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TEMA 3
1. - PRESUPUESTOS.
2. - LA COMUNIDAD POLÍTICA.
2.1. LA SOBERANÍA.
2.2. EL PODER.
2.3. ESTADO-NACION.
2.4. POLÍTICA Y RELIGIÓN. LA RAZÓN DE ESTADO.
3. - LA COMUNIDAD CULTURAL.
4. - INDIVIDUO Y COMUNIDAD.
D. CANONICO. COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD CULTURAL. TEMA 3
Esta nueva forma política se va a consolidar durante la Edad Moderna, sobreviviendo hasta
la actualidad.
Este esquema medieval se va resquebrajando paulatinamente. Las luchas entre los dos
poderes les da a debilitar progresivamente, favoreciendo su declive, y la aparición de nuevas
formas políticas.
La definición de los rasgos más significativos del Estado- Nación como comunidad
política exige comentar las siguientes cuestiones:
- la soberanía,
- el poder,
D. CANONICO. COMUNIDAD POLÍTICA Y COMUNIDAD CULTURAL. TEMA 3
- la nación,
- política y la religión
2. - LA COMUNIDAD POLÍTICA.
2.1. LA SOBERANÍA.
Bodino, en realidad, es el continuador de una teoría que había sido elaborada a lo largo de la
Edad Media. Su pensamiento se apoya y se desarrolla en el contexto de las concepciones
medievales, hasta el extremo que se le ha calificado como el último expositor del pensamiento
político del último siglo de la Edad- Media.
La difusión de esta doctrina, sancionada por los papas en diversas decretales, aportará un
nuevo dato, especialmente relevante para la futura definición del Estado: la territorialidad.
A propósito de una causa deferida al Papa para juzgar si el emperador era competente para
llevar ante su tribunal al rey de Sicilia, el Papa Clemente V, en su decretal Cura Pastoralis (1313),
declara que el rey es soberano y, por tanto, no puede ser citado ante el tribunal de otro rey ni del
emperador, puesto que no es súbdito suyo.
Bodino desliga al reino de la sumisión hacia el Papa, pero mantiene la sujeción de la ley
humana a la ley eterna y a la ley natural, por ello se atribuye a Maquiavelo y no a Bodino la plena
autonomía de la política respecto a la religión, y en concreto respecto al Papa.
Esta estructura es rota a comienzos del S. XVI por la Reforma, que parte la unidad de la
cristiandad en una pluralidad de confesiones, lo que obliga a cada Estado a decidir sobre cual es su
verdadera confesión.
Las previsiones de Maquiavelo sobre la separación entre política y religión tuvieron poco
que ver con los hechos inmediatamente posteriores, en los que la religión se convirtió en una
cuestión capital en la construcción del Estado-Nación, hasta el extremo de causar los mayores
estragos, dentro de cada Estado (persecuciones, destierros...), o entre Estados, (guerras religiosas).
La soberanía de los regna exige que el Estado adopte una serie de medidas que
garanticen su existencia y sirvan de signos de identidad del nuevo Estado soberano. Una de las
medidas que exigirá será la fijación de los limites territoriales de cada uno de ellos, y así, el
territorio delimitado con una precisa fijación de sus fronteras se convierte en un elemento esencial
del nuevo Estado.
2.2. EL PODER.
- la derogación de los antiguos privilegios que impedían el ejercicio del poder real, en
concreto:
La prohibición de recaudar impuestos.
La prohibición del ejercicio de la jurisdicción
La prohibición de entrada de los funcionarios reales.
- La unificación del Derecho. Esta operación exige una modificación radical de los
principios vigentes en la Edad Media (primacía del Derecho viejo sobre el nuevo, del
Subjetivo sobre el objetivo, y vigencia de las guerras privadas (Fehde) como solución
de los conflictos entre privados)
Este aparato burocrático ejerce el verdadero poder del monarca y se extiende hasta los
últimos rincones del territorio.
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Por tanto, constituyen los denominados instrumentum regni, sin los cuales no habría sido
posible desarrollar el poder acumulado por los monarcas absolutos:
- La burocracia.
- El ejercito.
