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HÁBEAS CORPUS

CAPÍTULO I: GENERALIDADES

1.1. ANTECEDENTES

1.1.1. HISTORIA

Los orígenes del proceso de habeas corpus se remontan a Inglaterra, país en donde surge este mecanismo procesal para la defensa de la libertad
personal, en una época en la cual esta era entendida en un sentido bastante más restringido del que ahora conocemos. Así, “aparece como una garantía
judicial específica para la defensa de la libertad personal”.1

Los writs de mandamus y de prohibition fueron las garantías que se encargaron de proteger el derecho a la libertad personal, y que estuvieron
estrechamente ligadas al proceso de hábeas corpus. No obstante, el perfeccionamiento del Derecho consuetudinario inglés, y que representó el
documento que formalizó oficialmente una institución que venía siendo utilizada, fue el Hábeas Corpus Amendment Act de 1679 —que posteriormente
daría lugar al Great and efficacions writ of Habeas Corpus— consagrándose así el derecho de los súbditos ingleses a no ser detenidos arbitrariamente.
Cabe resaltar que fueron dos los documentos que culminaron en su redacción: la Petición de Derechos de 1628 y el Acta de Abolición de la Cámara
Estrellada de 1641. Recordemos que la primera de estas constituye un reclamo de quienes solicitaban el cumplimiento de la Carta de San Juan sin Tierra
de 1215, en la cual el rey había establecido el procedimiento del hábeas corpus y que era en realidad una prerrogativa de la Corona 2.

Posteriormente, con el Acta de Abolición de la Cámara Estrellada las prerrogativas jurisdiccionales del rey le fueron arrebatadas, convirtiéndose el
proceso de hábeas corpus en una garantía que tutelaba la libertad personal. Finalmente, en 1679 se adopta el Hábeas Corpus Amendment Act, con la
finalidad de prevenir que se desvirtúe este proceso. Al respecto, Castañeda Otsu precisa que “constituye la primera disposición que regula con eficacia los
procedimientos de protección de esta garantía de los ciudadanos ingleses, asegurando que el derecho existente se hiciera efectivo” 3.

Aun cuando esta regulación abarcaba diversos ámbitos de esta garantía, se dictó el Hábeas Corpus Act de 1826, documento que ampliaba los márgenes
de actuación de la disposición anterior a los particulares.

Hábeas corpus es una expresión latina que significa “traedme el cuerpo”. Como se sabe, en los tiempos de Roma la locución hacía mención al interdicto
De Homine Libero Exhibendo consagrado en el Titulo XXIX, Libro XLIII del Digesto, en virtud del cual toda persona libre pero que estuviera detenida, podía
recurrir ante el pretor para que este, mediante edicto, ordene al autor de la detención que ponga al detenido ante su presencia, a fin de que se pronuncie
sobre la legalidad de la detención. 4

El acta de comparecencia del interdicto De Homine Libero Exhibendo comenzaba con la frase habeas corpus ad subiiciendum. De ahí fue tomada por el
Derecho inglés que lo consagró el 26 de mayo de 1679 bajo el reinado de Carlos II, mediante el Hábeas Corpus Amendment Act.

Si bien es verdad que la Carta Magna en 1215 reconocía como una prerrogativa de los varones el de no ser apresados ni desposeídos de sus bienes,
costumbres y libertades, sino en virtud del juicio de sus pares y según las leyes que le eran aplicables; y que en la España medieval existían instituciones
análogas a la establecida en la Carta Magna, como el Juicio de Manifestación de Aragón y la ley 26 del título XI del Fuero de Vizcaya de 1527, fue el
Hábeas Corpus Amendment Act inglés el que hizo célebre la institución y le otorgó su carta de naturaleza.

Eduardo Pallares, al comentar el acta de hábeas corpus, destaca las notas esenciales de esta institución, entre las cuales estén las siguientes:

1. “El hábeas corpus podía ser solicitado no solo por el prisionero o el detenido, sino por cualquier otra persona en su nombre;

2. Eran competentes para exigir el mandato el lord canciller, los jueces, los barones o cualquier juez o tribunal o barón del Ministerio de
Hacienda, creándose así una jurisdicción privilegiada para favorecer a las personas que solicitaban los beneficios del hábeas corpus;
3. El oficial, carcelero o suboficial que tuviese a su cargo al prisionero o

detenido, estaban obligados a expedirle una copia del warrant 5 por el cual se encontraba detenida o prisionera la persona a favor de la cual se
accionaba;

4. El hábeas corpus no procedía en los casos en que la detención o prisión se originase en una sentencia o una acusación por los delitos de
traición o de felonía;

5. La acción se interponía contra cualquier autoridad que directa o indirectamente, tuviere bajo sus órdenes al prisionero o detenido;

6. Los efectos del hábeas corpus consistían en obligar a la autoridad a cuyo cargo estuviere el detenido o prisionero, a exhibirlo ante el juez
que expidió el hábeas corpus, y este, a su vez, dentro de los dos días siguientes, a ponerlo en libertad, previa caución a cargo del detenido, de
su presentación ante los jueces que habrían de juzgarlo, y de su reingreso a prisión en el supuesto de ser declarado culpable” 6.

Del análisis expuesto por Pallares podemos concluir que la Ley de 1679 únicamente regulaba el hábeas corpus para los casos criminales,
motivo por el cual en 1816 se dicta una nueva ley ampliando el ámbito de aplicación a las materias civiles.

El habeas corpus inglés paso a las colonias ancladas en América del Norte como parte de las instituciones del Common Law. Las
constituciones de Massachussets y de New Hampshire de 1780 le otorgaron rango constitucional. Desde los Estados Unidos se expandió de
modo natural a los países de la América Central y del Sur.

1.1.2. EVOLUCIÓN LEGISLATIVA Y CONSTITUCIONAL EN EL PERÚ

En el año 1897 se incorporó en nuestro ordenamiento jurídico la institución procesal del hábeas corpus. En breves líneas su evolución en el Perú
ha estado marcada por los siguientes hitos legislativos y constitucionales:

 Ley del 21 de octubre de 1897: reguló por primera vez el hábeas corpus en el Perú. Fue dada exclusivamente para tutelar la libertad
individual.
 Ley N° 2223 del 10 de febrero de 1916: conocida como la “Ley de Liquidaciones de Prisiones Preventivas”, amplió el hábeas corpus para
la defensa de las “Garantías Individuales” que se encontraban reguladas en la Constitución vigente de aquella época (Constitución de 1860).

1
 Ley N° 2253 del 26 de setiembre de 1916: fue aprobada con el objeto de perfeccionar ciertos aspectos procesales del régimen del
hábeas corpus expuestos en la ley originaria de 1897.
 Constitución de 1920: elevó por primera vez a rango constitucional la institución procesal del hábeas corpus. El artículo 24 de la primera
Constitución aprobada en el siglo XX, establecía, ad litteram: “Nadie podrá ser arrestado sin mandamiento escrito de juez competente o de las
autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto infraganti delito, debiendo en todo caso ser puesto, el arrestado, dentro de 24
horas, a disposición del juzgado que corresponda. Los ejecutores de dicho mandamiento están obligados a dar copia de él siempre que se les
pidiere. La persona aprehendida o cualquiera otra podrán interponer conforme a la ley el recurso de hábeas corpus por prisión indebida”.
Código de Procedimientos en Materia Criminal de 1920: se ocupó del hábeas corpus en sus artículos 342 al 355. Lo premunió de ciertas
características especiales, como por ejemplo: a) el de considerarlo como un recurso; b) el de circunscribirlo únicamente a la libertad corporal; c) en
cuanto a la procedencia de la detención, dispuso que podía llevarse a cabo por autoridades policiales, judiciales y por particulares; d) incorporé
dos aspectos novedosos: primero, que el hábeas corpus protegía no solo a los nacionales sino también a los extranjeros. Y segundo, que también
procedía contra la colocación de 103 guardias puestas a domicilio (hábeas corpus restringido).
 Constitución de 1933: estableció un cambio sustancial al ampliar el
ámbito de protección del hábeas corpus a los demás “derechos sociales”.
 Código de Procedimientos Penales de 1940: estableció en el marco legislativo de sus artículos 349 al 360 los siguientes supuestos de
hecho para su procedencia: a) cuando el agraviado es sometido a prisión por más de 24 horas sin que el juez competente le haya tomado su
declaración instructiva; b) cuando se pone guardias a domicilio; y, c) cuando se violan los derechos individuales o sociales amparados por la
Constitución.
 Decreto Ley N ° 17083 del 24 de octubre de 1968: es el antecedente más cercano de la actual ley. Decretó la tramitación del hábeas
corpus por medio de dos vías; a) la penal, que se rige por las reglas establecidas en el Código de Procedimientos Penales, para los casos de
libertad personal, inviolabilidad de domicilio y libertad de tránsito; y, b) la civil, para garantizar los demás derechos sociales según el trámite que el
propio decreto se encargo de establecer.
 La Ley N° 23506 y su complementaria la Ley N° 25398.
 La Ley Orgánica N° 28237, el actual Código Procesal Constitucional. 7

1.1.3. HABEAS CORPUS: LOS 5 PERÍODOS EVOLUTIVOS EN EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL EN EL PERÚ 8

En el Perú, siguiendo a varios autores se puede establecer y afirmar que el desarrollo del derecho procesal constitucional transcurrió por cinco
etapas bien definidas, como señala a continuación:
1.1.3.1. Primer Período: Creación del Hábeas Corpus (1897 – 1933):

Que va del año 1897 al año 1933, y se inicia en el Perú se da, justamente en 1897, la primera Ley de Hábeas Corpus, que se plantea
exclusivamente para la protección de la libertad individual. Hay que señalar que hacia 1916 hay intentos por ampliar la cobertura del hábeas
corpus, pero no prosperan.

1.1.3.2. Segundo Período: Hábeas Corpus ampliado y deformado (1933 –1979)

Que se inicia con la dación de la Carta Política de 1933, en la cual, por primera vez, se incluye el Hábeas Corpus para la defensa no solo de la
libertad individual sino de otros derechos adicionales. Se debe subrayar que en la Carta de 1920, el Hábeas Corpus fue elevado a nivel
constitucional, apareciendo en ella un artículo por el que se reconocía dicha garantía.

En el año 1933, el Hábeas Corpus funciona como una suerte de hábeas corpus y de amparo, tanto para proteger “la libertad individual” como para
proteger también lo que se llamaban “garantías sociales”. Es una equivocación en que se incurrió en la Carta Política de 1933; porque, se
confundía el derecho con la garantía, que es el mecanismo por el cual, justamente, se resguarda y se protege el derecho. Este período se extiende
hasta el año 1979, cuando el legislador constituyente de entonces distingue entre lo que es el Hábeas Corpus, para proteger la libertad individual y
los derechos colaterales; y lo que es el Amparo, para proteger los demás derechos constitucionales.

1.1.3.3. Tercer Período: Aparecen Garantías Constitucionales de la Libertad y Orgánicos (1979 – 1993) 9

Empieza con la dación de la Constitución Política de 1979 que establece solo cuatro garantías constitucionales:

a) Dos para proteger la libertad y derechos sociales denominados

“procesos constitucionales de la libertad” (el Hábeas Corpus y el

Amparo), y

b) Dos para proteger la regularidad funcional y la supremacía normativa de la Constitución denominados “procesos constitucionales
orgánicos” (la acción de inconstitucionalidad y la acción popular).

Es en este período, entre 1979 y 1993, que se da la Ley de Hábeas Corpus y Amparo (Ley Nº 23506 publicada el 08-12-1982) y la Ley Nº 25398
Ley complementaria de las Disposiciones de HC y AA (publicada el 10-01-1995), que rigieron hasta cuando entró en vigencia el Código Procesal
Constitucional (el 01-12-2004).

1.1.3. 4. Cuarto Período: Ampliación de las Garantías Constitucionales de la Libertad y Orgánicos (1993 – 2004)

Podría decir que este período es el que se inicia con la Carta Política de 1993, en la cual se amplían las garantías a siete (a diferencia de las cuatro
ya establecidas por la Carta de 1979):

a) Cuatro de ellas referidas a la protección de los derechos de la persona humana “procesos constitucionales de la libertad” (se introducen
“el Hábeas Corpus y la Acción de Cumplimiento”, que se suman a las ya existentes hábeas corpus y acción de amparo); y
b) Tres referidas a la protección del principio de jerarquía normativa o

“procesos constitucionales orgánicos” (se introduce el “conflicto de competencias y atribuciones”, que se suman a la existente acción de
inconstitucionalidad y la acción popular).

Además, se dictó la Ley Nº 26301 “Ley de Hábeas Data y de Acción de Cumplimiento” (vigente desde el 19-04-1994), que rigió hasta la
vigencia del

Código Procesal Constitucional (en el 2004).

2
1.1.3.5. Quinto Período: Unificación y Sistematización de las Garantías Constitucionales – El Código Procesal Constitucional

Empieza con la vigencia del Código Procesal Constitucional (Ley Nº 28237) a partir del hasta 01 de diciembre del 2004. Este novísimo Código
Procesal Constitucional no solo compendia la legislación especial dictada a partir de 1982 sobre los procesos de garantías constitucionales y
parcialmente algunas normas de la anterior Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. Sino además, recoge sentencias de este Tribunal
Especialmente con la relación a las resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura, Jurado Nacional de Elecciones y reclamos pensionarios
ante la ONP.

Y finalmente, se incorpora al Código necesarias y útiles instituciones del moderno proceso civil y se le dota de un Título Preliminar que establece
innovadores principios y criterios para la debida interpretación y aplicación de los derechos constitucionales. Se dicta la Ley 28946 (pub. 24-12-06)
que modifica al Código Procesal Constitucional, sobretodo se introducen importantes modificaciones en el proceso de amparo.

1.2. DEFINICIÓN

El hábeas corpus es un derecho humano y a la vez un proceso concreto al alcance de cualquier persona, a fin de solicitar del órgano jurisdiccional
competente el resguardo de la libertad corporal, la seguridad personal, la integridad física, psíquica o moral, así corno los demás derechos que le
son conexos, nominados o innominados. También protege a la persona contra cualquier órgano, público o privado, que ejerciendo funciones de
carácter materialmente jurisdiccional, adopta resoluciones con violación de la tutela procesal efectiva que lesiona su libertad personal 10.

El hábeas corpus es el proceso constitucional mediante el cual se tutela el derecho a la libertad individual y los derechos conexos a ella. En efecto,
según se indica en el numeral 1 del artículo 200º de la Constitución:

“Articulo 200.- Son garantías constitucionales:

l.- La acción de hábeas corpus, que procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o
amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos”.

En el mismo sentido encontramos lo definido en el Código Procesal Constitucional que, en su artículo 25º, señala lo siguiente:
“Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los (...) derechos que, enunciativamente, conforman la libertad
individual”.

En efecto, el Tribunal Constitucional ha definido al hábeas corpus —siguiendo a Luis Huerta Guerrero— como: “Una institución cuyo objetivo
consiste en proteger la libertad personal, independientemente de la denominación que recibe el hecho cuestionado (detención, arresto, prisión,
secuestro, desaparición forzada, etc.) (...)”11.

Asimismo, ha señalado que “dicha acción de garantía es básicamente un proceso de resguardo y tutela de la libertad personal en sentido lato. En
puridad representa la defensa de aquello que los antiguos romanos denominaban ius movendi et ambulandi o los anglosajones consignaban como
power of locomation”.

