0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
7 vistas2 páginas
La doctrina del reenvío se produce cuando la norma de conflicto de un país se refiere al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese país, a su vez, se refiere al derecho original o a un tercer derecho. El caso Forgo involucró una sucesión mobiliaria donde la norma de conflicto francesa se refirió a la ley bávara, pero la ley bávara reenvió el caso a la ley francesa, dando lugar al concepto de reenvío.
La doctrina del reenvío se produce cuando la norma de conflicto de un país se refiere al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese país, a su vez, se refiere al derecho original o a un tercer derecho. El caso Forgo involucró una sucesión mobiliaria donde la norma de conflicto francesa se refirió a la ley bávara, pero la ley bávara reenvió el caso a la ley francesa, dando lugar al concepto de reenvío.
La doctrina del reenvío se produce cuando la norma de conflicto de un país se refiere al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese país, a su vez, se refiere al derecho original o a un tercer derecho. El caso Forgo involucró una sucesión mobiliaria donde la norma de conflicto francesa se refirió a la ley bávara, pero la ley bávara reenvió el caso a la ley francesa, dando lugar al concepto de reenvío.
TEMA: Doctrina del reenvío, Reenvío y Caso Forgo. La llamada doctrina del reenvío, es aquella que preconiza (aconseja) la aplicación de la norma de conflicto extranjera, cuando nuestro derecho señala al derecho extranjero como aplicable a determinada situación jurídica. Tal doctrina hace posible que la norma de conflicto extranjera consultada, derive la solución del caso de nuevo hacia nuestro derecho o hacia un tercer sistema jurídico. El reenvío, en derecho internacional privado, es un mecanismo de solución a los conflictos de la ley aplicable, esto es, aquellos que acaecen cuando con ocasión de una relación de derecho privado con elementos extranjeros relevantes, surgen dos o más legislaciones de distintos ordenamientos jurídicos nacionales y ninguna de ellas se atribuye competencia a sí misma para resolver el asunto, sino que cada una de ellas (las legislaciones) da competencia a una legislación extranjera. El reenvío se produce cuando la norma de conflicto del foro (país en el que se juzga el asunto) se remite a un derecho extranjero (de otro país) y la norma de conflicto de ese país, a su vez, se remite a otro (‘reenvía’). Clases: De primer grado o de retorno: Cuando la norma de conflicto del foro se remite al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese derecho extranjero se vuelve a remitir al derecho del foro (es decir, ida-vuelta). De segundo grado: Cuando la norma de conflicto del foro se remite al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese derecho extranjero se remite a otra de otro derecho extranjero diferente de los dos anteriores. Para tener un concepto de reenvío, podríamos afirmar que este se produce cuando se dan los siguientes supuestos: 1.- La norma jurídica de un estado considera competente a la norma jurídica de otro estado. 2.- En lugar de aplicar la norma jurídica material de este segundo estado, se invoca la norma jurídica formal o conflictual. 3.- La norma de derecho internacional privado de este segundo estado remite a la norma jurídica de otro estado. 4.- La norma jurídica que se aplica de un tercer estado ya es la norma jurídica material. Caso Forgo. Se trataba de una cuestión de sucesión mobiliaria. Javier Forgo era un hijo natural, e nacionalidad bávara, que a la edad de 5 años había sido llevado a Francia por su madre. Durante toda su existencia vivió en Pau, sin haber podio constituir allí su domicilio de derecho. El artículo 13 el código civil francés subordinaba la adquisición de un domicilio de derecho en Francia, a la obtención, por parte del interesado, e un decreto de admisión al domicilio. Forgo no solicito ni obtuvo ese decreto y, por tal motivo, se estimo que en frenacia sólo tenia un domicilio de hecho, y que el domicilio de derecho lo había conservado en Baviera, lugar de su nacimiento. En Pau murió a los 68 años dejando una importante fortuna mobiliaria y solamente parientes colaterales. Debido a que, según las leyes sucesorias francesas, esos parientes no eran herederos, el juez francés declaro como tal al fisco francés. Así las cosas, los parientes colaterales de Forgo ejercitaron la acción de petición de herencia, basados en que su derecho estaba reconoció en el código bávaro, aplicable en virtud e una norma de conflictos francesa, según la cual la sucesión mobiliaria debía regirse por el último domicilio del causante, que, como dijimos, Forgo había conservado en Baviera. Desestimada la demanda por el tribunal de Pau, los actores recurrieron a la corte de casación, que remitió el asunto al tribunal de apelación de burdeos. Este dictó sentencia estimatoria de la pretensión de los parientes de forgo al decidir que la ley aplicable a la sucesión era la del domicilio de derecho el difunto, o sea, la ley Bávara. Por lo tanto, no había más que consultar al código bávaro y proceder, conforme a sus disposiciones sucesorias, a la entrega el haber hereditario. Los abogados fiscales franceses comenzaron a estudiar la ley bávara y descubrieron que ella contenía, a su vez una regla de derecho internacional privado, gracias a la cual el reenvío iba a hacer su entrada en la jurisprudencia. Sostuvieron dichos abogados que el código civil Bávaro, evidentemente aplicable al caso, ya que así lo declaraba la norma de conflictos francesa contenía una regla en virtud de la cual la sucesiones mobiliarias quedaban sometidas a la ley del lugar del domicilio efectivo el difunto. Encontrándose este en Francia, la ley bávara competente remitía, por lo tanto, la solución el asunto a la ley sucesoria francesa y el estado francés debía recoger, pues, la sucesión. Esta tesis fue rechazada por los primeros jueces que conocieron el asunto. Los abogados franceses dedujeron entonces, un recurso de casación sosteniendo que, al aplicar falsamente la ley bávara, el tribunal había violado indirectamente la ley francesa. La corte de casación de Francia acogió el recurso en sentencia de 24 de junio de 1878 triunfando así la tesis del reenvío.