- La diplomacia.
- La justicia.
- La organización económica y financiera.
2.3. ESTADO-NACION.
Es común la calificación del Estado Moderno como Estado-Nación, aunque existe una
opinión bastante generalizada que niega la existencia de la nación como elemento con relevancia
política hasta el S. XIX.
Sin entrar en polémica, es oportuno recordar que en la Edad Media se había generalizado la
nomenclatura difundida por San Isidoro, que distinguía:
Este reflejo del lugar de nacimiento, como nexo o vínculo de unión de quienes tienen la
misma procedencia, se va a intensificar con la recuperación dela idea clásica de patria, revestida
ahora de un significado cristiano que permite establecer un paralelismo entre la exhortación a
morir por Dios (lema de las Cruzadas) y la llamada a morir por la patria, que alcanzará un
significado político especialmente intenso en el periodo bajomedieval.
Constituye una innovación medieval la relevancia del ius soli, (lugar de nacimiento), que
junto con el ius sanguinis, determinaran los criterios de vinculación material o de residencia.
La confluencia de las nociones natio, patria, tierra como expresión de realidades vitales y
sentimientos compartidos por la población dará lugar a que en la segunda mitad del S. XVIII los
habitantes del territorio de Lieja adquieran conciencia de formar una unidad política donde se
desarrollan unas instituciones comunes: en ese mismo momento comenzaron a hablar del país de
Lieja.
Este desajuste entre los grupos humanos y el ámbito del poder evidencia que la formación
del grupo territorial se ha realizado no tanto por el impulso del poder como por la existencia de
elementos de conformación interna (lengua, costumbres, historia, territorio...), que prefiguran la
conversión de un grupo en nación.
Por tanto:
- son elementos para construir un Estado:
- la unificación del
Derecho,
de las jurisdicciones y
de la violencia legítima
- son objetivos irrenunciables para construir una nación sobre el asiento del Estado.
- la unificación de:
la lengua,
la etnia y
la religión
Entre los muchos meritos que atribuye la doctrina a Maquiavelo, hay que mencionar, sin
lugar a dudas, su capacidad intencionada o no para provocar la polémica y la controversia. Sin
haberla citado en ningún momento, la razón de Estado constituye uno de los debates más vivos
de la ciencia política, que se prolongará varios siglos, y que dividirá a los estudiosos en
maquiavelistas y antimaquiavelistas.
los principios y normas morales e invita al príncipe a que aprenda a no ser bueno. Esta
afirmación, suponía la ruptura formal y sustancial con la religión y la moral cristiana.
Botero y Boccalini, así como una larga lista de autores menores, fueron fieles seguidores de
Maquiavelo, sin percibir o sin querer percibir la clara contradicción entre la razón de Estado y la
doctrina católica.
3. - LA COMUNIDAD CULTURAL.
La unidad religiosa que sirvió de soporte cultural a la cristiandad medieval va a sufrir una
profunda crisis como consecuencia de la aparición del protestantismo. La reforma de la Iglesia
Católica, es una constante histórica que se reitera a lo largo de la baja Edad Media, especialmente
desde la crisis del papado y su traslado a Aviñon.
Lutero parte del principio de la justificación por la fe, por lo que el cristiano no tiene
necesidad de obra alguna. Esto significa que no está obligado por los mandamientos ni por las leyes
y, por tanto, si está desligado es libre: esta es la libertad cristiana.
Para Lutero, la Iglesia es una sociedad invisible, espiritual, que no necesita exteriorizarse,
por lo que se opone a que sus seguidores pretendan organizarse. Esta liberación, sin embargo, tiene
un limite: la Escritura, que constituye la sola ley para el cristiano.
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En consecuencia, no solo niega la autoridad del Papa, sino también la del príncipe en los
asuntos religiosos.
Estos principios doctrinales corresponden con los primeros años de enseñanza de Lutero,
porque poco tiempo después, irá proponiendo otras tesis.
Lutero se aproxima cada vez más a la idea de la religión única y al principio pactado en
la paz de Ausgsburgo (1555): cada reino, su religión.
