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fracasan reiteradamente. Estos fracasos reiterados producen des
moralización. Los Frank afirman que «las principales fuentes de
desmoralización son los significados patogénicos que los pacien
tes atribuyen a determinados sentimientos y acontecimientos de
sus vidas... Las psicoterapias eficaces combaten la desmoraliza
ción al persuadir a los pacientes para que transformen estos sig
nificados patogénicos en otros que reaviven la esperanza, au
menten el dominio de las situaciones, mejoren la autoestima y
reintegren al individuo dentro de su grupo» (Frank y Frank,
1991; p. 52). Incluso en la evaluación diagnó stica se pueden iden
tificar estas suposiciones desadaptativas y la consiguiente des
moralización. También se puede hacer renacer la esperanza.
¿Cómo? Los Frank observan que en todas las formas eficaces
de terapia cabe identificar un sanador socialmente aprobado, un
individuo que sufre y busca alivio en el sanador, y una relación
circunscrita entre ambos. Para poder hacer terapia, el médico
debe identificarse con una determinada teoría y tener la suficien¬
te confianza en ella.
¿Por qué ? Los Frank concluyen que la terapia es una clase de
retórica en la que se estimula el despertar emocional para trans
formar el significado de determinado acontecimiento. Esa trans
formación sólo puede tener lugar si se le puede ofrecer al pacien
te un marco conceptual en el que comprenda sus suposiciones
desadaptativas y la desmoralización resultante. Se pueden invo
car eficazmente los receptores de ser otonina o el superyó siem
pre que el marco operativo sea convincente para el paciente y el
propio profesional. El proceso puede iniciarse en la evaluación
inicial ( Alarcón y Frank, 2011).
Pensemos en la propia vida: ¿hemos trabajado alguna vez
con un docente o un entrenador que nos ayudara a dominar al
guna habilidad que no podíamos aprender solos?, ¿qué nos mo
tivó? ¿Cuál fue la relación con el motivador ? Pensemos ahora en
un docente o entrenador con el que rindiéramos de forma insu ¬
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2 Construcci ó n de una alianza durante .
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ese lugar. No se pueden controlar esas asociaciones pero sí se
puede ser consciente de que están ahí. Antes de reunirse con una
persona por primera vez hay que tratar de averiguar cómo lleg
al lugar de encuentro, cuánto tiempo estuvo aguardando para
vernos y qué espera lograr con la entrevista.
Cuando se aborda a una persona para evaluarla, se puede
comenzar a construir la alianza siguiendo ciertos pasos pr ácticos
incluso antes de pronunciar palabra. Si se escoge un entorno en
el que la persona se sienta lo bastante segura como para hablar
de cuestiones íntimas, la confianza en el profesional aumentar
implícitamente. Lo ideal es que en el sitio haya una sitia cómoda
para cada uno y que ambas sillas estén situadas de manera que
se pueda establecer o evitar el contacto visual según sea necesa
rio. Esta disposición estimula la conversación. Se ha observado
que sentarse con el paciente aumenta su percepción del tiempo
que se invierte en él (Johnson y cols., 2008).
Como nunca se sabe cómo va a responder alguien a nuestra
presencia, es buena costumbre sentarse cerca de la salida por si
hubiera que abandonar el lugar de forma brusca. De hecho, la
persona puede estar algunas veces demasiado agitada como
para tolerar la entrevista con el médico. Por consiguiente, se de-
ben adoptar siempre ciertas precauciones durante la primera
evaluación diagnóstica de un paciente con el fin de garantizar la
seguridad de éste, la del profesional y la del personal. Si un
miembro del personal ha acompañado a la persona a una sala
antes de la llegada del médico, podría ser útil preguntarle qué le
han parecido sus conductas y su estado emocional para determi
nar si es seguro realizar la evaluación en solitario. Aunque es
más f ácil preservar la confidencialidad de la evaluación cuando
sta se lleva a cabo sin otras personas presentes, lo prudente es
realizarla con la adecuada ayuda profesional si el individuo está
tan alterado que se teme por la seguridad del mé dico o la del
paciente. Si se va a estar acompañado durante la evaluación, se
debe explicar al acompañante la finalidad de la entrevista antes
de reunirse con el paciente o de iniciar la evaluación.
