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DERECHO ADMINISTRATIVO

LA ACCIÓN DE
AMPARO EN LA
ARGENTINA

FRAGMENTOS DE DERECHO
ADMINISTRATIVO
LA ACCIÓN DE AMPARO EN LA REPÚBLICA ARGENTINA
Una síntesis de su evolución y estado actual

por CARLOS A. VALLEFÍN*

Sumario: I- Trayectoria de la acción amparo en la República Argentina. II- La etapa


jurisprudencial. 1- Antecedentes. 2- Los casos "Siri" y "Kot". 3- El debate por su
reglamentación. III- La etapa legislativa. 1- Los aspectos sustantivos. a) Los casos de
procedencia. 1- El acto lesivo. 2- La autoridad pública. 3- Manifestación de la conducta
cuestionable. 4- Los derechos protegidos. b) Los casos de improcedencia. c) Procedencia e
improcedencia: criterios amplios y restrictivos. 2- Los aspectos procesales. IV- La etapa
constitucional. a) Su caracterización en el art. 43 de la Constitución Nacional. b) Su
caracterización en el art. 20 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires. c) Las
consecuencias legislativas. V- Algunas conclusiones. VI- Apéndice legislativo.

I- TRAYECTORIA DE LA ACCIÓN DE AMPARO EN LA REPÚBLICA ARGENTINA.


1. Hace algunos años se celebró un congreso de derecho público cuyo tema
principal era el amparo. Asistieron representantes de todos los países de América
Latina y cada uno debía efectuar una breve exposición de la institución en su
país. El texto que sigue reproduce con varias modificaciones nuestra presentación
de entonces. Si bien no sigue el estilo de las clases tal como lo venimos haciendo,
pensamos que es útil como introducción al tema. Por lo demás, la acción de
amparo también es abordada en otras materias de la carrera (Derecho
Constitucional, Derecho Procesal, Derecho Público y Municipal, etc.) de manera
tal que los estudiantes llegan a nuestra asignatura –Derecho Administrativo- con
conocimientos previos sobre la institución.
2. Pocas instituciones ofrecen en el derecho argentino una trayectoria similar a la
del amparo1. La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación lo
consagró, abandonando un criterio restrictivo en torno al ámbito de aplicación
del habeas corpus. Luego la ley lo regló tanto en sus aspectos sustanciales como
procesales. Finalmente la Constitución Nacional, tras las reformas introducidas
en 1994, lo estableció expresamente en el artículo 43, fijó sus condiciones de
procedencia e impuso ciertas modalidades para su trámite.
Expresado de otro modo, el desarrollo del amparo de la jurisprudencia a la
Constitución, permite distinguir tres etapas, perfectamente definidas: 1º) Desde

*
Profesor de Derecho Administrativo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de
La Plata (Argentina).
1
La Argentina es un Estado federal según lo dispone el artículo 1º de la Constitución Nacional. Para la acción de
amparo tanto como para otras garantías (el habeas corpus o el habeas data, por ejemplo) existe una regulación
nacional o federal y otra provincial, local o estadual. Abordaremos aquí sólo el análisis del régimen nacional y el de
una de las provincias –la de Buenos Aires- que ofrece una rica tradición en la materia. Otra provincia, la de Santa
Fe, fue la primera en consagrarlo expresamente en su Constitución de 1921 (artículo 17). Sobre ésta, véase Rafael
Bielsa, El recurso de amparo, Buenos Aires, Depalma, 1965, p. 237 y siguientes.

1
1957-19582 hasta 1965-1966; 2º) Desde 1965-19663 hasta 1994 y 3º) Desde 19944
hasta la actualidad.
El propósito de este trabajo –dirigido a un lector extranjero- consiste,
simplemente, en destacar las notas más relevantes de cada uno de estos periodos
y en formular algunas reflexiones sobre los aspectos más controvertidos de esta
institución.

II- LA ETAPA JURISPRUDENCIAL.


1- Antecedentes.
Como explica Genaro Carrió5, la Corte Suprema, durante casi toda su historia,
aplicó el mismo criterio restrictivo cada vez que le tocó hacerse cargo del
problema. La idea general era, mutatis mutandi, la siguiente: "La protección de
los derechos garantizados por la Constitución corresponde, sin duda, a la Corte,
pero es indispensable que las acciones o recursos llamados a hacer efectiva la
garantía de esos derechos se ejerciten en el modo y términos señalados por las
leyes de forma que son de orden público, y por lo tanto, de estricta observancia y
de cumplimiento ineludible".
La situación se planteó más explícitamente al resolver el caso "Bertotto" 6. Con
motivo de la detención postal de varios ejemplares de un periódico, su director y
propietario interpuso un habeas corpus para hacer cesar esa situación. El caso
llega a la Corte y‚ ésta rechazó el recurso. Para hacerlo, razonó así:

"De acuerdo con el artículo 20 de la ley nacional nº 48 y el título IV


de la sección II del libro IV del Código de Procedimientos en materia
criminal de la Capital, el recurso de amparo de la libertad o de
habeas corpus se otorga en favor de toda persona detenida o
arrestada sin orden escrita de autoridad competente o restringida en
su libertad personal, en las mismas condiciones y aún con toda la
amplitud que esta Corte ha reconocido a tal procedimiento tutelar,
consideradas las garantías constitucionales que lo informan ("Fallos"
2
Años en los que fueron decididos por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, respectivamente, los casos "Siri"
y "Kot" que constituyen –como explicaremos infra- los pronunciamientos seminales en la materia. El primero, fue
resuelto el 27 de diciembre de 1957 ("Fallos" 239:459) y el segundo, el 5 de septiembre de 1958 ("Fallos" 241:291).
3
La ley 7166 que reglamentó el amparo en la Provincia de Buenos Aires fue promulgada el 10 de diciembre de
1965 y publicada en el Boletín Oficial el 23 de ese mismo mes y año. El decreto ley 7261 que la modificó en
aspectos relevantes, fue sancionado y promulgado el 30 de diciembre de 1966 y publicado el 11 de enero de 1967.
Estos textos fueron derogados y hoy rige la ley 13.928, con las modificaciones de la ley 14.192. La ley 16.986 que
hizo lo propio en el ámbito nacional, fue sancionada y promulgada el 18 de octubre de 1966 y publicada el 20 del
mismo mes y año.
4
El nuevo texto de la Constitución Nacional fue publicado el 23 de agosto de 1994 y el de la Provincia de Buenos
Aires el 14 de septiembre del mismo año.
5
Recurso de amparo y técnica judicial, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1987, p. 33 y siguientes que, a nuestro juicio,
constituye la más profunda meditación sobre el tema en nuestro ámbito. En este epígrafe la seguimos casi
textualmente.
6
"Fallos" 168:15.

2
t. 139, pg. 154; t. 151, pg. 211; t. 117, pg. 155); nunca se entendió que
alcanzara a la protección de todos los derechos y garantías allí
preceptuados o implícitamente consagrados según el principio
general del artículo 33. Ni en la letra ni en el espíritu, ni en la
tradición constitucional del habeas corpus, se encuentran
fundamentos para aplicarlo a la libertad de la propiedad, del
comercio, de la industria, de la enseñanza, de transporte de
correspondencia, etc.; contra los abusos e infracciones de
particulares y funcionarios respecto de esos derechos, las leyes y la
jurisprudencia consagran remedios administrativos y judiciales que
contemplan las respectivas situaciones sin confundirlas con la del
arrestado, impedido de locomoción o de reunirse con fines útiles,
etc., que encuadran en los artículos 14, 15, 1 y 33 de la Carta
Fundamental".

Esta posición fue reiterada casi sin variantes hasta 1957 en que fue decidido
"Siri". Dos casos anteriores, sin embargo, merecen destacarse.
El primero de ellos fue "San Miguel"7. Aquí también los dueños de un periódico
de la ciudad de Rosario, mediante un habeas corpus reclamaron "el libre ejercicio
de los derechos de usar y disponer de sus bienes, de locomoción, de trabajo, de
contratar y cumplir los contratos, y de publicar sus ideas por la prensa, que
habrían sido vulneradas por la clausura de aquel diario, dispuesta por la
Comisión Bicameral que mencionan".
La mayoría del Tribunal dijo:

"Que es patente la confusión de conceptos institucionales y técnico-


jurídico en que incurren los peticionantes cuando pretenden
incluidos en el habeas corpus o amparo de la libertad individual, los
resguardos legales de protección y garantía de los derechos
patrimoniales y personales. El 'recurso de amparo a las garantías
constitucionales' que aparece en ciertos estatutos políticos y que
alguna vez fuera auspiciado en conferencias, no es el habeas corpus
reconocido en el art. 29 de la Const. Nacional8 que mantiene con
fidelidad el principio de la anterior en esta delicada materia y que
motivara la abundante jurisprudencia establecida con el mismo
alcance que hoy se le acuerda y que así resulta de estricta
observancia".

La minoría por boca del juez Tomás D. Casares expresó:

7
"Fallos" 216:606, sentenciado el 11 de mayo de 1950.
8
Se refiere al texto de 1949 que hoy no se encuentra vigente. El último párrafo de este artículo disponía: "Todo
habitante podrá interponer por sí y por intermedio de sus parientes o amigos, recurso de habeas corpus ante la
autoridad judicial competente para que se investiguen la causa y el procedimiento de cualquier restricción o
amenaza a la libertad de su persona. El tribunal hará comparecer al recurrente y, comprobada en forma sumaria la
violación, hará cesar inmediatamente la restricción o la amenaza". La regulación actual del hábeas corpus se
encuentra en el artículo 43, última parte, de la Constitución Nacional.

3
"Que respecto a los dos derechos invocados en esta causa, el de
trabajar y el de publicar las ideas por medio de la prensa, no hay en
la Constitución ni en las leyes procedimiento expresamente relativo a
la garantía de su ejercicio". Y agregó: "De ahí que la restricción
considerada arbitraria -es decir, causada por acto de quien se
sostiene que carece para ello de legítima autoridad-, respecto a un
derecho incuestionablemente comprendido entre los que la
Constitución reconoce que asisten a los habitantes el país -pues aquí
se trata de derechos consignados en su texto-, para cuyo remedio no
exista procedimiento especial en la legislación vigente, autorice el
recurso al habeas corpus del art. 29, pues ese menoscabo comporta
restricción de la libertad de la persona que es titular del derecho en
cuestión".

