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Sumarización Procedimental

EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE HÁBEAS CORPUS*

Por Christian Donayre Montesinos**

I. INTRODUCCIÓN

Como bien pone de relieve el Código Procesal Constitucional, los procesos


constitucionales tienen como fines esenciales asegurar la primacía de la Constitución y la
vigencia efectiva de los derechos constitucionalmente protegidos 1. Dada la importancia del
rol que cumplen para todo Estado Constitucional, se les ha investido de aquellos rasgos que
permiten identificar a un proceso de tutela urgente. De esa forma, se ha hecho uso de la
sumarización procedimental, esto es, reducción de plazos, eliminación del dictamen fiscal,
entre otros; y de la sumarización cognitiva, es decir, será el juez quien decida si requiere de
audiencia para complementar su información2.

El proceso de hábeas corpus fue el primer proceso constitucional consagrado en nuestro


país y ha sido utilizado en algunas ocasiones no sólo como mecanismo para tutelar
derechos que hoy son más bien susceptibles de ser protegidos a través del amparo, sino
como verdadero proceso de inconstitucionalidad3. El presente trabajo tiene por objeto
aproximar al lector a la regulación de este proceso de acuerdo con el Código Procesal
Constitucional y la jurisprudencia que sobre el particular ha emitido el Tribunal
Constitucional peruano. No obstante, y para tener el escenario completo, antes dedicaremos
algunas líneas a los antecedentes de este proceso en la experiencia peruana.

II. ANTECEDENTES DEL HÁBEAS CORPUS EN EL PERÚ

El hábeas corpus, proceso de origen inglés, fue reconocido por primera vez en América
Latina en el año 1830 en el Código Penal del Imperio del Brasil y luego fue siendo

*
El presente trabajo ha sido publicado anteriormente en: CASTILLO CÓRDOVA, Luis (Coordinador).
Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional. Lima: Gaceta Jurídica, enero 2009.
**
Ha sido Profesor Titular de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú y
Coordinador del Post Título en Derecho Público de la misma universidad. Actualmente se viene
desempeñando como Profesor a tiempo completo de Derecho Constitucional y Derecho Procesal
Constitucional en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Asimismo, es Profesor Asociado de
la Academia de la Magistratura. Miembro ordinario de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional y de
la Asociación Iberoamericana de Derecho Militar.
1
Esto que se encuentra contenido en el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
sin embargo podría resultar redundante si tomamos en cuenta que al asegurar la primacía de la Constitución
Política del Estado también se ampara la vigencia efectiva de los derechos fundamentales, salvo mejor
parecer.
2
AA. VV. Código Procesal Constitucional. Lima: Palestra Editores, agosto del 2004, p. 71.
3
A mayor abundamiento sobre los antecedentes del hábeas corpus en el mundo en general y en el Perú en
particular, recomendamos vivamente revisar: GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El Hábeas Corpus en el
Perú. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1979.

1
incorporado en otras legislaciones comparadas como en los Códigos de Livingston de 1837,
que fueron aplicados en Guatemala, en la Constitución de Costa Rica del año 1847 e
incluso antes del Amparo en la Constitución de Yucatán del año 18414.

En el Perú, el hábeas corpus fue reconocido por la Ley del 21 de octubre de 1897, que
desarrolló el artículo 18º de la Constitución de 1860. De acuerdo con lo establecido en este
último precepto constitucional:

“Nadie podrá ser arrestado sin mandamiento escrito del juez competente o de
autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto infraganti delito,
debiendo en todo caso ser puesto el arrestado dentro de las veinticuatro horas a
disposición del Juzgado que corresponde. Los ejecutores de dicho mandamiento están
obligados, a dar copia de él siempre que se les pidiera”.

En el año 1916 se promulgaron la Ley Nº 2223, que buscó ampliar el margen de


protección del hábeas corpus, y la Ley Nº 2253, que trató de perfeccionar los aspectos
procesales contemplados en la Ley del 21 de octubre de 1897. Luego, a través de la Ley Nº
4019, de fecha 2 de enero de 1919, se promulgó el Código de Procedimientos en Materia
Penal y entró en vigencia en 1920, estableciendo la regulación del hábeas corpus sólo para
detenciones indebidas. Será justamente en el artículo 352º de este último código que se
establecerá una disposición que parecía abrir la puerta a la posibilidad de iniciar procesos
de hábeas corpus contra particulares. Dicho artículo establecía lo siguiente: “Cuando el
secuestro provenga de persona que no es autoridad, el juez, una vez puesto en libertad el
detenido, procederá a abrir instrucción contra el culpable conforme a este Código”.

Luego, el hábeas corpus adquiere rango constitucional con la Carta Magna de 1920,
cuyo artículo 24º establecía que:

“Nadie podrá ser arrestado sin mandamiento escrito del juez competente o de las
autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto infraganti delito,
debiendo en todo caso ser puesto, el arrestado, dentro de veinticuatro horas, a
disposición del Juzgado que corresponda. Los ejecutores de dicho mandamiento están
obligados a dar copia de él siempre que se les pidiere.
La persona aprehendida o cualquier otra podrá interponer conforme a la ley, el
recurso de Hábeas Corpus por prisión indebida”.

Sin perjuicio de la imprecisión en la que incurre la Constitución de 1920 al referirse al


hábeas corpus como un recurso, cabe mencionar que a partir de dicho año se va a intentar
recurrir al hábeas corpus incluso para solicitar que se declare la inconstitucionalidad de
alguna ley. El caso “Cecilia Althaus de Pardo” puede resultar por demás ilustrativo de lo
recientemente afirmado5.

4
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Derecho Procesal Constitucional. Trujillo: Marsol Editores, julio de
1998, p. 119 y ss.
5
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional, impartición de justicia y debido
proceso. Lima: Ara Editores, 2003, p. 146-147.

2
Con la Constitución de 1933 se presentó un cambio importante, ya que se amplió el
margen de protección del proceso constitucional que venimos comentando. Así, según el
artículo 69º de ésta Constitución “Todos los derechos individuales y sociales reconocidos
por la Constitución, dan lugar a la acción de hábeas corpus”.

Luego, en el año 1940, el Código de Procedimientos Penales estableció que el hábeas


corpus procedía cuando el agraviado era sometido a prisión por más de 24 horas sin que el
Juez competente le haya tomado su instructiva; así como en los casos que se violen los
derechos individuales o sociales amparados por la Constitución.

Posteriormente, el Decreto Ley Nº 17083, del 24 de octubre de 1968, efectuó una


distinción entre lo que allí se denominaba hábeas corpus penal y hábeas corpus civil,
pasando a ser este último el antecedente de lo que a la postre consagraría la Constitución de
1979 como el proceso de amparo. Así, en los supuestos en que se buscaba proteger la
libertad personal, la inviolabilidad de domicilio y la libertad de tránsito se interponía un
hábeas corpus penal; quedando para los casos de los llamados derechos sociales el hábeas
corpus civil.

Finalmente, fue la Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo, la que se encargó
de regular lo dispuesto en la Carta de 1979, pasando luego a ser complementada por la Ley
Nº 25398. Luego, la Constitución de 1993 recogió dentro de los diversos procesos
constitucionales consagrados en el artículo 200º al hábeas corpus. Por su parte, el Código
Procesal Constitucional, aprobado mediante la Ley N° 28237, le ha destinado el Título II,
que comprende los artículos 25º al 36º, además de las disposiciones generales en lo que le
resulte aplicable.

III. ALGUNOS DE LOS DERECHOS CUYA TUTELA ES EXGIBLE A


TRAVÉS DEL HÁBEAS CORPUS EN EL CÓDIGO PROCESAL
CONSTITUCIONAL

El proceso de hábeas corpus busca proteger el derecho a la libertad personal6 y demás


derechos conexos a ella. Cuando hablamos del derecho a la libertad personal, nos referimos

6
Si bien el texto constitucional vigente, como el Código Procesal Constitucional, hace referencia más bien a
la libertad individual como la susceptible de ser protegida a través del hábeas corpus, doctrinariamente existe
cada vez mayor consenso en que es más bien la libertad personal, entendida como la dimensión física de aquel
derecho y valor, la que resulta amparada a través del hábeas corpus. La libertad personal busca, como dijimos,
garantizar la libertad física del individuo evitando que sea privado u obstaculizado en el ejercicio de ella de
forma ilícita. Sobre el particular puede revisarse: FAUNDEZ LEDESMA, Héctor. El derecho a la libertad y
seguridad personal. En: Lecturas Constitucionales Andinas Nº 1. Lima: Comisión Andina de Juristas, p. 143-
144; ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. “Jurisdicción Constitucional...”. Op. Cit., p. 146; BELDA
PÉREZ-PEDRERO, Enrique. El derecho a la libertad personal y a la seguridad personal. En: Anuario
Parlamento y Constitución. Nº 3. Castilla-La Mancha: Cortes de Castilla-La Mancha y Universidad de
Castilla-La Mancha, 1999, p. 227; entre otros.
No obstante esta precisión, no debe perderse de vista, como también señalaremos en este trabajo, que hay
otros derechos fundamentales que caen dentro del ámbito de protección de este proceso constitucional.

3
habeas corpus sino amparo

a la dimensión más bien física de la libertad en general, y supone autodeterminación sin


interferencia7.

El Tribunal Constitucional en el caso “Vicente Silva Checa” (Expediente Nº 1091-


2002-HC/TC)8 aludió al mismo concepto, pero lo denominó libertad individual que
comprende -a nuestro juicio- un concepto mucho más amplio9. El Alto Tribunal definió este
derecho en los siguientes términos:

“En cuanto derecho subjetivo, garantiza que no se afecte indebidamente la libertad


física de las personas, esto es, su libertad locomotora, ya sea mediante detenciones,
internamientos o condenas arbitrarias. Los alcances de la garantía dispensada a esta
libertad comprende frente a cualquier supuesto de privación de la libertad locomotora,
independientemente de su origen, la autoridad o persona que la haya efectuado”.

Posteriormente, al resolver el Expediente N° 0019-2005-PI/TC10 hace referencia al


derecho a la libertad personal y lo define como “…un derecho subjetivo en virtud del cual
ninguna persona puede sufrir una limitación o restricción a su libertad física o
ambulatoria, ya sea mediante detenciones, internamientos o condenas arbitrarias”. De este
modo, el colegiado pone en sus justos términos el derecho que en rigor es objeto de
protección a través del proceso de hábeas corpus.

En opinión de algunos autores, se establece una tutela diferenciada entre la libertad


personal y otros derechos –como por ejemplo aquellos que son susceptibles más bien de ser
protegidos mediante el amparo-, en razón de la importancia que adquiere la libertad para el
ejercicio de otros derechos, el respeto de los valores sociales y porque su violación se
convierte, en múltiples ocasiones, en irreparable11.
7
EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Estudios constitucionales. Lima. Ara Editores, 2002, p. 25 y ss;
HUERTA GUERRERO, Luis Alberto. Libertad personal y hábeas corpus: estudios sobre jurisprudencia
constitucional. Lima: Comisión Andina de Juristas, 2003, p. 9 y ss; MESIA RAMÍREZ, Carlos. El proceso de
hábeas corpus desde la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Lima: Gaceta Jurídica, marzo 2007, p. 77
y ss.
8
Sentencia de fecha 12 de agosto de 2002 y publicada el 16 de agosto del mismo año.
9
De la siguiente cita, extraída de un famoso libro de Georg Jellinek, se puede inferir lo que aquí queremos
significar:
“La existencia de ciertas restricciones respecto del individuo ha provocado históricamente la exigencia e que
se reconozcan determinados derecho a la libertad. la coacción religiosa y la censura han hecho nacer la idea
de la libertad religiosa y de la libertad de prensa. Los ataques y prohibiciones de la policía han sido causa de
que se reconozcan libertades, como el derecho a la inviolabilidad de domicilio, al secreto de la
correspondencia, derechos de asociación y de reunión, etc. Una observación atenta hace ver que aquí no se
trata de derechos particulares, sino sólo del reconocimiento de determinadas direcciones de la libertad
individual, una en sí misma, e indica aquel círculo de actividad del individuo que está libre de las
ordenaciones del Estado. De esta posición de la personalidad nace la exigencia, por parte de ella, de que
desaparezcan todas las disposiciones del Estado que lesionan la libertad” (el resaltado es nuestro).
JELLINEK, Georg. Teoría general del Estado. México: Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 388.
10
Sentencia de fecha 21 de julio de 2005.
11
SORIANO, Ramón. El derecho de Hábeas Corpus. Madrid: Publicaciones del Congreso de los Diputados.
Monografías 6, p. 22. Citado por: CASTAÑEDA OTSU, Susana. Hábeas Corpus: Normativa y aspectos
procesales. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana (Coordinadora). Derecho Procesal Constitucional. Primera
Edición. Lima: Jurista Editores, marzo de 2003, p. 273. Existe una segunda edición de esta obra, es en el
Tomo II de esta nueva edición que encontramos el trabajo aquí citado (p. 585 y ss).

4
Así también pareciera haberlo reconocido el Tribunal Constitucional peruano cuando
alude al doble carácter de la libertad, en tanto valor superior que inspira el ordenamiento
jurídico y la organización misma del Estado, y derecho subjetivo cuya titularidad recae en
todas las personas sin distinción12. De igual manera cuando resolvió el Expediente N°
0019-2005-PI/TC, oportunidad en la que destacó lo siguiente:

“La plena vigencia del derecho fundamental a la libertad personal es un elemento vital
para el funcionamiento del Estado social y democrático de derecho, pues no sólo es una
manifestación concreta del valor libertad implícitamente reconocido en la Constitución,
sino que es presupuesto necesario para el ejercicio de otros derechos fundamentales”.

Ahora bien, a pesar de que en el caso “José Luis Torres Huayas” (Expediente N°
01560-2005-HC/TC)13 el colegiado definió el proceso constitucional de hábeas corpus
como uno de “…naturaleza excepcional, dirigido a tutelar la libertad individual de la
persona y evitar que ésta sea recortada o perturbada indebidamente por autoridad,
funcionario o persona alguna”, este proceso tiene en rigor un ámbito de protección mayor.

En efecto, entre los derechos que se han reconocido como aquellos cuya tutela es
exigible a través del proceso de hábeas corpus encontramos, por ejemplo, el derecho a la
vida. Así lo ha puesto de relieve la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
múltiples pronunciamientos como el recaído en el caso “Castillo Páez” con fecha 3 de
noviembre de 1997. Y ello adquiere además sentido en nuestro país si comprobamos que el
Código Procesal Constitucional ha recogido el hábeas corpus instructivo, que procede ante
la desaparición forzada de personas, figura delictiva que lamentablemente trae consigo en
la gran mayoría de casos la ejecución extrajudicial de la persona desaparecida. Así lo ha
reconocido el propio Tribunal Constitucional peruano en el caso “Juan Nolberto Rivero
Lazo” (Expediente N° 4677-2005-PHC/TC)14, al señalar que “La desaparición forzada es
un delito pluriofensivo, dado que afecta a mas de un bien jurídico ya que vulnera la
libertad física, el debido proceso, el derecho a la integridad personal, el conocimiento de
la personalidad jurídica y a la tutela judicial efectiva”. condenamientos que pueden ser contradecidas
por el habeas corpus
El derecho a la integridad personal, tanto en su dimensión física, psíquica como moral
es también susceptible de ser protegido a través del hábeas corpus. Así lo ha previsto el
Código Procesal Constitucional en el inciso 1 del artículo 25º y esto nos aproxima a la
figura del hábeas corpus correctivo, que será materia de estudio posteriormente.

El derecho a no auto incriminarse, que comprende además el derecho a no declarar o


reconocer culpabilidad contra su cónyuge o parientes del cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad está también previsto en el Código como derecho cuya tutela es
exigible por medio del hábeas corpus.
12
En este sentido, las sentencias del Tribunal Constitucional recaídas los casos “Jaime Rodríguez Aguirre”
(Expediente N° 06142-2006-HC/TC), “Francisco Mallma Tinco” (Expediente N° 08815-2005-HC/TC),
“César Javier Chávez Berrocal” (Expediente N° 2510-2005-HC/TC) y “Felipe Tudela y Barreda” (Expediente
N° 1317-2008-HC/TC).
13
Sentencia de fecha 25 de octubre de 2005 y publicada el 19 de abril de 2006.
14
Sentencia de fecha 12 de agosto de 2005 y publicada el 27 de enero de 2006.

5
Sin duda, llama la atención que el Código Procesal Constitucional haya previsto el
derecho a la inviolabilidad de domicilio dentro del margen de protección del hábeas
corpus15, considerando que antes de la entrada en vigencia del Código en el caso “René
Agustín Escalante Zúñiga (Expediente Nº 3172-2003-HC/TC)16 el Tribunal Constitucional
peruano estableció que “...el derecho constitucional a la inviolabilidad de domicilio, no
pertenece al ámbito de protección que es propia de la acción de hábeas corpus, esto es, la
libertad individual y los derechos constitucionales conexos previstos en el artículo 12º de
la Ley Nº 23506”.

Sin embargo, para los promotores del Código que venimos comentando

“…el derecho a al inviolabilidad de domicilio se convierte en un “derecho a la libertad


en el domicilio” que protege a la persona en dicho ámbito contra cualquier injerencia
exterior que impide o dificulte su libertad de movimiento. Si bien el objeto de
protección de este derecho estaba vinculado a la propiedad en la época del
constitucionalismo primigenio, en la actualidad, el domicilio hace referencia a todo
lugar en que se despliega la vida privada”17.

El derecho a no ser detenido sino es por mandato motivado por el juez o en caso de
mediar flagrancia delictiva por la Policía Nacional, constituye tal vez el derecho
emblemático -por decirlo de alguna manera- susceptible de ser protegido a través del
hábeas corpus. Este derecho es identificado como derecho a la seguridad personal, aunque
no les falta razón a quienes afirman que no tiene un significado independiente a la libertad
personal, por lo que mantiene un carácter ambiguo18.

