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Rubrica de evaluación
Aspecto Logrado (2) Medio (1) No logrado (0) Factor Ptos
Extensión Entre 2000 y 3000 palabras - La extensión está fuera del rango 2 4
Lenguaje Escribe con redacción fluída, sin Escribe con buena redacción aunque La redacción no es fluída y los errores 4 8
errores de ortografía o redacción presenta errores que en ocasiones impiden comprender el contenido de
que impidan una lectura fluída. entorpecen la comprensión. la presentación
Completitud Aborda adecuadamente todos los Aborda adecuadamente 2 de los 4 Aborda adecuadamente 1 o ninugno 7 14
elementos de la ficha: elementos de los 4 elementos
(1) período de composición,
(2) lugar,
(3) audiencia – destinatarios,
(4) problemática social.
Argumentación Ofrece argumentos para los 4 La argumentación está mayormente La argumentación es muy lacunaria o 6 12
elementos que aborda, con sus completa, aunque faltan algunos inexistente.
debidas garantías y reservas. elementos de ella (faltan a lo más 6
La argumentación es variada. elementos en total)
Confiabilidad Todas las fuentes citadas cumplen La mitad o más de las fuentes Menos de la mitad de las fuentes no 6 12
con los siguientes requisitos. cumplen con los siguientes requitos cumplen con los requisitos.
(1) Nivel académico. (1) Nivel académico.
(2) Actualizadas. (2) Actualizadas.
Total puntos 50
Calificación (50% exigencia)
Universidad Nacional de Costa Rica
Universidad Bíblica Latinoamericana
Elaborado por:
Sergio Vinicio Molina Vásquez
Dicho nombre antes mencionado «sugiere que sus padres preocupados por su seguridad le
pusieron ese nombre como un ruego por su protección» (Hernández, 2003, p. 623), ya que
su nacimiento se dio bajo el reinado de «Manasés 686-642» (Liverani, 1995, p. 517),
tiempo en el cual imperó la apostasía, idolatría y rebelión contra Yahvé, época donde el
sincretismo religioso de la adoración a Baal, Asera, Moloc, y todo el ejército del cielo
pervirtieron el corazón de Judá y Jerusalén, trayendo consigo la asolación por parte de los
Asirios quienes llevaron a dicho rey cautivo a Babilonia. «Por eso el SEÑOR envió contra
ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, los cuales capturaron a Manasés y lo llevaron
a Babilonia sujeto con garfios y cadenas de bronce» (2 Cr. 33:11 NVI).
Un bonito detalle para considerar es que la vida de Sofonías fue atesorada para cumplir un
ministerio como profeta de Yahvé, recibiendo la revelación de Dios, y siendo inspirado para
escribir el libro que lleva su nombre. «Ésta es la Palabra del SEÑOR, que vino a Sofonías»
(Sof. 1:1 NVI)
Desde un punto de vista crítico, era importante en aquellos tiempos el unitarismo religioso,
para poder ejercer dominio y control a través de la religión, situación que desde ningún
ámbito es positivo, porque se debe tener siempre la libertad de conciencia y de culto, cada
persona debe ser libre desde un aspecto personal, para poder ejercer y practicar su
espiritualidad, asimismo, la configuración de su base de creencias y valores. Es por esa
razón, por lo que desde la perspectiva intercultural el mensaje del bien y de la paz, debe
formularse a través del dialogo, de la laicidad, por medio del respeto, también de la
valoración por el sistema de creencias y diferencias siendo estas las que enriquezcan y no
las que separen. Por lo tanto, desde un punto de vista objetivo, puedo reflexionar que: la
prohibición y destrucción de lo externo no cambiaba la vida interior del pueblo,
lamentablemente ninguna de las reformas realizadas por Josías y solicitadas por Sofonías
concluyó con la total aprobación de Dios, ni con completo éxito, en resumen, la religión se
vuelve el opio del pueblo cuando es corrompida por las ansias de poder y del control
político y social.