Como se ve, esta disidencia constituye un valioso antecedente para el posterior


desarrollo de la garantía del amparo9.
El segundo de ellos fue "Casa de Cultura"10. La entonces "Junta de la Defensa de
la Democracia" había citado al representante legal de la institución para que
efectuara los descargos y ofreciera la prueba tendiente a desvirtuar la acusación
que se le había formulado. Este consideró que dicha junta constituía una
"comisión especial" dependiente del Poder Ejecutivo y que ello afectaba los
artículos 14, 16, 18, 19, 32, 33 y 95 de la Constitución Nacional. Dedujo entonces
un recurso de amparo. Llegado el caso a la Corte, para mejor proveer requirió
informes a la junta, la que reconoció la existencia del procedimiento y que la
institución investigada había asumido su defensa y ofrecido prueba, que se
hallaba pendiente de producción. Al decidir el caso dijo:

"Que de los términos de este informe y de los propios hechos


referidos por el compareciente en sus diversos escritos, no aparece,
por ahora, ninguna lesión efectiva de un derecho, derivada del
procedimiento impugnado, ni amenaza de lesión inminente
insusceptible de reparación oportuna, como resulta de los términos
del art. 1º del decreto-ley 18.787/56. No se justifica, en consecuencia,
una protección de trámite excepcional".

Como explica Carrió, "el cambio de lenguaje es evidente. Se rechaza el amparo,


no porque tal remedio no se encuentra legalmente reglamentado, sino porque de
los hechos de autos no aparece lesión efectiva a un derecho que no pueda ser

9
Véanse los breves comentarios e interrogantes que formulan Jonathan m. Miller, Maria Angélica Gelli y Susana
Cayuso, en Constitución y poder político, Buenos Aires, Astrea, 1987, tomo I, p. 532 y siguiente.
10
"Fallos" 239:382, resuelto el 18 de diciembre de 1957.

4
reparada por la vía común"11. El camino estaba trazado. Nueve días después la
Corte Suprema decidía el caso "Siri".

2- Los casos "Siri" y "Kot".


Fue en el fallo recaído in re "Siri", sentenciado el 27 de diciembre de 1957, donde
el Alto Tribunal acogió pretorianamente el amparo. Las circunstancias de hecho
constituían la ocasión propicia para consagrar explícitamente la doctrina que con
anterioridad había esbozado. Conviene recordar que el entuerto resuelto se
originó en un pedido de amparo judicial formulado por don Ángel Siri, en su
carácter de director-propietario del diario "Mercedes", a fin de que se dejase sin
efecto la clausura y consigna policial de que el respectivo local era objeto. El
peticionario sostuvo como fundamento que la medida vulneraba la libertad de
imprenta y de trabajo que aseguran los artículos 14, 17 y 18 de la Constitución
Nacional. Durante la tramitación de la causa, y a pesar de los informes requeridos
por el juez a diversas reparticiones oficiales, no se logró establecer ni la autoridad
que había dispuesto la medida ni las causas a que ella obedecía. El juez de
primera instancia denegó dos veces la petición: la primera, por considerar que el
recurso de habeas corpus "sólo protege la libertad física o corporal de las
personas"; la segunda, porque de un informe posterior de la comisaría local se
habría comprobado la cesación de la medida, lo que privaba de "actualidad y
fundamento" al recurso. La Cámara de Apelación de Mercedes confirmó la
resolución, motivo por el cual se dedujo recurso extraordinario contra la
sentencia de la Alzada. Radicada la causa ante la Corte Suprema, se dispuso
requerir informes sobre si subsistía la clausura del diario, a lo que se respondió
afirmativamente por el comisario de la localidad.
Comprobada la existencia y vigencia de la clausura del diario y la ausencia de
orden de autoridad competente que justificara dicha restricción, la Corte 12
entendió que el recurrente no había interpuesto recurso de habeas corpus -como
erróneamente lo entendieron los tribunales inferiores- sino que se había limitado
a invocar la garantía de la libertad de imprenta y de trabajo que asegura la

11
Op. cit, p. 40. Uno de sus protagonistas, Alfredo Orgaz, por entonces juez de la Corte Suprema, escribía años
después: "Esta variación del fundamento importaba, desde luego, la expresión de un cambio esencial en la doctrina
del tribunal". Véase Acerca del recurso de amparo, en "Revista del Colegio de Abogados de La Plata", julio-
diciembre de 1961, p. 239.
12
La decisión fue tomada por la mayoría de los integrantes del Tribunal. El juez Herrera suscribió una disidencia
que rescata la jurisprudencia anterior de la Corte a la que antes hemos hecho referencia. "La vía del habeas corpus -
expresó- solamente procede cuando se invoca una restricción ilegal a la libertad corporal de las personas; y que los
demás derechos garantizados por la Constitución deben ser defendidos por otras acciones ajenas al remedio
indicado. Es cierto que el recurrente manifiesta que el que ha interpuesto, no es un recurso de habeas corpus; pero
no solamente no concreta de qué acción se trata sino que el trámite impreso a la causa a su pedido y con su
conformidad ha sido el establecido por las leyes procesales para dicho recurso".

5
Constitución Nacional. Y sostuvo luego lo que es de transcripción obligada
porque exhibe, con sencillez, la esencia y filosofía del nuevo remedio:

"Que basta esta comprobación inmediata para que la garantía


constitucional invocada sea reestablecida por los jueces en su
integridad, sin que pueda alegarse en contrario la inexistencia de una
ley que la reglamente: las garantías individuales existen y protegen a
los individuos por el solo hecho de estar consagradas por la
Constitución e independientemente de las leyes reglamentarias".

Añadió luego, con cita de Joaquín V. González:

"No son, como puede creerse, las "declaraciones, derechos y


garantías", simples formulas teóricas: cada uno de los artículos y
cláusulas que las contienen poseen fuerza obligatoria para los
individuos, para las autoridades y para toda la Nación. Los jueces
deben aplicarlas en la plenitud de su sentido, sin alterar o debilitar
con vagas interpretaciones o ambigüedades la expresa significación
de su texto. Porque son la defensa personal, el patrimonio inalterable
que hace de cada hombre, ciudadano o no, un ser libre e
independiente dentro de la Nación Argentina".

Pocos meses después, el 5 de septiembre de 1959, al expedirse en la causa "Kot"


la Corte tuvo ocasión de precisar con mayor rigor los presupuestos sustanciales
del amparo. En la sentencia allí recaída enunció, por primera vez, los caracteres
que debía reunir el acto lesivo de las libertades constitucionales y delimitó
el ámbito de aplicación del amparo frente a los llamados "procedimientos
ordinarios". Importa destacar que el proceso se originó a raíz de un conflicto de
orden laboral, en el que los obreros de un establecimiento textil decidieron
ocuparlo, paralizando las actividades. El socio gerente de la firma, formuló
denuncia por usurpación ante la comisaría de la localidad y reclamó la entrega
del inmueble, iniciándose el correspondiente sumario. Requerido este último por
el juez en lo penal de la ciudad de La Plata, dicho magistrado resolvió -a los pocos
días- sobreseer definitivamente en la causa y no hacer lugar al pedido de
desocupación, fundándose tal medida en que la ocupación por parte del personal
obrero obedecía exclusivamente a la existencia de un conflicto laboral y no tenía
por objeto el despojo de la posesión en los términos del artículo 2351 del Código
Civil entonces vigente. Recurrido dicho pronunciamiento fue confirmado por la
Cámara Tercera de Apelación en lo Penal de La Plata. El mismo día de la
sentencia de la Alzada, aunque antes de dictarse ella, el apoderado de la empresa
se presentó ante dicho Tribunal deduciendo recurso de amparo, el que fue

6
desestimado en la errónea inteligencia de que se había interpuesto un recurso de
habeas corpus. La causa llegó a conocimiento de la Corte Suprema en virtud del
recurso extraordinario deducido contra esta última sentencia.
En primer lugar, el Tribunal precisó que tanto el habeas corpus como el amparo,
no tienen en vista el origen de la restricción ilegítima, a cualquiera de los
derechos fundamentales de la persona humana, sino que atienden a esos
derechos en sí mismos a fin de que sean salvaguardados. Concluyó así que la
Constitución está dirigida irrevocablemente a proteger los derechos individuales
no sólo frente a los actos del Estado -como aconteció en "Siri"- sino también
frente a los ataques de otros individuos13.
Tras ello, perfiló de modo claro los presupuestos y la filosofía de la acción:

"Siempre que aparezcan en consecuencia, de modo claro y


manifiesto, la ilegitimidad de una restricción cualquiera a alguno de
los derechos esenciales de las personas, así como el daño grave e
irreparable que se causaría remitiendo el examen de la cuestión a los
procedimientos ordinarios, administrativos o judiciales,
corresponde que los jueces restablezcan de inmediato el derecho
restringido por la rápida vía del recurso de amparo. Todo lo que
puede añadirse es que, en tales hipótesis, los jueces deben extremar
la ponderación y la prudencia -lo mismo que en muchas otras
cuestiones propias de su alto ministerio- a fin de no decidir, por el
sumarísimo procedimiento de esta garantía constitucional,
cuestiones susceptibles de mayor debate y que corresponda resolver
de acuerdo con los procedimientos ordinarios. Pero, guardadas la
ponderación y la prudencia debidas, ningún obstáculo de hecho o de
derecho debe impedir o retardar el amparo constitucional. De otro
modo, habría que concluir que los derechos esenciales de la persona
humana carecen en el derecho argentino de las garantías
indispensables para su existencia y plenitud, y es obvio que esta
conclusión no puede ser admitida sin serio menoscabo de la dignidad
del orden jurídico de la Nación".

13
Debemos consignar también aquí que dos de los jueces, Araoz de Lamadrid y Oyhanarte, votaron en disidencia
pues entendieron que el amparo no podía tutelar los ataques perpetrados por particulares. Expresaron: "...la doctrina
del caso Siri no guarda relación directa ni inmediata con la situación jurídica planteada en autos. Para que pudiera
hacerse extensiva a esta última, habría que modificarle en su esencia y sostener que el amparo no es un medio
defensivo implícito en la Ley Fundamental para la tutela de 'garantías constitucionales', sino una acción sumarísima
creada por los jueces, al margen de toda norma legal autoritativa, con el fin de posibilitar la defensa procesal de
todos los derechos individuales imaginables, incluso los meros derechos privados existentes en el orden de las
relaciones entre particulares como lo son el dominio y sus atributos. He aquí el aspecto central del problema, que
precisa ser subrayado. En el caso Siri se resolvió un conflicto entre la libertad y la autoridad, en amparo de la
primera, cuya custodia esta Corte estimó indeclinable. Mientras tanto, lo que ahora se pide es que el más alto
tribunal de la Argentina inaugure una doctrina y cree una acción que inevitablemente, servirán para que el
enfrentamiento de dos derechos privados sea resuelto en perjuicio de uno de ellos". Y concluyeron: "... semejante
extensión no puede ser judicialmente aceptada sin causar grave daño a principios y preceptos de observancia
ineludible".