Otro derecho cuya tutela por medio del hábeas corpus se ha previsto en el Código
Procesal Constitucional, es el derecho a no ser detenido por deudas. Al respecto es
importante tener presente que, a diferencia del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que prevé la prohibición de la prisión por incumplimiento de obligaciones
contractuales, es más bien la Convención Americana sobre Derechos Humanos la que
contempla la proscripción de la prisión por deudas. Ello encierra una distinción sustancial:
mientras que con el Pacto sería posible encarcelar a una persona por deudas de índole
tributaria, ello no sería posible en el marco de la Convención Americana, en tanto alude a
deudas en general y no a obligaciones contractuales. No obstante, es importante tener
presente que tal limitación no puede ser considerada como un obstáculo para que las
autoridades judiciales ordenen la detención de aquellas personas que, por ejemplo,
incumplen sus deberes alimentarios19. el estado sometida articulo 7

El derecho a no ser privado del documento nacional de identidad (no previsto en la


legislación derogada ni en la misma Constitución vigente de forma expresa), así como de
15
Véase el inciso 17 in fine del artículo 25º del Código Procesal Constitucional.
16
Sentencia de fecha 7 de mayo de 2004 y publicada el 14 de mayo del mismo año.
17
AA. VV. “Código Procesal....”. Op. Cit., p. 53.
18
En este sentido, FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor. “El derecho a la libertad personal…”. Op- Cit., p. 143 y
ss.
19
Ibid., p. 160.
pilares básicos del habeas corpus
libertad de transito, seguridad , integridad

6
obtener el pasaporte o su renovación dentro o fuera de la República, constituye otro
derecho pasible de ser protegido a través de este proceso constitucional, pero cuya tutela
puede generar algunos problemas. Y es que es bien sabido que hay un costo por el derecho
de tramitación para la expedición del Documento Nacional de Identidad20 o el pasaporte,
costo que debe estar amparado por la ley y responder al principio de razonabilidad, ya que
no debe dejar de tomarse en consideración que en múltiples ocasiones se producen
retenciones en virtud de no tener a mano el Documento Nacional de Identidad o no se
puede salir del país sin el pasaporte. Estamos entonces ante situaciones que pueden
presentarse lesivas del derecho a la libertad personal, si es que el Estado no atiende tales
requerimientos en forma razonable y no adopta lo recaudos correspondientes21.

De acuerdo con lo resuelto por el Tribunal Constitucional peruano en el caso “Rolando


Apaza Chuquitarqui” (Expediente N° 02432-2007-HC/TC)22:

“El Documento Nacional de Identidad (DNI) es un documento público personal e


intransferible que tiene como fin identificar de manera individual a los ciudadanos
nacionales, constituyendo la única cédula de Identidad Personal para todos los actos
civiles, comerciales, administrativos, judiciales y en general. En cuanto por mandato
legal sea requerida su presentación”.

Agregando luego que:

“En nuestro ordenamiento el Documento Nacional de Identidad tiene una doble


función, de un lado permite que el derecho a la identidad se haga efectivo, en tanto
posibilita la identificación precisa de su titular; y de otro, constituye un requisito para
su ejercicio de los derechos civiles y políticos consagrados en la Constitución vigente,

20
El Documento Nacional de Identidad, según el artículo 26º de la Ley Orgánica del Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil, es un documento público, personal e intransferible. Constituye la única cédula
de identidad personal para todos los actos civiles, comerciales, administrativos, judiciales y, en general, para
todos aquellos casos en que, por mandato legal, deba ser presentado. Constituye también el único título de
derecho al sufragio de la persona a cuyo favor ha sido otorgado.
El Documento Nacional de Identidad, como habrá podido observarse, hace efectivo no sólo el derecho a la
identidad, sino también el ejercicio de la ciudadanía.
21
La Defensoría del Pueblo plantea respecto del Documento Nacional de Identidad que, en principio, su
expedición debería ser gratuita, correspondiéndole al mismo Estado asumir el costo del servicio que dicho
trámite pueda generarle por medio de la recaudación tributaria correspondiente. Sin embargo, si se va a
proceder a cobrar un monto para tal efecto, pues entonces dicho monto no debe estar alejado de principios
tales como el de legalidad y razonabilidad.
Sobre el particular: DEFENSORÍA DEL PUEBLO. La legalidad del cobro y la razonabilidad del costo en la
expedición del Documento Nacional de Identidad por el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil
(RENIEC). Serie Informes Defensoriales, Informe Defensorial Nº 79. Lima, noviembre de 2003.
El Tribunal Constitucional peruano en el caso “María Angélica Aguirre Ato” (Expediente Nº 264-97-AA/TC),
en sentencia de fecha 2 de diciembre de 1997 y publicada el 16 de enero de 1998, ha entrado, pues, a precisar
que
“..ciertos derechos constitucionales por su naturaleza como la obtención de pasaporte, la inscripción en el
Registro Electoral para el ejercicio de derechos ciudadanos, el derecho al goce de jubilación, etc.,
necesariamente tienen que estar sujetos al cumplimiento de ciertos requisitos establecidos por ley; los
mismos que deberán ser viables para hacer efectivo el derecho constitucional respectivo”.
22
Sentencia de fecha 16 de noviembre de 2007 y publicada el 23 de enero de 2008.

7
de modo que su carencia comporta una limitación de otros derechos ciudadanos uno de
los cuales esta referido a la libertad individual”.

Desde la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional, el colegiado ha ido


definiendo diversos aspectos vinculados con el derecho a la identidad como consecuencia
de la resolución de varios procesos de hábeas corpus. Sobre el particular resulta entonces
del mayor interés lo señalado por el Alto Tribunal respecto de su contenido en los casos
“Gladys Purificación Espinoza Joffre” (Expediente N° 04444-2005-HC/TC)23 y “Rolando
Apaza Chuquitarqui” (Expediente N° 02432-2007-HC/TC)24, y en cuanto a su doble
carácter en el caso “Karen Mañuca Quiroz Cabanillas” (Expediente N° 02273-2005-
HC/TC)25.

Otro de los derechos cuya tutela hoy, conforme al Código, es posible solicitar a través
del hábeas corpus es el del debido proceso o lo que en términos de la Ley N° 28237
debemos denominar tutela procesal efectiva. Si bien es cierto en principio dicho derecho
fundamental debe ser protegido a través del amparo, en aquel supuesto en el que la
violación de la tutela procesal efectiva suponga o traiga consigo la vulneración del derecho
a la libertad personal, será posible iniciar un hábeas corpus. Esta figura conocida como el
hábeas corpus contra resoluciones judiciales ha merecido la atención de la doctrina y,
desde luego -e incluso antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional-,
de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, la misma que ha venido perfilando
paulatinamente sus alcances26.

No siendo el objetivo del presente trabajo agotar los derechos que son susceptibles de
ser protegidos a través de este proceso constitucional, convendría destacar que entre los
derechos que caen dentro del ámbito de protección de este proceso se encuentran –además
de los mencionados- el derecho a no ser exiliado o desterrado o confinado sino por
sentencia firme (inciso 3 del artículo 25°), el derecho a no ser expatriado ni separado del
lugar de residencia sino por mandato judicial o por aplicación de la Ley de Extranjería
(inciso 4 del artículo 25°), el derecho del extranjero, a quien se ha concedido asilo político,
de no ser expulsado del país cuyo gobierno lo persigue, o en ningún caso si peligrase su
libertad o seguridad por el hecho de ser expulsado (inciso 5 del artículo 25°) y el derecho a
que se observe el trámite correspondiente cuando se trata del procedimiento o detención de

23
Sentencia de fecha 25 de julio de 2005 y publicada el 17 de mayo de 2006.
24
Sentencia de fecha 16 de noviembre de 2007 y publicada el 23 de enero de 2008.
25
Sentencia publicada el 13 de octubre de 2006.
26
Sobre el particular recomendamos revisar: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Hábeas corpus
contra resoluciones judiciales: entre la evolución del concepto “proceso regular” y la determinación del
ámbito de acción del juez constitucional. En: Dos ensayos sobre nueva jurisprudencia constitucional: los
tratados de derechos humanos y el hábeas corpus contra resoluciones judiciales. Lima: Justicia Viva, junio
2003, p. 41 y ss, trabajo también recogido en su compilación intitulada “Jurisdicción constitucional…”. Op.
Cit., p. 142 y ss; DONAYRE MONTESINOS, Christian. El hábeas corpus en el Código Procesal
Constitucional. Una aproximación con especial referencia a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
peruano. Lima: Jurista Editores, febrero 2005, p. 157 y ss; SAR SUÁREZ, Omar. Hábeas corpus contra
resoluciones judiciales. Colección Monografía de Jurisprudencia Especializada. Lima: Editora Jurídica
Grijley, 2008; entre otros.

8
las personas, a que se refiere el artículo 99° de la Constitución (inciso 15 del artículo 25°)27,
entre otros.

IV. LOS TIPOS DE HÁBEAS CORPUS EN EL CÓDIGO PROCESAL


CONSTITUCIONAL Y EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL PERUANO

Son en buena cuenta nueve los tipos de hábeas corpus identificados por la doctrina y
recogidos a nivel jurisprudencial: el hábeas corpus preventivo, el hábeas corpus restringido,
el hábeas corpus reparador, el hábeas corpus traslativo, el hábeas corpus correctivo, el
hábeas corpus innovativo, el hábeas corpus instructivo, el hábeas corpus excepcional y el
hábeas corpus conexo. Todos ellos serán materia de análisis a continuación.

1. EL HÁBEAS CORPUS PREVENTIVO

El hábeas corpus preventivo procede ante la amenaza del derecho a la libertad personal.
Dicha amenaza debe ser cierta y de inminente realización, esto es, que no deje duda
respecto de la ejecución o propósito de la medida que culminará finalmente en una
afectación arbitraria al derecho antes indicado. Como bien puede deducir el lector, estamos
ante un supuesto en que la privación de la libertad del sujeto aún no se ha hecho efectiva,
sin embargo existe la amenaza cierta e inminente de que ello llegará a producirse y de
forma contraria a la Constitución y las leyes28.

27
A este respecto puede revisarse el caso “Fernando Rospigliosi Capurro” (Expediente N° 04747-2007-
HC/TC) y los comentarios sobre el particular de CARO, José Antonio y HUAMÁN, Daniel. ¿”Delito de
función” o “delito en el ejercicio de la función” de alto dignatario? Precisiones sobre el ámbito objetivo del
antejuicio político. En: Jus Constitucional. Nº 1. Lima: Editora Jurídica Grijley, enero 2008; GARCÍA
CHÁVARRI, Abraham. La acusación constitucinal y los delitos cometidos en el ejercicio de las funciones.
Breves comentarios a partir de una reciente sentencia. En: Revista Jurídica del Perú. Derecho privado y
público. Lima: Gaceta Jurídica. Nº 84, febrero 2008, p. 25 y ss; DONAYRE MONTESINOS, Christian.
Antejuicio y responsabilidad penal de altos funcionarios públicos. Lo que se dijo y lo que no se dijo en una
sentencia del Tribunal Constitucional peruano. En: Gaceta Constitucional. Tomo 07. Lima: Gaceta Jurídica,
julio 2008, p. 77 y ss.
28
Este tipo de hábeas corpus tiene como antecedente lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la
República en el célebre caso “Alberto Borea Odría” (Expediente HC Nº 14-94), en sentencia de fecha 24 de
febrero de 1994 y publicada en el Diario Oficial “El Peruano” el 4 de mayo del mismo año.
A tenor de dicha sentencia:
“...según lo preceptuado en el numeral ochenta de la tantas veces citada ley, en estos casos el Fiscal
Provincial sólo tiene dos alternativas: o formaliza la denuncia o abre investigación policial, lo que no hizo en
el caso de autos, sino que inició por su cuenta una investigación que no tenía cuando concluir, que, como
consecuencia de esta investigación ilegal la puesta en peligro de la libertad del accionante se pone de
manifiesto cuando no se quiere dar por concluida una investigación mientras no se presente el investigado a
prestar su declaración indagatoria a sabiendas de que se encontraba fuera del Perú, dando a entender que la
investigación tenía que prolongarse mientras dure la ausencia, como si no hubieran otros elementos de juicio
en los actuados, que no sólo permitían sino que la obligaban a un pronunciamiento definitivo, como lo había
hecho respecto a otros implicados, prolongando una situación de indefensión procesal y la consiguiente
estigmatización que conlleva el simple hecho de estar investigado por presunto delito; que evidentemente esta
actitud no tiene justificación ninguna, tanto más, si se tiene en cuenta que los hechos ya había sido materia
de una sentencia en el fuero respectivo, por lo que tenemos que admitir que existe, pues, amenaza de
violación a la libertad personal del actor...”.

9
El Tribunal Constitucional en múltiples ocasiones ha tenido oportunidad de conocer
procesos de hábeas corpus de índole más bien preventiva. Así, por ejemplo, en el caso
“Julio Muñoz Pérez” (Expediente Nº 1091-2002-HC/TC)29 declaró infundada la demanda
interpuesta, tras considerar que “...careciendo de certeza e inminencia la supuesta amenaza
al derecho constitucional invocado en la demanda, no resulta de aplicación el artículo 4º
de la Ley Nº 25398”. En igual sentido y bajo argumentos similares se pronunció en el caso
“Raúl Áyvar Cevallos” (Expediente Nº 2028-2002-HC/TC)30 y en el caso “Asociación de
Familiares de Presos Políticos y Desaparecidos del Perú” (Expediente Nº 1835-2002-
HC/TC)31.

En el caso “Patricia Andrea Garrido Arcentales y otro” (Expediente Nº 399-96-


HC/TC)32 el Tribunal Constitucional estableció

“Que, en cuanto a las llamadas telefónicas a través de las cuales se amenazaría con
detener a los recurrentes, según afirman, este Tribunal considera que no se han dado
los supuestos para que se configure una situación que constituya amenaza a la libertad
personal que haga procedente la Acción de Hábeas Corpus, es decir, tal y como lo
consagra el artículo 4º de la Ley Nº 25398 se necesita que ésta sea cierta y de
inminente realización; se requiere que la amenaza sea conocida como verdadera,
segura e indubitable, que se manifieste con actos o palabras que no dejen duda alguna
de su ejecución y propósito e inminente y posible, esto es, que no deje duda sobre su
ejecución en un plazo inmediato y previsible...”.

En el caso “Alfredo Arnaiz Ambrosiani” (Expediente Nº 2175-2002-HC/TC)33 el


Tribunal Constitucional precisó que:

“...habida cuenta de que: a) el recurrente plantea esta acción de garantía sobre la base
de una nota periodística que da cuenta de los resultados de ciertas investigaciones
seguidas ante una Subcomisión Investigadora del Congreso de la República; b) La
circunstancia de que una Comisión del Congreso investigue ciertos hechos por
delegación del Pleno, no constituye amenaza ilegítima a la libertad, pues no se aprecia
arbitrariedad ni violación al debido proceso en tal investigación, y el hecho que un
medio de comunicación informe acerca de los resultados de una investigación
parlamentaria no significa, de ninguna forma, amenaza que pueda considerarse cierta
e inminente contra la libertad individual del recurrente, pues ni el Congreso puede
encontrarse impedido de investigar asuntos de interés público, cuando es la propia
Constitución del Estado la que lo faculta plenamente para ello, ni, por otro lado, el que
las investigaciones concluyan incriminando al actor no quiere decir que su libertad

Sobre este caso en particular y demás implicancias véase: VALLE-RIESTRA, Javier. Borea, el leading case.
En: Ius et veritas. Revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Nº 8. Lima, junio 1994, p. 184-191.
29
Sentencia con fecha 10 de setiembre de 2002 y publicada el 8 de abril de 2003.
30
Sentencia con fecha 30 de setiembre de 2002 y publicada el 8 de abril de 2003.
31
Sentencia con fecha 21 de agosto de 2002 y publicada el 25 de abril de 2003.
32
Sentencia con fecha 4 de noviembre de 1996 y publicada el 27 de abril de 1997.
33
Sentencia con fecha 14 de octubre de 2002 y publicada el 15 de mayo de 2003.

10
EN NINGUN CASO SE SUSPENDE EL HABEAS CORPUS, SE PUEDE
RESTRINGIR EN ESTADO DE EMERGENCIA SOLAMENTE

corra peligro, pues en este último supuesto será el propio Ministerio Público y el Poder
Judicial quienes, en pleno ejercicio de su autonomía y libertad de criterio, determinen
la situación jurídica del investigado, no teniendo el Congreso capacidad de decisión al
respecto”.

En el caso “Martha Milagro Valenzuela Sotomayor y otra” (Expediente Nº 4022-2004-


HC/TC)34, el colegiado va a señalar que “…no constituyen amenaza cierta y de inminente
realización contra derecho constitucional alguno las palabras procaces pronunciadas por
un sujeto en estado de ebriedad”.

Asimismo, en el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca” (Expediente Nº 2663-


2003-HC/TC)35 el Tribunal Constitucional definió el hábeas corpus preventivo como aquel
que HABEAS CORPUS REPARADOR

“...podrá ser utilizado en los casos en que, no habiéndose concretado la privación de la


libertad, existe empero la amenaza cierta e inminente de que ello ocurra, con
vulneración de la Constitución o la ley de la materia.
Al respecto, es requisito sine qua non de esta modalidad que los actos destinados a la
privación de la libertad se encuentran en proceso de ejecución; por ende, la amenaza
no debe ser conjetural ni presunta”.

En el Código Procesal Constitucional peruano el hábeas corpus preventivo es recogido


en el artículo 2º cuando señala expresamente que

“Los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo y hábeas data proceden


cuando se amenace o viole los derechos constitucionales por acción u omisión de actos
de cumplimiento obligatorio, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona.
Cuando se invoque la amenaza de violación, ésta debe ser cierta y de inminente
realización...” (el resaltado es nuestro).

Como bien habrá observado el lector, el Código y la jurisprudencia hacen especial


énfasis en el carácter cierto e inminente de la amenaza a efectos de evitar que un peligro de
carácter presunto o remoto sea objeto de examen a través del hábeas corpus.

2. EL HÁBEAS CORPUS RESTRINGIDO

A diferencia de lo que sucede con el hábeas corpus preventivo o el reparador, que


procede ante la privación arbitraria de la libertad personal tal como veremos luego, el
hábeas corpus restringido se presenta cuando se está ante actos que no constituyen una
privación de la libertad personal, pero sí molestias o perturbaciones en su libre ejercicio. En
otros términos, se trata de restricciones irrazonables a este derecho que en sentido estricto
no se presentan como una detención o prisión, pero indudablemente lo limitan u
obstaculizan.

34
Sentencia de fecha 29 de diciembre de 2004 y publicada el 8 de abril de 2005.
35
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

11
Ejemplos de este tipo de actos son las vigilancias constantes a un ciudadano que se
encuentra libremente transitando por la ciudad, los impedimentos de salida del país o de
concurrencia a determinados lugares, entre otros.

