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Curso 2021/22
1. INTRODUCCIÓN
Para poder clasificar a las personas con DCL, tienen que obtener un grado 3 de la Escala de
Deterioro Global (GDS) (Reisberg, 2002).
• Quejas subjetivas (o explicitado por otro informante fiable y objetivo que conozca al
paciente) de un deterioro neuropsicológico en uno o más dominios cognitivos (atención,
aprendizaje y memoria, lenguaje, praxis, gnosis y función ejecutiva) que pueden implicar
o no la función mnésica.
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3. SUBTIPOS DE DCL
4. PROTOCOLO DE EVALUACIÓN
Test de Stroop
Memoria Anterógrada verbal TAVEC (Test de Aprendizaje verbal
Anterógrada visual Subtest de Dibujos (WAIS)
Retrograda verbal T@M
Gnosias Gnosias visuales Test de retención visual de Benton
Popelreutter
Test del Reloj
Subtest de imágenes superpuestas
(Barcelona)
Lenguaje Test de Boston
Praxis Visoconstructivas Subtest de Cubos (WAIS)
Ideomotora Subtest de imitación de posturas y Subtest
gesto simbólico (Barcelona)
Ideacional Subtest de uso secuencial de objetos
(Barcelona)
Visoperceptiva y Visoperceptiva y Copia figura Compleja de Rey
visoespacial visoespacial
Funciones Razonamiento verbal Subtest de semejanzas (WAIS)
ejecutivas Razonamiento visual Subescala de Matrices (WAIS)
Inhibición de respuestas Test de Stroop
La intervención deberá estar dirigida a rehabilitar las funciones alteradas según el perfil
neurocognitivo establecido en la evaluación neuropsicológica diagnóstica o de seguimiento,
con especial énfasis en las funciones mnésicas y ejecutivas, al ser los dominios más afectados
en el proceso DCL. Lo aconsejable son de 2 a 3 sesiones semanales con una duración de 30-
60 minutos de manera prolongada. Faltan estudios longitudinales que permitan concluir la
potencial eficacia de este tipo de intervención en el DCL. Además de la intervención
neuropsicológica, se aconseja una intervención neurofuncional que permita potenciar la
actividad física aeróbica.
DEMENCIAS
En las últimas décadas, la evidente mejora en calidad de vida, la disminución dela mortalidad
y la creciente esperanza de vida ha conllevado que gran parte de la población llegue a la
senectud. Sin embargo, esto implica un mayor riesgo e incremento de las enfermedades
La enfermedad de Alzheimer es, de largo, el tipo más frecuente de demencia, seguido de las
vasculares, las de cuerpos de Lewy y las frontotemporales. El tratamiento no es curativo y se
tiende a usar medidas sintomáticas y tratamientos no farmacológicos.
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
1. DEFINICIÓN
La EA es una alteración multisistémica del sistema nervioso central que produce una atrofia
cerebral global. El córtex cerebral está muy afectado y las lesiones suelen empezar en el nivel
del hipocampo, seguido del lóbulo frontal, temporal, parietal y occipital. Cada uno de los
lóbulos cerebrales tiene funciones específicas, pero también hay funciones, como el lenguaje
y la memoria que dependen del trabajo de varias zonas cerebrales de forma coordinada. Solo
cuando la atrofia cerebral empieza a ser importante se hace evidencia la afectación de
funciones neuropsicológicos.
B. Los déficits cognitivos interfieren con la autonomía del individuo en las actividades
cotidianas (es decir, por lo menos necesita asistencia con las actividades instrumentales
complejas de la vida diaria, como pagar facturas o cumplir los tratamientos).
D. Los déficits cognitivos no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno
depresivo mayor, esquizofrenia).
Se debe tener en cuenta que el deterioro en estos pacientes es global, por lo tanto, las lesiones
cerebrales aparecen de forma simultánea durante el proceso crónico. En el cuadro siguiente se
expone el perfil de deterioro cognitivo de la EA (Amirrad et al., 2017; Erkkinen et al., 2017;
Scheltens et al., 2017).