En nombre de la paz pública no tolera más que una religión en cada principado y esto exige
que cada vez entregue más poderes a los príncipes en asuntos eclesiásticos. Este traspaso de
poderes alcanzará su mas alto significado con la proclamación del rey como cabeza de la Iglesia.
Surge así la Iglesia de Estado o Iglesia nacional, cuyo fundamento será la confesionalidad
del Estado, con plenas competencias del poder político sobre las Iglesias nacionales. La
organización y régimen jurídico de estas confesiones corresponderá al monarca, naciendo así, en
los países protestantes, una nueva rama del Derecho: el Derecho eclesiástico del Estado.
- Estados protestantes.
- Estados católicos.
La imagen del monarca protestante con plenos poderes sobre asuntos religiosos, tiene su
correspondencia en las monarquías católicas con las teorías jurisdiccionalistas, que bajo nombres
diversos (galicanismo en Francia, josefinismo en Austria, regalismo en España), revindican una
serie de competencias eclesiásticas a favor del rey, en disputa con el Papa.
La defensa de los derechos del rey, (regalías) frente a pretendidas invasiones de la autoridad
eclesiástica, dio lugar a problemas de competencias que tuvieron su planteamiento en los espacios
concretos de cada reino nacional, favoreciendo la idea de Iglesias que aún sin renunciar a sus
vínculos con la Iglesia de Roma, tenían muy acentuados unos caracteres nacionales.
El origen absolutista y nacionalista y su vinculación con las ideas protestantes explica que
estas reivindicaciones monárquicas tuvieran su lugar de nacimiento en Francia, que reivindicó las
libertades de la Iglesia galicana, recibiendo el nombre de galicanismo. Esas libertades estaban en
contraposición con ciertos derechos y potestades del Papa.
El ejercicio de estos derechos reales comenzó en España en el siglo XVI, en buena armonía
con el Papa, pero en el S. XVII comenzaron ya los conflictos con la Santa Sede.
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4. - INDIVIDUO Y COMUNIDAD.
La tensión que produce este desequilibrio y la reacción que se origina contra esta opresión
va a favorecer la emergencia de las libertades individuales y a provocar revuelta, rebeliones, etc.,
que serán reprimidos con el destierro, el cautiverio o la muerte.
Pero todavía en Francia y pocos años después, tendrá lugar uno de los episodios más
trágicos de las luchas religiosas: la matanza de la noche de San Bartolomé (1572), donde más de
3.000 hugonotes fueron degollados.
Los datos parecen confirmar que los hechos no ocurrieron espontáneamente, sino que
fueron objeto de una minuciosa preparación, y parece que al frene de la conspiración se encontraba
la regente Catalina.
Ente las diversas explicaciones que se han dado para explicar este cambio de actitud de la
regente, quizás la más acertada sea la que sitúa esta acción en el marco de la razón de Estado.
La regla tradicional francesa: una fe, una ley, un rey parecía indicar que no podía haber
discordancia entre la fe tradicional (la católica) y la fe del rey, ni tampoco podían cohabitar dos
creencias sin alterar la regla tradicional.
Enrique IV, no se apresuró a convertirse al catolicismo, sino que se limitó a hacer una
declaración en la que juraba “mantener y conservar en nuestro reino la religión católica, apostólica
y romana en su integridad, sin innovar no cambiar ninguna cosa”.
1. La decisión del Papa Gregorio XIV de deponer al rey Enrique IV y decretar la excomunión
de todos aquellos que permanecieran fieles al príncipe hereje. Esta decisión produjo el
efecto contrario del pretendido.
2. La promulgación por Enrique IV del Edicto de Nantes (1598), que constituye el documento
más completo y relevante de la tolerancia en Europa. En el texto se volverá a distinguir
entre libertad de conciencia(que queda garantizada) y libertad de culto (con restricciones).
La referencia a Francia, a propósito del dilema planteado está justificada, por el hecho de
haber intentado conciliar creencias diversas en un mismo reino. El principio de la unidad religiosa
como presupuesto de la unidad política empieza a resquebrajarse precisamente en Francia.
No es extraño, que sea Francia también quien proclame en Europa por primera vez las
libertades individuales.