En este tipo de hábeas corpus se ubica el caso “Asociación de Familiares de Presos


Políticos y Desaparecidos del Perú” (Expediente Nº 1835-2002-HC/TC)36 sometido al
Tribunal Constitucional, y en el que la señora Julia Chumpitaz Arias

“...interpone acción de hábeas corpus contra el Ministro del Interior, don Fernando
Rospigliosi Capurro, y el Director de la DIRCOTE, don Marco Enrique Miyashiro
Arashiro, pues considera que los emplazados vienen realizando actos de acoso,
persecución y seguimiento contra los miembros de la asociación. Señala que los
demandados han entregado unas separatas a diversos medios de comunicación que
incluyen nombres y fotos de miembros de la asociación, y en donde se les acusa
falsamente de cometer acciones violentas y perseguir propósitos ilícitos”.

Asimismo, en el fundamento 2 de su sentencia recaída en el caso “José Aguilar


Santiesteban” (Expediente Nº 2455-2002-HC/TC)37 el Tribunal Constitucional reconoció el
hábeas corpus restringido al señalar que

“el hábeas corpus, históricamente, surge como remedio frente a una detención; sin
embargo, la doctrina reconoce el denominado "hábeas corpus restringido", también
llamado accesorio o limitado, siendo una modalidad del hábeas corpus reparador, que
tiene por finalidad según Néstor Pedro Sagues, "...evitar perturbaciones o molestias
menores a la libertad individual que no configuren una detención o prisión".

Dicho criterio del colegiado es reiterado en los casos de colocación de rejas u otros
obstáculos que dificultan el ingreso a determinadas zonas de la ciudad, tema sobre el cual
va a tener oportunidad de pronunciarse en más de una ocasión. Pueden revisarse sobre el
particular los casos “Renzo Lercari Carbone” (Expediente N° 2961-2002-HC/TC)38,
“Compañía Inmobiliaria y Constructora Quisqueya S.A.” (Expediente N° 0311-2002-
HC/TC)39, entre otros.

En el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca” (Expediente Nº 2663-2003-


HC/TC)40 el Tribunal Constitucional definió el hábeas corpus restringido como aquel que

“Se emplea cuando la libertad física o de locomoción es objeto de molestias,


obstáculos, perturbaciones o incomodidades que, en los hechos, configuran una seria
restricción para su cabal ejercicio. Es decir, que, en tales casos, pese a no privarse de
la libertad al sujeto, “se le limita en menor grado”.

36
Véase la sentencia con fecha 21 de agosto de 2002 y publicada el 25 de abril de 2003.
37
Sentencia de fecha 11 de noviembre de 2002 y publicada el 28 del mismo mes y año.
38
Sentencia de fecha 4 de marzo de 2004 y publicada el 11 de marzo del mismo año,
39
Sentencia de fecha 20 de mayo de 2003 y publicada el 11 de agosto del mismo año.
40
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

12
EL HABEAS CORPUS NO REEMPLAZA SOLO PROTEGE EL DERECHO A
LIBERTAD FISICA
Entre otros supuestos, cabe mencionar la prohibición de acceso o circulación a
determinados lugares; los seguimientos perturbatorios carentes de fundamento legal
y/o provenientes de órdenes dictadas por autoridades incompetentes; las reiteradas e
injustificadas citaciones policiales; las continuas retenciones por control migratorio o
la vigilancia domiciliaria arbitraria o injustificada, etc.”.

El Código Procesal Constitucional peruano ha pasado a reconocer el hábeas corpus


restringido cuando señala en el inciso 13 del artículo 25º que este proceso constitucional
procedería a efectos de exigir el respeto del “...derecho a retirar la vigilancia del domicilio
y a suspender el seguimiento policial, cuando resulten arbitrarios o injustificados”, así
como en el inciso 6 del mismo artículo 25º que consagra “el derecho de los nacionales o de
los extranjeros residentes a ingresar, transitar o salir del territorio nacional, salvo
mandato judicial o aplicación de la Ley de Extranjería o de Sanidad”. Evidentemente, los
supuestos comprendidos en dichos preceptos no se refieren a actos que configuren
propiamente una detención o prisión indebida, sino más bien a conductas que pueden
conducir a restringir y/o perturbar de forma irrazonable el ejercicio del derecho a la libertad
personal.

3. EL HÁBEAS CORPUS REPARADOR


DETENCION
Considerado el tipo clásico del hábeas corpus, procede ante privaciones arbitrarias del
derecho a la libertad personal. El acto lesivo más común ante el cual se inicia un proceso de
este tipo es la detención arbitraria41, sin embargo existen otros actos que suponen privación
de la libertad personal y que en caso de llevarse a cabo de manera irregular podrían
configurarse -dependiendo del caso- en actos lesivos susceptibles de ser cuestionados a
través de esta modalidad de hábeas corpus. Nos referimos a la prisión42, arresto43,
aprehensión44 y secuestro45.

41
La detención se encuentra vinculada a la privación de la libertad de una persona, en tanto se encuentra
vinculada a la comisión de un acto delictivo, a fin de asegurar su presencia en el transcurso del proceso y los
efectos jurídicos de la sentencia que se emita sobre el particular. Se trata de una medida cautelar personal que
es dictada siempre y cuando se cumplan con determinados requisitos. Como se puede observar entonces, la
detención guarda estrecha relación con la existencia de un proceso penal de por medio.
42
La prisión constituye la situación en la cual se encuentra el sujeto que fue condenado por una sentencia
emanada de un órgano judicial, luego de que se le siguiera el proceso penal correspondiente. Como tendremos
ocasión de ver con posterioridad y para no confundir a lector, va a ser el hábeas corpus traslativo el que se
podrá interponer cuando el sujeto en prisión haya cumplido ya el tiempo establecido en su condena o cuando
el plazo de la detención haya vencido y aún así se encuentre privado de su libertad personal.
43
La figura del arresto constituye una forma de privación de la libertad personal ordenada por la autoridad
competente como medida apremio, esto es, para obligar a que el sujeto adopte una determinada conducta en
un supuesto específico o como medida sancionadora.
44
La aprehensión, por su parte, constituye en sentido estricto un acto de colaboración con la justicia por parte
de los particulares, en virtud del cual detienen a una persona en una situación de flagrancia delictiva.
Producida la aprehensión bien pueden retener al delincuente en el lugar de los hechos hasta que las
autoridades policiales se constituyan allí o, caso contrario, trasladar al sujeto ante la dependencia policial más
cercana. EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Libertad personal, detención arbitraria y hábeas corpus: las
novedades en la Constitución de 1993. En: AA. VV. La Constitución de 1993. Análisis y Comentarios. Serie:
Lecturas sobre Temas Constitucionales Nº 11. Lima: Comisión Andina de Juristas, 1995, p. 17.
Las notas distintivas de la aprehensión son a saber las siguientes: en primer lugar, se trata de una autorización
y no de una potestad, propia de la autoridad pública. De allí que los particulares no están obligados a detener a

13
CASO MABLE APONTE CHUQUIHUANCA

En el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca” (Expediente Nº 2663-2003-


HC/TC)46 el Tribunal Constitucional definió el hábeas corpus reparador como aquella
modalidad del hábeas corpus que

“...se utiliza cuando se produce la privación arbitraria o ilegal de la libertad física


como consecuencia de una orden policial; de un mandato judicial en sentido lato -juez
penal, civil, militar-; de una decisión de un particular sobre el internamiento de un
tercero en un centro psiquiátrico sin el previo proceso formal de interdicción civil; de
una negligencia penitenciaria cuando un condenado continúe en reclusión pese a
haberse cumplido la pena; por sanciones disciplinarias privativas de la libertad; etc.
En puridad, el hábeas corpus reparador representa la modalidad clásica o inicial
destinada a promover la reposición de la libertad de una persona indebidamente
detenida”.

De declararse fundada una demanda de hábeas corpus de este tipo, se dispondrá la


libertad de la persona que fue privada arbitrariamente de ella47.

Ahora bien, en los casos de detenciones arbitrarias lo dicho en el párrafo precedente no


debe confundirse, desde ninguna perspectiva, con una declaratoria de inocencia respecto
del agraviado, ya que lo que se pretende a través de este proceso constitucional no es un
pronunciamiento sobre el fondo del asunto, lo cual recae dentro de la competencia de los
jueces ordinarios, sino que el juez constitucional determine si la privación del derecho a la
libertad personal se ha efectuado conforme a lo establecido en la Constitución y las leyes
correspondientes. De ahí que si se declara infundada la demanda, ello no supone tampoco
un reconocimiento de la responsabilidad penal del accionante.

A fin de evitar confusiones como la descrita, el Tribunal Constitucional peruano ha


puesto de relieve la precisión que hemos acabado de efectuar. Así, por ejemplo, en el caso
“Florencio Chávez Abarca y otros” (Expediente Nº 1324-2000-HC/TC)48 señaló:

una persona que vean que está cometiendo un delito o lo ha cometido momentos antes. No estamos ante una
obligación legal que les sea exigible como sí ocurre con las autoridades policiales. En segundo término, es
necesario que estemos ante una situación de flagrancia delictiva y, finalmente, lo que busca esta forma de
detención es que el sujeto aprehendido sea puesto a disposición de las autoridades policiales, no rigiendo para
este caso los plazos de veinticuatro horas o quince días consagrados constitucionalmente. En este sentido:
SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Volumen II. Primera Edición. Lima: Grijley,
2000, p. 815.
Si bien la Constitución de 1993 no recoge expresamente la figura de la aprehensión, se admite como legítima
en tanto se trata de una medida necesaria y socialmente útil de colaboración con la justicia.
45
Que puede definirse como el acto de privación de la libertad personal llevado a cabo por particulares y que
dependiendo de las circunstancias puede llegar a configurarse en una conducta delictiva. En este supuesto
encajan, por ejemplo, aquellas prácticas de algunos hospitales y clínicas de impedir la salida del paciente
hasta que se hayan cubierto todos los gastos incurridos. Véase a este respecto la sentencia del Tribunal
Constitucional peruano recaída en el caso “Lorgia Olivares de Cabezas” (Expediente N° 1411-2001-HC/TC),
con sentencia de fecha 1 de abril de 2002 y publicada el 22 de setiembre del mismo año.
46
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.
47
Véase lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 34º del Código Procesal Constitucional.
48
Sentencia de fecha 19 de enero de 2001 y publicada el 22 de marzo del mismo año.

14
“…este Tribunal no puede dejar de advertir, que el hecho de que mediante la presente
sentencia se asuma que las detenciones cuestionadas han sido arbitrarias, y que por
tanto, la acción es fundada y la liberación de los detenidos, procedente, no significa
que el Tribunal Constitucional esté efectuando juicios de valoración respecto de la
inocencia o culpabilidad que puedan tener las personas en cuyo favor se interpuso la
presente acción, pues ello siempre será atribución exclusiva y excluyente de las
autoridades competentes, en este caso, las judiciales, y por otra parte, dado el tiempo
transcurrido en la tramitación del presente proceso y por lo mismo que el sometimiento
ante las autoridades judiciales de los mismos favorecidos del hábeas corpus, es una
posibilidad que no puede quedar descartada, debe quedar perfectamente señalado, que
los términos del mandato de liberación que a propósito de esta sentencia expida este
Tribunal no deben entenderse como oponibles a los mandatos de detención, que por el
contrario y sobre la misma investigación que se les siguen, puedan haber expedido las
autoridades judiciales competentes”.

El Código Procesal Constitucional peruano ha recogido también de forma expresa el


hábeas corpus reparador al consagrar en el inciso 7 del artículo 25º que este proceso
constitucional procede para exigir la tutela del

“...derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y motivado del Juez, o por las
autoridades policiales en caso de flagrante delito; o si ha sido detenido, a ser puesto
dentro de las 24 horas o en el término de la distancia, a disposición del juzgado que
corresponda, de acuerdo con el acápite “f” del inciso 24) del artículo 2 de la
Constitución sin perjuicio de las excepciones que en él se consignan”.

4. EL HÁBEAS CORPUS TRASLATIVO

Estaremos ante un hábeas corpus de tipo traslativo cuando lo que se pretenda es la


libertad de aquella persona que se encuentra detenida o condenada, pero ya transcurrió el
plazo previsto legalmente para la detención o el tiempo de su condena expiró, o cuya
libertad ya fue declarada por el juez. En consecuencia, en este último caso estamos ante una
decisión judicial que ha dispuesto la libertad del procesado o condenado, es decir, un
mandato de excarcelación, pero a pesar de él se mantiene la situación privativa de la
libertad.

Comprendería entonces, según lo señalado por los mismos promotores del Código
Procesal Constitucional, “...los casos en que existe exceso de detención al continuar el
procesado detenido más allá del plazo fijado por la ley, o si el condenado no obstante
haber cumplido su condena continúa en prisión”49. Esto nos lleva al tema del plazo
razonable que debe durar una situación de detención o el proceso en sí mismo.

Toda persona tiene derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable, máxime si
permanece detenida durante el transcurso del proceso. Esta noción del plazo razonable
comprende no sólo el derecho de que los procesos se desarrollen sin dilaciones indebidas y
evitar que sean excesivamente largos, sino a su vez comprende el derecho del justiciable a

49
AA.VV. “Código Procesal...”. Op. Cit., p. 57.

15
ser sometido a un proceso que no sea excesivamente corto, a tal extremo que no le permita,
por ejemplo, formular su defensa como corresponde. Así Nicolo Trocker50 señala
“Razonable es un término que expresa una exigencia de equilibrio en el cual estén
moderados armoniosamente, por un lado, la instancia de una justicia administrada sin
retardos y, por otro, la instancia de una justicia no apresurada y sumaria”51.

El Tribunal Constitucional en el caso “Pablo Wigberto Timaná Solis” (Expediente Nº


902-99-HC/TC)52 conoció justamente un hábeas corpus de tipo traslativo bajo los términos
que aquí hemos definido, estableciendo en dicho caso como principio de observancia
obligatoria que

“...una forma de detención arbitraria por parte de una autoridad o funcionario lo


constituye el hecho de omitir el cumplimiento obligatorio de normas procesales que
disponen la libertad inmediata de un detenido, como es el caso del beneficio procesal
de excarcelación por exceso de detención, previsto en el artículo 137º del Código
Procesal Penal”.

De esta forma, declaró fundada la demanda interpuesta, por cuanto la detención había
excedido el plazo legal establecido.

Y es que para el Tribunal Constitucional, según lo señalado en el caso “Luis Alberto


Peraldo Jaramillo” (Expediente Nº 873-2000-HC/TC)53,

“….cuando el artículo 137º del Código Procesal Penal, otorga libertad por exceso de
detención, lo que ofrece en realidad es un paliativo a la eventual injusticia ocasionada
por la lentitud o ineficacia en la administración de justicia, optando por el mal menor
de que un culpable salga libre mientras espera su condena, frente al mal mayor de que
un inocente permanezca encarcelado en espera de su tardía absolución definitiva. En

50
TROCKER, Nicolo. Il nuovo articolo 111 della Costituzione e il “giusto processo” in materia civile:
profili generali”. En: Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, Nº 2, 2001. Citado en sentencia del
Tribunal Constitucional recaída en el Expediente Nº 010-2002-AI/TC del caso “Marcelino Tineo Silva y más
de 5000 ciudadanos” con fecha 3 de enero de 2003.
51
Sin lugar a dudas el determinar cuándo estamos ante un plazo razonable supone el examen de diversos
elementos, entre los cuales podemos mencionar los siguientes: en primer lugar, la duración efectiva de la
detención. En segundo término, la duración de la detención en comparación con la naturaleza del delito y la
pena que podría imponerse al acusado.
Los efectos morales o materiales de la detención en la persona detenida y la conducta del acusado son
elementos también que hay que entrar a evaluar. Y es que muchas veces, es por la conducta del propio
imputado que el proceso o las investigaciones se dilatan innecesariamente. A propósito de las investigaciones,
también deberán examinarse las dificultades a las cuales pueden enfrentarse las autoridades a efectos de
esclarecer los hechos, dificultades que pueden deberse al número de testigos o personas acusadas por el delito,
a la necesidad de cooperación internacional, entre otros. No obstante ello, la conducta de las mismas
autoridades será otro elemento que deberá tomarse en consideración, a fin de evitar que sean ellas las que
prolonguen de forma irrazonable la duración del proceso mismoComo bien señala Héctor Faúndez, sin duda
se trata de elementos que pueden resultar útiles, sin embargo, ello no los libra de estar sujetos a ciertas
subjetividades que dificultarán su análisis de forma precisa y absoluta. FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor. “El
derecho a la libertad personal....”. Op. Cit., p. 171-172.
52
Sentencia de fecha 11 de noviembre de 1999 y publicada el 16 de marzo de 2000.
53
Sentencia de fecha 18 de enero de 2001 y publicada el 19 del mismo mes y año.

16
tales circunstancias es obvio que hacer prevalecer el derecho de todo individuo a ser
juzgado en un tiempo razonable, es una forma de anteponer la persona al Estado, tal y
cual lo proclama el artículo 1º de la Constitución”.

Es sobre la base de lo anterior que, en dicho proceso, el Tribunal declaró fundada la


demanda de hábeas corpus, pronunciándose en el mismo sentido, y con similar
argumentación en casos como el de “Luis Alberto Estrada Suárez” (Expediente Nº 876-
2000-HC/TC)54, el de “Eliseo Alvarado Linares” (Expediente Nº 1168-2000-HC/TC)55, el
de “Alfredo Pérez Mezquita” (Expediente Nº 696-2000-HC/TC)56, por citar sólo algunos
ejemplos.

Como habíamos adelantado, en buena cuenta, el derecho que se encuentra detrás del
hábeas corpus traslativo es el derecho a ser juzgado en un plazo razonable, máxime si
durante el transcurso del proceso el imputado viene sufriendo una situación privativa de su
libertad. Sobre el particular, el supremo intérprete de nuestra Constitución ha precisado en
el caso “Gabriel Orlando Vera Navarrete” (Expediente Nº 2798-04-HC/TC)57 que

“La determinación del plazo máximo de la detención en el caso deberá realizarse de


conformidad con el derecho a la razonabilidad del plazo de la detención. Asimismo,
como ya lo ha señalado este tribunal, no es posible que en abstracto se establezca un
único plazo a partir del cual la prisión provisional pueda reputarse como irrazonable.
Ello implicaría asignar a los procesos penales una uniformidad objetiva e
incontrovertida, supuesto que es precisamente ajeno a la grave y delicada tarea que
conlleva merituar la eventual responsabilidad penal de cada uno de los individuos
acusados de la comisión de un ilícito (Expediente Nº 2915-2004-HC/TC)”.