Memoria
La memoria a corto plazo: es la primera que se ve afectada y es el primer aviso para los
familiares de que algo ocurre. El paciente no recuerda acontecimientos actuales, llegando a
olvidar en fases más avanzadas experiencias muy recientes o acciones que acaban de realizar
hace horas o incluso minutos. Este tipo de memoria esta relaciona con la orientación espacio-
temporal
La memoria a largo plazo explicita semántica comienza a estar afecta ya en la fase inicial
de la enfermedad, pero solo es clínicamente detectada en la fase moderada. El déficit
producido en la memoria a largo plazo explicita episódica se caracteriza por una amnesia
para hechos recientes resultante a la incapacidad para realizar la fase de registro o
almacenamiento de la información nueva. Es decir, que hablamos más de un déficit en el
proceso de aprendizaje que en el de recuperación de las huellas mnémicas. Según avanza la
enfermedad, la dificultad se amplía hacia recuerdos más lejanos en el tiempo, observando este
proceso de involución temporal hasta las fases finales de la enfermedad. Esta pérdida de
recuerdos episódicos se va acompañando de un déficit de la memoria semántica o de
conocimiento general del mundo, por daños en la corteza de asociación y pueden aparecer
confabulaciones. La memoria a largo plazo implícita permanece sin alteración durante más
tiempo. A pesar del deterioro global memorístico en el paciente con Alzheimer, se mantiene
cierta memoria procedimental (procesual). Es decir, aprenden los procedimientos de ciertas
actividades después de haberlas realizado varias veces y creado una rutina, aunque ellos no
recuerdan haberlas hecho antes.
Agnosia
Los trastornos de la percepción son los responsables de que los pacientes no identifiquen
situaciones potencialmente peligrosas (pueden quemarse, cortarse, ingerir sustancias tóxicas).
Los enfermos de Alzheimer dejan de reconocer los objetos, los símbolos, las caras. En fases
iníciales no suelen reconocer a gente menos allegada o que no ven a menudo, conforme
avanza la enfermedad se puede llegar a no recocer a familiares cercanos (prosopagnosia).
Pueden aparecer agnosia de objetos, a los colores, visuoespaciales no reconocer lo que ven,
no extraen sus características y ven el objeto como el conjunto total de esas características.
Esto se refleja en la imposibilidad para dibujar sin muestra objetos sencillos, describir los
detalles, cualidades y características de un objeto que están viendo, no pueden completar
objetos dibujados ya empezados, ni manipular e identificar objetos en el espacio. Las agnosias
visuales se relacionan con lesiones en la corteza visual asociativa ubicada en el lóbulo
occipital y en zonas colindantes parietales.
El paciente en estadios avanzados puede no reconocer su propio esquema corporal con una
clara dificultad en la expresión consciente de dolor mediante el lenguaje o los gestos. Por
afectación frontoparietal, el paciente también puede mostrar anosognosia. Esto le lleva a
minimizar sus alteraciones cognitivas y sus quejas se reducen solamente a pequeños
problemas mnésicos. Los pacientes no suelen expresar reacciones catastróficas cuando se
verifican sus déficits cognitivos. Podría decirse que ha olvidado sus olvidos, y a menudo
busca, sin expresar angustia alguna, la ayuda de sus propios familiares. En otras ocasiones, el
relato del familiar provoca su enfado, negación y defensa de la integridad de sus capacidades,
pidiendo incluso llega a confabular si está siendo interrogado sobre sus actividades.
Es conocido el signo del giro, al plantear al paciente una pregunta durante la entrevista clínica, el
paciente gira la cabeza hacía la persona que lo acompaña en demanda de ayuda para responder
(Jurado et al., 2013).