7
3- El debate por su reglamentación.
La importante innovación jurisprudencial operada, de algún modo, propició la
promoción -más o menos infundadas- de acciones de esta naturaleza, tanto en
el ámbito federal como en el provincial14. Para detener este fenómeno se
comenzó a insistir en la necesidad de sancionar una ley que la reglara. Esto, para
algunos, detendría cierta tendencia restrictiva que los tribunales comenzaron a
asumir para corregir aquel abuso15. Para otros, favorecería el afianzamiento de la
seguridad jurídica16. Hubo también quienes vieron en ello una actitud
inconveniente17.
Finalmente se optó por el primer camino. Era previsible. Nuestro sistema
jurídico18 se ha fundado más en la actividad del legislador que en la del juez o, en
general, del jurista19. Existe entre nosotros, consciente o inconscientemente, un
rechazo hacia la vida jurisprudencial de ciertas instituciones o principios. Late,
por cierto, la idea de que ello significa una existencia precaria y que sólo la ley les
confiere plenitud. Aunque los frecuentes cambios legislativos desmientan esa
sensación de permanencia, la experiencia institucional del país revela, que la
transformación en ley de los criterios de los tribunales -aun de aquellos
reiterados y pacíficos- es considerada una conquista importante. Así fue recibida
la que reglamentó el amparo.

III- LA ETAPA LEGISLATIVA.

14
Néstor P. Sagüés, Derecho procesal constitucional. Acción de amparo, 2da edición, Buenos Aires, Astrea, 1988,
p. 14.
15
Segundo V. Linares Quintana, La tendencia restrictiva en la reciente jurisprudencia de la Corte Suprema sobre
amparo, en "Jurisprudencia Argentina" 1961-VI-162.
16
Señala Bielsa en op. cit., p. 269: "El recurso de amparo debe establecerse en la ley para la defensa de derechos y
garantías que se consideran constitucionales". Antes, en p. 140 había expresado: "La jurisprudencia no puede crear
recursos por vía de interpretación pues entonces serviría tanto para la seguridad como para la inseguridad. Cuando
ella decide que los derechos adquiridos no pueden ser alterados por leyes que se titulan falsamente de orden público,
o leyes que afectan principios constitucionales, realiza una función de seguridad jurídica. Esto estimula la confianza
en las fuerzas del trabajo, el ahorro, las iniciativas individuales de trascendencia social. La seguridad vale tanto
como la libertad, o más aún, porque la libertad proclamada no tiene virtualidad sin la seguridad de reconocerla y
protegerla". La bastardilla del párrafo final nos pertenece.
17
Genaro Carrió, op. cit., p. 198 y siguientes.
18
Como expresa John H. Merryman: "Existen tres tradiciones jurídicas importantes en el mundo contemporáneo:
derecho civil, común anglosajón y derecho socialista". Y agrega: "Una tradición jurídica, como el término lo indica,
no es un conjunto de normas jurídicas acerca de contratos, de asociaciones y delitos, aunque tales normas serán casi
siempre en cierto sentido un reflejo de esa tradición. Son más bien un conjunto de actitudes profundamente
arraigadas y condicionadas históricamente acerca de la naturaleza de la ley, acerca de la función del derecho en la
sociedad y en la forma de gobierno, acerca de la organización y operación apropiadas de un sistema jurídico y
acerca del modo como el derecho debe crearse, aplicarse, estudiarse y enseñarse. La tradición jurídica relaciona el
sistema jurídico con la cultura de la cual es una expresión parcial". Véase The civil law tradition. An introduction
to the legal systems of Western Europe and Latin America, 2da. ed., Stanford, Stanford University Press, 1990, p. 1
y 2. La bastardilla nos pertenece. Otro comparatista, René David prefiere hablar de familias de derechos y denomina
a la nuestra, romano-germánica. Véase Les grands systemes de droit contemporains, 10ma ed., París, Dalloz, 1992,
p. 15 y siguientes.
19
José Puig Brutau, La jurisprudencia como fuente del derecho, Barcelona, Bosch, s.d., p. 104.

8
La ley 16.986 en el ámbito nacional y la 7166 en la Provincia de Buenos Aires –y
luego sus sucesoras- cumplieron con aquel cometido20.
Pueden distinguirse en ambos textos dos partes bien definidas. Una primera que
llamaremos sustancial o de fondo que abarca, en ambos casos, los artículos 1 y 2.
La segunda, que denominaremos procesal, comprende el resto del articulado.

1- Los aspectos sustantivos.


Analizaremos aquí los casos de procedencia y de improcedencia y mostraremos
mediante fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación cómo han sido
interpretadas algunas de las disposiciones más conflictivas de su regulación.

a) Los casos de procedencia.


El artículo 1º de ambas leyes -reproducido, en buena parte, en el artículo 43 de la
Constitución Nacional, como luego se verá- dispone que será procedente "contra
todo acto u omisión de autoridad pública que, en forma actual o inminente,
lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, los
derechos o garantías explícita o implícitamente reconocidos por la Constitución
Nacional, con excepción de la libertad individual tutelada por el habeas corpus".
Un análisis introductorio de esta norma permite distinguir los siguientes temas:

1- El acto lesivo.
La procedencia del amparo requiere, como es natural, la existencia de un acto
lesivo. Este debe interpretarse en el sentido más amplio posible, involucrando
todo hecho positivo o negativo, sin necesidad de hacer la distinción entre acto y
hecho, desde que el término acto comprende -o debe comprender según una
interpretación que reputamos valiosa- los hechos del Estado21.
Pero también la lesión puede provenir de una omisión, esto es, de la pasividad
estatal o, en otros términos, de su inactividad material -cuando incumpla o no
ejecute los objetivos propios en el marco de su competencia- o de su inactividad
formal -cuando no impulse o resuelva las peticiones que se le formulen22.

20
Véase supra nota 3.
21
En este y los demás aspectos que sintetizamos en el texto remitimos, para un mayor desarrollo, a Augusto M.
Morello y Carlos A. Vallefín, El amparo. Régimen procesal, 4da. edición, La Plata, Platense, 2000, p. 18 y
siguientes.
Por ejemplo, sería tan cuestionable mediante esta acción el acto administrativo que dispusiera la cesantía de un
agente estatal que no fuera precedida del sumario administrativo cuando, bajo pena de nulidad, el régimen pertinente
así lo estableciera, como las vías de hecho que le desconocieran su condición, le impidieran ingresar al lugar de
trabajo, etc.
22
El tratamiento de las omisiones y de las facultades del Poder Judicial para remediarlas constituye un tema
conflictivo y que reposa, a veces, en una concepción cerrada del llamado principio de división de poderes. Sin
desconocer la profunda influencia de Montesquieu ni olvidar su enorme significación positiva, su concepción de

9
2- La autoridad pública.
La ley nacional y la bonaerense se diferencian en cuanto al amparo contra actos u
omisiones de particulares. La primera concede la acción contra los
comportamientos provenientes de autoridad pública en tanto que la segunda
remite a lo establecido en el art. 20 de la Constitución local que también se refiere
allí a las personas privadas. En el ámbito federal el denominado amparo contra
particulares, por su parte, cuenta con una regulación autónoma en el Código
Procesal Civil y Comercial23.
Las dificultades suelen presentarse cuando se trata de cuestionar, por ejemplo,
los actos de los concesionarios de los servicios públicos o de personas jurídicas no
estatales24 (colegios o cajas profesionales, etc.) pues, al menos resulta opinable25,
si quedan aprehendidas por el concepto de autoridad pública. La cuestión no es
baladí pues de ello dependerá el régimen al que quede sometida la acción: si la
ley 16.986 o el art. 321 del Código Procesal Civil y Comercial.

3- Manifestación de la conducta cuestionable.

aquél como "boca que pronuncia las palabras de la ley" como afirma Franz Neumann "puede que aun sea, sino el
prevaleciente, al menos un criterio muy dominante en la jurisprudencia y la ciencia política" (El estado democrático
y el estado autoritario, trad. de Mireya Reilly de Fayard, Buenos Aires, Paidós, 1968, p. 140). En este marco, los
jueces argentinos parecen más decididos a hacer cesar a la administración en un comportamiento inconstitucional
que en obligar a hacer tal o cual. Sin embargo, el amparo resulta procedente en ambos supuestos.
23
Este cuerpo en el art. 321 inc. 2º -en el ámbito nacional- y en el 321 inc. 1º -en el de la Provincia de Buenos
Aires- establece que será viable el proceso sumarísimo "cuando se reclamase contra un acto u omisión de un
particular que, en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta algún derecho o garantía explícita o implícitamente reconocidos por la Constitución Nacional, siempre
que fuere necesaria la reparación urgente del perjuicio o la cesación inmediata de los efectos del acto, y la cuestión,
por su naturaleza, no deba sustanciarse por alguno de los procesos establecidos por este código u otras leyes". Como
se advierte, el texto reproduce casi literalmente en su primera parte, la redacción inicial del art. 1º de la ley 16.986,
de donde se sigue que, en cuanto a la conducta cuestionable y a las características que ella debe revestir, le son
aplicables los principios que rigen el amparo contra actos estatales.
24
"La doctrina clásica -explica Enrique Sayagues Laso- sostenía que las personas publicas eran del Estado, creadas
por el Estado y para el Estado. Esto llevaba a una perfecta coincidencia de los conceptos de persona pública y
entidad estatal. En otras palabras: toda entidad estatal era pública y toda persona publica era necesariamente estatal.
Como corolario, si una entidad no era estatal, forzosamente se regulaba por el derecho privado; no podía ser pública.
En definitiva: público y estatal venía a ser la misma cosa". Esta situación se ha transformado y hoy "la distinción
entre las personas públicas y privadas no puede hacerse sobre la base de su calidad estatal o no estatal, sino en razón
del régimen jurídico en que se mueven: si se regulan por el derecho público, en todo o en parte, serán personas
públicas; si exclusivamente por el derecho privado, serán personas privadas" (Tratado de derecho administrativo,
5ta edición, Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria, 1987, tomo I, ep. nº 95, p. 175).
25
Por ejemplo, mientras algunos sostienen que "no son actos administrativos las decisiones de las personas públicas
no estatales, aunque en razón de textos legales expresos su régimen jurídico se asemeje al de los actos
administrativos" (Enrique Sayagues Laso, op. cit., ep. nº 266, p. 432) otros consideran que lo son, aunque ello "no
significa necesariamente que se les aplique en forma directa, por ejemplo, la ley de actos y procedimientos
administrativos de la administración pública, pero sí que los conflictos que su emisión plantee deben ser resueltos a
la luz de los principios del derecho administrativo y aplicando en todo caso supletoria o analógicamente, en la
medida que fuere pertinente, las leyes dictadas para la administración pública en caso de falta de solución clara en la
ley específica" (Agustín A. Gordillo, Tratado de derecho administrativo, Buenos Aires, Macchi, 1979, tomo III, I-
18).