Tanto si se entrevista al paciente con ayuda o en solitario, re
sulta útil vestirse correctamente para mostrar respeto. Además,
muchos médicos tienen a mano pañuelos de papel o vasos de agua
por si el paciente se echa a llorar: ofrecer estas pequeñas ayudas a
la persona angustiada puede ayudar a tranquilizarla (Yager, 1989).
Una vez que estemos preparados para comenzar, se debe iniciar
la conversación con una afirmación que promueva la alianza tera
péutica. El evaluador podría decir simplemente: «Soy el Dr. Cha
tter jee. Leí su historia clínica pero me gustaría saber más sobre
usted. ¿Cómo le gusta que lo llamen?». Con esta breve exposición
se comunican el nombre y la preparación previa a la reunión.
Despué s se invita al paciente a que se identifique como él elija.
quial e integrador.
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2 Construcci ó n de una alianza durante .
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se analizan en el capítulo 3, «La evaluación diagnóstica de 30
minutos», y en el capítulo 6, «La evaluación diagnóstica del
DSM-5»; lo importante aquí es plantear las preguntas capaces
de crear un marco operativo donde poder comprender los sig
nos y síntomas psiquiátricos que se observen. Estas preguntas
de encuadre generan información clínica al tiempo que constru
yen la alianza terapéutica. Para construir esta alianza se debe
expresar inter és por el bienestar del paciente y no sólo por su
forma de cumplir con el tratamiento (Weiden, 2007) o la medida
en que sus síntomas y conductas se ajustan a los criterios de
determinado trastorno mental. En una entrevista diagnóstica se
puede expresar inter és por el bienestar de alguien diciendo sen
cillamente algo como: «Espero que se encuentre bien»; sin em
bargo, resulta especialmente útil expresar el interé s de un modo
que, ai mismo tiempo, permita conocer mejor al paciente. En el
primer caso se construye la alianza preguntando por la expe
riencia cultural de enfermedad que tiene el paciente. En el se
gundo se construye la relación pidiéndole al paciente una ver
sión abreviada de su historia social. Con cualquiera de los
mé todos se capta al individuo como persona antes que como
paciente.
El psiqui atra y antropólogo Arthur Kleinman dedicó su
carrera a reflexionar sobre el significado que tiene para las
personas de diferentes culturas conocer a alguien cuando es ¬
1. ¿Dónde vive?
2. ¿Con quién vive?
3. ¿Cómo pasa los días?
4. ¿Cómo se mantiene?
Construcción de la alianza
a través de la relación de roles
Cuando se escucha a un padente se suele oír lo que dice y, si se tiene
experiencia, cómo lo dice. Al final, el médico deber á confirmarle
quién es la persona con la que el paciente habla. En toda conversa-
ción, las personas entablan de manera inconsciente relaciones de ro
les. En una evaluación clínica, el paciente puede percibir al médico
como unpadre afectuoso, como un compañero cruel o como un socio
indiferente. El terapeuta habilidoso determina enseguida elmodo en
el que el individuo conceptualiza a las personas en que confía y no
confía.En una buena relación terapéutica, el médico es quien modula
la evaluadón en función de las necesidades del paciente.
Ésta es una habilidad complicada y aprenderla requiere prácti
ca, lo que escapa al alcance de este libro. El mejor modelo continúa
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2 Construcci ón de una alianza durante .
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siendo el texto clásico de Otto Kernbcrg: Severe Personality Disorders.
Todo el libro (en especial los dos primeros capítulos) es importante
para cualquiera interesado en comprender las relaciones de roles
durante la evaluación diagnóstica. Conforme al trabajo de Kern-
berg, es recomendable que uno se formule en silencio las preguntas
siguientes al evaluar a un paciente:
Conclusión
Un objetivo importante al usar el DSM-5 es hacerlo no como si
fuera una lista de verificación sino como si se tratase de una eva
luación diagnóstica rigurosa. Las personas no buscan ayuda para
determinar si su malestar mental cumple o no determinados cri ¬
La evaluación diagnóstica
de 30 minutos
Si se es eficiente y empático, los síntomas psiquiátricos y
rasgos de personalidad esenciales de la persona que padece una
dolencia o enfermedad mental se pueden discernir en 30 minu
tos. Para hacerlo es preciso practicar.