Por otro lado, el colegiado en casos como el de “Manuel Rubén Moura García”
(Expediente Nº 549-2004-HC/TC)58 ha precisado algunos criterios que pueden contribuir a
determinar la aludida razonabilidad del plazo.

Así, por ejemplo, nos dice, siguiendo lo establecido por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en casos como el “Suárez Rosero”, con sentencia de fecha 12 de
noviembre de 1997 -en jurisprudencia que se ajusta a lo señalado sobre el particular por el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos-, que para tal efecto se deben tomar en cuenta tres
elementos:

a) La complejidad del asunto.


b) La actividad procesal del interesado.
c) La conducta de las autoridades judiciales.

54
Sentencia de fecha 18 de enero de 2001 y publicada el 19 del mismo mes y año.
55
Sentencia de fecha 15 de diciembre de 2000 y publicada el 19 de enero de 2001.
56
Sentencia de fecha 19 de enero de 2001 y publicada el 20 del mismo mes y año.
57
Sentencia de fecha 9 de diciembre de 2004 y publicada el 18 de febrero de 2005.
58
Sentencia de fecha 21 de enero de 2005 y publicada el 4 de abril del mismo año.

17
Respecto del primero de los elementos aquí mencionados, el supremo intérprete de
nuestra Constitución nos dice:

“…para valorar la complejidad de un caso es menester tomar en consideración


factores tales como la naturaleza y la gravedad del delito, los hechos investigados, los
alcances de la actividad probatoria para el esclarecimiento de los eventos, la
pluralidad de los agraviados o inculpados, o algún otro elemento que permita concluir,
con un alto grado de objetividad, que la dilucidación de una determinada causa resulta
particularmente complicada y difícil”.

En relación con el segundo elemento, es decir, la actividad procesal del interesado, el


Tribunal Constitucional señala:

“…es preciso distinguir el uso regular de los medios procesales que la ley prevé y la
falta de cooperación mediante la pasividad absoluta del imputado (muestras ambas del
ejercicio legítimo de los derechos que el Estado Constitucional permite), de la
denominada “defensa obstruccionista” (signo inequívoco de la mala fe del procesado
y, consecuentemente, recurso repudiado por el orden constitucional)”.

Por último, en cuanto a la conducta de las autoridades judiciales indica:

“…que será preciso evaluar el grado de celeridad con el que se ha tramitado el


proceso, sin perder de vista en ningún momento el especial celo que es exigible a todo
juez encargado de dilucidar una causa en la que se encuentra un individuo privado de
su libertad. En tal sentido, serán especialmente censurables, por ejemplo, la demora en
la tramitación y resolución de los recursos contra las decisiones que imponen o
mantienen la detención preventiva; las indebidas e injustificadas acumulaciones o
desacumulaciones de procesos; o, como estableciera el TEDH, los repetidos cambios
de juez instructor, la tardanza en la presentación de un peritaje o en la realización de
una diligencia en general (Caso Clooth, párrafo 45)”.

El Tribunal Constitucional en el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca”


(Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)59 estableció que el hábeas corpus en su modalidad
traslativa

“Es empleado para denunciar mora en el proceso judicial u otras graves violaciones al
debido proceso o a la tutela judicial efectiva; es decir, cuando se mantenga
indebidamente la privación de la libertad de una persona o se demore la determinación
jurisdiccional que resuelva la situación personal de un detenido”.

Por su parte, el Código Procesal Constitucional ha recogido esta modalidad de hábeas


corpus en el inciso 14 del artículo 25º al establecer, por ejemplo, que podrá iniciarse este
proceso constitucional para exigir la tutela del “...derecho a la excarcelación de un
procesado o condenado, cuya libertad haya sido declarada por el juez”.

59
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

18
5. EL HÁBEAS CORPUS CORRECTIVO

El hábeas corpus correctivo procederá ante la amenaza o violación del derecho a la vida
o la integridad de las personas que se encuentran privadas de su libertad. De esta forma,
constituye una importante herramienta a disposición de los detenidos, reclusos u otras
personas que se encuentra en una relación de especial sujeción en establecimientos públicos
o privados y que no deben ser objeto de tratos crueles, inhumanos o degradantes.

El derecho a la integridad personal, como es de conocimiento general y señalamos


líneas atrás, comprende una perspectiva física, una psíquica y otra moral. La integridad
física supone la preservación de los órganos, partes y tejidos del cuerpo humano, así como
el estado de salud de las personas. La integridad psíquica comprende la conservación de las
habilidades emocionales, intelectuales y motrices. Y la integridad moral, el derecho de toda
persona de desenvolverse de conformidad con sus convicciones. Abarca también la
prohibición de ser sometido a torturas y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes60.

Según lo señalado por el Tribunal Constitucional peruano en el caso “Francisco Javier


Francia Sánchez” (Expediente N° 0256-2003-HC/TC)61, el derecho a la integridad moral
comprende:

“…el libre desarrollo del proyecto de vida en sociedad, así como aquellas costumbres
que le asisten a las personas y les permiten desarrollarse con normalidad dentro de la
sociedad. De este modo, la sepultura de un ser querido constituye una costumbre que le
permite a los individuos identificarse con determinados ritos propios de esas
ocasiones”.

Existen, pues, una serie de medidas que si bien pueden adoptarse contra una persona
que se encuentra privada de su libertad, dependiendo del caso podrían devenir en figuras
calificables como tortura. Así, por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos ha señalado
que el confinamiento solitario prolongado de una persona privada de su libertad puede ser
equivalente a una tortura o trato inhumano62.

La incomunicación de una persona podrá ser dispuesta siempre que exista la necesidad
de esclarecer un delito o como parte de una medida penal. Sin embargo, no debe
confundirse con el aislamiento absoluto del imputado con el exterior. En ese sentido,
cuando no se le permite la recepción de toda señal del exterior, se presume que hay un
exceso en la aplicación de la medida, por lo que bien puede calificarse el acto como una
forma de tortura63. Para el Comité de Derechos Humanos, una persona que se encontraba

60
Esta prohibición, como bien ha puesto de relieve el propio Comité de Derechos Humanos, tiene un carácter
absoluto. Sobre el particular léase la Observación General Nº 20 referida al artículo 7º del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos.
61
Sentencia de fecha 21 de abril de 2005 y publicada el 17 de junio del mismo año.
62
COMISIÓN ANDINA DE JURISTAS. Protección de los derechos humanos. Definiciones operativas.
Lima: Comisión Andina de Juristas, 1997, p. 94.
63
Ibid., p. 92.

19
detenida en condición de incomunicada y en un lugar secreto por más de tres años estaba
siendo víctima de tortura y tratos crueles e inhumanos64.

El Tribunal Constitucional peruano ha establecido, por ejemplo, en el caso “Marcelino


Tineo Silva y más de 5000 ciudadanos” (Expediente Nº 010-2002-AI/TC)65 sobre el
aislamiento e incomunicación que

“Dicho trato inhumano bien puede traducirse en una duración injustificada de


aislamiento e incomunicación del delincuente. Siendo el ser humano un ser social por
naturaleza, la privación excesiva en el tiempo de la posibilidad de relacionarse con sus
pares genera una afectación inconmensurable en la psiquis del individuo, con la
perturbación moral que ello conlleva. Dicha medida no puede tener otro fin más que la
humillación y el rompimiento de la resistencia física y moral del condenado, propósito,
a todas luces, inconstitucional”.

De declararse fundado un hábeas corpus correctivo, la situación de privación de libertad


continuará, pero lo que se modificará serán las condiciones en que ella se llevaba a cabo en
la medida en que suponían una violación del derecho a la integridad o a la salud del
agraviado.

En el caso “Alejandro Rodríguez Medrano” (Expediente Nº 0726-2002-HC/TC)66 el


Tribunal Constitucional reconoció que

“....mediante este remedio procesal puede efectuarse el control constitucional de las


condiciones en las que se desarrolla la restricción del ejercicio de la libertad
individual, en todos aquellos casos en que esta se haya decretado judicialmente”. Es
más, agregó en el mismo caso que “ese ha sido el criterio con el que este Tribunal ha
venido considerando los alcances del hábeas corpus (Cf. las sentencias recaídas en los
Expedientes N.os 0318-1996-HC/TC y 0590-2001-HC/TC): en efecto, está dentro del
ámbito de su protección evaluar la constitucionalidad de las condiciones en que se
desarrolla la detención preventiva ordenada por el juez, pues en estos casos debe
observarse que la medida cautelar en cuestión se realice de conformidad con los
principios y valores constitucionales y, muy singularmente, con el derecho de dignidad
de la persona, y los principios de razonabilidad y proporcionalidad”.

Si bien a través de esta modalidad de hábeas corpus puede cautelarse el derecho de toda
persona recluida de no ser objeto de traslado de centro penitenciario de forma arbitraria y
que implica una eventual afectación de su derecho a la integridad personal, el Tribunal
Constitucional, por ejemplo, en el caso “Javier Iberico Suárez Moncada y otros”

64
Comunicación Nº 440199, Youssef El-Megreisi c. La Jamahiriya Arabe Libia, párr. 5.4. Citado por: Ibid.,
p. 93.
65
Sentencia de fecha 3 de enero de 2003.
66
Sentencia con fecha 21 de junio de 2002 y publicada el 29 de agosto del mismo año.

20
(Expediente Nº 1731-2002-HC/TC)67 ha declarado infundada la demanda de hábeas corpus
por considerar que

“el artículo 110° del Código de Ejecución Penal establece que son funciones del
Consejo Técnico Penitenciario, entre otras, el proponer el cambio de régimen o el
traslado de los internos a otro establecimiento penitenciario en los casos de progresión
o regresión en el tratamiento del interno, por lo que la autoridad administrativa ha
tomado dicha medida conforme a sus facultades, lo que no implica la afectación de
derecho alguno de los beneficiarios”.

En el célebre caso “Abimael Guzmán Reynoso y Elena Iparraguirre Revoredo”


(Expediente Nº 935-2002-HC/TC)68 también se planteó un hábeas corpus de tipo
correctivo, sin embargo el Tribunal Constitucional dispuso que

“Del análisis de la investigación sumaria realizada para constatar in situ las reales
condiciones de reclusión de los beneficiarios, así como del examen integral de las
declaraciones y los recaudos aportados por las partes, se desprende que las gravosas
condiciones de reclusión que se denuncian no han sido comprobadas. Antes bien, se ha
verificado que los beneficiarios cumplen reclusión en condiciones permisivas de
comunicación, salubridad e higiene, y que cuentan con atención médica periódica,
acceso a servicios de recreación, estudio y trabajo y prestación diaria de alimentos”.

El mismo Tribunal Constitucional agregó luego en el fundamento 3 de su sentencia


recaída en el mismo caso citado que

“De acuerdo con lo señalado por este Tribunal Constitucional en su resolución de


fecha veintidós de junio de dos mil uno (Expediente N.° 590-2001-HC/TC), teniendo en
cuenta la naturaleza de la pretensión formulada por los promotores de la acción, el
asunto de autos configuraba un caso típico de hábeas corpus correctivo, en la medida
en que los hechos denunciados se referían a una supuesta amenaza o acto lesivo a la
vida, la integridad física y psicológica o al derecho a la salud de los beneficiarios,
internos en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao,
hechos que no han sido comprobados, sino, por el contrario, se ha demostrado la
falsedad de lo alegado conforme a la situación descrita en los fundamentos anteriores,
por lo que esta acción de garantía debe ser desestimada”.

Por último, en el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca” (Expediente Nº 2663-


2003-HC/TC)69 el Tribunal Constitucional estableció que la modalidad de hábeas corpus
correctivo

“...es usada cuando se producen actos de agravamiento ilegal o arbitrario respecto a


las formas o condiciones en que se cumplen las penas privativas de la libertad. Por
ende, su fin es resguardar a la persona de tratamientos carentes de razonabilidad y

67
Sentencia con fecha 8 de agosto de 2002 y publicada el 18 de marzo de 2003.
68
Sentencia con fecha 20 de junio de 2002 y publicada el 12 de setiembre del mismo año.
69
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

21
proporcionalidad, cuando se ha determinado cumplir un mandato de detención o de
pena”. En el mismo caso agregó que “Es también admisible la presentación de esta
modalidad en los casos de arbitraria restricción del derecho de visita familiar a los
reclusos; de ilegitimidad del traslado de un recluso de un establecimiento penitenciario
a otro; y por la determinación penitenciaria de cohabitación en un mismo ambiente de
reos en cárcel de procesados y condenados”.

Este tipo de hábeas corpus ha sido recogido por el Código Procesal Constitucional
peruano en el inciso 1 de su artículo 25º que reconoce el derecho a la integridad personal, y
el derecho a no ser sometido a tortura o tratos inhumanos o humillantes, ni violentado para
obtener declaraciones como derechos susceptibles de ser protegidos por este proceso
constitucional, así como en el inciso 17 del mismo artículo del Código que consagra “el
derecho del detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento carente de razonabilidad
y proporcionalidad, respecto de la forma y condiciones en que cumple el mandato de
detención o la pena”.

6. EL HÁBEAS CORPUS INNOVATIVO

El hábeas corpus de tipo innovativo procederá cuando a pesar de haber cesado o


convertirse en irreparable la conducta lesiva del derecho a la libertad personal 70, es
menester que el juez constitucional actúe a fin de evitar que conductas de esa naturaleza se
repitan a futuro contra el accionante. En consecuencia, de declarase fundada la demanda de
hábeas corpus innovativo, el juez ordenará al responsable del agravio que no vuelva a
incurrir en aquellas acciones u omisiones que dieron origen a su interposición.

Antes, la Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo, establecía en el inciso 1 del
artículo 6º que no proceden tales procesos constitucionales en caso de haber cesado la
violación o amenaza de violación de un derecho constitucional, o si la violación se
convirtió en irreparable. Una mala lectura de esta disposición por parte de algunos jueces
condujo en su momento a una situación de desprotección de los agraviados, por cuanto
muchos de ellos declaraban la improcedencia de la demanda interpuesta sin tomar en
consideración que el acto lesivo o amenazante había cesado o el daño se había tornado en
irreparable luego de que el proceso constitucional había sido iniciado.

Sin embargo, existen casos como el “Wilmer Baquedano Valderrama” (Expediente Nº


478-2001-HC/TC)71, en donde el Tribunal Constitucional aplicó correctamente la citada
causal de improcedencia. Así, conforme señaló el colegiado en este caso

“…antes de interponerse la demanda de hábeas corpus, el emplazado prorrogó por


quince meses el plazo de detención del recurrente, no bien asumió competencia del
proceso, y de acuerdo con las formalidades que exige el artículo 137º del Código
Procesal Penal, por lo que resulta de aplicación el inciso 1) del artículo 6º de la Ley Nº
23506, al haberse producido la sustracción de la materia justiciable”.

70
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Constitución y Política. Lima: Eddili, 1991, p. 148.
71
Sentencia de fecha 14 de junio de 2001 y publicada el 30 de abril de 2002.

22
Con anterioridad, en el caso “Emilio Roberto Jhon Eyzaguirre” (Expediente Nº 176-95-
HC/TC)72 nuestro supremo intérprete de la Constitución dispuso que “…los hechos de
violación de derechos fundamentales que se imputan al demandado cesaron antes de
interponerse la acción de hábeas corpus, por lo que no pueden reponerse a la situación
existente antes de esa interposición…”.

Si ese es finalmente el resultado que se busca al plantear una demanda de hábeas corpus
y el acto lesivo ya había cesado antes de que sea interpuesta, aquí el juez no entrará a
pronunciarse sobre el fondo, sino que se limitará a declarar su improcedencia. Insistimos en
que, un supuesto distinto es que luego de iniciado el proceso constitucional la amenaza de
lesión o el acto lesivo haya cesado o devenido irreparable, ya que en ese caso el juez, en
virtud del hábeas corpus innovativo, declarará fundada la demanda ordenándole al agresor
que no vuelva a incurrir en la conducta que le dio origen.

Esta es una buena manera de combatir la lenidad en la que incurren algunos jueces al
resolver procesos constitucionales. En efecto, como quiera que su demora para entrar a
pronunciarse sobre el fondo del asunto, le podría dar al agresor el tiempo suficiente para
arrepentirse y cesar el acto lesivo o sencillamente para agudizar el daño hasta tornarlo en
irreparable, no debe constituir un elemento que conduzca a que la persona agraviada pierda
el proceso que haya iniciado en defensa de sus derechos fundamentales.

En otros casos, el Tribunal Constitucional peruano reconoció la importancia de


pronunciarse sobre la existencia o no del acto lesivo, independientemente de que hubiera
operado la sustracción de la materia. Así, en el caso “Oswaldo Torres Segura” (Expediente
Nº 125-2001-HC/TC)73 señaló que

“…aun cuando en el presente proceso ha operado la sustracción de la materia, toda


vez que al día siguiente de su detención, el beneficiario fue puesto a disposición de la
Fiscalía de Familia, es indispensable que, sin perjuicio de que no se pueda cumplir con
la finalidad restitutoria del derecho conculcado, de conformidad con el artículo 1º de
la Ley Nº 23506, se declare en sede jurisdiccional si la detención oportunamente
cuestionada constituyó o no una detención arbitraria, a efectos, primero, de habilitar la
aplicación del artículo 11º de la precitada ley, y, segundo, de que este Tribunal
Constitucional, en su condición de supremo intérprete de la Constitución, establezca a
través de su jurisprudencia qué actos son lesivos al derecho a la libertad y qué actos no
lo son, con la finalidad de que las instancias judiciales iniciales tengan que resolver las
causas con estricta observancia de lo resuelto por el Tribunal en casos análogos”.

El Tribunal Constitucional en el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca”


(Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)74 tuvo oportunidad de precisar que el hábeas corpus
innovativo “Procede cuando, pese a haber cesado la amenaza o la violación de la libertad
personal, se solicita la intervención jurisdiccional con el objeto de que tales situaciones no
se repitan en el futuro, en el particular caso del accionante”.

72
Sentencia de fecha 7 de agosto de 1995 y publicada el 28 de agosto de 1996.
73
Sentencia de fecha 20 de abril de 2001 y publicada el 3 de agosto del mismo año.
74
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.