10
El acto u omisión debe lesionar un derecho constitucional. La lesión -se ha
sostenido con acierto26- incluye la restricción (reducción, disminución o
limitación) y la alteración (cambio, modificación).
Las amenazas, en tanto limitan el íntegro goce de los derechos fundamentales,
son también cuestionables mediante la acción de amparo. Pero parece claro que
no cualquier amenaza dará lugar a ella, sino aquella grave y objetiva, lo que
descarta, v. gr., la fundada en la mera sospecha.
El comportamiento que se controvierte debe, además, afectar al interesado en
forma actual o inminente: el amparo es inviable si al momento de su promoción o
al de dictarse sentencia, la lesión -entendida en sentido amplio- ha cesado.
Debe tratarse también de un actuar manifiestamente ilegal o arbitrario. Lo
manifiesto es algo claro, evidente, palmario, patente, ostensible, un juicio -como
enseña Fiorini- que corresponde a todos sin distinción ni dudas 27.
La ilegalidad -continúa- traduce el desconocimiento o mala aplicación de la
norma que legalmente corresponde, en tanto que la arbitrariedad es la
manifestación abierta y caprichosa, sin principios jurídicos28.
En cuanto a este último concepto es de significativa utilidad, la doctrina
elaborada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación con motivo del recurso
federal29.

4- Los derechos protegidos.


Como principio, todos los derechos constitucionales están tutelados por la acción
de amparo. Queda excluida la libertad ambulatoria protegida por el habeas
corpus.
La preocupación tuitiva de la ley es bien marcada: se refiere a los derechos
explícita o implícitamente reconocidos por la Constitución Nacional.
El texto también extiende su protección a las garantías. Pero -siguiendo la crítica
de Carlos Sánchez Viamonte- estimamos incorrecta su inclusión. Si una garantía
necesita amparo -expresa- quiere decir que necesita ser garantizada, y eso

26
Néstor P. Sagüés, op. cit., p. 105 y 106.
27
Acción de amparo. Graves limitaciones e incongruencias que la desnaturalizan, en "La Ley" 124-1361.
28
Ibidem.
29
Bielsa, en op. cit., p. 270 expresa: "En este punto la jurisprudencia sobre el recurso extraordinario debe ser la
pauta para la admisión del recurso de amparo". El recurso extraordinario –añadimos para la mejor comprensión del
lector- está reglado por el art. 14 de la ley 48 y constituye el instrumento mediante el cual la Corte Suprema de
Justicia de la Nación ejerce el control de constitucionalidad sobre leyes y actos. Este Tribunal ha elaborado la
denominada doctrina de la arbitrariedad, mediante la cual descalifica las sentencias dictadas por otros tribunales
cuando no satisfacen determinados requisitos de fundamentación y, por tanto, no pueden ser consideradas sentencias
válidas a la luz de la Constitución Nacional. Ello acontece, por ejemplo, cuando la sentencia prescinde de la
consideración de pruebas debidamente aportadas a la causa, omite la aplicación del derecho vigente, no decide
cuestiones oportunamente propuestas, se basa en la mera voluntad de los magistrados que la suscriben, etc.

11
significa caer en el absurdo de una flagrante paradoja. Una garantía no puede ser
garantizada a su vez. No puede haber garantía de garantía30.

b) Los casos de improcedencia.


El artículo 2 de la ley 16.986 establece los supuestos de improcedencia en cinco
incisos. Así, no procede:
a) Cuando "existan recursos o remedios judiciales o administrativos que
permitan obtener la protección del derecho o garantía constitucional de que se
trata"
b) Cuando "el acto impugnado emanara de un órgano del Poder Judicial o haya
sido adoptado por expresa aplicación de la ley 16.970".
c) Cuando "la intervención judicial comprometiera directa o indirectamente la
regularidad, continuidad o eficacia de la prestación de un servicio público, o el
desenvolvimiento de actividades esenciales del Estado".
d) Cuando "la determinación de la eventual invalidez del acto requiriese una
mayor amplitud de debate o de prueba o la declaración de inconstitucionalidad
de leyes, decretos u ordenanzas".
e) Cuando "la demanda no hubiese sido presentada dentro de los quince días
hábiles a partir de la fecha en que el acto fue ejecutado o debió producirse".
La ley que rige en la Provincia de Buenos Aires, en cambio, desconoce alguna de
estas restricciones. En este ámbito el art. 2 establece que la acción de amparo no
será admisible: 1. cuando pudieran utilizarse por la naturaleza del caso los
remedios ordinarios sin daño grave o irreparable; 2. cuando sea procedente la
garantía de habeas corpus; 3. cuando lo que se pretenda sea la mera declaración
de inconstitucionalidad de normas de alcance general y 4. cuando se impugnen
los actos jurisdiccionales emanados de un órgano del Poder Judicial. El art. 5 de
la ley bonaerense tiene una regulación específica del plazo para demandar que se
diferencia, entre otros aspectos, del vigente en el plano federal por su amplitud:
lo duplica. La norma dice en concreto que la acción “deberá deducirse dentro de los
treinta (30) días a partir de la fecha en que el o los afectados hayan tomado
conocimiento del acto u omisión que consideran violatorio del derecho o garantía
conculcada”. Añade que dicho plazo “no será interrumpido por intimaciones
particulares o presentaciones en sede administrativa”. Y finalmente, que en el
supuesto de actos u omisiones lesivas periódicas “el plazo comenzará a computarse
respecto de cada uno de éstos”.

30
El constitucionalismo, sus problemas, Buenos Aires, Bibliográfica Argentina, 1957, p. 167 y 168.

12
Aquí sólo consideraremos el punto "a". Es que, con fundamento en esta norma,
numerosas acciones son rechazadas. Es el argumento el que se acude -a veces
dogmáticamente y desatendiendo las particulares circunstancias de cada caso-
para decidir su suerte adversa. La jurisprudencia, aunque con altibajos que
desorientan e impiden enunciar un criterio que pueda reputarse consolidado, ha
atenuado la severidad del precepto.

c) Procedencia e improcedencia: criterios amplios y restrictivos.


En el régimen constitucional argentino siempre existirá un remedio judicial o
administrativo a disposición del afectado que permita remover un
comportamiento que lesione los derechos reconocidos por la ley fundamental.
Por ello, en el marco de la regulación del amparo lo que debe llevarse a cabo no
es una operación sobre la existencia sino sobre la efectividad de esas otras
vías31. Lo contrario significaría tanto como afirmar que el legislador ha
reglamentado una figura destinada a no tener una actuación práctica.
Mediante distintos fallos de la Corte Suprema de Justicia procuraremos mostrar
la interpretación que ha efectuado de estas disposiciones.
En el caso "S.R.L. Promenade c. Municipalidad de San Isidro" 32 decidió el punto.
La Corte dijo:

"1º) Que la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial de


San Isidro, Provincia de Buenos Aires, confirmó el fallo de primera
instancia que había rechazado el amparo interpuesto contra el
decreto municipal nº 317, dictado el 12 de abril de 1976 por el
Intendente de la comuna citada, que resolvió paralizar las obras en
ejecución en el predio de Avenida del Libertador entre las calles
Alvear y Vicente López del mismo partido, hasta tanto se reviesen los
antecedentes y circunstancias que dieron origen a la ordenanza
4744/74 (f. 115 y 147 de los autos principales que obran por cuerda).
Dedujo la actora recurso extraordinario (ídem, fs. 154), cuya
denegación (ídem, fs. 160) da motivo a la presente queja".
"2º) Que la sola circunstancia de haberse planteado en sede
administrativa un recurso que se encuentra pendiente de decisión,
basta en principio para concluir que es improcedente el amparo,
pues una demanda de esta naturaleza no puede ser utilizada para
sustraer la cuestión debatida, del conocimiento de la autoridad que

31
En este sentido fue pionera la ley 7166 de la Provincia de Buenos Aires que luego modificó –y desvirtuó- el
decreto-ley 7261. En su redacción originaria el art. 1º prescribía que sólo procederá la acción de amparo “cuando no
existan otros procedimientos ordinarios administrativos o judiciales, que permitan obtener el mismo efecto o,
cuando existiendo, se produjera daño grave e irreparable remitiendo el examen de la cuestión a dichos
procedimientos”. Énfasis final agregado.
32
“Fallos” 295:794. La bastardilla nos pertenece.

13
interviene en ella por recurso del propio interesado (Fallos:
252:301, sus citas y otros)".
"3º) Que entablados en el caso recursos de revocatoria y jerárquico
contra el acto que se impugna (ver expte. nº 2743, agregado por
cuerda), el principio antedicho cobra vigencia al no ser aquél
definitivo, conforme lo tuvo presente el a quo -y en los términos de la
ley provincial 7261 (art. 2º)-, conclusión cuyo carácter procesal hace
que resulte ajena al recurso del art. 14 de la ley 48".
"4º) Que no cabe hacer excepción a ello, ya que no se advierte que las
actuaciones administrativas hayan sufrido una demora que las
desnaturalice como medio idóneo a efectos de asegurar un adecuado
contralor del acto que se impugna ("Stantejsky de Heisecke, Maria
Elena s/ amparo", 8 de junio de 1976, entre otros). Prueba de lo cual
es que obra ya, en dichas actuaciones, un dictamen de la Dirección
General de Asuntos Legales de la Municipalidad de San Isidro -de
fecha 30 de abril del corriente año- que propicia se revoque el
decreto 317/76 a fin de autorizar la prosecución de la obra de que se
trata (fs. 41/42 del expte. 2743), lo que es también factor que quita
sustento a las alegadas razones de gravedad institucional en que se
pretendió fundar la vía de excepción".
"Por ello, y de acuerdo con lo dictaminado por el Señor Procurador
General, se desestima la queja".