Del contenido de estas disposiciones se desprende que este proceso se define como aquel que persigue la vigencia efectiva del derecho a la
libertad individual y los demás derechos conexos, ante las posibles violaciones o amenazas provenientes de cualquier autoridad, funcionario o
persona.

Ahora bien, también es posible intentar una lectura desde el artículo 7.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el cual recoge el
derecho de toda persona privada de su libertad a recurrir ante un juez competente, a fin de que decida sin demora sobre la legalidad de su arresto
y ordene su libertad si este fuera ilegal. Como bien ha indicado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la luz del artículo 25 de la
Convención, “si se examinan conjuntamente los dos procedimientos, puede afirmarse que el amparo es el género y el habeas corpus uno de sus
aspectos específicos. En efecto, de acuerdo con los principios básicos de ambas garantías recogidos por la Convención, así como con los diversos
matices establecidos en los ordenamientos de los Estados Panes, se observa que en algunos supuestos el habeas corpus se regula de manera
autónoma con la finalidad de proteger esencialmente la libertad personal de los detenidos o de aquellos que se encuentran amenazados de ser
privados de su libertad, pero en otras ocasiones el hábeas corpus es denominado ‘amparo de la libertad’ o forma parte integrante del amparo”

De lo dicho hasta ahora, es importante tener en cuenta que, en estricto, este proceso constitucional surge con la finalidad de proteger el derecho a
la libertad física únicamente, para recobrar la libertad de quienes se encontraban arbitrariamente privados de ella, por lo que la incorporación
dentro de su ámbito de protección de otros derechos de carácter conexo, supone la existencia de un núcleo duro de derechos fundamentales en
torno a la libertad personal, directamente tutelados por el habeas corpus, tales como la libertad y seguridad personales, la integridad personal y la
libertad de tránsito, las cuales muchas veces son vulneradas en conexión con otros derechos fundamentales 13. Por lo tanto, se distinguen dos
concepciones que tienen su sustento en momentos diferentes en que se evalúa la esfera de acción del proceso de hábeas corpus

Así, en un primer momento, el hábeas corpus desde una concepción restringida ha sido “vinculado, únicamente, a la protección del derecho
fundamental a la libertad personal y al núcleo duro de los derechos fundamentales que se concentran en tomo a dicho derecho, tales como el
derecho a la seguridad (artículo 2, inciso 24 de la Constitución), a la libertad de tránsito —ius movendi e ius ambulandi— (artículo 2, inciso 11, de la
Constitución) y a la integridad personal (artículo 2, inciso 24, literal h, de la Constitución)”

Tal ámbito de protección resulto insuficiente ante el contexto de los derechos fundamentales, cuya protección se solicitaba a través de este
proceso. Es por ello que, en un segundo momento, surge una concepción que plantea que “desde una interpretación constitucional del principio in
dubio pro homine (artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional), se debe acoger una concepción amplia del proceso
constitucional de hábeas corpus. En consecuencia, no es razonable establecer, a priori y en abstracto, un numerus clausus de derechos
fundamentales conexos a la libertad personal a efectos de su tutela, ni tampoco excluirlos a efectos de su protección”

No obstante, abordaremos con mayor detenimiento este tema en el capítulo referido a los derechos protegidos a través de este proceso.

1.3. OBJETO Y FINALIDAD

Dentro de todo Estado Constitucional de Derecho la naturaleza de la Constitución, en tanto norma jurídico-política, exige la existencia de
mecanismos idóneos para hacer efectivas sus normas, lo que, finalmente, permita convertir a la Constitución en una realidad normativa.
Justamente, uno de los mecanismos constitucionales previstos para la protección de los derechos constitucionales es el hábeas corpus. En la
medida en que este proceso se constituye en una garantía para neutralizar posibles agresiones Al derecho a la libertad individual y los derechos
conexos a ella, coadyuva a garantizar efectivamente la vigencia de los derechos fundamentales y, en consecuencia, la del ordenamiento jurídico en
su conjunto16.

3
Vistas las cosas así, los procesos constitucionales tienen por objeto asegurar el funcionamiento adecuado del orden constitucional (carácter
objetivo), así como la Vigencia efectiva de los derechos fundamentales (carácter subjetivo), tal cual ha sido precisado en las disposiciones
contenidas en el Código Procesal Constitucional“17.

En la misma línea se han pronunciado los promotores del Código Procesal Constitucional al señalar que “en la actualidad es imposible concebir un
sistema jurídico en donde la regulación de los derechos materiales (aquellos que en uno de sus extremos se manifiestan como derechos subjetivos
privados o públicos de sus titulares) no tengan un desarrollo uniforme con los derechos procesales que le sirven de tutela”.

Asimismo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado al respecto, en su OC—9/87, que “el concepto de derechos y libertades y,
por ende, el de sus garantías, es también inseparable del sistema de valores y principios que lo inspira. En una sociedad democrática los derechos
y libertades inherentes a la persona, sus garantías y el Estado de Derecho constituyen una triada, cada uno de cuyos componentes se define,
completa y adquiere sentido en función de los otros”.

Por otra parte, el Tribunal Constitucional en el fundamento jurídico 5 de la STC Exp. N° 2877-2005-PHC/TC, tiene dicho que “el diseño del proceso
constitucional se orienta a la tutela de dos distintos tipos de bienes jurídicos: la eficacia de los derechos fundamentales y la constitucionalidad del
derecho objetivo, toda vez que, por su intermedio, se demuestra la supremacía constitucional. Y es que, gracias a ello, este Colegiado cumple sus
funciones esenciales, tanto reparativas como preventivas (artículo 2 del CPCo)”.

Pues bien, la perturbación de un derecho fundamental o de una norma constitucional, a través de su amenaza o directa afectación, altera el
ordenamiento jurídico constitucional y, para que este vuelva a funcionar de modo arménico, es necesario reponer la situación al estado anterior al
de la vulneración o amenaza del orden constitucional. En consecuencia, la reposición al estado anterior puede lograrse a través de mecanismos
como los procesos constitucionales”.

No queda duda entonces de que, “el proceso constitucional de hábeas corpus, aun cuando tradicionalmente ha sido concebido como un recurso o
mecanismo procesal orientado, por antonomasia, a la tutela del contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad
personal, su evolución positiva, jurisprudencial, dogmatica y doctrinaria denota que su propósito garantista trasciende el objetivo descrito para
convertirse en una verdadera vía de protección de lo que podría denominarse la esfera subjetiva de libertad de la persona humana,
correspondiente no solo al equilibrio de su núcleo psicosomático, sino también a todos aquellos ámbitos del libre desarrollo de su personalidad que
se encuentren en relación directa con la salvaguarda del referido equilibrio. Por tanto, las restricciones al establecimiento arménico, continuo y
solidario de las relaciones familiares, que impiden el vínculo afectivo que todo estrecho nexo consanguíneo reclama, no solo inciden sobre el
contenido constitucionalmente protegido de la integridad

física, psíquica y moral de la persona, protegida por el artículo 2.1 de la Constitución y el artículo 25.1 del Código Procesal Constitucional, sino que se
oponen también a la protección de la familia corno garantía institucional de la sociedad, a tenor del artículo 4 de la Constitución” 18.

Ahora bien, respecto a la finalidad de este proceso constitucional, el artículo II del Título Preliminar establece:

“Articulo II.- Fines de los procesos constitucionales:

Son fines esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales”.

No obstante, en lo que respecta específicamente al proceso de hábeas corpus, se ha establecido en las disposiciones generales de los procesos de la
libertad, la siguiente finalidad:

“Artículo 1.- Finalidad de los procesos:

Los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento tienen por finalidad proteger los derechos constitucionales,
reponiendo las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de un derecho constitucional, o disponiendo el cumplimiento de un
mandato legal o de un acto administrativo (...)”.

Queda claro entonces, que la finalidad perseguida por este proceso es restituir las cosas al estado anterior a la amenaza o vulneración del derecho a la
libertad individual o, de no ser posible, declarar la existencia de una vulneración con la finalidad que esta no vuelva a repetirse (en el caso del hábeas
corpus innovativo, por ejemplo, se busca que los actos lesivos no se repitan en el futuro en el caso particular del accionante, aun cuando la lesión o
amenaza hubiere cesado).

1.4. CARACTERÍSTICAS

En este apartado mencionaremos brevemente algunas de las características más saltantes del hábeas corpus y que indesligablemente estructuran su

18
STC Exp. Nº 1384-2008-PHC/TC, ff. jj. 2 y 3.

diseño. Así, este proceso constitucional se distingue de otros por la sumariedad y la informalidad o antiformalismo, principalmente.

La primera de ellas, la sumariedad, se refiere a aquella cualidad por la que este proceso se tramita “sin sujeción a las formas dilatorias del juicio ordinario
en el procedimiento común, que le son extrañas, y sin otra regla ni otra guía que las discrecionales que impone la naturaleza misma excepcional y
privilegiada del recurso y que basten a llenar las condiciones esenciales de todo juicio” 19.

Es por este motivo que el proceso de hábeas corpus no admite, en su tramitación, debate acerca de los medios probatorios presentados, admitiéndose
simplemente alegaciones precisas respecto de los hechos y discusiones de las partes respecto de esas alegaciones; ello se refleja justamente en la
carencia de una etapa probatoria en los procesos constitucionales, (artículo 9º del Código Procesal Constitucional) lo que se fundamenta en la naturaleza
del derecho que se tutela. Por otra parte, esta característica se aprecia claramente en el diseño del proceso establecido en el Código Procesal
Constitucional, con plazos muy breves, lo que también encuentra apoyo en lo dispuesto en su artículo 13º, que establece la preferencia en la tramitación
de los procesos constitucionales.

4
Por otra parte, la informalidad que caracteriza al proceso de hábeas corpus se ve reflejado cuando se privilegia el acceso a este recurso prescindiendo
de formalidades que revisten a los procesos ordinarios y que puedan convertirse en ritos que terminen lesionando el derecho cuya tutela se persigue. Es
por ello que el código ha desprovisto de formalidades al proceso de hábeas corpus, coadyuvando a la celeridad del mismo. Así, recordemos que en este
proceso cualquier persona puede interponer la demanda (actio populis), además de no necesitar firma de letrado para su tramitación. En cuanto a la
forma de presentación de la demanda, esta también puede ser hecha verbalmente, en forma directa o por correo electrónico, y presentada ante cualquier
juez penal sin respetar los turnos (artículos 26º y 27º del Código Procesal Constitucional).

19
SAGUEZ, Néstor Pedro. Derecho Procesal constitucional. Hábeas corpus. Ley nº 23098 comentada y concordada con las normas provinciales, Astrea, Buenos Aires, p. 354 .

Además de estas dos características, resulta interesante mencionar la existencia de algunas otras notas distintivas propias del hábeas corpus y
que lo diferencian de los demás procesos constitucionales. En ese sentido, debemos señalar, siguiendo al profesor argentino Néstor Sagués, que
el hábeas corpus es un proceso donde se presenta la inmediación, entendida esta como la obligación que tiene el juez constitucional de tomar un
conocimiento directo de los hechos, lo que se traduce en el contacto que debe tener con las partes y las autoridades, funcionarios o personas
emplazadas en el proceso. Ello, podemos apreciarlo en el Código Procesal Constitucional, norma que establece para su tramitación, la obligación
del juez de constituirse en el lugar de los hechos con la finalidad de verificar las circunstancias en las que se encuentra la persona a quien se está
lesionando sus derechos fundamentales. Por otro lado, esta característica también se refleja en la posibilidad de citar a quienes ejecutaron la
violación para que expliquen la razón que motivó la agresión; constituyendo todas estas actuaciones lo que se conoce como la investigación
sumaria.

Por último, existen otras características que no debemos pasar por alto. Así, según lo señalado por Carlos Mesía, encontramos que el hábeas
corpus tiene carácter imprescriptible, toda vez que la demanda puede ser interpuesta en cualquier momento, sin considerarse en nuestra
legislación plazos de prescripción o caducidad para este proceso constitucional (artículo 5.10 del Código Procesal Constitucional). Asimismo,
resulta ser de naturaleza jurisdiccional, al ser tramitado únicamente en sede jurisdiccional (Poder Judicial y Tribunal Constitucional), en tanto que
inviolable en la medida que no suspende bajo ninguna circunstancia, ni siquiera durante los estados de excepción, tal cual ha señalado el propio
Tribunal Constitucional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 20

Como derecho humano y a su vez como acción y proceso (garantía constitucional), según Mesías, el hábeas corpus se caracteriza por ser:

1. Imprescriptible: no tiene plazo de prescripción ni de caducidad

2. Inalienable: no puede transmitirse a terceros.

20
GACETA JURÍDICA. Ibídem. pág. 18.

3. Irrenunciable: por tratarse de un derecho humane no puede celebrarse un acto jurídico unilateral o bilateral, por medio del cual se
renuncie a la acción específica de habeas corpus.

4. Universal: todo ser humano tiene derecho de habeas corpus, sin importar su nacionalidad, sexo, edad, raza, ideología, orientación
sexual, capacidad civil, ni cualquier otra circunstancia.

5. Inviolable: no se suspende ni se restringe por ningún motivo, ni siquiera bajo los estados de excepción.
6. Eficaz: es un recurso idóneo, en el sentido que debe ser capaz de proteger de modo efectivo la libertad física y corpórea. No basta un
proceso con el nombre de hábeas corpus para cumplir con la obligación de su reconocimiento como derecho humano fundamental, sino que tiene
que ser un recurso que cumpla con su finalidad en todos los casos de violación o amenaza de la libertad física.

7. Jurisdiccional: es un proceso que se tramita y se decide por órganos jurisdiccionales.21

1.5. PRINCIPIOS

El hábeas corpus es un proceso cuya tramitación, según Mesías, se inspira en los siguientes principios:

1. Principio de celeridad: se tramita y resuelve en el tiempo más corto que sea posible.

2. Principio de preferencialidad: se tramita y se resuelve antes que cualquier otro proceso judicial.

3. Principio de unilateralidad: no es necesario escuchar a la otra parte para resolver la situación del agraviado.

Principio de agravio persona! y directo: solo precede contra lesiones ciertas, concretas, palmarias, objetivamente personales, no ilusorias. En el
expediente N° 1970-2005-PHC/T C, caso ciudadanos extrañados de su jurisdicción, el Tribunal señalo: “(...) resulta importante destacar que el
derecho de índole procesal o adjetivo es el mecanismo conducente a materializar el efectivo cumplimiento de un derecho sustantivo previamente
reconocido a un titular. Siendo así, la falta de determinación de un titular de un supuesto derecho afectado como parte de la demanda de habeas
corpus, solo permitiría una protección abstracta de un derecho a la libertad, que no es procedente en sede judicial”.

5. Principio de procedencia constitucional: solo se dirige a proteger el contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado.
6. Principio de prosecución oficiosa: interpuesta la demanda, el proceso no cae en abandono. No hay desistimiento de la pretensión ni
de la acción.

7. Principio de no simultaneidad: el hábeas corpus es el único proceso adecuado para salvaguardar los derechos que protege. No hay
vías paralelas.

8. Legitimación activa vicaria: la demanda puede ser interpuesta por el afectado o por cualquier otra persona en su favor, sin necesidad
de contar con representación procesal.

9. Principio de primacía del fondo sobre la forma: tanto los jueces como el Tribunal Constitucional tienen la obligación de adecuar las
formalidades procesales al logro de los fines del proceso.