Atención
La atención es otro de los procesos cognitivos que se dañan precozmente en las personas con
demencia. Inicialmente el paciente tiene problemas para focalizar, se altera la capacidad de
discriminar estímulos relevantes versus accesorios en cuanto a la atención selectiva, y el
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A la hora de evaluar o intervenir con estas personas, siempre debemos de tener en cuenta estas
limitaciones atencionales, que pueden contaminar los datos obtenidos en la evaluación o
dificultar el proceso de estimulación cognitiva en las actividades que les planteemos dentro
del programa de intervención. El efecto de la fatiga es algo que se debe considerar siempre
que trabajemos en este contexto.
Orientación
La desorientación es quizá el síntoma más llamativo y resulta muy limitante para la persona.
Inicialmente experimentan una desorientación temporal, no sabe qué día es, ni en qué
momento del día se encuentra, confunde un día de la semana con otro, puede conllevar que,
por ejemplo, la persona no acuda a las citas médicas concertadas, se olvide de la celebración
de cumpleaños, no asista a reuniones planeadas con amigos, realicen algunas actividades
cotidianas en horarios que no corresponden, etc. Esta desorientación se va agravando según
progresa la enfermedad.
Lenguaje
Son frecuentes los trastornos del lenguaje, tanto oral como escrito, tanto en expresión como
en comprensión. El paciente "olvida" el nombre de las cosas, "no le sale" el nombre, no solo
de las personas o los lugares, sino de los objetos más corrientes (anomia). La anomia afecta
tanto a los nombres propios como a los comunes, es la forma de presentación clínica más
importante y se acaba encontrando en todos los casos avanzados. Conforme avanza la
enfermedad, la cantidad de lenguaje oral que expresa el paciente disminuye hasta ese
momento han aparecido afasias, las palabras no eran correctas pero la fluencia se mantiene.
Al cabo de un tiempo, no entiende bien lo que se le dice o se le pregunta. Posteriormente, el
paciente no habla a no ser que se le pregunte, cada vez lo hará menos. Sus respuestas son
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simples: generalmente con “si” o “no”. No hay dinamismo y no son capaces de emitir frases
largas con entonación adecuada: se pierde la expresividad. El lenguaje pasa a ser cada vez
más pobre, contiene menos información, las frases dejan de tener sentido no pueden informar
ni siquiera de necesidades fisiológicas, se tienen que adivinar por sus movimientos o gestos o
haciéndoles preguntas, tampoco pueden expresar sentimientos o pensamientos. En algún caso
y en fases avanzadas de la enfermedad aparece logorrea, que es un habla ininteligible llena de
parafasias y neologismos (El paciente habla continuamente en una jerga propia). Al final, en
estadios terminales también aparece mutismo, se pierde la capacidad de hablar, quedando el
paciente totalmente ausente, incomunicado.
La afasia nominal del inicio (componente semántico) se corresponde con una afectación del
lóbulo temporal izquierdo, la afasia sensorial posterior con afectación temporo-parietal y en
las fases finales, la afasia global se corresponde con afectación de la cisura de Silvio en toda
su longitud. Se suele comenzar con la afectación del componente semántico, posteriormente
se altera el sintáctico y morfológico y en fase4s tardías los aspectos fonológicos. La capacidad
de articulación y la prosodia se conservan hasta etapas avanzadas de la enfermedad.
La escritura se empieza a perder cuando el paciente quiere expresar algo de forma espontánea,
después se pierde el dictado y la copia directa de un texto y solo se mantiene el lenguaje
automático aprendido en épocas remotas (nombre, apellidos, dirección) y que se ve
deteriorando progresivamente en las últimas fases.
¿Qué ha de tener en cuenta el TO? Que el paciente puede no entender las órdenes o las
consignas orales, sobre todo, oraciones largas y/o subordinadas y que tienen dificultad para
comprender el significado de palabras sueltas y de repetir palabras
Las dificultades pueden ser muy diversas y darse con una progresión distinta en cada paciente
y aunque ello no repercute en su independencia en las actividades de la vida diaria (al inicio),
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A pesar de ello, sí podemos observar dificultades a la hora de relacionarse con los demás, ya
que experimenta miedo o vergüenza ante posibles errores durante la comunicación.