23
En el Código Procesal Constitucional se ha recogido también este tipo de hábeas corpus
cuando establece en el artículo 1º que

“Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por decisión


voluntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el Juez, atendiendo al agravio
producido, declarará fundada la demanda precisando los alcances de su decisión,
disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que
motivaron la interposición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le
aplicarán las medidas correctivas previstas en el artículo 22 del presente Código, sin
perjuicio de la responsabilidad penal que corresponda”.

Es menester tener presente que el supuesto recogido en el artículo 1º que acabamos de


citar es muy diferente a la causal de improcedencia contemplada en el inciso 5) del artículo
5º del mismo Código Procesal Constitucional. Este último supuesto se refiere al hecho de
que al momento en que fue presentada la demanda, cesó la amenaza o violación del derecho
fundamental o se convirtió en irreparable. Sin embargo, reiteramos, el caso en el que opera
el hábeas corpus innovativo es cuando al momento en que se interpone la demanda sí
existía amenaza o violación de un derecho constitucional como la libertad personal, luego
de lo cual recién ha cesado el acto o la omisión lesiva o amenazante o, en todo caso, el daño
se ha tornado irreparable.

7. EL HÁBEAS CORPUS INSTRUCTIVO

A través de esta modalidad de hábeas corpus se busca proteger el derecho de toda


persona a no ser objeto de desaparición forzada. En estos casos el juez buscará, además de
ubicar a la persona detenida-desaparecida, identificar a los responsables de dicha conducta
delictiva a fin de que sean procesados y sancionados penalmente por la vía ordinaria.

Según la Convención Interamericana sobre desaparición forzada de personas, se


considerará como tal la privación de la libertad de una o más personas, cualquiera que fuere
su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen
con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de
información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar sobre su
paradero, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías
procesales pertinentes.

En el caso “Genaro Villegas Namuche” (Expediente Nº 2488-2002-HC/TC)75 el


Tribunal Constitucional reconoció que

“En el caso de autos, estamos ante lo que doctrinariamente se ha definido como hábeas
corpus instructivo, en el cual, el juez constitucional “a partir de sus indagaciones sobre
el paradero del detenido-desaparecido, busca identificar a los responsables de la
violación constitucional, para su posterior proceso y sanción penal en la vía ordinaria,
en base al artículo 11° de la Ley 23506” [Landa Arroyo, César. Teoría del Derecho

75
Sentencia con fecha 18 de marzo de 2004 y publicada el 22 de marzo del mismo año.

24
Procesal Constitucional, p. 117]. Esa deberá ser la labor que realice el juez del hábeas
corpus al llevar a cabo la investigación sumaria que dispone la Ley N.º 23506, cuando
se trate de un caso de desaparición forzada”.

Asimismo, el Tribunal Constitucional en el caso “Eleobina Mabel Aponte


Chuquihuanca” (Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)76 estableció que el hábeas corpus de
tipo instructivo podría ser utilizado “...cuando no sea posible ubicar el paradero de una
persona detenida-desaparecida. Por consiguiente, la finalidad de su interposición es no
sólo garantizar la libertad y la integridad personal, sino, adicionalmente, asegurar el
derecho a la vida, y desterrar las prácticas de ocultamiento o indeterminación de los
lugares de desaparición”.

El Código Procesal Constitucional recoge este tipo de hábeas corpus en el inciso 16 del
artículo 25º cuando prevé expresamente que a través de este proceso constitucional se
puede exigir la tutela del “...derecho a no ser objeto de una desaparición forzada”.

8. EL HÁBEAS CORPUS EXCEPCIONAL

A diferencia de lo previsto en su momento por la Constitución de 197977, la Carta de


1993 es clara al reconocer la posibilidad de iniciar procesos constitucionales durante la
vigencia de un estado de excepción. Así, el artículo 200º es enfático cuando establece que

“El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se suspende durante la


vigencia de los regímenes de excepción a que se refiere el artículo 137 de la
Constitución.
Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos
restringidos o suspendidos, el órgano jurisdiccional competente examina la
razonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo. No corresponde al juez
cuestionar la declaración del estado de emergencia ni de sitio”.

En lo que se refiere a la legislación de la materia, en un principio la Ley Nº 23506, Ley


de Hábeas Corpus y Amparo, estableció en su artículo 38º que “No proceden las acciones
de Hábeas Corpus y Amparo respecto de las garantías y derechos señalados en el artículo
231º de la Constitución Política, durante el tiempo de su suspensión”.

Sin embargo, luego la Corte Interamericana de Derechos Humanos dispuso en sendas


opiniones consultivas que el ejercicio del derecho a un recurso sencillo, efectivo y rápido

76
Sentencia con fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.
77
Según el artículo 231º de la Constitución de 1979 “El Presidente de la República, con acuerdo del Consejo
de Ministros, decreta, por plazo determinado, en todo o parte del territorio y dando cuenta al Congreso o a
la Comisión Permanente, los estados de excepción que en este artículo se contempla:
a) Estado de emergencia, en caso de perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de graves
circunstancias que afectan la vida de la Nación. En esa eventualidad, puede suspender las garantías
constitucionales relativas a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domicilio, la libertad de
reunión y de tránsito en el territorio...” (el resaltado es nuestro).

25
no podía ser objeto de suspensión78. Así, en la Opinión Consultiva ocho, con fecha 30 de
enero de 1987, señaló por unanimidad:

“...que los procedimientos jurídicos consagrados en los artículos 25.1 y 7.6 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos no pueden ser suspendidos conforme
al artículo 27.2 de la misma, porque constituyen garantías judiciales indispensables
para proteger derechos y libertades que tampoco pueden suspenderse según la misma
disposición”79.

Con posterioridad, a través de la Opinión Consultiva nueve, de fecha 6 de octubre de


1987, la Corte Interamericana precisó también por unanimidad:

“Que deben considerarse como garantías judiciales indispensables no susceptibles de


suspensión, según lo establecido en el artículo 27.2 de la Convención, el hábeas corpus
(artículo 7.6), el amparo, o cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes (artículo 25.1), destinado a garantizar el respeto a los derechos y
libertades cuya suspensión no está autorizada por la misma Convención”80.

El Comité de Derechos Humanos en la Observación General 29 también se encargó de


indicar que constituye obligación de todo Estado Parte el garantizar un recurso efectivo
durante la vigencia de un estado de excepción.

Sin embargo, un precepto como el antes citado artículo 38º de la Ley Nº 23506,
amparado por lo equívocamente dispuesto en la Constitución de 1979 sobre el particular, va
traer consigo que durante su vigencia múltiples procesos constitucionales interpuestos
durante un régimen de excepción sean finalmente declarados improcedentes81.
78
Tanto los tratados internacionales sobre derechos humanos como la Constitución Política del Estado y el
Código Procesal Constitucional hacen referencia a una suspensión del ejercicio de derechos fundamentales
durante un estado de excepción. Sin embargo, en nuestra modesta opinión debiera hacerse referencia en estos
supuestos a una restricción del ejercicio de derechos fundamentales. Sobre el particular DONAYRE
MONTESINOS, Christian. Protegiendo los derechos constitucionalmente protegidos durante un estado de
excepción. Algunas necesarias precisiones para evitar situaciones lesivas a los derechos fundamentales. En:
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy (Coordinador). Derechos fundamentales y derecho procesal
constitucional. Lima: Jurista Editores, setiembre 2005, p. 371 y ss.
79
El texto de la Opinión Consultiva a la que hacemos referencia puede encontrarse en: BIDART CAMPOS,
Germán y PIZZOLO, Calogero (Coordinadores). Derechos Humanos-Corte Interamericana. Comentarios a
las Opiniones Consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Tomo I. Mendoza: Ediciones
Jurídicas Cuyo, abril 2000, p. 505 y ss. Sobre el particular recomendamos revisar además el comentario de
MANILI, Pablo Luis. El hábeas corpus bajo suspensión de garantías. En: Ibid., p. 521 y ss.
80
El texto de la Opinión Consultiva citada puede encontrarse también en: Ibid. Tomo II, p. 547 y ss.
Recomendamos revisar además el comentario de GIL DOMÍNGUEZ, Andrés. Derechos Humanos: garantías
judiciales en estados de emergencia. En: Ibid., p. 561 y ss.
81
Así, por ejemplo, en sentencia del Trigésimo Primer Juzgado de Instrucción de Lima con fecha 5 de julio de
1983, en el caso “Juan Santiago Bautista contra la Dirección de Inteligencia de la P.I.P” se resolvió el proceso
de hábeas corpus de la siguiente manera:
“[...] CONSIDERANDO: Que, la Constitución Política del Estado, en Capítulo Sétimo, Artículo doscientos
treintiuno, Inc. “a” y “b” faculta la Suspensión de las Garantías Constitucionales, por plazo determinado, en
casos de requerirlo la salvaguarda de la paz pública y el orden interno de la Nación; dispositivo
constitucional que ha sido a su vez recogido por el legislador de la Ley veintitrés mil quinientos seis; y en
armonía con los dispositivos citados, el Supremo Gobierno ha procedido a expedir el Decreto Supremo cero

26
Al respecto, la Ley Nº 25398, Ley que complementaba las disposiciones de la Ley Nº
23506 en materia de Hábeas Corpus y Amparo, se encargó de consagrar en su artículo 29º
lo siguiente:

“Decretados cualesquiera de los regímenes de excepción establecidos en el artículo


231 de la Constitución Política los jueces tramitarán las acciones de garantía sólo en
los casos:
a) Si se interpone la acción en defensa de derechos constitucionales que no han
sido suspendidos; y,
b) Si tratándose de derechos suspendidos, éstos no tienen relación directa con la
conducta del agraviado o afectado”.

De esta forma, entonces, no fue necesario esperar a la Constitución de 1993, que zanja
claramente este tema tal como ya tuvimos oportunidad de comprobar con lo dispuesto en el
artículo 200º, para que procesos constitucionales como el hábeas corpus procedan durante
la vigencia de un estado de excepción.

La importancia de contar con mecanismos de esta naturaleza ante situaciones como la


de un estado de emergencia o estado de sitio radica en que permiten, en el caso peruano en
la lógica de un contralor judicial parcial82, un control por parte de los órganos judiciales del
accionar de las autoridades a quienes se confía la tutela del orden interno durante su
vigencia. Se conoce entonces, bajo el nombre de hábeas corpus excepcional, justamente a
aquel hábeas corpus que es interpuesto durante la vigencia de un estado de excepción.

En el Código Procesal Constitucional va a ser el artículo 23º el que va recoger


claramente la posibilidad de interponer, en este caso una demanda de hábeas corpus,
durante un estado de excepción. Dicho precepto reza de la siguiente forma:

“Los procesos constitucionales no se suspenden durante la vigencia de los regímenes


de excepción. Cuando se interponen en relación con derechos suspendidos, el órgano

veintidós-ochentitrés-IN, de fecha treinta de mayo del año pasado, debidamente publicado en el Diario
Oficial “El Peruano” del día treintaiuno del mismo mes, por el que se dispone la declaración del Estado de
Emergencia en todo el territorio de la República, y suspendiéndose por sesenta días las Garantías
Constitucionales, por lo que en aplicación del artículo trigésimo octavo de la Ley veintitrés mil quinientos
seis, se declara: IMPROCEDENTE, la Acción de Hábeas Corpus [ ...]”.
82
En un esquema de contralor judicial parcial, el juez se limitará a evaluar la necesidad, razonabilidad,
proporcionalidad y temporalidad de los actos u omisiones de autoridad que tienen lugar durante la vigencia de
un estado de excepción y que pueden estar amenazando o lesionando derechos fundamentales. Mientras que
en una lógica más bien de contralor judicial amplio, el juez podrá incluso entrar a examinar la decisión misma
que declara el estado de excepción bajo las pautas antes señaladas. Sobre el particular: ESPINOSA-
SALDAÑA BARRERA, Eloy. “Jurisdicción Constitucional...”. Op. Cit., p. 169 y ss, y en especial p. 187-
191; DONAYRE MONTESINOS, Christian. Del control jurisdiccional y la posibilidad de un control política
del estado de emergencia en el Perú: nuevas alternativas frente a viejos retos. En: Revista Jurídica del Perú.
Año LIII, Nº 48. Trujillo: Editorial Normas Legales, julio 2003, p. 75 y ss, y en especial p. 87-89; trabajo
también recogido en nuestro libro intitulado La Reforma de la Justicia Militar. Estudios críticos de la
experiencia peruana y comparada. Lima: Jurista Editores, mayo 2004, p. 279-310, sobre todo p. 301-305;
entre otros.

27
jurisdiccional examinará la razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo,
atendiendo a los siguientes criterios:
1) Si la demanda se refiere a derechos constitucionales que no han sido suspendidos;
2) Si tratándose de derechos suspendidos, las razones que sustentan el acto restrictivo
del derecho no tienen relación directa con las causas o motivos que justificaron la
declaración del régimen de excepción; o,
3) Si tratándose de derechos suspendidos, el acto restrictivo del derecho resulta
manifiestamente innecesario o injustificado atendiendo a la conducta del agraviado
o a la situación de hecho evaluada sumariamente por el juez.
La suspensión de los derechos constitucionales tendrá vigencia y alcance únicamente
en los ámbitos geográficos especificados en el decreto que declara el régimen de
excepción”.

Como hemos tenido oportunidad de percibir, tanto la Constitución vigente como el


Código Procesal Constitucional señalan que el juez, ante la interposición de una demanda
de hábeas corpus, procederá a evaluar la razonabilidad y proporcionalidad de las medidas
adoptadas durante el régimen de excepción, mas no su declaración. Indudablemente, aquí la
Ley Nº 28237, es decir, el Código Procesal Constitucional, encontraba un fuerte límite para
ir más allá de un mero contralor judicial parcial, ya que el artículo 200º de la Carta de 1993
es muy claro en este sentido.

Ahora bien, de conformidad con el primer inciso del artículo 23º de la Ley Nº 28237, la
interposición de procesos constitucionales procederá cuando se trate de derechos no
suspendidos (a nuestro juicio, debió decir restringidos83). Es necesario señalar que este
primer inciso se refiere al caso de los derechos no sometidos a limitación alguna como
consecuencia de la declaratoria del estado de excepción, así como a aquel en el que el (o
los) derecho(s) se encuentra(n) contenido(s) en el decreto que establece el estado de
excepción, pero el acto que lo limita o pretende limitarlo alegando el supuesto estado de
excepción no tiene lugar en la zona o espacio del territorio en el cual dicho estado se
encuentra vigente84. Esto se debe a que “…el derecho en uno y otro caso, no está
suspendido, y la acción de garantía procedería como en cualquier situación de
normalidad”85.

El segundo inciso del artículo 23º del Código Procesal Constitucional se refiere al caso
de los derechos que sí son materia de limitación como consecuencia de la declaratoria del
estado de excepción, sin embargo la restricción de la que son objeto no guarda relación con
los motivos que condujeron al establecimiento de dicho régimen. Y es que, en atención al
criterio de razonabilidad, durante la vigencia de un estado de excepción algunos derechos
son objeto de restricción, siempre que dicha restricción responda a una relación lógica y

83
Véase la nota al pie número 77 del presente trabajo.
84
Como se sabe, y así lo establece la Constitución vigente en su artículo 137º y el último párrafo del artículo
23º del Código Procesal Constitucional que venimos comentando, la declaratoria de un estado de excepción
tiene lugar en un espacio geográfico determinado. De ahí que no es posible extender sus efectos a otros
territorios o zonas no comprendidos en el decreto que establece dicho régimen.
85
CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Hábeas Corpus, Amparo y Hábeas Data en regímenes de excepción. En:
CASTAÑEDA OTSU, Susana (Coordinadora). Derecho Procesal Constitucional. Segunda Edición. Tomo II.
Lima: Jurista Editores, julio 2004, p. 1003.

28
coherente con la situación que motivó su declaratoria. Ello quiere decir que, por ejemplo, es
perfectamente posible interponer una demanda de hábeas corpus durante un estado de
excepción en favor de una persona que es detenida sin mandato judicial por el sólo hecho
de ser sospechosa de un delito y no porque dicha medida guarde correspondencia con los
motivos que generaron el establecimiento de tal régimen.

Por último, el tercer inciso se refiere a los casos en los que el estado de excepción pasa
a ser una excusa para limitar o restringir de forma innecesaria o injustificada el (o los)
derecho(s) constitucionalmente protegido(s). Aun cuando al inicio del artículo 23º, tal
como lo hace la Constitución vigente, se alude únicamente a los criterios de razonabilidad y
proporcionalidad mas no a los de necesidad y temporalidad como los que debiera tomar en
consideración el juzgador que conoce de un caso en estos supuestos, este tercer inciso a
nuestro juicio, habilita a los jueces a evaluar también -al menos así podría ser interpretado-,
la necesidad de las limitaciones o restricciones de las que son objeto el (o los) derecho(s)
fundamental(es) en un régimen de excepción, salvo mejor parecer.

9. EL HÁBEAS CORPUS CONEXO

De no encontrarnos en alguno de los tipos de hábeas corpus antes descritos, a excepción


del hábeas corpus excepcional, bien podríamos encontrarnos ante un hábeas corpus de tipo
conexo, aquel que procede en defensa de aquellos derechos constitucionalmente protegidos
considerados conexos al derecho a la libertad personal.

En esa línea de pensamiento, como bien ha tenido oportunidad de precisar el propio


Tribunal Constitucional peruano en el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca”
(Expediente Nº 2663-2003-HC/TC)86, el hábeas corpus conexo

“Cabe utilizarse cuando se presentan situaciones no previstas en los tipos anteriores.


Tales como la restricción del derecho a ser asistido por un abogado defensor
libremente elegido desde que una persona es citada o detenida; o de ser obligado a
prestar juramento; o compelido a declarar o reconocer culpabilidad contra uno mismo,
o contra el o la cónyuge, etc.
Es decir, si bien no hace referencia a la privación o restricción en sí de la libertad
física o de la locomoción, guarda, empero, un grado razonable de vínculo y enlace con
éste. Adicionalmente, permite que los derechos innominados –previstos en el artículo
3° de la Constitución– entroncados con la libertad física o de locomoción, puedan ser
resguardados”.