El holding de la decisión se encuentra, indudablemente en el considerando 2º. El


interesado acudió voluntariamente a la vía administrativa y ello revela que la
reputó un remedio idóneo para solucionar la cuestión. Luego, no puede invocar
ni la inexistencia ni la ineficacia de aquélla. Y aunque no figure en la letra de la
sentencia, el tribunal pudo también considerar que quien demandaba era una
persona jurídica, que la cuestión era de exclusiva naturaleza patrimonial y que la
propiedad en el derecho argentino tiene suficientes medios de protección
distintos al amparo.
Puede suponerse entonces que en un caso que comprometiera el ejercicio de
derechos de otra naturaleza, el sentido de la decisión sería diferente. Un supuesto
de estas características fue el decidido por la Corte Suprema in re "José Luciano
Cardone y otros c. Caja Nacional de la Industria, Comercio y Actividades
Civiles"33. El dictamen del Procurador Fiscal expresó:

"La Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo,


confirmó lo resuelto por el inferior a fs. 40/41 vta. (foliatura del
principal, a citar en adelante), y, en consecuencia, rechazó a fs. 57/58
vta. la acción de amparo intentada por los actores con el objeto de ser
restituidos en el goce de las prestaciones jubilatorias otorgadas

33
“Fallos” 306:740.

14
oportunamente por la Caja Nacional de Previsión para el Personal de
la Industria, Comercio y Actividades Civiles."
"Tal proceder de la autoridad administrativa, como se reseña en la
sentencia de primera instancia de conformidad con lo informado por
la Caja a fs. 36/39 y ratificado en la alzada, obedeció al hecho de que
las jubilaciones en cuestión fueron otorgadas a los demandantes
sobre la base de certificaciones de servicios diferenciales
contempladas en los decretos 3.555/72 y 182/74, cuya prestación,
como pudo comprobarse posteriormente, no correspondía, al menos
en su totalidad, a la realidad de los hechos invocados y que por tanto
no daba derecho a los interesados para acogerse a un régimen
distinto del que corresponde por servicios comunes".
"El a quo entendió que el remedio excepcional del amparo,
reglamentado por la ley 16.986, no era pertinente en la especie por
existir recursos administrativos y judiciales mediante los cuales los
afectados podían solicitar la reparación de sus pretendidos agravios
(arts. 13 y 14 de la ley 14.236)".
"Interesa notar que de acuerdo a lo manifestado por el representante
de la Caja a fs. 68 vta. las peticiones de los accionantes han seguido
tramitando paralelamente, por vía administrativa, hallándose
algunas de ellas pendientes de apelación ante la Comisión Nacional
de Previsión Social, otras fueron transformadas en jubilación por
invalidez o en estudio por esa causal".
"Es de agregar, por lo demás, que el organismo administrativo de
origen, procedió como lo hizo, en ejercicio de las facultades
otorgadas por el art. 48 de la ley 18.037 -t. o. 1976-, cuya
constitucionalidad no ha sido puesta en tela de juicio".
"Por todo ello, y la doctrina de Fallos: 298:329 y 300:200 que a mi
juicio cabe extender al sub lite, opino que corresponde desestimar
esta queja interpuesta por la denegatoria de fs. 71 del recurso
extraordinario".

La mayoría del Tribunal dijo:

"Que contra el pronunciamiento de la Sala III de la Cámara Nacional


de Apelaciones del Trabajo, confirmatorio del fallo de primera
instancia que había rechazado la demanda de amparo respecto de las
decisiones que suspendieron el pago de las prestaciones jubilatorias,
los actores dedujeron el recurso extraordinario cuya denegación
origina la presente queja".
"Que los agravios de los apelantes encuentran debida respuesta en
los fundamentos del dictamen del señor Procurador Fiscal, que esta
Corte comparte y a los que remite por razones de brevedad".
"Por ello, y de conformidad con lo dictaminado por el señor
Procurador Fiscal se desestima la queja".

La disidencia del juez Fayt señaló:

15
"1º) "Que contra el pronunciamiento de la Sala III de la Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo, confirmatorio del fallo de
primera instancia que había rechazado la demanda de amparo
respecto de las decisiones que suspendieron el pago de las
prestaciones jubilatorias, los actores dedujeron el recurso
extraordinario cuya denegación origina la presente queja".
"2º) Que los agravios de los apelantes remiten al examen de
cuestiones sustancialmente análogas a las decididas por esta Corte
en la causa de Fallos: 305:307, a cuyas consideraciones cabe
remitirse por razón de brevedad".
"3º) Que no resulta óbice a lo expuesto el hecho de que los
demandantes hayan efectuado peticiones en sede administrativa,
habida cuenta de que la índole del beneficio cuya suspensión se
decretó, imponía evitar toda decisión que, sin una adecuada
intervención de los interesados, pudieran incidir en menoscabo de
derechos que -aparte de su naturaleza alimentaria- encuentran
tutela específica en la Constitución Nacional (art. 14 bis)".
"4º) Que el tema vinculado con la competencia del juez de grado
para intervenir en la causa fue tratado por la Cámara con
fundamentos bastantes que confieren sustento a lo decidido, sin que
la apelante los refute en debida forma en el escrito del recurso
extraordinario, de modo que los planteos efectuados sólo en la queja
no pueden tener acogida (Fallos: 300:522; 302:194, 326, 468)".
"Por ello, y oído el señor Procurador Fiscal, se declara procedente el
recurso extraordinario y se revoca la sentencia. Se admite el recurso
de amparo y se dispone que la Caja otorgante levante la suspensión
del pago de las prestaciones a su cargo y se atenga a lo aquí resuelto".

La Corte reitera el holding. No interesa -según parece- el núcleo de la cuestión, si


ella puede encontrar repuesta en una instancia previa a la judicial y, entonces,
aplica herméticamente la disposición contenida en el art. 2 inciso "a" de la ley
16.986. Es sólo la disidencia la que explora en la cuestión de fondo y encuentra
que los derechos consagrados en el art. 14 bis de la Constitución Nacional no
toleran otra tutela específica que la del amparo.
Pero en donde -a nuestro juicio- la Corte, frente a cuestiones análogas, dio un
claro ejemplo de cómo debe funcionar el amparo, fue in re "Flores de Flores c.
Instituto Provincial de Previsión Social"34. El Procurador General de la Nación
dijo:

"El a quo rechazó a fs. 44/48 la acción de amparo deducida por


Josefa Flores de Flores que pretendía que se dejase sin efecto la
resolución 20/B/1983 del Instituto Provincial de Previsión Social de

34
“Fallos” 306:77.

16
Jujuy, en la que se había resuelto suspender el pago de la pensión
civil de la que era beneficiaria, a raíz del fallecimiento del causante,
Juan B. Flores".
"Contra dicho pronunciamiento, la afectada interpuso el recurso
extraordinario de fs. 50/63, cuya denegatoria de fs. 72 dio lugar a
esta presentación directa".
"El tribunal fundó su decisión en la circunstancia de que el apelante
había iniciado, pero no agotado, la vía administrativa a efectos de
obtener la reposición de la medida impugnada y que, en tales
condiciones, el amparo resultaba improcedente, pues la actora tenía
a su alcance procedimientos legales adecuados para la defensa de los
derechos que invoca".
"Aduce la recurrente que la sentencia es arbitraria pues, habida
cuenta de su avanzada edad y del hecho de no contar con otros
medios de subsistencia, esta vía excepcional es la única idónea con
que cuenta aquélla para obtener la tutela adecuada del derecho que
invoca. Expresa asimismo que las razones formales invocadas por los
jueces de la causa en sustento de la sentencia, al eludir el tratamiento
de la cuestión de fondo en que basa su reclamo, le irroga un agravio
de insuficiente reparación ulterior atenta la naturaleza alimentaria
del beneficio del que se ve actualmente privada".
"A mi modo de ver, asiste razón a la recurrente en punto a la
irrazonabilidad de la denegatoria que la agravia, pues encuentro que
la naturaleza del derecho que invoca exige una rápida y eficaz
solución, accesible sólo a través de la acción de amparo".
"Conceptuó por ello, que corresponde hacer lugar a la queja y, sin
que ello importe emitir opinión sobre el fondo del asunto, devolver
las actuaciones al tribunal de origen para que dicte nuevo
pronunciamiento con arreglo a lo expuesto".

La Corte se limitó a decir:

"Que por los fundamentos del dictamen del Procurador, que esta
Corte comparte y a los que se remite por razón de brevedad,
corresponde hacer lugar a la queja y declarar procedente el recurso
extraordinario contra la sentencia que rechazó la demanda de
amparo".
"Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso
extraordinario y se deja sin efecto la sentencia. Con costas. Vuelvan
los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de quien
corresponda, proceda a dictar nuevo fallo con arreglo a lo expuesto".

Parece claro que la valoración que efectuó el Alto Tribunal sobre la existencia de
otras vías resultó distinta a la de los casos que hemos tratado. Reparó en el
carácter alimentario del derecho en cuestión y en la avanzada edad de la
pensionada. Ignoró que la interesada hubiese iniciado y abandonado el trámite

17
administrativo y que, eventualmente, contra la decisión del Instituto de Previsión
pudieran articularse recursos administrativos y, agotados éstos, acudirse a la vía
judicial. Y concluyó: "la naturaleza del derecho que invoca exige una rápida y
eficaz solución, accesible sólo a través de la acción de amparo".
El desarrollo efectuado hasta aquí muestra la dispar interpretación que ha
merecido el tema y en cuanto el destino de una institución depende de los jueces
encargados de administrarla.

2- Los aspectos procesales.


La segunda parte de la ley, que hemos denominado procesal, comprende el resto
del articulado. Se regla aquí la competencia, la legitimación activa, las
formalidades de la demanda, el ofrecimiento de prueba, el requerimiento del
informe circunstanciado a la autoridad y su contestación, el ofrecimiento y la
producción de la prueba, el plazo para dictar sentencia y sus requisitos, la
autoridad de cosa juzgada que genera, el régimen de imposición de costas, la
recurribilidad de las resoluciones y sentencia, el plazo, la fundamentación y los
efectos de la concesión o denegación de los recursos, la improcedencia de la
recusación sin causa y la imposibilidad de articular cuestiones de competencia,
las excepciones previas e incidentes, las normas supletoriamente aplicables y
el ámbito de aplicación de la ley.
Con pretensión de síntesis, interesa destacar los siguientes aspectos:
a) El amparo es una acción y no un recurso.
b) El régimen actual consagra la bilateralidad del proceso.
c) Es competente para conocer el juez de primera instancia con competencia en el
lugar en que el acto se exteriorice o tuviere o pudiere tener efecto. Esto no
excluye, claro está , la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación35, cuando se dan los supuestos de los artículos 116 y 117 de la
Constitución Nacional.
d) En principio posee legitimación toda persona que se considere afectada por
una actuación estatal.
e) Rige, acentuadamente, el principio de celeridad. Como consecuencia de ello,
todos los términos son perentorios y se veda la posibilidad de plantear cuestiones
previas, recusaciones, etc.