Los problemas de comunicación suponen uno de los aspectos que más paciencia requieren por
parte de los cuidadores y profesionales que atienden a estas personas, pues a veces resulta
realmente complicado comprender lo que el enfermo quiere decir, lo que puede provocar en
ellos y en los demás, un elevado grado de ansiedad. Las sugerencias más básicas para la
comunicación con las personas con demencias son:
- Hacer preguntas directas y repetirlas las veces que haga falta y siempre formuladas de
la misma manera.
- El volumen debe ser elevado, aunque sin gritar y con tono agradable.
- Siempre que nos dirijamos a una persona concreta, lo haremos mirándole a la cara a
una velocidad adecuada para que le dé tiempo a asimilar el mensaje.
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Apraxias
Es una de las principales causas del progresivo aumento de la dependencia para desarrollar las
AVD. Los primeros déficits se evidencian en forma de dificultades en la reproducción o copia
de un modelo sencillo en el espacio bidimensional o tridimensional (apraxia constructiva) y
suele acompañarse de la dificultad de ponerse la ropa o quitársela, en fases más avanzadas,
recordar el orden de colocación de las prendas de vestir (apraxia del vestirse).
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ponerse los pendientes, la chaqueta, los zapatos) como no relacionados con su cuerpo (echar
agua de la jarra al vaso, darse los cordones, abrochar botones, abrir y cerrar una caja, cortar la
carne, abrir el bote, …). Asimismo, durante la alimentación se observan problemas para
utilizar cuchillo y tenedor y, en algunos casos, incapacidad para manejar el propio tenedor,
usando de este modo la cuchara para tomar todo tipo de alimentos. Otras actividades que se
pueden ver afectadas inicialmente con la aparición de las apraxias y las agnosias son el
cepillado de dientes, peinado, baño (no se lava todas las partes del cuerpo, no escoge los
utensilios adecuados, no sabe regular el agua fría y caliente) o el uso del retrete (es más, aún
conserva la capacidad de manejar la ropa, pero posteriormente no lleva a cabo una adecuada
limpieza o la realiza con objetos no apropiados, como toallas). En estadios avanzados de la
enfermedad el paciente tampoco se sabe cómo andar, dando lugar a la Apraxia de la marcha.
La presencia de apraxia sea relaciona con la reducción o pérdida de volumen de sustancia gris
de la corteza parietal derecha (apraxia constructiva y apraxia del vestirse) y de la izquierda
(apraxia ideomotora y apraxia ideacional). La afectación de las áreas motoras se relaciona con
la apraxia de la marcha.
Funciones ejecutivas
Las funciones ejecutivas corresponden a los procesos cognitivos más avanzados y, por tanto,
más recientes en el desarrollo de nuestra especie. Incluyen capacidades relacionadas con el
autocontrol y la regulación de nuestro comportamiento, el juicio, la toma de decisiones, la
planificación, iniciación y verificación de la conducta realizada, así como la inhibición y el
cierre a voluntad de la misma. Pueden aparecer déficits de estas funciones en estados muy
iniciales o incluso prodrómicos de la EA, precediendo al declive de otros procesos cognitivos,
tales como el lenguaje o la atención.
A todos estos síntomas se une una actitud de indiferencia o ignorancia del problema o, al
menos, una subvaloración. Aunque al comienzo pueda haber una cierta depresión o ansiedad
ante los fallos, pronto llama la atención la tranquilidad con que el paciente reacciona ante sus
enormes despistes o errores. Es típico que los niegue, lo que a veces puede exasperar a su
familia o que intente justificarlos de una forma ingenua, infantil o, a veces, por el contrario,
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Como el paciente conserva durante mucho tiempo los automatismos sociales, tiene buen
aspecto y aparentemente, lo hace "todo" (entra, sale, ve TV, ojea el periódico, trastea en la
cocina, etc.) es fácil que el problema pase desapercibido a vecinos, conocidos o incluso a
familiares que no conviven con él.