En el pasado reciente, la preparación del examen oral requerido
para la certificación del Consejo de Psiquiatría fomentaba esta habili
dad. Al final de su capacitación, una residente de psiquiatr ía realiz
una serie de exámenes simulados ante el Consejo, en los que dedicaba
30 minutos a evaluar a una persona a la que jamás había visto. Un
psiquiatra experimentado observaba sin opinar. Al principio, el pro
ceso le causaba ansiedad y preocupación a la residente por lo que el
psiquiatra experimentado pudiera pensar pero, después de comple
tar varios exámenes, la ansiedad se redujo y la residente adquirió
mayor seguridad respecto a sus aptitudes como evaluadora.
Durante los exámenes simulados ante el Consejo, la residente
perfeccionó sus habilidades de evaluadora, de manera que ya estaba
bien preparada cuando llegó el momento de realizar los ex ámenes
orales. Cuando viajó a una ciudad distante y evaluó a un solo extraño
mientras dos psiquiatras experimentados a quienes no conocía anali
zaban en silencio su competencia, ella ya estaba preparada. Los ex
menes orales ante el Consejo ayudaron a la joven psiquiatra a romper
el mal hábito de asumir que se conoce totalmente a una persona a
partir de la historia clínica leída antes del primer encuentro. El proce
so mejoró sus aptitudes de evaluadora al obligarla a entablar una re
lación con el paciente ya en el encuentro inicial.
Aunque los exámenes orales ante consejos de certificación ex
ternos han desaparecido (véase el capítulo 10. «Evaluación de apti
tudes clínicas del American Board of Psychiatry and Neurology » ), los
residentes y demás evaluadores siguen necesitando aprender de
alguna manera la forma de llevar a cabo un examen psiquiátrico
organizado. Cuando preparé mis propios exámenes orales ante el
Consejo de Certificación, leí una serie de libros sobre la entrevista
de evaluación (Carlat, 2005; MacKinnon y cols., 2006; Morrison y
Muñoz, 2009; Shea, 1998; Sullivan, 1954; Zimmerman, 1994) y
adapté los consejos aprendidos a un esquema cronometrado para
lograr realizar el examen diagnóstico en 30 minutos. Practiqué este
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examen 30 veces hasta que se convirtió en algo totalmente natural,
lo que utilicé para aprobar mis exámenes ante el Consejo.
Desde entonces he enseñado esta versión del examen diagnósti-
co a los residentes y estudiantes, modificándolo con el tiempo hasta
llegar a tener en cuenta el DSM-5. El esquema, presentado en el si
guiente apartado de este capítulo, está cronometrado y se acompaña
tanto de una orientación general como de preguntas en cursiva a
modo de sugerencia. Al utilizar el esquema,es importante no conver ¬
Minuto 1
Presentarse a la persona. Preguntarle si le gustaría hablar. Fijar
las expectativas sobre el tiempo que durar á la entrevista y lo que
se pretende lograr con ella. Después, preguntar : ¿Por qué se en ¬
Minutos 2-4
Escuchar. El discurso ininterrumpido de una persona dice
mucho de su estado mental, orienta la anamnesis y cimenta la
Minutos 5 12 -
Antecedentes de la enfermedad actual. Las preguntas deben
seguir los criterios del DSM-5 como se especifica en el capí tulo
6 , «La evaluación diagnó stica del DSM- 5» y se resume en el
capítulo 7, « Versión breve del DSM-5». Ademá s, se debe centrar
uno en lo que ha cambiado recientemente, en el «¿por qué aho
ra?» de la presentación. Mientras se hace, se deben tratar de
entender los acontecimientos desencadenantes: ¿Cuándo co -
menz ó el problema actual? ¿Cuándo fue la última vez que el
paciente se sintió psicológicamente bien? ¿Se puede identificar
algún suceso desencadenante, perpetuador o atenuante ?