35
Contrariamente a lo que acontece en el ámbito federal, en la Provincia de Buenos Aires, según la jurisprudencia
de la Suprema Corte, ésta no resulta competente para conocer originariamente en los amparos. El criterio, sin
embargo, es censurable. Su crítica puede consultarse en Carlos A. Vallefín, La acción de amparo y los limites de la
competencia contencioso administrativa en el derecho público provincial, en "Jurisprudencia Argentina" 1988-II-
569.

18
f) Son especialmente admisibles las medidas de no innovar y la suspensión de los
efectos del acto administrativo36.
g) Son recurribles únicamente la sentencia definitiva, la resolución que rechaza in
limine la demanda y las que conceden o deniegan medidas cautelares. El recurso
se concede con ambos efectos.
h) La sentencia contendrá la mención concreta de la autoridad contra la que se
concede el amparo y la determinación precisa de la conducta a cumplir.
i) La sentencia firme deja subsistente el ejercicio de las acciones y recursos que
puedan corresponder a las partes con independencia del amparo.
j) En principio, las costas se imponen al vencido.
Puestos a escoger de este conjunto de principios y disposiciones los de
importancia decisiva, rescataríamos sólo dos. De ellos depende que el amparo
constituya un mecanismo efectivo para la protección de los derechos
constitucionales o una acción más, indiferenciada del numeroso elenco
disponible en los códigos procesales. Nos referimos a la regulación del sistema
cautelar (supra, "f") y al contenido y formas de ejecución de la sentencia (supra,
"h").
Con relación al primero -como se expuso- los jueces se encuentran facultados
para decretar la suspensión de la ejecución del acto administrativo, una medida
de no innovar o cualquier otra, fundada en el poder cautelar genérico. El
principio -como enseña Calamandrei al recordar las palabras de Chiovenda- es
siempre el mismo: "la necesidad de servirse del proceso para conseguir la razón
no debe convertirse en daño para quien tiene razón"37.
Pero estas amplias facultades sufren, en su vida práctica, una fuerte limitación a
raíz del régimen a que se somete su apelación. En efecto, la ley 16.986 (art. 15)
dispone que la concesión o denegación del recurso de apelación contra la
resolución que decreta una medida de esta clase se hará en ambos efectos. Esto
significa que ésta no podrá cumplirse hasta que se pronuncie la cámara o, lo que
es igual, que la apelación tiene efecto suspensivo, expresión que traduce que el
otorgamiento del recurso impide la ejecución de lo decidido, de modo que queda
condicionada a lo que decida la resolución definitiva del tribunal superior (ad
quem)38. La ley bonaerense adopta un sistema mixto, por llamarlo así. La regla es

36
"La suspensión del acto reclamado -explica Ricardo Reimundín- es la medida clásica del juicio de amparo, pero
no es la única medida cautelar que procede, pues el juez siempre podrá, en ejercicio del poder de tutela general de
índole cautelar, disponer cualquier otra medida que resulte compatible con las peculiaridades esenciales del
amparo". Véase Prohibición de innovar como medida cautelar, Buenos Aires, Astrea, 1979, p. 115.
37
Piero Calamandrei, Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares, trad. de Santiago Sentís
Melendo, Buenos Aires, Editorial Bibliográfica Argentina, 1945, p. 44.
38
Las disposiciones citadas contravienen la teoría imperante sobre estas medidas, cuyas apelaciones se otorgan por
lo común, con efecto devolutivo, fin de no causar gravámenes irreparables. Es lo que dispone el art. 198 del Código

19
que el recurso tiene carácter devolutivo pero excepcionalmente podrá asignársele
efecto suspensivo. Así lo dispone el art. 17 que, en lo pertinente, dice: “El juez
resolverá sobre la concesión del recurso en el día. Concedido el mismo, lo hará
con efecto devolutivo. Con carácter excepcional y fundadamente, atendiendo a
las características particulares del caso, podrá concederlo con efecto suspensivo”.
El segundo aspecto, esto es, el contenido y formas de ejecución de la sentencia 39,
constituye sin dudas el punto nuclear del amparo. El tribunal tiene el deber de
señalar la conducta a cumplir con las especificaciones necesarias para su debida
ejecución (art. 12, inc. "b" ley 16.986 y 14, inc. "b" ley bonaerense). Esta norma
otorga un inmenso poder a los jueces que, con elasticidad, pueden adecuar el
contenido de su mandato a las concretas exigencias del caso. El derecho -
permítasenos la expresión, siguiendo las enseñanzas de Benjamin Cardozo- no es
una técnica matemáticamente rigurosa de la que se siga, siempre, el negro o el
blanco, el todo o nada y, por su parte, aquéllos son prudentes creadores antes que
simples y mecánicos aplicadores de las normas. En sus manos, la propia ley
coloca la facultad de emitir decisiones más maleables y, con ello más eficaces,
sobremanera cuando la complejidad del asunto sometido su consideración, no
admite razonablemente una solución drástica e inmediata.

Procesal Civil y Comercial de la Nación y su análogo de la Provincia de Buenos Aires. Un comentario del punto
efectuamos Augusto M. Morello y Carlos A. Vallefín, en Los efectos de la concesión de la apelación contra el auto
que dispone el otorgamiento de una medida cautelar en el proceso de amparo, en "Jurisprudencia Argentina" del
21-4-1993. Algunos tribunales, sin embargo, han declarado inconstitucional la disposición que comentamos. Véase,
Carlos A. Vallefín El recurso de apelación en la acción de amparo y la cuestión de la validez constitucional de los
efectos con que se concede, en “Revista de Derecho Procesal”, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni, 2000, nº 5, p. 49 y
siguientes.
Con su habitual agudeza dice Carrió: "Todos los recursos de apelación que se interponen contra un pronunciamiento
judicial que haya ordenado cualquiera medida cautelar dirigida a proteger intereses patrimoniales deben concederse
siempre al solo efecto devolutivo (art. 198, in fine, Cod. Procesal Civ. y Com.). La medida se ejecuta de inmediato
(el patrimonio se tutela de inmediato) sujeta, claro está, a ser revocada por el superior si el recurso de apelación
prospera. Por el contrario, tanto la sentencia que hace lugar al amparo como las medidas precautorias que se dicten
durante el trámite del juicio de amparo, no pueden ser ejecutadas de inmediato. Para cumplimentarse deben estar
firmes, ya que con arreglo a lo dispuesto por el art. 15 de la ley 16.986 el recurso de apelación y demás recursos
contra dichas resoluciones deberán "denegarse o concederse en ambos efectos". Mientras el patrimonio halla tutela
inmediata, ello no ocurre con los restantes derechos y libertades constitucionales, comprendidos en la órbita del
amparo". Y concluye: "La consecuencia de todo ello es que la tutela eficaz de un derecho o libertad constitucional
ha quedado supeditada al agotamiento de las dos instancias ordinarias y al de la extraordinaria. En la práctica ello
equivale a agotar un trámite que puede llevar dos años de duración. Esto constituye la negación lisa y llana de una
protección sumaria para esos derechos. La ley nacional de amparo, so capa de regular esta acción, vino a hacerla
irremediablemente ineficaz. No es de extrañar, por lo tanto, que las víctimas de actos lesivos a sus derechos
constitucionales prefieran optar por otras vías de protección de ellos en vez de intentar una acción que se había
tornado incurablemente lenta y, por ende, inepta. A partir de la sanción de la ley 16.986 los litigantes se inclinaron,
explicadamente, a defender sus derechos mediante las acciones ordinarias -v. gr., un juicio de nulidad, si
correspondía- unidas a la petición in limine litis de una medida cautelar -v. gr.: una prohibición de innovar-. Es
sabido que según el Cód. Nac. Proc. Civ. y Com. las apelaciones de las providencias cautelares se conceden al solo
efecto devolutivo. La suma de una acción ordinaria más una medida cautelar resulta ser más rápida y eficaz que
una acción de amparo, toda vez que la tutela alcanzada por aquel medio combinado llegaba mucho antes que la
protección que, según la ley, podía esperarse del amparo". Véase Recurso de amparo y técnica judicial, cit.,
páginas 234, 235 y 223. La bastardilla del párrafo final nos pertenece.
39
Para el desarrollo del tema, remitimos a Augusto M. Morello y Carlos A. Vallefín, El amparo, cit., p. 136 y
siguientes.

20
Como se advierte, entonces, la suma de estas dos facultades -la de la etapa
cautelar y la de ejecución, corregidos en la primera los defectos del sistema
recursivo- hacen del amparo una garantía -al menos en el desarrollo teórico-
rápida y efectiva. El resto, sólo depende de los jueces.

IV- LA ETAPA CONSTITUCIONAL.


El texto constitucional sancionado en 1994 significó la expresa consagración en el
más alto rango jurídico de la acción de amparo. Si ello era necesario, conveniente
o inconveniente es un punto que no discutiremos aquí 40. Pero lo que sí nos parece
es que tal hecho denota la creencia, asociada a nuestras prácticas jurídicas, de
que legislar o -valga el neologismo- constitucionalizar una institución garantiza
un mayor grado de eficacia, aunque ello sea frecuentemente desmentido por los
hechos.
En efecto, su artículo 43, párrafo primero, establece: "Toda persona puede
interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro
medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o
de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o
amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías
reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez
podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u
omisión lesiva".
El segundo párrafo añade: "Podrán interponer esta acción contra cualquier
forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen al
ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos
de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las
asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que
determinará los requisitos y formas de su organización".
La Provincia de Buenos Aires, no fue ajena a este fenómeno. El art. 20 de su
Constitución establece: "La garantía de amparo podrá ser ejercida por el
Estado en sentido lato o por particulares, cuando por cualquier acto, hecho,
decisión u omisión, proveniente de autoridad pública o de persona privada, se
lesione o amenace, en forma actual o inminente con arbitrariedad o ilegalidad

40
Creemos oportunas las palabras que pronunció Benjamín Franklin, en el último discurso de la Convención
Constituyente de 1787: "Confieso que hoy no apruebo del todo esta Constitución, pero no estoy seguro, señor -se
refiere al Presidente de la Convención- de que nunca la apruebe; porque habiendo vivido largo tiempo, he podido
observar que en muchas ocasiones me he visto obligado, debido a una mejor información o a una consideración más
detenida, a cambiar de opinión, aún en asuntos de gran importancia, que un día creí justos y después tuve que
abandonar como erróneos". The autobiography of Benjamin Franklin, 9na. ed., New York, Pocket Books, 1946, p.
378. La realidad político institucional de nuestro país revela que, a veces, la inconveniencia de hoy resulta la
necesidad de mañana.

