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La Terapia Ocupacional en los Trastornos Cognitivo.

Curso 2021/22

TEMA 10. TRASTORNOS NEURODEGENERATIVOS: DETERIORO COGNITIVO


LEVE y ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

DETERIORO COGNITIVO LEVE (DCL)

1. INTRODUCCIÓN

Los clínicos e investigadores en Neuropsicología, Neurología y Geriatría han constatado que,


existe un periodo evolutivamente intermedio y claramente patológico entre el deterioro
cognitivo asociado a la edad (o envejecimiento exitoso) y la demencia. En la actualidad existe
un claro consenso en reconocer que el envejecimiento conlleva un declive físico y
neurocognitivo de un proceso involutivo normal. Los estudios han demostrado que el
deterioro neuropsicológico asociado a un envejecimiento exitoso no se produce de manera
uniforme y no afecta de igual modo a todas las funciones cognitivas. En general, se acepta
que el proceso de envejecimiento típico se caracteriza por un consciente declive de la
memoria, habilidades visuoespaciales, de la velocidad de procesamiento y de ciertas
funciones ejecutivas. Por el contrario, el lenguaje y el nivel de conocimiento general están
preservados e incluso mejoran con la edad.

El Deterioro Cognitivo Leve (DCL) se considera un síndrome eminentemente clínico situado


en un continuo entre el envejecimiento exitoso y la demencia. Consiste en un deterioro
neuropsicológico de baja intensidad, aunque mayor del esperado por edad y nivel educativo,
que no cumple los criterios suficientes para ser identificado como una demencia (primeria o
secundaria) y que se acompaña de una relativa preservación de la independencia funcional de
las Actividades de la Vida Diaria (AVD). Dicho de otro modo, el DCL es una entidad que
implica un deterioro neurocognitivo patológico que se manifiesta en población geriátrica, no
atribuible o explicado ni por la edad, ni por el nivel cultural y que no corresponde a un déficit
propio de un envejecimiento normal, objetivándose una mínima afectación de la Actividades
Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD), no puede considerarse demencia, si bien su
presencia es un claro factor de riesgo para un posterior desarrollo de un proceso
neurodegenerativo tipo demencia.

Para poder clasificar a las personas con DCL, tienen que obtener un grado 3 de la Escala de
Deterioro Global (GDS) (Reisberg, 2002).

2. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS (DSM-V)

• Quejas subjetivas (o explicitado por otro informante fiable y objetivo que conozca al
paciente) de un deterioro neuropsicológico en uno o más dominios cognitivos (atención,
aprendizaje y memoria, lenguaje, praxis, gnosis y función ejecutiva) que pueden implicar
o no la función mnésica.
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Profesora: Begoña Medina Gómez


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• Deterioro neuropsicológico que puede o no implicar a la memoria, evidenciado y


objetivado por el clínico mediante pruebas neuropsicológicas que demuestren un leve
deterioro cognitivo respecto a su grupo de edad, en uno o más dominios cognitivos.
• Los déficits cognitivos no interfieren en las AVD, con una mínima afectación de las
AIVD más complejas (pagar facturas, seguir tratamientos), precisando de un mayor
esfuerzo para su ejecución o la necesidad de recurrir a estrategias de compensación o de
adaptación.
• Los déficits cognitivos no cumplen criterios de una demencia.
• Los déficits cognitivos no se explican mejor por otro trastorno mental (depresión mayor,
esquizofrenia, etc.).
• Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un síndrome
confusional.

3. SUBTIPOS DE DCL

• DCL amnésico de dominio único: implica la afectación de solo la memoria sin la


alteración de otras funciones neuropsicológicas. Más del 90% de los casos evolucionan a
una demencia tipo Alzheimer, por lo que es el subtipo que ha recibido más atención en los
últimos años.
• DCL amnésico multidominio: muestran un deterioro en la memoria conjuntamente con
déficits en lenguaje, funciones visoespaciales, funciones visuoconstructivas, funciones
ejecutivas, praxis.
• DCL no amnésico de dominio único: implica la afectación de una función cognitiva que
no es la memoria.
• DCL no amnésico multidominio: se constata déficit en varias funciones cognitivas no
mnésicas.

4. PROTOCOLO DE EVALUACIÓN

Para su evaluación se debe realizar un estudio neuropsicológico. Dicha exploración debe


cubrir al menos la evaluación de los siguientes componentes cognitivos:

Dominio Componente cognitiva Test estandarizado


cognitivo
Cribado o estado General MMSE o MEC
cognitivo general MOCA
Escala de Deterioro Global (GDS) de
Reisberg
Atención Sostenida, selectiva y Subtest de Dígitos y Subtest de Simbólicos
alternante WAIS)
Test del trazado. Parte a y b

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Test de Stroop
Memoria Anterógrada verbal TAVEC (Test de Aprendizaje verbal
Anterógrada visual Subtest de Dibujos (WAIS)
Retrograda verbal T@M
Gnosias Gnosias visuales Test de retención visual de Benton
Popelreutter
Test del Reloj
Subtest de imágenes superpuestas
(Barcelona)
Lenguaje Test de Boston
Praxis Visoconstructivas Subtest de Cubos (WAIS)
Ideomotora Subtest de imitación de posturas y Subtest
gesto simbólico (Barcelona)
Ideacional Subtest de uso secuencial de objetos
(Barcelona)
Visoperceptiva y Visoperceptiva y Copia figura Compleja de Rey
visoespacial visoespacial
Funciones Razonamiento verbal Subtest de semejanzas (WAIS)
ejecutivas Razonamiento visual Subescala de Matrices (WAIS)
Inhibición de respuestas Test de Stroop

5. PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO NEUROPSICOLÓGICO Y FUNCIONAL

En la actualidad no existe un tratamiento eficaz del paciente con este diagnóstico. La


aplicación de terapias no farmacologías de tipo cognitivo tienen un efecto preventivo o
paliativo mejorando el rendimiento en pruebas neuropsicológicas y en la capacidad funcional
autónoma. La intervención neuropsicológica permite atenuar el declive cognitivo y posibilita
al paciente preservar las funciones neuropsicológicas durante un periodo de tiempo más
prolongado.

La intervención deberá estar dirigida a rehabilitar las funciones alteradas según el perfil
neurocognitivo establecido en la evaluación neuropsicológica diagnóstica o de seguimiento,
con especial énfasis en las funciones mnésicas y ejecutivas, al ser los dominios más afectados
en el proceso DCL. Lo aconsejable son de 2 a 3 sesiones semanales con una duración de 30-
60 minutos de manera prolongada. Faltan estudios longitudinales que permitan concluir la
potencial eficacia de este tipo de intervención en el DCL. Además de la intervención
neuropsicológica, se aconseja una intervención neurofuncional que permita potenciar la
actividad física aeróbica.

DEMENCIAS

En las últimas décadas, la evidente mejora en calidad de vida, la disminución dela mortalidad
y la creciente esperanza de vida ha conllevado que gran parte de la población llegue a la
senectud. Sin embargo, esto implica un mayor riesgo e incremento de las enfermedades

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asociadas al envejecimiento, que puede provocar una reducción o pérdida de la capacidad


cognitiva y funcional. Las demencias son enfermedades altamente ligadas a la edad y generan
un declive neurocognitivo con pérdida de la autonomía funcional. Es decir, las demencias son
un grupo heterogéneo de enfermedades en las que habitualmente se puede objetivar una
neuropatología cerebral de base, caracterizada por un deterioro cognitivo en más de dos áreas
que conlleva una importante disminución de la capacidad funcional del paciente. Son más
frecuentes en personas mayores, y en mujeres, conforme aumenta la edad de la población, se
incrementa la prevalencia de demencia. Esto hace que, ante una sociedad en progresivo
envejecimiento, el número absoluto de personas con demencia vaya en aumento. La
heterogeneidad de sintomatología dentro de cada tipo de demencia es un reflejo de las
distintas formas de avance en el daño producido en el cerebro y su relación con las diferencias
individuales preexistentes en cada individuo.

La enfermedad de Alzheimer es, de largo, el tipo más frecuente de demencia, seguido de las
vasculares, las de cuerpos de Lewy y las frontotemporales. El tratamiento no es curativo y se
tiende a usar medidas sintomáticas y tratamientos no farmacológicos.

ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

1. DEFINICIÓN

La enfermedad de Alzheimer (EA) se define como demencia degenerativa primaria de


predominio cortical, de inicio insidioso. Se caracteriza por pérdida de diversas capacidades
intelectuales y cognitivas, lo que conduce a un comportamiento alterado, con pérdida de
hábitos de cuidado personal, deterioro de las relaciones personales y con el entorno, y
trastornos neurológicos y físicos diversos. Es decir, la EA afecta a varios niveles: físico,
psíquico y social, con un deterioro inicial continúo predominantemente de las funciones
cognoscitivas y sociales, y un decaimiento más tardío de la motricidad.