En resumen podríamos decir que el paciente con demencia es un enfermo al que cada vez le
cuesta más adaptarse a su entorno, que le es cada vez más difícil realizar las pequeñas cosas
de cada día, progresivamente va olvidando los nombres y quiénes son sus seres queridos,
Hace una y otra vez la misma pregunta y no sabe muchas veces donde está y si se le deja solo
puede llegar a perderse, cambia de ánimo con gran facilidad, oscilando de la risa inmotivada
al llanto intenso y de forma progresiva pero imperceptible van deteriorándose sus facultades
cognitivas.
Además de todos los síntomas cognitivos descritos, a lo largo del curso de la enfermedad
pueden ir apareciendo distintos síntomas psicológico- conductuales, a veces asociados a esos
déficits cognitivos (por ejemplo, deambulación errática asociada a desorientación), o de forma
independiente y, por tanto, siendo en sí mismo producto de la degeneración cortical. Las
alteraciones psicopatológicas están presentes entre el 60-80% de los casos.
Otra reacción frecuente en estos pacientes es la agitación motora (excesiva actividad motora)
ya que, la ansiedad entendida como acumulación de energía que produce disconfort en la
persona, puede manifestarse en la aparición de conductas repetitivas o estereotipias sin
finalidad alguna. La deambulación errática (con el consiguiente riesgo de fuga), el seguir al
cuidador, la repetición de movimientos asociados a la experiencia profesional de la persona y
balanceos constantes son formas frecuentes de expresión.
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Se producen trastornos del ciclo vigilia-sueño, ya que, con frecuencia, la persona con
demencia tiene tendencia a agitarse cuando cae la luz, es el conocido como “síndrome del
crepúsculo”; incentivado por la desorientación temporo-espacial que padece. Esta tendencia
mantenida en el tiempo produce una alteración de los ciclos vigilia-sueño que se manifiesta en
que el enfermo tiende a sestear a lo largo del día y, sin embargo, permanece más activo
durante la noche.
Lo primero es una larga entrevista e interrogatorio al paciente y sus familiares más cercanos
(básicamente los que conviven con él), posteriormente, si las sospechas se confirman, se
aplica una prueba de cribado (Test Minimental, Prueba Pfeiffer, …), si se obtienen
puntuaciones por debajo de las cuales se considera que hay un trastorno valorable, se realiza
un examen físico y una exploración neurológica (se acostumbra a realizar una serie de
pruebas complementarias que dependerán del criterio del especialista en cada caso):
pruebas de neuroimagen (TAC: Tomografía Axial Computarizada o RM: Resonancia
Magnética) para descartar otras causas y confirmar la existencia de un grado de atrofia que
pudiese resultar significativo. Por último, y no por orden de importancia ya que su valor es
incuestionable, la práctica de un estudio neuropsicológico detallado contribuirá
decisivamente, en algunos casos, al establecimiento del diagnóstico. No existe ninguna
prueba aislada que, por si sola, pueda establecer el diagnóstico de EA, ni es posible
asegurar en vida del paciente, salvo si se practica una biopsia cerebral con el consiguiente
estudio anatómico-patológico, el diagnóstico definitivo de la enfermedad. Según criterios
aceptados internacionalmente sólo puede hablarse de probable o posible EA, aunque en
manos expertas y especializadas, la fiabilidad del diagnóstico es muy elevada, rozando
probablemente el 90% de certeza.
Deterioro Global (GDS; Reisberg, 1982) que especifica con detalle el curso de la enfermedad
en 7 estadios, la Escala de Deterioro Funcional, FAST y pruebas estandarizadas para evaluar
deterioro cognitivo y planificar la intervención (consultar el Tema 1.
Los terapeutas ocupacionales pueden usar una combinación de métodos para conocer el perfil
funcional del individuo (formulación de preguntas, pruebas estandarizadas y la observación).