5
10. Principio de informalidad: la demanda puede ser presentada en forma escrita o verbal; directa o por correo, a través de medios
electrónicos de comunicación u otro idóneo. No hay más obligación que detallar una relación sucinta de los hechos.

Los principios que insuflan al proceso de hábeas corpus tienen su fundamento en ciertos valores que se pretenden salvaguardar. Como dice
Sagués, “el valor libertad impone concluir con detenciones ilegales o ilegitimas, operadas en contra de la Constitución [nadie puede ser detenido
sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades en caso de flagrante delito]. El valor celeridad aconseja tutelar esa libertad
con premura y expeditividad, obviando en los hábeas corpus trámites superfluos y el planteamiento de cuestiones de competencia territorial a
propósito de juicios de esta naturaleza”. El valor seguridad, a su vez, trata de evitar desconciertos jurídicos en torno a quién es el magistrado
competente (reclama, pues, claridad en la materia); procura impedir que haya una inorgánica multiplicidad de hábeas corpus a favor de una misma
persona (puesto que debe arribarse a una solución jurídica, y no a varias), e intenta llegar al descubrimiento de la verdad objetiva en base a un
proceso ordenado y que opere con certidumbre (en la especie, averiguar si hay detenido, a disposición de qué autoridad y en virtud de qué titulo).
El valor eficacia, que también rige en el mundo del Derecho, insinúa a su vez que se aglutinen los esfuerzos jurisdiccionales en pro de una positiva
economía procesal, y que se asigne competencia en el hábeas corpus a aquel magistrado que realmente pueda desempeñar mejor el cometido
que esta acción persigue [...]. Por último, el valor bien común, como valor síntesis, intenta afirmar la libertad mediante un procedimiento que sea
eficaz, rápido y seguro, para construir así un Estado de derecho en el que los arrestos o traslaciones ilegales, subrepticios o clandestinos sean
definitivamente resueltos y sancionados, a fin de evitar su repetición”.22
1.6. CONDICIONES DE LA ACCION EN EL HABEAS CORPUS

1.6.1. HECHO JUSTICIABLE.-

El hecho justiciable es la voluntad de la ley, es decir, que el asunto en Litis sea un hecho reconocido o con sustento en una norma jurídica.

Para que el actor obtenga una demanda favorable deberá invocar la afectación de alguno de los derechos contenidos en el Art. 25° del CPConst.
Que regula los “Derechos protegidos” por el habeas corpus.

1.6.1.1. Casos que no contienen hecho justiciable

Es importante destacar el valioso aporte de Carlos Mesia Ramirez, quien señala un interesante y muy útil “repertorio de casos” (descrito a
continuación) en lo que no se verifica la existencia de derecho constitucional de la libertad individual afectada:

a) El proceso d habeas corpus no tiene por objeto pronunciarse sobre la responsabilidad o culpabilidad de un delito, ya que tales materias
son propias de la jurisdicción penal ordinaria.

b) Cuando se acuda al habeas corpus para discutir o ventilar en el asunto ya resueltos, como la determinación de la responsabilidad
criminal, que es de incumbencia exclusiva de la justicia penal, porque el habeas corpus es un proceso constitucional destinado a la protección de
los derechos reconocidos en la constitución y no para revisar si el modo como se han resuelto las controversias de orden penal son las más
adecuadas conforme a la legislación ordinaria 23

c) El habeas corpus tampoco sirve para la determinación del tipo penal, porque esta es una atribución del juez penal.

d) El habeas corpus no es competente para realizar una valoración de la prueba penal. Es en el juicio oral donde debe ser merituada en un
proceso revestido de los principios de inmediación, contradicción y publicación.

e) El habeas corpus no es la vía procesal adecuada para obtener beneficios penitenciarios.

f) No procede el habeas corpus por violación del derecho a interponer recursos impugnatorios, si es que al momento de incoar el recurso
de nulidad ya se encuentra vigente la norma procesal que no permite concederlo, ya que la ley procesal penal se rige por el principio tempus regit
actum (aplicación inmediata)

g) No es procedente el habeas corpus contra el dictamen fiscal que se opone a que el juez declare al procesado colaborador eficaz, ya que
se trata de una simple opinión y no de una resolución judicial

h) Del sentenciado que lo interpone aduciendo que no hay prisión por deudas, pero que no ha cumplido con el pago de la reparación civil o
de los beneficios sociales a los que esta obligación por sentencia penal firme.

i) Para solicitarla variación de la detención preventiva por mandato de comparecencia, si el proceso de habeas corpus se interpone
prematuramente, si la resolución que la decreto y que ha sido apelada esta pendiente de fallo y a la espera del dictamen de la fiscalía superior,
ya que adolece de la firmeza y de definitividad necesaria para producir los correspondientes efectos.

j) El art. 4° del CPConst. Ha dejado establecido que procede el habeas corpus pro violación de la tutela procesal efectiva cuando existe
una resolución judicial firme.

k) Es infundado el habeas corpus que pretende enervar los efectos con que se concede los recursos impugnatorios, ya que se trata de
materia infraconstitucional que no forma parte del contenido constitucional protegido del derecho a la instancia plural.

l) Es infundado el habeas corpus que invoca violación del principio de congruencia amparándose en un error material o lapsus calami que
no contradice la calificación del tipo penal, los fundamentos y el fallo decisorio

1.6.2.- INTERES PARA OBRAR (INTERES PROCESAL):

Como lo señala el jurista Monroy Gálvez el interés para obrar es “un estado de necesidad”. El afectado debe recurrir a cuanto medio este a su
alcance para obtener la reparación de su derecho.

En los procesos constitucionales de la libertad (a excepción del proceso de habeas corpus), se exige el agotamiento de las “vis previas” para su
procedencia.

En cambio en el proceso de habeas corpus dada la naturaleza de la afectación o agresión de derecho afectado (privación arbitraria de la libertad
individual) no es posible que el mismo afectado pueda obtener la restitución de su derecho de modo directo; sino, únicamente a través de los
órganos jurisdiccionales. Por ello no cabe ni se exige el agotamiento de la via previa en el habeas corpus.
6
1.6.3. LEGITIMIDAD PARA OBRAR:

1.6.3.1 legitimidad activa

La demanda puede ser interpuesta por la persona perjudicada o por cualquier otra en su favor, sin necesidad de tener su representación. Tampoco
requerirá firma del letrado, tasa o alguna otra formalidad. También puede interponerla la defensoría del pueblo.

El código de forma expresa permite la actio populis, es decir, concede legitimación a cualquier particular para que sea este el que pueda iniciar
este proceso constitucional, lo que se hace debido a la especial naturaleza del derecho que se pretende tutelar mediante el habeas corpus: la
libertad individual; pues de exigir la legitimidad ordinaria para obrar en icho proceso, se estaría restringiendo la oportunidad de obtener tutela
jurisdiccional efectiva a dicho derecho constitucional.

1.6.3.2. Legitimidad pasiva

La demanda de habeas corpus se dirige contra el agresor de la privación de la libertad individual o sus derechos conexos. El agresor tiene el
derecho d ejercer su defensa; desconocerlo o limitarlo implicaría una manifiesta violación del derecho constitucional del Debido proceso, que
determinaría la nulidad de lo actuado en el proceso.

La representación del “agente estatal” autoridad o funcionario, autor dl acto lesivo, estará a cargo del procurador del estado. Precisando y
resaltando, que su no intervención no detiene el proceso ni mucho menos lo invalida.

1.7. NORMAS ESPECIALES DE PROCEDIMIENTO:

Este proceso se somete además a las siguientes reglas:

1. No cabe recusación, salvo por el afectado o quien actué en su nombre.

2. No caben excusas de los jueces ni de los secretarios

3. Los jueces deberán habilitar día y hora para la realización de las actuaciones procesales
4. No interviene el ministerio público
5. Se puede presentar documentos cuyo mérito apreciara el juez en cualquier estado del proceso
6. El juez o la sala designara un defensor de oficio al demandante, si lo pidiera

7. Las actuaciones procesales son improrrogables

1.8. CONTENIDO DE LA SENTENCIA FUNDADA

El Artículo 34° del CP Const. Establece que la resolución que declara fundada la demanda de habeas corpus dispondrá algunas de las siguientes medidas:

1) La puesta en libertad de la persona privada arbitrariamente de este derecho; o

2) Que continúe la situación de privación de libertad de acuerdo con las disposiciones legales aplicables al caso, pero si el juez lo considerase
necesario, ordenara cambiar las condiciones de la detención el mismo establecimiento o en otro, o bajo la custodia de personas distintas de las que hasta
entonces la ejercían; o

3) Que la persona privada de libertad sea puesta inmediatamente a disposición del juez competente, si la agresión se produjo por haber
transcurrido el plazo legalmente establecido para su detención; o

4) Que cese el agravio producido, disponiendo las medidas necesarias para evitar que el acto vuelva a repetirse.

El presente artículo no tiene fuente legislativa, siendo muy útil e innovadora su incorporación en el derecho procesal constitucional peruano, Así, esta
norma dispone expresamente las medidas procesales que deben necesariamente adoptar e incluir el juez en su resolución cuando declare fundada la
demanda de habeas corpus.

1.9. CAUSAS DE IMPROCEDENCIA DEL PROCESO DE HÁBEAS CORPUS.

Si bien es cierto el proceso de Hábeas Corpus no supone la existencia de condiciones para su procedimiento, sí es necesario que los recurrentes y
magistrados tengan en cuenta los casos en que no procede el Hábeas Corpus; y, así tenemos que no procede el Hábeas Corpus cuando:

 El recurrente tenga instrucción abierta o se halle sometido a juicio por los hechos que originan la acción de garantía.

 La detención que motiva el recurso ha sido ordenada por juez competente dentro de un proceso regular; y,

 El recurrente sea prófugo de la justicia, desertor de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional, o evasor de la conscripción militar, o militar en
servicio arrestado por sus jefes o esté cumpliendo pena privativa de libertad ordenada por los jueces.

CAPÍTULO II: LEGISLACIÓN BÁSICA

En este apartado se hará una sucinta referencia a la normativa más importante aplicable al proceso de hábeas corpus, sin perjuicio del desarrollo que
pueda hacerse a lo largo de este trabajo de los diversos artículos de estos dispositivos normativos, según su pertinencia para el tema que se aborde.
Para ello hemos dividido en dos apartados este punto. El primero de ellos estará referido a la legislación nacional que regula el proceso de hábeas
corpus, así como los derechos que tutela, mientras que el segundo contiene específicamente los dispositivos internacionales que regulan algunos de los
derechos que se protegen vía este proceso constitucional. Veamos entonces cuales son24.

2.1. LEGISLACIÓN NACIONAL

2.1.1. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ


7
El proceso de hábeas corpus se encuentra previsto en la Constitución Política de 1993, la que establece en el numeral 1 de su artículo 200º lo
siguiente:

“Articulo 200º. — Son garantías constitucionales:

1. La acción de hábeas corpus, que procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o
amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos”.
24
GACETA JURÍDICA. Ibídem. pág. 19-29

Este dispositivo regula el ámbito de protección del proceso de hábeas corpus: el derecho a la libertad individual y los derechos constitucionales conexos a
ella. En ese sentido, la Constitución nos plantea de modo general, y a través de una redacción sencilla, los derechos que serán protegidos por este
proceso constitucional. Sin perjuicio del catalogo de derechos que integran el derecho a la libertad individual contenidos en el código Procesal
Constitucional, la Norma Fundamental nos brinda el marco general dentro del cual se desenvuelve este proceso. Asimismo, en el artículo 2º se reconocen
varios de los derechos tutelados por este proceso, que serán interpretados en concordancia con lo regulado en el código adjetivo.

Por otro lado, se señala en el antepenúltimo párrafo que la regulación de estos procesos debe realizarse a través de ley orgánica.

Aunado a ello, el numeral 2º del artículo 202 establece la competencia del

Tribunal Constitucional para conocer este proceso constitucional al indicar que:

“Articulo 202º.- Corresponde a1 Tribunal Constitucional

8
(...) 2. Conocer, en última y definitiva instancia,Las relaciones
denegatorias de habeas corpus (. . .)”.

No olvidemos que en este tema la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha desarrollado algunos criterios para el caso del proceso de amparo
pero que son, por analogía y en lo que le sea pertinente, igualmente aplicables.

Finalmente, y de manera breve, también se establece que el ejercicio del hábeas corpus durante los regímenes de excepción a que se refiere el
artículo 137º, no se suspenderá. Además de señalarse que el órgano competente deberá observar los criterios de razonabilidad y proporcionalidad al
momento de realizar el análisis del acto restrictivo, criterio que gracias a la jurisprudencia constitucional actualmente no solo se circunscribe a
lesiones que se produzcan bajo la vigencia de estos regímenes.

2.1.2. CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL, LEY N° 28237

El Código Procesal Constitucional —Ley N° 28237— (publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de mayo de 2004, y cuya entrada en vigencia
data del 1 de diciembre del mismo año), en su calidad de primer dispositivo que sistematiza la regulación de todos los procesos constitucionales en
un único cuerpo normativo, incorpora una serie de disposiciones aplicables a1 proceso de hábeas corpus.

Así, regula a través de las disposiciones generales, aplicables a los procesos de hábeas corpus, amparo, habeas data y cumplimiento que van desde
el articulo 1º al 24º; así como, las de carácter específico, contenidas en los artículos 25º al 36º. Es preciso señalar que dentro del marco general que
presenta el código existen regulaciones específicas como el caso del hábeas corpus contra resoluciones judiciales (artículo 4º). Asimismo, se
establece, por ejemplo, que la clausula de residualidad no será aplicable a este proceso (artículo 5º, numeral 2), que la falta de agotamiento de la
vías previas tampoco podrá ser aplicada como causal de improcedencia (artículo 5º, numeral 4); y, por último, mencionaremos la inoperancia de la
prescripción del plazo para interponer la demanda de hábeas corpus (artículo 5º, numeral 10). Estas han sido tan solo algunas de las cuestiones
procesales más importantes que se regulan en la parte general y que desarrollaremos en otro apartado de este trabajo con mayor precisión.

En cuanto a la regulación específica del proceso, debemos señalar que se establece un catalogo, enunciativo por cierto, de los derechos que
conforman la libertad individual y que pueden ser protegidos por este proceso que vendrían a desarrollar la disposición contenida en el artículo 200º
de la Constitución.

Posteriormente, la Ley N° 28946, publicada en el diario oficial El Peruano, modificó entre las disposiciones que a este proceso interesan, los artículos
3º (procedencia de los procesos constitucionales frente a actos basados en normas), 7º (representación procesal del Estado) y 10º (excepciones y
defensas previas) de este código.

2.1.3. LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, LEY N° 28301

La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional —Ley N° 28301—, publicada en el diario oficial El Peruano e1 23 de julio de 2004, se encarga de regular
el funcionamiento del Tribunal Constitucional corno órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad (artículo 1º), en cuanto a sus
atribuciones y competencia (artículo 2º); así como la forma en que resuelve los procesos constitucionales (artículo 5º), materia que abordaremos con
mayor detenimiento en el capítulo correspondiente.

Esta norma fue modificada a través de la Ley N° 28764, publicada en el diario oficial El Peruano el 23 de junio de 2006, en donde la conformación del
Tribunal Constitucional sufrió una variación. Asimismo, también se modificó el artículo 10º mediante la Ley N° 28943, publicada el 22 de diciembre de
2006, en lo referente al nombramiento de los nuevos magistrados.