La EA es una alteración multisistémica del sistema nervioso central que produce una atrofia
cerebral global. El córtex cerebral está muy afectado y las lesiones suelen empezar en el nivel
del hipocampo, seguido del lóbulo frontal, temporal, parietal y occipital. Cada uno de los
lóbulos cerebrales tiene funciones específicas, pero también hay funciones, como el lenguaje
y la memoria que dependen del trabajo de varias zonas cerebrales de forma coordinada. Solo
cuando la atrofia cerebral empieza a ser importante se hace evidencia la afectación de
funciones neuropsicológicos.

Es actualmente progresiva e irreversible, por lo que todos los tratamientos, tanto


farmacológicos como no farmacológicos, tienen como función aumentar la calidad de vida
paliando los síntomas, intentando que aparezcan más tardíamente y más enmascarados. El
paciente suele vivir de siete a diez años desde el comienzo de la enfermedad.

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La afectación de las funciones neuropsicológicas (memoria. praxias, gnosias, …) conducirá a


un deterioro social, pérdida del trabajo, de las aficiones habituales, de las relaciones sociales e
incluso familiares; y poco a poco, se irán deteriorando las AVD, primero las instrumentales:
usar el autobús, llamar por teléfono, tares del hogar (planchar, cocinar, lavar la ropa,
limpieza), ir de compras … y luego las básicas: bañarse, asearse, vestirse, usar WC, comer
adecuadamente y, finalmente, las transferencias.

La presencia de comportamientos alterados (apatía, irritabilidad, comportamiento agresivo,


desinhibición sexual, hiperactividad,) puede dificultar el tratamiento de TO cuando se trata de
alteraciones psiquiátricas más graves (depresión, ansiedad, agresividad, síntomas psicóticos:
delirios y alucinaciones), en estos casos, el tratamiento farmacológico es esencial para
permitir el trabajo con el paciente.

Los criterios de diagnóstico de demencia, Trastorno neurocognitivo mayor, según el DSM


V (2013) son los siguientes:

A. Evidencias de un declive cognitivo significativo comparado con el nivel previo de


rendimiento en uno o más dominios cognitivos (atención compleja, función ejecutiva,
aprendizaje y memoria, lenguaje, habilidad perceptual motora o cognición social) basada en:

1. Preocupación en el propio individuo, en un informante que le conoce o en el


clínico, porque ha habido un declive significativo en una función cognitiva y

2. Un deterioro sustancial del rendimiento cognitivo, preferentemente documentado


por un test neuropsicológico estandarizado o, en su defecto, por otra evaluación
clínica cuantitativa.

B. Los déficits cognitivos interfieren con la autonomía del individuo en las actividades
cotidianas (es decir, por lo menos necesita asistencia con las actividades instrumentales
complejas de la vida diaria, como pagar facturas o cumplir los tratamientos).

C. Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un síndrome


confusional.

D. Los déficits cognitivos no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno
depresivo mayor, esquizofrenia).

Especificar si debido a: Enfermedad de Alzheimer, Degeneración del lóbulo frontotemporal,


Enfermedad por cuerpos de Levy, Enfermedad vascular, Traumatismo cerebral, Consumo de
sustancia o medicamento, Infección por VIH, Enfermedad por priones, Enfermedad de
Parkinson, Enfermedad de Huntington, Otra afección médica, Etiologías múltiples, No
especificado.

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2. ¿CUÁLES SON LAS DISFUNCIONES MÁS FRECUENTES EN LA


ENFERMEDAD DE ALZHEIMER?

Se debe tener en cuenta que el deterioro en estos pacientes es global, por lo tanto, las lesiones
cerebrales aparecen de forma simultánea durante el proceso crónico. En el cuadro siguiente se
expone el perfil de deterioro cognitivo de la EA (Amirrad et al., 2017; Erkkinen et al., 2017;
Scheltens et al., 2017).

Dominio Función cognitiva alterada


cognitivo
Memoria Desorientación temporal
Amplitud mnésica reducida
Déficit memoria verbal y visual a corto plazo
Déficit memoria verbal y visual de trabajo
Déficit memoria declarativa episódica retrograda espontánea
Déficit memoria declarativa semántica retrograda espontanea
Déficit memoria declarativa anterógrada verbal y visual espontánea
Déficit de la capacidad de fijación verbal y visual espontánea
Déficit de la capacidad de recuerdo verbal y visual a largo plazo
Déficit de la capacidad de reconocimiento visual y verbal
Confabulaciones
Lenguaje Anomia
Perdida de fluidez verbal en el lenguaje espontáneo
Circunloquios o perífrasis y alteraciones de la sintaxis
Sustitución de una palabra por otra de la misma categoría semántica:
Parafasias semánticas
Reducción de la fluencia verbal con consigna semántica
Alexia
Agrafia con disortografía
Praxis Apraxia ideomotora a la orden y por imitación
Apraxia ideacional
Apraxia constructiva
Apraxia del vestir
Apraxia de la marcha
Gnosis Desorientación espacial
Desorientación personal
Trastorno de la atención espacial
Agnosia visual
Desconocimiento de sus deficiencias: ….
Funciones Reducción de la fluencia verbal consigna fonética
ejecutivas Dificultades de la abstracción o razonamiento verbal y visual
Dificultades de planificación
Capacidad de inhibición disminuida

Memoria

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Es el síntoma más relevante. El proceso de memorización se ve alterado, pues el almacén de


recuerdos va siendo destruido, y esta alteración se produce a dos niveles, por un lado, se
olvida lo ya aprendido y por otro, se restringe el aprendizaje de nueva información. El
paciente comienza a presentar pequeños olvidos o descuidos a los cuales no se da importancia
y que suelen pasar desapercibidos para las personas que le rodea, que influyen en la
realización de actividades cotidianas, como el uso del transporte (la persona no recuerda la
línea que tiene que coger, los horarios…), hacer la compra (olvida comprar cosas necesarias,
se deja el monedero en casa o no recuerda la cantidad de dinero que tiene…), manejo en el
hogar (se deja el gas abierto o el fuego encendido), etc. Estas situaciones no suceden de
manera esporádica, sino que pueden aparecer reiteradamente en su día a día. Posteriormente,
estos descuidos se hacen más evidentes por su frecuencia e importancia. Esta alteración tiene
su correlato biológico en daños del lóbulo temporal medial como la atrofia del hipocampo y
corteza entorrinal típica de la EA. La pérdida de la capacidad de evocar o recuperar
información consolidada verbal está asociada con la pérdida de volumen de sustancia gris o
visual más asociada a la pérdida de volumen de sustancia blanca.

La memoria a corto plazo: es la primera que se ve afectada y es el primer aviso para los
familiares de que algo ocurre. El paciente no recuerda acontecimientos actuales, llegando a
olvidar en fases más avanzadas experiencias muy recientes o acciones que acaban de realizar
hace horas o incluso minutos. Este tipo de memoria esta relaciona con la orientación espacio-
temporal

La memoria a largo plazo explicita semántica comienza a estar afecta ya en la fase inicial
de la enfermedad, pero solo es clínicamente detectada en la fase moderada. El déficit
producido en la memoria a largo plazo explicita episódica se caracteriza por una amnesia
para hechos recientes resultante a la incapacidad para realizar la fase de registro o
almacenamiento de la información nueva. Es decir, que hablamos más de un déficit en el
proceso de aprendizaje que en el de recuperación de las huellas mnémicas. Según avanza la
enfermedad, la dificultad se amplía hacia recuerdos más lejanos en el tiempo, observando este
proceso de involución temporal hasta las fases finales de la enfermedad. Esta pérdida de
recuerdos episódicos se va acompañando de un déficit de la memoria semántica o de
conocimiento general del mundo, por daños en la corteza de asociación y pueden aparecer
confabulaciones. La memoria a largo plazo implícita permanece sin alteración durante más
tiempo. A pesar del deterioro global memorístico en el paciente con Alzheimer, se mantiene
cierta memoria procedimental (procesual). Es decir, aprenden los procedimientos de ciertas
actividades después de haberlas realizado varias veces y creado una rutina, aunque ellos no
recuerdan haberlas hecho antes.

Agnosia

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El reconocimiento de estímulos en sus diferentes variantes de percepción sensorial, es otra de


las pérdidas características del síndrome. La limitación o imposibilidad para dar una
interpretación de lo que se percibe, supone una gran dificultad en la vida del enfermo a la hora
de comunicarse con el entorno. Estos déficits pueden aparecer de forma precoz, son las más
típicas, junto con los déficits mnésicos y afectan marcadamente la capacidad del paciente para
las AVD.

Los trastornos de la percepción son los responsables de que los pacientes no identifiquen
situaciones potencialmente peligrosas (pueden quemarse, cortarse, ingerir sustancias tóxicas).