Haciendo referencia al marco histórico y la ubicación geográfica de los textos del libro de
Sofonías, el mismo profeta ubica su profecía desde Jerusalén, «Extenderé mi mano contra
Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén» (Sof. 1:4 NVI), dicha ciudad estaba
geográficamente situada más o menos a un tercio de distancia del extremo norte del Mar
Muerto hacia el Mediterráneo en las montañas de Judea, fue también una ciudad
amurallada y yacía entre dos valles, al este el valle de Cedrón y el valle de Hinom al oeste y
al sur, su planicie despareja en medio de estos dos valles, sobre los que estaba edificada la
ciudad, está conectada con la meseta de Judea por el norte, la que esta divida en términos
generales en dos serranías por un valle central denominado Tiropeón y la colina del Templo
llamada por el Antiguo Testamento Moriah.
Sobre el trasfondo de libro de Sofonías podemos mencionar que dicho profeta «observaba
las multitudes de escitas amenazantes, llenando el horizonte, con sus movimientos veloces
y terribles» (McDonald, 2004, p. 501), esto no solo describía la situación geográfica de
Judá, la cual era muy delicada y difícil, fue por esa razón que Sofonías siendo consiente de
todo ese ambiente circundante entre las naciones del norte y el sur, dicho profeta escribe a
manera de un desasosiego señalando el contexto que lo rodeaba. En aquel tiempo registraré
Jerusalén con lámparas para castigar a los que reposan tranquilos como vino en su
sedimento, a los que piensan: “El SEÑOR no va a hacer nada, ni para bien ni para mal.” En
botín se convertirán sus riquezas, sus casas en desolación: “Edificarán casas, pero no las
habitarán; plantarán viñas, pero del vino no beberán.”» (Sof. 1:12-13 NVI)
De esa manera es evidente que el libro de «Deuteronomio tiene muchos ecos en el libro de
Sofonías» (Bridger, 2015, p. 222), por su marcado enfoque Deuteronomista y los
externalismos religiosos que imperaban en ese tiempo, a continuación, podemos observar
dicho lenguaje literario en los siguientes textos: «“Edificarán casas, pero no las habitarán;
plantarán viñas, pero del vino no beberán.”» (Sof. 1:13 NVI) confróntese «Plantarás viñas y
las cultivarás, pero no cosecharás las uvas ni beberás el vino, porque los gusanos se
comerán tus vides» (Dt. 28:39 NVI).
En relación con las cuestiones militares, la profecía de Sofonías «empieza con el pecado de
la nación y la terrible retribución del castigo que venía por manos de los caldeos»
(Jamieson, 2003, p. 934), esta amenaza de destrucción tanto de Judá como de Jerusalén es
producto de los grandes pecados y abominaciones cometidas por el pueblo, haciéndoles
hincapié que no servía de nada protestar, sino solamente callarse «¡Silencio ante el SEÑOR
Omnipotente, porque cercano está el día del SEÑOR; ha preparado el SEÑOR un sacrificio
y ha purificado a sus invitados!» (Sof. 1:7 NVI) y que habrían de aullar porque su desgracia
sería también muy grave. «Aquel día se oirán gritos de auxilio, desde la puerta del Pescado,
gemidos desde el Barrio Nuevo, y gran quebranto desde las colinas —afirma el SEÑOR:
¡Giman, habitantes del Barrio del Mercado! Aniquilados serán todos sus mercaderes,
exterminados cuantos comercian con plata» (Sof. 1:10-11 NVI).
«Sofonías advierte a sus oyentes de la invasión que vendría sobre Judá y describe los
pecados que están precipitándola» (Hernández, 2003, p. 624). «Extenderé mi mano contra
Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén. Exterminaré de este lugar todo rastro de
Baal, y hasta el nombre de sus sacerdotes; a los que en las azoteas se postran en adoración
ante las estrellas del cielo, a los que, postrados en adoración, juran lealtad al SEÑOR, y al
mismo tiempo a Moloc, a los que se apartan del SEÑOR, y no lo buscan ni lo consultan»
(Sof. 1:4-6 NVI)
Además de esto «Sofonías veía más adentro; vio los corazones de las personas y sabía que
el celo religioso no era sincero. Las reformas eran sólo superficiales; la gente se deshizo de
sus ídolos en sus casas, pero no de los ídolos de sus corazones» (Wiersbe 1995, p. 765)
«¡Ay de la ciudad opresora, rebelde y contaminada! No atiende a consejos, ni acepta
corrección. No confía en el SEÑOR, ni se acerca a su Dios» (Sof. 3:1-2 NVI).