2.1.4. REGLAMENTO NORMATIVO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA N° 095-2004-P-TC

Otra de las normas que regula algunos aspectos de los procesos constitucionales, así como el funcionamiento y régimen de trabajo del personal del
Tribunal Constitucional, es su Reglamento Normativo, aprobado en sesión de Pleno Jurisdiccional el 14 de setiembre de 2004, a través de la
Resolución Administrativa N° 095-2004—P-TC. Recordemos que una vez entrado en vigencia el Código Procesal Constitucional, y tras la aprobación
de una nueva Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, el Colegiado se vio en la necesidad de regular algunas situaciones internas que le
permitieran reordenar y mejorar algunos aspectos de carácter jurisdiccional y administrativo con la finalidad de procurar la celeridad y, en
consecuencia, la eficiencia de los procesos constitucionales, adecuándose de esta forma a la nueva regulación emitida. En lo que respecta al
proceso estudiado, en el artículo 5º, numeral 2, reproduciendo lo establecido en la Constitución, regula su competencia para resolver los procesos de
habeas corpus en última instancia.

Esta norma ha sufrido algunas modificaciones entre las que cuentan las realizadas a través de la Resolución Administrativa N° 034-2005-P-T,
publicada en el diario oficial El Peruano el 23 de abril de 2005, que modifica los artículos 2º, 20º, 22º, 28º, 29º, 30º, 31º, 34º y la Primera Disposición
Final y Transitoria, además de añadirse el articulo 13º-A a este cuerpo, normativo. Por otra parte, a través de la Resolución Administrativa N° 031-
2006-P-T, publicada e1 2 de marzo de 2006, se introdujeron modificaciones a los artículos 11º, referido a la organización de las salas del Tribunal
Constitucional para resolver los recursos de agravio constitucional y 30, en torno a la audiencia pública y la programación de la vista de la causa.

Recientemente, mediante la Resolución Administrativa N° 096-2008-P/T C, publicada el 14 de agosto en el diario oficial El Peruano, se ha dispuesto la
modificación del artículo 8º de esta norma, que prevé la irrecusabilidad y abstención de los magistrados, así como lo referido a su obligación de votar las
causas. En ese sentido, con la modificación realizada se ha dispuesto agregar en su redacción lo siguiente: “(. . .) Antes de su deliberación por el Pleno
el proyecto se pone en conocimiento de los magistrados para su estudio con una semana de anticipación”. Asimismo, se ha suprimido la parte que
señala el tiempo que debía transcurrir para que se publicara la sentencia después de haber sido dictada, el cual era de cuarenta y ocho horas.

2.1.5. LEY ORGÁNICA DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO, LEY N° 26520

Mediante la Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo —Ley ND 26520—, publicada el 8 de agosto de 1995 en el diario oficial El Peruano, se regula la
competencia de este órgano constitucional para interponer demandas en los procesos constitucionales de la libertad, entre los que se encuentra el
proceso de hábeas corpus, de conformidad con el numeral 2 de su artículo 9º, cuyo tenor literal indica:

“Articulo 9.- El Defensor del Pueblo está facultado, en el ejercicio de sus funciones, para:

(...) 2. Ejercitar ante el Tribunal Constitucional la acción de inconstitucionalidad contra las normas con rango de ley a que se refiere el inciso 4), del
artículo 200º de la Constitución Política, asimismo, para interponer la Acción de hábeas Corpus, Acción de Amparo, Acción de Habeas Data, la de
Acción Popular y la Acción de Cumplimiento, en tutela de los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad”.

9
2.1.6. TEXTO ÚNICO ORDENADO DE LA LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL, D. S. N° 017-93-JUS

Esta norma fue aprobada mediante el Decreto Supremo N° 017-93-JUS— publicada en el diario oficial El Peruano el 2 de junio de 1993—, en cuyos
artículos 49, numeral 2, y 131, se regula la legitimidad activa del Poder Judicial para iniciar el trámite de procesos constitucionales de la libertad,
como es el caso del proceso de hábeas corpus.

2.1.7. CÓDIGO PROCESAL PENAL, DECRETO LEGISLATIVO N° 638

Recordemos que solo algunas disposiciones de este código han entrado en vigencia. Entre ellas se consigna aquellas que regulan las distintas
etapas y actos del proceso penal, las referidas al mandato de detención preventiva dictado por el juez penal, entre otros. Así, en principio, tenemos
entre las normas más importantes al artículo 135º, que establece:

“Articulo 135.- Mandato de detención:

El Juez puede dictar mandato de detención si, atendiendo a los primeros recaudos acompañados por el Fiscal Provincial, sea posible determinar:

1. Que existen suficientes elementos probatorios de la comisión de un delito que vincule al imputado como autor o participe del mismo (. . .).

2. Que la sanción a imponerse o la suma de ellas sea superior a un año de pena privativa de la libertad o que chistan elementos probatorios
sobre la habitualidad del agente al delito.

3. Que existen suficientes elementos probatorios para concluir que el imputado intenta eludir la acción de la justicia o perturbar la acción
probatoria. No constituye criterio suficiente para establecer la intención de eludir a la justicia, la pena prevista en la Ley para el delito que se le imputa
(. . .)”.

Por otra parte, el mismo código regula en su artículo 137º el plazo de duración de la detención a que se refiere el artículo anterior. En ese sentido,
prescribe:

“Articulo 137.- Duración de la detención:

La detención no durará más de nueve meses en el procedimiento ordinario y de dieciocho meses en el procedimiento especial, siempre y cuando se
cumplan los requisitos establecidos en el artículo 135º del Código Procesal Penal. Tratándose de procedimientos por delitos de tráfico ilícito de
drogas, terrorismo, espionaje y otros de naturaleza compleja seguidos contra más de diez imputados, en agravio de igual número de personas o del
Estado, el plazo límite de detención se duplicará. A su vencimiento, sin haberse dictado la sentencia de primer grado, deberé decretarse la inmediata
libertad del inculpado, debiendo el juez disponer las medidas necesarias para asegurar su presencia en las diligencias judiciales.

Cuando concurren circunstancias que importen una especial dificultad o una especial prolongación de la investigación y que el inculpado pudiera
sustraerse a la acción de la justicia, la detención podrá prolongarse por un plazo igual.

Cuando el delito se ha cometido a través de una organización criminal y el imputado pudiera sustraerse a la acción de justicia o perturbar la actividad
probatoria, la detención podrá prolongarse hasta por un plazo igual.

La prolongación de la detención se acordaré mediante auto debidamente motivado, de oficio por el juez o a solicitud del fiscal y con conocimiento del
inculpado”.

2.1.8. CÓDIGO DE LAS NIÑOS Y ADOLESCENTES, LEY N° 27337

Esta norma contiene una disposición que delimita la legitimación activa en el proceso de habeas corpus. Así se indica en su artículo 186º que:

“El adolescente puede impugnar la orden que lo ha privado de su libertad y ejercer la acción de hábeas corpus ante el Juez especializado”. En ese
sentido, de una lectura articulada entre esta disposición normativa y

El artículo 26º del Código Procesal Constitucional, se advierte que incluso un niño o un adolescente pueden interponer demandas de hábeas corpus
para impugnar cualquier orden que lo prive de su libertad arbitrariamente, lo que veremos en el apartado correspondiente.

2.1.9. LEY ORGÁNICA DE ELECCIONES, LEY N° 26859

Esta Ley establece en su artículo 344º, que en aquellos casos en los cuales se presente un supuesto de detención ilegal, 24 horas antes o el mismo
día de los comicios electorales, sin haber incurrido en delito flagrante, procede la inmediata libertad de la persona (elector o miembro de mesa), la cual
deberé ser solicitada a través del proceso de habeas corpus.

En efecto, este dispositivo normativo ha establecido que “Las autoridades que tengan a su cargo establecimientos de detención den las facilidades del
caso para que las autoridades electorales puedan comprobar la detención ilegal de algún ciudadano con derecho de votar.
Las autoridades electorales actúan en el caso contemplado en el párrafo anterior, por denuncia de los personeros o de las personas indicadas en el
artículo 54º del código de Procedimientos Penales y, comprobada la detención, pueden interponer la acción de hábeas corpus ante el juez en lo penal”.
Por otro lado, el artículo 360º del mismo cuerpo normativo indica que “en defensa del derecho de reunión contemplado en los artículos anteriores, es
procedente la acción de hábeas corpus, la cual se resuelve dentro de las veinticuatro horas después de presentado el recurso, bajo responsabilidad”.
Sin embargo, recordemos que según la previsión contenida en el numeral 7 del artículo 37º del Código Procesal Constitucional, que regula el proceso
de amparo, este último es el mecanismo idóneo para su tutela.

2.1.10. LEY N° 24710, LA PERSONA PROCESADA, ACUSADA O CONDENADA COMO AUTOR, CÓMPLICE O ENCUBRIDOR DE ALGÚN DELITO
QUE SE ENCUENTRE EN OTRO ESTADO, PUEDE SER EXTRADITADA

Esta Ley contiene en su artículo 31º una disposición que faculta a quien haya sido arrestado al ser parte de un proceso de extradición y, que no haya
sido puesto a disposición de un juez competente dentro de las 24 horas, a presentar su demanda de habeas corpus con la finalidad de obtener su
liberación.

10
2.1.11. LEY DEL SERVICIO MILITAR, LEY N° 27178

La Ley del Servicio Militar establece los alcances del servicio militar en los aspectos referidos a sus modalidades, organización y procedimientos para su
cumplimiento. Esta norma, vigente hasta el 1 de enero de 2009, fecha en la que entrara en vigencia la nueva Ley del Servicio Militar —Ley N° 29248—,
prescribe en su artículo 6º el reclutamiento forzoso como procedimiento de captación de personal para incorporarlo al servicio activo, conducta contra
la que cabe la interposición del proceso de hábeas corpus. Asimismo, otra de las disposiciones trascendentes es el artículo 24º, que establece como
requisito para la obtención o canje del DNI, al adquirir la mayoría de edad, la presentación de la libreta militar.

En enero de 2009 entró en vigencia la nueva Ley del Servicio Militar que establece su naturaleza voluntaria dentro de una lógica de respeto a la dignidad
de la persona y a los derechos fundamentales como pilar de las Fuerzas Armadas. Asimismo, se continúa con la prohibición de reclutamiento forzoso
como mecanismo de captación. Otra de las novedades que trae consigo esta norma consiste en que la libreta respectiva solo se entregara a aquellos
que presten el servicio activo en una institución castrense. Además que, a partir de su vigencia, el DNI será entregado a los jóvenes a partir de los 17
años en las oficinas de la Reniec.

2.1.12. LEY DE EXTRANJERÍA, DECRETO LEGISLATIVO N° 703

La Ley de Extranjería se encarga de regular la situación jurídica de los extranjeros en nuestro país. Así, abarca lo relacionado al ingreso, permanencia,
residencia, cambios de calidad migratoria, visa, salida y reingreso. Asimismo, regula las condiciones de los asilados y refugiados, además de los
deberes y obligaciones que asumen los extranjeros en nuestro territorio.

2.1.13. RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA N° 179-2006—PACSJLI/P

Esta resolución, expedida por la Presidencia de la Corte Superior de Justicia de Lima y publicada en el diario oficial El Peruano el 24 de mayo de 2006,
modifica la Directiva N° 009-2005-P-CSILI/PJ de fecha 20 de setiembre de 2005, y tiene por finalidad dotar de mayor celeridad la tramitación de los
procesos de habeas corpus en la sede del Poder Judicial. Con esta finalidad, la norma establece que “en los casos en que la demanda de hábeas
corpus sea presentada ante el juzgado penal de turno permanente, será el juez que admitió la demanda quien tramitaré las diligencias faltantes y
emitirá la resolución correspondiente, sin perjuicio de que haya culminado su turno”. Así, sustituye la anterior redacción que indicaba que en los casos
en que el juez de turno que conoció la demanda inicialmente no pudiera realizar las diligencias por cuestión de horario, debían ser de conocimiento del
juez penal de turno siguiente, lo que generaba retardos en la tramitación del proceso, despojándolo de su naturaleza de “tutela urgente”.

2.1.14. RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA N° 196-2007-CED-CSJLL-PJ

Por disposición del artículo 1º de esta resolución, publicada el 7 de junio de 2007, se modifica la Directiva N° 009-2005-P-CSILI/PJ, en el extremo
referido a la culminación del trámite de la demanda de hábeas corpus por parte del juez penal que asume el juzgado penal de turno permanente,
disponiendo que, a partir de su fecha de publicación, las demandas de hábeas corpus, cuyo trámite no pudo ser concluido por el indicado magistrado
al finalizar su servicio de turno, se distribuyan equitativa y aleatoriamente entre los juzgados penales a que se refiere el artículo 1º de la Resolución
Administrativa N° 254-2005-CED-CSJLI/PJ y a través de la mesa de partes de los juzgados penales respectiva, para la prosecución de su trámite.

2.1.15. CIRCULAR N° OZO-ZOOT-SG-CS-PJ

La Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República, de conformidad con el artículo 144º de la Constitución, publicó con fecha 13 de
agosto de 2008 en el diario oficial El Peruano, la Circular N° 020-2007-SG—CS-PJ, por la cual dispuso que cada juez especializado de la República
informe a1 presidente de la corte superior, así como al jefe del Órgano de control de la magistratura del distrito judicial al que pertenezca, de toda
demanda de amparo y habeas corpus que reciba. Asimismo, dispuso que las Cortes superiores a nivel nacional remitan a la Presidencia de la Corte
Suprema de la República y a la Jefatura de la Oficina de Control de la Magistratura un informe mensual con la información remitida por los jueces
especializados a sus despachos.

La Corte Suprema considera que estas disposiciones permiten hacer un seguimiento a los procesos constitucionales de amparo y hábeas corpus,
de manera que pueda obtenerse información sobre su desenvolvimiento y darla a conocer. Igualmente, estas medidas, por un lado, coadyuvarán a
la protección de los derechos fundamentales y, por otro, se podrá tener cifras estadísticas y datos sobre el empleo de estos procesos.

2.2. LEGISLACIÓN SUPRANACIONAL

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2.2.1 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Esta declaración fue adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de fecha 10 de diciembre de
1948. En ella se reconocen los derechos a la vida, libertad y seguridad personales (artículo 3º); asimismo, se prescribe el sometimiento a cualquier forma de
tortura, trato cruel, inhumano o degradante (artículo 5º). Por otro lado, encontramos el derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales
competentes que ampare a la persona de los actos que vulneren sus derechos fundamentales (artículo 8º), debiendo identificarse al proceso de hábeas
corpus como uno de estos recursos; a no ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado (artículo 9º); a circular libremente por el territorio nacional y a
escoger su residencia (artículo 13º); el derecho de asilo (artículo 14º), entre otros derechos reconocidos en este documento internacional, todos ellos
pasibles de tutela a través del hábeas corpus.

2.2.2. PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS

Este Pacto, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, reconoce, entre otros, el derecho a la vida, vinculado a
la prohibición de formas arbitrarias de su privación (artículo 6º); la prohibición de tratos crueles, inhumanos o degradantes (artículo 7º); el derecho a la
libertad y seguridad personales, proscribiendo cualquier forma de detención o prisión arbitraria, salvo por las causas fijadas por ley anteriormente (artículo
9º). Además, regula las garantías que protegen a las personas frente a estas ilegalidades o arbitrariedades (artículo 9º, numeral 4).