Los enfermos de Alzheimer dejan de reconocer los objetos, los símbolos, las caras. En fases
iníciales no suelen reconocer a gente menos allegada o que no ven a menudo, conforme
avanza la enfermedad se puede llegar a no recocer a familiares cercanos (prosopagnosia).

Pueden aparecer agnosia de objetos, a los colores, visuoespaciales no reconocer lo que ven,
no extraen sus características y ven el objeto como el conjunto total de esas características.
Esto se refleja en la imposibilidad para dibujar sin muestra objetos sencillos, describir los
detalles, cualidades y características de un objeto que están viendo, no pueden completar
objetos dibujados ya empezados, ni manipular e identificar objetos en el espacio. Las agnosias
visuales se relacionan con lesiones en la corteza visual asociativa ubicada en el lóbulo
occipital y en zonas colindantes parietales.

El paciente en estadios avanzados puede no reconocer su propio esquema corporal con una
clara dificultad en la expresión consciente de dolor mediante el lenguaje o los gestos. Por
afectación frontoparietal, el paciente también puede mostrar anosognosia. Esto le lleva a
minimizar sus alteraciones cognitivas y sus quejas se reducen solamente a pequeños
problemas mnésicos. Los pacientes no suelen expresar reacciones catastróficas cuando se
verifican sus déficits cognitivos. Podría decirse que ha olvidado sus olvidos, y a menudo
busca, sin expresar angustia alguna, la ayuda de sus propios familiares. En otras ocasiones, el
relato del familiar provoca su enfado, negación y defensa de la integridad de sus capacidades,
pidiendo incluso llega a confabular si está siendo interrogado sobre sus actividades.

Es conocido el signo del giro, al plantear al paciente una pregunta durante la entrevista clínica, el
paciente gira la cabeza hacía la persona que lo acompaña en demanda de ayuda para responder
(Jurado et al., 2013).

Atención

La atención es otro de los procesos cognitivos que se dañan precozmente en las personas con
demencia. Inicialmente el paciente tiene problemas para focalizar, se altera la capacidad de
discriminar estímulos relevantes versus accesorios en cuanto a la atención selectiva, y el
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proceso atencional decae más rápidamente en lo que a atención mantenida se refiere. A


medida que avanza la enfermedad, la persona no es capaz de concentrarse en ninguna tarea y
finalmente deja de identificar los estímulos que percibe.

A la hora de evaluar o intervenir con estas personas, siempre debemos de tener en cuenta estas
limitaciones atencionales, que pueden contaminar los datos obtenidos en la evaluación o
dificultar el proceso de estimulación cognitiva en las actividades que les planteemos dentro
del programa de intervención. El efecto de la fatiga es algo que se debe considerar siempre
que trabajemos en este contexto.

Orientación

La desorientación es quizá el síntoma más llamativo y resulta muy limitante para la persona.
Inicialmente experimentan una desorientación temporal, no sabe qué día es, ni en qué
momento del día se encuentra, confunde un día de la semana con otro, puede conllevar que,
por ejemplo, la persona no acuda a las citas médicas concertadas, se olvide de la celebración
de cumpleaños, no asista a reuniones planeadas con amigos, realicen algunas actividades
cotidianas en horarios que no corresponden, etc. Esta desorientación se va agravando según
progresa la enfermedad.

La orientación espacial se conserva durante más tiempo siempre que permanezca en su


entorno habitual. Conforme progresa la enfermedad puede perderse en calles que antes eran
conocías o incluso en su propio barrio (orientación topográfica), hasta llegar a no orientarse
en su propia casa, no encontrando el WC, abriendo puertas que no son, etc. También se
observan alteración de las capacidades viusoespaciales, el déficit visoespacial se desarrolla
con el avance de la enfermedad en actividades que ponen de manifiesto la utilización de
capacidades visoconstructivas o de orientación en el espacio.

El síntoma más grave es la afectación de la orientación personal, pues supone la pérdida de


la identidad, el paciente deja de saber quién es y no reconoce su imagen en el espejo.

Lenguaje

Son frecuentes los trastornos del lenguaje, tanto oral como escrito, tanto en expresión como
en comprensión. El paciente "olvida" el nombre de las cosas, "no le sale" el nombre, no solo
de las personas o los lugares, sino de los objetos más corrientes (anomia). La anomia afecta
tanto a los nombres propios como a los comunes, es la forma de presentación clínica más
importante y se acaba encontrando en todos los casos avanzados. Conforme avanza la
enfermedad, la cantidad de lenguaje oral que expresa el paciente disminuye hasta ese
momento han aparecido afasias, las palabras no eran correctas pero la fluencia se mantiene.
Al cabo de un tiempo, no entiende bien lo que se le dice o se le pregunta. Posteriormente, el
paciente no habla a no ser que se le pregunte, cada vez lo hará menos. Sus respuestas son
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simples: generalmente con “si” o “no”. No hay dinamismo y no son capaces de emitir frases
largas con entonación adecuada: se pierde la expresividad. El lenguaje pasa a ser cada vez
más pobre, contiene menos información, las frases dejan de tener sentido no pueden informar
ni siquiera de necesidades fisiológicas, se tienen que adivinar por sus movimientos o gestos o
haciéndoles preguntas, tampoco pueden expresar sentimientos o pensamientos. En algún caso
y en fases avanzadas de la enfermedad aparece logorrea, que es un habla ininteligible llena de
parafasias y neologismos (El paciente habla continuamente en una jerga propia). Al final, en
estadios terminales también aparece mutismo, se pierde la capacidad de hablar, quedando el
paciente totalmente ausente, incomunicado.

La afasia nominal del inicio (componente semántico) se corresponde con una afectación del
lóbulo temporal izquierdo, la afasia sensorial posterior con afectación temporo-parietal y en
las fases finales, la afasia global se corresponde con afectación de la cisura de Silvio en toda
su longitud. Se suele comenzar con la afectación del componente semántico, posteriormente
se altera el sintáctico y morfológico y en fase4s tardías los aspectos fonológicos. La capacidad
de articulación y la prosodia se conservan hasta etapas avanzadas de la enfermedad.

La escritura se empieza a perder cuando el paciente quiere expresar algo de forma espontánea,
después se pierde el dictado y la copia directa de un texto y solo se mantiene el lenguaje
automático aprendido en épocas remotas (nombre, apellidos, dirección) y que se ve
deteriorando progresivamente en las últimas fases.

¿Qué ha de tener en cuenta el TO? Que el paciente puede no entender las órdenes o las
consignas orales, sobre todo, oraciones largas y/o subordinadas y que tienen dificultad para
comprender el significado de palabras sueltas y de repetir palabras

Va perdiendo la lectura y la comprensión lectora progresivamente, al final de la fase


avanzada, puede ser incapaz de leer palabras conocidas por tener dificultad en la lectura de
letras, y en esta fase la comprensión lectora es prácticamente nula.

La alteración del lenguaje numérico o matemático es frecuente y precoz, ocasionando


dificultades en la vida diaria. Los números pierden su valor simbólico y el paciente es incapaz
de hacer uso correcto del dinero. Adicionalmente, el paciente pierde progresivamente su
capacidad de razonamiento matemático (comienza con disfunción lóbulo parietal inferior y
circunvolución temporal inferior izquierda y posteriormente en el lóbulo prefrontal
dorsolateral).

Las dificultades pueden ser muy diversas y darse con una progresión distinta en cada paciente
y aunque ello no repercute en su independencia en las actividades de la vida diaria (al inicio),
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A pesar de ello, sí podemos observar dificultades a la hora de relacionarse con los demás, ya
que experimenta miedo o vergüenza ante posibles errores durante la comunicación.

Las más frecuentes son:

• Anomia: Pérdida de la capacidad de nombrar los objetos. La persona reconoce los


objetos y su utilidad, sin embargo, no es capaz de mencionarlos y recurre al uso de éstos
para nombrarlos (cafetera-donde se hace el café) o bien emplea términos inespecíficos
(cafetera-cacharro, aparato, cosa). Esto hace que su habla sea entrecortada y con paradas.

• Parafasias: Cambio de la posición de las silabas dentro de la frase o utilización de una


palabra por otra que sea similar fonéticamente o semánticamente.

• Ecolalia o Perseveración: Repetición involuntaria de una palabra o frase que acaba de


pronunciar el paciente u otra persona.

¿Cómo debe ser la comunicación con EA?

Los problemas de comunicación suponen uno de los aspectos que más paciencia requieren por
parte de los cuidadores y profesionales que atienden a estas personas, pues a veces resulta
realmente complicado comprender lo que el enfermo quiere decir, lo que puede provocar en
ellos y en los demás, un elevado grado de ansiedad. Las sugerencias más básicas para la
comunicación con las personas con demencias son:

- Utilizar frases sencillas y cortas, no subordinadas, utilizar un lenguaje claro. Separar


una frase de otra con pausas.