Cómo afectaron sus pensamientos y conductas a su rendi
miento psicosocial? ¿C ómo cabe considerar el nivel de funcio
namiento actual y en qué difiere de lo que era días, semanas o
meses atr ás ?
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3 La evaluaci ón diagnóstica de 30 minutos 23
de formular. Es importante recordar que uno de los factores que
mejor predicen el comportamiento futuro es el comportamiento
pasado, de manera que es preciso preguntar si ha habido episo
dios de violencia previos del paciente, ya sea contra sí mismo o
contra terceros, con el fin de evaluar de forma general el riesgo.
¿Piensa con frecuencia en hacerse daño a usted mismo ? ¿ Alguna vez ha
intentado suicidarse? ¿Cuántas veces lo ha intentado ? ¿ Qu é hizo ?
Qué tratamiento médico o psiqui átrico recibió después de estos inten ¬
tos ? ¿Tiene a menudo momentos en los que est á tan alterado que profie
re amenazas verbales oíf sicas, o incluso las ejecuta, contra otras perso ¬
Minutos 13-17
Revisión sistemá tica . La revisión psiquiátrica sistemática es
una comprobación breve de síntomas psiquiátricos frecuentes
que quizá no se hayan detectado en la anamnesis de la enferme
dad actual. Si la persona responde afirmativamente a estas pre
guntas, habr á que investigar más a fondo aplicando los criterios
del DSM-5 según el modelo presentado en el capítulo 6.
ble? ¿Ha perdido interés o encuentra menos placer en las cosas de que
sol í a disfrutar ? ¿Ha habido ocasiones, que duraran al menos algunos
d í as, en las que sintiera lo contrario de estar deprimido, es decir, en las
que se encon trara muy alegre o feliz y estuviera más activo o tuviera
más energía de lo normal ? (Vé ase «Trastornos depresivos», pp. 77-
81, o «Trastorno bipolar y trastornos relacionados»,pp. 72-76, en
el capítulo 6).
Psicosis. ¿Ha visto cosas que otras personas no ven ? ¿Ha oído ruidos,
sonidos o voces que otras personas no oyen ? ¿ Algima vez siente que le
siguen o que alguien trata de da ñarlo de alguna manera ? ¿ Alguna vez le
ha parecido que tenía poderes especiales, como leer la mente de otras per
sonas ? ¿Ha sentido alguna vez, al escuchar la radio o ver la televisi ó n,
que se estaban refiriendo a usted ? (Véase «Espectro de la esquizofre
nia y otros trastornos psicóticos», pp. 68-71, en el capítulo 6).
gares que le son familiares no son reales, o que está tan desprendido de
su cuerpo que es como si estuviera fuera de él o pudiera observarse as
mismo ? ( Véase «Trastornos disociativos»,pp. 95-97,en el capítulo 6).
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EXCRECIÓN ¿ Se ha ensuciado la ropa o ha manchado la cama, el suelo
u otro lugar inapropiado con orina o deposiciones ? (Vé ase «Trastor
nos de la excreción», pp. 105-106. en el capítulo 6).
Minutos 18-23
Antecedentes mé dicos. ¿Tiene alguna enfermedad cr ónica ? ¿ Le han
afectado emocionalmente estas enfermedades ? ¿Le han operado alguna
vez ? ¿Ha padecido alguna vez una convulsión o un golpe fuerte en la
cabeza que le hiciera perder el conocimiento ? ¿Toma medicamentos para
alguna enfermedad ? ¿Toma habituahnente suplementos, vitaminas o me ¬
Minutos 24-28
Examen del estado mental (EEM). A estasalturas ya se habrán
observado u obtenido la mayoría de los datos pertinentes. Véase
en el capítulo 9, «Examen del estado mental: glosario de psiquia-
tría», una versión má s detallada del EEM, que incluye los si
guientes componentes:
Aspecto.
Conducta.
Discurso.
Estado de ánimo.
Afecto.
Proceso de pensamiento.
Contenido del pensamiento.
Cognición y recursos intelectuales.
Introspección / juicio: ¿Qué problemas tiene? ¿Tiene algú n tipo
de enfermedad ? ¿Qué planes defuturo tiene ?