Las escalas de valoración funcional en AVD son instrumentos necesarios para llevar a cabo
una correcta valoración del estado funcional de un individuo, de forma sistemática e
individualizada, que permiten en muchos casos estimar el impacto del deterior cognitivo, así
como evaluar factores muy importantes para la adaptación social de los enfermos con EA. La
valoración funcional de la persona con EA tiene como objetivo evaluar en qué grado afecta a
su vida cotidiana en aspectos tan básico como comer, la higiene personal, el control de
esfínteres, la movilidad, etc.
• ABVD: Índice de Katz (Katz et al., 1993, Índice de Barthel, Escala de autocuidado de
Kenny, Escala de autocuidado físico, Escala de Incapacidad Física de la Cruz Roja
(EIM), Escala AVD Alzheimer (subescala ABVD, Devi, 2002), Índice Global de
capacidad Funcional. En aquellos pacientes con puntuaciones altas en las escalas
ABVD se debe seleccionar para aplicarlas de inmediato las escalas de AIVD y
AAVD.
• AIVD: Escala AVD Alzheimer (subescala AIVD, Devi, 2002), Escala de Recursos
Sociales (OARS-AIDL, Duke University Center, 1978), Escala de Lawton y Brody
(PGC-IADL, 1969, 2014), Cuestionario de Actividad Funcional (FAQ, Pfeiffer et al.,
1982).
Nota: AAIV: Escala AVD Alzheimer (subescala AAVD, Devi, 2002), Cuestionario de Actividad Funcional
(FAQ, Pfeiffer et al., 1982).
La figura del terapeuta ocupacional se encuentra cada vez más presente en los diferentes
ámbitos sociosanitarios, siendo los mayores y las personas con demencia uno de los
colectivos donde más importancia cobra esta profesión durante las últimas décadas debido a
su alta predisposición a la dependencia. En concreto, en los pacientes con EA, el terapeuta
ocupacional se encargará de analizar holísticamente a la persona y posteriormente, observará
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la relación existente entre las pérdidas físicas y cognitivas y las pérdidas funcionales, así
como los posibles factores ambientales que puedan estar influyendo en este proceso. De este
modo y mediante diferentes tipos de actividades, se pretende mantener la mayor autonomía
posible y dotar al sujeto de una mayor calidad de vida dentro del ámbito, ya sea domiciliario o
residencial, donde desarrolle su día a día. Por lo tanto, retrasar la apareciendo de perdidas
funciones es uno de los objetivos primordiales que se persiguen desde las disciplinas no
farmacológicas.
En los inicios de la enfermedad, la persona suele ser dependiente o necesita ayuda para
desempeñar muchas de las actividades más complejas de la vida diaria (AAVD, en otras
disciplinas), pero aún es autónoma para desarrollar las actividades básicas (ABVD) y casi
todas las instrumentales (AIVD). En la EA serán las ABVD las que se conservan durante más
tiempo, ya que son los hábitos y conocimientos más antiguos y están totalmente
automatizados. El déficit en AAVD supone un predictor muy sensible de un proceso
demencial, aunque no son imprescindibles para vivir de manera más o menos autónoma en un
entorno conocido, pero su deterioro constituye un indicador precoz de disfunción.
Más adelante, el progresivo deterioro de las funciones cognitivas y motoras va a provocar una
dependencia grave para la realización de las actividades básicas de la vida diaria y total para
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las actividades instrumentales. A pesar de esto, podemos seguir encontrando cierto nivel de
colaboración. La persona se encuentra ya completamente desorientada, necesitando apoyo
constante para desenvolverse en su propio entorno, ya que no es capaz de reconocer las
diferentes estancias del hogar ni dónde se encuentra cada una de ellas. La ayuda durante el
vestido va a ser generalizada, aunque el individuo puede colaborar en algunos pasos (meter
los brazos en las mangas de la chaqueta, ponerse de pie cuando se lo pidan, levantar la pierna
para que le pongan el calcetín…). Lo mismo ocurrirá durante la ducha, ya que podrá
participar mínimamente, levantando los brazos cuando sea necesario o enjabonándose algunas
zonas accesibles mientras que la persona que lo asiste se encarga de lavarle la cabeza o la
espalda. Durante el aseo puede colaborar peinándose o secándose las manos si se le
proporcionan los utensilios necesarios o si se le inicia el movimiento para que lo continúe. En
el momento de la comida, el sujeto únicamente es capaz de manejar la cuchara o comienza a
utilizar las manos para llevarse los alimentos a la boca.