Debe tenerse presente que, por ejemplo, en el caso “Silvestre Espinoza Palomino”
(Expediente Nº 1323-2002-HC/TC)87, el Tribunal Constitucional ha tutelado el derecho a la
defensa a través del proceso de hábeas corpus, aun cuando precisa que dicho derecho no es
propiamente conexo a la libertad personal. Así, a tenor de su sentencia recaída en el caso
mencionado:

86
Sentencia de fecha 23 de marzo de 2004 y publicada el 12 de abril del mismo año.
87
Sentencia de fecha 9 de julio de 2002 y publicada el 28 de enero de 2003.

29
“…es necesario precisar que, si bien el derecho de defensa no es propiamente un
derecho conexo a la libertad individual, razón por la cual la vía idónea para solicitar
tutela de sus derechos sería la acción de amparo y no de hábeas corpus, es obligación
de este Tribunal, a fin de no dilatar el estado de indefensión procesal en el que se
encuentra el recurrente, adecuar la acción invocada de acuerdo con la pretensión que
se persigue”.

El inciso 12 del artículo 25º del Código Procesal Constitucional recoge algunos de los
derechos que serían protegidos más bien por medio de un hábeas corpus conexo como
aquel de toda persona a ser asistida por un abogado defensor libremente elegido desde que
es citada o detenida por la autoridad policial u otra, sin excepción; otro lo encontramos en
el inciso 2 del mismo artículo que consagra el derecho a no ser obligado a prestar juramento
ni compelido a declarar o reconocer culpabilidad contra sí mismo, contra su cónyuge, o sus
parientes dentro del cuatro grado de consanguinidad o segundo de afinidad.

V. ASPECTOS PROCESALES DEL HÁBEAS CORPUS EN EL CÓDIGO


PROCESAL CONSTITUCIONAL CON REFERENCIA A LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL PERUANO

Veremos a continuación las reglas procesales que el Código Procesal Constitucional


ha consagrado para el hábeas corpus y efectuaremos algunas anotaciones en aquellos
aspectos en los que el Tribunal Constitucional ha sentado alguna posición o en donde se
requiere de una reforma a fin de mejorar el escenario procesal de este importante proceso
constitucional.

1. LA LEGTIMACIÓN ACTIVA PARA EL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS


SEGÚN EL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL

Partimos del hecho que se ha previsto, como ocurría con la legislación anterior, una
legitimación procesal amplia (artículo 26º). Tal legitimación se debe entre otras razones, en
primer lugar, a las dificultades en las que puede encontrarse la persona que se ve privada de
su libertad para interponer una demanda de esta naturaleza o designar a un representante
para tal efecto, y, en segundo término, a que existe un interés general en evitar que un
sujeto sea privado de forma ilícita del ejercicio de su libertad personal.

A este respecto, el Tribunal Constitucional peruano haciendo referencia a una


disposición similar contenida en la anterior legislación sobre la materia, señaló lo siguiente:

“…si bien el artículo 13º de la Ley Nº 23506 establece que puede ejercer la acción de
hábeas corpus la persona perjudicada o cualquier otra en su nombre, esta liberalidad
que estriba en que en la promoción y sustanciación del hábeas corpus existe un interés
público superior al mero interés individual del agraviado, no supone, sensatamente,
que la voluntad del promotor del hábeas corpus pueda prevalecer sobre la voluntad del
propio presunto agraviado”88.

88
Caso “Fredy Pacheco Chamorro” (Expediente Nº 0935-2000-HC/TC), fundamento jurídico número 3.

30
Como es de conocimiento general y de hecho ha ocurrido en algunos casos, la
Defensoría del Pueblo, según lo establecido en el artículo 26º del Código, también podrá
interponer demandas de hábeas corpus. La Ley Nº 26520, Ley Orgánica de la Defensoría
del Pueblo, ha previsto esta posibilidad en el artículo 9º89.

2. EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE HÁBEAS CORPUS COMO LA VÍA


PROCEDIMENTAL ESPECÍFICA MÁS SATISFACTORIA PARA LOS
DERECHOS QUE SE ENCUENTRAN DENTRO DE SU ÁMBITO DE
PROTECCIÓN

Por otra parte, uno de los principales cambios que trae consigo la Ley Nº 28237 es el de
contemplar un amparo que, por las especiales y específicas circunstancias en que procede,
es denominado “residual”90. Ello se desprende de diversos dispositivos contenidos en el
Código Procesal Constitucional, como son la primera y segunda de las causales de
improcedencia previstas en el artículo 5º del mismo. A tenor de dichas disposiciones:

“…No proceden los procesos constitucionales cuando:


1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado;
2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias para la
pretensión del derecho constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se
trate del proceso de hábeas corpus;
(…)”.

En ese orden de ideas, si la afectación que se considera lesiva del derecho fundamental
no recae en su contenido constitucionalmente protegido91, no tendrá mayor sentido entrar a
evaluar la presencia o no de vías específicas igualmente satisfactorias, como quiera que por
ello mismo se desprende la improcedencia de la demanda. De modo que para la
procedencia del hábeas corpus, es importante tomar en consideración que la violación que
se cuestione en sede del juez constitucional debe involucrar necesariamente el contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la libertad personal y/o de los derechos

89
Caso célebre a este respecto es por ejemplo la demanda de hábeas corpus interpuesta por el Jefe de la
Oficina Defensorial de Ayacucho a favor de de 8 campesinos de Chacas por la vulneración de los derechos al
debido proceso y defensa, en conexidad con la libertad personal. A mayor abundamiento sobre el particular
recomendamos revisar Revista Jurídica “El Portal del Derecho” Nº 6. Ayacucho, enero 2007, p.5 y ss.
90
Véase al respecto: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. La consagración del amparo residual en el
Perú, sus alcances y repercusiones. En: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy (Coordinador). Derechos
fundamentales y derecho procesal constitucional. Lima: Jurista Editores, setiembre 2005, p. 143 y ss; entre
otros.
91
Sobre el contenido constitucionalmente protegido de los derechos son interesantes los aportes de
CASTILLO CÓRDOVA, Luis. El contenido constitucional de los derechos como objeto de protección del
proceso de amparo. En: PALOMINO MANCHEGO, José F. (Coordinador). El derecho procesal
constitucional peruano. Estudios en Homenaje a Domingo García Belaunde. Lima: Editora Jurídica Grijley,
2005, p. 563 y ss; y Pautas para la determinación del contenido constitucional de los derechos
fundamentales. En: Actualidad Jurídica Nº 139. Lima: Gaceta Jurídica, 2005, p. 144 y ss, del mismo autor.

31
conexos a ella, pues de lo contrario la demanda sería declarada improcedente92. Ahora bien,
en caso la lesión recaiga en el contenido constitucionalmente protegido, procederá sin más
la demanda de hábeas corpus, toda vez que la exigencia de que no existan vías
procedimentales igualmente satisfactorias no es aplicable para el caso del hábeas corpus.

Lo recientemente señalado pone en evidencia que la lógica del Código responde al


hecho de que, en nuestro país, el hábeas corpus es la vía procedimental específica más
satisfactoria para los derechos que caen dentro de su margen de protección, lo que sin
embargo no podemos afirmar –por lo menos no en todos los casos- respecto de procesos
constitucionales como el amparo93 o el proceso de cumplimiento94.

92
Necesario es señalar que el Tribunal Constitucional peruano en el caso “Lorenzo Navarro Quispe”
(Expediente Nº 7134-2005-PHC/TC) ha señalado: “…es preciso enfatizar que la improcedencia liminar no
está prevista para el proceso constitucional de hábeas corpus, a diferencia del amparo”.
93
En efecto, tal es así, que el Tribunal Constitucional peruano, mediante su capacidad para establecer
precedentes constitucionales vinculantes (artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional), ha determinado bajo qué consideraciones se acude al amparo y en qué casos al proceso
contencioso administrativo, como quiera que este último al ser de plena jurisdicción o subjetivo permite a su
vez la tutela de aquellos derechos que son susceptibles de ser protegidos también mediante el amparo (Sobre
el particular y antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional véase: ESPINOSA-
SALDAÑA BARRERA, Eloy. Jurisdicción constitucional, impartición de justicia y debido proceso. Lima:
Ara Editores, 2003, p. 251 y ss). Así, por ejemplo, en el caso “Manuel Anicama Hernández” (Expediente Nº
1417-2005-AA/TC), el supremo intérprete de nuestra Constitución al determinar el contenido esencial del
derecho a la pensión estableció en qué supuestos procede un amparo en materia previsional y qué
pretensiones más bien deben ventilarse en sede contencioso administrativa. Al respecto recomendamos revisar
TIRADO BARRERA, José Antonio. Relaciones entre el proceso contencioso administrativo y el proceso de
amparo en la defensa de los derechos de los administrados. Comentario a la sentencia del Tribunal
Constitucional Nº 1417-2005-AA/TC (Caso “Manuel Anicama”). En: DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge;
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy y ZEGARRA VALDIVIA, Diego (Coordinadores). Derecho
administrativo contemporáneo. Ponencias del II Congreso Nacional de Derecho Administrativo. Lima:
Palestra Editores, setiembre 2007, p. 493 y ss.
Igualmente, en materia laboral el Tribunal Constitucional en el caso “César Antonio Baylón Flores”
(Expediente Nº 0206-2005-PA/TC) ha determinado qué pretensiones son susceptibles de ser ventiladas en
sede constitucional y cuáles más bien en sede ordinario laboral o contencioso administrativo, aun cuando, es
importante decirlo, en este caso reproduce de alguna manera lo que ya había sostenido en algunos casos
previos inclusive a la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional, como es el caso “Eusebio
Llanos Huasco” (Expediente Nº 976-2001-AA/TC). Véase a este respecto DONAYRE MONTESINOS,
Christian. El carácter residual del amparo en el Código Procesal Constitucional peruano y sus implicancias
en la tutela de los derechos laborales constitucionalmente protegidos. En: ESPINOSA-SALDAÑA
BARRERA, Eloy (Coordinador). Derechos fundamentales y derecho procesal constitucional. Lima: Jurista
Editores, setiembre 2005, p. 157 y ss.
94
En lo que se refiere a la relación entre el proceso de cumplimiento y el proceso contencioso administrativo,
el Tribunal Constitucional peruano en el caso “Maximiliano Villanueva Valverde” (Expediente Nº 0168-
2005-PC/TC) precisó bajo qué consideraciones el incumplimiento de una obligación legal o de un acto
administrativo es pasible de ser cuestionado a través del proceso de cumplimiento y en qué supuesto
corresponde acudir al proceso contencioso administrativo. A mayor abundamiento sobre el particular puede
revisarse: HUAPAYA TAPIA, Ramón. Las nuevas relaciones entre el proceso constitucional de
cumplimiento y el proceso contencioso administrativo: La sentencia recaída en el Expediente Nº 0168-2005-
PC/TC, caso “Maximiliano Villanueva Valverde”. En: DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge; ESPINOSA-SALDAÑA
BARRERA, Eloy y ZEGARRA VALDIVIA, Diego (Coordinadores). Derecho administrativo
contemporáneo. Ponencias del II Congreso Nacional de Derecho Administrativo. Lima: Palestra Editores,
setiembre 2007, p. 445 y ss.

32
3. LAS CONDICIONES Y DEMÁS REQUISITOS PARA PRESENTAR UNA
DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS SEGÚN EL CÓDIGO PROCESAL
CONSTITUCIONAL

De conformidad con lo establecido en el Código Procesal Constitucional, la demanda


de hábeas corpus puede ser presentada tanto por escrito como en forma verbal.
Adaptándose a los avances de la informática y la tecnología, el Código Procesal
Constitucional permite la utilización del correo, medios electrónicos de comunicación u
otro idóneo, a fin de facilitar y hacer más accesible al público la posibilidad de iniciar un
proceso de hábeas corpus (artículo 27º). En el caso de las demandas verbales, se levantará
un acta ante el Juez o Secretario, sin más exigencia que la de relatar en forma breve los
hechos que son materia de denuncia (artículo 27º). En nuestra opinión, la información
mínima que debe contener la demanda debiera comprender, además de la identificación del
demandante y a favor de quien se interpone la demanda -si es que no es para la tutela de
su(s) propio(s) derecho(s)-, la identificación de los eventuales agresores o de algunos
elementos que permitan identificarlos y, si es posible, el lugar en donde se efectuó la
agresión. No se requerirá la firma de letrado, tasa o alguna otra formalidad.

Aun cuando, a diferencia de la legislación derogada, no se mencione la posibilidad de


plantear la demanda vía telegráfica, toda vez que la Ley Nº 28237 alude a otro medio
idóneo, ello resulta perfectamente posible. Conviene tener presente, eso sí, que no existe un
plazo de prescripción a efectos de iniciar este proceso constitucional.

Es necesario señalar que, a nuestro juicio, la demanda podría incluso interponerse en un


idioma distinto al castellano, como podría ocurrir por ejemplo en aquellas zonas donde
predomina el aymara o el quechua, toda vez que de conformidad con el artículo 48º de la
Constitución vigente, se consideran idiomas oficiales tanto el castellano, como el quechua,
aymara y demás lenguas aborígenes en las zonas en donde ellas imperen.

4. ACERCA DEL JUEZ COMPETENTE PARA CONOCER LA DEMANDA


DE HÁBEAS CORPUS: ALGUNAS PRECISIONES Y CIERTOS
CRITERIOS PARA FACILITAR SU DETERMINACIÓN Y LA TUTELA
EFECTIVA DE LOS DERECHOS QUE CAEN EN SU ÁMBITO DE
PROTECCIÓN

En cuanto a la competencia, tal como lo establecía el artículo 21º de la hoy derogada


Ley Nº 25398, se ha previsto que cualquier Juez Penal podrá admitir las demandas de
hábeas corpus, sin observar turnos (artículo 28º). Los promotores del Código que venimos
comentando han puesto de relieve que no necesariamente el juez competente es aquel del
lugar en donde se encuentra el detenido o donde se haya ejecutado la medida o el lugar en
donde ésta se haya dictado95, tal como lo contempló el artículo 15º de la derogada Ley Nº
23506.

95
AA. VV. Código Procesal Constitucional. Comentarios, Exposición de Motivos, Dictámenes e Índice
Analítico. Lima: Palestra Editores, agosto 2004, p. 62.

33
Esa posibilidad de plantear una demanda de hábeas corpus ante cualquier Juez Penal sin
observar turnos puede conducir a algunos problemas de competencia territorial que es
preciso dilucidar96. Así, frente a tal situación, Néstor Pedro Sagüés97 propone el siguiente
orden a efectos de elegir al juez que conocerá de la demanda de hábeas corpus.

Para empezar, el juez del lugar donde se encuentra el agraviado; ello, en virtud del
principio de inmediación, facilita constatar las causas del agravio, la exhibición del
perjudicado, así como evaluar las condiciones de la violación. En términos del mismo
profesor argentino98 “…es en aquel sitio donde cabe requerir el informe a la autoridad que
detiene, y donde puede constituirse personalmente el juez del hábeas corpus…”. Esto
último puede explicar por qué el Código ha establecido -en cuanto al trámite de la demanda
de hábeas corpus para supuestos de privación arbitraria de la libertad personal y violación
de la integridad personal- que en principio, el juez debiera apersonarse al lugar donde se
encuentra el agraviado a efectos de constatar si es que en efecto existe o no violación de los
derechos mencionados.

Ahora bien, si no se conoce el lugar en donde se encuentra la persona que, por ejemplo,
viene siendo privada arbitrariamente de su libertad, debiera procederse en forma subsidiaria
tal como se indica a continuación:

a) El juez del lugar donde se inició el agravio, tal vez porque ello permitiría conocer
las causas en virtud de las cuales éste se produjo y porque en la mayoría de
ocasiones, su determinación no genera mayores dificultades.

b) El juez del lugar de la residencia de la persona o autoridad o funcionario que


dispuso la realización del acto lesivo, lugar que resulta -por cierto- de fácil
determinación.

c) El juez del lugar donde estuvo de tránsito la persona a la cual se le viene privando
en forma arbitraria su libertad personal o lesionando otro de los derechos que
caen dentro del margen de protección del hábeas corpus.

En caso de presentarse diversas demandas de hábeas corpus por distintas competencias


territoriales en favor de una misma persona, según Sagüés 99, apelando a una disposición del
Código Procesal Penal de su país, se optaría por el juez que conozca de la demanda más
antigua, sin perjuicio de que el legislador precise este tema. Sin embargo, un sector de la
doctrina nacional100 propone que debiera darse preferencia a alguna de ellas según el orden

96
Sobre el particular puede revisarse HUERTA GUERRERO, Luis Alberto. El proceso constitucional de
hábeas corpus en el Perú. en: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. Anuario 2006.
Montevideo: Konrad-Adenauer Stiftung A.C., 2006, p. 583-584.
97
SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho Procesal Constitucional. Hábeas Corpus. Tomo 4. Segunda edición.
Buenos Aires: Editorial Astrea, 1988, p. 337. Estos mismos planteamientos son recogidos luego en MESÍA,
Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Lima: Gaceta Jurídica, noviembre 2004, p. 236-238.
98
SAGÜÉS, Néstor Pedro. “Derecho Procesal…”. Op. Cit., p. 338.
99
Ibid., p. 339.
100
En este orden de ideas se encuentra MESÍA, Carlos. “Exégesis del Código…”. Op. Cit., p. 237.

34
antes indicado, esto es, en primer lugar, al juez del lugar en donde se encuentra el agraviado
y así subsidiariamente hasta el juez del lugar en donde estuvo de tránsito la víctima.

En nuestra modesta opinión, cuando se está ante este tipo de situaciones y considerando
la urgencia que se requiere actuar para la efectiva protección de los derechos involucrados,
debiera darse preferencia a aquella demanda que permita justamente atender esos fines, de
ahí que en función del caso se empezará quizá por la demanda que fue interpuesta
precisamente en el lugar en donde se encuentra el agraviado por las ventajas que ello puede
traer consigo, y así sucesivamente.

Un tema especialmente sensible es el de la competencia del juez penal en materia de


hábeas corpus, sobre todo cuando se interpone contra resoluciones judiciales. En primer
lugar, porque bien puede presentarse el caso de que un juez de primer grado conozca una
demanda de hábeas corpus interpuesta contra algún acto de un órgano judicial de segundo
grado que se considera amenaza o viola alguno de los derechos susceptibles de ser
protegidos a través de este proceso constitucional, lo que como bien ha dejado establecido
el Tribunal Constitucional peruano en su sentencia recaída en el caso “Pedro Terrones
Casas” (Expediente Nº 942-96-HC/TC)101,

“...no puede interpretarse como un desacato al orden establecido al interior del


Órgano Judicial cuando lo que está de por medio es la reafirmación cotidiana del
respeto por los derechos constitucionales y particularmente del debido proceso, pues
de lo contrario nadie podría intentar una garantía contra las más altas jerarquías de la
judicatura, lo que evidentemente entrañaría una interpretación absolutamente
inconstitucional”.