Aunado a ello, reconoce el derecho a un trato digno de las personas privadas de la libertad (artículo 10º); el derecho de circulación dentro del territorio de un
Estado donde se halle legalmente, así como a entrar y salir de él (artículo 12º). En el mismo sentido, se garantiza el derecho de cualquier extranjero, que se
halle en cualquier Estado parte, a ser expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a ley (artículo 13º).

Finalmente, encontrarnos las garantías mínimas con las que debe contar cualquier persona que sea sometida a un proceso judicial (artículos 14º y 15º),
cuya tutela se brindaré a través del proceso de hábeas corpus en caso de ser violentadas.

2.2.3. DECLARACIÓN AMERICANA DE LAS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE

Aprobada en la Novena Conferencia Internacional en Bogotá, Colombia, en 1948. En esta declaración se reconocen los derechos a la vida, libertad y
seguridad personales (articulo I); también en su artículo VIII, el derecho de todas las personas a fijar su residencia en el territorio nacional y a transitar por él
libremente, así como a abandonarlo por su propia voluntad. Asimismo, protege el derecho a la inviolabilidad del domicilio (articulo IX). Por otra parte, el artículo
XVIII establece el derecho a recurrir ante los tribunales para hacer valer sus derechos, así como a disponer de un recurso sencillo y breve con el cual se
ampere a la persona frente a las violaciones de sus derechos cometidas por la autoridad, lo que ha sido interpretado, más adelante, como la existencia del
proceso de hábeas corpus. Finalmente, se protege el derecho a la libertad, señalando que nadie podrá ser privado de ella por razones y formas distintas alas
preestablecidas por ley (articulo XXV).

Esta última norma también dispone que “todo individuo que haya sido privado de su libertad tiene derecho a que el juez verifique sin demora la legalidad de la
medida y a ser juzgado sin dilación injustificada, o, de lo contrario, a ser puesto en libertad”.

2.2.4. CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

Esta Convención, suscrita en San José de Costa Rica e1 22 de noviembre de 1969 en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos humanos,
recoge una serie de derechos que son tutelados a través del proceso de habeas corpus. Así, reconoce el derecho a la integridad personal (artículo 5º); el
derecho a la libertad y seguridad personales, lo que incluye no ser sometido a encarcelamiento o detenciones arbitrarias (artículo 7º); asimismo, en la misma
disposición se establece la obligación de llevar a la persona detenida ante tribunal competente, a fin de que se decida sobre la legalidad de la detención
(artículo 7º, numeral 1). Por otra parte se presentan las garantías judiciales a que toda persona tiene derecho (artículo 8º); así como también se regula el
derecho de circulación y residencia que tienen las personas con sujeción a las restricciones legales previamente establecidas.

Finalmente, se garantiza el derecho a la protección judicial, es decir el derecho a un recurso judicial sencillo y rápido, o a cualquier otro medio efectivo por un
tribunal competente que ampare a las personas de las posibles violaciones de sus derechos fundamentales, lo cual hace referencia, según ha interpretado la
propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, al proceso de hábeas corpus.

Adicionalmente, es preciso hacer mención a otras normas de carácter específico que regulan algunos derechos protegidos a través del proceso de hábeas
corpus.

Encontramos así, en cuanto al derecho a no ser sometido a tortura o tratos inhumanos o humillantes (artículo 25º, numeral 1, del código Procesal
constitucional): la Declaración sobre la Protección de todas las personas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; la
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; el Protocolo facultativo de la Convención contra la tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes; y la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura.

Por otro lado, respecto a la protección al derecho del detenido o recluso a no ser objeto de un trato carente de razonabilidad y proporcionabilidad, en cuanto
a las formas en que cumple su mandato de detención o pena (artículo 25º, numeral 17, del código Procesal Constitucional), tenemos: el conjunto de
principios para la Protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión; los principios básicos para el tratamiento de los
reclusos; las Reglas mínimas de las naciones unidas sobre las Medidas no Privativas de Libertad (Reglas de Tokio) y las Reglas Mínimas para el tratamiento
de los Reclusos.

El derecho a no ser objeto de una desaparición forzada (artículo 25º, numeral 16, del Código Procesal Constitucional) encuentra asidero internacional, entre
otros, en la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas y la Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas.

Finalmente, en cuanto al derecho del extranjero o asilado do no ser expatriado, exiliado, desterrado o confinado respectivamente (artículo 25º, numerales 4 y
5), se presentan: la Convención sobre el estatuto de los apátridas, y la Declaración Sobre los Derechos Humanos de los Individuos que no son Nacionales
del País en que viven.25

12
CAPÍTULO III: DERECHOS PROTEGIDOS

3.1. LA INTEGRIDAD PERSONAL Y EL DERECHO A NO SER SOMETIDO A TORTURA O TRATOS INHUMANOS O HUMILLANTES, NI
VIOLENTADO PARA OBTENER DECLARACIONES

El inciso primero del artículo segundo de la Constitución formula el derecho de la persona al respeto de su integridad, la cual abarca tres dimensiones:
moral, psíquica y física. Asimismo, la Constitución ha ubicado la prohibición de la tortura y los tratos crueles, inhumanos o humillantes como una garantía
de la libertad física en el parágrafo h) inciso 24) del artículo 2.

La violencia moral agrede las convicciones mas intimas de la persona. No se manifiesta por medio de alteraciones orgánicas ni psíquicas pero menoscaba
la capacidad de realización del sujeto y es un grave atentado contra el libre desenvolvimiento de la personalidad.

La violencia psíquica trastoca en la persona las nociones de espacio y tiempo. A simple vista, esta forma de violencia puede no ser físicamente visible, pero
altera los procesos mentales del discernimiento y el juicio.

La violencia física es un atentado directo al cuerpo físico. Produce heridas, fracturas o daños en los tejidos o pérdida de funciones orgánicas.

La tortura, según la Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, es “todo acto por el cual se inflija
intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier
razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio
de sus funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia”.

Los tratos inhumanos o humillantes prohibidos por la Constitución y los tratados internacionales son los que se brinda a una persona con prescindencia de su
dignidad humana. Es trato inhumano, por ejemplo, recluir al detenido en celdas insalubres, desconocer su nombre o identidad, etc. Es trato humillante,
exponerlo morbosamente ante las cámaras de televisión o mofarse públicamente de su vestimenta o sus defectos físicos.

Declaración libre. Las pruebas obtenidas con vicios de voluntad o con violación de la integridad personal acarrean la nulidad del proceso. El derecho garantiza
que la persona no seré obligada a emitir una declaración que exteriorice un contenido. En el ámbito de lo penal, la garantía se extiende al derecho a no
declarar contra sí mismo ni contra el cónyuge ni los parientes.

Todas estas clases de violencias se hallan estrechamente vinculadas con el derecho a la integridad fisica, psíquica y moral, con el derecho a la identidad y
al libre desarrollo de la personalidad contemplada en el inciso 1) del artículo 2 de la Constitución.

En consecuencia, ¿por qué si en este inciso se reconoce el derecho a la iintegridad personal, in genere, la Constitución hace prohibición expresa de las
prácticas que la vulneran entre las garantías de la libertad y seguridad personales? El sentido de la disposición constitucional tiene directa vinculación con
el valor de la prueba en el proceso penal. La prohibición acotada tiene modalidades, sea física, psíquica o moral. De ahí que en la fiúltima parte de
parágrafo h) 86 sancione que “carecen de valor las pruebas obtenidas por la violencia”.

Al amparo de la integridad personal, la Constitución añade que “cualquiera puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada o de
aquella imposibilitada de recurrir por si misma a la autoridad”. Acota Rubio que en este caso “no se requiere interés directo, personal o familiar para tomar
la iniciativa porque los bienes en juego y la conducta denigrante que se ha ejecutado, son ambos demasiado significativos para dejar las cosas libradas al
exclusivo interés individual”26.

3.2. EL DERECHO A NO SER OBLIGADO A PRESTAR JURAMENTO NI COMPELIDO A DECLARAR O RECONOCER CULPABILIDAD CONTRA
SÍ MISMO, CONTRA SU CÓNYUGE, O SUS PARIENTES DENTRO DEL CUARTO GRADO DE CONSANGUINIDAD O SEGUNDO DE AFINIDAD

Nos encontramos frente al derecho de toda persona a no ser sentenciada con pruebas prohibidas, es decir a aquellas que se obtienen con violación de
los derechos humanos. La obligación a prestar juramento, de decir la verdad en el proceso o el de ser forzado a declarar o reconocer culpabilidad
contra uno mismo o contra los parientes más cercanos, constituye un método ilícito que se traduce en la obtención de una verdad que por sí misma es
nula y no puede ser

26
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la constitución Política de 1993. Fondo editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Pág. 546.

instrumento para condenar en juicio a una persona. El derecho aquí reconocido y que se protege por la vía del proceso constitucional de la libertad se
enlaza con el principio, también reconocido como un derecho fundamental por los instrumentos internacionales de la materia, de presunción de inocencia.
Es decir, el derecho de toda persona a ser tratado corno si fuese inocente, lo que exige del Ministerio ‘Público y de la Policía Nacional el deber de recolectar
las pruebas con respeto de las normas que garantizan un debido proceso.

En consecuencia, la actividad probatoria debe desarrollarse lícitamente, a fin de que la valoración de la prueba produzca certeza en el juez, sin necesidad de
violar el derecho de toda persona a su integridad personal y el libre desarrollo de su personalidad.

3.3. EL DERECHO A NO SER EXILIADO O DESTERRADO O CONFINADO SINO POR SENTENCIA FIRME

En la perspectiva del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, los procesos constitucionales no se suspenden nunca. Ni siquiera en tiempos de
dictadura. El orden jurídico del país contempla como únicas penas restrictivas de la libertad la expatriación de los peruanos y la expulsión de los extranjeros,
las mismas que solo pueden aplicarse como penas complementarias a la privativa de la libertad y una vez que el sentenciado ha cumplido con la carcelería.

El exilio, el destierro y el confinamiento son métodos propios de dictaduras y regímenes que al margen de la Constitución y la ley imponen un orden, que es
desde todo punto de vista, la negación de los más elementales derechos de la persona. Técnicamente la pena del exilio y el destierro no existen, peor aún el
confinamiento sin sentencia firme. Por consiguiente, el inciso bajo comentario se coloca ante la posibilidad de actos lesivos cometidos por dictaduras, en cuyo
caso la protección del derecho a la libertad de residencia, de transito, y la llamada libertad física o corpórea que se verían transgredidos en esta hipótesis, solo

13
pueden ser restablecidos y protegidos por una judicatura autónoma e independiente que, llegado el momento, se erige en la (mica defensora de los derechos
fundamentales.

3.4. EL DERECHO A NO SER EXPATRIADO NI SEPARADO DEL LUGAR DE RESIDENCIA SINO POR MANDATO JUDICIAL O POR APLICACIÓN DE LA
LEY DE EXTRANJERÍA.

De conformidad con el artículo 30 del Código Penal, la expatriación constituye una pena restrictiva de la libertad que se aplica a los nacidos en el Perú, en
tanto que la expulsión se impone a los extranjeros. Ambas se emplean con posterioridad al cumplimiento de la pena privativa de la libertad impuesta. El Titulo
XV del Código Penal, referido a los delitos contra el Estado y la defensa nacional, señala que la expatriación se impone de forma adicional a los delitos que se
cometen contra la soberanía nacional, contra los integrantes de un grupo armado que es dirigido por un extranjero, a la infidelidad en contra de la Nación en
actividades de inteligencia, revelación de secretos nacionales, espionaje y favorecimiento bélico.

La expatriación también está contemplada para aquellos que cometen delito de rebelión, es decir, se aplica a los que pretenden variar la forma de gobierno
usurpar el poder con trasgresión de los procedimientos formales establecidos en la Constitución. El principio penal de que no hay pena sin juicio, implica que la
expatriación de los nacionales no puede ser ordenada por autoridad administrativa, política o militar. Solo el juez puede ordenar su aplicación luego de un
proceso llevado a cabo con las debidas garantías.

Por aplicación de la Ley de Extranjería la expulsión no solo puede ser el resultado de una pena, sino de una orden administrativa expedida por el Ministerio del
Interior, pero que debe tener fundamento en la ley. Frente a una circunstancia de esta clase, las causales legítimas de expulsión de un extranjería sin que
medie autorización judicial son: 1) el ingreso clandestino o fraudulento al territorio nacional; 2) el vencimiento del permiso de permanencia o residencia; 3) el
exceso del plazo para la regularización de su permanencia en territorio nacional sin que haya abandonado el país.

El hábeas corpus, pues, sirve para proteger a la persona del ostracismo de la que puede ser víctima sin que medie mandato judicial o causas legitimas
previamente contempladas en la ley

3.5. EL DERECHO DEL EXTRANJERO, A QUIEN SE HA CONCEDIDO ASILO POLÍTICO, DE NO SER EXPULSADO AL PAÍS CUYO GOBIERNO
LO PERSIGUE, O EN NINGÚN CASO SI PELIGRASE SU LIBERTAD O SEGURIDAD POR EL HECHO DE SER EXPULSADO

La Constitución señala que la persona cuya extradición se solicita tiene, los derechos reconocidos en los tratados de los que el Perú es parte, los cuales se
aplican según el principio de reciprocidad. Prohíbe que se la conceda si ha sido solicitada con el fin de perseguir o castigar por motivos de religión, opinión
o raza. También esté prohibida la extradición por delitos políticos o por hechos conexos a ellos.

La extradición, el asilo diplomático y el político cuando conllevan restricciones a la libertad de locomoción, o cuando dan lugar a la salida compulsiva del
país, no implican una transgresión de la Constitución si es que se cumplen por lo menos los siguientes requisitos: a) la legislación aplicable debe guardar
correspondencia con los tratados internacionales de derechos humanos; b) la decisión del Poder Ejecutivo -instancia administrativa— debe haber sido
objeto de un control judicial suficiente. El artículo 32 de la constitución dispone que “la extradición solo se concede por el Poder Ejecutivo previo informe de
la Corte Suprema”; c) por último, el Estado a favor del cual se extradita a una persona debe ofrecer un juzgamiento con las garantías del debido proceso.