En los últimos momentos de la enfermedad hay una total dependencia para todas las
actividades de la vida diaria, ya que la persona apenas responde a los estímulos del entorno
que le rodea.
5. INTERVENCIÓN NO FARMACOLÓGICA
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Una vez realizada la valoración inicial y teniendo en cuenta los datos obtenidos, es necesario
que el terapeuta ocupacional formule una serie de objetivos que le guíen en todo su proceso
de intervención. El principal objetivo será conservar el mayor grado de autonomía en el
desempeño de sus ABVD y AIVD. Será necesario estimular las funciones cognitivas que se
van deteriorando y aquellas que aún conserva, pero que sabemos que va a ir perdiendo poco a
poco, así como potenciar su movilidad y actividad física, de tal modo que todo ello favorezca
posteriormente su participación en las AVD. No hablaremos de rehabilitar o recuperar, salvo
en casos excepcionales, sino que los términos con los que nos familiarizamos son mantener,
preservar, conservar, estimular, favorecer, fomentar, etc.
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• La psicomotricidad para trabajar la conexión del usuario con su entorno más cercano a
través del uso de su propio cuerpo y de sus capacidades cognitivas. En tres aspectos, el
esquema corporal (lateralidad, reconocimiento de las diferentes partes del cuerpo, su
localización y posicionamiento, equilibrio y coordinación), esquema espacial (posición
del propio cuerpo en relación al entorno) y el esquema temporal. Es una técnica que
pretende mantener en el paciente aquellas funciones cognitivas que aún no ha perdido,
abordar aspecto relacionados con la memoria reciente y remota, el reconocimiento del
propio cuerpo, la lateralidad y mantenimiento de la coordinación motriz en función de sus
gustos y capacidades previas.
• Terapia asistida con animales: el uso de animales parece que resulta beneficios a nivel
neurocognitivo, social y emocional que pueden utilizarse en cualquier fase de la EA.
• La intervención funcional es el eje fundamental del trabajo en terapia ocupacional, ya
que todos los objetivos planteados durante las intervenciones anteriores persiguen
conseguir la mayor independencia posible de la persona con demencia en el desempeño de
sus AVD. Se basa en la realización de actividades significativas con una finalidad en la
vida diaria. Instruir al paciente en la realización autónoma de las AVD a través de rutinas,
promover el autocuidado y realizar actividades productivas de acuerdo con el rol anterior
del usuario. Igualmente, existen actividades cotidianas que pueden ayudar a preservar la
función cognitiva: escuchar la radio, leer la prensa, ver la TV, hacer trabajos domésticos u
organizar conversaciones en torno a un álbum de fotos, pero más importante en este
apartado es la potenciación de los residuos cognitivos. Dependiendo de las capacidades y
limitaciones de la persona con la que se está trabajando, el terapeuta ocupacional se podrá
valer de diferentes métodos y técnicas para el entrenamiento funcional, como pueden ser
la supervisión, las instrucciones verbales, la imitación e iniciación del movimiento y la
recomendación de ayudas técnicas o adaptaciones del entorno y de los utensilios
necesarios. El entrenamiento se va a realizar en muchas ocasiones mientras esta actividad
está teniendo lugar en el horario que corresponde según su organización diaria.
