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ANALISIS CASO FORGO

Caso Forgo, es un caso destacado en materia de derecho


internacional privado, porque da nacimiento a la cuestión del reenvío en esta área
del derecho. El reenvío es un mecanismo de solución a los conflictos negativos de
jurisdicción, es decir, a aquellos que nacen cuando en una relación de derecho
internacional privado con un elemento extranjero relevante, surgen dos o más
legislaciones de distintos ordenamientos jurídicos y que ninguna de ellas se
atribuye competencia a sí misma para resolver el asunto, sino que cada una da
competencia a una legislación extranjera. El reenvió se produce cuando la norma
de conflicto del foro (país en el que se juzga el asunto) se remite a un derecho
extranjero (de otro país) y la norma de conflicto de ese derecho extranjero a su
vez se remite (“reenvía”) a otros.

Los Reenvíos Se clasifican en:


a)  reenvíos de primer grado o de retorno, que es cuando la norma de conflicto del
foro se remite al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese derecho
extranjero se vuelve a remitir al derecho del foro (es decir ida-vuelta).
b) reenvíos de segundo grado que es cuando la norma de conflicto del foro se
remite al derecho extranjero y la norma de conflicto de ese derecho extranjero se
remite a otra de otro derecho extranjero diferente de los dos anteriores.
Estas figuras nacen a raíz de un caso que desarrollaremos para tener una
enriquecedora comprensión del tema.

El reenvío primer grado admitido por el tribunal francés, quien finalmente aplicó su
propia ley. tuvo origen en Francia, en el célebre caso Forgo del 24 de junio de
1878. Forgo era un hijo natural, nacido en Baviera, que emigró a Francia a la edad
de 5 años. Muere en Francia a la edad de 68 años, sin haber obtenido su domicilio
legal, dejando una importante sucesión mobiliaria. Se trata de saber qué ley debía
aplicarse a esta sucesión. La ley aplicable en Francia a las sucesiones mobiliarias
era la ley del domicilio del causante. El difunto, hijo natural, no dejaba
descendiente, ascendiente, ni cónyuge, habiendo fallecido intestado. Su herencia,
compuesta por bienes muebles, fue reclamada por el Estado francés y por unos
parientes colaterales de la línea materna.

El Estado francés se apoyaba en el artículo 768 del Código civil, según el cual, a
falta de descendientes y de cónyuges supérstites, la cuestión de los hijos
ilegítimos corresponde al Estado. Los parientes invocaban la norma de derecho
internacional privado francés, que somete la herencia de bienes muebles a la ley
de domicilio. Procedía según ellos, aplicar la ley bávara, en la que se reconocía a
los parientes colaterales el derecho a heredar. Ganado el pleito por el Estado en
primera instancia, el Tribunal de Apelación de Burdeos falló en favor de los
parientes, aplicando la norma de conflicto francesa, según la cual, las sucesiones
mobiliarias están sometidas a la ley del domicilio, que fue siempre Baviera.
Finalmente, el Tribunal de Casación de París resolvió el caso a favor del Estado
francés, aplicando la teoría del reenvío.