3.6. EL DERECHO DE LOS NACIONALES O DE LOS EXTRANJEROS RESIDENTES A INGRESAR, TRANSITAR O SALIR DEL TERRITORIO
NACIONAL, SALVO MANDATO JUDICIAL O APLICACIÓN DE LA LEY DE EXTRANJERÍA O DE SANIDAD

Nos encontramos frente a la llamada libertad de locomoción o de movimiento, que es una proyección de la libertad física o corporal y que está garantizada
por el inciso 24) del artículo 2 de la Constitución. La libertad de locomoción es el derecho inherente a todo individuo de vivir donde quiera y trasladarse a
donde le plazca. “En virtud de esta libertad —-dice Linares Quintana— cada uno puede entrar al territorio del Estado, permanecer, fijar su domicilio o
residencia, cambiar este, trasladarse de un lugar a otro y salir del país, sin restricción por parte de las autoridades públicas" 27; salvo limitaciones por razones
de sanidad, mandate judicial o per aplicación de la ley de; extranjería.
Como se acaba de afirmar, el derecho de locomoción dispone expresamente la posibilidad de su limitación por razones de sanidad, mandato judicial o por
aplicación de la Ley de Extranjería. Las razones de sanidad impiden, por ejemplo, el ingreso de personas con enfermedades contagiosas capaces de
generar una epidemia que ponga en riesgo a la población. El mandate judicial puede limitar el impedimento de salida de quienes deben comparecer ante la
justicia. En este último caso, la orden del juez, come no puede ser de otra manera, tiene que ser expedida en el ejercicio regular de sus funciones y con las
garantías del debido proceso. En cuanto a la ley de extranjería, esta fija las causales de expulsión:
1) por ingreso clandestino o fraudulento al territorio nacional;
2) por mandate de la autoridad judicial competente; 3) cuando ha vencido su permiso de permanencia o residencia y ha excedido el plazo para su
regularización sin que haya abandonado el país.
3.7. EL DERECHO A NO SER DETENIDO SINO POR MANDATO ESCRITO Y MOTIVADO DEL JUEZ, O POR LAS AUTORIDADES POLICIALES EN
CASO DE FLAGRANTE DELITO; O SI HA SIDO DETENIDO, A SER PUESTO DENTRO DE LAS 24 HORAS O EN EL TÉRMINO DE LA DISTANCIA, A
DISPOSICIÓN DEL JUZGADO QUE CORRESPONDA, DE ACUERDO CON EL ACÁPITE “F” DEL INCISO

24) DEL ARTÍCULO 2 DE LA CONSTITUCIÓN SIN PERJUICIO DE LAS EXCEPCIONES QUE EN ÉL SE CONSIGNAN

En el Perú, la causa más recurrente de privación de la libertad es la detención por la autoridad policial llamada también detención administrativa o
gubernativa. En virtud de lo cual, el parágrafo f) del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución establece:

27LINARES QUINTA, Segundo V. Tratado de la Ciencia del Derecho constitucional argentino y comparado. tomo III. Alfa S.A. Buenos Aires, 1956. Pág. 529.

“Nadia puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en case de flagrante delito. El detenido debe ser
puesto a disposición del juzgado correspondiente, dentro de las veinticuatro horas o en el término de la distancia.

Estos plazos no se aplican a los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas.

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En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar la detención preventiva de los presuntos implicados por un término no mayor de quince días
naturales. Deben dar cuenta al Ministerio Público y al juez, quien puede asumir jurisdicción antes de vencido dicho término”.

El texto constitucional es claro cuando señala que la detención únicamente procederá por mandato judicial escrito y motivado. La razón descansa en la
importancia del juez en la protección de los derechos humanos. Solo él tiene "el conocimiento técnico suficiente para calificar las conductas delictuales y
determinar los casos en que una persona puede ser privada de su libertad. Es é quien garantiza neutralidad e imparcialidad 28.

La detención por mandato judicial que la Constitución contempla trae dos requisitos: a) que la orden de privación de la libertad debe ser escrita y no verbal.
Así se tiene constancia inequívoca de que la orden ha sido expedida, al mismo tiempo que el ciudadano toma conocimiento del porqué de su detención;

b) el mandamiento debe ser motivado con el propósito de dejar sentado, expresis verbis, las causas o razones que han motivado la privación de la libertad.
Se trata de garantías mínimas del debido proceso en la etapa policial, porque es a través de la motivación que el detenido estará en condiciones de evaluar
si el juez ha considerado los siguientes elementos: i) su derecho a la defensa, ii) la razonabilidad de su detención, iii) si el juez es competente; o sea, si no se
ha violado su derecho a no ser desviado de la jurisdicción predeterminada por la ley (derecho al juez natural).

Véase ALIAGA ABANTO, Óscar. Constitución peruana, derechos humanos y libertad física. En: Eguiguren Praeli, Francisco (director) La Constitución peruana de 1979 y sus problemas de aplicación. Once
Estudios. 1987

La facultad policial de detener a las personas en caso de flagrancia posee en el Derecho comparado rango constitucional en casi la generalidad de los
ordenamientos. Sin embargo, no es un concepto de fácil aplicación en la práctica. El problema se plantea cuando se trata de precisar el memento en que se
inicia la comisión del delito y el tiempo que abarca la flagrancia una vez que el hecho delictuoso ha sido consumado. Juan Jiménez Mayor acota que se
pueden observar por parte de la jurisprudencia interpretaciones amplias, restrictivas o intermedias.

No obstante, se tiene por sentado que el in fraganti crimine implica descubrir a su autor en el momento que comete el delito o cuando es detenido
inmediatamente después de haber delinquido. Ya Romagnosi expresó: “es delito flagrante que N sea sorprendido cuando comete el hecho, o cuando sea
perseguido por el ofendido o también por los gritos del pueblo, y constituye un caso semejante el que, en tiempo y lugar próximos, lleve consigo los efectos,
armas, instrumentos, papeles o también señales que sirvan para hacerlo presumir razonablemente autor”.

En este orden de ideas, la flagrancia puede ser de tres clases:

i) La flagrancia tradicional o estricta (aprehensión del delincuente en el mismo memento que está cometiendo el delito).

ii), La flagrancia material, a veces llamada cuasiflagrancia (el agente es perseguido y detenido inmediatamente después de haber delinquido).

iii) La flagrancia evidencial (el agente es sorprendido con objetos o huellas que revelan que Viene de cometer un delito).

Importa que la jurisprudencia constitucional delimite el tiempo que separa la flagrancia evidencial de la simple sospecha. En la medida que la Constitución
solo permite la detención por mandamiento escrito y motivado del juez o por la autoridad policial en delito flagrante, cualquier otro supuesto constituye una
privación de la libertad arbitraria o ilegal. En este sentido, tanto la Defensoría del Pueblo como el Tribunal Constitucional han indicado que son prácticas
inconstitucionales las detenciones por sospecha, las llamadas “redadas” y las que se llevan contra las personas indocumentadas. Estos hechos no deben ser
confundidos, sin embargo, con las labores policiales de prevención de los delitos. No tienen necesariamente que tenerse por inconstitucionales las
“retenciones” preventivas que ejecuta la policía si son llevadas a cabo por corto tiempo, de modo razonable, prudente y como parte del ejercicio regular de la
función preventiva que le asiste.
No obstante, el contenido del parágrafo f) debe ser interpretado del modo más restrictivo posible. El plazo de 24 horas que establece constituye un límite
máximo de detención —límite de los límites— y no un término que esté a disposición de la autoridad policial. Una detención inferior a las 24 horas puede
resultar también inconstitucional, si después que ha llenado su objeto se prolonga injustificadamente. No tiene fundamento constitucional privar a una
persona de su libertad más allá del tiempo estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos.

La misma interpretación es válida para los casos excepcionales de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas, en los que el límite de los límites es de
quince días.

3.8. EL DERECHO A DECIDIR VOLUNTARIAMENTE PRESTAR EL SERVICIO MILITAR, CONFORME A LA LEY DE LA MATERIA

Esta es otra innovación del Código. Que el proceso de habeas corpus sirve también para proteger el derecho a decidir voluntariamente si se presta o no el
servicio militar. La Ley N° 27178 y su reglamento, el Decreto supremo N° 004-. DE-SG del 17 de marzo del 2000 prohíben el reclutamiento forzoso o las mal
llamadas levas, método antiguo que servía para incorporar al servicio militar activo a personas mayores de 18 años de edad. El Tribunal Constitucional ha
señalado en dos procesos, en los Expedientes N°s. 0030-2001-HC/TC y en el 0212-2001-VHC/lC, fundamentos tres y dos respectivamente, la procedencia del
hábeas corpus en este supuesto. En ambos casos el argumento fue el siguiente: “Que, el artículo 6 de la Ley de Servicio Militar, N° 27178, y el artículo 67 del
Reglamento de dicha ley, Decreto Supremo N“ 004-DE-SG, establecen que “Queda prohibido el reclutamiento forzoso como procedimiento de captación do
personal para ser incorporado al servicio en el active”. En consecuencia, cualquier acto por el cual, de manera subrepticia, encubierta o directa, se pretenda
incorporar a la persona en edad militar a] servicio militar activo, con prescindencia de su expresa y libre manifestación de efectuarlo en esos términos,
constituye de manera indubitable para este supremo intérprete de la Constitución, una forma de detención arbitraria, lesiva del derecho a la libertad individual
y, por lo tanto, susceptible de ser reparada a través del proceso constitucional de hábeas corpus. Esta consideración debe ser escrupulosamente observada
por los jueces constitucionales estando al carácter vinculante de la jurisprudencia de este tribunal, en mérito a lo establecido por la Primera Disposición
General de la Ley N° 26435 Orgánica del Tribunal Constitucional”.

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3.9. EL DERECHO A NO SER DETENIDO POR DEUDAS

Desde la perspectiva del Derecho Civil, la deuda es la obligación de dar, hacer o no hacer alguna cosa. Su morosidad o incumplimiento no convierten al deudor
en delincuente. La Constitución solo admite la criminalización de la deuda cuando se trata del incumplimiento de los deberes alimenticios (artículo 149 del
Código Penal).

En el Perú, la Constitución de 1920 recogió el principio por primera vez. El PIDCP señala, en su artículo 11, que “nadie seré encarcelado por el solo hecho de
no poder cumplir una obligación contractual”. La CADH, dispone, en su artículo 7, párrafo 7, que “nadie seré detenido por deudas”.

3.10. EL DERECHO A NO SER PRIVADO DEL DOCUMENTO NACIONAL DE IDENTIDAD, ASÍ COMO DE OBTENER EL PASAPORTE O SU
RENOVACIÓN DENTRO O FUERA DE LA REPÚBLICA

Sin el Documento Nacional de Identidad la persona no puede ejercer gran parte de sus libertades públicas. No puede contratar, no tiene derecho a elegir ni ser
elegido y desde la perspectiva del Derecho Civil, la obtención de este documento oficial supone la consagración de la capacidad de ejercicio de los derechos
que el orden jurídico otorga. Por medio del DNI la persona reafirma su singularidad y desarrolla de modo efectivo su personalidad jurídica. La primigenia ley de
amparo y hábeas corpus solo protegía a través de este derecho, el de obtener el pasaporte o su renovación dentro o fuera de la República. El Código innova
en este punto y extiende los alcances protectores del proceso constitucional de la libertad a1 derecho a no ser privado del documento nacional de identidad.

La titularidad del derecho a obtener o renovar el pasaporte dentro o fuera de la República es exclusiva de los nacionales peruanos. Aunque más que un
derecho, constituye una obligación para el Estado peruano de otorgar pasaporte a quienes gozan de la nacionalidad peruana. Al respecto Bernales Ballesteros
dice “La garantía de otorgar un pasaporte es complementaria del derecho de libre tránsito dentro y fuera del Estado, porque los viajes al extranjero, o los
desplazamientos de los peruanos entre dos países extranjeros, solo pueden hechos normalmente con la presentación de un pasaporte emitidos por nuestras
autoridades”.

La Corte Suprema de Argentina, en su fallo N° 307, de 1930 manifiesto respecto al pasaporte, que este documento cumple un doble papel:

El de requerir a las naciones extranjeras el permiso, por parte de su portador, para poder entrar y pasar libre en forma segura.

Y a su vez reconoce al portador del pasaporte el derecho a la protección y buenos oficios de las autoridades diplomáticas.
Lo mismo puede decirse del Documento Nacional de Identidad para los nacionales de los países andinos. La libertad de entrada y salida hacia o desde estos
Estados por parte de los nacionales de la región andina solo se realiza con la simple presentación del Documento Nacional de Identidad.

3.11. EL DERECHO A NO SER INCOMUNICADO SINO EN LOS CASOS ESTABLECIDOS POR EL LITERAL “G” DEL INCISO 24) DEL ARTÍCULO 2 DE
LA CONSTITUCIÓN

El literal g del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución dispone que “Nadie puede ser incomunicado sino en caso indispensable para el esclarecimiento de un
delito, y en la forma y por el tiempo previstos por la ley. La autoridad está obligada bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar donde se
halla la persona detenida”.

Como se observa, la Constitución exige requisitos materiales, formales y temporales:

1. Materiales: solo para esclarecimiento de delitos o, según el Código de Procedimientos Penales, para cumplir con los fines de la instrucción.

2. Formales: la ley debe precisar la forma y el tiempo de duración de la medida y la autoridad que la aprueba debe señalar, sin dilación y por escrito, el lugar
donde se encuentra la persona detenida.

3. Temporales: el código de Procedimientos Penales, en su artículo 133, dispone que la incomunicación no pueda prolongarse por más de diez días. Aun
cuando el Código adjetivo se refiere a1 proceso penal el plazo debe entenderse valido también en sede policial.

3.12. EL DERECHO A SER ASISTIDO POR UN ABOGADO DEFENSOR LIBREMENTE ELEGIDO DESDE QUE SE ES CITADO O DETENIDO POR LA
AUTORIDAD POLICIAL U OTRA, SIN EXCEPCIÓN

El derecho de defensa consiste en la obligación de ser oído, asistido por un abogado de su elección, o en su defecto a contar con uno de oficio. Este derecho
comprende la oportunidad de alegar y probar procesalmente los derechos e intereses, sin que pueda permitirse la resolución judicial inaudita parte, salvo que
se trate de una incomparecencia voluntaria, expresa o tacita, o por una negligencia que es imputable a la parte.

La intervención del abogado no constituye una simple formalidad. Su ausencia en juicio implica una infracción grave que conlleva la nulidad e ineficacia de los
actos procesales actuados sin su presencia.

3.13. EL DERECHO A RETIRAR LA VIGILANCIA DEL DOMICILIO Y A SUSPENDER EL SEGUIMIENTO POLICIAL, CUANDO RESULTEN ARBITRARIOS
O INJUSTIFICADOS

El derecho a retirar la vigilancia del domicilio y a suspender el seguimiento policial injustificado y arbitrario, da lugar al proceso de hábeas corpus
restringido. Se llama así, restringido, porque no constituye una verdadera protección frente a la violación de la libertad física, sino frente a las molestias
que pueden ocasionar los seguimientos policiales o las vigilancias del domicilio que obstaculizan el normal desarrollo de las actividades personales.

Téngase en cuenta que la relación de los derechos protegidos por el hábeas corpus es enunciativa y que en virtud del principio de interpretación favor libertad,
las molestias al domicilio y el seguimiento del que puede ser objeto una persona, no solo deben entenderse limitados a las arbitrariedades de los agentes
públicos, sino que la protección del hábeas corpus en este ámbito cubre las vigilancias y seguimientos llevados a cabo por la prensa amarilla, los paparazis,
curiosos, voyeristas, etc. El hábeas corpus restringido, pues, no solo precede frente al hecho u omisión por parte de cualquier autoridad o funcionario, sino
también frente a los actos lesivos de las personas (eficacia de los derechos frente a los particulares).

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3.14. EL DERECHO A LA EXCARCELACIÓN DE UN PROCESADO O CONDENADO, CUYA LIBERTAD HAYA SIDO DECLARADA POR EL JUEZ

Nos encontramos aquí frente a una detención que en un primer momento era legal, pero que deviene en arbitraria e inconstitucional por omisión de un
mandato judicial que se expide y cuyo incumplimiento genera violación de la libertad personal. La situación descrita da lugar al hábeas corpus traslativo.
El proceso va a operar en dos casos: a) cuando las autoridades judiciales o penitenciarias prolongan indebidamente la detención de los procesados. La
detención preventiva que siempre es excepcional se ha extendido más allá del fijado por la ley sin que la persona haya sido juzgada. O puede que el juez haya
emitido resolución decretando la libertad pero su voluntad no es ejecutada por la burocracia judicial o penitenciaria; y b) cuando el reo que ha cumplido
condena sigue en cárcel.