Los tiempos eran sumamente difíciles para la pequeña Judá. Israel, el reino del norte, había
caído a manos de Asiria en 722 - 721 a.C. bajo los reyes Acaz y Ezequías 732–687 a.C.,
«Judá también se había convertido en vasallo de Asiria por cerca de 75 años. Durante ese
tiempo Asiria había impuesto su cultura y su religión; en Jerusalén se vivía un “paganismo
importado» (Breneman, 2019, p. 1145) «Ezequías le envió este mensaje al rey de Asiria,
que se encontraba en Laquis: Entonces Ezequías le envió este mensaje al rey de Asiria, que
se encontraba en Laquis: «He actuado mal. Si te retiras, te pagaré cualquier tributo que me
impongas.» El rey de Asiria le impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve mil
novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos de oro. Así que Ezequías le entregó a
Senaquerib toda la plata que había en el templo del SEÑOR y en los tesoros del palacio
real. Fue entonces cuando Ezequías, rey de Judá, les quitó a las puertas y los quiciales del
templo del SEÑOR el oro con que él mismo los había cubierto, y se lo entregó al rey de
Asiria.» (2 Re. 18:14-16 NVI).
Seguidamente Sofonías también presenta «la condena a los estados perseguidores de las
cercanías tanto como a Judea misma» (Jamieson, 2003, p. 933), pero contrastada con una
vehemente exhortación a reconciliarse con Yahvé, porque los juicios de Yahvé contra
algunas naciones vecinas habrían contribuido a la calamidad vivida y experimentada por
Israel, entre esas naciones vecinas podemos mencionar a los filisteos, «La palabra del
SEÑOR es contra ti, Canaán, tierra de los filisteos: «Te aniquilaré hasta no dejar en ti
habitante.» (Sof. 2:5 NVI), también a los moabitas y a los amonitas, «Tan cierto como que
yo vivo —afirma el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel—, que Moab vendrá a ser
como Sodoma y los amonitas como Gomorra: se volverán campos de espinos y minas de
sal, desolación perpetua» (Sof. 2:8-9 NVI).
Asimismo, los etíopes figuran en esta lista, «También ustedes, cusitas, serán atravesados
por mi espada.» (Sof. 2:12 NVI), finalmente aparecen los asirios y los ninivitas. «Él
extenderá su mano contra el norte; aniquilará a Asiria y convertirá a Nínive en desolación,
árida como un desierto» (Sof. 2:13 NVI), es entonces que podemos percibir «basados en la
tradicional enemistad entre vecinos y en conflictos concretos más recientes» (Asurmendi,
2007, p. 551) que Israel tenía problemas con las naciones circunvecinas. Además, Sofonías
anuncio la caída de Nínive la cual sucedió aproximadamente en el año 612 a. C.
Por último, haciendo referencia a las cuestiones políticas, económicas y éticas, el profeta
Sofonías hace referencia sobre la realidad de Israel señalando fuertemente la desobediencia
que tenían como nación, su inestabilidad política y económica, su incredulidad y su
impenitencia, evidenciada en el endurecimiento de sus corazones y el deseo constante de no
acercarse a Yahvé, Sofonías «explora bajo la superficie de las reformas de Judá y describe
la condición de los habitantes. Debido al deplorable estado moral de Israel, el cautiverio es
inevitable» (Hernández, 2003, p. 623). Los gobernantes de la tierra aún eran avaros y
desobedientes, y la ciudad de Jerusalén era la fuente de toda clase de iniquidad en la tierra.