- Hacer preguntas directas y repetirlas las veces que haga falta y siempre formuladas de
la misma manera.

- El volumen debe ser elevado, aunque sin gritar y con tono agradable.

- Reducir la dependencia de la comunicación en la memoria.

- Siempre que nos dirijamos a una persona concreta, lo haremos mirándole a la cara a
una velocidad adecuada para que le dé tiempo a asimilar el mensaje.

- Respetar la dignidad del paciente durante la interacción.

- Se invitará al paciente a que hable mirando a los compañeros.

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- No deben hablar varias personas a la vez: al enfermo de Alzheimer le crea confusión y


nerviosismo si hablan unos cuantos al mismo tiempo (cuando uno hable, el resto ha de
escuchar). El lenguaje corporal (gestos con las manos y mímica facial) debe reforzar
las órdenes verbales. Adaptar la manera de comunicarse mejor con cada uno de los
pacientes para enfatizar más el lenguaje oral o el corporal. A continuación, aparecen
algunos ejemplos de cómo debe ser el lenguaje corporal para dirigirse a los pacientes
con EA:

o Reforzar positivamente o asentir con la cabeza cuando hace algo bien.


o Señalar con el dedo a la persona que le toca hablar.
o Decir “stop” con la mano cuando se le pide a un paciente que espere un
momento.
o No utilizar gestos bruscos, rápidos y verticales.
o Decir “adiós” con la mano cuando nos despedimos.
o Llevarnos la mano a la boca cuando queremos que vaya a comer.
o …

Apraxias

La apraxia se define como la vertiente neuropatológica de la capacidad gestual, ya aparece en


la demencia leve y se correlaciona con el trastorno del lenguaje tipo afásico, empeorando a lo
largo del curso de la enfermedad. Al comienzo de la enfermedad se manifiesta en acciones
complicadas, como dibujar, manejar instrumentos de trabajo o utensilios domésticos o
conducir, pero luego se pierden hasta los más simples como manejar los cubiertos, vestirse o
hacer un saludo. Estos pacientes dejan de saber cómo ejecutar distintas tareas y actividades.

Es una de las principales causas del progresivo aumento de la dependencia para desarrollar las
AVD. Los primeros déficits se evidencian en forma de dificultades en la reproducción o copia
de un modelo sencillo en el espacio bidimensional o tridimensional (apraxia constructiva) y
suele acompañarse de la dificultad de ponerse la ropa o quitársela, en fases más avanzadas,
recordar el orden de colocación de las prendas de vestir (apraxia del vestirse).

Posteriormente, aparecen dificultades en la reproducción o imitación de movimientos


seguidas por alteraciones en la ejecución de movimientos a la orden (apraxia ideomotora) y
en la capacidad para manipular objetos que afectan al uso de objetos cotidianos y a las tareas
manuales de la vida diaria como comer cocinar o coser (apraxia ideacional o ideatoria).

La precocidad, frecuencia e intensidad de la apraxia ideomotora es mayor que la de la apraxia


ideacional, pero a nivel funcional, es la apraxia ideatoria la que limitará gravemente al
paciente con EA, ya que tendrá dificultad parcial o total para utilizar todos los objetos
cotidianos tanto en relación con su propio cuerpo (uso del peine, beber agua de un vaso,

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ponerse los pendientes, la chaqueta, los zapatos) como no relacionados con su cuerpo (echar
agua de la jarra al vaso, darse los cordones, abrochar botones, abrir y cerrar una caja, cortar la
carne, abrir el bote, …). Asimismo, durante la alimentación se observan problemas para
utilizar cuchillo y tenedor y, en algunos casos, incapacidad para manejar el propio tenedor,
usando de este modo la cuchara para tomar todo tipo de alimentos. Otras actividades que se
pueden ver afectadas inicialmente con la aparición de las apraxias y las agnosias son el
cepillado de dientes, peinado, baño (no se lava todas las partes del cuerpo, no escoge los
utensilios adecuados, no sabe regular el agua fría y caliente) o el uso del retrete (es más, aún
conserva la capacidad de manejar la ropa, pero posteriormente no lleva a cabo una adecuada
limpieza o la realiza con objetos no apropiados, como toallas). En estadios avanzados de la
enfermedad el paciente tampoco se sabe cómo andar, dando lugar a la Apraxia de la marcha.

La presencia de apraxia sea relaciona con la reducción o pérdida de volumen de sustancia gris
de la corteza parietal derecha (apraxia constructiva y apraxia del vestirse) y de la izquierda
(apraxia ideomotora y apraxia ideacional). La afectación de las áreas motoras se relaciona con
la apraxia de la marcha.

Funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas corresponden a los procesos cognitivos más avanzados y, por tanto,
más recientes en el desarrollo de nuestra especie. Incluyen capacidades relacionadas con el
autocontrol y la regulación de nuestro comportamiento, el juicio, la toma de decisiones, la
planificación, iniciación y verificación de la conducta realizada, así como la inhibición y el
cierre a voluntad de la misma. Pueden aparecer déficits de estas funciones en estados muy
iniciales o incluso prodrómicos de la EA, precediendo al declive de otros procesos cognitivos,
tales como el lenguaje o la atención.

Según avanza la enfermedad surge la dificultad creciente en el paciente para procesar la


información y elaborar respuestas adecuadas en interacción con el medio. Mostrará
importantes limitaciones en la resolución de problemas y presentará cierto grado de ansiedad
por tener que adaptarse a cambios y situaciones que parecen nuevas, por simples que sean. En
estadios avanzados no será capaz de comprender ni expresar relaciones lógicas, pierde la
capacidad de realizar operaciones aritméticas. En estados medios y avanzados resulta
completamente inútil tratar de razonar con el paciente, no sirve de nada los argumentos y no
se logrará hacerle comprender las cosas por elementales que parezcan.

A todos estos síntomas se une una actitud de indiferencia o ignorancia del problema o, al
menos, una subvaloración. Aunque al comienzo pueda haber una cierta depresión o ansiedad
ante los fallos, pronto llama la atención la tranquilidad con que el paciente reacciona ante sus
enormes despistes o errores. Es típico que los niegue, lo que a veces puede exasperar a su
familia o que intente justificarlos de una forma ingenua, infantil o, a veces, por el contrario,

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con explicaciones muy rebuscadas o extravagantes. A diferencia de la persona deprimida o


ansiosa con trastornos de memoria, el paciente no parece sufrir mucho por sus dificultades.
Puede enfadarse un poco, pero pronto olvida que no ha sido capaz de contestar al teléfono o
que ha confundido a su hijo con su nieto.

Como el paciente conserva durante mucho tiempo los automatismos sociales, tiene buen
aspecto y aparentemente, lo hace "todo" (entra, sale, ve TV, ojea el periódico, trastea en la
cocina, etc.) es fácil que el problema pase desapercibido a vecinos, conocidos o incluso a
familiares que no conviven con él.

En resumen podríamos decir que el paciente con demencia es un enfermo al que cada vez le
cuesta más adaptarse a su entorno, que le es cada vez más difícil realizar las pequeñas cosas
de cada día, progresivamente va olvidando los nombres y quiénes son sus seres queridos,
Hace una y otra vez la misma pregunta y no sabe muchas veces donde está y si se le deja solo
puede llegar a perderse, cambia de ánimo con gran facilidad, oscilando de la risa inmotivada
al llanto intenso y de forma progresiva pero imperceptible van deteriorándose sus facultades
cognitivas.

Alteraciones psicológicas y conductuales

Además de todos los síntomas cognitivos descritos, a lo largo del curso de la enfermedad
pueden ir apareciendo distintos síntomas psicológico- conductuales, a veces asociados a esos
déficits cognitivos (por ejemplo, deambulación errática asociada a desorientación), o de forma
independiente y, por tanto, siendo en sí mismo producto de la degeneración cortical. Las
alteraciones psicopatológicas están presentes entre el 60-80% de los casos.

La variabilidad del estado de ánimo se debe a la alteración de la morfología y el


funcionamiento del hipocampo y, por consiguiente, del sistema límbico que produce una
tendencia a la labilidad emocional. Las expresiones emocionales se muestran desajustadas en
relación a la situación vivida por la persona con demencia. En la fase inicial puede existir
cierta tendencia al estado de ánimo decaído, apático y depresivo, como reacción ante la
situación de conciencia de pérdida de capacidades por parte del sujeto. El síndrome ansioso-
depresivo puede aparecer como consecuencia de ello. El componente más conductual de estas
alteraciones del ánimo puede ser una tendencia hacia la apatía o desmotivación hacia las áreas
de interés de la persona.