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• Modificación del entorno consiste en adecuar el entorno físico y social donde residen las
personas afectadas, creando un ambiente estimulante y seguro para el paciente, así como
la puesta en marcha y mantenimiento de actividades sociales, físicas y mentalmente
estimulantes, con el fin de ralentizar, en la medida de lo posible, la evolución de los
síntomas y la mejorar la calidad de vida de la persona. Algunas de las modificaciones
ambientales consisten en buscar la seguridad en su medio físico habitual, la prevención de
acontecimientos no deseados y la simplicación del uso del espacio (realizar cambios en la
decoración de las habitaciones, codificar colores que sirvan para orientar a los pacientes,
suprimir barreras arquitectónicas, adaptar muebles, adecuar espacios para los diferentes
momentos del día, realizar grandes indicadores orientativos, suprimir riesgos en la
utilización de electrodomésticos, utensilios, etc.). De la misma manera, pueden resultar
muy útil algunas ayudas mnésicas para el paciente, tales como la colocación de fotografías
de la familia y la presencia de marcas que ubiquen con claridad determinados objetos de la
casa, estancias, etc.
• Cada grupo ha de estar formado por ocho personas aproximadamente, menos si se trata de
pacientes más deteriorados. Debe ser lo más homogéneo posible con respecto al nivel de
deterioro para facilitar la dinámica grupal.
• Evitar administrar tareas que estén muy por encima del nivel cognitivo de cada uno para
evitar la frustración.
• No se debe dar importancia, ante los demás, a los fallos o equivocaciones del paciente.
• Es importante mantener un horario fijo con una dirección máxima de 60 minutos,
intentando no saturar al paciente con órdenes y ejercicios, es decir trabajar sin prisas.
• Al comenzar la sesión se recomienza dedicar un tiempo a la incorporación, sentarse
adecuadamente, repartir material, explicar brevemente la tarea y al finalizar la sesión se
aconseja valorar lo que se ha hecho, se recogerá el material. Es importante tanto en la fase
inicial como en la final que participen todos los pacientes para centrarse.
• Hay que evitar que la sala sea un lugar de tránsito, ruidos, voces, es decir, que existan
condiciones ambientales que impidan al paciente concentrarse, con iluminación adecuada,
con un reloj, calendario y en un entorno agradable.
El modelo teórico en el que se sustenta es la retrogénesis, que postula que la persona con EA
sigue un patrón involutivo inverso al desarrollo de las capacidades neuropsicológicas o
desarrollo intelectual propuesta por Piaget. Es decir, las habilidades neurocognitivas y
neuroconductuales del adulto se van desintegrando progresivamente, dentro de un sustrato
neurobiológico específico de carácter similar a la involución del crecimiento de una persona.
Así, una EA en fase incipiente o leve se mostrará un periodo neuroevolutivo de operaciones
formales y concretas correspondientes a la edad de un adulto joven. A medida que la EA
progresa y culmina con un déficit cognitivo grave, el paciente muestra una capacidad
intelectiva correspondiente a una inteligencia sensoriomotora equivalente a una edad de 1-2
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años. También se asume que la reserva cognitiva puede reducir la involución y expresión
clínica de la EA, así como retrasar las limitaciones funcionales de la misma. Un paciente con
gran reserva cognitiva podría presentar un importante deterioro neuropsicológico que
autocompensa sin mostrar criterios clínicos objetivables. Las técnicas que utiliza el PPI son
muy variadas y deben adaptarse al estado afectivo y neuropsicológico del paciente y deben ser
administradas y programadas por un equipo interdisciplinar entrenado.
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Los estudios indican que los resultados terapéuticos obtenidos muestran la mejora en el
rendimiento cognitivo a medio plazo (seis meses) de la intervención y un mantenimiento
prácticamente estable del estado neurocognitivo a largo plazo (1 año). Si bien se constara una
heterogeneidad de los resultados terapéuticos en función del estado evolutivo de la EA, siendo
mejor cuanto menor sea el estadio evolutivo, del tipo de demencia y de la presencia o
ausencia de patología vascular.
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3. Se visualiza el video y cada alumno toma notas de los contenidos de la parte del
video asignada en función del número.
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