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Ana Vargas Ortega Literatura Universal II
separado de los demás escribientes. Llega a tal punto que comienza a hacer vida ahí,
es más, ni siquiera quiere salir de su sitio para ir al exterior.
Ante la falta de comunicación con Bartleby, el abogado se ve en la situación de echarle,
en el momento en que deja de hacer completamente su trabajo. Sin embargo, no se
va, continúa negándose pasivamente. Para intentar dar solución a su desesperación, el
jefe decide trasladar su oficina. Así, los siguientes inquilinos contactan con él para que
de alguna manera expulse a Bartleby del edificio, que se ha aferrado a la escalera,
siempre con total serenidad. Cuando finalmente se le traslada, parece que ha ocurrido
un acto violento sin violencia. Es lo que más perturba de la narración, la falta de
dramatismo en las emociones de este particular personaje. Finalmente, se le traslada a
la cárcel, ante las decisiones sobre él que toman otros, deja incluso de comer, hasta
que un día el abogado lo encuentra muerto. En este punto, Jorge Berenguer Martín lo
asemeja con el capitán Alegría, de Los girasoles ciegos, pues ninguno abandona su
ideología, y sufren por ello “una rendición sin pérdida” 4. Mientras que Darío Barreto
concibe su muerte como una forma de escapatoria corpórea de la restricción que
radica en el continuo estar-ahí del mundo. 5
Es también relevante el estudio de Gillian Brown 6, pues sitúa el relato en el contexto
americano que antes hemos visto de alienación capitalista. Es más, la historia se ubica
en pleno Wall Street, uno de los lugares donde aprieta el capitalismo más feroz, véase
como el narrador cuenta lo solitaria que queda de noche, cuando finaliza la jornada. 7
No olvidemos que a partir del siglo XIX en América comenzaron las desventajas de
conseguir la máxima productividad posible: la agorafobia, la ansiedad y la anorexia.
Estos tres problemas son los que sufre Bartleby, que se encierra en la oficina -como
único lugar donde puede ser productivo, útil-, termina sin hacer nada de trabajo -uno
de los efectos de la ansiedad es la abulia- y concluye muriendo por voluntad propia, la
pasividad se vuelve extrema. Es así como subyace la verdadera tragedia, Bartleby es
una víctima aferrada a unas normas que han sido impuestas en beneficio del sistema
capitalista, y en el momento en que actúa según su voluntad, sin rebelarse, la opresión
va siendo mayor (de ahí que sea una violencia indirecta). Al respecto, Borges añadió lo
siguiente:
4
(Martín, 2006, pág. 138)
5
(Viana, 2015, pág. 31)
6
Ibid.
7
(Melville, 2010, pág. 14)
8
(Giani, 2016)
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sistema como tal, pues induce a ser mas y mas eficientes, anulando nuestra propia
vida individual. De hecho, de Bartleby no se sabe ningún dato sobre su vida y se opone
a darlo. De la misma forma, también encontramos una fuerte ironía. Verbigracia, es
destacable como, tanto el abogado como los demás escribientes, se contaminan del
lenguaje de Bartleby y utilizan continuamente el verbo “preferir”. En cuanto al papel
del abogado, es clave en el sino de Bartleby, en un principio cree que es una prueba de
Dios, como cristiano que es, pero su concepción va tomando perplejidad ante la falta
de entendimiento. Pues Bartleby y el abogado tienen una visión muy distinta de la
realidad -uno es puramente utilitarista, y el otro lucha en cierto modo contra la
deshumanización-. A propósito de la obra kafkiana, Borges la comparó con El proceso,
en el que el protagonista es acusado y ejecutado por un Tribunal que él desconoce,
mientras que Bartleby actúa de forma ilógica obligando a los demás a ser sus
cómplices.
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Bibliografía
Giani, F. (30 de mayo de 2016). Borges todo el año. Obtenido de Jorge Luis Borges: Prólogo a
"Bartleby, el escribiente", de Herman Melville:
http://borgestodoelanio.blogspot.com.es/2016/05/jorge-luis-borges-prologo-bartleby-
el.html
Pargada, A. S. (2006). Literatura y filosofía: Sartre, Martin Santos y Bertleby. ARBOR Ciencia,
Pensamiento y Cultura, 257-263.Obtenido en:
arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/download/27/27