Otra reacción frecuente en estos pacientes es la agitación motora (excesiva actividad motora)
ya que, la ansiedad entendida como acumulación de energía que produce disconfort en la
persona, puede manifestarse en la aparición de conductas repetitivas o estereotipias sin
finalidad alguna. La deambulación errática (con el consiguiente riesgo de fuga), el seguir al
cuidador, la repetición de movimientos asociados a la experiencia profesional de la persona y
balanceos constantes son formas frecuentes de expresión.
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También pueden aparecer síntomas psicóticos como delirios o pensamientos irracionales


sobre variada temática (robo, perjuicio, celos, grandiosidad, etc.) y las alucinaciones o
percepciones sin objeto en cualquier esfera sensorial, suponen la ruptura con la realidad y la
creación de una realidad paralela vivida por el enfermo.

La desinhibición o actuación fuera de los límites sociales establecidos, es frecuente en estos


pacientes, incluyendo conductas agresivas, verbalizaciones desinhibidas y conductas sexuales
inapropiadas.

Se producen trastornos del ciclo vigilia-sueño, ya que, con frecuencia, la persona con
demencia tiene tendencia a agitarse cuando cae la luz, es el conocido como “síndrome del
crepúsculo”; incentivado por la desorientación temporo-espacial que padece. Esta tendencia
mantenida en el tiempo produce una alteración de los ciclos vigilia-sueño que se manifiesta en
que el enfermo tiende a sestear a lo largo del día y, sin embargo, permanece más activo
durante la noche.

En general, el síntoma psicológico y conductual más predominante en cada momento


dependerá de la fase de la enfermedad en la que se encuentre. Por ejemplo, las tendencias
depresivas surgirán más fácilmente en estadios iniciales de la demencia, mientras que los
síntomas de tipo psicótico son característicos de fases más avanzadas de la misma. Además de
todos los síntomas y de las características descritas dentro del perfil neuropsicológico, hay
que resaltar que debido a que la mayor parte de las personas con demencia son de avanzada
edad, es frecuente y probable que existan otras patologías y discapacidades concomitantes
(ceguera, sordera, amputaciones, problemas vasculares, etc.) que intervendrán y afectarán al
curso de la demencia.

3. VALORACIÓN EN LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

Cuando el terapeuta ocupacional entra en contacto con la EA, el diagnóstico ha sido ya


emitido por un profesional médico, se han realizado las pruebas de neuroimagen y se deberían
haber administrado las pruebas neuropsicológicas (psicólogos) y la valoración sociofamiliar
del paciente.

El terapeuta ocupacional recibirá un informe médico, un informe neuropsicológico y un


informe social del paciente.

- El informe médico incluye diagnostico principal, otros diagnósticos secundarios, si


existen otras enfermedades, dificultades sensoriales, etc.
- El informe neuropsicológico que incluye el estado mental general (memoria, percepción,
control emocional, comunicación, orientación espaciotemporal, etc.).
- El informe social que recoge datos sobre el cuidador principal, número de hijos,
procedencia, edad y fecha de nacimiento, domicilio, relaciones sociales, etc.
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Lo primero es una larga entrevista e interrogatorio al paciente y sus familiares más cercanos
(básicamente los que conviven con él), posteriormente, si las sospechas se confirman, se
aplica una prueba de cribado (Test Minimental, Prueba Pfeiffer, …), si se obtienen
puntuaciones por debajo de las cuales se considera que hay un trastorno valorable, se realiza
un examen físico y una exploración neurológica (se acostumbra a realizar una serie de
pruebas complementarias que dependerán del criterio del especialista en cada caso):
pruebas de neuroimagen (TAC: Tomografía Axial Computarizada o RM: Resonancia
Magnética) para descartar otras causas y confirmar la existencia de un grado de atrofia que
pudiese resultar significativo. Por último, y no por orden de importancia ya que su valor es
incuestionable, la práctica de un estudio neuropsicológico detallado contribuirá
decisivamente, en algunos casos, al establecimiento del diagnóstico. No existe ninguna
prueba aislada que, por si sola, pueda establecer el diagnóstico de EA, ni es posible
asegurar en vida del paciente, salvo si se practica una biopsia cerebral con el consiguiente
estudio anatómico-patológico, el diagnóstico definitivo de la enfermedad. Según criterios
aceptados internacionalmente sólo puede hablarse de probable o posible EA, aunque en
manos expertas y especializadas, la fiabilidad del diagnóstico es muy elevada, rozando
probablemente el 90% de certeza.

Evaluación de la capacidad cognitiva y funcional

A nivel cognitivo podemos empezar valorando si se encuentra orientado personal, espacial y


temporalmente, realizando preguntas básicas como su nombre, lugar de nacimiento, dónde
nos encontramos y la fecha actual. Plantearemos diferentes cuestiones y actividades que nos
permitan valorar su capacidad de memoria inmediata, a corto y largo plazo. Conocer el nivel
de expresión y comprensión oral y escrita, así como su capacidad de producción espontánea;
en casos más severos observaremos si la persona todavía conserva el lenguaje automático. En
cuanto al nivel atencional, se pueden realizar actividades específicas que nos permitan
valorarlo. Además, durante toda la entrevista observaremos si focaliza la atención en la tarea,
si es capaz de mantenerla en el tiempo o si, por el contrario, se distrae fácilmente con los
estímulos del entorno. También podemos valorar el cálculo, el esquema corporal, las gnosias,
las praxias, si sigue un objeto con la mirada, reconoce partes del cuerpo que le hemos tocado
previamente mientras tenía los ojos cerrados, si responde a estímulos auditivos fuertes y
débiles (una palmada, un silbido…), etc. Todos estos datos serán completados posteriormente
con las valoraciones realizadas por el resto de profesionales del equipo y con la información
facilitada por el cuidador principal o el familiar más cercano para conocer sus ocupaciones y
actividades de ocio y tiempo libre actuales y anteriores a la enfermedad, etc. Estos datos nos
ayudarán a plantear posteriormente las actividades de la intervención.

Para su evaluación se debe realizar un estudio neuropsicológico, dicha exploración debe


cubrir al menos la evaluación de los distintos componentes cognitivos, el protocolo es similar
al expuesto en el DCL (ver apartado de este tema). Actualmente se utilizan la Escala de
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Deterioro Global (GDS; Reisberg, 1982) que especifica con detalle el curso de la enfermedad
en 7 estadios, la Escala de Deterioro Funcional, FAST y pruebas estandarizadas para evaluar
deterioro cognitivo y planificar la intervención (consultar el Tema 1.

La valoración de las capacidades funcionales del individuo es necesaria para reconocer


dónde se encuentran los déficits y qué se conserva aún o se mantiene con cierta habilidad que
pueden influir posteriormente a nivel funcional en el desempeño de sus actividades de la vida
diaria y, a partir de ahí, poder plantear posteriormente unos objetivos de tratamiento.

Los terapeutas ocupacionales pueden usar una combinación de métodos para conocer el perfil
funcional del individuo (formulación de preguntas, pruebas estandarizadas y la observación).
Las escalas de valoración funcional en AVD son instrumentos necesarios para llevar a cabo
una correcta valoración del estado funcional de un individuo, de forma sistemática e
individualizada, que permiten en muchos casos estimar el impacto del deterior cognitivo, así
como evaluar factores muy importantes para la adaptación social de los enfermos con EA. La
valoración funcional de la persona con EA tiene como objetivo evaluar en qué grado afecta a
su vida cotidiana en aspectos tan básico como comer, la higiene personal, el control de
esfínteres, la movilidad, etc.

Herramientas que se pueden utilizar para evaluar la capacidad funcional:

• ABVD: Índice de Katz (Katz et al., 1993, Índice de Barthel, Escala de autocuidado de
Kenny, Escala de autocuidado físico, Escala de Incapacidad Física de la Cruz Roja
(EIM), Escala AVD Alzheimer (subescala ABVD, Devi, 2002), Índice Global de
capacidad Funcional. En aquellos pacientes con puntuaciones altas en las escalas
ABVD se debe seleccionar para aplicarlas de inmediato las escalas de AIVD y
AAVD.

• AIVD: Escala AVD Alzheimer (subescala AIVD, Devi, 2002), Escala de Recursos
Sociales (OARS-AIDL, Duke University Center, 1978), Escala de Lawton y Brody
(PGC-IADL, 1969, 2014), Cuestionario de Actividad Funcional (FAQ, Pfeiffer et al.,
1982).

Nota: AAIV: Escala AVD Alzheimer (subescala AAVD, Devi, 2002), Cuestionario de Actividad Funcional
(FAQ, Pfeiffer et al., 1982).