Compartimos el criterio establecido por el supremo intérprete de nuestra Constitución,


no sólo por el importante argumento que esboza sino también porque no habría otra manera
de interpretar la vigencia del principio de independencia jurisdiccional, inclusive cuando se
trata de los procesos constitucionales. En efecto, estamos ante un tema netamente
competencial y en modo alguno de jerarquía, pauta esta última incompatible precisamente
con la vigencia del principio jurisdiccional al cual hemos hecho referencia. En otras
palabras, no supone desacato al orden establecido al interior de la judicatura, pues es la ley
la que le otorga competencia al juez penal para conocer la materia y en tal sentido cuando
conozca de aquellos asuntos debe actuar con la independencia y discrecionalidad que le es
propia para resolver la causa, aunque el acto lesivo que se somete a su consideración haya
sido producido por una instancia superior –no en términos jerárquicos sino exclusivamente
competenciales-.

En segundo término, esta amplitud de la competencia del juez penal para conocer
hábeas corpus ha generado, como dijimos, una que otra crítica sobre todo -aunque no
exclusivamente- cuando lo que se cuestiona son resoluciones judiciales, toda vez que dicho
esquema permite que se inicie este proceso constitucional en un distrito judicial
absolutamente alejado y distante de aquél en donde se emitió la resolución judicial que es

101
Sentencia de fecha 14 de julio de 1997 publicada el 20 de agosto del mismo año.

35
objeto de cuestionamiento, lo que, según afirman algunos jueces, dificulta en muchas
ocasiones el ejercicio de su derecho de defensa, la tutela jurisdiccional efectiva, entre otros.

Ahora bien, tal parece ser la preocupación en esta materia que el 12 de junio del año
pasado, el Ejecutivo presentó el Proyecto de Ley Nº 1383/2006-PE mediante el cual se
buscaría superar este tipo de inconvenientes. Al respecto, en la Exposición de Motivos del
Proyecto se afirma lo siguiente:

“La proliferación de demandas de HÁBEAS CORPUS, referidas a presuntas


detenciones arbitrarias, que ha devenido en la liberación de inculpados por delitos
graves, ordenada por jueces de competencia territorial distinta al lugar donde se
habría afectado el derecho, ha ocasionado desconcierto público, inseguridad jurídica y
desorden, situación que se ha producido por la falta de previsión del legislador
respecto del uso abusivo de la norma, la misma que debe ser corregida, sin causar
menoscabo al acceso a la justicia”.

A lo cual añade luego:

“…el texto actual del artículo 30º que señala: “La demanda de Hábeas Corpus se
interpone ante cualquier juez penal sin observar turnos”, propicia el acudimiento
indiscriminado ante el juez más adepto a los requerimientos en ocasiones subalternos
de los justiciables, lo que a su vez causa inseguridad jurídica y desprestigio del aparato
estatal…”102.

Sobre la base de estos argumentos, el Ejecutivo propone modificar tanto el artículo 12º
como el 28º del Código Procesal Constitucional, en los siguientes términos:

“Artículo 12º.- El inicio de los procesos constitucionales se sujetará a lo establecido


para el turno en cada distrito judicial, salvo en los proceso de hábeas corpus en los
cuales se observarán las reglas específicas de competencia.

“Artículo 28º.- Competencia


La demanda de hábeas corpus se interpone ante el Juez Penal del lugar en el que se
habría producido la amenaza o vulneración de los derechos previstos en el artículo 25º
de esta ley, sin perjuicio de interponerse ante cualquier juez penal de distinta
competencia territorial, siempre que exista causa que lo justifique”.

Muy a despecho de lo interesante de la propuesta, creemos que los argumentos sobre


los que se sustenta la modificación son fácilmente rebatibles, ya que, como se puede inferir
de la Exposición de Motivos, éstos se dirigen más hacia una actuación inadecuada por parte
de los jueces que conocen de demandas de hábeas corpus contra resoluciones judiciales,
antes que a los problemas que esto genera para un adecuado ejercicio del derecho de

102
Debemos señalar que es el artículo 28º mas no el artículo 30º del Código Procesal Constitucional el que
dispone la competencia de cualquier juez penal sin observar turnos para la interposición de demandas de
hábeas corpus, por lo que se trata de un error por parte de quienes elaboraron la Exposición de Motivos del
Proyecto de Ley que venimos comentando.

36
defensa en particular o la tutela procesal efectiva en general por parte de los jueces cuyas
resoluciones son cuestionadas.

En esa línea de pensamiento, en nuestra modesta opinión, considerando las razones por
las cuales el Ejecutivo pretende modificar la disposición que venimos comentando, creemos
que el cambio resulta irrazonable, pues existen otras medidas menos aflictivas al derecho de
acceso a la justicia que puedan atender el mismo fin que se persigue con el proyecto de ley,
esto es, un idóneo ejercicio de la función jurisdiccional del Estado103. No obstante ello,
insistimos en lo interesante y debatible que resulta este tema no por los argumentos que
esboza el Ejecutivo sino sobre todo por las complicaciones que la competencia en materia
de hábeas corpus viene generando en algunos casos para la defensa de los jueces cuyas
resoluciones se cuestionan mediante dicho proceso constitucional.

Por otro lado, el Código Procesal Constitucional dispone que en caso la afectación de la
libertad personal tenga lugar lejos de la zona en la que se encuentra el Juzgado donde se
planteó la demanda de hábeas corpus o sea de difícil acceso, éste, según la Ley Nº 28237,
dictará orden perentoria e inmediata a fin de que el Juez de Paz del distrito en el que está el
detenido cumpla en el día, bajo responsabilidad, con hacer las verificaciones y ordenar las
medidas inmediatas para hacer cesar la afectación (artículo 29º). A este respecto el
Ejecutivo también propuso un cambio normativo precisamente por la posibilidad de iniciar
hábeas corpus contra resoluciones judiciales. En tal sentido, la propuesta contenida en el
Proyecto de Ley Nº 1383/2006-PE agrega un segundo párrafo al citado artículo 29º en los
siguientes términos:

“Cuando la afectación proviene de un mandato judicial, el Juez de Paz dictará las


medidas adecuadas para que ésta cese, debiendo oír en el día al presunto responsable
de la afectación, a fin de que éste le proporcione los elementos necesarios para una
adecuada valoración de los hechos alegados.
La notificación del presunto agresor se efectuará por cédula, facsímil, correo
electrónico o cualquier otro medio análogo que garantice su eficacia y no cause
demora en el trámite”.

Nuestras observaciones a los argumentos por los cuales el Ejecutivo pretende este tipo
de modificaciones se reproducen en este caso, debiendo añadir que llama poderosamente la
atención que se regule específicamente la competencia en materia de hábeas corpus contra
resoluciones judiciales del juez de paz, cuando en sentido estricto, de conformidad con lo
dispuesto en el Código Procesal Constitucional, su competencia está referida a las
situaciones en las que por las condiciones o circunstancias del lugar en donde se interpone
la demanda de hábeas corpus, resulta difícil acceder al lugar en donde se está produciendo
el agravio a efectos de constatar las violaciones que se cuestionan. Aparentemente la
participación del juez de paz en estos casos no pareciera encontrar justificación.

103
Como puede ser, por ejemplo, exhortar a las autoridades encargadas de velar por la correcta conducta
funcional de los jueces a que sean más rigurosas y estrictas en el cumplimiento de las tareas que les han sido
asignadas.

37
5. LOS DIFERENTES TRÁMITES DE LA DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS
QUE HA PREVISTO EL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL
SEGÚN EL ACTO LESIVO Y LOS DERECHOS INVOLUCRADOS

En lo que se refiere al trámite de la demanda de hábeas corpus, el Código Procesal


Constitucional diferencia ya sea que nos encontremos ante un supuesto de privación
arbitraria o una supuesta violación de la integridad personal, si estamos ante otros actos
amenazantes o lesivos del derecho a la libertad personal y demás derechos conexos a ella o
ante una eventual desaparición forzada de personas104.105

5.1 EL TRÁMITE DE LA DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS EN CASO DE


PRIVACIÓN ARBITRARIA O VIOLACIÓN DE LA INTEGRIDAD
PERSONAL

Así, de encontrarnos en el primero de los casos señalados, el juez debería, en principio,


constituirse en el lugar de los hechos y, verificada la privación indebida o la violación de la
integridad personal, ordenar en el mismo lugar la libertad del agraviado o el cese del acto
lesivo a dicho derecho fundamental. Para ello, debe dejar tan sólo constancia en el acta
correspondiente y no será necesario notificar previamente al responsable de la agresión para
que dé cumplimiento de la resolución judicial respectiva (artículo 30º).

Sin embargo, es importante señalar que en estos casos a pesar de que a nuestro juicio
debe considerarse como obligación del juez que conoce del hábeas corpus constituirse en el
lugar de los hechos a fin de verificar la detención indebida o la lesión de la integridad
personal o, por lo menos, es así como debiera interpretarse el artículo 30º del Código
Procesal Constitucional, no necesariamente es ello lo que se desprende del tenor literal de
dicho dispositivo, que literalmente establece que el juez podrá actuar de esa manera. Esto
ha generado una que otra complicación, pues algunos jueces han considerado que el
artículo 30º deja dentro de la discrecionalidad judicial la decisión de constituirse en el lugar
de los hechos, optando más bien por proceder a citar a las personas involucradas en la
violación de los derechos que se invocan.

Como señalamos líneas atrás, en nuestra modesta opinión los jueces deben actuar
conforme dispone el artículo 30º de la Constitución, por lo que no es un asunto inmerso en
su discrecionalidad judicial. Sobre el particular, el Ejecutivo en el proyecto de Ley antes

104
El artículo 25º de la Ley Nº 28237 en el inciso 16 recoge el derecho a no ser objeto de desaparición forzada
como susceptible de ser protegido a través del hábeas corpus, aun cuando ya la Corte Interamericana de
Derechos Humanos había establecido que el hábeas corpus constituía un mecanismo idóneo para exigir la
tutela del derecho que venimos comentando. Así, según lo señalado por dicha instancia regional de protección
de los derechos humanos en el caso “Castillo Páez”, en sentencia de fecha 3 de noviembre de 1997:
“Habiendo quedado demostrado como antes se dijo (supra, párrafo 71), que la detención del señor
Castillo Páez fue realizada por miembros de la Policía del Perú y que, por tanto, se encontraba bajo la
custodia de éste, la cual lo ocultó para que no fuera localizado, la Corte concluye que la ineficacia del
recurso de hábeas corpus es imputable al Estado, configurando con ello una violación del artículo 25º de
la Convención en relación con el artículo 1.1” (párrafo 84).
105
Esta distinción parece deberse a que los agravios producidos en uno u otro supuesto no necesariamente son
susceptibles de ser identificados con la misma facilidad y por la urgencia que demanda la tutela de los
derechos allí involucrados.

38
referido, también propone cambios de cara a eliminar cualquier resquicio de duda respecto
de cómo debe comportarse el juez que conoce de un hábeas corpus en estas circunstancias,
propuesta que compartimos y que con relación a este extremo y con buen criterio propone
sustituir el término podrá por el de deberá.

5.2 EL TRÁMITE DE LA DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS EN CASOS


DISTINTOS A LA DETENCIÓN ARBITRARIA Y A LA VIOLACIÓN DE
LA INTEGRIDAD PERSONAL

De encontrarnos más bien en el segundo de los casos enunciados, esto es, si estamos
ante otros actos amenazantes o lesivos del derecho a la libertad personal o demás derechos
conexos a ella, distintos a los supuestos de privación arbitraria o de violación de la
integridad personal, el Código Procesal Constitucional establece textualmente que el juez
podrá constituirse en el lugar de los hechos o citará a quien o quienes ejecutaron la
violación, exigiéndoles expliquen las razones que motivaron el acto. Una vez escuchadas
dichas razones, el juez resolverá de plano en el término de un día natural, bajo
responsabilidad106. La resolución respectiva en este caso podrá ser notificada al agraviado,
aún así se encuentre privado de su libertad, así como a la persona que interpuso la demanda
de hábeas corpus o al abogado correspondiente, si lo hubiere (artículo 31º).

En esta materia nos sostenemos -muy respetuosamente- la misma crítica esbozada


líneas atrás; es decir, que en nuestra modesta opinión la primera actuación que debe
procurar realizar el juez cuando se trata de un hábeas corpus es apersonarse en el lugar de
los hechos a efectos de constatar la violación que se alega en la demanda y, luego de ello,
esto es, si esta actuación no es posible por las circunstancias del caso proceder a citar a
quien o quienes ejecutaron la violación.

En esta materia el Ejecutivo también propuso cambios, pero en este caso buscó sustituir
la expresión podrá por la de deberá no en el extremo referido a la presencia del juez en el
lugar de los hechos para efectos de la verificación correspondiente, sino en cuanto a la
citación de los presuntos responsables de la violación. En tal sentido, a criterio del
Ejecutivo el juez deberá citar a quienes ejecutaron la violación y podrá constituirse en el
lugar de los hechos. Sin embargo, si como argumenta el Ejecutivo en su Proyecto de Ley

106
En el caso “Comité contra la Corrupción” (Expediente Nº 367-96-HC/TC)106 el Tribunal Constitucional
peruano declaró nulo todo lo actuado desde la interposición de la demanda en razón de que
“Cuando no se trate de detención arbitraria, el juez citará a quien o quienes ejecutaron la violación
requiriéndoles expliquen la razón que motivara la agresión, hecho que no se ha cumplido en el caso bajo
examen (…) los accionados no han sido notificados con la acción de hábeas corpus (…) vulnerándose
de este modo su derecho a la defensa…”.
En similar sentido se encuentra su pronunciamiento recaído en el caso “Jorge Chávez Montoya” (Expediente
Nº 7024-2005-PHC/TC), que tuvo lugar mucho tiempo después. Así, a tenor lo señalado por el Tribunal
Constitucional:
“Del estudio de autos se advierte que el juez constitucional no emplazó con la demanda a quienes
presumiblemente ejecutaron la vulneración constitucional que sustenta la demanda, error que pasó
inadvertido en segunda instancia de la sede judicial, incurriendo en vicio procesal insubsanable,
toda vez que, de acuerdo al artículo 31º del Código Procesal Constitucional, se cita a quien o
quienes ejecutaron la violación, requiriéndoles para que se expliquen la razón que motivó la
agresión”.

39
Nº 1383/2006-PE la finalidad del mismo es evitar que la verificación de la violación se
considere como una facultad discrecional del juez que conoce del hábeas corpus, lo
recomendable es sustituir inclusive en la parte relativa a la verificación de la agresión el
término podrá por el de deberá, salvo mejor parecer. Así, el juez primero debe intentar
apersonarse en el lugar para resolver y, sólo en caso ello no sea posible, citar a los
presuntos responsables.

5.3 EL TRÁMITE DE LA DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS EN CASO DE


DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS

También existe en el Código un trámite especial para los supuestos de desaparición


forzada de personas o hábeas corpus instructivo y que en términos del Tribunal
Constitucional supone un proceso:

“…en el cual, el juez constitucional “a partir de sus indagaciones sobre el paradero


del detenido-desaparecido, busca identificar a los responsables de la violación
constitucional, para su posterior proceso y sanción penal en la vía ordinaria, en base
al artículo 11° de la Ley 23506” [Landa Arroyo, César. Teoría del Derecho Procesal
Constitucional, p. 117]. Esa deberá ser la labor que realice el juez del hábeas corpus
al llevar a cabo la investigación sumaria que dispone la Ley N.º 23506, cuando se trate
de un caso de desaparición forzada”107.

Posteriormente, en el caso “Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca” (Expediente Nº


2663-2003-HC/TC), el supremo intérprete de nuestra Constitución estableció que el hábeas
corpus instructivo se interpone:

“...cuando no sea posible ubicar el paradero de una persona detenida-desaparecida.


Por consiguiente, la finalidad de su interposición es no sólo garantizar la libertad y la
integridad personal, sino, adicionalmente, asegurar el derecho a la vida, y desterrar
las prácticas de ocultamiento o indeterminación de los lugares de desaparición”.

En estos casos, si la autoridad, funcionario o persona demandada no proporciona los


elementos de juicio satisfactorios sobre el paradero o destino de la persona o personas
desaparecidas, el juez adoptará todas las medidas que conlleven a su hallazgo. Ello lo
habilita incluso para comisionar a jueces del Distrito Judicial donde se presuma que la
persona puede estar detenida para que practiquen tales medidas. El juez además deberá dar
aviso al Ministerio Público para que realice las investigaciones que correspondan.

Si la figura delictiva de la desaparición forzada es imputada a algún miembro de la


Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, el juez deberá solicitar -además de las acciones
antes señaladas- a la autoridad superior del presunto agresor de la zona en la cual ocurrió la
desaparición forzada, que informe dentro de veinticuatro horas si es cierta o no la
vulneración de la libertad y proporcione el nombre de la autoridad que la hubiere ordenado
o ejecutado (artículo 32º).

107
Véase Caso “Genaro Villegas Namuche” (Expediente Nº 2488-2002-HC/TC).

40
Sobre el particular, es importante señalar que el mismo Tribunal Constitucional ha
reconocido las limitaciones que parecen presentar los procesos constitucionales en general
y el hábeas corpus de tipo instructivo en particular, con relación a los fines para los que fue
pensado. Así, en caso “Genaro Villegas Namuche” antes citado sostuvo lo siguiente:

“No obstante, dada la carencia de etapa probatoria en los procesos constitucionales, el


que se tramita será poco eficaz para lograr la identificación de los responsables y la
consiguiente ubicación de la víctima o sus restos, por lo que no se podrá dispensar en
esta vía una tutela en los términos en los que se ha solicitado; sin embargo, sí cabe
disponer que el o los órganos competentes inicien y culminen las investigaciones
necesarias destinadas a brindar la imperiosa información requerida”.