21
manifiesta, el ejercicio de los derechos constitucionales individuales y colectivos.
El amparo procederá ante cualquier juez siempre que no pudiera utilizare, por
la naturaleza del caso, los remedios ordinarios, sin daño grave o irreparable y
no procediese la garantía de habeas corpus. No procede contra leyes o contra
acto jurisdiccionales emanados del Poder Judicial. La ley regulará el amparo
estableciendo un procedimiento breve y de pronta resolución para el ejercicio de
esta garantía, sin perjuicio de la facultad del juez para acelerar su trámite,
mediante formas más sencillas que se adapten a la naturaleza de la cuestión
planteada. En el caso el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la
norma en que se funde el acto u omisión lesivos"

a) Su caracterización en el art. 43 de la Constitución Nacional.


Según se desprende de su propio contenido, merecen destacarse las siguientes
notas:
1) Se trata de una acción de carácter rápido y expedito. No una acción procesal
más sino una especial de trámite urgente.
2) Procede en ausencia de una vía judicial más idónea. Se abandona la exigencia
de las vías previas, esto es, del agotamiento de la vía administrativa.
3) Reproduce el artículo 1º de la ley 16.986 en cuanto autoriza a cuestionar todo
acto u omisión que provoque una lesión, restricción, alteración o amenaza de un
derecho constitucional.
4) Extiende la protección no sólo a los comportamientos emanados de autoridad
pública sino que incluye a los provenientes de los particulares. Esto coloca en
duda la conveniencia de mantener dos regímenes procesales diversos según los
casos (las leyes reglamentarias, 16.986 y el Código Procesal Civil y Comercial).
5) Amplía la tutela pues permite impugnar además de los actos u omisiones
contrarios a la Constitución Nacional, aquellos otros que conculquen un tratado u
una ley.
6) Los jueces pueden declarar la inconstitucionalidad de las normas, con lo que
deroga la prohibición que tenían para hacerlo en el marco de este proceso (art. 2,
inc. "d", ley 16.986). Significa, al tiempo, el reconocimiento de la más poderosa
de las facultades del Poder Judicial que, hasta entonces no contaba con una
norma expresa en la Constitución Nacional sino con el aval de la jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia41.

41
A partir de la sentencia dictada en el caso "Municipalidad de la Capital c/ Isabel A. de Elortondo" ("Fallos"
33:194) en el que sostuvo que "es elemental en nuestra organización constitucional, la atribución que tienen y el
deber en que se hallan los tribunales de justicia, de examinar las leyes en los casos concreto que se traen a su
decisión, comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si guardan o no conformidad con ésta, y

22
7) Consagra la existencia del amparo colectivo42. Ello permite cuestionar
cualquier forma de discriminación y procurar la tutela de los derechos que
protegen al ambiente, a la competencia, al usuario, al consumidor y aquellos de
incidencia colectiva en general.
8) Amplía la franja de legitimados pues no sólo autoriza a demandar al
afectado43, sino también al Defensor del Pueblo (art. 86, Constitución Nacional) y
a las respectivas asociaciones debidamente registradas.

b) Su caracterización en el art. 20 de la Constitución de la Provincia de Buenos


Aires.
1) Delega en la ley su reglamentación pero imponiendo un procedimiento breve y
de pronta resolución. Debe relacionárselo con el art. 15 que, en su actual
redacción, traza el nuevo ideario en materia de tutela judicial, asegurando que las
"causas deberán decidirse en tiempo razonable".
2) Procede siempre que no pudiesen utilizarse otros remedios ordinarios sin daño
grave e irreparable. La expresión parece comprensiva de los mecanismos
administrativos y judiciales y, con ello, más gravosa para el afectado con respecto
al texto nacional44. Sin embargo, exime de su agotamiento en los casos que ello
frustraría una tutela judicial efectiva, en los términos del citado art. 1545.
3) Autoriza a cuestionar todo acto u omisión que provoque una lesión,
restricción, alteración o amenaza de un derecho constitucional.

abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en oposición con ella, constituyendo esta atribución moderadora, uno de
los fines supremos y fundamentales del Poder Judicial nacional".
42
Desde comienzos de la década del ochenta Morello desarrolló propuestas para la defensa de los intereses
colectivos. Escribía entonces: "No serían numerosas ni complicadas las innovaciones que los regímenes procesales
actuales y permanentes -por lo demás, siempre perfectibles no sólo por vía legislativa sino, además, por vía judicial
a través de una interpretación dinámicamente creadora- de las normas con que se ha sistematizado la acción de
amparo en nuestro país, deberían experimentar para encontrarnos frente a una ordenación positiva del amparo
colectivo". Véase su ensayo El amparo colectivo, en "Jurisprudencia Argentina" 1985-II-723 y La justicia entre dos
épocas, La Plata, Platense, 1983, p. 181 a 239 en coautoría con Berizonce, Hitters y Nogueira.
43
Qué debe entenderse por afectado es otro de los puntos polémicos. Como bien dice Sagüés, aquélla "es una
palabra indulgente, que puede abarcar tanto a quienes tengan derecho subjetivo, interés legítimo o interés simple".
Véase su trabajo Amparo, habeas data y habeas corpus en la reforma constitucional en "La Ley" 1994-D-1151 . La
posición más restringida la encabeza Rodolfo C. Barra y la desarrolla en La acción de amparo en la Constitución
reformada: La legitimación para accionar, en "La Ley" 1994-E-1087. Nosotros, por el contrario, participamos de
un criterio amplio. Véase, Augusto M. Morello y Carlos A. Vallefín, El amparo. Régimen procesal, cit., capítulo
XVII. Consúltese, igualmente, Adolfo A. Rivas, La legitimación en el amparo, en La legitimación. Homenaje al
Profesor Doctor Lino Enrique Palacio, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1996, p. 359 y siguientes.
44
Naturalmente, en virtud del principio de supremacía (art. 31 de la Ley Fundamental), aquellas disposiciones de
rango inferior que se le opongan, devienen inconstitucionales. Así creemos que lo es, en este aspecto, la
Constitución bonaerense. Véase las consideraciones que formula Ramiro Rosales Cuello, en El rol del amparo en la
Provincia de Buenos Aires (Proyecciones del art. 43 de la Constitución Nacional sobre el art. 20 de la Constitución
Provincial), en "El Derecho" del 18-4-1996. Por el contrario si, como acontece en otras provincias, el régimen local
es más amplio que el nacional, a aquél habrá que ajustarse pues las garantías establecidas en el orden federal
constituyen un piso y no un techo.
45
La norma constitucional reproduce, casi a la letra, el art. 1º de la ley 7166, en su versión originaria. Véase supra
nota 31.

23
4) Extiende la protección no sólo a los comportamientos emanados de autoridad
pública sino que incluye a los provenientes de los particulares.
5) Excluye la protección respecto de las leyes -para cuyo cuestionamiento, otra
norma constitucional, el art. 161 inc. 1º establece un medio específico, la acción
declarativa de inconstitucionalidad- y de los actos jurisdiccionales del Poder
Judicial, no así de los administrativos que éste pudiera dictar.
6) Los jueces pueden declarar la inconstitucionalidad de las normas. Debe
destacarse que, a diferencia de lo establecido por la ley 16.986, la regulación de la
Provincia de Buenos Aires no impedía a los jueces pronunciarse sobre aquélla en
el trámite del amparo. Además, una disposición expresa de la Constitución local -
hoy art. 57, antes art. 44- dispone que "toda ley, decreto u orden contrarios a los
artículos precedentes o que impongan al ejercicio de las libertades y derechos
reconocidos en ellos, otras restricciones que las que los mismos artículos
permiten o priven a los ciudadanos de las garantías que aseguran, serán
inconstitucionales y no podrán ser aplicados por los jueces".
7) Consagra la existencia del amparo colectivo. No regla, sin embargo, quiénes se
encuentran legitimados ni determina qué especie de derechos colectivos son
objeto de protección. Esto nos parece preferible frente a la enumeración que
formula la Constitución Nacional.

c) Las consecuencias legislativas.


Naturalmente, las nuevas disposiciones constitucionales repercuten de modo
directo en la legislación46 a la que, además, imponen una nueva filosofía desde la
que debe ser interpretada.
En el desarrollo anterior hemos, en cada caso, señalado brevemente cómo
actuaba la norma constitucional sobre la reglamentaria de la acción de amparo. A
manera de síntesis, el cuadro es el siguiente:
1) Flexibiliza las condiciones de acceso a la vía judicial.
2) Incluye a los particulares como sujetos pasivos de la acción.
3) Faculta a los jueces declarar la inconstitucionalidad de las normas.
4) Amplía la legitimación y el ámbito de los derechos protegidos, consagrando
así un amparo individual y un amparo colectivo.

46
El texto constitucional sancionado en 1994 carece, a diferencia de otros (Alemania, Italia, España) de una norma
expresa que declare derogadas todas las disposiciones que se le opongan. Nos parece, sin embargo, que la misma
solución fluye en nuestro medio por aplicación del principio lex superior. Pero el asunto es, en rigor, más complejo.
Remitimos al lector a Eduardo García de Enterría, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, 3ra.
edición, Madrid, Civitas, 1983, p. 63 y siguientes y a Luciano Parejo Alfonso, La Constitución y las leyes
preconstitucionales. El problema de la derogación y la llamada inconstitucionalidad sobrevenida, en "Revista de
Administración Publica", Madrid, nº 94, 201 y siguientes.

24
V- ALGUNAS CONCLUSIONES.
Sobre el final y tras describir la singular evolución del amparo en la República
Argentina, se pueden ensayar las siguientes conclusiones:
a) Cada una de las etapas por las que atravesó el amparo coincide con alguna
circunstancia política de relieve: la caída de dos gobiernos constitucionales 47 y el
acuerdo entre las dos mayores fuerzas políticas del país48 que permitieron llevar a
cabo la más importante reforma de la Constitución Nacional.
b) En nuestro medio, los criterios jurisprudenciales están sujetos a una suerte de
ratificación legislativa.
c) La experiencia desmiente que una vez objetivados, ello se traduzca en ventajas
significativas para la comunidad: uniformidad de criterios, seguridad jurídica,
justicia de las decisiones, etc.
d) Consagrado como está el amparo en la Constitución es inadmisible que se lo
siga interpretando y aplicando desde la ley. El giro es copernicano y sólo es
consistente verlo desde aquélla.
e) Las nuevas disposiciones constitucionales son operativas y derogan, en cuanto
se opongan, a las normas reglamentarias.
f) En el carácter principal o subsidiario que se le asigne y en la amplitud que se
reconozca a la legitimación, reposa la futura eficacia de la garantía.