La figura del terapeuta ocupacional se encuentra cada vez más presente en los diferentes
ámbitos sociosanitarios, siendo los mayores y las personas con demencia uno de los
colectivos donde más importancia cobra esta profesión durante las últimas décadas debido a
su alta predisposición a la dependencia. En concreto, en los pacientes con EA, el terapeuta
ocupacional se encargará de analizar holísticamente a la persona y posteriormente, observará
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la relación existente entre las pérdidas físicas y cognitivas y las pérdidas funcionales, así
como los posibles factores ambientales que puedan estar influyendo en este proceso. De este
modo y mediante diferentes tipos de actividades, se pretende mantener la mayor autonomía
posible y dotar al sujeto de una mayor calidad de vida dentro del ámbito, ya sea domiciliario o
residencial, donde desarrolle su día a día. Por lo tanto, retrasar la apareciendo de perdidas
funciones es uno de los objetivos primordiales que se persiguen desde las disciplinas no
farmacológicas.

4. ACTIVIDADES DE LA VIDA DIARIA EN LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

En los inicios de la enfermedad, la persona suele ser dependiente o necesita ayuda para
desempeñar muchas de las actividades más complejas de la vida diaria (AAVD, en otras
disciplinas), pero aún es autónoma para desarrollar las actividades básicas (ABVD) y casi
todas las instrumentales (AIVD). En la EA serán las ABVD las que se conservan durante más
tiempo, ya que son los hábitos y conocimientos más antiguos y están totalmente
automatizados. El déficit en AAVD supone un predictor muy sensible de un proceso
demencial, aunque no son imprescindibles para vivir de manera más o menos autónoma en un
entorno conocido, pero su deterioro constituye un indicador precoz de disfunción.

El conjunto de signos iniciales de la enfermedad va a alterar el desempeño de diversas


ocupaciones de la persona, tales como el trabajo (tempranamente va a tener que abandonar su
puesto laboral debido a la pérdida de funciones ejecutivas), gestiones financieras, ocio (no es
capaz de organizar su tiempo libre, elegir una actividad que le motive) y relaciones
personales. Estas dos últimas (ocio y relación con otros) se pueden ver aún más deterioradas
por la apatía inicial del sujeto y su miedo a no saber hacer las cosas o a actuar de manera
incorrecta, como hemos comentado anteriormente.

Con el avance de la enfermedad, la persona se va haciendo más dependiente para el


desempeño de actividades de la vida diaria y para casi todas las actividades instrumentales
(generalmente, suele mantener la capacidad para realizar actividades rutinarias y simples,
como poner la mesa, fregar los platos o doblar la ropa). En estos momentos comienza a ser
dependiente (en mayor o menor grado) para la realización de las actividades básicas de la vida
diaria; en algunos casos puede necesitar únicamente supervisión o mínima ayuda para
desempeñar la tarea de manera adecuada, mientras que en otros necesita la máxima asistencia
de otra persona. En este momento, también se pueden ver alteradas actividades instrumentales
de la vida diaria, como hacer la compra, llegar al centro de salud, el cuidado de otros (por
ejemplo, llevar a sus nietos al colegio) y alguna de las actividades básicas, como el control de
esfínteres, ya que no es capaz de encontrar el baño.

Más adelante, el progresivo deterioro de las funciones cognitivas y motoras va a provocar una
dependencia grave para la realización de las actividades básicas de la vida diaria y total para

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las actividades instrumentales. A pesar de esto, podemos seguir encontrando cierto nivel de
colaboración. La persona se encuentra ya completamente desorientada, necesitando apoyo
constante para desenvolverse en su propio entorno, ya que no es capaz de reconocer las
diferentes estancias del hogar ni dónde se encuentra cada una de ellas. La ayuda durante el
vestido va a ser generalizada, aunque el individuo puede colaborar en algunos pasos (meter
los brazos en las mangas de la chaqueta, ponerse de pie cuando se lo pidan, levantar la pierna
para que le pongan el calcetín…). Lo mismo ocurrirá durante la ducha, ya que podrá
participar mínimamente, levantando los brazos cuando sea necesario o enjabonándose algunas
zonas accesibles mientras que la persona que lo asiste se encarga de lavarle la cabeza o la
espalda. Durante el aseo puede colaborar peinándose o secándose las manos si se le
proporcionan los utensilios necesarios o si se le inicia el movimiento para que lo continúe. En
el momento de la comida, el sujeto únicamente es capaz de manejar la cuchara o comienza a
utilizar las manos para llevarse los alimentos a la boca.

En los últimos momentos de la enfermedad hay una total dependencia para todas las
actividades de la vida diaria, ya que la persona apenas responde a los estímulos del entorno
que le rodea.

Cuando la persona con Alzheimer acude al servicio de terapia ocupacional, es importante


llevar a cabo una recogida de los datos médicos, psicológicos y sociales más relevantes,
necesarios para desarrollar posteriormente un plan de tratamiento individualizado.

5. INTERVENCIÓN NO FARMACOLÓGICA

Las intervenciones no farmacológicas en la EA deben dirigirse al paciente, a los familiares y


al cuidador principal. En el paciente, el principal objetivo es retrasar todo lo posible el
deterioro funcional, compensando las funciones neuropsicológicas afectadas y manteniendo
las que tardarán más en deteriorarse. La intervención con familiares va en dos líneas, la
primera es la formación para que puedan identificar los síntomas propios de la enfermedad y
conocer las estrategias más eficaces para controlarlos, Así como generalizar en el entorno del
paciente las actividades entrenadas en cada sesión terapéutica. La segunda línea es formarles
con programas orientados a cuidar al cuidador.

Los principales objetivos terapéuticos de una intervención no farmacológica, tras una


adecuada y exhaustiva exploración neuropsicológica son (Alberca y López Sousa, 2011):

• Estimular neuropsicológicamente al paciente para mantener sus capacidades


neurocognitivas residuales y enlentecer el curso del progresivo deterioro.
• Mejorar, en la medida de los posible, el rendimiento neurocognitivo y funcional del
paciente mediante actividades relevantes para el paciente y familiares en su contexto
funcional.

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• Evitar la desconexión del paciente de su entorno sociofamiliar y fortalecer las relaciones


sociales, manteniendo su calidad de vida.
• Proporcionar al paciente una sensación de seguridad e incrementar su autonomía personal
en AVD, la mayor parte del tiempo.
• Estimular la propia identidad y autoestima: dignificar al paciente.
• Modificar y reducir los cambios comportamentales que experimentan los pacientes.
• Modificar el entorno físico para disminuir las conductas inadecuadas y aumentar la
autonomía e independencia funcional.
• Minimizar el estrés y evitar reacciones psicológicas anómalas del cuidador principal,
manteniendo la calidad de los familiares y cuidadores.
• Mejorar la calidad de vida de paciente y familiares.

Plan de intervención desde la Terapia Ocupacional

Una vez realizada la valoración inicial y teniendo en cuenta los datos obtenidos, es necesario
que el terapeuta ocupacional formule una serie de objetivos que le guíen en todo su proceso
de intervención. El principal objetivo será conservar el mayor grado de autonomía en el
desempeño de sus ABVD y AIVD. Será necesario estimular las funciones cognitivas que se
van deteriorando y aquellas que aún conserva, pero que sabemos que va a ir perdiendo poco a
poco, así como potenciar su movilidad y actividad física, de tal modo que todo ello favorezca
posteriormente su participación en las AVD. No hablaremos de rehabilitar o recuperar, salvo
en casos excepcionales, sino que los términos con los que nos familiarizamos son mantener,
preservar, conservar, estimular, favorecer, fomentar, etc.

El Plan de tratamiento desde el área de terapia ocupacional consiste en proponer diversos


tipos de actividades con el fin de lograr los objetivos planteados previamente. Estas
actividades se seleccionarán y adaptarán según sea el nivel de deterioro del usuario. Y
deberán ser lo más funcionales posibles, estar relacionadas con el futuro mantenimiento de las
capacidades que permiten que el residente sea autónomo, dirigidas a la consecución de un
objetivo, y significativas para la persona. Las actividades deben estar relacionadas con la
estimulación cognitiva, física y neurosensorial, el entrenamiento funcional, la terapia
recreativa y otras técnicas como psicomotricidad o terapia a través de la música.

• La estimulación cognitiva deberá ir dirigida al mantenimiento óptimo de las diferentes


funciones cognitivas para que esto repercuta en un mejor desempeño de las actividades de
la vida diaria. Los programas no han de realizarse para ocupar tiempo o distraer a los
pacientes. Su ejecución debe contener vocación terapéutica para detener el proceso
degenerativo.

• Retrospectiva o reminiscencia se trata de un proceso ordenado de reflexión sobre los


acontecimientos vitales del paciente que se realiza grupalmente. Actualmente es una de las
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intervenciones más demandadas y mejor valoradas por paciente y profesionales. Se trata


de elicitar el recuerdo sistemático de memorias antiguas (autobiográfica y remota). Es
decir, traer a la conciencia la historia personal del paciente a través de recuerdos
personales. Este tipo de intervención se realiza en pequeño grupo y también de manera
individual (libro de la vida). Constituye una forma de activar el pasado personal mediante
la presentación de estímulos facilitadores (fotografías personales, películas, música o
sonidos familiares, comida y objetos que formen parte de su infancia o juventud o de la
profesión ejercida). Se trata de centrar el recuerdo en los aspectos personales de los
acontecimientos vividos, más que en la perfección del recuerdo y de su correcta
localización episódica.