3.15. EL DERECHO A QUE SE OBSERVE EL TRÁMITE CORRESPONDIENTE CUANDO SE TRATE DEL PROCEDIMIENTO O DETENCIÓN DE LAS
PERSONAS, A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 99 DE LA CONSTITUCIÓN

En virtud del artículo 99 de la Constitución, el Presidente de la República, los representantes al Congreso, los ministros de Estado, los miembros del Tribunal
Constitucional, del Consejo Nacional de la Magistratura, los vocales de la Corte Suprema, los fiscales supremos, el defensor del pueblo y el contralor general
gozan de la prerrogativa del antejuicio. Es decir, que no pueden ser procesados por infracción a la Constitución y por todo delito que cometen en el ejercicio de
sus funciones y hasta cinco años después de que hayan cesado estas sin previa autorización del congreso de la República. El procedimiento debido es el que se
especifica en el artículo 89 del reglamento del congreso.

3.16. EL DERECHO A NO SER OBJETO DE UNA DESAPARICIÓN FORZADA

En el articulo II de la Convención Interamericana sobre Desaparición forzada de Personas, se define esta práctica como: V“(...) la privación de la libertad a una o
más personas, cualquiera fuere su forma, cometida por agente del Estado o por personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado,
seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar sobre el paradero de la persona, lo cual impide el
ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes”.

En el caso Velásquez Rodríguez, la Corte Interamericana de Derechos Humanos afirmó que la desaparición forzada, es un delito de ejecución continuada que
atenta contra varios derechos humanos, pero de manera especial contra el derecho a la libertad, la integridad personal y la vida. Una característica esencial de la
desaparición forzada es la negativa de las autoridades o agentes estatales, o de aquellas personas que actuaron con su autorización, apoyo o aquiescencia, a
brindar información sobre el paradero de la victima; negativa que se extiende a la resistencia para acatar las resoluciones judiciales o para negar el acceso de los
magistrados a los centres de detención donde se sospecha que pueda encontrarse la persona.

La desaparición forzada, que coloca a quien la padece en un estado de absoluta indefensión, tiene como propósito la ejecución de otros delitos, ocultar su
comisión y sustraer a sus autores del juzgamiento y la sanción penal. Es un crimen de lesa humanidad que sirve para perpetrar las más graves violaciones a los
derechos humanos en la más absoluta impunidad. De ahí que los instrumentos internacionales han impuesto a los Estados la obligación de tipificar este delito
con penas severas.

Madrid-Male Garizábal indica que “hay desaparición forzada cuando sucesivamente se producen cuatro hechos: 1) La aprehensión de la persona por servidores
públicos o por particulares que obran bajo la determinación o con la complicidad de aquellos, 2) La reclusión de la persona aprehendida, 3) La ocultación de la
persona recluida, 4) La negativa dolosa de las autoridades a reconocer la aprehensión, la reclusión, o uno y otro hecho”.

El artículo 320 del Código Penal sanciona la desaparición forzada con pena privativa de libertad no menor de quince años. Sin embargo, su tipificación es
limitada, por cuanto la comisión del delito solo podría tener como sujeto activo al funcionario o servidor público. Omite el caso de las personas particulares -
corno por ejemplo los grupos paramilitares, los denominados comandos de la muerte, etc.- que actúan con la autorización, apoyo o aquiescencia del Estado.

3.17. EL DERECHO DEL DETENIDO O RECLUSO A NO SER OBJETO DE UN TRATAMIENTO CARENTE DE RAZONABILIDAD Y PROPORCIONALIDAD,
RESPECTO DE LA FORMA Y CONDICIONES EN QUE CUMPLE EL MANDATO DE DETENCIÓN O LA PENA

El detenido por acción policial, en los casos que la ley prevé, y el recluido por orden judicial —detención preventiva o en cumplimiento de una pena—tiene
derecho a un tratamiento que no sea contrario a los estándares mínimos de protección de los derechos fundamentales. Cuando la detención, ya sea policial o
judicial, y la reclusión en cumplimiento de una pena no son ejecutadas con razonabilidad y proporcionalidacl habilitan la procedencia del hábeas correctivo.

0 sea que el proceso de la libertad no solo busca tutelar la libertad individual sino que tiene por objeto efectuar un control de las condiciones en que se lleva a
cabo una detención o reclusión ordenada por la ley. Antes de la aprobación código, el Tribunal Constitucional declaré la existencia del hábeas corpus correctivo a
partir de una interpretación de los alcances de la Convención Americana de Derechos Humanos: “Esta tipo de habeas corpus, denominado en la doctrina como
“correctivo”, se deriva de la interpretación conjunta de los artículos 5.4 y 25.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos. El de ellos, puesto qua
garantiza el derecho a que los procesados estén separados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y que sean sometidos a un tratamiento
adecuado a su condición de personas no condicionadas; mientras que el segundo, porque garantiza el derecho de contar con un recurso sencillo, rápido y eficaz
para la protección de los derechos reconocidos en la Constitución o en la Convención; recurso que la Corte interamericana de Derechos Humanos ha señalado
que esencialrnente está constituido por el habeas corpus y el amparo” (Expediente N" 726—2002-HC/ Caso Rodríguez Medrano).

En todo ordenamiento jurídico, cuando se trata de la elaboración de un sistema de penas se hace imperiosa la necesidad de concebirlo tomando en cuenta
reglas mínimas que obedecen a las Reglas Mínimas del Tratamiento de los Reclusos, aprobada por el Consejo Económico y Social de la Organización de las
Naciones Unidas, mediante Resolución 663 del 31 de julio de 1957. Se trata de principios rectores de alcance general que deben impartirse de modo imparcial,
sin hacer diferencias de trato fundadas en causas religiosas, de raza, sexo, opinión política o de cualquier otra índole.

3.18. TAMBIÉN PROCEDE EL HÁBEAS CORPUS EN DEFENSA DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES CONEXOS CON LA LIBERTAD INDIVIDUAL,
ESPECIALMENTE CUANDO SE TRATA DEL DEBIDO PROCESO Y LA INVIOLABILIDAD DEL DOMICILIO

El Código condensa en una sola categoría -la tutela procesal efectiva— los Institutos de la tutela jurisdiccional y el debido proceso consignados en el artículo
139 inciso 3) de la Constitución.

El artículo 4 del Código establece que “el habeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en forma manifiesta la libertad individual y la
tutela procesal efectiva”. Acto seguido detalla de modo enunciativo el contenido de esta ultima: libre acceso al órgano jurisdiccional, a probar, de defensa, al
contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no set desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos

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por la ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos
fenecidos, a la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y la observancia del principio de legalidad procesal penal”.

La llamada tutela procesal efectiva que desde la mirada formalista del Código abarca las dos instituciones constitucionales mencionadas, da lugar al
habeas corpus solo cuando se trata de su violación en relación con un derecho conexo al de la libertad, que no son otros que los enunciativamente
enumerados en este articulo 25, incluida la inviolabilidad del domicilio que inexplicablemente aparece “colgada” en este último párrafo, cuando bien pudo
haber sido recogida como parte integrante de los derechos protegidos de modo independiente.

En cuanto la inviolabilidad del domicilio, según su concepción actual, este derecho protege la privacidad de la persona y consiste en la imposibilidad de
entrada, investigación o registro del recinto que se habita, salvo los supuestos de excepción expresamente tasados por la propia Constitución: autorización
de quien lo habita, mandato judicial, flagrante delito o muy grave peligro de su perpetración. Esta técnica de enumeración expresa de los supuestos de
legítima entrada, supone un mayor rigor garantista, aunque dicha enumeración no puede ser exhaustiva ya que el propio texto de la Constitución faculta a la
ley la posibilidad de establecer excepciones por motivos de sanidad o de grave riesgo.

La noción constitucional de domicilio no puede ser la del código Civil. Tiene perfiles propios. En el Derecho Constitucional —dice Bidart Campos— el
domicilio se define como la morada destinada a la habitación y al desenvolvimiento de la libertad personal en lo concerniente a la vida privada, ya sea
cerrada o abierta parcialmente, móvil o inmóvil, de uso permanente o transitorio. La CADH especifica, por ejemplo, que “nadie puede ser objeto de
injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o su correspondencia (artículo 11, inc. 2.).

CAPÍTULO IV: TIPOS DE HÁBEAS CORPUS

Una vez identificados los rasgos generales que caracterizan al proceso de hábeas corpus y los derechos a cuya protección se avoca, conviene precisar
cuáles son las modalidades que ha desarrollado tanto la doctrina como la jurisprudencia constitucional con la finalidad de dotar de una mayor efectividad a este
proceso en su tarea de tutelar los derechos fundamentales.
Justamente el Tribunal Constitucional en el caso Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca, recaído en la STC Exp. N° 2663-2003-HC/TC, ha establecido una
tipología del proceso de hábeas corpus. En el mismo sentido, el Código Procesal Constitucional acogió esta clasificación siguiendo la línea de la legislación
anterior). Cabe resaltar que esta clasificación no obedece a un criterio uniforme; y es que de las definiciones dadas por la jurisprudencia rápidamente se
aprecia la inexistencia de un denominador común; siendo que, en algunos casos, su definición se sustenta en el derecho protegido; en otros, son las
características del acto lesivo las que lo delinean y, finalmente, existen casos en los que ambos criterios estén presentes.

4.1. HÁBEAS CORPUS REPARADOR

El hábeas corpus reparador es aquel que procede ante detenciones arbitrarias. De acuerdo con lo señalado por el Tribunal Constitucional en la STC Exp. N°
2663-2003-HC/T C, esta modalidad de habeas corpus se utiliza cuando se produce la privación arbitraria o ilegal de la libertad física como consecuencia de
una orden policial; de un mandato judicial; de la decisión de un particular sobre el internamiento de un tercero en un centro psiquiátrico sin el previo proceso
formal de interdicción civil; de una negligencia penitenciaria cuando, pese a haber cumplido la pena correspondiente, un condenado continúe recluido en un
establecimiento penitenciario; por sanciones disciplinarias privativas de la libertad, entre otros actos.

En efecto, como ha puesto de relieve el Tribunal Constitucional, este tipo de hábeas corpus “representa la modalidad clásica o inicial destinada a promover la
reposición de la libertad de una persona indebidamente detenida” 29. En consecuencia, su finalidad es reponer las cosas al estado anterior de la violación del
derecho (artículos II del T. P. y 1º del Código Procesal Constitucional); por lo tanto, se logra cuando se obtiene la libertad de la persona.

La jurisprudencia de esta modalidad de hábeas corpus es abundante, sobre todo si se tiene en cuenta que desde sus inicios este proceso fue utilizado para
lograr la inmediata libertad de quienes se encontraban indebidamente detenidos, sino recordemos el llamado hábeas corpus subjudiciendum (Inglaterra y
Estados Unidos), que tiene por propósito fundamental lograr la liberación inmediata ante una detención ilegal o liberar a quienes sean hechos prisioneros sin
causa suficiente.

Así, en el numeral 17, del artículo 25º del Código Procesal Constitucional, se puede reconocer el hábeas corpus reparador en cuanto procede cuando se
amenace o vulnere el derecho a no ser detenido sino por mandato judicial escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en caso de flagrante
delito; y, en caso de ser detenido, no hubiese sido puesto ante la autoridad judicial competente, acorde con lo dispuesto en el artículo 2º, numeral 24, literal f de
la Constitución.

4.2. HÁBEAS CORPUS RESTRINGIDO

Este tipo de hábeas corpus es conocido también como “accesorio” o ilimitado” 30, y es aquel que procede ante supuestos distintos de detenciones arbitrarias o
ilegales. Para algún sector de la doctrina este tipo constituye una modalidad de hábeas corpus reparador 31 o de “menor cuantía”, con un efecto más limitado
que el anterior”32.

Si bien es cierto que de su nombre no es posible comprender sus alcances, el Tribunal Constitucional ha señalado que esta modalidad se emplea cuando la
libertad física o de locomoción es objeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o incomodidades que, en los hechos, configuran una seria restricción para su
cabal ejercicio33. Para Sagués esta modalidad se utiliza “no para atender supuestos de arresto (o de su amenaza), sino en el caso de molestias restrictivas
(pero no extintivas) de la libertad física”34.

En casos como este, donde el agraviado con el acto o amenaza de lesión de sus derechos fundamentales no es privado completamente de su libertad
personal, se ve enfrentado a situaciones como la restricción o prohibición de acceso o libre circulación a determinados lugares —-por la colocación de rejas u
otros obstáculos—, como el propio domicilio, áreas de trabajo, vías públicas, establecimientos públicos o privados; vigilancia domiciliaria arbitraria o
injustificada; seguimientos perturbatorios carentes de fundamento legal y/o provenientes de órdenes dictadas por autoridades incompetentes; reiteradas e
injustificadas citaciones policiales; continuas retenciones por control migratorio; cobro de impuesto de salida del país; retención del Documento de Identidad
Nacional (DNI), entre otros. Estas lesiones menores al derecho a la libertad también merecen una protección, es por ello que el proceso de hábeas corpus se
constituye en la herramienta procesal más eficaz para lograrlo.

En ese sentido, de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre esta modalidad de hábeas corpus, deben considerarse especialmente los casos
relacionados con la colocación de rejas para restringir el acceso a determinadas zonas con la finalidad, en la mayoría de casos, de garantizar la seguridad
ciudadana.

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Conviene precisar acerca de la actuación de los jueces constitucionales cuando se presente una demanda de este tipo que, “aun cuando no esté de por medio
una medida de detención, no quiere ello decir que la discusión o controversia a dilucidar resulte un asunto de mera constatación empírica. En estos casos, como
en otros similares, es tan importante verificar la restricción a la libertad que se alega como lo señalado por las partes que participan en el proceso, además de
merituar las diversas instrumentales que puedan haber sido aportadas. Al margen de la sumariedad del proceso, es necesario evaluar con algún detalle lo que se
reclama y el elemento probatorio con el que se cuenta” 35. Queda claro entonces, en casos como este, que el juez debe considerar un elemento adicional al
momento de analizar la causa: las razones que justifican la adopción de una medida como la descrita. Es decir, además de evaluar la existencia física de las
rejas, deberán ponderarse los argumentos vinculados con la finalidad de su colocación, los problemas que ocasionan a las personas que se ven impedidas de
transitar por esa zona y los medios probatorios que se anexen a la demanda para evaluar la razonabilidad y proporcionalidad de la medida en el caso concreto.
Por lo tanto, la exigencia de probar es mayor que en el hábeas corpus reparador porque la controversia a dilucidar no constituye un supuesto de mera
constatación empírica.