47
La "Revolución Libertadora" derrocó 1955 al presidente Juan Domingo Perón. Uno de los jueces que suscribió el
fallo "Siri"' en 1957, describía así la situación del país: "...el mortal agravio para las instituciones y para las
libertades esenciales de las personas, inferido por la dictadura depuesta en septiembre de 1955, constituyó una seria
advertencia para el país y sus juristas de lo que puede significar cualquier teoría absoluta que, de hecho, comporte
una tiranía consentida por los tribunales. Se dieron en esa época casos de notorio desamparo contra violaciones
manifiestas e irritantes de derechos constitucionales: comisiones parlamentarias clausuraban arbitrariamente órganos
opositores de la prensa y disponían la intervención de asociaciones profesionales o culturales; algunos
establecimientos de la industria caían, también sin defensa alguna, bajo la furia de agentes administrativos que
actuaban con móviles políticos; ciudadanos que necesitaban o deseaban viajar al extranjero, veían postergado sine
die y sin explicación alguna el otorgamiento de su pasaporte". Véase Alfredo Orgaz, ob. cit., p. 240 y 241. Cierta o
no la descripción, así sentía los hechos uno de los integrantes de la Corte Suprema.
La "Revolución Argentina" de 1966 coincide con la sanción de la ley 16.986, publicada en el Boletín Oficial del 20
de octubre de aquel año. Es en 1966 también que el legislador de la Provincia de Buenos Aires modifica la ley 7166
introduciéndole los aspectos que hemos criticado en el texto.
48
El 14 de noviembre de 1993 el presidente Carlos S. Menem y el ex presidente Raúl R. Alfonsín, como jefes de sus
respectivos partidos políticos –justicialista y radical, respectivamente- acordaron firmar un acuerdo conocido como
"Pacto de Olivos", con el propósito de impulsar la reforma constitucional. Este acuerdo fue perfeccionado el 13 de
diciembre del mismo año cuando ambos dirigentes suscribieron un acuerdo complementario. Éste constaba de tres
partes fundamentales: a) Un "Núcleo de coincidencias básicas"; b) Un conjunto de temas abiertos al libre debate; y
c) Un conjunto de normas procedimentales. Este documento, se plasmó inmediatamente en un proyecto de ley que
fue aprobado por el Congreso de la Nación. El Senado introdujo sólo una enmienda. La ley llevó el número 24.309.
Los convencionales constituyentes fueron elegidos el 10 de abril de 1994. Iniciaron su labor el 25 de mayo y la
concluyeron el 22 de agosto. Véase Adolfo Gabino Ziulu, Poder constituyente y reforma constitucional, La Plata,
Universidad Católica de La Plata, Cuadernos de Derecho Constitucional y Político, 1995, p 42 y siguientes y
Alberto M. García Lema y Enrique Paixao, Las reformas del sistema institucional El Núcleo de Coincidencias, en
La reforma de la Constitución, A.A.V.V., Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 1994, p. 291 y siguientes.

25
g) La historia reciente revela que aquella reglamentación fue corresponsable de
graves desviaciones jurisprudenciales. Sería aconsejable entonces desistir de toda
iniciativa semejante y tolerar, de nuevo, su vida pretoriana.

VI. APÉNDICE LEGISLATIVO.


La regulación legislativa del amparo en la Argentina está contenida en un texto
breve que añadimos para completar la visión del instituto examinado (decreto-ley
16.986).

Artículo 1º — La acción de amparo será admisible contra todo acto u omisión de autoridad pública que,
en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, los derechos o garantías explícita o implícitamente reconocidas por la Constitución Nacional,
con excepción de la libertad individual tutelada por el habeas corpus.
Artículo 2º — La acción de amparo no será admisible cuando:
a) Existan recursos o remedios judiciales o administrativos que permitan obtener la protección del
derecho o garantía constitucional de que se trate;
b) El acto impugnado emanara de un órgano del Poder Judicial o haya sido adoptado por expresa
aplicación de la Ley Nº 16970;
c) La intervención judicial comprometiera directa o indirectamente la regularidad, continuidad y eficacia
de la prestación de un servicio público, o el desenvolvimiento de actividades esenciales del Estado;
d) La determinación de la eventual invalidez del acto requiriese una mayor amplitud de debate o de
prueba o la declaración de inconstitucionalidad de leyes, decretos u ordenanzas;
e) La demanda no hubiese sido presentada dentro de los quince días hábiles a partir de la fecha en que el
acto fue ejecutado o debió producirse.
Artículo 3º — Si la acción fuese manifiestamente inadmisible, el juez la rechazará sin sustanciación,
ordenando el archivo de las actuaciones.
Artículo 4º — Será competente para conocer de la acción de amparo el juez de Primera Instancia con
jurisdicción en el lugar en que el acto se exteriorice o tuviere o pudiere tener efecto.
Se observarán, en lo pertinente, las normas sobre competencia por razón de la materia, salvo que aquéllas
engendraran dudas razonables al respecto, en cuyo caso el juez requerido deberá conocer de la acción.
Cuando un mismo acto u omisión afectare el derecho de varias personas, entenderá en todas esas acciones
el juzgado que hubiese prevenido, disponiéndose la acumulación de autos, en su caso.
Artículo 5º — La acción de amparo podrá deducirse por toda persona individual o jurídica, por sí o por
apoderados, que se considere afectada conforme los presupuestos establecidos en el artículo 1º. Podrá
también ser deducida, en las mismas condiciones, por las asociaciones que sin revestir el carácter de
personas jurídicas justificaren, mediante la exhibición de sus estatutos, que no contrarían una finalidad
de bien público.
Artículo 6º — La demanda deberá interponerse por escrito y contendrá:
a) El nombre, apellido y domicilios real y constituido del accionante;
b) La individualización, en lo posible, del autor del acto u omisión impugnados;
c) La relación circunstanciada de los extremos que hayan producido o estén en vías de producir la lesión
del derecho o garantía constitucional;
d) La petición, en términos claros y precisos.
Artículo 7º — Con el escrito de interposición, el accionante acompañará la prueba instrumental de que
disponga, o la individualizará si no se encontrase en su poder, con indicación del lugar en donde se
encuentre.
Indicará, asimismo, los demás medios de prueba de que pretenda valerse.
El número de testigos no podrá exceder de cinco por cada parte, siendo carga de éstas hacerlos
comparecer a su costa a la audiencia, sin perjuicio de requerir el uso de la fuerza pública en caso de
necesidad.
No se admitirá la prueba de absolución de posiciones.

26
Artículo 8º — Cuando la acción fuera admisible, el juez requerirá la autoridad que corresponda un
informe circunstanciado acerca de los antecedentes y fundamento de la medida impugnada, el que deberá
ser evacuado dentro del plazo prudencial que fije. La omisión del pedido de informe es causa de nulidad
del proceso.
El requerido deberá cumplir la carga de ofrecer prueba en oportunidad de contestar el informe, en la
forma establecida para el actor.
Producido el informe o vencido el plazo otorgado sin su presentación, no habiendo prueba del accionante
a tramitar, se dictará sentencia fundada dentro de las 48 horas, concediendo o denegando el amparo.
Artículo 9º — Si alguna de las partes hubiese ofrecido prueba, deberá ordenarse su inmediata
producción, fijándose la audiencia respectiva, la que deberá tener lugar dentro del tercer día.
Artículo 10. — Si el actor no compareciera a la audiencia por sí o por apoderado, se lo tendrá por
desistido, ordenándose el archivo de las actuaciones, con imposición de costas. Si fuere el accionado quien
no concurriere, se recibirá la prueba del actor si la hubiere, y pasarán los autos para dictar sentencia.
Artículo 11. — Evacuado el informe a que se refiere el artículo 8 o realizada, en su caso, la audiencia de
prueba, el juez dictará sentencia dentro del tercer día. Si existiera prueba pendiente de producción por
causas ajenas a la diligencia de las partes, el juez podrá ampliar dicho término por igual plazo.
Artículo 12. — La sentencia que admita la acción deberá contener:
a) La mención concreta de la autoridad contra cuya resolución, acto u omisión se concede el amparo;
b) La determinación precisa de la conducta a cumplir, con las especificaciones necesarias para su debida
ejecución;
c) El plazo para el cumplimiento de lo resuelto.
Artículo 13. — La sentencia firme declarativa de la existencia o inexistencia de la lesión, restricción,
alteración o amenaza arbitraria o manifiestamente ilegal de un derecho o garantía constitucional, hace
cosa juzgada respecto del amparo, dejando subsistente el ejercicio de las acciones o recursos que puedan
corresponder a las partes, con independencia del amparo.
Artículo 14. — Las costas se impondrán al vencido. No habrá condena en costas si antes del plazo fijado
para la contestación del informe a que se refiere el artículo 8, cesara el acto u omisión en que se fundó el
amparo.
Artículo 15. — Sólo serán apelables la sentencia definitiva, la s resoluciones previstas en el artículo 3º y
las que dispongan medidas de no innovar o la suspensión de los efectos del acto impugnado. El recurso
deberá interponerse dentro de 48 horas de notificada la resolución impugnada y será fundado, debiendo
denegarse o concederse en ambos efectos dentro de las 48 horas. En este último caso se elevará el
expediente al respectivo Tribunal de Alzada dentro de las 24 horas de ser concedido.
En caso de que fuera denegado, entenderá dicho Tribunal en el recurso directo que deberá articularse
dentro de las 24 horas de ser notificada la denegatoria, debiendo dictarse sentencia dentro del tercer día.
Artículo 16. — Es improcedente la recusación sin causa y no podrán articularse cuestiones de
competencia, excepciones previas, ni incidentes.
Artículo 17. — Son supletorias de las normas precedentes las disposiciones procesales en vigor.
Artículo 18. — Esta ley será de aplicación en la Capital Federal y en el territorio de Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Asimismo, será aplicada por los jueces federales de las provincias en los casos en que el acto impugnado
mediante la acción de amparo provenga de una autoridad nacional.
Artículo 19. — La presente ley comenzará a regir desde el día de su publicación en el Boletín Oficial.
Artículo 20. — Comuníquese, publíquese, dese a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

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