Actividades que pueden utilizarse en grupos de reminiscencia:

• Conversaciones sobre hechos pasados: escuela, trabajo


• Técnicas de dramatización sobre situaciones pasadas
• Actividades de dibujo y pintura donde las personas representan sus memorias a través
de diferentes actividades
• Manipulación de objetos referentes a situaciones de la vida cotidiana, colecciones, etc
• Elaboración de listas
• Visualización de mapas, recordar la evolución de diferentes ciudades, lugares
visitados
• Utilización de música y sonidos (especialmente de la niñez y juventud)
• Realizar actividades como cocinar, jardinería, revisar fotografías antiguas, etc.
• Estimulación sensorial: gusto, tacto, olfato para recordar situaciones pasadas.

Pautas para la aplicación efectiva de la técnica

• Debe realizarse en grupos pequeños (4-8 personas) con niveles similares de


habilidades.
• Es necesario tener información de la vida de los sujetos incluidos en el grupo.
• La duración de las sesiones es aproximadamente de una hora, se pueden realizar
descansos dependiendo del nivel de atención de los participantes.
• Deben celebrarse en lugares confortables y relajados.
• Es preciso atender a los déficits sensoriales de los participantes.
• Es aconsejable que las sesiones giren en torno a un tema principal relacionado con la
niñez, escuela, trabajo, … y de el se deriven actividades u otros temas.

• OR (ROT). Terapia Orientada hacia la Realidad formal e informal. Persigue disminuir


las alteraciones de la orientación facilitando y estimulando la reorientación temporal,
espacial, biográfica y social mediante preguntas directas y la presentación continua de

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información de orientación sobre sí mismo y su entorno. Ello permite que le paciente no


se desconecte de su entorno personal más inmediato e incremente su autonomía. Dicho de
otro modo, trata de proporcionar de forma estructurada y repetida información básica a
personas desorientadas y/o confusas, respecto a la orientación en el tiempo, en el espacio
y respecto a las personas. Además, pretende una mejora de las conductas sociales, así
como, estimular la comunicación y la interacción de las personas con demencia. La
versión personalizada de esta terapia se realiza en función de las necesidades, capacidad
cognitiva y personalidad del enfermo y puede ser llevada a cabo por familiares
entrenados. Se pueden utilizar claves externas que ayuden al paciente a situarse en la
realidad presente (calendarios, relojes, periódicos, etc.), desarrollar actividades que le
faciliten la orientación (tipo de ropa según la estación del año, tareas según la estación,
fiestas señaladas, etc.) y hace uso de elementos como la reminiscencia o la adaptación del
entorno. Es idónea en fase moderada y grave de la EA. Existen dos formas principales:
o De 24 horas: la presentación de las informaciones de orientación al paciente se
hace de manera continua a lo largo de la jornada, en cada interacción interpersonal.
o Las clases de OR: la información de orientación se trabaja en grupo.

• La estimulación neurosensorial principalmente en los estadios más avanzados o en los


de mayor nivel de deterioro. Terapia de Snoezelen es una terapia multisensorial
desarrollada para enfermos en fases muy avanzadas y se fundamenta en la funcionalidad
de los sentidos. adapta el entorno sensorial a las necesidades del paciente y utiliza la
multisensorialidad en sus ejercicios mediante el registro de las respuestas del enfermo a
diferentes texturas, caricias u olores. se pretende detectar qué estimulación sensorial es del
agrado del paciente, y se presenta reiteradamente con el objetivo de relajarlo.

• La psicomotricidad para trabajar la conexión del usuario con su entorno más cercano a
través del uso de su propio cuerpo y de sus capacidades cognitivas. En tres aspectos, el
esquema corporal (lateralidad, reconocimiento de las diferentes partes del cuerpo, su
localización y posicionamiento, equilibrio y coordinación), esquema espacial (posición
del propio cuerpo en relación al entorno) y el esquema temporal. Es una técnica que
pretende mantener en el paciente aquellas funciones cognitivas que aún no ha perdido,
abordar aspecto relacionados con la memoria reciente y remota, el reconocimiento del
propio cuerpo, la lateralidad y mantenimiento de la coordinación motriz en función de sus
gustos y capacidades previas.

• La activación y estimulación física de la persona enfocada a la consecución de las AVD


y en relación con el entorno, que se complementará con el trabajo realizado por el
fisioterapeuta. Comprende un conjunto de técnicas y actuaciones sobre articulaciones y
músculos que previenen la inmovilidad, preservando y adaptando la movilidad de los
pacientes con EA. En fases avanzadas, la inmovilidad que presenta el paciente con pueden
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causar numerosos problemas circulatorios o vasculares, musculares y articulatorios,


rigidez, por lo que la Gimnasia pasiva es una buena terapia en estos casos. Consiste en
simples ejercicios ordenadamente programados y realizados con la asistencia de personas
externas cuyo objetivo es mover variadas y definidas articulaciones del cuerpo del
paciente de forma activa, procurando hacerlo con la mayor amplitud posible hasta que se
encuentra un punto de resistencia.

• Musicoterapia neurológica: consiste en el uso de la música o de sus elementos musicales


(sonido, ritmo, melodía, armonía) por un profesional especializado (musicoterapeuta) para
proveer una mejor calidad de vida a través de la prevención y rehabilitación terapéutica.
Está diseñada para involucrar las funciones ejecutivas, la memoria, la atención y la
percepción auditiva, así como a las habilidades psicosociales. Algunos estudios señalan
que dicho recurso disminuye la presencia de las alteraciones neuroconductuales, y la
sintomatología afectiva e incrementa la capacidad del lenguaje expresivo y la fluencia
verbal.

• La terapia recreativa; se utilizan actividades manipulativas, de ocio y juego para tratar


los síntomas y las limitaciones consecuentes de la demencia y promover a su vez el
disfrute de la persona. Y además se pueden utilizar otro tipo de terapias: laborterapia,
ludoterapia, jardinoterapia, horticultura y arteterapia, entre otros.

• Terapia asistida con animales: el uso de animales parece que resulta beneficios a nivel
neurocognitivo, social y emocional que pueden utilizarse en cualquier fase de la EA.
• La intervención funcional es el eje fundamental del trabajo en terapia ocupacional, ya
que todos los objetivos planteados durante las intervenciones anteriores persiguen
conseguir la mayor independencia posible de la persona con demencia en el desempeño de
sus AVD. Se basa en la realización de actividades significativas con una finalidad en la
vida diaria. Instruir al paciente en la realización autónoma de las AVD a través de rutinas,
promover el autocuidado y realizar actividades productivas de acuerdo con el rol anterior
del usuario. Igualmente, existen actividades cotidianas que pueden ayudar a preservar la
función cognitiva: escuchar la radio, leer la prensa, ver la TV, hacer trabajos domésticos u
organizar conversaciones en torno a un álbum de fotos, pero más importante en este
apartado es la potenciación de los residuos cognitivos. Dependiendo de las capacidades y
limitaciones de la persona con la que se está trabajando, el terapeuta ocupacional se podrá
valer de diferentes métodos y técnicas para el entrenamiento funcional, como pueden ser
la supervisión, las instrucciones verbales, la imitación e iniciación del movimiento y la
recomendación de ayudas técnicas o adaptaciones del entorno y de los utensilios
necesarios. El entrenamiento se va a realizar en muchas ocasiones mientras esta actividad
está teniendo lugar en el horario que corresponde según su organización diaria.

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• Modificación del entorno consiste en adecuar el entorno físico y social donde residen las
personas afectadas, creando un ambiente estimulante y seguro para el paciente, así como
la puesta en marcha y mantenimiento de actividades sociales, físicas y mentalmente
estimulantes, con el fin de ralentizar, en la medida de lo posible, la evolución de los
síntomas y la mejorar la calidad de vida de la persona. Algunas de las modificaciones
ambientales consisten en buscar la seguridad en su medio físico habitual, la prevención de
acontecimientos no deseados y la simplicación del uso del espacio (realizar cambios en la
decoración de las habitaciones, codificar colores que sirvan para orientar a los pacientes,
suprimir barreras arquitectónicas, adaptar muebles, adecuar espacios para los diferentes
momentos del día, realizar grandes indicadores orientativos, suprimir riesgos en la
utilización de electrodomésticos, utensilios, etc.). De la misma manera, pueden resultar
muy útil algunas ayudas mnésicas para el paciente, tales como la colocación de fotografías
de la familia y la presencia de marcas que ubiquen con claridad determinados objetos de la
casa, estancias, etc.