6. LAS DISPOSICIONES ESPECIALES DE PROCEDIMIENTO PREVISTAS


PARA EL HÁBEAS CORPUS EN EL CÓDIGO PROCESAL
CONSTITUCIONAL

Como se puede apreciar, el Código Procesal Constitucional ha tratado de consagrar un


proceso de tutela urgente, libre de muchas formalidades (no se requiere firma de letrado,
papel sellado, pago, entre otros), buscando que se convierta en un medio de protección
efectivo para tutelar un derecho tan relevante como la libertad personal y demás derechos
conexos a ella. En efecto, sobre el particular el Tribunal Constitucional ha señalado en
reiterada jurisprudencia:

“Dada la naturaleza del bien jurídico que protege, el proceso de hábeas corpus no
requiere de firma de letrado, tasa o alguna otra formalidad, pudiendo la demanda
presentarse por escrito o verbalmente, en forma directa o por correo, a través de
medios electrónicos de comunicación o cualquier otro idóneo. En suma para su
tramitación sólo se exigen requisitos mínimos imprescindibles”108.

En ese orden de ideas, dentro de las normas especiales de procedimiento contempladas


en el artículo 33º del Código Procesal Constitucional se ha previsto que no cabe recusación,
salvo por el afectado o quien actúe en su nombre109, mucho menos las excusas de los jueces

108
En este sentido los pronunciamientos del Tribunal Constitucional en casos como “Edwin Alfredo Isasi
Elìas y otros” (Expediente Nº 7512-2005-PHC/TC) o “Nazario Cueva Torrejón” (Expediente Nº 0482-2005-
HC/TC).
109
A través de esta medida se busca evitar las dilaciones indebidas del proceso de hábeas corpus en perjuicio
de la persona que puede estar sufriendo una amenaza o una lesión a los derechos que caen dentro de su
margen de protección. No obstante, el Código omite hacer alguna referencia a los términos para resolver las
recusaciones que eventualmente se planteen por parte del demandante. En esos supuestos, Borea Odría
propone que el juez deberá aceptar la recusación y pasar ese mismo día el expediente al juez instructor que
sea del turno más remoto, al juez encargado de los asuntos civiles donde no existiese más de un instructor o al
de la capital del departamento en el caso que no hubiese más que un solo juzgado mixto. Si se opta por no
estimarse fundada la recusación la absolverá en el mismo día y dentro de 24 horas lo remitirá a la Sala la que
absolverá dentro de las 24 horas de recibido con sólo tener a la vista el expediente, debiendo ordenar que
dentro de las 24 horas devuelva el expediente al juzgado de origen, si se declara infundada la recusación, o al
que le corresponda resolver si la estima fundada.
Sobre el particular: BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de las garantías constitucionales. . Hábeas corpus,
amparo, hábeas data, acción de cumplimiento. Lima: Editorial Fe de Erratas, 2000, p. 240.

41
ni de los secretarios. Sobre el particular, en el caso “Magaly Medina Vela y Ney Guerrero
Orellana” (Expediente Nº 6712-2005-HC/TC), el Tribunal Constitucional peruano ha
puesto en claro la razón por la cual no es posible que el juez se inhiba en el proceso de
hábeas corpus sino que, en todo caso, lo que corresponde es su recusación, tal como se
dispone en el primer inciso del artículo 33º del Código Procesal Constitucional. Al respecto
el supremo intérprete de nuestra Constitución afirma:

“…explícitamente se ha determinar, en aras de la celeridad del proceso de hábeas


corpus, que los jueces constitucionales no puedan alejarse del ejercicio de su función
jurisdiccional…que el hábeas corpus, en tanto proceso constitucional y por su carácter
de tutela de extrema urgencia, tiene reglas sumamente especiales y plazos muy breves,
que han sido claramente determinados por el legislador”.

Por otra parte, y siguiendo con las normas especiales de procedimiento previstos en el
Código Procesal Constitucional para el hábeas corpus, es obligación de los jueces habilitar
día y hora para la realización de las actuaciones procesales110 y el Ministerio Público no
intervendrá en estos casos. En cuanto a la actividad probatoria y para efectos del ejercicio
del derecho de defensa, la Ley Nº 28237 dispone que es posible presentar documentos cuyo
mérito apreciará el juez en cualquier estado del proceso y a solicitud del demandante; en
tanto que si el demandante lo pidiera, el juez o la Sala designará un defensor de oficio111.
Finalmente, de conformidad con la sumarización propia de los procesos de tutela de
urgencia, las actuaciones procesales son improrrogables112.

7. LAS MEDIDAS QUE PODRÁ CONTENER LA SENTENCIA QUE


DECLARA FUNDADA LA DEMANDA DE HÁBEAS CORPUS
INTERPUESTA

Es en el artículo 34º del Código Procesal Constitucional donde encontramos las


medidas que podría contener la sentencia que declare fundada la demanda de hábeas
corpus. Allí se dispondrá, pues, la libertad de la persona que fue privada arbitrariamente de
ella; o que continué la situación privativa de la libertad, pudiendo en todo caso el juez
modificar las condiciones de la detención, sea en el mismo establecimiento o en otro, o bajo
la custodia de otras personas.

En caso el proceso de hábeas corpus se haya iniciado por haber transcurrido en exceso
el plazo legalmente previsto para la detención, el juez podrá ordenar que la persona que se
encontraba privada de su libertad sea puesta de inmediato a disposición del juez
competente. Por último, señala que también podrá ordenarse que cese el agravio producido,
disponiéndose además las medidas que resulten necesarias para evitar que el acto se repita

110
Se privilegia la tutela urgente de los derechos involucrados, por lo que de ser necesario el juez habilitará
días y horas para tal efecto, independientemente de que se trate de días u horas hábiles.
111
Puede deducirse que los gastos que correspondan al defensor de oficio serán asumidos por el Estado.
112
Esto no constituye mas que una manifestación de la sumarización procedimental que identifica a un
proceso de tutela urgente. A diferencia de lo previsto en la Ley Nº 23506, hoy derogada, el Código es muy
claro en establecer que las actuaciones son imporrogables, es decir, asume el principio de preclusión procesal
en sentido estricto. En otras palabras, ni siquiera el agraviado podrá solicitar el aplazamiento de diligencias o
informes.

42
en perjuicio del agraviado. La variedad de medidas que puede adoptar el juez al declarar
fundada la demanda de hábeas corpus guarda cierta relación con los tipos de hábeas corpus
que hemos mencionado líneas atrás y que se han identificado a nivel de la doctrina y
jurisprudencia tanto nacional como comparada, aun cuando quizá convenga precisar esto
último con mayor rigor a efectos de que el lector sepa cómo es que en principio debiera
resolver el juez dependiendo de cada situación. HABEAS CORPUS PREVENTIVO DEBE HABER
AMENAZA
Así, en los casos de un hábeas corpus preventivo el juez deberá evitar que la amenaza
se configure en una violación de los derechos que se invocan, para lo cual ordenará que
cesen aquellos actos que pueden conducir a dicha situación. En un hábeas corpus
restringido el juez ordenará el cese de aquellas actuaciones que impiden el ejercicio regular
del derecho a la libertad personal por parte del agraviado, por ejemplo, que cesen las
persecuciones policiales si fueron éstas las que dieron origen a la demanda.

En el supuesto de un hábeas corpus reparador el juez resolverá conforme se establece


en el primer inciso del artículo 34º del Código Procesal Constitucional, es decir, ordenará la
libertad de la persona privada arbitrariamente de este derecho.

El juez que esté ante un hábeas corpus traslativo deberá resolver en algunos casos
conforme establece el tercer inciso del artículo 34º del Código Procesal Constitucional, esto
es, ordenará que la persona privada de libertad sea puesta inmediatamente a disposición del
juez competente. En los casos de hábeas corpus innovativo el juez debe actuar según indica
el artículo 1º y el inciso cuatro del artículo 34º del Código Procesal Constitucional, lo que
significa que ordenará al agresor a que no vuelva a incurrir en aquellas conductas que
dieron origen a la interposición de la demanda. ADVERTENCIA PARA QUE NO SE COMETA A
FUTURO
Si nos encontramos ante un hábeas corpus correctivo el juez declarará fundada la
demanda y ordenará, de conformidad con el inciso dos del artículo 34º del Código Procesal
Constitucional, según sea el supuesto, que continúe la situación de privación de libertad de
acuerdo con las disposiciones legales aplicables al caso, pero si el juez lo considera
necesario, ordenará inclusive cambiar las condiciones de la privación, sea en el mismo
establecimiento o en otro, o bajo custodia de personas distintas de las que hasta entonces la
ejercían. Es preciso recordar que este tipo de hábeas corpus se presenta normalmente
cuando las condiciones de la privación de la libertad personal resultan lesivas del derecho a
la integridad personal, de allí que lo que se cuestione no es la privación de la libertad en sí
misma, sino las condiciones en que ésta se viene llevando a cabo.

Para los casos de hábeas corpus instructivo, que como hemos visto, se presenta cuando
se alega la violación del derecho a no ser objeto de desaparición forzada, el juez deberá
actuar conforme hemos señalado al tramitar la demanda en estos casos, esto es, ordenando
que se adopten todas las diligencias que resulten necesarias para determinar la ubicación
del detenido-desaparecido, luego de lo cual declarará finalmente si es que en efecto se violó
o no dicho derecho, supuesto en el cual corresponderá, a su vez, ser muy estrictos con la
aplicación de los artículos 1º y 8º del Código Procesal Constitucional.

Finalmente, en los supuestos de los denominados hábeas corpus conexos y


excepcionales, dependiendo del acto lesivo, el juez ordenará en algunas situaciones que éste

43
cese, debiendo reponer, en cuanto sea posible, las cosas al estado anterior a la violación y/u
ordenará al agresor a que no vuelva incurrir en aquellas conductas que dieron origen a la
interposición de la demanda.

Como se pueda apreciar, las medidas que puede adoptar un juez al declarar fundada una
demanda de hábeas corpus dependerá indudablemente de las circunstancias del caso y de la
naturaleza de los derechos cuya violación se cuestiona. De ahí que si bien el artículo 34º del
Código Procesal Constitucional señala que las allí reseñadas son sólo algunas de las
medidas que puede adoptar el juez que conoce del proceso, dicha enumeración puede
interpretarse tan sólo a título enunciativo. En otras palabras, el juez, dentro de su ámbito
competencial y margen de acción, debe sentirse libre de adoptar las medidas conducentes a
una efectiva tutela de los derechos fundamentales, aun cuando aquéllas no se encuentren
mencionadas en el artículo 34º del Código Procesal Constitucional.

8. EL PROCEDIMIENTO PREVISTO PARA EL HÁBEAS CORPUS EN EL


CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL

Por otro lado, y a efectos de brindar al lector un marco un tanto más completo sobre las
reglas procesales previstas para el proceso constitucional de hábeas corpus, dentro de los
límites de tiempo y espacio con que contamos, pasaremos a efectuar una sucinta
descripción del procedimiento del hábeas corpus en el Código Procesal Constitucional.

Para empezar, la decisión de primer grado, es decir en términos del Código aquella que
“…pone fin a la instancia…”, es susceptible de ser impugnada a través del recurso de
apelación en el plazo de dos días (artículo 35º). Planteado dicho recurso, el juez elevará en
el día los autos a la Sala Penal, la que se encargará de resolverlo en un plazo de cinco días,
bajo responsabilidad, pudiendo los abogados informar a la vista de la causa (artículo
36º)113.

Si la decisión de la Sala Penal resulta desfavorable al demandante, es decir, si declara


infundada o improcedente la demanda, en el plazo de diez días contados desde el día
siguiente de notificada la resolución, éste podrá impugnarla a través del recurso de agravio
constitucional (en la legislación anteriormente vigente se le denominaba “recurso
extraordinario”) ante nuestro Tribunal Constitucional114. Sin embargo, es necesario señalar
que el Tribunal Constitucional peruano en el caso “Dirección Regional de Pesquería de la
Libertad” (Expediente Nº 4853-2004-PA/TC) ha modificado esta pauta de procedencia, de
modo que ahora también es posible interponer el recurso de agravio constitucional cuando
se esté ante sentencias estimatorias de segundo grado que vulneran el orden jurídico

113
Hoy el Código Procesal Constitucional establece que los abogados podrán estar presentes en la vista de la
causa, antes, la derogada Ley Nº 23506, lo preveía como una obligación, ya que establecía que ella se
realizaría con citación de los abogados.
114
Conforme establece el artículo 202º de la Constitución peruana vigente:
“Corresponde al Tribunal Constitucional:
(…)
2. Conocer en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo, hábeas
data y acción de cumplimiento.
(…)”.

44
constitucional o, en otros términos, impliquen haber resuelto sin respetar los precedentes
establecidos por el Tribunal Constitucional115.

Una vez que el recurso es concedido116, el Presidente de la Sala deberá remitir al


Tribunal Constitucional el expediente en un plazo máximo de tres días, más el término de la
distancia, bajo responsabilidad (artículo 18º). Será con el pronunciamiento de nuestro
supremo intérprete de la Constitución que el proceso de hábeas corpus habrá culminado, y
con ello, agotado la vía interna (artículo 24º). En el caso del hábeas corpus, el plazo
máximo previsto para que el Tribunal Constitucional emita sentencia es de veinte días
(artículo 20º). Los días a efectos del hábeas corpus se consideran, en líneas generales, como
días naturales por la importancia que supone el otorgar una rápida tutela a los derechos que
caen dentro de su margen de protección.

9. SOBRE EL AGOTAMIENTO DE LA VÍA INTERNA Y LA POSIBILIDAD


DE RECURRIR A LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES DE
PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS CONSTITUIDOS
SEGÚN TRATADOS O CONVENIOS DE LOS QUE EL PERÚ ES PARTE

Para el completar el escenario hasta aquí descrito es importante tomar en consideración


que una vez que el Alto Tribunal se pronuncia sobre el fondo de la materia discutida -esto
es si declara sea fundada o infundada la demanda-117 siguiendo lo señalado en el artículo
205º de la Constitución vigente, quien se considere lesionado en los derechos que la
Constitución reconoce puede recurrir a los tribunales u organismos internacionales
constituidos según tratados o convenios de los que el Perú es parte118.

El mismo Código Procesal Constitucional, en el artículo 114º, nos indica cuáles son
aquellos tribunales u organismos internacionales a los que alude el artículo 205º del texto
constitucional de 1993, como son: el Comité de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos y aquellos otros que se constituyan en el futuro y que sean aprobados por
tratados que obliguen al Perú.
115
Estamos indudablemente ante una sentencia bastante polémica, pues supone en términos prácticos
modificar la pauta establecida en el inciso dos del artículo 202º de la Constitución en cuanto a la competencia
del Tribunal Constitucional para conocer amparos, hábeas datas, hábeas corpus y procesos de cumplimiento.
Sobre el particular es bastante recomendable revisar SÁENZ DÁVALOS, Luis (Coordinador). El amparo
contra amparo y el recurso de agravio a favor del precedente. Lima: Palestra Editores, octubre 2007, de
reciente publicación y que contiene diversos trabajos dedicados específicamente al estudio de la materia.
116
Si se deniega el recurso de agravio constitucional será posible plantear recurso de queja en los términos
establecidos en el artículo 19º del Código Procesal Constitucional.
117
Si se pronuncia más bien por la improcedencia de la demanda no podría alegarse el agotamiento de la vía
interna. Ello es lo que parece desprenderse del artículo 24º del Código Procesal Constitucional. Esta situación
sin embargo, no ha sido bien vista por algunos autores, quienes sostienen que se trata de un escenario
peligroso, ya que una formalidad no puede ser un obstáculo para solicitar una solución justa y rápida de los
casos. En este orden de ideas encontramos a CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “Comentarios al…”. Op. Cit., p.
313.
118
Estamos ante una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional, que trasciende del escenario nacional
y encuentra también cabida en el internacional. LANDA ARROYO, César. Invalidez del retiro del Perú de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. En: Revista Peruana de Derecho Público. Año 1, Nº 1. Lima:
Editorial Jurídica Grijley, diciembre 2000, p. 27 y ss, específicamente p. 29-39.

45
En el caso del Comité de Derechos Humanos, según el artículo 5º del Protocolo
Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado y abierto a la
firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 220 A (XXI), de
16 de diciembre de 1966119:

“1. El Comité examinará las comunicaciones recibidas de acuerdo con el presente


Protocolo tomando en cuenta toda la información escrita que le hayan facilitado el
individuo y el Estado Parte interesado.
2. El Comité no examinará ninguna comunicación de un individuo a menos que se haya
cerciorado de que:
a) El mismo asunto no ha sido sometido ya a otro procedimiento de examen o arreglo
internacionales;
b) El individuo ha agotado todos los recursos de la jurisdicción interna. No se aplicará
esta norma cuando la tramitación de los recursos se prolongue injustificadamente.
(…)”.

En el caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, habrá que pasar primero


por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ahora bien, de acuerdo con lo
establecido en el artículo 46º de la Convención Americana:

“Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 ó 45


sea admitida por la Comisión se requerirá:

a. que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna,


conforme a los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos;
b. que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha en que el
presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la decisión
definitiva;
c. que la materia de la petición o comunicación no esté pendiente de otro
procedimiento de arreglo internacional, y
d. que en el caso del artículo 44 la petición contenga el nombre, la nacionalidad, la
profesión, el domicilio y la firma de la persona o personas o del representante de
la entidad que somete la petición.

Sin embargo, los requisitos mencionados en los literales a) y b) no resultarán exigibles


cuando se presenten los siguientes tres supuestos:

“a. no exista en la legislación interna del Estado de que se trata el debido proceso
legal para la protección del derecho o derechos que se alega han sido violados;
b. no se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos
de la jurisdicción interna, o haya sido impedido de agotarlos, y
c. haya retardo injustificado en la decisión sobre los mencionados recursos”.

10. A MODO DE CONCLUSIÓN

119
Este Protocolo Facultativo ha sido ratificado por el Estado peruano el 3 de octubre de 1980.

46
Como se ha podido apreciar, el Código Procesal Constitucional contempla en términos
generales una regulación bastante adecuada para el proceso de hábeas corpus. Por ello,
cualquier crítica que sobre el particular podamos haber efectuado en el presente trabajo
busca tan sólo contribuir a mejorar un escenario que de por sí se presenta tuitivo para los
derechos fundamentales que caen dentro de su ámbito protección.

Por otro lado, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional a este respecto ha permitido
en algunos casos aclarar ciertas inquietudes vinculadas con los alcances, procedimiento o
uno que otro elemento que en torno a este proceso constitucional no habían quedado
suficientemente claros. Si tomamos en consideración que estamos a tan sólo
aproximadamente cuatro años de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional,
podemos afirmar que el balance resulta muy positivo.

47

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