Así, el Tribunal Constitucional ha establecido que “el establecimiento de mecanismos o medidas de seguridad vecinal, no es, per se, inconstitucional, si se
parte de la necesidad que se tiene de compatibilizar o encontrar un marco de coexistencia entre la libertad de tránsito como derecho, con la seguridad ciudadana
como bien jurídico. Lo inconstitucional seria, en todo caso, que el mecanismo implementado o la forma de utilizarlo resulte irrazonable, desproporcionado o
simplemente lesivo de cualquiera de los derechos constitucionales que reconoce el ordenamiento”. 36

4.3. HÁBEAS CORPUS CORRECTIVO

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha tratado esta modalidad de habeas corpus señalando que por medio de este recurso se puede controlar
constitucionalmente las condiciones en las que una persona cumple su condena, su detención preventiva o alguna orden de restricción de su libertad
personal distinta a estas que se encuentren internadas en establecimientos de tratamiento, públicos o privados‘”. Así, procede contra cualquier acto u
omisión que afecte o comporte una amenaza a los derechos a la vida, a la salud, a la integridad, al trato digno y a no ser objeto de tratos inhumanos o
degradantes37.

Posteriormente, e1 Tribunal Constitucional reconoció, además, que este proceso tiene por objeto resguardar a la persona de todo trato carente de
razonabilidad y proporcionalidad, y cuando se restrinja arbitrariamente el derecho de visita familiar de los reclusos, cuando se produzca un traslado ilegitimo
de un recluso de un establecimiento penitenciario a otro y, cuando se disponga la cohabitación en un mismo ambiente de reos en cárcel, procesados y
condenados.

Finalmente, de una lectura articulada de dos disposiciones del Código Procesal Constitucional se desprende su contenido. Así, en el numeral 1 del artículo
25º se establece, expresamente, la procedencia del hábeas corpus para la protección de la integridad personal, a no ser sometido a tortura o tratos
inhumanos o humillantes, ni violentado para obtener declaraciones. Asimismo, el numeral 17 del artículo 25º también reconoce la procedencia del hábeas
corpus para la protección de los derechos de los reclusos a no ser sometidos a tratos carentes de razonabilidad y proporcionalidad, respecto de las
condiciones de su reclusión o internamiento.

Es necesario precisar que cuando se demanda en hábeas corpus un acto que vulnere la integridad personal, no se trata de cuestionar aquellos actos que por
formar parte del castigo o sanción penal impuesta causen un abatimiento o sufrimiento natural en el beneficiario. Es decir, los sufrimientos propios del
cumplimiento de la pena o de la medida restrictiva a la libertad personal legítimamente impuesta no son tutelados por este proceso, en la medida que no afecta
el contenido constitucional del derecho a la integridad personal.

Los actos que cuestiona son aquellos que agravan las condiciones en las que se encuentra el recluso cumpliendo el periodo de internamiento. Los sufrimientos
propios del encierro no se consideran tratos crueles ni inhumanos, solo aquellos que empeoran desproporcionalmente sus condiciones están proscritos por el
ordenamiento constitucional.

Por otra parte, el Tribunal Constitucional ha señalado que el hábeas corpus correctivo procede cuando la reclusión se cumple en cualquier establecimiento
penitenciario, sea común o militar; público o privado 38.

Ahora bien, uno de los supuestos que forma parte del ámbito de protección del hábeas corpus correctivo son los beneficios penitenciarios. El Tribunal
Constitucional ha señalado que las reglas establecidas por las normas penitenciaras no son normas penales materiales, sino procesales (se rigen por el
principio tempus regit actum), por lo que para su aplicación no se puede considerar el principio según el cual se aplicara la norma más favorable al procesado.
De este modo, corresponde la aplicación de estas a partir de su entrada en vigencia a actos procesales que aun no se hubieren consumado.

Los beneficios penitenciarios cumplen la función de concretizar el principio de resocialización y reeducación de los internos, reconocido en el numeral 22 del
artículo 139º de la Constitución. En función de ello, los beneficios penitenciarios tienen por objeto promover e incentivar que los penados se integren a la
sociedad a través de los programas establecidos en los centros penitenciarios para dicho fin. De este modo, el otorgamiento de beneficios penitenciarios
responde, por un lado, al cumplimiento de los requisitos formales establecidos por la ley y además de una comprobación que efectúa el juez competente sobre
el cumplimiento, en cada caso, de los fines de la pena 39. En ese sentido, los beneficios no son derechos fundamentales que puedan ser exigidos como tales en
sede constitucional40. En consecuencia, solo puede ser impugnada en sede constitucional la resolución que deniega los beneficios penitenciarios siempre que
esta haya sido dictada arbitrariamente; por lo que se preciso 1a necesidad de que en ella se exprese de manera sencilla y suficiente las razones concretas por
las cuales se ha decidido en ese sentido (es decir, se exige que se respete el derecho de motivación de las resoluciones judiciales contemplado en el numeral 5
del artículo 139º de la Constitución). En caso de que la resolución judicial que deniega el beneficio penitenciario no esté motivada, no será posible recurrir a la vía
del hábeas corpus, sino al amparo.

Además de ello, debe tenerse en cuenta que cuando se trata de una ley con eficacia inmediata, su aplicación debe armonizarse con el derecho a no ser
sometido a un procedimiento distinto de los previamente establecidos 41.

4.4. HÁBEAS CORPUS PREVENTIVO

Esta modalidad de hábeas corpus se emplea ante la amenaza de violación de derechos fundamentales; es decir, cuando sin que se concrete ninguna
privación efectiva de la libertad, existe una amenaza cierta e inminente de que ella se produzca con vulneración de la Constitución y la ley 42. No se advierten
posibles o probables agravios, sino que los actos que estén destinados a concretar esta vulneración deben encontrarse en ejecución 43.

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La finalidad de los procesos constitucionales, a que se refiere el artículo 1º del código Procesal Constitucional, es la de “proteger los derechos
constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de un derecho constitucional (...)”. En el mismo sentido
encontramos lo dispuesto por el numeral 1 del artículo 200º de la Constitución, que al efecto sériala que este proceso “procede ante el hecho u omisión, por
parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnere o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos”. En efecto, nos
encontrarnos entonces ante dos tipos de lesión de derechos fundamentales: los actos y las amenazas. Como se advierte, este tipo de proceso se utiliza en
los casos en que se produzca la última de estas opciones.

Una vez señalados los tipos de lesiones que pueden sufrir los derechos fundamentales, nos queda claro cuando se produce un acto lesivo, mientras que en
el caso de la amenaza, la situación es un poco más confusa. En ese sentido cabe preguntarse, ¿cuáles son los elementos que debe reunir toda amenaza
para considerarse lesiva de derechos fundamentales?

El artículo 2º del Código Procesal Constitucional nos ayuda a zanjar el asunto, al señalar que esta debe ser “cierta” e “inminente”.

El Tribunal Constitucional, desde su jurisprudencia, ha señalado que “la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”. A su vez, ha considerado que la
inminencia de que se produzca un acto que lesione el derecho a la libertad personal o derechos conexos a ella, significa que se trate de un atentado contra
la libertad que esté por suceder prontamente o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios; asimismo, estima que
cuando se habla de certeza, se está haciendo referencia a un conocimiento seguro y claro de la amenaza del derecho a la libertad, dejando de lado
conjeturas o presunciones de su producción. Asimismo, que sea conocida como verdadera, segura e indubitable; que se manifieste en actos o palabras que
no dejen duda alguna de su ejecución y prepósito en un plazo inmediato y previsible44.

Entre los casos más frecuentes se presentan las demandas interpuestas contra la investigación fiscal, alegando la vulneración del derecho a la tutela
procesal efectiva, ante la solicitud de imposición de medidas coercitivas restrictivas de la libertad o derechos conexos, como la detención preventiva. Desde
luego, en estos casos, el Tribunal Constitucional ha desestimado la demanda por cuanto el procedimiento de investigación fiscal no incide de manera directa
en una posible vulneración de la libertad personal, puesto que la actividad desplegada por 61 Ministerio Publico, en todo caso, puede concluir o no con la
formalización de una denuncia ante el Poder Judicial; mientras que la imposición de medidas de esta naturaleza requiere de una previa valoración y
motivación del juez competente. Y es que la actividad del fiscal está limitada por las atribuciones constitucionalmente conferidas a la autoridad judicial 45.

4.5. HÁBEAS CORPUS TRASLATIVO

Dentro de los tipos de habeas corpus, el traslativo procede contra actos que dilaten arbitrariamente la duración de un proceso penal, o que vulneren el
derecho al debido proceso o a la tutela judicial efectiva, afectando con ello la libertad personal del procesado 46. Al respecto, el Tribunal Constitucional en la
sentencia recaída en el Exp. N° 0110-99-HC/TC ha señalado que el hecho de que el órgano judicial no haya culminado con el proceso de instrucción no es
razón suficiente para mantener privada de su libertad a una persona, quien había estado detenida por un periodo mayor al dispuesto en el artículo 137º del
Código Procesal Penal.

Podemos concluir entonces que el objeto de esta modalidad es evaluar la proporcionalidad de la extensión del mandato de detención a fin de proteger la
libertad personal del procesado, tal como hemos analizado en el capítulo anterior al desarrollar este derecho.

4.6. HÁBEAS CORPUS INSTRUCTIVO

De acuerdo con lo dispuesto por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, el hábeas corpus instructivo se emplea “cuando no sea posible ubicar el
paradero de una persona detenida-desaparecida. Por consiguiente, la finalidad de su interposición es no solo garantizar la libertad y la integridad personal,
sino, adicionalmente, asegurar el derecho a la vida, y desterrar las prácticas de ocultamiento o indeterminación de los lugares de desaparición” 47. En efecto,
se trata de demandas de hábeas corpus interpuestas ante casos de desaparición forzada de personas.

Esta modalidad de hábeas corpus resulta de una relevancia incuestionable, toda vez que la práctica de desaparición forzada de personas ha sido sistemática y
generalizada durante mucho tiempo en nuestro país 48, afectando, además, una serie de derechos de suma importancia. Lo descrito justifica que el Tribunal
Constitucional haya establecido la procedencia del hábeas corpus en estos casos y, que el Código Procesal Constitucional proteja este derecho en el numeral 16
del artículo 25º, abordando así de modo particular estas situaciones al establecer, inclusive, un trámite especial para la resolución de estos casos.

El Tribunal Constitucional en la STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC, fundamento jurídico 24, señaló que en esta modalidad, el juez constitucional “a partir de sus
indagaciones sobre el paradero del detenido-desaparecido, busca identificar a los responsables de la violación constitucional, para su posterior proceso y
sanción penal en la vía ordinaria, en base al artículo 11º de la Ley 23506”.

En consecuencia, es importante destacar que la finalidad que persigue este tipo de hábeas corpus no es determinar la responsabilidad del presunto autor del
delito de desaparición forzada, sino garantizar de manera efectiva e inmediata los derechos fundamentales conculcados y, de hallarse a los presuntos
responsables, remitir los autos del proceso constitucional a la fiscalía correspondiente con la finalidad de iniciar las investigaciones del caso (artículo 8º del
Código Procesal Constitucional).

Resulta ilustrativo lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Castillo Páez vs. Perú, en el cual indico que: “Habiendo quedado
demostrado (. . .) que la detención del señor Ernesto Castillo Páez fue realizada por miembros de la Policía Nacional del Perú y que, por tanto, se encontraba
bajo la custodia de esta, la cual lo ocultó para que no fuera localizado, la Corte concluye que la ineficacia del recurso de habeas corpus es imputable al Estado,
configurando con ello una violación del artículo 25º de la Convención en relación con el artículo 1.1”.

4.7. HÁBEAS CORPUS INNOVATIVO

Esta modalidad de hábeas corpus, a diferencia de las demás que tienen por finalidad la protección de derechos y la reversión de los actos lesivos, procede
cuando la agresión ha cesado o devino en irreparable. Sobre el particular, ha señalado el Tribunal Constitucional que este habeas corpus existe cuando,
“pose a haber cesado 1a amenaza o la violación de la libertad personal, se solicita la intervención jurisdiccional con el objeto de que tales situaciones no se
repitan en el futuro”.

La redacción que usa el tribunal es confusa en la medida que no precisa si se refiere solo a los casos en que se produjo la sustracción de la materia, prevista en
el artículo 1º del Código Procesal Constitucional (es decir, al cese o la irreparabilidad una vez iniciado el proceso), o incluso a la causal de improcedencia
prevista en el artículo 5º, inciso 5. La diferencia es importante, pues según el código para el caso de la sustracción de la materia es posible que el juez

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constitucional —atendiendo al agravio producido— pueda resolver sobre lo pretendido declarando fundada la demanda, mientras que en el caso de la
mencionada causal de improcedencia, el juzgador solo podría rechazar la demanda que se le presenta.

Al respecto, ha señalado el colegiado que una vez iniciado el proceso, aun cuando hubiere cesado la privación de la libertad al haberse dispuesto la liberación de
la persona demandante, considerando la gravedad del perjuicio la demanda puede ser estimada “en aplicación del artículo 1º del Código
Procesal Constitucional, debiendo el agresor abstenerse de cometidos en la demanda bajo apercibimiento, de aplicarse las medidas coercitivas
correspondientes.

Asimismo, en otra ocasión, el colegiado ha considerado que “si bien (. . .) se advierte que el mandato de detención impuesto al demandante fue variado por el de
comparecencia, habiendo cesado así la vulneración que se alega en la demanda, resulta necesario no solo proceder al reconocimiento del derecho fundamental
invocado, sino reconocer también que el agravio cometido contra el demandante implicó un grave atentado
contra sus derechos constitucionales a la dignidad, al honor y a la presunción de inocencia, por parte de las autoridades que participaron en su detención”,
declarando de esta forma fundada la demanda bajo apercibimiento de aplicarse las medidas coercitivas previstas en el artículo 22ºdel Código Procesal
Constitucional, en caso de reiteración de los actos violatorios cuestionados.

4.8. HÁBEAS CORPUS CONEXO

Esta modalidad de hábeas corpus, según indico el Tribunal Constitucional, puede ser utilizada “cuando se presentan situaciones no previstas en los tipos
anteriores, tales como la restricción del derecho a ser asistido por un abogado defensor libremente elegido desde que una persona es citada o detenida; o de ser
obligada a prestar juramento; o compelida a declarar o reconocer culpabilidad contra uno mismo, o contra él o la cónyuge.

Pues bien, esta modalidad no hace referencia a los supuestos típicos que se tienen en mente cuando hablamos del hábeas corpus; es decir, no importa una
privación o restricción de la libertad en sí misma o de la locomoción —que es quizá el concepto más ligado a la idea de libertad desde los orígenes de este proceso
—, sino de algún otro que esté vinculado a ella. Adicionalmente, permitiría que, en aplicación del artículo 3º de la Constitución y a través de una interpretación en
clave de derechos humanos, se permita la protección de derechos innominados entroncados a la libertad individual.

En ese sentido es que se ha movido la línea jurisprudencial del Tribunal Constitucional, apreciándose la expansión que ha sufrido el criterio de conexidad hasta
llegar, incluso, a actuaciones bastante criticadas del colegiado constitucional, como la que se presento en el caso Tudela (STC Exp. N° 1317-2008-PHC/T C), en el
cual se llego a establecer la protección de las relaciones familiares armónicas, toda vez que afectarían el derecho a la integridad personal en todos sus ámbitos,
derecho que, como bien establece el artículo 25º, numeral 1, del Código Procesal Constitucional, forma parte integrante de la libertad individual.

Finalmente, es interesante resaltar recientes pronunciamientos en los cuales la actuación del tribunal ha brindado una óptima protección a los derechos
fundamentales en juego, sobre la base del mencionado criterio de conexidad. Así, encontramos casos en los que se ha tutelado a través del hábeas corpus el
derecho a la salud; otros en los que se ha reconocido el derecho a la verdad o el derecho a la personalidad jurídica.

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