El terapeuta ocupacional debe conocer que funciones neuropsicológicas se deterioran en la


EA, debe conocer cómo funcionan las distintas zonas del córtex cerebral, analizar y valorar
fallos de este funcionamiento, ya que, este funcionamiento influirá, en la independencia
funcional o autonomía de la persona, en su competencia como ser y en sus roles sociales. Es
importante que el terapeuta ocupacional valore dichas funciones y las estimule con el objetivo
de prevenir el deterioro y mantener la autonomía del paciente, en las AVD y en las relaciones
sociales. El terapeuta ocupacional ha de tener en cuenta que trabaja con un proceso progresivo
e irreversible, por lo tanto, la primera premisa es darle calidad de vida a los años que le
quedan al enfermo de Alzheimer.

La Terapia Ocupacional tiene sentido y es efectiva mientras el paciente conserve ciertas


funciones, es decir, en la etapa inicial y media de la enfermedad. En la fase final, cuando el
nivel cognitivo ha tocado suelo y el nivel de independencia es nulo, la Terapia Ocupacional
no se puede aplicar, no tiene razón de ser. En esta fase aumentaran los tratamientos de
enfermería, fisioterapia y cuidados de personal auxiliar y fisioterapia. De manera resumida
podemos decir que los tratamientos de Terapia Ocupacional del incluir la estimulación de las
funciones neuropsicológicas ya deterioradas con actividades con poco grado de dificultad
(dependiendo del grado de afectación). No darle al paciente actividades que no pueda realizar,
ya que puede sentirse frustrado (sentimiento frecuente al inicio de la enfermedad). La
estimulación de funciones neuropsicológicas no deterioradas, pero que pueden afectar en un
enfermo de Alzheimer con el paso del tiempo. La Instrucción a la familia y al personal
auxiliar sobre las ayudas y apoyos que deben darle al paciente para facilitarle y estimularle la
realización in situ de las AVD, la familia en el domicilio y el personal auxiliar en el centro o
residencia.

El trabajo en grupo con enfermos de Alzheimer


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El terapeuta ocupacional, en un centro de día o en una residencia, trabaja siempre de forma


grupal con enfermos de Alzheimer, pero, dentro del grupo hay que individualizar,
estableciendo diferentes grados de dificultad en la misma actividad según el deterioro del
paciente. El trabajo en grupo es la forma utilizada por el terapeuta ocupacional para estimular
todas las funciones cognitivas y neuropsicológicos que son susceptibles de deterioro en la EA.

¿Cómo se deben organizar las sesiones?

• Cada grupo ha de estar formado por ocho personas aproximadamente, menos si se trata de
pacientes más deteriorados. Debe ser lo más homogéneo posible con respecto al nivel de
deterioro para facilitar la dinámica grupal.
• Evitar administrar tareas que estén muy por encima del nivel cognitivo de cada uno para
evitar la frustración.
• No se debe dar importancia, ante los demás, a los fallos o equivocaciones del paciente.
• Es importante mantener un horario fijo con una dirección máxima de 60 minutos,
intentando no saturar al paciente con órdenes y ejercicios, es decir trabajar sin prisas.
• Al comenzar la sesión se recomienza dedicar un tiempo a la incorporación, sentarse
adecuadamente, repartir material, explicar brevemente la tarea y al finalizar la sesión se
aconseja valorar lo que se ha hecho, se recogerá el material. Es importante tanto en la fase
inicial como en la final que participen todos los pacientes para centrarse.
• Hay que evitar que la sala sea un lugar de tránsito, ruidos, voces, es decir, que existan
condiciones ambientales que impidan al paciente concentrarse, con iluminación adecuada,
con un reloj, calendario y en un entorno agradable.

Programa de estimulación cognitiva integral

El Programa de Psicoestimulación Cognitiva Integral (PPI) es una estrategia terapéutica


holística que surge en la década de los 90 del siglo XX, fundamentada en la neuroplasticidad
cerebral. Se basa en la neuropsicología, la terapia de modificación de conducta y el estado
biopsicosocial del paciente, con el fin de mejorar o enlentecer el proceso evolutivo a corto y
medio plazo en enfermedades neurológicas degenerativas.

El modelo teórico en el que se sustenta es la retrogénesis, que postula que la persona con EA
sigue un patrón involutivo inverso al desarrollo de las capacidades neuropsicológicas o
desarrollo intelectual propuesta por Piaget. Es decir, las habilidades neurocognitivas y
neuroconductuales del adulto se van desintegrando progresivamente, dentro de un sustrato
neurobiológico específico de carácter similar a la involución del crecimiento de una persona.
Así, una EA en fase incipiente o leve se mostrará un periodo neuroevolutivo de operaciones
formales y concretas correspondientes a la edad de un adulto joven. A medida que la EA
progresa y culmina con un déficit cognitivo grave, el paciente muestra una capacidad
intelectiva correspondiente a una inteligencia sensoriomotora equivalente a una edad de 1-2
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La Terapia Ocupacional en los Trastornos Cognitivo. Curso 2021/22

años. También se asume que la reserva cognitiva puede reducir la involución y expresión
clínica de la EA, así como retrasar las limitaciones funcionales de la misma. Un paciente con
gran reserva cognitiva podría presentar un importante deterioro neuropsicológico que
autocompensa sin mostrar criterios clínicos objetivables. Las técnicas que utiliza el PPI son
muy variadas y deben adaptarse al estado afectivo y neuropsicológico del paciente y deben ser
administradas y programadas por un equipo interdisciplinar entrenado.

A continuación, se expone la descripción den programa de estimulación cognitiva integral

Características del programa


Objetivos de la intervención 1. Mantener las capacidades cognitivas y funcionales del
paciente
2. Ejecutar las funciones neurocognitivas preservadas
Condiciones de las 1. Respetar el momento y el lugar
actividades/tareas 2. Respetar y dignificar al paciente
3. Tener sentido para el paciente
4. Tareas adecuadas al paciente
5. Instrucciones personales
6. Secuenciar las tareas según el grado de dificultad y según
la función neurocognitiva
7. Flexibilidad de la sesión
8. Fomentar la socialización
Actitud del terapeuta 1. Ser amable y respetuoso
2. Dar consignas con claridad y brevedad
3. Seguir el ritmo del paciente
4. Ayudar si solo es necesario
Pautas de actuación o de Individual o en grupos homogéneos según grado de deterioro
intervención
Características de la intervención en el paciente con EA
Dominios de estimulación 1. Orientación espacial, temporal y personal
cognitiva 2. Atención y concentración
3. Aritmética y calculo
4. Memoria declarativa o explicita
5. Gnosis
6. Praxis
7. Lenguaje oral y escrito
8. AVD
Técnicas de estimulación 1. Taller de orientación a la realidad
grupal 2. Taller de reminiscencia
3. Taller de estimulación cognitiva
4. Taller de musicoterapia
5. Taller de psicomotricidad
6. Taller de comunicación
7. Taller de mantenimiento de las ABVD y AIVD

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Los estudios indican que los resultados terapéuticos obtenidos muestran la mejora en el
rendimiento cognitivo a medio plazo (seis meses) de la intervención y un mantenimiento
prácticamente estable del estado neurocognitivo a largo plazo (1 año). Si bien se constara una
heterogeneidad de los resultados terapéuticos en función del estado evolutivo de la EA, siendo
mejor cuanto menor sea el estadio evolutivo, del tipo de demencia y de la presencia o
ausencia de patología vascular.

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PRÁCTICA 7. “HAGAMOS UN CARTEL”.

Consiste en elaborar en pequeño grupo un blog, díptico, infografía, … donde se


facilite información y se den pautas de actuación a cuidadores de personas con
demencia (Actividades de aula). Previamente se visualiza el video “Cuidados básicos en la
Enfermedad de Alzheimer” (https://youtu.be/nt0B9oU79bs?t=3). Los pasos para la
realización de esta práctica son:

1. Se organiza a los alumnos en grupos de cuatro y se enumeran.

2. Se asocia cada número con partes del video (tema).

a. Fases de la enfermedad, funciones del cuidador y. consejos para la comunicación


con el enfermo.

b. Recomendaciones para la movilidad y trasferencias.

c. Adecuación de la vivienda y habitación, cuidados de


la alimentación y medicación.

d. Baño e higiene (como manejar la incontinencia) y vestido.

e. Estimulación cognitiva (psicoestimulación) y abordaje de conductas.

3. Se visualiza el video y cada alumno toma notas de los contenidos de la parte del
video asignada en función del número.

4. En grupos se comparte la información más relevante sobre el tema.

5. Posteriormente, y de manera optativa, el alumno traslada esta información a un soporte en


papel (folleto, cartel) o en soporte digital. La entrega de esta actividad supone un
10% más en la nota, una vez que se ha superado el resto de los procedimientos de esta
parte de la asignatura.

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