recursos de fuerza en conocer. (Vinculaban el ejercicio dela jurisdicción
eclesiástica a la jurisdicción real, convirtiéndose esta ultima en tribunal de
apelación de las causas eclesiásticas.
- Patronato regio. Por lo que el rey tenia derecho de presentación para la
investidura de todos los cargos eclesiásticos.

Entre estas instituciones eclesiásticas de dependencia real destaca el Tribunal de la


Inquisición, que ya se había reconocido por el Papa a los Reyes Católicos.

4. - INDIVIDUO Y COMUNIDAD.

La polaridad individuo- comunidad y su reflejo político libertad- poder sufre durante el


periodo absolutista un fuerte desequilibrio. La concentración del poder en manos del rey, (un
poder ilimitado que abarca el ámbito temporal y el espiritual y que, además lo recibe directamente
de Dios), engrandece de manera espectacular uno de los polos, (el poder) y minimiza el otro polo,
en el que se encuentra el individuo y su libertad.

La tensión que produce este desequilibrio y la reacción que se origina contra esta opresión
va a favorecer la emergencia de las libertades individuales y a provocar revuelta, rebeliones, etc.,
que serán reprimidos con el destierro, el cautiverio o la muerte.

En Francia, la creciente presencia de hugonotes (reformistas) mueve a la regenta


Catalina de Médicis a promulgar un edicto (1562 ), en el que a pesar de prohibir la celebración
de asambleas culturales protestantes, abre un portillo a la tolerancia, permitiendo la celebración de
estos cultos de día y fuera de la ciudad. La oposición de los católicos a este edicto provocará la
primera guerra civil.

En medio de la barbarie comienzan a escucharse voces que se alzan contra la violencia de


las conciencias y se escucha la consigna: las conciencias no se fuerzan.

Con el nacimiento del Estado-Nación, y la influencia del humanismo renacentista o la


simple oposición al régimen absolutista, surge un nuevo espíritu de tolerancia que abrirá las puertas
a las libertades individuales.

Pero todavía en Francia y pocos años después, tendrá lugar uno de los episodios más
trágicos de las luchas religiosas: la matanza de la noche de San Bartolomé (1572), donde más de
3.000 hugonotes fueron degollados.

Los datos parecen confirmar que los hechos no ocurrieron espontáneamente, sino que
fueron objeto de una minuciosa preparación, y parece que al frene de la conspiración se encontraba
la regente Catalina.

Ente las diversas explicaciones que se han dado para explicar este cambio de actitud de la
regente, quizás la más acertada sea la que sitúa esta acción en el marco de la razón de Estado.

La política francesa posterior, continuo fluctuando entre la tolerancia y las persecuciones y


las guerras civiles. Esta actitud sufrirá una dura prueba cuando Enrique IV, protestante sucede a
Enrique III, que murió asesinado.
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La regla tradicional francesa: una fe, una ley, un rey parecía indicar que no podía haber
discordancia entre la fe tradicional (la católica) y la fe del rey, ni tampoco podían cohabitar dos
creencias sin alterar la regla tradicional.

Enrique IV, no se apresuró a convertirse al catolicismo, sino que se limitó a hacer una
declaración en la que juraba “mantener y conservar en nuestro reino la religión católica, apostólica
y romana en su integridad, sin innovar no cambiar ninguna cosa”.

El 25/7/1593, Enrique IV abjuraba de la religión protestante y abrazaba la católica, siendo


consagrado rey en Chartres el 27/2/1594. La absolución pontificia llegaría más tarde, en septiembre
de 1595.

Durante este periodo sucedieron algunos hechos que influyeron en el pensamiento


francés acerca de la tolerancia:

1. La decisión del Papa Gregorio XIV de deponer al rey Enrique IV y decretar la excomunión
de todos aquellos que permanecieran fieles al príncipe hereje. Esta decisión produjo el
efecto contrario del pretendido.
2. La promulgación por Enrique IV del Edicto de Nantes (1598), que constituye el documento
más completo y relevante de la tolerancia en Europa. En el texto se volverá a distinguir
entre libertad de conciencia(que queda garantizada) y libertad de culto (con restricciones).

La referencia a Francia, a propósito del dilema planteado está justificada, por el hecho de
haber intentado conciliar creencias diversas en un mismo reino. El principio de la unidad religiosa
como presupuesto de la unidad política empieza a resquebrajarse precisamente en Francia.

No es extraño, que sea Francia también quien proclame en Europa por primera vez las
libertades individuales.

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