¿Cuál era la situación del caso? Se trataba más que todo de una acción relativa
a la sucesión mobiliaria dejada por Franz Xavier Forgo al momento de su
muerte. La cuestión originaria de la controversia fue el hecho de que el Código
Civil Francés condicionada la adquisición de un domicilio en Francia, a la
obtención, por parte del interesado, de un decreto de admisión al domicilio, sin
embargo, Forgo nunca solicitó, y por tanto jamás obtuvo tal documento que le
estableciera domicilio en el Estado Francés.
Es por este hecho que muchos consideraban que Forgo sólo tenía un domicilio de
hecho en Francia, estimando que su domicilio de derecho era en Baviera, puesto
que era su lugar de nacimiento.
Los parientes colaterales de Forgo ejercitaron la acción de petición de la herencia,
basados en que su derecho estaba reconocido en el Código Bávaro, aplicable en
virtud de una norma de conflicto francesa, según la cual la sucesión mobiliaria
debía regirse por el último domicilio del causante. En primera instancia el Juzgado
de Pau resolvió que Forgo no tenía domicilio en Francia sino en Baviera y como la
ley Bavara dispone que la sucesión sobre los bienes muebles se rige por la ley de
su situación, era aplicable la legislación francesa, por el claro reenvío de esta
última, y por consiguiente heredaba el fisco francés.
Rechazada la demanda por el tribunal de Pau, los parientes colaterales recurrieron
la misma decisión por ante la Corte de Apelación de Burdeos. Este tribunal dictó
una sentencia estimatoria de la pretensión de los parientes de Forgo, al decidir
que la ley aplicable a la sucesión era la del domicilio de derecho del difunto, o sea,
la ley Bávara. Por lo tanto, no había más que consultar al Código Bávaro y
únicamente había que proceder conforme a sus disposiciones sucesorias, a la
entrega de los bienes. 
Los abogados fiscales franceses comenzaron a estudiar la ley Bávara y
descubrieron que ella contenía, a su vez una regla de derecho internacional
privado, por medio de la cual el reenvío iba a hacer su entrada en la
jurisprudencia. Sostuvieron que el Código Civil Bávaro, era evidentemente
aplicable al caso, ya que así lo declaraba la norma de conflicto francesa, es decir,
establecía una regla en cuya dirección las sucesiones mobiliarias quedaban
sometidas a la ley del lugar del domicilio efectivo del de cujus.
En segunda instancia se dispuso que la norma indirecta francesa aplique a la
sucesión sobre muebles, el derecho del domicilio del dueño (legislación Bavara) y
por ello otorgó la razón a los colaterales de la madre de Forgo. Esta tesis había
sido rechazada por los jueces del tribunal de Pau. 
Sin embargo, la astucia de los fiscales franceses fue mayor y dedujeron entonces,
someter un recurso de casación en contra de la sentencia de la Corte de
Apelación de Burdeos, sosteniendo que, al aplicar falsamente la ley Bávara, el
tribunal había violado indirectamente la ley francesa. 
Ante esta situación la Corte de Casación Francesa decidió que la norma de
Francia declarará aplicable a la sucesión de muebles, el derecho Bavaro, por ser
el del domicilio del dueño y que, por derecho Bavaro debe entenderse todo el
conjunto del derecho Bavaro y que como para los fines el derecho internacional
privado bavaro declara aplicables a todas las cosas muebles e inmuebles la ley de
su situación, y a las sucesiones la ley del domicilio efectivo del causante, es claro
que por aplicación del derecho internacional privado bavaro, este remite al
derecho civil francés, en consecuencia, heredaba el fisco francés. Dando Paso así
a la entrada del reenvío en la jurisprudencia internacional.
Como dijimos el reenvío fue admitido en un criterio jurisprudencial establecido el
24 de Junio de 1878, por la Corte de Casación de Francia con relación al “affaire
Forgo” y ha sido compartido tanto por varios Estados como por muchos autores,
aunque existen posiciones opuestas a esta figura.
El litigio se entabló entre algunos parientes colaterales de la madre de Xavier
Forgo y el Fisco Francés, en torno al patrimonio relicto mobiliario situado en
Francia.
Los colaterales invocaban el derecho bávaro, ya que según este ellos eran los que
heredan. Su pretensión estaba basada en el Codex Maximilianus Bavaricus de
1756, según el cual heredaban los parientes colaterales a falta de descendencia
del causante.
El Fisco Francés, basó su argumentación en las leyes francesas, específicamente
en el artículo 768 del Código Civil, sustentando que la sucesión se regía por el
derecho del lugar del domicilio de derecho, según la norma de conflicto francesa y
que como Forgo no lo había constituido nunca en Francia, a pesar de que vivió
toda su vida en este país, le resultaba aplicable el derecho de Baviera, por ser en
ese lugar donde tenía su domicilio de derecho. Pero que era necesario consultar el
derecho sucesorio bávaro, para saber cuál era la legislación aplicable.
En ese mismo tenor sostuvo el Fisco Frances que el Código Maximiliano Bavárico
sometía la sucesión a la ley del domicilio de hecho del causante, o sea, la Ley de
Francia. Como el derecho civil francés disponía que ante la inexistencia de
descendientes y de cónyuge heredara el Fisco. No les correspondía derecho
alguno a los colaterales de la madre del causante.

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