Minutos 29-30
Formular cualquier pregunta de seguimiento. Agradecer al pa
ciente su tiempo y, si procede, comenzar a analizar el diagnó stico
y el tratamiento.
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3 La evaluaci ón diagnóstica de 30 minutos 27
Considerar preguntar lo siguiente: ¿Con las preguntas que le he
formulado hemos abordado sus principales preocupaciones y proble ¬
mas ? ¿ Hay algo importante que haya pasado por alto o algo que deba
saber para comprender mejor lo que le ocurre ?
Presentación de la evaluación
diagnóstica de 30 minutos
Si completar este examen en 30 minutos exige acostumbrarse a
cierto grado de organización y, a la vez, a alterar el orden y el
ritmo con cada paciente, presentar los resultados es comparati
vamente más f ácil. A diferencia de la evaluación diagnóstica, en
la que a menudo hay que crear la organización, la presentación
tiene ya una organización que se ha aprendido (o se supone que
se debe haber aprendido) en otros contextos. Sin embargo, la rea
lidad muestra que las presentaciones formales rara vez se produ
cen fuera de los servicios docentes.
Entonces, ¿por qué aprender ahora cómo presentar la evalua
ción? En primer lugar, si se es un profesional en formación, habr
que presentar formalmente un caso para obtener la certificación
del Consejo, como se ver á en el capítulo 10. En segundo lugar, al
formular y presentar el relato del trastorno mental del paciente
se clarifican los propios pensamientos, y esta claridad mejora los
planes de tratamiento y hace que la documentación escrita resul
te má s convincente para los pacientes y otros profesionales. Al
presentar correctamente un caso se transmite sucintamente lo
bien que se conocen sus déficits y puntos fuertes. Asimismo, se
demuestra la propia habilidad para organizar los resultados de
la evaluación. Para fomentar ambas aptitudes, es útil repasar
brevemente la siguiente información referente a la presentación
de la evaluación diagnóstica.
Antes de comenzar se deben organizar los pensamientos. Hay
que preguntarse si es posible identificar algún hilo central en la
evaluación. Por lo general, esto es posible porque la mayoría de los
pacientes refieren su malestar en forma de relato, si se les permite
hacerlo (Little, 2005). Escuchando atentamente se encontrar án pa
trones en la historia; los relatos más frecuentes son los que descri ¬
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3 La evaluación diagnóstica de 30 minutos 29
En tercer lugar hay que determinar el tratamiento psiquiátrico
más indicado: psicoeducación, estudios, terapias y medicamentos.
Se deben analizar lo mejor posible las respuestas previas del pa
ciente a cualquier medicación, las contraindicaciones y las interac
ciones conocidas, además del potencial de abuso, las dosis, el ajus
te posológico, los efectos adversos y la forma de contrarrestarlos,
las concentraciones sanguíneas esperables, la pauta de adminis
tración, si losmedicamentos son mejores para uso a corto o a largo
plazo y las consecuencias culturales y legales del tratamiento. De
modo similar, en relación con cualquier psicoterapia que se reco
miende se han de describir el problema terapéutico, el tipo de psi
coterapia recomendado, la disponibilidad y asequibilidad del tra
tamiento, el objetivo de éste y la motivación del paciente.
En cuarto lugar hay que determinar las necesidades sociales
y culturales del paciente. Se deben analizar sus puntos fuertes,
su situación biogr áfica, las relaciones significativas, el empleo y
los apoyos comunitarios, la posibilidad de contar con servicios
de rehabilitación y todas las cargas familiares que existan. Si la
seguridad de un familiar a cargo del paciente es preocupante, se
debe abordar el tema durante la sección inicial de la formulación
referente a la seguridad.
Finalmente se evalúan el pronóstico del paciente en relación
con los síntomas, la respuesta al tratamiento, los diagnósticos
mé dicos concomitantes, la duración de la enfermedad, la res ¬
Conclusión
Al realizar la evaluación diagnóstica se debe emplear la escucha
activa. No importa lo distraído o alterado que esté el paciente; siem
pre hay que tratar de darle unos minutos para que diga lo que pien-
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