(Wiersbe, 1995, p. 766), Sofonías realiza denuncias virulentas contra «la injusticia social de
gobernantes, clases, dirigentes y oficios diversos. Junto a las denuncias de Judá y
Jerusalén» (Asurmendi, 2007, p. 552) «Las autoridades que están en ella son leones
rugientes, sus gobernantes son lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana. Sus
profetas son impertinentes, hombres traicioneros. Sus sacerdotes profanan las cosas santas
y violentan la ley» (Sof. 3:3-4 NVI), después de las lecturas de estos textos es evidente y
muy señalada fuertemente la codicia existente por parte de los príncipes y jueces y la forma
de liviandad ética en relación con la tradición de los profetas, y los sacrilegios cometidos
por parte del sacerdocio, teniendo como resultado que todo esto se había vuelto un presagio
para el día inminente de juicio por parte de Yahvé.
Una somera lectura del libro proporciona al lector una panorámica desoladora, tanto desde
el ángulo político como desde la perspectiva ético-religiosa, «Judá, privada por Senaquerib
de una parte de su territorio, se había convertido en un campo de experimentación de la
teología y los cultos asirios» (Morla, 2009, p. 172), el caos religioso iba necesariamente
acompañado de desórdenes sociales de todo tipo, propiciados por la elite política y
financiera de Jerusalén.
Un dato interesante es que se discuten que los pequeños salmos del libro de Sofonías;
«¡Lanza gritos de alegría, hija de Sión! ¡da gritos de victoria, Israel! ¡Regocíjate y alégrate
de todo corazón, hija de Jerusalén! El SEÑOR te ha levantado el castigo, ha puesto en
retirada a tus enemigos. El SEÑOR, rey de Israel, está en medio de ti: nunca más temerás
mal alguno» (Sof. 3:14-15 NVI) y «Aquel día le dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, ni te
desanimes, porque el SEÑOR tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se
deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los
días de fiesta. Yo te libraré de las tristezas, que son para ti una carga deshonrosa» (Sof.
3:16-18 NVI), «puedan ser creación del profeta; y se acepta la fecha del tiempo del
Destierro para los últimos versículos» (Morla, 2009, p. 176)
Abordando acerca de los destinatarios del texto es importante tener presente que: «cada
profeta traía un mensaje a sus contemporáneos» (Richards, 2006, p. 565), pero en el
mensaje del profeta a sus contemporáneos, descubrimos lo que llamamos mensaje
universal: el que, por medio de la Palabra, es válido para los creyentes de todas las épocas.
El segundo destinatario inmediato es al lector del libro y tiene un alcance universal desde
una perspectiva escatológica con un mensaje de exhortación para buscar a Yahvé mientras
dure y exista el tiempo de gracia. «Humíllate hasta el polvo, nación no quebrantada; hazlo
antes que se cumpla lo que he determinado y ese día se desvanezca como la brizna, antes
que caiga sobre ti la ira ardiente del SEÑOR, antes que venga sobre ti el día de la ira del
SEÑOR. Busquen al SEÑOR, todos los humildes de la tierra, los que han puesto en práctica
sus normas. Busquen la justicia, busquen la humildad; tal vez encontrarán refugio en el día
de la ira del SEÑOR. (Sof. 2:1-3 NVI).
Como tercer destinatario está el pueblo cautivo y avasallado, que gime, que clama, que
sufre a manos de sus vecinos y de las injusticias sociales, con el mensaje de que Yahvé
pronto haría justicia con un mensaje de que castigaría a las naciones enemigas de Filistea,
Moab, Amón, Etiopía, Asiria y Nínive, dichos mensajes, aunque tuvieran un propósito
nefasto para dichas naciones vecinas «Como en otros libros proféticos, en el de Sofonías
están presentes los tres elementos clásicos de la profecía: oráculos de juicio y condena,
promesas y oráculos de esperanza, oráculos dirigidos a las naciones vecinas» (Asurmendi,
2007, p. 551).
Y como ultimo destinatario está Jerusalén y sus habitantes reprendidos por sus pecados,
ejemplificado con el castigo a las naciones, pero con un mensaje de esperanza y promesas
de restauración «Dejaré un remanente en medio de ti, un pueblo pobre y humilde. En el
nombre del SEÑOR, se cobijará el remanente de Israel; no cometerá iniquidad, no dirá
mentiras, ni se hallará engaño en su boca. Pastarán y se echarán a descansar sin que nadie
los espante.» (Sof. 3:12-13 NVI).